Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Montesquieu

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

CHARLES DE MONTESQUIEU

El siguiente texto presenta fragmentos extraídos textualmente del libro “Historia de las ideas
políticas” (1985) de Jean Touchard.
El elogio de las instituciones inglesas hecho por Montesquieu descansa sobre un equívoco, Montesquieu pertenece a la
nobleza y, sostiene la causa de los parlamentarios. Sin duda, su liberalismo es sincero y profundo, pero ese liberalismo
está vuelto hacia el pasado; es un liberalismo aristocrático, y francés, muy alejado del liberalismo inglés, muy separado
a su vez de las realidades británicas.

MONTESQUIEU
Montesquieu (1689-1755), vulgarizador de la Constitución inglesa, teórico de la separación de poderes, adepto de un
perfecto liberalismo, un Montesquieu muy próximo a Locke...

MÉTODO DE MONTESQUIEU. - ¿Cómo explicar en un país determinado la presencia de una legislación


determinada? Tal es el objeto del Esprit des lois. Montesquieu va en busca de un orden inteligible; y se esfuerza por
distinguirlo y explicarlo. Los principales rasgos de su método son los siguientes:
a) Sentido de la diversidad. - Para Montesquieu la primera tarea de la inteligencia consiste en percibir las, distinciones.
Como más adelante Benjamín Constant y Tocqueville y como todos los grandes teóricos del liberalismo, Montesquieu
se interesa apasionadamente por la diversidad del mundo. Nada teme tanto como la unidad. Contrariamente a Bossuet
–que multiplica las comparaciones–, Montesquieu distingue los gobiernos según las épocas y países. "El sentido común
–dice– consiste en gran parte en conocer los matices de las cosas."
b) Relativismo. - La ley es para Montesquieu un sistema de relaciones: "El espíritu de las leyes consiste en las diversas
relaciones que las leyes pueden tener con diversas cosas". Relaciones con la constitución de cada gobierno, con las
costumbres clima, religión, comercio, etc. Montesquieu se aplica, por consiguiente, a determinar todas las influencias
que se ejercen sobre las leyes; su método parte de un análisis sociológico.
c) Determinismo. - Montesquieu cree que las cosas tienen una naturaleza: "Las leyes, en la significación más extendida,
son las relaciones necesarias que derivan de la naturaleza de las cosas". Relaciones necesarias, pero no relaciones
suficientes; las leyes tienen sus leyes, pero estas leyes son complejas, y ni el clima ni la Constitución bastan para explicar
la situación de un país. La historia es inteligible, y los hombres pueden hacerla.
d) Racionalismo. - Si Montesquieu recusa todo fatalismo (y naturalmente todo providencialismo), su método no cae en
el empirismo. Tiene una elevada idea de la ley; es —debiera ser— la encarnación de la razón: "Es un pensamiento
admirable de Platón el de que las leyes se hacen para anunciar los mandatos de la razón a quienes no pueden recibirlos
inmediatamente de ella".
e) Escepticismo. - Pero la ley está hecha por legisladores, y éstos muy a menudo están por bajo de su misión. Grandeza
de la ley y debilidad de los legisladores: "La mayoría de los legisladores han sido hombres limitados a quienes el azar
puso al frente de los demás y que apenas han consultado más que a sus prejuicios y sus fantasías. Parece que
desconocieran la grandeza y la dignidad misma de su obra".
De esta forma, el método de Montesquieu, riguroso y matizado, hace un lugar a la debilidad humana.
Pero el método vale más que las aplicaciones. En especial, nos parece que se le hace un mal servicio a Montesquieu
cuando se insiste en su teoría de los climas. Por un lado, esta teoría existía mucho antes que Montesquieu; por otro —y
sobre todo—, sus largas consideraciones sobre el tema (del tipo: "Se posee mayor vigor en los climas fríos" o "Los
indios carecen naturalmente de valor") no nos sorprenden hoy día ni por su originalidad ni por su pertinencia.

