F I e L Usa Sesion
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F I e L Usa Sesion
USA — Sesión
Jueves, Agosto 5, 2011, 10:00-11:45 AM
Papel presentado en
FIEL USA
Cleveland, TN
Sammy Alfaro
Agosto 4, 2011
Alfaro, ii
Contenido
Introducción ............................................................................................................................. 1
Bibliografía.............................................................................................................................. 16
Introducción
En los últimos cien años, el movimiento Pentecostal a pasado, de ser un aparente retoño
insignificante de los movimientos de Avivamiento y Santidad del siglo dieciocho y diecinueve, a ser
una fuerza global dentro del mundo Cristiano.1 Nadie puede negar el fenomenal crecimiento
numérico de creyentes Pentecostales a través del mundo durante el pasado siglo. Sin embargo, aun
desde sus principios, el entendimiento teológico central del Pentecostalismo ha sido cuestionado y,
en ocasiones, hasta desaprobado por una supuesta falta de rigor académico. Quizá esto sucedió en
parte por la actitud anti-intelectual que se manifestaba dentro del liderazgo de la iglesia y repercutió
en su membresía en los primeros años del movimiento, de una manera que a persistido hasta hoy.
Pentecostales cuyo propósito ha sido dar credibilidad teológica a las doctrinas, adoración y practicas
Pentecostales entrando en dialogo con corrientes académicas de discusión bíblica y teológicas que
Por los últimos quince años mi preocupación por el avance de la educación académica
defender la importancia de la tarea académica frente a personas y grupos que desean establecer la
supremacía del aspecto espiritual de nuestra fe y creencias. Pero hoy me encuentro en la más
agradable posición de intentar reestablecer la conexión entre la educación académica y las disciplinas
espirituales, ya que en mi opinión éstas no deben subsistir una sin la otra. El propósito de esta
conferencia es despertar una nueva pasión por la capacitación académica de lideres laicos, pastores y
educadores que enfatiza la prioridad de las disciplinas espirituales como fuentes y herramientas de la
teología Pentecostal.
1 Algunas estimaciones recientes indican que los Pentecostales (incluyendo a grupos Carismáticos) forman
aproximadamente una cuarta parte de la total población de Cristianos en el mundo actual. The Pew Forum on Religion
and Public Life (Octubre 2006), Spirit and Power: A 10-Country Survey of Pentecostals. [Consulta: Julio 1, 2011].
Alfaro, 2
No espero decir nada novedoso en cuento a la ruptura entre educación académica y espiritualidad
cabe duda que en la actualidad todavía se oyen ecos de las a veces mal embocadas palabras de
Tertuliano: “¿Qué tiene que ver Atenas con Jerusalén? ¿O la Academia con la Iglesia?” (De
praescriptione, vii). Pero debemos notar que en su contexto, las palabras de Tertuliano no recalcan una
total denunciación de herramientas académicas en la tarea de interpretar el texto bíblico. Más bien,
doctrinas derivadas de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, se ha hecho muy común optar por un
divorcio entre estudio académico y espiritualidad, como si estos dos se excluyeran mutuamente.
juzgándolo como carente de vida y poder; acentuando una supuesta dependencia única en la unción
del Espíritu.2 Pero la realidad bíblica es que aunque algunos hombres de Dios “eran gente sin
que es más, la Biblia nos provee muchísimos ejemplos de hombres y mujeres que fueron preparados
y educados para su vocación ministerial en el ámbito secular y religioso. Dios usó a un Moisés, a un
José y a un Daniel que recibieron la educación formal más elevada de su tiempo bajo el tutelaje de
maestros paganos. Además, Pablo, el escritor más prolifero del Nuevo Testamento, que nos dejó
cartas repletas de enseñanzas doctrinales y prácticas que forman la esencia de nuestra fe, fue un
fariseo, un doctor de la ley, que estudio con los fariseos de mayor reconocimiento en su día. Esto
indica que aunque no es un requisito, la preparación académica es muy útil en las manos de Dios.
2 Espacio hiciera falta para mencionar el sin número de veces que he escuchado mencionar desde un púlpito
este tipo de argumentos en contra de la educación académica ministerial. Un texto favorito para enfocar la supuesta
insuficiencia del estudio académico de la Biblia es 2 de Corintios 3:6 donde Pablo dice: “porque la letra mata, pero el
Espíritu da vida.” Sin embargo, el contexto del pasaje claramente hace un contraste entre el viejo y el nuevo pacto, entre
la ley y el Espíritu.
