Derecho de Obligaciones. Cristián Aedo Capítulo I
Derecho de Obligaciones. Cristián Aedo Capítulo I
Derecho de Obligaciones. Cristián Aedo Capítulo I
LAS OBLIGACIONES1
I. PROGRAMA
El llamado “Derecho de la Obligaciones”, aquel que es impartido
normalmente en los programas de estudios de segundo año o tercer y cuarto
semestre, en las Escuelas de Derecho de nuestras Universidades, comprende dos
partes, a saber:
1. Parte General o Teoría de las Obligaciones: Aquella que se ocupa de
las nociones fundamentales, su concepto, elementos, clases,
modalidades, efectos, formas de hacerlas cumplir y sus modos de
extinción.
2. Parte Especial: Esta trata las distintas fuentes de las obligaciones y
los principios que las rigen. Se analizan aquí, la “teoría general de los
contratos” y los contratos en “particular”, la “teoría del cuasi
contrato”, de los hechos ilícitos o la llamada “responsabilidad
extracontractual” (delito y cuasidelito) y la ley como fuente de las
obligaciones.
Con todo, a la luz de los textos tradicionales, así como los más
modernos, es posible desarrollar el siguiente programa:
1
Apuntes preparados sobre la base del texto preparado por el alumno ayudante Jorge Femeninas
Salas, a quien doy mis sinceros agradecimientos
2
Daniel Peñailillo Arévalo. Obligaciones. Ediciones Escuela de Derecho, U de Concepción.
Concepción. 1997, página 2
Cristián Aedo Barrena página 2 05/04/2005
2.1. Concepto
2.2. Clasificación
2.3. Enumeración
2.4. El contrato
CAPÍTULO PRIMERO
CONCEPTO Y NOCIONES FUNDAMENTALES
DE LAS OBLIGACIONES
3
Joao de Matos Antunes Varela. Das obrigacoes em geral. Editorial Almedina. 9ª Edición.
Coimbra. 1996, página 16
4
Peñailillo Arévalo, op. cit., página….
5
José Manuel Lete del Río. Derecho de obligaciones. Volumen I. La relación obligatoria en
general. Editorial Tecnos. 4ª Edición. Madrid. 2000, página 23
Cristián Aedo Barrena página 5 05/04/2005
6
Lete del Río, op. cit., página 23
7
Antunes Varelas, op. cit., páginas 16 y siguientes
8
Antunes, op. cit., página 18
9
El cumplimiento, desde el punto de vista metodológico, puede tratarse como primer efecto de la
obligación y como modo de extinguir la obligación, en la parte final del curso. Nosotros, siguiendo
las enseñanzas del profesor Fueyo y de tantos otros maestros, lo abordaremos desde la
perspectiva de los efectos.
Cristián Aedo Barrena página 6 05/04/2005
11
Lete, op. cit., página 26
Cristián Aedo Barrena página 9 05/04/2005
12
Alessandri, Somarriva y Vodanovic. Tratado de las obligaciones. Editorial Jurídica de Chile. 2ª
Edición. Santiago. 2001, página 12.
Cristián Aedo Barrena página 10 05/04/2005
13
Lete, op. cit., página 27
14
Seguimos, en este punto, al profesor Carlos Ducci Claro. Derecho Civil. Parte General. Editorial
Jurídica de Chile. 4ª Edición actualizada. Santiago. 2002, página 143
15
El profesor Gonzalo Figueroa Yañez. El Patrimonio. Editorial Jurídica de Chile. 1ª Edición.
Santiago. 1991, página 28, escribe: “La teoría clásica del patrimonio es una creación de los autores
franceses Aubry y Rau, aun cuando antes de ellos, Zachariae, había ya adelantado sus ideas
fundamentales”.
16
Figueroa, op. cit., página 28
Cristián Aedo Barrena página 11 05/04/2005
Abeliuk expresa: “Es una universalidad jurídica, es decir, algo distinto de los
bienes, derechos y obligaciones que lo forman; de ahí que sus elementos son
intercambiables, y así los bienes pueden enajenarse, las obligaciones
extinguirse, pero siempre el patrimonio será el mismo”.17
b) Como atributo de la personalidad, está ligado a una persona.
