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Criterio II Ensayo

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UNIVERSIDAD HISPANO

LICENCIATURA EN DERECHO

Criterio II Ensayo

Kenia Jaqueline Duarte Carrillo


Derecho Procesal Penal
Imparte : Juan Raúl Marrufo León

Umán, Yucatán a 31 de Maarzo de 2021


Índice

Introducción

Relación de pruebas aceptadas en el proceso penal garantista basado en la oralidad.

Conclusión

Referencias bibliográficas
Introducción

Relación de pruebas aceptadas en el proceso penal garantista basado en la

oralidad.

La prueba se define como el “examen y exactitud, argumento y demostración,

operación mental que confirma y justifica, razonamiento que funda la verdad de una

proposición que exige la evidencia que el teorema reclama y necesita. Es esencialmente

indestructible, porque se funda en premisas que dan firmeza y solidez al silogismo, al

manejarse con maestría el argumento y disparar certeramente las baterías de la fuerza

dialéctica”. Ángel Martínez Pineda

“Artículo 365. Prueba es todo conocimiento cierto o probable sobre un hecho

ingresado legalmente al proceso a través de un medio de prueba en la audiencia de juicio

oral y desahogada bajo los principios de inmediación y contradicción, que sirve al juez

como elemento de juicio para los efectos indicados

Probar es suministrar en el proceso el conocimiento de cualquier hecho, de manera que se

adquiera para sí o se engendre para otros la convicción de la existencia o verdad de un hecho,

como para decidir una cuestión incidental o de fondo. En estricto orden esquemático, es preciso

entender la conceptualización de la "prueba", como término jurídico. Conforme a la acepción

latina, el vocablo "prueba" deriva de las palabra probo, que se refiere a lo bueno, honesto; y

probando, que significa recomendar, aprobar, experimentar, patentizar, hacer fe, acción o efecto

de probar, razón con que se demuestra una cosa, indicio o señal de una cosa.

Sin embargo, en el ámbito jurídico, la "prueba" es concebida en sentido estricto y amplio.

En el primer sentido, cuando se trata de la obtención del cerciora miento del juzgador acerca de
los hechos, discutidos y discutibles, cuyo esclarecimiento resulte necesario para la resolución del

conflicto sometido a proceso; es decir, se trata de la verificación o confirmación de las

afirmaciones de hecho expresadas por las partes. En tanto, la segunda concepción, se asigna al

conjunto de actos desarrollados por las partes, los terceros y el propio juzgador con el objeto de

obtener el cerciora miento judicial sobre los hechos discutidos y discutibles. Pero por extensión, se

denomina "prueba" a los medios, instrumentos y conductas humanas con las cuales se pretende

lograr la verificación de las afirmaciones de hecho.

En resumen, la prueba constituye un elemento necesario para convencer al juzgador de la

existencia o no de hechos de importancia en el proceso; en otras palabras, es un juicio, una idea

que denota necesidad ineludible de demostración, verificación o investigación de la verdad de

aquello que se ha afirmado en el proceso; pero en particular, tratándose de la prueba penal,

podemos señalar que se trata del elemento o dato, racional y objetivo, idóneo para acreditar la

existencia o no del delito, así como para demostrar o no la responsabilidad penal del inculpado al

respecto, inclusive para la demostración de las circunstancias relevantes a ponderar en la

aplicación de sanciones.

Diferencia entre dato de prueba y la prueba

En materia probatoria, el Código Nacional de Procedimientos Penales puntualmente

señala que la carga de la prueba para demostrar la culpabilidad corresponde a la parte

acusadora17, que existirá libertad probatoria18 ya que las partes podrán probar sus

pretensiones por cualquier medio pertinente, producido e incorporado cumpliendo las

formalidades establecidas en el propio ordenamiento. De igual forma hace referencia y

define los conceptos de datos de prueba, medios de prueba y prueba19, en los siguientes

términos:
a) Datos de prueba. Es la referencia al contenido de un determinado medio de

convicción aún no desahogado ante el órgano jurisdiccional, que se advierte idóneo y

pertinente para establecer razonablemente la existencia de un hecho delictivo y la probable

participación del imputado;

b) Medio o elemento de prueba. Es toda fuente de información que permite

reconstruir los hechos, respetando las formalidades procedimentales previstas para cada

uno de ellos; y

c) Prueba. Es el conocimiento cierto o probable sobre un hecho, que ingresando

al proceso como medio de prueba en una audiencia y desahogada bajo los principios de

inmediación y contradicción, sirve al tribunal de enjuiciamiento como elemento de juicio

para llegar a una conclusión cierta sobre los hechos materia de la acusación.