Alfaro, 3
Por otro lado, y lo que más me preocupa hoy, nosotros los académicos también debemos
tienen una conexión significante con la tarea teológica a nivel académico.3 Pero, ¿acaso no somos
nosotros mismos culpables de construir el muro de separación con nuestra arrogancia intelectual y
falta de aprecio por líderes menos educados? ¿No es cierto que en ocasiones el líder de la iglesia que
en un anti-supernaturalista? La realidad es que muchas veces líderes Pentecostales que optan por
una educación superior tristemente se dejan seducir por las oportunidades y comodidades que
naturalmente producen los diplomas académicos. Después de haber sido comisionados y ungidos
con aceite (aunque quizá no apoyados financieramente por la iglesia local y oficina regional),
regresan a la iglesia local con altivez académica pensando que ahora son mejores predicadores y
maestros. ¿Dónde están las convicciones Pentecostales y amor por la iglesia y denominación que se
profesaron detrás de un púlpito antes de salir a estudiar? Es muy probable que estás desaparecieron
cuando el enamoramiento del estudio académico hizo a un lado las disciplinas espirituales que al
principio sirvieron para identificar al candidato como uno que había sido llamado al ministerio.
Estas realidades nos deben motivar a cambiar nuestra aproximación a la preparación académica.
3 La separación de la cual hablo quizá es más prevalente en la iglesia local. Entiendo que en los niveles
superiores del liderazgo de nuestra iglesia se han hecho grandes estragos en los últimas décadas. Sin embargo, ha tomado
mucho tiempo para que estos avances se infiltren en la iglesia local y hagan un impacto significante que cambie actitudes
negativas hacia la importancia de la educación ministerial. Quizá esto se deba en parte a la sencilla razón que
continuamos siendo una iglesia cuyos laicos y pastores locales no han tenido la oportunidad de avanzar en estudios
académicos debido a la necesidad financiera o realidad de los obstáculos que presenta la inmigración. Hablando en
términos generales en la iglesia Hispana Pentecostal rara vez se encuentran pastores que posean una maestría en
divinidad y mucho menos un doctorado. Quizá en congregaciones anglas el académico Pentecostal ya haya comprobado
su contribución y haya sido aceptado dentro del rebaño como un recurso valioso para la misión de la iglesia. Pero,
tristemente, es muy común escuchar todavía dentro de nuestras congregaciones la comparación de seminarios a
cementerios; donde supuestamente mueren llamado y ministerios. No cabe duda que como académicos apasionados por
la extensión del reino y misión de la iglesia tenemos que hacer más para cambiar esta dicotomía innecesaria.
Alfaro, 4
La historia de la iglesia nos enseña que la preparación académica no debe ser considerada
como enemiga de las disciplinas espirituales y el labor ministerial. En realidad, lo opuesto es verdad.
No solo escritores bíblicos como Moisés y Pablo (entre otros) deben ser considerados como
personas que combinaron el trabajo académico con una profunda espiritualidad, sino también
abundan ejemplos en la historia de la iglesia. Desde los Padres Apostólicos hasta la época del
Renacimiento, las disciplinas espirituales eran parte indispensable de la tarea teológica.4 De hecho,
no se podía concebir como podría ser diferente. Los grandes pensadores de la iglesia combinaron
Dios misericordioso, te pido que me ayudes, como bien te agrade, que pueda buscar
diligentemente, investigar detenidamente, conocer con veracidad, y presentar
perfectamente, a la gloria de tu nombre.5
Lo importante aquí es que esta oración introductoria no fue una mera mención pasajera que
intentaba dar una superflua espiritualidad a su escrito. Al contrario, de principio a fin el método
teológico de Aquino incorpora una actitud de reverencia y adoración que celebra con asombro la
grandeza de Dios y su obra en la creación. Por eso, el teólogo alemán, Karl Barth comenzó su
primer curso en dogmática con una reflexión sobre la devoción de Aquino y la necesidad de imitarlo:
4 En su análisis del origen de la teología como disciplina académica, Simon Chan comenta: “La división de la
teología (como espiritual, dogmática, y bíblica) era desconocida antes del surgimiento de la filosofía racionalista del siglo
dieciocho, el período conocido como el Renacimiento. Antes de eso los teólogos consideraban su tarea como un
ejercicio profundamente espiritual, aun cuando hacían uso de métodos escolásticos.” Spiritual Theology: a systematic study of
the Christian life ( Downers Grove: IVP Academic, 1998), 16.
5 Igualmente se puede hacer referencia a la “Oración del Académico” que Tomas solía hacer antes de enfocar
Siguiendo la pauta de Barth, debemos optar ejercer el estudio académico entendiéndolo como una
disciplina espiritual.