A la luz de la teoría clásica, siguiendo al profesor Figueroa, se
definirán los conceptos de derecho subjetivo, sujeto de derecho y obligación.18
Para la teoría clásica, el derecho subjetivo es un poder conferido a la
voluntad por el ordenamiento jurídico. Esta teoría fe desarrollada por Savigny y
Winsdscheid. Por su parte, el sujeto de derecho es el titular del derecho subjetivo
y sólo los que están dotados de voluntad pueden ser sujetos de derecho, es decir,
sólo las personas naturales. La teoría clásica resolverá el problema de las
personas jurídicas argumentando que se trata de entes ficticios, tal como lo define
nuestro actual 545 del Código Civil. En cuanto al concepto de obligación, el
profesor Figueroa indica: “Cualquiera sea la fuente, la obligación es siempre un
vínculo entre personas, cuyo origen mediato e inmediato es la voluntad humana o
la ley que la impone. En virtud de tal vínculo, el sujeto activo, denominado
acreedor, puede exigir del sujeto pasivo, denominado deudor, que dé, haga o no
haga alguna cosa…Por cierto, el vínculo jurídico que liga a acreedor y deudor no
se ejerce directamente sobre la persona de este último, sino sobre sus bienes,
respecto de los cuáles éste limitó su poder originario, su derecho subjetivo, por el
acto de su voluntad”.19
De tal suerte que el patrimonio tiene un activo y un pasivo, en el
primero se encuentran todos los bienes y derechos de un individuo y en el
segundo todas sus obligaciones
Como sabemos en el ámbito del derecho privado existe una
importante y tradicional clasificación que divide a los derechos en derechos
patrimoniales y derechos extrapatrimoniales, según tenga o no contenido
económico. El profesor Abeliuk indica: “Tradicionalmente los derechos privados
se clasifican en patrimoniales y extrapatrimoniales; los primeros son directamente
avaluables en dinero, tienen valor pecuniario y forman parte del patrimonio de la
persona, de acuerdo a los antes expuesto. Los derechos extrapatrimoniales miran
a la persona como individuo (derechos de la personalidad), o como miembro de
17
René Abeliuk Manasevic. Las Obligaciones. Tomo I. Editorial Jurídica de Chile. 4ª Edición
actualizada. Santiago de Chile. 2001, página 17
18
Figueroa, op. cit., páginas 33 y 34
19
Figueroa, op. cit., página 34
Cristián Aedo Barrena página 12 05/04/2005
20
Abeliuk, op. cit., páginas 19 y 20
Cristián Aedo Barrena página 13 05/04/2005
derecho una “obligación”, de tal suerte que representan la otra cara de una misma
moneda.
En síntesis, estos derechos personales se miran, para nuestro fin,
desde el ángulo opuesto de la obligación, y más que eso, como relación jurídica
de obligación completa, que se compone de sujetos, objeto o prestación y el
vínculo o nexo que une a los sujetos con un contenido de derecho que hace valida
y eficaz la relación.21
Del punto de vista del acreedor, este tiene un crédito o derecho
personal y desde la óptica del deudor este tiene una deber para con su acreedor.
Por ello muchos autores llaman obligación activa al primero y obligación pasiva a
la que en sentido estricto constituye obligación. Así, como veremos, el concepto
de obligación es más amplio que el solo aspecto pasivo o el activo. En realidad,
comprende ambos aspectos, el activo y el pasivo, el crédito y la deuda. Derecho y
deuda, juntos, concebidos desde ambos ángulos, y no separadamente,
constituyen la obligación.
Las principales distinciones entre los derechos personales y los
derechos reales.
En cuanto a su objeto Será siempre una cosa Puede ser la prestación de una
cosa, de un hecho o de una
abstención.
En cuanto a la La cosa objeto de este derecho este no es sino la realización
determinación del objeto esta determinada en su de un hecho, o la abstención
individualidad de llevar uno a cabo, o la
entrega de una cosa que
puede no ser individualmente
determinada, sino solo serlo
en su genero
En cuanto a su naturaleza Se ha dicho que los derecho Éstos son relativos, pues solo
reales, al consistir en una relación pueden hacerse efectivos en la
21
Fernando Fueyo Laneri. Cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones. Editorial Jurídica de
Chile. XX Edición. Santiago. 2004, página 14
Cristián Aedo Barrena página 14 05/04/2005
entre una persona y una cosa son o las personas que han
absolutos, toda vez que pueden contraído la obligación
hacerse valer contra cualquier correlativa
persona que vulnere el derecho o
perturbe su ejercicio (erga omnes)
En cuanto a las acciones Éstos dan origen a las acciones Aquella destina a tener efecto
que dan lugar reales, en virtud de las cuales se solo sobre una o mas
puede perseguir la cosa en manos personas determinadas, esto
de quien se encuentre (erga es el deudor o los deudores.
