Unidad 9
Unidad 9
Unidad 9
Informe final:
No se expresa en ningún caso en forma de rotulo, sino como una descripción. Se llega al mismo luego de lograr una integración que reúna
dificultades, conflictivas que se destaquen, rasgos de personalidad incluyendo características adaptativas.
El psicodiagnóstico se realiza en un momento particular de la vida del sujeto, por lo tanto tiene limitaciones.
12. Recomendación terapéutica: observar tolerancia a la frustración, insight, fantasías de curación. Hay que contar con
información de lugares de atención para recomendar.
13. Pronóstico: es una proyección que el profesional realiza en cuanto a las alternativas, el que puede derivar el caso en un futuro. Se
va a tener en cuenta la existencia de los recursos y posibilidades para modificar la situación actual, y siempre va acompañado de
recomendaciones terapéuticas, como sugerencia o propuesta de un tipo particular de tratamiento.
14. Evaluación: favorable, poco favorable, reservada.
15. Recomendaciones: recomiendo terapia sistémica por tal motivo.
Debe ser claro y conciso, explicando el objetivo.
Siempre tener en cuenta el nivel socio-cultural, el nivel económico, la responsabilidad del grupo familiar.
Devolución de información en el proceso psicodiagnóstico- Ocampo y Arzeno.
Es necesaria una devolución de información diagnostica y pronostica discriminada y dosificada, en relación con las capacidades yoicas del o de
los destinatarios.
Entendemos por devolución de información la comunicación verbal discriminada y dosificada que el psicólogo hace al paciente, a
sus padres y al grupo familiar, de los resultados obtenidos en el psicodiagnóstico. La trasmisión de esta información es el
objetivo básico.
El segundo objetivo es observar la respuesta verbal y preverbal del paciente y sus padres ante la recepción del mensaje del psicólogo.
1. Siguiendo la ley de cierre (teoría de la gestalt), es necesario trasmitir el resultado de una comunicación lograda. La comunicación
jerarquizada por nosotros no es de tipo unidireccional sino esferal, restituyendo así al proceso comunicacional las características de dialogo
entre consultante y consultor.
2. El examen psicológico implica, por las depositaciones en el psicólogo de partes adaptativas y enfermas del paciente, un proceso que
ataca su identidad, exigiendo una reconexión interna entre ciertos aspectos que el sujeto reconoce como suyos (identidad
manifiesta) y otros que desconoce pero actúa (identidad latente). Esta reestructuración implica ya una modificación de la dinámica
interna y exige, para resolverse en el sentido de la integración, que se le devuelva al examinado esa identidad latente que contiene,
además de los aspectos desvalorizados y temidos, otros enriquecedores y potencialmente adaptativos.
3. Si esa reintegración no se produce, el paciente queda permanentemente ligado al psicólogo en una relación de objeto que lo privó, y
el psicólogo experimenta dificultades para lograr una buena separación, porque se siente en deuda con el paciente a quien recuerda
con preocupación durante mucho tiempo u olvida totalmente.
4. SI devolvemos información por un lado a los padres y por otro lado al hijo, favorecemos la discriminación de identidades dentro del
grupo familiar. Si no hay devolución el niño siente que su identidad latente queda depositada en el psicólogo y en sus padres,
funcionando el como tercero excluido de una comunicación a la que tiene derecho, puesto que es su problemática el motivo central
de la consulta.
5. La devolución funciona como prueba de realidad de que el psicólogo ha salido indemne de la depositación de los aspectos más
dañados y dañinos del paciente, que los ha aceptado junto con los buenos y reparadores, reconociéndolos como coexistentes y
propios del examinador.
6. Es recomendable usar esta técnica porque de lo contrario se favorecen en el paciente fantasías de empobrecimiento y robo por
enajenación de partes yoicas, fantasías que cobran realidad si efectivamente retenemos todo lo que el paciente nos fue depositando.
La devolución funciona como mecanismo de reintroyección sobre todo de su identidad latente, que de otra manera quedaría
enajenada en el psicólogo.
7. Cuando el paciente no sabe si el psicólogo le dira algo acerca de lo que opina sobre su problema y mas aun cuando se le dice que
nada se le informara, se siente sometido pasivamente a una serie de estimulaciones que las tratara de responder pero no siempre
con deseos de colaborar con el psicólogo.
