L4 La Conspiración de Acuario
L4 La Conspiración de Acuario
L4 La Conspiración de Acuario
La matriz de la salud
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pensaban haberles dado el suave.
Rick Ingrasci, médico y co-fundador de la red Interface en la zona
de Boston, afirma que el efecto placebo representa una prueba
espectacular de que toda curación es en esencia una auto-curación:
7 Salud y transformación
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sólo parcialmente comprometidos.
Reuniones de todo tipo han seguido proliferando por todo el
territorio nacional, como una promesa, una letanía, o un manifiesto en
medio de una sociedad fracturada, con mayor rapidez de lo que
requeriría poder contar su número: simposiums y conferencias,
talleres y seminarios, retiros, ferias y festivales, exposiciones
gigantescas. Entre otras: Caminos de curación, La curación en Oriente
y en Occidente, Nueva muestra de la medicina bicentenaria de toda
América, Campamento y Feria anual de las artes curativas, Expo-
Salud, Expo-Nueva Era, Feria del Mañana, Nueva Física y Nueva
Medicina, Terapias relacionadas con la meditación, Ecología humana,
Energía humana, Terreno común, Feria del Cuerpo, La mente todo lo
puede, Todo está en la mente, Retiro sobre salud holística,
Universidad de la vida holística, Celebración de la Salud, Nuevas
perspectivas en Medicina, Nuevas orientaciones para la Medicina
americana, El médico del futuro, Centro de Salud del futuro,
Perspectivas culturales en torno a la curación, Curación en los nativos
americanos, Recursos naturales en favor de la salud, El yo y el
cuerpo, Cuerpo-Mente-Espíritu, Tensión sin trastornos, El estrés y la
psicología del cáncer, Biofeedback y medicina conductista,
Reunificación del Cuerpo-Mente y psicoterapia, La salud total china
del cuerpo y la mente, Nuevas dimensiones de la atención sanitaria,
Toque de salud, Un asunto holístico.
Y en cuanto a organizaciones: el Centro de Medicina Integral, el
Instituto de Medicina Humanística, la Asociación de Salud Holística, y
numerosos «centros de salud holística» y «clínicas de salud holística».
La conspiración admite la fuerza de los números y, naturalmente,
la fuerza de la cooperación, pero no la de la centralización.
Una tentativa de unificar en un solo cuerpo a los practicantes de
la salud holistica, en 1977, se estrelló contra una fuerte resistencia.
Pese a sus poderosas alianzas y coaliciones de alcance nacional, el
movimiento está firmemente decidido a seguir siendo un movimiento
de base descentralizado6.
Las redes de salud holística son SPINs, ejemplo típico de los
grupos autosuficientes y policéntricos descritos en el capítulo 7.
Muchas de las antiguas asociaciones profesionales han organizado
reuniones y comités sobre lemas relativos a la medicina alternativa, y
en todas sus reuniones nacionales figuran talleres y comisiones
dedicados a estos aspectos: estados alterados de conciencia,
acupuntura, hipnosis, meditación, biofeedback. El slogan cuerpo-
mente-espíritu que preside estas sesiones tiene un lugar, como motivo
revolucionario, paralelo al de «libertad-igualdad-fraternidad». Un buen
número de centros, reuniones y redes de salud holística han brotado
también en el seno de las diferentes iglesias o de fundaciones
asociadas a las distintas confesiones religiosas.
Un folleto afirmaba: «En esta época, la medicina holística es más
bien un "campo popular" que un campo institucional; depende de un
sistema de comunicaciones que enlaza de manera informal a la
globalidad de la red... Como en muchas de las disciplinas que están
surgiendo, esa red informal es el campo de la salud holística». Así
como, según vimos, el nuevo colectivo era la nueva política, así
también las redes de salud son el nuevo paradigma del bienestar:
vivos ejemplos de un camino mejor.
La conspiración reconoce también la importancia que tiene la
semántica para tender un puente entre lo viejo y lo nuevo. Por
ejemplo, un proyecto decisivo de estudio sobre los métodos de
curación no convencionales consiguió ser aprobado por los hospitales
implicados con el título «El toque terapéutico», que resultaba menos
esotérico que el de «La imposición de manos». Otro investigador
solicitó una beca para llevar a cabo un estudio sobre «La psicobiología
de la salud». La propuesta fue rechazada. Consciente de que las
instituciones subvencionadoras sienten mayor inclinación por la
patología que por el bienestar, presentó su propuesta con un nuevo
título: «La psicobiología de la enfermedad». Y esta vez fue aceptada
sin demora.
