La Fiera Corrupia
La Fiera Corrupia
La Fiera Corrupia
la Fiera Corrupia
Puede sonar a chiste. Pero seguro que cuando has visto a tu jefe ponerse
así por un error de nada en el informe anual, gracia, lo que se dice gracia,
no te ha hecho.
Según José María Iribarren en El porqué de los dichos, «La Corrupia -
según las aleluyas y romances de la época- tenía cabeza de toro (con
cuernos gachos, descomunales) y cuerpo de lagarto, lleno de escamas. Sus
uñas eran como ganchos de romana (de balanza romana), y para su
exterminio fue necesaria la intervención de todo un regimiento de
infantería de línea».
Esta era una de las descripciones más conocidas. Pero según la versión de
cada narrador y el lugar donde se cantara el romance, el animalillo tenía
aspectos diferentes, aunque igual de temibles.