Control Chagas Bienes Publicos
Control Chagas Bienes Publicos
Control Chagas Bienes Publicos
OBS: Por Bolivia también participó el Dr. Mirko Rojas Cortez, por Paraguay el Lic. Osvaldo
Vázquez, por Guatemala el Dr. Hugo Rafael Alvares Aragón † .
PRÓLOGO................................................................................................................................................................................ 9
El Programa inició sus actividades teniendo como Ministra de Salud Pública la Dra.
María Júlia Muñoz. En el cierre del Programa el Ministro de Salud es el Econ. Daniel Olesker.
La Comisión Nacional Honoraria de Zoonosis del Ministerio de Salud Pública del
Uruguay fue la Agencia Ejecutora del Programa Regional para el Control de la Enfermedad
de Chagas en América Latina (RG-T1206) de la Iniciativa Para la Promoción de Bienes
Públicos Regionales.
Los responsables por la coordinación, administración y ejecución del mismo fueron
las siguientes personas:
Dr. Ciro Ferreira, Presidente de la CNHZ
Lic. Carlos Márquez, Adjunto de la Presidencia
Dra. Yester Basmadjián, Coordinadora General
Cdra. Ana Carola López, Coordinadora Administrativa
Dr. José Fiusa Lima, Coordinador Técnico
Por parte del Banco Interamericano de Desarrollo participaron en la supervisión de las
actividades los siguientes funcionarios:
Laura Bocalandro, Coordinadora Programa Bienes Públicos Regionales, Sector de
Integración y Comercio, Washington D.C. USA
Gustavo Zuleta, Especialista Sectorial Protección Social y Salud, Representación de
Uruguay, Montevideo
Patricia Álvarez Domec, Consultora – Protección Social y Salud
Prólogo
Los países que participaron de la Iniciativa de Bienes Públicos Regionales del Banco
Interamericano de Desarrollo, con el Programa Regional para el Control de la enfermedad de
Chagas en América Latina, presentan en esta publicación los resultados obtenidos, a partir
de un esfuerzo compartido entre los mismos, la Comisión Nacional Honoraria de Zoonosis
del Ministerio de Salud Pública de Uruguay, los consultores contratados para desarrollar los
temas centrales y los miembros del Consejo Asesor Técnico, con la participación de la OPS
de Uruguay.
Es el fruto de aproximadamente un año y medio de trabajo en el cual se realizaron cinco
reuniones regionales con todos los participantes del Programa y la interacción constante vía
correo electrónico. En estas reuniones se discutieron aspectos administrativos, operacionales
y técnicos, permitiendo una constante interacción entre los representantes de los países y los
expertos sobre la enfermedad de Chagas, desde la elaboración de los términos de referencia
de cada componte hasta la aprobación de los informes finales: es importante resaltar que se
consiguió la armonía de la Academia y los Programas Nacionales.
Fue una excelente oportunidad para compartir experiencias de cada uno de los países,
especialmente las exitosas en el control de esta enfermedad y en la búsqueda de consensos
que pueden ser de utilidades por los mismos países y que constan en este documento en los
cuatro principales componentes: 1) Transmisión Vectorial del Tripanosoma cruzi y su Control,
2) Vigilancia Epidemiológica y Entomológica para el Control de la Enfermedad de Chagas 9
con Énfasis en la Participación de la Comunidad, 3) Transmisión de Tripanosoma cruzi por
Transfusión Sanguínea: Condiciones para Certificar su Interrupción, 4) Diagnóstico y
Tratamiento de la Enfermedad de Chagas.
Se espera que el producto que presentamos sean de utilidad de todos los Programas
de Control de la Enfermedad de Chagas en América Latina, por otra parte los países
participantes buscaran, cada uno de ellos en sus respectivos programas la mejor forma de
adoptar y o ajustar sus actividades a los principales consensos y experiencias exitosas.
Países Participantes: Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras,
Paraguay y Uruguay.
Aspectos Generales del Programa
Introducción
En marzo de 2004, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) creó la Iniciativa para
la Promoción de Bienes Públicos Regionales (GN-2275-3) con el objeto de apoyar a los países
de la Región de las Américas en la búsqueda colectiva de soluciones a desafíos de desarrollo
comunes. En 2005, varios países acordaron presentar, con el apoyo de la Organización
Panamericana de la Salud, una propuesta para generar un plan de acción e instrumentos
de intervención regionales para interrumpir la transmisión de la enfermedad Chagas en
América Latina. En abril de 2006, el BID aprobó el financiamiento no reembolsable, que
dio origen al Programa Regional para el Control de la Enfermedad de Chagas en América
Latina, con la participación de los siguientes países: Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador,
El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Uruguay. En agosto de 2007, la
Comisión Nacional de Zoonosis del Ministerio de Salud del Uruguay firmó un convenio con
el BID para coordinar y ejecutar el Programa.
Resultados esperados
El resultado esperado del Programa consiste en la adopción de los estándares, guías
y manuales por parte de los ministerios de salud de los países involucrados. Se espera que
la caja de herramientas que se pondrá a disposición de los países al terminar esta operación
contará con reconocimiento internacional y tendrá la misma dimensión para la enfermedad
de Chagas que bienes públicos globales similares que se aplican a la reducción de la incidencia
de otras enfermedades, como la iniciativa de Hacer retroceder el paludismo o la estrategia DOTS
para la tuberculosis.
17
Capítulo I
En la segunda sección se analizan las técnicas de control, al igual que sus usos y
limitaciones, con una descripción de las ventajas y desventajas del control químico y
el control físico. Se señalan también las condiciones requeridas por ambos métodos y se
describen los productos y métodos utilizados para el rociado y sus características, incluidas
su toxicidad y eficacia.
La tercera sección se refiere a las etapas del control, es decir, las fases preparatoria, de
ataque y de vigilancia. La cuarta sección va al detalle del control, con un análisis de estrategias,
métodos y funcionamiento, con hincapié en el control integrado e integral de los vectores y
el análisis con base en el enfoque de riesgo. Se señalan las ventajas y desventajas de distintas
opciones para el control de la transmisión vectorial y los insumos que se requieren para
lograr los resultados esperados. Se realiza una comparación entre la estrategia convencional 21
y una alternativa más moderna que adopta el trabajo con la comunidad escolar. Se proveen
modelos de instrumentos para determinar el grado de riesgo de transmisión vectorial de
T. cruzi y del riesgo de restablecimiento del vector en zonas donde previamente se había
controlado la transmisión.
En la sexta sección se analizan las prácticas y medidas que garantizan la calidad de las
acciones de control de la transmisión vectorial, destacándose la necesidad de sistematizar
la investigación de las causas directas y subyacentes de los resultados cuando no son
satisfactorios. Para ello se proporciona un algoritmo que facilita esa tarea. Se sugieren también
listas de verificación para determinar las fallas operativas y las condiciones ambientales que
puedan haber afectado los resultados de las actividades del control químico del vector.
II. INTRODUCCIÓN
El control de la enfermedad de Chagas, como el de cualquier enfermedad transmisible,
comprende diferentes niveles:
• la prevención primaria, en el período prepatogénico o anterior a la infección,
incluidas las acciones de promoción y protección específicas;
• la prevención secundaria, en el período patogénico precoz, con intervenciones
para eliminar o limitar el daño;
• la prevención terciaria, en la fase patogénica avanzada, para la recuperación o
compensación del daño.
En el período prepatogénico, las acciones de control se dirigen a la relación entre los
22 individuos susceptibles y el ambiente. En la etapa patogénica, las acciones se concentran
en las alteraciones que afectan al huésped. El medio ambiente que contiene las condiciones
y el medio interno donde se expresa la enfermedad son dos dominios consecutivos que
interactúan entre sí (1).
El mecanismo original de transmisión de la infección humana por Trypanosoma cruzi
es vectorial. Hay varias especies de la subfamilia Triatominae (Hemiptera: Reduviidae)
que actúan como vectores o son potencialmente vectores de la infección. El control de la
transmisión vectorial es una forma de prevención primaria, es decir, antecede a todas las
demás. Los otros mecanismos de transmisión dependen, en alguna medida, de la participación
anterior del vector, por lo cual la transmisión vectorial debe tener precedencia y prioridad.
Autóctona
Agotamiento de
Con capacidad vectorial
Triatoma dimidiata Parcial la colonización
comprobada (colonizan
intradomiciliaria
frecuentemente el interior de
los domicilios)
Desde mediados del siglo pasado, cuando surgió un nuevo insecticida clorado, el
hexaclorociclohexano (HCH), se dispone de tecnología comprobadamente eficaz para el
control de triatominos en el ambiente domiciliario. Desde un inicio ese producto mostró ser
altamente letal para los insectos en pruebas de laboratorio (6). Posteriormente, en ensayos
de campo realizadas en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Venezuela (7-9), se comprobó
su eficacia para el control de poblaciones domiciliadas de vectores. La concentración de
isómero gama, ingrediente activo del insecticida, en el producto original (Gamexanne P
530) era de solo 3%, pero en la ejecución de actividades extensivas de combate a los vectores,
su concentración pasó a ser de hasta 30%. Otros insecticidas del mismo grupo de clorados,
como el dieldrin, y de otros grupos químicos, como carbamatos y fosforados, se ensayaron
posteriormente y se aplicaron en rociados domiciliarios y peridomiciliarios en menor escala.
En la elección de los productos de fumigación, inicialmente importaba su acción
residual, propiedad considerada indispensable; la facilidad de manipulación y aplicación,
y su toxicidad, que debía ser alta para los triatominos y lo más baja posible para los seres
humanos y animales domésticos. La toxicidad de esa generación de productos, en especial
de los clorados, fue la causa de la oposición a hacer un uso más prolongado de insecticidas.
Por otra parte, los resultados obtenidos con las primeras campañas de control químico de
los vectores, que eran de alcance limitado y sin continuidad, contribuyeron a desacreditar la
eficacia de ese tipo de intervención: los resultados parecían ser precarios o transitorios.
El desarrollo de piretroides de sintéticos y su introducción a las operaciones de rutina
de los programas de control a partir de 1980 (10) fue decisivo para el perfeccionamiento de las
acciones de control. Su toxicidad menor para el ser humano y sobre todo su acción insecticida
potente aunadas a propiedades repelentes fueron una ganancia importante con respecto a la
calidad (11,12).
Los triatominos, debido a su tigmotaxia, suelen alojarse en contacto con las paredes
y otros sustratos; la acción insectífuga de los piretroides obliga a los insectos a desalojarse
y entrar inevitablemente en contacto con el insecticida, que al ser muy eficaz, consigue
26 rápidamente la limpieza de las viviendas infestadas. La eficacia de la respuesta y la estabilidad
del grado de control alcanzado dependen fundamentalmente de dos condiciones básicas: la
continuidad temporal y la contigüidad espacial, es decir, el tratamiento químico domiciliario
debe ser continuo mientras sea necesario y las áreas intervenidas, contiguas y crecientes. Si se
cumplen estos requisitos, es posible conseguir la interrupción de la transmisión vectorial en
el domicilio, salvo circunstancias excepcionales que hagan que la infestación persista.
La periodicidad de las intervenciones y su cobertura dependen de los objetivos. Se
acepta como norma (13,14) que en un inicio se realicen por lo menos dos ciclos integrales
de rociado, selectivos por localidad infestada. La localidad se selecciona luego de una
investigación entomológica que sirve de línea de base para futuras evaluaciones de impacto.
Para los ciclos subsiguientes se pueden adoptar diversas opciones: 1) el tratamiento selectivo
por unidad domiciliaria infestada, detectada en investigaciones posteriores a los dos ciclos
iniciales de tratamiento, que sirve también para una primera verificación de los resultados;
2) las unidades domiciliarias infestadas y las vecinas a ellas; 3) las unidades domiciliarias
positivas a vectores y las que se encuentren en un radio determinado en metros (de forma
bastante variable y arbitraria), o 4) las viviendas infestadas y aquellas que en la localidad
sean más vulnerables a la infestación o reinfestación.
Desde los inicios del control químico vectorial la selectividad del rociado fue un asunto
discutible (15). Por ejemplo, ¿en qué situaciones sería recomendable hacer el tratamiento de
toda una localidad o grupo de localidades? ¿En qué situaciones se podría limitar el rociado
a la vivienda efectivamente infestada? Una propuesta exagerada en ese sentido fue la que
se realizó a modo de experimento y que consistió en aplicar insecticida solo en los sitios
de las casas donde había alimentos para los triatominos, es decir, en dormitorios y locales
de abrigo de animales domésticos (16). Al respecto, es necesario reiterar que el alcance del
rociado depende, ante todo, del nivel de control de la especie de vector que se espera lograr.
Siempre que se busque eliminar el vector — en el caso de especies introducidas (alóctonas) —
por seguridad, el tratamiento debe ser extendido y amplio, especialmente si se considera la
posibilidad de que haya viviendas falsas negativas.
Las especies autóctonas no se pueden eliminar, pero sí se puede lograr una supresión
duradera de las colonias intradomiciliarias. En estos casos, la existencia ocasional de unidades
domiciliarias falsas negativas no tendrá la misma repercusión en las metas establecidas ni
en los riesgos de transmisión al ser humano. Además, entre las especies autóctonas hay que
distinguir aquellas que colonizan el interior de las casas con frecuencia de las que lo hacen
rara vez.
Con base en el cuadro I.1, en el cuadro I.2 se puede establecer la extensión del rociado
inicial, llamado también fase de ataque, en función de la especie o las especies del vector que se
encuentren presentes.
Cuadro 1.2.
Extensión del rociado inicial (de ataque) según la especie de vector, su importancia
epidemiológica y el grado de control potencialmente factible
Especie de vector Género y especie Extensión del rociado inicial 27
Triatoma infestans
(Cono Sur) Selectivo por localidad (idealmente doble,
Introducida
Rhodnius prolixus con intervalo de seis meses a un año)
(Centroamérica)
Autóctona
Cuadro 1.3.
Extensión del rociado en localidades con infestación focal por especies de vectores
introducidos que tengan como meta su eliminación
Infestación (en la Tipo predominante de Distribución espacial de
Conducta de rociado
localidad) viviendas las viviendas 29
Selectivo por unidad
Dispersas
domiciliaria
30
III.2. CONTROL FÍSICO
Este nuevo modelo de intervención podría aplicarse también al retomar las actividades
de control en áreas donde se hayan suspendido y para las cuales, por el tiempo transcurrido,
habría que actualizar los datos disponibles y la situación epidemiológica. Asimismo, podrá
ser incorporado a la vigilancia epidemiológica, que actualmente depende principalmente de
la vigilancia entomológica (casi siempre basada en la notificación de la población) y en el
conocimiento episódico (casi nunca sistemático) de casos agudos de la enfermedad. En ese
caso se realizaría periódicamente la exploración serológica en zonas de mayor riesgo y en las
cuales la vigilancia ejercida no sea fidedigna.
Los programas de control de las llamadas grandes endemias (entre ellas la enfermedad
de Chagas) han tenido históricamente una estructura vertical y se implementaron en
la forma de grandes campañas sanitarias caracterizadas por: a) acciones transitorias, en
función de metas claramente establecidas, a cumplir en un tiempo determinado; b) alta
especificidad, con actividades aisladas, independientes y exclusivas; c) rigidez normativa
y, en consecuencia, un tratamiento técnico y tecnológico indiferenciado, y d) movilización
de un gran monto de recursos en un período corto. La gestión de los programas, a su vez,
era centralizada y vertical, al igual que las operaciones, que se definían y llevaban a cabo
desde los niveles centrales del gobierno nacional. La lógica de este modelo de organización
era que la magnitud de las grandes endemias exigía, ante todo, tener un gran impacto en
la transmisión, para que los servicios locales, con insuficiente cobertura y ninguna pericia,
pudieran soportar la demanda.
A partir de la década de 1980, América Latina se embarcó en un proceso de
descentralización progresivo de los servicios de salud, como parte de un conjunto de políticas
públicas. Esta descentralización se encontró con dificultades muy peculiares en el caso del 41
control de las enfermedades transmitidas por vectores, dado el modelo centralizado antes
descrito, que llevaba mucho tiempo y con prácticas históricamente arraigadas (27,28). Entre
esas dificultades se pueden señalar: que por mucho tiempo el conocimiento se mantuvo en
un dominio restringido; la institución de los cambios conlleva la transferencia de poder, que
no se delega fácilmente y genera conflictos; el financiamiento de las acciones que realizan los
niveles periféricos del sistema, que antes no tenían esa responsabilidad, no siempre se resuelve
apropiadamente, ya que algunos de los instrumentos empleados preservan la concentración de
poder y no tienen fluidez ni regularidad; el modelo de asistencia prestada por la red de servicios
prioriza la atención al enfermo y solo en raras ocasiones la promoción y protección de la salud.
Además de las anteriores, existen dificultades determinadas por la epidemiología de
las enfermedades transmitidas por vectores, de las cuales la más importante se refiere a
la distribución de vectores y reservorios, que suele ser bastante más extensa que el área
con transmisión activa en un determinado momento. Las acciones de vigilancia y control
requieren coordinación entre municipios, estados o departamentos e, incluso, países.
Aunque el riesgo esté presente, puede que las instancias de gobierno regionales o locales
pertinentes no lo valoren o perciban así, especialmente si la enfermedad no es evidente. La
enfermedad de Chagas tiene el agravante de ser una patología de curso largo y crónico y
poco visible clínicamente en su fase aguda.
Para superar las dificultades y problemas señalados es indispensable cumplir con
algunos requisitos, de modo que la descentralización genere los beneficios esperados y que,
de algún modo, justifican los cambios estructurales que de ella resultan, a saber: i) mayor
oportunidad y apropiación de las actividades de control, por la cercanía de la decisión técnica
a la realidad local; ii) ampliación de la base operativa, con la incorporación de recursos locales;
iii) sostenibilidad de las actividades, por la posibilidad de ponerlas en marcha desde servicios
locales permanentes. Los requisitos serían (28):
a) el desarrollo de pericia técnica y operativa en el ámbito local, por medio de la capacitación
y democratización del conocimiento y la ejecución temporal de actividades de forma
compartida;
b) la concepción y adopción de modalidades de financiamiento que permitan asegurar a
los diferentes niveles de gobierno que las funciones de su competencia se podrán llevar a
cabo de forma regular y continua;
c) la reformulación del modelo actual de atención incorporando progresivamente el control
de vectores a la red de servicios locales de salud o creando estructuras municipales o
regionales de vigilancia ambiental/vectorial, con base en las que ya existen y prestan
servicios similares (por ejemplo, control de zoonosis, saneamiento básico u otros);
d) la definición de las atribuciones de las diferentes esferas de gobierno en lo que concierne
al control de vectores, en general, y de la enfermedad de Chagas, en particular;
e) el fortalecimiento de las instancias centrales, de síntesis y coordinación, que garanticen
la coordinación de las acciones, ya que la descentralización no presupone la eliminación
42
de los niveles centrales;
f) el reconocimiento y compatibilización de las prioridades locales, regionales y nacionales.
Estos requisitos llevan a que la sostenibilidad y estabilidad de las acciones de control
de la enfermedad de Chagas en los sistemas descentralizados de salud dependa de que estén
integradas a otras actividades, servicios o estructuras existentes. Por otra parte, representan
una oportunidad para realizar el manejo integrado del control de la propia enfermedad de
Chagas. No obstante, cabe señalar que el control integrado puede tener distintas acepciones
y posibilidades. La integración se puede dar en la composición tecnológica del control, por la
suma de diferentes intervenciones con un mismo propósito. También puede ser de carácter
operativo, si es que diferentes participantes realizan un conjunto de actividades dirigidas
a agentes de diferentes enfermedades o de una misma enfermedad. Siempre que haya
integración tecnológica, casi necesariamente tiene que haber integración operativa.
Desde el punto de vista del control vectorial, las ventajas potenciales de las distintas
formas de integración son innumerables.