omnes). Aquí el derecho que se Su denominación se debe a
reclama no afecta a la persona que el derecho que se reclama
sino a la cosa afecta a la persona del deudor
en cuanto debe cumplir con la
obligación
En cuanto a su número responde a una enumeración estos son ilimitados
taxativamente señalada en el
artículo 577
2. LA RELACIÓN OBLIGATORIA
22
Fernando Fueyo Laneri. Cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones. Editorial Jurídica de
Chile. 3ª Edición actualizada por el profesor Gonzalo Figueroa Yañez. Santiago. 2004, página 15
Cristián Aedo Barrena página 15 05/04/2005
acreedor tenia sobre su deudor y en virtud del cual incluso podía atarlo con
cuerdas o cepos. Como contrapartida a esta noción estaba la de “solvere” que
significa precisamente desatar o desamarrar.
Siguiendo siempre al profesor Fueyo Laneri,23 la voz obligación tiene
diversos alcances:
En su sentido más amplio: toda especie de vínculo o sujeción de una
persona. Así no se atiende a su origen o contenido. Aquí incluimos
todo tipo de obligaciones, verbigracia, morales, religiosas, jurídicas,
etc.24
En un sentido jurídico, pero amplio: en donde se incluyen institutos
de derecho publico y privado, luego se pueden apreciar aquí también
las cargas, como pagar tributos, las cuales no constituyen obligación
a los efectos de nuestro estudio.
Como relación jurídica total: esta responde a la concepción Romana,
y por tanto se entiende como el vinculo personal y patrimonial que
une a dos individuos y en virtud del cual uno de ellos debe cumplir
con una prestación (objeto de la obligación ) a favor del otro. Así en
su faz activa, esta responde al crédito que tiene el acreedor sobre el
deudor, y en su faz negativa, a la obligación correlativa que pesa
sobre el deudor respecto de ese crédito. En cuanto a la prestación
esta será el comportamiento que el deudor deberá efectuar el cual se
traducirá en la entrega de una cosa, la realización de un hecho o la
abstención de uno.
En el aspecto pasivo de la relación jurídica: aquí la obligación se
entiende como un deber jurídico. Aquel que recae sobre el sujeto
pasivo de la relación jurídica, y que se traduce en la necesidad de
realizar una prestación a favor del sujeto activo. Al respecto, el
profesor De Almeida indica que circunscribiéndose a la esfera del
derecho, se verifica que el termino obligación es frecuentemente
usado como un genérico del elemento pasivo de cualquier relación
jurídica. En este sentido lato, representa deber jurídico.25
Como instrumento que da cuenta de una deuda: así será un
documento que da cuenta de un crédito determinado.
23
Fueyo, op. cit., página 16
24
El profesor Mário Júlio De Almeida Costa. Direito das obrigacoes. Editorial Almedina. 5ª Edición.
Coimbra. 1991, página 47, señala que, el concepto de obligación en sentido lato, corresponde a
toda clase de deberes y cargas, de naturaleza jurídica o extrajurídica, de manera que el término
engloba, pues, indistintamente, una especie de derecho o de otro complejo normativo (moral,
religioso, de cortesía, usos sociales, etc)
25
De Almeida, op. ct., página 47
Cristián Aedo Barrena página 16 05/04/2005
Noción más clásica. Esta es la que nos ha sido legada desde el derecho
romano y que la define como: “El vinculo jurídico entre personas
determinadas, en virtud del cual una de ellas se encuentra en la
necesidad de realizar una prestación en favor de la otra, que consiste en
dar, hacer o no hacer algo”.
26
José Puig Brutau. Fundamentos de Derecho Civil. Tomo I. Volumen II. Derecho general de las
obligaciones. Editorial Bosch. 4ª Edición. Barcelona. 1988, página 5. En igual sentido, Diez Picazo.
Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial. Volumen Segundo. Las relaciones obligatorias.
