Anonimo - Ramala
Anonimo - Ramala
Anonimo - Ramala
DE RAMALA
AUTOR ANÓNIMO
PROCESADO POR GIOVANNI DE MÉXICO
«Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra: pues el primer cielo y la primera tierra habían pasado; y ya no había
mar.»
Revelación, Cap. 21, Vers. 1.
...“El diccionario define la Revelación como una manifestación del conocimiento hecha al hombre por una
fuente divina o sobrenatural. Este libro es anónimo, porque los canales que han recogido esas enseñanzas
reconocen que no son ellos la fuente, sino que una fuente divina que ha progresado más por el camino de la
evolución está ofreciendo su conocimiento y su sabiduría para preparar a la Humanidad para el gran cambio
que se avecina.”
RECONOCIMIENTOS
Quisiéramos expresar nuestra gratitud a todos aquellos que se entregaron generosamente a sí mismos con
el fin de que este libro haya sido posible. Su producción ha sido verdaderamente un esfuerzo conjunto en el
que contribuyeron muchos individuos con pensamientos, palabras y actos. A todos ellos quisiéramos dar
unas gracias sinceras.
DEDICATORIA
PREFACIO
Por los datos que poseemos de la antigua historia británica sabemos que, después de la crucifixión de
Cristo, sus discípulos llegaron a las costas pantanosas de Avalon, donde se encuentra ahora la abadía de
Glastonbury. Los druidas les dieron la bienvenida y les regalaron a perpetuidad unos diezmos de tierra.
En ese mismo lugar se encuentra ahora Chalice Hill House. Desde dentro de sus muros ha brotado una
nueva inspiración que toma forma de este libro y trata de dar fuerza a los buscadores de hoy en día. Esos
buscadores están surgiendo a centenares en todas las partes del mundo de hoy. Llevan el sello de una
nueva raza que se niega a ser condicionada, que desea asegurar el propósito y potencial de sus propias
vidas, tanto como individuos como en cuanto precursores de una nueva civilización. Bajo su influencia se
están formando alrededor del planeta miles de grupos de todos los grados, que se reúnen con un propósito
común: descubrir el camino correcto de la evolución y la parte que cada cual ha de tener en cuanto que
emergente «Hijo de Dios.»
La humanidad empieza a despertar del profundo estupor del materialismo y esta siendo consciente del
gran paso que tiene por delante -la realización de la era y el ideal acuáricos-, por lo que está pidiendo
ayuda, enseñanzas y un conocimiento más maduro que el que hasta ahora había poseído. Estas peticiones
se están encontrando con una sucesión de fascinantes nuevas enseñanzas que demuestran que el tema de
las verdades interiores es inacabable; nuevas enseñanzas que constituyen el preludio de una expansión
revolucionaria de la conciencia humana. Este libro contiene numerosas indicaciones de lo que producirá tal
conciencia en cuanto a niveles y modos de vida. Bien puede ser una valiosa ayuda y un estimulante desafío
para aquellos que tratan de seguir hacia adelante.
La humanidad tiene ante sí un largo camino antes incluso de que empiece a comprender el sorprendente
desarrollo que le aguarda. Por lo visto llegar a la Luna es más sencillo que encontrar este cielo tan
cercano... ¡Que está dentro de uno mismo! Hemos permitido que nos roben nuestra vitalidad, que es
corroída física y mentalmente por modos de vida y pensamiento, imprudentes e incluso primitivos, que
producen polución en todos los planos. La necesaria regeneración puede verse muy ayudada con un libro
como éste. No solo resume muchos de los conocimientos imprescindibles de la Sabiduría Esencial, sino que
ofrece postulados estimulantes, nuevos incluso para el buscador espiritual habituado. Creemos que el valor
y la dedicación que hay en este libro son merecedores de nuestra gratitud y aseguran una vida de gozoso
servicio tanto a este volumen como a quienes lo han originado.
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INTRODUCCION
Vivimos tiempos excitantes, aunque turbulentos, pues este planeta se está transformando y preparando
para una Nueva Era del Hombre. Son numerosas las personas que en años recientes han hablado y escrito
sobre el significado de La Era de Acuario que está comenzando ahora. En casi todas las lenguas pueden
encontrarse escritos inspirados que predicen lo que va a sucederle a esta Tierra, y a la humanidad que la
habita, durante las próximas décadas. Desde las Confesiones de San Agustín el Divino, pasando por
Nostradamus, hasta Edgar Cayce pueden encontrarse muchas predicciones que coinciden en el hecho de
que los próximos veinticinco años son excepcionalmente críticos en el proceso evolutivo de la Tierra.
Si miramos el mundo que nos rodea, no podemos dejar de observar que la violencia y el conflicto
predominan a todos los niveles. Nuestra sociedad occidental moderna está enferma, y lo que estamos
presenciando son los síntomas de una enfermedad fatal. Junto con ello se está produciendo el
cuestionamiento de muchas de las creencias y valores aceptados sobre los que se basa la sociedad. Ello ha
llevado, a su vez, a una perdida de la dirección personal, a la incertidumbre y al escape al materialismo, la
apatía, las drogas, etc. Muchas personas están descubriendo que no pueden afrontarse a las condiciones
de vida que existen hoy. Las presiones de la vida han llegado a ser tan grandes que el hombre ni siquiera
puede llegar a reconocer la insensatez de muchos de sus propios actos.
Sin embargo, hay personas de todo tipo que están buscando positivamente una comprensión no sólo del
significado y propósito de sus vidas en la sociedad actual, sino también del propósito del hombre mismo.
Están buscando respuestas a las preguntas que ni los políticos, ni los científicos, ni las iglesias pueden
suministrar. Estas personas se han dado cuenta de que la ciencia y la religión, basadas en gran parte en el
pensamiento divisor del hombre, lejos de llevarlos a una comprensión de hecho los están separando de la
realidad de la vida física de hoy. Han comprendido que la ciencia y la religión modernas no son capaces de
concebir la totalidad perfecta, de ver el cuadro completo. En consecuencia, algunos de ellos se han vuelto
hacia las enseñanzas esotéricas de las pasadas generaciones, aunque sólo unos pocos son capaces de
entender su terminología y simbología, y aún son menos los que pueden relacionarlas con la vida cotidiana
de esta época materialista que estamos viviendo. En la sociedad occidental algunas personas se están
volviendo hacia las tradiciones espirituales de Oriente con la esperanza de encontrar ahí la respuesta que
no puede darles el cristianismo de hoy; pero la espiritualidad oriental no ha transformado a Oriente, ¿cómo
iba a tener de repente el poder de transformar a Occidente, cuya cultura es totalmente extraña y posee unos
esquemas evolutivos totalmente diferentes? Otros se han visto atraídos por cultos y «gurus» que han
aparecido como respuesta a las existencias por parte del hombre de un nuevo concepto de la creación. Sin
embargo, el peligro de cualquier forma de conocimiento o sabiduría de segunda mano es que al hombre le
es muy fácil creer en algo, pero no vivirlo; profesar algo, pero no practicarlo. No importa lo grande que sea la
sabiduría, si el hombre no lo acepta en su ser y lo vive no será más que un ejercicio mental que lleva a la
ilusión. Hoy en día tiene un gran atractivo para muchos el dogma del no-Dios; y aquí en Occidente, en
donde el intelecto tiene un valor supremo, sólo ha hecho falta un corto paso en esa dirección para proclamar
que el hombre es Dios, que el hombre es el dueño y posee el control de todo lo que existe.
Para muchas personas de hoy la realidad de la vida es solo aquello de que son conscientes con los
cinco sentidos -el plano físico de la Tierra-, e ignoran o se burlan de cualquier cosa que señale a una
existencia que esté por encima o por debajo de este plano. Sin embargo, en años recientes cada vez más
personas han comenzado a reconocer y utilizar las facultades extrasensoriales. Por razones que ellos
desconocen aún, han llegado a ser conscientes de niveles de existencia que están mas allá de lo que el
hombre reconoce y entiende. Han comenzado a exhibir talentos y habilidades que no pueden explicar
lógicamente sólo en los términos de la evolución física. Lo único que saben es que de repente se han
levantado una esquina del velo y han llegado a ser conscientes de una fuente de sabiduría y conocimiento
que están más allá de lo físico; fuente a la que es mejor referirse como Universal, Infinito, Conciencia. Esta
Conciencia toma muchas formas dependiendo del individuo; no obstante, siempre ha estado presente
alrededor de la Tierra para ayudar e inspirar al hombre. Mientras que en el pasado pudo identificarse con
una figura paterna, como Dios, porque los pensamientos del hombre se proyectaban siempre hacia afuera y
necesitaban una referencia externa, hoy en día empieza a reconocerse como una voz interior, coma una
parte del ser del hombre. En la historia del hombre puede leerse la intervención de esta fuerza divina
llevando a cabo un plan que el hombre no podía concebir. Además, en épocas críticas de la evolución de la
humanidad se han encarnado grandes almas sobre la tierra para que todos los hombres pudieran conocer
esa Conciencia.
Hoy en día hay personas en todo el mundo que están en contacto con esta Conciencia Universal. A
través de diversas formas da autodesarrollo han aprendido, algunos con gran rapidez y otros al cabo de
muchos años a sintonizar con esta fuente de Conocimiento y Sabiduría infinitos. Se han establecido muchos
canales de comunicación, especialmente en años recientes, por lo que parece que una Voluntad mayor está
preparando a la Tierra para una nueva revelación, pare una nueva Era del Hombre. Muchos individuos
tienen una profunda convicción interna de que han encarnado para actuar como mensajeros, como canales
para la liberación del nuevo conocimiento. Muchos de ellos sienten una potente fuerza interior que controla
sus vidas. Sienten que la mano de la divinidad les conduce por un camino por el que aceptaron caminar,
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aunque no saben cuándo. Lo igual atrae a lo igual, y a esos canales han llegado personas que sienten
intuitivamente que la sabiduría que tales canales encierran y muestran, el estilo de vida por el que abogan,
refleja verdaderamente esa Conciencia Universal. Como resultado de ello, en todo el mundo se están
formando pequeños grupos o comunidades que comparten esta nueva liberación de la conciencia. Aunque
esos grupos se encuentran en todo el orbe, y aunque la inspiración que recibe cada uno do ellos refleja la
personalidad del grupo, el mensaje subyacente es el mismo, y es universal en su aplicación. Este libro
contiene la inspiración recibida por uno do esos grupos: Ramala.
El libro es publicado anónimamente. El nombre Ramala está tornado de los nombres anímicos, opuestos
a los terrestres, del matrimonio que constituyó el canal por el cual llegaron las enseñanzas y fue utilizado
sólo como un nombre al que pudieran escribir las personas que soliciten enseñanzas. La identidad del canal
por el que ha llegado la inspiración carece de importancia. Cuando se sintoniza una radio lo importante no
es la emisora sino el programa. No tenemos deseos de atraer persones al grupo, pues sólo somos los
instrumentos por medio de los cuales han llegado las enseñanzas. Los acontecimientos que condujeron al
establecimiento del grupo y al subsiguiente desarrollo del canal constituirían probablemente una historia
fascinante, pero sólo tienen significado para aquellos individuos que les concierne, y si se publicaren aquí
llevarían al lector a formarse unas opiniones innecesarias sobre las enseñanzas, que saldrán adelante o
caerán por sí mismas. El único propósito de este libro es que las enseñanzas que recibió el grupo sean
disponibles para un grupo lo más amplio posible.
Inevitablemente, la personalidad y la conciencia anímica del canal está impresa en las enseñanzas pues
en esta forma de comunicación la Conciencia Universal ha de trabajar a través de la mente del canal. Por
tanto, las enseñanzas son conformadas y coloreadas por la naturaleza de la mente y la experiencia del
canal. Ello explica los antecedentes de muchas de las enseñanzas, pues el canal fue educado como un
cristiano ortodoxo. Conforme la conciencia del canal se desarrolló bajo la influencia de la Conciencia
Universal, el nivel de las enseñanzas cambió significativamente. Entre la primera y la última enseñanza hay
un intervalo de tiempo de casi cinco años. Todas las enseñanzas fueron recibidas durante periodos de
meditación. La inspiración aparecía en la mente del canal, quien hablaba grabándola en un magnetófono,
del que era transcrito luego. Debe recordarse que originalmente las enseñanzas trataban de ayudar al
desarrollo del grupo y que por tanto el asunto refleje los intereses de éste. Sólo después descubrieron que
tenia un interés mucho más universal y se hizo un panfleto que estaba a disposición de todo el que lo pedía.
El grupo ha existido durante varios años, y en ese periodo ha recibido y registrado varios cientos de
enseñanzas inspiradas sobre una amplia gama de temas. Por necesidad tuvimos que seleccionar, sobre
una base puramente personal, las enseñanzas que debían ser incluidas en esto libro. Muchas de ellas han
sido corregidas y condensadas, pero siempre con respeto estricto al significado original. Sin embargo,
hemos tratado de representar los diversos estadios del desarrollo por el que ha pasado el grupo. Como
quizá sugieran los títulos, las enseñanzas estaban muy relacionadas con el crecimiento y problemas diarios
del grupo, y así han sido presentadas cronológicamente en el libro con el fin de reflejar la evolución del
grupo y la del canal. En consecuencia, aunque cada una es en sí misma una declaración completa, las
últimas enseñanzas diferirán marcadamente en contenido y conciencia de las primeras. También hemos
tratado de encontrar un equilibrio entre las enseñanzas prácticas y las que podrían llamarse esotéricas. Sin
embargo, en cierto modo, casi todas ellas dan una nueva luz a los problemas de hoy. Aunque no
proporcionan necesaria mente la respuesta a todas las numerosas cuestiones sobre el propósito y
significado de la vida actual, ofrecen una respuesta a alguna de ellas. A ti, lector, te corresponde juzgar.
Estas enseñanzas demostraron ser una fuente de inspiración para nuestro pequeño grupo. Han
transformado nuestras vidas de muchos modos, no tanto como resultado de su contenido, sino como
consecuencia de su conciencia y de los sutiles efectos que han ejercido sobre nosotros. Las enseñanzas
llegaron en un momento de nuestras vidas en que estábamos preguntándonos por el significado completo
de la vida social y material del hombre, y nos permitió llegar a algún entendimiento de la vida de hoy.
Esperamos que pueda tener un valor similar para el lector. Sin embargo, lo que es cierto para una persona
puede no serlo para otra. Eres tú, lector, quien debe, por tanto, descubrir la verdad de las enseñanzas por
medio de la práctica correcta y del ejercicio de tu intuición espiritual. Si las enseñanzas te traen una
respuesta, una chispa de reconocimiento, desde tu interior, acéptalas; pero si no es así déjalas de lado de
momento. Lo importante no es que los contenidos sean memorizados y repetidos infinitamente en beneficio
de los otros, sino el efecto que tienen sobre ti mientras los lees. Nuestro mayor deseo es que actúen como
una chispa que encienda las llamas de tu propia intuición, y que te ayuden a desarrollar tu vínculo personal
y único con la gran Conciencia Universal.
EL CENTRO RAMALA
Glastonbury, 1977
La muerte no tiene más importancia que el nacimiento. Ambos poseen igual significado. Son
simplemente la transición de un cuerpo a otro; del físico al astral o del astral a físico. Eso es todo. Aunque el
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hombre quizá pueda entender la transición de nacimiento, que es de lo desconocido a lo físico, que él
entiende, le resulta más difícil comprender la transición de lo físico a lo desconocido. Por eso el hombre
acepta el nacimiento y su significado, pero no puede hacer lo mismo frente a la muerte. Piensa en la muerte
de un modo distinto que no depende sólo de la evolución individual de su alma, sino también de sus
emociones; pues la muerte es un asunto emotivo. ¿Qué otra cosa es la muerte para un hombre de hoy sino
una conmoción de las emociones, un miedo a la pérdida, un sentimiento de piedad para consigo mismo y
para aquellos que están muriendo o van a morir? Si el hombre entendiera el verdadero significado de la
transición y comprendiera que es meramente un acto de la Ley Natural, la muerte no despertaría esos
sentimientos emotivos. Como algunas personas consideran que la muerte es un fin, y no una transición,
piensan en lo que significa para ellas desde su centro emotivo. Cuando alguien está muriendo piensan que
van a perder a esa persona para siempre y que nunca la verán de nuevo, que la vida no será la misma
cuando esa persona haya muerto, que van a estar separados para siempre y que el modo de vida que él y
el muerto llevaron en el pasado no podrá ya continuar.
El miedo a la muerte es básicamente una emoción egoísta, pues ¿qué otra cosa se ocupa de la muerte
sino el yo? Es el pequeño «yo», el ego, quien piensa en cómo cambiará la vida cuando alguien ha muerto
«¿Cómo cambiará mi vida?», se piensa al enfrentarse a la muerte de un amigo o pariente. Quizá se sienta
pena no porque ellos están muriendo y cambiando de cuerpo, sino más bien porque no estarán ya a nuestro
lado y cambiará un modo de vida. Incluso cuando muere alguien que no nos gusta, a quien odiamos,
seguimos considerando la muerte desde el mismo punto de vista: «¿ Cómo me afectará?»
Como ya dije, el nacimiento y le muerte tienen igual significado No deberían preocuparte más que él ir a
dormir todas las noches y despertar por las mañanas. Cuando vas a dormir, mueres. Cuando despiertas,
naces. Todos los días son una vida. Es así de simple, sin mayor significado. El hombre teme a la muerte
ante todo porque carece de espiritualidad y también por el modo en que conduce su vida y trata a sus
compañeros. Si el hombre no acepta que su vida sobre la tierra es simplemente un viaje entre una forma de
existencia y otra, sino que piensa que sólo está aquí por unas breves decenas de años y que después
perece para siempre, entonces la importancia de su vida y los valores que la rigen han de ser ne -
cesariamente diferentes. Si piensa que ésta es su única vida, tratará seguramente de obtener el mejor
partido de ella. Pensará que una vez que alguien ha muerto y se ha ido de su vida, se habrá marchado para
bien, y que no hay necesidad de pensar más en esa persona. Por tanto, por su mismo concepto de la
muerte, el hombre ajusta sus ideas sobre la vida. Si el hombre no es consciente de la Ley Natural, conducirá
su vida fuera de ella, y aunque ésta le afecte no será consciente de ese efecto. Lo niega porque no lo ve y
no lo reconoce.
La muerte, por tanto, es una transición. Para muchas de las almas menos evolucionadas es el principio
de las vacaciones tras haber ido a la escuela. Han ido a la escuela en la superficie de este planeta y ahora
tienen vacaciones; descansan de sus trabajos para considerar lo que han experimentado mientras estaban
en la escuela, para organizar y determinar en sus mentes lo que han aprendido y descansar antes de volver
a le escuela para aprender más lecciones.
Ahora no hay posibilidad de convencer a nadie que venga pidiéndote pruebas de que hay vida después
de la muerte. Es algo que no podrás probar a nadie, pues tal prueba es imposible. Lo que sabes lo sientes
desde tu propia conciencia anímica, y Si la conciencia anímica del hombre que está ante ti no ha avanzado
hasta el punto de que puedas considerar la muerte bajo su verdadera luz, nunca le convencerás de que hay
vida después de la muerte No apreciará lo que ello implica. No pierdas, por tanto, tu tiempo en discutir con
quien desee argumentar en contra de la vida después de la muerte. No tiene sentido. O bien sabes que
existe, o bien no. No es tu tarea convencer a ningún hombre Ese descubrimiento debe proceder del interior.
Lo que sí puedas hacer sin embargo, es invitar a un hombre a que considere que si cree que hay vida
después de la muerte, entonces la vida física deberá tener un propósito. Si ha de vivir después de morir es
que hay otros planos de existencia, debe haber un significado mayor en la vida. Esto afectará, seguramente,
al modo en que conduzca su vida actual.
Dejémosle considerar que sus pensamientos, sus palabras, sus acciones quedan escritas para siempre,
y que lo que ha hecho afectará no sólo a su vida en su cuerpo físico, sino también a otros planos de
existencia después de su muerte
El miedo del hombre a la muerte parece innato. Consideremos esto unos momentos. Todos vosotros,
incluso el de alma más evolucionada, sois conscientes de este miedo a la muerte Si se analiza esta
emoción, mientras para unos es un miedo genuino a morir porque ello significa perder el placer de vivir, para
el alma más evolucionada será un miedo diferente, un miedo a perder innecesariamente su vida. Podéis
pensar que es la misma cosa; pero no lo es en realidad. En el último caso es tu alma que te dice desde el
interior que tienes un destino que cumplir y que no debes desperdiciar tu vida sin cumplir ese destino Tu
miedo no es realmente un miedo a la muerte Es más bien un miedo a no cumplir tu destino, pues el único
propósito de tu vida en un cuerpo físico sobre este planeta es el cumplimiento de tu destino, el plan que tu
mismo aceptaste antes de nacer Estás aquí para aprender ciertas lecciones y para experimentar ciertas
vibraciones y, por tanto, al igual que cuando un niño va a la escuela es absurdo abandonar a mitad de los
estudios Tu alma por tanto se cuida de decirte que no te vayas antes de lo planeado y es este instinto
protector del alma lo que te impide arriesgar innecesariamente tu cuerpo físico conduciendo muy rápido,
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subiéndote a un árbol alto o arriesgando tu cuerpo en una loca aventura. Ese instinto de protección es tu
alma que guarda tu destino.
