Este documento analiza la historia de la protesta social en Argentina durante el siglo XX. Destaca que hubo períodos de mayor y menor conflictividad, dependiendo de factores económicos, políticos y sociales. Las formas de protesta incluyeron huelgas, manifestaciones, boicots y sabotajes, que ocurrieron principalmente en torno a los lugares de trabajo y las plazas públicas. Aunque la violencia a veces acompañó a las protestas, su causa principal fue la falta de reconocimiento de los derechos de los trabajadores.
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Este documento analiza la historia de la protesta social en Argentina durante el siglo XX. Destaca que hubo períodos de mayor y menor conflictividad, dependiendo de factores económicos, políticos y sociales. Las formas de protesta incluyeron huelgas, manifestaciones, boicots y sabotajes, que ocurrieron principalmente en torno a los lugares de trabajo y las plazas públicas. Aunque la violencia a veces acompañó a las protestas, su causa principal fue la falta de reconocimiento de los derechos de los trabajadores.
Este documento analiza la historia de la protesta social en Argentina durante el siglo XX. Destaca que hubo períodos de mayor y menor conflictividad, dependiendo de factores económicos, políticos y sociales. Las formas de protesta incluyeron huelgas, manifestaciones, boicots y sabotajes, que ocurrieron principalmente en torno a los lugares de trabajo y las plazas públicas. Aunque la violencia a veces acompañó a las protestas, su causa principal fue la falta de reconocimiento de los derechos de los trabajadores.
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Este documento analiza la historia de la protesta social en Argentina durante el siglo XX. Destaca que hubo períodos de mayor y menor conflictividad, dependiendo de factores económicos, políticos y sociales. Las formas de protesta incluyeron huelgas, manifestaciones, boicots y sabotajes, que ocurrieron principalmente en torno a los lugares de trabajo y las plazas públicas. Aunque la violencia a veces acompañó a las protestas, su causa principal fue la falta de reconocimiento de los derechos de los trabajadores.
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Introducción
El 19 y el 20 de diciembre de 2001 se produjo en la
Ciudad de Buenos Aires una intensa movilización popu- lar que provocó la renuncia del gobierno de la Alianza, encabezado por el presidente Fernando de la Rúa. Los saqueos a supermercados y los cacerolazos se suma- ron a los innumerables cortes de rutas, que se venían realizando en todo el país desde 1996. La magnitud de la protesta ha colocado en primer plano la reflexión sobre quiénes eran los actores, dónde se realizaban las de- mandas, las razones por las que se efectuaban los re- clamos de los sectores populares y cuáles eran las raí- ces históricas del fenómeno. En este libro intentamos poner la protesta social en perspectiva histórica y res- ponder parcialmente a algunos de los interrogantes plan- teados. Para hacerlo, hemos privilegiado los conflictos que se articularon desde comienzos del siglo XX alrede- dor del mundo del trabajo, aunque incorporando otros actores sociales cuando han significado un cambio sus- tantivo en el tono de la protesta. La formas recientes de la beligerancia operaron como disparadores para buscar cómo se fueron articu- lando los reclamos en el pasado. Pero no nos rige la idea de que las acciones de las personas se justifiquen a la luz de la evolución posterior, sino la de que en cada mo- mento histórico se combinan y entrelazan factores es- tructurales, el rol del Estado, las prácticas políticas, so- ciales, culturales e ideológicas así como la experiencia de las personas, entendida esta última como un proceso de aprendizaje que vincula el mundo del trabajo con la vida cotidiana. Como resultado de esos entrecruzamientos el consenso y la paz con otros en los que la protesta se van dibujando actores sociales y políticos, repertorios social ocupaba un lugar preponderante; como ocurrió con de confrontación (huelgas, boicots, sabotajes, manifes- las luchas de los trabajadores durante la primera década taciones, reuniones), espacios de sociabilidad (sindica- de ese siglo, las huelgas en la coyuntura 1917-1921 y a tos, círculos culturales, clubes, asociaciones), ritos (con- mediados de los años treinta, la irrupción del peronismo memoración del 1ro de Mayo, el recuerdo de «los márti- una década más tarde, la alta conflictividad social y polí- res») y símbolos (banderas, consignas, cánticos) que tica de vastos sectores de la sociedad durante casi todo configuran la protesta social. el período comprendido entre 1955 y 1976, y la reacción También se van delineando los conflictos produci- popular, desde mediados de los años noventa, frente a dos en las ciudades y en el campo, en donde la pobla- los resultados de la aplicación de las recetas neoliberales. ción trabajadora experimentó la explotación y la opre- En el actual territorio de la Argentina se produjeron sión capitalista bajo formas diferentes: el despotismo de protestas sociales de diverso tipo y por múltiples moti- la clase dominante, la distancia entre trabajadores y vos, que pueden rastrearse varios siglos atrás, llegando empresarios, la parcialidad de la ley, la represión poli- a reconocerlas en el protagonismo de las poblaciones cial, la disciplina laboral, las largas jornadas y las malas indígenas que se levantaban contra los conquistadores y condiciones de trabajo, y la discriminación política. Todo en defensa de sus comunidades. Rebeliones y actos de esto ha provocado frecuentes conflictos y agitaciones que resistencia jalonan la historia argentina hasta el presen- adoptaron formas variadas de acuerdo con los diferentes te y, sin duda, pueden ser incorporados a un libro más contextos históricos y con la compleja relación con el extenso que dé cuenta de la complejidad de las deman- Estado. Así, es cierto que hubo coyunturas en que la das y la heterogeneidad de los protagonistas. Como par- conflictividad social pasaba a un segundo plano o perma- te de esa historia, durante el siglo XIX la resistencia al necía larvada debajo de la superficie, ya sea por la esta- trabajo disciplinado, al ingreso a la milicia así como a los bilidad económica, la paz social o el equilibrio político; malos tratos de dueños y capataces en las estancias cada uno de estos términos se combinó de manera di- conformaron el cuadro conflictivo de las áreas rurales. versa para canalizar las demandas populares y amorti- Pero fueron las transformaciones de la sociedad argenti- guar la conflictividad social. Sin embargo, la historia ar- na consolidadas desde fines del siglo XIX las que dieron gentina del siglo XX no transcurrió sin conflictos. Al con- origen a conflictos que perdurarían durante el siglo XX. trario, está jalonada por ellos, y desde la propia confor- En efecto, a partir de la consolidación del Estado mación como país capitalista, la protesta de los nuevos nacional, la economía capitalista y la constitución de la actores sociales emergió con intensidad preocupando a clase trabajadora con intereses diferenciados de intere- las élites gobernantes, que debieron apelar a concesio- ses de los patrones y el Estado, se fueron diseñando nes de tipo político y social para neutralizar la intensidad repertorios de confrontación que se convirtieron en el ros- de la protesta social. La imagen que se desprende de la tro visible de la protesta social durante buena parte del historia argentina del siglo XX es la de una sociedad en siglo XX. Manifestaciones, boicots, huelgas y sabotajes donde se combinaron períodos en los que predominaba se perfilaron como los medios de lucha más apropiados, Las plazas Lorea, Miserere (Once de septiembre) y Con- aunque no todos tuvieron igual impacto para impulsar los greso en la ciudad de Buenos Aires fueron algunas de cambios que se reclamaban. Cuando la protesta tras- las preferidas para manifestar, reclamar y exigir diversos cendió las cuestiones reivindicativas de carácter econó- derechos. En el interior del país también se fueron mar- mico para explotar sentimientos de solidaridad de clase, cando espacios cargados de simbolismo, y se puede alcanzó un grado de profundidad mayor. De todos los afirmar que en cada ciudad hubo una o más plazas para repertorios, la huelga permaneció como forma predomi- expresar las demandas. Pero el espacio privilegiado de nante de lucha y de negociación colectiva hasta casi un expresión política y social y con mayor carga simbólica siglo más tarde, cuando a partir de la implementación de fue la Plaza de Mayo, frente a la sede de las autoridades políticas económicas neoliberales, se modificó el rol del de la Nación. No es nuestro interés historiar los usos y el Estado, se desindustrializó el país y se produjo una in- simbolismo de la Plaza de Mayo, sino sólo destacar su tensa desproletarización. Desde ese momento, la huel- relación con la protesta. Alli, desde 1945, cuando se con- ga perdió parte de su eficacia y su lugar fue ocupado por gregaron los trabajadores que apoyaban a Perón, hasta los cortes de calles y de rutas nacionales y provinciales. el día de hoy, se fueron consolidando rituales de reivindi- Durante buena parte del siglo XX, las huelgas defi- cación política, social y de derechos humanos. No en nieron un espacio para el conflicto -el de las fábricas y vano el principal movimiento de derechos humanos sur- sus alrededores- y delinearon una cultura obrera centra- gido en el país se denomina «Madres de Plaza de Mayo». da en torno al lugar de trabajo. En cambio, las huelgas Las huelgas eran a veces acompañadas por un alto generales extendían la protesta al ámbito de la ciudad, grado de violencia que se extendía al vecindario o a las convirtiendo las calles y plazas en el escenario de la adyacencias donde se concentraba una manifestación. confrontación. Huelgas parciales y huelgas generales así Así sucedió en las huelgas generales de las primeras como manifestaciones callejeras fueron colocando el boi- décadas del siglo XX, aunque la confrontación adquirió cot y el sabotaje en un lugar secundario. Las fábricas y mayor territorialidad en torno a 1969, cuando se talleres diseminados en las ciudades resultaron escena- involucraron en el conflicto vecinos, estudiantes, emplea- rios propicios para las huelgas, pero las protestas po- dos, artistas e intelectuales. La incorporación de estos dían extenderse a las calles adyacentes que, a veces, sectores ampliando el arco de la protesta modificó el clá- se convertían en verdaderos campos de batalla. sico modelo de movilizaciones estrictamente obreras, y Las manifestaciones, en cambio, ocupaban el es- comenzaron a ser designadas por los estudiosos con el pacio público cercano a los íconos del poder: las plazas nombre de «movimientos sociales». públicas. Era en esos espacios donde los trabajadores Cuando las protestas adquirían un carácter violento se mostraban a los otros (gobernantes, prensa, público se debía generalmente a la escasa disposición de los en general) y demostraban sus peticiones. Las plazas grupos dominantes a reconocer los derechos de los obre- albergaron cientos de actos, en particular los realizados ros, quienes debían recurrir a medidas de fuerza para cada 1ro de Mayo como parte de los rituales obreros. satisfacer, así fuese parcialmente, sus demandas. Ade- más, a lo largo de la historia se pusieron escasos límites mienta tradicional aunque hubiese perdido su efectividad. a la violencia del ejército y la policía que intervinieron en En otro nivel, se configuraron modos emergentes de pro- no pocas ocasiones a favor de los empresarios. Con el testas, hasta que los cortes de rutas aparecieron como aumento de la represión luego del golpe militar que en una herramienta eficiente para obtener respuestas a las 1955 derrocó al presidente Perón, se fue consolidando demandas que la desocupación o la falta de inversión en una cultura de la rebelión que privilegió el uso de la vio- «bienestar» habían provocado, y que las facciones políti- lencia como arma política. Sabotajes, tomas de fábricas cas extendían y profundizaban. y rehenes conformaron la «resistencia» al régimen mili- La geografía de la protesta también fue cambiando tar; y de esta forma los trabajadores no sólo reclamaban a lo largo de todo el siglo xx. Al comienzo, las huelgas y por sus reivindicaciones especificas sino también, y de manifestaciones se concentraban en la Ciudad de Bue- manera inédita, por el retorno de su líder al poder. Sólo nos Aires, principalmente, y en menor medida en ciuda- una década más tarde aparecieron las prácticas violen- des como Rosario o Bahía Blanca. Durante la década tas de la guerrilla urbana, que, aunque no formaban parte del treinta y particularmente en los años peronistas, los de la protesta obrera, se entrometieron en ella amena- conflictos se desparramaron por todo el país, pero el co- zando o secuestrando empresarios y directivos con el razón siguió latiendo en la ciudad de Buenos Aires y sus fin, a veces, de obtener mejoras para los trabajadores. alrededores. Desde los años sesenta se produjo una Con la entronización de la dictadura militar, la vio- marcada regionalización de los conflictos, que convirtió lencia desde arriba no sólo se adueñó de los lugares de a provincias como Córdoba, Neuquén, Río Negro, Misio- trabajo sino que derramó su manto de desaparición, tor- nes o Tucumán en epicentros de la protesta social. Al tura y muerte sobre un amplio conjunto de la sociedad. finalizar el siglo xx, la cartografía conflictiva se organizó La acción represiva del Estado modificó profundamente en las zonas más distantes del centro político, desde la el tono de la protesta, pues quienes se movilizaron (tra- Patagonia hasta Salta y Jujuy, aunque el bloqueo de las bajadores, vecinos, jóvenes, artistas y mujeres) lo hicie- rutas se extendió con rapidez hasta la propia ciudad de ron en buena medida y de manera novedosa, alrededor Buenos Aires. En un complejo proceso, las protestas de los derechos humanos y en defensa de la vida. sintonizaron la música del apoliticismo, se integraron den- Las formas de protesta se volvieron multiformes, y tro de complicadas maquinarias políticas clientelares y, a la caída del régimen dictatorial, las profundas transfor- al mismo tiempo, las enfrentaron generando demandas maciones de la vida económica, política, social y cultural de transparencia en la distribución de los recursos y en bajo los efectos del neoliberalismo consolidaron una las decisiones que se tomaban. Además, los medios de multiplicidad de caminos para efectuar los reclamos así comunicación jugaron un papel importante en la difusión como una diversidad de protagonistas y de demandas. de los conflictos, los reclamos y las denuncias. En un plano, los modos adoptados por la beligerancia El presente libro se basa en un presupuesto fuerte social fueron los mismos de siempre, y los trabajadores que organiza el relato: desde fines del siglo XIX se fue ocupa dos siguieron utilizando las huelgas como herra- conformando una sociedad sobre la base del trabajo pro- ductivo y una clase social, los trabajadores, que luchó democracia en 1983, encauzar a los trabajadores forma- permanentemente para que patrones y gobiernos los in- les, como había ocurrido a comienzos del siglo XX y, en terpelara como interlocutores legítimos. A lo largo del si- parte, en la década de 1960. La transformación de una glo xx, en un complejo proceso, se fueron afianzando las sociedad centrada en el trabajo, en donde las demandas herramientas de lucha que permitían amortiguar la ex- centrales eran el aumento salarial o las mejoras en las plotación, y los trabajadores hicieron valer sus deman- condiciones de trabajo, en otra vinculada al desempleo y das avanzando hacia la obtención de la ciudadanía so- el empleo ocasional, asociada a la reivindicación de traba- cial. La opresión económica pero también política a la jo y de subsidios de desempleo, ha repercutido también que fueron sometidos los trabajadores y el conjunto de en la composición de los actores involucrados y en las los sectores populares durante las diversas dictaduras formas de protesta. Las huelgas persisten y coexisten militares en los años cincuenta y sesenta favoreció la con los nuevos repertorios, pero han perdido el lugar cen- participación de otros actores sociales que se aliaron a tral que ocuparon durante casi un siglo, y hoy los obre- la clase obrera, y convirtieron la protesta social en un ros se aferran a los puestos de trabajo y ya no son los fenómeno más heterogéneo. protagonistas centrales de la protesta. Ese lugar es ocupa- Sin embargo, desde el comienzo de la dictadura do por los excluidos del modelo (desocupados, encabezada por el general Jorge Rafael Videla en 1976, cartoneros, beneficiarios de planes sociales estatales, con la aplicación sistemática de las políticas neoliberales, vagabundos y mendigos), quienes dan forma a un nuevo comenzó un proceso de desestructuración de la socie- cuadro de protestas, organizaciones y reclamos en don- dad del trabajo que alcanzó su punto culminante durante de los repertorios de confrontación privilegiados son los la década menemista. La transformación de la economía piquetes y cortes de rutas, pero también las tomas y los fue de tal magnitud que el desempleo y el empleo oca- ataques a edificios públicos y propiedades de miembros sional se han convertido en elementos estructurales que prominentes del poder político. modificaron de manera notable tanto la sociedad como Para poder mostrar las transformaciones en la pro- sus comportamientos. Como lógica consecuencia, las testa social hemos privilegiado en la organización de los viejas formas de organización y de protesta de los tra- capítulos los cambios en la estructura económica (sea bajadores, si bien no han desaparecido, perdieron vigen- en el agro o en la industria) y las transformaciones tanto cia y peso. Los sindicatos son numéricamente débiles; de la población y del mercado laboral como de las ca- su capacidad de movilización, de presión y poder econó- racterísticas de las condiciones de trabajo y su impacto mico ha disminuido y buena parte de su acción ha que- sobre las condiciones de vida. Las formas de organiza- dado concentrada en los gremios de servicios, afectados ción tanto en los sindicatos como en los barrios y las por la racionalización estatal. corrientes políticas e ideológicas que contribuyeron a Por su parte, la multiplicidad de grupos y partidos modelar las protestas también forman parte de este cua- de izquierda no han logrado, desde el advenimiento de la dro. Del mismo modo, se consideraron los cambios pro- vocados en el nivel de lo político, pues afectaron las opor- tunidades, las formas y el curso de la protesta social. La acción de los partidos políticos podía tanto empujar las En el primer capítulo se explica la consolidación de demandas como desviarlas de su curso; hubo matices la economía capitalista y la articulación de una sociedad en los modos de interpelación y en las reacciones frente del trabajo donde los productores, como resultado de las a la protesta de los sectores populares que diferenciaron experiencias compartidas, protestaron, se organizaron y a conservadores, radicales, peronistas y otras fuerzas dieron forma a una cultura del trabajo internacionalista, políticas. Los vínculos de los reclamos con la política se acorde con los influjos ideológicos del anarquismo y del basaron en una compleja trama de relaciones que dieron socialismo. Esa cultura del trabajo reclamó mediante el forma a la experiencia del clientelismo, que, por otra par- arma de la huelga, parcial o general, activa o de brazos te fue modificando sus mecanismos y sus redes para caídos, el derecho a una vida mejor así como a organi- intercambiar promesas por votos, sobre todo a partir del zarse y protestar. En el segundo capitulo se muestra la fin de los gobiernos dictatoriales de origen militar. Tam- consolidación de la huelga como repertorio de confronta- bién las transformaciones del Estado ejercieron su in- ción y la activa participación del Estado en la regulación fluencia en las modalidades de la protesta, pues no era de la misma. Al mismo tiempo se examina el surgimien- lo mismo una actitud prescindente e indiferente a los pro- to y el desarrollo del comunismo en el seno del movi- blemas sociales que otra más comprometida e inter- miento obrero y la emergencia del peronismo, que se vencionista, claro que entre una y otra se desplegó una convirtió en la identidad política y social dominante de amplia gama de matices. los sectores populares. En el tercer capitulo se abordan En el libro se dibujan las protestas que se convirtie- los cambios en los repertorios de confrontación a la luz ron en centrales a lo largo del siglo XX y se coloca a los de las crisis políticas, con sus ciclos de inestabilidad trabajadores como actores principales, aunque rodeados política y alternancia entre gobiernos civiles y militares; de un coro amplio de personajes secundarios que, a ve- el impacto de la represión y la vinculación de los trabaja- ces, podían llegar a ocupar el centro de la escena. Pero dores con otros sectores sociales como los estudiantes; el panorama real de la protesta es mucho más amplio, y y el papel de la guerrilla. En el último capítulo se desta- queda al margen de estas páginas un conjunto heterogé- can los cambios en los repertorios de confrontación du- neo de actores y motivaciones. Permanecen en la som- rante la dictadura y en la democracia. bra los diversos levantamientos de las poblaciones indí- genas en el norte santafecino y en el Chaco, que, duran- te los años 1903, 1905 y 1924, se alzaron en armas para defender un mundo que veían como irremediablemente perdido así como los reclamos más recientes de los gru- pos indígenas en defensa de sus tierras y del medio ambiente. También faltan las resistencias campesinas del norte, entre otras. porque aún son poco conocidas. 1.Huelgas, boicots do a la escasez de mano de obra nativa. y confrontación social Esta carencia fue cubierta en buena medida por la llegada de miles de trabajadores extranjeros provenien- 1880-1930 tes de diversas regiones de Europa, mayoritariamente de Italia y España, pero también de Francia, Alemania, Rusia, Polonia, Turquía, Grecia o el Líbano. Además de Las protestas populares no fueron desconocidas en la apertura llevada adelante por las autoridades naciona- la Argentina a lo largo de su historia y durante todo el les y las facilidades otorgadas a los inmigrantes, este siglo XIX hubo numerosos y sobrados ejemplos de ellas. movimiento de población fue posible también por otros Pero a partir de las dos últimas décadas de ese siglo factores: la aceleración de las comunicaciones maríti- cambió la naturaleza del conflicto: su carácter central mas y la baja de los precios del transporte mundial, las era social y sus protagonistas, los trabajadores y el no- crisis cíclicas de las economías mediterráneas y, en menor vel movimiento obrero que comenzaba a gestarse. El cos- medida aunque de modo significativo para la articulación tado más visible de ese proceso no sólo eran las huel- de la protesta, por los conflictos políticos y sociales que gas, los boicots y la organización gremial, sino también empujaron a miles de individuos perseguidos políticamen- las manifestaciones ideológicas que lo contenían. Si bien te a buscar nuevos horizontes en países como el nues- durante este período factores como el ascenso social o tro. La población inmigrante, mayoritariamente adulta y la dificultad para constituir una identidad de clase amor- masculina, que se sumó a la mano de obra nativa modi- tiguaron el impacto de la protesta, no hay dudas sobre el ficó de manera sustancial el número disponible de bra- alto nivel de conflictividad tanto en la primera década del zos tanto para las tareas rurales como para las urbanas. siglo XX como durante la coyuntura de la inmediata pos- Así, la población económicamente activa saltó de 923 guerra. mil personas en 1869 a 3.360 mil en 1914. Desde mediados del siglo XIX, la Argentina se trans- En el campo, especialmente en las áreas del litoral formó de tal modo que se convirtió en un país capitalista pampeano y fuera de las áreas tradicionales, los trabaja- cuya base económica se fundaba en la producción de dores se ocuparon del cuidado de los ganados ovino y bienes primarios para la exportación a los países euro- vacuno, de la siembra y la cosecha de diversos cereales peos. Si bien la extensión de la economía capitalista y (trigo, maíz, lino, sorgo) y del mantenimiento de la in- de las relaciones salariales afectó diversas zonas del fraestructura necesaria para cada una de estas activida- territorio nacional, el corazón de esas transformaciones des; en Mendoza, del cultivo y la recolección de la vid; fue la región pampeana y metropolitana, que hacia 1914 en Tucumán, de la caña de azúcar; en la Patagonia, de concentraba cerca de 74% de la población del país. A la cría del ganado ovino y también fueron centenares quie- partir de allí se conformó un mercado de trabajo caracte- nes se conchabaron en los quebrachales del Norte o en rizado por una demanda excedente de trabajadores debi- los yerbatales de Misiones. Las ciudades crecieron notablemente y la pobla- obreros (pintores, yeseros, albañiles, peones) trabajaban ción urbana, que en 1869 representaba el 33% de la po- en la construcción privada y pública (grandes obras de blación, se elevó en 1914 al 58%. Allí se conformó un infraestructura), y si bien su peso variaba de acuerdo con amplio, peculiar y heterogéneo mundo de trabajadores, la fluctuante demanda, siempre significaron un alto por- compuesto por una minoría de artesanos y obreros es- centaje de la población económicamente activa. Pero pecializados y por una inmensa mayoría de peones y durante este período, uno de los núcleos más importan- trabajadores no especializados provenientes en gran me- tes del mundo del trabajo urbano se concentró en el sec- dida de áreas rurales. tor servicios: miles eran los conductores de carros y ca- Sólo una proporción menor de ellos estaba ocupa- rruajes, portuarios, marineros, foguistas, ferroviarios, da en una industria que crecía lentamente al amparo de tranviarios y municipales, a quienes se sumaban una cierto proteccionismo y de la sustitución de algunos pro- multitud de empleados de comercio, que desempeñaban ductos importados. El sector industrial más destacado y sus tareas en centenares de negocios medios y peque- que empleaba más trabajadores era el de la alimenta- ños así como en las grandes tiendas. Esta composición ción (carne, bebidas, harinas, dulces, galletitas). Su de- del mundo laboral otorgaba una connotación particular a sarrollo fue relativo antes de la Primera Guerra Mundial, la clase trabajadora argentina, bastante diferente de los momento a partir del cual logró un importante crecimien- mundos obreros de los países europeos fuertemente in- to, especialmente gracias a la expansión de los grandes dustrializados, como Inglaterra o Alemania, y más pare- frigoríficos instalados en Avellaneda, Berisso, Zárate y cida a la de ciudades orientadas a satisfacer la demanda Rosario. Una significativa cantidad de mano de obra era de servicios. utilizada en la actividad textil, que también creció nota- Las condiciones de trabajo fueron, desde el comienzo blemente desde 1914; en la precaria y extendida indus- de este proceso, una de las preocupaciones centrales tria del vestido, que alimentaba de manera incesante el de los trabajadores y la causa de gran parte de la protes- trabajo femenino a domicilio; en algunas grandes fábri- ta social. Así, los accidentes de trabajo, el hacinamien- cas (fósforos, tabaco) o en centenares de establecimien- to, el empleo y la explotación de menores, las largas tos medianos y pequeños de carácter artesanal jornadas laborales, los bajos salarios, la desigualdad del (aserraderos, curtidurías, panaderías, carpinterías, trabajo femenino con relación al masculino, la disciplina ebanisterías, talabarterías, tonelerías, sombrererías, laboral (reglamentos, capataces), el trabajo nocturno, la marmolerías, herrerías, talleres mecánicos). regularidad o la eventualidad del empleo y las propias A partir de la Primera Guerra Mundial y, más preci- formas de contratación de la mano de obra eran todas samente, en la década de 1920, la industria se compleji- cuestiones que motivaron la protesta reiterada de los tra- zó y comenzaron a desarrollarse de manera relativa los bajadores, con el objetivo de mejorar sus condiciones de rubros de petróleo, automotores, teléfonos, cemento, elec- trabajo y su calidad de vida. tricidad, metalurgia y maquinarias que ocuparían una sig- Por supuesto, esas condiciones variaban notable- nificativa cantidad de individuos. Por su parte, miles de mente de acuerdo con los diferentes rubros ocupaciona- les y la magnitud de las empresas. No significaba lo mis- mo el trabajo en los frigoríficos, que eran grandes unida- da de mano de obra. En aquellos momentos en que la des de producción de capital extranjero con una comple- oferta de brazos escaseaba los salarios aumentaban para ja organización del trabajo, cuyas condiciones laborales atraer a los trabajadores, pero cuando abundaban los bra- se modificaban de sección en sección y en donde se zos disponibles, ocurría lo inverso, y la paga podía dismi- superponían múltiples instancias de control, que el tra- nuir. Las fluctuaciones de la moneda y las crisis econó- bajo en empresas en las cuales muchas veces primaban micas también incidían sobre el nivel de los salarios y su actitudes paternalistas o donde patrones y obreros com- capacidad adquisitiva, y en muchas oportunidades afec- partían lazos étnicos pues pertenecían a un mismo taron el ritmo de las actividades económicas. «paese» o pueblo y se habían vinculado mediante cade- Otro elemento a tomar en cuenta en las condicio- nas de llamada. Tampoco pueden asimilarse las condi- nes laborales estaba constituido por las características ciones de trabajo propias de las grandes fábricas con regionales, que variaban notablemente de un lugar a otro aquellas prevalecientes en la multitud de pequeños talle- del país. En términos generales, eran relativamente me- res existentes en el país, en donde la relación patrón- jores en las áreas urbanas que en las rurales, ya fuera empleado era más directa y personal y sobre los que la por el mayor grado de organización gremial existente en mirada de los inspectores laborales estatales rara vez se las urbes o por la mejor visibilidad otorgada por la ciudad, detenía. Así como también eran disímiles las condicio- donde cualquier conflicto podía ser rápidamente perci- nes en las diversas empresas de transporte, caracteriza- bido por la sociedad, por las autoridades o por la prensa das por cierta regularidad en el empleo, de los propios de y puesto en evidencia. Aunque de similar gravedad, cau- los estibadores y los trabajadores de la construcción para só mucho más impacto en la opinión pública la Semana quienes el trabajo se regía por la eventualidad o la Trágica porteña, en 1919, que la huelga y la salvaje e im- estacionalidad. De la seguridad otorgada por un empleo pune represión a los peones rurales en la lejana Patago- regular a la incertidumbre del trabajo ocasional que afec- nia pocos años después. taba a millares de peones había un trecho muy amplio. Los conflictos desencadenados por los trabajado- Esa distancia determinó grados diferentes de asociación res y sus organizaciones en Buenos Aires durante la pri- y agremiación así como estilos contrapuestos de protes- mera década del siglo XX no se limitaban sólo al abando- ta, bien expresados por las actítudes pacíficas y mode- no del trabajo como señal de protesta, sino también a la radas de los maquinistas ferroviarios (una verdadera aris- ocupación del espacio público por parte de los trabajado- tocracia obrera), en un extremo, y los estibadores por- res a través de actos y mítines en la vía pública. Es indu- tuarios, tumultuarios y simpatizantes del anarquismo, en dable que estas acciones eran efectivas, llamaban la aten- el otro. ción y preocupaban a los políticos y al gobierno, ponien- Por su parte, también eran significativas las do en evidencia las falencias de la organización del tra- disparidades en las formas de percepción del salario bajo así como la ausencia de regulación estatal. Preci- (mensual, semanal, diario), el monto del mismo -incluso samente, la protesta condujo al Estado hacia el camino en similares trabajos- así como las variaciones que su- de la construcción de políticas sociales. Y en las áreas frían de acuerdo con los cambios en la oferta y la deman- urbanas también se concentraban aquellos sectores la- una marcada limitación para la organización gremial, y borales y gremios más poderosos, como los portuarios o ese escaso nivel de sindicalización les restó fuerza y los marineros y foguistas, que, al ocupar un lugar clave cohesión, atentando contra la posibilidad de obtener en la economía agroexportadora, poseían mayor capaci- mejoras; sin embargo, tenían la absoluta libertad de mo- dad de presión y negociación que otros sectores. Duran- verse libremente, de entrar o salir del empleo cuando que- te la primera década del siglo XX, cada vez que hacían rían. huelga los obreros del puerto o, una década después, En cambio, en los