Editorial Civitas. 5ª Edición. Madrid. 1996, página 47
27
José Luis de los Mozos. Concepto de obligación. Revista de Derecho Privado. Madrid. 1980,
páginas 981 y 982
Cristián Aedo Barrena página 17 05/04/2005
28
Arnoldo vino, Comentario académico y forense a los cuatros libros de las Instituciones Imperiales
de Justiniano, traducción: D. I . L y B., tomo II, Pág. 108, establecimiento tipográfico de D. Juan
Oliveres, Impresor de S. M., Barcelona, 1847.
29
Derecho 44, 7, 3pr.
30
El profesor José Luis de los Mozos, op. cit., página 980, señala: “En el segundo de los sentidos
indicados, se denomina obligación (obligatio), ya desde el Derecho romano clásico, o aún
preclásico, a una “relación jurídica” por la que una persona, llamada acreedor, tiene derecho a
exigir de otra, llamada deudor, una determinada prestación, hallándose amparado el derecho
subjetivo que nace de esta relación por una acción personal (actio in personam). Y agrega: “De
acuerdo con esta precisión, la tradición pandectista coloca a las obligaciones entre los derechos
personales, por contraposición a los derechos reales, viniendo de este modo a constituir una de las
categorías más importantes de los derechos patrimoniales, y, por supuesto, el elemento básico de
todo tráfico jurídico”
Cristián Aedo Barrena página 18 05/04/2005
31
Pablo Rodríguez Grez. Responsabilidad Contractual. Editorial Jurídica de Chile. 1ª Edición.
Santiago. 2003, página 10. El concepto, sin embargo, lo formuló en su libro La oblgación como
deber de conducta típica. La teoría de la imprevisión en Chile. Publicaciones de la Facultad de
Derecho Universidad de Chile. 1992
Cristián Aedo Barrena página 19 05/04/2005
desde la perspectiva del profesor Rodríguez, resulta evidente que todos los
deberes están tipificados en la ley.32
32
En efecto, siguiendo la profesor Jorge Leite Areias Ribeiro de Faria. Direito das obrigacoes.
Editorial Almedina. 1ª Edición. Coimbra, página 26, indica que la obligación en sentido técnico
abarca o comprende deberes jurídicos, pero no todos los deberes jurídicos. Hay deberes
impuestos sobre todas las personas para que respeten determinados derechos: los derechos de la
personalidad, los derechos reales. No integran, pues, estos deberes conjuntos o colectivos, que se
difunden por el anonimato de sus titulares y que en doctrina se conocen sugestivamente con el
nombre de “obigación pasiva universal”, el concepto de obligación en sentido tecnico
33
De Almeida, op. cit., página 54
34
Hemos tomado esta parte de las reflexiones que expone el profesor Luis Diez Picazo en su
trabajo El contenido de la relación obligatoria, publicado en Anuario de Derecho Civil. Tomo XVII.
Fascículo II. Abril-Junio, páginas 849 y siguientes
Cristián Aedo Barrena página 20 05/04/2005
35
Así, por ejemplo, el profesor LLuís Puig Ferrol indica: “Esta relación jurídica que pone en relación
la obligación de realizar un determinado comportamiento y el derecho a exigirlo se denomina
vínculo jurídico, que desde la perspectiva del deudor implica el deber de tener que dar o entregar
alguna cosa, prestar algún servicio o actividad, o abstenerse de realizar algo que podría realizar de
no haber contraído la obligación negativa de no hacer”. Lluís Puig Ferrol, María Gaete Alonso y
Calera. Jacinto Gil Rodríguez. José Javier Hual de Sánchez. Manual de Derecho Civil. Derecho de
obligaciones. Responsabilidad civil. Teoría general del contrato. Marcial Pons. 2ª Edición. Madrid.
1998, página 20
36
Diez Picazo, op. cit., página 850
37
El profesor Lacruz Berdejo concuerda con esta opinión y explica: “En la acepción más estricta y
técnica del concepto, la última diferencia que individualiza a la obligación dentro del género deber
jurídico, consiste en expresar por sí sola la total relación existente entre los sujetos que vincula…”
José Lacruz Berdejo. Francisco Sancho Rebullida. Agustín Luna Serrano. Jesús Delgado
Echeverría. Francisco Rivera Hernández. Joaquín Rams Albesa. Elementos de Derecho Civil.
Tomo II. Derecho de obligaciones. Volumen 1. Parte general. Teoría general del contrato. Editorial
Dikynson. 2ª Edición. Madrid. 1999, página 3.