Cuanto más evolucionada es el alma mayor es la certeza de que está cumpliendo su destino, no sólo
porque los Guías y Maestros invisibles de las Esferas Superiores se esfuerzan por asegurar que lo haga
para permitirle que lleve la responsabilidad con ello asociada, sino también porque hay menos posibilidades
de muerte accidental, Cada uno de vosotros ha nacido en un momento preciso del tiempo espiritual y está
destinado a morir en un momento preciso de ese mismo tiempo espiritual Es sin embargo, posible que un
alma muera antes de su tiempo designado, pero ello sólo puede producirse a causa de las acciones de un
alma más evolucionada. Hay una Ley Natural que establece que un alma menos evolucionada no puede
llevarse la vida física de un alma mas evolucionada. Por tanto, mientras avanzas por la espiral hacia arriba
de la evolución las personas que pueden tocarte y afectarte son menores. Tu vida física puede quitártela un
alma igual o más evolucionada Por tanto, un alma evolucionada cumplirá generalmente su destino. Es el
alma no evolucionada la que tiene mayores riesgos de no cumplirlo, pero como el destino de un alma menos
evolucionada no es de la misma importancia que el de un alma más evolucionada, nada se pierde. La
misma experiencia de la muerte es una valiosa lección que ha de aprender un alma joven, pues hasta que la
muerte no signifique la simple transición que es, esta alma tiene mucho que aprender de su proceso. La
transición real es conmovedora para un alma joven, mientras que para un alma evolucionada será como irse
a dormir y despertar a la mañana siguiente en otro plano de existencia, Eso es todo Por eso un alma joven
puede irse antes de su momento designado. Quizá no cumpla su destino, pero la Ley del Karma, la Ley de
la Causa y el Efecto, exige que el alma más evolucionada que sea responsable de ello deba pagar por ese
efecto. No se puede cambiar un destino sin una buena causa.
Una de las formas de muerte es el suicidio. Este puede producirse cuando una persona decide terminar
su vida porque no es capaz de enfrentarse a su destino. Puede deberse a que las emociones controlan
completamente el cuerpo excluyendo la influencia del alma, de modo que la personalidad, por piedad de sí
misma, quiere destruir ese cuerpo que no se enfrenta ya a la vida o bien deberse a la influencia de alguno
de los estimulantes del hombre el alcohol o alguna forma de droga. En tales casos, como el alma no está
protegiendo al cuerpo porque se le ha obligado a salir fuera, el cuerpo quizá haga una cosa que no haría si
el alma mantuviera el control; por ejemplo, un hombre borracho puede arriesgar innecesariamente su vida.
Los modos son muchos. Una vez que se han eliminado las fuerzas protectoras del alma, las emociones
probablemente se desborden. Como no tienes miedo, puedes conducir muy rápido o caminar muy cerca de
un precipicio.
Hay otras ocasiones en que una persona puede morir antes de su momento designado. Daré dos
ejemplos. El primero es cuando con el fin de ayudar a otra alma que lo necesita en su progresión terrestre,
el alma decide por su propia voluntad hacer el sacrificio de irse. Si el alma decide que abandonando el
cuerpo físico ayuda a otra alma a progresar más, a superar un desafío al que aún no se ha enfrentado, a
aprender una lección que ha ignorado en otras vidas, entonces el alma puede, dentro de la Ley Natural,
decidir el regreso, con lo que tiene lugar el proceso de muerte El segundo ejemplo se de cuando el alma se
ha alejado tanto del camino del destino que tenía que seguir, que no es capaz paz de aprender ya ninguna
lección en su encarnación presente y en el modo de vida que está llevando, y cuando todo modo con
conocido de guía ha sido rechazado o ignorado, de modo que el alma misma puede decidir, de nuevo
voluntariamente, que nada más puede ganar en esta encarnación, con lo que volverá a comenzar esa vida
de nuevo en un estadio posterior de la evolución de la Tierra. De nuevo tiene lugar el proceso de muerte,
como es de suponer, esas decisiones se toman en niveles de conciencia superiores al físico
El lector podrá preguntarse: «¿Qué sucede en los tiempos de guerra?» Puede que le resulte difícil
aceptarlo, pero la Ley Natural trabaja incluso en tiempos de guerra. Un alma menos evolucionada no puede
matar a uno con alma más evolucionada si esta última no lo permite. Ni siquiera alguien que arroja una
bomba desde muchos metros de altura sobre una ciudad podrá destruir a un alma más evolucionada que
esté debajo. Así es la ley. Ese es el motivo de las llamadas salvaciones milagrosas, cuando alguien de la
casa se salva y los demás mueren. La misma ley se aplica al combate en el campo de batalla y, de nuevo,
decide cómo muere un hombre y otro no.
Bajo la tensión de la guerra, el hombre se ve obligado a tomar muchas decisiones importantes. Es un
tiempo de prueba: quizá el único en que el hombre considera los valores de la vida. Como se enfrenta a la
muerte, el hombre ha de considerar el propósito de la vida, el propósito de lo que está haciendo, y todas las
noches examina su alma. Para un alma joven la guerra es un proceso de refinamiento, pero muy pocas
almas evolucionadas toman parte en ella. Pueden estar allí, sin embargo, con propósitos específicos, como
instrumentos de la Voluntad Divina, para combatir un determinado curso de los acontecimientos o para
asegurar que se cumpla el destino de un país. En la última guerra mundial hubo muchas almas
evolucionadas que habían encarnado con el propósito de impedir que sucediera lo que podía suceder. Lo
consiguieron. Pero raras veces se encuentra en combate a las almas evolucionadas, pues no tienen
necesidad de aprender semejante lección Han alcanzado ya el punto de conciencia en que reconocen la
santidad de la vida y entienden lo que ésta implica. Muchos de ellos sacrificarían sus propias vidas antes de
aceptar el proceso de matar a otro para servir a un propósito o una causa en la que incluso pueden no
creer.
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En realidad la muerte no es más que un momento de transición, y resulta agradable para aquellos que
han cumplido sus destinos. Han pasado el examen en la escuela y regresan triunfantes a tomar las
vacaciones Pero el sentimiento no será el mismo si fracasaron en los exámenes, y eso es lo que les sucede
a los que mueren infelizmente: no cumplieron con su destino. Hay mucha alegría y gozo, en cambio, en la
transición para aquellos que lo cumplieron se encuentran con los Guías y Maestros que les han aconsejado
durante sus vidas en la materia física, y para los pocos que estaban ya en comunicación con estos seres
superiores no parecerá existir diferencia. Antes de morir, todas las almas evolucionadas podrán
comunicarse con las Vibraciones Superiores, incluso verlas en ciertos planos de le existencia, de modo que
para ellos la muerte no será nada se tratará de algo de lo que apenas se darán cuenta. Así de simple.
Cuando la muerte haya tenido lugar mirarás hacia abajo a la vida física que acabas de abandonar desde
uno de tus cuerpos superiores y la vida te parecerá la misma que te parece ahora. No habrá cambio, salvo
que habrán desaparecido las limitaciones del cuerpo físico y podrás viajar a los lugares con los que habías
soñado. En las Salas del Aprendizaje podrás estudiar acerca de aquellos lugares de los que has oído
hablar, pero que nunca visitaste en tu cuerpo físico, podrás ver y oír a los grandes Maestros, de los que has
leído pero a los que nunca conociste. No es un estadio de tu vida que tengas que temer. No es un estadio
de tu vida del que tengas que preocuparte.
La transición de la vida a la muerte dura tres días. Es el tiempo que tarda tu alma y tu espíritu en
abandonar el cuerpo físico y retirarse a la concha que habitó en un cuerpo superior. Por eso en la Pascua
las iglesias cristianas dicen que el Nazareno se levantó al tercer día. No estuvo plenamente en su astral
hasta entonces, pero después de ese tiempo pudo viajar y aparecer tal como lo deseaba.
Por tanto, te pediría que colocaras la muerte en su perspectiva apropiada. Que valores la vida de todos
tus compañeros como la tuya propia. Cuanto más evolucionado estés, más consciente serás de la muerte y
su significado, y mayor será por tanto tu responsabilidad ante tus compañeros y sus vidas. No quites
innecesariamente la vida a un hermano menor. Será un karma doloroso de curar. Recuerda que toda vida
es sagrada. No te corresponde darla o quitarla a ti, sino al Espíritu Infinito que nos controla a todos.
El hombre se preocupa tanto por el nacimiento como por la muerte. El motivo de ello es que el
nacimiento al igual que la muerte, es un estadio transicional en la Rueda de la Vida. Aunque quizá intrigue
más al hombre el propósito de la muerte que el del nacimiento, que es un estadio de lo desconocido a la
realidad en oposición al de la muerte, que lo es de la realidad a lo desconocido, por lo que el hombre acepta
el nacimiento más rápidamente. El resultado del nacimiento podemos verlo. Un niño ha nacido y se nos
presenta en su materia, y por tanto todo lo que produzca ese niño parece justificado: el amor, el acto de
creación, los preparativos y los sueños están presentes en él. Por tanto, el hombre puede entender más
fácilmente el propósito del nacimiento que el de la muerte. En su mayor parte, para el hombre la muerte
carece do propósito, pues al considerarla una finalidad la considera como el fin de una vida útil en la
materia, mientras que piensa en el nacimiento como en el principio de una vida, pues un bebé lo tiene todo
por vivir y gozar. El nacimiento para el hombre, es el primer paso en la escalera de una vida fructífera.
No trato de discutir el proceso físico del nacimiento, tal como es peculiar de esto planeta solamente. Para
la mayor parte de las mujeres es una pequeña iniciación cuando el niño que está naciendo es un destinado:
es decir, un niño que los padres estaban destinados a tener. Podéis considerar que esto que digo es
extraño, pero muchos de los niños que han nacido en la materia no son niños destinados, y si lo fueran no
tendríais muchos de los problemas que tenéis en vuestro mundo de hoy. La concepción, y el niño que
proviene de este acto, debería ser el resultado de un verdadero matrimonio espiritual . De esta unión
verdadera nace un niño espiritual, o destinado, y en ese nacimiento la madre tendrá una iniciación. Lo que
suele suceder a menudo en vuestro mundo de hoy es que los niños son creados por motivos equivocados.
Son creados cuando no se les desea. Son creados por las emociones equivocadas, con las más bajas
emociones: el deseo, la autoconmiseración, el orgullo, la codicia. De tal unión no puede resultar un niño
espiritual o destinado.
Muchos de los niños que nacen hoy no estaban planeados. Ello se debe a que el hombre ha
distorsionado gravemente el propósito original del acto sexual y ahora lo utiliza para el placer, en lugar de
para aquello que estaba destinado: la procreación. Aunque el hombre realiza el acto sexual muchas veces,
incluso hoy sigue sin entender la función de la creación. El resultado es que incluso en las más cuidadosas
de las relaciones puede ser concebido un niño, que quizá nazca sin estar previsto. Se ha dicho
repetidamente que muchos de los niños que habitan este mundo no estaban previstos, y quo por eso los
que sois conscientes cuando veis a un niño de un verdadero matrimonio, cuando veis a un niño que ha
nacido de padres con la motivación correcta, cuando veis a un niño al que se le ha pedido venir, veis a un
niño que sobresale de entre sus compañeros. Estáis viendo un verdadero niño espiritual, que es lo que
debería ser todo niño nacido en la materia. Si el niño no es así, habrá de trabajar con grandes desventajas
y, aparte de la creación de karma para los padres que lo han traído a la materia con tal responsabilidad, ello
coloca a esa criatura bajo una gran carga en esta vida. El hombre de hoy no es consciente de la importancia
de las vibraciones de la materia en un niño durante sus años de formación.
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Como dije antes, no voy a tratar del proceso físico del nacimiento Los que han visto y experimentado el
nacimiento de un bebé saben que es algo maravilloso y hermoso. Hay muchas formas de nacimiento en los
diferentes planetas que existen dentro de vuestro Cuerpo Solar. El nacimiento físico, tal como lo conocéis,
es peculiar de la Tierra, pero la creación, el conocimiento y la vida de un bebé dentro de la madre es algo
tan misterioso y desconocido para el hombre de hoy como lo es la posición y el tamaño del alma. Es un
suceso milagroso que se produce dentro de la madre; e incluso ahora los científicos médicos no están
completamente seguros do qué es lo que decide la construcción, el tamaño, los rasgos y las condiciones de
un bebé. Pero esa es otra historia. De lo quo deseo hablar ahora es de la parte espiritual de un nacimiento,
en la que hay tres divisiones principales.
En primer lugar están los niños que han nacido de padres escogidos por una razón específica. Las almas
implicadas suponen ser almas de una evolución avanzada. Los padres, por tanto, encarnan
deliberadamente con el propósito de permitir a esos niños especiales que pasen a través de ellos. El
nacimiento de tales seres es el resultado de un acuerdo que hacen las almas antes de encarnar en la
materia. No hay duda de que el deber será cumplido, pues el destino de las naciones, incluso del mundo,
puede verse afectado. Un ejemplo de esto sería el nacimiento del Nazareno.
La segunda división del nacimiento es lo que se llamaría kármica: cuando un niño viene a través de sus
padres por una razón kármica. Ello significa que los padres tienen una deuda que pagar al ser que viene a
través de ellos, o más bien que el niño mismo tiene una deuda que pagar a los padres que lo concibieron.
Ello puede ser, bien el resultado de actos de vidas anteriores, bien el ofrecimiento de un ser para ayudar a
los padres a aprender ciertas lecciones viniendo a través de ellos, incluso aunque el niño no haya conocido
a los padres en otras vidas. Ese alma está ejemplificando las lecciones de este planeta, servicio sacrificial,
incluso antes de entrar en la materia. Acepta ayudara sus padres a aprender ciertas lecciones, y así viene a
través de ellos aun cuando no hay lecciones que tenga que aprender de ellos Del mismo modo, dos padres
evolucionados pueden aceptar traer un alma que no tiene ninguna deuda con ellos, ni ellos con ella, pero
que por experiencias pasadas, generalmente desgraciadas, necesita del beneficio de padres equilibrados
para experimentar ciertas lecciones en su vida. De ese modo los dos padres espirituales permiten que ese
niño venga a través de ellos: de nuevo un sacrificio.
La tercera división del nacimiento es la que, desgraciadamente, contiene al mayor número de niños
nacidos sobre esta tierra. Es el resultado de la Ley Natural: cuando un hombre y una mujer cohabitan,
dependiendo de las funciones de sus cuerpos, que también son ordenados por la Ley Natural, crearán.
Crearán no porque lo deseen, sino porque no pueden controlar las funciones de sus cuerpos. En vuestro
mundo de hoy se considera natural que toda pareja casada tenga hijos. Una mujer no se considera
realizada si no ha tenido uno o dos hijos. ¡Qué equivocado es esto! Tener hijos no es, como suele pensarse,
la única función de la femineidad. Las mujeres traen los hijos, eso es cierto. Paren a los hijos, pero no es
ésa su única función al encarnar en este planeta. Son el equilibrio para el hombre ésa es su verdadera
razón de estar aquí. Son la sabiduría que equilibra el poder del hombre, y una mujer puede realizarse
totalmente sin tener hijos. Si muestra y utiliza la sabiduría que posee. Si las mujeres tuvieran sólo sus
hijos destinados, el mundo no estaría tan superpoblado, y no habría todos los problemas relacionados con
una población tan numerosa: la escasez de alimentos y materias primas y las guerras causadas porque el
hombre trata de adquirir nuevas tierras para acomodar a sus gentes. Todos estos problemas son creados
básicamente por un problema de raíz: el exceso de gente. Este exceso deforma los recursos de la Tierra y
destruye el equilibrio que la Ley Natural se esfuerza por preservar. El que el hombre sea tan populoso
afecta a los reinos vegetal y animal. El desequilibrio del hombre conduce a su desequilibrio
Por tanto, sólo deberían existir los nacimientos destinados. Resulta difícil de creer, pero es cierto. Eso
significa que un hombre y una mujer sólo deberían juntarse cuando estuviesen lo bastante inspirados por la
Voluntad Divina, cuando supiesen que los ha llegado el momento de traer a la materia a eso hijo que han
aceptado. Sólo entonces cohabitarán y unirán las semillas que producirán ese niño espiritual. Inspirados por
la Voluntad Divina, inspirados para concebir en el momento adecuado, la concepción estará asegurada. No
hay necesidad de preocuparse con respecto a si es o no el momento correcto de concebir un hijo, por si
nacerá o no en el momento correcto, pues no habrá fallo si se está dentro de la Ley Natura.
El alma que decidió encarnar ya ha consultado y sido aceptada por los que serán sus padres en la
materia. Antes del momento de la concepción, pues sabe cuando va a ser concebida, se acerca con su
cuerpo astral al aura de la Tierra, y en particular a las auras de sus padres. Espera en su forma astral el
momento de su concepción. Observa cómo los que serán sus padres viven sus vidas en la materia. En el
momento de la concepción, las tres almas se unirán en el plano astral. Es bastante semejante a una
reunión, a un tiempo de celebración. Pero hay muy pocas personas en vuestro mundo de hoy que sean
capaces de decir cuando será concebido su hijo. No lo saben porque no son conscientes de la importancia y
significado de ese instante. Todo padre conoce el momento del nacimiento, pero sólo unos pocos el de la
concepción. Que extraño que se pierda un acontecimiento tan importante. En la Nueva Era que tiene que
venir, el hombre será consciente de ello: es tan importante como el nacimiento.
En el momento de la concepción tiene lugar la reunión de las almas. Una fracción muy pequeña del alma
que va a nacer reside dentro de la semilla de esa unión. Durante los siguientes meses, conforme el cuerpo
del niño crece dentro de la madre, la pequeña fracción de alma comienza a crecer hasta que en el momento
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del parto está en el cuerpo del niño. En el momento del nacimiento, cuando el niño abandona el aura de la
madre y se corta el cordón umbilical, a través del éter le llega al niño la Chispa Divina, y el niño se energiza
e inicia su camino. El alma ha empezado a cumplir su destino, y las lecciones que debe aprender se ponen
en movimiento. Ha comenzado la vida que el alma ha aceptado llevar.
Muchas personas de hoy se preguntan por qué el nacimiento es para algunos un acontecimiento feliz y
para otros una tragedia, por qué unos tienen hijos perfectos y otros no, por qué quienes buscan hijos tienen
hijas, y al contrario. ¿Por qué no puede el hombre decidir y producir lo que desea? Todas estas cuestiones
implican una comprensión de la Ley Natural. Tal como eres, así crearás. Un matrimonio equilibrado
producirá un hijo equilibrado El modo de vida que tengan los padres en su encarnación presente afectará a
los hijos Esta es La Ley. También afecta al hijo el modo en que estén viviendo los padres mientras éste se
forma. Esta es también La Ley, pues el niño se forma mientras está en el vientre de la madre a partir de las
vibraciones de ambos padres. Toma la forma y características terrenas de los padres mientras la madre lo
lleva dentro. Si los padres llevan una vida equilibrada durante el embarazo, el niño será equilibrado, y por
equilibrado me refiero a términos físicos, pues los padres no pueden influir en el alma del niño o en su
personalidad asociada, pues éstas son únicas para el hijo pero los padres pueden influir en el cuerpo físico
y características asociadas. Por tanto, si un alma desea adquirir determinadas características con el fin de
aprender ciertas lecciones y estoy pensando ahora en términos de credo, color y raza, elegirá a sus padres
muy cuidadosamente para asegurarse de que encarnará en unas condiciones en que sea capaz de
aprender las lecciones que le correspondan.
El hombre debe saber que nada ocurre por azar: no existe la suerte. Si una madre tiene un hijo hermoso
y otro no, deberán buscar la razón. En el momento de la concepción ese niño era perfecto: tenía que serlo.
Esa es La Ley. Lo que ha cambiado ha sucedido durante los nueve meses mientras se estaba formando en
el vientre. Todos los niños deberían nacer perfectos de forma, pues hace falta un cuerpo perfecto para
cumplir un destino. Sólo en muy raras ocasiones un alma elige deliberadamente encarnar con una
deformidad física, y cuando hablo de deformidad no incluyo a esos niños llamados mongoloides: eso no es
una deformidad. Los niños nacidos con deformidades las han adquirido usualmente por la conducta de los
padres. Hay sin embargo unos pocos casos en que un niño ha nacido deformado por razones kármicas,
bien porque el niño ha de aprender lecciones relacionadas con un cuerpo deformado o porque han de
aprenderlo los padres.
Las dificultades que experimentan algunas madres de vuestro mundo para tener hijos se deben a que no
tendrían que tenerlos. Lo que están haciendo vuestros científicos para asegurar que las mujeres tengan
hijos rompe la Ley Natural. Si una pareja no es capaz de producir un niño en una unión natural, es que no
debe hacerlo. La concepción artificial de un niño mediante el uso de drogas o por otros medios es
totalmente equivocada y se opone a la Ley Natural, y no resultará de esa unión un niño espiritual o
destinado. Os interesaría ver a esos niños artificialmente concebidos cuando lleguen a la edad de treinta y
tres años.
Como en todas las formas de evolución, cuanto más avanzado se es más conciencia se tiene de la Ley
Natural, y más se la obedece, y los niños nacidos de almas evolucionadas suelen ser ellos mismos
evolucionados. La Ley Natural decreta que las almas evolucionadas no pueden venir a través de almas no
evolucionadas, y lo mismo es normal a la inversa. Sin embargo, en algunas raras ocasiones los padres
evolucionados hacen un sacrificio y permiten a un alma no evolucionada que venga a través de ellos con el
fin de ayudarla a aprender una lección que no ha conseguido aprender en vidas anteriores, o para ayudarla
a entrar en una nueva espiral evolutiva.
