La Reestructuración Cognitiva
La Reestructuración Cognitiva
La Reestructuración Cognitiva
Todos presentamos pensamientos negativos en alguna que otra ocasión. Por ejemplo,
imaginemos que, tras cometer un error, podemos automáticamente pensar algo como:
«¡Qué torpe soy!». Sin embargo, sabemos que esto no es cierto, ya que entendemos que
podemos destacar en algunas materias y no en otras y que, como humanos, podemos errar.
Pero cuando esa afirmación se repite una y otra vez ante cualquier circunstancia de nuestra
vida, limitándonos y haciéndonos creer que es la realidad, hablamos de un problema mayor
que la reestructuración cognitiva tiene como objeto abordar.
Existen muchos tipos de distorsiones cognitivas, algunos de los más conocidos son:
1. Magnificación o minimización
3. Pensamiento polarizado
Distorsión del tipo «todo o nada«. Es el patrón de pensamiento en el que todo se concibe
como absoluto, como blanco o negro, sin tener en cuenta los tonos intermedios. Es común
escuchar palabras que indican extremos como «nunca», «siempre» o «todos».
4. Abstracción selectiva
Existen diferentes pasos para llevarla a cabo y lograr los objetivos a cumplir, así como
técnicas y ejercicios para lograr mejor cada uno de estos pasos. A continuación, mostramos
un resumen con las fases más relevantes de la terapia.
Analizar las distorsiones: Una vez hemos identificado los principales pensamientos negativos
procederemos a analizarlos durante la terapia. Se trata de entender cuáles son los
principales miedos y situaciones que disparan estos pensamientos para poder llevar a cabo
estrategias para combatirlos. Por ejemplo: En el caso de un paciente con ansiedad social, se
analizarían esos pensamientos que son más perjudiciales en su vida diaria. Puede que, para
este paciente, el hecho de hablar en público dispare distorsiones cognitivas como “voy a
hacer el ridículo” o “voy a meter la pata y se reirán de mi”, que a lo mejor no aparecen en
otras situaciones como estar en una fiesta rodeados de gente. Es entonces cuando
procederemos a analizar las bases de estos pensamientos y las situaciones que los disparan.
Discutir sobre los pensamientos: En esta fase, una vez identificadas y analizadas las
distorsiones, comenzaremos a disputar su veracidad proponiendo evidencias a favor y en
contra de cada una de ellas. Es el momento de enfrentarnos ante la irracionalidad de estas
distorsiones, discutiendo sobre la objetividad de las mismas. Para ello pueden emplearse
muchas técnicas como:
Llevar la distorsión al extremo: A través de cuestiones como “¿qué pasaría si…?”, llevamos el
pensamiento negativo a la realidad para enfrentarnos a él y perder el miedo que nos ciega.
Por ejemplo, ante el paciente anterior con ansiedad social, podríamos preguntar “¿Qué
pasaría si al dar un discurso público hicieras el ridículo?” ¿Por qué te sentirías mal si se rieran
de ti? ¿Cuál sería el mayor problema en esta situación? ¿Cómo la afrontarías?
Reemplazar: Durante esta fase, se reemplazan los pensamientos distorsionados por otros
más realistas y objetivos. A través de esfuerzo y práctica, se intenta conseguir que esos
pensamientos ya automatizados den lugar a otros más racionales. Si tomamos como ejemplo
a una persona que tiene el pensamiento negativo automatizado: «No me siento atractivo,
nunca atraeré a nadie», podríamos cambiarlo por otro como: «Para algunas personas puedo
ser atractivo, para otras no; eso está bien, porque mi valía no sólo se basa en lo físico»; se
trata de conseguir que este segundo pensamiento se automatice y consiga sustituir al
anterior, lo cual se consigue con práctica y esfuerzo.
Conclusiones
16 distorsiones cognitivas
2. Pensamiento polarizado
Consiste en valorar los acontecimientos en forma extrema sin tener en cuenta los aspectos
intermedios. Las cosas se valoran como buenas o malas, blancas o negras, olvidando grados
intermedios. Por ejemplo un chico que recibe un no al invitar a una chica a salir, piensa:
«Solamente me pasan cosas malas». Otra persona que no encuentra trabajo piensa: «Soy
un incompetente e inútil». Palabras claves para detectar esta distorsión son todas aquellas
que extreman las valoraciones olvidando los grados intermedios y matices. Ejemplos:
«Fracasado», «Cobarde», «Inútil», etc.
3. Sobregeneralización
Esta distorsión del pensamiento consiste en sacar una conclusión general de un solo hecho
particular sin otra evidencia. Por ejemplo una persona que busca trabajo y no lo encuentra y
concluye: «Nunca conseguiré un empleo». Otra persona que se siente triste y piensa:
«Siempre estaré así». Palabras claves que indican que una persona esta sobregeneralizando
son: «Todo. Nadie. Nunca. Siempre. Todos. Ninguno».
Se refiere a la tendencia a interpretar sin base alguna los sentimientos e intenciones de los
demás. A veces, esas interpretaciones se basan en un mecanismo llamado proyectivo que
consiste en asignar a los demás los propios sentimientos y motivaciones, como si los demás
fueran similares a uno mismo. Por ejemplo una persona nota como la miran unos extraños y
piensa: «Sé que piensan mal de mí». Otra persona esta esperando a otra en una cita y esta
tarda cinco minutos y sin mediar prueba alguna, se le viene a su cabeza: «Sé que me está
mintiendo y engañando». Palabras claves de esta distorsión son: «Eso es porque…», «Eso se
debe a…», «Sé que eso es por…». La inferencia arbitraria es muy parecida a la
interpretación del pensamiento y se refiere al proceso de adelantar una determinada
conclusión en ausencia de la evidencia que la apoye o cuando la evidencia es contraria.