Los conceptos anteriores no requieren mayor explicación, ya que claramente

señalan que los datos de prueba son las referencias que se hagan al contenido de los

registros que obran en la carpeta de investigación, en tanto que los medios de prueba es la

forma o vehículo a través del cual las partes allegaran al juez la información que interesan

acreditar para demostrar sus pretensiones y la prueba como tal es la información que

obtiene el juez después de los procesos de desahogado de los medios de convicción y

valoración de la información obtenida.

¿Por qué se dice que la prueba puede ser ilícita y porqué puede ser ilegal?

La prueba, es sin lugar a dudas, una de las consideraciones más importantes dentro

de la tramitación de cualquier proceso, pues es a través de ella, que las partes involucradas
pueden demostrar al juzgador, la veracidad de todos aquellos hechos controvertidos que

pretenden dirimir, para el efecto de favorecer a sus respectivas pretensiones procesales. Sin

embargo, en materia penal, esta concepción se vio modificada a partir de la entrada en

vigor del sistema acusatorio y adversarial.

Esto es así, debido a que, a diferencia de un sistema acusatorio, en un modelo

inquisitivo la prueba tenía una serie de características muy específicas, es decir, las pruebas

que presentaba el Estado (Fiscalía) gozaban de un mayor valor probatorio en comparación

con aquellas presentadas por el acusado, lo que conocemos comúnmente como “prueba

tasada”, e incluso el propio juzgador gozaba de la facultad de recabar pruebas de manera

oficiosa y, además, la víctima y el acusado no tenían la oportunidad de confrontar la

veracidad de las pruebas en presencia de un Juez en audiencia pública, lo que por ende,

implicaba la omisión del principio de contradicción e inmediatez y a la par, el menoscabo

de diversos derechos fundamentales bajo una óptica garantista.

No menos importante es el hecho de señalar que, la confesión en aquel viejo

sistema, constituía una de las pruebas reinas, la cual cabe decir, en muchos de los casos era

arrancada a través de viejas prácticas como la tortura y otros tratos crueles e inhumanos, y,

lo peor, incorporada bajo la maliciosa frase “la persona detenida de manera libre y

espontánea confiesa…” para que obvio, pudiera ser considerada valida.

De lo anterior, es evidente que no existía la figura de “nulidad probatoria” o más

bien, era poco utilizada, pues su inaplicación permitía que lo ilegal se convirtiese en legal,

dentro de la secuela de un proceso de carácter penal. Desde luego, en la actualidad y bajo

una perspectiva que hace extensiva la protección de los derechos humanos y fundamentales

de toda persona, nuestro Código Nacional de Procedimientos Penales prevé en sus


numerales 97, 264 y 346 la figura de “nulidad de la prueba”,[1] pero aquí, es importante

hacer una pausa y reflexión; distinguir la diferencia entre una prueba que deviene ilícita de

otra considerada ilegal, pues de manera por demás errónea, son empleadas como una

especie de sinónimos.

Se dice que, la prueba es ilícita, cuando se obtiene con violaciones a derechos

humanos o fundamentales, lo cual produce su nulidad de oficio o a petición de parte,

mientras que, las pruebas ilegales son aquellas que contravienen las formalidades

establecidas en el Código Nacional de Procedimientos Penales, que, si bien pueden tener

por efecto también su nulidad, estas últimas pueden ser saneadas o convalidadas.

Tal aclaración es necesaria y pertinente por las secuelas procesales que pueden

devenir de su correcta o incorrecta apreciación, pues ello influirá en la estrategia legal a

seguir por cada sujeto procesal (Ministerio público, Asesor Jurídico o Defensor) para lograr

los fines perseguidos por el Estado o bien, para el empleo de una defensa técnica y

adecuada por parte de quien, en sus hombros tiene la responsabilidad de defender de

manera efectiva la libertad de una persona.

Dicho argumento, se robustece además, mediante la tesis jurisprudencial (1ª./J.

