Patricia Mora - Confianza Legítima
Patricia Mora - Confianza Legítima
Patricia Mora - Confianza Legítima
Resumen
Entre la seguridad y la permanencia del Derecho, y la inseguridad jurí-
dica y el progreso social, debe estarse a favor de lo segundo en el con-
texto de un Estado Social y Democrático de Derecho. Sin embargo, esos
cambios normativos deben articularse garantizando el principio de le-
galidad y reparando, en su caso, los perjuicios que esas innovaciones
normativas ocasionen en las situaciones jurídicas subjetivas de los par-
ticulares. Debe haber, por tanto, una justificación suficiente que obligue
a soportar esa inseguridad jurídica y esta deberá admitirse solo en tanto
no quiebre la paz social. El objeto de este trabajo será identificar las ra-
íces del principio de la confianza legítima en diferentes aspectos del De-
recho Romano y básicamente en los principios generales del derecho
que surgen del mismo, fundamentalmente la buena fe. Para ello se de-
sarrollarán algunos ejemplos de instituciones y principalmente se enfo-
cará en la labor de un magistrado fundamental como lo fue el pretor
para la evolución y flexibilización del derecho a la luz de las necesidades
y expectativas sociales.
Palabras clave: Principio de buena fe - Administración pública - Con-
fianza legítima.
* Abogada-Contadora Pública Nacional- UBA. Magíster en Derecho Administrativo UBA. Profesora
Adjunta de Derecho Romano-UBA. Auxiliar de Derecho Administrativo CPC UBA. Profesora de la
Escuela de Abogados del Estado de la Procuración del Tesoro de la Nación. Abogada de la Planta
Permanente, ingresante por concurso público y abierto-Coordinadora de Amparos y Juicios Insti-
tucionales de la Dirección General de Empleo Público de la Proc. Gral. de la C.A.B.A.
Trabajo recibido 25/6/2013 y aprobado 30/07/2013
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Abstract
Among the security and permanence of law and legal insecurity and
social progress must be in favour of the latter in the context of a Social
State and democratic law. However, these regulatory changes should ar-
ticulate guaranteeing the rule of law and, where appropriate, repairing
damages resulting in these policy innovations in the subjective legal
situations of individuals. There must be, therefore, one sufficient justi-
fication requiring support that legal uncertainty and this should allowed
only insofar as no break social peace. The object of this work is to iden-
tify the roots of the principle of legitimate expectation in different as-
pects of Roman law and basically the General principles of law which
arise from it, essentially the good faith. For this purpose some examples
of institutions will be developed and it will mainly focus on the work
of a key judge as it was the praetor for the evolution and easing of the
law in the light of the needs and social expectations.
Key words: Principle of good faith-public administration - legitimate
expectation.
1. Introducción
2 BENJAMIN CONSTANT, ‘De la liberté des anciens comparée à celle des modernes’, p. 597 yss.
99 - La coNFiaNZa LeGÍtima como expresióN De La BoNae FiDes - 99
3 GARCÍA DE ENTERRÍA, E., Reflexiones sobre la ley y los principios generales del Derecho,
RAP, nº 40, pág. 189 y sigs.
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6 El Dr. Coviello ha expuesto la noción y las características del instituto y su aplicación en la uris-
prudencia internacional y en la República Argentina en el artículo publicado por la Revista El De-
recho con fecha 4 de mayo de 1998 (Tomo 177 pág. 894), a cuya lectura remito a quienes les
interese una mayor información. En dicho trabajo el autor, al referirse a los motivos para acordar
protección jurídica a las expectativas legítimas, hace una cita de Forsiyth que merece transcribirse:
“Si el Ejecutivo asume en forma expresa o práctica un comportamiento determinado, el particular
espera que tal actitud será ulteriormente seguida… ello es fundamental para el buen gobierno y
sería monstruoso si el Ejecutivo pudiera renegar libremente de sus compromisos, la confianza pú-
blica en el gobierno no debe quedar indefensa”.
“Se configura en el caso una situación de legítima confianza, surgida a partir de una serie de com-
portamientos coincidentes por parte del organismo aduanero que llevaron a la convicción de la
validez del procedimiento fiscal hasta entonces seguido. Tal confianza no puede dejar de tenerse
en cuenta en la medida que está de por medio la vigencia de seguridad jurídica que tiene rango de
valor constitucional (Fallos 243:465; 251:78; 252:134), el cual constituye una de las bases princi-
pales de sustentación de nuestro ordenamiento, cuya tutela innegable compete a los jueces (Fallos
242:501), y que es una imperiosa exigencia del régimen de la propiedad privada (Fallos 249:51);
asimismo ver C.S.J.N., Causa E.106.X-XIII “Sevel” del 10 de octubre de 1996, especialmente con-
siderandos 9 y 12; esta Sala I, in re “Scania”, considerando XII del 9 de mayo de 1996 (Cám. Cont.