Además, el hecho que la universidad nació en la cuna de la iglesia nos debe impedir el hacer
una dicotomía falsa entre lo académico y lo espiritual. Debemos visitar de nuevo la pregunta que
surge en ocasiones del punto de vista eclesiástico, ¿qué tiene que ver Azusa con Princeton o Harvard
con Cleveland? Primero, debemos reconocer que es cierto una teología que carece de espiritualidad
no es útil para una comunidad que desea un toque del Espíritu. Pero, y ¿qué si invertimos la
pregunta? ¿Qué tiene que ver el seminario o la universidad con la iglesia? ¿Cuál es la relación que
debe existir entre el estudio académico y la práctica de las disciplinas espirituales? Simon Chan nos
En vista a esto, debemos optar por reestablecer el estudio académico de la Biblia o lo que fue en su
principio; una búsqueda espiritual por la verdad divina contenida en el texto sagrado de los escritos
bíblicos. Pero, ¿cómo comenzamos a volcar esa ola de estudio académico vacío de espiritualidad que
en ocasiones opera en contra de la misión de la iglesia? Creo que la respuesta se encuentra en una
nueva manera de entender la tarea académica que se enfoca en la misión de la iglesia desde una
6 Karl Barth, The Göttingen Dogmatics: Instruction in the Christian Religion, Vol. 1, ed. Hannelotte Reiffen, trad.
Por mucho tiempo se ha argumentado que los Pentecostales no tenemos un método teológico; o
que la teología Pentecostal no se presta para una metodología. Además, se puede decir que en sus
atestiguan algunos sermones Pentecostales) como lo estaba en doctrina bíblica.8 Pero deberíamos
considerar si tal distinción debe ser hecha entre doctrina bíblica y la noción más académica de una
teología sistemática. Harvey Cox describe la manera Pentecostal de hacer teología de esta manera:
La diferencia esta en que mientras los fundamentalistas, y muchos otros grupos religiosos, se
conservaron en sistemas teológicos formales, el Pentecostalismo esta enraizado en
testimonios, discursos extáticos, y movimiento corporal. Pero es una teología, con un amplio
cosmos religioso, un sistema intrincado de símbolos que responde a las preguntas
recurrentes del significado y valor humano. La diferencia es, que históricamente, los
Pentecostales se han sentido más a gusto cantando su teología, o poniéndola en folletos para
distribución en las esquinas. Solo recientemente han comenzado a escribir libros.9
Cualquiera que haya sido la auto-comprensión del quehacer teológico Pentecostal, algo es cierto;
teológicos, y como tal, deben ser identificados como teólogos del Espíritu.
teológica, Orlando Costas localiza la celebración congregacional como eje principal de la teología
Latino Americana de manera muy relevante para el desarrollo de una teología Pentecostal:
El culto es el reflejo más claro de la teología de la comunidad de fe. Ello se hace claramente
evidente en el N.T., donde pasajes de mayor profundidad teológica son trozos litúrgicos–
himnos, oraciones, confesiones, etc.– tomados directamente de la experiencia litúrgica de las
comunidades primitivas. En America Latina ello se hace aún más claro dado el carácter oral
de nuestra teología. Nuestra teología…no es una reflexión lineal, horizontal, escrita. Antes
8La siguiente cita nos provee un ejemplo de la actitud anti-intelectual (o puesto de manera más positiva, el
deseo de desasociar el enfoque bíblico Pentecostal de lo que era considerado un mero enfoque académico) de los
primeros Pentecostales. “Dios no necesita un gran predicador teológico que solamente puede dar trozos y rebanadas
teológicas a la gente. [Dios] puede tomar un gusano y deshacer una montaña…” en “Back to Pentecost,” The Apostolic
Faith 1(Octubre 1906): 3.
9 Harvey Cox, Fire from Heaven: the Rise of Pentecostal Spirituality and the Reshaping of Religion in the Twenty-first Century
bien, es parte de la vida, que, para bien o para mal, se representa…por el culto, ya que este es
el punto central de la vida eclesial.10
Siguiendo esta misma línea de pensamiento, Eldin Villafañe y Samuel Solivan identifican el culto de
la iglesia Hispana Pentecostal como punto de partida para la elaboración de una teología netamente
Pentecostal.11 En vista a estas declaraciones, es por demás decir que el teólogo Pentecostal debe estar
Estoy convencido que la experiencia Cristiana de la presencia de Dios debe ser el punto
focal de la teología Pentecostal. Por ‘experiencia’ aquí, me refiero a lo que French Arrington define
como “la experiencia de la fe que ha sido encendida por la Palabra de Dios y el Espíritu.”12 En su
tratado sobre espiritualidad Pentecostal, Steven J. Land provee una descripción que nos ayuda a
experiencia del Espíritu…apunta hacia y requiere [una] integración de creencia, afecciones, y práctica
10 Orlando Costas, El Protestantismo en America Latina Hoy: Ensayos del Camino (San José, Costa Rica:
Publicaciones INDEF, 1975), viii.
11 Eldin Villafañe, El Espíritu Liberador: Hacia una ética social Pentecostal hispanoamericana (Grand Rapids: Nueva
Creación, 1996), 110; Samuel Solivan, The Spirit, Pathos and Liberation: Toward an Hispanic Pentecostal Theology (Sheffield:
Sheffield Academic Press, 1998), 106.
