Perspectiva Discursiva
Perspectiva Discursiva
Perspectiva Discursiva
Ana Garay
Departament de Psicología de la Salut i de Psicología Social
Anaisabel.garay@uab.es
Noviembre 2002
Los Objetivos didácticos que se pretenden con el estudio de este tema son:
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breve incursión, y a título de ilustración, de cómo los procesos cognitivos son
leídos desde esta perspectiva.
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1. ANTECEDENTES DE LA PERSPECTIVA DISCURSIVA
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Austin (1962), el lenguaje no sólo tiene como función la descripción de la
realidad, sino que realiza acciones. Dicho de otra manera, el lenguaje es una
práctica social y, de hecho, en muchas ocasiones sólo es posible construir
determinadas realidades haciendo uso de él en el sentido de que posee
propiedades realizativas; o lo que es lo mismo, en la interacción, el lenguaje
actúa y tomar este hecho en consideración es necesario para comprender la
interacción humana.
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del signo de Ferdinand de Saussure (1916). Dado que no existe una relación
necesaria entre el significante y el significado, el significado se construye a partir
de un sistema de oposiciones y diferencias. Sin embargo, la Semiología concede
demasiada importancia a la estructura del lenguaje, en perjuicio de su uso real, lo
que constituye un punto de separación respecto al Análisis del discurso y a la
perspectiva discursiva en psicología social.
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representaciones sociales. El trabajo de Potter y Wetherell aporta además de una
concretización metodológica de los principios socioconstruccionistas. No
se puede olvidar tampoco la notoria influencia ejercida por la obra de Michael
Billig “Arguing and thinking” (Billig, 1987) que representa una de las
contribuciones más eminentes a las nuevas formas de entender los procesos
psicológicos y, específicamente, el pensamiento como proceso dialógico. Así
pues, el énfasis en el estudio de los procesos atribucionales desde las prácticas
cotidianas que inició Antaki, la reconceptualización de procesos psicológicos
como el pensamiento que realizó Billig y la formulación metodológica y el
reenfoque de ciertos procesos psicosociales que Potter y Wetherell iniciaron,
pueden considerarse dos hitos que señalan la emergencia del interés por lo
discursivo en Psicología social y que acabarán desembocando la articulación y
sistematización de un proyecto de Psicología discursiva (Edwards y Potter, 1992;
Potter, 1996; Edwards, 1997).
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2. LA NOCIÓN DE DISCURSO
Es difícil, por tanto, hablar de discurso o incluso de análisis del discurso como
una concepción única y unitaria, en tanto que eso desdibujaría las perspectivas
que suscriben marcos filosóficos específicos y diferentes. No obstante, sí
podemos afirmar que hay algo en común: las diferentes aproximaciones están
unidas por una atención compartida hacia la significación y hacia los aspectos
estructurantes del lenguaje, y están asociadas a análisis interpretativos y
reflexivos.
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En primer lugar, el hecho de considerar el análisis del lenguaje en su
uso, sea éste hablado o escrito.
En segundo lugar, el hecho de que, en general, hablar de discurso es
una forma de atender y remarcar los aspectos constructivos y
productivos del uso del lenguaje, de nuestras prácticas lingüísticas,
en contraste con la consideración del lenguaje como descripción o
representación del mundo.
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3. LA PSICOLOGÍA DISCURSIVA
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las perspectivas cambiantes y diversas del mundo que los propios actores y
actrices sociales elaboran en sus interacciones e intercambios lingüísticos. En
este sentido, la orientación del discurso hacia funciones específicas es un
indicador de su carácter constructivo.
Pasemos pues a ver con mayor detalle estos tres elementos centrales: el
estudio de la psicología popular en acción, el lenguaje como constructor de
realidad y el lenguaje como práctica social.
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3.1. El estudio de la psicología popular en acción
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procesos de intercambio; se posibilita la reubicación de lo cognitivo pasando de
un locus “mental” a un locus “relacional”, así como también un
reposicionamiento epistemológico.
