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Nivel 1 El Sendero de La Gracia Lección 1

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LECCIÓN 1

LA GRACIA QUE NOS BUSCA

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
—Lucas 19.10

A través de la gracia preveniente, Dios va delante de nosotros abriendo un


camino para atraernos a una relación con Él.

Existen al menos cinco expresiones bíblicas que reflejan nuestra experiencia


con la gracia de Dios. Esto no quiere decir que haya diferentes
clasificaciones de la gracia, como si la gracia se pudiera diseccionar en
diferentes medidas o tipos categóricos.

Como señala Jack Jackson, “la gracia de Dios es singular” o, Juan Wesley, la
gracia de Dios es simplemente “el amor de Dios”. Para evitar esta tendencia
a clasificar varios tipos de gracia, Wesley eligió enfocarse en la naturaleza
experiencial de la gracia: “Dependiendo en qué etapa del discipulado se
encuentran las personas, ellas experimentan la gracia de Dios de manera
diferente.

 Aquellos en el estado de naturaleza (precristianos) experimentan la


gracia de manera preveniente;
 Una vez que despiertan, experimentan la gracia de una manera
convincente y justificadora.
 Luego, finalmente, una vez que son justificados, experimentan la
gracia que obra para santificar sus mentes y corazones”.

La gracia que va delante de nosotros

La gracia de Dios no comienza en el momento de nuestra salvación, incluso


precede el estado en el que somos conscientes de nuestra necesidad de
Dios. No buscamos naturalmente a Dios; en cambio, Dios nos busca a
nosotros. El término teológico que usamos para describir la acción por la
cual Dios nos atrae más cerca de Él es “La gracia preveniente”.

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Si bien el término gracia preveniente no se encuentra en la Biblia, el
concepto está sin embargo, profundamente arraigado en ella. Por medio de
este tipo particular de gracia, Dios toma la iniciativa, da el primer paso, se
acerca a nosotros y espera nuestra respuesta a esa invitación de aceptar su
amor, su perdón y su limpieza para nosotros.

Bíblicamente, este concepto pretende expresar la verdad que se encuentra


en pasajes como Juan 6:44, Hechos 16:14 o Juan 16:8. La gracia pre-
regeneradora, por lo tanto, implica la obra de “atraer”, “abrir el corazón” o
traer “convicción de pecado”.

En Apocalipsis 3:20 podemos ver claramente este proceso de la gracia


preveniente en 4 pasos, veamos lo que la Palabra del Señor nos dice:

“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré, y cenaré con él, y él conmigo” NVI.

 Dios toca la puerta de nuestro corazón (Llamado)


 Nosotros decidimos si abrimos o no la puerta (La gracia no es
irresistible)
 Una vez abierta la puerta, Jesús entra y cena con nosotros
(Salvación)
 Nosotros cenamos con el Señor (Comunión).

Esta es la manera de actuar de Dios, pero este actuar u obrar de Dios


siempre va a depender de la respuesta de la persona, somos nosotros
quienes decidimos si dejamos que Jesús entre o no,

Podemos entender la gracia preveniente como ese impulso que Dios pone
dentro de nosotros que nos incita a la búsqueda de Dios y de su salvación.
Así lo manifiesta el mismo Jesús al hablar con las personas de su ciudad natal
en Juan 6:44. “Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió,
y yo lo resucitaré en el día final” NVI. La expresión clave aquí es: “Nadie
puede venir a mi si no lo atrae el padre, esto es gracia previa “antes de la
salvación.

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Pablo dice: “Estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales
anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo. Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos)” (Efesios 2.1-2, 4-5). Preste atención a una palabra
que Pablo repite para darle un énfasis especial: muerto. Pablo toma esta
palabra muy en serio. Él no dice que estábamos “enfermos” en nuestros
pecados o “atrapados” en nuestros pecados. No, estábamos muertos en
nuestros pecados.

El Apóstol Pablo manifiesta en Efesios 2:1-2; 4-5 la condición de la


humanidad, escriba con sus propias palabras lo que Pablo nos dice en este
pasaje de la Palabra.

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Según la Biblia, hay tres tipos de muerte:

 Física
 Espiritual
 Eterna

Pablo en estos versículos, está describiendo la muerte espiritual. Vivíamos


y respirábamos mecánicamente, pero estábamos espiritualmente muertos
a causa del pecado.

Dios interviene en nuestra situación desesperada y hace algo que no


podemos hacer por nosotros mismos: Dios viene a donde estamos. Por el
poder del Espíritu Santo, Dios se acerca a nosotros y despierta nuestras
sensibilidades espirituales.

Aquí hay dos verdades que debemos decir sobre la gracia preveniente; es la
obra del Espíritu Santo en nosotros. Vamos a analizar dos textos Bíblicos que
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explican esta verdad. Lea con atención estos versículos y escriba qué hace
el espíritu Santo en nuestra vida de tal manera que podamos llegar a
conocer a Cristo y recibir la vida eterna.

Ezequiel 11:19-20. Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro


de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré
un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis
decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.

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Juan 16:7-11. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;


porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere,
os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia
y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto
voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este
mundo ha sido ya juzgado.