• Potenciación de las acciones. Esto se logra cuando todos los instrumentos y métodos de
control vectorial, antes llamado integración tecnológica del control (control químico,
físico, manejo ambiental, comunicación y educación), se asocian y ejercen de forma
simultánea, consecutiva o suplementaria;
• Racionalización y optimización de los recursos, que se consigue integrando el control de los
vectores de la enfermedad de Chagas al control de los vectores de otras enfermedades,
siempre que sea posible;
• Integralidad de la atención que se hace efectiva cuando se asocian el control vectorial, el
control de otros mecanismos de transmisión y las medidas de prevención secundaria y
terciaria de la enfermedad.
Además de la integración del control vectorial a los sistemas de salud descentralizados,
las modalidades alternativas de control descritas anteriormente podrán dar viabilidad al
funcionamiento descentralizado, al definirse claramente las prioridades y grados de riesgo
en diferentes áreas, proponiendo acciones que se ajusten a cada situación en particular.
43
VII. SEGUIMIENTO Y DESARROLLO DEL CONTROL DE CALIDAD
Buenas prácticas
Buenas prácticas es una expresión derivada del inglés best practices, que designa las
mejores técnicas para realizar una tarea determinada. Las buenas prácticas son un conjunto de
medidas que garantizan la calidad de las acciones y que, referidas al control de la transmisión
vectorial de la enfermedad de Chagas, implican el cumplimiento de las normas técnicas
establecidas.
Como parte del seguimiento de las operaciones y sus resultados se debe verificar
el cumplimiento de las buenas prácticas. El diagrama 1 muestra los pasos a seguir para
realizar el control de calidad de las operaciones. Si se parte de la base que los procedimientos
están estandarizados por medio de guías técnicas y manuales diversos, el seguimiento y
verificación del ejercicio de las buenas prácticas consta casi exclusivamente de la supervisión
de las actividades, tomando como referencia los reglamentos existentes. La supervisión de
las actividades de campo, como actividad de rutina, frecuentemente cae en la negligencia. En
un inicio, los programas clásicos (campañas) de control de las grandes endemias dependían
del seguimiento estricto de las acciones, práctica que fue poco a poco abandonada. Por
otra parte, en gran medida, los errores de funcionamiento se han debido a fallas de control
44 sumadas a causas de naturaleza ambiental. Eso es lo que en el diagrama 1 se designa como no
conformidad.
Las causas de los resultados Diagrama 1. Pasos del control de calidad
insatisfactorios del control vectorial por
tratamiento domiciliario con insecticidas
son múltiples. Se entiende por resultado Proceso
insatisfactorio aquel que en la fase
de verificación se encuentra que no Estandarización
corresponde a lo esperado, con base en el Verificación
conocimiento y experiencias acumulados No conformidad
sobre situaciones similares. Rara vez se
Análisis de las causas
averiguan o analizan los factores causales
de la permanencia de la infestación en áreas Acción correctiva
sometidas a control químico, ya que esto Acción preventiva
no es parte de las actividades de rutina de Revisión de los procesos
los programas de control. Por lo general,
se aceptan como verdaderas hipótesis o Mejora de la calidad
informaciones imprecisas, sin que se haga
una comprobación técnica.
Para sistematizar la investigación, se ha elaborado un algoritmo de verificación, que
se exhibe más adelante (29). En él se ordenan, de un lado y cronológicamente, las posibles
fallas relacionadas con las operaciones y, del otro, las condiciones o eventos ambientales que
podrían haber interferido en los resultados.
Una lista no exhaustiva de errores o problemas operativos incluye:
• especificaciones inadecuadas del insecticida utilizado;
• concentración final del ingrediente activo insuficiente o insecticida mal distribuido;
• errores en la aplicación del producto insecticida o este no se aplicó; esto podría ser
resultado de fraude o registro adulterado. Entre las equivocaciones u omisiones en el
manejo y empleo del insecticida, habrá que considerar:
o la preparación indebida de la vivienda;
o la preparación incorrecta de la solución insecticida;
o la falta de rigor técnico, que desobece las reglas y conducta prescritas;
o los problemas mecánicos o funcionales con los aspersores utilizados;
o otros, que se identifican en la propia investigación.
Para cada una de las fallas potenciales se indican los medios de sondeo o averiguación; 45
estos se aplican igualmente al seguimiento de rutina y a las supervisiones directas e
indirectas que convendría hacer periódicamente en el curso de las operaciones. Una causa
subyacente de muchos de los errores radica en la capacitación del personal de campo. La
corrección de esos errores, que en ese caso serán sistemáticos, depende de que se perfeccionen
los entrenamientos del personal correspondiente. Asimismo, la delegación de las actividades
de rociado a personal no especializado o a la propia población necesariamente debe ser
supervisada constantemente.
Con respecto al modelo propuesto, cabe destacar algunos aspectos puntuales de la
formulación y a la concentración final del insecticida. Por ejemplo, las pruebas físico-
químicas del producto que se realicen como parte de la investigación de la persistencia de la
infestación solamente serán válidas si se utiliza el mismo lote de producto que el que se empleó
en el área bajo investigación. En cuanto a la llamada distribución insuficiente o desigual del
componente activo del insecticida, tiene mucha repercusión en los resultados el hecho de que
se haya hecho o no el repaso o retoque final del rociado (“emboquillado”). Tal recomendación,
con frecuencia relegada, consiste en una aplicación complementaria de insecticida dirigida
directamente a los sitios preferenciales de abrigo del vector (especialmente en grietas de las
paredes), disparando el gatillo del aspersor.
Diagrama 2. Algoritmo de investigación, seguimiento y control de calidad de las acciones de control.
PERSISTENCIA DE LA INFESTACIÓN
Especificaciones Condicionantes
Fallas operacionales
inadecuadas ambientales
del insecticida
Análisis
Concentración final Persistencia de la infestación por condiciones excepcio-
fisicoquímicos
insuficiente nales o circunstanciales de naturaleza ambiental
o mal distribuida
Fallas de aplicación Inactivación Condiciones físicas de las
o degradación viviendas, complejidad del
del insecticida peridomicilio o prácticas de la
población extraordinariamen-
No se aplicó te favorables a la infestación o
reinfestación
Supervisión indirecta: Error técnico:
verificación a) Preparación inadecuada Alcalinidad excesiva Insolación o Examen de registros de
de cobertura de la vivienda de la solución insecticida precipitación pluvial base existentes y/o
b) Preparación inadecuada el sustrato excesiva verificación en terreno
de la solución
c) Aplicación sin rigor
operacional Medidas de pH Examen de datos Resistencia de las
d) Problemas mecánicos o secundarios y/o del poblaciones del vector a
funcionales de los registro de operacio- los insecticida (s) en uso
aspersores nes de rociado
Pruebas de
susceptibilidad
Supervisión indirecta:
verificación
de cobertura
46
Entre los factores ambientales condicionantes de la infestación persistente es
importante considerar situaciones excepcionales o circunstanciales, como:
1. las condiciones físicas de la vivienda, el ordenamiento del peridomicilio o prácticas
culturales arraigadas de la población, que favorecen de manera extraordinaria la
manutención de la infestación o la reinfestación;
2. la inactivación rápida del insecticida debida a:
• alcalinidad excesiva de la solución insecticida (por el agua local disponible) o del
sustrato (por los materiales de construcción de las casas);
• insolación excesiva o precipitación pluvial;
3. resistencia del vector al insecticida o los insecticidas en uso.
Para dilucidar la situación se propone, según corresponda al caso, realizar un análisis
de los registros de las operaciones; buscar datos secundarios, cuando sea necesario; observar
las acciones de terreno; medir el pH, y realizar pruebas de susceptibilidad de los vectores a
los insecticidas. No obstante, tiene que estar claro que la confirmación de una determinada
hipótesis no excluye que otras fallas operativas ni causas de origen ambiental puedan estar
determinando la constancia de la infestación o la reinfestación.
También hay condiciones que predisponen a otras circunstancias propicias para la
infestación, por ejemplo, la complejidad del peridomicilio que crea condiciones que pueden 47
generar fallas operativas. Por lo tanto, es indispensable averiguar exhaustivamente estas
causas, partiendo de lo más probable y sencillo de verificar a lo más improbable y difícil de
explorar. Con el fin de facilitar el trabajo de investigación, ordenar la información y disponer
de un diagnóstico final exhaustivo de la situación, se recomienda el uso de un formulario o
lista de verificación como el que figura a continuación.
Lista de verificación para la investigación de resultados insatisfactorios al control químico de
los vectores de la enfermedad de Chagas
1. Fallas operativas
Departamento/provincia/estado: ..........................................................................................................................
Municipio:..............................................................................................................................................................................
Localidad:................................................................................................................................................................................
Resultado
No deter-
Posible falla Investigación minado
Sí No
(descono-
cido*)
El insecticida empleado,
Especificaciones Pruebas
¿cumplía o cumple con las
inadecuadas del físico-
especificaciones técnicas
insecticida químicas
exigidas?
El insecticida empleado ¿estaba o está
dentro del plazo previo al vencimiento?
48 ¿La aplicación siguió (o
Pruebas
sigue) las normas técnicas
Error de biológicas,
para la aplicación de
aplicación supervisión
insecticidas de acción
directa**
residual?
¿El dato administrativo Supervisión
Aplicación no es verídico? ¿Se comprobó indirecta:
realizada efectivamente la verificación
aplicación? de cobertura
*Pruebas o actividades no realizadas.
Municipio:.............................................................................................................................................................................
Localidad:...............................................................................................................................................................................
La evaluación más preliminar de los resultados se hace con base en los indicadores
entomológicos de uso corriente y que se utilizan en el propio curso de las operaciones (Anexo
1). Existe una cierta tendencia a establecer objetivos en términos de valores de infestación
aceptables, como si de ellos dependiera la viabilidad de la transmisión. Sin embargo, en la
determinación del riesgo de transmisión, además de la presencia del vector, cuyo indicador es la
tasa de infestación, debe considerarse si los vectores presentes están infectados, lo que se expresa
como índice tripano-triatomínico o tasa de infección. Asimismo, deben evaluarse si existen
colonias domiciliarias de insectos o tasa de colonización. Esto se debe a que los requerimientos
para que se produzca la transmisión domiciliaria son que el vector infectado esté presente en la
habitación y que conviva con las personas. Si no hay colonización de triatomainos en la casa, la
transmisión será un evento inusual o episódico, con raras excepciones, como ya se mencionó en
relación con la visita reiterada de los vectores al domicilio.
La densidad de las poblaciones también influye directamente en el riesgo, aunque no
se ha determinado el umbral crítico de densidad o la correlación entre este indicador y la
transmisión.
Los indicadores entomológicos para demostrar interrupción de la transmisión
tienen valor relativo y pronóstico o de presunción de que la transmisión vectorial se ha
interrumpido. El examen de los datos entomológicos con el propósito de inferir sobre la
interrupción de la transmisión debe comprender el análisis de todo el conjunto de datos e
indicadores de que se disponga. En el anexo 1 figuran los indicadores de interés. Donde no se
disponga de toda la información a partir de la rutina de las operaciones, es posible que haya
que realizar encuestas entomológicas por muestreo (29).
Para demostrar de manera concluyente que se ha interrumpido la transmisión, se
requiere un estudio de la infección en la población humana nacida a partir del momento en
que supuestamente se dio el corte de la transmisión, por lo cual se considera que el grupo de
menores de 5 años de edad es el más indicado (30). Puede que los menores de 5 años de edad
no se prestan para este tipo de estudio, porque supuesta o comprobadamente la infestación
será focal, si es que existe, y la densidad de las poblaciones domiciliadas del vector será
extremadamente baja. Por ello las posibilidades de transmisión serán muy bajas y podrían
requerir un período más largo.
Estos estudios son absolutamente indispensables e, idealmente, deben incluir toda el
área intervenida y bajo evaluación. De no ser esto posible, como mínimo deben realizarse en
municipios o localidades más vulnerables, con infestación más persistente o con presencia 51
reciente del vector domiciliado. Habrá que confirmar el diagnóstico de los casos seropositivos
y complementar la investigación con un examen serológico de la madre e investigación
entomológica de la vivienda de donde procede el caso.
También sirve como indicador de resultado la notificación negativa de casos agudos
de origen vectorial, si es que el sistema de vigilancia proporciona información regular y
fidedigna. Dada la evolución crónica de la enfermedad, las tasas de internación hospitalaria y
de mortalidad por enfermedad de Chagas serán medidas más tardías de impacto del control.
Con el fin de dar un orden lógico a la evaluación de impacto de las actividades de
control vectorial, en el anexo 2 se propone un conjunto de planillas para registrar los datos y
calcular los indicadores aquí recomendados.
IX. MODELO DE CONTROL VECTORIAL INTEGRAL E INTEGRADO
El modelo se califica como integrado porque, a partir de una acción inicial común,
contempla las diferentes formas de transmisión vectorial y sus especificidades para definir
las medidas indicadas en cada caso y porque considera diversas opciones de intervención. El
modelo es integrado porque es un agregado de distintos componentes tecnológicos del control.
Además, no se limita a la prevención primaria del mecanismo primordial de transmisión,
sino que permite detectar y dar tratamiento etiológico específico a los casos de infección
reciente, ya sea que se hayan infectado por transmisión vectorial u otro mecanismo.
A partir de experiencias de control exitosas de diferentes países y de aspectos ya
consensuados, se han compilado las actividades e iniciativas puestas en marcha para
responder a las necesidades identificadas por la propia práctica de los programas de control.
BRASIL
1. Evidencias del éxito y situación epidemiológica actual
• Transmisión vectorial por Triatoma infestans interrumpida, con focos residuales de
muy poca extensión en los estados de Bahia y Rio Grande do Sul (datos de 2007);
• Reducción significativa de poblaciones domiciliadas de vectores autóctonos
reconocidos como vectores de la infección/enfermedad de Chagas (Triatoma
brasiliensis, Triatoma pseudomaculata, Triatoma sordida y Panstrongylus megistus);
• Aparición de especies nativas con tendencia a la colonización domiciliaria
(Panstrongylus lutzi y Triatoma rubrovaria);
• Mayor visibilidad de los casos producidos por mecanismos de transmisión
directamente dependientes del ciclo enzoótico: vectorial extradomiciliario; vectorial
domiciliario sin colonización (transmisión por visita) y oral.
2. Peculiaridades epidemiológicas y otros factores que influyeron en las operaciones
• Gran variedad de la fauna triatomínica: 63 especies diferentes (31) hasta ahora
conocidas como transmisoras o transmisoras potenciales de la infección/enfermedad
de Chagas. La especie Triatoma infestans, considerada inicialmente el principal vector,
es una especie introducida y por eso posible de eliminar;
• Gran extensión territorial del área con riesgo de transmisión, que abarcaba 1.942
municipios en 18 estados según la división política correspondiente a 1983, por lo
cual había dificultades operativas extraordinarias y una necesidad de gran cantidad
de recursos.
3. Oportunidades que favorecieron el control
• Decisión política de priorizar el control, que se reflejó en la asignación de una gran
cantidad de recursos generados por un nuevo impuesto destinado a políticas y
proyectos sociales (FINSOCIAL, 1983);
• Integración de los servicios e instituciones académicas con interés en el tema de
Chagas;
53
• Inserción del programa en una institución Federal con gran experiencia y
conocimientos y capilaridad estructural y operativa.
4. Modelo de intervención
• Convencional, con énfasis en el tratamiento químico domiciliario con insecticidas de
forma extensiva e intensiva, ajustado a dos principios básicos: contigüidad espacial
y continuidad temporal.
• Diseño e implementación de un modelo de vigilancia entomológica apoyado por
la notificación de vectores por la población (liderazgo comunitario), para lo cual
se crearon puestos de información para triatominos (Postos de Informação para
Triatomíneos [PIT])”.
5. Requisitos y factores que limitan la reproducibilidad
• Exige un gran monto de recursos y operaciones coordinados en escala nacional (con
fuerte coordinación central);
• Aunque haya servido en Brasil, por la gran extensión del área endémica original
y por el orden institucional vigente, no sería aplicable a otras áreas en el actual
contexto político, a no ser por la difusión del modelo de los puestos de información
de triatominos ya adoptado en algunos países, como Bolivia y Venezuela, entre otros.
CHILE
1. Evidencias del éxito y situación epidemiológica actual
• Transmisión por Triatoma infestans interrumpida, con focos residuales en la Región
Metropolitana que son producto de la adaptación secundaria de los vectores a focos
silvestres (T. infestans);
• La domiciliación de especies nativas, como Mepraia spinolai, es improbable; esta es la
única otra especie representativa de triatomainos en el país, y solo ocasionalmente
se encuentra en el ambiente domiciliario.
2. Peculiaridades epidemiológicas y otros factores que influyeron en las operaciones
• Nada más significativo que los mencionados anteriormente. Lo más importante es
que no existen vectores secundarios.
3. Oportunidades que favorecieron el control
• El modelo de organización del sistema de salud, con estructuras de vigilancia
ambiental (programas sobre el ambiente) con larga trayectoria en operaciones de
terreno, que asumieron las actividades en las siete regiones administrativas y 53
municipios considerados endémicos, bajo estricta coordinación y supervisión del
nivel central nacional.
54
4. Modelo de intervención
• Convencional, con énfasis en el tratamiento químico del domicilio con insecticidas,
de forma extensiva e intensiva. Una particularidad fue el trabajo realizado junto con
las escuelas rurales para difundir información y lograr su participación activa en la
vigilancia entomológica.
5. Requisitos y factores que limitan la reproducibilidad
• Los mismos que en el caso de Brasil, con la excepción de que las zonas territoriales con
riesgo de transmisión, por su dimensión, no exigieron el mismo monto de recursos.
PARAGUAY
1. Evidencias del éxito y situación epidemiológica actual
• Transmisión vectorial por Triatoma infestans interrumpida en la Región Oriental,
que es la de más densamente poblada del país;
• Especies nativas sin participación demostrada en la transmisión domiciliaria,
aunque se está notificando colonización intradomiciliaria por T. sordida en algunas
localidades.
2. Peculiaridades epidemiológicas y otros factores que influyeron en las operaciones
• Dificultades operativas en la Región Occidental (Chaco) por la extensión del
territorio, su acceso difícil y problemas relacionados con hábitos culturales propios
de la población indígena.
3. Oportunidades que favorecieron el control
• Se mantuvo la existencia de una institución con actuación nacional y tradición en
el control de vectores realizado casa por casa en el medio rural (Servicio Nacional de
Erradicación del Paludismo/SENEPA);
• Participación efectiva del área académica en apoyo al programa de control;
• Buenas condiciones físicas de la vivienda en la zona rural de la Región Oriental (en
comparación con otros países o regiones endémicas.
4. Modelo de intervención
• Convencional, con algunas peculiaridades importantes de la vigilancia entomológica.
Reconociendo las limitaciones de los métodos de investigación directa de la
vigilancia entomológica de la enfermedad de Chagas, así como el hecho de que el
carácter complementario de las diferentes formas de vigilancia amplía la posibilidad
de detectar vectores, en Paraguay se están adoptando diferentes modalidades de
vigilancia, según el nivel de riesgo. Esta son: 55
o búsqueda activa por muestreo (EP3A);
o notificación por la población a través de referentes (líderes) comunitarios;
o notificación por escolares, con gran movilización de la comunidad escolar
(Semana de Chagas);
o búsqueda activa censual en áreas todavía infestadas o de mayor riesgo.
• La llamada búsqueda activa, de carácter regular, se hace con base en los itinerarios del
personal de campo de malaria (de ahí su nombre EP3A). La búsqueda activa censual,
que se realiza con periodicidad bienal, cumple la función de verificar la información
(o falta de información) generada por las otras formas de vigilancia.
5. Requisitos y factores que limitan la (reproducibilidad)
• La operación centralizada en la forma de campaña nacional solo puede realizase
cuando existe un organismo como el SENEPA.
• Las diferentes modalidades de vigilancia entomológica, integradas o ejecutadas de
forma electiva en función del riesgo, será siempre recomendable.
URUGUAY
1. Evidencias del éxito y situación epidemiológica actual
• Transmisión vectorial por Triatoma infestans interrumpida;
• Hallazgo ocasional de focos residuales peridomiciliarios de T. infestans;
• No existen evidencia de domiciliación de especies nativas, especialmente en el
caso de la especie Triatoma rubravaria, que tiene amplia distribución en el ambiente
silvestre (a diferencia de lo observado en el sur de Brasil).