Los niños mongoloides, como mencioné antes, no son deformes. Son la primera encarnación de un
alma sobre la superficie de este planeta. Han evolucionado desde otro planeta, el que hay por debajo de la
Tierra en evolución, y aprendido totalmente las lecciones de ese planeta. Aparecen ahora en el segundo
peldaño de la escala de la evolución al encarnar en esta tierra, y así aparecen en la forma a la que
evolucionaron en sus vidas previas. Ese alma construye un cuerpo mongólico porque es el cuerpo más
evolucionado que conoce su conciencia Luego el alma vive en la superficie de este planeta en su primera
encarnación y conoce nuevos factores: como luz, color, emoción. Registra esos factores, de modo que
cuando encarna por segunda vez recuerda lo que ha aprendido y reajusta su concepto de cuerpo perfecto
Por tanto, el vehículo que elige el alma para su segunda encarnación es distinto del primero. El proceso de
refinamiento sigue durante muchas vidas hasta que logra el cuerpo más deseable para este planeta.
El nacimiento, como la muerte, es una transición. Para el alma es simplemente un cambio de cuerpo
ni más ni menos. La muerte es como irse a dormir y el nacimiento es como despertar. Lo habéis hecho
muchas veces y sin duda lo haréis muchas más. El nacimiento, en oposición a la muerte, sólo es
significativo por ser el principio de una encarnación, y no el fin. Es el principio del ciclo de vida más que el
fin. Cuando entráis en el mundo de la materia, lo hacéis llenos de esperanza por lo que se va a conseguir y
aprender en esa vida que hay por delante. Entráis llenos de excitación por la vida que vais a llevar y
experimentar: vuestra alma entra con el conocimiento de todo lo que va a sucederos si seguís el camino
recto. Es esa atmósfera de excitación, de anticipación, lo que captan los padres. Es un momento emotivo,
desde luego, aquel en que se tiene un niño y se lleva a la realidad lo que se ha deseado y ansiado en los
sueños. Sin embargo, la excitación del nacimiento no corresponde exclusivamente a los padres: también es
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del niño de esa chispa de Espíritu Infinito que comienza su vida en forma pura, no oscurecida aun por la
personalidad Está empezando su camino por la vida Está esperanzado y lleno de anticipación por la vida
que ha de venir
Como he hablado ya de las transiciones que se producen en los dos extremos de la vida nacimiento y
muerte, consideremos ahora la vida misma. La vida no se aplica sólo a período que existe entre el
nacimiento y la muerte, mientras vivís en el cuerpo físico sobre la superficie de este planeta, pues la vida es
eterna. La vida no cesa con la muerte ni empieza con el nacimiento Aunque la mayor parte de las personas
no son conscientes de ello, hay siete estratos de la vida, y vivís en esos estratos en siete cuerpos
diferentes. La mayor parte de vosotros sólo sois conscientes de vuestro cuerpo más bajo, el físico; y por
tanto no podéis concebir la vida en otro cuerpo sobre otro nivel. No sois conscientes de que vivís en otros
niveles de existencia incluso cuando estáis en vuestro cuerpo físico, y que cuando lo abandonáis al final de
vuestra encarnación en la materia simplemente pasáis a otro cuerpo, a otra vida. La vida no se detiene
cuando morís: la muerte es una mera transición a otro cuerpo y una continuación de la vida en otro plano de
la existencia.
En lo que se equivoca el hombre de hoy, y para ello ha sido estimulado por muchas de las religiones del
mundo, es que, o bien cree que solamente tiene una vida y que ésta sólo existe sobre la superficie de la
tierra, o cree en la reencarnación o espera que tras la muerte residirá en un lugar benevolente llamado
«cielo. » Si pensáis en tales términos, afectará en grado considerable a vuestras actitudes o creencias. Si
pensáis que lo que estáis haciendo nunca será repetido y pasará para siempre, que sólo hay una vida y
que, por tanto, debéis obtener lo mejor de ella a expensas incluso de vuestros compañeros, ello afectará sin
duda a vuestras actitudes ante la misma. Hoy en día encontramos al hombre viviendo sobre la tierra
basando su actitud en creencias totalmente equivocadas, que le llevan a su vez a un erróneo esquema de
pensamientos y a acciones equivocadas que sus jefes religiosos no corrigen, aunque deberían hacerlo.
Como todo lo que existe en el cosmos, la vida está planificada. Lo que vosotros llamáis destino existe en
todos los niveles de expresión. Tenéis un destino en vuestro cuerpo físico, un destino en vuestro cuerpo
astral, etc. En cualquier nivel en que existáis, en cualquier cuerpo que tengáis, tenéis un destino que cumplir
de acuerdo con vuestra evolución Este destino es decidido por vuestra alma antes de que encarnéis en un
cuerpo particular. Tomemos el ejemplo del cuerpo físico, que es el cuerpo del que la gente es más
consciente. Antes de que encarnéis decidís vuestro destino, y el cumplimiento de ese destino es el propósito
de vuestra vida en lo físico. Podéis preguntaros: «¿Por qué encarno?» Es una cuestión totalmente distinta.
Encarnáis con un destino designado para enseñaros ciertas lecciones, y para permitiros reparar deudas
cometidas en vidas previas. Dependiendo del destino que tengáis que cumplir, elegís el año y el tiempo de
vuestro nacimiento, el país y los padres. Cuando nacéis comienza el destino de vuestras vidas. Cuando
morís y volvéis a otro cuerpo empieza otro destino en ese cuerpo hasta que renacéis de nuevo en otro
cuerpo físico. El destino no es aplicable sólo a quienes viven sobre la superficie de la tierra. Todo lo que
existe tiene un destino, una vida, un propósito para la existencia Habéis nacido para cumplir vuestro destino,
pero a causa del estadio de evolución de la mayor parte de las personas muy pocos son conscientes de
cuál es ese destino. Sólo unos pocos, cuando han alcanzado cierto estadio de desarrollo espiritual,
empiezan a ser conscientes de ello.
Para muchos, por tanto, el destino es una fuerza invisible. Vuestro destino es controlado por vuestra
alma, que lucha siempre para manteneros en el camino que aceptó seguir antes de encarnar en la Tierra.
Vuestro destino en la vida podría relacionarse con un viaje alrededor de la superficie de la tierra. Nacéis, por
ejemplo, en Inglaterra, y durante el curso de la vida tenéis que darle la vuelta completa hasta regresar de
nuevo allí. Evidentemente, vuestra alma desearía que siguieseis un camino previamente planeado hasta
llegar al punto en que comenzasteis. Si podéis oír a vuestra alma y ser controlados por ella, seguiréis ese
camino, pero si no, como tenéis el don divino de la libre elección, podéis ir a cualquier parte que deseéis.
Desde vuestro principio en Inglaterra podéis elegir cualquier camino. Podéis incluso ir hacia atrás, lo que
significa que tendréis que regresar a donde empezasteis para iniciar vuestro camino en la vida. Muchas
personas hacen eso.
Evidentemente, cuando deambuláis por vuestros caminos, los más conscientes de vosotros comienzan a
sentir ciertas influencias sutiles sobre sus vidas. Sentís que no estáis haciendo lo que debierais, que no
estáis viviendo en donde tendríais que vivir, y respondéis a esa sabiduría regresando a vuestro camino. Si
no lo hacéis así, quizá os lleguen advertencias de vuestra alma y de vuestros Guías y Maestros, que cuidan
de vosotros mientras estáis en esta Tierra, y a éstos debéis prestarles atención. Normalmente un alma
evolucionada es lo bastante consciente de su destino para no alejarse de su camino. Sin embargo, un alma
joven que tiene mucho que aprender al tener la libre elección, puede ir a donde desee con independencia de
las restricciones que se le hagan, pues no desea responder a la guía. Tampoco tiene esto importancia para
un alma joven, pues cualquier camino que siga para regresar al punto de partida implicará que ha aprendido
lecciones Algunas almas no regresan nunca a sus caminos: pueden alejarse tanto de los caminos de su
destino que no llegan a ellos en sus vidas actuales. A veces, en ese caso, un alma, tras consultar con los
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Maestros Superiores, decide que no puede aprender nada más, completa la transición de la muerte y va a
otro cuerpo y otro destino para prepararse para una nueva encarnación. Ese alma no pierde nada, pues la
experiencia de la transición de la muerte cuando está alejada del camino de su destino tiene sobre ella una
influencia muy potente. Cuesta muchas encarnaciones saldar esa experiencia.
Todos vosotros encarnáis para experimentar la vida física y aprender ciertas lecciones Puede que se
trate de lecciones que aprendéis por vez primera o de otras que no conseguisteis aprender en vidas previas.
Pueden ser el resultado de poderes que usasteis mal en otras vidas y que tenéis que aprender a usar
correctamente en ésta. Conforme recorréis el camino de vuestro destino os encontraréis con ciertas
personas, almas con las que habíais acordado encontraros con el fin de reparar deudas kármicas. Sin
embargo, no penséis que todas las relaciones de la vida son kármicas, pues no es así. Muchas de las
relaciones las tenéis en beneficio del desarrollo de las almas, dándose cada una a la otra. La mayor parte
da las personas se casarán, y algunas tendrán hijos. También esto está planeado. Vuestro compañero de
matrimonio es elegido por vuestra alma antes de encarnar. También vuestros hijos son elegidos. Si seguís
el camino de vuestro destino, todo en vuestra vida estará planificado.
En los primeros años sois niños indefensos en los brazos de vuestros padres. A diferencia de los
animales, a los seres humanos les cuesta mucho tiempo madurar. Casi un tercio de la vida se pasa en
preparación para la vida. Gradualmente, crece el cuerpo y se desarrolla la capacidad de la mente y el
cerebro, y también va aumentando la capacidad del alma, hasta que a la edad de once años el alma está
plenamente dentro del cuerpo del niño en la mayor parte de los casos. Hasta esa edad el alma, si así lo
desea o siente que ciertos factores no son deseables, puede terminar con esa encarnación. Pero cuando el
alma se encuentra plenamente dentro del cuerpo, a partir de los once años, se compromete con esa vida y
ese destino y con las lecciones que debe aprender. De los once a los veintiún años se desarrolla
plenamente la capacidad del cuerpo físico, de modo que se esté disponible para aprender las lecciones de
esta vida. Es evidente que aprenderá muchas lecciones en el arte de vivir antes de los veintiuno. Aprenderá
las leyes de la sociedad en que viva y a vivir con sus compañeros, pero no muchas de las lecciones de la
vida, muchas Layes Naturales, muchas Leyes Espirituales, hasta que haya pasado de los veintiún años.
Algunas almas evolucionadas pueden comenzar a aprender antes de esa edad, pero en su mayor parte no
aprenden hasta después. Se les conceden esos diez años para desarrollar plenamente sus capacidades
físicas, sus mentes, cerebros, sus manos y las capacidades para las vidas que han de llevar. Es un período
de preparación para la vida. Cuando una persona alcanza los veintiún años, se supone por Ley Natural que
ha alcanzado su potencial pleno; el alma está preparada para aprender las lecciones con cuyo motivo ha
encarnado, y de ahí en adelante los actos de ese alma quedan escritos permanentemente en el Libro de los
Registros, de donde no podrán ser borrados.
La naturaleza de las lecciones y experiencias que han de aprenderse durante la vida se decide a partir
de la evolución real del alma. Cuando una persona sigue su camino espiritual se desarrollarán y abrirán
dentro del cuerpo ciertos centros de poder, haciéndolo así cada diez años siempre que el alma se haya
enfrentado satisfactoriamente con el centro de poder abierto diez años atrás. Al cumplir veintiún años se
abre un centro de poder que el alma ha de aprender a dominar y utilizar. Si el alma lo domina, progresará
hasta el siguiente centro de poder; si no es así, se provocará una detención hasta que aprenda a utilizarlo.
Algunas almas no abren más que un solo centro de poder en una encarnación. Dependiendo del centro de
poder que hayáis abierto, tendréis que aprender las lecciones de ese centro, pues las lecciones y
experiencias están relacionadas con los centros del cuerpo. Cuando os enfrentáis a esas lecciones, si las
entendéis y aceptáis progresáis hacia afuera y hacia arriba, pero si una lección no es entendida hay que
repetirla.
Obviamente, cuando utilizo la palabra «lección» no me refiero a las lecciones que se aprenden en un
aula, sino a algo que quizá se describiría mejor con el término «experiencia anímica. » Con esto me refiero
por ejemplo, a que si tenéis que aprender que vuestros padres, que os han permitido entrar en la materia,
que hicieron ese sacrificio, que se responsabilizaron de la educación, que os han dado tanto de su tiempo y
de su amor, al envejecer necesitan del mismo amor, cuidado y protección que os dieron en vuestra infancia,
entonces esta experiencia anímica, o lección se os presentará en la forma de un requerimiento a ayudar a
vuestro padre o vuestra madre. A esto me refiero al hablar de experiencia anímica o lección Hay que
aprender a dar tanto como se toma, y como vuestros padres os han dado amor y protección, debéis darles
lo mismo cuando sean ancianos. Otra lección que podéis tener que aprender es la de ser pobres y vivir en la
pobreza, sin codiciar dinero, sin robar a los que lo tienen, aceptando el estado de pobreza y comprendiendo
que es simplemente un valor terreno, y que siempre que se tenga fe y que el cuerpo de uno tenga buena
salud es sólo un estado de la mente. Otra lección que debéis aprender es la de ser ricos. La lección de la
riqueza es difícil de aprender, pues con la riqueza llega inevitablemente la responsabilidad por los destinos y
el karma de personas, y quizá incluso de países.
De este tipo son las lecciones de que os hablo, y conforme vayáis viviendo las encontraréis de acuerdo
con el camino que elegisteis para vosotros. Normalmente, a menos que el karma haya entrado en la vida
que estáis viviendo, cuando lleguéis a los cincuenta y cinco años habréis aprendido las lecciones por las
que vinisteis, y desde esa edad os entregaréis al mundo que se os ha dado a los cincuenta y cinco años. Os
convertiréis en profesor, enseñando lo que habéis aprendido en la vida a los jóvenes y los compañeros.
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Enseñaréis vuestras experiencias anímicas a los que os rodean y ayudaréis a los otros. De nuevo se os
abrirán ciertos centros de poder que os permitirán hacerlo. Si no alcanzáis ese estadio, el centro apropiado
de poder puede no abrirse, y no os convertís en profesor. Pero lo normal es que desde los cincuenta y cinco
años en adelante se abra ese centro y se revele «la sabiduría del anciano. » Continuáis por este camino,
enseñando al mundo, aprendiendo las lecciones que debéis aprender sobre la enseñanza, hasta que llegáis
a la edad en que aceptáis abandonar el plano físico. Cuando alcanzáis el estadio en que habéis obtenido lo
que os propusisteis en vuestro destino, cuando habéis vuelto al punto de partida, se ha completado el
círculo y regresáis entonces a otro cuerpo.
El hombre debería vivir normalmente el tiempo que se ha propuesto, pero como posee libre elección
puede disminuir su vida considerablemente. Disminuirla si abusa de su cuerpo, por lo que come o bebe, por
cómo o dónde viva. Si lo hace así, crea una deuda kármica. A menos que tengáis que aprender las
lecciones de la vida en un cuerpo deforme o imperfecto, en el nacimiento se recibe un cuerpo perfecto y se
debería devolver un cuerpo igual a vuestro Creador cuando lo abandonáis en la muerte. Esta es La Ley. El
cuerpo es el templo del alma, y cualquier abuso del cuerpo es un abuso de esa chispa del Espíritu Infinito
que os habita.
Si sois espiritualmente conscientes en lo más mínimo seguiréis la vida que os está destinada. Cumpliréis
el destino que aceptasteis antes de encarnar en un cuerpo físico. Cumpliréis lo que teníais que cumplir. Sin
embargo, en el mundo en que vivís hoy, muchas de las almas que encarnan en la materia no cumplen sus
destinos: no viven hasta la edad que debieran y no aprenden las lecciones. Desafortunadamente, las
condiciones existentes en vuestro planeta en esta época son tales que es difícil la búsqueda y el
seguimiento de vuestro destino. El materialismo, que controla ahora todas las facetas de la vida, ha
transformado su significado. La vida, para la mayor parte de las personas de hoy, significa cosas materiales,
y hará falta la eliminación de las cosas materiales antes de que el hombre entienda el significado de la vida.
La vida no es posesión, la vida no es propiedad, la vida no es conseguir algo a expensas de vuestros
compañeros. La vida es amor: amor sacrificial. La vida es dar más que recibir. La vida es ayudar más que
ignorar. La vida es bendecir más que maldecir. La vida es sacrificar más que tomar. La vida es pensar en
vuestros compañeros más que en vosotros mismos. Si elimináis el egoísmo estaréis viviendo la vida. Por
eso estáis aquí en la materia sobre este planeta. Aprender a ser desinteresados es la lección básica entre
las muchas pequeñas que todos tenéis que aprender cuando encarnéis en este planeta.
Hacer inventario ahora de vuestra vida. Considerar de acuerdo con vuestra edad en la vida terrena
dónde estáis, que es lo que habéis hecho, qué‚ tenéis aún que conseguir y qué se espera de vosotros...
Vuestra alma os lo dirá si la escucháis. Buscad los verdaderos significados de la vida en todo lo que hacéis
y decís y, finalmente, recordad que esta vida que lleváis no es la totalidad de vuestra existencia. Tratad de
ser conscientes de vuestra existencia en estos momentos, de vuestra vida en los niveles de existencia que
están más allá de lo físico, y tratad de seguir el ejemplo de los grandes Maestros que han encarnado sobre
la Tierra. Ved en vuestras vidas la expresión anímica que os deberíais esforzar por alcanzar.
EL HOMBRE UNIVERSAL
Los astronautas norteamericanos, durante sus viajes de ida y vuelta a la Luna, tuvieron el privilegio de
ver el planeta Tierra desde sus naves espaciales. Tomaron una notable serie de fotografías para que el
pueblo de la Tierra pudiera conocer, como ellos, el esplendor y belleza de su planeta. Puede decirse que,
sin excepción, todos los astronautas quedaron muy afectados por la vista de la Tierra desde esa distancia.
Semejante vista en su totalidad ya sea desde la Luna o desde una nave espacial que vaya o venga de la
Luna, causó un efecto en todos ellos, y a su regreso eran hombres cambiados. Si pudierais ver la Tierra
desde la distancia, o saliros de vuestro cuerpo físico, probablemente obtendríais una nueva perspectiva, una
nueva visión, no sólo de la Tierra y el propósito de vuestro cuerpo sino también de su perfección y belleza; y
partiendo de ahí podríais entender mejor la naturaleza y propósito del Creador.
Viendo la Tierra desde la distancia os veríais obligados a considerarla como una unidad. No pensaríais
en los países individuales que sabéis existen sobre su superficie, sino en el planeta como totalidad,
comparable con los otros planetas, las otras estrellas y los otros universos que podéis ver a vuestro
alrededor. También podríais consideraros a vosotros como dios, pues estaríais por encima de todos los
países del mundo, de todos los sucesos, de todos los acontecimientos que estuviesen teniendo lugar; y
quizá entonces empezaríais a comprender cómo los Seres Superiores que controlan el destino de la Tierra
la consideran de un modo similar. También ellos ven la perfección del planeta. Ven su belleza. Sienten la
emanación de su expresión: el Amor Universal. Sin embargo, conforme descendéis hacia la superficie, la
Tierra que antes veíais como una sola unidad comienza a partirse en segmentos y finalmente en
continentes. Pronto comenzarais a ver países individuales y a pensar en términos de países. Se perderá la
visión de la totalidad y una vez más volveréis a vuestro envoltorio físico con su visión limitada.
El hombre ha nacido sobre la superficie de la Tierra con una conciencia individualizada. Cuando tras
muchas encarnaciones sobre el planeta del Cuerpo Solar que es menos evolucionado que la Tierra el
hombre encarna por primera vez en este planeta, lucha por establecer su identidad en el cuerpo físico
humano. Una vez que ha establecido su propia individualidad, su personalidad, tiene que aprender a
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controlarla. El hombre ha de aprender a controlar su propia voluntad y a subyugarla a la voluntad de su
creador con el fin de cumplir su destino sobre la tierra. La lección básica que ha de aprender el hombre es a
sacrificarse a sí mismo, a su propia individualidad, sus deseos y necesidades personales y a considerar a
las personas que le rodean, no sólo en su país sino en todo el mundo, como una totalidad. Ha de aprender a
pensar no sólo en los de su propia raza, su propio credo, su propia parte de la Tierra, sino en toda la Tierra
como en una totalidad. Es en ese campo particular en donde el hombre experimenta las máximas
dificultades, pues como de momento ha establecido muy firmemente su individualidad, le resulta muy difícil
sacrificarla por las personas que le rodean, todavía menos por su país, y aun menos por el mundo.
Se necesitan grandes motivaciones para que el hombre se una, para que piense en su país como en una
unidad y este dispuesto a sacrificarse por él. Esto sólo suele suceder en tiempos de conflicto, de guerra,
cuando la emoción conocida como patriotismo lleva a hombre a pensar no en sí mismo sino en su país, y a
unirse con sus compatriotas para defenderlo frente a la agresión. No se uniría si no fuera por la emoción
patriótica. En tiempos de paz, al hombre le resulta difícil sacrificar su individualidad incluso por sus vecinos;
más difícil aún por su país.
Si el hombre no se preocupa de la gente de su propio país, menos aún se preocupará por aquellos que
viven en otros países, y oiga lo que oiga sobre desastres, como hambres o terremotos, generalmente
ignorará esos acontecimientos tan alejados. Como no le suceden a él o a su país, piensa que no le
conciernen. Esta es una de las grandes lecciones que ha aprender el hombre, y hasta que aprenda la
lección de la responsabilidad total por todo ser humano que viva en este planeta, cualquiera que sea su país
o credo, no avanzará por el camino hasta las cosas superiores, a los Maestros. El hombre ha de aprender a
sacrificarse, a ayudar a todas las personas que viven en la superficie de este planeta, a darse libremente
con independencia de lo que le cueste, y a compartir lo que tiene su país con los que no lo tienen.