Cristián Aedo Barrena página 21 05/04/2005
39
Fueyo, op. cit., página 32
40
Fueyo, op. cit., páginas 35, 36 y 38
41
Concuerda con esta idea el profesor Fueyo, op. cit., página 21, quien define la obligación como:
“Es una relación de derecho entre dos o más personas, en cuya virtud una parte tiene el deber
jurídico de satisfacer una prestación determinada a favor de otra, a la vez que el derecho a que el
poder del acreedor no se exceda de sus límites, y a ser liberada al tiempo del cumplimiento, y la
Cristián Aedo Barrena página 23 05/04/2005
otra parte la facultad de exigir tal prestación, aún coercitivamente, a la vez que el deber de no
excederse en su pretensión”.
42
De Almeida, op. cit., página 54
43
Al respecto, el profesor Lluís Puig Ferriol, op. cit., página 58, señala: “Puede definirse el derecho
de crédito como el derecho que ostenta el acreedor de poder exigir en su propio interés o beneficio
la conducta o deber de prestación que frente a él ha asumido el deudor u obligado. Este derecho
fundamental del acreedor, que se deriva del derecho de crédito, se configura jurídicamente por la
doctrina como un derecho subjetivo. Ello parece correcto. Si por derecho subjetivo se
entiende…una legitimación para actuar autónomamente que confiere un poder unitario sobre una
cosa o para exigir de otra persona y en interés propio, tales características son aplicables al
derecho de crédito”. En el mismo sentido, el profesor Antunes, op. cit., página 75 señala que el
acreedor es el amo y señor de la tutela de su interés. La tutea de su interés depende de su
voluntad, el funcionamiento de ella está subordinado a la iniciativa del titular activo de la relación.
Estas cualidades los configuran en un verdadero derecho subjetivo.
Cristián Aedo Barrena página 24 05/04/2005
44
Los artículos 1902 y siguientes regulan en forma detallada la tradición de los derechos de
crédito, es decir, del derecho personal del acreedor. Sin embargo el artículo 699 del Código Civil,,
ubicado en la tradición ya había admitido esta posibilidad: “La tradición de los derechos personales
que un individuo cede a otro se verifica por la entrega del título hecha por el cedente al cesionario”.
También la ley ha regulado la remisión, condonación o perdón de la deuda. Especialmente el
artículo 1654, que prescribe: “Hay remisión tácita cuando el acreedor entrega voluntariamente al
deudor el título de la obligación, o lo destruye o cancela, con ánimo de extinguir la deuda”. Incluso
nuestro Código regula expresamente la posibilidad que el acreedor otorgue en prenda su crédito.
La prenda es un contrato en virtud del cual se entrega a un acreedor una cosa mueble para la
seguridad de su crédito. Se encuentra regulado en los artículos 2384 y siguientes del Código Civil.
El artículo 2389 dispone expresamente: “Se puede dar en prenda un crédito entregando el título;
pero será necesario que el acreedor lo notifique al deudor del crédito consignado en el título,
prohibiéndole que lo pague en otras manos”.
45
Debe recordarse que la interrupción, al igual que en la prescripción adquisitiva, consiste en que
el acreedor o dueño, en su caso, sale de su inactividad para reclamar su derecho y evitar con ello,
la adquisición del dominio por parte del poseedor o la extinción de su crédito, en su caso.
Cristián Aedo Barrena página 26 05/04/2005
actos simulados, que tiene por objeto el reintegro al patrimonio del deudor de
aquellos elementos que han salido de él con perjuicio para los acreedores (artículo
2468 del Código Civil).
b) La facultad de los acreedores de ejercitar los derechos y acciones
que corresponden al deudor (acción subrogatoria) con objeto de dar ingreso en el
patrimonio del deudor a aquellos elementos patrimoniales que, pudiendo formar
parte de él, no lo hacen a causa de una conducta omisiva de su titular, también
con perjuicio de acreedores (artículo 2466 del Código Civil).
De todo lo anterior resulta que el crédito no se traduce simplemente
en un derecho subjetivo a la prestación. Siguiendo al profesor Diez Picazo, es todo
un amplio poder económico y social otorgado a una persona para la protección y
defensa de un interés que el ordenamiento jurídico considera merecedor de una
tutela especial.46
No obstante el panorama hasta acá expuesto, el crédito, como
situación jurídica que es, no se traduce simplemente en un conjunto de facultades.
