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Placenta

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¿Qué hace la placenta?

La placenta es un órgano que se desarrolla en el útero durante el embarazo. Esta estructura


provee oxígeno y nutrientes al bebé en crecimiento. También elimina los productos de desecho de
la sangre del bebé. La placenta se adhiere a la pared del útero y de ella surge el cordón umbilical.
Por lo general, el órgano está unido a la parte superior, lateral, delantera o trasera del útero. En
casos poco frecuentes, la placenta podría adherirse en la zona inferior del útero. Cuando esto
sucede, se llama placenta baja (placenta previa).

Funciones de la placenta

La placenta juega un papel esencial durante el embarazo. Es el responsable por proporcionar


nutrición y oxígeno al feto, así como remover el material de desecho y el dióxido de carbono.
También es responsable por crear una separación entre las circulaciones materna y fetal conocida
como barrera placentaria, la cual permite también el intercambio de sustancias por varios
mecanismos entre los principales se encuentran la difusión simple que permite el intercambio de
iones como cloro, sodio, potasio, etc. y la difusión facilitada que permite el paso de glucosa de la
madre al feto y de lactatos del feto a la madre, estos mecanismos no usan energía para su
proceso. Además de esto, la placenta protege al feto de infecciones y otras alteraciones maternas,
mientras colabora en el desarrollo del sistema inmune fetal. Además, este órgano tiene una
función endocrina al secretar hormonas (tales como la gonadotrofina coriónica humana - hCG) que
actúa en el embarazo, metabolismo, crecimiento fetal y parto.

¿Qué factores pueden afectar la salud de la placenta?

Existen diversos factores que pueden afectar la salud de la placenta durante el embarazo. Por
ejemplo:

Edad de la madre. Algunos problemas de la placenta son más comunes en las mujeres mayores,
especialmente después de los 40.
La ruptura del saco amniótico antes del trabajo de parto. Durante el embarazo, el bebé está
rodeado y protegido por una membrana llena de líquido llamada saco amniótico. Si el saco gotea o
se rompe antes de que comience el trabajo de parto, también llamado ruptura de la fuente,
aumenta el riesgo de ciertos problemas de la placenta.

Presión arterial alta. La presión arterial alta puede afectar a la placenta.

Embarazo de mellizos u otros embarazos múltiples. Estar embarazada de más de un bebé puede
aumentar el riesgo de ciertos problemas de la placenta.

Trastornos de coagulación sanguínea. Cualquier afección que afecte la capacidad de coagulación


de la sangre o que aumente su probabilidad de coagulación aumenta el riesgo de tener
determinados problemas de la placenta.

Cirugía de útero previa. Una cirugía previa de útero, como una cesárea o una cirugía para extirpar
fibromas, aumenta el riesgo de presentar determinados problemas de la placenta.

Problemas anteriores de la placenta. Los riesgos de tener problemas con la placenta pueden
aumentar si ya has tenido problemas de placenta durante un embarazo anterior.

Consumo de sustancias. Determinados problemas de la placenta son más comunes en las mujeres
que fuman o consumen cocaína durante el embarazo.

Traumatismo abdominal. El traumatismo abdominal, por ejemplo, a causa de una caída, un


accidente automovilístico u otro tipo de golpe, aumenta el riesgo de que la placenta se separe
prematuramente del útero (desprendimiento de placenta).

¿Cuáles son los problemas placentarios más frecuentes?

Durante el embarazo, los posibles problemas de placenta incluyen desprendimiento placentario,


placenta previa y placenta adherida. Después del parto, la retención de la placenta es a veces una
preocupación. A continuación, te presentamos lo que debes saber sobre estas afecciones:

Desprendimiento de la placenta. Si la placenta se desprende de la pared interna del útero antes


del parto, ya sea parcial o completamente, se desarrolla una afección conocida como
desprendimiento de la placenta. Este trastorno puede quitarle oxígeno y nutrientes al bebé y
provocar sangrados abundantes en la madre. El desprendimiento de la placenta puede generar
una situación de emergencia que requiere un parto prematuro.

Placenta previa. Esta afección ocurre cuando la placenta cubre parcial o totalmente el cuello del
útero (la salida del útero). La placenta previa es más frecuente a comienzos del embarazo y se
puede solucionar a medida que el útero crece.

Este trastorno puede generar un sangrado vaginal abundante durante el embarazo o el parto. El
control de esta afección depende del volumen del sangrado, si el sangrado se detiene, la etapa del
embarazo, la posición de la placenta, y tu salud y la de tu bebé. Si la placenta previa persiste hasta
finales del tercer trimestre, tu proveedor de atención médica te recomendará una cesárea.
Placenta adherida. Por lo general, la placenta se desprende de la pared uterina luego del
nacimiento del bebé. Con la placenta adherida, parte de la placenta o su totalidad permanece
unida al útero con firmeza. Esta afección sucede cuando los vasos sanguíneos y otras partes de la
placenta crecen con demasiada profundidad en la pared del útero. Esto puede causar una
abundante pérdida de sangre durante el parto.

En casos graves, la placenta invade los músculos del útero o crece a través de la pared uterina. Es
probable que su proveedor de atención médica le recomiende una cesárea seguida de la
extirpación del útero.

Placenta retenida. Si no se expulsa la placenta en el plazo de 30 minutos después del parto, esto
se conoce como placenta retenida. Una placenta retenida puede ocurrir porque la placenta queda
atrapada detrás de un cuello del útero parcialmente cerrado o porque la placenta está todavía
adherida a la pared uterina. Si no se trata, la placenta retenida puede generar una infección grave
o una pérdida de sangre potencialmente mortal.

¿Cuáles son los signos o síntomas de los problemas con la placenta?