quebrachales del norte del país o cuando lo hacían los marineros y foguistas, las autorida- en los yerbales misioneros, aislados de las miradas in- des se veían obligadas a considerar los reclamos gre- discretas, el lugar de trabajo actuaba como una prisión, miales ya negociar (o ciertamente reprimir), frente a la puesto que al no cobrar sus salarios en dinero y percibir posibilidad de la detención de un bien vital para el país en cambio vales, además de hallarse obligados a consu- como las exportaciones de carnes y cereales. mir en los almacenes de las compañías empleadoras, Dentro del mundo del trabajo rural, las condiciones los trabajadores se encontraban endeudados permanen- laborales también variaban de manera notable. Aunque temente y tenían escasa posibilidad de escapar a esa malas en la próspera pampa húmeda, eran francamente situación. Allí, las condiciones de trabajo impuestas por peores en aquellas regiones aisladas, en donde los secto- las empresas eran infrahumanas y casi esclavas, como res patronales imponían su voluntad de manera arbitra- fue señalado por los propios observadores del gobierno, ria, como en los quebrachales del Chaco y el norte de y prácticamente no existían posibilidades de organiza- Santa Fe o en los yerbatales misioneros, donde el traba- ción y protesta. Las empresas gozaban de absoluta im- jo libre era poco menos que inexistente. En la pampa punidad, pues contaban con la complicidad de las auto- húmeda, los miles de trabajadores rurales eran peones ridades locales. Cuando, en 1920, el activista de la Fe- asalariados que se empleaban de manera estacional, deración Obrera Marítima Eusebio Magnasco comenzó principalmente en la época de la cosecha de los diversos a organizar a los trabajadores de los yerbales, fue dete- productos agrícolas o en la de la esquila del ganado ovi- nido y condenado a cumplir una larga condena por deli- no. Sus reclamos se vinculaban a las largas y extenuantes tos que no había cometido. jornadas de trabajo, a los bajos y cambiantes salarios, a Si bien es cierto que las condiciones laborales fue- los malos tratos, a las inclemencias del tiempo, al peso ron más graves durante los primeros años del proceso de los fardos y bolsas en la estiba o a la demanda de de crecimiento y tendieron a mejorar a medida que se alimentos y alojamiento digno. Debido a las característi- iban conformando y fortaleciendo las organizaciones sin- cas estacionales de este trabajo el peón rural se conver- dicales obreras o se implementaban algunas leyes de tía en trabajador itinerante («golondrina») y, una vez protección laboral y seguridad social, también es cierto finalizadalas tareas estacionales, retornaba a su provin- que, hasta bien entrado el siglo XX, las malas condicio- cia o país natal podía marchar a las ciudades y alternar nes laborales y la desprotección perduraron, especial- los trabajos rurales con los urbanos. Obviamente, esta mente en las áreas rurales. impronta itinerante de los trabajadores rurales significó No obstante la diversidad y la heterogeneidad labo- periódicos, literatura, escuelas, bibliotecas, ritos y sím- ral señaladas, sumadas a las diferentes experiencias y bolos fueron todos elementos constitutivos y de tradiciones que arrastraban los trabajadores venidos des- autorrepresentación de la clase trabajadora que se esta- de distintos lugares del mundo y con bagajes culturales ba forjando. disímiles, todos ellos compartían un elemento en común: En efecto, en tomo de 1880 apareció un sinnúmero la explotación. El peón patagónico, el obrajero santiague- de sociedades de resistencia en las que se nucleaban ño, el zafrero tucumano, el yerbatero misionero, los tra- trabajadores de un mismo oficio: pintores, panaderos, al- bajadores rurales del área agrícola ganadera o los miles bañiles, calafateadores, toneleros, picapedreros, de obreros urbanos compartían la experiencia de la ex- aserradores, curtidores, yeseros, carpinteros, ebanistas, plotación a que eran sometidos por los sectores patrona- confiteros y otros. El objetivo central de esas socieda- les y empresariales, a menudo apoyados por las fuerzas des era la defensa de sus intereses reclamando mejoras policiales. La explotación incentivó, aunque de manera en las condiciones de trabajo, en los salarios y en la diferente en calidad y en cantidad, la protesta popular calidad de vida de sus representados. Algunos de ellos, por mejores condiciones laborales, salarios dignos, em- especialmente aquellos que ocupaban un lugar privile- pleo regular y por el derecho a agremiarse ya conformar giado en la estructura económica agroexportadora (con- sus instituciones. Sin embargo, la explotación no fue un ductores de carros, portuarios, marineros y foguistas, fe- rasgo suficiente para dotar al conjunto de los trabajado- rroviarios), tuvieron un peso notable y se destacaron so- res de una identidad de clase, pues la organización gre- bre el resto por su mayor capacidad de presión. Y esto mial no había arraigado en extensas zonas del país, lo era claramente percibido por las organizaciones gremia- que dificultaba la conformación de un colectivo con in- les; así, la Federación obrera Regional Argentina (FORA) tereses comunes. en 1905 recomendaba a sus sociedades adheridas» que Aun cuando las instituciones obreras, bajo la forma de declarar la huelga [ ...] se pongan de acuerdo con los tanto de sociedades mutuales como gremiales, comenza- conductores de carros para llevar a buen fin el movimien- ron a gestarse y a expresar sus demandas en las déca- to, por ser el carro uno de los medios de lucha más efi- das de 1870 y 1880, fue a partir de 1890, luego de la caz». crisis económica y social desatada en ese año, cuando Con todo, la tasa de sindicalización, que no repre- las sociedades de resistencia cobraron fuerza, impulsa- senta necesariamente el nivel de protesta, durante las das por anarquistas y socialistas, a quienes se agrega- tres primeras décadas del siglo XX fue baja, aunque debe rían más tarde sindicalistas revolucionarios (1905) y co- tenerse en cuenta que la afiliación era absolutamente vo- munistas (1918). Estas tendencias dotaron a los trabaja- luntaria por parte de los trabajadores, quienes debían apor- dores y a sus instituciones representativas de un claro tar los fondos necesarios para sostener sus locales y la perfil ideológico y político que apuntaba a la defensa de prensa partidaria. Este rasgo marca una diferencia fun- sus intereses y al reconocimiento de la identidad de cla- damental con el gremialismo posterior a 1943. Al con- se. Sociedades de resistencia, entidades de socorro vertirse en obligatoria la afiliación sindical, con aportes mutuo, grupos politicos, círculos culturales, diarios y mixtos de patrones y trabajadores, obviamente la tasa de sindicalización alcanzó niveles muy altos, hecho que Con el arribo de Hipólito Yrigoyen al gobierno en podía significar mejoras en sus condiciones de trabajo y 1916 se generó una nueva relación entre el Estado y el de vida pero no implicaba necesariamente mayor combati- movimiento obrero orientado por el sindicalismo, carac- vidad o compromiso de parte de los obreros. terizada por la predisposición al diálogo de las partes; Al comenzar el siglo XX se conformaron las prime- sin embargo, no debe olvidarse que la conflictividad obre- ras federaciones, al principio por oficios y luego por in- ra hacia finales de la década de 1910 fue una de las más dustria, con el objetivo de agrupar a los diversos gremios, altas de la historia argentina. En 1922, el sindicalismo que, hasta entonces, actuaban de manera dispersa y no revolucionario, incapaz de contener los conflictos con otras coordinada. Esas federaciones tuvieron suerte dispar y tendencias en el seno de la FORA del IX Congreso, creó se caracterizaron por una profunda división ideológica y la Unión Sindical Argentina (USA), pero, al incluir en sus política, aunque generalmente proclamaban su indepen- estatutos la prohibición de intervención de los partidos dencia de cualquier corriente, que, no sin dificultades, políticos y proclamar la consigna de «todo el poder a los mantuvieron hasta la llegada del peronismo. Al comien- sindicatos», encontró una fuerte oposición en aquellos zo, la disputa estuvo marcada por el enfrentamiento en- gremios orientados por los comunistas, como la Federa- tre anarquistas y socialistas; si bien juntos conformaron, ción Gráfica Bonaerense y la Federación Obrera Local.En en 1901, la Federación Obrera Argentina (FOA), poco 1926, tras constantes conflictos, los gremios comunis- después, los socialistas la abandonaron y crearon la tas se marcharon de la USA que ahora quedaba en ma- Unión Gremial de Trabajadores (UGT). La FOA se convir- nos del sindicalismo revolucionario, inaugurando un pe- tió en 1904 en FORA, que un año después declaró la riodo de clara debilidad del movimiento obrero organiza- adhesión a los principios del anarco comunismo, con lo do. cual condicionó la posibilidad de incorporar gremios que La constitución, desde 1880, de un espectro políti- respondieran a otras tendencias ideológicas. En 1905, co compuesto por el Partido Socialista, creado en 1896, de una división del socialismo surgió un nuevo actor polí- el movimiento anarquista, las organizaciones sindicalis- tico e ideológico del movimiento obrero que disputaría su tas o, desde 1918,los diversos grupos comunistas no orientación: el sindicalismo revolucionario. Cuatro años sólo apuntó a orientar políticamente a los trabajadores más tarde, organizó la Confederación Obrera de la Repú- sino a dotarlos de una ideología claramente definida en blica Argentina (CORA) e intentó, sin éxito, fusionarse torno a la transformación de la sociedad y, en algunos con la FORA, con el objetivo poco disimulado de despla- casos, a la autoconciencia y la lucha de clases. Si bien zar al anarquismo y controlar el movimiento obrero. Re- cada uno de estos sectores políticos compartía el sujeto cién en 1915 el sindicalismo logró su propósito, al obte- de interpelación (los trabajadores), sustentaban postu- ner la mayoría durante el IX Congreso de la FORA, momen- ras diferentes sobre los caminos para transformar la so- to en que el anarquismo había comenzado ya su declive ciedad argentina. y se abroquelaba en la FORA del V Congreso. Así como los socialistas se inclinaron por motori- zar una propuesta de lucha no violenta, gradual y paula- tina, en la cual los trabajadores extranjeros debían con- vertirse en ciudadanos argentinos para integrarse al sis- por la destrucción violenta del sistema y los sindicalistas tema político y transformarlo gradualmente desde aden- revolucionarios por el fortalecimiento del gremio, los di- tro, obteniendo, por ejemplo, una legislación laboral protec- versos grupos comunistas -conformados a partir del es- tora; los anarquistas se opusieron al sistema electoral, tallido de la Revolución Soviética y producto de despren- al parlamentarismo, y fueron partidarios de un trastroca- dimientos del socialismo o del anarquismo, que en 1920 miento radical y violento del sistema capitalista, prego- confluirían en la formación del Partido Comunista-, aun- nando la destrucción del Estado, aunque no aceptaban que variaron sus tácticas en numerosas oportu-nidades la lucha de clases pues violentaba el principío de la liber- y sufrieron los vaivenes de la política externa de la Unión tad y la soberanía individual. Con estas convicciones, los Soviética, plantearon la lucha de clases y la for-mación anarquistas se adaptaron bien a la sociedad cosmopoli- de un partido de clase como objetivo básico. ta de comienzos del siglo xx y lideraron la protesta de Fueron estos agrupamientos políticos, a partir de la unos sectores populares poco preocupados por las elec- convicción y la perseverancia de sus militantes, quienes ciones, e incluso trascendieron el conflicto obrero al en- crearon una cultura de izquierda y dotaron al conjunto de cabezar uno de los escasos movimientos de nuestra his- los trabajadores de sus ritos, símbolos y formas de orga- toria vinculados al consumo: la huelga de inquilinos. En nización y manifestación. Cientos de activistas y efecto, en 1907 se produjo, durante dos meses, tanto en propagandistas recorrían una y otra vez el país con el Buenos Aires como en Rosario, una singular protesta de objeto de crear sociedades gremiales y centros cultura- los habitantes de los conventillos, que exigían una rebaja les allí donde no existían; decenas de periódicos gremia- en el precio de los alquileres y mejoras en las condicio- les e ideológicos informaban sobre diversos aspectos del nes de habitabilidad. Más de 200 mil inquilinos, alenta- mundo del trabajo y ponían en locución la cuestión obre- dos fervientemente por los activistas libertarios, mientras ra. Círculos culturales, centros de estudios y una amplia de resto de los agrupamientos políticos sólo atinaba al red asociativa se complementaban con la prensa y, aun- apoyo discursivo, dejaron de pagar los alquileres y reali- que con dificultades, intentaban construir una cultura al- zaron varias movilizaciones compuestas por miles de ternativa a partir de la organización de conferencias, es- personas, especialmente mujeres y niños, por diversas cuelas, bibliotecas y actos recreativos de diversa índole. calles de la ciudad, lo que causó un fuerte impacto en el Allí, los trabajadores creaban sus espacios de sociabili- resto de la población. dad: efectuaban representaciones teatrales,bailaban, Por su parte, los sindicalistas revolucionarios plan- cantaban, se educaban, entonaban sus himnos, desple- teaban que la base de la organización y la acción era el gaban sus símbolos sindicato. Como los anarquistas, rechazaban la política Pero, sin dudas, la construcción simbólica y ritual parlamentaria aunque, a diferencia de aquéllos, no veían más significativa fue la celebración del 1° de Mayo, fecha problemas en negociar con el gobierno si ello favorecíaen trascendental del calendario de la izquierda y motivo de última instancia a las organizaciones sindicales. Si los la protesta obrera con mayor grado de conciencia. Aun- socialistas abogaban por el gradualismo, los anarquistas que con diferencias interpretativas, todas las tendencias obreras adoptaron esta fecha como propia desde el mis- reclamos, tanto las reivindicaciones de carácter econó- mo momento en que la Internacional Socialista reunida mico (mayores salarios, descanso dominical, jornada de en el Congreso de París la declaró, en 1889, como la ocho horas, leyes protectoras) como las políticas (dero- celebración de la clase obrera en homenaje a los lideres gación de las leyes represivas, libertades, derecho de obreros ajusticiados en Chicago dos años antes. Este asociación gremial y política). acto se constituyó en una instancia propia de la clase Esas manifestaciones reflejaban el grado de organi- obrera argentina y en una manifestación deliberada que zación y lucha del movimiento obrero; a veces fueron ponía en evidencia el costado voluntario de la construc- imponentes y en ocasiones carecieron de significación. ción de la clase obrera. Era un espacio de conquista Pero nunca pasaron desapercibidas para las autorida- ritual y simbólica, un lugar de cohesión de los intereses des, que siempre las controlaban desde cerca y, en nu- obreros, pues allí se representaban todas las aspiracio- merosas oportunidades, reprimieron con dureza a los tra- nes y reivindicaciones de los trabajadores, fueran políti- bajadores, como ocurrió en 1904 y, especialmente, en cas, ideológicas, culturales o sociales. 1909, cuando la represión policial provocó la muerte de Claro que las corrientes ideológicas asignaban dife- varios manifestantes. La respuesta de las organizacio- rentes sentidos al Iro de Mayo. Para el socialismo se nes obreras fue inmediata: declararon la huelga general trataba de una jornada festiva en la que los trabajadores por tiempo indeterminado y llevaron adelante una de las se manifestaban pacíficamente y reclamaban sus mejo- protestas solidarias más significativas del periodo, he- ras. El anarquismo, en cambio, demostró siempre una cho conocido como la Semana Roja. Las demandas in- profunda aversión hacia esa concepción, pues la fecha cluían el esclarecimiento sobre los responsables de la no podía tener un carácter festivo porque desviaba la ver- represión y su castigo así como la abolición del Código dadera significación de la protesta, considerada una jor- de Penalidades porteño. La huelga duró una semana, nada de luto y dolor por los centenares de trabajadores tuvo su epicentro en la ciudad de Buenos Aires y se ex- encarcelados, muertos y heridos por la «explotación ca- tendió hacia Rosario y a varias ciudades del interior de la pitalista». provincia de Buenos Aires. La capital quedó paralizada Desde comienzos del siglo XX, esta manifestación por el cese casi total de actividades. Miles de trabajado- trascendió el espacio cerrado para proyectarse en la geo- res adhirieron espontáneamente y organizaron piquetes grafía abierta de la ciudad. Todos los años, las agrupa- para impedir que los sectores patronales utilizaran rom- ciones obreras realizaban movilizaciones callejeras en pehuelgas. La policía volvió a reprimir a los manifestan- donde los diferentes gremios, federaciones y organiza- tes en el sepelio de las víctimas del 1° de Mayo, lo que ciones políticas se nucleaban con sus pancartas, ban- provocó nuevas muertes e incrementó la indignación de deras y símbolos identificatorios en las plazas Lorea, los trabajadores. Finalmente, el gobierno decidió nego- Mazzim, Constitución o Miserere (Once) convertidas en ciar con el Comité de Huelga y cedió ante algunos de los lugares paradigmáticos de concentración. Desde allí se reclamos: se abolió el Código de Penalidades, se liberó recorrían calles y avenidas, mostrándose a los otros como a los detenidos durante esa semana y se reabrieron los un actor social que centralizaba en ese acto todos sus locales y periódicos obreros. Si bien algunos sectores estaban insatisfechos por no haber logrado el castigo a modificado de manera radical su población original, o en los responsables, otros vivieron el desenlace como un decenas de ciudades intermedias de la región pampeana triunfo. -como Junín, Zárate, Campana, Pergamino, Berisso, Ba- Tanto la celebración del 1°de Mayo como las caracte- hía Blanca, Mar del Plata, La Plata- así como también en rísticas de las instituciones obreras formaban parte de varias localidades del interior -Córdoba, Tucumán, Santa una cultura de izquierda internacionalista acorde con el Fe en donde se hicieron visibles las primeras protestas fuerte cosmopolitismo de la clase obrera argentina de de trabajadores. A partir de los años ochenta y por varias entonces, pero también vinculada a la convicción de que décadas, tales protestas se convirtieron en manifestacio- la transformación de la sociedad era un hecho en el que nes inherentes al mundo del trabajo en la Argentina y debía estar involucrado el conjunto de los trabajadores fueron las expresiones del descontento e insatisfacción del mundo. Por eso, por un fuerte espíritu de solidaridad de los trabajadores frente a las condiciones de trabajo de clase y de convicciones políticas, fue frecuente la rela- (salarios, accidentes, hacinamiento), de vida (vivienda y ción con instituciones de otras latitudes así como que salud), la represión y por el derecho de agremiación. las federaciones se solidarizaran con causas lejanas, no Junto a esas expresiones, y del mismo modo que sólo a partir de declaraciones sino también de medidas había ocurrido en numerosos países europeos, los traba- concretas, como la huelga general realizada en 1909 por jadores locales, guiados por activistas libertarios y so- la FORA en protesta por el fusilamiento del educador cata- cialistas, conformaron sus primeras instituciones de lán Francisco Ferrer en España o la formidable campaña autodefensa y de lucha (sociedades mutuales, gremia- en los años veinte para anular las condenas a muerte les, culturales y de prensa). Paralelamente, las organi- que el gobierno norteamericano había impuesto a los zaciones obreras manifestaron de diversas formas su obreros Nicola Sacco y Bartolomé Vanzetti. En efecto, descontento y sus reclamos a través de una serie de en el transcurso de cuarenta días, entre el 15 de julio y el repertorios de confrontación novedosos para el país, pero 23 de agosto de 1927, se realizaron cuatro huelgas ge- con una larga tradición bien consolidada en el viejo con- nerales y varios mítines públicos en las plazas Congreso tinente desde fines del siglo XVIII y comienzos del XIX: y Once, que lograron el raro fenómeno de unir a comunis- huelgas, boicots, sabotajes y manifestaciones calleje- tas, anarquistas, socialistas y sindicalistas detrás de la ras. Todas estas formas de protesta sirvieron para ejer- infructuosa defensa de Sacco y Vanzetti. cer su presión sobre los empresarios y las autoridades Las manifestaciones de carácter internacionalista del Estado tanto para mejorar sus condiciones laborales y de solidaridad de clase fueron, sin duda, importantes, como para exigir el derecho a la organización. pero sólo significaron un segmento cuantitativamente De todas las formas de protesta mencionadas,la pequeño de la protesta y movilizaron escasamente al huelga fue la herramienta de lucha más utilizada por los conjunto de los trabajadores. La gran mayoría de los con- trabajadores y sus organizaciones y se convirtió en la flictos estuvo vinculada a los reclamos estrictamente gre- característica saliente de la protesta popular durante todo miales. Fue en las grandes ciudades como Buenos Ai- el siglo XX, aunque en las últimas dos décadas su peso res y Rosario, que en el lapso de medio siglo habían ha declinado sensiblemente a causa de la notable desestructuración y reconversión del aparato productivo. y de fósforos, entre otras, se vieron perjudicadas por la Las hubo parciales y generales, reivindicativas y solida- aplicación del boicot obrero. La falta de datos al respecto rias, pacíficas y violentas, de carácter meramente no ayuda a determinar el éxito o el fracaso de esta medi- reivindicativo y políticas. De algún modo se fue definien- da de lucha. Aunque hay indicios en las memorias em- do una forma de exteriorizar la protesta que tendría per- presariales que permiten suponer que a veces los gre- durabilidad. La huelga se iniciaba con la presentación de mios lograron imponer sus demandas, parecería que en un petitorio en el que se expresaban claramente las de- la mayoría de los casos pasaron inadvertidos para la po- mandas; si la respuesta era negativa, los trabajadores blación. Por otra parte, esta medida sufrió bastante des- abandonaban las tareas. Si bien en numerosas ocasio- prestigio, pues en algunas oportunidades la utilizaron al- nes los conflictos se desarrollaron de manera pacífica, gunos gremialistas para extorsionar a las empresas con en otras, el rechazo de los reclamos inducía a los traba- el objeto de obtener dinero para sus organizaciones y jadores a apostarse en los al rededores de las fábricas y por otros inescrupulosos para obtener beneficios perso- a conformar piquetes de huelga para impedir la entrada nales. El boicot fue condenado por el Partido Socialista de quienes no adherían a la medida de fuerza o, en el en su congreso de 1919, que recomendó el control y caso de que los hubiera, atacar a los rompehuelgas con- reglamentación de su aplicación y la propia FORA anar- tratados por las empresas. Al mismo tiempo, la policía quista decidió en su X Congreso en 1928 abolirlo como intensificaba la vigilancia; en no pocas ocasiones impe- arma de lucha debido a su manipulación ya los inconve- día la reunión de los manifestantes y muchas veces la nientes creados alas organizaciones gremiales. confrontación terminaba con una vio lenta represión. Con las huelgas hay menos dudas en cuanto a sus Junto a la huelga, los gremios, especialmente aque- resultados. Existen cifras de número de huelgas, de huel- llos orientados por anarquistas, recurrieron frecuentemen- guistas, de jornadas perdidas, de acuerdos y de conve- te al boicot, que implicaba el llamamiento de la pobla- nios firmados. y también están las estadísticas y memo- ción a no consumir los productos de la empresa en con- rias oficiales, los boletines empresariales o los informes flicto. El boicot no se utilizó en el sentido de los movi- de prensa para confirmar la mayor o menor importancia y mientos de consumo, sino como una herramienta de lu- la magnitud de los conflictos. cha que reforzaba las demandas y complementaba la En la Argentina se produjeron numerosas huelgas huelga. Esta táctica fue adoptada como medio de lucha parciales y generales, notoriamente menos en el campo durante el primer congreso de la FOA en 1901, y ese que en las áreas urbanas. En el espacio rural bonaeren- mismo año se aplicó por primera vez por los obreros de se pampeano las diversas organizaciones gremiales, la fábrica de cigarrillos La Popular, en protesta por el mal- impulsadas por anarquistas y sindicalistas, intentaron trato patronal. Durante las dos primeras décadas del si- organizar a los trabajadores rurales, lo cual hicieron con glo XX, las organizaciones obreras lo usaron con frecuen- relativo éxito debido tanto al carácter estacional del em- cia en numerosas empresas con las que mantenían pleo rural, que hacia muy dificultoso construir sindicatos enfrentamientos de carácter gremial. Así, cervecerías, y mantener las redes de solidaridad, como a la diversi- panaderías, confiterías, dulcerías, fábricas de cigarrillos dad de labores y los intereses entrecruzados que podían poco después, una asamblea de 2 mil agricultores reuni- manifestar los peones, los carreros y los propios dos en Alcorta declaró el paro de actividades ( cese de chacareros. En efecto, cuando estos últimos protesta- roturaciones y siembra) por tiempo indeterminado. Ante ron en 1912 por el alto precio de los arrendamientos, no la negativa de los grandes propietarios, la protesta se se aliaron con los peones quienes, a su vez, cuando pro- extendió rápidamente a las zonas mencionadas y, unos tagonizaron sus conflictos se vieron enfrentados a los meses después, debido a la necesidad de unir esfuer- chacareros. zos, los diversos comités de lucha y sociedades de Las protestas rurales fueron escasas durante la pri- chacareros se constituyeron en la Federación Agraria mera década del siglo XX y recién en el conflictivo ciclo Argentina. de 1917 -1921 se produjeron algunas luchas importantes Aunque de dimensiones y características diferen- que se focalizaron en zonas y oficios determinados. Peo- tes, también se enmarcan en el conflicto rural las protes- nes de máquinas trilladoras, estibadores y carreros reali- tas obreras realizadas en el norte chaqueño y en la zaron huelgas en el norte fluvial bonaerense (Baradero, Patagonia. En el primer caso se trata de los conflictos San Pedro); peones y braceros, en el sur de la provincia protagonizados entre 1919 y 1921 por los trabajadores (Tres Arroyos); peones, braceros, estibadores y carreros, vinculados a la Forestal Argentina, empresa poseedora en el este y sur de Córdoba y en el sur de Santa Fe. Las de cerca de 2 millones de hectáreas de tierra destinadas protestas se realizaban generalmente en el momento de a la explotación de madera y tanino. Allí, como se ha la cosecha presentando pliegos de condiciones con las expresado, las condiciones de trabajo eran particularmen- reivindicaciones (aumentos salariales, duración de la jor- te duras para los miles de obrajeros-hacheros y peones nada, condiciones de trabajo, reconocimiento de sus de playa procedentes de Corrientes, Santa Fe, Chaco, organizaciones). Los reclamos se dirigían principalmen- Santiago del Estero y Paraguay. La formación de la Fe- te a empresarios de transporte y maquinarias agrícolas, deración Obrera del Tanino y de otros centros obreros a cerealistas y, en menor medida, a los chacareros. Al activó la protesta que comenzó con la presentación de comienzo de la década de 1920, estas protestas tendie- pliegos de condiciones que denunciaban los magros sa- ron a decaer y a ceder ante las presiones patronales y larios, las largas jornadas laborales, el encarecimiento gubernamentales. de los productos alimenticios, la desocupación y la falta Por su parte, en 1912, los chacareros arrendatarios de libertad. Huelgas, manifestaciones y sabotajes ca- protagonizaron un importante conflicto en las zonas racterizaron la protesta, que finalmente fue neutralizada maiceras del este de Córdoba, norte de Buenos Aires y por la presión de las empresas y la fuerte represíón ejer- sur de Santa Fe. La protesta, conocida como el Grito de cida por la gendarmería. Alcorta, tuvo su causa profunda en la caída del precio del En la Patagonia, la característica dominante era el maíz, que llevó a los chacareros a exigir a los estancie- alto grado de concentración de la tierra y la explotación ros ya las compañías colonizadoras arrendamientos más extensiva del ganado ovino en las grandes estancias dise- bajos y contratos más largos. A comienzos de ese año minadas por el amplio territorio patagónico. Se explota- se conformó la Sociedad Cosmopolita de Agricultores y, ba la lana y la carne para la exportación y se faenaba en los frigoríficos costeros. La mano de obra (peones, tra- dias blancas de la Liga Patriótica. De esta forma se bajadores de frigorífico, empleados de comercio) prove- desencadenó una inédita represión, que apeló a la apli- nía de Chile, de diversas provincias y también de Euro- cación de la ley marcial y a fusilamientos sumarios, lo pa. Las labores rurales eran de carácter estacional y se que provocó la derrota de la protesta y centenares de concentraban en la primavera, cuando se realizaba la es- víctimas enterradas en fosas comunes. quila y, en el verano, con la marcación y la selección de En las áreas urbanas, hasta 1901 se llevaron a cabo animales. Durante el resto del año sólo se necesitaban únicamente huelgas de carácter parcial, principalmente grupos de peones para cuidar las majadas. Las condi- en el transporte (ferrocarril, carreros), la manufactura, la ciones de vida y de trabajo eran pésimas: precarias vi- construcción y el puerto. A partir de ese año hicieron viendas, escasa alimentación, salarios bajos, uso de va- irrupción las huelgas generales que hasta 1930 fueron les, malos tratos. Esta situación empeoró durante la Pri- dieciocho. Nueve de ellas se realizaron entre 1901 y 1910, mera Guerra Mundial, debido al descenso de los precios impulsadas por los anarquistas, y en menor medida, por internacionales de la lana y de la demanda. Los estan- los socialistas. Las huelgas generales fueron masivas cieros recurrieron a la reducción de costos, contratando en 1902, 1907 y 1909, y tuvieron distinto grado de adhe- menos peones y bajando los salarios, con lo que genera- sión en los casos restantes. En las dos décadas si- ron un profundo malestar. guientes, las huelgas fueron convocadas por las diversas La protesta irrumpió en la primavera de 1920 como centrales en las que se dividía el movimiento obrero (FORA una extensión del conflicto mantenido por carreros y del V y del IX Congreso, COA, USA), aunque fueron los marítimos y por la propaganda de la Sociedad Obrera de anarquistas quienes las impulsaron con mayor convic- Oficios Varios de Río Gallegos, adherida ala FORA del IX ción. Prácticamente todos los paros generales realiza- Congreso, que organizó a los peones. Presentación de dos entre 1910 y 1930 fueron parciales y limitados al petitorios, huelgas parciales, actos violentos de represa- ámbito de la ciudad de Buenos Aires. La noción de soli- lia y la intervención del ejército caracterizaron la protesta daridad de clase fue clave para articular la protesta que durante un largo año en el que no se obtuvieron resulta- se exteriorizaba con las huelgas generales. A ella se su- dos positivos para los trabajadores. En la primavera de maba la visión internacionalista, la idea de que la huelga 1921 estalló finalmente la huelga general, apoyada por era un acto colectivo de carácter universal cuyo objetivo anarquistas y sindicalistas, que paralizó el trabajo en toda era hacer visible el poder de los trabajadores. La clave de la región y contó con una activa participación de sus ac- la acción colectiva era la denuncia de las acciones repre- tores, que, en ocasiones, recurrieron a la violencia (ocu- sivas de los sectores dominantes; así, la represión poli- pación de estancias) ante la arbitrariedad patronal y gu- cial en una manifestación, el encarcelamiento y la muer- bernamental. En efecto, los llamamientos de la Socie- te de militantes obreros, la aplicación del estado de sitio dad Rural y de la Liga de Comercio a la represión, favore- u otras leyes represivas eran todos elementos que ac- cidos por la ambigüedad del gobierno de Yrigoyen, gene- cionaban la solidaridad obrera. raron la participación del ejército así como de las guar- En 1901, el motivo de las huelgas generales fue la protesta por la muerte de un obrero en la refinerìa de azúcar de la ciudad de Rosario y en 1921, el asesinato nes privilegiaban la huelga general como acción de lucha de varios obreros a manos de la Liga Patriótica. En 1909, eran los anarquistas nucleados en la FORA, pues pen- la causa fué la represión de la manifestación anarquista saban que contribuiría al advenimiento de la revolución del 1º de