Recuérdese que la materia no pertenece a hombre El hecho de que en un país puedan cultivarse alimentos
y en otros no, no significa que todo el alimento pertenezca al que lo cultiva, pues no en todos los países del
mundo puede cultivarse, y es deber de aquellos con más posibilidades compartir con los que no pueden.
Conforme avanza por su camino, el hombre ha de aprender a sacrificarse, primero por su comunidad,
luego por su país, luego por su raza y, finalmente, por la Tierra. Sólo puede decirse de un hombre que ha
evolucionado verdaderamente en su potencial terrestre cuando no se considera a sí mismo como un inglés,
ni como un europeo o un blanco, sino como un hombre de la Tierra. Cuando podáis decir que sois un
hombre de la Tierra, que consideráis como vuestro igual a todos los hombres de este planeta con
independencia de color o credo, cuando sintáis tanta responsabilidad ante él como ante vuestra propia
familia, habréis progresado hasta el nivel de un alma evolucionada.
Todos debéis tratar de pensar no en términos de división, de comparar vuestro país con otro, un modo
de vida con otro, una raza con otra. Tratad de no dividir el mundo en países y razas. Tratad de no comparar
las costumbres y características nacionales. Considerad a todo ser humano como una chispa individual de
vuestro Creador el igual a vosotros en todos los aspectos, aunque camine por un destino diferente en la vida
Tenéis que recordar que todos vosotros, por estar en diferentes puntos de conciencia, elegisteis encarnar
en la Tierra en familias diferentes, en diversos modos de vida, en diversos países, en diferentes razas, con
el fin de experimentar las lecciones y vibraciones de aquellos países y razas. Elegisteis estos factores antes
de encarnar sabiendo que llevaríais vuestra conciencia a una comprensión mayor por el camino que
escogisteis. El camino adecuado para un alma no es necesariamente adecuado para otra.
Pero el hombre está hoy muy equivocado al pensar que una raza es superior a otra, que es más
civilizada que otra. Los países del mundo de hoy que están más avanzados tecnológicamente se consideran
más civilizados, y tratan de imponer su modo y condiciones de vida a los restantes países del mundo.
Ningún país ni persona tiene derecho a imponer su voluntad, su modo de vida, a otro, por muy correcto que
pueda pensar que es su modo de vida y por muy equivocado que crea que es el del otro. A los países
individuales y sus habitantes los corresponde, por su libre elección, cambiar, sin la interferencia de otros
países.
Los Maestros que te vigilan mientras vives en un cuerpo físico sobre la Tierra no interfieren en tu
voluntad. Saben cuándo te equivocas, cuándo cometes errores, pero te permiten cometerlos, te dejan que tu
conciencia avance por tus propias acciones y decisiones. No hay un «hermano mayor» que venga y te haga
hacer algo del modo correcto. Así, consciente de la sabiduría de aquellos Seres más evolucionados que te
permiten actuar como tú elijas, permite a otros países que tomen también sus propias decisiones.
Es evidente que el hombre que encarne por primera vez en esta tierra no mostrará un estado de
conciencia y evolución tan grande como el de los que han encarnado durante muchos miles de vidas. Por
tanto, no hay que tratar de imponer sobre un hombre no evolucionado un modo de vida que no entiende,
comprende y ni siquiera necesita. Respetad la individualidad de todos los hombres. Consideradlos vuestros
hermanos y ayudadles todo lo que podáis. Aseguraos de que, con la responsabilidad de un alma más
evolucionada, les ayudáis del modo que conviene a su estado de evolución y de que en modo alguno les
estorbáis en su camino hacia la conciencia.
Uno de los mayores errores de los siglos XIX y XX ha sido el de imponer las ideas, religiones y creencias
occidentales a los llamados nativos de los países colonizados. Se ha producido un gran karma que deberá
ser reparado. Del mismo modo que los individuos encarnan con un destino, así encarnan los países, y éstos
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se crean karma del mismo modo que los individuos. Este es el motivo de que, como totalidad, algunos
países sufren y otros no, de que algunos países se vean enfrentados en grandes guerras y otros no. La Ley
del Karma se aplica tanto a los países como a los individuos y por tanto el efecto de lo que hace un país en
una generación será experimentado por la generación siguiente. Por ejemplo, la actual generación de
norteamericanos está pagando el karma por el error de los que embarcaron muchos miles de esclavos
negros desde la costa de África a América, sacándolos de su verdadero entorno, del país de su evolución, y
colocándolos en un entorno falso y hostil.
Ya mencioné antes que la fuerza que parece poder unir al pueblo en tiempos de guerra es la emoción
que se conoce con el nombre de patriotismo. Durante la guerra la gente se halla dispuesta a hacer grandes
sacrificios por su país. Quizá no estén dispuestos a morir por muchas cosas, pero sacrificarán sus vidas
para salvar la patria. El patriotismo como los diamantes, tiene muchas facetas y aspectos. No voy a decir
que el patriotismo sea una emoción indeseable, aunque pueden señalarse muchos casos en que se ha
utilizado con abuso para persuadir a pueblo a sacrificar su vida en nombre de su país. Es interesante
observar, sin embargo, que la persona que sacrifica su vida suele creer en la causa por la que lucha.
Mueren creyendo en su causa o país, aunque otros que estén fuera del conflicto puedan ver o error en las
acciones de los contendientes.
El patriotismo, llamado a veces nacionalismo, se ha utilizado con frecuencia como excusa para muchas
maldades. Cuando un país quiere conquistar otro para ampliar su imperio y obtener nuevas posesiones,
suele generarse la emoción del patriotismo. Te dicen que puedes matar por tu país porque él te lo pide. No
es tu responsabilidad. Sólo estás haciendo lo que se espera de ti. Luchas por tu patria. Del mismo modo,
cuando un país es atacado, sus hombres y mujeres, que normalmente no combatirían ni matarían a nadie,
se unen y se preparan para matar y defenderse. Pueden justificar entonces lo que nunca antes hubieran
considerado o aprobado. Por otra parte, las pocas personas que dicen no estar dispuestas a luchar, las que
llamáis objetores de conciencia las que no están dispuestas a matar, son despreciadas, ridiculizadas y
normalmente enviadas a la cárcel.
Juzgaréis el patriotismo de acuerdo con el nivel de la evolución de vuestra alma. Si sois verdaderamente
un alma evolucionada y reconocéis la Tierra como una totalidad y a todos los pueblos como uno solo, no os
veréis influidos por esa emoción No seréis influidos por los bajos sentimientos del patriotismo y el
nacionalismo, especialmente cuando son utilizados como medios de comparar a una raza con otra, o de
colocar a un país por encima de otro, o de dividir a los hombres o de crear el odio y la desconfianza entre
ellos.
Consideraréis la emoción del patriotismo de acuerdo con vuestro nivel de conciencia. Si no podéis
identificaros con la Tierra como una totalidad, con vuestro Creador y con los Seres Superiores que influyen
en este planeta, entonces desde luego trataréis de identificaros con vuestro país. Diréis que sois ingleses,
franceses o americanos, y ello os dará una sensación de seguridad y pertenencia. Y sin embargo, incluso
en un país encontraréis personas que se consideran pertenecientes no al país sino a una pequeña parte de
él. Dirán que son de Gales, de Escocia, del norte o del sur de los Estados Unidos, de la costa este o de la
oeste. Piensan que sólo pertenecen a esa pequeña unidad y no reconocen a la totalidad. También hay
personas que se consideran pertenecientes sólo a una ciudad. Incluso es posible encontrar personas que
sólo se identifican con su familia.
Ved así lo importante que es que, aunque reconozcáis el significado de la individualidad de cada uno de
los seres, reconozcáis también que, juntos, forman una gran totalidad. Todos vosotros deberíais mirar a lo
que consideráis la totalidad y dar un nuevo paso adelante, pues conforme evolucionéis veréis que vuestro
concepto de totalidad es limitado. Conforme avancéis empezareis a pensar no en vuestra ciudad, estado,
país o raza, sino en vuestra Tierra; y cuando penséis en vuestra Tierra comenzaréis a pensar en el Sistema
Solar y en vuestro Creador, y en los Sistemas Solares que hay más allá.
Comprended que el Gobierno Mundial existe realmente dentro de vuestro Cuerpo Solar. Que otros
miembros del Cuerpo Solar participan del Gobierno Mundial. El hombre de la Tierra no puede participar en
él porque no ha evolucionado hasta el estado de conciencia requerido. Todavía está luchando para
identificarse como uno y para comprender que es uno. Cuando llegue el día en que la Tierra como totalidad
se una en una vibración armónica y ocupe su sede en la Cámara de Representantes del Cuerpo Solar, se
habrá cumplido el propósito que intentaba su Creador y se demostrará el poder de su verdadera vibración; o
Amor Universal.
Deseo hablaros ahora de la posición y propósito de la Tierra en vuestro Cuerpo Solar. Las enseñanzas
que voy a daros son muy simples, de modo que no penséis que lo que digo representa todo lo conocido
sobre el tema. Lo he simplificado mucho para que podáis entenderlo fácilmente, pues esto toma es muy
complejo, y a menos que estéis muy evolucionados y seáis conscientes de las Leyes de la Naturaleza y el
Cosmos, no os será fácil apreciar todo lo que se sabe sobre la Tierra.
Evidentemente, la Tierra es el planeta en que vive el hombre cuando está en su cuerpo físico; pero no es
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ésta la única razón de su existencia. La Tierra forma parte de una totalidad mucho mayor: el Cuerpo Solar.
Este Cuerpo Solar, al igual que vuestro cuerpo físico, se compone de diversos órganos vitales vinculados
por la materia. Dentro del cuerpo humano están los órganos principales, unidos por la materia necesaria
para sostenerlos mientras o cuerpo está vivo: tejidos, músculos, huesos... Para mantener a los órganos del
Cuerpo Solar hay otra forma de materia que, evidentemente, no tiene la forma de la carne y los huesos del
cuerpo humano. Las vibraciones de que estoy hablando son mucho más altas y, por tanto, esos órganos
están encerrados en una materia mucho más fina. Si pudierais saliros del cuerpo solar y tuvierais la
evolución suficiente para ver, lo reconoceríais desde lejos como con una forma, del mismo modo que
reconocéis un cuerpo físico sobre la Tierra. Dentro de este Cuerpo Solar los órganos vitales son los doce
planetas de vuestro sistema planetario. Aunque algunos de ellos han de ser descubiertos aún, hay doce
planetas en el Cuerpo Solar, y éstos se corresponden con los órganos de vuestro cuerpo físico. Cada uno
de ellos tiene una función vital dentro del Cuerpo Solar.
Una de las Leyes Naturales que os ayudarán a entender lo que estoy diciendo puede resumirse así: «Tal
como es arriba, así es abajo. » Esta frase tiene muchos niveles de significado, pero el importante en
relación con este tema es que todo es una réplica de un dibujo más grande aunque a escala menor. Dentro
de vuestros cuerpos físicos hay organismos vivos, y así como vosotros, en vuestros cuerpos físicos vivís
dentro del Cuerpo Solar, así el Cuerpo Solar vive dentro de lo que yo llamo Cuerpo Galáctico, y aun éste
vive dentro de otro cuerpo que está más allá de vuestra comprensión. Todo es una réplica de vuestro
cuerpo físico, pero a escala más pequeña o más grande.
Del mismo modo que el hombre encarna en la Tierra para cumplir un destino, el Cuerpo Solar también
encarna para cumplir otro. Al igual que el hombre encarna y pasa a otros cuerpos, encarna y pasa a otros
cuerpos el Cuerpo Solar. Cuanto más evolucionada sea la vibración de un cuerpo, mayor será la
encarnación de ese cuerpo en el tiempo espiritual, y cuanto menos evolucionada sea la vibración, más corta
será la encarnación. Así, en el planeta de vuestro Cuerpo Solar que está menos evolucionado que el
vuestro las encarnaciones son mucho más breves que vuestros setenta años habituales, y en los planetas
más evolucionados del Cuerpo Solar son mucho más largas.
Los seres vivos de otros planetas del Cuerpo Solar evolucionan del mismo modo que el hombre, y
conforme todos evolucionáis lo hace la totalidad, el Cuerpo Solar. Sin embargo, a menos que todos los
órganos del Cuerpo Solar evolucionen juntos, el Cuerpo Solar mismo no podrá evolucionan. Del mismo
modo que vosotros en vuestros cuerpos físicos os esforzáis por ser más conscientes y tratáis de refinar
vuestros cuerpos y elevar vuestras vibraciones, tenéis también que armonizar los órganos que hay dentro
de vuestros cuerpos. No es bueno que algunos órganos vibren a una frecuencia superior a la de otros, pues
entonces se produce desarmonía y desequilibrio. Del mismo modo, en el Cuerpo Solar debe haben armonía
y equilibrio y todos los órganos deben evolucionan en la misma tasa.
Sin embargo, lo que sucede actualmente es que todos los órganos del Cuerpo Solar están
evolucionando de acuerdo con el Plan, salvo la Tierra. La Tierra es quien está haciendo más lento el
progreso del Cuerpo Solar, y por eso los Maestros que son responsables de la evolución del Cuerpo Solar,
como conocen las condiciones de la Tierra, tratan de curarla. Al igual que cuidáis vosotros una parte de
vuestro cuerpo físico que está enfermo, ellos cuidan a la Tierra para que pueda volver a su verdadero
camino, evolucione en una tasa superior y mantenga su lugar correcto en relación con los otros órganos del
Cuerpo Solar. Al igual que un alma evoluciona elevando sus vibraciones, así, con el fin de aligerar a la
Tierra y ayudarla en su evolución, los Maestros responsables de la evolución del Cuerpo Solar van a elevar
las vibraciones de la Tierra irguiéndola sobre su eje y permitiéndole girar con mayor rapidez. Como es fácil
comprender, esto acontecimiento requerirá cambios en la estructura de la vida terrestre.
Cuando se está encarnado en un cuerpo físico, el espíritu habita en el corazón. Dentro del Cuerpo Solar,
el Sol es el equivalente a nuestro corazón; y dentro del Sol habita el espíritu de vuestro Logos Solar. El es
quien, en vuestros términos terrestres, se llamaría «Dios. » Aunque El es, obviamente, un Ser muy
evolucionado y especial, en la cadena de la evolución incluso El es sólo una pequeña parte de un Cuerpo
aún más evolucionado y El mira al centro o corazón de ese Cuerpo, el «Dios» que se esfuerza por emular.
La vida es una espiral siempre ascendente que se entrelaza entre los diversos cuerpos y sus grados de
vibración, pero por el momento creo que sólo necesitáis preocuparos de vuestro pequeño Cuerpo Solar. Al
hombre, metido dentro de su caja física, le es difícil ser consciente de lo que está más allá de su Tierra.
Quizá pueda concebir los planetas, pero lo que está más allá le resulta incomprensible. No me corresponde
a mí revelar lo que está más allá de la comprensión del hombre, salvo decir que existe algo y que será su
derecho descubrirlo cuando haya evolucionado más.
Los planetas son los órganos de vuestro Cuerpo Solar. Del mismo modo que los órganos de vuestro
cuerpo físico, los órganos de vuestro Cuerpo Solar realizan una función específica y, del mismo modo que
vuestro corazón es diferente de vuestros riñones, así el Sol es diferente de Venus. El Cuerpo Solar no
podría existir sin el funcionamiento de cada uno de ellos, y, por el momento, todos los planetas están
funcionando eficazmente, salvo la Tierra. Cada uno de los planetas tiene una vibración particular que irradia
a todas las otras partes del Cuerpo Solar. Con el tiempo descubriréis el poder o el rayo de cada planeta.
Aunque también la Tierra tiene un poder que irradia a los otros miembros del Cuerpo Solar, por el momento
ese poder se halla muy debilitado.
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Del mismo modo que el hombre encarna en la Tierra y con la muerte pasa a otro cuerpo, así pasa con
los seres que habitan los otros planetas. Encarnan en la materia; no en una materia como la que existe en la
Tierra, sino en una materia que esté de acuerdo con la naturaleza de sus planetas, y tras un periodo de
tiempo espiritual, pasan a otro cuerpo y a otro nivel de existencia. Todos los seres que habitan en otros
planetas, sí son lo bastante evolucionados, pueden pasar de planeta a planeta, pero la estructura del
Cuerpo Solar les impide moverse fuera de ese Cuerpo. Sólo les es posible moverse dentro del Cuerpo
Solar. Sólo un ser puede abandonar el Cuerpo Solar, y es el Logos Solar, vuestro «Dios».. Con ello se
asegura que las vibraciones no evolucionadas no puedan llegar a donde podrían dañar al Universo.
Os pediré, por tanto, que no penséis en el hombre sólo en los términos de su encarnación en un cuerpo
físico sobre el planeta Tierra, que pasa luego a un cuerpo superior encarnando de nuevo, sino que penséis
en él como una parte de una totalidad, como una parte de la Tierra. Pensad en los millones de almas que
existen en cuerpo físico o cuerpo superior formando parte de la Tierra, y que la Tierra, a su vez, forma parte
de una totalidad mayor que es más importante que el hombre y su pequeña Tierra Aunque por su destino y
su tasa superior de vibración o alma de vuestro cuerpo físico tiene mayor importancia que, por ejemplo,
vuestros riñones, sin embargo el hombre no puede vivir sin ellos. Se son indispensables mutuamente.
Necesitáis vibraciones bajas que permitan a las altas realizarse. Del mismo modo que el Cuerpo Solar
necesita de la Tierra para poder cumplir su destino
Cuando salgáis por la noche y miréis a cielo no penséis que el espacio es un vacío sin significado de
estrellas y planetas Son cuerpos como el vuestro; y lo que veis, aparte de los planetas, son los Soles, los
Señores, de innumerables Cuerpos Solares. Es como sí estuvierais frente a una gran masa de gente y sin
embargo sólo vierais sus almas. Eso es lo que sucede cuando miráis el espacio, aunque, desde luego,
vuestra visión del mismo se halla limitada a lo que puede ver vuestro ojo físico. Todo está en su lugar. Todo
está en El Plan. Todo está evolucionando. No espero que o hombre comprenda la naturaleza de lo que ve
en el espacio: sólo pido que sea consciente de su existencia y propósito y que, en su ignorancia, no dañe a
otros miembros del Cuerpo Solar de los que no tiene conciencia.
Actualmente existe sobre la Tierra un sentimiento de supremo egoísmo. El hombre cree que es la
perfección y que, como las condiciones de los otros planetas no pueden permitir la vida en un cuerpo físico
tal como él la conoce, sólo puede existir sobre ellos una forma inferior de vida; cuando en realidad el cuerpo
físico del hombre es la segunda forma de vida por debajo del Cuerpo Solar, pues en él hay diez planetas
más evolucionados que la Tierra. El cuerpo físico en que vive el hombre mientras está en la Tierra es un
cuerpo maravilloso. Es una réplica del Cuerpo Solar. Es magnífico en su diseño y construcción, pero tiene
sus limitaciones, que iréis descubriendo gradualmente conforme vayáis siendo espiritualmente conscientes.
Es un cuerpo muy denso. Es un cuerpo limitado, pues con él no podéis vivir fuera de la atmósfera terrestre.
Pero sobre todo está sometido a unas fuerzas que no afectan a vuestros cuerpos superiores, como la
personalidad y las emociones físicas. Los seres que viven en otros planetas no tienen cuerpos físicos como
vosotros. Con una sola excepción, todos han evolucionado más que las almas de la Tierra y han pasado ya
por el estadio de utilización de cuerpos físicos. Viven en niveles muy superiores, aunque si ése es su deseo
pueden presentarse en un cuerpo físico. Sin embargo, las razones para hacerlo así son muy especiales y se
dan con muy poca frecuencia
Actualmente, el hombre cree ser el rey de todo lo que ve; y debido a su propio desequilibrio, causado por
el crecimiento material a expensas del avance espiritual, cree que con sus esfuerzos pioneros en el espacio
beneficia a la humanidad, cuando no es así. Está produciendo un karma en la Tierra que tendrá que ser
pagado, pues cuando lanza sus naves y cohetes espaciales a los planetas está dañando a los otros
miembros del Cuerpo Solar. El impacto de los cohetes del hombre sobre la Luna, por ejemplo, amenaza la
existencia de los seres que viven allí al servicio del planeta. Lo que el hombre, en su ignorancia, está
haciendo es poner en peligro la estructura misma del Cuerpo Solar. Y lo hace sin siquiera considerar sus
motivos para ir al espacio. Está en su derecho de mirar el espacio e inquirir sobre la naturaleza de los otros
planetas, las otras partes del Cuerpo Solar, pero no tiene necesidad de ir allí ni de mandar sus naves
espaciales para descubrirlo. No es ese el modo de encontrarse con los otros miembros del Cuerpo Solar. El
hombre puede hacerlo en los niveles superiores de existencia a través de sus cuerpos superiores
Finalmente, ¿no es una hipocresía del hombre el gastar su energía, tiempo y dinero en enviar cohetes al
espacio cuando tiene necesidad de hacer tantas cosas en su propio planeta?
Concluiré pidiéndoos que no penséis en los planetas y en el espacio como si se tratara de algo
misterioso. Son tan reales como las personas que os rodean en vuestras vidas cotidianas. No condicionaros
por términos puramente terrestres. Lo que veis, lo que sentís, lo que pensáis está totalmente relacionado
con vuestro propio entorno y es peculiar sólo de la Tierra, que es un planeta de muy baja vibración.
Esperemos que el hombre reconozca pronto su lugar en el esquema de evolución, que luche por volver a
obtener su lugar en el Cuerpo Solar y que pronto vuelva a ser la fuerza para el bien que debería ser. Esto es
lo que las Vibraciones Superiores están tratando de conseguir al venir a la Tierra del modo en que lo hace
inspirar al hombre para que se corrija.