LA TEORÍA DE LOS GOBIERNOS - La teoría de los gobiernos, que abre el Esprit des lois, es —junto con la
separación de poderes— la teoría más conocida de Montesquieu. Sin embargo, resulta dudoso que Montesquieu pusiera
en ella lo esencial de su pensamiento político.
Montesquieu distingue entre la naturaleza de cada gobierno –lo que le hace ser– y su principio –lo que le hace actuar–.
Pasa revista a tres tipos de gobierno.
a) El gobierno republicano. - Naturaleza: "El gobierno republicano es aquel en el que el pueblo colectivamente, o sólo
una parte del pueblo, tiene el poder soberano". Por consiguiente, hay dos formas muy diferentes de república: la
república democrática y, la república aristocrática.
b) La república democrática. - Naturaleza: el pueblo colectivamente, o sea el conjunto de los ciudadanos reunidos, ejerce
el poder soberano.
CHARLES DE MONTESQUIEU

Principio: la virtud, en sentido cívico y no en sentido moral, es decir, la facultad que tiene cada ciudadano de hacer pasar
el interés general por encima del interés particular.
La república democrática según Montesquieu (que no distingue claramente entre la palabra "república" y la palabra
"democracia") es una república a la antigua, austera, frugal, virtuosa, limitada a pequeñas ciudades cuyos ciudadanos
pueden reunirse en una plaza pública.
c) La república aristocrática (tipo Venecia). - Naturaleza: el poder soberano pertenece a "un cierto número de personas".
Principio: la moderación en el uso de la desigualdad. La aristocracia gobernante debe ser bastante numerosa y debe, en
cierto modo, hacer olvidar a los gobernados su existencia: "Cuanto más se aproxime una aristocracia a la democracia,
tanto más perfecta será; y lo será menos, a medida que se aproxime a la monarquía".
b) El gobierno monárquico. - Su naturaleza implica que gobierne uno solo. Pero la monarquía no se confunde con el
despotismo. El monarca gobierna según las leyes fundamentales, que se ejercen gracias a poderes intermedios. "Los
poderes intermedios, subordinados y dependientes, constituyen la naturaleza del gobierno monárquico". Estos poderes
o cuerpos intermedios son "los canales medios por los que corre el poder".
Principio: el honor, es decir, el espíritu de cuerpo, "el prejuicio de cada persona y de cada condición". "La naturaleza
del honor consiste en exigir preferencias y distinciones". Montesquieu no habla ni de la virtud de los príncipes, ni de la
virtud de los ciudadanos, sino del honor de algunos. Por consiguiente, el principio del gobierno monárquico no se
encuentra en manos del monarca. Es una concepción aristocrática y casi feudal, de la monarquía. Cuando Montesquieu
habla de la monarquía en los primeros libros del Esprit des lois, parece pensar más en la monarquía francesa de la Edad
Media que en una monarquía constitucional a la inglesa.
c) El gobierno despótico. - Es el único tipo de gobierno al que Montesquieu condena formalmente. Su naturaleza consiste
en que uno sólo gobierna según su capricho, sin leyes ni reglas. Su principio es el temor; el déspota trata a sus súbditos
como a bestias.
No se encuentra en Montesquieu ninguna distinción entre diferentes formas de despotismo, ni ninguna referencia al
despotismo ilustrado. Sin embargo, Montesquieu apunta, por encima del despotismo, hacia la monarquía absoluta.
Esta tipología de los gobiernos es doblemente abstracta:
— Abstracta respecto a los gobiernos existentes en la época, en que Montesquieu escribió Esprit des lois; la monarquía
inglesa no entra en ninguna categoría y no se hace ninguna distinción entre las diversas monarquías.
—Abstracta, por otro lado, respecto a las preferencias íntimas de Montesquieu. Condena el despotismo; pero el gobierno
de su preferencia no está conforme ni con el tipo monárquico, ni con el tipo aristocrático, ni con el tipo democrático, tal
y como los ha dibujado. Una vez más, Montesquieu encubre su íntimo pensamiento; únicamente cuando se ha leído no
sólo el conjunto de l'Esprit des lois, sino el conjunto de su obra, se ve aparecer, como una imagen compuesta, esa
monarquía aristocrática, virtuosa y moderada en la que soñaba Montesquieu sin hacerse demasiadas ilusiones sobre sus
posibilidades de realización.