Adm. Fed., Sala I, sentencia del 14.10.97, Causa Nº 52797/95 I.B.M. Argentina S.A. c/A.N.A., en
Revista de Estudios Aduaneros Año VIII Nº 12, pág.212).” Y: “7º Que, consecuentemente, al haber
procedido la actora en lo referente a las mencionadas operaciones de admisión temporaria de con-
formidad con la interpretación aceptada entonces por la Administración Nacional de Aduanas, no
puede reársele el incumplimiento de deberes inherentes a dicho régimen por la supuesta demora
en la solicitud de nacionalización de los bienes. Al ser ello así, lo establecido en el art. 902. primera
parte, del Código Aduanero obsta a la presentación punitiva del ente de control.” “9º Que si bien
tales precedentes aluden a la elaboración de nuevos criterios en el ámbito de la jurisprudencia de
los tribunales, el principio que guía la doctrina que resulta de ellos –consistente en evitar que
resulte frustrado el derecho de defensa de los litigantes que no pudieron prever esas modificaciones
ni, lógicamente, adecuar a ellas sus actos ya cumplidos- resulta plenamente aplicable al sub exa-
mine puesto que la pretensión de la autoridad administrativa de juzgar con su nuevo criterio hechos
ocurridos con anterioridad a que aquél se manifestase importa calificar de ilícitas a conductas re-
alizadas con sujeción al régimen q que en esa época aquélla consideraba aplicable, lo cual configura
un claro menoscabo de la garantía consagrada por el art. 18 de la Constitución Nacional en una
materia –como es la referente a las multas aduaneras- a la que este Tribunal ha asignado naturaleza
penal (Fallos 287:76 y sus citas).” (C.S., mayo 7 de l998, I.B.M. Argentina S.A. c/A.N.A., en El De-
recho Tº 179 pag. 712).
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ciencia particular de cada uno de los integrantes del grupo social, sino
desde un aspecto totalmente objetivable para lo que deben tomarse en
cuenta las conductas desplegadas a través de las actuaciones preceden-
tes, más allá de no encontrarse reglada dicha conducta. Para la mayoría
de los analistas del tema, es necesario que la expectativa sea conforme
con el ordenamiento jurídico, en forma tal que no exista norma alguna
que se oponga a la satisfacción de la pretensión, ni la califique tácita o
expresamente de ilegítima y, asimismo, que exista buena fe en el sujeto
activo.
El análisis de este principio en la historia del Derecho Romano debe
distinguir dos etapas en las que tiene significados diferentes, la etapa
clásica y la postclásica. En la primera la buena fe se predica principal-
mente de las acciones o juicios, y sirve para distinguir entre las acciones
o juicios de buena fe de aquellos otros llamados de derecho estricto, de
suerte que la buena fe es fundamentalmente una cualidad que tienen
ciertos juicios y que comporta un determinado modo o método de juicio.
En la segunda, la buena fe se predica como una cualidad de los contratos
o bien se sustantiviza, convirtiéndose en un principio jurídico del cual
derivan reglas o prescripciones de carácter imperativo; el principio de
buena fe comienza a entenderse en esta etapa posclásica como un prin-
cipio rector de la conducta. Son dos concepciones diferentes del mismo
principio de buena fe (una lo entiende como método de juicio, la otra
como regla de conducta), no necesariamente opuestas o contradictorias,
si bien cada una tiene su propio contenido y sus peculiares consecuen-
cias.
La fides es un principio fundamental del Derecho Romano que enun-
cia el deber de toda persona de respetar y cumplir su palabra. Se en-
tiende como un principio vigente en todos los pueblos, es decir de ius
gentium y no como un principio exclusivo de los romanos.
En el Derecho Romano clásico, la buena fe no es una regla de con-
ducta, sino un método de decisión judicial que le otorga al juez mayor
libertad para determinar la condena, haciendo una interpretación amplia
(interpretatio plenior, según Carcaterra) del contenido de la fórmula y
de lo realmente convenido por las partes.
Esa interpretación hace que el juez al sentenciar tenga en cuenta
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