2. Peculiaridades epidemiológicas y otros factores que influyeron en las operaciones
• Pequeña extensión territorial del país.
• Muy baja densidad de población en el medio rural.
3. Oportunidades que favorecieron el control
• Puesta en marcha del programa Movimiento de Erradicación de la Vivienda Rural
Insalubre o MEVIR. Aunque el programa se concibió sin tener en cuenta las áreas
chagásicas, contribuyó de forma decisiva al control vectorial de la enfermedad de
Chagas en el Uruguay.
GUATEMALA
1. Evidencias del éxito (y situación epidemiológica actual)
• Transmisión vectorial por Rhodnius prolixus interrumpida;
• Reducción de las poblaciones domiciliadas de Triatoma dimidiata, aunque persiste el
riesgo de transmisión domiciliaria;
• Hallazgo circunstancial de Triatoma nitida en viviendas rurales.
2. Peculiaridades epidemiológicas y otros factores que influyeron en las operaciones
• Un factor que limita la difusión o presencia de vectores de la enfermedad de Chagas
es la elevada altitud en muchas zonas del país;
• Presencia de especie secundaria de comportamiento ubicuo; es vector comprobado
de la infección por T. cruzi en el ambiente domiciliario.
3. Oportunidades que favorecieron el control
• Participación de agencias internacionales de cooperación con apoyo financiero
y técnico al Programa de Chagas, especialmente de la Agencia Internacional de
Cooperación del Japón (JICA). También cooperó en las fases iniciales la organización
Médicos sin Fronteras de España;
• Participación comprometida de instituciones académicas y de investigación que
participaron en estudios epidemiológicos preliminares para orientar las encuestas
basales (Universidad del Valle de Guatemala y Universidad San Carlos de Guatemala).
4. Modelo de intervención
• Convencional, considerando el cumplimiento de fases sucesivas de operación: a)
preparación, con reconocimiento geográfico del área y establecimiento de líneas de
base entomológicas; b) control químico vectorial, con dos ciclos iniciales selectivos
por localidad infestada; y c) vigilancia, con actividades de vigilancia entomológica 57
después del rociado (evaluación entomológica, bajo los mismos criterios de la encuesta
de base, de 3 a 6 meses después de la primera y segunda rondas de tratamiento químico).
A los anteriores se sumó un componente de vigilancia comunitaria sostenible a
partir de procesos locales de promoción de la salud creativos y participativos.
• Una peculiaridad del caso de Guatemala fue que el levantamiento entomológico de
base se hizo en municipios previamente seleccionados donde se sabía que había casos
agudos confirmados o presencia de Rhodnius prolixus. La investigación incluyó 100%
de las viviendas de las localidades estudiadas o hasta haber encontrado ejemplares de
R. prolixus, ya que el tratamiento químico se haría en 100% de las casas cuando hubiera
infestación por el vector. En algunos casos se hizo por muestreo de conveniencia,
con investigaciones dirigidas a unidades domiciliarias vulnerables.
5. Requisitos y factores que limitan la reproducibilidad
• Condiciones y oportunidades mencionadas anteriormente.
HONDURAS
1. Evidencias del éxito y situación epidemiológica actual
• Transmisión vectorial por Rhodnius prolixus interrumpida;
• Reducción de las poblaciones domiciliadas de Triatoma dimidiata, aunque persiste el
riesgo de transmisión domiciliaria;
• Hallazgo circunstancial de Triatoma nitida en el ambiente domiciliario.
2. Peculiaridades epidemiológicas y otras condiciones que influyeron en las operaciones
• Honduras es uno de los países con ingreso per cápita más bajo de América Latina,
lo que seguramente repercute en las condiciones de la vivienda de la población,
especialmente en el área rural.
3. Oportunidades que favorecieron el control
• La participación estable de diversas agencias internacionales de cooperación con
apoyo financiero y técnico al Programa de Chagas, especialmente de la Agencia de
Cooperación Internacional del Japón. Esta cooperación se dio en forma consensuada
y harmónica a través de planes operativos pactados entre los diversos organismos
participantes, coordinados por la Secretaría de Salud.
4. Modelo de intervención
• Con algunos ajustes en situaciones específicas de otra región o país y una mejor
sistematización de los procedimientos, el modelo de Honduras puede aplicarse a
muchas áreas donde todavía no se haya intervenido o donde se hayan interrumpido
las actividades.
+
Localidades con presencia exclusiva Estratificación de riesgo/definición de prioridades Localidades con presencia exclusiva
de vectores autóctonos no domicilia- de vectores autóctonos domiciliados
dos: transmisión por visita
Localidades con vectores introducidos domiciliados
Control químico selectivo por
unidad domiciliaria con
Control físico (modalidad de Control químico selectivo por Instalación de vigilancia regular colonización domiciliaria
intervención definida a partir de la localidad en dos ciclos
tipificación de las viviendas y de su
relación con los focos silvestres) Evaluación con retratamiento
Evaluación con retratamiento Detección de focos de infestación: de unidades domiciliarias
en la extensión definida con base retratamiento en la extensión todavía con colonias del vector
en los criterios ya propuestos recomendada
Control Cura
La encuesta serológica se hará por muestreo; el tamaño de la muestra se determina por
la seroprevalencia esperada, aunque ahora con base en los resultados de la exploración previa
entre escolares o, idealmente, por censo de la población de menores de 15 años de edad. Se
supone que ese grupo de edad correspondería a aquel en que los casos de infección por T. cruzi
responderían mejor al tratamiento etiológico. La muestra de sangre se tomará en papel filtro
mediante pinchazo con lanceta, observando las normas de bioseguridad. Para el procesamiento
de las muestras se recomienda la prueba de ELISA. En los casos con prueba rápida positiva, la
toma de la muestra de sangre para la prueba de ELISA se realiza inmediatamente después de
tener este resultado (15 minutos). Esta forma de proceder evita tener que regresar a buscar a los
niños y permite agilizar la confirmación de los resultados de la prueba de ELISA (32).
La encuesta entomológica se podrá realizar de forma integral o por muestreo aleatorio
o de conveniencia, entre las unidades habitacionales sospechosas, preferentemente por la
técnica hora/hombre y por personal institucional previamente capacitado. Si se trata de
especies introducidas, para las que se indica tratamiento químico selectivo por localidad,
con rociado de 100% de las viviendas en dos ciclos, la investigación inicial se podrá hacer
hasta encontrar la primera vivienda infestada, como se hizo en Guatemala. A continuación,
para completar la línea de base entomológica y conocer las tasas de infestación domiciliaria,
durante el primer ciclo de rociado se hará la verificación, recolección y registro de los
triatominos caídos.
Estratificación de riesgo, definición de prioridades y actividades de control
62 En una etapa preliminar de la fase de control habrá que hacer una primera
estratificación de riesgo a escala nacional, estatal, departamental o provincial relacionada
con la transmisión vectorial. Ante todo, es necesario determinar el grado de domiciliación de
los vectores y su capacidad de transmitir T. cruzi (antropofilia, susceptibilidad a la infección
y metaciclogénesis). Asimismo, habrá que analizar las metas del control y su factibilidad.
Ante la presencia simultánea de diferentes situaciones de riesgo, la prioridad en función del
riesgo y de la mayor viabilidad del control corresponderá a las áreas infestadas por especies
estrictamente domiciliadas. Se puede prever que en estas áreas habrá tasas de seroprevalencia
más altas. Esta coincidencia deberá ser confirmada. Un segundo criterio a tener en cuenta
serán las diferencias en la infección humana detectadas por la encuesta serológica; se
clasificarán las áreas según la serorreactividad conocida. Sin embargo sería una temeridad
tomar esta medida con rigor absoluto, ya que podría llevar a una segmentación geográfica de
las operaciones, sin que se respete la contigüidad espacial de las áreas intervenidas.
El control de la transmisión por vectores domiciliados
1. Especies introducidas
Aquí se propone adoptar desde el inicio las medidas de la Iniciativa de los Países del Cono
Sur, consensuadas a partir de la experiencia del Brasil. Con miras a eliminar estos vectores, el
tratamiento inicial con insecticidas (piretroides) se realiza en dos ciclos de rociado integral de
las localidades positivas, con un intervalo máximo de un año entre rociados. Así se compensa
la posibilidad de que haya habido resultados domiciliarios falsos negativos.
A los ciclos iniciales sigue una evaluación posterior al rociado y se vuelve a hacer el
tratamiento químico en la extensión determinada por las tasas de infestación, vulnerabilidad
de las viviendas y su distribución espacial, tal como se describió en la sección “Técnicas e
instrumental de control: control químico” (III.1).
Desde el comienzo de las operaciones se recomienda instaurar actividades permanentes
de vigilancia entomológica en las que la población notifique y en las que participen de los
servicios locales. Los procedimientos deben hacerse según lo que se recomienda en el capítulo
II sobre vigilancia epidemiológica con énfasis en la participación comunitaria.
La detección de focos residuales de infestación por cualquier medio (notificación por
referentes comunitarios o detección del vector por búsqueda activa) debe recibir una respuesta
rápida, en la que se delimiten los focos y se repita el tratamiento químico domiciliario en la
extensión recomendada, conforme los criterios que se haya propuesto adoptar.
Los casos de infestación persistente deben investigarse cuidadosamente, teniendo en
cuenta que, en principio, el control químico debería ser suficiente para eliminar por completo
las poblaciones existentes de vectores exclusivamente domiciliarios. Para una investigación
sistematizada y fiable de las causas de infestación se sugiere la aplicación del algoritmo y
listas de verificación propuestos en la sección VII (Seguimiento y desarrollo del control de
calidad). La conducta sugerida ante la investigación de fallas operativas o la determinación
de las causas biológicas o ambientales figuran también en el algoritmo.
Entre los ajustes a las intervenciones de control, se debe hacer hincapié en el manejo físico
y ambiental del peridomicilio y de su entorno más inmediato. Los residuos de infestación son casi 63
siempre peridomiciliarios. En Argentina, Bolivia, Brasil y Uruguay esto está bien documentado.
Las experiencias en el sur del Brasil sobre la reparación o el reemplazo de anexos peridomiciliarios
y en la región del Chaco, en Argentina, sobre la reconstrucción de corrales muestran resultados
bastante animadores. Lo mismo se comprobó en Venezuela en el pasado más remoto con la
sustitución de techos de paja para el control de la especie Rhodnius prolixus. Sin embargo, en otros
lugares, como el Chaco Boliviano, la construcción de silos para el almacenamiento de la cosecha
en sustitución de los conocidos zarzos no ofreció ventajas, debido a que la población tenía muy
arraigado el uso de los últimos. En cualquier situación, las cuestiones culturales pueden ser
obstáculos importantes y deben tomarse en cuenta. El tipo de intervención que se elija, ya sea
de control físico o manejo del ambiente, dependerá de peculiaridades locales, de la especie de
vector y de su comportamiento, de los materiales de construcción utilizado en las viviendas, de
la población humana y de sus conocimientos y prácticas.
En Chile, donde en la Región Metropolitana la especie T. infestans se transformó de
domiciliaria a silvestre, el abordaje debe ser otro. El control del vector, que anteriormente
fue estrictamente domiciliario, pasará a ser el propuesto para vectores no domiciliados, y su
riesgo de infestación pasó a ser igual al de los vectores visitantes.
2. Especies autóctonas
Con estas especies se puede esperar un grado de control que comprenda la eliminación
de las colonias intradomiciliarias de los vectores e impida la recolonización del interior de las
viviendas. Así se suprimirá el riesgo continuo de transmisión debido a la convivencia del ser
humano con el vector y también se reducirán mucho las oportunidades de transmisión. Por
lo tanto, es importante que las medidas de control se dirijan a las unidades domiciliarias con
colonias instaladas en el interior de la vivienda. En algunas situaciones en que la presión de la
colonización intradomiciliaria sea excepcionalmente grande o inminente, como cuando hay
grandes poblaciones peridomiciliarias, podría valer la pena rociar con insecticidas aún en
ausencia de colonias intradomiciliarias, especialmente cuando la especie en cuestión presente
un alto grado de antropofilia.
Siempre que se detecte, ya sea por notificación o búsqueda, que hay nuevas unidades
de vivienda con colonias domiciliarias se repetirá el tratamiento. El control de estas especies
podrá exigir medidas de manejo físico de las viviendas, manejo ambiental o ambas, lo cual
se definirá en función del comportamiento de las especies de vector, de la relación existente
entre sus focos silvestres y la vivienda y los hábitos de la población que puedan favorecer la
domiciliación de los triatominos.
El control de la transmisión por vectores no domiciliados
Una consideración inicial es que la transmisión se relaciona directamente con el ciclo
enzoótico de transmisión, que incluye además de la transmisión por vectores visitantes, el
riesgo de transmisión fuera del domicilio y de transmisión oral por el consumo de alimentos sin
preparar que estén contaminados. Por ello la transmisión nunca será completamente controlable
y el riesgo de que se produzca, aunque sea de forma accidental, estará siempre presente. Aquí se
trata de la visita recurrente que suelen hacer determinadas especies de vector a ciertas áreas, por
64 ejemplo, la especie R. palescens en Panamá; también se ha verificado esta conducta en la especie R.
pictipes en la Amazonia ecuatoriana y en el estado de Tocantins en Brasil.
Por otra parte, se debe reconocer que no hay suficiente saber ni experiencia acumulada
sobre el control de esta forma de transmisión, que permita con total seguridad proponer
medidas de eficacia demostrada. Estas propuestas corresponden a la conducta evaluada en
Panamá (22).
Tratamiento etiológico
Con referencia al tratamiento específico de los casos de infección aguda o reciente
conocidos a partir del modelo de control de la transmisión vectorial que se está planteando,
habrá que seguir las pautas, protocolos y normas explicitados en el Capítulo III sobre
diagnóstico y tratamiento.
Con este modelo de control se buscó sintetizar todo los métodos probados en el pasado
y enriquecer la experiencia de los países con respecto al control vectorial, destacando
especialmente las medidas exitosas que lograron los objetivos del control.
X. REFERENCIAS
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HCT/196/02, Montevideo, Uruguay, 2002.
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32. Ponce C. Comunicación personal. 2009.
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Vectorial de la Enfermedad de Chagas. Organización Panamericana de la Salud, 2003,
46p. (OPS/DPC/CD/276/03).
67
Capítulo II
Fernando Abad-Franch1
Tabla 1.
Características de los sistemas de vigilancia
Enfermedades
Comunes Enfermedades agudas
crónicas
Monitoreo de tendencias.
Descripción de problemas
Énfasis en variación
y estimación de carga de Énfasis en tendencias
Propósito semanal o mensual
enfermedad anuales
para detectar brotes
Dirigir/evaluar programas de 77
prevención y control
Basados en las Mayor uso de bases
notificaciones de datos existentes
Datos Continuos hechas por el sistema (estadísticas
de atención o los vitales, registros
laboratorios hospitalarios, etc.)
Análisis de Estadísticas descriptivas para A menudo enfatiza el A menudo enfatiza
datos lugar, tiempo y persona contaje de casos tasas
*Modificado de Berkelman et al. (2002) Public health surveillance, pp. 759-778 en Detels R, McEwen J, Beaglehole R,
Tanaka H (Eds.) Oxford textbook of Public Health: the methods of Public Health. Oxford: Oxford University press.
Tabla 2.
Características generales de los sistemas de vigilancia
Vigilancia Vigilancia
Comunes
epidemiológica entomológica
Monitoreo de tendencias. Detección de focos de
Descripción de problemas Registro y notificación infestación residual o
y estimación de carga de de casos; detección de reinfestación; evaluación
Propósito
enfermedad focos y brotes; prevención de los programas de
Dirigir/evaluar programas secundaria control; certificación;
de prevención y control prevención primaria
Continuos; cobertura Basados en las Sistemas de registro
de todas las áreas donde notificaciones hechas por y notificación de
Datos
existe transmisión de la el sistema de atención o los infestaciones; más espacio
enfermedad laboratorios para la participación
Estadísticas descriptivas
Enfatiza tasas de detección
Análisis de (lugar, tiempo, persona) e Tasas de incidencia; en
y, en ocasiones, de
datos indicadores de calidad y ocasiones morbi-mortalidad
respuesta
desempeño
Regular; la frecuencia refleja Generalmente mensual
Generalmente anual, con
Diseminación la estructura del sistema en o semanal, con análisis
análisis de tendencias
de datos cada país. Dirigidos a una de tendencias anuales y
plurianuales
audiencia específica plurianuales
81
2. Estos artículos, aunque excluidos de la RS propiamente dicha, fueron evaluados para su inclusión en la
introducción y/o discusión.
d) Artículos de revisión, opiniones o comentarios;
e) Artículos claramente irrelevantes para la RS.
La lista definitiva fue revisada por duplicado e independientemente; finalmente, las
discrepancias en cuanto a la inclusión o exclusión de determinados documentos fueron
resueltas por el Coordinador de la RS.
Búsquedas bases de
datos bibliográficas
Eliminación Referencias
duplicados
859
documentos
Evaluación títulos
y resúmenes
87
Evaluación texto
Relevantes Dudosos
120 117
documentos documentos
Evaluación exhaustiva
Relevancia Revisión
parcial sistemática 97 documentos
140 • Introducción
documentos • Discusión Evaluación
• Comentarios cuantitativa
• Exclusión
Figura 2. Número de documentos recuperados que hacen referencia a los principales vectores de
la enfermedad de Chagas. T., Triatoma; P., Panstrongylus; R., Rhodnius
0 10 20 30 40 50 60
T. infestans
T. dimidiata
P. megistus
R. prolixus
T. brasiliensis
Otros
Brasil
Argentina
Chile
Venezuela
México
Guatemala
Paraguay
Colombia
Costa Rica
Honduras
Nicaragua
Bolivia
Perú
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Las tablas que presentaremos a continuación resumen las estadísticas descriptivas de
los 97 documentos analizados de forma exhaustiva durante la revisión sistemática. Los datos
de la Tabla 3 muestran la escasez de estudios randomizados. De los diez que identificamos,
cuatro investigan los efectos de diferentes insecticidas (53,54) o de diferentes estrategias
de aplicación de los mismos (55,56), tres describen diferentes resultados de un estudio
multinacional sobre estrategias alternativas de control y detección de focos (57-60), dos
estudian la efectividad de materiales impregnados con insecticidas (61,62) y uno compara
la efectividad de insecticidas e intervenciones comunitarias (63). Aunque los resultados son
claros en relación con la eficacia de la aplicación de insecticidas, en especial en el interior de
las viviendas, resulta difícil evaluar otros aspectos con este limitado número de estudios;
algunas conclusiones parecen incluso contradictorias, y otras están basadas en los resultados
obtenidos en unas pocas viviendas.
Tabla 3.
participación de la comunidad: tipo de estudios
Tipo de estudio Número*
De grupo 2
Ensayo randomizado
Individual 8
De grupo 15
‘Ensayo’ no randomizado 89
Individual 3
Estudio de casos y controles 2
Estudio antes-después 16
Estudio de cohorte prospectivo 1
Estudio de cohorte retrospectivo 1
Otros diseños con grupos de comparación 24
Estudio de corte transversal 4
Estudio de series temporales 24
Estudio no comparativo 1
Otros 3
* El número total es >97 cuando algún documento describe más de
una intervención
Tabla 5.
con énfasis en la participación de la comunidad: medidas del efecto de la intervención
Medidas del efecto de la intervención Número*
Cambios de comportamiento 3
Otras medidas intermedias o mediadoras 1
Incidencia 5
Medidas de Prevalencia (sobre todo en población infantil) 20
intensidad de la
transmisión Tasas de infección de vectores 21
Tasas de infección de reservorios 7 91
Tasas de infestación (general) 77
Infestación de UDs 73
Infestación domiciliar 43
Medidas de Infestación peridoméstica 42
infestación por
triatominos Tasas de detección de eventos de infestación (general) 39
Eventos de infestación de UDs 36
Eventos de infestación de intradomiciliares 12
Eventos de infestación de peridomiciliares 11
Tasas de respuesta (denuncias atendidas) 7
Otras medidas indirectas 3
Otras medidas 9
La intervención forma parte de otra a mayor escala 57
* El número total es >97 cuando algún documento describe más de una intervención
Los resultados presentados en la Tabla 6 muestran que diferentes organismos oficiales
de salud pública participaron en la inmensa mayoría de las intervenciones; el número de
trabajos con participación de instituciones académicas (sobre todo universidades e institutos
de investigación, en su mayoría también públicos) es también muy alto. El cruce de estas dos
informaciones revela que hubo colaboración efectiva entre estos dos tipos de institución en
un 70% de los trabajos evaluados. Esto es probablemente el reflejo de la larga tradición de
cooperación entre los investigadores y los órganos efectores de los programas de control que
distingue el trabajo realizado durante los últimos 100 años con el objetivo común de prevenir
la transmisión de la enfermedad de Chagas (64). La escasa participación de organismos locales/
municipales sugiere que los procesos de descentralización del sector salud no se reflejan aún
en la producción de documentos específicos.