Mayo; ese mismo año se produjo otra, de esca- social. Para ellos, la huelga general era un momento de sa magnitud, en repudio de al fusilamiento de Francisco inflexión en el combate contra el sistema capitalista y Ferrer en España. En 1927 se realizaron cuatro huelgas encarnaba bien el espíritu de urgencia revolucionaría. No generales de alcance parcial en solidaridad con Sacco y era interpretada como una herramienta para obtener me- Vanzetti. En 1902, el motivo de la protesta general fue la joras generales para los trabajadores sino como un arma solidaridad con los trabajadores portuarios, en 1907, con revolucionaria para transformar radicalmente la sociedad. los obreros en huelga en el puerto de Ingeniero White y Los socialistas y la UGT no consideraban la huelga ge- en 1919, con los trabajadores de la empresa metalúrgica neral como un mecanismo de transformación radical; en Vasena. En 1905, el motivo fue la aplicación del estado cambio, eran partidarios de una acción gradual y organi- de sitio (recurso constitucional que permitía la represión zada y frecuentemente rechazaron la posibilidad de con- preventiva cuando el Estado establecía que se podìa pro- vocar a la huelga general. No se trataba de una cuestión ducir una conmoción pública); en 1908 y 1910, las huel- de principios, sino que debía servir a los fines de los tra- gas generales se realizaron en oposición a la aplicación bajadores; por eso sólo apelaban a ella cuando las condi- de la Ley de Residencia sancionada en 1902, que permi- ciones eran favorables y las circunstancias lo requerían tía la expulsión de los extranjeros «indeseables». En 1923 (por ejemplo, en ocasiones excepcionales como la apli- se convocó a una huelga general de protesta contra el cación del estado de sitio y la supresión de garantías asesinato en la cárcel del anarquísta alemán Kurt constitucionales) .En algunas oportunidades, como en Wilkens, detenido por haber asesinado al coronel Varela, 1907 y 1909, se vieron obligados a confluir con los jefe de las fuerzas del ejército que habían reprimido a los anarquistas pero estableciendo claros límites a la pro- peones patagónicos. En 1924, el paro general decretado longación temporal de la medida. Los sindicalistas creían por la USA tuvo motivos absolutamente diferentes: se y usaban la huelga general pero en un sentido diferente trató del desacuerdo de las organizaciones obreras con al del anarquismo: la entendían como un arma para ex- la sanción del proyecto de ley de jubilaciones, que impli- tender y exteriorizar la protesta obrera y también como caba, a su criterio, «un principio de pertubación en el una táctica encaminada a presionar a empresarios y go- seno de la clase trabajadora». La USA se oponía al des- bierno. Se trataba de utilizar la huelga general para obte- cuento de los salarios obreros para garantizar la forma- ner las reivindicaciones reclamadas por los trabajadores. ción de una caja previsional pues suponía que eso depri- Al margen de las huelgas generales y de los resul- miría al salario. tados obtenidos, el movimiento huelguístico y de protes- Las organizaciones que convocaban a las huelgas ta en la Argentina se vinculaba centralmente a las condi- generales tenían posturas diferentes ante este medio de ciones de trabajo, a la cuestión salarial, al crecimiento lucha, pues no era aceptado sin debate en el seno de las del gremialismo ya diferentes aspectos críticos de las federaciones gremiales. Los más intransigentes y quie- coyunturas socioeconómicas. Hubo dos momentos en los que la protesta adquirió connotaciones importantes y territorios nacionales, mientras el resto del país, y en que se destacaron claramente del resto. El primero com- especial las áreas rurales, quedaba fuera de su alcance. prende el período entre los años 1902 y 1907, en el que Más allá de estas restricciones, las primeras políticas se realizaron más de 1.300 huelgas, las más importan- sociales fueron en buena medida una respuesta a la pro- tes protagonizadas por portuarios, carreros, cocheros y testa obrera. El segundo periodo de auge de la protesta ferroviarios. Estas huelgas se originaron en causas diver- comprende los años 1917 a 1921; sin duda, el de mayor sas, algunas fueron de carácter solidario pero la mayoría conflictividad en toda esta etapa. Si bien abarcó diversas se relacionó con la demanda de aumentos salariales; el zonas del territorio del país, la mayor parte se desarrolló resto exigía la jornada de ocho horas, el descanso domi- en Buenos Aires. La protesta obrera de estos años se nical, la libertad de los presos obreros, el derecho de enmarcó en una coyuntura particular relacionada con la asociación o la oposición a la ley de Residencia, a los Primera Guerra Mundial, que derivó en la existencia de despidos, a la aplicación de multas, al maltrato patronal, saldos migratorios negativos desde 1913. Este hecho al trabajo a destajo, al trucksystem (sistema de vales). acabó con la oferta excedente de mano de obra y fortale- Si bien con matices, las huelgas y la protesta obre- ció las demandas gremiales. Por otro lado, en algunos ra en términos generales así como sus manifestaciones momentos de la coyuntura se produjo un deterioro del ideológicas, fueron percibidas como una amenaza con- salario que incrementaron los reclamos. Esto se dio en tra el orden social y político por parte de la elite gober- un contexto en el que la experiencia organizativa acumu- nante. En un primer momento, reaccionó con la repre- lada desde fines del siglo XIX y el impacto de la Revolu- sión policial y la instrumentación de medidas destinadas ción Bolchevique de 1917 estimularon el clima ideológi- a combatir al anarquismo, como la sanción de la Ley de co de cuestionamiento a los sectores patronales, espe- Residencia y la aplicación del estado de sitio. Sin aban- cialmente debido al fuerte activismo de clase de éstos a donar estas políticas, lentamente comenzaron a través de organizaciones como la Asociación Nacional articularse respuestas que buscaban integrar a los tra- del Trabajo, la Sociedad Rural o la Bolsa de Comercio, bajadores a mecanismos institucionales, entre los que que intervenían activa y agresivamente en los conflictos, debería agregarse la sanción del sufragio obligatorio y ya fuese presionando al gobierno para que reprimiera a secreto masculino en 1912. Esos mecanismos busca- los trabajadores en conflicto u organizando activamente ban regular las acciones colectivas de los trabajadores y a los rompehuelgas para vencer la resistencia obrera. marcar ciertos límites al poder de los empresarios. Así Durante ese lustro se produjeron 965 huelgas que se sancionaron las primeras leyes de carácter laboral y, involucraron a 851.831 huelguistas, lo que significó una en 1907, se creó el Departamento Nacional del Trabajo, pérdida de más de 11 millones de jornadas de trabajo. destinado a investigar las causas de los conflictos así Estos conflictos se produjeron en sectores clave, ferro- como a regularlos. Estas medidas eran sólo leves palia- viarios, marineros y foguistas, que tenían la virtud de para- tivos puesto que, además de insuficientes, sólo tenían lizar el tráfico agroexportador; y también en sectores co- vigencia limitada en la ciudad de Buenos Aires y en los mo los frigoríficos y los empleados y los obreros munici- pales, no menos importantes por su peso económico y forma,obligó en varias ocasiones a los empresarios a por sus implicaciones políticas. En 1917 fueron a la huel- ceder ante las presiones sindicales; esto ocurrió con las ga los marineros y foguistas nucleados en la poderosa huelgas marítimas y en algunas ferroviarias. Sin embar- Federación Obrera Marítima (FOM), en demanda de au- go, cuando no podia resolver los conflictos debido a la mentos de salarios, aplicación de la jornada de ocho ho- intransigencia patronal persistía en actitudes represivas ras y mejoras en las condiciones de embarque (higiene y hacia los trabajadores, como ocurrió con las huelgas alimentación). Los ferroviarios, bajo la conducción de La municipales, en los frigoríficos, en algunas ferroviarias o Fraternidad, que agrupaba a los conductores de locomo- en la ya mencionada huelga de los peones patagónicos. toras, y la Federación Obrera Ferroviaria (FOF), presen- Por último, es importante señalar la fuerte intolerancia taron un pliego de condiciones con diversos reclamos. de las organizaciones patronales, que actuaban como Los municipales lo hicieron en demanda de aumentos verdaderas entidades de clase ante las reclamaciones salariales y los obreros frigoríficos reivindicando cuestio- obreras y la acción del gobierno. En cada gremio en lu- nes salariales y de condiciones de trabajo. cha creían percibir las avanzadas del maximalismo y en De una u otra forma, estos conflictos duraron varios cada oportunidad en que el gobierno decidía laudar de años e hicieron emerger diversas cuestiones: en primer manera favorable a los reclamos gremiales, las entida- lugar, el fortalecimiento de las organizaciones gremiales des empresarias lo rechazaban tajantemente y lo acusa- como la FOM, la FOF, La Fraternidad o los obreros y ban de estar en connivencia con los sindicatos. empleados municipales, las cuales, más allá del signo Fue en este clima de turbulencia social -agravado ideológico (sindicalista o socialista) que ostentara su por un contexto internacional en el que la Revolución conducción, estaban en condiciones de negociar tanto Soviética y los estallidos en Alemania y Hungría en mar- con empresarios como con el Estado. El gran problema caban una coyuntura revolucionaria-, de contradicciones del mundo gremial seguía radicando en la persistencia militantes, de ambigüedades gubernamentales y de te- de la división ideológico-política y tanto anarquistas como mores e intolerancia patronales en donde estalló el con- comunistas, sindicalistas y socialistas privilegiaban sus flicto conocido como la Semana Trágica que, quizás, fue diferencias a sus posibles puntos en común. Esta ten- la protesta obrera más importante hasta el Cordobazo en dencia a la dispersión del movimiento obrero significó un 1969. impedimento para encarar acciones comunes. En segun- En enero de 1919, mientras se desarrollaba una do término es de destacar el nuevo rol desempeñado por huelga en demanda de aumento de salarios y reducción el Estado. Si bien el gobierno de Yrigoyen no profundizó de la jornada laboral en los talleres metalúrgicos Vasena, demasiado la legislación social iniciada por los conser- se produjo un incidente entre huelguistas y rompehuel- vadores, introdujo un cambio importante en la forma de gas, que finalizó con una represión policial que provocó conducir los conflictos. El presidente impulsaba la in- varios muertos. Inmediatamente, la FORA del V Congre- tervención del Departamento Nacional del Trabajo o so (anarquista) llamó a la huelga general para el día 9 de participaba como mediador personalmente. De esta enero, a la que se incorporó de manera ambigua la FORA lado, envió diversas iniciativas laborales al Congreso: a del IX Congreso (sindicalista). Durante todo el dia se pro- mediados de 1919 presentó varios proyectos referidos a dujeron incidentes entre piquetes de huelguistas y la contratos colectivos de trabajo, conciliación y arbitraje policía, hasta que esta última reprimió el cortejo fúnebre de conflictos y asociaciones profesionales. Dos años más de las víctimas obreras anteriores, provocando nuevas tarde, el Poder Ejecutivo envió a las Cámaras un proyec- muertes entre los manifestantes. El impacto de los acon- to de Código de Trabajo que profundizaba el rol regulador tecimientos fue notable y se agravó con la ola de rumo- del Estado y, si bien se asemejaba bastante al de 1904, res injustificados lanzados por los sectores de la dere- se diferenciaba de aquel sustancialmente en que ate- cha conservadora sobre un inminente «complot ma- nuaba notablemente los aspectos represivos al consa- ximalista». El ejército intervino de manera unilateral y el grar el derecho de huelga y legalizar la sindicalización. gobierno primero intentó hallar una salida negociada para Finalmente, estos proyectos no fueron tratados en luego optar por la represión no sólo estatal sino también el Parlamento, poco interesado en reformas sociales, y paraestatal, en tanto que alentó ala acción a grupos de la ausencia de conflictos graves durante el gobierno de civiles a los que dejó actuar libremente. Estos grupos Marcelo T. de Alvear (1922-1928) contribuyó a su olvido. saquearon locales obreros, golpearon a manifestantes y Este descenso de la conflictividad social se vinculaba, atacaron el barrio judío del Once. Por su parte, el movi- principalmente, a una coyuntura económica favorable, miento obrero manifestó durante el conflicto posturas di- caracterizada por el incremento sostenido de las expor- ferentes. Mientras los anarquistas vinculados a la FORA taciones y cierto descenso del costo de vida así como el del V Congreso intentaban sin éxito empujar el conflicto consecuente aumento del salario real, que mejoró relati- hacia un movimiento insurreccional, los sindicalistas de vamente los niveles de vida de los trabajadores. El resul- la FORA del IX Congreso trataban, como habían hecho tado de esta situación, sumado a los constantes siempre, de evitar actos de violencia y encausar la nego- enfrentamientos entre las diversas tendencias obreras, ciación con los empresarios y el Estado. Los socialis- repercutió en el movimiento huelguístico de reclamos tas, por su parte, usaban la tribuna parlamentaria para salariales y mejores condiciones de trabajo, que des- denunciar la represión e intentaban también encaminar cendió notablemente. Se mantuvo, en cambio, la intensi- el enfrentamiento por canales pacíficos así como impul- dad de las protestas de carácter solidario aunque limita- sar una legislación laboral que evitara este tipo de estalli- das casi al mundo de la militancia obrera. dos. De hecho, el impacto del movimiento huelguístico acaecido entre 1917 y 1921 así como los sucesos de la Semana Trágica empujaron al gobierno a profundizar su política laboral. En principio, amplió las atribuciones del Departamento Nacional de Trabajo al otorgarle funciones de arbitraje y de policía laboral más definidas. Por otro Al mismo tiempo, muchas compañías que hasta ese momento habían introducido los bienes terminados comenzaron a instalarse en el país, y cuando estalló la crisis económica de 1929, que afectó tan duramente a los países del mundo occidental, se produjo una profundización del proceso de sustitución de importacio- nes. Nuevas fábricas se sumaron a las existentes y al- 2. Crisis e industrialización: gunas de ellas se transformaron, ampliaron y reorganiza- el nuevo marco de la protesta, ron para poder satisfacer los requerimientos de la de- 1930-1955 manda. La industria textil creció notablemente, del mis- mo modo que la explotación petrolera y el sector de la La crisis económica, la profundización del proceso construcción, que, a la vez, dio un importante impulso a de industrialización y la mayor intervención estatal con- la industria del cemento. Las firmas norteamericanas que tribuyeron a modelar la protesta social en un periodo habían desembarcado en el país en la década previa con- marcado por el cuestionamiento a la democracia liberal solidaron su presencia en el panorama industrial local y y la consolidación de diversos proyectos políticos nacio- se destacaron en los rubros metalúrgico y de maquina- nalistas. La crisis de 1929 colocó el problema de la des- rias (Remington Ran, Otis Elevator), automotor (Chrysler, ocupación como un tema crucial, al menos en los prime- General Motors), de artículos eléctricos (Standard ros años de la década del treinta, y la consolidación del Electric, General Electric, RCA Victor, IBM) y en la in- trabajo fabril afianzó los repertorios de confrontación aso- dustria farmacéutica y de tocador (Colgate, Parke Davis, ciados con el mundo del trabajo, como las huelgas. El Palmolive). mayor peso social y político de los trabajadores, paralelo Las nuevas compañías y las empresas que se a la fuerte participación del Estado, contribuyó a una ampliaban y renovaban se localizaron en la zona periférica mayor integración de las clases asalariadas en el plano de la ciudad de Buenos Aires conformando un primer cin- social y político. turón industrial, hacia donde se trasladaban los trabaja- La fe en el progreso que la economía agroexportado- dores. A su vez, las mejoras en los servicios de transpor- ra parecía sostener comenzó a ser cuestionada desde el te urbano posibilitaron una mayor separación entre las estallido de la Primera Guerra Mundial, y algunos secto- áreas de radicación de industrias y las viviendas de las res empezaron a plantear la necesidad de diversificar la familias obreras. El crecimiento de la industria del cemen- economía e impulsar y profundizar el proceso de indus- to y las características de su explotación favorecieron la trialización. La prédica a favor de la industria pudo ins- constitución de lo que se ha denominado «sistema de fá- talarse porque la Primera Guerra Mundial creó dificulta- brica con villa obrera» en algunos lugares como Olavarría des para el abastecimiento de algunos bienes necesa- (provincia de Buenos Aires) o Frías (provincia de San- rios tanto para otras industrias como para el consumo y, tiago del Estero). Del mismo modo, la explotación de además, porque ya era innegable el desarrollo de fábri- hidrocarburos se realizó sobre la base de la unión del cas y talleres que abastecían el mercado interno. yacimiento petrolífero y el campamento, como sucedió El desenvolvimiento de la economía fue bastante en las zonas de Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia, en complejo y contradictorio, sobre todo cuando se desen- las provincias de Chubut y Santa Cruz. cadenó la crisis económica de 1929. La caída de los El crecimiento de las actividades industriales favore- precios agropecuarios afectó tanto a la agricultura como ció también la ampliación de las oportunidades laborales a la ganadería. Mientras el aumento de los derechos de y la relativa consolidación de los trabajadores de talleres importación favoreció a las industrias que transformaban y fábricas. Al mismo tiempo, el trabajo y las relaciones las materias primas producidas en el país (alimenticias, con los patrones variaron en algunas empresas, pues la textiles), la desvalorización de la moneda perjudicó a las transformación de las compañías implicó la introducción que debían importar materias primas (metalúrgicas). de maquinarías y de formas de organización del trabajo Inicialmente, los desajustes provocados por la cri- que modificaban las relaciones más cercanas y perso- sis transformaron radicalmente los niveles de ocupación, nales existentes en los pequeños talleres. Las mejoras que, según información oficial, afectó a 334 mil personas en las instalaciones y en los métodos de elaboración en 1932. El 44% de los desocupados eran trabajadores tuvieron consecuencias en la experiencia de trabajo, ya agrícolas y jornaleros sin especificación de tareas y el que se íntrodujeron métodos modernos de control de la 37%, obreros industriales y del transporte. Más de la mi- efíciencia y el esfuerzo del trabajador. Como consecuen- tad de los desocupados estaban en la Capital Federal y cia de todos estos cambios, el obrero moderno adquirió en la provincia de Buenos Aires, y el resto en las de San- perfiles más definidos, mientras que la figura del trabaja- ta Fe, Córdoba y Entre Ríos. Sin embargo, el fenómeno dor que alternaba su trabajo con labores rurales o como fue semejante a ñun movimiento sísmico, pues se sintió cuentapropista fue perdiendo intensidad. también en las tradicionales provincias expulsoras de También en el campo se produjeron algunos mano de obra, como las del Noroeste, las que incremen- cambíos. La agricultura, que desde fines del siglo XIX se taban la oferta de brazos con los peones golondrinas. La había expandido con el cultivo de trigo, maíz, lino, avena, desocupación se convirtió en un dato que acompañó bue- cebada y centeno, comenzó a retroceder durante la dé- na parte del periodo y lo diferenció notablemente de la cada del treinta. Todos los cultivos fueron afectados, es- etapa previa; aunque también es cierto que la recupe- pecialmente el de maíz. La disminución del área sem- ración económica comenzada en 1933 ayudó a mejorar brada fue acompañada por el aumento de las tierras des- los niveles de empleo, sobre todo con la creciente activi- tinadas a la ganadería, aunque es cierto que la coyuntu- dad industrial. ra de la Segunda Guerra Mundial amortiguó la tendencia Por diversas razones disminuyó la inmigración a tal reducción. La transferencia de tierras de una activi- transocéanica, se acentuó la inmigración de los países dad a otra gravitó sobre la estructura ocupacional, pues limítrofes (Bolivia, Paraguay) y se aceleró la migración la ganadería demandaba menos trabajadores que la interna. La disminución de la cantidad de inmigrantes y agrícultura. Así, disminuyó el número de arrendatarios y la llegada constante al litoral de trabajadores provenien- se incrementó la desocupación de los peones rurales. tes de las otras provincias argentinas modificaron tam- bién el perfil sociocultural de la mano de obra ocupada una mayor intervención gubernamental en las relaciones en las diversas actividades. La industria de las grandes laborales, pues desde algunas instituciones estatales se ciudades, en particular Buenos Aires, atrajo a miles de reconoció que los sindicatos podían tener un lugar su- personas, que abandonaban las provincias y se radica- bordinado en el proceso político. ban en las zonas adyacentes al puerto de Buenos Aires En cuanto a las condiciones de trabajo, durante la y en la periferia de esa ciudad. Ese crecimiento de la década de 1930 persistieron los viejos problemas rela- población no estuvo relacionado con una adecuada ofer- cionados con la jornada laboral, los salarios y las condi- ta de vivienda y se conformaron las «villas miserias», ba- ciones de salubridad e higiene, aunque comenzaron a rrios de viviendas sumamente precarias, donde en mu- percibirse ciertos cambios. En algunas actividades -la chas oportunidades se recreaban las formas de vida exis- industria de la carne, por ejemplo-, las largas jornadas tentes en los lugares de origen de sus residentes. de trabajo, propias de períodos expansivos de la produc- La disminución constante de inmigrantes provocó ción, se convirtieron en jornadas inestables, en las que la paulatina nacionalización de la mano de obra y la pérdi- un día podía trabajarse 14 horas y en otro apenas 5 o 6 da de cosmopolitismo de la clase obrera. Este proceso horas. La inestabilidad de la jornada laboral estuvo en la no sólo fue provocado por el cambio en la relación extran- base de las demandas para establecer la llamada garan- jeros/nativos, sino también por la creación de un espacio tía horaria. Con este mecanismo se buscaba establecer para la recepción y difusión de las prácticas discursivas también un salario que garantizara la subsistencia del del nacionalismo y por una mayor difusión de los conte- trabajador y su familia. Al mismo tiempo, y como la si- nidos relacionados con una corriente que podríamos de- tuación de los trabajadores no era uniforme, comenzaron nominar nativista. a visualizarse los signos de los beneficios obtenidos por En el plano político, la situación sufrió también pro- algunas capas del mundo obrero. Los trabajadores más fundas mutaciones. El golpe militar del 6 de septiembre organizados, como los ferroviarios, podían mostrar sus de 1930 puso fin ala experiencia democrática de los go- logros en materia de bienestar. Servicios de salud, biernos radicales. Desde el gobierno de Uriburu, y prác- proveedurías y áreas de descanso eran el producto de su ticamente durante toda la década, los sindicatos orienta- mayor poder de negociación tanto por su importancia para dos por anarquistas y comunistas fueron perseguidos y el desenvolvimiento económico como por el grado de or- empujados a la clandestinidad; sus líderes fueron encar- ganización que tenían. celados, torturados y obligados a exiliarse, y los extran- De modo que la mayor organización de los trabaja- jeros considerados peligrosos por el régimen fueron de- dores redundó no sólo en la consolidación de algunos portados. Se aplicaron sistemáticamente la ley marcial gremios con poder como La Fraternidad (maquinistas y el estado de sitio y se creó la Sección Especial de la ferroviarios), sino también en la puesta en práctica de Policía, con el objetivo de «extirpar» el comunismo y per- programas de asistencia social que buscaban fomentar seguir a los activistas de izquierda. La vida sindical del sociedades de ayuda mutua, cooperativas y la instala- periodo se desenvolvió entre la represión lisa y llana y ción de consultorios médicos, odontológicos y legales para los afiliados. En algunos gremios se puso énfasis abusaban de ellos en extremo, y eran expoliados por el en la creación de escuelas técnicas y en la práctica de endeudamiento que significaba el pago de sus salarios deportes. Sin embargo, no todos los sindicatos tenían con vales y la obligación de comprar mercaderías en las los medios para organizar programas sociales, pues ca- proveedurías patronales aprecios abusivos. Como se ha recían de recursos. Debe considerarse que la afiliación a sostenído en el capítulo anterior, el pago de salarios con los sindicatos y el aporte de dinero no eran aún obligato- mercaderías era un sistema clave de la explotación capi- rios, razón por la cual muchas veces los gremios no po- talista en estas zonas y se practicaba en los lugares dían concretar esas aspiraciones. En algunos casos, el donde el poder del patrón no estaba bajo la mirada aten- aporte de los gobiernos municipales fue importante en ta de las organizaciones gremiales y contaba con la com- esta materia, como sucedió con los trabajadores munici- placencia de las autoridades locales y nacionales. Inclu- pales de la ciudad de Buenos Aires, cuyo gobierno pro- so, se practicaba a pesar de los esfuerzos realizados veyó los elementos indispensables para levantar un cen- por algunos funcionarios del Departamento Nacional del tro recreativo. Al promediar la década del treinta, algunos Trabajo o de la acción de denuncia permanente de los gremios también inauguraron centros de vacaciones en diputados socialistas en la Cámara de Diputados. las sierras de Córdoba. En estas regiones, la protesta colectiva fue casi Pero no sólo los trabajadores demandaron y reali- inexistente y en numerosas oportunidades, quedaba en zaron aquellas relacionadas con su bienestar y el de sus los marcos de la resistencia individual ante los abusos familias, las empresas también comenzaron a desarro- cometidos, pues, la mayoría de las veces, ante el menor llar políticas, aunque limitadas, en ese sentido. Las com- asomo de cuestionamiento de las malas condiciones de pañías que constituían una unidad entre la fábrica y la vida y de trabajo, los asalariados eran despedidos y sus villa obrera construyeron viviendas y áreas de recreación familias desalojadas de los ranchos miserables. El po- para sus empleados. Las grandes empresas como Grafa der y la arbitrariedad de las empresas era posible porque (textil), Swift y Armour (frigoríficos) y Ducilo (fibras sintéti- los intereses de las autoridades confluían con los de las cas) crearon clubes sociales y deportivos que se suma- compañías y convertían las nociones de justicia, igual- ron a los ya organizados por algunos sindicatos. Sin dad y libertad en conceptos vacíos de sus componentes embargo, la inmensa mayoría de las fábricas y los talle- más elementales. res carecían de estas áreas sociales. Como se ha visto, la expansión de la industria hizo Lo mismo sucedía en el interior del país. En algu- más visible la figura del trabajador industrial, hecho que nas regiones, como en los obrajes de Santiago del Este- tuvo consecuencias importantes en la organización y ro, norte de Santa Fe y Chaco o en los yerbales misione- consolidación de los gremios por industria y que condu- ros, persistían las peores condiciones de vida y de traba- jo a la conformación de la Confederación General del Tra- jo. La labor en los obrajes, algodonales, yerbales, inge- bajo ( CGT) en 1930. Su creación puede interpretarse nios y canteras se caracterizaba por las jornadas como el logro de la constitución de una organización extenuantes y la mala alimentación. Los trabajadores unificada que podía cohesionar la lucha sindical para estaban a merced de conchabadores y capataces que obtener los derechos económicos y sociales de los tra- bajadores. En la conformación de la CGT confluyeron la u opositores dentro de la organización sindical opuesta. unión Sindical Argentina, de tendencia sindicalista, y la El proyecto de unidad determinaba el principio de inde- Confederación Obrera Argentina, predominantemente so- pendencia de los sindicatos de todos los partidos políti- cialista. La iniciativa de la unidad le correspondió a la cos y agrupaciones ideológicas, y establecía límites a Federación Obrera Poligráfica Argentina, que propuso la los obreros con responsabilidades en la organización gre- creación de una central unificadora «para contrarrestar la mial para ocupar los cargos políticos a nivel nacional o ofensiva del capitalismo». Sólo la FORA anarquista fue provincial. El proceso de unificación se concretó el 27 de totalmente refractaria a la unidad sindical. septiembre de 1930 luego del derrocamiento del presi- Se ha señalado también que, durante las primeras dente Yrigoyen y cuando comenzaban a sentirse las con- décadas del siglo XX, esas confederaciones gremiales secuencias de la crisis económica. no lograron agrupar la totalidad de los sindicatos exis- La unificación se realizó con la hegemonía de los tentes y compitieron entre sí para afiliar a los trabajado- sectores sindicalistas y el predominio de la Unión Ferro- res, De algún modo, la militancia gastaba su tiempo, sus viaria; por eso pronto estallaron las tensiones entre so- energías y sus recursos en combatirse mutuamente. Las cialistas y sindicalistas. Además en 1935, los comunis- razones de esa competencia eran políticas, pues había tas, que habían ido consolidando su presencia en dife- diferencias sobre las formas de combatir la explotación, rentes actividades industriales, abandonaron la táctica de vincularse con los partidos políticos y con el Estado. de «lucha de clase contra clase» y entraron en la CGT Pese a las divergencias, todas las ideologías relaciona- socialista. Ese mismo año se produjo una importante das con el mundo obrero imaginaban necesaria la unidad crisis en la Confederación, que barrió los deseos de uni- para combatir al capital, pero en la prácticas, las disi- dad y agudizó la competencia entre sindicalistas y so- dencias implicaban la existencia de múltiples identida- cialistas. des políticas. En 1930 se logró esa unidad, aunque no El gremio ferroviario estuvo en el foco de la tormen- se amortiguaron las disputas ideológicas -incluso las ta debido a la actitud de la Unión Ferroviaria y de La personales- entre sindicalistas, anarquistas, socialistas Fraternidad ante la critica situación del sector. A raíz de y comunistas. Como resultado de las disidencias se pro- la crisis económica de 1929, se había producido una im- dujeron nuevas divisiones en 1935 y 1943. Recién duran- portante declinación del tráfico en los ferrocarriles y, en te los gobiernos de Perón la CGT lograria mantener la consecuencia, de las ganancias. Por esa situación, las unidad, aunque a costa de perder la autonomía de sus empresas querían despedir a seis mil trabajadores. Para miembros hasta convertirse en la ejecutora de las políti- evitarlo, los dirigentes gremiales aceptaron la distribu- cas gubernamentales en el movimiento sindical. ción de las tareas entre el personal existente, la reduc- Aunque las organizaciones gremiales de la CGT ción de la jornada laboral y descuentos en los sueldos planteaban la necesidad de la unidad sindical, lo cierto para pagar al personal que se consideraba sobrante. Las es que recelaban entre sí, ya fuese porque las conside- decisiones se aceptaron a regañadientes y afectaron la raban anarquistas o porque apoyaban a sectores críticos credibilidad de los sindicalistas, que hasta entonces ha- bían sido hegemónicos. La situación fue aprovechada por de los comunistas a la dirección cegetista sobre el «neu- socialistas y comunistas, que realizaron una activa cam- tralismo político» y su diálogo con el gobierno eran un paña contra los dirigentes sindicales ferroviarios. punto de fricción importante. Las discusiones entre unos El conflicto ferroviario desencadenó la división de la y otros se mantuvieron hasta que se produjo una nueva organización gremial y de allí surgieron la CGT Catamar- separación en 1943. ca, con hegemonía sindicalista y la CGT Independencia, La CGT N° I se declaraba políticamente prescin- orientada por socialistas. La primera dependía de la Fe- dente y estaba encabezada por Luis Domenech, que deración Obrera Marítima y de la Federación de Obreros nucleaba a los gremios ferroviarios, tranviarios y cervece- y Empleados Telefónicos. La CGT socialista incluía sin- ros. La CGT N° 2 era liderada por el socialista Francisco dicatos como la Unión Ferroviaria, La Fraternidad, la