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Mannoni Capitulo 1

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CAPITULO 1

Francoise Octave, Bruno

En febrero de 1950 doy a luz a mí hijo en la clínica de Belvedere, en Boulogne. Mí soledad es


entonces total. Solo me visita una empleada doméstica. Octave tiene horror a las clínicas y
maternidades: con la alegría de tener un hijo le alcanza. En cuanto a mí trabajo como analista,
lo reinicio diez días después del parto. Me organizo entonces para preservar a la vez mí
independencia y la seguridad afectiva que el niño necesita. Una amiga de Francoise Doltome
recomienda una niñera rusa, madame P: casada a los cuarenta y nueve años, divorciada al día
siguiente de una noche de bodas juzgada “inconveniente”, ella se ocupa del bebé y nos
acompaña en nuestros traslados. La sustituye después una francesa que inspira más confianza
a Octave.

En Trousseu, con Francoise Dolto

Encarar la “enfermedqd mental”

Francoise Dolto consagra su vida a prevenir el riesgo de entrada del niño muy pequeño en la
psicosis. Utilizando las palabras cotidianas, vuelve atentas a las madres AA las reacciones de
celos ante el nacimiento de un segundo hijo, las asiste en su confrontación con los momentos
de pánico o desamparo que asaltan a veces a chiquillos precozmente enfermos.

Las hipótesis teóricas de Dolto se articulan así con su concepción de la imagen del cuerpo. O
sea de una imagen arcaica cuya pérdida sustre al sujeto, “la continuidad de su ser” hasta el
punto de poner en peligro su vida.

En su práctica ella no aplica conceptos prefijados. Trata al niño como una persona responsable
y autónoma. Y nos pone atentos a sus diferentes posiciones en los momentos de tensión
conflictiva que lo inundan.

Propone una construcción. Un trozo de historia que escapa al sujeto pero a partir del cual el
niño puede hallar palabras con las que hablar y a través de las cuales, sin saberlo, una verdad
surge.

Ciertos trastornos precises presentados en el autismo se sitúan en una etapa de


indiferenciacion con la madre, en un tiempo en que la relación con el otro es vivida por el niño
únicamente según el momento del ser. El niño vive la separación con el otro, como
aniquilación, el pequeño se construye precozmente un mundo en el que se esfuerza por vivir
sin afectos para protegerse de la destrucción que lo amenaza.

Sociedad de psicoanálisis

en lo que atañe la frecuentación de la sociedad psicoanalíticas, podemos decir que un período


esencial de nuestra vida, desde 1948 hasta 1970, queda prácticamente para Octave y para mí
en la más absoluta represión. Al principio ambos nos inscribimos en la sociedad psicoanalítica
de París, octave para efectuar su formación y yo para completar la mía puesto que ya había
terminado mi “cursus” en Bélgica, defiende una tesis al mismo tiempo en París y en Bruselas
donde obtengo el título de miembro titular perteneciente a la primera generación reconocida
en Bélgica por la internacional.

Con la escisión de 1954, yo acompaño octave, quién se analizaba entonces con Lacan, a la
sociedad francesa de psicoanálisis fundada por Laganche, dolto, Juliette boutonnier y lacan.
Quien apadrina mi entrada es laganche. Entre 1950 y 1961 octave me quiere en el hogar dado
que pretende que solo me dediqué a la educación de nuestro hijo. Aún así hay lugar para la
evasión profesional: tengo el hospital, los diplomas extranjeros que debo regularizar, sin
contar la exigencia planteada por la administración de que haga el bachillerato.

octave y yo formamos cuerpo con los viejos compañeros de Lacan. cuando después de 1963
expresamos nuestro deseo de participar en los asuntos con el propósito de evitar la repetición
de un naufragio, los hechos nos hacen comprender que la “fatria” no desean ex eso
integramos, seguimos siendo extranjeros, el reconocimiento que obtuvimos lo debemos
mucho más a nuestros libros.

El paso a la escritura

en 1951 octava intenta exorcizar la dimensión persecutoria presente en tu análisis. escribe con
ese fin una obra de ficción que se llama cartas personales al señor director y traslada en ella lo
vivido de su propio análisis con lacan e inventa una colonia imaginaria donde cierto día los
funcionarios aparecen reemplazados por un amo modernista: la máquina. la prensa recibe este
libro como un acercamiento. el hecho de haber ilustrado una verdad relativa a su propio
análisis y de que luego este libro sufriera una suerte semejante va paralizar la producción
literaria de Octave por más de diez años. Tal interrupción no es ajena a lo que se instala como
producción personal de mi parte y que impulsó a Octave a volver a publicar libros.

lo cierto es que el riesgo de bloqueo cuando se expone 1 al inconsciente, aún en forma de


ficción, no me parece haber sido examinado suficientemente. en verdad que la publicación
puede actuar en ciertos momentos como revelamiento de un no-dicho e incluso en
determinados sujetos puede ocasionar efectos alucinatorios y persecutorios pasajeros. Y en lo
que me atañe aún hoy entiendo que mi mejor libro, el más auténtico, el más original fue el
primero. lo escribí con la mayor de las inocencias ya que no salda cuentas con nadie salvo
conmigo misma.

“el niño retrasado y su madre”

en 1950 y 1964 escribo artículos y doy conferencias. tengo entonces la suerte de que Lacan
haya reparado en mí: me propone efectuar un analisis y me brinda una amistad alimentada en
una pasión común: los pacientes. Con el como soporte escribo el niño retrasado y su madre.
Este libro es el relato de tanteos, errores, avances y descubrimientos que no deben demasiado
a las posiciones teóricas tradicionales. doltó me abre los oídos a la clínica, lacan me autoriza a
articular una experiencia de tanteos, sin él nunca habría encontrado palabras para
testimoniarlo, da valor a la torpeza permitiéndome un cuestionamiento ajeno a cualquier
espacio de semblante.

en este libro publicado en 1964 pongo en cuestión el abordaje de la debilidad mental,


interrogando el modo en que vive la debilidad del niño y su familia. señaló que la indicación de
cura no debe estar determinada por el síntoma que el niño presenta sino que debe fundarse
en el discurso colectivo preferido con respecto a este niño. lo que hay que oír és la índole de la
demanda que se articula a partir del lugar de angustia que constituye este “niño que no es
como los demás”, aquel que por medio de su síntoma, muy a menudo sirve para ocultar un
drama familiar que lo desborda. el niño es introducido a moldear una “madre de niño
anormal” y a introducir a un tipo de relación simbiótica de la que el padre queda excluido; lo
que ellos necesitan es poder aportar una palabra en el propio lugar en que el niño intenta
aportar la suya. Así pues la primera etapa de la cura consiste en ayudar a un niño asumir su
propia historia permitiéndoles acceder luego al yo(je) de una palabra propia. en cualquier caso
ponerse a la escucha del discurso colectivo es estar atento a lo que ,en la enfermedad del niño,
no es sino el síntoma de lo que no marcha en el medio que lo rodea. es también estar atento a
lo no dicho en la Constitución del síntoma y tener en cuenta que son los padres los que a veces
pueden aportar aquello que falta la inteligencia del texto aportado por el niño.

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