12 French L. Arrington, “The Use of the Bible by Pentecostals,” PNEUMA 16:1 (Spring 1994): 106.
13 Land, Pentecostal Spirituality: A Passion for the Kingdom (Sheffield: Sheffield Academic, 1993), 41.
14 Es irónico pensar que muchos pastores y predicadores Pentecostales a primer vista se opongan a este punto
de vista en base a su predisposición a pensar que una postura académica hacia la Biblia no puede existir con una
enfocada en la oración. Sin embargo, como alguien que se ha mantenido envuelto en el ministerio de la iglesia durante
mi peregrinaje académico, soy testigo que los dos enfoques pueden habitar el mismo ámbito. Un ejemplo de cómo estas
dos disciplinas (espiritualidad y estudio académico) se entienden como complementarias, e inseparables, es la Sociedad
para Estudios Pentecostales. La realidad es que poner la una contra la otra crea una separación que históricamente no es
la norma sino la excepción. Considerando el lugar para una “teología espiritual” Simon Chan escribe con gran certitud:
“Pensar en Dios y orar a Dios no son dos tareas separadas que de alguna manera debemos juntar por medio de un
puente mecánico llamado ‘aplicación espiritual’; al contrario, últimamente son un solo acto de relacionarse a Dios. Si los
Pentecostales a comienzos del siglo veintiuno van a recuperar el corazón que el movimiento tuvo en sus primeros diez
años, necesitan desarrollar una teología Pentecostal espiritual” Simon Chan, Pentecostal Theology and the Christian Spiritual
Tradition (JPTS 21, Sheffield: Sheffield Academic Press, 2000), 31-32.
Alfaro, 8
Cuando nos acercamos al texto bíblico como Pentecostales lo hacemos con la noción de que
nuestra experiencia de Dios por medio del Espíritu nos proporciona un punto de partida para poder
entender lo que el texto significó, y lo que significa para nosotros hoy como individuos y para la
de manera objetiva el significado del texto bíblico. Más bien, es precisamente la experiencia de Dios
eclesial mayor.15 Terry Cross describe el proceso de interpretación Pentecostal de esta manera:
Como interprete Pentecostal del texto de la Escritura, creo que es crucial tener todas las
herramientas escolásticas en mi caja de herramienta intelectual mientras me ocupo en la tarea
de interpretar la Escritura. También debo tener la guía del Espíritu para leer el texto.
Además, creo que de alguna manera mi experiencia de Dios informará mi lectura de la
Escritura– en verdad, debe informar esa lectura o el texto se convierte en un texto antiguo
mas, junto a Cicero, Platón, o Seneca. Es el Espíritu de Dios quien respiró a vida las
Escrituras por medio de la letra de sus autores y es el mismo Espíritu quien me ayuda a
experimentar al Dios de la Escritura en mi vida diaria y en mi labor de interpretar el texto.16
En corto, la hermenéutica Pentecostal entiende que todo acto de interpretación es informado por el
punto de vista particular de que el Espíritu se movió en los eventos del texto mismo, y asimismo en
característica orientación pneumática, podemos describir la tarea académica desde el punto de vista
15Varios términos han sido usados para nombrar la apelación particular a la experiencia que los Pentecostales
incluyen en su método hermenéutico. Al describir la interpretación característica de los primeros Pentecostales Donald
Dayton hace referencia a una “hermenéutica subjectivadora,” en que tomaron la narración de la recepción del Espíritu
en Hechos 2 como normativa para la experincia. [Ver Dayton, Theological Roots, 24.] Edificando sobre el modelo
carismático de Max Weber, Margaret Paloma se refiere a este énfasis en la experiencia como “acción afectiva,” para
recalcar que para los Pentecostales “el sentimiento, en vez de raciocinio, es la base para la acción.” Para una
aproximación crítica y constructiva del lugar de la ‘experiencia’ en la teología Pentecostal, vea Peter Althouse, “Toward a
Theological Understanding of the Pentecostal Appeal to Experience,” Journal of Ecumenical Studies 38:4 (Fall 2001): 399-
411.
16 Terry L. Cross, “A Review of Ben Witherington, The Problem With Evangelical Theology: Testing the Exegetical
Foundations of Calvinism, Dispensationalism and Wesleyanism” (papel presentado en la 36ta reunión anual de la Sociedad para
Estudios Pentecostales. Cleveland, Tenn., March 9, 2007), 6.