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ASTROLOGÍA
Quiero decir ahora algunas cosas acerca de la ciencia de la astrología. Utilizo la palabra ciencia aunque
en vuestro mundo de hoy son pocos los que aplican el término «ciencia» a esa materia. ¿A que se debe?
En primer lugar, a que vivís, como ya sabéis, en una Era muy materialista. Acabáis de pasar por la Era de
Piscis, y como entráis ahora en la de Acuario, siguen aún en vosotros los rasgos, hábitos y modos de la vida
de aquel. El Piscis, si no puede ver, tocar u obtener de algún modo una prueba física de algo, no se
convence fácilmente de su existencia, y por tanto su conciencia de la vida se limita a los alrededores de su
Tierra. Debería ser consciente de las estrellas y planetas que tiene encima. Se mostró lo bastante inquisitivo
para preguntarse por el motivo de que estén allí, para medir su brillo, calcular su tamaño, compararlos unos
con otros y calcular sus distancias de la tierra utilizando mediciones terrestres; pero eso fue todo. No pensó,
porque no podía concebirlo, en las influencias que podían tener sobre él esas esferas que veía desde la
Tierra.
Hay, sin embargo, algunos que viven en este mundo y que, aunque han nacido en la Era de Piscis, como
en vidas pasadas habían utilizado la astrología encarnaron de nuevo en este mundo llevando con ellas esa
sabiduría, esa creencia en la influencia del Cosmos. Han mantenido viva la ciencia de la astrología a través
de sus encarnaciones en el mundo durante los dos mil años pasados, años en que la astrología no ha
estado en la parte principal de la conciencia del hombre Las cosas tienen que cambiar ahora que está
amaneciendo la nueva era y la astrología tomará de nuevo su lugar apropiado y asumirá su importancia
junto con otros factores de la vida del hombre El hombre conocerá la importancia la necesidad y el efecto de
la astrología.
Empecemos, por tanto, tratando de definir lo que es la astrología. Es la ciencia que trata de las
vibraciones del Cosmos sobre la Tierra. Todo lo que existe tiene una vibración y, dependiendo de la
potencia de la fuente de donde proviene, el efecto de esa vibración es sentido por todo lo que está dentro de
la extensión receptiva a esa frecuencia. Incluso ahora cuando lees estas palabras estás siendo influido no
sólo por las otras partes de tu Cuerpo Solar, los planetas, sino también por influencias más lejanas. Las
influencias más reconocibles que se sienten en la Tierra son, obviamente, las vibraciones de los planetas de
vuestro Cuerpo Solar.
Las influencias que vienen de los otros planetas de vuestro Cuerpo Solar son importantes. Vivís dentro
de ese cuerpo, y así como los órganos de vuestro propio cuerpo físico os afectan, los órganos del Cuerpo
Solar, los planetas, os afectan con enorme potencia. Estáis unidos dentro de la envoltura del Cuerpo Solar,
de modo que es importante su influencia, especialmente la del Sol, lugar que habita el espíritu de vuestro
Creador. Si la astrología de los antiguos fuera conocida hoy, el hombre sabría, por derecho de nacimiento,
cuáles son las influencias correctas, la importancia de los planetas y la parte que a cada uno de ellos le toca
jugar en el Cuerpo Solar. Sabría cómo y cuándo actúan, el modo en que lo hacen y el modo en que su
poder e influencia pueden utilizarse, o evitarse en caso de no ser deseables. La verdadera ciencia
astrológica desapareció hace siglos, pero el hombre habrá de redescubrirla en esta Nueva Era. Lo hará.
Muchas personas de vuestro mundo de hoy piensan que el papel más importante de la astrología es
predecir el futuro ¡No es cierto! Eso es sólo una pequeña parte pero el hombre, con su curiosidad innata, su
carencia de una verdadera espiritualidad, y su intento de buscar respuestas en el interior, la toma como un
medio de descubrir el futuro. Quizá sea mejor, por tanto, que examinemos esta aproximación a la astrología.
Es importante el momento en que nacéis. No nacéis por azar. Si los padres del niño lo permiten, y si no
interviene la medicina moderna, un niño nace en el momento preciso en tiempo solar, no en tiempo
terrestre. Ese niño, cuando se haya convertido en hombre o en mujer, morirá también en el tiempo solar
preciso; nuevamente si el hombre no interviene. Son importantes la llegada y la ida, y digno de atención el
modo en que la astrología, como vosotros la llamáis, las define.
Todos los días de vuestra vida estáis sometidos a las influencias de vuestro Cuerpo Solar. Estas pueden
predecirse y señalarse. Vuestra posición real sobre la Tierra afecta también al grado en que recibís las
influencias de los planetas, y esto también puede predecirse. Por lo que se refiere al aspecto matemático de
la astrología el hombre puede ser muy preciso y predecir los movimientos de los planetas y estrellas que lo
rodean y predecir cuándo aparecerán y desaparecerán; y cuándo tendrán influencia sobre él. El hombre ha
avanzado en este aspecto porque es el más simple de la astrología. En lo que el hombre no avanzó es en la
comprensión de los poderes o influencias de los diversos cuerpos celestes, conocimiento que a veces se
denomina como Sabiduría Antigua.
Os daréis cuenta ahora de que la astrología actual, en cuanto que no reconoce la existencia de los doce
planetas que hay dentro del Cuerpo Solar, pues aún ha de descubrir tres de ellos, tiene que ser imprecisa.
Algunas de las diversas influencias, lo que llamáis los signos del Zodiaco, se atribuyen en consecuencia a
planetas erróneos. Hay doce planetas y doce signos del Zodiaco, uno para cada planeta. Habéis nacido en
un tiempo concreto dependiendo de la lección que deseáis aprender y de la influencia planetaria que estáis
tratando de dominar en la presente encarnación. Esta influencia variará a través del periodo del signo
zodiacal, dependiendo de que hayáis nacido pronto o tarde en el período. En cierto grado, al principio os
encontrareis bajo la influencia del último signo y al final estáis recibiendo la influencia del siguiente.
Por tanto, cuando antes de encarnar en la materia elegís la fecha de vuestro nacimiento, elegís no sólo
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el día del calendario, sino también el astrológico, para recibir así las influencias que deseáis, pues a través
del éter en el momento del nacimiento le viene al niño no sólo la chispa que inicia su camino en la vida, sino
también las influencias astrológicas de ese momento del tiempo. Lo que el hombre de hoy no sabe son las
influencias reales de todos los planetas Puede entender correctamente algunas, pero no todas. Por tanto,
cuando trate de hacer algún horóscopo se le escaparán algunas de las influencias; pero lo más importante
de todo es que desconoce la influencia de lo que llamaré sabiduría del alma, con lo que me refiero a la
evolución del alma que ha nacido, a las vidas experimentadas previamente, al estado de conciencia
alcanzado. Como apreciareis rápidamente, dos personas que nazcan en el mismo segundo en el tiempo
una al lado de la otra en la misma habitación, llevarán vidas muy diferentes. Os preguntaréis que cómo es
posible tal cosa, dado que han nacido bajo el mismo signo. Podréis empezar a apreciar lo pequeño que es
el significado de los planetas a este respecto y cómo es mucho mayor el significado de la conciencia
individual. Conforme evolucionáis y os hacéis más conscientes y receptivos con respecto a los planetas,
vibráis ante ellos más plenamente. Os convertís en un instrumento más delicado. Un instrumento más
vulgar será menos consciente del poder y tendrá ante él una respuesta menor. En consecuencia, el uso que
podáis hacer de los poderes planetarios difiere de acuerdo con vuestro punto de conciencia.
Pongamos este aspecto de la astrología en su posición correcta: puede ayudaros a predecir el destino
de una persona, a comprender las influencias bajo las que vosotros mismos vibráis y señalaros
determinados períodos significativos de vuestra vida, pero no puede decíroslo con ningún grado de
precisión.
Mientras vivís sobre la superficie de la Tierra estáis sometidos a las influencias de los planetas, y aquí el
hombre puede ser más preciso en sus predicciones, pues, dependiendo de su posición sobre la Tierra,
conforme los planetas sean visibles y vibren así se sentirá su poder. El hombre es capaz de predecir la
aparición de Marte y Venus, de Júpiter y Saturno, y sabe cuándo brillarán sobre él. Si conociera sus poderes
también podría saber que será influido entre ciertas épocas, en días determinados, por los poderes de esos
planetas. Con independencia de la conciencia anímica del individuo, todos son afectados. Las personas
podrán no reaccionar del mismo modo ante los poderes, pero todas son afectadas. Por tanto, la astrología,
a este respecto, puede predecir el esquema de los planetas y las estrellas y las influencias que tendrán
sobre el hombre. Si éste comprende que los planetas influyen en él, si aprende esas influencias, será capaz
de conducir su vida anticipando, usando o evitando, si así lo desea, las influencias de los planetas en
determinados momentos durante el curso del año.
El factor que no he mencionado hasta ahora, pues no deseo confundir lo que de por sí es ya una materia
ligeramente complicada, es la importantísima cuestión del tiempo. Ahora toda la astrología que se hace en
la Tierra se computa según el tiempo del hombre. Basa su calendario anual en las revoluciones de la Tierra
alrededor del Sol, y como el hombre mismo sabe, el cálculo no es muy preciso. Conforme refina sus
mediciones del tiempo tiene que refinar también su año. Por tanto, en una materia tan precisa como la
astrología la utilización del tiempo humano ha de conducir a imprecisiones. El tiempo del hombre no es un
tiempo verdadero; o, como yo lo diría, no es un tiempo espiritual. Si el hombre, que quizá es consciente de
que la Tierra está haciendo más rápida su espiral evolutiva y que el tiempo se está acelerando, pudiera
medir el tiempo correctamente, conocería la verdadera influencia de los planetas y podría predecir lo que va
a suceder. Pero es incapaz de hacerlo porque no le es posible concebir ningún tiempo fuera del terrestre.
También este rasgo -la incapacidad de ver más allá de su Tierra- es típicamente de Piscis.
Por tanto, conforme recorréis el camino de la vida es importante que comprendáis que los planetas os
influyen Buscad en vuestra propia meditación para descubrir cuáles son las influencias de los planetas
conforme el conocimiento os es entregado, tratad de extraer el significado y la influencia de cada planeta.
Luego, cuando el almanaque os diga que va a aparecer un planeta, si buscáis la influencia y la esperáis la
encontraréis y reconoceréis, y podréis utilizarla o evitarla según vuestra propia elección. Pero debéis ser
conscientes de ello y buscarlo. De nada vale salir durante la noche y decir «Ahí está Venus; me pregunto
qué es lo que me estará haciendo.» ¡Pues, verdaderamente, os está haciendo muy poco!.
Otro factor que aún no he mencionado es la influencia de los otros Cuerpos Solares. Vuestro Cuerpo
Solar está influido por otros Cuerpos Solares que tienen que afectaros, pues formáis parte del vuestro. Por
tanto, estáis sometidos no sólo a influencias planetarias, sino también a influencias que están más allá y que
son de la misma importancia, aunque el hombre no sea consciente de ellas. Cuando consideréis el poder de
vuestro Logos Solar y comprendáis que incluso con vuestros ojos físicos sois capaces de ver miles de soles,
comenzaréis a apreciar la complejidad de la astrología. Se necesita una gran mente, una mente abierta, una
mente inspirada, para comprender la naturaleza, los limites, la importancia y la correcta utilización de la
astrología.
Por tanto, ahora vosotros, aquí en la Tierra, preocuparos sólo por las influencias más importantes sobre
vuestro cuerpo físico y vuestras vidas cotidianas: las influencias del Sol y los planetas. No olvidar tampoco a
vuestro propio satélite, la Luna, que gira a vuestro alrededor, pues también él os influye. Sé que es difícil,
pero debéis tratar de no ser condicionados por el poder particular que el hombre ha adscrito en el pasado a
un planeta. Como ya os he dicho muchas veces, no debéis vivir en el pasado. El pasado no es
necesariamente correcto. El hombre más evolucionado verá una influencia más evolucionada. Por ejemplo,
a un hombre puede decírsele que la influencia o poder de un planeta es el amor, pero pensar en cuántas
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interpretaciones podéis dar de la palabra amor.
Recordad que las influencias planetarias han sido ciertamente las responsables de grandes
acontecimientos de vuestro mundo, pero también se les ha atribuido erróneamente la causa de otros
hechos. Recordad que los planetas influyen pero no cambian la voluntad del hombre; impulsan pero no
obligan, pues todos tenéis el don divino de la libre elección. Recordad que las influencias de los planetas
son importantes. Influyen en las glándulas y centros espirituales de vuestro cuerpo, afectan a vuestra
envoltura física y a vuestro trabajo y vida espirituales pero al igual que otros poderes existentes en el
Cosmos, deben ser entendidos, aprendidos, comprobados y, además, invocados.
Los problemas que tiene el hombre en su pequeño mundo de hoy quedarían reducidos a la mitad en
quince días si se entendiera la influencia que los planetas tienen sobre él. Sí el hombre se burlara y mofara
de la única fuente de conocimiento que puede ayudarle verdaderamente, si vuestros gobiernos, que gastan
tanto dinero en fabricar armas, gastaran sólo un poco en la investigación de los planetas, no enviando
cohetes a ellos sino midiendo sus vibraciones y sus influencias sobre la Tierra, entonces conseguiríais
mucho. Vivís en un universo fascinante. Es tan inmenso que no sois capaces de concebirlo. Apenas podéis
concebir vuestro Cuerpo Solar. Quizá en vuestros cuerpos más evolucionados podáis ser conscientes de la
vida en otros planetas, pero ¿qué hay más allá de ellos? En la astrología, si la conocierais, tendríais la clave
de la Creación.
AMOR
Deseo hablaros ahora del tema que es quizá más mágico y misterioso en el mundo occidental; el Amor.
Si preguntáis a la gente que os defina lo que es, obtendréis muchas respuestas. Incluso las almas
evolucionadas tendrán muchas ideas sobre el amor y lo expresarán en diversos grados, lo que en parte se
debe a los condicionamientos del entorno en que viven; pero sólo unos pocos reflejarán acertadamente la
interpretación correcta de esa palabra. Sin duda podréis pensar en muchos tipos de amor. Podéis amar a
vuestra pareja. Podéis amar a vuestro país. Podéis amar a vuestro hijo. Podéis amar la comida y la bebida.
Todas estas actividades implican el uso de la palabra amor, por lo que quizá será mejor empezar por
examinar el uso que hace el hombre de esa palabra.
Aceptaréis que no sería correcto el uso de la palabra amor tal como se aplica a la comida y a la bebida,
pues al fin y al cabo se trata de gustos personales, y como tales no son dignos de incluirse en el término
amor. Si a una persona le gusta algo, se trata de una gratificación personal, y eso no es amor. No debería
aplicarse el término amor a las funciones físicas, como ocurre en la vida diaria.
Podría decirse que un hombre ama su país, ama la zona en donde vive o ama su casa, pero ¿acaso no
es este tipo de amor de nuevo una gratificación personal de lo que se busca y se desea? Una persona ama
una zona particular o ama su país porque es un reflejo del modo de vida que le gusta. Si no fuera el que
desease, el que quiere, no lo amaría. Tampoco es correcto, por tanto, el uso de la palabra amor.
Podría decirse que una madre y un padre aman a sus hijos, pero ¿se trata en realidad de amor? Han
establecido una relación física de la que se derivó un niño. Pero no es su creación. Ha venido a través de
ellos y los ha honrado con su presencia. Eso es todo. Del mismo modo que un animal cuida de lo suyo, una
madre y un padre cuidan de sus hijos. Los alimentan, protegen, educan y dan afecto, pero ¿se trata de un
acto de amor? ¡No! El amor de un padre por su hijo es amor por la creación. Es el reconocimiento de la
perfección de la creación antes de que el niño desarrolle su personalidad y sea influido por la vida física. Es
fácil amar a un niño pequeño, pero ¿no es ya más difícil amar a un niño crecido que ha desarrollado su
personalidad, que sabe lo que quiere y lo que no quiere y que no siempre lleva a cabo los deseos de los
padres? Los padres no dejan necesariamente de amar a sus hijos, pero si son honestos con ellos mismos
admitirán que su amor se modera conforme el hijo va creciendo. Quizá esto nos dé una pista de lo que es el
auténtico amor. El amor de los padres por sus hijos es el amor a la creación perfecta, el reconocimiento de
que hay dentro de ellos, no por sus personalidades sino por sus almas una chispa perfecta de la creación.
Es el reconocimiento del poder o el amor de su Creador.
Pasemos ahora a la cuestión del amor entre el esposo y la esposa, entre hermanos o entre amigos;
observaréis que incluyo en este grupo a los esposos. Debo decir inmediatamente que el amor, aunque
vuestro mundo de hoy pueda pensar de otro modo, no es lo que llamáis acto sexual. Eso no tiene nada que
ver con el amor. El acto sexual ni tiene ni tenía nada que ver con el amor. Es una simple función sexual
dirigida únicamente a la procreación, para traer hijos a la materia física a través de las almas. Es vuestra
sociedad de hoy y el ser menor del hombre los que han elevado el acto sexual fuera de toda proporción,
colocándolo sobre un pedestal desde el que gobierna muchas de las funciones de la sociedad. El acto
sexual no es amor, y cualquiera que lo considere así se está equivocando y debería analizar la cuestión
más seriamente. Sin embargo, dos esposos pueden amarse, del mismo modo que lo hacen dos amigos y un
hermano y una hermana. ¿Puede haber grados de amor? ¿Amáis completamente o lo hacéis con
limitaciones? ¿Qué es lo que coloca estas limitaciones? ¿Por qué amáis a alguien con mayor intensidad que
a otros? ¿Qué es lo que dirige el grado de esa intensidad? ¿Por qué amáis a una persona más que a otra?
Examinemos más atentamente este aspecto del amor.
El mismo poder del amor puede unir a un hombre y a una mujer, ya sean marido y mujer, hermano y
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hermana, o extraños que se encontraron y fueron conociéndose mutuamente. Puede unir a dos mujeres, o a
dos hombres. Vuestra sociedad quizá frunza el ceño ante esto, pero nada erróneo hay en el amor entre dos
hombres o dos mujeres. Ese amor puede ser tan fuerte, tan natural y tan unido como el amor por el sexo
opuesto. Es el hombre el que ha colocado una connotación sexual en la palabra amor, el que trata de limitar
el amor de ese modo. En la antigüedad, como dice la Biblia, David y Jonatan se amaban profundamente y
no se pensaba que hubiera en ello nada equivocado. Sin embargo, hoy en día, si dos mujeres o dos
hombres se aman la sociedad lo desaprueba, cuando es realmente posible y muy natural que dos personas
estén juntas y se amen sin ninguna relación física.
El hecho de que un hermano ame a una hermana no está motivado por la consanguinidad, pues hay
muchos hermanos que odian a su hermana. No es el vínculo familiar el que crea el del amor. De igual modo,
el que una mujer y un hombre se casen no crea automáticamente el amor. Parte de la mística que vuestra
sociedad ha creado alrededor del acto del matrimonio consiste en que debe haber esa expresión mágica del
amor. Se os ha dicho que hay que casarse por amor, y que si éste no existe no debería haber matrimonio
De ahí que en todas panes los jóvenes busquen el amor, porque han sido condicionados a pensar que éste
es una parte esencial del matrimonio. Si les preguntareis por el motivo de que lo estén buscando no podrían
contestaros, pues en verdad que el amor, tal como ellos lo consideran, no existe en el matrimonio, ni entre
un hermano y una hermana, ni tampoco entre dos amigos.
Debo mencionar aquí otros dos aspectos del amor. Podéis decir que amáis a Dios y que vuestro Dios os
ama. De nuevo tenemos la palabra amor, pero con un significado muy diferente. También podéis decir que
amáis la vida, el acto de vivir, de ser. El amor a la vida es potente dentro de todos vosotros, por tanto
tenemos de nuevo un aspecto diferente del amor. ¿Qué factor común hay entonces que vincula todos esos
modos del amor en una fuerza reconocible? ¿Qué es lo que ha establecido la creencia en el poder que
vosotros llamáis amor que puede existir entre las relaciones que he mencionado? ¿No es el acto de
reconocimiento de lo que, por falta de una palabra mejor, llamaré la espiritualidad de la persona con la que
tenéis relación? ¿No es el reconocimiento del reflejo de vuestro Logos, vuestro Creador, en esa persona?
No quiero decir con esto que amáis a una persona porque es buena o porque se supone que lleva una vida
espiritual. No es ésa la cualidad de que estoy hablando. Es el reconocimiento en una persona de la misma
esencia de nuestro Creador, el aliento mismo de su vida y de la expresión en esa persona del don de su
Creador.
Como bien sabéis, una persona puede heriros mental o físicamente y sin embargo podéis seguir
amándola. Tal acto no destruye el Sentimiento, el reconocimiento de lo que veis en esa persona. Se dice
que dos personas están enamoradas cuando siguen una senda común con un reconocimiento espiritual
mutuo. Dos personas que caminan juntas por un momento en el tiempo espiritual, que puede ser una
encarnación, parte de una encarnación o sólo unos días, pueden crear el vínculo del amor a través de su
reconocimiento mutuo de ese algo que existe por encima y más allá de la envoltura física. Es el
reconocimiento del Creador en el otro
Cuando os unís para cumplir un destino común para llevar a cabo una obra o un hecho a los que estáis
destinados, o cuando os unís para cumplir con el karma, puede crearse el amor. El acto del amor espiritual
no requiere una recompensa ni una respuesta. El verdadero amor, tal como es conocido en este planeta,
consiste en darse uno mismo a otra persona, y al darse uno mismo se están dando no sólo la personalidad
sino también la conciencia anímica, de modo que, con independencia de la pequeña personalidad que
tenga, o de lo que intente buscar, puedes ignorarla sabiendo que no es la acción del alma verdadera sino
simplemente la respuesta de superficie.