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3.2. El lenguaje como constructor de realidad
Los discursos no son ideas abstractas, maneras de decir que poseen una
existencia con independencia del mundo real. Precisamente, lo que ocurre con
los discursos es todo lo contrario: los discursos están íntimamente relacionados
con el funcionamiento de la sociedad.
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intercambios y negociaciones entre las personas, pero también porque
dependen del manejo del lenguaje en que se formulan y de la retórica que se
despliega (Shotter y Gergen ,1989).
La idea del carácter performativo del lenguaje proviene de la obra “Hacer cosas
con palabras” de Austin (1962). Para este autor, la función principal del
lenguaje no es describir el mundo sino que su capacidad principal reside en el
hecho que puede emprender y ejecutar acciones. Desde este punto de vista,
el lenguaje es una práctica social y, de hecho, en muchos casos, sólo es
posible construir determinadas realidades haciendo uso de él.
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Ilocución: acto que se realiza por medio de la emisión: al emitir una
promesa se hace una promesa, al emitir una amenaza se hace una
amenaza
Perlocución: producción de un efecto a través de la elocución o la
ilocución.
Contamos con muchos enunciados mediante los cuales y sólo mediante ellos
podemos construir una determinada realidad y provocar efectos sobre ella. Son
enunciados que, en general, no podemos decir sobre ellos si son ciertos o
falsos, sino que la referencia a ellos pasa por constatar que pueden
producir consecuencias tangibles. Es decir, sólo podemos decir de ellos si
son afortunados o no afortunados en virtud de que aseguren su eficacia en la
producción de efectos en la realización de aquello que se pretende con ellos.
Así, sentenciar, prometer, bautizar, advertir son actos que no describen nada
sino que provocan consecuencias1.
1
Por ejemplo:
Emitir una sentencia sólo es posible expresándola: Le condeno a...
Prometer sólo es posible enunciando una promesa: te prometo...
Bautizar sólo es posible pronunciando la sentencia: te impongo el nombre de...
Advertir sólo es posible diciendo algo como: ¡cuidado con...! ¡ojo con...!
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La versión sobre un acontecimiento, la explicación sobre la singularidad de un
grupo social o la caracterización de determinados rasgos de personalidad se
pueden construir de muchas formas diferentes. Según las funciones (efectos)
que se persigan (disculpa, acusación, formulación de una evaluación positiva o
negativa) los hablantes proporcionan perspectivas diferentes de sus mundos
sociales. Es decir, son variados, inconsistentes y cambiantes. Esta idea
contrasta con la que habitualmente se defiende desde la Psicología y la
Psicología social convencionales: que los seres humanos somos consistentes y
congruentes. Estas ideas suelen constituir el punto de partida de muchas
investigaciones que, dicho con otras palabras, sólo necesitan la descripción de
un estado mental y una vez se ha formulado, la búsqueda está completa
(Potter y Wetherell, 1987).
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4. RECURSOS Y APROXIMACIONES DE LA PERSPECTIVA
DISCURSIVA:
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Para entender en qué consiste la interpretación, el primer recurso al que acudir
no es la semántica descriptiva, sino sumergirse en el papel del lenguaje en la
relación. En efecto, insistamos una vez más, sobre el principio básico sobre el
que descansa la propuesta de la Psicología discursiva: la comprensión del
lenguaje por su uso. Esto es lo contrario de tratar palabras o frases como
manifestaciones en blanco de algún significado semántico neutral. Más bien, el
procedimiento a seguir es estudiar cómo el lenguaje es usado por hablantes en
conversaciones cotidianas, realizando un examen por encima del nivel de la
palabra o de la frase.