Alfaro, 9
articular otras doctrinas. Pero, con la frase ‘pensar en el Espíritu’ no me refiero a ‘pensar sobre el
Espíritu’, o aún ‘pensar con una orientación pneumatológica.’ Aún antes del nacimiento del
movimiento Pentecostal había mucho énfasis en la persona, naturaleza, y propósito del Espíritu
Santo; incluso, durante el siglo pasado se han escrito teologías desde una perspectiva pnuematológica
En otras palabras, el Espíritu Santo es un agente asociado en la interpretación del texto sagrado. De
hecho, para el Pentecostal es muy problemático pensar que se puede hacer una interpretación
adecuada y completa de un pasaje bíblico sin la ayuda del Espíritu Santo; pues es solamente por y en
el Espíritu que uno puede tomar este texto antiguo y encontrar significado relevante para el mundo
[E]l Espíritu Santo supera la distancia al servir como el contexto común y haciendo puente
que cruza la distancia cultural y temporal entre el autor original y el interprete moderno.
Puesto de otra forma, el Espíritu establece un continuo entre la palabra escrita en el pasado y
la misma palabra en el presente, iluminando así lo que las palabras del autor antiguo
significan para los que vivimos en el siglo veint[iuno] y como nos hablan hoy. A través del
17 Debo esta frase a Douglas Jacobsen, quien la usa como título a su obra sobre las teologías tempranas del
movimiento Pentecostal. Douglas Jacobsen, Thinking in the Spirit: Theologies of the Early Pentecostal Movement (Indiana:
Indiana University Press, 2003).
18 Arrington, “The Use of the Bible by Pentecostals,” 104.
Alfaro, 10
Espíritu Santo la Palabra de Dios se hace viva y habla a nuestra situación presente con
nuevas posibilidades para transformación personal y social.19
En vista a esto, varias cosas se pueden decir en cuanto a la manera que como Pentecostales
dialógica entre Espíritu, Escritura y comunidad.20 El académico Pentecostal no hace exegesis del
texto bíblico simplemente para recuperar su significado original; la experiencia de la comunidad del
Espíritu tiene relevancia para la interpretación de la Escritura. Lo que es más, la presencia del
Espíritu en la iglesia y el relato bíblico sirven para hacer exegesis sobre la experiencia de la
comunidad. Ninguna de las tres puede funcionar independientemente de las otras dos, pues esto
interpretación histórico-gramática, tan valiosa como es, sin el testimonio de la actividad del Espíritu
en la comunidad puede resultar en una lectura sin vida, pues el Espíritu da vida. Igualmente, una
lectura enfocada en el aspecto experiencial sin el intento a establecer el contexto histórico puede
producir una lectura ilegitima del texto que es contraria al testimonio de la Escritura y en desacuerdo
Nuestro estudio de hermenéutica teológica nos revela que para nosotros los Pentecostales la
orientación pneumática y enfoque en la experiencia proveen nuevas ventanas hacia el texto. Como
los relatos de los comienzos del movimiento Pentecostal demuestran, la imaginación teológica
Pentecostal nació del deseo de integrar el relato bíblico con nuestros relatos personales y
interrelacionalidad entre teología e interpretación bíblica dentro de comunidades Pentecostales. Kenneth J. Archer, A
Pentecostal Hermeneutic for the Twenty-First Century: Spirit, Scripture and Community (JPTS 28; London: T & T Clark, 2004).
Alfaro, 11
En resumen, para el pueblo Pentecostal, las Escrituras contienen una teología experiencial del
Espíritu. A través del Antiguo Testamento y el Nuevo, los autores bíblicos reflejan teológicamente
sobre la experiencia de Dios en y por el Espíritu (como se puede ver en el Sinaí y el Día de
Pentecostés). Dios manifiesta su presencia en la historia por medio de hechos providenciales a favor
de su pueblo y el mundo, y los autores bíblicos guiados por el Espíritu preservaron la revelación de
Dios dada por y a través de esa manifestación particular escrita en forma narrativa. En cierto
sentido, como Pentecostales duplicamos ese proceso al pensar sobre lo que significa que Dios
manifieste su presencia en una reunión por medio de una sanidad o mensaje profético en lenguas.
Pero este tipo de reflexión orgánica sólo puede hacerse si optamos por mantenernos conectados a la
Debo confesar que en los pasados ocho años, he batallado con la ambivalencia de intentar
comunidad Pentecostal. Hoy me doy cuenta que no se necesita sacrificar una por la otra, pues la
experiencia viva de una comunidad saturada con la presencia y actividad del Espíritu. Como teólogo
Hispano Pentecostal entiendo que el regalo más valioso que puedo entregar a la comunidad
obra del Espíritu Santo en la iglesia global. Cox narra su testimonio de cómo tuvo que repensar la
Como teólogo me había acostumbrado a estudiar movimientos religiosos leyendo lo que sus
teólogos escribían y tratando de captar sus ideas centrales y doctrinas más sobresalientes.
Pero pronto me di cuenta que con el Pentecostalismo ésta táctica no sirve de mucho. Como
lo describe un teólogo Pentecostal, en su fe “la experiencia de Dios tiene supremacía
absoluta sobre el dogma y la doctrina.” Por tanto, la única teología que puede dar un relato
de esta experiencia, el dice, es “una teología narrativa cuyo central expresión es el
testimonio.” Yo creo que él está en lo correcto…22
De igual manera debemos abrazar nuestras distintivas Pentecostales como fuentes y recursos para el
labor teológico.