139/2011) emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde

se afirma que “exigir la nulidad de la prueba ilícita es una garantía que le asiste al

inculpado durante todo el proceso y cuya protección puede hacer valer frente a los

tribunales, en ese sentido, si se pretende el respeto de ser juzgado por tribunales imparciales

y el derecho a una defensa adecuada, es claro que una prueba cuya obtención ha sido

irregular, no puede sino ser considera invalidada”[2] pues en caso contrario, el inculpado

estaría en condición de desventaja para hacer valer su defensa.


En conclusión, la nulidad probatoria es un tema que resulta primordial en el

funcionamiento de este sistema acusatorio adversarial, pues a través de esta figura se

podrán dotar de invalidez, todos aquellos actos que no revistieron las reglas que para tal

efecto se prevén, sin pasar por alto el hecho de que, la ilicitud de la prueba es aquella que

produce su nulidad por devenir de una vulneración de derechos humanos y fundamentales

sin posibilidad de saneamiento o convalidación, mientras que, la ilegalidad de la prueba

aunque produce en primer instancia su nulidad, puede ser saneada o convalidad conforme a

lo previsto en el Código Nacional de Procedimientos Penales. Tesis (11.20.P.61P (10ª.)[3]

Por último, no se debe pasar inadvertido lo resuelto por la Primera Sala de Justicia

de la Nación en su tesis registrada bajo el rubro “PRUEBA ILÍCITA. LÍMITES DE

EXCLUSIÓN.” [4] la cual nos muestra, que la prueba ilícita aplica tanto a la prueba

obtenida como resultado directo de una violación constitucional como a la prueba

indirectamente derivada de dicha violación, existiendo ciertos límites también sobre su

exclusión, esto es: a) si la contaminación de la prueba se atenúa; b) si hay una fuente

independiente para la prueba; y c) si la prueba hubiera sido descubierta inevitablemente,

debiendo observarse para su aplicación cada caso en concreto, por existir elementos que

tornan posible que no se excluya la prueba.

[1] Código Nacional de Procedimientos Penales. 

Artículo 97. Principio general Cualquier acto realizado con violación de

derechos humanos será nulo y no podrá ser saneado, ni convalidado y su nulidad


deberá ser declarada de oficio por el Órgano jurisdiccional al momento de advertirla o a

petición de parte en cualquier momento.

Los actos ejecutados en contravención de las formalidades previstas en este

Código podrán ser declarados nulos, salvo que el defecto haya sido saneado o

convalidado, de acuerdo con lo señalado en el presente Capítulo.

Artículo 264. Nulidad de la prueba. Se considera prueba ilícita cualquier dato o

prueba obtenidos con violación de los derechos fundamentales, lo que será motivo de

exclusión o nulidad.

Artículo 346. Exclusión de medios de prueba para la audiencia del debate.

[…]

1. Por haberse obtenido con violación a derechos fundamentales;

III. Por haber sido declaradas nulas

[2] PRUEBA ILÍCITA. EL DERECHO A UN DEBIDO PROCESO

COMPRENDE EL DERECHO A NO SER JUZGADO A PARTIR DE PRUEBAS

OBTENIDAS AL MARGEN DE LAS EXIGENCIAS CONSTITUCIONALES Y

LEGALES.

Tesis 1ª./J, 139/2011. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro III,

diciembre de 2011, Tomo 3, pág. 2057. Se puede consultar en:

https://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/DetalleGeneralV2.aspx?

ID=160509&Clase=DetalleTesisBL
[3] PRUEBA ILÍCITA Y PRUEBA CON DEFICIENCIA FORMAL O

IRREGULAR. SUS DIFERENCIAS.

Tesis (11.20.P.61P (10ª.)[3]. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro

53, abril de 2018, Tomo III, pág. 2272. Se puede consultar en:

https://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/paginas/DetalleGeneralV2.aspx?

ID=2016747&Clase=DetalleTesisBL&Semanario=0

[4] PRUEBA ILÍCITA. LÍMITES DE EXCLUSIÓN

Tesis: 1ª. CCCXXVI/2015. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro

24, noviembre de 2015, tomo I, pág. 993.

Conclusión

Referencias bibliográficas

5 MARTÍNEZ PINEDA, Ángel, Filosofía jurídica de la prueba, Porrúa, México, 1995, p. 5.

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