En el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), hacia 1977,
funcionaban «grupos esotéricos», que se reunían semanalmente para
discutir de manera informal acerca de temas como curaciones
chamánicas, meditación, diagnóstico por el aura. Un grupo de trabajo
de California, patrocinado por el NIMH, compiló un libro basándose en
artículos encargados expresamente en relación con las medicinas
alternativas, con el propósito de conferir legitimidad a sus
presupuestos. El estudio de los cambios psicocorporales producidos
por las psico-técnicas fue apoyado por medio de subvenciones
federales. El NIMH contrató asimismo la preparación de una
bibliografía anotada sobre la medicina holística. En la convocatoria
publicada al efecto, la institución definía elocuentemente la necesidad:
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derecho del cerebro. No había cupo alguno para la creatividad.
En abril de 1977, cerca de treinta mil aspirantes fueron sometidos
a un MCAT radicalmente distinto, que debía discriminar las solicitudes
de entrada en las escuelas de medicina para el curso 1978-79. Por su
misma naturaleza, el nuevo test venía a suavizar la aguda tendencia
competitiva que hasta entonces había resultado favorable a los mejor
capacitados en el campo de las ciencias. El nuevo test hacía posible
también el acceso a los mejor dotados en campos no científicos. Más
aún, tomaba en cuenta características nunca antes exigidas, como la
capacidad de síntesis, la habilidad para descubrir pautas, para hacer
extrapolaciones, y para dejar de lado los datos irrelevantes. Pocas
eran las preguntas a las que podía responderse de forma precisa y es-
cueta.
El nuevo MCAT era el primer test de admisión a las facultades de
medicina realmente nuevo desde 1946. La Asociación Americana de
Facultades de Medicina, que había invertido un millón de dólares en el
encargo del nuevo test, ha empezado a tomar activamente en
consideración diferentes estrategias para evaluar las diversas
especies de rasgos humanos susceptibles de integrar la figura de un
buen médico. «Todo el mundo está de acuerdo en lo importante que
son los rasgos no considerados por las pruebas cognitivas: de una
importancia tal vez más crucial que los conocimientos de medicina del
candidato. »
Las facultades médicas están asimismo evaluando el impacto del
curriculum como tal en la personalidad del estudiante. Un antiguo
decano de la escuela médica de Harvard señalaba que «hay menos
libertad intelectual en la carrera médica que en casi cualquier otra
forma de educación para el ejercicio profesional en este país».
Howard Hiatt, decano de la Escuela de Salud Pública de Harvard,
urgía la necesidad de ampliar la educación médica, que se había
mantenido durante demasiado tiempo «aislada de la riqueza de la
corriente general universitaria».
Al requerir conocimientos científicos equivalentes a solamente el
primer año de carrera, se espera que el nuevo test suponga un
estímulo a los estudiantes que desean cursar medicina para que opten
por una formación humanística. De hecho, hay una tendencia pequeña
pero significativa en las escuelas de medicina a fomentar las
solicitudes de quienes sobresalen en el campo de las letras. En la
universidad McMaster de Hamilton, Ontario, los estudiantes de
medicina que comienzan están divididos en partes aproximadamente
iguales en razón de su procedencia del campo de las ciencias o del de
humanidades.
Los estudiantes de medicina están comenzando a exigir (e
incluso a organizar) cursos sobre nutrición, medicina psicosomática,
biofeedback, acupuntura, y otras alternativas no tradicionales.
En una conferencia pronunciada ante profesores y alumnos de la
escuela médica de la universidad de California en San Francisco, un
interno, Scott May, proclamó la necesidad de respetar y cultivar los
aspectos femeninos. Ofreció toda una lista de ejemplos que
testificaban una orientación exageradamente masculina: la presión
ejercida por las escuelas médicas sobre los estudiantes hasta el punto
de hacerles ignorar el estado de agotamiento de sus propios cuerpos,
la «objetivación» del paciente que priva al doctor de la necesidad de
comprender sus propios sentimientos, la falta de sentido compasivo, el
número de suicidios, de crisis de abatimiento y de abuso de drogas
registrado entre los doctores. «Valoren, en vez de denigrarlos, a
aquellos estudiantes que den muestras de una mayor sensibilidad y de
estar más en contacto con sus propios sentimientos y con los de sus
pacientes. Búsquenlos desde el comité de admisiones. » Y a sus
compañeros de clase, les decía: «No os olvidéis de vuestro corazón...
».
Un estudiante de medicina de Yale, Tom Ferguson, ha
conseguido un gran éxito en el lanzamiento de una revista, Medical
Self Care (El cuidado médico de sí mismo), que contiene artículos
sobre nutrición, psicología, ejercicio, psico-técnicas, hierbas, drogas, y
otras alternativas. Ferguson ha comenzado también a impartir un
programa de educación de adultos, y afirma: «Tal como está
establecido hoy en día el curriculum de las escuelas de medicina,
quienes se han interesado por la medicina por razones puramente
humanísticas deben atravesar una serie de situaciones que les
mantienen apartados de todo contacto con los pacientes durante dos,
tres o incluso cuatro años». Para conseguir un contacto humano, una
serie de estudiantes de la escuela de medicina de la universidad de
Louisville, que se sentían frustrados, decidieron abrir su propia clínica
privada gratuita.
