Textos de Descartes
Textos de Descartes
Textos de Descartes
Metafísicas”):
“Hace ya mucho tiempo que me he dado cuenta de que desde mi niñez he admitido
como verdaderas una porción de opiniones falsas, y que todo lo que después he ido
edificando sobre tan endebles principios no puede ser sino muy dudoso e incierto;
desde entonces he juzgado que era preciso acometer seriamente, una vez en mi vida, la
empresa de deshacerme de todas las opiniones a que había dado crédito, y empezar de
nuevo, desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en las
ciencias.”
“Y para esto no será necesario que demuestre que todas son falsas, lo que acaso no
podría conseguir, sino que –por cuanto la razón me convence de que a las cosas, que
no sean enteramente ciertas e indudables, debo negarles crédito con tanto cuidado
como a las que me parecen manifiestamente falsas-, bastará, pues, para rechazarlas
todas, que encuentre, en cada una razones para ponerla en duda.”
“No será necesario tampoco que vaya examinándolas una por una, pues sería un
trabajo infinito; y puesto que la ruina de los cimientos arrastra necesariamente consigo
la del edificio todo, bastará que dirija primero mis ataques contra los principios sobre
que descansaban todas mis opiniones antiguas”.
Conozco que existo e indago quién soy. ¿Qué soy, pues? Una cosa que piensa. ¿Qué
es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere,
no quiere y, también imagina. Ciertamente no es poco, si todo eso pertenece a mi
naturaleza. Mas ¿por qué no ha de pertenecerle? ¿No soy yo el mismo que ahora duda
de casi todo y, sin embargo, entiende y concibe ciertas cosas, asegura y afirma que sólo
éstas son verdaderas, niega todas las demás, quiere y desea conocer otras, o imagina
muchas cosas? ¿Hay algo de esto que no sea tan verdadero como es cierto que yo soy y
que existo, aun cuando estuviese dormido y aun cuando el que me dio el ser emplease
toda su industria en engañarme? ¿Hay alguno de esos atributos que pueda distinguirse
de mi pensamiento o decirse separado de mi? Pues es tan evidente de suyo que soy yo
quien duda, entiende y desea, que no hace falta añadir nada para explicarlo. Y así
empiezo a conocer quién soy con alguna mayor claridad y distinción que antes”.