Si el paciente sabe que al finalizar se le darán los resultados, se sentirá comprometido en el proceso y mejor dispuesto a
colaborar. En algunos casos, sobre todo el de aquellos paciente que han llegado a la consulta derivados puede ocurrir que se bloqueen o
rechacen abiertamente la posibilidad de sabe que opina el psicólogo porque la devolución despierta mucha ansiedad persecutoria. Si las
resistencias son muy intensas es posible que el niño adopte una actitud negativista durante la hora de juego y la administración de los
tests y que al citárselo para la devolución de información se resista a concurrir, se enferme, o promueva algún tipo de complicación en el
grupo familiar para evitarla.
8. Si no se devuelve la información se intensifican las fantasías de enfermedad, gravedad, incurabilidad, locura, etc.
9. Si devolvemos información daremos al paciente una oportunidad de verse con más criterio de realidad, con menos distorsiones
idealizadoras o peyorativizantes.
En pacientes adolescentes debemos enfatizar más el punto 4) en el que hablamos de la condición de tercero excluido . Cobra
mayor trascendencia por la reactivación de los problemas relacionados con el conflicto edípico, unida al duelo por la identidad infantil perdida
y la necesidad de asumir una nueva identidad. Muchas veces esto determina su escasa colaboración en el tratamiento posterior o su franco
“boicot” al mismo.
En pacientes adultos la devolución de información que consulta espontáneamente ha resultado más fácil de aceptar como necesaria y
factible. Posiblemente esto se deba a una mayor facilidad del profesional para identificarse con figuras próximas a el en edad y la consiguiente
prevalencia de la comunicación verbal de ambos.
1. Ellos han pedido la consulta para saber que pasa con ese hijo, con varios o con todo el grupo familiar y es preciso que conozcan la
opinión del profesional consultado. Si nada se les dice puede que se incrementen en ellos las fantasías de enfermedad grave,
incurable e irreparable. Con nuestro silencio agravamos la situación, producimos una dosis suplementaria de ansiedad persecutoria.
Así también, si desde la primera entrevista estos padres han procedido de manera defensiva depositando masivamente en el
psicólogo todos los sentimientos, afectos, impulsos y fantasías intolerables para desembarazarse de ellos y obtener así un seudo
alivio, la no devolución favorece las fantasías de desembarazamiento y alivio.
2. Es preciso reintegrarles una imagen del hijo, de ellos y del grupo familiar, corregida, actualizada, ampliada o restringida, que no
siempre coincide en todo o al menos en parte con la que ellos traen a la consulta. Los ponemos en condiciones de tomar conciencia
de la real identidad de este, de los cambios que deberán aceptar en el hijo, en ellos y en el grupo familiar como un todo, si realmente
están dispuestos a modificar el “Status quo” reinante.
3. Tratándose de un niño, un adolescente o un adulto psicótico grave o en estado confusional, son los padres u otros parientes los
responsables de la concreción del tratamiento.
4. Si los padres no han venido por propia iniciativa sino enviados por un tercero (maestro, pediatra, etc.), la entrevista devolutiva
funciona como una oportunidad para tratar de que logren cierto insight respecto de las situación real. Estos no son padres que
“equivocan” el síntoma sino que no advierten ninguno. Contratransferencialmente son los casos en los que resulta más difícil la
devolución, por la dosis de frustración que supone para el psicólogo y la sobrecarga de angustia que le depositan.
5. Así como a veces el paciente se resiste a asistir a la entrevista devolutiva, otro tanto sucede con los padres.
La devolución de información es recomendable para preservar la salud mental del psicólogo evitando que su tarea se trasforme en insalubre.
Esto sucedería si se hiciera cargo de las depositaciones masivas del paciente y/o sus padres. Si restituye a sus verdaderos dueños tales
fantasías, emociones, impulsos, etc., depositados en el conciente o inconciente, el psicólogo esta preservando su salud.
Permite ver si los padres podrían actuar como aliados del terapeuta.
El psicólogo debe operar como un yo capaz de discriminar lo que debe y puede decir y lo que no puede ni debe decir al
paciente por una parte y a sus padres por la otra. Esto significa dosificar la información.
Si el psicólogo restringe información y calla lo que el paciente esta en condiciones de saber, se comporta como un Superyó represor, que
frustra al Yo en su deseo de saber y al Ello en su deseo de manifestarse (ambas instancias representadas por el paciente y/o sus padres según
el caso y el momento de la entrevista).