Resulta fácil presumir que los recursos técnicos que movilizan la Psicología
discursiva y el Análisis del Discurso son extraordinariamente variados; tanto como
las tradiciones de las que bebe y que ya hemos tratado. No obstante, vamos a
mostrar ahora una pequeña gama de estos métodos para que se pueda apreciar
el procedimiento a seguir y el alcance que tiene el Análisis del Discurso como
instrumento de investigación.
4.1. Retórica
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Billig, la retórica señala la importancia de la naturaleza persuasiva de la
conversación y del texto, mostrando que para entender cualquier enunciado
hay que situarlo en relación al contexto argumentativo explícito o implícito. Aún
más, para la retórica, las versiones o afirmaciones no se plantean en el vacío
social, sino que redundan o se oponen a otras existentes en el mundo social.
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Desde la Psicología discursiva, para hacer lo que hacemos con el habla y el
texto utilizamos todo un conjunto de recursos tales como sistemas de
categorías, vocabularios, nociones de persona, metáforas, etc. Estos recursos
no son una invención privativa de cada persona sino que se originan en la
comunidad lingüística en la que cada miembro se ha socializado y se
transmiten a través de un conjunto de dispositivos y relaciones.
Los repertorios interpretativos han sido uno de los recursos utilizados para
llevar acabo investigaciones dentro del campo discursivo. Los/as analistas del
discurso que utilizan los repertorios intentan identificar patrones recurrentes en
las formas de construir los acontecimientos o los fenómenos. Los repertorios
por tanto, se entienden como formas más o menos coherentes de hablar sobre
los objetos y los acontecimientos en un momento socio-histórico. En cierta
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manera podría decirse que los repertorios interpretativos forman parte del
sentido común, del patrimonio sociocultural de una comunidad.
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compartido por varias personas. Una forma típica de conseguir este
efecto consiste en obtener la sanción de testigos fiables.
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significados es la narración. Es decir, Bruner propone cómo el sentido común,
las creencias, las explicaciones y las formulaciones que utilizamos en nuestra
vida tienen una organización fundamentalmente narrativa.
Una de las formas narrativas a las que se ha dedicado una especial atención
desde la Psicología discursiva han sido las autonarraciones. En su estudio, el
enfoque que se ha adoptado ha sido relacional, ya que el punto de partida ha
sido el de considerar las autonarraciones, no como una estructura cognitiva
privada y personal de cada individuo, sino como un discurso acerca del yo.
Este tratamiento discursivo supone la sustitución del estudio habitual de
categorías conceptuales tales como autoconceptos, esquemas, autoestima,
etc. por el estudio de yo como una narración que se hace inteligible en le seno
de las relaciones vigentes”.
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narrado; un yo erigido en relator que va tejiendo su discurso sobre la marcha,
trazando líneas argumentales, urdiendo tramas, construyendo acontecimientos
y creando significados. Todo ello, manejando hechos, haciéndolos brotar,
omitiendo su aparición, configurando su devenir, vertebrando su acontecer,
etc.; pero siempre construyendo narraciones encuadradas en el marco
comunitario y en el seno de relaciones múltiples.
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5. PERSPECTIVA DISCURSIVA Y COGNICIÓN SOCIAL: LECTURA
DISCURSIVA DE LA COGNICIÓN SOCIAL.
El recorrido que hemos hecho hasta aquí, habrá despejado cualquier duda
respecto a la consideración de la Psicología discursiva en términos
exclusivamente de alternativa metodológica. En efecto, la reflexión teórica que
ha suscitado, acompañado y alimentado al Análisis del discurso y a la
Psicología discursiva a lo largo de su desarrollo ha convertido a ésta en una
una orientación desde la cual estudiar y analizar los procesos sociales. Esto
ha originado que la Psicología discursiva se presente como un enfoque crítico y
alternativo a la Psicología Social tradicional y, más concretamente, se ha
erigido en la opción más beligerante y más cuestionadora del programa
cognitivo y sociocognitivo.