Tabla 7.
vigilancia de la enfermedad de Chagas, con énfasis
en la participación de la comunidad: escenarios de la
intervención
Escenarios de la intervención Número*
Área rural 89
Área urbana/suburbana 12
Familias o residencias
93
familiares
95
1000000
Especies nativas
100000
Número de insectos capturados
(escala logarítmica)
10000
99
Triatoma infestans
1000
100
1983
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
1975-82
Los índices de dispersión de T. infestans también reflejaron claramente los efectos del
programa de control: mientras que el vector estaba presente en más del 20% de los municipios
brasileños (considerando los 11 estados con registros de la especie) antes del inicio de las
acciones sistemáticas, su presencia sólo fue verificada en ~5% de esos municipios en 1990
(Figura 5).
Figura 5. Dispersión de Triatoma infestans en los municipios de 11 estados del Brasil: negro,
1975-1982; gris, 1990. Las dos últimas columnas presentan los valores totales. Datos de Dias
(2002) O controle da doença de Chagas no Brasil, pp. 145-250 en Silveira AC (Org.) El control
de la enfermedad de Chagas en los países del Cono Sur de América. Historia de una Iniciativa
Internacional 1991/2001. Uberaba: Organización Panamericana de la Salud– Universidade
Federal do Triângulo Mineiro, e Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE)
50
45
(% de municipios con presencia del vector)
Índice de dispersión de Triatoma infestans
40
35
30
25
20,4
20
15
100 10
4,8
5
0
a
ná
is
sso
l
l
co
ta
Su
Su
au
tin
hi
íb
eir
ra
bu
ra
To
ro
ra
Pi
Ba
Ge
do
do
an
an
Pa
am
Pa
oG
oc
eJ
sso
de
as
rn
+T
at
in
an
od
ro
Pe
M
M
Gr
iás
oG
Rí
Go
o
at
Rí
M
800
700
600
Número de municipios en
vigilancia entomológica
500
400
300
101
200
100
0
1978 1982 1986 1992
200 10000
180 A B
160
1000
140
120
100 100
80
60
10
40
20
0 1
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
1958
1959
1960
1961
1962
1963
1964
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
1958
1959
1960
1961
1962
1963
1964
102
Dias (77) analizó con más detalle los resultados de las acciones de control en 324 UDs
de nueve localidades del municipio y discutió los efectos de las fumigaciones en localidades
vecinas. Los resultados mostraron un efecto protector significativo del insecticida (prueba
exacta de Fisher, P< 0.0001, OR 0.17, IC95% 0.08-0.33); además, las UDs tratadas cuyas
localidades vecinas fueron rociadas estaban más protegidas (Fisher, P = 0.0001, OR 0.2,
IC95% 0.09-0.42) que las cercanas a localidades sin tratar. La tendencia de disminución de
la frecuencia relativa de capturas de T. infestans y aumento de las de P. megistus fue de nuevo
evidente (77,78).
Esta tendencia se repitió en otras áreas de Minas Gerais donde P. megistus es nativo
y T. infestans dominó los espacios domésticos y peridomésticos desde su introducción
(probablemente en la década de 1930) hasta su eliminación por los programas de control
(39,79-83).
Usando datos de la rutina del programa de control, Fleming-Moran (81) evaluó los
cambios en los patrones de infestación de UDs en casi 550 localidades de la región conocida
como Triângulo Mineiro en el estado de Minas Gerais. Tres años después de la inspección y
rociado (con HCH) de todas las UDs infestadas, las poblaciones de T. infestans desaparecieron de
buena parte de las localidades. Sin embargo, la presencia continua de reinfestación por vectores
nativos mantuvo las tasas de dispersión por encima del 30%; T. sordida mantuvo su presencia en
más del 45% de las localidades, y P. megistus incrementó su dispersión del 26% al 41% (Figura 8).
Figura 8. Índices de dispersión de Triatoma infestans, Triatoma sordida y Panstrongylus megistus
en el Triângulo Mineiro, estado de Minas Gerais, Brasil, entre 1976 (pre-intervención) y 1979.
Datos de Fleming-Moran (1992)Cad Saúde Pública 8(4): 391-403.
70
60
Triatoma sordida
50
(% de localidades infestadas)
Índice de dispersión
40
Panstrongylus megistus
30
20
103
Triatoma infestans
10
0
1976 1977 1978 1979
3,5
3
Índice de infestación (%)
2,5
1,5
104 0,5
0
1 2 3 4 5 6
1977 1978
En un trabajo paralelo al trabajo anterior, Forattini et al. (85) trataron con HCH las
viviendas del municipio de Frutal(Minas Gerais), donde T. sordida es la principal especie
nativa con tendencias sinantrópicas y T. infestansera el principal vector primario. Los índices
de infestación cayeron desde valores de 35-40% antes de las intervenciones hasta 1-3%.Sin
embargo, la infestación de anexos peridomésticos aumentó paulatinamente desde 1.5% hasta
casi 8% (85). Las poblaciones de T. infestans disminuyeron dramáticamente (0.3-2.3%de casas y
0.1-0.5% de anexos), pero la especie no fue eliminada. T. sordida mantuvo su presencia residual,
aunque de forma mucho más modesta, con un aumento progresivo de las tasas de infestación
en los anexos peridomésticos (Figura 10).
Figura 10. Tasas de infestación de casas (azul) y anexos peridomésticos (anaranjado) por
Triatoma sordida en Frutal, estado de Minas Gerais, Brasil, evaluadas a lo largo de 1976
(evaluaciones 1-4) y 1977 (evaluaciones 5-6); en 1975 todas las UDs fueron rociadas con HCH.
Datos de Forattini et al. (1983b) Rev Saúde Pública 17(3): 159-99.
6
Índice de infestación (%)
1 105
0
1 2 3 4 5 6
1976 1977
40
35
BHC
30
Triatoma sordida
25
% UDs infestadas
20
Deltametrina
15
106
10
Triatoma infestans
5
0
1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988
Las primeras evaluaciones llevadas a cabo en Mambaí desde mediados de los años
70 ya mostraban la dominancia de T. infestans, con tasas de infestación del orden de 50-
60% (86). Los estudios previos a la aplicación institucional de insecticidas sirven además
para ilustrar un hecho que consideramos particularmente relevante en el contexto de
esta revisión: las medidas de ‘control’ de poblaciones domésticas de triatominos aplicadas
espontáneamente por los habitantes, sin apoyo técnico o supervisión profesional, no tienen
impacto aparente alguno sobre los vectores. Así, las tasas de infestación aumentaron de
forma significativa en Mambaí entre 1975 y 1979 a pesar de que entre el 30% y el 65% de
los habitantes aplicó algún tipo de medida espontánea de control, sobre todo insecticidas
y mejoras de las condiciones de la vivienda; una vez iniciadas las acciones institucionales
de control químico y vigilancia, las tasas de infestación cayeron bruscamente hasta un
mínimo de 8.7% en 1999 (Figura 12) (38,86-90).
Figura 12. Tasas de infestación de unidades domiciliares (UDs) por triatominos en Mambaí,
estado de Goiás, Brasil, 1975-1999. Datos de Marsden et al. (1982a) Rev Inst Med Trop São
Paulo 24 (6), 364-73, García-Zapata et al. (1986) Rev Soc Bras Med Trop 19(4): 219-25,García-
Zapata et al. (1988) Rev Argent Microbiol 20(Supl.1): 106-17, García-Zapata & Marsden (1992)
Am J Trop Med Hyg 46(4): 440-3y Silveira et al. (2001) Rev Soc Bras Med Trop 34(6): 549-57.
La línea de trazos entre 1993 y 1998 indica que no conseguimos información para este periodo.
70
60
Índice de infestación de UDs (%)
50
40
30
20
107
10
0
1975
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
Figura 13. Número de ejemplares de Triatoma infestans capturados en el ámbito del programa
de control de la enfermedad e Chagas en el estado de São Paulo, Brasil, entre 1973 y 1999.
Datos de Dias (2002) O controle da doença de Chagas no Brasil, pp. 145-250 en Silveira AC
(Org.) El control de la enfermedad de Chagas en los países del Cono Sur de América. Historia
de una Iniciativa Internacional 1991/2001. Uberaba: Organización Panamericana de la Salud–
Universidade Federal do Triângulo Mineiro. El asterisco indica la detección, en 1999, del último
foco residual, compuesto por 131 especímenes y que fue eliminado
4500
108
4000
3500
(número de ejemplares capturados)
3000
Triatoma infestans
2500
2000
1500
1000
500
0
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
Figura 14. Tasas de infestación de unidades domiciliares (UDs, línea de trazos) y anexos
peridomésticos (línea continua) por triatominos en el estado de São Paulo, Brasil, 1973-1997.
El incremento desde final de los años 80 corresponde a la implementación de estrategias de
vigilancia con notificación por los habitantes. Datos de Dias (2002) O controle da doença de
Chagas no Brasil, pp. 145-250 en Silveira AC (Org.) El control de la enfermedad de Chagas en los
países del Cono Sur de América. Historia de una Iniciativa Internacional 1991/2001.
2,5 14
12
2
10
1,5
8
6
1
109
4
0,5
2
0 0
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
Estas especies nativas también resultaron fuertemente afectadas por las acciones de
control; sin embargo, su presencia continua en casas y, sobre todo, peridomicilios, se refleja
en la persistencia de las capturas (Figura 15).
Figura 15. Número de ejemplares de Triatoma sordida (línea anaranjada de puntos),
Panstrongylus megistus (línea azul de trazos) y Triatoma infestans (línea azul continua;
asterisco: foco de 1999 [ver Figura13]) capturados en el ámbito del programa de control de
la enfermedad e Chagas en São Paulo, Brasil, entre 1953 y 2008. Las principales acciones y
estrategias(rociado masivo con HCH, priorización de áreas y vigilancia) están indicadas. Datos
de Souza et al. (1984) Mem Inst Oswaldo Cruz 79(Supl.): 125-31,Dias (2002) O controle da
doença de Chagas no Brasil, pp. 145-250 en Silveira AC (Org.) El control de la enfermedad
de Chagas en los países del Cono Sur de América. Historia de una Iniciativa Internacional
1991/2001. Uberaba: Organización Panamericana de la Salud– Universidade Federal do Triângulo
Mineiro, y Wanderley et al. (2009) Cad Saúde Colet 17(4): 857-72.
100000
10000
1000
110
100
10
1
1953
1958
1963
1968
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
12
0-0.9
1-4.9
10 5-19.9
20-49.9
>=50
8
Número de Provincias
ND
112 4
0
1964 1982 1987 1992 2000
• Esta situación es similar a la que se da en las áreas donde los vectores considerados
‘primarios’ son, de hecho, nativos. Los datos muestran cómo en el Gran Chaco y los
valles andinos de Bolivia (T. infestans) o en la cuenca del Orinoco (R. prolixus) el control
efectivo de la transmisión de la enfermedad depende de la implantación de sistemas de
VE capaces de mantener las UDs libres de infestación(118,121,122,145,153,156,158,203).
La participación de la comunidad en estos sistemas alcanza su mejor desempeño,
también en términos de control del contagio, cuando se desarrolla en un marco de
colaboración estrecha con los servicios de control de vectores (120,128,204). Cecere
et al. (205) muestran cómo la caída de las tasas de infección natural de T. infestans es
mucho mayor en áreas bajo vigilancia sostenida que en áreas sin vigilancia (4.6% vs.
116 21%, OR = 0.2, IC95% 0.08-0.4), siendo que estas tasas fueron semejantes en ambas
áreas antes de las intervenciones. La mejora de las condiciones físicas y de manejo de
las viviendas y los espacios peridomésticos, incluyendo los procedimientos de cría
de animales, es probablemente un complemento necesario para la interrupción de la
transmisión en estas áreas (e.g., 35,133,206).
• Finalmente, existen áreas donde nunca hubo vectores ‘primarios’; la prevalencia es por
lo general relativamente baja, y la interrupción de la transmisión puede hacerse más
difícil por la falta de prioridad política que suele tener la enfermedad de Chagas en estos
contextos. El caso de México es probablemente paradigmático(207,208), pero sucede lo
mismo en zonas más restringidas de Panamá, Costa Rica, Colombia, Perú, Ecuador o
Bolivia; con sus peculiaridades, este es el caso también de la región amazónica (186). El
papel de la VE es, en estas circunstancias, semejante al descrito en el segundo punto de
esta sección. En la situación específica de áreas donde no hay poblaciones domésticas
de triatominos y la transmisión (directa o por contaminación de alimentos) depende
de vectores adultos que invaden esporádicamente las viviendas sin colonizarlas,
la vigilancia se centra casi por completo en la detección de casos agudos, que son el
‘disparador’ del resto de las acciones (209-211); este es el caso de las zonas de bosque
tropical húmedo de Meso y Sudamérica, incluyendo la Amazonia, y de los Estados
Unidos. La identificación y manejo de los ecotopos naturales que actúan como foco
de dispersión de los vectores (212) y la protección de las viviendas y sus habitantes
por medios físicos, como mosquiteros o cortinas (62,213), podrían ser útiles en estas
circunstancias. El monitoreo de las tendencias de estos vectores silvestres podría
beneficiarse sustancialmente de las denuncias de los residentes (e.g.,214), y el uso de
animales domésticos (perros o gatos) como ‘centinelas’ podría facilitar la detección de
ciclos o eventos domésticos-peridomésticos de transmisión (e.g., 128,204,209,215).
Tabla 12.
Total
Infestada No infestada
Infestada 51 21 72
BA
No infestada 133 261 394 119
50
45
40
Unidades domiciliares infestadas (%)
35
Combinados
30
25
NH
20
15
BA
10
120
5 AS
0
1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991
Año de evaluación
Tabla 13.
versus búsquedas activas por los funcionarios del programa (BA)
Casas Casas no Odds
Bienio Estrategia X2 P IC95%
infestadas infestadas Ratio
1990/91 NH 319 5116
661.75 <0.0001 7.2 6.1-8.6
BA 219 25385
1992/93 NH 281 4326
659.2 <0.0001 5.8 4.96-6.7
BA 479 42557
1994/95 NH 229 3098
364.3 <0.0001 4.1 3.5-4.8
BA 584 32588
Tabla 14.
(NH) versus búsquedas activas por los funcionarios del programa (BA)
Peridomicilios Peridomicilios Odds
Bienio Estrategia X2 P IC95%
infestados no infestados Ratio
1990/91 NH 934 4501
511.6 <0.0001 2.6 2.4-2.9
BA 1640 20844 121
Tabla 16.
búsquedas activas con knock-down (BAk-d)
Tabla 17.
Nicaragua: cajas sensoras María (AS) versus búsquedas activas (BA)
AS
Total
Infestada No infestada
Infestada 30 12 42
BA
No infestada 23 34 57
Total 53 46 99
Cuba Cuba et al. (237) estudiaron el desempeño de dos tipos de AS (cajas y papeles
sensores) para la detección de infestaciones por Rhodnius ecuadoriensis, un vector de pequeño
tamaño cuyas poblaciones domésticas no suelen alcanzar altas densidades, en 207 UDs de La
Libertad, Perú. Los resultados sugieren que las cajas sensoras (ASc) son mucho más efectivas
que las BA (McNemar P< 0.000001, OR 11 IC95% 3.4-35.9); sólo tres UDs fueron positivas por
BA y negativas por ASc, versus 33 UDs en sentido contrario. En el caso de los papeles sensores
(ASp), el desempeño fue comparable al de las BA (McNemar P = 0.83), aunque los dos métodos
aparecen como complementarios: la infestación de 10 UDs fue detectada sólo por ASp y la de
12 sólo por BA.
126 Los resultados del estudio de Feliciangeli et al. (224), comentados más arriba, muestran
que los AS tienen un desempeño significativamente peor que la NH en las áreas de Venezuela
donde R. prolixus es el principal vector domiciliado.
En su conjunto, los resultados de los trabajos revisados muestran claramente que no
hay disponible en la actualidad ningún tipo de ‘aparatos sensores’ cuya efectividad haya
demostrado ser claramente superior a las búsquedas activas o a algún tipo alternativo de
aparato. Sin embargo, los resultados son muchas veces complementarios, lo que sugiere
que algunas combinaciones podrían ser parte de una estrategia eficiente. La consideración
detallada de costes y beneficios es, finalmente, la que provee los elementos necesarios para
tomar este tipo de decisiones operativas (e.g., 231).
Finalmente, parece evidente que la detección de focos domésticos o peridomésticos
de infestación es un campo abierto para la investigación. Por un lado, debería estimularse
el desarrollo de mejores técnicas (por ejemplo, utilizando sustancias químicas capaces de
atraer a los vectores hacia los aparatos sensores; A Rojas de Arias, com. pers., 2010). Por otro,
debería fomentarse la aplicación de diseños experimentales y procedimientos analíticos que
permitan estimar la sensibilidad de métodos alternativos de detección en ausencia de un
‘patrón oro’ o ‘técnica perfecta’; estos métodos están disponibles y son aplicados de forma
rutinaria en investigaciones ecológicas y epidemiológicas (65,212 y referencias).
V. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
V.1. Conclusiones
2. Schofield CJ, Jannin J, et al. (2006) The future of Chagas disease control. Trends Parasitol 22(12): 583-8.
3. German RR, Armstrong G, et al. (2001) Updated guidelines for evaluating Public Health surveillance sys-
tems. Recommendations from the Guidelines Working Group. MMWR Reccomendations and Reports
50(RR13) 1-35.
4. Baker EL, Honchar PA, et al. (1989) Surveillance in occupational illness and injury: concepts and content.
Am J Pub Health 79(Supl.): 9-11.
5. Frerichs RR (1991) Epidemiologic surveillance in developing countries. Annu Rev Public Health 12: 257-80.
7. Gibbons M (1999) Science’s new social contract with society. Nature 402(6761Supl.): C81-4.
8. Rifkin SB (1996) Paradigms lost: toward a new understanding of community participation in health pro-
grammes. Acta Trop 61(2): 79-92.
9. Zakus JD, Lysack CL (1998) Revisiting community participation. Health Policy Plan 13(1): 1-12.
133
10. Kahssay HM, Oakley P (Eds.) (1999) Community involvement in health development: a review of the
concept and practice. Geneva: World Health Organization.
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ANEXO: Sugerencias y recomendaciones para el diseño y
reporte de estudios observacionales*3
• La pregunta debe ser relevante para el asunto en cuestión y su respuesta no debe ser
obvia (es decir, la pregunta no debe ser trivial)
• Debe ser posible deducir, de cada hipótesis, una serie de predicciones lógicas: la 147
o ¿Cuál es su pregunta?
3. *Vervon Elm E, Altman DG, et al. (2008) Declaración de la Iniciativa STROBE (Strengthening the Reporting of
Observational studies in Epidemiology): directrices para la comunicación de estudios observacionales Gac Sanit
22(2):144-150 y Vandenbroucke JP, von Elm E, et al. (2009) Mejorar la comunicación de estudios observacionales
en epidemiología (STROBE): explicación y elaboración. Gac Sanit 23(2): 158.e1-158.e28.
o ¿Cuáles son las hipótesis principales que contempla?
o ¿Hasta qué punto espera que sus respuestas puedan aplicarse en contextos
distintos a aquel en el que realizó el estudio? ¿Qué limitaciones es necesario
reconocer de antemano?