Para el acreedor el crédito representa cargas y acaso deberes. Veamos cuales
son esas cargas o deberes que el acreedor.
En efecto, es necesario que el acreedor colabore con el deudor, en
la medida que ducha colaboración sea necesaria, a objeto de de que la prestación
sea rectamente cumplida. La mayoría de los autores consideran que la
colaboración que debe prestar el acreedor para que el deudor pague son meras
cargas y no auténticos deberes jurídicos.
Al respecto, el profesor Diez Picazo indica: “En los casos que hemos
examinado hay, en rigor "cargas" del acreedor y no auténticos deberes. No se
trata de una conducta debida que otro pueda exigir, sino de una conducta
necesaria sólo como requisito previo o como presupuesto del acto de ejercicio (le
una facultad. No se trata de un auténtico "deber", sino de un "tener que" para
poder hacer. Sobre el acreedor como tal no recaen auténticos deberes. El deber
presupone una correlativa facultad de exigir en otro y. por tanto en nuestro terreno,
una deuda, es decir, d otro vínculo jurídico dentro de la misma relación
obligatoria”.47
46
Diez Picazo, El contenido…, op. cit., página 357
47
Diez Picazo, El contenido…, op. cit., página 359. Esta opinión no es compartida por toda la
doctrina. Así, en España, en la tesis doctoral de José Caballero Lozano, publicada bajo el nombre
de La mora del acreedor. Editorial Bosh. 1ª Edición. Barcelona. 1992, página 127, se sostiene:
“Estamos de acuerdo con el concepto de carga que se ofrece; lo que no nos parece tan seguro, a
tenor de lo expuesto, es que la cooperación del acreedor al cumplimiento sea una auténtica carga
que aompañe al derecho de crédito…Para nosotros, la inobservancia de esta carga es un supuesto
de auténtica responsabilidad contractual, puesto que la cooperación al cumplimiento constituye un
deber, consecuencia de la buena fe”. Por nuestra parte, coincidiendo con esta opinión, en nuestro
Cristián Aedo Barrena página 27 05/04/2005
trabajo Régimen de responsabilidad del acreedor. El problema del ámbito contractual, publicado en
la Revista Cuadernos Jurídicos de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica del Norte,
Antofagasta. Tomo 2. 2003, páginas 243 y siguientes, hemos sostenido que el las actuaciones del
acreedor en el pago, derivadas de la buena fe son deberes jurídicos, que se le imponen al
acreedor en su calidad de tal y no como deudor de otra obligación.
48
Puig Ferriol, op. cit., página 62
Cristián Aedo Barrena página 28 05/04/2005
49
Diez Picazo, op. cit., página 361
50
Diez Picazo, el contenido…, op. cit., páginas 362 y siguientes
Cristián Aedo Barrena página 29 05/04/2005
51
Fueyo, op. cit., página 22
52
Puig Brutau, op. cit., página 13
53
Como tuvimos oportunidad de analizar, nuestro código acepta este instituto en los artículos 1901
y siguientes
54
Entre nosotros, ha tratado el tema el profesor Gonzalo Figueroa Yañez, en su obra “La Asunción
de deudas y la cesión de contrato”. Editorial jurídica de Chile. Santiago. 1984 y reitera el
tratamiento del tema en el libro El patrimonio. Editorial Jurídica de Chile. 1ª Edición. Santiago.
1991.
Cristián Aedo Barrena página 32 05/04/2005
de “sujeto pasivo ambulatorio”, en las cuales el deudor es el sujeto que resulte ser
el titular de un derecho real o el poseedor de una cosa, de modo que el deudor
cambia así como va cambiando aquel titular o poseedor.55
En cuanto al vínculo, la rigurosidad del mismo se ha visto
morigerando en forma importante, desapareciendo así el lazo que unía al deudor
con su acreedor en torno a su persona física, y se ha reducido este solo a sus
bienes. Como consecuencia de ello se han eliminado también resabios que
influían en materia criminal, como lo era la prisión por deudas. Dentro de los
bienes se ha ido excluyendo también algunos, en razón de su función y utilidad,
estos son los llamados bienes inembargables, que nuestro código recoge en el
artículo 1618.
55
Daniel Peñailillo Arévalo, op. cit., página 24.