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culturas y/o grupos particulares, actúan y hacen emerger el mundo social en el
curso de la interacción. O dicho con otras palabras, el interés recae en la
naturaleza social de los/as “preceptores/as” y en la construcción social que
realizan de su conocimiento del mundo. Así, lo fundamental, es la percepción y
la descripción del mundo social, la forma en que los actores y actrices sociales
lo piensan y describen, pero no desde una premisa solipsista, sino enfocado
desde un marco dialógico y/o en el curso de la interacción social, en la que el
discurso es asumido como una acción pública que puede desempeñar un
sinnúmero de funciones sociales (Condor y Antaki).
Una de las premisas centrales de la cognición, aquella que establece una neta
separación entre lo que es el “interior” y el “exterior” de la persona, resulta
cuestionado desde la Psicología discursiva. Para ésta, la cognición social no
reside, ni dentro, ni fuera del individuo, sino que se concibe como distribuida
entre las personas. Esto supone, prescindir del estudio del procesamiento de
información individual como tal e interpretar la cognición social como parte del
dominio público y estrechamente imbricada con las acciones en las que las
personas se ven involucradas. En efecto, asumir la naturaleza social de la
cognición implica tratar el discurso como un recurso cultural. En este sentido, el
foco de interés se orienta hacia el estudio de la manera en la que las personas
despliegan discursos para alcanzar metas y proyectos, y las formas en las que
el discurso puede construirse de un modo conjunto.
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discurso, el recurso a esquemas cognitivos para examinar la recepción de
información, el efecto organizador que las estructuras cognitivas imponen a las
narraciones, etc.
De este modo, las explicaciones de las acciones humanas y las opiniones que
merezcan a los/as participantes, no son tratadas como informes de
procesos cognitivos privados, sino como actos comunicativos públicos.
Consecuentemente, la persona se entiende como actor o actriz social, antes
que como un/a observador/a desinteresado, un sujeto pasivo o un espectador
imperturbable. En este sentido, la Psicología discursiva entiende el
comportamiento humano como un producto social bajo un régimen de
propiedad compartida.
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La realidad no se descubre sino que es el resultado de una
construcción: es a través de los procesos sociales que los seres
humanos nos creamos a nosotros mismos y creamos el mundo que
nos rodea. Esto significa que:
- No existe una esencia o realidad básica o última a la que
podamos recurrir o que debamos intentar descubrir.
- No podemos apelar a la influencia de factor alguno porque
significaría el reconocimiento de la existencia de una esencia
última que podemos descubrir pero que está recubierta de cultura
y sociedad.
La construcción de la realidad es el resultado de procesos sociales:
Lo importante de la realidad social no son las entidades estáticas
(personalidad, estructuras económicas, memoria) sino la dinámica de la
interacción social. Es en las relaciones sociales y especialmente en
las relaciones cotidianas en las que construimos las versiones
mediante las cuales los seres humanos fundamentamos el
conocimiento. Por ello es imprescindible estudiar todas las formas de
interacción social y especialmente las que se desarrollan en el lenguaje.
Conocimiento y acción social son inseparables: Las concepciones
del mundo son el resultado de negociaciones entre los seres
humanos que dan lugar a diferentes construcciones sociales. Esto
significa que cada construcción comporta una determinada
modalidad de acción. Es decir, diferentes descripciones o
construcciones del mundo sustentan ciertos modelos de acción social y
excluyen otros. En este sentido, No debemos buscar explicaciones de la
realidad ni en la psique individual (actitudes, motivaciones,
cogniciones...) ni en las estructuras sociales (familia, economía, clase
social...) sino en la interacción social y en las prácticas sociales en la
que participamos as personas.
El lenguaje es la condición previa del pensamiento: El origen de
nuestra concepción del mundo se encuentra, no en la realidad objetiva
sino en las personas coetáneas y en nuestros antepasados. Nuestra
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forma de pensar (categorías y conceptos que construyen nuestro marco
significativo) deriva del lenguaje.