Fe- Pérez Leirós y apoyada por los gremios de la construc- deración de Empleados de Comercio, la Unión Tranviarios ción, los gráficos, los empleados de comercio, los meta- y la Unión Obreros Municipales. Si la convivencia entre lúrgicos y La Fraternidad. Las divisiones, enfrentamientos socialistas y sindicalistas fue complicada, no lo fue me- y luchas en el seno de la CGT hicieron que al producirse nos entre socialistas y comunistas. Aunque al inicio los el golpe de Estado de 1943 estuviera dividida y debilita- comunistas moderaron sus consignas y enfatizaron la da, situación que favoreció la intervención del nuevo se- necesidad de la unidad, las brechas se abrieron cuando cretario de Trabajo, coronel Juan Domingo Perón, en las los nazis invadieron la URSS durante la Segunda Guerra cuestiones laborales y sindicales. Mundial. Los conflictos internacionales operaban tanto a En términos generales se puede señalar que la or- favor de la acción conjunta de socialistas y comunistas ganización sindical durante el período 1930-1945 creció, como de las discrepancias. aunque no de manera espectacular. El grado de sindica- La Guerra Civil española y la campaña antifascista lización variaba según las ramas de actividad y la región ofrecieron un amplio espacio para las coincidencias y el del país. Había gremios que ya se habían afianzado como trabajo conjunto en contra de la «opresión imperialista». organizaciones obreras, como por ejemplo, La Fraterni- La denuncia del imperialismo fue clave en la táctica del dad, que agrupaba a más del 90% de los maquinistas y Partido Comunista y motivó varios roces con las postu- fogoneros y la Unión Ferrovíaria, que representaba al 80% ras del socialismo. Pero cuando el ejército alemán inva- de los trabajadores. La afiliación era menor en otros ca- dió la URSS en 1941, los comunistas entendieron que sos, como en las industrias metalúrgica y gráfica o en se había modificado el carácter de la guerra, por la que los numerosos ramos vinculados con la construcción. La abandonaron el lenguaje de denuncia del imperialismo y afiliación a un gremio era voluntaria, lo mismo que los promovieron la defensa de las democracias amenazadas aportes para el sostenimiento de la institución. Incluso la por el nazismo, entre las que incluían a la Unión Soviéti- mayoría de los dirigentes gremiales cumplía sus funcio- ca. Esta postura parecía acortar las diferencias entre nes sin recibir ningún tipo de remuneración -aunque es comunistas y socialistas, pero perduraban otras razo- cierto que gremios poderosos como el de los ferroviarios nes para mantener la discordia entre ellos. Las críticas asignaron a sus funcionarios una renta equivalente a la que tenían cuando ejercían su oficio-. Estos rasgos afec- También es importante destacar que el estallido de taban claramente la acción de los dirigentes gremiales, la crisis de 1929 no repercutió en todos los sectores de que debían esforzarse para evitar divisiones y el descon- la actividad económica por igual. Favoreció aquellas acti- tento de las bases. Además, aunque se iba verificando vidades relacionadas con la sustitución de importacio- un proceso de burocratización, eran infrecuentes los ca- nes y afectó de manera significativa las industrias tradi- sos de corrupción de los dirigentes sindicales. cionales de exportación, como la de la carne. El impacto Todas las transformaciones analizadas influyeron de la crisis se hizo sentir en los primeros años sobre en las formas que adquirieron la protesta social y la movi- todo porque la desocupación fue su resultado más visi- lización de los trabajadores. Las luchas llevadas acabo ble. Protestas de desocupados fueron frecuentes en la durante la década del treinta pueden dividirse en dos eta- zona aledaña al puerto de Buenos Aires y en la provincia pas claramente diferenciadas. La primera, de 1930 a 1934, de Buenos Aires se conformó una coordinadora de des- se distinguió por la tendencia decreciente a la mo- ocupados. La desocupación impulsó la organización de vilización, acorde con las dificultades planteadas por la «ollas populares» con el doble sentido de ayudar a miti- crisis económica y la visibilidad de la protesta de los de- gar el hambre y de protestar por la falta de trabajo. La socupados. No obstante, en 1932 se produjeron huelgas olla popular congregaba al trabajador y su familia, pero importantes entre los trabajadores petroleros de Como- eran las mujeres las encargadas de preparar los alimen- doro Rivadavia y en los frigoríficos de Buenos Aires. El tos. segundo período se extendió desde mediados de la dé- Sin embargo, la desocupación como motor de la cada, cuando, al reactivarse la economía, se promovió protesta social fue desapareciendo a medida que el fantas- también la ocupación, lo que robusteció la capacidad de ma de la crisis se alejaba, y el mundo del trabajo siguió negociación del sindicalismo. En esta etapa, numero- siendo el foco desde donde surgían las razones para ali- sos conflictos se resolvieron a través de la negociación, mentar huelgas y manifestaciones, que siguieron desa- hecho visible en el número de huelgas ganadas y transi- rrollándose a lo largo de la década del treinta y la del gidas. La mayor institucionalización del conflicto fue po- cuarenta. La consolidación del proceso de sustitución sible también porque los trabajadores contaron con una de importaciones convirtió a la manufactura en la activi- organización más proclive al diálogo. La CGT asumió al dad principal en el desarrollo de las huelgas, seguida por comienzo la función de coordinar la política de sus miem- el transporte y la construcción. Las causas de las huel- bros, pero, a medida que se fue consolidando su relación gas eran similares a las del período anterior: mejores con el Estado, en particular durante el peronismo, fue condiciones de trabajo y salarios adecuados, pero tam- asumiendo una función mediadora entre las demandas bién cobraron fuerzas las demandas por estabilidad la- de los sindicatos que la integraban y el Estado, hasta boral, en particular en aquellas actividades económicas convertirse en la ejecutora de las políticas de gobierno. que habían sido afectadas por la crisis económica. Aunque se produjeron numerosos paros parciales, las huelgas generales no tuvieron la virulencia del pasa- do, en comparación con el período anterior. De todos mo- la responsabilidad patronal en los accidentes de trabajo. dos, el panorama de la protesta organizada en fábricas y La huelga general solidaria se declaró para el día 7 de talleres fue más complejo, pues a la paralización de las enero de 1936 y fue reforzada con la realización de asam- tareas se sumaron los paros parciales y el trabajo a des- bleas en distintos lugares de la ciudad de Buenos Aires gano o a reglamento. La noción de trabajo al reglamento y con un acto en la Plaza Once. La protesta se extendió estaba asociada fundamentalmente a la extensión de los a los barrios más alejados del centro, como Villa Devoto, convenios colectivos de trabajo en algunas ramas indus- Villa del Parque, Villa Crespo, Caballito y Chacarita. triales que establecían las pautas y modalidades de tra- Asambleas, piquetes, ataques a diferentes medios bajo. El proceso de negociación colectiva que involucró a de transporte (trenes, colectivos, tranvías), en particular trabajadores, empresarios y Estado fue el resultado de a los tranvías de la empresa Anglo, y movilizaciones la intensidad y la difusión alcanzada por la movilización y barriales fueron las formas que adquirió la protesta. Se- por los conflictos laborales que acompañaron la gún el diario La Prensa del 8 de enero de 1936, se habían reactivación del ciclo económico experimentado desde movilizado «muchachos, mujeres, chicos y hombres», 1935. que se reunían en las esquinas y participaban en los Así, las protestas en el mundo del trabajo, que al ataques a los medios de transporte. Los reclamos de los inicio de la década del treinta parecían estar adormeci- trabajadores, las mujeres, los jóvenes y la movilización das, comenzaron a activarse paulatinamente, hasta al- de los vecinos tuvo una rápida respuesta en la interven- canzar un carácter de confrontación violenta en la huelga ción de la policía, que detuvo a varios dirigentes, cerró general solidaria con el gremio de la construcción en 1936. algunos locales gremiales, y prohibió las asambleas y La huelga general del 7 y el 8 de enero fue declarada por los actos públicos. Como en el gremio de la construc- el Comité de Defensa y Solidaridad con los obreros de la ción se había conformado una importante corriente gre- construcción y apoyada por la CGT Independencia, mien- mial comunista, intervino también la Sección Especial tras que la CGT Catamarca se mantuvo al margen. Ade- de la policía y se detuvo a varios militantes de esa ten- más, algunos gremios adhirieron agregando sus propios dencia ideológica, además algunos civiles atacaron a los objetivos para la huelga. Por ejemplo, la Federación de manifestantes, tal como sucedió durante los aconteci- Líneas de Colectivos protestó por la persecución oficial a mientos ocurridos en la Semana Trágica de 1919. La los colectivos y contra los monopolios del transporte, y huelga general de enero de 1936 se mantuvo durante dos el Sindicato Único de Obreros de la Madera reclamó la días, aunque el paro continuó en el gremio de la cons- libertad de todos los presos sociales. trucción, que obtuvo algunas de las demandas luego de Los trabajadores de la construcción se encontra- casi cien días de inactividad. Sin embargo el triunfo más ban en huelga desde el mes de octubre de 1935, en de- claro de la movilización gremial fue la conformación de la manda de aumento de salarios, el reconocimiento del Federación Obrera Nacional de la Construcción, que rom- sindicato, la abolición del trabajo a destajo, el descanso pió con la atomización del gremio. dominical, la jornada de cuatro horas los sábados y por En cuanto a otras formas de protesta, como mani- festaciones y mitines, se mantuvieron a la largo de toda la década del treinta, en particular aquellos que se organi- complicado un análisis de los conflictos que se produje- zaban los 1ro de Mayo. Aunque en 1925 la fecha había ron en diversas regiones del pais, sobre todo porque se si-do declarada feriado nacional, no era reconocida ni por conoce poco y sigue siendo notable la ausencia de in- los empresarios ni por los gobiernos conservadores, por vestigaciones sobre el tema. En la etapa previa y durante lo que los obreros podian ser despedidos y las manifes- la década del treinta en los pueblos del litoral pampeano taciones prohibidas. Para evitar las persecuciones, las se organizaron Sindicatos de Oficios Varios (SOV) que conmemoraciones se realizaron en algunas ocasiones nucleaban a un conjunto heterogéneo de trabajadores, en locales cerrados (Casa Suiza, Salón Verdi), tal como incluso los peones rurales. También se produjeron huel- ocurrió en 1932 y en 1935, cuando la CGT organizó sen- gas vinculadas con la agricultura protagonizadas por los dos actos para reclamar la creación de un seguro nacio- trabajadores portuarios de los pequeños puertos del lito- nal a la desocupación, la vejez y la invalidez, la reduc- ral o por los estibadores; reclamaron por las condiciones ción de la jornada de trabajo, el establecimiento de comi- de trabajo en las empresas cerealeras, tanto en la pro- siones mixtas para la fijación de los salarios, el cumpli- vincia de Buenos Aires como en Córdoba, Entre Ríos y miento de la legislación del trabajo y vacaciones pagas. Santa Fe. En esta última, los jornaleros desocupados La oposición a la guerra al fascismo y el reclamo de protestaron hacia 1939 reclamando el derecho a la sub- mejoras en las condiciones de vida y de trabajo convoca- sistencia del trabajador y su familia, y lograron la inter- ron la participación de la CGT y de los partidos Socialis- vención del Departamento Nacional del Trabajo. ta, Comunista, la Unión Cívica Radical y el Partido De- La mediación de un resorte del Estado como el De- mócrata Progresista en el acto organizado el 1° de Mayo partamento Nacional del Trabajo es un claro indicio de la de 1936. Las columnas marcharon desde Plaza Once mayor institucionalización del conflicto laboral, visible, hasta el Congreso por la avenida Rivadavia. Como en otras por otra parte, en el incremento de las huelgas transigi- manifestaciones, se llevaban carteles, banderas y das, que favorecían la obtención de las demandas por pancartas alusivas y se entonaban diversos cánticos. Si- parte de los trabajadores. Sin embargo, el cambio en el guiendo la tradición inaugurada a comienzos del siglo nivel de intervención estatal en los conflictos laborales xx, año tras año, socialistas, sindicalistas y comunis- se produjo entre 1943 y 1946, cuando desde la Secreta- tas, asi como las debilitadas huestes anarquistas, reali- ría de Trabajo y Previsión, el entonces coronel Perón rea- zaron numerosos actos que competían entre si. lizó una clara política de cooptación de trabajadores y También se realizaban demostraciones callejeras y gremios, así como de confrontación abierta con las organi- reuniones improvisadas en fábricas y en barrios como zaciones comunistas y socialistas en el seno del movi- una forma de reivindicar el derecho de reunión, que ha- miento obrero. bia sido cercenado durante los gobiernos de Uriburu, Justo, El golpe militar de 1943 encontró a los trabajadores Ortiz y Castillo, caracterizados por la constante perse- divididos y sin una representación en el nivel nacional. El cución a los opositores. sindicalismo tenía un desarrollo desigual en el país pero En cuanto a los trabajadores rurales es bastante no era una fuerza menor si se lo compara con otros mo- vimientos obreros de América Latina, incluso con algu- ciones amenazadas, sobre todo cuando el caudillo fue nos de Europa. Los gremios del transporte y de los ser- obligado a renunciar y detenido, abandonaron su postura vicios como ferrocarriles, puertos, comercio y gráficos y se involucraron más con la figura de Perón. Fue enton- estaban en manos de socialistas y sindicalistas. Los co- ces cuando se movilizaron dando forma a una de las munistas, en cambio, lograron organizar algunos gremios manifestaciones más importantes de la historia argenti- industriales, y desde 1942 compartieron el liderazgo del na contemporánea, el 17 de octubre de 1945. El resulta- movimiento sindical. Sin embargo, la tarea de los comu- do fue el rescate de Perón de la cárcel, su nistas no era fácil porque debían enfrentarse a la perma- reacomodamiento en el seno de las Fuerzas Armadas y nente hostilidad de los empresarios y del Estado. la reapertura del juego politico con vistas a la realización La llegada de Perón al Departamento Nacional del de nuevas elecciones presidenciales. El 17 de octubre Trabajo produjo un cambio en la política represiva del go- fue al mismo tiempo una gran movilización de masas y bierno militar, pues partía de la premisa de que los tra- una huelga general con d objetivo de liberar a Perón. La bajadores no debían estar sometidos a la voluntad de los manifestación fue tanto espontánea como organizada, empresarios y que la intransigencia patronal podía llevar pues muchos trabajadores abandonaron sus lugares de a rebeliones que alterarían el orden social. Para él, la trabajo y otros fueron movilizados por las organizaciones intervención estatal podía encauzar cualquier proceso que gremiales. En algunas localidades, los manifestantes se amenazara con la confrontación entre las clases. El cam- expresaron destruyendo símbolos que se asociaban con bio clave estuvo dado por el interés de Perón en tomar el poder: la Universidad de La Plata; los diarios El Día en contacto con los dirigentes sindicales de los principales La Plata, La Prensa en Buenos Aires y La Capital de gremios y revisar los reclamos obreros. Rosario; el Jockey Club, de La Plata. El respaldo del Estado a través de la entonces Se- Una vez que Perón obtuvo su libertad, se abrió un cretaria de Trabajo y Previsión fue clave para aumentar la complejo proceso que culminó con el triunfo electoral de sindicalización de los trabajadores y para promover la la alianza que lo llevó a la primera presidencia de la Na- negociación colectiva, que otorgó mayor legitimidad a las ción. Sin embargo, la nueva situación no aplacó la movi- organizaciones obreras. En el camino, los dirigentes so- lización de los trabajadores, que se volcaron a las orga- cialistas y comunistas habían sido encarcelados o sim- nizaciones gremiales. La afiliación sindical creció de ma- plemente barridos de los gremios por nuevos militantes nera inusitada, entre otras razones porque el gobierno obreros más proclives al nuevo gobierno, ya fuese por- apoyó ese proceso. También aumentó la participación que se produjo un drenaje de militantes hacia el peronismo en actividades sindicales; por ejemplo, en reuniones de o debido a la adhesión de las masas al nuevo proyecto diverso tipo, sobre todo en los dos primeros años del ré- político. gimen peronista, cuando los trabajadores pensaban que Los dirigentes sindicales aprovecharon las nuevas sus intereses estaban amenazados. Luego, gradualmente orientaciones del gobierno e inicialmente trataron de fueron disminuyendo los niveles de participación. mantener cierta independencia, pero al ver sus realiza- Además, las autoridades estatales otorgaron el monopolio de la representación a quienes apoyaban la politica de Perón. El resultado indiscutible fue una fuerte terior. La geografía de las huelgas fue amplia, así como intervención y supervisión oficial de la vida interna de las diverso el perfil de los trabajadores que las protagoniza- organizaciones sindicales, lo que se sumó a la cen- ban. En 1946, los trabajadores de la carne reclamaron tralización de los sindicatos por ramas de actividad con mejoras salariales y el reconocimiento del convenio de independencia de la calificación profesional. La cen- 1944, así como también los obreros de la construcción - tralización sindical favoreció el peso de los dirigentes na- de Córdoba y Rosario. En 1947 entraron en huelga los cionales sobre los locales, pues tenían la capacidad para trabajadores metalúrgicos, los textiles y de la construc- firmar los convenios, declarar una huelga o levantarla, y ción, y en 1948, los bancarios. A esto habría que agregar también porque controlaban los recursos económicos de las huelgas de los trabajadores de las empresas petrole- las organizaciones al recibir los aportes y las cuotas sin- ras patagónicas de 1947 y 1948 y las de los ingenios dicales. El único espacio de intervención gremial que azucareros tucumanos en 1948. equilibraba las fuerzas internas de la organización sindi- También se destaca la huelga de los trabajadores cal eran las comisiones internas de fábrica, que, en el ferroviarios de 1950, porque permite percibir las dificulta- marco de la movilización obrera, se multiplicaron en las des para articular el nacionalismo económico del gobier- empresas de todo el territorio nacional. no y los intereses obreros. El gobierno había nacionali- Un elemento clave del nuevo panorama sindical fue- zado los ferrocarriles cuando tenían un cuadro financiero ron el aumento del control de la CGT sobre los sindica- complicado y se encontraron con un sistema ferroviario tos y la política de intervención tanto de las autoridades obsoleto, tecnológicamente atrasado y en un estado la- sindicales nacionales como del propio gobierno, sobre mentable de conservación. El Estado no podía hacer frente todo cuando un gremio se negaba a poner fin aun conflic- a la modernización del servicio y mantener los sueldos to. Así, numerosos sindicatos fueron intervenidos. Por de los trabajadores; por eso, las tensiones alrededor del ejemplo, en 1946 y en 1952, se intervino la Unión Obrera salario estallaron en noviembre de 1950, cuando los peo- Metalúrgica; en 1946, al sindicato del calzado; en 1946, nes, guardabarreras y guardatrenes del Ferrocarril Gene- 1947 y 1950, la Unión Obrera de la Construcción ral Roca iniciaron un paro demandando un incremento (UOCRA); en 1947 y 1950, a los telefónicos; en 1950 y salarial. La huelga se extendió a las otras líneas ferrovia- 1953, el gremio de la carne; en 1949 y 1955, la FOTIA y rias y el gobierno, que inicialmente acordó un aumento en 1951 la Unión Ferroviaria, por mencionar sólo algu- de los jornales, dio marcha atrás a la decisión y encarce- nos casos. ló y despidió a los huelguistas. En enero de 1951 se La intensa movilización de los trabajadores que abrió inició una nueva huelga de todos los gremios ferroviarios el apoyo brindado por el Estado implicó una tensión per- para presionar a los interventores a desistir de la política manente entre las demandas de los trabajadores, los in- represiva y por la libertad de los dirigentes presos. La tereses de los líderes sindicales y las iniciativas del go- huelga fue declarada ilegal y los trabajadores moviliza- bierno. Los paros y las huelgas se multiplicaron entre dos por el Ejército. Alrededor de dos mil obreros fueron 1946 y 1950 tanto en el cinturón industrial del Gran Bue- detenidos y trescientos de ellos quedaron encarcelados nos Aires como en las ciudades y los pueblos del in- cuando la huelga finalizó. Para 1951, el gobierno había establecido su control muerto en la negociación. Además, las huelgas más sobre el movimiento obrero con la destrucción de los sin- exitosas eran aquellas que estaban relacionadas con dicatos opositores. Sin embargo, permanecian algunos mejoras salariales y era más difícil obtener el apoyo del motivos para protestar: la inflación y los problemas econó- gobierno en aquellas vinculadas con el control de las con- micos de 1951-1952 afectaron los salarios de los traba- diciones de trabajo. jadores, y la Federación de Trabajadores de Luz y Fuer- Por otra parte, los empresarios no se mantuvieron za convocó a un congreso para analizar el costo de vida inactivos ante la constante presión de los trabajadores y en 1953. El gobierno evaluó peligrosa la iniciativa gremial reclamaron mayor productividad. El gremialismo empre- y Perón denunció el objetivo de los trabajadores como un sario demandó el aumento de los rendimientos laborales complot para desacreditar al gobierno. La CGT, ya subor- por medio de incentivos, la restricción de los márgenes dinada al Estado, se mantuvo insensible a la convocato- de ausentismo -incluso los justificados- y la flexibilización ria de Luz y Fuerza. del régimen de indemnizaciones por despido así como Como señala Louise Doyon, es difícil reconstruir el: del preaviso. Los debates sobre estas cuestiones entre panorama de la protesta durante el peronismo, sobre todo empresarios, dirigentes gremiales y el Estado ocuparon a partir de 1954, cuando la censura gubernamental impi- un lugar central durante el Congreso de la Productividad dió la cobertura periodística y las estadísticas oficia-les reunido en 1954. limitaron la información. Sin embargo se puede decir que La protesta social de los trabajadores del campo es la protesta, aun bajo el control del gobierno, de la CGT y aún menos conocida que la de los trabajadores indus- de las organizaciones que se subordinaron discipli- triales urbanos, aunque, desde que se estableció en 1944 nadamente a Perón, recurrió a diversos repertorios de el Estatuto del Peón, no fueron pocos los conflictos en- confrontación. El trabajo a reglamento fue el medio de tre peones y arrendatarios principalmente. El Estatuto lucha elegido para protestar en la industria petrolera pri- protegía a los trabajadores permanentes más que a los vada, en el transporte de colectivos, en las industrias estacionales, pues determinaba la necesidad de un suel- metalúrgicas, textiles, del calzado, del vidrio, del caucho do mínimo, asistencia médica y farmacéutica, vacacio- y del cemento. Los paros y las huelgas de brazos caídos nes pagas e indemnización por despido y regulaba las se produjeron en el sector de seguros, la industria lác- condiciones en que debían ser alojados los trabajadores tea, los servicios de hospitales, el puerto de Buenos Ai- y la cobertura de alimentación. res y la industria metalúrgica. En cuanto a las huelgas La aplicación del régimen legal generó dificultades generales, salvo la masiva manifestación del 17 y el 18 a las familias chacareras, sobre todo a las más pobres, de octubre de 1945, no hubo expresiones de ese tipo que intensificaron la utilización de la mano de obra fami- como en el pasado pues ahora se realizaban dentro de liar. Como consecuencia, aumentó la desocupación y la los marcos movilizadores del gobierno. migración hacia las ciudades. La desprotección de los Un elemento clave para el desarrollo de las huelgas trabajadores permanentes fue clara, pues los sindicatos fue todo el proceso de negociación colectiva, pues mu- rurales ponían su acento en la situación de los trabajado- chas de ellas estallaban cuando se llegaba a un punto res transitorios. Los sindicatos rurales controlaban las bolsas de trabajo que se habían creado para distribuir las Durante el peronismo se produjo una intensa movi- labores, en particular durante la época de la cosecha, y lización de las clases populares que no siempre vieron organizaban los turnos de trabajo. Numerosos decretos satisfechas sus expectativas. Esa movilización tuvo dife- fijaron salarios mínimos y condiciones de trabajo para la rentes formas: manifestaciones y marchas crecieron en recolección, el desgrane y el transporte de maíz y gira- número, aunque a veces se las hiciera bajo el amparo sol. gubernamental, y aumentaron las huelgas en todas sus Los trabajadores del campo, como los obreros indus- formas: las que abarcaban a todo un gremio, a una fábri- triales, sentían el respaldo de los funcionarios estatales ca o a una sección. Incluso las protestas se y exigieron el cumplimiento de la legislación. Además, incrementaron, a pesar de la opinión de los dirigentes en algunas ocasiones se asaltaron las chacras y se des- gremiales y políticos asociados con Perón. trozaron las máquinas cosechadoras, tal como ocurrió Durante los años peronistas también cambió el rol en la localidad de Casilda, en la provincia de Santa Fe. de las organizaciones gremiales y sus vínculos con el Los problemas laborales del agro reunieron al conjunto Estado, y se transformaron los rituales de los trabajado- de las entidades patronales. La Federación Agraria Argenti- res. Entre estos últimos, el más conocido fue la celebra- na, la Sociedad Rural Argentina, la Confederación de En- ción del1' de Mayo. Como se ha señalado, esta fecha fue tidades Productoras de Leche y las Confederaciones Ru- instituida como rito obrero internacional en 1890. Su esta- rales Argentinas más la Federación de Asociaciones de blecimiento fue el resultado de un acto político delibe- Productores de la Industria Forestal y el Centro de Aco- rado y la manifiesta intención de crear una clase -la cla- piadores de Granos enviaron un memorial al Presidente se obrera- a través de la pedagogía de la fiesta. En parte de la Nación para explicar los problemas existentes en fue una creación desde arriba, de las corrientes más organi- la producción agraria. zadas de los trabajadores en términos políticos. Con la La geografía de los conflictos rurales no se limitó a celebración se instauró una tradición con símbolos, esló- la región litoral. En mayo de 1946 los arrendatarios de la ganes y diversos recursos que se sumaron a la preocu- puna jujeña marcharon hacia la Capital Federal para exi- pación de hacer visible la multitud, como señal ostensi- gir los títulos de propiedad de las tierras que ocupaban, ble del consenso al que habían llegado los trabajadores. reclamando el derecho a la tierra. El «Malón de la Paz», Como se ha señalado, las corrientes ideológicas como se lo llamó, recorrió los más de dos mil kilómetros obreristas asignaban diferentes sentidos al rito obrero del que separan a Jujuy de Buenos Aires con la esperanza 1ro de Mayo, y frente a las tradiciones anarquistas, so- de que el nuevo presidente diera curso a sus reiteradas cialistas y comunistas, el peronismo produjo tanto una demandas. Cuando llegaron a Buenos Aires fueron salu- ruptura como un cambio de sentido de los rituales obre- dados por Perón desde los balcones de la Casa Rosada ros. Dicha jornada se convirtió en un combate por el es- y trasladados al viejo Hotel de Inmigrantes, donde per- pacio simbólico y fue cambiando hasta adquirir un tono manecieron hasta que fueron devueltos hacia su provin- apoteótico en las celebraciones oficiales. El1 ° de Mayo cia sin haber obtenido sus demandas. de 1946 fue el primero que presidió Perón. El acto princi- pal fue convocado por la CGT, los sindicatos autónomos, y contó con el apoyo del Partido Laborista, que se había res e inclusive ‘fabricaban’ victimas, con sádico regocijo convertido en el partido que había dado sustento a la de los agitadores importados, y los trabajadores no en- movilización política que terminó con el triunfo electoral contraban respuesta a sus justas demandas en los go- de febrero de 1946. La columna de manifestantes fue biernos ni en los parlamentos». En contraposición, la encabezada por Juan Domingo Perón, María Eva Duarte, Argentina del «hoy» era la de la «Patria redimida» y por el coronel Mercante y el secretario de Trabajo y eso «el 1° de Mayo no es ya la fecha propicia al dolor y la Previsión.Por primera vez en cincuenta y cinco años de desgracia, sino a la alegría. La Fiesta del Trabajo, reali- historia de la celebración del 1° de Mayo, las autorida- zada jubilosamente por quienes trabajan en la edifica- des nacionales encabezaron la marcha junto a los traba- ción de la Patria». Ya en 1947, el 1° de Mayo fue tomado jadores. Por primera vez también Perón asoció la fecha por la prensa peronista -La Época, El Líder; El Laborista- con el emergente movimiento peronista. en su carácter de fiesta nacional. También comenzó a El l° de Mayo de 1946 se inició un proceso de apro- enfatizarse que dicha jornada tendría otro sentido, pues piación de los símbolos y significados asociados al Día serviría como muestra de homenaje y gratitud hacia Perón de los Trabajadores y a las ideologías que en el pasado quien había llevado felicidad al pueblo. habían pugnado por orientarlos. En principio, fue asocia- La prensa también exaltaba esa imagen de ruptura. do a la victoria obtenida por el pueblo el 17 de octubre de Por ejemplo, en el diario Democracia del 2 de mayo de 1945, cuando los trabajadores se movilizaron para libe- 1949 se expresaba que «La celebración del Día de los rar a Perón de la cárcel en la que había sido confinado Trabajadores, que no hace muchos años se limitaba a por sus compañeros de armas. La CGT enfatizó que se rencorosas expresiones de rebeldía y a tumultuosas ma- trataba de un «día de sana alegría y verdadero descanso nifestaciones callejeras presididas por la bandera roja, del músculo». El l° de Mayo fue considerado un día de es ahora un acontecimiento que congrega al país entero fiesta porque, como resultado del triunfo del peronismo en un mismo impulso de júbilo y de gratitud». los trabajadores podían encarnar el sentimiento nacio- No sólo el 1° de Mayo adquirió un nuevo significado nal. Además, la presencia de Perón implicaba una clara con el peronismo; las huelgas generales desaparecieron ruptura con el pasado en el que los gobiernos oligárqui- como forma de confrontación con los patrones y el Esta- cos reprimían a los trabajadores y provocaban violentos do y las manifestaciones de trabajadores respondieron enfrentamientos al gobierno. Las marginales protestas que no apoyaban Este ayer enunciado con palabras se convirtió en al régimen eran rápidamente acalladas. Sin embargo, las imágenes en 1949, cuando se publicó el folleto 1° de clases populares estaban movilizadas y presionaban para Mayo ayer y hoy. El “ayer” estaba marcado por los “ex- modificar las condiciones de trabajo, obtener mejoras cesos, torpes y abusivos”. que alimentaba el «odio que salariales, reconocimiento de sus organizaciones y legi- se convertía en sangre humilde cada 1° de mayo». El timidad para intervenir en la resolución de los problemas «ayer» estaba marcado por «crespones, cuando los ca- laborales. Esa movilización fue siempre conflictiva para pitalistas contribuían a la división de las masas popula- el gobierno y para las organizaciones sindicales, que necesitaban la presencia activa de los trabajadores para alcanzar las metas de gobierno y mantenerse en el po- der. En el periodo 1946-1955, el movimiento obrero ganó una importante influencia en la vida económica y política del país, sobre todo porque fue respaldado por el Estado 3. La radicalización y el gobierno peronista. Pero este proceso dejó también de la protesta, 1955-1976 sus consecuencias. Por un lado, facilitó la supervisión de las organizaciones obreras por parte de los poderes Los años transcurridos desde el primero al último públicos y, por otro, los sindicatos fueron perdiendo su derrocamiento del peronismo muestran aspectos de con- autonomía para presionar sobre el gobierno y se vio limi- tinuidad en el proceso de crecimiento y modernización tado su margen de maniobra. Ya desde los momentos de la economía, aunque se vio cruzado por una infinidad tempranos de la presencia de Perón en el gobierno mili- de conflictos sociales y de los propios vaivenes deriva- tar, y luego durante su primera presidencia