Durante la última reunión de la Sociedad para Estudios Pentecostales en Marzo de este año,
política y uniformidad.23 A mi se me hizo muy significante que estas advertencias fueron dadas a un
principal que el deseaba darnos a entender era: “Sean un movimiento y no una empresa teológica.
Regresen a ser un pueblo del Espíritu.” Creo que el académico Pentecostal puede hacerle un gran
servicio a la iglesia y la academia si opta por hacer teología como una disciplina espiritual. El
Pentecostalismo nació después de noches arduas en búsqueda de un toque de Dios, por tanto, si la
teología Pentecostal va a ser un testigo fiel del movimiento debe tomar de la misma fuente espiritual.
Tiene que haber una correlación entre espiritualidad Pentecostal y teología Pentecostal, pues uno no
puede hacer teología desde una perspectiva Pentecostal si uno no comparte el estilo de vida
22 Cox, Fire From Heaven, 71. Aquí Cox hace referencia a D. William Faupel, The Everlasting Gospel: the Significance
of Eschatology in the Development of Pentecostal Thought, JPTS 10 (Sheffield: Sheffield Academic, 1996).
23 Plática titulada “El Futuro de la Teología Pentecostal,” presentada en la Reunión Anual de la Sociedad de
Pentecostal.24 Puesto de otra forma, une tiene que estar enraizado en su tradición religiosa si
teología no solamente ayudará a hacer un puente la división entre iglesia y academia, pero también
servirá como un medio metodológico para avanzar nuestra distintiva manera de hacer teología.
En esta última parte quisiera dar algunas directrices de cómo esta manera de hacer teología puede ser
determinante para levantar una nueva generación de plantadores de iglesias. Algunos quizá sabrán
que mi vida tomó un giro no esperado al finalizar de mis estudios doctorales. Digo esto, pues no es
muy común que después de obtener un doctorado uno se entregue a la tarea de plantar una iglesia.
Quizá si mi concentración hubiese sido misiones o ministerio, no fuera tan sorprendente que mi
esposa y yo comenzamos a plantar una iglesia en la sala de nuestra casa cuando yo estaba
terminando mi tesis doctoral. Pero, mi preparación académica fue en teología, lo cual debió haber
matado el espíritu misionero y la pasión por ganar almas. Quizá suene contradictorio pero fue el
estudio académico que volvió a encender la pasión por ejercer el pastorado. No logro entender
cómo uno pudiera estudiar los orígenes y las raíces teológicas del Pentecostalismo y no ser afectado
Al estudiar el progreso de la iglesia desde el comienzo de la era cristiana hasta hoy, como
teólogo, me admiro de que estemos viviendo durante un tiempo donde cómo nunca antes se ha
dado libertad a que el Espíritu se mueva en la iglesia. Quien hubiera pensado que el sueño de Barth,
de “una teología del Espíritu”25 sería realizado por un movimiento que en sus tiempos solía ser la
24 Me viene a la mente un libro popular escrito por un simpatizante del movimiento Pentecostal, Tony
Campolo. El título del libro, Cómo Ser Pentecostal Sin Hablar en Lenguas, ruega que hagamos una pregunta para discusión:
¿Puede uno ser un teólogo Pentecostal si no habla en lenguas o puesto de manera más inclusiva sin experimentar la vida
en el Espíritu?
25 Eberhard Busch relata el sueño de Barth de esta manera: “Barth escribió de su sueño – que en ocasiones
también lo comunicó en conversaciones – que alguien, y quizá toda una era, sería dejado desarrollar una ‘teología del
Espíritu,’ una ‘teología que hoy sólo puedo visualizar de lejos, como Moisés vio la tierra prometida.’ El estaba pensando
Alfaro, 14
burla del mundo académico. Aún más reciente, Cox ha declarado de manera profética que estamos
viviendo en “la Era del Espíritu” debido, entre otros factores, al crecimiento global del
Pentecostalismo en el pasado siglo.26 Este despertamiento al movimiento del Espíritu a nivel global
nos posiciona a nosotros los Pentecostales a ser agentes de transformación en el ámbito eclesiástico
y académico; el mundo necesita nuestra reflexión en la misión de la iglesia en el poder del Espíritu.