El amor es poder. El amor es el poder de vuestro creador que está enviando millones y millones de rayos
para cada uno de vosotros y para cada ser existente. El modo en que utilicéis ese poder depende de
vuestra conciencia individual. No penséis que tenéis que amar, o que os es posible crear amor. No podéis
construir el amor; ni establecerlo. El amor es un acto del ser.
Cuando dos personas se unen en el matrimonio, ese amor que las une, que motiva su matrimonio, no es
un amor físico, no es un amor de personalidad. Es el reconocimiento de dos almas que han aceptado unirse
en matrimonio antes incluso de haber encarnado en la materia. Se dice que algunas personas se enamoran
a primera vista. Eso es cieno, pues hay personas que en un instante perciben que están destinadas a
casarse. El vínculo del amor se ha creado antes de decir una sola palabra. Lo mismo puede decirse de dos
hombres o dos mujeres que se han encontrado en las corrientes de la vida. Cuando conocéis a alguien, a
veces sabéis instantáneamente que lo amáis y, con independencia de lo que suceda en los días o años
siguientes, ese vínculo no se romperá; antes al contrario, se verá fortalecido.
Por tanto, os pido que tratéis de separar en vuestras mentes lo que llamaría el aspecto espiritual del
amor -espiritual no es la palabra correcta, pero es la que más se aproxima en vuestro lenguaje- del aspecto
de la personalidad. La personalidad crea su propio tipo de amor porque lo necesita. Crea amor por razones
equivocadas, y como tal fracasa, pues aunque un amor de personalidad puede durar muchos años, si las
personalidades cambian ha desaparecido el vínculo común. Todos podéis recordar a personas que creíais
que amabais y que, cuando encontráis al cabo de los años, os sorprende que hayáis podido amarlas. Tal es
la naturaleza del cambio en vosotros mientras vivís vuestra vida cotidiana. Un amor basado en los deseos
de la personalidad no es un amor verdadero y no durará. El amor que dura es el amor de la creación.
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Si veis a una persona realizando un acto de bondad espiritual sentís amor por esa persona. Esa es la
verdadera emoción del amor. Si experimentaseis la emoción de que una persona sacrifique su vida por
vosotros, y si supieseis lo que está haciendo esa persona, experimentaríais entonces el sentimiento más
alto de amor existente. Algunos de vosotros retenéis esos sentimientos en vuestras memorias anímicas. En
otras encarnaciones, muchos de vosotros habéis sacrificado vuestras vidas por otros compañeros, y ése es
el motivo de que un vínculo del amor tan grande como ése sobreviva encarnación tras encarnación
Lo que amáis, lo que amáis verdaderamente, es la espiritualidad de la vida, de las personas, de los
lugares, de los actos que suceden entre esas personas y en aquellos lugares. Si examinarais vuestras
emociones amorosas desde esta nueva perspectiva empezaríais a apreciar lo que es el amor. Apreciaríais
el amor de vuestro Creador. Apreciaríais el amor de muchos Maestros que han bajado a la Tierra para servir
a la Humanidad.
Apreciaríais a las numerosas almas grandes que han pasado por la Tierra con el único propósito de
ayudar a personas que ni los reconocieron ni, a un nivel de personalidad, desearon conocerlos.
Reconoceríais el amor en el acto de un hombre que clavado a una cruz en la más dolorosa de las muertes,
aún podía decir «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen. » Si entendéis esas palabras, y esa
emoción, entenderéis el verdadero significado del amor.
Vuestra vida se compone de muchos días. Para que cada uno de los días pueda ser vivido
correctamente, y podáis obtener de él el máximo beneficio, es esencial que seáis conscientes de que cada
día es un acto de la existencia espiritual. Conforme pasan los meses y los años, ¿qué es lo que hace que un
día os parezca sobresaliente? ¿Cómo distinguís entre un día y otro? ¿Por qué recordáis un día y deseáis
olvidar otro? ¿Cuando cada mañana despertáis a un nuevo día, pensáis que vais a vivir ese día o
simplemente que vais a existir? Desde luego, tenéis que comer y beber y que procuraros ropas y abrigo,
pero eso son sólo los medios destinados a un fin: mantener el cuerpo físico en un estado equilibrado y
saludable. Su único propósito es permitir al alma funcionar dentro del cuerpo para que pueda cumplir
con el destino que eligió antes de encarnar en la materia física. Por tanto, el propósito de la vida, el
propósito de despertar cada mañana, no es meramente la existencia, el comer y el beber, el preocuparse
por los aspectos materiales de la vida o la sociedad: el propósito de la vida es el cumplimiento del destino
espiritual de cada día
En la sociedad en que vivís hoy es fácil olvidar completamente para qué es el día. Los días se unen unos
con otros. La vida se convierte en una lucha continua por vivir con las cosas materiales o por obtener más
objetos. Deseáis comer al máximo, vivir en una casa soberbia, tener el último coche u obtener los placeres
que creéis necesitar. Pero no es ése el propósito de un día. No encarnáis para llevar una vida de placer, lo
que no quiere decir que tengáis que pasar sin él. Encarnáis para aprender las lecciones de este planeta.
Ese es el motivo de vuestra existencia en la Tierra
Si supieseis que ibais a morir mañana y que el día de hoy es vuestro último día en un cuerpo físico en
esta encarnación, ¿cómo dirigiríais vuestra vida? ¿No seríais completamente conscientes de ese día?
Conforme pasaran cada minuto y cada hora, conforme el sol se levantase y se pusiera, conforme la vida
girase a vuestro alrededor, ¿no seríais completamente conscientes, quizá por vez primera, de la vida y lo
que significa? ¿No sonreiríais y daríais la bienvenida a todo lo que encontraseis, incluso a vuestros
enemigos? ¿No les perdonaríais quizá todo lo que os han hecho? ¿No os esforzaríais por ayudar a la
gente? ¿No miraríais lo que os rodea con una nueva conciencia de lo que significa para vosotros? ¿No
pensaríais más en la vida, en su propósito, en el motivo de que estéis aquí o de que hayáis de morir, en
dónde iréis una vez muertos? ¿No pensaríais en lo que habéis conseguido en esta vida y en particular en lo
que habéis deseado conseguir hoy sabiendo que no vas a estar mañana? Planearíais cada segundo del día
para obtener el máximo beneficio de él. Despertaríais ese día por la mañana sabiendo que es vuestro último
día y lo viviríais tal como vuestro Creador quiere que viváis un día. Pero, lógicamente, nunca os encontraréis
en ese caso, pues aunque hayáis de morir mañana, no lo sabréis.
Los que sois conscientes de la espiritualidad del día, del Sol que está ahí para daros calor y luz, de toda
la creación que os rodea, comprendéis que cada día se os da con un propósito. Estáis aquí para cumplir con
la voluntad de vuestro Creador y, por tanto, cuando os levantáis cada mañana consideráis cuál es la
voluntad de vuestro Creador para cada día y entonces os esforzáis conscientemente por cumplirla. La
lección de la vida en este planeta es un servicio sacrificado al amor, y eso es exactamente lo que debería
motivar todos vuestros actos durante ese día. Vivís cada día para servir a los que os rodean; no sólo a
vuestra familia sino a todos los que encontráis. Eso significa ayudar y no rechazar. Significa sacrificio.
Significa servicio. Significa controlar al pequeño ego que no quiere ayudar porque es inconveniente o
porque desea otras cosas. Significa ser consciente de todas las formas inferiores de vida -el reino animal,
vegetal y mineral- y sentirse responsable ante ellos.
Cada día que vivís miráis con nuevos ojos, no con los ojos de la memoria. Esforzaos por vivir cada día
de nuevo. Renaced cada mañana. Olvidad lo que ha pasado. Empezad cada día como si comenzarais una
nueva vida. Tratad de controlar conscientemente vuestra personalidad. Tratad de mantener esa lengua
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aguda, ese pensamiento maligno. Mostrad buena voluntad y amor a todos y a todo lo que encontréis. Tratad
de ayudar a vuestros compañeros. Si hacéis esto os sentiréis sorprendidos por el cambio que se produce en
vuestra vida. Si todo el mundo en este planeta tuviera el poder del amor durante cada minuto del día,
vuestro Mundo se convertiría en el paraíso que debería ser.
Cuando caminéis por los alrededores de vuestra casa, por el campo o por la ciudad observad la vida que
os rodea como si se tratara de vuestro último día. Mirad por primera vez las cosas que antes habíais
aceptado. Os sorprenderéis de observar cosas que antes no habíais visto y de lo conscientes que os volvéis
del mundo que os rodea Por ejemplo, si para in al trabajo cruzáis con el coche barrios bajos en donde viven
hermanos menos afortunados, no cerrad los ojos diciendo que es algo que no queréis ver. Mirad, observad
y sed conscientes. Reconoced a las personas que viven allí, personas menos afortunadas que vosotros, y
considerad lo que vosotros y vuestra sociedad puede hacer por ayudarles. No viváis en un mundo pequeño
que excluye a los que os rodean, pues si creáis vuestra torre de marfil ésta se vendrá pronto abajo.
La vida es algo más que ir a trabajar todos los días para ganar dinero para vuestra familia, algo más que
cuidar todo el día de la casa y los niños. Todo ello puede ser una parte necesaria de la vida, pero no la
totalidad. Habéis creado hogares, habéis tenido hijos y trabajado en diversos oficios en las encarnaciones
pasadas, y volveréis a hacer lo mismo en las venideras. Lo que debéis buscar es la espiritualidad de la vida
que existe más allá de eso.
La vida debe implicar el darse en todos los aspectos, en sacrificar el «yo» para ayudar a vuestros
compañeros, bendecidlos cuando quisierais maldecidles, en ayudarles cuando piden ayuda, e incluso en
ofrecer ayuda cuando no la pidan. No debéis pensar sólo en la gente de vuestro pueblo, de vuestra ciudad o
de vuestro país, sino en toda la gente del mundo. No apoyéis un gobierno que abogue por un modo de vida
que es contrario a lo que sabéis que es cierto. No ignoréis un problema suponiendo que el gobierno se
ocupará de él. Recordad que es el modo en que penséis y lo que decís lo que cambia a la gente. Mostrad
vuestras preocupaciones y cuidados y encenderéis la chispa en otros.
Si despertáis cada mañana tratando de hacen eso viviréis verdaderamente cada día. No preocuparos por
el mañana o por lo que va e suceden en un año. Preocuparos de vivir cada día como si fuese el último, para
que cuando por la noche reviséis lo que habéis hecho podéis decir: «He hecho todo lo que desearía mi
Creador. » Si podéis hacer eso es que habéis vivido un día con el propósito para el que os fue dado.
El hombre es conservador por naturaleza. Está poco dispuesto a abandonan las costumbres y hábitos
que ha adoptado. No desea rechazar las tradiciones, las creencias ni las ideologías del mundo en el que ha
encarnado y que le han hecho interiorizar conforme pasaba de la niñez a la vida adulta. Pero cuando os
acerquéis al período del año que llamáis Navidad, os pido que lo miréis por una vez con un ojo nuevo, con
una nueva visión. Debéis tratar de quitan de vuestra memoria todo lo que se ha dicho concerniente al
significado de la Navidad. Olvidad lo que os han dicho las Iglesias. Olvidad lo que vuestros padres os han
dicho y traspasado. Olvidad los aspectos comerciales de la Navidad. Dejad de lado todo eso y tratad de
examinar la Navidad por lo que es, no por cómo os gustaría que fuera, no por lo que os han dicho que
debería ser, sino por lo que vuestro Creador quiere que sea.
No es equivocado decir que en el mundo occidental de hoy la mayor parte de la gente ha perdido el
significado espiritual de la Navidad. Sólo unos pocos creen necesario reconocer el acontecimiento; y los que
lo hacen, como están atados por el dogma de sus respectivas Iglesias y religiones, dejan de ver el
significado del nacimiento del Principio Crístico. Por eso os pediréis a todos, con independencia del credo o
dogma que tengáis o incluso aunque no tengáis ninguno, que consideréis conmigo el significado espiritual
de la Navidad.
La Navidad no debe verse aisladamente, considerándola sólo unos cuantos días alrededor del 25 de
diciembre y olvidándola con la llegada del Año Nuevo. Es el hombre el que limita la Navidad a ese corto
espacio de tiempo y la ignora luego el resto del año. La Navidad ha de ser celebrada todos los días del año.
La importancia del periodo conocido como Navidad es que las influencias astrológicas que afectan a la
Tierra, las vibraciones de los grandes Seres de vuestro Cuerpo Solar y de Cuerpos Solares que están mes
allá del vuestro, caen sobre la Tierra para revitalizar la Influencia Crística, el Principio Crístico. Es un tiempo
en el que todos deberíais esforzaros conscientemente, más que en vuestras vidas cotidianas, por considerar
lo que significa el Principio Crístico, por recordar el motivo de que fuera enviado a esta tierra y por examinar
en qué medida lo estáis siguiendo. La Navidad actúa como un recordatorio anual para que todos midáis
vuestro progreso espiritual en el año que ha pasado para que examinéis vuestra conciencia, determinéis
hasta qué punto habéis evolucionado y consideréis el modo en que habéis vivido, y para que os preparéis
para el año siguiente.
Podríais preguntaros: «¿Qué tiene esto que ver con la historia de la Navidad que conozco, con el
hombre nacido hace casi dos mil años en un establo entre animales, los pastores que vinieron a visitarle, los
hombres sabios que fueron a anunciar su llegada, la estrella que brilló sobre Belén, con toda la historia que
está escrita en la Biblia?» No voy a decir si esta historia, tal como está escrita en la Biblia, es enteramente
cierta. No es que los acontecimientos descritos en la Biblia no sucedieran realmente, pero los autores de los
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manuscritos originales escribían en una lengua antigua y con los años que han pasado se ha perdido en las
traducciones gran parte del significado. Por tanto, conforme la conciencia del hombre se ha ampliado o
disminuido, conforme ha dejado de entender o ha deseado ampliar las historias de la Biblia, las ha
cambiado para adecuarlas a la era en que vivía. Os aconsejaría, por tanto, que no deis una fe absoluta a
todo lo que esté escrito en la Biblia. Leedla, meditad sobre ella, extraer lo que vuestra conciencia os
permita, pero no aceptéis servilmente todas les frases que estén escritas en ella. No convertirla en un
dogma o un credo que os separe de vuestros compañeros, pues nunca fue ésa la intención de sus autores
La verdadera historia de la Tierra es compleja. A los científicos aún les queda por descubrir cómo se
formó este planeta y los cambios evolutivos que han tenido lugar sobre su superficie. La comprensión de los
verdaderos procesos evolutivos de esta Tierra exige un alto grado de conciencia. Si no profundizo en ellos
ahora no es por evitar la cuestión sino, simplemente, por simplificarlo en beneficio de quienes lo leerán.
La Tierra que habitéis fue creada por el Ser a quien en el mundo occidental llamáis «Dios. » Sin
embargo, no comprendéis realmente lo que significa ese término. Cada uno de vosotros lo entiende de
acuerdo con su propia conciencia o del modo en que se lo han enseñado sus profesores religiosos, pues
con vuestra limitada conciencia no podéis comprender a vuestro Dios, es vuestro Creador, cuyo espíritu
habita en el Sol, la única estrella verdadera de vuestro Sistema planetario. No podéis entender Su poder, Su
majestad, Su sabiduría ni Su amor, pero fue El quien creó la Tierra, del mismo modo que El creó las otras
partes del Cuerpo Solar, los planetas.
La Tierra fue el último de los planetas creados. Como un niño nacido en la Tierra viene del vientre de su
madre, la Tierra procede del Sol, al igual que los otros planetas vuestro Dios creó esta Tierra con Su Amor.
La creó a través de Su conciencia con el propósito de reflejar el Amor Universal. Con ayuda de Su siervo, el
Señor de la Tierra, que habita dentro del planeta, creó todas las criaturas y condiciones de vida que existen
en la Tierra, y todo era perfección. En este estado de perfección vuestro Creador hizo al hombre. Cuando en
la historia de la Navidad se habla del parto de la Virgen se está refiriendo al nacimiento del hombre, no al
del Nazareno. El Nazareno no nació fuera de la Ley Natural: nació de la unión de hombre y mujer.
El hombre perfecto, si así se le puede llamar, vivió y habitó la Tierra junto con los ángeles, con los seres
de perfección que trasmiten la voluntad y el amor de vuestro Creador por todo su Universo. Durante eones
de tiempo el hombre habitó en perfección junto con los ángeles. Luego, por razones en las que ahora no
entraré porque no podríais concebirlas, los Señores del Cuerpo Solar decidieron que para la nueva
evolución del hombre, para permitirle el avance de su conciencia, para que fuera una perfecta imitación de
su Creedor y ejemplificara su sabiduría y conocimiento, se le daría el don divino de la libre elección. Tenía
que utilizar ese don para el progreso de su conciencia. Aprendería con el ejercicio de su libre elección.
Aprendería lo correcto de lo equivocado, la luz de la oscuridad, la alegría de la tristeza, la bondad de la
maldad, y durante eones de tiempo su conciencia avanzaría pon el lento camino de la evolución.
Aunque reconociendo que no se trataba de una tarea sencilla, de algo que pudiese lograrse en un
pestañeo, pero recordando no obstante que el tiempo espiritual es intemporal, el hombre renació sobre le
Tierra poseyendo las cualidades inherentes de su Creador. Tenía que desarrollarlas y perfeccionarlas, pues
poseía, como todos vosotros hoy en día, el potencial de su Creador. Al hombre le correspondía, conforme
avanzaba por los diversos niveles de existencia dentro de este Cuerpo Solar, avanzar su conciencia. Por la
naturaleza de su tarea, el hombre no estaría solo. Tendría huéspedes angélicos para guiarlo y aconsejarlo.
También contaba con los seres que habitan en otros planetas del Cuerpo Solar que han existido mucho
antes que él. No cumplen funciones similares a las del hombre sobre le Tierra, no tienen las mismas formas
de vida que el hombre, pero en sus campos evolutivos particulares llevan mucho camino adelantado y
pueden ayudar al hombre si éste lo desea
Cuando se le concedió le libre elección, al hombre se le añadió el don de la creación. Es una de las
pocas chispas de conciencia de este Cuerpo Solar que tiene el derecho de reproducirse. El hombre
puede crear cuando lo desee. Era un don por el que se sintieron atraídos los ángeles que fueron enviados
para guiarle y para caminar mano con mano junto a él, pues ellos no lo poseen. Pon tanto, como podéis leer
en el Génesis, el primer pecado tuvo lugar cuando algunos de los ángeles cohabitaron con el hombre y
crearon a partir de su propia conciencia en lugar de la imitación de su creador. Desde aquel momento se
introdujo en la Tierra lo erróneo, el desequilibrio y la desarmonía, y el hombre perdió su pureza espiritual.
Pasaron eones de tiempo mientras el hombre evolucionó lentamente y desarrolló su conciencia. Las
civilizaciones surgieron y cayeron. Hubo períodos de gran espiritualidad seguidos de períodos de oscuridad
en los que el amor del Creador no fue reflejado por sus siervos de la Tierra. Conforme grandes civilizaciones
iban y venían, el hombre, mediante su ansia de posesiones materiales y el deseo de poder sobre sus
compañeros, mediante su falta de comprensión de su verdadera naturaleza y de le existencia de la Tierra,
mediante su incapacidad para ver más allá de su vida presente, redujo el nivel vibratorio de la Tierra a un
estado tan desequilibrado que afectó a otros miembros del Cuerpo Solar.
Como consecuencia de ello, los Señores del Cuerpo Solar se reunieron con el Señor de la Tierra para
decidir lo que debía hacerse para que el hombre pudiera ver su error y pudiera ser redimido, para que el
hombre pudiera ver el propósito de su existencia sobre le Tierra y pudiera ver lo que tenia que conseguir y el
modo de conseguirlo. Vuestro Creador, que ama este planeta, este reflejo de Su amor, hizo el sacrificio
supremo ofreciendo enviar una parte de Sí Mismo a la Tierra para enseñar a los que en ella habitan el
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ejemplo que debían seguir. Esta chispa de vida, este aspecto de la conciencia, la sabiduría de vuestro
Creador, fue llamada El Cristo. Veréis por tanto que el término Cristo no se refiere a un hombre. El
Nazareno no era El Cristo. Este era un principio, el reflejo de la sabiduría de vuestro Creador.
A través de eras, conforme civilizaciones surgían y desaparecían, conforme las influencias astrológicas
sobre la superficie de le Tierra cambiaban, conforme las cuatro razas mayores fueron y vinieron y cumplían
sus funciones, el Principio Crístico fue enviado a intervalos sobre la Tierra con la ayuda de grandes
Maestros, como el Nazareno. Estos grandes Maestros se ofrecieron a bajar a la Tierra el Principio Crístico
para que el hombre pudiera ver lo que Ello demostraba. No es el Nazareno el único Maestro que ha
demostrado el Principio Crístico. La Civilización Occidental no es la única a la que se le he demostrado el
Principio. Ha bajado a la Tierra muchas veces, pues con el nacimiento de cada nueva Era el Principio
Crístico es demostrado para donar al hombre un ejemplo que pueda seguir de acuerdo con su punto de
conciencia. Obviamente, hoy sois conscientes de la expresión Crística que mostró el Nazareno para la Era
de Piscis. Os estáis aproximando al final de esa Era, y con el amanecen de la Era de Acuario el Principio
Crístico vendrá a la Tierra de nuevo. Habrá un retorno del Cristo.
