130-31 - 07 Pikaza
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ESPIRITU SANTO
Sobre el Espíritu Santo se empieza a escribir en estos años con cierta frecuen-
cia y precisión, aunque el tema no se encuentra todavía maduro, a nuestro juicio.
Las dificultades que encontramos son diversas. Unas, de tipo antropológico: es
preciso fijar la realidad del hombre como •espíritu» para explicitar Jo que supone
el Espíritu de Dios. Otras, de tipo eclesial: el Espíritu define el sentido de la Iglesia
en su carácter de misterio y en sus rasgos de unidad, libertad y autoridad; por eso,
el tema incide en la estructura de las comunidades cristianas, cosa que hace difícil
el tratarlo neutralmente. Además, hay grandes dificultades de tipo dogmático: se
trata de fijar la personalidad del Espíritu en vertiente trinitaria y cristológica, y
parece que aún no se ha logrado un acuerdo en este campo.
A pesar de todas esas dificultades, la bibliografía sobre el tema resulta relativa-
mente extensa, como lo mostramos ya en 1977, en un trabajo realizado en colabo-
ración con J. R. GARCÍA-MURGA, M. M. GARIJO-GÜEMBE, A. HAMMAN y L.
G. E. jOOS. Desde entonces los estudios sobre el tema han aumentado en forma
considerable, aunque en sentido estricto no podemos hablar todavía de un boom
pneumatológico, al menos a nivel de teología. Son millares los folletos que circu-
lan sobre temas de renovación carismática. Son pocos los libros y trabajos que se
centran de manera sistemática, científico y creadora sobre el tema del Espíritu.
La situación se puede iluminar si comparamos el tema con la cristología. Pien-
so que actualmente existen más de veinte libros de cristología estricta, escritos
desde perspectivas diferentes, pero igualmente científi!;'.as. Pues bien, podemos afir-
mar que aún no existe ninguna pneumatología digna de ese nombre. Hay libros
que tratan del Espíritu Santo a diferentes niveles, pero todos son ocasionales; no
hay ninguno que presente el tema de manera completa y unitaria.
¿A qué se debe esa penuria pneumatológica? Quizá, a la misma dificultad del
tema. El Espíritu aparece en la Escritura y en la vida de la Iglesia como una reali-
En línea de mayor actualidad se han situado tres trabajos de tipo general, que ci-
t¿remos aquí de una manera introductoria. El primero es de O. GONZÁLEZ DE
CARDEDAL, que, elaborando su cristología, ha sentido la necesidad de introducir
un denso esquema de pneumatología donde se recogen y recrean problemas históri-
cos, ecuménicos y teolégicos. El segundo es de M. M. GARIJO-GüEMBE, que ha co-
mentado la fe en el Espíritu Santo desde una perspectiva parística y ecuménica. El
tercero es de F. X. DURWELL, que resume, en clave condensada, dialogal y casi vi-
vencial los grandes temas de la tradición pneumatológica de la Iglesia.
En plano má extenso, de colaboración tcológica, contamos en castellano con
dos obras muy significativas, escritas ambas hace más de diez años. [¿ primera es el
número homenaie quc Concilium dedicó a E. Schillebeeckx en 974, con trabajos |
de RAHNER y CONGAR, de KASPER y de KüNG, etc., donde se recogen y s€ tratan
los diversos aspectos antropológicos, eclesiales y teológicos del Espíritu Santo. La
segunda es la Semana lX de Esttdios Trinitaios, donde A. SALAS, F. DE LA CALLE,
HAMMAN, MÜHLEN y otros han expuesto varios temas de pneumatología en cla-
ve bíblica, histórica y teológica.
Estos trabaios nos pueden servir como introducción general a una temática que
ahora estudiaremos de manera detallada. Hemos querido citar sólo la bibliografía en
lengua castellana, aun a sabiendas de la limitación que ello supone. Nos hemos cen-
trado en siete temas, que juzgamos representativos; preferimos presentarlos de ma-
nera global, citando al fin de cada uno la bibliografía introducida en cada caso. Así
lo hacemos ya en esta introducción:
El tema del Espíritu se debe plantear, antes 9u: nada' en plano antropológico'
AsÍ lo he señalado en un trabaio precedenie, dondi he querido:i
rg_! pneumatolo-
d"l rnod..no pánsamiento.fiJgt9fl:o, Partiendo de Hegel' de Marx
;;;;;i;te*io
] á. Ni"rrit"; pienso que en el fondo del idealismo, materialismo y vitalismo
subyace una Pregunta por el "espíritu' (de Dios y de los
hombres) que no podemos
olvidar.