El lenguaje no es pasivo o neutral sino que constituye una forma de
acción social: El lenguaje no es sólo un medio de expresión sino que
hablar equivale a construir el mundo: utilizar el lenguaje es una forma de
acción. Las interacciones se sostienen sobre las prácticas sociales (lo
que nos hacemos unos a otros) y estas son las responsables de la
construcción de las versiones del conocimiento que acabamos
compartiendo. Esto significa que la verdad no deriva de la observación
objetiva del mundo sino de los procesos e interacciones sociales en que
participamos en cada momento.
Para ilustrar la alternativa que representa, vamos a ver qué lectura hace la
Psicología discursiva de dos procesos cognitivos: los procesos de atribución y
las representaciones sociales.
Las teorías de la atribución tienen como propósito explicar cómo las personas a
partir de la observación de situaciones o conductas hacemos inferencias sobre
las causas que las motivan u originan. La premisa que sostiene estas teorías
es que los seres humanos procesamos información (actuamos como científicos
ingenuos diría Heider) a fin de determinar las causas de la conducta otras
personas o de nosotros mismos/as.
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estas teorías recaen en el modelo de ser humano que subyace en sus
formulaciones: una persona reducida a procesos mentales que se
desarrollan siguiendo reglas racionales (siguiendo con el ejemplo prototípico
de Kelley: examinando cambios en los efectos –variable dependiente- en
función de las variaciones de las condiciones -variables independientes).
Evidentemente, han sido muchas más las observaciones que se han hecho a
las teorías de la atribución. No obstante, a modo de síntesis, podrían reducirse
a 3 principales las apreciaciones que hacia estas teorías se han realizado
desde la Psicología discursiva (Edward y potter, 1992):
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- Lectura de la Teoría de las representaciones sociales
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está ya elaborados en discursos particulares —como en discursos
científicos o discursos mediáticos— y que deben ser reconstruidos para ser
asimilados. Una representación social es una re-presentación de algo que
ya está representado en otros discursos. Es una operación de
transformación más que una operación de .construcción. Evidentemente, la
Psicología discursiva no se sugiere con esto que las producciones discursivas
surjan de la nada y que no se alimenten de información previa y discursos en
curso. Lo que sostiene es que dicho proceso no es el de apropiación
transformadora de esa información o de esos discursos, sino un proceso
genuino de construcción que toma estos elementos como recursos junto
con otros recursos, como las acciones humanas, las prácticas sociales,
las producciones materiales y demás.
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nuestro lenguaje, y lo que resulta de esta construcción es un producción
discursiva, no una representación mental.
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está realidad pre-representada de tipo natural o un objeto social
construido).
2. El modelo que sustenta está concepción no es solo de la percepción
visual, sino el la simple conceptualización de la percepción como una
imagen que refleja la realidad como un espejo.
3. El concepto de representación crea una firme dualidad entre las cosas y
su imagen, entre las cosas y las entidades abstractas que dan cuenta de
ellas. Desde el momento en que se crea está dualidad emergen una
serie de problemas, porque una vez creada la dualidad debemos
articular inmediatamente el camino para trascenderla: construir un
puente entre los dos ámbitos separados que se han establecido y dar
cuenta de la vía para ir del objeto a su representación.
4. Una forma de resolver el problema creado por la dualidad es establecer
que todo lo que cuenta para nosotros son las representaciones, que
constituye nuestro mudo de hecho y que podemos obviar la cuestión de
los objetos representados ya que lo que produce efectos reales sobre
nosotros son sus representaciones. Pero al tratar de hacer eso en la
Teoría de las representaciones sociales se postula una realidad reificada
y se constituye como objeto asignado a la ciencia. La realidad
representada se pone en el lugar de la realidad (de una forma realista):
una vez constituida la realidad representada se reifica y nos constriñe de
una forma tan prescriptiva como lo haría una realidad pre-representada.
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CONCLUSIÓN
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