El Nazareno, ensombrecido por el Principio Crístico demostró, incluso aunque fuera hace dos mil años,
el modo en que se esperaba que viviera el hombre, cómo debía tratar a sus compañeros, cómo tenia que
disciplinarse, cómo iba a evolucionar mientras vivía en su cuerpo físico sobre la Tierra. Al hombre de Piscis
se le dio un ejemplo que podía seguir si lo elegía. Sobre todo el Nazareno demostró les Leyes Naturales del
Universo en que vivís. Sus «milagros», descritos en la Biblia, son ejemplos del funcionamiento de la Ley
Natural. También vosotros podríais realizar esos actos si poseyerais su sabiduría y conocimiento.
Por tanto, el Nazareno no debe ser colocado en un pedestal y venerado como un Dios. Sus enseñanzas
no deben ser convertidas en un credo, en un dogma, pues no desea eso. Vino como un siervo para traer el
Principio Crístico y que otros lo siguieran. No dijo que su nacimiento debería convertirse en una celebración,
como han hecho vuestras Iglesias de hoy. No pidió que celebrarais su nacimiento. Es el hombre quien, al no
entender por qué vino y lo que trató de hacer, ha creado esta mística, esta aura, alrededor del nacimiento
del Nazareno. Prestad atención a la vida del Nazareno. Leed lo que dijo, meditad sobre ello y obtener su
significado a partir de vuestra propia conciencia. Para cada uno será diferente, pues todos os encontráis en
distintos estadios de conciencia conforme camináis por el sendero de la vida.
Cuando se acerquen las Navidades no penséis en el Nazareno, sino en lo que demostró. Pensad en lo
que enseñó y, mirando su vida, pensad en lo que ha revelado e aquellos que lo han seguido. Es evidente
que las almas de conciencia limitada no serán capaces de recorrer ese camino. Para la mayor parte de
vosotros ese camino está muy en el futuro, pero todos podéis esforzaros, cada uno hasta un grado limitado,
por seguir ese Principio Crístico. La Navidad es el aniversario del nacimiento del Principio Crístico, y os pido
que por primera vez en vuestras vidas tratéis de reestablecer el verdadero significado de la Navidad. Es el
tiempo, en que, ayudados por las influencias de los planetas, los Maestros y los Altos Seres que os rodean,
podéis establecer cómo vais a vivir por el resto de vuestras vidas.
Se os dice que la Navidad es para los niños. No es cierto. La Navidad sólo es pera los niños en cuanto
que ven el ejemplo de sus padres. Son los padres quienes deben demostrar el significado de la
Navidad. Si en el día de Navidad los padres se permiten caer en un grosero materialismo como han hecho
durante el resto del año, entonces sus hijos seguirán su ejemplo. La Navidad no es decoraciones y luces, el
recibir y el dar regalos. Eso es lo que el hombre ha hecho de ella por su limitada conciencia.
Cuando se acerque la Navidad, deteneos a pensar en vuestro interior. Ved si, con toda humildad, podéis
ver la luz de Cristo, la luz del autosacrificio. Ved si podéis descubrir allí el reconocimiento de vuestra vida
como una parte del todo en oposición al reconocimiento de vuestra vida como un ser puramente centrado.
¿Podéis empezar por sacrificaros a esa totalidad, diciendo que no es lo que vosotros deseáis sino lo que
vuestro Creador desea, que no es lo que vuestra familia necesita sino lo que necesita el Mundo? ¿Podéis
empezar a reconocer esa luz de Cristo y aceptarla? Quizá podáis empezar con el reconocimiento de que la
manifestación física de la Navidad creada por el hombre -el encanto de las decoraciones, el oropel y les
luces, el dar regalos, la comida y bebida excesivas, la creación de placeres- está en completo contraste con
la verdadera expresión de la Navidad. Sin embargo, bajo toda esa superficialidad y autogratificación hay un
sentimiento de buena voluntad que al hombre le resulta difícil explicar. Todo lo que sabe es que se produce
durante la Navidad, dura un corto periodo de tiempo y luego desaparece. Pero durante unos días
inapreciables el hombre tiene un conocimiento inconsciente del Cristo, pues con el cambio de la expresión
anterior de su propio ser, alterando sus puntos de vista sobre la vida, aunque sólo sea por unos pocos días,
ha empezado a entender el significado del Cristo y el modo de transformar no sólo su propia vida sino
también esta Tierra sobre la que vive. Lo que sentís en Navidad no debe ser la excepción sino la regla, pues
en esos días podéis saber cómo debería vivirse en esta Tierra durante todo el año. El sentimiento de buena
voluntad hacia los hombres no debería existir sólo en Navidad debería ser eterno.
Ser conscientes de que en Navidad tenéis la responsabilidad de decir que haréis viva la Navidad no por
un día, ni pon un mes, sino por un año. Los seres motivados y mejorados por la luz de Cristo reconocerán
que el espíritu de la Navidad debe existir no sólo en ese tiempo sino durante todo el año. Sed conscientes
de que es vuestra evolución y no la de ningún otro, que es vuestra conciencia y no la de nadie más la que
es responsable de determinar el modo en que conduciréis vuestras vidas durante el resto del año. Las
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próximas Navidades podéis empezar a llevar vuestras vidas tal como deberían ser llevadas durante todo el
año y una vez alcanzado ese pináculo, que hayáis alcanzado y experimentado ese punto de entendimiento,
¿podréis mantenerlo para que en el futuro podáis mirar hacia atrás y decir que verdaderamente habéis sido
dignos de lo que se os ha dado como una verdad sagrada: la luz de Cristo?
Os pido a todos que penséis en cómo cambiar vuestras Navidades para que no sean las del pasado, las
de la indulgencia y el exceso. Que sean unas Navidades de auténtica entrega, de ayuda real, de conciencia
real. Tratad de utilizar las influencias que llueven sobre vosotros en ese tiempo para que todos podáis
incrementar vuestra conciencia y reflejar el amor de vuestro Creedor, de modo que la buena voluntad
regrese a la Tierra.
DINERO Y POSESIONES
Si le preguntáis a cualquier adulto del mundo occidental de hoy por el factor de su vida que más le
preocupe, por el factor que más ocupa su mente consciente, probablemente dirá que el dinero. Voy a hablar
ahora, por tanto, del dinero y las posesiones. Conforme vaya hablando iréis viendo que el tema del dinero
no puede verse aisladamente de otros aspectos de la vida que os rodean. ¿Por qué? Porque el dinero es el
poder motor de le sociedad de hoy. Si el valor del dinero desapareciese en quince días, toda la estructura
de la sociedad occidental colapsaría. A un nivel internacional, conforme la fuerza de la moneda de un país
sube o baja, también varia su estatus y posición en el mundo. Un país rico tiene influencia y poder en una
conferencia internacional, pero un país pobre no. A nivel individual, por regla general, una persona rica tiene
más influencia en le sociedad de hoy que una pobre. El hombre ha creado una sociedad material, cuya base
son las posesiones, y le apoya con su sistema monetario. Es difícil, por tanto, evitar el sistema, incluso para
aquellos que no desean unirse a él.
Como es de suponer, en el mundo del dinero hay poco sitio para la espiritualidad, pues el mismo acto de
poseer tiene en sí mismo una vibración no espiritual. Pero, ¿a qué llamáis en realidad posesión? Nada os
pertenece nunca. Ningún aspecto de le materia de este Tierra, ya sea un trozo de tierra, una franja de mar,
una planta o un animal es vuestro para comprarlo y venderlo. Quizá penséis que porque habéis pagado
dinero a otra persona para compran un objeto poseéis éste; pero esa persona no tiene derecho a
vendéroslo ni vosotros a comprarlo, pues la materia de esta Tierra no os pertenece e vosotros sino al Señor
de esta Tierra. Sólo se os ha prestado.
Nada poseéis en verdad, pues aunque creáis que tenéis algo, sólo lo poseéis hasta que otro os lo quite,
o hasta que se destruye, o hasta que abandonáis vuestro cuerpo físico con la muerte para pasar a otro nivel
de la vida. El acto de poseer no puede ser nunca final. El hombre debería apreciar esto, y comprender que
toda la energía y tiempo que pase tratando de poseer cosas materiales se pierde porque, aunque puede
producirle un beneficio temporal, o eso cree él, su posesión jamás será permanente. El riesgo de incurrir en
karma para sí mismo y para los que lo rodean, ante el Señor de esta Tierra y los Señores de la Materia.
Verdaderamente, un hombre que posee muy poco puede llevar una vida más fructífera que un hombre que
posee mucho.
Toda le estructura de la sociedad de hoy se basa en el dinero. La gente trabaja para ganar dinero. Casi
todo el mundo estaría de acuerdo conmigo si les dijese que no trabajarían sí pudieran ganar u obtener el
dinero de otro modo, Por tanto, su motivación para el trabajo es errónea, pues no trabajan porque
quieren, sino porque tienen que hacerlo: necesitan dinero. En la sociedad de hoy, desde luego, tenéis
que tener dinero. Nadie puede negar esto, y como la sociedad está establecida de este modo tenéis que
ganar dinero para vivir en esa sociedad. Tenéis que comprar ropas y comida, que compran o alquilar una
casa; y por tanto es preciso gañiré dinero. Me gustaría deciros que aunque podáis pensar que esto es
normal, y que el dinero es una parte esencial de cualquier sociedad civilizada, no siempre ha sido así. En
algunas antiguas civilizaciones avanzadas, aún no descubiertas por el hombre, no se utilizaba el dinero.
Resulta posible vivir sin dinero -y ciertamente es deseable-, pero hoy en día es obvio que no podéis por
tanto, debéis preocuparos por el modo en que utilizáis ese dinero que tenéis y por decidir hasta qué punto lo
necesitáis realmente.
El modo en que está estructurada vuestra sociedad en este tiempo ha hecho que el dinero se convierta
en una droga. Ya ganáis mil, dos mil o incluso cien mil dólares al año siempre necesitáis más, o en realidad
creéis que necesitáis más. Una persona que gane mil dólares quizá será feliz ganando cinco mil. La persona
que gene cinco mil quizá será feliz con diez mil; y así en progresión. Pocas personas se encuentran
satisfechas con el dinero que ganan ¿A qué se debe esto? Porque para ellos el dinero significa posesiones.
Con más dinero pueden obtener mas posesiones, más cosas que pueden llamar suyas: casas mayores y
más grandes, coches más caros, más ropas de las que necesitan. Pueden hacer vacaciones más costosas
y comprar decoraciones más caras para ellos y sus hogares. ¿Con cuánta frecuencia piensa el hombre en
el dinero que necesita realmente para vivir, y no para otras cosas? Si el hombre tuviere justamente el dinero
para vivir y no consiguiese ningún extra para gastar en posesiones, no preocupándose tanto por lo que
posee, ¿en qué emplearía su tiempo libre? ¿Acaso no empezaría a apreciar más a sus compañeros y a la
naturaleza que le rodea? ¿No empezaría a pensar en la espiritualidad, en Dios, en la Creación, en la Tierra
en la que vive? A un hombre que tiene muchas posesiones le resulta difícil pensar en asuntos espirituales,
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pues su mente está totalmente absorbida por el dinero y las posesiones. Los que tienen dinero están
preocupados por perderlo e invierten para producir más, y los que no lo tienen buscan constantemente
obtenerlo por los placeres que piensan les proporcionará.
Evidentemente, estas observaciones no están dirigidas a la gente relativamente pobre de una sociedad
en la que hay pobreza real, y que necesitan mas dinero no ya para mantener sino para mejorar su estándar
de vida de modo que puedan llegar a un aceptable nivel de humanidad. Las personas que ganan mucho
dinero deberían ayudar a los otros, a aquellos que realmente lo necesitan. Vuestros gobiernos, que tienen
esta responsabilidad, deberían hacerlo automáticamente como si fuera una función suya. Estos comentarios
están dirigidos a quienes ganan mucho dinero, a quienes tienen de sobra.
En la Biblia hay una historia de un hombre rico que le preguntó al Nazareno «¿ Qué he de hacer para
heredar la vida eterna?» El Nazareno contestó: «Obedece los mandamientos, vende todo lo que posees,
dáselo a los pobres y sígueme. » Pero el rico no pudo hacerlo porque valoraba sus posesiones por encina
de su espiritualidad, y se marchó entristecido. Todos deberíais prestar atención a esta historia, pues es
importante, lo mismo si poseéis mucho dinero como si poseéis poco. Sí colocáis vuestras posesiones por
encima de vuestro Dios, por encina de vuestra responsabilidad ante vuestros compañeros, entonces éstas
os dominarán. Podéis venerar a Dios o a Mammón, y esto es lo que es Mammón, los ídolos del hombre y,
verdaderamente, los ídolos de la Era presente son el dinero y las posesiones. Ha habido eras en las que
nadie poseyó nada, pero el hombre de hoy tiene sus posesiones y, una vez que ha pagado dinero por ellas,
cree que son suyas y que nadie más debe utilizarlas.
Examinemos ahora vuestra responsabilidad hacia vuestro dinero y posesiones. Examinemos, en primer
lugar, el modo en que obtenéis ese dinero. Si realizáis un justo trabajo diario y el patrono os paga un salario
justo, el dinero justamente ganado tiene un valor espiritual además de material. En el campo de las
relaciones industriales de hoy, en donde tantos chantajes y presiones se utilizan por ambas partes, aunque
una de las partes pueda pensar que ha ganado, no se trata de verdaderas ganancias, pues cualquier
condición de servicio obtenida a través de una motivación errónea, en contra de la Ley Natural, es indigna.
Podréis pensar que esas ganancias tienen algún valor, pero no es así. A corto plazo podéis pensar que
habéis ganado algo, pero a largo plazo la Ley del Karma lo igualará siempre. Hay quienes ganan su dinero
inmoralmente; y con esto me refiero a los que explotan a uno de los Reinos de la Naturaleza. El dinero
ganado de este modo no tiene valor espiritual.
Deberíais examinar el motivo de que trabajéis. ¿Lo hacéis para ganar dinero para vosotros y vuestra
familia o trabajáis para ayudar a los otros? ¿Tenéis un negocio en beneficio de vuestros compañeros los
hombres o en beneficio propio? Es importantísimo que todos los que tengáis negocios establezcáis vuestra
motivación, pues todo lo ganado con motivación errónea es indigno en valores espirituales y recogeréis el
efecto de la Ley Natural. Puede que no sea un efecto inmediato, pero vendrá con el tiempo, pues así como
sembráis así recogeréis. Los que en vuestra sociedad de hoy ganan mucho dinero, los que tienen poder e
influencia, tienen una responsabilidad diez veces mayor que los que ganan muy poco. Sí controláis una gran
fábrica en la que trabajan muchos hombres, tenéis grandes posibilidades de incurrir en karma si no los
tratáis con responsabilidad.
Si las grandes naciones no tratan a las pequeñas con responsabilidad incurren también en karma, al
igual que los países ricos que no comparten con los pobres. Sí pensáis en los países del mundo de hoy
encontraréis algunos que acumulan sus recursos naturales, sus minerales y alimentos, y que no los
comparten con otros a menos que reciban un pago por ello hay países que producen alimentos y los
destruyen para mantener un precio artificial mientras que gentes de otras partes del mundo mueren de
hambre. Tanto los países como los individuos concernidos están incurriendo en un doloroso karma, pues
demuestran valorar más a sus posesiones que a su Creador. El Creador está en todos los hombres, y, por
tanto, sí no valoráis a quien os ha creado, a la Tierra y a todo lo que hay en ella por encima de vuestras
propias posesiones, todavía os queda mucho que aprender, y el aprendizaje será doloroso.
Quizá digáis: «¿ Cómo puedo cambian mí actitud con respecto al dinero? Me gustaría llevar una vida
basada en auténticos valores, pero me resulta difícil en la sociedad de hoy. » En primer lugar, debéis
empezar por reconocer que el dinero es simplemente una posesión y que no importa si ganáis o perdéis
posesiones. Lo importante es cómo las ganáis y cómo las perdéis. A menos que estéis entre los muy
pobres, sentiros satisfechos con vuestro actual nivel de vida y no esforzaros por mejorarlo, pues ese
esfuerzo está apoyando el mismo sistema que deseáis cambiar. Sí continuamente queréis más posesiones,
estáis apoyando la estructura de la sociedad que, según habíais decidido, no ayuda a la espiritualidad del
hombre
Recordad siempre que vuestras posesiones no son realmente vuestras. Quizá pensáis que las poseéis,
pero sólo es así mientras estáis encarnados. No podéis llevaros las posesiones a la tumba, ¿por qué,
entonces, darles tanta importancia mientras estáis vivos? No aferraros a las posesiones como sí vuestra
vida dependiera de ellas, pues no tienen esa importancia. Recordad que necesitáis dinero para tener un
hogar, comprar comida y vestiros, pero una vez logrado eso, ¿qué otra cosa necesitáis realmente? Sí
fuerais una persona espiritualmente motivada, cuando tuvieseis casa, ropas y comida daríais el resto a
quienes lo necesitan más que vosotros. Una persona evolucionada, que ejemplifique verdaderamente el
Principio Crístico, daría su dinero a los pobres antes de pensar en él. Si todos hicierais esto os
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sorprenderíais de cómo vuestro Creador os cuida.
Se dijo en la Biblia que si pedís recibiréis. Podréis decir que hay gente en este mundo que pide pero no
recibe, que incluso muere de hambre. No voy a entrar en este momento en el tema del karma de las
naciones o de los individuos que sufren de ese modo, pero al igual que los cabellos de vuestra cabeza, sus
muertes son numerosas. Todo sucede por una razón.
A vosotros os corresponde ayudar a vuestros compañeros. Si vivís en una tierra rica, ayudad a los que
viven en tierra de escasez. Sí vuestro país tiene mucho dinero, debería dar para ayudar a los países que lo
necesitan. Sí vuestro país tiene muchos recursos naturales, debería compartirlos con cualquier país del
mundo que los necesitara. Recordad que la Ley del Karma, de la Causa y el Efecto, os pagará mucho más
de lo que recibirías en moneda corriente, pues así como ayudéis a los otros así seréis ayudados. Examinad
vuestra motivación en todo lo que hacéis con vuestro dinero y vuestras posesiones. Recordad que algunas
de las personas más sabias, más felices y más espirituales que han pasado por esta Tierra no poseían
nada. El Nazareno pertenecía a una familia pobre que sólo poseía las ropas que les cubrían y que era
alimentado por aquellos con quienes estaba; sin embargo, ejemplificaba el Principio Crístico para el Mundo.
Ese es el ejemplo. No necesitáis dinero o posesiones para ser como el Cristo. Es mejor no tenerlas. Han
existido sociedades donde la gente vivía junta en comunidad, sin dinero, creciendo y haciendo lo que
necesitaban. Podría hacerse hoy. En todo el Mundo, los hijos de la Nueva Era se están esforzando por
conseguirlo, por establecer pequeñas comunidades que no estén basadas en el dinero o las posesiones. No
despreciéis esta idea hasta que no la hayáis intentado. Si habéis tenido posesiones toda la vida, ¿no será
difícil abandonarlas? Al final las posesiones os poseen, y al poseeros os niegan vuestro pleno derecho
espiritual.
Tened cuidado los que tenéis dinero y posesiones, pues podríais estar creando gran karma para
vosotros mismos. Debéis manejar con responsabilidad vuestro dinero y posesiones, pues de otro modo la
Ley del Karma decretará para vosotros una encarnación en la que seáis uno de los millones de personas
que viven en la pobreza y mueren de hambre en un país lejano.
La estructura de la sociedad de hoy es tal que el sistema monetario del mundo colapsará pronto. El
dinero en el que depositáis tanta fe y seguridad no valdrá pronto de nada. No se puede permitir que
continúe la situación actual, en donde los países ricos siguen enriqueciéndose y los pobres
empobreciéndose. El valor del dinero y las posesiones cambiará. Cuánto mejor sería si hubierais cambiado
vuestros valores antes de que eso ocurra. Sí sois capaces de mirar a vuestra cuenta bancaria y vuestra
casa y decir que podríais abandonarlas sin dolor ni remordimiento Si tuvierais que hacerlo, entonces tenéis
la cantidad adecuada de dinero y posesiones. Pero si decís que no podéis hacer eso porque las necesitáis,
porque tenéis que tenerlas, entonces poseéis demasiado.
Os pido que examinéis la fuerza y el motivo en que se basa vuestra vida. ¿Es el dinero o la
espiritualidad? No quiero decir que no puedan ambos ir juntos, sino que el equilibrio debe estar ahí. El
equilibrio de la espiritualidad es que no poseáis ni os esforcéis por poseer más de lo que vuestro Creador
pensaba para vosotros. Sí poseéis mucho mientras otras personas no poseen nada, resulta evidente que
existe un desequilibrio. El hecho de que tengáis tantos problemas en vuestro mundo de hoy, tanto entre
razas como entre individuos, tiene casi siempre la causa en el dinero y las posesiones. Lo que vosotros
tenéis, otro lo necesita. Lo que estáis tratando de poseer, otro tratará de impedíroslo.
Recordad que sois hijos de Dios, que estáis viviendo en Su Tierra junto con la materia de la Tierra y que
nada os pertenece. Lo único que poseéis es vuestra conciencia. Es lo único que os llevaréis con vosotros
cuando abandonéis el cuerpo físico. Mucho mejor será, por tanto, que progrese esa conciencia.
MEDICINA
Hoy en día, el hombre del mundo occidental ha colocado la profesión médica en un pedestal, rodeándola
de un aura de infalibilidad. No desea desafiarla ni atacarla, o aceptar que pueda tener graves fallos. Voy a
pediros ahora, no obstante, que consideréis que la profesión médica se equivoca en sus creencias y
prácticas y está engañando al hombre. En las grandes civilizaciones que existieron en el pasado, muchas
de las creencias que hoy sirven de apoyo hubieran sido rechazadas por considerarlas acrísticas y no
espirituales. Pero el hombre de hoy acepta lo que afirma la profesión médica y se muestra de acuerdo en
gran parte con sus juicios porque ha evolucionado gradualmente hasta su posición presente a través de
siglos de la Era de Piscis. Sin embargo, como ahora estáis entrando en la Era de Acuario, gran parte de lo
que se acepta hoy como normal será rechazado, y me gustaría presentar a vuestra consideración unos
cuantos pensamientos de modo que, especialmente la próxima vez que estéis enfermos, exploréis otros
tipos de tratamiento.
