Funcionalismo y Conexionismo
Funcionalismo y Conexionismo
Funcionalismo y Conexionismo
El preámbulo de la polémica
El punto de partida del enfrentamiento lo constituye la controversia sobre los tipos en los tiempos
de reacción entre J.M. Baldwin y E.B. Titchener. Fue, aparentemente, un enfrentamiento científico
ordinario, pero en realidad refleja una diferencia nacional fundamental entre dos formas
diferentes de afrontar la problemática psicológica, la germana y la norteamericana.
La polémica Titchener-Baldwin
Titchener decía: debemos estudiar lo general de la mente humana, aunque esto tenga que
realizarse con observadores muy bien formados; éste era el punto de vista germano.
Baldwin decía: queremos conocer todos los tipos de mente, incluso si alguna no está formada para
el trabajo de laboratorio. La dimensión básica a resaltar es la teórica y la metodológica, relativas a
la interpretación de los datos dentro de la teoría del tiempo de reacción y el tipo y nivel de
entrenamiento de los sujetos experimentales, de relevantes implicaciones para sustentar una
aproximación general a la psicología.
Las hoy identificadas como “estructuralismo” y “funcionalismo” defendían planteamientos,
objetivos y metodologías muy diferentes. Para los primeros, los conceptos relacionados con la
mente se derivaban del empirismo positivista y la fisiología experimental; la meta de la psicología
era explicar la estructura de la mente (análisis y síntesis); y la herramienta de investigación básica
era la introspección experimental. Para los segundos, los mismos conceptos mentales se
inspiraban en el pragmatismo y el asociacionismo evolucionista; la meta de la psicología era la
predicción y el control de la conducta para facilitar el ajuste al ambiente; y defendían cualquier
método capaz de ofrecer información útil (verdadera). El funcionalismo no pretendió ser una
escuela psicológica en un sentido formal, ni siquiera cuando no tuvo más remedio que hacerlo.
Ninguno de los primeros defensores de los postulados funcionales tenía el objetivo y la ambición
de convertirse en líder de un movimiento formal y desarrollar un auténtico y prescriptivo sistema
de pensamiento. Ninguna propuesta pretendía ser una formulación sistemática, clara, precisa y
diferenciada de los planes, naturaleza y teoría funcional, El objetivo común de los psicólogos
norteamericanos era ampliar las bases y el alcance de la ”nueva psicología”, ampliar y definir sus
roles, disciplinarla y profesionalizarla; aquí precisamente radicó su imparable fuerza y vitalidad
como propuesta genuinamente norteamericana.
El concepto de arco reflejo en Psicología (Dewey, 1896) iniciaba el artículo con la discusión acerca
de la necesidad de encontrar un principio o hipótesis unitaria en psicología, proponiendo como tal
el concepto de este. Lo explica como unidad coordinada y no como simple combinación de partes
o elementos separados estructuralmente. Defiende el carácter unitario y teleológico del circuito
sensoriomotriz, frente a la dualista distinción tradicional entre sensación/idea-movimiento, o
entre estímulo y respuesta. El circuito es una función y como tal supone la coordinación total de
un organismo hacia el logro de una meta. Es un sistema global y flexible de adaptación en el que se
integran elementos diversos, que se distinguen entre sí en términos de las diferentes funciones
que desempeñan en el proceso global. La distinción es funcional: no por lo que son, sino por lo
que hacen. Más en concreto, lo que se precisa es que consideremos al estímulo sensorial,
conexiones centrales y respuestas motoras, no como entidades completas y distintas en sí mismas,
sino como divisiones de trabajo, factores de funcionamiento integrados dentro de la totalidad
concreta singular, ahora llamada arco reflejo.
El funcionalismo
El funcionalismo, dejó de ser “poco más que un punto de vista, un programa, una ambición” para
convertirse en una escuela de pensamiento, precisamente en contraposición al estructuralismo de
Titchener. Lo que Titchener estaba atacando no tuvo un nombre hasta que él mismo lo bautizó;
como parte de la reacción provocada se produjo un movimiento para formular los principios
funcionales. La psicología funcional criticará tanto el carácter artificial y restrictivo que supone la
consideración estática de la mente, como ’’un momento de conciencia’’, cuanto la exclusión del
aspecto práctico y dinámico de la mente.