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Esta realidad nos lleva a un pensamiento profundo: incluso nuestra


capacidad de responder a los estímulos de Dios es posible solamente por la
gracia preveniente de Dios que ya nos ha encontrado. Tenemos la libertad
de responderle a Dios solamente porque Él ha liberado nuestra conciencia

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espiritual para que podamos hacerlo. El mover de la gracia en nosotros
precede a cualquier respuesta que podamos tener ante Dios.

Somos incapaces de venir a Dios por nuestras propias fuerzas. Por lo tanto,
Dios es siempre el primero en todas las escenas: en el despertar, la
conversión y la transformación de la vida. A la actividad inicial del Espíritu
Santo le llamamos “preveniente” porque siempre precede a nuestra
respuesta.

Dios nos busca antes de que nosotros busquemos a Dios. La iniciativa de


salvación reposa en Dios desde el principio. Antes de que demos el primer
paso, Dios ya está allí.

La gracia no es irresistible, pero ninguna persona se queda sin la invitación


a una relación personal con Dios. Cuando compartimos el evangelio con
alguien, nunca nos encontraremos en un ámbito de moralidad neutral.

La oferta de la salvación de Dios no es obligatoria. Por su naturaleza, el amor


recíproco (la base de una verdadera relación) requiere la libertad de aceptar
o rechazar el ofrecimiento del amor. Sin embargo, la gracia preveniente no
solo precede a nuestra respuesta sino también permite que respondamos.
Este es el orden de la redención y el comienzo del discipulado. Dios inicia;
nosotros respondemos. La gracia siempre va primero

Hablando de esto, veamos lo que la Palabra de Dios nos dice al respecto en


2 Pedro 3:9

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¿Qué necesitamos entonces para poder creer en Jesús y poder aceptarlo en


nuestro corazón? Veamos lo que nos dice la Palabra en Romanos 10:16-17

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Según 1 Timoteo 2:4-5 cuál es el deseo del corazón de Dios para toda la
humanidad

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Sin embargo de esto, no todos los que son atraídos o capacitados por el
Padre para ejercer la fe y el arrepentimiento, en realidad deciden hacerlo;
es decir, la gracia preveniente es resistible.

Aunque es igualmente cierto que sin esa atracción o habilitación ninguna


persona sería capaz de venir a Dios por su propia cuenta. Aquel que ha sido
liberado para creer tiene el deseo o la habilidad de venir a Cristo en fe, pero
en ninguna manera será obligado por Dios a creer y salvarse.

Entonces cuál debe ser la respuesta del ser humano para con este llamado
de Dios para salvación en Lucas 14:26-33

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En Mateo 13:1-23, la Palabra de Dios nos muestra un claro ejemplo de que


todos aquellos que reciben el mensaje del evangelio no tienen la misma
respuesta, algunos por diferentes circunstancias no siguen adelante en la fe,
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pero aquellos que sí lo hacen viven de verdad la vida que Dios anhela para
nosotros. Lea este pasaje con su maestro y analice cuál es la respuesta de
cada grupo de personas que son mencionadas en este pasaje.

Gracia providencial y gracia preveniente

Existe una diferencia entre la gracia providencial y la gracia preveniente. La


providencia es la manera en que Dios le brinda sustento y provisión a su
creación, incluidos los seres humanos. Dios “provee” o “se encarga” de lo
necesario para sostener al mundo y de proveerles a las personas de manera
individual (Génesis 22.8, 14).

La providencia de Dios conlleva diversos grados de responsabilidad


espiritual. Aquellos que cuenten con la oportunidad de escuchar el
evangelio en el transcurso de su vida serán juzgados de manera diferente a
quienes nunca ha escuchado el nombre de Jesús.

La parábola de Jesús del siervo fiel y sabio va más allá de las posesiones
materiales: implica la mayordomía de la gracia de Dios. “Porque a todo
aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho
se le haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12.48).

No a todos se les ha dado la misma oportunidad ni las mismas condiciones


para salir adelante. Algunos reciben más y otros reciben menos. Al don de
haber recibido “más” le acompaña una mayor responsabilidad de
responder. Estos son asuntos de divina providencia.

Esta verdad se la puede ver con mayor claridad en Filipenses 1:29, escriba a
continuación las ideas sobre la fe que nos da este pasaje.

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Concluimos esta lección con esta pregunta ¿Hasta dónde llegará Dios para
alcanzar a una persona? Podemos meditar en un instante en la letra de una
canción de 2017 de Cory Asbury “Reckless Love” (Amor sin condición), sobre
la gracia de Dios que nos busca.

La canción habla sobre la gracia de Dios en la vida del cantante “antes de


decir una palabra” y “antes de tomar un respiro”. Describe el “amor
abrumador, interminable y sin condiciones de Dios” que “me persigue,
lucha hasta que me encuentra, deja las noventa y nueve”. El coro dice así:

No hay sombra que no alumbres


Monte que no escales
Para encontrarme a mí
No hay pared que no derrumbes
Mentira que no rompas
Para encontrarme a mí.

Inmenso. Eterno. Así de lejos está dispuesto Dios a ir por una persona, Dios
dejará seguras a las 99 ovejas y buscará a la 1 que se perdió, porque cada
oveja (Cada uno de nosotros) es importante para el Señor y hará todo lo que
sea necesario para que vengamos a Él y disfrutemos de su amor, eso es
gracia.

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