Lógicamente,losgrandesteólogosmodernosplanteaneltemadelEspírituenni.
ser que se halla abierto a la
,el antiopológi.o,.-pián trat;do del hombri como
táscendente, desbordándose a sí mismo en dimensión de infinitud y
";;;r'*"á"
s.ácia. f' esta perspectiva pienso que §e entienden los autores
que ahora cito' K'
pneumatológica: el hombre es
fioiiÑr*'.1"ü.;;;;;.r;ro "uqoi*" de apertura a la escucha de
.;;;i;il; .rl" -"¿id"." q*,. trasciende a sí mismo, poniéndose
la palabra. H. U. VON BALIHAaAR subraya el caráctei ái¡ogal de esa apertura; el
hombre es «espíritu» a manera de esposa que recik el don de amor y puede respon-
trans-
á.i, con Dios ur,a relaiiót di fecundidad y encuentro. Desde un
"ro¡i..i.'"do
iorrio pro,"r,*te, W. p,tÑENfERG insiste en la apertura antropológica, ligada al
;;;.;;;.;rtico, de t" riáq el hombre es espíritu in la medida en que' superando
Pa¡a situar el tema del Espíritu es preciso que asumamos una nueva comprensión
del hombre en la que importen, ante tdo, los aspectos de su libertad, su tianscen-
dencia, su ape¡nua hacia los otros, Pienso que es áquí donde se juega, en gran medi-
da, el futuro de la fe y la misma teología. Estamos acosados por toáo tipJ de antro-
pologías antihumanistas, que destruyen al hombre y le reducen a un mámcnto de la
gran dialéctica, a elcmento pasaiero de un proceso o estructura dominante. pues
bien, en contra de eso, la visión del hombre iomo «espíriru" supone que asumimos
su valor individual, su trascendencia, su unión comunita¡ia.
eueda por delante una
gtT !"tf que' en los países de lengua castellana, puede quedar facilitada por los
anlisis filosóficos de X. ZuBIRr, a quien h¿llamos cérca de áste planteamiento.
J. L. Rurz or r-e Ppñe: L¿s nuevas anttopologías. lJ¡ rdo a la teotogí¿, Sal Terrae,
Santander, 7983;Tnlogía de h oeación, Sal Tcrrae, Sanandcr, t9g6
L. F. Leoenn: Antopología tcológka, Univ. Comillas, Madrid, l9g3; .Humani-
dad de Cristo y don del Esplritu, , Est. kl., Sl, 1976, págs. 321-345i .Cristolo-
gía del Logos y cristología del Espíritu,, Greg.,6l, 19CO, p,ágs. 353-360.
2. REVELACION BIBLICA
¿) Antiguo Tcstamento
d) Sinopticos y Hcchos
e) Pablo
X. PIx¡ze: "Bibliogafía trinitaria del NT, ESt. Ti¡t., L7, lm, páry§. 223-238.
L. Cpnp¡ux: El cisti¿no et San Pabb, DDB, Bilbao, 1965, págs. 199-259.
J. Pu¡lNa: *El Espíritu Santo en la üda cristiana segriLn 1 Cor.", Est' Tin', 17'
1983, págs. 215-254.
fl lvn
H. Scruer: "Concepto de Espíritu en el Evangelio de Juan", en Problemas exegé-
ticos fwrdamotules del NT, Fax, Madrid, l97l,pátgs.252 y sigs.