Los médicos más jóvenes se sienten solidarios de los profesio-
nales de la salud, aunque no sean médicos. Muestra típica de ello, es
esta carta dirigida al editor del American Medical News, en protesta
por un artículo que había tachado de charlatanes a los quiroprácticos.
El estudiante decía: «Trabajemos con los quiroprácticos». La vieja
preocupación por el poder (quién es el experto, quién tiene la
autoridad) está desapareciendo. En un buen número de programas
médicos innovadores, los psicólogos tienen tanta importancia como
los doctores en medicina. En California se está impartiendo a título
experimental un doctorado en salud mental, que consta de una mezcla
de cursos de psiquiatría, psicología y asistencia social. Las antiguas
distinciones jerárquicas también están cayendo: los psiquiatras piden
consejos a los psicólogos, los ortopedas a los quiroprácticos, los
oftalmólogos a los optómetras. Enfermeras, comadronas, consultores
familiares, consultores laicos, clérigos, curanderos, terapeutas
corporales, físicos, ingenieros médicos..., todos tienen un lugar en la
medicina holística. Como decía un anatomólogo de la escuela de
medicina de California, «todos tenemos una parte de verdad. Nadie la
tiene entera». Hiatt, de la universidad de Harvard, afirmaba:
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quienes pertenece».
Y si el número de padres progresistas que reclaman que el
nacimiento tenga lugar en su casa o en un entorno similar al
doméstico no deja de crecer, también muchas personas que se
encuentran al borde de la muerte desean morir en sus casas o buscan
para ello alguna de las pocas instituciones u hospicios disponibles,
concebidos como centros humanos de atención a los moribundos
según el modelo del hospital de St. Christopher's en Londres. Los
defensores de este movimiento institucional lo describen como «una
concepción, más que un lugar específico, exactamente como se dijo
del método Leboyer, considerado como tal más que como una técnica
específica. «El movimiento hospicial», decía un informe publicado en
la revista Science, relativo a un encuentro de dos días de duración
celebrado por los Institutos Nacionales de Salud en torno al tema de
los hospicios "lejos de constituir un fenómeno aislado y especializado,
proporciona un modelo para replantear sobre nuevas bases todo el
sistema de atención a la salud."
«En último término, lo que determina la cuestión del derecho a
morir, es el concepto que se tiene de la vida, no el concepto de la
muerte», apunta Hans Jonas, profesor de filosofía en la Nueva
Escuela de Investigación Social. «La responsabilidad de la medicina
se extiende a la totalidad de la vida. Y su deber es proteger la llama de
la vida mientras arde, pero no, conservar las ascuas del rescoldo.
Menos aún, consiste en infligir sufrimientos y en acumular
indignidades. » En muchos Estados cabe hoy en día rechazar la
tecnología para retrasar la muerte, tubos, respiración artificial, etc., en
nombre del «derecho a morir».8
El proyecto Shanti de Berkeley emplea consejeros profesionales
y voluntarios para atender amorosamente a los moribundos y a sus
familiares. En el Centro de Curación Actitudinal de Tiburón, en
California, el psiquiatra Gerald Jampolsky supervisa a un grupo de
niños amenazados de muerte por enfermedades como leucemia.
Semanalmente, se reúnen en las casas de unos y otros para compartir
sus temores, para meditar juntos, y para aportar pensamientos
positivos de curación a los que, de entre ellos, se encuentran en crisis.
El centro, gracias a una subvención concedida por la compañía Pacific
Bell, ha podido crear una red telefónica de mutua ayuda, de modo que
los niños de todo el país pueden hablar entre sí y comunicarse sus
experiencias comunes en relación con las enfermedades peligrosas
que padecen o han padecido.
De todas las profecías que nuestra cultura se encarga de cumplir,
la presuposición de que el cumplir años equivale, a partir de un cierto
punto, a entrar en la cuesta abajo y a comenzar a flaquear de la salud,
es la más mortífera. Aunque las investigaciones han demostrado que
hay muchas formas de llegar a una edad avanzada, nosotros nos
sentimos predispuestos a la senilidad y a la muerte. Retiramos a las
personas de edad de todo trabajo significativo: a los ancianos ricos se
les atrae a ghettos soleados y sin niños, y los ancianos pobres son
abandonados a su suerte en vecindarios que sus propias familias
dejaron tiempo atrás. Incluso los enfermos que pueden andar son con
frecuencia internados en casas de salud.