5) EL GOBIERNO MODERADO. - Montesquieu parece menos preocupado por la forma de los gobiernos que por
las instituciones, y menos preocupado por las instituciones que por las costumbres.
La teoría política de Montesquieu es una teoría de los contrapesos ("Es preciso que el poder detenga al poder"). La
separación de poderes, los cuerpos intermedios, la descentralización y la moral son para él otros tantos contrapesos,
otras tantas fuerzas que impiden que el poder caiga en el despotismo.
a) La separación de poderes. - La separación de poderes se ha convertido, gracias a Montesquieu, en una especie de
dogma. El artículo 16 de la Declaración de Derechos del Hombre proclamará: "Toda sociedad en la que no esté
asegurada la garantía, de los derechos ni determinada la separación de poderes carece de constitución".
En realidad, sin embargo, la doctrina de la separación de poderes no tiene en Montesquieu el alcance que le han atribuido
sus sucesores. Se contenta con afirmar que el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial no deben
encontrarse en las mismas manos; pero de ningún modo piensa en preconizar una rigurosa separación entre los tres
poderes, inexistente por lo demás en el régimen inglés.
Lo que Montesquieu preconiza es una armonía entre los poderes, una atribución conjunta e indivisa del poder a tres
órganos, la cosoberanía de tres fuerzas políticas, y también de tres fuerzas sociales: rey, pueblo y aristocracia. Como ha
observado Ch. Eisenmann, existe una correspondencia entre las ideas constitucionales y las ideas sociales de
Montesquieu: "Su aparato gubernamental aparece como la proyección en el plano constitucional de su imagen de la
sociedad: tres fuerzas sociales están encarnadas por tres fuerzas políticas: la correspondencia es perfecta". En realidad,
no existe en Montesquieu una teoría (jurídica) de la separación de poderes, sino una concepción (político-social) del
equilibrio de poderes, equilibrio que tiende a consagrar a un poder entre los demás: el de la aristocracia.
CHARLES DE MONTESQUIEU

b) Los cuerpos intermedios. - Montesquieu cree en la utilidad social y moral de los cuerpos intermedios, especialmente
los parlamentos y la nobleza.
Montesquieu, presidente del Parlamento de Burdeos, defiende con vigor los privilegios de los parlamentarios, a los que
parece confundir a veces con los privilegios de la nobleza. Montesquieu no vacila en defender la venalidad de los cargos:
se trata sin duda de un abuso, pero de un abuso útil. Montesquieu es un gentilhombre orgulloso de su nobleza
("trescientos cincuenta años de nobleza probada") y considera a la nobleza como el mejor sostén de la monarquía, como
la mejor garantía de la libertad: "Sin monarca, no hay nobleza; sin nobleza, no hay monarca, pero si un déspota". Resulta
extraño —aunque sin duda él hizo todo lo posible para mantener esta ambigüedad— que Montesquieu haya sido
considerado como un admirador del sistema inglés, cuando la verdad es que su pensamiento está profundamente
enraizado en las más antiguas tradiciones francesas.
c) La descentralización. - La descentralización es un contrapeso eficaz contra el despotismo. El señor de La Brède tiene
sobre el tema las mismas ideas que mantendrá el señor de Tocqueville. El pensamiento de Montesquieu no se opone
tanto al de Rousseau mucho menos centralizador de lo que se ha dicho) como al de sus discípulos montañeses y al de
los grandes funcionarios de la monarquía.
d) Las costumbres. - "Nunca se debe hacer mediante las leyes lo que se puede hacer mediante las costumbres." La
verdadera reforma no es política, sino intelectual y moral. No deben hacerse demasiadas leyes. La moderación es la
virtud principal: "El espíritu de moderación debe ser el del legislador; el bien político, al igual que el bien moral, se
encuentra siempre entre dos límites". La moral de Montesquieu es una moral del justo medio. Aunque su condición
social y sus opciones políticas le sitúan en el campo de la aristocracia, su moral es burguesa, o por lo menos puede ser
adoptada fácilmente —y lo será efectivamente—'- por la burguesía.
En cuanto a la religión, para Montesquieu es a la vez una bella decoración) y un freno social. Montesquieu —anticlerical,
poco religioso— niega que sea ateo. Cree en la utilidad de la religión en tanto que "motivo represivo"; "Es muy útil que
sé crea en la existencia de Dios... Aun cuando fuera inútil que los súbditos tuviesen una religión, no lo sería que los
príncipes la tuviesen".
La religión de Napoleón es muy semejante a la de Montesquieu.