James Angell lo define al funcionalismo como; La psicología de las utilidades fundamentales de la
conciencia. La función básica de la mente es la “acomodación del organismo frente a lo nuevo”, lo
que lleva al psicólogo a estudiar los procesos mentales, no de forma aislada, sino como partes de
la más amplia corriente de fuerzas biológicas1, y como parte del movimiento de la evolución
orgánica. La conciencia se sitúa entre el ambiente y las necesidades del organismo; es activa y
siempre cambiante; y no puede inmovilizarse a fin de poder determinar su estructura; un
momento de la conciencia perece mientras que las funciones mentales permanecen. Luego la
diferencia a la psicología estructural y la psicología funcional en tres aspectos fundamentales:
1) como la psicología de las operaciones mentales, en contraposición a la psicología de los
elementos mentales; o dicho de otro modo, la psicología del cómo y del porqué de la
conciencia. La tarea del psicólogo funcional es descubrir cómo actúa un proceso mental, qué
es lo que realiza y en términos de qué condiciones particulares se produce. Pretende discernir
y describir las operaciones típicas de la conciencia en las condiciones de la vida real; el
problema funcional es descubrir el cómo y el porqué de los procesos conscientes, más que
determinar los elementos irreductibles de la conciencia y sus modos característicos de
combinación. La respuesta a la pregunta ‘qué’ implica las respuestas a las preguntas ‘cómo’ y
‘porqué’ .
Se opone al dualismo y a toda visión epifenomenalista, sosteniendo que para el psicólogo se trata
de una “distinción metodológica, más que metafísicamente existencial”. Estima que no existe una
distinción real entre mente y cuerpo; son entidades diferentes, pero que pertenecen al mismo
orden, y por tanto existe una fácil comunicación entre ellos.
El conexionismo de Thorndike
La obra de Thorndike podría caracterizarse como funcionalista, porque se interesó por el
aprendizaje, y asociacionista, porque entendió que la vida mental podía explicarse en términos de
un conjunto de asociaciones que se establecían en el sistema nervioso. Sin embargo, defendió un
tipo de asociacionismo muy característico, ya que planteaba que el resultado del aprendizaje era
el establecimiento de conexiones entre una situación y una respuesta, de ahí que él mismo
calificara a este punto de vista como conexionista. Aunque él nunca se consideró a sí mismo como
tal, Thorndike fue decisivo para el surgimiento del conductismo, en primer lugar, porque fue el
introductor del esquema estímulo-respuesta (E-R), en segundo lugar, porque inventó la caja
problema, una situación experimental que permitía el estudio objetivo del aprendizaje y, en tercer
lugar, porque estudió un tipo muy concreto de aprendizaje, el aprendizaje por ensayo y error o
aprendizaje instrumental, en el que el papel jugado por las consecuencias de la conducta, la
recompensas y los castigos, era fundamental.
Aportaciones fundamentales
El aprendizaje por ensayo y error;
lo que Thorndike propuso fue un estudio experimental de los procesos asociativos animales
observando y cuantificando su conducta en situaciones de laboratorio que permitieran un control
de las condiciones y aseguraran la replicabilidad de los resultados. Para ello, eligió preparaciones
experimentales adecuadas a las especies que estudió, buscando siempre que fueran simples e
instructivas respecto a la conducta observada. Así, Thorndike observó la conducta de gatos y
perros en sus famosas “cajas problema” y la de los pollitos en “corrales” (laberintos) construidos
con libros.
Cuando el animal fracasaba en la realización de la conducta que le permitía escapar, era retirado
por el propio Thorndike tras un tiempo suficiente, sin recibir ningún alimento. Utilizó diferentes
“cajas-problema”. Cada una ellas disponía de uno o más mecanismos diferentes que cuando eran
operados correctamente por el animal le permitían escapar.
Lo que Thorndike observó y registró en cada uno de los experimentos realizados fue un proceso
de adquisición gradual de la conducta adecuada, sorprendentemente similar en todos los casos. Él
le concedió gran importancia a la suavidad o brusquedad de sus curvas de aprendizaje: si la razón
o la inteligencia intervenían en esta situación debería observarse un descdenso brusco de las
latencias de escape; por el contrario, el descenso suave o progresivo constituía una prueba de que
no intervenía el razonamiento en el proceso de aprendizaje.