• Título y resumen
o Indique el tipo o diseño del estudio (véase el algoritmo que figura al final
148 del Protocolo de Extracción de Datos, en el disco compacto que acompaña
esta publicación).
• Introducción
• Materiales y métodos
o Para cada variable de interés, informe las fuentes de datos y dé detalles sobre los 149
métodos de evaluación o medida; si hay más de un grupo en estudio, indique si
hubo diferencias en la forma de aplicar estos métodos en cada uno de ellos
o Describa las medidas que se adoptaron para evitar o tener en cuenta posibles
fuentes de sesgos
o Métodos estadísticos
• Discusión
certificar su interrupción
Gabriel A. Schmunis1
II. ANTECEDENTES
La tripanosomiasis americana o enfermedad de Chagas, causada por el hematozoario
Trypanosoma cruzi, es una zoonosis que se encuentra presente en 21 países de América. En la
actualidad, se estima que hay unos 100 millones de personas que viven en zonas de riesgo de
infección por T. cruzi, de los cuales 8 millones ya están infectados; de los últimos, de 1,6 a 2,4
millones tienen o tendrán los síntomas clínicos que caracterizan la enfermedad de Chagas
crónica. Entre las enfermedades tropicales que afectan a la población de América Latina, la
enfermedad de Chagas es la de mayor prevalencia. Con respecto a la carga de enfermedad que
genera, en 1990 se ubicó en cuarto lugar entre las enfermedades infecciosas de la Región. Solo
154
las infecciones respiratorias agudas, las enfermedades diarreicas y el sida producían una carga
de enfermedad más alta que la enfermedad de Chagas.
La principal fuente de infección por T. cruzi son las heces y orina de insectos hematófagos
domiciliarios, los triatomas, cuando entran en contacto de la piel o mucosas de los seres
humanos (transmisión vectorial). Esta infección se presenta en el área rural, periurbana o
urbana pobre de América Latina, desde México en el norte, hasta la Argentina y Chile en
el sur. En estos lugares la vivienda precaria e insalubre facilita el contacto físico entre los
triatomas infectados y el huésped humano. Como excepción, los únicos países de América
Latina donde no hay seres humanos naturalmente infectados por T. cruzi son Cuba y la
República Dominicana.
La segunda vía de infección más importante después de la transmisión vectorial
es la transfusión de sangre o hemoderivados, que se debe a la falta de tamizaje serológico
de la sangre donada y a que no se descarten las unidades reactivas. La infección también
se transmite por trasplante de órganos, de la madre infectada al feto o por la ingesta de
alimentos contaminados.
Desde la década de 1990, los países de América donde la infección es endémica realizaron
acciones que culminaron en la interrupción de la transmisión vectorial domiciliaria por
Triatoma infestans en Uruguay (1997), Chile (1999) y Brasil (2006), y por Rhodnius prolixus en
Guatemala (2008). Esto se logró por medio de iniciativas subregionales lanzadas en el Cono
Sur (1992), Centroamérica (1997) y Amazonas (2003). También se lanzaron iniciativas de
ese tipo en el Área Andina (1998) y México (2004). No obstante, y aunque la 51ª Asamblea
Mundial de la Salud por medio de su Resolución N°14 propuso como meta la eliminación de
la enfermedad de Chagas para 2010, esta meta no se alcanzará en ese plazo.
III. INTRODUCCIÓN
En 1975, la 28ª Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) aprobó la resolución WHA28.72 sobre la utilización y el suministro de sangre
humana y productos sanguíneos (1). En esa Resolución, se insta a los Estados Miembros a que
promuevan el desarrollo de servicios nacionales de sangre basados en la donación voluntaria
no remunerada; sancionen la legislación vigente que rige la operación de los servicios de
sangre, y tomen otras medidas para proteger y promover la salud de quienes donan y reciben
sangre y productos sanguíneos. Después de 35 años y a pesar de los avances, en América
Latina todavía se deben alcanzar algunas de estas metas (2). La prevención de las infecciones
que se transmiten mediante transfusión sanguínea en los países en desarrollo es a veces difícil
de lograr, aun cuando las políticas y las estrategias para conseguirlas estén definidas. Esto se
debe a que no se cuenta con los recursos necesarios para ello. Sin embargo, la disponibilidad
de sangre y sus derivados es una parte esencial de la atención de los pacientes que sufren
deficiencia de uno o más componentes sanguíneos y, por consiguiente, la organización de los
servicios de transfusión de sangre debe respaldarse con una política nacional, que incluya la
155
legislación, normas y reglamentos pertinentes, las que a su vez deben ser parte integral de
cualquier política sanitaria nacional (3-6).
El programa nacional de sangre (PNS) de cada país, que es la entidad administrativa
que determina las necesidades nacionales de sangre y componentes sanguíneos, debe ser parte
de una estructura que incluya: los servicios de transfusión de sangre del gobierno, bancos
de sangre de hospitales (públicos o privados) y organizaciones sin fines de lucro, como la
Cruz Roja y otros (3-7). Estas estructuras, que en conjunto constituyen el sistema nacional
de sangre (SNS), tendrán la responsabilidad de llevar a cabo la recolección, almacenamiento,
procesamiento, distribución y transfusión apropiada de la sangre y los productos sanguíneos
para el país como un todo. Las agencias, organizaciones e instituciones que participan del
SNS tienen la responsabilidad única de actuar como intermediario entre el donante sano que
proporciona la sangre y el paciente que necesita de ella o de uno o más de sus componentes. Tal
responsabilidad incluye atender al donante antes y después de la donación; que la donación
esté disponible (sangre y componentes) con prontitud y con garantía de calidad y seguridad,
y vigilar el uso apropiado de estos productos (4-8).
La institución del país que tenga a su cargo las actividades del programa de sangre
debe (4-7):
1. Emplear profesionales capacitados para dirigir los centros que constituyen el
servicio;
2. Proporcionar las normas apropiadas, la infraestructura (planta física y técnica)
y organizar y llevar a cabo la captación de donantes;
3. Proporcionar un organismo profesional responsable de la supervisión técnica
del servicio; garantizar la colaboración entre profesionales de los servicios de
sangre y sus contrapartes clínicas;
4. Asegurar el financiamiento para la inversión y gastos de explotación de los
servicios de sangre; promover la capacitación y el desarrollo; y
5. Promover la investigación relacionada con la obtención y uso de la sangre y
otros temas afines.
En la práctica, la situación del suministro de sangre depende de (8):
• la selección de un número suficiente de donantes que provean la materia prima
necesaria para satisfacer las necesidades del país;
• el tamizaje o cribado obligatorio de los donantes de sangre para detectar infecciones
transmisibles por transfusión por medio de procedimientos aceptados de garantía
de la calidad;
• la implementación de un proceso de producción de sangre y hemoderivados de
acuerdo con las buenas prácticas de manufactura; y
156
• la indicación apropiada de las circunstancias en que debe administrarse sangre o
hemoderivados.
Hay diferentes factores que afectan la seguridad del suministro de sangre, tanto a nivel
de país, como subregional o regional. En primer lugar, debe haber políticas del gobierno,
decretos y reglamentos, así como normas establecidas por las sociedades profesionales, que
proporcionen el marco y respaldo jurídico para el funcionamiento del banco de sangre y
el ejercicio de la medicina transfusional. En segundo lugar, debe haber donantes de sangre
voluntarios, altruistas y repetidos que proporcionen la sangre. Al mismo tiempo, habrá
que establecer procedimientos para la eliminación de unidades de sangre potencialmente
contaminadas con el fin de garantizar la seguridad de los productos biológicos que pueden
usarse en la transfusión. En tercer lugar, el personal de salud debe estar debidamente
capacitado, de modo que solo se prescriba sangre cuando realmente se necesita. Por último,
debe conseguirse que la comunidad en su totalidad apoye al programa nacional de sangre, ya
que, en el fondo, es la que proporciona la materia prima para que lo anterior funcione (4-8).
Cuando los requisitos mencionados no se cumplen, se corre el riesgo de que el suministro
de sangre sea inseguro, ya sea por la incapacidad de los gobiernos para instituir o hacer
cumplir las leyes, los reglamentos o las normas o porque el personal no conozca o no pueda
aplicar las normas de garantía de la calidad o las buenas prácticas de producción que aseguren
la calidad del producto. También es posible que el personal de salud no esté capacitado para
seguir los preceptos aceptados del ejercicio de la medicina para la prescripción de la sangre
o productos sanguíneos. La falta de donantes de sangre voluntarios, altruistas, repetidos,
que son más sanos que los donantes de reposición y mucho más apropiados que los donantes
remunerados como fuente de sangre segura, también afecta la seguridad de la sangre (9-12).
La aparición de la infección por el VIH transformó la transfusión de sangre (13). Si
bien los servicios de sangre han seguido proporcionando básicamente la cantidad de sangre y
productos sanguíneos necesarios para satisfacer la demanda histórica de cada país, la seguridad
de la transfusión en todo el mundo, incluida América Latina, es mucho más estricta hoy
que antes del sida (13). La publicación de artículos de prensa relacionados con la transfusión
accidental de sangre infectada en Europa y América allanó el camino para generar mayor
interés del público en general, así como de los ministerios de salud y personal de salud, en
prevenir la transfusión de sangre y derivados potencialmente peligrosos (14-25).
El suministro de sangre segura en cantidades adecuadas a las necesidades de cada país es
una responsabilidad de las autoridades de salud y de un sistema nacional de sangre en el que
participen y tengan una función la propia autoridad de salud; la industria productora de los
materiales y reactivos que utilizan los bancos de sangre; el personal de salud especializado
en el tema; los donantes; los bancos de sangre, y el beneficiario o receptor. En el presente
documento se trata exclusivamente la transmisión potencial de T. cruzi por medio de la
transfusión en los 17 países latinoamericanos donde la enfermedad de Chagas es endémica;
se analiza la función de cada uno de los participantes mencionados anteriormente en la
prevención y control de la transmisión de la infección por T. cruzi por esa vía. Sin embargo, 157
las conclusiones también son válidas para los otros países endémicos.
Año
2000 2003 2004 2005
Unidades tamizadas Número % Número % Número % Número %
Unidades recolectadas 6.409.596 100,0 7.325.093 100,0 7.559.080 100,0 8.059.960 100,0
VIH 6.387.790 99,7 7.320.292 99,9 7.466.769 98,8 7.972.085 98,9
VHB (hepatitis B) 6.387.247 99,7 7.315.191 99,9 7.460.221 98,7 7.966.011 98,8
VHC (hepatitis C) 6.332.331 98,8 7.290.038 99,5 7.448.173 98,5 7.863.998 98,8
Sífilis 6.381.752 99,6 7.313.335 99,8 7.383.987 97,7 7.900.040 98,2
Fuente: Organización Panamericana de la Salud, Documento CD/48.
Número y porcentaje de países que realizan serología de enfermedades infecciosas entre
Cuadro 2.
Cuadro 3.
infecciosas cuyo Tamizaje es obligatorio*
Anti-HBc
T. cruzi
País Ley/ año
HBsAg
HTLV
Otros
HVC
HIV
1340/1939; 17132/19 67;5448/1972;22990/1983; Brucelosis
Argentina X X X X X X
2373/1988; 3436/1989, otras. P 24
Decreto 15629/1978; Supremo/1980; 18886/1982;
Bolivia X X X X Malaria
1687/1996; 24547/997.
Brasil 1075/1950; 4701/65; 5027/66; otras. X X X X X X Malaria
Chile 16729/1967; 725/1967;311/1968;161/1982; otras. X X X X
9/1979; 6; 16/1981;73/1988; 10/1990;
Colombia X X X X
559/1991;otras.
Costa Rica 1743/1971; 5395/1973; Decreto 16055 /1985; otras. X X X X
Ecuador 170/1984; 54/1986; Acuerdo 8664/1987; otras. X X X X
El Salvador Decreto 53/1993; 1571/1993; Ley 54/1983, otras. X X X X
Guatemala Decreto 45-79/1979; 148-80/1980;2/1995;otras. X X X X
161
Honduras Decreto 298-85/1985; 65-91/91629/1999;otras. X X X X Malaria
Reglamento de la Sec. Salubridad 1981; determina
funciones y atribuciones del Centro Nacional
México X X X X
de Transfusión y reglamentos, decretos y
leyes sucesivas.
Nicaragua Decreto 1030/1982; Ley 1/1990. X X X X
Panamá 66/1947; 17/1986; Resolución 3/1989. X X X X
836/1980; 102/1991; 106/1991; Resolución
Paraguay X X X X
160/93;otras.
Decreto 17505/69;0098-71-AS/71;004-90-AS;Ley
Perú X X X X X X
25779/92;etc
12072/1953; Decreto 392/1979; 259/1985;
Uruguay X X X X X X
614/1985; otras.
31356/1977; Decreto 2782/1978; Resolución
Venezuela X X X X X
19/1978; Decreto 5/07/1979 y 12/11/1985, otras.
El tamizaje para sífilis es obligatorio en todos los países.
V. LA INDUSTRIA
Esta es la encargada de proveer los materiales de laboratorio (por ejemplo, bolsas, cánulas,
tubos), los productos necesarios para las pruebas (anticoagulantes, factores de coagulación),
reactivos (estuches de diagnóstico para las infecciones transmisibles por transfusión) y los
equipos (como son mezcladores, incubadoras, heladeras, congeladoras y lectores). Todos
estos son imprescindibles y es necesario que estén en perfecto estado de mantenimiento y
conservación para que la sangre que se transfunda sea segura. Las instrucciones del productor
sobre el uso y manutención de cualesquiera de esos productos debe ser clara y corresponder
a las condiciones de uso corriente.
Por lo general, son los propios fabricantes de los equipos quienes hacen su
mantenimiento, sobre todo cuando los aparatos se ponen a disposición de las instituciones por
medio de comodato, a cambio de la compra de los reactivos. A veces, esta modalidad obliga a
los laboratorios a comprar reactivos que no son los adecuados, lo cual pone de manifiesto la
necesidad de que la calidad de todo reactivo de laboratorio sea comprobada por la autoridad
sanitaria correspondiente o su delegado y verificada por el laboratorio usuario por medio de
un sistema de control interno de la calidad.
La calidad de los reactivos mejoró notablemente desde que los países de América
Latina comenzaron a informar la prevalencia nacional de las enfermedades transmitidas por
transfusión en 1993 (36-50). Así, en ese año, la sensibilidad estimada de las técnicas de ELISA
162 para detección de VIH era de 99,99%; para HVB (HbsAg), 99,90 y HVC, 95%. En todos los casos
la especificidad era de 100% (45). La sensibilidad ha mejorado, sin una reducción significativa
de la especificidad. Sin embargo, ese grado de sensibilidad no siempre se observa en el trabajo
corriente del laboratorio.
En 1993, la técnica de ELISA para la detección de anticuerpos anti-T. cruzi tenía una
sensibilidad media de 90% y una especificidad de 95%. Actualmente no debería aceptarse
una técnica de ELISA de rutina cuya sensibilidad sea de 99% o menos y su especificidad, de
97% o menos (Ministerio de Salud de Brasil, 2006) (51). En cualquier caso, debe verificarse
la sensibilidad y especificidad indicada por el productor de la prueba antes de usarla. En la
práctica, las autoridades de salud rectoras del sistema deberían hacer o delegar la evaluación
de cada reactivo diagnóstico que se use en el país y comparar sus resultados con los indicados
por el fabricante.
La industria local de Argentina, Brasil, Chile y Paraguay fue pionera en la elaboración
de reactivos para el diagnóstico de infección por T. cruzi, y en ese campo puede competir
con ventaja con mundo desarrollado. Las actividades de investigación y desarrollo en la
actualidad incluyen antígenos purificados a partir de la “sopa” original de epimastigotes en
cultivos acelulares o amastigotes o tripomastigotes de cultivos celulares, hasta antígenos
recombinantes. Todos ellos se han usado como antígenos para técnicas diagnósticas que ya
han sido comercializadas (51-60).
En los cuadros 4 a 8 se muestra la variación de la sensibilidad y la especificidad entre los
diferentes reactivos usados corrientemente para el diagnóstico de T. cruzi. El cuadro 4 presenta
los datos correspondientes a una evaluación de distintos reactivos de ELISA disponibles
comercialmente en 2006 realizada por el Ministerio de Salud de Brasil. Los cuadros 5 a 7
muestran las diferencias en sensibilidad y especificidad de diferentes reactivos que existían
comercialmente en 1999 (hemaglutinación indirecta), los de aglutinación de partículas en
2006 y los de ELISA 2000 ó 2009 (Cuadros 5 a 8). Una vez más, esta información refuerza la
importancia de que las autoridades sanitarias sometan a prueba los estuches de diagnóstico
antes de ponerlos a disposición de los laboratorios por la vía comercial.
Cuadro 4.
para serología de T. cruzi en sangre
Fabricante Kappa Sensibilidad (%) IC 95% Especificidad (%) IC 95%
Adaltis 0,71 100 94,0-100,0 60 46,0-73,2
Bio-manguinhos 1
0,95 100 94,0-100,0 93 82,2-97,7
Bio-manguinhos2 0,97 97 89,7-99,5 98 89,7-99,9
Biomerieux 0,97 100 94,0-100,0 95 85,4-98,7
Biochile 0,98 99 91,9-99,9 98 89,9-99,9
163
Biozima Chagas 0,98 100 93,9-100,0 97 87,3-99,4
Ebram 0,97 99 91,5-99,9 97 87,5-99,4
Hemagen 0,98 100 93,9-100,0 97 87,5-99,4
Patozime-Chagas 0,97 99 91,3-99,9 97 87,5-99,4
REM Gold 0,97 99 91,8-99,9 97 87,0-99,4
Wama diagnostica 0,98 99 91,5-99,9 98 89,9-99,9
Wiener 0,97 100 94,0-100,0 95 85,4-98,7
Fuente: véase referencia 51.
1
Recombinante. 2 Convencional. IC = intervalo de confianza.
Sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y valor predictivo negativo de varias
Cuadro 5.
ELISA
Certest Ortho BIOKIT ID-Pagia OPERON
casero
Sensibilidad 100,0 100,0 100,0 100,0 92,4 92,4
Especificidad 92,0 94 92,0 98,7 98,6 97,3
Prevalencia
47,5 47,5 47,5 47,1 47,1 47,1
diagnosticada
VPP 100,0 100,0 100,0 98,5 98,4 96,8
VPN 100,0 100,0 100,0 100,0 93,6 93,5
Correlación entre varias técnicas serológicas para el diagnóstico de infección por T. Cruzi, 2000
Cuadro 6.
de pruebas de aglutinación
Hemaglutinación indirecta, 1999
Prueba Sensibilidad (%) Especificidad (%) 165
Cuadro 9.
en bancos de sangre: variables
1. Número total de bancos de sangre
Año
País
1999 2002 2003 2005
Argentina 881 578 578 480
Bolivia 60 38 38 22
Brasil 3.264 2.583 367 562
Chile 162 106 55 78
Colombia 176 151 142 110
Costa Rica 28 26 24 17
Ecuador 36 33 33 22
El Salvador 31 32 32 32
Guatemala 43 49 48 47
168
Honduras 27 27 28 22
México 753 524 540 550
Nicaragua 34 24 24 24
Panamá 23 23 23 26
Paraguay 41 31 49 10
Perú 143 172 92 92
Uruguay 76 45 41 76
Venezuela 263 270 270 270
En promedio, los bancos de sangre de América Latina recogen 2.000 unidades de sangre
al año, por lo general, de seis a ocho unidades diarias (48-50,61). Los bancos de sangre pequeños
son ineficientes y costosos y su producto es potencialmente inseguro. Por ejemplo, por medio
de un esquema de evaluación del desempeño, en un país se demostró que los bancos pequeños
detectan muchas más unidades falsas positivas y falsas negativas que los bancos que procesan
un número mayor de muestras (62). No obstante, los esfuerzos para disminuir el número de
bancos de sangre han sido, por lo general, infructuosos. El promedio del número de unidades
de sangre recolectadas por los bancos nacionales es un indicador del sistema nacional de sangre.