Con esta actitud el psicólogo refuerza arcaicos mecanismos de defensa del paciente.
Indicadores que expresan tolerancia son la aparición de nuevas asociaciones relacionadas con los recuerdos reprimidos, nuevos puntos de
vista, expectativas, miedos, etc.
Otro problema técnico es la elección del lenguaje mas apropiado. Es importante ser claro, no caer en el uso de terminología técnica y utilizar
dentro de lo posible, el mismo lenguaje que emplean el paciente o los padres.
De ninguna manera el material de los test debe ser mostrado a los padres, el paciente merece el mismo trato en cuanto al secreto profesional.
Otra dificultad técnica que se presenta en la entrevista devolutiva es la secuencia: hay que comenzar por lo menos ansiógeno para continuar
con lo mas ansiógeno. Lo menos ansiógeno resulta ser los aspectos en los que el paciente se muestra como mas sano y mejor adaptado. Lo
mas ansiógeno suele ser lo mas enfermo del paciente. “Suele ser” porque en ciertos casos los aspectos sanos y reparadores pueden resultar
los mas ansiógenos (tal es el caso de los padres que en la primera entrevista solo se refieren a lo negativo del hijo).
Es fundamental que el psicólogo sepa expresarse con claridad y haga reiteradas síntesis cada vez más comprensivas del caso a medida que
incluye nuevos datos.
La entrevista devolutiva no tiene por que ser necesariamente una. Puede dejarse abierta la posibilidad para otras entrevistas, sobre todo
cuando se percibe que el paciente o los padres necesitan más de una oportunidad para elaborar lo que es imprescindible decirles.
Tanto el psicólogo como el paciente o los padres pueden plantear la necesidad de otras entrevistas devolutivas. De todas maneras es necesario
dar oportunidad a los interesados para metabolizar lo recibido en la primera entrevista y aclarar, ampliar o rectificar lo comprendido en ella.
El psicólogo debe estar preparado para la aparición de emociones polares dado que en toda entrevista surgen sentimientos reparatorios al
mismo tiempo que envidia y celos hacia el psicólogo, movilizados por la culpa de hacer conciente todo aquello que no han podido reparar y
que aun sienten destruido.
También puede suceder que la aparición de envidia, celos y rivalidad surja y se dramatice dentro de la pareja misma; entonces cada uno trata
de mostrar al otro y al psicólogo que ha sabido ser mejor padre.
Todo proceso psicodiagnóstico moviliza en el paciente y los padres fuertes ansiedades depresivas y paranoides.
El interjuego de ambas depende del tipo de relación establecida con el hijo. Nos parece importante como pronostico que en la entrevista
surjan momentos depresivos, aun cuando haya fluctuaciones con predominancia de ansiedades paranoides y confusionales.
El psicólogo debe actuar como catalizador y continente de todo este complejo sistema tensional. De ahí que debamos desconfiar de una
entrevista en la que no se producen “picos “y se acepta todo lo que dice el psicólogo. Son casos en que las tendencias reparadoras se
depositan en el psicólogo maniacamente y se evita de eta manera sentir el dolor y la culpa propios. Esto es un mal pronostico de tratamiento:
quienes no son capaces de percibir cierto sufrimiento difícilmente pueden aceptar la ayuda terapéutica.
Es importante compara la dinámica interpersonal de la entrevista de devolución con la que se dio en la primera entrevista. Si disminuyeron las
resistencias, al verse a si mismos y al hijo de una manera mas realista, si existe mayor permeabilidad para aceptar la relación manifiesta latente
en la conducta y se da un cambio de roles en relación con el psicólogo, y con los aspectos positivos y negativos propios del hijo, podemos
afirmar que el pronostico respecto de este paciente tiene características positivas.
Una de las situaciones mas difíciles de manejar en al devolución es la que se crea cuando el motivo manifiesto de consulta es leve comparado
con lo que el síntoma aludido esta encubriendo, por ejemplo dificultades de aprendizaje que encubren crisis psicóticas.
En otros casos, lo que los padres movilizan en el psicólogo es rabia. Si el psicólogo se contraidentifican con el hijo y piensa que, en efecto, estos
padres son malos, pueden sentirse impulsados a utilizar la entrevista devolutiva para castigarlos o reprenderlos. Esto incrementa la culpa que
los padres traen y entorpecen la buena comunicación necesaria para descubrir sus aspectos más reparadores. En la entrevista devolutiva
debemos mostrar ambos.
