Habitos
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De ahí que
sea importante amoldar las porciones a las características de cada persona.
Come frutas y vegetales. No olvides incluir 5 porciones de frutas y vegetales. Estos son ricos en vitaminas,
antioxidantes y fibra.
Bebe agua. Esta es vital para mantener hidratado al organismo. Por lo general, cada cual deberá consumir la
cantidad de agua acorde de la actividad que realiza y otros factores como la temperatura o la complexión. Sin
embargo, se suele aconsejar como mínimo dos litros de agua al día.
Distribuye las comidas. Es importante dotar al cuerpo de nutrientes a lo largo del día. Los expertos
recomiendan realizar 5 comidas al día.
Come pescado dos veces por semana. Recuerda que el pescado azul aporta proteínas, vitamina D, minerales
y Omega-3.
Come despacio y mastica. Así tendrás una mejor digestión y te saciarás antes.
Evita la comida basura. De acuerdo, te encanta su sabor, pero incrementan el riesgo de padecer
enfermedades cardiovasculares, diabetes u obesidad.
Ingiere alimentos ricos en fibra. Te ayudarán a mejorar tu tránsito intestinal, así como controlar tu peso.
No abuses de los fritos y embutidos. Poseen grasas saturadas que pueden hacer que tus niveles de
colesterol malo aumenten. Por lo que es mejor evitarlos en la medida de lo posible.
Disminuir los niveles de estrés: al alimentarnos de manera saludable nos sentiremos empoderados y dueños
de las decisiones sobre lo que elegimos para comer, aumentaremos nuestra autoestima y disfrutaremos al
máximo de los beneficios de una correcta alimentación.
Comer con moderación: ningún exceso es bueno; comer sin límites nos puede conducir a la obesidad y,
además, es un hábito destructivo. La moderación es el mejor antídoto para que comer no sea una acción
compulsiva o emocional.
Perder peso y mantenerlo en el tiempo: esto es algo que muchos quisieran lograr y que definitivamente vale
la pena intentar. Alcanzar un peso saludable tiene una serie de beneficios para nuestro organismo, los que
incluyen un menor riesgo de padecer enfermedades coronarias, diabetes o hipertensión, entre otros.
Evitar los cambios bruscos de humor: estos cambios se producen cuando comemos de manera compulsiva.
Debemos tener especial cuidado con los alimentos de alto índice glicémico (que aumentan bruscamente los
niveles de glucosa en nuestra sangre), ya que producen una importante descarga de insulina posterior,
llevándonos rápidamente de un estado de euforia momentánea a una sensación de aletargamiento.
Vencer la adicción a la comida: si comemos de manera consciente podemos controlar mejor cuánta comida
ingerimos. Se trata de comer con hambre (necesidad de comida) y no con un apetito descontrolado, que
equivale al deseo de comida por causas emocionales.