constitucio- dos de la inestabilidad política, que repercutían directa- nal, los gremios hacían propaganda y movilizaban a sus mente en el rumbo de la economía. La protesta social de afiliados a favor de la causa peronista pero en los años los trabaja dores se generalizó y complejizó debido a los cincuenta se íntegra ron completamente a ese movimiento conflictos internos del peronismo, a la regionalización de político.Todo esto se dio dentro de una intensa moviliza- éstos y a la incorporación de nuevos actores sociales, ción de los trabajadores y una agítacíón social que no como los estudiantes universitarios. Pero también se siempre se encuadró dentro de las ideas del gobierno ampliaron los repertorios de confrontación: a las huelgas sobre productividad y conciliación de clases. Incluso hubo y las movilizaciones callejeras ya tradicionales se agre- dirigentes que mantuvieron la idea de que el sindicato garon formas de protesta menos utilizadas, como las debía ser una fuerza independiente y orgánica a favor del ocupaciones fabriles, el trabajo a desgano, las marchas cambio, pero la mayoría de los líderes gremiales y de los de hambre y métodos de acción directa como el sabota- trabajadores se vincularon más estrechamente con Perón. je y el atentado, e incluso la toma de rehenes. El alto Los «leales», como se los denominaba, fueron ganando grado de violencia presente en la protesta se vinculaba terreno. Esa lealtad se expresaba como adhesión formal centralmente a la ilegitimidad política y al sesgo represi- y de apoyo al régimen, y activamente con el proselitismo vo de la mayoría de los regímenes políticos existentes desplegado en apoyo al Segundo Plan Quinquenal del durante esos años. gobierno, a las metas de productividad, a la reforma de la La reconfiguración del mundo del trabajo se relacio- Constitución o a la reelección de Perón. na directamente con los cambios en la actividad produc- tiva (agro e industria) y en el sector terciario. Al margen de las crisis cíclicas o de las diversas políticas que ca- racterizaron el período y de los resultados obtenidos, puede decirse que, en materia económica, predomina- electrodomésticos, que por tamaño, malas condiciones ron las ideas desarrollistas basadas en privilegiar el desa- técnicas, falta de equipamiento o vetustez quedaron fue- rrollo industrial básico (acero, celulosa, maquinarias) con ra de competencia o sobrevivieron mal. aportes del capital extranjero y el impulso a las econo- En el caso tucumano es interesante señalar que la mías regionales. debacle de la industria azucarera fue una consecuencia En ese contexto, a pesar de la modernización tecno- directa de las políticas eficientistas del gobierno de On- lógica de la actividad agropecuaria y de la diversificación ganía. Éste había puesto énfasis en la transformación de de cultivos, el sector rural continuó su estancamiento y la provincia {operativo Tucumán) con el objeto de ra- se acentuó la disminución argentina en el comercio mun- cionalizar la industria del azúcar; se trataba de apoyar dial de productos agrícolas. Sólo hacia el final del perio- sólo a los sectores más eficientes y diversificar la indus- do (1970-1976) se produjo una recuperación coyuntural, tria. El fracaso de esta política determinó el cierre de 11 como consecuencia de la mayor demanda internacional de los 27 ingenios, lo que aumentó el desempleo de y de los mejores precios, que permitieron el aumento de manera notable e impulsó una masiva emigración de la las exportaciones tradicionales y de los cultivos indus- población afectada hacia las zonas urbanas de mayor triales, lo que redundó en mayores saldos de la balanza desarrollo. comercial. Estas transformaciones incidieron directamente so- La industria, en cambio, vivió una etapa de creci- bre la composición de la fuerza de trabajo, que fue dis- miento relativo debido a varios factores: en primer lugar, minuyendo su proporción de extranjeros debido, en bue- al proceso de transformación y redimensionarniento de na medida, al freno del flujo inmigratorio. En efecto, el las empresas, que implicó tanto la racionalización de las porcentaje de extranjeros en la población total del país formas de producción como la concentración en grandes descendió al 13,5% en 1960 y al 9,5% en 1970. Por otro plantas; en segundo término, al ensanchamiento del mer- lado, también se produjo un cambio en el interior de la cado interno, y, por último, al impulso de las exportacio- población extranjera, en tanto que la mayoría provenía de nes industriales alentado por el apoyo estatal y por el los países limítrofes {Paraguay, Chile, Bolivia). La caída trato preferencial obtenido en el comercio regional. Como de la inmigración, mayoritariamente masculina, derivó en consecuencia se produjo un importante desarrollo de las un incremento del 20 al 23% del componente femenino industrias química, siderúrgica y automotriz enmarcado en la fuerza de trabajo entre 1947 y 1969. También au- en un proceso de descentralización geográfica que con- mentó la urbanización de la fuerza laboral, mientras se dujo al crecimiento de regiones como Córdoba y Santa agudizaba el despoblamiento de las áreas rurales, cuyo Fe (automotores), Patagonia (aluminio, gas, petróleo), ejemplo más dramático fue Tucumán, que expulsó al 20% San Nicolás y Villa Constitución (siderurgia). La contra- de su población. De esta manera se acentuaban las des- cara de este fenómeno fue la decadencia de otros secto- igualdades regionales. El desarrollo industrial y el au- res de la industria vinculados a la alimentación ( espe- mento de la tecnificación agrícola contribuyeron de ma- cialmente azúcar y carnes), la industria textil y, en parte, nera significativa a profundizar ese proceso. La pobla- ción rural, que en 1947 representaba el 37,5% del total de habitantes, descendió al 26% en 1960 y al 21 % diez Entre los obreros industriales ahora adquirían ma- años más tarde. Así, el establecimiento de nuevas in- yor importancia los trabajadores de las industrias siderúrgi- dustrias transformó en parte el mapa urbano, incidiendo ca, de máquinas y herramientas, de las automotrices, en el notable crecimiento de ciudades como Rosario o del petróleo y sus derivados. Ese peso les confería un Córdoba y sobredimensionando áreas como el Gran Bue- lugar clave a la hora de la protesta y la negociación, y nos Aires, en donde se radicaban de manera masiva la sus sindicatos alcanzaron un poder político inédito en corrientes migratorias procedentes de países limítrofes y tiempos pasados. En cambio, perdieron relevancia cier- del interior (Tucumán, Santiago del Estero, Entre Ríos, tos grupos de trabajadores vinculados a la industria textil Corrientes o el Chaco) . Un fenómeno similar, aunque de o a la alimentación, cuyos mejores ejemplos lo constitu- menor magnitud, se produjo en el Comahue y en yen la decadencia inexorable de la industrias frigorífica y Comodoro Rivadavia, por el auge del petróleo, y en el azucarera. Los trabajadores de la construcción, siempre Alto Valle del Río Negro, por el «boom» frutícola. en situación más precaria, constituyeron un sector nu- Con respecto a la clase obrera asalariada se perci- méricamente importante debido a la notable cantidad de ben ciertos cambios en relación con la etapa peronista. obras públicas encaradas en esos años: el túnel subfluvial Si bien su volumen se mantuvo estable, su peso relativo que unia Santa Fe y Paraná, la obra hidroeléctrica Cho- en la estructura social retrocedió, pues se manifestó un cón-Cerros Colorados en Neuquén o los cientos de kiló- estancamiento en el empleo industrial como consecuen- metros de carreteras pavimentadas. En el sector servi- cia de la concentración, que produjo un mayor volumen cios, las transformaciones también fueron significativas de producción con menos obreros. Como contrapartida, aunque las características del empleo tendían a acercar- aumentó el número de trabajadores en la construcción lo más a los sectores medios que a la clase obrera. Si merced al impulso de las obras públicas. También hubo bien es cierto que se consolidó un área obrera en empre- un incremento del empleo urbano, que redundó en un sas como Gas del Estado, Agua y Energía o en los ser- crecimiento de los sectores medios asalariados, menos vicios eléctricos, también lo es que, proporcionalmente, en el sector servicios y en el comercio y más en el em- eran superiores en número los empleados administrati- pleo administrativo industrial, que requería un mayor ni- vos y el sentido de pertenencia a la clase obrera era bien vel educativo profesional y técnico. También aumentó distinto en unos y otros. Por otra parte, los trabajadores significativamente el cuentapropismo (comerciantes, elec- portuarios no tenían la importancia de medio siglo atrás, tricistas, plomeros, mecánicos, tintoreros, peluqueros, los ferrocarriles profundizaban su decadencia y comen- albañiles, pintores, etc.), que si bien se convirtió en bue- zaban a expulsar trabajadores; los tranvías desaparecían na medida en un bolsón de trabajo improductivo fue una con rapidez y eran reemplazados por los colectivos, cuya vía de ascenso social para sectores de la clase obrera. capacidad de empleo no sólo era menor sino que se nu- Aunque ya se había configurado en el periodo ante- tria parcialmente de los mismos propietarios de rior, el mundo del trabajo se transformó y complejizó. transporte.En sentido contrario, siguió incrementándose el número de empleados tanto en el área comercial como administrativa (sumados estatales y privados), engrosa- do también por miles de maestros y profesores. Los nu- cimiento de sus delegados gremiales, disminuir la larga merosos sindicatos que agrupaban a empleados de co- jornada laboral u obtener alimentación y vivienda dignas. mercio o a diversos tipos de trabajadores estatales se Menos disparidad existía en torno al salario, pues contaban entre los que reunían mayor cantidad de afilia- ésta fue una preocupación común del conjunto de los dos. trabajadores que marcaría en buena medida el ritmo de Las condiciones de trabajo empeoraron al anularse la protesta obrera. Hasta la presidencia de Arturo Illia, algunas conquistas obtenidas durante el gobierno los salarios tuvieron un comportamiento inestable pero peronista. Especialmente se modificó la situación inter- con clara tendencia a la baja, especialmente durante el na en las empresas, en tanto se acentuó el control sobre gobierno de Aramburu ya partir de la gestión económica los obreros, se otorgó cierta impunidad a la patronal para de Álvaro Alsogaray en 1959. Hacia fines de 1962, el expulsar a los activistas gremiales y se intensificaron los porcentual del salario en el PB1 había caído de un 47% a ritmos de trabajo en busca de mejorar la productividad. A un 38%. Luego del mejoramiento producido entre 1963 y pesar de la escalada represiva, se mantuvieron conquis- 1966, volvió a descender notablemente durante el régi- tas fundamentales como la jornada de ocho horas, el men del general Onganía. Este proceso desembocó en aguinaldo y las vacaciones pagas, y, pasados los años un fuerte deterioro de los asalariados, agravado por la inmediatos al golpe de 1955, muchos sectores ampara- espiral inflacionaria y el desempleo, que serían causales dos en la fuerte capacidad negociadora de sus sindica- importantes de las protestas de fines de los años sesen- tos lograron mejo ras sustanciales en las prestaciones ta. Durante el gobierno peronista inaugurado en 1973, de salud o en la infraestructura vinculada al esparcimien- los salarios se recuperaron relativamente mientras duró to y el ocio (hoteles y recreos en diversos centros de el pacto social implementado por el ministro de Econo- veraneo) que no habían conocido en épocas del mía José Gelbard. Su plan se basó en el congela miento peronismo. Por supuesto, las condiciones laborales y de precios y la suspensión de las convenciones colecti- los problemas que preocupaban a los trabajadores conti- vas durante dos años después de otorgar, al comienzo nuaban siendo dispares y era enorme la distancia entre, de su gestión, un aumento generalizado del 20% en los por ejemplo, los obreros urbanos empleados en ramas salarios. Pero, en 1974, ciertos desajustes internos y la en crecimiento (metalurgia, automotores, siderurgia) y crisis internacional del petróleo desestructuraron la eco- los trabajadores de la industria azucarera en Tucumán o nomía y marcaron el derrumbe de dicho plan. La inflación de los obreros empleados en la construcción de grandes se desbocó rápidamente y, con ella, los precios y sala- obras. Mientras los primeros concentraban sus esfuer- rios cayeron en una espiral imparable que llevó a los tra- zos en discutir sobre las categorias laborales y los rit- bajadores a presionar constantemente por aumentos mos de producción, en mejorar su calidad de vida o la salariales para equilibrar su constante deterioro. libertad de movimiento de sus representantes, los otros La protesta vinculada al mundo del trabajo se comple se movilizaban en torno a reivindicaciones básicas, como jizó notablemente en tanto recorrió caminos escasamen evitar el cierre de las fuentes de trabajo, lograr el recono- te transitados anteriormente. En primer lugar, porque, en buena medida, su destino estuvo ligado a los avatares la revolución sexual», el movimiento del Mayo Francés del peronismo tanto por su intención de recuperar el po- en 1968. Todos éstos fueron elementos que motivaron la der como por las luchas internas que, una vez atenuada percepción generalizada de un clima de cambios e inci- la Resistencia, lo desgarrarían hasta la debacle produci- dieron directamente en la radicalización de vastos secto- da en 1976; en segundo término porque, como conse- res de la juventud de clase media, que incentivaron la cuencia de las políticas de desarrollo regional adoptadas acción colectiva, la movilización, las prácticas violentas en esos años, las grandes protestas y la conflictividad y el descreimiento de lo que entonces se denominaba social se desplazaron hacia el interior del país y, por pri- despectivamente «democracia burguesa». mera vez, Buenos Aires no fue el eje de las mismas; por Una democracia burguesa que fue denostada, si no último, porque los trabajadores establecieron alianzas con por todos, por amplios sectores de la sociedad. Al princi- otros sectores sociales como los estudiantes pio por el derrocamiento de Perón y la marginación elec- universitaríos y su acción adquirió en este periodo, de la toral del peronismo, que convertía a la democracia mano de organizaciones de izquierda peronista y no implementada por la «revolución libertadora» en un simu- peronista, grados de radicalización política e ideológica lacro débil. Luego, la desilusión provocada por el gobier- inéditos. Nunca antes, ni aun durante el liderazgo anar- no de Frondizi, tanto a peronistas como a sectores me- quista a comienzos del siglo XX, la protesta obrera se dios progresistas, profundizó el descreimiento en el sis- manifestó tan politizada y, si se quiere, radicalizada. tema, que alcanzó su punto culminante a partír del golpe Cuando en 1955 los gobiernos surgidos del golpe del general Onganía y del fuerte autoritarismo militar de ese año decidieron marginar y prohibir la parti- implementado desde 1966. A partir de ese momento con- cipación política del partido peronista cerrando los cana- fluyeron el malestar económico y el político, así como el les de expresión legal, la protesta se vehiculizó en buena impacto de los movimientos internacionales, y, cada vez medida y de manera forzada hacia prácticas más, los sectores radicalizados tuvieron la ilusión de que extraparlamentarias y de acción directa. Todo este perio- el cambio revolucionario de la sociedad era posible y que do, al menos hasta 1973, se caracterizó por la frustra- la clase obrera seria uno de sus protagonistas. ción política de vastos sectores de la población y parti- A fines de 1955, la prohibición de la participación cularmente de la clase obrera. Además, este proceso se política del peronismo alcanzó también a sus organiza- desarrolló en un contexto internacional que ayudó a mag- ciones gremiales. En noviembre de ese año, después de nificar y radicalizar esa frustración. En efecto, si la prohi- la convocatoria aun paro general, se intervino la CGT y bición del peronismo contribuyó a agudizar el malestar también a buena parte de los sindicatos más importan- popular, otros factores externos le dieron un sustento ideo- tes. De esta manera quedaron fuera de circulación una lógico: la Revolución Cubana en 1959, los diversos movi- gran cantidad de viejos dirigentes sindicales peronistas, mientos de líberación nacional, la protesta de la juventud acusados por los sectores más duros de inoperancia fren- norteamericana contra la guerra de Vietnam, la derrota te al avasalla miento de sus instituciones. Pero el gobier- de los Estados Unidos en dicha guerra, la irrupción ge- no no sólo apuntó a la dirigencia gremial, sino que tam- neralizada de sectores juveniles, la liberación femenina, bién avanzó sobre un punto muy sensible de la organiza- có amplios sectores de la sociedad que recurrieron fre- ción sindical representado por las comisiones internas cuentemente al terrorismo y al sabotaje, atentando con- de fábrica, verdadera fuente de poder de los trabajadores tra depósitos de grano, de combustibles, plantas de elec- y uno de los nudos de la represión a la clase obrera tricidad o el transporte público. En el mundo laboral, esta peronista. Mediante el decreto 2.739 se autorizaba a los nueva y peculiar forma de lucha se centraba en la resis- sectores patronales a eliminar «los obstáculos a la pro- tencia al régimen en los mismos lugares de trabajo y se ductividad», lo que implicaba suprimir el margen de con- basaba en la formación de comités clandestinos. Sus trol que tenían las comisiones internas sobre los proce- tácticas eran diversas, abarcaban desde el sabotaje (co- sos de producción. Esta acción era fundamental para locación de bombas, rotura de elementos vitales de la facilitar la implementación de métodos de racionalización industria o el transporte) o las huelgas salvajes hasta el y eficiencia que la industria venia reclamando desde ha- trabajo a desgano. En marzo de 1956, la protesta se cía tiempo; el mismo Perón había reconocido este pro- hizo más formal al crearse el Comando Sindical Peronista, blema al efectuarse el Congreso de la Productividad en cuyo objetivo era organizar a las bases para participar en 1954. Para complementar esta medida se reglamentó el las elecciones de delegados gremiales con el fin de for- derecho de huelga, se derogó la Ley de Asociaciones mar las nuevas comisiones internas de fábricas. Cuando Profesionales y, consecuentemente, se avanzó sobre las se realizaron los comicios, a fines de ese año, en la conquistas obreras y se congelaron los salarios. mayoría de los casos triunfaron jóvenes dirigentes No obstante, esta represión violenta y generalizada peronistas fogueados en la Resistencia, que reemplaza- sobre el movimiento obrero y los sectores populares no ron a los viejos sindicalistas de la época de Perón. Estos obtuvo los resultados esperados en cuanto a nuevos dirigentes orientarían las luchas llevadas adelan- desperonizarlos y, en realidad, no hizo más que reforzar te en 1957 y 1958. y radicalizar la identidad peronista de buena parte de los A la dificultosa reconstitución de los sindicatos, se trabajadores, cuyos objetivos combinaban reivindicacio- agregaron los esfuerzos para articularlos en algún tipo nes de tipo económico (recuperación salarial y de anti- de entidad federativa. A comienzos de 1957, impulsado guas condiciones de trabajo) , solidarias (libertad a los por los comunistas, un grupo de gremios peronistas y no compañeros detenidos y perseguidos, recuperación de peronistas se nucleó en la Comisión Coordinadora las prácticas gremiales, devolución de las instituciones Intersindical con el objeto de unificar diversas tendencias sindicales) y políticas ( el retorno de Perón y la legaliza- sindicales, aunque pronto los peronistas desplazaron a ción de su partido). los comunistas de la dirección. En julio de ese año reali- Cerrados los canales de expresión y participación zaron una huelga general apoyada por más de dos millo- normal y en reclamo de la restitución de sus institucio- nes de trabajadores, y luego de su activa participación nes, los trabajadores iniciaron un inédito proceso de pro- en varios conflictos, se disolvió en septiembre de 1957 testa espontánea que se conocería como la Resisten- ante la convocatoria aun congreso normalizador de la cia. Sin embargo, es importante destacar que este pro- CGT. ceso excedió el marco del mundo del trabajo y que abar- Allí, ante la falta de acuerdo entre los gremios peronistas y no peronistas, se constituyeron dos lo obligaba a modificar la política de precios y salarios, nucleamientos relativamente importantes. Por un lado, así como a racionalizar el gasto público y que, entre otras los sindicatos no peronistas -entre los que se destaca- condiciones, preveía la privatización del frigorífico Lisandro ban los empleados de comercio, los bancarios, el perso- de la Torre. En respuesta al plan de estabilización, que nal civil de la nación o los municipales- conformaron los afectaba centralmente salarios y puestos de trabajo, se 32 Gremios Democráticos, que más tarde se convertiría instrumentó una fuerte protesta que provocó innumera- en Movimiento de Obreros Unificados (MOU), mientras bles huelgas en las que participaron un millón y medio que los representantes de los sindicatos peronistas (me- de trabajadores. Entre ellas se destacaron dos conflic- talúrgicos, textiles, del vestido, petroleros) se tos; uno de ellos fue el que mantuvieron los trabajadores autodenominaron 62 Organizaciones. petroleros en contra de los contratos firmados por el Pre- La llegada al poder del doctor Arturo Frondizi en sidente con empresas extranjeras. Es interesante des- 1958 modificaría la relación entre el gobierno y el movi- tacar que esta huelga fue orientada por comunistas y miento obrero organizado, que se legalizó y recuperó parte radicales, mientras que los dirigentes peronistas no la del poder perdido, y llevó adelante una importante canti- apoyaron en función de los acuerdos de su partido con dad de huelgas de tipo reivindicativo, especialmente en Frondizi. Cuando esta alianza se rompió, los líderes demanda de aumentos salariales. El nuevo gobierno peronistas se incorporaron a la protesta. El otro conflicto reimplantó la vigencia de la Ley de Asociaciones Profe- destacado fue la huelga del frigorífico Lisandro de la To- sionales y el derecho de huelga. Además, anuló el de- rre, en donde los obreros ocuparon la planta, ubicada en creto 9.270, que garantizaba la representación de las mi- el barrio porteño de Mataderos, para evitar su norías en las direcciones sindicales, privilegiando la cen- privatización. Luego de varios días de resistencia fueron tralización de los sindicatos tal como funcionaban duran- desalojados violentamente por el ejército que, de esa te el régimen peronista. Esta política, que contó con el manera, se involucraba en la represión de la protesta social apoyo de Perón, favoreció a las dirigencias gremiales clá- con la autorización del poder político. El saldo fue duro sicas y neutralizó y debilitó la Resistencia y la postura para los obreros: decenas de heridos, centenares de de los sectores más duros y de la izquierda, quienes por detenidos y cinco mil obreros cesanteados. Al día si- diferentes motivos buscaban democratizar el funciona- guiente, casi espontáneamente y rebasando a sus diri- miento de los sindicatos. No obstante, a pesar del des- gentes, miles de trabajadores fueron a la huelga general plazamiento del sector resistente del peronismo, éstos en solidaridad con los obreros cesanteados. La repre- persistieron en alternativas intransigentes y terminaron sión desbarató rápidamente la protesta y, si bien algu- volcando su apoyo a acciones de carácter violento, como nos sectores del movimiento obrero pretendían continuar los primeros focos de la guerrilla rural en el norte del el conflicto, las 62 Organizaciones, argumentando la pers- país. La tregua entre el gobierno de Frondizi y el movi- pectiva de un nuevo golpe militar, levantaron el paro ge- miento obrero duró sólo ocho meses, y el conflicto social neral, y el conflicto finalizó con la derrota de los trabaja- volvió a agudizarse. En enero de 1959, el Presidente fir- dores. mó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que Pero el resultado más preocupante que arrojó la ola de protesta fue la aplicación, desde marzo de 1960, del corporativamente de manera directa con otros factores Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) por parte de poder como el gobierno, la cúpula eclesiástica, el del gobierno, ciertamente por la presión del ejército pero empresariado o los militares. Por un tiempo, este sector también por propia voluntad. Esta política implicó una ejerció un fuerte control sobre sus organizaciones; no dura represión (estado de sitio, encarcelamiento, perse- obstante, grupos radicalizados, por entonces minorita- cución de activistas) tanto contra la dirigencia peronista rios, provenientes muchos de la Resistencia y otros de como de izquierda. Sin duda, la represión, en el marco la izquierda, ejercieron una constante y pertinaz denun- de una coyuntura fuertemente recesiva, debilitó el poder cia contra el vandorismo por considerar que sus dirigen- negociador de los dirigentes sindicales y afectó notable- tes se habían corrompido moral y políticamente, habían mente la capacidad de movilización y de protesta del traicionado el espíritu combativo del peronismo y buro- movimiento obrero, que entró en un ciclo defensivo y de cratizado las instituciones del movimiento obrero, aleján- desmovilización. dose de sus bases. En estas circunstancias, el MOU desapareció, mien- Ahora bien, el poder del sindicalismo vandorista se tras las 62 Organizaciones manifestaban dos posturas basaba en dos cuestiones centrales. Por un lado, cuan- bien diferenciadas: una, mayoritaria, era pragmática y do el gobierno de Frondizi le concedió la personería aun negociadora; la otra, minoritaria, era partidaria de con- solo sindicato por rama, les otorgó el control sobre todas frontar con el gobierno de Frondizi. Al predominar la pri- las actividades; por otro, este sector poseía el manejo de mera se reforzó la centralización y la burocratizacíón de las finanzas de los servicios sociales ofertados por los la dirigencia sindical peronista; desapareció, en buena diversos sindicatos. El control de los fondos medida, la democracia interna y la dirigencia se alejó de multimiIlonarios reforzaba de manera notable el poder de sus bases, sobre las que estableció un férreo control. la dirigencia, puesto que la oferta de una amplia gama de Esta sería la característica central de gran parte del servicios sociales les permitía llevar adelante una políti- gremialismo peronista durante las últimas décadas del ca clientelística de vastos alcances y neutralizar a las siglo XX e imprimiría su sello a un segmento de la protes- generalmente débiles oposiciones internas. Débiles por- ta de este periodo. Fue en ese momento cuando el sindi- que su actividad era permanentemente hostilizada con la calismo se convirtió en un fuerte factor de poder hacia el fuerza por la burocracia y porque, gracias al sistema elec- interior del movimiento justicialista, eclipsando al ala po- toral vigente, las listas ganadoras se quedaban con to- lítica y desafiando incluso el liderazgo del propio Perón. dos los cargos impidiendo la representación de las Ya en 1962 ese sector había impuesto sus candidatos minorias. Un sistema perverso que frenaba cualquier atis- en las elecciones para renovar legisladores y gobernado- bo de oposición, pero que ataba a la burocracia a la ne- res. La figura que encarnó mejor esta línea gremial fue el gociación permanente con los gobiernos, pues si éstos dirígente metalúrgico Augusto T. Vandor, y aquello que modificaban la política de las personerías o decidían in- se ha denominado «vandorismo» representaba palmaria- tervenir los fondos le causaban un daño sustancial a la mente al poder sindical, que, como tal, dialogaba dirigencia sindical. Cuando se reconstruyó la CGT en 1963, las 62 Or- claro intento por limitar el poder sindical, en tanto preten- ganizaciones, hegemonizadas por el vandorismo, domi- día democratizar el sistema y recortar el control de los naron claramente la escena frente a la débil oposición de fondos. Desde ese momento, la dirigencia sindical unos escasos y pequeños gremios comunistas. El resto peronista profundizó su hostilidad al gobierno atacándolo de los sindicatos no peronistas, antes nucleados en los sistemáticamente, y cuando se produjo el golpe de Es- 32 Gremios, aunque manifestaba una postura indepen- tado del general Onganía, le manifestó su apoyo de ma- diente, de hecho dialogaba y acordaba frecuentemente nera poco disimulada. con las 62 Organizaciones. Ésta cedió a aquéllos la mi- Pero el nuevo régimen militar se sentía suficiente- tad de los puestos en el nuevo Comité Central de la CGT, mente fuerte para imponer sus proyectos y no estaba pero se guardaron para sí los puestos clave e impusieron dispuesto a negociar con el poder sindical, pues intenta- al secretario general. ba evitar este tipo de presiones. No sólo prohibió la acti- Reconstruida y fortalecida, la CGT asumió una acti- vidad política, también estableció un rígido control de pre- va oposición a la política económica del gobierno provi- cios y suspendió las negociaciones colectivas, lo que sional del doctor José Maria Guido. En mayo de 1963 afectó indudablemente la capacidad negociadora de los lanzó un plan de lucha consistente en la realización de sindicatos. La CGT, obligada por la situación, en marzo marchas, ocupaciones fabriles, cabildos abiertos, así de 1967 convocó aun paro general para repudiar la politica como también actos eminentemente políticos, como la económica del ministro Krieger Vasena. En respuesta, celebración del 17 de octubre como Día de la Lealtad o el el gobierno endureció aún más su postura, interviniendo recordatorio de la muerte de Eva Perón. La segunda fase y suspendiendo la personería de varios gremios impor- del plan de lucha se llevó adelante hacia mediados del tantes. Ante estas circunstancias, un grupo de sindica- año siguiente, en el marco de una coyuntura económica tos decidió sin tapujos colaborar abiertamente con el más favorable, durante el gobierno del doctor Arturo Illia. régimen.Este sector recibió el nombre de El apoyo de la clase obrera al plan fue indudable, pues «participacionismo» -más adelante, Nueva Corriente de se produjeron más de diez mil ocupaciones fabriles y se Opinión-, y sus exponentes más importantes eran Juan movilizaron alrededor de cuatro millones de trabajado- José Taccone (Luz y Fuerza) y Rogelio Coria (Unión Obre- res. Ante la presión, el gobierno realizó numerosas con- ra de la Construcción). El vandorismo, que había cifrado cesiones, como la sanción de la Ley de Salario Mínimo expectativas en la dictadura militar, manifestó su punto Vital y Móvil. No obstante los buenos resultados obteni- débil, pues quedó atrapado entre dos incómodas opcio- dos, el sindicalismo peronista alentado por Vandor resol- nes: por un lado, existía la posibilidad de endurecerse, vió redoblar la oposición al gobierno radical, que tenía pero a riesgo de que el gobierno le cortara el manejo de una debilidad de origen al haber sido superado en las los fondos; por otro, se enfrentaba al posible alejamiento elecciones presidenciales por el voto en blanco, hecho y la radicalización de las bases por su inacción frente a que cuestionaba sin duda su legitimidad y minaba su una política económica que afectaba notablemente a los poder; en marzo de 1966, frente al fuerte acoso gremial, trabajadores. Optó finalmente por una táctica intermedia el gobierno de Illia promulgó un decreto mediante el cual y ambigua. reformaba la Ley de Asociaciones Profesionales, en un Al realizarse el congreso normalizador de la CGT taria en los claustros. Dos meses después del golpe, en 1968, el vandorismo y las 62 Organizaciones se en- varias agrupaciones estudiantiles de la Universidad de contraron con un amplio segmento de gremios en franco Córdoba decretaron un paro con movilización en el que estado de descontento con la vieja dirección por su inca- se produjeron disturbios que incluyeron la toma del ba- pacidad para enfrentar la política de Onganía. Esa insa- rrio Clínicas por parte de los estudiantes, apoyados por tisfacción generalizada se manifestó en la derrota del los vecinos. El 7 de septiembre de 1966, Santiago candidato vandorista. En efecto, el dirigente de la Fede- Pampillón, estudiante de ingeniería y subdelegado de la ración Gráfica Bonaerense, Raimundo Ongaro, fue elegi- planta automotriz IKA, fue asesinado por la policía y la do secretario general de la CGT. El vandorismo, en mino- CGT Córdoba decretó un paro de repudio de una hora por ría pero controlando los síndicatos más ímportantes, se turno. De esta manera comenzaba a sellarse, al menos retiró del congreso y abandonó la CGT. En adelante co- en Córdoba, la unidad de las protestas obrera y estu- existirían dos confederaciones: la CGT de los Argentinos diantil en tanto ambos