4 Percusión
4 Percusión
4 Percusión
El dolor a la percusión no indica que el diente esté necrótico o vital, sino más bien
es un signo de inflamación en el ligamento periodontal (es decir, una periodontitis
perirradicular aguda). La indicación del origen del dolor es interpretada por el núcleo
mesencefálico, que recibe la información desde los neurorreceptores propioceptivos, el
número de propioceptores en la pulpa dental es escaso o nulo; sin embargo, sí abundan en
el espacio del ligamento periodontal. Ahí radica la dificultad para que el paciente pueda
discriminar la localización del dolor dental en las primeras fases de la enfermedad, cuando
únicamente se estimulan las fibras C . Una vez que la enfermedad se extiende hacia el
espacio del ligamento periodontal, el paciente ya es capaz de localizar el dolor con mayor
precisión; por tanto, el diente causante se podrá identificar más fácilmente mediante
percusión y pruebas de masticación.
Antes de percutir los dientes, el clínico debe explicar al paciente lo que percibirá
durante esta prueba. Debido a que la presencia de síntomas agudos puede generar ansiedad
y alterar posiblemente la respuesta del paciente, es conveniente que le preparemos lo mejor
posible para lograr los resultados más precisos. (Hargreaves & Cohen, 2011, pág. 14)
Se realiza con el mango del espejo, bien primero con el dedo cuando el paciente ya
haya indicado dolor a la masticación. Se evalúa la respuesta en el diente contralateral antes
de percutir el sospechoso. Se percute hacia incisal u oclusal, hacia vestibular y hacia
lingual. La aparición de dolor indica periodontitis apical, con inflamación pulpar
irreversible o necrosis pulpar. (Canalda Sahli & Brau Aguadé, 2019, pág. 85)
Prueba de percusión de un diente con el extremo posterior de un mango de espejo. (Hargreaves &
Cohen, 2011, pág. 14)
Movilidad
Cualquier aumento de movilidad del diente no es indicativo de vitalidad pulpar.
Sencillamente, es una mera indicación de que el aparato de inserción periodontal está
comprometido. Esta afectación puede ser consecuencia de un traumatismo físico agudo o
crónico, un trauma oclusal, hábitos parafuncionales, enfermedad periodontal, fracturas
radiculares, un movimiento ortodóntico rápido, o bien deberse a la extensión de una
patología pulpar y, en especial, a una infección hacia el espacio del ligamento periodontal.
Es habitual que se recupere una movilidad normal una vez se hayan reparado o
eliminado los factores desencadenantes. La determinación de la movilidad mediante una
presión digital simple puede ser subjetiva desde un punto de vista visual, por lo que
debemos utilizar los extremos posteriores de dos mangos de espejos, colocando uno en la
cara vestibular del diente y el otro en la cara lingual. Cualquier movilidad superior a +1
debe considerarse anormal. Sin embargo, la evaluación de los dientes debe basarse en su
movilidad con respecto a los dientes adyacentes o contralaterales. (Hargreaves & Cohen,
2011, pág. 15)
Prueba de movilidad de un diente utilizando los extremos posteriores de dos
mangos de espejos (Hargreaves & Cohen, 2011, pág. 14).
Examen periodontal
Posible enfermedad periodontal, o una afectación mixta endodóncico-periodontal,
se debe explorar la existencia de bolsas, su localización y profundidad mediante una sonda
periodontal de extremo romo de gutapercha calibre 30 y se efectuará una radiografía para
averiguar su origen. La presencia de bolsas periodontales en varias zonas de la periferia de
un diente o la existencia de una única bolsa amplia hace pensar en una lesión primaria de
origen periodontal. Por el contrario, una bolsa única, estrecha, en un punto de la periferia
del diente, por lo general profunda, hace pensar en una lesión de origen endodóncico, con
frecuencia un diente fisurado. (Canalda Sahli & Brau Aguadé, 2019, pág. 87)
Prueba de sondeo