En el cuadro 11, se clasifican los países de Latinoamérica en tres grupos, según un conjunto
de indicadores que determinarían la eficiencia del sistema (35). En el grupo 3, en el que se
clasifica a los países cuyos bancos de sangre se consideran los más eficientes, se encuentra el
promedio más alto de unidades recolectadas; el mayor número de unidades recolectadas; la
tasa de donación más alta y el promedio más alto de donantes voluntarios. En el cuadro 12,
se muestra en varios países lo limitado de la información disponible obtenida de encuestas de
>400 donantes, sobre el número de donantes y prevalencia para T. cruzi hasta el año 1992 (63).
Hasta ese año, ninguno de los países con infección por T. cruzi endémica tenía información
nacional oficial sobre el número anual de donantes de sangre, el número de unidades de
sangre cribadas por serología para detectar enfermedades transmisibles por transfusión o el
número de reactivos para los distintos marcadores de esas enfermedades.
Cuadro 11.
169
Variable Grupo 1 * Grupo 2† Grupo 3‡
Número de unidades
1.226.526 1.762.623 4. 987.588
recolectadas
Tasa donación x 10.000
100,9 115,9 186,8
habitantes
Media del promedio del
porcentaje de donantes 11.0 18,5 51,3
voluntarios
Media del porcentaje de
20,1 24,7 7,9
donantes diferidos
Media de unidades desechadas 10,7 9,9 10,3
Fuente: véase referencia 35.
* Argentina, Guatemala, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
† Bolivia, Chile, El Salvador, Honduras, México y Nicaragua.
‡ Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador y Paraguay.
Cuadro 12. Prevalencia de serología positiva para Trypanosoma cruzi en países de América
Latina: resultados de encuestas según año de realización o de publicación de los
resultados, hasta 1992
N ú m e r o Porcentaje
País Autor Ciudad Año*
donantes reactivo
Argentina Cerisola Buenos Aires 1972 97.308 6
Schmunis 13 provincias 1981 95.904 9
Peres y Segura Ciudad de Buenos Aires 1987 12.991 2
1987 58.284 5
Catamarca 1987 1.594 9
Córdoba 1982 2.441 8
1987 19.259 12
Chaco 1982 480 21
1987 3.044 23
Chubut 1987 1.604 2
Formosa 1987 6.922 7
Jujuy 1987 11.734 17
La Pampa 1987 2.414 6
La Rioja 1986 588 20
1987 939 19
Mendoza 1982 818 12
1987 4288 12
Río Negro 1987 514 3,5
170 Salta 1982 3.040 16
1987 411 12
San Luis 1987 1230 9
San Juan 1987 2.009 8
Sant Fe 1982 883 4
1987 2.352 7
Rosario 1987 12.000 15
Santiago del Estero 1982 2.003 18
Tucumán 1982 815 8
1987 6.675 7
Rosestein Varias ciudades 1992 194.752 7
Brasil Gonzaga Rio de Janeiro 1967 25.508 0,5
Alves de Lima Fortaleza 1975 1230 5
Cunha Riberao Preto 1975 112.365 13
Campos Goiania 1975 4.819 10
Pereira Brasilia 1984 2.413 15
Andrade et al. Goias/Goiania 1985-1989 52.814 2
Diaz Minas Gerais, varias ciudades 1984 2.300 6
Souza et al. Uberaba 1983-1985 5.632 5
Moraes-Souza, et Uberaba 1980-1988 4923 5
al.
Marzochi Londrina 1981 3.000 7
Waltrik Porto Alegre 1981-1983 15.338 0,2
Diaz Sao Paulo 1982 56.902 3
Schlemper Florianopolis 1985 3.540 0,1
Prevalencia de serología positiva para Trypanosoma cruzi en países de América
Latina: resultados de encuestas según año de realización o de publicación de los
resultados, hasta 1992
N ú m e r o Porcentaje
País Autor Ciudad Año*
donantes reactivo
Bolivia Carrasco et al Siete capitales 1988-1989 1.298 25
departamentales
Chile Schmunis Santiago y Regiones I a VI 1980-1989 17.233 3
Colombia Ghul Bogotá 1979 1.012 3
Ghul et al. Cucuta 1987 491 7
Bogotá 1991 1.651 3
Costa Rica Urbina et al. Alajuela 1983-1985 1306 0,8
Heredia 666 0,9
San Jose 602 1,6
Ecuador Cruz Roja del Machala 1986 2004 0,3
Ecuador 1987 838 0,8
1988 2.052 0,1
1989 2.003 0,1
Esmeralda 1988 566 0,4
Santo Domingo Colorados 1986 1.259 0,1
Loja 1987 1.245 0,2
Babahoyo 1988 678 0,6
Guayaquil 1986 11.878 0,3
El Salvador Segura San Salvador 1974 537 9 171
Guatemala Caceres et al Varias ciudades 1987 1.260 5
Honduras Ponce et al. Varias ciudades 1987 1.225 12
Paraguay Kaspar et al. Asunción 1986 1.000 6,8
Peru Guevara Lima 1992 1.481 3
Uruguay Franca Montevideo 1982 39.691 1
Arago Montevideo 1980-1984 40.774 0,9
Calegari Paysandú 1983-1984 445 5
Tacuarembó 699 8
Paysandú 1989 767 2
Salto 559 1
Tacuarembó 514 6
Venezuela Maeckelt Varias ciudades 1973 529.883 4
Venezuela Ministerio de Varias ciudades 1985 174.686 2
Salud 1986 187.589 2
1987 199.428 2
1988 215.420 2
1989 195.476 1
Véase referencia 63.
Los cuadros 13 y 14 muestran una información mucho más completa: el número total
de donantes por país, la cobertura del tamizado para T. cruzi (porcentaje de unidades de sangre
cribadas) y la prevalencia de la infección por T. cruzi desde 1993 hasta 2007. Este mínimo de
información, ya se puede utilizar como indicador de la disponibilidad de sangre. Se observa
que en ninguno de los países que figuran en el cuadro se obtienen las 50 unidades de sangre
por 1.000 habitantes por año que requieren las normas (en los Estados Unidos se recogen
45,9 unidades por 1.000 habitantes) (61), y no es extraordinario que en esos años la escasez de
sangre contribuyera a la mortalidad materna (61). (Las hemorragias durante el embarazo, el
parto y el puerperio son la primera causa de mortalidad materna en cinco países y la segunda,
en otros dos.) La información disponible indica también que no se está tamizando 100% de
la sangre, por lo tanto, se está transfundiendo sangre insegura. Basta con la información
disponible en los cuadros 12 y 13 para determinar el riesgo de recibir una unidad de sangre
infectada o de infectarse por medio de una transfusión (45-47).
La prevención de la enfermedad de Chagas y otras enfermedades transmisibles
depende de dos acciones que combinan: a) la encuesta o el interrogatorio del donante antes
de la donación, y b) el tamizado por serología. La primera habitualmente se realiza en los
bancos de sangre, pero el tamizado puede llevarse a cabo en un banco de sangre o en una
institución especializada. La última barrera para aceptar o no una donación de sangre es
el resultado de la serología. Para que esta sea segura, los estuches de diagnóstico deben ser
de calidad reconocida y haber sido probados por la autoridad competente o por quien ella
delegue. En el caso de la infección por T. cruzi, por ejemplo, los estuches deberán probarse con
172 sueros reactivos y sueros negativos, ambos provenientes de zonas con enfermedad de Chagas
endémica y no endémica, para determinar tanto la sensibilidad como la especificidad. Los
laboratorios también deben probar estos estuches diagnósticos con los controles internos
habituales (además de las muestras positivas y negativas que envía el fabricante del reactivo).
Estos reactivos deben mantenerse en las condiciones que señala el fabricante. Sin un reactivo
diagnóstico de confianza, no hay seguridad sanguínea.
En los cuadros 4 a 8 antes descritos se señala la discordancia del diagnóstico serológico
de T. cruzi según distintas técnicas de diferentes fabricantes, por lo cual el cribado serológico
requiere máximo cuidado y responsabilidad profesional. Sin embargo, aun así, esta barrera
no es infalible, incluso con donantes voluntarios repetidos, ya que estos también se pueden
infectar, ser asintomáticos y donar sangre en el período de ventana de las enfermedades
virales (64-66).
El algoritmo que figura a continuación, que combina la encuesta anterior a la donación
y el interrogatorio, con el tamizado por serología, es una propuesta para seleccionar donantes.
Figura 1. Algoritmo de selección de donantes de sangre entre donantes repetidos.
Encuesta/Entrevista
Autoexclusión/rechazado Apto
Tamizado serológico
Positivo Negativo
Las pruebas mínimas (35) para prevenir la transmisión de infecciones por medio de
la transfusión deben detectar: anticuerpos contra los virus de VIH 1 y VIH 2; antígeno de
superficie de hepatitis a virus B (AgsVHB); anticuerpos contra hepatitis a virus C (HVC);
Trypanosoma cruzi y sífilis. Si la situación epidemiológica lo justifica, se pueden incluir
también otras infecciones tales como HTLV 1 y 2, paludismo y brucelosis. No se transfundirá
sangre completa ni componentes sanguíneos si uno o más de los resultados de las pruebas de
tamizaje son reactivos o dudosos.
174
Cuadro 13.
Número de donantes, cobertura del tamizaje y prevalencia (por 1.000) de serología positiva para T. cruzi en donantes de sangre, por país
y año, 1993 a 1999
1993 1995 1997 1999
País Cobertura Prevalencia Número Cobertura Prevalencia Número Cobertura Prevalencia Cobertura Prevalencia
Número de Número de
del tamizaje serológica de donan- del tamiza- serológica de donan- del tami- serológica del tami- serológica
donantes donantes
(%) T. cruzi tes je (%) T. cruzi tes zaje (%) T. cruzi zaje (%) T. cruzi
Argentina 811.850 96,0 49,0 742.330 100,0 44,0 810.259 100,0 55,0
Bolivia 37. 948 29,4 147,9 22.146 66,0 137,0 40.056 44,0 172,0 20.628 23,2 454,6
Brasil 1.663.857 100,0 7,6
Chile 217.312 76,7 12,0 228.801 77,0 9,7 218.371 87,0 1,0
Colombia 352.316 1,4 12,0 370.815 46,0 13,0 425.359 99,2 11,0 353.991 99,9 10,0
Costa Rica 50.692 0.0 8,0 45.311 13,0 8,0 58.436 7,0 25,8
Ecuador 100.774 75,0 1,0 110.619 72,0 1,3 103.448 90,3 1,3
El Salvador 48.048 42,5 14,7 52.365 99,0 23,0 55.069 100,0 22,0 67.224 100,0 25,0
Guatemala 45.426 75,0 14,0 40.732 100,0 3,1 31.939 100,0 8,1
Honduras 27.885 100,0 12,4 31.937 90,0 17,0 32.670 99,0 11,9 40.933 99,4 20,5
México 936.662 1.092.741 13,2 3,8
Nicaragua 46.001 58,4 2,4 48.030 51,0 1 46.539 62,1 39,0 45.000 100,0 3,5
Panamá 40.325 11,0 12 42.342 0,7 17,0 43.921 17,0 14,0
Paraguay 34.216 83,0 58 40.721 98,0 37,7 45.597 99,8 47,0
Perú 82.656 4,0 205.826 60,0 2,0 311.550 99,8 1,4
Uruguay 111.518 100 6 115.490 100,0 6,5 116.626 100,0 4,5
Venezuela 204.316 100.0 13.2 202.515 100 8 262.295 100,0 7,8 30.2100 100,0 6,0
Las celdas en blanco indican que no se dispone de información o que ella es incompleta. En 1993-1995 se supuso que la sensibilidad y especificidad de la serología para
el tamizaje de anticuerpos para T. cruzi era de 90% y 95%, respectivamente (no se detectaba 10% de los sueros reactivos). En 1997-2003 se supuso que la sensibilidad de la
prueba de ELISA para el tamizaje serológico tenía una sensibilidad del 99,7% y una especificidad de 98,8%.
Fuente: véase referencia 56.
Cuadro 14.
Número de donantes, cobertura del tamizaje y prevalencia (por 1.000) de serología positiva para T. cruzi en donantes de sangre, por
país y año, 2001 a 2007
2001 2003 2005 2007
Número Cobertura Prevalencia Número Cobertura Prevalencia Número Cobertura Prevalencia Número Cobertura Prevalencia
País
de donan- del tami- serológica de donan- del tami- serológica de donan- del tami- serológica de donan- del tamizaje serológica
tes zaje (%) T. cruzi tes zaje (%) T. cruzi tes zaje (%) T. cruzi tes (%) T. cruzi
Argentina
Bolivia 24.747 86,1 G99,1 38.621 79,6 76,5 46.764 99,3 86,1 54.951 99,8 25,3
Brasil 1.763.130 100,0 6,5 2.931.813 100,0 6,0 3.738.580 100,0 6,1
Chile 210.403 81,4 6,1 173.814 67,0 5,1 178.079 68,7 2,7 238.124 72,3 3,4
Colombia 399.171 99,8 6,7 495.004 99,9 4,1 527.711 100,0 4,1
Costa Rica 55.737 6,2 5,8 48.625 93,0 2,4 54.170 100,0 0,9
Ecuador 65.496 94,1 0,8 79.204 100,0 3,6 124.724 100,0 0,1 144.600 100,0 4,3
El Salvador 72.545 100,0 37,0 76.142 100,0 33,0 80.142 100,0 24,0 81.246 100,0 2,9
Guatemala 43.622 92,3 14,8 68.626 99,8 12,3 77.290 100,0 14,0 76.485 100,0 6,9
Honduras 36.781 100,0 14,0 48.783 100,0 13,0 52.317 100,0 14,7 52.497 99,3 4,3
México 1.135.397 13,3 0,5 1.136.047 32,7 44,0 1.351.204 36,3 5,0 149.3674 53,3 6,6
Nicaragua 49.346 94,0 5,6 46.558 94,2 6,3 54.117 100,0 9,0 59.755 94,5 6,2
Panamá 42.867 33,0 9,0 46.176 95,5 1,3 42.771 97,6 1,2 46.947 99,5 9,0
Paraguay 48.406 99,2 44,6 29.718 96,1 41,4 47.060 99,8 33,0 54.538 100,0 7,2
Perú 347.250 100,0 2,9 145.665 96,4 8,4 179.721 76,5 5,7 177.215 100,0 7,7
Uruguay 99.675 100,0 3,6 95.686 100,0 2,6
Venezuela 345.953 100,0 6,7 342.526 100,0 6,5 465.653 100,0 6,1
Las celdas en blanco indican que no se dispone de información o que ella es incompleta. Desde 2001 a 2003 se supuso que la sensibilidad de los reactivos para el
diagnóstico serológico por ELISA para T. cruzi tenían una sensibilidad de 99,7% y una especificidad de 98,82Para los datos de 2005 a 2007, se supuso que los reactivos
diagnósticos tendrían una sensibilidad de 99,9% y una especificidad de 99,5%.
Fuentes: véanse referencias 51 y 56.
175
Todas las muestras de sangre obtenidas de donantes deben almacenarse por períodos
variables, dependiendo de las regulaciones locales, por si fuera necesario realizar estudios
retrospectivos. En consecuencia, los bancos de sangre deben contar con procedimientos
documentados que hagan posible identificar y registrar el origen (donante), procesamiento y
destino (receptor) de toda unidad o componente sanguíneo que se libere. La documentación
que permita trazar el origen de la sangre debe constar en los registros, por lo menos, por el
tiempo que exija la autoridad pertinente. Lo anterior refuerza la importancia del tamizaje
serológico y de asegurar su calidad, con el objetivo de contar con sangre segura. Todo
laboratorio que realice serología para detectar infecciones, incluida la de T. cruzi, deberá
tener un manual de calidad que incorpore en detalle los requerimientos necesarios para que
la serología sea de calidad. Este manual debe incluir los procedimientos de control interno,
de evaluación externa del desempeño, de auditoría (autónoma, imparcial y confidencial) y de
capacitación del personal (67-70). Si por medio de la auditoría se constata el cumplimiento de
los procedimientos de control interno de la calidad, la participación con éxito en la evaluación
del desempeño periódica y la capacitación continua del personal, se puede considerar que los
resultados de la serología son seguros.
IX. EL RECEPTOR
Todos aquellos que intervienen en el sistema de bancos de sangre de un país, incluidos
el Estado, los profesionales de la salud, la industria y la comunidad en general, que es la que
provee la materia prima a través de los donantes, tienen la responsabilidad de que la sangre
que se produzca sea segura. El Estado debe proveer el marco normativo y regulatorio que
lo permita, pero los elementos principales que facilitan la obtención de sangre segura son:
a) la exigencia de que los donantes sean voluntarios, altruistas y recurrentes; b) el que todo
donante sea sometido a una anamnesis y un cuestionario para identificar aquellos de riesgo
que no serán autorizados a donar, y c) el tamizaje de la sangre de los donantes para detectar
infecciones transmitidas por transfusión.
182
Por años se consideró que la prevalencia elevada de la infección por T. cruzi entre la
población de las áreas hiperendémicas y, por ende, la escasez de donantes aptos debida al
rechazo de los donantes infectados, ponía en peligro el suministro de sangre. Para evitar
la transmisión, se agregaba cristal violeta a la sangre, para matar al parásito. También se
evaluaron con éxito otras sustancias tripanomicidas, tales como el amotosalen, azul de
metileno y riboflavina. El uso rutinario del cristal violeta se ha descontinuado, y los
otros productos mencionados nunca entraron en la práctica médica. También se trató de
desparasitar la sangre con filtros para leucocitos, los que desafortunadamente solo tienen un
efecto parcial, además de ser caros.
De cualquier manera, el elemento definitorio que indica si un donante de sangre es o no
apto para ello es el resultado del tamizaje. Existen varios kits comerciales para realizar sobre
todo las técnicas de ELISA y hemaglutinación indirecta, y en varios países los ministerios de
salud (51) o instituciones oficiales o universitarias determinan periódicamente la sensibilidad
y especificidad de las técnicas de tamizado y diagnósticas disponibles comercialmente
(52,59). En Brasil, por ejemplo, se considera adecuado que una técnica de tamizaje tenga
una sensibilidad ≥ 99% y una especificidad ≥ 97%. Sin embargo, la confianza en la serología
dependerá de que se implementen las normas de garantía de calidad interna, de que el
laboratorio de serología a cargo del tamizaje serológico participe con éxito en esquemas
de evaluación del desempeño y de que se capacite continuamente al personal (67-70). La
adopción del seguimiento obligatorio de las normas de garantía de calidad debe constituir
un elemento imprescindible de las buenas prácticas que implementará la institución como
parte de su rutina. Estas buenas prácticas incluyen el sistema de garantía de calidad de
todos los procesos y la cadena de actividades que requiere la obtención de sangre segura,
desde la anamnesis previa a la donación, la obtención de la sangre, el tamizaje serológico, la
inmunohematología y la separación de componentes, hasta el etiquetado del producto y la
transfusión a los pacientes.
El que recibe la transfusión es el beneficiario de la sangre segura y, salvo en casos
de urgencia, debe recibir información acerca del significado clínico de la transfusión y de
los efectos adversos potenciales. Cuando estos ocurran durante el procedimiento, serán
investigados de inmediato, tratados de forma adecuada y registrados. Los registros deberán
conservarse por un período variable (según los países). Lo más grave que podría presentarse
es una reacción hemolítica aguda; esta requiere que se interrumpa inmediatamente la
transfusión, al igual que en el caso de una reacción febril, alérgica, anafiláctica, sobrecarga
circulatoria u otra (35,71).