sectores se hallaban notoriamen- (CGTA), dirigida por Ongaro, y la CGT Azopardo, enca- te perjudicados por el gobierno militar. bezada por los vandoristas. También se había radicalizado e incorporado a la La CGTA estaba conformada por una gama de gre- protesta popular un sector de la iglesia católica latinoa- mios disímiles políticamente, muchos de los cuales, al mericana influido por el obispo brasileño Helder Cámara poco tiempo, la abandonaron para sumarse a la CGT de que, en 1967, confluyó en el Movimiento de Sacerdotes la calle Azopardo o para mantenerse al margen de la para el Tercer Mundo (MSTM). Un año más tarde, cerca disputa. Ongaro le impuso a la CGTA una impronta de de trescientos sacerdotes se reunieron en Córdoba y protesta orientada en dos direcciones. En primer lugar, conformaron formalmente el movimiento en la Argentina. ejerció una dura crítica y oposición al verticalismo y la Al comienzo, principalmente en Córdoba y Tucumán, y burocratización implementados por el vandorismo o el luego en casi todo el país llevaron adelante una intensa participacionismo; por otra parte, desarrolló una oposi- actividad en barrios obreros y marginales, que incluía su ción mucho más frontal a la dictadura, radicalizando la participación en marchas de hambre y huelgas, solidari- protesta obrera. Además, promovió nuevas formas de zándose de esa manera con la protesta de los trabajado- movilización y de protesta que, en su aspecto más nove- res en conflicto. doso, incluían la alianza de los trabajadores con secto- No debe olvidarse que, acompañando ( o como con- res no tradicionales, como el movimiento estudiantil o secuencia de) este proceso, se acentuó la radicalización los curas radicalizados tercermundistas. política y se produjeron profundas transformaciones tan- Los estudiantes universitarios ya venian manifes- to en el peronismo como en la izquierda. La fuerte y cons- tando un profundo malestar desde que el régimen de tante represión de los gobiernos militares a las manifes- Ongania habia intervenido la universidad en 1966, duran- taciones opositoras y la proscripción política consolida- te la Noche de los Bastones Largos, coartando la libre ron la idea de que la violencia, ya fuera de masas o expresión de las ideas e imponiendo una política autori- foquista, era el único método valedero. Por un lado, se conformaron aquellos grupos políticos que adherían al yo activo de un importante grupo de artistas plásticos de uso de la violencia de masas, como por ejemplo el Parti- vanguardia a través de la muestra Tucumán arde. En el do Comunista Revolucionario (PCR), partidario de la in- mes de marzo de 1969, los trabajadores azucareros rea- serción popular, surgido de una escisión del Partido Co- lizaron una larga marcha desde el ingenio Bella Vista munista (PC), o el partido maoísta Vanguardia Comunis- hasta la ciudad de San Miguel de Tucumán. ‘ ta (VC), desprendimiento del Socialismo de Vanguardia Por su parte, en el norte de Santa Fe (Villa e impulsor de la Guerra Popular Prolongada. Por otro Guillermina, Villa Ocampo ), sin alcanzar la envergadura lado, los grupos guerrilleros Fuerzas Armadas de Libera- de la protesta tucumana pero contribuyendo a profundi- ción (FAL), proveniente de la izquierda, Fuerzas Arma- zarla, también se realizaron varias marchas de hambre das Peronistas (FAP), cuyo origen eran algunos núcleos para exigir la preservación de las fuentes de trabajo, en supervivientes de la Resistencia y el Ejército Revolucio- especial en los talleres ferroviarios, que habían comen- nario del Pueblo (ERP) creado en 1969 como consecuen- zado a cerrarse a partir de la racionalización ferroviaria cia de la formación, un año antes, del Partido Revolucio- encara da por el gobierno de Frondizi. nario de los Trabajadores «El Combatiente», bajo la di- Pero donde la protesta alcanzó su mayor dimen- rección de Mario Roberto Santucho. Poco después se sión fue en la ciudad de Córdoba. La agudización del agregarían las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) clima de descontento en la década de 1960 se debía, al y Montoneros, que serian las organizaciones guerrilleras margen del repudio al autoritarismo del gobierno militar, más importantes a la luz de la notable peronización de a una conjunción de factores locales. En principio, a la los sectores juveniles de izquierda. En 1969, el malestar larga lista de reclamos del movimiento obrero se agregó obrero profundizó la protesta de tal manera que se con- el incumplimiento por parte del gobierno nacional de la vertiría en rebelión popular. Ya el año anterior, la provincia puesta en marcha de las convenciones colectivas de tra- de Tucumán se había transformado en uno de los cen- bajo; la supresión del «sábado inglés», por el cual los tros de la protesta nacional a partir de las importantes obreros trabajaban cuatro horas los sábados y cobraban movilizaciones de los trabajadores azucareros. La inquie- ocho, y la confirmación de la vigencia de las «quitas tud de los trabajadores era una consecuencia directa de zonales», que permitía a los trabajadores de Buenos Ai- la racionalización encarada por el gobierno de Onganía, res cobrar más que sus pares cordobeses. Sin duda, la que desembocó en el cierre de once ingenios y el despi- sumatoria de todos estos elementos generalizaron el cli- do y la desocupación de miles de obreros. Ante el decli- ma de malestar en el mundo del trabajo cordobés. ve de la Federación Obrera de Trabajadores de la Indus- El otro factor que incidió en la explosión de la pro- tria Azucarera (FOTIA), dividida entre vandoristas y orto- testa se vinculó a la peculiaridad del sindicalismo en esa doxos, y la propia fragmentación de la acción obrera, provincia. Por un lado, porque los trabajadores de algu- dirigentes de base apoyados por los sacerdotes del MSTM nas importantes plantas de las industrias automotriz (Fiat) se pusieron a la cabeza de la protesta obrera que adqui- y petroquímica estaban organizados como sindicatos de rió amplia difusión y visibilidad. Contribuyó a ello el apo- fábrica, y esa independencia de las direcciones sindica- les nacionales, contra lo que esperaban el gobierno y las tendió a Córdoba, donde, el 26 de mayo, abandonaron empresas, radicalizaron notablemente a los trabajado- las aulas y ocuparon el barrio Clínicas, donde levantaron res. Por otro lado, las regionales locales mantenían cier- barricadas y enfrentaron a la policía, que realizó un gran ta independencia política con respecto a las centrales número de detenciones, incluyendo la de Raimundo nacionales, situación que les permitía tomar decisiones Ongaro. Frente a la presión de la protesta, la CGT cordo- y maniobrar sin preocuparse por la postura de las cúpu- besa decretó un paro de cuarenta y ocho horas a partir las. Los casos más importantes en este sentido, aunque del 29 de mayo, mientras que las dos centrales naciona- con diverso grado de autonomía y líneas políticas dife- les (la de Azopardo, y la de los Argentinos) llamaron aun rentes, los constituían el Sindicato de Mecánicos y Afi- paro nacional de veinticuatro horas para el 30 de mayo. nes del Transporte Automotor (SMATA), dirigido por El El 29 por la mañana, los trabajadores de las gran- pidio Torres, que agrupaba a los trabajadores de algunas des plantas fabriles (Fiat, IKA-Renault, ILASA, Perkins, importantes plantas automotrices (lKA, Grandes Moto- Thompson Ramco, Transax y otras) y del sector público res Perkins ), y el gremio de Luz y Fuerza, orientado por abandonaron el trabajo y marcharon en manifestación Agustín Tosco. Éstos y otros sindicatos más pequeños desde el barrio obrero de Santa Isabel. La columna obre- equilibraban en la CGT local las posturas que respondían ra creció de manera incesante con la incorporación de a la conducción nacional (vandorismo, 62 Organizacio- vecinos y estudiantes. Cuando la policía reprimió violen- nes). Ante el clima de malestar generalizado, la CGT tamente y mató a un delegado de lKA, la protesta se local lanzó la Declaración Córdoba llamando a confor- convirtió en la gran revuelta popular espontánea denomi- mar un amplio frente civil en oposición al régimen. Y en nada Cordobazo. La rebelión, en la que participaron vas- realidad, las condiciones para conformar ese frente esta- tos sectores de la sociedad cordobesa, rebasó tanto a la ban dadas. El movimiento estudiantil se hallaba amplia- autoridad policial como a la dirigencia sindical en su con- mente movilizado, no sólo en Córdoba sino en otras pro- junto y, en algún momento del día, pareció controlar la vincias. En Corrientes, mientras los universitarios recla- ciudad. Por la noche, la mayoría de los trabajadores re- maban por el cierre del comedor estudiantil, fue asesina- tornaron a sus domicilios mientras los estudiantes man- do por la policía el estudiante Juan José Cabral. Inmedia- tenían la resistencia ocupando varios barrios y algunos tamente se organizó una manifestación de repudio en la sectores de la izquierda creían vislumbrar una insurrec- ciudad de Rosario, en la que cayeron asesinados por la ción popular. Al día siguiente, a pesar de que se mante- represión otros dos estudiantes. La CGT rosarina res- nían algunos focos aislados, la protesta había finalizado pondió con un paro general el 23 de mayo y la jornada y los resultados eran elocuentes por su importancia: más derivó en una amplia manifestación de repudio que ha de diez muertos según la versión oficial, cerca de cien sido conocida como el «Primer Rosariazo». La moviliza- heridos, varios centenares de detenidos, entre los que ción estudiantil en oposición a la represión y en solidari- se contaban importantes dirigentes como Agustín Tos- dad con los estudiantes correntinos y rosarinos se ex- co, y cuantiosos daños a la propiedad de las empresas, sobre todo extranjeras. Pero más importante que esos No obstante, hay que resaltar que uno de los lími- datos fue el impacto político causado por el Cordobazo, tes de este movimiento en el plano del mundo del trabajo que se convirtió en un verdadero punto de inflexión en la fue su escasa ascendencia sobre el movimiento obrero escena política argentina. En principio, motorizó un ciclo de Buenos Aires, en donde el sindicalismo clásico man- de protestas en las que, como venia sucediendo, el mo- tuvo su influencia, o al menos la capacidad de enfriar los vimiento obrero, aunque continuaba siendo el protago- con flictos, a pesar de la política combativa de una CGTA nista principal, no estuvo solo sino que fue acompañado cuyos límites estaban demarcados por la escasa enver- por estudiantes, sacerdotes, intelectuales y artistas. En gadura de los gremios adheridos. esta protesta, además de la clásica oposición a la dicta- El peso del Cordobazo en la clase trabajadora y en dura ya los sectores patronales, se destacaron como el ciclo de protestas posterior se centró en Córdoba y en rasgos novedosos tanto el rechazo a la burocracia sindi- ciertos bolsones del interior como Tucumán, Rosario, cal como el importante pero disímil grado de radicalización Neuquén o las provincias del litoral. En Córdoba, des- ideológica. Por otro lado, la protesta cordobesa produjo pués del estallido de mayo de 1969, se gestó un sindica- una hecatombe política, en tanto radicalizó a amplios lismo combativo que estaba constituido por una impor- sectores de la juventud que aparecían dispuestos a bo- tante y variada gama de sindicatos que iban desde aque- rrar el pasado y construir una sociedad nueva y que en- llos liderados por peronistas combativos (Unión Tranviarios grosaron las filas de la organizaciones de izquierda Automotores) hasta gremios como Luz y Fuerza, orien- insurreccionales o guerrilleras. El impacto político se re- tados por independientes de izquierda como Agustín Tos- lacionaba también con la capacidad de un movimiento co. Pero, a la vez, a la izquierda de aquellos se articuló popular de estas características para contribuir a provo- una corriente sindical clasista con características pecu- car la crisis y el derrumbe de un gobierno; no sólo cayó liares y diferenciadoras de las tradicionales formas de el gobernador cordobés Caballero sino, un año más tar- hacer gremialismo. Este movimiento estaba liderado por de, el general Onganía y también su sucesor, el general los sindicatos de la empresa Fiat: Sindicato de Trabaja- Levingston, incapaces todos de resolver las causas de la dores Concord (SITRAC) y Sindicato de Trabajadores convulsión social desde un régimen autoritario. La fuerza Materfer (SITRAM), cuyas direcciones se habían renova- de este movimiento residió en que canalizó la acumula- do a comienzos de 1970. La nueva conducción, elegida ción de diversos factores de agravio e injusticia de am- directamente por las bases, cambió radicalmente las tác- plios sectores de la sociedad durante quince años, entre ticas de acción gremial y materializó una ofensiva cons- los que la proscripción política del peronismo no fue un tante contra la empresa para obtener mejores condicio- tema menor. La brecha entre la sociedad civil y el siste- nes de trabajo y mayores salarios. ma de poder se amplió de tal manera que hicieron eclo- En principio, el clasismo se manifestaba profunda- sión en un momento de debilidad del régimen autoritario mente antiburocrático y basaba su política sindical en la y de radicalización de un importante segmento de la po- democracia interna y en la participación masiva y directa blación. de los trabajadores. Indudablemente, la no pertenencia a federaciones de carácter provincial o nacional facilitaba ció el reclamo, por lo que la CGT cordobesa decretó un esa prédica, aunque en un mediano plazo también lo haría paro general el día 12 de marzo. Ante esa decisión, el más vulnerable a la ofensiva empresarial ya la acción gobernador Uriburu declaró, refiriéndose a la vanguardia represiva. En segundo lugar, esta corriente adhería ideo- obrera, que cortaría la cabeza de la «víbora venenosa». lógicamente al clasismo obrero, una definición que pos- Frente al paro se establecieron fuertes diferencias tácti- tulaba la unidad de la clase obrera y la defensa de sus cas entre los sindicatos combativos (incluido Luz y Fuer- intereses, radicalmente opuestos al de los empresarios, za) y el SITRAC-SITRAM. Mientras los primeros decidie- así como la lucha contra el capitalismo y la imposición ron la toma de plantas y luego efectuar una concentra- de una sociedad socialista. En este sentido, el sindicato ción, los segundos tomaron las calles de la ciudad; en pretendía ser un verdadero concientizador de los obre- los incidentes producidos por la represión policial murió ros. Por último, reformularon la acción gremial. Además un trabajador. El 14 de marzo, durante su entierro, se de las huelgas y las ocupaciones fabriles, recurrieron a produjo una gran protesta, que, a diferencia del Cordobazo, repertorios de confrontación menos formales, como la estuvo integrada centralmente por trabajadores, y que acción directa (toma de rehenes, sabotajes) o la alianza derivó en graves enfrentamientos con la policía y la des- con organizaciones vecinales, parroquiales y políticas; trucción de numerosos bienes de empresas privadas y así como a diversas formas de difusión de sus reclamos estatales. La falta de acuerdo entre el SITRAC-SITRAM que acercaban métodos formales, como la apelación a y el resto del movimiento obrero cordobés facilitó la rápi- los medios de comunicación, o informales, como la asis- da y efectiva represión, que dio por finalizado el Viborazo, tencia a asambleas universitarias o las huelgas de ham- como se denominó irónicamente a la protesta. No obs- bre, cuyo contenido simbólico era indudable. Precisa- tante sus limites, el conflicto acabó con el gobernador mente, al realizarse en un barrio obrero de Córdoba una Uriburu, y pocos días después, renunció el presidente huelga de hambre para exigir la reincorporación de obre- Levingston. Entre los bolsones de protesta en el interior ros despedidos en la navidad de 1970, recibieron la ad- no cordobés habria que recalcar, en primer lugar, la hesión de los grupos armados FAL, ERP y Montoneros, reactivación, casi simultánea al Cordobazo, de la protes- en una muestra elocuente del grado de radicalización ta en Tucumán. Fueron sus promotores los trabajadores que había asumido un vértice de la protesta social en la despedidos de los ingenios azucareros y el movimiento Argentina. Este hecho también evidenció el interés de estudiantil. En mayo de 1969, los despedidos del inge- los grupos armados por extender su influencia al mundo nio Bella Vista realizaron una marcha que, si bien recla- del trabajo. En enero de 1971, el conflicto se intensificó: maba la reapertura de los ingenios, era a la vez una clara primero fueron ocupadas las plantas de Fiat con toma de manifestación contra la dictadura. La movilización termi- rehenes debido al despido de varios delegados; luego se nó ocupando el centro de San Miguel de Tucumán, con le reclamó a la empresa el equiparamiento de los conve- el activo apoyo de los curas tercermundistas y, funda- nios salariales con los del SMATA. A pesar del laudo mentalmente, de los estudiantes, quienes, ante la clara favorable del Ministerio de Trabajo, la empresa descono- situación de decadencia y fragmentación de la FOTIA, tomaron la dirección del movimiento. Por su parte, en Rosario, los despidos de varios en el clima de radicalización de la protesta social en este trabajadores en algunos talleres ferroviarios motivaron la periodo y contó con el apoyo de sectores del catolicismo reacción de los obreros, que, ante la inflexibilidad de un tercermundista y de la juventud peronista. Las Ligas cre- gobierno decidido a aplicar la justicia militar, extendieron cieron por diversos motivos: en primer lugar, porque die- el conflicto a diversas regionales de la provincia y del ron cabida a una protesta que la Federación Agraria no pais. La CGT local declaró un paro activo de treinta y estaba conteniendo debido a sus alianzas con el gobier- ocho horas en solidaridad con los obreros ferroviarios a no y los grupos monopólicos; por otro lado, porque inclu- partir del 16 de septiembre de 1969. Ese dia, miles de yeron en su seno distintos sectores con una amplia di- trabajadores marcharon por el centro Y los barrios obre- versidad de problemas, como los productores de algo- ros de la ciudad Y fueron duramente reprimidos por la dón de Chaco y Formosa, afectados por la caída de los policía y la gendarmería nacional. La movilización, cono- precios y la reducción de subsidios, los productores de cida como el Segundo Rosariazo, alcanzó un alto grado té y yerba mate de Misiones y los de tabaco de Corrien- de violencia, Y fueron destruidas por los manifestantes tes, los primeros perjudicados por la desregulación del decenas de propiedades vinculadas a empresas e insti- mercado y los segundos por la concentración industrial tuciones represivas. y el desplazamiento de los productores. Otro conflicto importante fue protagonizado por los Ahora bien, una circunstancia de carácter político trabajadores de la construcción de la monumental obra modificó en parte el sendero y el carácter de la protesta El Chocón-Cerros Colorados, en la provincia de Neuquén. social, aunque no dejó de acentuarse la radicalización y Entre marzo de 1969 Y mediados de 1970, centenares la violencia política. En marzo de 1971 asumió la presi- de trabajadores se organizaron desde la base y al mar- dencia el general Alejandro A. Lanusse, quien ante el gen de la UOCRA y realizaron numerosas huelgas por el fracaso de los postulados del golpe militar de 1966 deci- reconocimiento de sus delegados, aumentos de salarios, dió buscar una salida política con el objeto de destrabar mejoras en las condiciones de vivienda y de trabajo - la conflictiva situación del país. Convocó a un Gran Acuer- especialmente de seguridad, ya que varios obreros ha- do Nacional ( GAN), reactivó la actividad partidaria y fijó bían fallecido debido a la alta peligrosidad de los traba- un cronograma electoral. Buena parte del sindicalismo jos-. El apoyo del obispo de Neuquén, Jaime de Nevares, se vio obligado a reformular sus estrategias en términos cercano a los sacerdotes del MSTM, ayudó a otorgarle poíticos. Los sectores del gremialismo peronista comba- visibilidad a la protesta. tivo se lanzaron a la lucha interna para ganar espacio en Por último, conviene mencionar la formación y las el seno del peronismo frente a la burocracia sindical. Tosco luchas, en 1971 y 1972, de las Ligas Agrarias en las proponía un frente de fuerzas progresistas y el sector provincias de Corrientes, Entre Ríos, Formosa y Chaco. más radícalízado del movimiento obrero, el SITRAC- Si bien éste no fue un conflicto obrero sino de pequeños SITRAM, se hallaba entrampado en un purismo obrero y medianos productores rurales, se enmarcó claramente que lo aislaría del resto de los trabajadores. A fines de 1971 se produjo la intervención militar de la fábrica Fiat y ta popular. Desde su primer acto en noviembre de 1972 se retiró la personería gremial del SITRAC-SITRAM, que hasta la ruptura con Perón dieciocho meses después, la fue adjudicada a la Unión Obrera Metalúrgica. De esta JP canalizó en buena medida los reclamos populares manera, el gremialismo clasista recibió un duro golpe. alrededor del retorno de Perón al poder y el triunfo del Una de las consecuencias de esta derrota derivó en la justicialismo en las elecciones, que relegó a la izquierda trágica acción foquista del ERP, el cual, reemplazando la no peronista a un lugar mucho más modesto. La JP cen- acción de las bases, secuestró en 1972 al director gene- traba su acción en dos enemigos: el poder militar y la ral de Fíat Concord con el. objeto de reincorporar a los burocracia sindical, y para ello se valía de la movilización trabajadores despedidos durante la disolución del SITRAC popular y del apoyo a la acción armada de Montoneros. En este contexto crecerían las opciones más vio- De acuerdo con el carácter movimientista y populista del lentas, puesto que las organizaciones más radicalizadas peronismo, la JP extendió con éxito su radio de acción no creían ni estaban de acuerdo con la salí da electoral. en varios frentes como los barrios, las villas de emergen- La profundización de la alternativa violenta fue alimenta- cia, los estudiantes o las fábricas, aunque en estas últi- da no sólo por el convencimiento de sus protagonistas mas su influencia era menor debido a que la burocracia sino también por otros hechos. En principio, por una es- sindical no dejaba de tener una fuerte presencia. Estas calada represiva que no se moderó ni siquiera ante la formas de acción derivaron en la creación de un frente salida política y qué llenaba de presos políticos las cár- popular que se convirtió en un verdadero movimiento de celes. En este sentido, la muestra más dramática fue el masas, denominado la Tendencia Revolucionaria. Esta- fusilamiento de dieciséis guerrilleros detenidos en Trelew ba conformado por la JP, la Juventud Trabajadora Peronista que habían intentado fugarse del penal de Rawson. Por (JTP), la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), la otra parte, no debe olvidarse que Perón alentó el desarro- Juventud Universitaria Peronista (JUP), la Agrupación Evita llo de las formaciones especiales y la táctica guerrillera de la rama femenina y el Movimiento de Inquilinos como parte de una estrategia que denominaba «guerra Peronistas. integral» y que apuntaba, por un lado, a debilitar a los En un contexto en el cual la sociedad manifestaba militares y recuperar el poder político y, por otro, a con- fuertes expectativas de cambio, la JP desempeñó un rol solidar su liderazgo en el interior del peronismo. En efec- central en el resonante triunfo peronista de las eleccio- to, para equilibrar el poder adquirido por la dirigencia sin- nes del 11 de marzo de 1973, así como en la moviliza- dical vandorista, Perón abrió los espacios internos a la ción de festejo y en la realizada el día de la asunción del Juventud Peronista (JP), vinculada a Montoneros, al con- presidente Cámpora. El 25 de mayo, cientos de miles de vertirla en la cuarta rama del Movimiento Justicialista. personas coreaban consignas a favor de la revolución y La derivación de esta política, que era una manifes- las organizaciones guerrilleras, que no habían abando- tación más del importante protagonismo juvenil en este nado la lucha armada, y denostaban a los militares ya la periodo, fue el crecimiento explosivo y, si se quiere, fu- burocracia sindical. Ciertamente, la movilización popular gaz de la JP, convertida entonces en centro de la protes- excederia el nuevo proceso de institucionalización, que no podía satisfacer las exigencias de cambios radicales. Durante el corto gobierno de Cámpora (cuarenta y siete que presionaba en busca de una recomposición salarial días) se produjo un estallido cuasi insurreccional, en tan- mayor a la otorgada y que se manifestaba en innumera- to rebasó en parte a los dirigentes, que derivó en una bles huelgas y tomas de fábrica. Esa presión condujo a irrefrenable oleada de tomas y ocupaciones de institu- la Gran Paritaria de marzo de 1974, por la cual se acordó ciones de lo más diversas: fábricas, universidades, cole- un aumento salarial del 13%. Sin embargo, ese incre- gios, hospitales, comunas, medios de comunicación, mento se neutralizó rápidamente en tanto los empresa- entes estatales. El gobierno, tironeado por diversos sec- rios y comerciantes lo trasladaron a los precios. A partir tores, fue incapaz de resolver este problema y cayó el 12 de ese momento, y afectado también por la crisis inter- de julio presionado por el propio Perón. El líder había nacional del petróleo y por la propia crisis de retornado al país el 20 de junio e ignoró una imponente gobernabilidad que sucedió a la muerte de Perón, el pac- manifestación de bienvenida, y de fuerza, preparada por to social se derrumbó, y con él, el modelo peronista. La la JP a la que asistieron cerca de dos millones de perso- economía y la política ingresaron en un sendero de abso- nas. y desde es momento, se dedicó a resolver la luta inestabilidad. implementación del pacto social. Para ello tenia que des- Apoyada en la siniestra figura de López Rega, la articular a los sectores más contestatarios del Movimiento, presidenta Isabel Perón derechizó absolutamente las y comenzó la embestida contra la JP y los Montoneros, acciones de gobierno e impuso la censura a la actividad cuyo momento de inflexión se produjo en el acto del 1° artística, periodística e intelectual; la persecución y la de mayo de 1974 en la Plaza de Mayo. En esa oportuni- represión paraestatal a través del incremento de la activi- dad los atacó duramente y se produjo una ruptura de dad de la Triple A, que asesinó a varios centenares de hecho. Esa embestida no reconoció limites en sus mé- personas; y también la represión directa a los diversos todos, e incluyó las acciones parapoliciales de la Triple A conflictos, como las huelgas del polo siderúrgico de la que poco. después creó López Rega, uno de los allega- seccional Villa Constitución de la Unión Obrera Metalúr- dos más cercanos al caudillo. Para neutralizar a la Ju- gica, que contó con la complicidad de la dirección nacio- ventud y al gremialismo combativo y clasista, Perón nal del gremio. reformuló su relación con el sindicalismo tradicional que Por otro lado, Isabel Perón, al privilegiar su alianza desde el asesinato de Vandor había decidido acatar sus con López Rega e implementar el plan económico tácticas. A partir de su regreso, Perón se apoyó activa- neoliberal de Celestino Rodrigo, que desembocó en un mente en la CGT y las 62 Organizaciones, orientadas proceso hiperinflacionario, se enfrentó con el sindicalis- por los dirigentes metalúrgicos José I. Rucci y Lorenzo mo. Miguel. En enero de 1974 creó el instrumento legal ade- Precisamente, los sindicalistas aprovecharon la im- cuado a través de la sanción de una ley que otorgaba el popularidad de aquéllos y, luego de convocar al movi- monopolio a los grandes sindicatos frente a las estructu- miento obrero a una marcha y un paro general en junio ras locales o descentralizadas. de 1975, los obligaron a renunciar y recuperaron, por poco Sin embargo, ni la reconstitución del poder sindical tiempo, su gravitación política. Entre la caótica situación ni el pacto social lograron aplacar la conflictividad obrera, económica, la crisis de gobernabilidad y la profundización de la represión, la protesta social quedó acorralada y casi sin posibilidad de expresarse. A ello contribuyeron también ciertas tácticas adoptadas por la izquierda gue- rrillera, tanto peronista como no peronista. Si bien es cierto que la represión implementada por el gobierno y la 4. Dictadura y democracia: propia derecha del peronismo dificultaban notablemente los cambios en la protesta las acciones de las organizaciones políticas, gremiales popular, 1976-2001 y estudiantiles que actuaban en la superficie, la absoluta militarización del ERP y de los Montoneros que privile- En 1976 se produjo en la Argentina un nuevo golpe giaban la lógica de la guerra, contribuyó a hacer más militar que generó cambios profundos en la economía, la difícil esa actividad. ¿Cuál podia ser el destino, sino la sociedad y la cultura, que modificó las formas de la pro- tortura y la muerte, de los militantes del Movimiento Sin- testa social e instauró un gobierno dictatorial sin antece- dical de Bases, que respondía al ERP, o de los miem- dentes en cuanto a la magnitud de la violación de los bros de la Juventud Trabajadora Peronista, vinculados a derechos humanos. La protesta obrera estuvo marcada Montoneros, que actuaban a cara descubierta? El predo- por una política represiva que diezmó las organizaciones minio de la lógica militar terminaba por anular la acción de base y eliminó a los trabajadores más combativos. La de masas y por herir gravemente a las formas de protes- extensión del autoritarismo a todos los niveles de la so- ta que se habían desarrollado durante casi un siglo. Por ciedad civil ayudó a que algunos sectores de la pobla- supuesto, ninguna de estas razones puede avalar el gol- ción buscaran nuevos canales de participación democrá- pe militar encabezado por el general Videla ni, menos tica y expresión política, por lo que la protesta social aún, la monstruosa política de exterminio y violación de excedió el mundo del trabajo e involucró a familiares de los más elementales derechos humanos llevada adelan- los detenidos y desaparecidos, vecinos, amas de casa, te por las tres ramas de las Fuerzas Armadas encarama- jóvenes y artistas. Con el advenimiento de los nuevos das en el gobierno con la complicidad de ciertos secto- gobiernos democráticos a partir de 1983, resurgieron los res de la sociedad civil. repertorios de confrontación tradicionales. Pero en los noventa, luego de más de una década de transformacio- nes bajo el signo del neoliberalismo y de las enormes dificultades de los partidos políticos para responder a las demandas de la sociedad, se incorporaron a la protesta social una amplia gama de actores y recursos que se expresaron con nuevos repertorios de confrontación. Dictadura y democracia constituyen dos polos antitéticos que encuentran un punto de confluencia en el contexto neoconservador que las atravesó. Tanto desde lo largo del siglo XX e impulsar un mercado de capitales Inglaterra, con el liderazgo de Margareth Thatcher, como a corto plazo y la movilidad sin trabas de las divisas. Las desde los Estados Unidos, con Ronald Reagan, se di- primeras medidas del equipo económico encabezado por fundieron ideas y prácticas sociales que generaron un José Alfredo Martínez de Hoz suprimieron las negocia- vasto consenso en torno del dominio de los mercados. ciones colectivas y prohibieron las huelgas. Poco tiempo Este proceso permitió la especulación financiera, que después se realizó una reforma financiera mediante la facilitó ganancias rápidas a los capitales «impacientes» cual se liberalizaron las tasas de interés al mismo tiem- y destruyó las bases del Estado de Bienestar. Entre los po que el Estado garantizaba títulos y depósitos a pla- años setenta y noventa, los sindicatos perdieron parte zos fijos. El predominio de la especulación financiera se de su poder político, mientras que las grandes empresas extendió a toda la población, que vivió al ritmo de la eliminaron puestos de trabajo y usaron todo su poder «tablita», tal el nombre con el que se designaba la pauta para obtener mayores ganancias, y los gobiernos, en cambiaria, o de la «bicicleta», con el objetivo de acumu- particular los de los llamados países «emergentes», fue- lar «plata dulce», de acuerdo al lenguaje de la época. ron cada vez más dependientes de las decisiones de los También se generó una marcada concentración econó- organismos fínancieros internacionales y más benévolos mica de empresarios o grupos familiares nacionales - con los dueños de los capitales. Además, la caída de la como Bulgheroni, Macri, Fortabat y Pérez Companc, o Unión Soviética afianzó el proceso de globalización puesto de multinacionales como Bunge y Born y Techint-. El en movimiento por el imperialismo moderno y se barrie- crecimiento de estas empresas se produjo a partir de las ron las posibilidades de poner límites a la arrogancia de concesiones de obras y prestaciones de servicios al Esta las políticas neoliberales de los Estados Unidos. do, y