Siguiendo esta pauta me he entregado con pasión a la labor de plantar una iglesia
teológicas que me había hecho antes sobre la naturaleza de la iglesia y papel del Espíritu Santo en la
misión de la iglesia, ahora las hago desde un lugar donde deseo ver a Dios obrando en medio de su
pueblo y las dificultades que enfrenta. Al estar envuelto en la ocupación semanal de traer palabra de
Dios a un pueblo sufriente, mi teología se enriquece al pasar por el filtro de una experiencia real y no
solamente teórica. No es lo mismo escribir un libro que pretende describir quien es Dios y explicar
cómo debemos vivir en base a esa verdad y caminar con un pueblo siendo el vocero de Dios quien
esta supuesto a traer palabras edificadoras y alentadoras. Esta gran responsabilidad naturalmente me
hace doblar rodillas al reconocer mi insuficiencia e ignorancia. En ocasiones, hasta preferiría escribir
un papel exegético sobre un pasaje de difícil interpretación que ser puesto en la silla del acusado y
tener que responder a preguntas que van a tener repercusiones inmediatas en la vida de unas de mis
ovejas y sus familias. En esta labor, el estudio académico tiene sus límites, y la oración y el poder
de una teología que, en diferencia a la suya, no sería escrita desde la dominante perspectiva de la Cristología, pero desde
la pneumatología.” Algunos teólogos contemporáneos hacen la conexión entre estas declaraciones proféticas y el
surgimiento del movimiento y la teología Pentecostal. Karl Barth: his life from his letters and autobiographical texts
(Philadelphia: Fortress press, 1976), 494.
26 Es importante notar que para Cox el Pentecostalismo es una de las señales de los tiempos, pues también hace
hincapié en el enfoque en lo ‘espiritual’ por otras tradiciones religiosas y filosofías. Sin embargo, como un buen
interprete de la iglesia como movimiento global, identifica a los Pentecostales como los proponentes catalíticos que
pueden ocasionar “una revolución en la Cristiandad hacia el renacimiento de la fe en la Era del Espíritu.” Harvey Cox,
The Future of Faith (New York: Harper One, 2009), 9, 211.
Alfaro, 15
Algunos me han preguntado recientemente sobre los libros y cursos de iglecrecimiento que
más me han ayudado en la plantación de una iglesia. La verdad es que he leído mucho en
preparación antes y durante este proceso, y cuando hay tiempo añado libros a mi colección de obras
puede aprender mucho de cada libro escrito. Pero, lo que los libros no enseñan es el aprender a
seguir las huellas del Espíritu y a ser sensible a su voz y dirección. He cometido errores, y seguro los
seguiré cometiendo, pero una cosa tengo por seguro, la teología sigue la misión; o como diría Martín
Kähler: “la misión es la madre de la teología.”27 Se pueden aprender metodologías y estrategias pero
éstas deben rendirse a la dirección del Espíritu. En este respecto, las instrucciones más valiosas
vienen de los viajes misioneros de Pablo, pues nos sirven como ejemplo de una teología del camino.
trabajo evangelístico. En el libro de Hechos este es un tema principal, pues vez tras vez los apóstoles
llegaron a confirmar la voluntad de Dios al ver como el Espíritu Santo se estaba moviendo en la
iglesia. Desde el principio en Jerusalén, y después en Judea y Samaria, el bautismo con el Espíritu
Santo es la señal de aprobación que impulsa a la iglesia a predicar el evangelio a diferentes grupos
étnicos (8:15-17; 10:44-47; 11:12-15; 19:6). Además, en momentos críticos cuando la iglesia necesitó
tomar decisiones importantes la respuesta surgió en consultación con el Espíritu (Hechos 6:1-5;
13:2-4; 15:28). De hecho, el libro de Hechos demuestra que el Espíritu Santo fue quien orquestó la
misión de la iglesia dirigiendo a sus líderes e incluso en ocasiones impidiendo su avance (11:12, 28;
16:6-7). Estoy convencido que un análisis teológico igualmente guiado por el Espíritu nos ayudaría
27 Martín Kähler, Schriften zur Christologie und Mission (Chr. Kaiser Verlag, Munich, 1971), 190. Citado en David J.
Bosch, Misión en Transformación: Cambios de paradigma en la teología de la misión, trad. Gail de Atiencia (Grand Rapids: Libros
Desafío, 2000), 31.
Alfaro, 16
Ahora, reconozco que ésta hermenéutica no es ajena al púlpito Pentecostal, pues se han
predicado incalculables sermones enfatizando la obra del Espíritu Santo como guía de la iglesia. Sin
embargo, me atrevo a pensar que como Pentecostales no hemos seguido por completo el impulso
del Espíritu a reformar y renovar la iglesia según sus directrices. Pero, que si escucháramos la voz del
Espíritu al tomar decisiones como cuerpo eclesial, y que si buscamos identificar el mover del
Espíritu hoy siguiendo sus pisadas, tal y como lo hizo la iglesia primitiva y la iglesia Pentecostal en
sus principios. Es triste ver como un movimiento que se caracterizo por su dependencia en el
Espíritu Santo, hoy parezca ser más democrático que pneumático. La realidad es que en ciertos
aspectos de nuestra estructura organizacional, elección de líderes y liturgia hemos llegado a apagar la
voz del Espíritu y optado por ser más políticos que bíblicos. Parafraseando un dicho de Samuel
Rodriguez: “en vez de seguir el burro o el elefante, el pueblo Pentecostal debe seguir la Paloma!”