Es bastante común en la entrevista de devolución identificar al psicólogo con un juez. Eso determina la emergencia de fuertes sentimientos de
culpa en los padres que si no alcanzan la calidad depresiva se mantienen como persecutorios a lo largo de toda la entrevista, determinan que
el psicólogo sea revestido con significado de un Superyó muy cruel que no puede ayudar sino condenar.
Cuanto mayor sea el paciente mayor es también la sensación de fracaso que traen los padres, mas perceptible la enfermedad, mas difícil el
mantenimiento de viejas racionalizaciones, mas abundantes las pruebas de realidad de los trastornos del hijo. Se hace mayor la necesidad de
ayuda ajena, puesto que, evidentemente, solos no han podido lograr nada, mas intensa es la culpa por lo tanto, mayor es la fantasía, a veces
real, de irreparabilidad.
El psicólogo que devuelve información a niños debe estar entrenado en la comunicación con ellos. Conocer la técnica de juego y los elementos
básicos de la hora de juego permite captar y comprender mejor lo que el niño diga y haga durante la administración del psicodiagnóstico, y
especialmente lo que suceda en la entrevista de devolución. Todo lo que el dramatice, gesticule o haga adquiere en esa oportunidad tanta
importancia o mas que lo que verbaliza.
Hay que estar atento a las propias gesticulaciones, movimientos, etc., como lenguaje preverbal usado en la comunicación con el paciente.
El mensaje no verbal del niño debe ser detectado, comprendido y utilizado, ubicándolo en la entrevista de devolución junto con el mensaje
verbal. La psicoterapia psicoanalítica infantil se apoyo desde sus comienzos en la hipótesis de que el niño comprende mucho más y mucho
antes de lo que el adulto cree. Esto vale también para la etapa psicodiagnóstica.
La devolución de información a un paciente que traen sus padres se realiza después de haberles hecho la devolución a ellos y teniendo claro
que es lo que piensan haber ellos en cuanto a las recomendaciones terapéuticas. De lo contrario no conviene adelantar al paciente nada al
respecto.
2) Devolución a adolescentes:
Con toda seguridad que encontraremos en ellos aspectos infantiles y otros mas adultos aunque sea en grado mínimo. Será necesario buscar el
medio adecuado de mostrarles sus aspectos infantiles sin herirlos y los más adultos sin “adultificarlos”:
3) Devolución a adultos:
Debe prevalecer más comunicación verbal sobre la preverbal.
Es importante incluir con claridad todos los aspectos infantiles que tolere, ya que además de la importancia actual sabemos que aparecerán en
el tratamiento que seguramente se le recomendará.
Capitulo 11, Ocampo y Arzeno:
Si se piensa derivar al paciente a terapia breve, el proceso se hará de una manera mucho más exhaustiva que si se presume o se da por
sentado que el caso se tratara con terapia sin tiempo limitado. Se dedicará mucho más tiempo a la investigación de los aspectos adaptativos
que presenta el paciente. Teniendo en cuenta este objetivo, jerarquizamos la importancia de la entrevista devolutiva.
a) Datos extraídos de la entrevista inicial: lo recogido espontáneamente, lo obtenido a pedido nuestro, lo relativo al nivel de auto
presentación, el motivo manifiesto y latente de la consulta, lo transferencial y contratransferencial.
d) Datos extraídos de la entrevista devolutiva misma. Esta sintetiza y da coherencia a los datos extraídos de las fuentes anteriormente
mencionadas.
Aspectos generales que hacen al marco de la terapia breve, que aparecen condensados en la situación de entrevista final y que eventualmente
podrán desplegarse y enriquecerse en el futuro tratamiento:
1) Los señalamientos e interpretaciones del material recolectado que, a semejanza de la situación terapéutica, se hacen durante la
devolución. En aquello que trasmite hay dos elementos: uno descriptivo, que es lo primero que comunica al paciente y que le
muestra los aspectos manifiestos de la conducta, y otro interpretativo, que incluye lo que el no conoce de si mismo y que el
psicólogo intenta mostrarle a través de una interpretación de los datos.