los empresarios hicieron fortunas impresionantes En la Argentina se realizaron numerosos experimen- con inversión y riesgo mínimos de su parte. Paralela- tos acordes con ese clima de ideas global, aunque la mente, se eliminó en forma progresiva la protección a la opresión diferenció claramente a los gobiernos militares producción local. La reducción de los aranceles y la aper- de los civiles que les sucedieron. La dictadura militar ins- tura de la importación a bienes de todo tipo afectaron las talada el 24 de marzo de 1976 cometió un verdadero ge- industrias protegidas por el Estado, que ahora no podían nocidio e instaló la palabra desaparecidos como símbolo competir con los precios de la producción industrial ex- de la represión brutal que llevaron a cabo las Fuerzas tranjera. Armadas. Desaparecieron miles de activistas y dirigen- Una consecuencia de la política económica fue la tes sindicales, estudiantiles, políticos, intelectuales, pe- disminución notable del nivel de actividad de los secto- riodistas, religiosos y artistas, así como familiares de las res automotor, metalúrgico, siderúrgico y textil, y el achi- víctimas. camiento de los niveles de producción de otros, con la La represión fue fundamental para implementar la sensible reducción del personal ocupado y el cierre de política económica y social del gobierno. Buscó destruir numerosas fábricas. A pesar de las dificultades plantea- la tradición de intervención estatal que se había forjado a das en la producción, el desempleo no aumentó dema- siado, probablemente por el crecimiento del cuentapropismo; sin embargo, las cifras globales escon- de la clase obrera tuvo como contraparte el crecimiento den la caída de la ocupación industrial y las diferentes de los sectores medios, integrados por un porcentaje situaciones regionales. La disminución del empleo indus- importante de trabajadores autónomos y comerciantes trial fue leve e ininterrumpida entre 1976 y 1980: descen- minoristas. Durante el gobierno dictatorial se produjo un dió del 35 al 30% de la población económicamente acti- notable descenso del salario real, que en 1978 apenas va. Pero al final del gobierno militar, el porcentaje de des- cubría el 57% de la canasta familiar. Además, la suspen- ocupados rondaba el 8%, el cual afectaba tanto a las sión de los derechos laborales y de las negociaciones ciudades del litoral como a las del interior del país, y salariales, así como de los aumentos automáticos, le aumentó la cantidad de personas que entraría al escena- otorgaba al Estado un poder ilimitado para decidir rio de la protesta demandando alimentación básica y tra- unilateralmente los aumentos de salarios de acuerdo con bajo. el nivel de productividad. Además, debe agregarse que, Achicar el rol del Estado en la economía fue una como los reajustes se fijaban porcentualmente, los sala- consigna clave. Afectó diversos servicios y preparó el rios menores eran los más castigados, Y, dentro de esta camino para el proceso de privatización posterior, al ge- franja, fueron más afectados los estatales que los priva- neralizarse la idea, que en parte era cierta, sobre la inefi- dos. cacia de la presencia estatal en áreas de servicios como El menor poder adquisitivo del salario se vio agrava- teléfonos, gas, aguas corrientes, correos, líneas aéreas, do por el deterioro del sistema previsional debido a la ferrocarriles. En el caso de los ferrocarriles, la supresión paulatina extensión del trabajo en negro o por la elimina- de los servicios de trenes no sólo modificó el carácter de ción de la contribución empresaria al financiamiento del la red ferroviaria y el poder de las organizaciones gre- sistema. El gobierno militar sacó a las obras sociales miales ferroviarias, también comenzó un lento proceso del control de los sindicatos, disminuyó el gasto social y de aislamiento de las localidades más alejadas, donde comenzó a transferir el área de salud al sector privado. los criterios de rentabilidad y eficiencia utilizados por las De modo que era cada vez más difícil recibir atención autoridades eran inadecuados para el mantenimiento de médica en los hospitales o contar con una jubilación o las comunicaciones. Se cerraron más de 800 estacio- pensión que permitiera vivir sin zozobras. nes ferroviarias, se clausuraron alrededor de 4.500 kiló- Todas las medidas afectaban directamente a los metros de vías férreas y los servicios disminuyeron casi trabajadores ya sus familias, y las reacciones se produ- el 40 por ciento. jeron en varios frentes. Como el gobierno militar se pro- Las medidas económicas, políticas y sociales pro- puso modificar el rol de la clase obrera y de sus repre- dujeron cambios importantes en el mundo del trabajo. sentaciones, se atacó no sólo a los sectores más En la clase obrera disminuyeron los asalariados y se combativos del movimiento obrero sino también a la vieja incrementó el número de trabajadores autónomos, espe- estructura sindical que se había consolidado desde 1945. cialmente electricistas, mecánicos, peluqueros, taxistas, También se desarticuló la estructura nacional centraliza- albañiles, pintores, plomeros y peones. El achicamiento da del movimiento obrero, que, por otra parte, había sido cuestionada en la década anterior por sus propias ba- cos (FOETRA), la Asociación Obrera Textil (AOT), el Sin- ses. dicato Único de Petroleros del Estado (SUPE), por men- Para desestructurar la acción gremial, el gobierno cionar sólo algunos. Las Fuerzas Armadas fueron impla- sancionó leyes represivas que apuntaban a prohibir las cables en la persecución de los dirigentes gremiales, in- actividades gremiales (ley 21.356), suspender el dere- cluso con quienes en el pasado habían mantenido flui- cho de huelga (ley 21.261), eliminar el fuero sindical es- das comunicaciones con los gobiernos de facto. Su polí- pecial (Ley 21.263) , reimplantar la ley de residencia (Ley tica era lograr la subordinación de los sindicatos o, si no 21.259) y garantizar la seguridad industrial con penas y lo lograban, ilegalizarlos, para lo que contaban con la sanciones para quienes realizaran medidas de fuerza (Ley activa participación de organismos estatales como el 21.400). Paralelamente, se derogaron otras leyes deriva Ministerio de Trabajo. das de las demandas y protestas de los trabajadores, El tema de la productividad fue importante para el como el Estatuto del Docente (Ley 21.278), y se produjo gobierno y los empresarios. Como se ha visto en el capí- la eliminación de varias cláusulas de las convenciones tulo anterior, la cuestión era de larga data y no había colectivas de trabajo (Ley 21.476) y se produjo la anula- podido ser resuelta luego del golpe de 1955. Las Fuer- ción de una parte importante de las disposiciones de zas Armadas, de acuerdo con las demandas de los em- contratos de trabajo (Ley 21.297). El broche de oro de presa rios, querían «restablecer el clima de autoridad» estas medidas fue la sanción de la ley 22.105 de Asocia- en las empresas, pues consideraban la lucha reivindicativa ción Gremial de Trabajadores, que apuntaba a reducir y en los lugares de trabajo como una especie de guerrilla neutralizar el poder sindical a través de la eliminación de industrial -incluso hablaban del «accionar clandestino de la CGT, permitiendo la libre afiliación y prohibiendo los algunas comisiones internas»-. Por ello, los planes de grandes sindicatos por ramas. A la vez, se transfirieron disciplinamiento y control incluyeron el envío de tropas o las obras sociales sindicales al Estado y, de esta mane- comandos parapoliciales a los lugares de conflicto. Fue ra, se privó a los gremios del uso de los aportes de los frecuente la detención y/o desaparición de activistas y trabajadores. Esta cuestión tenia una doble implicación: delegados en las mismas plantas fabriles, como ocurrió le restaba poder económico a las organizaciones gre- en las empresas Yelmo, Mercedes Benz y Ford en Bue- miales y desarticulaba el sistema de obras sociales en nos Aires, en las seccionales de SEGBA, en los inge- tanto red de unidad y solidaridad entre los trabajadores. nios azucareros de Tucumán o en Acindar (Villa Consti- Durante este periodo, se buscaba destruir el tipo de or- tución), donde se profundizó la represión iniciada duran- ganización sindical afianzado durante la segunda mitad te el gobierno de Isabel Perón. En algunas empresas del siglo XX y, en buena medida, los gremios tuvieron que llegaron a desaparecer casi todos los miembros de las resistir las disposiciones implementadas por el régimen. comisiones internas. El gobierno militar clausuró la vida política y sindical, y Al mismo tiempo, la represión empresarial fue nota- arremetió contra ella interviniendo la CGT y los sindica- ble, pues muchos directivos colaboraron activamente con tos más importantes, como la Unión Obrera Metalúrgica la represión denunciando a los activistas y delegados de (UOM), el Sindicato de Mecánicos (SMATA), los telefóni- sus plantas o ajustando internamente los mecanismos de contención. La magnitud de la represión produjo una flictos en diversos lugares del país. Durante los años si- notoria desmovilización general de los trabajadores entre guientes, la protesta se intensificó y se expresó de diver- 1976 y 1981, aunque la resistencia fue importante en sas formas: trabajo a desgano, presentación de petitorios, algunas fábricas y empresas de servicios. estado de alerta o huelgas sorpresivas que se caracteri- Los trabajadores organizados siguieron utilizando zaban por su limitada duración para evitar la intervención los repertorios de confrontación que habían empleado tan de las Fuerzas Armadas o policiales. Es imposible deta- eficazmente en décadas anteriores, pero evitaron los llar cada uno de esos conflictos: se produjeron en todo el enfrentamientos abiertos y directos, pues eran muy vul- territorio e involucraron a trabajadores de cuello blanco nerables ante la represión. Por eso utilizaron a menudo (bancarios, judiciales) obreros de fábricas importantes la huelga de brazos caídos y el trabajo a desgano o a del Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Villa Consti- reglamento, usado en el pasado cercano y que ahora tución; trabajadores ferroviarios de Tafí Viejo y de los in- pasó a llamarse «trabajo a tristeza» debido a las dificul- genios en Tucumán. Los asalariados ferroviarios, meta- tades impuestas por la insuficiencia del salario, el cerce- lúrgicos y mecánicos estuvieron al frente de numerosas namiento de los convenios y los despidos. Esta herra- luchas. En 1981,la agitación en el campo laboral comen- mienta servía además para evitar la represión. Ante la zó a generar inquietud al régimen militar, y hasta la CGT presencia patronal o militar, los obreros comenzaban a se animó a declarar un paro general el 22 de julio de trabajar lentamente; cuando se retiraba la presencia 1981. Aunque el acatamiento fue dispar, se hizo sentir amenazante, volvían a la posición inicial. En ocasiones, en los establecimientos industriales del Gran Buenos este procedimiento se repetía varias veces al día. En Aires, en tanto que, en el interior del país, el ausentismo octubre de 1976, el gremio Luz y Fuerza, compuesto por fue del 50 al 60%. Ese mismo año, el obispado de Quilmes trabajadores de las empresas eléctricas privadas y esta- organizó una «Marcha de Hambre» bajo la consigna «Pan tales, recurrió a esa medida para protestar contra el des- y trabajo». El 7 de noviembre, una nueva marcha, organi- pido de trabajadores al aplicarse la Ley de Prescindibilidad, zada por la CGT y algunos partidos políticos, se dirigió a por el incumplimiento del convenio colectívo de trabajo y la iglesia de San Cayetano en demanda de «paz, pan y por la rebaja salarial. Durante los meses sucesivos, los trabajo». San Cayetano era (y es) motivo de devoción trabajadores protestaron trabajando a desgano o «con popular entre quienes buscan trabajo y la convocatoria tristeza» y realizando apagones que afectaron todo el de la CGT reunió a unas 50 mil personas que de ese territorio nacional. En respuesta, el gobierno detuvo, des- modo expresaban su insatisfacción, coreaban consignas pidió, secuestró e hizo desaparecer a numerosos contrarias al régimen militar y reclamaban por los des- actívistas. El más importante de ellos fue el dirigente aparecidos. El miedo comenzaba a neutralizarse y la Oscar Smith, quien desapareció en 1977. A partir de ese protesta empezaba a tener mayor visibilidad. La CGT, momento, la protesta de los trabajadores comenzó a liderada por Saúl Ubaldini, convocó siete paros genera- declinar. les durante la dictadura. En los primeros demandó la ple- Durante 1977, los reclamos y las manifestaciones na vigencia de la Ley de convenciones colectivas de tra- fueron escasos, aun cuando se registraron algunos con- bajo, mejores salarios y el fin de la desocupación. Re- cién cuando aparecieron grietas en el poder dictatorial sarios, que contribuyeron a la depuración del movimiento se repudió la política económica del gobierno, aunque obrero de todos los elementos que pudieran obstaculizar ninguna huelga fue convocada en defensa de las liberta- los planes para disciplinar y subordinar a la clase obrera. des elementales cercenadas. Los paros realizados en La cúpula sindical sólo en muy pocos casos tuvo 1979 y 1981 tuvieron adhesión parcial, pero el del 30 de una actitud claramente opositora. Buscó, como en el pa- marzo de 1982 fue acompañado por una movilización a sado, acercarse a los militares para recuperar el terreno la Plaza de Mayo con el objetivo de demostrar el descon- perdido y, al mismo tiempo, intentar la unidad de los diri- tento de los sectores populares. Ese día, la Plaza y los gentes, pues había varias fracciones en disputa. Esa alrededores estaban tomados por la policía, con todo el unidad tenía el claro objetivo de reconstituir las alianzas arsenal represivo de carros de asalto, camiones hidrantes, políticas que les restituyeran un lugar preponderante en policías a caballo y helicópteros. Los manifestantes fue- las estructuras de poder, sobre todo porque las divisio- ron reprimidos y se detuvo a varios cientos de personas. nes in ternas enfrentaban a colaboracionistas y no La escena se repitió en Mendoza, Rosario, Tucumán y colaboracionistas, a los 25, la CNT y los 20, a la CGT Córdoba. Dos días después comenzó la Guerra de Brasil y a la CGT Azopardo. Pero la organización y de Malvinas, y el escenario de la represión se transformó en centralización de las luchas obreras fueron más el resul- otro, con manifestantes que exteriorizaban su apoyo al tado de los impulsos dados por las desmembradas co- intento de recuperar las islas; esta vez no hubo castigo misiones internas, cuerpos de delegados y asambleas policial. A partir de la derrota militar en Malvinas se abrió de fábrica que por el papel jugado por las cúpulas sindi- una crisis política en el régimen militar que lo llevaría a cales. Avanzaban o retrocedían en el proceso de recom- su caída. En ese contexto, los paros generales por me- posición y unidad presionados por las circunstancias joras salariales y en repudio al gobierno realizados en políticas externas y sólo en contadas oportunidades de- septiembre y diciembre de 1982 y en marzo y octubre de nunciaron la violación sistemática de los derechos ele- 1983 tuvieron mayor repercusión. mentales. El conjunto de la resistencia obrera a la dictadura Como contracara de la actitud de buena parte de la puede dividirse en dos momentos. Inicialmente tuvo un dirigencia sindical, la resistencia a la dictadura tuvo un carácter defensivo. Para comprender este rasgo es pre- actor clave en el movimiento de derechos humanos que, ciso tener en cuenta que los militares entendían como aunque no era nuevo —la Liga Argentina por los Dere- «subversivo» todo tipo de confrontación social y que chos del Hombre, por ejemplo, fue fundada en 1937, im- instauraron una política destinada a «extirpar» todo in- pulsada por el Partido Comunista—, adquiere una nueva tento de «disociación social». Los reclamos obreros se dimensión con la conformación de asociaciones por par realizaban en un clima de amenazas y presiones que fue te de los familiares de los afectados por la represión. Fa claramente expresado por un obrero cuando decía que miliares de Detenidos y Desaparecidos por Razones «uno estaba trabajando y tenia un soldado con un fusil Políticas, Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza al lado». La magnitud de la represión en el campo laboral Mayo se constituyeron entre 1976 y 1977. La resistencia sólo pudo realizarse con el apoyo decidido de los empre- era una clara actitud defensiva y reactiva que se basaba secuencias de la represión y pudieron vencer el aisla- en la defensa de un vínculo primario: el de la familia como miento provocado por el miedo, el terror o la pasividad, base de la solidaridad y la acción colectiva. Marchas y politizaron las demandas de respeto por la vida y el dere- movilizaciones fueron las formas de protesta cuyo objeti- cho de padres y familiares por conocer el destino de las vo era la denuncia de las violaciones de los derechos víctimas. humanos, y la consigna «aparición con vida» fue el ele- Durante la dictadura, la movilización de las mujeres mento aglutinante de un movimiento heterogéneo, ya que no sólo fue importante en el plano de los derechos huma- a los familiares se fueron sumando otros actores. El 30 nos sino también en territorios aún poco conocidos. El de abril de 1977 comenzaron las marchas semanales de cuidado de la vida, como en las movilizaciones por los las Madres de Plaza de Mayo. Una de ellas, Marta, sos- desaparecidos, fue la base de las actividades contra el tenía varios años después: «Como todas las madres he servicio militar obligatorio, cuestionando un eje importan- venido a manifestar por la vida de mi hijo. Hoy veo más te de la organización militar y de la socialización de los allá. No quiero que otra madre, en este país u otro, tenga jóvenes que se había impuesto en 1902. Las organiza- que vivir los años que yo vengo viviendo. Más allá de mi ciones feministas se lanzaron a una importante actividad caso personal, es el principio mismo del uso sistemático pública para lograr la patria potestad compartida. Tam- de la represión y el terrorismo de Estado como método bién aparecieron las primeras protestas de amas de casa, de gobierno lo que quiero denunciar y combatir». Esta organizadas a nivel barrial y vecinal, contra el alza del protesta se dio en el espacio simbólico de la Plaza de costo de vida. En este sentido, una de las primeras reac- Mayo, donde a partir de 1981 comenzó a organizarse la ciones ocurrió en la ciudad de Rosario en 1982 cuando «marcha de la resistencia» que dura veinticuatro horas y mujeres golpeando cacerolas y otros utensilios domésti- cuya consigna varía cada año. La Asociación Abuelas de cos protestaron contra la carestía de la vida y la política Plaza de Mayo se creó en noviembre de 1977 con el económica del gobierno. Eran «actos relámpagos» que objeto de reclamar por sus nietos y nietas nacidos en comenzaban en la esquina de un barrio y, cuando llega- cautiverio o apropiados-adoptados con información falsa ba la policía, se dispersaban y se reunían en otra esqui- sobre sus orígenes. En el mismo año del golpe militar, na. Ese mismo año, un grupo de amas de casa de San padres, hermanos y cónyuges de detenidos-desapareci- Martín, en la provincia de Buenos Aires, decidió suspen- dos y de presos políticos «legales» constituyeron la or- der sus compras los jueves. El movimiento se extendió a ganización Familiares de Detenidos y Desaparecidos por otros partídos del Gran Buenos Aires y a ciudades como Razones Politicas. Madres y abuelas expresaron su pro- La Plata, Córdoba y Rosario. testa alrededor de la Pirámide de Mayo, saliendo del hogar El deterioro de las condiciones y de la calidad de a la plaza, del espacio privado al público. Se movilizaron vida alimentó las protestas en los barrios, que no eran a partir del papel que jugaban desde hacía décadas como nuevas; como se ha visto, también hay una historia de guardianas y responsables del hogar; pero como desa- luchas y demandas en los centros urbanos para mejorar fiaron la política dictatorial destinada a privatizar las con- la infraestructura barrial. Allí, la sociedad de fomento era la organización clave en la sociedad barrial, pues se en- cargaba de organizar la auto ayuda y la presión sobre el así como las prestaciones sociales eran notables. La Estado. El acceso a una vivienda digna fue un problema protesta barrial y vecinal fue inicialmente un murmullo que se convirtió en estructural a lo largo de la segunda que se dejó oír en el cordón suburbano; pero cuando el mitad del siglo XX y la falta de políticas adecuadas resul- movimiento, creció se produjo una masiva rebelión en la tó el rasgo distintivo. Como ya se ha señalado, el creci- localidad de Lanús («Lanusazo») que convocó a miles miento de la población en las grandes ciudades y el dé- de manifestantes. ficit de viviendas dio origen, desde la década de 1930, a La desocupación y los magros salarios produjeron las villas miserias, con sus malas condiciones de vida otro movimiento en los barrios de la zona sur del Gran debido a la ausencia de agua corriente, desagües Buenos Aires: las «ollas populares». A principios de 1982 cloacales, infraestructura educativa u hospitalaria. Para se organizaron grupos de vecinos, nucleados alrededor las autoridades militares, las villas eran espectáculos de las parroquias zonales para distribuir alimentos entre indeseables, y buscaron erradicarlas con el traslado de las personas más necesitadas. La organización de las sus habitantes al cordón del Gran Buenos Aires. ollas populares, además de mitigar el hambre, generaba Aunque es cierto que las necesidades un sentimiento de solidaridad barrial que alimentaba otros habitacionales de la población se resolvieron histórica- como los de pertenencia. mente en el mercado inmobiliario, también lo es que las A pesar de la represión, las expresiones de des- invasiones de terrenos, muchas veces producto de ac- contento podían ocupar carriles distintos de los de la tra- ciones individuales y familiares, cristalizaron en accio- dicional protesta obrera. Como se ha visto, durante la nes colectivas que dieron forma a las «tomas de tierras» década del sesenta fue tomando forma una cultura de la producidas en el cordón suburbano de Buenos Aires. Por rebelión juvenil que podía expresarse a través del movi- ejemplo, en 1981, se produjo un proceso de invasión de miento estudiantil o de los partidos políticos; pero para la tierras en Villa Sola no, en donde se conformó una comi- dictadura, el mero hecho de ser joven era peligroso; por sión vecinal que organizó y dirigió el resto de la ocupa- lo que cerró todos los canales de participación con re- ción, protagonizada por cerca de 20 mil personas, en su presión. La protesta juvenil encontró entonces una vía de mayoría desocupados. Las ocupaciones eran ilegales, expresión a través de la música, especialmente a partir pero para los actores movilizados, el impulso provenía de la Guerra de Malvinas. El rock nacional con su vitali- del sentimiento compartido de la legitimidad de los recla- dad y debilidad convocó a miles de personas jóvenes, en mos, ya que se consideraban sujetos de derechos que algunos casos hasta 60 mil, que se reconocían como el régimen violaba sistemáticamente. parte de una identidad común y expresaban su oposi- Esta protesta territorializada tuvo otra expresión en ción al régimen. También los trabajadores de la cultura los llamados «vecinazos». En 1982, una movilización tenían motivos para expresar su descontento. Además popular se opuso al cobro de una cuota adicional de im- de las desapariciones y el exilio al que fueron empujados puestos municipales. «Impuestos sí, aumentos no» fue actores, actrices, escritores y periodistas, las prohibi- la consigna de quienes invocaban la falta de razonabilidad ciones, censuras y listas negras eran moneda corriente. de las subas impositivas, pues las carencias urbanas Una de las expresiones de resistencia más notable fue la organización del ci clo Teatro Abierto, un festival tea- cuando en la presidencia de Menem se desarticuló el tral que se realizó por primera vez en 1981 en el que se poder de los militares golpistas a los que se llamaba presentaban obras cu yos temas centrales se relaciona- ‘carapintadas”. ban con la violación de los derechos humanos y la falta En el plano económico, el gobierno radical debió de libertades. La res puesta del público fue espectacular, afrontar dificultades relacionadas con el estancamiento, sobre todo entre los sectores medios y juveniles, y el la inflación y los vencimientos de la deuda externa. Al fenómeno se repitió al año siguiente. principio, el gobierno procuró mejorar los salarios de los El fin de la dictadura militar y el triunfo del radicalis- tra bajadores y, mediante el otorgamiento de créditos a mo encabezado por Raúl Alfonsín en 1983 abrieron nue- un sector del empresariado, buscó reactivar el mercado vas expectativas en el conjunto de la población. El adve- in terno y poner en movimiento el aparato productivo. Esta nimiento de un nuevo gobierno democrático encarnaba política inicial fracasó rápidamente y llegó a su fin cuan- un importante desafío tanto para los dirigentes en gene- do en 1984, se implementó una nueva devaluación de la ral como para el conjunto de la sociedad. En principio se moneda. La situación general se agravó y el Plan Austral trataba de encontrar una salida para las victimas de la fue otro intento de recuperar cierto equilibrio interno me- represión y de generar un nuevo acuerdo en la sociedad diante el congelamiento de los precios básicos de la eco- civil y en el campo político alrededor del mantenimiento nomía, el tipo de cambio, las tarifas y los salarios. de las instituciones democráticas. En segundo lugar, era La política de ingresos fue el eje de la acción necesario hallar el camino para el establecimiento de una antiinflacionaria, que con el tiempo se reveló insuficiente democracia con bases más equitativas en los planos eco- y desembocó en el proceso hiperinflacionario. Éste re- nómico, social y cultural. Finalmente, debían colocarse percutió de manera catastrófica sobre precios y salarios, los cimientos para el crecimiento de la economía. y provocó la escasez de artículos de primera necesidad. Aunque había enormes expectativas, el terreno es- En el medio se había producido el fracaso de los planes taba minado. La herencia del pasado represivo había de- eco nómicos denominados «Austral» y «Primavera». Por jado huellas profundas y los militares no estaban dis- otra parte, la aplicación de las recetas del FMI para re- puestos a aceptar la condena social. Además, una parte solver los problemas fracasaron una y otra vez, agravan- de la sociedad tenía dificultades para reconocer las res- do las tensiones sociales y políticas. ponsabilidades propias en ese cruento proceso. Durante Más allá de los matices que diferenciaban a los el primer gobierno civil de la transición democrática se diversos planes económicos, en el largo plazo, la política sucedieron las asonadas militares que fueron minando la eco nómica se fue revelando en parte como una continui- confianza en el poder del presidente constitucional para dad a la inaugurada por los militares, y la llegada al go- limitar los intentos desestabilizadores. Como si ello fue- bierno de Carlos Saúl Menem en 1989, independiente- ra poco, una parte de la oposición encarnada en el mente de las promesas de «salariazo» y «revolución pro- peronismo realizó un juego peligroso al dialogar con al- ductiva», cerró el circulo iniciado por el ministro Martínez gunos grupos de las Fuerzas Armadas, que sólo tuvo fin de Hoz en 1976. Se completó el proceso de transición democrática dificultosa. Luego, porque el go- desindustrialización en términos globales y de bierno radical entró en conflicto con los gremios desinversión del sector, se pro dujo una importante fuga peronistas, ya que buscaba instaurar una mayor demo- de capitales al exterior y los niveles de desocupación cracia sindical y limitar el poder de los jerarcas gremia- llegaron a cifras impensables cien años atrás. Acompa- les y la acción corporativa. Los recelos eran mutuos; el ñando estas tendencias, se generó un fuerte y constante gobierno intentó desarticular el poder de los dirigentes debilitamiento del Estado y de los sectores medios y sindicales y ellos respondieron con varias huelgas gene- obreros. rales. Aun que los conflictos y comportamientos gremia- En consecuencia, la protesta social se adecuó a les estuvieron marcados por la pulseada entre el gobier- estas circunstancias mostrando diversos tonos y mati- no radical y la oposición sindical peronista, debe desta- ces a lo largo de los sucesivos gobiernos democráticos. carse que el restablecimiento de la democracia política y Al comienzo, el triunfo del doctor Raúl Alfonsín abrió nue- la plena vigencia del derecho constitucional de huelga vas expectativas en torno a la reparación de las desigual- diferenciaban claramente este momento del existente dades y las injusticias o sobre la instauración de la vida durante la dictadura. La CGT, encabezada por Saúl democrática. Ubaldini, declaró varios paros nacionales, muchos de Ese anhelo democrático se extendió a diversos ám- ellos con movilizaciones. Pero estas huelgas eran utili- bitos como el gremial, renovando las antiguas aspiracio- zadas más como herramientas de negociación política nes de los militantes de base de desplazar a las viejas que como arma para mejorar los derechos laborales o cúpulas sindicales y de elegir libre y limpiamente nuevas las condiciones y las fuentes de trabajo. Al quedar insa- autoridades dentro de las asociaciones gremiales. Los tisfechas las aspiraciones de los trabajadores, comenzó comicios internos produjeron la lenta normalización de la a disminuir el nivel de adhesión a las medidas de fuerza. vida sindical, ocluida durante la dictadura, y la confronta- El gremialismo convocó trece huelgas generales du- ción electoral fue mayor que en el pasado. Entre 1984 y rante el período alfonsinista: una en 1984, dos en 1985, 1985, muchas fracciones opositoras llegaron a la con- cuatro en 1986, tres en 1987 y tres en 1988. El objetivo ducción de sus gremios, como, por ejemplo, la Asocia- declarado por la CGT era la oposición a la política econó- ción de Tra bajadores del Estado (ATE), el Sindicato Grá- mica gubernamental con el argumento de que el gobier- fico Argentino, la Unión Ferroviaria o el Sindicato de Obre- no estaba subordinado a los dictados del FMI. Los con- ros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma. Hasta flictos laborales en los primeros años del gobierno radi- la UOM, bajo la férrea conducción de Lorenzo Miguel, cal adoptaron las formas más variadas: paros parciales o perdió varias seccionales como Villa Constitución, liderada totales, por actividad o por empresa; huelgas de hambre; por Alberto Piccinini, o Quilmes, orientada por Francisco publicación de solicitadas; quites de colaboración; ollas Gutiérrez. populares. El Ministerio de Trabajo tuvo escasa interven- Sin embargo, el camino a recorrer por los trabajado ción en la resolución de los conflictos y esta actitud pres- res no era tan claro. En principio, porque los gremios cindente dejó librada a los sectores patronales y obreros debían compaginar la nueva experiencia al calor de una la decisión de tomar las medidas que consideraran adecua das para el logro de sus objetivos. Recién con el ban sentidos diferentes a sus prácticas. La apertura de- largo conflicto en la empresa Terrabusi el gobierno dispu- mocrática recreó un espacio apto para una variedad de so aplicar la conciliación obligatoria. Fueron los repre- actuaciones públicas y colectivas, y se retomaron expe- sentantes de la Unión Industrial Argentina quienes pre- riencias previas. También se revitalizaron las asociacio- sentaron una solicitud de mayor celeridad en la interven- nes de la sociedad civil en los barrios y las localidades ción gubernamental, pues querían limitar el uso al dere- que habían estado a la vanguardia de los reclamos con- cho de huelga y evitar la propagación de las protestas. tra los impuestos y de las protestas vecinales de 1982. El estado permanente de huelga y movilización dañó La resolución de los problemas cotidianos fue clave al gobierno de Alfonsín, pese a que el movimiento obrero en las movilizaciones que ocurrieron en el tramo final del estaba dividido en diferentes fracciones como el último gobierno dictatorial y se renovaron durante los integracionismo del Grupo de los 1 5, las 62 Organiza- gobiernos democráticos. Uno de esos problemas estaba ciones y los combativos. Por otra parte, la CGT, en su constituido por las dificultades para acceder a una vivien- clásica actitud corporativa, estableció alianzas da, lo que motivó la ocupación de terrenos fiscales tal antigubernamentales públicas y secretas, implícitas y como ocurrió en marzo de 1986, cuando unas cuatro- explícitas, con la Iglesia, los estudiantes, los grupos de cientas personas provenientes de Gregorio de Laferrere, izquierda y el propio Partido Justicialista, lo que acentuó González Catán e Isidro Casanova se apropiaron en ple- la debilidad del gobierno. Recién en 1989, cuando el can- na noche de terrenos ubicados en el Partido de La Ma- didato