Garantía de la calidad
La prevención de errores en la transfusión en relación con la incompatibilidad ABO
es una gran preocupación de los servicios de transfusión, aunque no existe un sistema de
información que los ponga de manifiesto, excepto cuando los errores llegan al dominio
público por sus implicancias legales. Las enfermedades infecciosas constituyen otra causa de
riesgo en la transfusión. La existencia de estrategias de cribado con reactivos de la máxima
sensibilidad y especificidad disponibles en el mercado disminuye la posibilidad de obtener
resultados falsos negativos o falsos positivos. No obstante, tanto para la inmunohematología 183
como para la serología de las enfermedades infecciosas (y para todas las actividades que se
llevan a cabo en el banco de sangre), además de contar con reactivos de alta sensibilidad y
especificidad, es fundamental que exista un sistema de garantía de calidad que funcione (67),
sea obligatorio, tenga procedimientos escritos y verificables y sea objeto de inspecciones.
Desafortunadamente, la multiplicidad de bancos de sangre, unida a una supervisión
reglamentaria y técnica por parte de las autoridades sanitarias limitada o ausente y la falta
de evaluación periódica de los kits por los laboratorios nacionales de referencia (puede haber
en el mercado varias marcas de kits por cada técnica) han llevado a que en América Latina
haya una variedad de estrategias de cribado de la sangre. El problema es aún mayor cuando
la adquisición de los kits de tamizaje se hace sin tomar en cuenta su calidad para el cribado,
pero sí su precio, o cuando se usan pruebas rápidas (71) sin haber capacitado debidamente
al personal con anterioridad. Por otra parte, como consecuencia imprevista de los procesos
de descentralización, la compra de reactivos se hace localmente y, por consiguiente, en
cantidades menores, lo que encarece el producto y no favorece la aplicación rutinaria de las
normas de control de calidad en la serología (8).
La garantía de calidad impone el control exhaustivo sobre todo el proceso, y requiere
protocolos para procedimientos, técnicas, reactivos, uso y mantenimiento de equipos y
gerencia del personal, incluida su capacitación permanente. Asimismo, el laboratorio debe
participar en programas de evaluación del desempeño, que permitan la evaluación periódica
de la idoneidad de técnicas, reactivos y capacitación, medida por la validez de los resultados
obtenidos en las evaluaciones (67-70).
En 1995, con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se puso en
marcha un programa regional de evaluación del desempeño en inmunohematología, cuyo
laboratorio organizador es actualmente el Banco de Sangre de Valencia, España. Por medio
de ese programa, el laboratorio organizador envía muestras desconocidas a los bancos de
sangre participantes de diferentes países de América Latina. En 1998-1999, los mayores
errores detectados se presentaron en la identificación de anticuerpos irregulares; hubo
también hasta 6% de errores en la identificación de Rh y Kell en 1998 y 1999, aunque ya no
se detectaron errores en 2000 (74).
En 1997, también con el apoyo de la OPS, se inició un programa internacional de
evaluación del desempeño en serología de las enfermedades transmisibles (75,76). Del análisis
y discusión de los resultados de un programa de garantía de calidad es posible detectar
problemas gerenciales, de transcripción e interpretación, errores dobles, de sensibilidad de
los reactivos, de procedimiento al realizar la serología y otros procedimientos. A lo largo
del tiempo, este programa contó con la participación de los centros nacionales de referencia
de los países endémicos para la enfermedad de Chagas. El laboratorio organizador ha sido
siempre el Hemocentro de São Paulo (São Paulo, Brasil), que envía dos veces al año un panel
de muestras positivas y negativas desconocidas de VIH, HVB, HVC, sífilis y T. cruzi. Los
laboratorios participantes deben dar sus respuestas en un plazo de 45 días (75,76).
Entre 1997 y 2001, 81% de las instituciones participantes devolvieron los resultados de
los cinco paneles, y de 90% a 100% de las instituciones respondieron en el plazo otorgado. De
184 un total de 527 pruebas positivas para T. cruzi, 3,2% fueron clasificadas como falsas negativas,
mientras que 0,7% de 2.329 pruebas para T. cruzi dieron resultados falsos positivos (75,76).
Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua,
Paraguay y Venezuela iniciaron esquemas similares de evaluación del desempeño para la
serología de las enfermedades infecciosas en los bancos de sangre (8,77,78). En el Ecuador,
donde participan 18 instituciones de las más de 30 existentes, se envió un panel de 24
muestras en 2005. En el caso de VIH, 2,4% de los resultados fueron falsos negativos y 2,1%,
falsos positivos; para HVB, 1,4% fueron falsos negativos y 5,6%, falsos positivos; para HVC,
no hubo resultados falsos negativos ni positivos, y para T. cruzi, 1,1% de los resultados fueron
falsos negativos y 0,6%, falsos positivos (62,79). En Chile, los bancos de sangre participan
en un programa de evaluación de competencias para los laboratorios clínicos (8). El panel
interno usado en la mayoría de los países tiene muestras positivas o negativas para VIH, HBV,
HCV, Sífilis y T. cruzi. En Argentina y Brasil el panel también contiene muestras positivas y
negativas para HTLV I/II y en Argentina, para p 24 y brucelosis. Los hemocentros del Brasil
tienen la obligación de participar en esquemas de evaluación del desempeño, lo que no ocurre
en la mayoría de los otros países, donde la participación es voluntaria.
Al comparar los resultados de la sensibilidad del tamizaje para T. cruzi de seis bancos de
sangre de la región central del Brasil con los de un laboratorio de referencia, se detectaron
diferencias de 50% a 70% en la concordancia, lo que sugiere que podría estar transmitiéndose T.
cruzi a pesar de que el tamizare serológico era de 100%. Por otra parte, 3,7% de las muestras de
un panel de sueros fueron clasificadas como falsas negativas en 57 bancos de sangre públicos
del país (80). Otro programa de evaluación del desempeño instituido en el Brasil (1999-2001)
con la participación de 116 instituciones entre privadas y públicas mostró que 1,6% de 5.406
muestras positivas a T. cruzi se informaron como negativas en 56 laboratorios. Por otro lado,
0,32% de 32.855 muestras negativas se clasificaron como falsas positivas (80,81). En 2002, de
131 instituciones participantes, 17,9% tuvieron resultados discordantes para la enfermedad
de Chagas. Los números más altos de resultados falsos negativos fueron para la infección por
T. cruzi y sífilis (82).
En un programa similar realizado en Colombia en 1998 con 46 bancos de sangre (43 de los
cuales respondieron a la encuesta) se encontró que dos de las muestras del panel dieron resultados
falsos positivos (77). En Argentina, 30% de las instituciones participantes de 1999 a 2001 tuvieron
por lo menos un resultado falso negativo (78). Un inconveniente que se presenta en casi todos
los países es que no todas las instituciones participan en la evaluación del desempeño nacional.
Sin embargo, también ha habido progresos, y en la actualidad los programas de evaluación del
desempeño nacionales continúan llevándose a cabo, pero no se publican sus resultados.
En el 2007, 28 instituciones de 16 países participaron en el programa de garantía de
calidad en serología para las enfermedades infecciosas de los bancos de sangre de la OPS. A todos
los participantes se les enviaron 24 muestras positivas para las enfermedades transmitidas
por transfusión (5 positivas y 1 negativa para T. cruzi). Solo uno de los laboratorios no envío
de vuelta sus resultados y solo uno de los laboratorios participantes tuvo cuatro resultados
discordantes con los del centro organizador al procesar las muestras desconocidas para T.
cruzi (dos falsas negativas y dos falsas positivas). Sin embargo, cinco laboratorios detectaron
muestras falsas positivas y otros ocho, muestras falsas negativas para los otros marcadores 185
(83). En 2008, 24 instituciones de 16 países recibieron un panel con 44 muestras, 4 de ellas
positivas para T. cruzi. Ninguna de las muestras era negativa para todos los marcadores
serológicos de infecciones transmitida por transfusión. Solo 1 laboratorio clasificó dos
muestras como falsas positivas para T. cruzi; 14 no cometieron errores; 7 diagnosticaron falsos
positivos y otros 7, falsos negativos (84).
Los resultados descritos en párrafos anteriores mostraron no solo la utilidad de los
programas nacionales e internacionales de este tipo en América Latina, sino también la
necesidad de mejorar, tanto en la concordancia de los resultados con el Centro Organizador,
como en la gerencia del programa de evaluación del desempeño. Para que este sea un
verdadero programa de evaluación del desempeño, las muestras deberían ser evaluadas de
la misma manera que las que se analizan en la rutina del tamizaje que realiza el laboratorio
participante. Por lo habitual, las pruebas serológicas de las muestras desconocidas que llevan
a cabo los laboratorios para el tamizaje de donantes no demoran más de 24 horas, de ahí que
el plazo de 30 días o más para responder a los programas de garantía de calidad es excesivo.
Así, aun en aquellos laboratorios con una buena evaluación, los resultados obtenidos con un
proceso que no es similar al cotidiano genera un sentido de seguridad falso. En consecuencia,
un buen programa de evaluación del desempeño, internacional o nacional, debería otorgar un
plazo de respuesta compatible con el que se utiliza para procesar corrientemente las muestras
en la institución evaluada. Debe ser obligatorio que tanto las instituciones que realizan el
tamizaje serológico de la sangre donada como las que llevan a cabo diagnóstico participen en
estos esquemas de evaluación externa del desempeño.
Cómo proteger al receptor de sangre donada de las infecciones transmitidaspor
transfusión
La seguridad del paciente mejora si se aplican al menos las medidas siguientes:
• Se oficializa el hecho de que, debido a las migraciones internas, en los países
latinoamericanos con T. cruzi endémico, la población de todo el país debe considerarse
en riesgo de adquirir T. cruzi por transfusión;
• Se mantiene un sistema de información que permita determinar la cobertura del
tamizaje de donantes para las enfermedades transmitidas por transfusión: número
total de donantes y número de donantes por categoría (remunerados, de reemplazo,
voluntarios y voluntarios repetidos); número de unidades de sangre tamizadas y
prevalencia de los marcadores de infecciones transmitidas por transfusión;
• Se utiliza personal capacitado para realizar la entrevista anterior a la donación a
100% de los candidatos a donantes y se asegura que ellos entienden su responsabilidad
ética de contestar verazmente las preguntas;
• Se prohíbe la donación pagada; se desalienta la donación de reemplazo, y aumenta el
número de donantes voluntarios altruistas repetidos;
• Se realiza el tamizaje serológico de 100% de las unidades de sangre donadas. No
se transfundirá sangre completa ni componentes sanguíneos si uno o más de los
186 resultados de las pruebas de tamizaje es positivo o dudoso;
• Se usan reactivos de diagnóstico de calidad probada. Los reactivos disponibles
comercialmente son validados por la autoridad competente o asociación profesional
autorizada. Además, todo reactivo diagnóstico debe ser evaluado con los controles
correspondientes en el laboratorio de cada banco de sangre antes de utilizarlo; los
registros de esa evaluación deben estar disponibles;
• Se asegura la calidad interna por medio de la validación y mantenimiento preventivo
continuo de todos los equipos, centrífugas, baños con termostato, incubadoras,
refrigeradores, pipetas y equipos de lectura de las pruebas, entre otros; reactivos;
procedimientos y controles internos de calidad y registros completos de todas las
actividades. Asimismo, se comprueba fehacientemente, por visitas de auditoría por
lo menos cada dos años, que el personal del laboratorio de diagnóstico serológico que
lleva a cabo el tamizaje se capacita en forma continua;
• Los laboratorios participan en esquemas de evaluación externa del desempeño
nacionales e internacionales, por medio del envío de muestras desconocidas, en los
que los diagnósticos se deben realizar en un plazo similar al que tarda el laboratorio
participante en llevar a cabo las pruebas serológicas de tamizaje rutinarias; y
• Se refiere a todo individuo detectado como reactivo por el. tamizaje serológico
al servicio de salud para confirmar el diagnóstico y realizar el examen clínico y
seguimiento correspondiente.
Se sugiere que se recomiende al receptor que, seis meses después de haber recibido
una transfusión, solicite que se le repitan las pruebas serológicas para saber si se contagió de
alguna de las infecciones que se transmiten por transfusión (35).
AVAD
(millones)
7
Mujeres
6
Hombres
5
Total
0
190
Infecciones Enferme- Sida Enf. de Tuberculo- Helmint. Enferm. Paludismo Esquisto- Lepra Leishma-
respirato- dad Chagas sis Intestinal niñez somiasis niasis
rias diarreica
2. Todos los costos citados en este capítulo están en dólares de los Estados Unidos de América.
diferentes (EIA+HI o HI +IFI o EIA + IFI o una misma técnica aplicada con antígenos
diferentes, por ejemplo, una ELISA con antígeno recombinante y otra ELISA con antígeno
de lisado de parásitos. Dependiendo de cómo se usen estos criterios, la prevalencia real de
positivos confirmados para T. cruzi entre los donantes de sangre puede variar de 25% a más
de 70%.
Otra fuente de sobreestimación del riesgo de infectarse con una transfusión está dada
por la posibilidad de que el receptor ya esté infectado. Se supone que la prevalencia general
de las enfermedades infecciosas entre los receptores de sangre es similar a la de la población en
general del país. En consecuencia, el número de infecciones potenciales nuevas que se generan
mediante la transfusión de sangre no tamizada se reduciría en la proporción correspondiente
de receptores ya positivos. Esto es particularmente importante en el caso de Bolivia, donde
20% o más de la población en general ya está infectada por T. cruzi.
En los cuadro 13 y 14, anteriores, se observa que la información de Brasil y México estuvo
disponible después de la de otros países. En Brasil, la información sobre los bancos del sector
público estuvo disponible antes que la del sector privado. En la Argentina, la información a
nivel nacional sobre la prevalencia y la cobertura del tamizaje en los sectores privado y público
se obtuvo por separado de 1995 a 1997 (46). En ese período la cobertura del tamizaje fue más
alta en el sector privado, pero salvo unas pocas excepciones, la tasa de prevalencia fue mayor
en el sector público (46). México no informó sobre la cobertura del tamizaje ni la prevalencia
nacional de los marcadores serológicos hasta 1999 y, en esa fecha, la cobertura del tamizaje de T.
196 cruzi era incompleta, situación que se mantuvo incluso en 2005 y 2007.
Jefe del Laboratorio de Enfermedad de Chagas, Hospital de Clínicas, Universidad Federal de Goiás, Brasil.
I. RESUMEN EJECUTIVO
En este capítulo se analizan y resumen, en dos partes, los temas de diagnóstico y
tratamiento de las personas infectadas con Trypanosoma cruzi. Cada uno de estos temas incluye
una sección sobre los conceptos básicos y la situación actual del diagnóstico y el tratamiento,
según corresponda; las normas consensuadas por los especialistas, un sumario de la situación
en cada país y una descripción de las principales técnicas y métodos de diagnóstico y
tratamiento.
En la primera parte, se trata el diagnóstico de las fases aguda y crónica de la enfermedad.
En relación con el diagnóstico de laboratorio, se analizan las pruebas recomendadas y las
virtudes y debilidades de los distintos métodos de diagnóstico. Asimismo, se incluye una
sección sobre cómo atender las necesidades de los individuos que han sido debidamente
diagnosticados con la infección por T. cruzi y un resumen de la forma en que se realiza el
diagnóstico en cada país donde la enfermedad de Chagas es endémica. Por último, se describen
las principales pruebas serológicas, tanto cualitativas como cuantitativas, para el diagnóstico
de la infección por T. cruzi.
La segunda parte corresponde al tratamiento del paciente con enfermedad de Chagas,
ya sea sintomático o etiológico. Con respecto al primero, se discuten la cardiopatía chagásica,
el megaesófago y el megacolon, y las opciones de tratamiento farmacológico y quirúrgico.
Luego se analiza el tratamiento etiológico. Comienza con una breve reseña histórica y
continúa con la situación actual y las características de los tratamientos farmacológicos 215
disponibles, entre ellas, costo, posología, indicaciones y contraindicaciones, reacciones
adversas y seguimiento de los pacientes. Al igual que en la primera parte, se resumen las
características del tratamiento en los países donde la enfermedad de Chagas es endémica.
II. INTRODUCCIÓN
Este capítulo tiene dos secciones: diagnóstico y tratamiento. En ambas se abordan,
en el mismo orden, los siguientes temas: conceptos generales y estado del arte; adopción de
normas consensuadas; situación en cada país, y breve descripción de las principales técnicas y
métodos. Se espera que la información proporcionada aquí sirva de insumo a las autoridades
de salud interesadas en este tema. En la parte que trata el tema de normas, en lo posible, se ha
incluido el enlace correspondiente, para que el lector consulte las que ya se han establecido
y publicado en algunos países. Esto se hizo con el objeto de no transcribir en este documento
información ya consensuada que puede consultarse en la Internet en la medida que se
considere necesario o conveniente. En la parte correspondiente a la situación de cada país, se
exponen los méritos y deficiencias específicas existentes.
III. DIAGNÓSTICO
III.1. Conceptos
216
Cuadro 1.
III.5 Recomendación
• Todos los laboratorios de diagnóstico, así como los bancos de sangre, deben suscribirse a
programas de control de calidad externos, reconocidos, que remitan por lo menos dos
paneles de sueros por año. Ese control de calidad debe realizarse para todas las enfermedades
transmisibles, no solo la de Chagas, sino también VIH, HTLV, sífilis y hepatitis (Véase el
capítulo IV, sobre transfusión).
• Los laboratorios deben seguir las buenas prácticas de laboratorio; para ello, los gobiernos,
por medio de sus ministerios de salud, deben poner en práctica mecanismos de control.*
• Los servicios de salud deben organizarse para derivar a las personas infectadas para
que reciban atención especializada; de ser necesario, podrán hacerse convenios con otras
instituciones.
• Los infectados no deben ser discriminados en relación con sus tareas laborales.
*En Brasil, por ejemplo, ese control se ejecuta por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria.
Cuadro 2.
países endémicos, 2009
Características del diagnóstico
2. Laboratorios Wiener.
• Control de calidad: a cargo del Ministerio de Salud. En el pasado el control de calidad
estaba a cargo de otro país (Honduras).
Honduras
• Fase aguda: el diagnóstico se realiza por medio de Strout y prueba de gota gruesa.
• Parasitológico (multiplicación): hemocultivo.
• Fase crónica: se utiliza una prueba de ELISA antígeno crudo y una recombinante3
para confirmar el diagnóstico. También se usan pruebas rápidas, como Stat Pack.
• Control de calidad: a cargo del Laboratorio Nacional de Referencia; participa también
en un programa de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) coordinado por
el Hemocentro de São Paulo.
Paraguay
• Fase aguda: microhematocrito, Strout y examen de gota gruesa realizados en el
Laboratorio Central de Salud Pública (LCSP) y en el Instituto de Investigaciones en
Ciencias de la Salud (IICS). Para lactantes se utiliza una prueba serológica desarrollada
en el país, SAPA, de reconocida utilidad para confirmar o excluir casos congénitos.
• Parasitológico (multiplicación): se realizan todas las pruebas, es decir,
xenodiagnóstico, hemocultivo y PCR.
226
• Fase crónica: el diagnóstico se hace por ELISA e IFI, ambas desarrolladas en el país,
bajo la coordinación del Servicio Nacional del Paludismo (SENEPA) y el Laboratorio
Central de Salud Pública del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social. Los kits
son producidos por el LCSP en el caso de IFI y por el IICS (prueba de Chagas por
ELISA).
• Control de calidad: está a cargo del IICS de la Universidad Nacional. El control de
calidad externo lo realiza la Sociedad Brasileña de Análisis Clínicos, que provee
también la acreditación.
Uruguay
• Fase aguda: el diagnóstico se realiza por gota gruesa. Hay laboratorios capacitados
para realizar el examen de sangre en fresco o por concentración.
• Parasitológico (multiplicación): xenodiagnóstico. Se mantiene colonia de triatomas.
• Fase crónica: el diagnóstico se hace por ELISA y hemaglutinación indirecta.
• Control de calidad: está a cargo del Departamento de Control del MSP; también
3. Laboratorios Wiener.
participa en un programa de control de calidad externo de la OPS coordinado por el
Hemocentro de São Paulo.