d Apocalipais dc Juan
3. TRADICION PATRISTICA
Tres autores que podríamos Presentar como discípulos de Orbe han continua-
do y ampliado sui investigaciones aplicándolas a los dos grandes teólogos aleian-
drinos: Ólemente y Orígenes. Sobre Clemente ha escrito LADARIA un libro lleno
de finura teológica; arraigado en Dios y relacionado con Je§ús, el Espíritu,se en-
cuentra vinculaáo de un modo muy estrecho con la vida de los hombres; sólo des-
de una antropología firme puede vencerse el riesgo de disolución gróstica _de Dios
y de la histoiia. Pár su par¿, GARIJO-GÜEMBE, en artículos de hondo análisis crí-
iico, explicita los aspectos clave de la pneumatología de Orígenes; el Espíritu apa-
I ,e.. y" io¡no realidád inserta en el misterio trascendente de Dios, en fofmulas que
las declaraciones dogmáticas posteriores de la Iglesia, Finalmente, en un
"rrrnti"n
trabajo de gran síntesis teológica, RIUS-CAMPS estudia la función del Espíritu San-
to e; h di=vinización del hombre dentro de la teología origeniana; quizá nadie
haya visto con más rigor y precisión los roles del Verbo y del Espíritu en la trans-
formación cristiana. Óulminando de algun modo estos trabaios, el Secretariado
Trinitario de Salamanca ha dedicado wa Sernafla de Estudios Trinitarios al tema
93-222.
c) Padrcs prcnicenos
A. Onr¡: .ta Teología del Espíritu Sa¡rto", Estudios Valentinianos, lY, AnGteg'
158, Rom4 1966.
L. F. L,roanI.l: El Espíitu et Cleme¡te Aleiandino, UPCM, Madrid' 1980'
d) Padres posniccoos
4, REFLEXION TEOLOGICA
Esta nueva comprensión comunitaria de la Persona del Espíritu está siendo re-
cibida positivamente por la teología. Así lo muestran los trabaios de RATZINGER'
que, apoyándose en la tradición agustiniana, ha interpretado el Espíritu a manera
áe communio o relación comunitaria. En esta misma línea se han rrovido mis últi-
mos trabajos que intentan definir la persona del Espíritu en clave de interioridad-
creatividad-comunión. Esto nos obliga a replantear el tema de la personalidad,
superando, por un lado, las üsiones «meramente ambitales" (que conciben al Espí-
ritu como realidad evanescente, iunto al Padre e Hiio) y también las visiones "for-
malmente subjetivistas" (que interpretan el Espíritu como un tercer suieto indivi-
dual, junto al Padre y al Hiio).
Sólo en la medida en que el Espíritu aParece como una «Persona diferente",
que clausura el círculo personal de Padre-Hijo en clave de comunión de amor,
puede hablarse de una teología trinita¡ia. Esto es lo que han empezado a intuir los
mejores trabajos sobre el tema. Citamos, como eiemplo, cuatro teologÍas trinita-
rias escritas en estos últimos años: S. VERGÉS se esfuerza por aplicar al Espíritu la
categoría bíblica de d¡dpe, como encuentro interpersonal; en una línea semeiante,
marcada por el concepto relacional de persona elaborado por RATZINGER, se
mueve W. KASPER; por su parte, B. FORTE ha querido interpretar esa visión co-
munita¡ia del Espíritu en clave de apertura histórica, como Proceso de redización
del mismo ser divino, abierto hacia la historia de los hombres; finalmente, L'
BoFF ha desarrollado sistemáticamente esos principios en clave de "liberación,;
En esta última línea, debemos citar otros trabaios que vinculan pneumatología
y mariología. Pienso que esta relación resulta positiva para los dos misteriosiel
Espíritu santo pierde su posible lejanía, su carácter abstracto, su personalidad
siempre forzada, recibiendo en María rasgos de figura cercana, maternal, fratcrna;
por su parte, María, sin dejar de ser una persona de este mundo (creatura), üene a
integrarse, con el resto de los hombres, sus hijos-hermanos, en el misterio del Es-
píritu divino.
a) Rcflcxioncs int¡oductorias
b) Replanteamiento teológico
X. PIuz¡: *El Espíritu Santo y Jesus', EstTrifl, L6,1982, págs' 3-80; Hiio etemo
l. y F.spíntt divino, Sec. Trinitario, Salamanca, 1987'
t.'