servicio a la iglesia, hoy puede marcar la diferencia y traer transformación a nuestra iglesia. Pregunta:
¿por qué seguimos recurriendo a argumentos fundamentalistas al abordar el tema del ministerio de la
mujer en la iglesia? ¿Acaso no optamos por una hermenéutica rígida que no es abierta al mover del
Espíritu cuando insistimos en limitar y silenciar lo que el Espíritu esta haciendo a través de una
mujer? No debemos dejar que las limitaciones patriarcales del primer siglo y el machismo de hoy
tengan prioridad sobre el sello que el Espíritu Santo pone sobre los líderes que él confirma. Es
sorprendente considerar que como iglesia Pentecostal dirigida por el Espíritu estemos tan atrasados
en reconocer la igualdad de la mujer en el ministerio cuando ellas han hecho tanto por encender y
extender el fuego Pentecostal en la iglesia local y el mundo misionero. ¿Acaso no debe ser una
teología Pentecostal del ministerio fiel al testimonio del Espíritu quien dirige la iglesia en su poder?
Estoy convencido que una teología Pentecostal sumergida en oración y enfocada en la obra del
Espíritu en la iglesia puede energizar la iglesia para que cumpla su misión en el poder del Espíritu.
Alfaro, 17
Permítanme hacer otra crítica desde una teología Pentecostal que desea servir a la iglesia en
la plantación de nuevas obras. Pregunta: ¿Qué tan importante fue y ha sido la adoración en la
que ha revolucionado la iglesia a nivel mundial y ha ayudado a revitalizar la iglesia infundiéndola con
pasión por la intimidad con Dios debe ser considerado como un verdadero mover del Espíritu. ¿Por
qué pues muchos siguen optando por una liturgia que en su tiempo fue renovadora pero ha llegado a
ser tradicional y estática? ¿Acaso no es más Pentecostal poner el vino nuevo en odres nuevos (Lucas
5:38)? ¿Acaso no es mejor alinearse con lo que el Espíritu esta haciendo a nivel mundial? Decidir
retroceder a modelos de adoración del pasado y no reconocer el viento del Espíritu en la adoración
Es cierto, no todo lo moderno es del Espíritu, pero debemos reconocer que en términos
históricamente se han opuesto al mover dinámico del Espíritu en la iglesia. Por tanto, no debemos
dejar que la nostalgia nos impida abrazar cualquier movimiento contemporáneo del Espíritu. De otra
manera, seríamos igual de culpables que aquellos que intentaron detener el nuevo mover del Espíritu
al principio de la era Cristiana. A ellos como a nosotros las palabras de Gamaliel hablan con
autoridad: “Si lo que se proponen y hacen es de origen humano, fracasará; pero si es de Dios, no
movimiento que ha impulsado a la iglesia a una relación más íntima con Dios por más de veinticinco
académica es la necesidad de educar líderes y pastores que no sólo dependen del Espíritu en su vida
personal y el trabajo de la iglesia, pero también están debidamente preparados para responder a los
desafíos que presenta la situación actual de nuestro mundo. Existen tantos problemas a nivel local y
global donde una mejor preparación académica que reconoce soluciones seculares puede ser
determinante en el futuro progreso de la iglesia. Por eso es necesario tener un concepto más integral
espiritualidad. Como amantes de la educación y ministros de la iglesia, debemos trabajar para que
llegue el día en que tengamos líderes laicos en la iglesia local que son llenos del Espíritu y que han
terminado carreras académicas. Sueño con una iglesia local donde la mayoría de los líderes son
hombres y mujeres profesionistas quienes pueden tomar sus herramientas seculares y ponerlas en
Creo que la iglesia Pentecostal Hispana en los Estados Unidos tiene el potencial para ser un
agente de transformación a nivel nacional y mundial si optamos por impulsar a nuestros jóvenes a
continuar sus estudios y servirle a Dios en la iglesia y el mundo secular simultáneamente. Cuando
crezca el número de jóvenes Pentecostales que decidan servir a Dios bivocacionalmente, estaremos
estratégicamente posicionados para hacer un impacto mundial. Pero este sueño requiere una
estrategia pastoral que logre hacer puente entre lo académico y lo espiritual; necesitamos modelar lo
que es servir a Dios con la mente y el espíritu, y fomentar una espiritualidad integral que florece aún
iglesia Hispana capacitando una nueva generación de pastores, líderes y plantadores de iglesia que se
han aprendido a combinar el estudio académico y las disciplinas espirituales en servicio a Dios.
Alfaro, 19
Bibliografía