Cristián Aedo Barrena página 33 05/04/2005
56
Puig Ferriol, op. cit., página 57
57
Fueyo Laneri, op. cit., página 29
58
Fueyo, op. cit., página 21
59
Abeliuk, op. cit., página 34
60
Abeliuk, op. cit., página 34
Cristián Aedo Barrena página 34 05/04/2005
b) REQUISITOS DE LA PRESTACIÓN
1º Existir
2° posible
3º lícita;
4º determinada; y,
5º avaluable en dinero o de valor patrimonial. Veamos brevemente cada una de
ellas.
61
Puig Ferriol, op. cit., página 67
Cristián Aedo Barrena página 35 05/04/2005
c) LA PATRIMONIALIDAD DE LA PRESTACIÓN
62
Abeliuk, op. cit., página 36
63
Abeliuk, op. cit., página 37
Cristián Aedo Barrena página 36 05/04/2005
64
Leslie Tomasello Hart. El daño moral en la responsabilidad contractual Editorial Jurídica de Chile.
1ª Edición. Santiago. 1969, página 103
65
De los Mozos, op. cit., página 992
66
Carmen Domínguez. El Daño Moral. Editorial Jurídica de Chile. 1ª Edición. Santiago. 2000,
página 172
67
Alfredo Cordero Arancibia. La reparación de los daños morales. Memoria de prueba. Universidad
de Chile. 1932, página 58
68
Tomasello, Daño Moral..., op. cit., página 107
69
Es la solución que también acoge el artículo 398, párrafo 2 del Código Civil portugués: “la
prestación no necesita tener valor pecuniario, pero debe corresponder a un interés del acreedor,
digno de protección legal”. Al respecto, el profesor Antunes Varela, op. cit., páginas 110 y 111,
Cristián Aedo Barrena página 37 05/04/2005
indica que no es necesario, por tanto, que la prestación enriquezca el patrimonio del acreedor o
evite su empobrecimiento, no es forzoso que se trate de aquellos actos u omisiones que tienen en
el comercio jurídico un precio, independientemente de las ventajas o beneficios que proporcionan.
Y agrega que la prestación, en suma, debe satisfacer una necesidad seria o razonable del
acreedor, que justifique socialmente la intervención de medios coercitivos propios del derecho.
70
Citado por Tomasello, Daño Moral..., op. cit., página 108
71
En Chile, es partidario de esta doctrina, el profesor Fueyo, op. cit., página 44, quien al respecto,
señala: “La patrimonialidad de la prestación, o sea, su valoración económica, es esencial que
exista; de lo contrario, faltaría la posibilidad de ejecutarse forzadamente la obligación”. Y agrega:
“Lo dicho no impide que el interés del acreedor, que tampoco puede faltar, sea un interés no
económico, como cuando persiga una finalidad humanitaria, cultural, científica, etc…Esta doctrina
de la patrimonialidad, pues, pone acento en una distinción fundamental, que no se hizo en los
primeros tiempos. Esta consiste en distinguir el interés del acreedor, que en el caso particular
puede no ser económico, y la consideración objetiva de la prestación, que debe ser valorable
económicamente en forma abstracta”. Aún cuando no en forma expresa, parece que el profesor
René Ramos, op. cit., páginas 20 y siguientes, se inclina por la teoría intermedia
72
También es la doctrina acogida por la doctrina española. Así, José Luis de los Mozos, op. cit.,
página 992, indica que: “En cuanto a la prestación, en sí misma considerada debe ser susceptible
de valoración económica, directa o indirectamente determinada, y a pesar de que no exista
precepto expreso que así lo establezca, como sucede en el Derecho italiano. Inclinándonos por
esta solución, ya que la pecuniariedad de la prestación forma parte de su propia naturaleza,
entendida como objeto de la obligación, pues, en otro caso, no sería posible hacer valer la
responsabilidad del deudor por incumplimiento de la prestación, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 1911 del Código civil”. En igual sentido, por todos, Puig Brutau, op. cit., páginas 24 y
siguientes; Diez Picazo, Fundamentos.., op. cit., páginas 384 y siguientes
Cristián Aedo Barrena página 38 05/04/2005
d) EL VÍNCULO O “NEXUS”
73
Fueyo, op. cit., página 31
Cristián Aedo Barrena página 39 05/04/2005
SEGUNDO CAPITULO
DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES.