Shock 1
Shock 1
Shock 1
Tipos de shock
Shock anafiláctico: Reacción sistémica de hipersensibilidad de carácter grave y a veces
mortal, consecuencia de la exposición a una sustancia sensibilizante como un fármaco,
una vacuna, ciertos alimentos, un extracto alergénico, un veneno o alguna sustancia
química. Puede desarrollarse en un plazo de segundos desde el momento de la
exposición y se caracteriza generalmente por dificultad respiratoria y colapso vascular.
Shock cardiogénico: Se relaciona con un bajo gasto cardíaco (“falla de bomba”),
asociado generalmente al infarto agudo de miocardio, la insuficiencia cardíaca
congestiva o arritmias graves. Cuadro con elevada mortalidad, alrededor del 70%.
Shock hipovolémico: Es una pérdida rápida y masiva de la volemia que acompaña a
gran variedad de trastornos médicos y quirúrgicos, como traumatismos, hemorragias
digestivas, ginecológicas y patología vascular.
Shock séptico y conceptos relacionados:
Infección: Es un término clínico para definir el fenómeno microbiano que se caracteriza
por la respuesta inflamatoria a la presencia de microorganismos o a la invasión de
tejidos estériles del huésped por dichos organismos.
Bacteriemia: Se produce por la presencia de bacterias en la sangre. La bacteriemia
puede ser transitoria, si dura minutos, intermitente o continua si permanece horas.
Síndromes sépticos (estadios de la sepsis).
Sepsis: El concepto comprende desde el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica
(SIRS) a la infección grave documentada, clínica y/o microbiológicamente.
SIRS: Es una respuesta generalizada del organismo ante determinados estímulos, cuya
presencia puede obedecer a causas infecciosas o no infecciosas. Implica la presencia de
dos o más de los siguientes ítems:
Fiebre >38°C o hipotermia >36°C.
Taquicardia (FC >90 cpm).
Taquipnea >30 rpm, o PaCO2 <32 mmHg, o necesidad de ventilación mecánica.
Alteración del recuento de leucocitos (más de 12.000 o menos de 4.000 leucocitos por
mm3).
Pueden también asociarse:
Alteración de la conciencia.
Edema o balance positivo > 20 ml/kg en 24 horas.
Hiperglicemia en ayunas (glucosa plasmática >110 mg/dl) en ausencia de diabetes.
Niveles plasmáticos altos de procalcitonina o de proteína C reactiva.
Sepsis grave: Sepsis con disfunción de uno o más órganos (función hemodinámica,
renal, respiratoria, hematológica o neurológica) asociada a la sepsis, hipotensión arterial
(transitoria o persistente) o hipoperfusión tisular:
Hipoxemia con PaFi/FiO2 <300 mmHg.
Oliguria (diuresis <0,5 ml/kg/h durante al menos dos horas).
Creatinina >2 mg/dl o incremento >0,5 mg/dl.
Coagulopatía (INR >1,5 o TTPA <60 s).
Trombocitopenia <100.000/mm3.
Hiperbilirrubinemia (BT >2,0 mg/dl).
- Bomba (corazón)
- Contenido (flujo sanguíneo)
- Continente (disfunción vasomotora)
- Cardiogénico
- Hipovolémico
- Distributivo
Agotamiento de la respuesta
Nivel tisular
Una hipotensión marcada y prolongada puede producir una isquemia global, que dará
lugar a una encefalopatía hipóxica o a muerte cerebral.
Shock hipovolémico
Shock cardiogénico
Causas cardíacas:
-Pérdida de la función contráctil del miocardio.
-Infarto agudo de miocardio.
-Insuficiencia cardíaca grave de cualquier etiología.
-Lesión miocárdica postcirugía cardíaca.
-Factores cardíacos mecánicos.
-Insuficiencia aórtica o mitral agudas.
-Rotura del tabique interventricular.
-Arritmias, taquicardias o bradicardias graves.
Shock obstructivo
Obstrucción del flujo sanguíneo:
-Embolia pulmonar.
-Taponamiento cardíaco.
-Aneurisma disecante de aorta.
-Disfunción de prótesis cardíacas (trombos).
-Obstrucción de cavas.
-Neumotórax.
-Mixomas.
Shock distributivo
Disfunción vasomotora:
-Pérdida del tono vasomotor (shock neurogénico).
-Anafilaxia.
-Fármacos (vasodilatadores, barbitúricos).
-Lesión medular.
-Dolor.
-Insuficiencia de la microcirculación.
-Sepsis (shock séptico).
Presentación clínica
El temprano reconocimiento del cuadro y la intervención precoz, antes del inicio de la
disfunción orgánica múltiple, ha demostrado disminuir la morbilidad y mortalidad del
shock. Por ello, aunque en algunos pacientes el cuadro clínico sea grave y en otros sutil
(en estadios muy iniciales el paciente puede estar incluso asintomático), es muy
importante detectar signos tempranos de shock por medio de la exploración física.
Ningún signo vital es diagnóstico de shock, porque son muy poco sensibles para
detectar la magnitud de la hipoperfusión. Además, signos tempranos pueden objetivarse
en etapas tardías y signos tardíos también pueden presentarse de forma temprana,
dependiendo del paciente y de la causa. Es importante no menospreciar los signos
clínicos iniciales del shock, ya que la supervivencia en esta patología depende en gran
medida del tiempo que transcurre sin el diagnóstico y el tratamiento adecuados.
Aunque no son específicos, los datos físicos en conjunto son útiles para valorar a los
pacientes en shock:
Diagnóstico de shock
-Shock grave:
Piel: fría, pálida, cianótica y con livideces en las extremidades.
SNC: somnolencia, confusión, coma.
Cardiovascular: hipotensión, taquicardia, arritmias.
Renal: oligoanuria.
Respiratorio: taquipnea/bradipnea.
Metabolismo: acidosis metabólica, hipoglucemia.
Dada la existencia de los distintos tipos de shock, así como los diversos procesos
patológicos que pueden llevar a cualquiera de ellos, es difícil establecer criterios que
ayuden en el diagnóstico precoz.
Hay una serie de síntomas y signos que son comunes a todos los tipos de shock, como
hipotensión, oliguria, frialdad cutánea, sudoración, alteración del estado de conciencia y
acidosis metabólica. Sin embargo, hay otros que pueden orientar hacia una etiología
concreta:
-Hipovolémico: aparecerán hemorragias externas o internas (traumatismos cerrados
toracoabdominales, fracturas de huesos largos, hematemesis, melenas, rectorragias),
pérdidas de fluidos (vómitos), diarreas, quemaduras extensas o al tercer espacio, como
sucede en pancreatitis, obstrucción intestinal, etc.
-Cardiogénico: encontraremos dolor torácico, palpitaciones, disnea brusca, soplos
cardíacos, ingurgitación yugular.
-Obstructivo (o cardiogénico compresivo): tonos apagados, ingurgitación yugular, pulso
paradójico, ausencia de murmullo alveolovesicular.
-Distributivo: se presentarán con disnea, exantema cutáneo, tos, dificultad para tragar en
los casos de anafilaxia; en el séptico encontraremos fiebre (o no) y síntomas de
localización de la infección (que incluso pueden no aparecer).
Los criterios diagnósticos empíricamente aceptados para el shock son los siguientes:
-Apariencia de enfermedad o estado mental alterado.
-Frecuencia cardíaca superior a 100 latidos por minuto.
-Frecuencia respiratoria superior a 22 respiraciones por minuto, o PaCO2 inferior a 32
mmHg.
-Déficit de bases en sangre arterial inferior a 5 mEq/l o incremento de lactato superior a
4 mmol/l.
-Diuresis inferior a 0,5 ml/kg/h.
-Hipotensión arterial de más de 20 minutos de duración.
Para establecer el diagnóstico de shock deben estar presentes, al menos, cuatro de estos
criterios.
Fluidos
Las causas de shock con hipovolemia responden bien a la reposición del volumen
intravascular y deben identificarse de forma temprana. En estos casos debe iniciarse una
perfusión de líquidos intravenosos, con una sobrecarga inicial de 1 a 2 litros (40 ml/kg)
de cristaloides de forma rápida (30 minutos) y evaluar posteriormente al paciente.
La elección del líquido a perfundir sigue siendo polémica, pero los cristaloides (Ringer
lactato y salino isotónico) están ampliamente aceptados como tratamiento inicial.
En el shock cardiogénico, la sobrecarga de líquidos puede producir o complicar un
edema pulmonar sin un aumento útil del gasto cardíaco. El cuidado inicial en estos
casos debe dirigirse al tratamiento de la causa que lo ha generado y a un soporte
inotrópico temprano, junto con el control agresivo del edema pulmonar.
Otra circunstancia en la cual los líquidos pueden ser perjudiciales es el shock asociado a
una hemorragia activa. La resucitación con grandes cantidades de volumen antes del
control de la hemorragia es perjudicial, por lo que estos pacientes deben ser tratados
utilizando los principios de la “resucitación hipotensiva”. Esta estrategia evita
complicaciones, como la coagulopatía dilucional, la hipotermia y el síndrome de distrés
respiratorio del adulto posoperatorio, y exige el tratamiento con el mínimo aporte de
fluidos hasta la resolución quirúrgica del sangrado. La cantidad de fluido debe ser la
mínima suficiente para mantener al paciente consciente, es decir, para lograr una
perfusión cerebral adecuada. La resucitación hipotensiva no se recomienda en el
traumatismo múltiple cerrado o en la lesión craneoencefálica grave, debiendo
mantenerse en estos casos una presión arterial sistólica de, al menos, 90 mmHg.
Ante un shock de origen distributivo, como el anafiláctico y el séptico, la reposición
agresiva con fluidos es básica, requiriendo habitualmente grandes cantidades de líquidos
(entre 6 y 10 litros). Además, el shock séptico también tiene un componente
hipovolémico debido a la extravasación de plasma a través de la microcirculación
lesionada.
Muchos pacientes responderán a la perfusión de líquidos intravenosos de forma
adecuada, mejorando el nivel de conciencia, la perfusión periférica y el débito urinario
(>0,5 ml/kg/h).
Bajo estas circunstancias, debemos dirigir nuestro esfuerzo a encontrar un diagnóstico y
a transferir al paciente para su tratamiento definitivo.
Si la perfusión es inadecuada y sigue existiendo evidencia clínica de shock, es deseable
en este punto determinar el grado de relleno de la circulación venosa (precarga) usando
la presión venosa central (PVC) para controlar la sobrecarga de fluidos. Si se produce
un mínimo aumento de la PVC, podemos seguir dando sobrecargas de fluidos para
incrementar el gasto cardíaco. Si el corazón derecho no acepta más volumen, con subida
significativa de la PVC, el aporte adicional de fluidos sobrecargará el ventrículo
derecho y puede ser perjudicial.
En cualquier caso, la monitorización de la PVC debe utilizarse de forma habitual en los
servicios de urgencias ante pacientes en situación de shock; además es una buena
práctica usar la PVC para guiar la sobrecarga de fluidos hasta encontrar una adecuada
respuesta clínica o hasta que la PVC comience a elevarse. En este momento, si el
paciente persiste en situación de shock, debe considerarse el tratamiento con agentes
inotrópicos.
Agentes vasoactivos
Reanimación inicial
Como toda patología de urgencia, sigue el esquema básico A (Airway, mantenimiento
de la vía aérea con control cervical), B (Breathing, respiración), C (Circulation, control
de hemorragias y circulación). Consta de los pasos que se citan a continuación.
Medidas generales
-Colocación del paciente:
Decúbito supino si presenta shock hipovolémico o distributivo o bien disminución del
nivel de conciencia.
Semiincorporado si muestra disnea.
-Inmovilización cervical si hay traumatismo.
-Medidas contra la hipotermia. Es muy importante evitar la hipotermia, ya que se asocia
a acidosis y a coagulopatía.
Soporte respiratorio
-Permeabilizar la vía aérea mediante:
Aspiración de secreciones, retirada de cuerpos extraños de la cavidad oral.
Colocación de cánula orofaríngea si hay disminución del nivel de conciencia.
Si presenta obstrucción de la vía aérea, tomar medidas para su permeabilización
(traqueostomía de urgencia).
-Oxigenoterapia:
Todo paciente en shock debe recibir oxígeno mediante mascarilla tipo Venturi con la
fracción inspiratoria de O2 (FiO2) necesaria para conseguir una SaO2> 92%, salvo que
coexistan situaciones de retención de CO2 (insuficiencia respiratoria global crónica),
caso en que primará no empeorarla, bien administrando flujos entre 24 y el 28%, bien
mediante técnicas de ventilación mecánica.
-Ventilación:
Tratamiento del neumotórax, volet costal, etc.
Ventilación mecánicas no invasiva (VMNI):
CPAP (“continuous positive airway pressure”: presión positiva continua de aire), si se
presenta distrés respiratorio.
BiPAP (“bi-level positive airway pressure: presión positiva de la vía aérea con dos
niveles de presión), si coexiste retención de CO2 y no mejora con la administración de
O2, con FiO2 entre 0,24 y 0,28.
Ventilación mecánica invasiva previa intubación orotraqueal.
Si presenta taquipnea intensa, necesitará usar la musculatura accesoria o SaO2 < 90%, a
pesar de aporte de O2 con alto flujo, y no mejora con la VMNI (CPAP oBiPAP).
Si la puntuación Glasgow es < 8 puntos o ante la imposibilidad de seguimiento estrecho.
Acceso venoso
Se canalizarán 2 vías venosas periféricas con catéter de grueso calibre (Abbocath del n°
14).
-Si fuera factible, se extraen muestras de sangre para analítica (hemograma, bioquímica
–incluyendo proteína C reactiva (PCR), procalcitonina y lactato si hay sospecha de
shock séptico-, estudio de coagulación y gasometría venosa), primer hemocultivo en
caso de shock séptico y pruebas cruzadas si se presentara shock hemorrágico.
-Comenzar la fluidoterapia y/o administración de fármacos vasopresores según el tipo
de shock.
-Si hay shock séptico, se extrae la segunda muestra de hemocultivo, seguida de la
primera dosis del antibiótico. Nunca se demorarán más de 30 minutos.
Fluidoterapia
Se utiliza la reposición precoz de líquidos para expandir el volumen intravascular y así
aumentar el retorno venoso y la perfusión tisular.
La administración será enérgica mediante bolos o cargas a través de las vías venosas
periféricas, salvo contraindicación.
Los tipos de sueros, dosis y frecuencia de administración se especifican en cada tipo de
shock.
Durante la primera hora, se administrarán las dosis iniciales basadas en el tipo de shock
y características del paciente, midiéndose el resultado mediante los signos clínicos
detallados en los objetivos y con la aparición de ingurgitación yugular, crepitantes en la
auscultación pulmonar y/o disminución de la SO2.
Una vez estabilizado el paciente, el tipo de suero y el volumen a perfundir dependerán
de sus antecedentes personales y de la etiología del shock, aportando los suplementos
mínimos de glucosa, sales (cloro, sodio, potasio) y agua.
Fármacos inotrópicos
Están indicados cuando persisten los signos de hipoperfusión a pesar de haber
optimizado la reposición de volumen (PVC > 12 cmH2O), la PAM > 65 mmHg
mediante la administración de vasopresores y el Hto > 21%.
Comparten con los vasopresores la recomendación de administrarse por la vía venosa
central. Los más utilizados son dobutamina y los inhibidores de la fosfodiesterasa.
Bicarbonato de sodio
La utilización de bicarbonato sódico está indicado cuando el PH < 7,15. El déficit de
bicarbonato se calcula mediante la siguiente fórmula
Analgesia
Los fármacos indicados son los analgésicos narcóticos.
Shock hemorrágico
El objetivo principal es el control precoz de la hemorragia, orientándose el resto de las
medidas a mantener al paciente en las mejores condiciones hemodinámicas posibles.
Las medidas generales y el soporte respiratorio no varían del cuidado general del
paciente en shock, ya expuesto anteriormente.
En el acceso venoso cobra jerarquía la precocidad en la canalización de 2 vías venosas
periféricas de grueso calibre, extracción de muestras para estudio analítico (hemograma,
bioquímica sanguínea, estudio de la coagulación) y obtención de pruebas cruzadas para
transfusión de concentrados de hematíes.
Se debe privilegiar esencialmente el control hemodinámico, mediante sueroterapia
(administración de sueros), sobre el déficit de hemoglobina (administración de sangre)
por los efectos secundarios de transfusión masiva.
-Sueroterapia: Como norma general, se comienza con cristaloides y coloides en
proporción 3:1, en dosis iniciales de 1.500 ml (1.000 ml de cristaloides y 500 ml de
coloides) en 20 minutos, repitiendo hasta la mejora de los
objetivos terapéuticos o la aparición de efectos secundarios, como ingurgitación
yugular, presencia de crepitantes y/o disminución de la Sao2.
-Hemoterapia: Se utilizarán concentrados de hematíes, unidades de plaquetas y de
plasma fresco congelado, en caso de necesidad.
-Control de la hemorragia: se hará mediante compresión directa o tratamiento
endoscópico o quirúrgico urgente.
El resto de medidas terapéuticas no difieren del esquema general.
Shock anafiláctico
Comparte con el shock séptico la mayor parte del tratamiento en cuanto a las medidas
generales, soporte respiratorio, acceso venoso y fluidoterapia. Las diferencias más
notables son:
-Soporte respiratorio: en caso de broncoespasmo resistente a adrenalina, se recomienda
la administración de beta-miméticos, como salbutamol en aerosol, junto a
oxigenoterapia de alto flujo.
-Adrenalina: se administra en las fases iniciales, junto a la fluidoterapia. Las primeras
dosis serán por vía i.m, en forma de bolos, en dosis de 0,01 mg/kg (máxima dosis por
bolo: 0,5 mg) cada 5-15 minutos, seguidas, si hay ausencia de mejora, de perfusión i/v
continua.
-Vasopresores: están indicados si no mejora la PAS tras la administración de
sueroterapia y adrenalina. Es de preferencia la noradrenalina.
-Antihistamínicos: son fármacos para mejorar los síntomas y tienen escasa influencia en
la mejora hemodinámica.
-Anti-H1: dexclorfeniramina: se administra en dosis de 5 mg por vía i/v cada 8 horas.
-Corticoides: metilprednisolona (1-2 mg/Kg en bolo i/v cada 6 horas); se utiliza para
prevenir nuevos episodios y no es la primera opción en el manejo inicial de shock
anafiláctico.