En relación con la serología, puede hacerse una primera clasificación entre técnicas
cualitativas y cuantitativas. Las primeras no permiten establecer una gradación de la
concentración de anticuerpos; en general son más económicas, y su tiempo de ejecución es
más breve. Entre ellas se encuentran las pruebas rápidas (Inbios, Stat Pack, PaGia), las de
aglutinación, y otras. No obstante, las técnicas cuantitativas son las más empleadas (ELISA,
IFI, HAI), cada una con sus principios diferentes. Puede hacerse una segunda clasificación
entre kits comerciales y los producidos por cada institución (llamados “in house” o caseros).
Para realizar las tareas corrientes de diagnóstico, llevar a cabo el control de calidad y
obtener resultados homogéneos, se utilizan los kits comerciales, que se pueden adquirir 227
universalmente y permiten comparar los resultados; su selección puede hacerse con base en
la calidad y el precio. Para investigación, pueden utilizarse ambos tipos de prueba. Algunas
de las elaboradas internamente por la institución han mostrado ser de mayor sensibilidad
o especificidad, o ambas, que las comerciales, pero su distribución restringida, falta de
homogeneidad de un lote a otro y a veces la necesidad de contar con equipos especiales (por
ejemplo, quimioluminómetro de microplacas) hacen imposible su uso, hasta que alguna
empresa decida producirlos, como en el caso del TESA-blot (Trypomastigote Excreted
Secreted Antigen) .
III.12.1. Descripción de algunas técnicas cuantitativas
A continuación se describen las técnicas cuantitativas más corrientes para el diagnóstico
de la infección por Trypanosoma cruzi.
ELISA. Esta es una técnica relativamente compleja, que requiere de varios pasos en
los que se puede incurrir en errores y de varios reactivos que deben ser objeto de control.
Además, toma tiempo, es decir, de 2 a 3 horas de un técnico cualificado. Entre sus ventajas se
cuentan su objetividad, cuando la densidad óptica (DO) se mide por espectrofotómetro. No
se expresa en títulos de anticuerpos sino en DO, es decir, en la intensidad de color obtenida al
finalizar la reacción. Más frecuentemente se expresa en un índice, que equivale al número de
veces que la DO es superior (o inferior) al punto de corte. Eso permite hacer comparaciones en
diferentes momentos evolutivos o separar sueros de baja y elevada reactividad y comparar
los resultados en diferentes momentos. Cada placa tiene un punto de corte diferente, que
debe calcularse al finalizar la técnica. A diferencia de aquellas pruebas donde se obtiene
la concentración de anticuerpos por titulación, en las pruebas ELISA la concentración de
anticuerpos es continua. La dilución de cada suero es única, en general entre 1/100 y 1/200.
Entre los errores más frecuentes se encuentra el colocar suero en un pozo equivocado
(son 96). Por consiguiente, este paso requiere mucha atención. Cuando se sospecha que el
resultado puede estar errado, se debe repetir la prueba con el suero problemático, siempre en
duplicado. La automatización en los bancos de sangre de gran tamaño ha facilitado todo el
procedimiento, pero exige un control muy estricto del funcionamiento, con visitas frecuentes
de técnicos que realicen manutención de los equipos. Por las razones anteriores, esta es una
prueba relativamente cara cuando se toman en cuenta los costos de los insumos, del salario
diferenciado de los técnicos y de la mantención del equipo. Los resultados de las pruebas de
detección de T. cruzi muestran que su sensibilidad es excelente (rara vez no detecta un suero
con anticuerpos anti T. cruzi), pero su especificidad deja que desear, ya que frecuentemente
resulta en reacciones cruzadas con otras enfermedades, en particular leishmaniasis. En
resumen, es una prueba ideal para bancos de sangre, pero en los laboratorios de diagnóstico
debe siempre realizarse una segunda prueba, de principios diferentes, para garantizar que se
detecta la infección cuando está presente (16).
Inmunofluorescencia indirecta: esta prueba también tiene cierto grado de
complejidad y demanda tiempo de un técnico especializado (2 horas aproximadamente para
probar de 20 a 40 sueros). Es de alta sensibilidad (solo excepcionalmente no detecta un suero
228 positivo y, de manera similar a la prueba de ELISA, su especificidad no supera 97%. Tiene la
desventaja adicional de que su lectura es subjetiva. Exige un microscopio de fluorescencia,
cuyo costo, reducido actualmente al aplicar epi-iluminación, es de aproximadamente US$
5.000. Este equipo exige manutención, que puede ser anual, en relación con la vida útil de la
lámpara de halógeno. Otro elemento que debe ser muy bien manejado por cada laboratorio
es la concentración de conjugado, que debe verificarse periódicamente (mensualmente), pues
los conjugados muy diluidos reducen los títulos y muchos sueros pasan a ser negativos. Por
el contrario, si el conjugado está muy concentrado, aumenta la falta de especificidad. Una
de las ventajas de la inmunofluorescencia indirecta es que permite aplicar el mismo método
para otras infecciones, como toxoplasmosis, por ejemplo. Además, esta prueba no es cara si el
laboratorio cuenta con el microscopio; su costo depende más bien del salario del técnico. Para
resumir la utilidad de esta técnica: un suero con título de menos de 1/20, repetidamente, no
corresponde a un paciente con infección por T. cruzi. Todo laboratorio de referencia debería
usar esta prueba (17).
Hemaglutinación indirecta: esta es una técnica extremamente simple (solo dos
pasos) y de costo bajo (por lo menos debería ser, aunque se ha observado que el costo de los
reactivos ha aumentado de forma no proporcional al costo real). Otra ventaja es el tiempo
que toma la prueba, que es de 30 minutos, y los resultados se pueden leer al cabo de 1 a 2 horas.
La elección del kit es fundamental, porque aun los que tienen buen desempeño no detectan
todos los casos de infección. En 2% a 3% de sueros reactivos, bien caracterizados por ELISA
e IFI, los resultados de la prueba de HAI son negativos, por lo tanto, la sensibilidad nunca
es cercana a 100% y la prueba es inapropiada para los bancos de sangre. Posiblemente como
consecuencia de lo anterior, dado que el gran cliente es el banco de sangre, se ha observado
cierto deterioro en marcas que anteriormente tenían buen desempeño, lo que desacredita
aún más una técnica útil, sencilla y que debería ser de bajo costo. Otra ventaja de la HAI es su
elevada especificidad, cercana al 100%, siempre que se utilice 2-mercaptoetanol para los sueros
con reactividad inespecífica. En casos de discordancia, también es necesario incluir hematíes
de la especie utilizada en el kit, aunque, en realidad, estos deberían incluirse siempre (18,19).
Aglutinación directa: es una prueba similar a la HAI; ya no existe la forma comercial.
Fijación de complemento (técnica de Guerreiro y Machado): también ha dejado de
existir la forma comercial, ya que fue sustituida por otras más simples y de igual o mejor
desempeño (20).
III.12.2. Descripción de algunas técnicas cualitativas
RIPA: esta es una prueba de radioinmunoprecipitación, descrita en 1987 (21) que utiliza
isotopos radiactivos, con antígenos purificados; es de costo elevado, ejecución compleja y
requiere de radioisótopos. Algunos autores la consideran el patrón oro. No tiene una forma
comercial disponible; solo la prepara internamente un laboratorio de los Estados Unidos de
América, con un costo muy elevado (aprox. US$ 400,00 por prueba).
TESA (Trypomastigote Excreted Secreted Antigen o antígeno de tripomastigote secretado
excretado): esta prueba se describió en 1996 (22) y todavía no ha sido comercializada, a pesar
de haberse registrado en el Brasil con el nombre comercial de TESAcruzi bioMerieux®. Por 229
el momento solo se utiliza en un centro en São Paulo. El resultado positivo se expresa en la en
una banda de determinado peso molecular. Algunos investigadores la consideran el patrón oro.
Pruebas rápidas: En el pasado existían varias pruebas cualitativas (aglutinación
rápida y otras), que en su mayoría fueron abandonadas por su falta de especificidad y
sensibilidad. Más recientemente (a partir de 1998), la inclusión de otros soportes (gel, filtros
de nitrocelulosa, etc.) junto con el uso de antígenos purificados (Tesa), péptidos sintéticos
(PaGia) y antígenos recombinantes (Stat-Pack, Inbios, etc.) (23, 24) permitió desarrollar
una serie de pruebas cualitativas, algunas rápidas, otras no (Tesa-blot). Las primeras han
ingresado rápidamente al mercado y han sido utilizadas en diversas investigaciones (25) y
aplicaciones en el terreno (26). También se han usado extensamente en encuestas en Bolivia,
por ejemplo, donde el empleo de las pruebas rápidas con buena sensibilidad era indispensable
para la cobertura en regiones remotas. Posteriormente, algunos trabajos han mostrado
que los resultados no fueron del todo satisfactorios, por lo que es necesario desarrollar
pruebas rápidas nuevas y mejoradas. Aunque de utilidad en determinadas circunstancias
(emergencias, por ejemplo), los resultados de estas pruebas deben ser confirmados por una
técnica convencional.
En resumen, una de las tareas tanto de los países como de los consumidores de estos
insumos es establecer consorcios o redes que asuman la responsabilidad de verificar la calidad
de cada lote nuevo de reactivos. Eso demandará buena coordinación, ejecución y divulgación
para que todos los usuarios se vean favorecidos.
IV. TRATAMIENTO
IV.1 Conceptos
El tratamiento de los individuos infectados por Trypanosoma cruzi puede tener dos
formas de abordaje: sintomático y etiológico (27).
Más de la mitad de los individuos infectados presentan la forma indeterminada de la
fase crónica de la enfermedad de Chagas; ellos no tienen síntomas y ni siquiera saben que
son portadores de la infección, por lo cual no se propone para ellos ningún tratamiento
sintomático. Una vez que esos casos descubren su condición, ya sea porque donaron sangre,
a raíz de un examen médico anual o por requisitos laborales, puede discutirse el tratamiento
etiológico de la infección. De tomarse esta decisión, debe tenerse en cuenta que el tratamiento
etiológico nunca debe darse de forma masiva e indiscriminada, ya que los fármacos de que se
dispone actualmente no garantizan la cura y tienen efectos colaterales en una tercera parte
de los adultos (28, 29).
• También debe darse tratamiento a los pacientes en fase crónica reciente, niños de
hasta 12 años de edad, con dos pruebas serológicas de principios diferentes positivas.
• Los medicamentos que deben ser utilizadas son: nifurtimox (Nf) (congénitos 10-15
mg/kg/día; hasta 40 kg de peso, 10 a 12 mg/kg/día; más de 40 kg de peso, 8 mg/kg/
día) y benznidazol (Bz) (congénitos, 10 mg/kg/día; niños hasta 40 kg de peso, 7,5 mg/
kg/día; más de 40 kg de peso, 5 mg/kg/día). Ambos medicamentos se administran
en 2 a 3 dosis diarias, durante 30 a 60 días. En Brasil se administra en general el
benznidazol por 60 días y nifurtimox por 90 días). Solo hay experiencia en la fase
crónica reciente con el tratamiento con benznidazol por 60 días. Los criterios de
cura permanecen iguales: ausencia de parasitemia y serología negativa. Esta última
suele obtenerse después de un año entre los pacientes tratados durante la fase aguda;
demora algunos años en los pacientes tratados durante la fase crónica reciente. En
cuanto a la fase crónica tardía, no existe límite de edad, y el tratamiento queda a
criterio del médico tratante. Las limitaciones del tratamiento están relacionadas
con el embarazo, lactancia, insuficiencia hepática o renal, lesiones graves asociadas
con la propia enfermedad de Chagas e hipersensibilidad a los medicamentos.
Se recomienda que el tratamiento lo administre un profesional que conozca la
enfermedad, el manejo de los medicamentos y sus posibles efectos colaterales. La
eficacia debe ser evaluada por serología una vez al año; hay que tener en cuenta que
la serología negativa podría lograrse después de 10 años o más (41).
En 2005, nuevamente la Gerencia Técnica de la Enfermedad de Chagas del Ministerio
de Salud convocó a más de 100 especialistas en la enfermedad. En esa oportunidad se elaboró
el consenso brasileño sobre la enfermedad de Chagas, que incluyó el tema del tratamiento
etiológico (28).
Además de los antecedentes históricos del tratamiento específico de la infección por T.
cruzi en Brasil, otros países han elaborado normas específicas, incluidos Argentina, Colombia
y El Salvador.
En las reuniones de las Iniciativas Subregionales realizadas en 2010, que tienen a la OPS
como Secretaría Técnica, los países entienden que en relación a las indicaciones de tratamiento
etiológico de la enfermedad, que todos los pacientes infectados por Tripanosoma cruzi pueden
beneficiarse del tratamiento etiológico de Chagas, correctamente indicado, administrado y
supervisado. Se debe tratar todo niño y/o adolescente infectado. El tratamiento etiológico
de Chagas en adulto debe ser indicado por el médico tratante, toda vez que el diagnostico
esté confirmado, estén garantizadas las condiciones para administrarlo adecuadamente y no
existan contraindicaciones para el mismo.
IV.3.2. Situación actual
Razones para indicar tratamiento etiológico
Según lo expuesto en los párrafos anteriores, hay consenso sobre la indicación de
tratamiento etiológico en la fase aguda de la enfermedad de Chagas (adquirida por cualquier
234
mecanismo de transmisión, incluso congénito), reactivación, fase crónica reciente (< 10 años
de infección) o en la práctica, niños de menos de 13 años de edad (edad máxima de los dos
estudios randomizados publicados y que demostraron eficacia) o adultos con fecha de fase
aguda conocida, de menos de 10 años. También puede indicarse tratamiento a todo infectado
que lo solicite, independientemente de su edad, siempre que no haya contraindicaciones
(42,43). (Véase la sección correspondiente.)
A pesar de todas las recomendaciones existentes, el tema sigue siendo polémico,
particularmente cuando se aborda el tratamiento de pacientes adultos. Esto se debe, al menos
en parte, a que los médicos clínicos en general ignoran o rechazan el tratamiento etiológico
de la enfermedad de Chagas (véase sección correspondiente más adelante).
La experiencia en una policlínica de Goiania indica lo siguiente: el infectado, en particular
el donante recientemente diagnosticado, pregunta si hay algún tratamiento disponible para
su infección. Si se le dice que no, frecuentemente hace una búsqueda en Internet y encuentra
miles de menciones (enfermedad de Chagas, tratamiento = 355.000 resultados). El interesado
vuelve al clínico y le dice que sí hay tratamiento. En parte esto se debe a que el perfil del
paciente chagásico urbano (hoy en día, la mayoría) ha cambiado. Actualmente casi todos
tienen teléfono móvil, televisión en casa y acceso a internet. El porcentaje de analfabetos que
consulta en esta policlínica ha disminuido y se limita a algunas personas de más de 60 años
de edad. Esto se sabe porque todos deben firmar su consentimiento para la toma de sangre y
pocos, hoy en día, lo hacen con su huella dactilar (76 de 747 que firmaron en los últimos doce
meses). Este cambio del perfil de la población y, por ende, del paciente chagásico, lleva a que
el individuo infectado exija tratamiento, que se le puede ofrecer indicándosele que en 30%
de los casos se presentan reacciones adversas y que no se le puede garantizar la cura. Aun así,
muchos adultos optan por tomar el tratamiento. En consecuencia, los servicios de salud de los
países deben estar atentos a dar una solución al problema, tener un stock de medicamentos
y administrarlo apropiadamente (adquisición, control de stock y fecha de vencimiento). Al
mismo tiempo debe educarse a los médicos e incluir el tema en los programas académicos de
las universidades; deben aclararse muy bien las indicaciones, contraindicaciones y control
del tratamiento, por lo menos en algunos centros especializados, según el tamaño del país.
Disponibilidad de medicamentos
Nifurtimox: debido a la reciente introducción de este fármaco asociado con otros
medicamentos para el tratamiento de la tripanosomiasis africana, la OMS ha recomendado a
la empresa Bayer® que continúe su producción. La firma ha respondido y, hoy en día la OMS
tiene disponibilidad de nifurtimox. Varios países reciben el medicamento por medio de esa
Organización.
Benznidazol: la empresa Roche® ha cedido la formulación de este fármaco a una
empresa brasileña que lo produce. Actualmente, hay buena disponibilidad, después de una
larga disputa con la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria. No tenemos conocimiento
sobre la exportación, que podrá ser más difícil dependiendo de las trabas aduaneras a la
importación en cada país. El hecho es que hay miles de tratamientos disponibles, incluso
algunos próximos a caducar. El producto brasileño tiene el siguiente rótulo: LAFEPE 235
BENZNIDAZOL – 100 mg, uso oral, comprimidos, 10 blísteres con 10 comprimidos cada uno.
El lote de que disponemos actualmente es L08041722; F04/2008; V04/2010 y fue recibido, sin
costo, del Ministerio de Salud de Brasil, que distribuye este fármaco en el país. La nueva
presentación no tiene comprimidos con ranuras, como tenía el de Roche®, por lo que es más
difícil partirlos. Eso ha llevado a una reformulación en algunos proyectos como BENEFIT,
en el que como solución se adoptó una dosis tope de 300 mg/día, y si el peso del paciente es de
más de 60 kg, se alarga el tiempo de administración (70 kilos, 70 días).
Costos
El tratamiento etiológico es de bajo costo. Un frasco de 100 comprimidos costaba
en las farmacias de Brasil US$ 10,00 cuando lo fabricaba Roche® (18 a 20 Reales en 2006).
Actualmente se desconoce el costo, pues Lafepe® produce para el Ministerio de Salud
(podría ser de alrededor de US$ 25,00). Para el seguimiento de los pacientes se recomienda
una periodicidad anual. Esto no conlleva costo adicional, porque el control de todo paciente
chagásico con la forma indeterminada o cardíaca leve de la enfermedad, aun cuando no esté
en tratamiento, debe tener esa periodicidad.
Posología
Nifurtimox. Se encuentra en comprimidos de 120 mg; la dosis diaria de adultos es de
8 a 10 mg/kg de peso por día, dividida en tres tomas. La duración del tratamiento es de 60 a
90 días. Para los niños, la dosis es de 10 a 15 mg/kg/día y para los lactantes, de 15 mg/kg/día.
Benznidazol: se encuentra en comprimidos de 100 mg; la dosis diaria es de 5 mg/kg
de peso por día para los adultos. Para los niños, la dosis es de 7 a 10 mg/kg de peso y para los
lactantes, de 10 mg/kg/día. Se indica en dos tomas diarias por 60 días.
Indicaciones y contraindicaciones
El tratamiento se indica para pacientes en la fase aguda, para los de transmisión
congénita o con reactivación de la infección y los que se encuentran en fase crónica reciente
(hasta los 12 años de edad). En la fase crónica tardía, puede indicarse de común acuerdo entre
el paciente y el médico tratante. Solo se indica tratamiento para la fase crónica (reciente o
tardía) si el domicilio del paciente no tiene triatomas. Si los hay, deberá hacerse el control
químico previo, para evitar una reinfección.
Antes de iniciar el tratamiento, deberán solicitarse los siguientes exámenes: hemograma,
transaminasas y creatinina. Si se encuentran alteraciones, deberá investigarse la causa, y solo
iniciar el tratamiento después de que se normalicen los resultados de esas pruebas.
Las contraindicaciones son: cardiopatía grave, insuficiencia renal o hepática; embarazo
o lactancia; megaesófago que impide la absorción del medicamento. Con respecto al último,
podrá iniciarse el tratamiento una vez que se haya restablecido el tránsito esofágico (por
dilatación o cirugía).
236 Reacciones adversas
Las reacciones adversas afectan a menos de 5% de los pacientes tratados durante la fase
aguda o crónica reciente. Son excepcionales en lactantes. Se observan en una tercera parte de
los adultos tratados, y pueden llegar requerir que se interrumpa el tratamiento en 10% a 20%
de los casos.
Debido a la relativa frecuencia de las reacciones adversas, sobre todo en los adultos,
todos los pacientes deben tener seguimiento clínico por medio de visitas semanales; se
les debe advertir que deben suspender el medicamento y consultar si se presenta alguna
manifestación. En la mayoría de los casos que han presentado cuadros más graves, esto ha
sido por falta de seguimiento clínico.
Situación actual del tratamiento etiológico de la infección por Trypanosoma cruzi en los
Cuadro 4.