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Democracia Participativa y Protagónica, en Un Estado de Derecho y de Justicia

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1.

Democracia participativa y protagónica, en un


estado de derecho y de justicia.

1. Democracia participativa y protagónica, en un estado de derecho y de justicia. Igualdad,


no discriminación y justicia social. Derechos humanos. Equidad de género

La democracia participativa y protagónica está en el centro de la construcción de la nueva


República, conforme establece nuestra Constitución. La vivencia de la participación
protagónica ha de ser por supuesto una experiencia indispensable en todos los planos de
la vida escolar, pero también tiene que ser un tema de estudio que permita la revisión
crítica de sus principales supuestos: el pueblo como soberano; la participación individual y
colectiva en la formación, formulación, ejecución, control y evaluación de las políticas
públicas; la corresponsabilidad Estado y sociedad en la conducción de la vida de la
Nación; la organización y el Poder Popular como elementos esenciales; la valoración de lo
público como asunto y responsabilidad de todas y todos; la superación de los
mecanismos de acaparamiento del poder público por parte de minorías privilegiadas.
Elementos que sólo pueden ser comprendidos en su dinámica histórica y en la
reconstrucción de lo que se ha entendido por democracia.

El estudio crítico del ordenamiento jurídico, iniciando por la Constitución y la organización


de los poderes públicos, confluye en este tema. Igualmente, a partir de la discusión de
otros temas (por ejemplo: petróleo, derecho a la salud, familia y comunidad, pueblos
indígenas, interculturalidad) reaparece, en sus tejidos temáticos esta dimensión
fundamental de la vida de la República, preguntando siempre por las concreciones del
protagonismo popular, las formas de participación y los marcos jurídicos relacionados.

La democracia participativa y protagónica tiene además como sustento la igualdad, la no


discriminación y la justicia social, tanto como el pleno ejercicio de los derechos humanos
por parte de todas y todos.

Simón Bolívar, en su discurso de Angostura del 15 de febrero de 1819, expresó: “El


sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible,
mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”. Hoy, este desafío
del estado venezolano pasa por superar toda forma de desigualdad, injusticias y
discriminación. En el artículo 21 de la CRBV se establece que “Todas las personas son
iguales ante la ley; en consecuencia no se permitirán discriminaciones fundadas en la
raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellas que, en general, tengan por objeto o
por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de
igualdad, de los derechos y libertades de toda persona”. El paso necesario para superar
las desigualdades, discriminaciones e injusticias sociales es visualizarlas, asumir que
existen y que se expresan en la cotidianidad en nuestro país y que se evidencian en el
maltrato y violencia de género, en la exclusión o subestimación por el color de la piel aun
en las formas más sutiles (chistes, comentarios, estigmatizaciones, ridiculizaciones), la
discriminación y descalificación entre religiones e inclusive la descalificación y no
reconocimiento de las decisiones cuando éstas vienen de sectores populares ya que, por
ejemplo “el pueblo no sabe”. En nuestras instituciones educativas debe ser tema de
estudio, debates, reflexiones y acuerdos para su superación. Nuestras instituciones
educativas de todos los niveles y modalidades deben convertirse en espacios de
convivencia con reconocimiento de las diferencias, espacios de respeto, cuidado y
protección mutua, de inclusión en el goce y ejercicio de los derechos, la igualdad en
condiciones y oportunidades y espacios de justicia social.

Este tema indispensable no es asunto de estudio de una sola área de formación. Si


vamos a estudiar la desigualdad, no solo se aborda en el área de Memoria, Territorio y
Ciudadanía, sino también, por ejemplo, de Matemática, para permitirnos comprender que
“… en 2016, el 1% de la población mundial tendrá más que la suma de lo que posee el 99
por ciento restante (…) Los 80 multimillonarios que encabezan la lista incrementaron su
riqueza en 600.000 millones de dólares en los últimos cuatro años, una cantidad que
equivale a la suma de los presupuestos de 11 países del mundo con una población
colectiva de 2.300 millones de personas” . Con esta ilustración se quiere mostrar la
importancia de repensar la razón de ser de las áreas de formación, dándole mayor
relevancia a los temas de estudio y cómo cada área puede contribuir, desde la naturaleza
de la misma, a su mayor comprensión, reflexión e interpretación crítica.