V. K,rsprn: EI Dios de lesucnsro, Sígueme, Salamanca, 1985' págs' 265-358'
¡ B. Fonr¡: La Ti¡id¿d como bistoi¿. Ensayo sobre el Dios cistiano' Sígueme'
t Salamanca, 1987.
c) Pneumatología mariana
y
Bor¡: El rostto fitterno de Dios. Ensayo interdisciplinar sobre lo femenino
-L. -sus
formasreligiosas, Paulinas, Madrid' 1980; EI Aue-María' Lo femetino y
Espíitu §¿zro, Sal Terrae, Santandet,7982'
el
X. Ptx¡z,c: "María y el Espíritu 5¿¡¡e', Esf Trin, 15, 1981, págs' 3-82; "iUnión
hipostática de María Con el Espíritu Santo? Aproximación crí¡ica", Maria-
num, 44,1982, págs. 25-58.
H. M. Me¡¡-rr¡u-BoNAMY: "Marh y el Espíritu Santo: Historia, culto, eicmplari-
dad,,, Estdios Marianos' 41, 1977, págs' 5-203'
D. FrnNÁNoez, X. Ptraze., F. F. Reuos, I' BrNcorcnm y M' G'lnnloo: "El
Espi
ritu Santo y María,, Eph. Maiotógicae, 41', 1978, pig;s' 137-238'
S. Muñoz IcLEslAs, I. ¡¡ r¡ PorrERIE, M. Gamloo, H' M' MANTEAU-BoNAMY'
erc.: María y la Santísima Ti¡idad, Sec' Trinitario, Sdamanca' 1986'
R. BrÁzqurz: "Muier consag¡ada. Ungida por el Espíritu"' en Vlttos:
María en
b V;áa nel;g;oi¿, Inst. Vida Religiosa, Madrid, 1986' págs' 51-90'
XABIER PIKAZA
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5. DIALOGO ECUMENICO
46 ESPIRITU SANTO
MANN-MÜHLEN y en el número de Concilium citados al hablar de la perspectiva
Protestante.
Resulta importante el diólogo interconfesional, sobre todo, en relación al
*Fiko,que,.Los documentos de cáácte, oficial han sido recogidos-por A' GoNzÁ-
iEz, ;ii;, ; refieren, sobre todo, a temas de unidad eclesial y de aceptación de
iirri.t".ior, bajo la fuerza del único Espíritu. En clave de discusión y valoración
áOgi." * rii,¡" el trabajo bibliográficó de M. M. GARIJO-GÜEMBE¿rriba cita-
do, lJ mismo qo" on ..rrráio mío áonde intento situar el tema del "Filioque" a la
l¡, de una reformulación pneumatológica en la que vengan asumidas, en-nivel de
unia"a rupolor, las diferácias de Orlente y Occidente sobre la,persondidad del
ú¡i ,,, ár;.ntra de lo que pudiera p"tecá.9n u¡ n]no superficial,.el tema del
i^ ,ii, mismi del misterio de Dios y de los hombres, al
"Fii"q;" nosseconduce ^ el sentido del amor, la comunión interhumana, el
rráiá""¿. debe plantear
mismo carácter de la individualidad, el encuentro mutuo' las personas'
a) Perspcctiva p¡otcstantc
á) Penpectiva ortodoxa
XABIER PIKAZA 47
V. Loss«y: Teología místic¿ de la iglesia oiental, Herder, Barcelona,1982.
E. Tlvrnots: La pneumatología ortodoxa, DDB, Bilbao, 1978.
a) Literatura clásica
S. Reuínpz: .Los dones del Espíritu Santo", Biál. Teólogos Españoles, P' Domi-
nicos, Madrid, 1978.
á) Nuevos ceminos
c) Renovacióncarismática
7, ESPIRITU Y LIBERACION
J. L. srcuN»o: El bomb¡e de hoy ante lesfu de Naz¿ra. il,2. Las *istologías ett
la espiitualifud Cristiandad, Madrid, 19g2.
J. SornrNo: La resutección d¿ b uc¡d¿der¿ igbsia, gt Terrae, Santander, 19g4;
lesús, ea Amé*a Latina, Sal Terrac, Sanáder, 19g5.
XABIER PIKAZA
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