Pero ha llegado la revolución. No se trata sólo de una minoría de
ancianos que se expresa con canciones diciendo: «No, no iremos»,
sino de una generación joven que, simpatizando con su causa, es
probable que milite con más fuerza en su favor. Las ideas de Maggie
Kuhn, de las Panteras Grises, son características de las concepciones
del Centro Radical con respecto a las personas de edad:
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conducir a una evolución individual.
Algunas comunidades organizan retiros, para que las personas
que sufren tensiones puedan encontrar descanso y ayuda antes de
que sus conflictos traspasen los limites que pueden soportar. Algunos
de estos retiros se ocupan incluso de perturbaciones psicóticas.
Diabasis House en San Francisco y Crossing Place en Washington
son instituciones residenciales que han demostrado su eficacia incluso
con pacientes psicóticos agudos, y cuestan mucho menos que los
hospitales psiquiátricos.
El miedo frente a los comportamientos creativos y los estados
místicos ~s decir, frente al lado intuitivo de la experiencia humana- ha
conducido a innumerables cazas de brujas a lo largo de toda la
historia. El psiquiatra R. D. Laing culpa de ello a la ambivalencia de la
sociedad respecto de las necesidades interiores, y a su unánime
rechazo frente a toda aspiración espiritual, escollo en que han
naufragado tantos artistas y místicos a lo largo de la historia. Hoy en
día, un número creciente de antiguos enfermos mentales está uniendo
sus fuerzas para oponerse a lo que consideran un tratamiento
insensible de la enfermedad mental, y para promover una mayor
confianza en terapias tan poco intervencionistas como el biofeedback,
la meditación, la nutrición y el aislamiento, en lugar de acudir a los
medicamentos o al electroshock. Una de estas redes es la Asociación
de Alternativas Psiquiátricas del Área de la Bahía. Muchos psiquiatras
están interesados en las terapias alternativas.
Hay también un interés creciente por los sistemas tradicionales y
populares de curación. Médicos, enfermeras, psicólogos y
antropólogos están asomándose a prácticas chamánicas (técnicas
nativas de curación) de diversas culturas: chinas, nativas de América,
tibetanas, africanas, japonesas. Las compañías de seguros
reembolsan hoy día a los esquimales de Alaska el importe de sus
visitas a sus propios chamanes, y a los Navajos de Arizona, las visitas
a sus curanderos. Los chamanes ayudan al enfermo a buscar el
sentido de su enfermedad en su entorno familiar o comunitario. Los
sistemas tradicionales de sanación consideran la enfermedad como
una perturbación de la armonía del individuo con los demás y con la
naturaleza.
La medicina popular de Brasil, conocida a veces como cura,
puede ser un anticipo de la síntesis que se está operando en algunas
partes del mundo. La cura es una mezcla de medicina occidental,
sanación espiritual, herboristería, homeopatía, y tradiciones curativas
africanas y amerindias. Se cree que alrededor de sesenta millones de
brasileños participan de la cura, pero ese número está creciendo
rápidamente con nuevos usuarios provenientes de las clases medias y
bien educadas. La cura comprende el cuerpo, las emociones y el
alma. Hay un gran respeto por la «ascendencia moral» del sanador,
pero también por los conocimientos del médico adquiridos a lo largo
de su formación. La cura da importancia a todo lo que es eficaz para
curar, y proporciona un grupo de apoyo a los que acuden a ella.
El poder curativo
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toda su tecnología.
Un famoso psicólogo hizo en una ocasión, privadamente, la
observación de que el biofeedback es la última forma de placebo, un
paso intermedio para médicos y pacientes demasiado apoyados aún
en la tecnología «dura», y que aún no se han dado cuenta de que todo
sucede en el interior de un cerebro «blando», que se desvanece en un
torbellino de partículas cuando se le examina más de cerca. «Todo
está en la imaginación», dijo. Podemos conseguir las cosas tal como
las imaginamos y deseamos.
En el siglo dieciséis, Paracelso decía de los médicos de su
tiempo que «conocen sólo una pequeña porción del poder de la
voluntad». Por otra parte, a otro nivel, todos sabemos que uno puede
morir si tiene «partido» el corazón, que el estado de tristeza
prolongada en una mujer puede afectar al hijo que lleva en su seno, y
que las personas de edad no se vuelven seniles si mantienen vivo el
interés por la vida.
Seguramente, el día de mañana los historiadores se asombrarán
de la herejía que cometimos en las últimas décadas, al dejar de lado el
espíritu, en nuestro esfuerzo por curar el cuerpo. Hoy en día, al
recobrar la salud, nos reencontramos a nosotros mismos.