5. Visión catastrófica
6. Personalización
Consiste en el hábito de relacionar, sin base suficiente, los hechos del entorno con uno
mismo. Por ejemplo: En el trabajo una persona tenia la impresión de que cada vez que el
encargado hablaba de que había que mejorar la calidad del trabajo se referían
exclusivamente a él. Esta persona pensaba: «Sé que lo dice por mi». Una mujer que
escuchaba a su marido quejarse de lo aburrido del fin de semana, pensaba: «Seguro que
piensa que soy aburrida». Un tipo de personalización consiste en el hábito de compararse
con otras personas de manera frecuente: «Soy menos sociable que José», «A él le hacen
caso pero no a mi». Palabras claves son: «Lo dice por mí», «Hago esto mejor (o peor) que
tal».
7. Maximización y minimización
8. Falacia de control
9. Falacia de justicia
Consiste en la costumbre de valorar como injusto todo aquello que no coincide con nuestros
deseos. Una persona suspende un examen y sin evidencia piensa: «Es injusto que me hayan
suspendido». Otra piensa sobre su pareja: «Si de verdad me apreciara no me diría eso».
Palabras claves son: «No hay derecho a…», «Es injusto que..», «Si de verdad tal, entonces…
cual».
Consiste en creer que el bienestar de uno mismo depende de manera exclusiva de los actos
de los demás. La persona suele creer que para cubrir sus necesidades son los otros quienes
han de cambiar primero su conducta, ya que creen que dependen solo de aquellos. Por
ejemplo un hombre piensa: «La relación de mi matrimonio solo mejorará si cambia mi
mujer». Las palabras claves son: «Si tal cambiara tal cosa, entonces yo podría tal cosa».
13. Culpabilidad
Consiste en el hábito de mantener reglas rígidas y exigentes sobre como tienen que suceder
las cosas. Cualquier desviación de esas reglas u normas se considera intolerable o
insoportable y conlleva alteración emocional extrema. Algunos psicólogos han considerado
que esta distorsión esta en la base de la mayoría de los trastornos emocionales. Ejemplos de
este caso son: un psicólogo se irrita constantemente con los pacientes que no seguían sus
prescripciones y pensaba: «Deberían hacerme caso»; eso impedía que revisara sus
actuaciones o explorara los factores que podían interferir en el seguimiento de sus
indicaciones. Un hombre estaba preocupado excesivamente por los posibles errores que
podría cometer en su trabajo ya que se decía «Debería ser competente y actuar como
profesional, y no debería cometer errores».Las palabras claves como puede deducirse son:
«Debería …», «No debería …», «Tengo que..», «No tengo que…», «Tiene que..». Los
deberías producen emociones extremas y trastornos. Cabe aclarar que los deseos personales
derivados de creencias racionales (no distorsiones cognitivas) pueden producir malestar
cuando no se consiguen, pero no de manera extrema como las exigencias de los «Deberías»
(distorsión cognitiva), que además nos aleja de conseguir nuestros objetivos al marcarnos
solo un camino rígido.
Como podemos ver, este tipo de creencias todos los hemos tenido seguramente en más de
una ocasión, o conocemos a alguien que los practica de forma puntual o habitual, pero es
difícil cambiar de costumbres, aunque estas nos sean claramente perjudiciales.
Por eso te explicamos a continuación algunas de las técnicas que se utilizan en psicología
para superar este tipo de pensamientos.
Esta técnica ayuda a reducir la ansiedad emocional a través del desarrollo de dos habilidades
separadas: la interrupción del pensamiento y la sustitución del pensamiento.
A la primera indicación de un pensamiento habitual que sabemos que conduce a sufrir
emociones desagradables se interrumpe el pensamiento diciéndonos a nosotros mismos la
palabra «Basta” o “Stop». Entonces se llena el hueco dejado por el pensamiento
interrumpido con pensamientos positivos previamente preparados que sean más realistas,
asertivos y constructivos. Adquiriendo estas habilidades se capacita a una persona para
enfrentarse con éxito a los pensamientos que antes conducían a altos niveles de ansiedad,
depresión o cólera.
Pasos a seguir
Practicar sin ayuda la interrupción del pensamiento: Lo mismo que el anterior pero sin la
ayuda del despertador. Hemos de dar por concluida esta fase cuando somos capaces de
gritar la palabra clave internamente.
Preparar las aserciones encubiertas: Seleccionar pensamientos positivos que puedan sustituir
el vacío mental.
Usar la aserción encubierta en situaciones de la vida real: Hay que pasar de la práctica de
situaciones imaginarias a las de la vida real.
Relajar los músculos a voluntad de forma progresiva (pies, piernas, manos, brazos,
abdomen, pecho, cuello, cara…)
Pasos a seguir:
Creación de una jerarquía placentera: lista de cinco o diez escenas en las que la persona
disfrute del hábito destructivo.
La técnica de la visualización
La visualización es una herramienta muy útil para conseguir un mayor control de la mente,
las emociones y el cuerpo y para efectuar cambios deseados de la conducta. Puede usarse
para aliviar la tensión muscular, eliminar el dolor y para el éxito de muchas de las técnicas
cognitivas ya vistas anteriormente.