LAS IDEAS SOCIALES DE MONTESQUIEU.

a) Las ideas sociales de Montesquieu nada tienen de revolucionario. La libertad consiste para él fundamentalmente en
la seguridad "La única ventaja que un pueblo libre posee sobré otro es la seguridad que cada uno tiene de que el
capricho de uno solo no le privará de sus bienes o de su vida". La igualdad absoluta es un sueño: "Así como el cielo
está separado de la tierra, así lo está el verdadero espíritu de igualdad del espíritu de igualdad extrema". El pueblo no
debe ser confundido con el populacho, siendo prudente negar el derecho de voto a quienes se encuentran en un profundo
"estado de vileza": "incluso en el gobierno popular, el poder no debe caer en manos del pueblo bajo". Voltaire y los
constituyentes de 1789 no dirán otra cosa.
b) Pero Montesquieu es un "conservador ilustrado'' (J. J. Chevallier). Su ideal no es el "laissez-faire" de los economistas
liberales, y de quienes invocarán su obra para la defensa del orden burgués. Opina que el Estado "debe a todos los
ciudadanos una subsistencia asegurada, alimentación, un vestido conveniente y un género de vida que no sea contrario
a la salud". Por tanto, Montesquieu estima que el propio Estado debe proveer al mantenimiento de los enfermos, de los
ancianos y de los huérfanos, que debe abrir graneros públicos y luchar contra la miseria. Máxime Leroy ve en estas
preocupaciones de Montesquíeu las primicias de un "socialismo de Estado" de tipo patriarcal.
Tal es la ambigüedad de Montesquieu. Sus convicciones políticas son las de los aristócratas liberales y las de todos
aquellos que consideran la tradición como la salvaguardia de la libertad. Pero Montesquieu llegaba demasiado tarde —
o demasiado pronto— en un siglo de burguesía, y su obra fue adoptada —y adaptada— por una burguesía que la dirigió
en el sentido de los valores burgueses, de la seguridad, de la paz, del régimen censitario y del orden moral. De esta
forma, Montesquieu pasa por fundador de un sistema que seguramente le habría producido horror.
Montesquieu —se dice a menudo— expresa la opinión de los medios parlamentarios, así como Voltaire expresa la
opinión de la burguesía capitalista. Está afirmación no es falsa, pero sería más exacto decir que los medios
parlamentarios hicieron su libro de cabecera y su arma de combate de una obra que propendía inicialmente a situarse
del lado de la nobleza más que del lado de los Parlamentos. Sin duda Montesquieu permanece fiel a sus orígenes
parlamentarios: pero considerarlo un ciego defensor de los Parlamentos seria desconocer su libertad de espíritu. Es
ciertamente su defensor, pero lúcido, desdeñoso y peligroso para los privilegios que defiende...
CHARLES DE MONTESQUIEU

Como quiera que sea, los Parlamentos, confundiendo un poco sus libertades —es decir, sus prerrogativas— con la
libertad, utilizan abundantemente a Montesquieu —no sin deformar el Sentido de su obra— en su lucha contra el poder
real. Lucha estéril y combate de retaguardia que obstaculiza toda tentativa de modernización política y social de la
monarquía. Son los medios parlamentarios quienes expurgaron y aburguesaron a Montesquieu.

También podría gustarte