Otro aspecto importante de su investigación se destaca especialmente el no haber encontrado
evidencia de aprendizaje por imitación: ninguno de sus animales aprendió observando a otro, ni
siquiera fue esto cierto en el caso de los primates. Este último hecho le llevó a reconocer la
existencia de una diferencia fundamental entre el psiquismo animal y el humano.
A partir de los resultados anteriores, Thorndike desarrolló una concepción de la inteligencia
animal en términos de aprendizaje de conexiones estímulorespuesta (E-R). Para él, toda la
conducta era el resultado de un fortalecimiento progresivo de los vínculos E-R gracias al ejercicio
o repetición de la respuesta y al efecto que ejercía sobre dicha asociación el placer resultante.
Definió molarmente los conceptos de estímulo y respuesta. Así, el estímulo era la situación (la
caja-problema) y la respuesta exitosa aquella que permitía operar los resortes adecuados para
escapar de la misma
Las leyes del aprendizaje
Thorndike propuso un conjunto de leyes que explicarían cualquier conducta, incluidas las más
complejas de nuestra especie. Entre dichas leyes destacan la ley del efecto, cuya denominación
apuntaba a la importancia de las consecuencias en el aprendizaje, y la ley del ejercicio, en la que
se otorgaba a la práctica (al uso y al desuso) un papel importante en el aprendizaje.
En el caso de la ley del efecto; de las muchas respuestas dadas a la misma situación, las que vayan
acompañadas o inmediatamente seguidas de satisfacción para el animal en igualdad de
condiciones se conectarán más firmemente, de manera que cuando ésta vuelva a presentarse,
volverán a presentarse con toda probabilidad. Aunque esta ley también tenía una versión
negativa, es decir, una que se refería no al fortalecimiento sino al debilitamiento de las
conexiones (por el castigo); Las respuestas que van acompañadas o seguidas de insatisfacción
para el animal, sufrirán un debilitamiento, de modo que cuando vuelva a darse la situación, dichas
respuestas serán muy poco probables.
Thorndike utilizaba términos tan subjetivos como los de “satisfacción” e “insatisfacción”, su
definición de los mismos fue completamente objetiva: lo satisfactorio era lo buscado por el animal
y lo insatisfactorio era lo que evitaba.
El enunciado de la ley del ejercicio decía que toda respuesta a una situación, en igualdad de
condiciones, se conectará más fuertemente a la situación en proporción al número de veces que
ha sido conectada a esa situación, y al vigor y duración medios de las conexiones.
Thorndike creyó que estas leyes también se aplicaban a la conducta humana y realizó diversas
investigaciones para valorar el alcance de las mismas. Estos trabajos le llevaron a relativizar la
importancia del castigo en el aprendizaje y a desechar la versión negativa de la ley del efecto. La
mera repetición de una respuesta no llevaba a un mejor aprendizaje de la misma, la práctica sólo
era eficaz cuando iba acompañada de un efecto satisfactorio. Por otra parte, en sus estudios con
humanos, el castigo, por ejemplo decir “muy mal” tras la ejecución de una respuesta incorrecta,
no había sido eficaz para debilitar las conexiones aprendidas.
Además, introdujo algunas leyes más como la ley de la pertenencia que hacía referencia a las
relaciones que se establecían entre los estímulos y las respuestas. Dichas conexiones se
establecían más fácilmente cuando existía alguna relación entre ambos elementos: los animales
aprendían con facilidad a presionar un pedal para escapar de la caja y conseguir comida, pero el
aprendizaje no era tan fácil cuando la respuesta que se requería para escapar de la misma era la
de bostezar.
En cuanto a la generalidad del aprendizaje en la especie humana, las asociaciones se
transformaban por la acción del lenguaje, la inferencia, el juicio, la imitación o la comparación y se
adquirían incluso en situaciones en las que no existía ningún impulso para la acción. Desde este
punto de vista, la principal diferencia entre el psiquismo animal y humano, o entre las diversas
formas de psiquismo animal, se refería a la cantidad, complejidad y delicadeza de las asociaciones
observadas en cada caso.