Consulta a tu proveedor de atención médica durante el embarazo si presentas los siguientes


síntomas:

 Sangrado vaginal
 Dolor abdominal
 Dolor de espalda
 Contracciones uterinas

¿Qué puedo hacer para reducir el riesgo de tener problemas de placenta?

La mayoría de los problemas de la placenta no se puede prevenir de manera directa. Sin embargo,
puedes tomar medidas para favorecer un embarazo sano:

Visita a tu proveedor de atención médica periódicamente durante todo tu embarazo.

Trabaja con tu proveedor de atención médica para controlar cualquier afección, como la presión
arterial alta.

No fumes ni uses drogas.

Habla con tu médico sobre los posibles riesgos antes de tomar la decisión de realizarte una
cesárea optativa.

Si has tenido un problema de placenta durante un embarazo anterior y estás planificando otro
embarazo, habla con tu proveedor de atención médica sobre cómo puedes reducir el riesgo de
tener el trastorno nuevamente. Informa a tu proveedor de atención médica si anteriormente te
has sometido a una cirugía en el útero. Tu proveedor de atención médica debe controlar tu
trastorno atentamente durante todo el embarazo.
¿Cómo se expulsa la placenta?

Si das a luz al bebé por vía vaginal también será el caso de la placenta, lo que se conoce como la
tercera etapa del parto.

Después de dar a luz, seguirás teniendo contracciones leves. El proveedor de atención médica
puede darte un medicamento llamado oxitocina (Pitocin) para continuar las contracciones uterinas
y reducir el sangrado posparto. También puede masajearte la parte inferior del abdomen para
ayudar a que el útero se contraiga y expulse la placenta. Es posible que tengas que pujar una vez
más para expulsar la placenta.

Si te realizan una cesárea, el proveedor de atención médica extraerá la placenta del útero durante
el procedimiento.

El proveedor de atención médica examinará la placenta para asegurarse de que esté intacta.
Cualquier fragmento restante debe quitarse del útero para evitar hemorragias e infecciones. Si te
interesa, pide ver la placenta. En algunas culturas, las familias entierran la placenta en un lugar
especial, como sus patios.

Si tienes alguna pregunta sobre la placenta o los problemas de la placenta durante el embarazo,
habla con el proveedor de atención médica. quien puede ayudarte a entender mejor la función de
la placenta durante el embarazo.

ANATOMIA

La placenta suele presentar una forma circular, discoide. Al final de la gestación, tiene un diámetro
aproximado de 22 cm, un espesor central de 2.5cm y un peso de alrededor de 470 gr. La espesura
placentaria es generalmente proporcional a la edad gestacional. La placenta suele ubicarse a lo
largo de la pared anterior o posterior del útero y puede expandirse a la pared lateral con el curso
del embarazo.

De acuerdo a su posición, pueden reconocerse cuatro principales tipos de placenta:

Anterior: la placenta se encuentra adosada a la pared anterior del útero.

Posterior: la placenta está ubicada en relación a la pared posterior del útero.

Fúndica: se ubica en relación con la pared superior del útero, llamada fundus o fondo uterino.

Placenta previa: será discutida más adelante.


Estructura

Encontramos dos caras de la placenta, la cara materna (placa basal) y la cara fetal (placa
coriónica).

Cara fetal de la placenta

La cara fetal de la placenta (o placa coriónica) está cubierta por el amnios, o membrana amniótica,
que le da a esta una apariencia brillante. La membrana amniótica secreta líquido amniótico que
sirve como protección y amortiguación para el feto, mientras que también facilita el intercambio
de sustancias entre la madre y este.

Debajo del amnios está el corion, una membrana gruesa continua con el revestimiento de la pared
uterina. El corion contiene a los vasos coriónicos que a su vez son continuos con los vasos del
cordón umbilical. Surgiendo desde el corion están las vellosidades coriónicas que contienen una
red de capilares fetales, permitiendo un área máxima de contacto con la sangre materna. El
intercambio de sustancias entre la circulación fetal y materna ocurren en el espacio intervelloso.

Cabe resaltar que la placenta y membranas placentarias (amnios y corion) son fundamentales para
el desarrollo y evolución del embarazo. Una alteración de la placenta o sus membranas asociadas
traerá diferentes tipos de consecuencias, como se detalla en la sección de correlaciones clínicas.

El cordón umbilical, que es la conexión entre la placenta y el feto, se inserta en una posición
ligeramente excéntrica en la placa coriónica. Este contiene una vena (la vena umbilical) que
transporta nutrientes y oxígeno de la placenta al feto y dos arterias (las arterias umbilicales) que
transportan los productos de desecho del feto de vuelta a la placenta.

Revisa la siguiente unidad de estudio para conocer más sobre el útero, la placenta, los tejidos
placentarios y las estructuras vasculares propias del embarazo. Aquí podrás encontrar información
clave sobre el feto en el útero.

Cara materna de la placenta

La cara materna de la placenta, o placa basal, es una cara artificial que surge de la separación de la
placenta de la pared uterina durante el parto. Esta cara está compuesta por la decidua,
endometrio modificado o especializado (o revestimiento mucoso del útero) que se forma en
preparación para el embarazo. Este da un aspecto rojo oscuro, parecido a la sangre, a la cara
materna de la placenta. Incrustadas en la decidua se encuentran las venas y arterias endometriales
maternas.

También se encuentran visibles en la cara materna de la placenta pequeñas regiones de


elevaciones denominadas lóbulos o cotiledones placentarios (aproximadamente de 10 a 40), los
cuales están separados por surcos. Dentro de la placenta, los surcos corresponden a los septos
placentarios. Cada cotiledón visible en la cara materna corresponde a la posición de los árboles
coriónicos que surgen de la placa coriónica.

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