peronista Carlos Menem se convirtió en presiden- tanza. La formación del asentamiento estuvo rodeada de te de la Nación, se moderó la movilización sindical. El tensiones y amenazas, pero el barrio, que previamente dato más claro de es te cambio de actitud de los dirigen- había sido diagramado por el Servicio de Paz y Justicia tes sindicales surge de la comparación del número de (SERPAJ), se organizó con la elección de delegados que conflictos producidos antes y después del gobierno radi- conformaron la comisión barrial. cal. En 1983, se protagonizaron 316 conflictos laborales, Las ocupaciones de tierras y la conformación de en 1986 ascendieron a 725 y llegaron en 1988 a 949; asentamientos precarios muestra claramente cómo una desde ese año comenzaron a declinar, reduciéndose de acción colectiva da lugar a nuevos conflictos, al ritmo de manera notable a partir de 1992, cuando sólo se contabi- los cuales se configuran nuevas identidades y se lizaron 281 conflictos, has ta llegar a 165 en 1998. Por reconfiguran las existentes. La formación de los barrios otra parte, las protestas laborales crecieron al ritmo de la generaba tensiones entre los “vecinos” que se oponían a inflación y comenzaron a disminuir durante la estabilidad los “villeros” o, mejor aún, entre los que tenían, aunque económica asociada con la convertibilidad. fuese poco, y los que nada poseían. Expresiones de esas La construcción de la institucionalidad democrática tensiones son, por un lado, las palabras de un ocupante a partir del gobierno de Raúl Alfonsín estuvo acompaña- que señalaba“No queremos nada regalado, vamos a po- da por la confrontación de diversos actores que otorga- ner nuestro sudor y tratar de pagar el terreno que vamos a habitar. No queremos una villa sino un barrio digno” y, incesante desfile de artistas, políticos e intelectuales y por otro, las acciones de algunos vecinos que se movili- se realizaron varios programas radiales y televisivos. A zaban organizados en patrullas, portando armas de fue- pesar del apoyo recibido, recién el 30 de noviembre de go y bombas molotov y dispuestos a prevenir las accio- 1999, la Cámara de Díputados aprobó el Fondo de Incen- nes de los sin techo. Además, las ocupaciones genera- tivo Docente dentro del Presupuesto Nacional, y el 27 de ban el apoyo de las fuerzas políticas locales, sobre todo diciembre, luego de más de mil días de ayuno, la Carpa las opositoras al gobierno de turno, con el objetivo de Blanca fue levantada. El acceso al gobierno de la alianza obtener algún rédito político; al mismo tiempo, los go- UCR-Frepaso abrió nuevas expectativas y operó como biernos locales buscaban afianzar las bases clientelares un bálsamo cuyo beneficio se esfumó rápidamente. otorgando o facilitando la legalidad de las acciones. Como Otra de las protestas surgidas durante los gobier- si fuera poco, las acciones colectivas de este tipo nos democráticos fueron los saqueos. En su realización reavivaban la discusión sobre la legitimidad de las ocu- se combinaron tanto las necesidades de la población paciones en el marco del Estado de Derecho. como el impulso a la acción colectiva de las redes La trama de la protesta social durante los sucesi- clientelares que alimentaban a los partidos políticos tra- vos gobiernos democráticos fue transformándose cada dicionales como el peronista. El primer saqueo protago- vez más y convirtiéndose en absolutamente diversa y nizado por quienes habían perdido sus empleos y la pro- heterogénea. Algunas manifestaciones conflictivas, como tección del Estado se produjo cuando finalizaba el man- los saqueos, cruzaron los períodos gubernamentales de dato presidencial de Alfonsín. Los más pobres y los des- Raúl Alfonsín, Carlos S. Menem y Fernando de la Rúa. ocupados fueron quienes, en mayo de 1989, asaltaron En cambio, los cortes de rutas y los movimientos contra los comercios en diversas localidades del país. Desde los excesos policiales y el “gatillo fácil” se concentraron entonces, la palabra saqueo comenzó a designar una en la gestión de los dos últimos gobernantes. Por otra compleja y amplia trama de actividades que abarcaban parte, los medios de comunicación masivos, más allá desde la toma de alimentos consumidos en el mismo del manejo informativo, jugaron un papel importante para lugar de los acontecimientos o transportados a las vi- otorgar les visibilidad a las protestas, y hasta generaron viendas de los saqueadores, hasta la construcción de fenómenos mediáticos alrededor de algunas de ellas. barricadas, el ape dreo de negocios, el incendio de algu- En efecto, el largo conflicto protagonizado por los nos comercios, las marchas y los choques callejeros docentes de todo el país, expresado a través de huelgas entre saqueadores y policías. y marchas, alcanzó su punto más alto de exposición En 1989, la geografía de los saqueos fue amplia: pública con la instalación de la Carpa Blanca frente al abarcó el Gran Buenos Aires (Quilmes, General Sarmien- Congreso Nacional en abril de 1997, durante el gobierno to, Moreno, San Miguel y Tres de Febrero), Rosario, la de Menem. Allí, junto a los docentes que ayunaban en ciudad de Córdoba y Las Heras, en Mendoza. La magni- defensa de la educación pública y por el establecimiento tud y la extensión de los acontecimientos hicieron que de un Fondo de Financiamiento Educativo, se produjo un las autoridades votaran rápidamente el estado de sitio y que se reprimiera estas manifestaciones, lo que dejó un saldo de catorce muertos, un centenar de heridos y de- promiso de la CGT de no realizar medidas de fuerza y el cenas de detenidos; paralelamente, se repartieron tone- beneplácito de los dirigentes de los gremios afectados. ladas de alimentos. Menem aplicó decididamente las recetas del libera- Aunque la toma de alimentos se produjo en diferen- lismo económico y, aunque tardó en dominar la inflación tes localidades y provincias, sus consecuencias afecta- y hasta tuvo un pico hiperinflacionario a fines de 1990, el ron más al Poder Ejecutivo nacional que a los gobiernos rumbo de la economía se modificó con la in corporación provinciales. De modo que, en el contexto de los saqueos al gabinete del economista Domingo Cavallo. Bajo su rí- y la hiperinflación el presidente Alfonsín renunció y entre- gida conducción se liberaron los precios, se abrió casi gó el mando anticipadamente, como consecuencia de la por completo la importación, se eliminó la promoción in- fuerte presión de los factores del poder económico y de dustrial y el Estado resignó su intervención en la regula- la oposición política, que empujaban la acción de los sec- ción del mercado financiero. Se produjo también una drás- tores populares. tica reducción de los gastos gubernamentales, la venta Los saqueos fueron seguidos por una mayor orga- de las empresas estatales, la paralización de las obras nización, con la realización de ollas populares y la aper- públicas y el recorte presupuestario de áreas sensibles tura de comedores barriales por parte de los vecinos. como las de salud y educación. También se cambió la Esas organizaciones se vincularon con la Iglesia Católi- moneda, se estableció la paridad del peso con el dólar ca, a través de la organización Cáritas, y con los parti- (convertibilidad) y el gobierno se comprometió a no emitir dos políticos como el peronismo, el radicalismo y diver- moneda sin respaldo. En el terreno laboral, se flexibilizaron sas agrupaciones de izquierda. Las ollas populares se los contratos de trabajo, se reglamentó de manera res- reprodujeron, organizadas por entidades gremiales como trictiva el derecho de huelga y se redujo la capacidad de la UOCRA de Neuquén, que convocó a sus afiliados a negociación de las organizaciones sindicales. realizar una frente a la Casa de Gobierno. Las medidas del gobierno del doctor Menem colo- En el plano de las condiciones de trabajo, el dato caban a los líderes sindicales en una encrucijada que más importante fue la aparición de la precarización labo- delimitó las respuestas de las organizaciones gremia- ral. En términos generales, las condiciones de trabajo les. Algunos dirigentes gremiales fueron más proclives a comenzaron a modificarse durante el gobierno de escuchar las demandas de sus bases y mantuvieron la Alfonsín, pero fue en el transcurso de la gestión menemista táctica de golpear para negociar, aunque esa política fue cuando se afianzó la política de inestabilidad y neutralizada por el gobierno. Otros jefes sindicales se precarización del empleo. El objetivo fracasado de priva- transformaron en los sostenedores de las políticas del tizar las empresas del Estado en la segunda mitad de gobierno, ganando a cambio ciertos beneficios pero de- los años ochenta se logró durante el gobierno peronista, jando huérfanos a sus representados. En este último así como también la modificación de la legislación en caso, los gremialistas fueron los ejecutores de los pla- materia de con tratos laborales. Para realizar cada una nes de ajustes, como sucedió con uno de los gremios de de las medidas gu bernamentales se necesitaba el com- empleados estatales, la Unión del Personal Civil de la tico que incluyera a los sectores populares. Esos líderes Nación (UPCN), donde Andrés Rodríguez se convirtió en gremiales debían remontar, además, el desprestigio en el portavoz del menemismo. el que había caído la mayoría de la dirigencia sindical, Para otros líderes gremiales, los planes guberna- puesto que, frente a la opinión pública, no se diferencia- mentales ponían en juego sus propios intereses econó- ban sus comportamientos. micos, y aspiraban a participar en los negocios resultan- Las medidas económicas y sociales del gobierno tes de las privatizaciones. Los dirigentes de la Unión de Menem y las políticas de los gremios arrinconaron a Ferroviaria tenían interés en la licitación de algunos ra- los trabajadores en una actitud defensiva, pues debían males ferroviarios y el petrolero Diego Ibáñez fue integra- detener la ola de despidos y suspensiones y proteger las do al directorio de la empresa estatal Yacimientos Petro- fuentes de trabajo. En la experiencia de los obreros, la líferos Fiscales (YPF) luego de acordar la privatización huelga era la herramienta de protesta conocida; sabían de la compañía estatal y la reducción de los puestos de cómo organizarla y hacerla efectiva. La paralización de trabajo. Estos sindicalistas se transformaron en admi- las actividades era una herramienta clave que se conso- nistradores y empresarios, y sus gremios, en empresas, lidó con lo largo del siglo XX, aunque los sectores de con la con formación de compañías aseguradoras, ban- mayor actividad huelguística fueron cambiando con las cos sindicales para inversiones, farmacias, compañías transformaciones en la estructura económica o de acuerdo de turismo. Al finalizar el siglo XX, aparecían como la con la coyuntura política. En efecto, el debilitamiento de contracara de los sindicatos combativos de principios de la industria convirtió a algunos gremios de servicios en ese siglo, que luchaban por mejorar las condiciones de los protagonistas de la lucha social. Poco quedaba de la trabajo y de vida de los asalariados. fortaleza que en el pasado habían tenido los gremios de Frente al sindicalismo «empresarial» estaban aque- trabajadores ferroviarios, metalúrgicos, telefónicos, por- llos que no aceptaban la subordinación al proyecto de tuarios, o de la alimentación. Y aunque siguieron protes- Menem y que buscaban mantener las bases de la soli- tando y reclamando mayores salarios, mejores condicio- daridad gremial y la defensa de sus intereses aun en un nes laborales y la defensa de las fuentes de trabajo, el contexto adverso por la amenaza del despido y la contra- número de huelgas que realizaron fue notoriamente infe- tación temporaria. La Central de Trabajadores Argenti- rior si se lo compara con las llevadas adelante en el sec- nos (CTA) se organizó como alternativa a la CGT, que tor servicios. volvió a dividirse con la aparición del Movimiento de Tra- Las estadísticas de las huelgas, aun con las dificul- baja dores Argentinos (CGT). El movimiento sindical, en tades para elaborar los registros, muestran que, desde particular la CTA, tuvo un papel importante en la la gestión de Alfonsín hasta la de Menem, el mayor nú- reactivación de la protesta social y hasta se pensó en la mero se produjo entre los docentes, los empleados de la formación de un Partido de los Trabajadores en un con- administración pública, los municipales, los trabajado- texto en el que los partidos políticos tradicionales mos- res de la salud, los bancarios y los conductores de co- traban su debilidad para consolidar un proceso democrá- lectivos. Junto a las huelgas, los trabajadores declara- los trabajado res estatales y municipales afectados por ban el estado de alerta y realizaban asambleas, las reducciones en la coparticipación de impuestos para movilizaciones y hasta ocupaciones de las empresas para las provincias y por la transferencia del sistema educati- evitar su cierre, que, en algunos casos, implicaban tam- vo. Una de las más importantes de estas manifestacio- bién la puesta en marcha y producción de las fábricas. nes se produjo en 1997. El derrumbe de las finanzas En cuanto a las medidas de fuerza, se pueden contabili- públicas provocó pro fundas crisis que se convirtieron en zar algunas de di versa envergadura en empresas impor- crónicas, y en algunos casos, como el jujeño, implicó el tantes como Ford, Mercedes Benz, Volkswagen, conflicto permanente y la inestabilidad política, que se Terrabusi, Rigolleau, So-misa y Lozadur, y en las fábri- tradujo en la caída de cinco gobernadores. cas de caramelos MU-MU, de cocinas Arthur Martin, La movilización de los trabajadores organizados no cerámica Río Negro y en el frigorífico Pampero. se mantuvo durante todo el gobierno de Menem debido a Los conflictos por reclamos salariales y contra los los límites impuestos por las direcciones gremiales y por despidos abarcaban un vasto arco de actividades y de el propio proceso de atomización de los conflictos y de lugares, que se extendían por Buenos Aires, Neuquén, debilitamiento de los trabajadores ocupados con contra- Río Negro y Rosario. La Capital Federal y el Gran Bue- taciones temporarias. Para examinar las mutaciones pro- nos Aires tuvieron el mayor número de huelgas y huel- ducidas en el decenio que va de 1993 al 19 y el 20 de guistas como consecuencia lógica de la concentración diciembre de 2001, cuando la desobediencia civil y la de trabajadores existente en la región, les siguieron, en protesta de amplios sectores de la población fueron de- orden decreciente, las provincias de Córdoba, Santa Fe, cisivas en el derrocamiento del presidente Fernando de Tucumán y Salta. También fue importante el porcentaje la Rúa, es necesario establecer los nexos entre la crisis de huelgas de los empleados públicos en La Rioja, San- social y la crisis política de los partidos tradicionales que tiago del Estero, Formosa y Neuquén. se separaron de la sociedad, aprovecharon las estructu- Precisamente, fueron los empleados públicos quie- ras clientelares en beneficio propio y realizaron pactos y nes protagonizaron acciones colectivas que culminaron acuerdos por fuera de los mecanismos institucionales de manera violenta. Las dos situaciones más llamativas del Estado. Además, es preciso prestar atención al des- fue ron las protestas en Santiago del Estero y Jujuy. En empleo masivo, como consecuencia de las medidas eco- 1993, empleados estatales y municipales, maestras pri- nómicas del denominado “Plan Cavallo”. La tasa de des- marias y docentes secundarios, jubilados y estudiantes ocupación abierta urbana trepó al 13,8% en 1999, pero la reclamaron el pago de salarios, jubilaciones y pensiones suma de trabajadores desocupados y subocupados ha que les adeudaban y protestaron por la aplicación de oscilado, desde fines de 1994, en torno al 30% en el políticas de ajuste y contra la corrupción gubernamental ámbito nacional, con bolsones donde los niveles se ele- en Santiago del Estero. La protesta terminó con el incen- van al 40%, en zonas como Florencio Varela y La Matan- dio y el saqueo de la Casa de Gobierno, la Legislatura za, en la provincia de Buenos Aires. provincial y las viviendas de políticos y funcionarios loca- El desconocimiento de los convenios colectivos, el les. En la provincia de Jujuy se sucedieron protestas de in cremento de los ritmos de trabajo y de la productividad obrera, las privatizaciones, la elevación de la edad presencia masiva como en las manifestaciones. Un re- jubilatoria, la rebaja de las indemnizaciones, el alarga- ducido grupo de personas puede convertir el tránsito ur- miento de la jornada laboral y la caída salarial fueron un bano en un caos o alterar la circulación en una ruta o un cóctel explosivo que estalló en las manos de los gober- camino. Además, los medios de comunicación ayudan a nantes cuando la población protestó de diferentes for- otorgarles visibilidad a las protestas, aun sin proponérse- mas. Y allí emergieron otros repertorios de confrontación, lo. Visibilidad y efectividad fueron claves en la extensión vincula dos al fenómeno de la desocupación en un con- del piquete como factor de presión y forma de lucha. texto de fragmentación de los actores sociales y de mul- En el período que se extiende entre el primer corte tiplicación de las demandas sectoriales por la continua y los actuales, la experiencia del piquete enseñó cuáles aplicación local de políticas neoliberales: los cortes de eran las mejores condiciones y oportunidades para lo- rutas y el movimiento piquetero. grar resultados efectivos, y se consolidaron diferentes La ejecución de los planes privatizadores afectó se- organizaciones que les dieron rostros diversos e riamente las economías provinciales. En el caso de identificables. También se fueron configurando rituales Neuquén, la privatización de la empresa estatal YPF, ubica alrededor de los cortes de rutas: un grupo levanta las da en el área de Cutral Có-Plaza Huincul, llevó a la emer- barricadas, se encienden neumáticos, los jóvenes cu- gencia de protestas en forma de puebladas y cortes de bren sus rostros y se colocan las banderas identificatorias rutas. Cuando entre el 20 y el 26 de junio de 1996 se de los diversos grupos políticos. El rito permite visualizar produjo el corte de la ruta 22, quienes ejercieron la cus- y definir un nuevo escenario para los conflictos, pues ya todia de las barricadas recibieron el nombre de no se localizan en las fábricas y en sus adyacencias, “piqueteros”. Aunque inicialmente se diferenciaban pique como en el pasado, sino en regiones alejadas del centro teros, fogoneros y zanjeros, pronto fueron político de Buenos Aires, en uno y otro extremo del país, homogeneizados bajo la común designación de de Cutral Có, en Neuquén, a General Mosconi, en Salta. “piqueteros”, los que ocuparon la escena de la protesta En las protestas participan familias enteras: las mujeres bajo el reclamo de trabajo y la denuncia de la corrupción organizan las ollas populares, los niños y jóvenes ali- y la falta de honestidad de los políticos locales. Desde mentan el fuego de las barricadas, y en el lugar se reali- entonces, en forma creciente, la interrupción del tránsito zan asambleas para escuchar la opinión de los partici- en rutas y calles urbanas se transformó en la principal pantes y votar las decisiones. Tanto en los piquetes como forma de protesta, pero también realizaron otras accio- en los saqueos, la presencia de las mujeres es alta; se nes, como la ocupación de iglesias católicas (la Cate- calcula que ronda el 60%. Algunas de ellas fueron dral de Mar del Plata, por ejemplo) y sedes gubernamen- manzaneras (la organización asistencial conducida por tales en el ámbito municipal. Hilda de Duhalde en la provincia de Buenos Aires) que En un efecto dominó, los cortes de rutas se exten- cuando experimentaron los límites del asistencialismo dieron como reguero de pólvora por Chubut, Córdoba, Río se volcaron de manera independien te a esta forma de Negro, Tucumán, Neuquén y Salta. La interrupción del lucha. tránsito de vehículos no requiere, para ser eficaz, de la Las estadísticas publicadas en diferentes diarios y dos y jubilados y a la eximición del pago de los impues- revistas muestran la magnitud de la protesta: en 1997 se tos. Incluso comenzó a discutirse sobre la necesidad de realizaron 140 cortes de ruta; 51, en 1998 y 252, en 1999. reclamar planes de empleo, ya que el trabajo permitía la La profundización de la crisis económica y posiblemente (re)inclusión social de las clases más desposeídas. El 6 también la conciencia sobre la imposibilidad de modifi- de septiembre de 1996 por primera vez el “movimiento car la política económica y social impulsaron el notable pique tero” marchó hacia la Plaza de Mayo. “La marcha incremento de las interrupciones de tránsito; así, los 514 contra el hambre, la desocupación y la represión” con- cortes del año 2000 pasaron a 1.282 en 2001 y 2.334 en gregó varios miles de personas y se hizo plenamente 2002. Entre 2001 y 2002, casi todas las provincias tuvie- visible. Durante los años siguientes, las protestas ron una ruta o un camino cortado, y en todo el periodo piqueteras de desocupados se reprodujeron en casi todo 1997-2002 sumaron 4.674. La situación era explosiva el país, desde Jujuy a Santa Cruz. El incremento de los tanto en el interior como en Buenos Aires porque no ha- cortes de rutas como medio de lucha alarmó a las auto- bía paliativos suficientes para la pobreza. En general, la ridades, que recurrieron unas veces a la represión y otras ayuda llegaba tarde a los necesitados y a veces ni si- a la negociación, en particular cuando los manifestantes quiera llegaba debido a la consolidación de una maqui- estaban dispuestos a dialogar. naria de corrupción. El crecimiento del movimiento pi- La extensión de la protesta favoreció el surgimiento quetero durante los años 2001 y 2002 preocupó al go- y la organización de comisiones de desocupados, asam- bierno nacional, que planteó en diferentes oportunidades bleas populares y organizaciones no gubernamentales; la necesidad de terminar con los cortes de calles y de incluso el cuadro del movimiento piquetero se hizo cada los accesos a la Ciudad de Buenos Aires. Cuando el 26 vez más complejo. Las organizaciones de bases se mul- de junio de 2002 se realizaron nuevos cortes, se reprimió tiplica ron: la Federación de Tierra y Vivienda, la Corrien- duramente, sobre todo en el puente Pueyrredón, donde te Clasista y Combativa (CCC), el Movimiento de Traba- muchos manifestantes fueron detenidos y perseguidos. jadores Desocupados Teresa Rodríguez (MTR), la Coor- Dos de ellos fueron asesinados por la policía en la esta- dinadora Aníbal Verón, el Polo Obrero (PO) y el Movi- ción de trenes de Avellaneda, lo que agudizó aun más la miento Independiente de Jubilados y Pensionados (MIJP), crisis social y política. surgido como una organización de jubilados en oposi- A lo largo de la segunda mitad de la década del no ción a la destrucción del sistema previsional. Los des- venta se conformaron comisiones de desocupados en ocupados se han organizado, debaten sobre los objeti- diferentes lugares y comenzó a plantearse la unidad de vos, las características y las formas de organización, y acción. Los “piqueteros” demandaban alimentos y Pla- algunas agrupaciones han organizado comedores, me- nes Trabajar1» pero pronto ampliaron sus reclamos al es- renderos, hornos de pan y huertas. table cimiento de subsidios de desocupación, al mante- Si la protesta de los desocupados ocupó la esce- nimiento de los servicios de luz y de gas a los desocupa- na, ello no significó que se abandonaran las demandas de otros actores. Los organismos de derechos huma- 1 Los Planes Trabajar son subsidios para desocupados de 120 nos, no sin conflictos internos, continuaron efectuando a 160 pesos a cambio de unas horas diarias de tareas comunitarias. sus reclamos, aunque debieron adecuarse a las nuevas vas y los depósitos del sistema bancario. Con el objetivo situaciones. La novedad en este plano la aportaron los de poner fin a la salida de dinero y como una forma de jóvenes nucleados en la agrupación HIJOS, que se cons- salvar al sector financiero privado y público de la banca- tituyó en un movimiento social para exigir justicia que se rrota, el 3 de diciembre de 2001, el gobierno bloqueó los articula en torno a los “escraches”, es decir, la denuncia depósitos y salarios existentes en los bancos. de la impunidad y la visibilidad de los genocidas para Toda la situación contenía los componentes para evitar que se mantengan en el anonimato. Los “escraches” un cóctel explosivo. Los niveles de pobreza crecieron de son una herramienta política, una forma de movilización manera alarmante, los sectores de la clase media vieron y de participación que incluye casi siempre la presencia seria mente dañada su capacidad de consumo así como de una murga y de grupos de teatro. Como ocurriera con deterioradas las expectativas que había alimentado un los “piquetes”, pronto fueron usados por otros actores dólar barato. Los gobiernos nacional y provinciales corta- sociales, lo que configuró una forma nueva de acción ron la correa que mantenía la ilusión del salario y la pro- colectiva. visión de alimentos; así fueron interrumpidos los come- La llegada al gobierno de la alianza UCR-FREPASO dores escolares, la asistencia social en todas sus for- a fines de 1999 abrió un breve paréntesis esperanzador, mas (subsidios de desempleos y reparto de alimentos) y con su promesa de modificar los rasgos más cuestiona- el pago de salarios, que en algunas provincias llevaba dos del “modelo” menemista: personalismo, pactos se- meses de atrasos. Las cifras de desocupación según el cretos, corrupción, falta de control. Sin embargo, una vez Instituto Nacional de Estadística y Censos acusaban que en el gobierno, la distancia entre las promesas y la reali- casi el 35% de la población económicamente activa te- dad fue el detonante para que las voces de protesta, al- nía serios problemas de empleo, crecía el número de los gunas afónicas y cansadas de no ser escuchadas, se desocupados y la cantidad de personas que estaban por hicieran oír nuevamente. debajo de la línea de indigencia. Así se profundizaron los Al poco tiempo, todo parecía conducir a un callejón nuevos contrastes: mientras familias enteras sin salida, pues a la recesión económica —que llevaba deambulaban por la ciudad buscando alimento, el cam- más de tres años—, la continua caída del PBI y la po duplicaba la producción agrícola y triplicaba las ex- profundización del endeudamiento externo se sumaban portaciones de ese origen; en tanto los más pobres care- las políticas de ajuste permanente, que, como en una cían cada vez más de vivienda, seguridad y educación espiral, sólo acentuaban la recesión, la disminución de los más ricos se concentraban en barrios privados y ce- la recaudación y el déficit fiscal. Domingo Cavallo, el mi- rrados donde esperaban encontrar refugio y seguridad. nistro de Economía del gobierno de la Alianza, que tam- No sólo la crisis económica y social era grave, tam- bién había acompañado a Menem, lanzó un programa de bién lo era la crisis política. La alianza política de la UCR “déficit cero”, que incluyó una baja de salarios y pensio- y el FREPASO se resquebrajaba con la renuncia del vi- nes del 13%, mientras se seguían pagando los intereses cepresidente y el ingreso de Cavallo al gabinete. El de la deuda pública y se acentuaba la fuga de las reser- justicialismo, por otra parte, se rearmó después de la derrota electoral y triunfó en las elecciones para renovar las cámaras legislativas, pero se produjo un importante vergadura y hasta pequeños comercios barriales, muchos crecimiento de la abstención electoral y de los votos en de ellos propiedad de habitantes chinos y coreanos. El blanco e impugnados. La política se alejaba cada vez escenario fue amplio y se produjeron acciones de este más de las expectativas y los deseos de una población tipo en las provincias de Buenos Aires (Moreno, San Mi- que, por otra parte, no había colocado límites adecuados guel, San Isidro, San Martín, José C. Paz, José León a las decisiones toma das por los gobernantes. Suárez, Ciudadela), Entre Ríos (Concepción del Uruguay), Durante diciembre de 2001 se multiplicaron las pro Mendoza (Guaymallén y Godoy Cruz), Santa Fe (Rosa- testas. El día 12, la CGT liderada por Hugo Moyano con- rio, Empalme Graneros) y en barrios de la Ciudad de vocó a una manifestación frente al Congreso de la que Buenos Aires como Constitución y Villa Lugano. Es difí- también participaron agrupaciones de izquierda, bajo la cil resumir en unas breves líneas el número de saqueos consigna “Huelga general hasta que se vayan”. La Aso- y la magnitud de las personas involucradas en ellos, in- ciación de Trabajadores del Estado llamó a un paro de cluso diferenciar los que fueron saqueos propiamente di- veinticuatro horas, y junto a la CTA, convocaron una mar- chos de las demandas de alimentos y los que fueron cha a Plaza de Mayo, reclamando que se fueran los je- espontáneos de aquellos inducidos. La consideración de fes de los gobiernos nacional y provinciales. El clima de estos últimos es importante en cualquier análisis, por- desobediencia civil era evidente en las continuas mani- que el engaño al que fueron sometidos los manifestantes festaciones, los cortes de calles y de rutas, los apagones, (entrega de alimentos en malas condiciones, demoras los cacerolazos y los bocinazos. en el cumplimiento de las demandas, incumplimiento de La CGT convocó para el 13 de diciembre a un nuevo la palabra dada) alimentó la insatisfacción, el resentimien- paro general, el séptimo contra el gobierno de De la Rúa, to y la ira de algunos de ellos. que, esta vez, contó con una importante adhesión. Aun- Los saqueos o simplemente la demanda de alimen- que no había sido declarado como paro activo, se reali- tos ocurrieron en las provincias gobernadas tanto por la zaron movilizaciones en las ciudades de Córdoba, Rosa- alianza UCR-Frepaso como por el peronismo, pero las rio, Mar del Plata, Neuquén, San Juan, Tucumán, acciones colectivas transcurrieron entre la espontanei- Mendoza y General Roca, y en algunas de ellas se pro- dad y la presión de diferentes punteros políticos que bus- dujeron violentos enfrentamientos entre policías y mani- caban debilitar así a sus opositores. Sin embargo, hay festantes. un elemento común que cruzó los comportamientos po- En tanto, a veces con sospechosa ausencia de au- pulares de esos días: la impaciencia, la rabia y la deci- toridades, se produjeron saqueos a grandes supermer- sión de protestar. cados (Carrefour, Makro, Norte, Disco, Auchán) en varias El 19 y el 20 de diciembre de 2001 estallaron todos provincias del país. Pero no fueron los únicos afectados los componentes del largo y continuo estado de poster- por la ola de saqueos y amenazas. Numerosos grupos gación de la población y de las arbitrariedades; y cuando saquea ron también otros supermercados de menor en- el gobierno declaró el estado de sitio, las clases medias, cuyos ahorros fueron confiscados por los bancos priva dos y públicos, salieron a la calle y marcharon a la Plaza fuerza la idea de que la gente común está utilizando nue- de Mayo golpeando cacerolas. vas herramientas para reclamar por sus intereses. Las Desde entonces, los “cacerolazos” se repitieron profundas transformaciones parecen anunciar que, posi- cotidianamente, y el rostro de la protesta incluyó a blemente, estemos asistiendo a la conformación de un ahorristas y deudores, bancarios y no bancarios. La “re- nuevo entramado social. belión de las cacerolas” desembocó en las asambleas populares de grupos de vecinos que se reunían para de- liberar en plazas y esquinas de la ciudad de Buenos Ai- res así como en algunas del interior país. Los asambleístas cuestionaban todo: los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, las formas de la representación política y, en algunos casos, hasta el comportamiento que los ciudadanos habían te nido hasta ese momento. Las asambleas se organizaron sobre la base del territo- rio barrial y rápidamente se reunieron bajo un organismo coordinador, la Asamblea Interbarrial. Con la excepción de una treintena de asambleas en Santa Fe y una dece- na en Córdoba, el fenómeno estuvo esencialmente limi- tado a Buenos Aires, en donde se multiplicaron como hongos: durante el año 2002 funcionaron 112 en la Capi- tal Federal y 105 en localidades de la provincia de Bue- nos Aires, aunque actualmente, sólo un año después, es visible su decadencia. Las asambleas barriales se sumaron a saqueos, cacerolazos, cortes de rutas y escraches para configu- rar un cuadro heterogéneo de formas, actores y deman- das. En estas protestas convergieron todas las expe- riencias acumuladas durante las últimas décadas: convi- ven los elementos residuales de la lucha obrera y los nuevos repertorios de acción colectiva que resultan del complejo cuadro de los cambios estructurales, de las acciones gubernamentales y de las prácticas sociales de sus protagonistas. De esa inmensa telaraña cobra GORDILLO, Mónica, Córdoba en los 60: la expe- Bibliografia riencia del sindicalismo combativo, Córdoba, Universi- AA.VV, “La protesta social en perspectiva”, en dad Nacional de Córdoba, 1996. 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