Así mismo, el ser humano desde que es concebido goza de todos los derechos: el
derecho a la vida, a la salud, a la educación, a la integridad física, psíquica y moral, a la
cultura, a un ambiente sano, a ser informado de manera veraz y oportuna, a la libre
expresión, a la seguridad, a la no discriminación, entre los más fundamentales resaltando
que, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el
artículo 22, el no estar enunciado o nombrado algún derecho humano en instrumentos
internacionales o en la constitución, no significa que no se garantice el ejercicio del
mismo. Los Derechos Humanos son universales, inalienables e indivisibles. Son
universales, por el hecho de existir seres humanos en todo el mundo y son para el goce y
ejercicio de todos los seres humanos indistintamente donde vivan en el planeta. Los
Derechos Humanos son inalienables, porque no se puede ser despojado de ellos por
otros ni por otras y son irrenunciables ya que ninguna persona puede renunciar a sus
derechos humanos voluntariamente. Estos derechos también son indivisibles, tanto por la
inexistencia de jerarquía entre ellos - todos son igualmente necesarios para una vida
digna- como por la inadmisible posibilidad de restringir o limitar un derecho para promover
otro, por ejemplo, no puedo violar mi derecho político de participación para que se me
pueda garantizar mi derecho a la educación, sino que ambos son Derechos Humanos,
ambos se deben respetar y todos como ciudadanos y ciudadanas conscientes y
comprometidos debemos defender.

Los derechos humanos deben ser bien conocidos por todos los ciudadanos y todas las
ciudadanas. Las sociedades muchas veces se van acostumbrando a prácticas sociales en
las cuales se vulneran y violentan los derechos humanos, sin ni siquiera saberlo. La
educación no puede ser indiferente a esta situación, sino que al contrario, las instituciones
educativas deben ser espacios de ejercicio y prácticas de todos los derechos humanos y
a su vez, ser espacios de formación de tal manera que los y las estudiantes conozcan sus
derechos, los respeten y sepan defenderlos. Para poder defender nuestros derechos
humanos, debemos en primer lugar, conocerlos y reconocer cuándo se están vulnerando.
Igualmente, todo ciudadano y toda ciudadana deben conocer los mecanismos mediante
los cuales pueden defender sus derechos humanos vulnerados o violados. La
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, claramente estipula una serie de
mecanismos que permiten ejercer acciones en defensa de los derechos vulnerados o
cuando haya el temor de su vulneración.

Una nueva cultura de verdadera convivencia requiere del respeto y reconocimiento de los
derechos humanos nuestros y de los y las demás. Tal como lo expresó nuestro Libertador
simón Bolívar en 1817 “Un buen ciudadano debe siempre pensar con respecto a sí, lo que
calcularía con respecto a los demás”. Nuestra Constitución, es por excelencia garante de
los derechos humanos, por ello en el artículo 2 define al Estado como democrático y
social de derecho y de justicia, que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la responsabilidad social, y en general, la preeminencia de los derechos
humanos.

Los Derechos Humanos en el mundo están en la palestra debido a las constantes


violaciones que se presentan. La indolencia y la indiferencia ante la vulneración y
violación de estos derechos en el mundo, hace necesaria la insistencia de este tema
como indispensable y fundamental en nuestras instituciones educativas. Es todo un
cambio cultural para un mundo mejor, darnos cuenta que tenemos que dar un salto
adelante en la conciencia y el compromiso por la paz y la convivencia verdadera y esto
solo es posible en una sociedad en la cual todos y todas reconozcamos, respetemos y
conozcamos nuestros derechos humanos. Una sociedad justa, solidaria y de paz, con
ciudadanos y ciudadanas comprometidos y comprometidas consigo mismo, consigo
misma y con los y las demás.

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