H. Racker expresa que: “la interpretación debe ser dada cuando el analista sabe lo que el analizado sabe, necesita saber y es capaz de saber”.
2) La capacidad de vivenciar, de sentir emociones durante la entrevista devolutiva. Si es capaz de movilizarse afectivamente esta en
mejores condiciones para una terapia breve, pues podrá aceptar los aspectos vivenciales de la interpretación. La contraindicación para terapia
breve en este sentido serian los casos en los cuales se manifieste una exagerada intelectualización o un pensamiento obsesivo rígido. El ritmo
de los progresos terapéuticos será más lento. Si el nivel de simbolización no es adecuado, deberemos contraindicar la psicoterapia breve.
3) La capacidad de colaborar con el psicólogo. Ella dependerá por un lado de una aceptable capacidad yoica para tolerar las
frustraciones resultantes de una relación de corta duración y por otro de la capacidad de percibir y ser continente del propio sufrimiento.
4) El respeto por el encuadre a lo largo de todo el proceso psicodiagnóstico, sobre todo en la entrevista final, es un índice positivo
respecto de la terapia breve.
5) El grado de plasticidad del Yo para absorber cambios en breve lapso es otro aspecto importante. Puede apreciarse en los distintos
tests que se administran al paciente, pero se enfatiza en la entrevista devolutiva. En ella se muestra la consistencia del YO del paciente para
reintroyectar la información del psicólogo y la capacidad para asimilar esos contenidos persistiendo o variando la actitud emocional con que
los recibe.
Tratándose de niños, un índice favorable es un núcleo familiar que sea buen continente, con suficiente plasticidad para absorber o por lo
menos tolerar los cambios que promueva la terapia en el hijo.
6) Una consulta pedida espontáneamente por el paciente y cierto grado de insight de su problema es un buen índice pronóstico porque
supone una cierta toma de conciencia respecto de lo que le ocurre.
7) La existencia de una cierta coincidencia o una mínima discrepancia entre el motivo manifiesto y el motivo latente de la consulta. En
la entrevista final tratamos de ver si el paciente puede integrar ambos y que mecanismos aparecen cuando eso esta por ocurrir. Si lo latente
aparece en los dibujos puede ocurrir que sienta el dibujo como una conducta totalmente egodistonica.
Cuanto mayor es el grado de disociación (y negación, proyección o racionalización, etc.) entre motivo manifiesto y latente de la consulta,
menor es la probabilidad de que el caso sea susceptible de ser sometido a terapia breve.
8) La curiosidad por su mundo interno y la capacidad para tolerar explorarlo. Puede ponerse de manifiesto en la entrevista devolutiva y
constituyen buenos índices para una terapia breve exitosa.
Es un mal índice la curiosidad despersonalizada e intelectualizada o seudocientífica del paciente que se muestra aparentemente interesado,
pero como si lo que se describe le ocurriera a otro y no a el.
9) La parte psicótica de la personalidad debe estar suficientemente controlada. Deben funcionar bien defensas tales como la disociación y
la represión. El yo del paciente debe estar en condiciones de controlar la acción. Esperamos que en todo el material, incluso en el de la
entrevista final, predominen aspectos neuróticos, que haya una base fuerte previa a la emergencia de los síntomas y que la parte psicótica este
lo bastante clivada como para que no irrumpa en el curso del tratamiento.
Es importante apreciar la cantidad de actuaciones, la calidad de las fantasías actuadas y el momento en que aparecen. Pensamos que hay mas
posibilidades de actuación al comienzo del proceso psicodiagnóstico, cuando la ansiedad persecutoria es mayor y la probabilidad de
controlarla menor. Entendemos las actuaciones como fracasos en el intento de controlar la ansiedad persecutoria. En casos extremos la
actuación consistiría en el abandono del proceso y el ausentismo en la entrevista devolutiva.
10) La capacidad de organización del Yo para entrar en regresión y salir de ella indemne es otro indicador importante.
11) La capacidad del Yo para tolerar y elaborar duelos es otro indicador importante a detectar, junto al grado y tipo de ansiedad con que
el paciente espera la devolución. Por lo general esta despierta ansiedad persecutoria en una medida que varia según la personalidad del
paciente. Si en la entrevista final predomina la ansiedad depresiva debemos considerarlo como un índice positivo en tanto se conecta con la
capacidad de elaborar duelos.