Una de las grandes diferencias entre la medicina de hoy y la de las eras pasadas es que el hombre sólo
recurre a la actual cuando está enfermo, mientras que en el pasado su propósito era prevenir la
enfermedad. El hombre de hoy no suele ir al doctor hasta que está verdaderamente enfermo, hasta que
tiene tanto dolor que no puede cumplir una función útil en la vida. Acude entonces al médico como a un
último recurso, esperando que éste ponga en marcha la «magia» de su profesión y le cure, cuando en
realidad, aunque el doctor puede ser capaz de aliviar el dolor, y de efectuar una cura en algunos casos de
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enfermedad menor, ninguna enfermedad mayor suele ser curada. El hombre tiene que recurrir entonces
a otros medios, como por ejemplo la cirugía, para acabar con la enfermedad, para eliminar del cuerpo la
parte enferma, pues cuando la enfermedad se ha establecido con firmeza en el cuerpo físico el hombre no
suele poder curarla.
Una de las cosas en las que la medicina del futuro cambiará de actitud frente a la enfermedad es que el
énfasis se pondrá en la prevención más que en la cura. El hombre entenderá que debe ir una o dos veces al
médico por año tanto si está enfermo como si no. Este médico puede compararse con el médico de
cabecera de la familia de hoy en día. Llevará al paciente a una sala especial, y mediante el examen del aura
electromagnética que emane del cuerpo del paciente podrá decir a primera vista si esa persona tiene buena
o mala salud. Antes de que la enfermedad se manifieste realmente, el doctor podrá decirle a un paciente
que tiene posibilidades de que se manifieste, o bien que hay deficiencias en su cuerpo, causadas por la
dieta o su modo de vida, y el paciente podrá actuar para impedir que se produzca la enfermedad.
Si pudierais ver las emanaciones áuricas del hombre lo veríais rodeado por muchos colores, pues todo
nivel vibratorio se manifiesta como un color diferente. El ojo experimentado puede decir la naturaleza de la
enfermedad de una persona a primera vista. Puede decir si una persona tiene una enfermedad en la
cabeza, el corazón o los intestinos por las emanaciones de color que le rodean. Además puede detectar la
enfermedad antes de que se manifieste, pues no ve lo físico a lo que se enfrentan vuestros doctores de hoy
en día, sino lo prefísico. En todo el país habrá en el futuro doctores con la función de impedir la enfermedad;
y para los pocos que realmente la sufran habrá un grupo muy especializado, muy poco numeroso, que
tratará de curarla una vez que se haya establecido en el cuerpo. El grupo, a diferencia de hoy en día, estará
compuesto por gentes de gran espiritualidad. Entenderán las Leyes Naturales del Universo y las
propiedades curativas de los rayos cósmicos, con los que podrán curar a la gente. El Nazareno, por
ejemplo, que realizó muchas curas que están mas allá de la comprensión y poder de la medicina de hoy, no
era doctor.
Los cirujanos y sus teatros de operación no estarán presentes en la Nueva Era, pues no se les
necesitará. El hombre que esté enfermo acudirá a una persona espiritual capaz de curarlo utilizando los
rayos de color y luz del sol reflejados a través de prismas sobre las partes del cuerpo que requieren
curación. Sin embargo, siempre habrá algunas personas que tengan enfermedades por razones kármicas, y
éstas, lógicamente, no tendrán curación.
Si comparáis lo que acabo de decir con la medicina de hoy os daréis cuenta de lo diferentes que son. El
modo en que la profesión médica ha avanzado en los últimos cien años ha dado como resultado el que
todas sus ideas y experiencias se dirijan a un canal muy estrecho. El énfasis se ha colocado ante todo en la
investigación de la enfermedad, en el modo de identificarla y destruirla, más que impedirla utilizando
métodos distintos a la vacunación, que implica una violación del cuerpo. El hombre ha perfeccionado
medios quirúrgicos, tanto externos como internos, que tratan de curar destruyendo, cortando partes que
están enfermas y reemplazando las inservibles. No me corresponde a mí decir que estos métodos son
equivocados y que el hombre no debería utilizarlos, pues ¿cómo puede reemplazar un sistema que ha sido
comprobado y practicado por los médicos de hoy si no hay sustituto verdaderamente disponible?
Para toda enfermedad conocida del hombre en esta Tierra de hoy hay un antídoto, una cura en el Reino
Vegetal en las flores, bayas, frutas, hierbas, arbustos, raíces y árboles. Todas las enfermedades que
afectan al hombre de hoy pueden ser curadas con el conocimiento de estos aspectos de la Naturaleza.
Incluso las tribus no civilizadas a las que el hombre occidental llama primitivas -y que lo son, por supuesto,
en algunos aspectos- pueden realizar las curas más sorprendentes utilizando cortezas de árboles, raíces de
plantas o ciertas bayas; curas que el hombre moderno sólo puede conseguir con el uso amplio de la cirugía,
cortando órganos y cosiendo. Lógicamente, el hombre no puede pasar de inmediato a la cura por hierbas,
ya que no dispone del conocimiento necesario, pues aunque existen algunos libros sobre el tema, este arte
no se practica ampliamente en el mundo occidental. Pero en los años venideros encarnarán determinadas
almas que restablecerán el arte de la medicina por hierbas. Con el tiempo, ésta será reemplazada por los
métodos más avanzados de curación que mencioné antes, pero el primer paso hacia ellos será la curación
por métodos naturales en oposición a los artificiales.
Si hoy estáis enfermos tenéis poca alternativa frente al consejo del médico, pero me gustaría deciros
unas palabras de precaución, pues los médicos de hoy no conocen realmente le espiritualidad del hombre.
Si la conocieran no cortarían el cuerpo con sus cuchillos ni introducirían en él algunas de has drogas que
aconsejan. Cuando la medicina moderna trata de curar cierta enfermedad en el cuerpo físico, introduce
drogas de tal fuerza y variedad que, aunque pueden curar la enfermedad presente, destruyen mucho más,
produciendo a menudo nuevas enfermedades que pueden no manifestarse durante muchos años.
Podríais decirme: «Está muy bien criticar la medicina moderna, pero seguramente el mundo es más
saludable cada año. » Esto es verdad hasta cierto punto, pues cada año el hombre adelanta en sus hábitos
de higiene y su entendimiento de la enfermedad. Ha investigado los microbios y bacterias, y hoy en día,
hablando en términos generales, les enfermedades contagiosas son conocidas y pueden ser controladas.
Sin embargo, si examináis de cerca el hombre occidental os sorprenderéis de la poca salud que tiene en
realidad. Si comparáis al hombre de hoy con el hombre de hace doscientos años no os quedaría duda de
quién es el más saludable; a buen seguro no el hombre de hoy. No hay que condenar por ello a los
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médicos; en gran parte el responsable de la condición en que se encuentre el hombre del siglo veinte es su
modo de vida. El hombre no debe tratar su cuerpo como lo hace, con sus comidas y bebidas erróneas, su
horario erróneo y la atmósfera polucionada que respira sin causar enfermedades.
Lo que verdaderamente daña al cuerpo humano son las drogas que introduce en él, cuyos efectos no
puede entender. Un doctor utiliza un medicamento para conseguir un resultado particular -tranquilizar a una
persona, aliviarle el dolor, incrementar el flujo sanguíneo-, pero ¿qué otro efecto tiene esa droga? Muchos
de los medicamentos que utiliza hoy el mundo occidental son innecesarios, pero el hombre está tan mimado
que cualquier síntoma o dolor causado por el mal uso de su cuerpo es considerado como indeseable y,
debe desembarazarse de él inmediatamente. Si tenéis un dolor de cabeza tomáis una píldora. Sí tenéis
cualquier dolor, tomáis una píldora. Para todas las enfermedades del hombre hay una píldora. Con
independencia de que sirva o no, la tomáis por el confort mental que os produce. Hay muchas personas
hipocondríacas. En algunos aspectos podéis condenar a los doctores por inclinarse ante les demandas de
los pacientes, pero hay ocasiones en que a un médico le gustaría decir: «Sugiero que se vaya y sufra, y la
próxima vez aprenderá a cuidar de su cuerpo. » Pero, lógicamente, son pocos los que tienen el valor de
hacerlo.
Siempre que vuestros cirujanos abren un cuerpo lo violan, por lo que aconsejaría a cualquiera que
tuviese que sufrir la cirugía que examinase antes cuidadosamente su necesidad. Compararía un cuerpo
enfermo con una aldea en la que hay una enfermedad predominante, y en vuestra determinación de
destruirla y aseguraros que no se esparza quemáis toda la aldea. Quizá destruyáis la enfermedad, pero
destruís también la aldea con su vida y sus propósitos. Quizá sea esto lo que sucede con la cirugía, pues
aunque un cirujano corte partes enfermas del cuerpo, el hecho mismo de que esas partes no estén
presentes produce una gran desarmonía dentro del cuerpo y afecta también a la espiritualidad de la
persona. El hombre de hoy, que sólo es capaz de ver su cuerpo físico, se sorprendería si elevase sus
vibraciones sólo un poco y viese el aura, el cuerpo etérico, de un hombre que ha sido sometido a le cirugía.
No es una visión agradable, pero no siendo ni siquiera conscientes del cuerpo etérico, vuestros cirujanos
siguen operando. Hoy es casi una tendencia el cortar en lugar de curar, pues resulta mucho más sencillo.
Me doy cuenta, desde luego, de que hay muchos casos en los que la cirugía es deseable. Parte de ella
es buena. No digo esto para estimular su uso, sino porque el hombre, en su estado actual de evolución no
conoce otro medio de curar. Por ejemplo, una persona con una hernia o un hueso roto puede beneficiarse
de la cirugía menor y aliviarse con la habilidad del cirujano. Donde los cirujanos no deberían experimentar
es con la cirugía del cerebro, el corazón, el hígado y otros órganos principales del cuerpo, pues afectan a
órganos con funciones distintas a las conocidas, ya que estos órganos vinculan al hombre con otras partes
del Cuerpo Solar: los planetas. Realizan funciones vitales, y al cortarlos o destruirlos se restringe
gravemente el destino del hombre mientras está encarnado aún en un cuerpo físico sobre la Tierra
Os pediría que fueseis conscientes de las limitaciones de la medicina moderna y no aceptaseis todo lo
que os dice como cierto. Recordad que los médicos no son infalibles: raras veces son más sabios que
vosotros, y muy a menudo vuestro propio sentido innato puede deciros que vosotros tenéis razón y ellos
están equivocados. Muy a menudo podréis trataros a vosotros mismos mejor de lo que lo haría un doctor.
No estoy estimulándoos a que os quedéis en casa y muráis de vuestra enfermedad pues si estáis
gravemente enfermos es obvio que debéis ir a un doctor, pero con mucha frecuencia cuando vais a un
médico o a un hospital os arrojáis en sus brazos con alegre abandono y os sometéis a casi todo lo que
dicen o hacen sin ni siquiera cuestionároslo. Esto es muy inconveniente, pues con mucha frecuencia en
algunos aspectos tenéis más sabiduría que ellos. Podéis daros cuenta de cuándo algo no es conveniente
para vosotros. Sabéis cuándo hay algo que no debe hacerse a vuestro cuerpo. Si quieren cortaros algo y
vosotros sentís que es inconveniente, decid que no. Sois los dueños de vuestro propio destino. Utilizad la
inteligencia que Dios os ha dado para cuestionan lo que os están haciendo. Os defenderíais ante un
tribunal, discutiríais con el sacerdote de vuestra localidad, ¿por qué, entonces no discutir con vuestro
cirujano cuando es tanto lo que hay en juego?
La tendencia básica de la medicina y la cirugía de hoy se está metiendo en un callejón sin salida porque
aunque sirve a la Era de hoy no servirá a la Era futura, y por tanto tendrá que cambiar. Empezad a buscan
otros medios de curación. En todo el mundo hay pequeños grupos de personas que están experimentando
con gran éxito diversos modos de curación. Se han conseguido curaciones utilizando colores y músicas,
enviando vibraciones curativas a través del éter, y utilizando la oración. Se han producido curaciones
milagrosas. Como era de esperan, los médicos profesionales no están muy deseosos de reconocerlas.
Tenéis curadores por fe que han llevado a cabo muchas curaciones, pero la medicina moderna no desea
conocerlos ¿A qué se debe esto? ¡Quizá sea la conciencia de la profesión la que no desea ser puesta a
prueba!
Como conclusión, debo decir esto: la medicina moderna, a pesar del entendimiento a que ha llegado, no
es correcta. No es el modo en que el hombre debería ser curado o tratado. Tiene que cambiar. Debéis
aceptarla y usarla en tanto en cuanto no tengáis otro sustituto. Pero aquellos de vosotros que seáis lo
bastante inteligentes para pensar en ello, hacer preguntas, buscar otras fuentes de tratamiento y, si creéis
en ellas, intentarlas; hacedlo, por favor, pues os convertiréis así en los precursores de una Nueva Era. Si
encontráis una cura que tenga éxito, decídselo a vuestros amigos y aconsejadles con respecto a lo que os
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ha ocurrido para que no sigan a otros hombres y mujeres como sigue el cordero al carnicero.
Cuando se considera la totalidad de la vida espiritual del hombre, el tema de la libre elección y la libre
voluntad parece, en la superficie, ser de muy poca relevancia. Y, sin embargo, lo cierto es que para
entender completamente el significado de la libre elección y libre voluntad hace falta la mente de un adepto,
de un ser muy evolucionado, pues si podéis entender verdaderamente los limites de la elección del hombre
y los de la voluntad del hombre, entenderéis la creación en su designio y estructura en todo el Universo.
Los dos términos parecen tener significados muy similares. Con gran frecuencia, el hombre los
malinterpreta en su lenguaje cotidiano, por lo que antes de empezar debemos establecer lo que significan
ambos. El de libre elección es evidente. Significa que el hombre tiene libertad para ejercer su elección.
Significa que el hombre tiene una elección ante él y que es libre de seguir un camino u otro. Libre voluntad,
en cambio, por su misma terminología, voluntad, implica una fuerza, un poder, Si imponéis vuestra voluntad
sobre otro estáis dirigiendo un poder, una influencia, sobre esa persona, y ellos no tienen elección en la
materia: están obedeciendo vuestra voluntad. Por tanto, la voluntad no implica elección. Es un poder
dirigido o empleado por una vibración superior, por una persona más evolucionada, sobre una persona
menos evolucionada. En consecuencia, una persona menos evolucionada no puede imponen su voluntad
sobre otra que lo sea menos. Tiene que ser una persona más evolucionada quien la imponga.
Tras haber definido la libre elección y la libre voluntad, examinemos si el hombre es o no es libre de
ejercer su elección y su voluntad. Empecemos examinando la libre elección. Durante toda vuestra vida os
enfrentáis a alternativas, algunas simples y otras complicadas. Si pensáis en ello, ejercéis vuestra libre
elección en cada minuto de la vida. Siempre estáis decidiendo lo que queréis hacer, y por el mismo acto de
tomar una decisión eliges entre alternativas. Este es el modo en que progresáis en la vida y aprendéis; pues
el resultado de vuestra elección produce un efecto que variará dependiendo de las razones o motivaciones
de vuestra elección. No estoy diciendo ahora que podéis elegir correcta o equivocadamente, pues en
realidad no existen tales cosas como lo correcto o lo equivocado. Elegís y lo elegido tendrá un efecto sobre
vosotros. ¿Qué es entonces lo que os dirige a ejercer esa elección?
Podéis elegir muchas cosas; por ejemplo, donde queréis vivir y con quién queréis hacerlo. Podéis elegir
el color con que pintáis la casa, el coche que vais a comprar, el tipo de alimento que queréis comer etc. En
el mundo material en que vivís hoy tenéis que tomar muchas decisiones, aunque quizá no lo creáis así, las
influencias que os llevan a tomar esas decisiones son numerosas. Los factores que influyen en vuestra
elección y afectan a vuestra mente, pues el mecanismo de decidir una elección se encuentra en vuestra
mente, son variados. Es la mente quien decide vuestra elección, y existen muchas fuentes de las que puede
beber la mente. Podría ser el alma, o la personalidad; podría ser cualquiera de vuestros cuerpos menos
densos que reaccionan sobre vuestra mente para influir en esa elección. Por tanto, cuando ejercitéis la
elección tratad de establecer cuáles son los factores que os conducen a hacer esa elección y, como en
todas las cosas, tratad de establecer cual es la motivación, la fuerza motora de tal elección.
El hombre encarna en la Tierra con el don divino de la libre elección, y como aprenderá es con el
ejercicio de la misma, apropiadamente controlada. Si la elección no es controlada, el hombre aprenderá y
evolucionará con mucha lentitud. Aquellos de vosotros que hayan empezado a controlar el cuerpo físico y
los otros cuerpos, y a imponer la disciplina de vuestra alma sobre vuestra mente, empezarán a hacer
una elección responsable -y enfatizad la palabra responsable- en todas vuestras actividades cotidianas, de
modo que evolucionéis más rápidamente. Por tanto, pensad, antes de hacer una elección, que vais a hacer
la correcta, no sólo para vosotros sino también para todos los que os rodean. Es importante que penséis en
el acto de la elección, pues implica a toda la razón de vuestra encarnación y existencia.
No creáis que el hombre ha tenido siempre la libre elección, pues no ha sido así. No penséis que todos
los otros seres de vuestro Cuerpo Solar tienen la libre elección, pues no la tienen. Sed conscientes de que
la libre elección es un don del hombre en este estadio del desarrollo de la Tierra, en su encarnación
presente, de modo que progrese su conciencia y realice la voluntad de su Creador. Cuando el hombre
encarnó por vez primera sobre le Tierra, cuando habitaba en perfección junto a los ángeles -los mensajeros
del Espíritu Infinito-, no tenía ni necesitaba la libre elección. Durante muchos eones el hombre habitó sin ese
don, pues no era necesario. Luego esos Seres de quienes tan poco sabéis, vuestros Logos Solares y los
Señores que controlan este Cuerpo Solar y la Tierra que hay dentro, decidieron que para que progresara la
conciencia del hombre éste tenia que aprender por sí mismo las limitaciones de su ser. Reencarna entonces
sobre la Tierra con el don de le libre elección concedido por su creador, y gracias a ese don el hombre
puede ahora evolucionar y hacer progresar a su conciencia, pues con su elección aprenderá a distinguir
entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, entre la vida y la muerte. Desde esa reencarnación sobre la
Tierra el hombre ha estado avanzando, aunque lentamente, con el ejercicio de ese don; pero debido al mal
uso que ha hecho del mismo, la Tierra se encuentre ahora en su presente estado de conciencia.
El hombre no ha elegido correctamente. Incluso hoy puede elegir entre espiritualidad y materialismo;
entre pensar en sí mismo y pensar en los demás; entre pensar en su mundo, la Tierra, y pensar en los otros
mundos, los otros planetas el Cuerpo Solar. Siempre está ahí la elección, dependiendo del nivel de la
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evolución anímica. Para aquellos que encarnan en la Tierra por primera o segunda vez, la elección,
obviamente, es simple y limitada. Para aquellos cuya conciencia ha evolucionado a través de muchas vidas
sobre la Tierra, la elección es más sutil y complicada. Pero todo ser de esta Tierra está aquí para ejercer su
elección y aprender y evolucionar a través de ella. Como el acto de ejercer esa elección es la razón
primordial de vuestra existencia, es digno de la máxima consideración por vuestra parte. No elijáis por
tanto a la ligera, sin pensar. Recordad que el modo como elegís tendrá un efecto no sólo en vosotros sino
también en los demás. De modo que elegid después de haber meditado.
Examinemos ahora la cuestión de la libre voluntad ¿Posee el hombre la libre voluntad? Esta cuestión se
relaciona con todo el concepto de la vida dentro de este Cuerpo Solar y, ciertamente, dentro de la creación.
Al hombre no evolucionado le gusta pensar que es supremo, que tiene libre voluntad, que puede hacen lo
que quiera cuando quiere y donde quiera. Cree poder controlar el destino del hombre y el de los reinos
Animal, Vegetal y Mineral. Cree poder controlar el destino del mundo, de sus razas y pueblos. Por la
inconsciencia de su enorme egoísmo, cree ser Dios sobre la Tierra, El hombre no evolucionado tiene aún
mucho que aprender, pero cuanto mayor sea vuestra evolución más conscientes seréis de las fuerzas, los
controles, las disciplinas, voluntades, órdenes y jerarquías que están por encima del nivel de la conciencia
del hombre.
Si miráis a un ser individual que habita sobre la superficie de la Tierra y os retináis luego hacia el
espacio, viendo primero la calle, luego la ciudad, el país, el hemisferio, la Tierra, el Cuerpo Solar en donde
ésta se encuentra, la Galaxia en donde está ese Cuerpo Solar y luego la «Supergalaxia» en donde está la
pequeña Galaxia, reconocerías lo pequeño del hombre y la complejidad, el control y la organización del
espacio y de la vida que hay en él, No es posible que el hombre no evolucionado que vive sobre la Tierra
pueda controlar, aunque se lo permitiesen, esas complejidades del espacio. Puesto que el hombre ni
siquiera entiende cómo rota y funciona la Tierra, ni siquiera entiende las influencias que actúan sobre ella
desde el interior y el exterior, ¿cómo iba a controlar otras fuerzas mayores?
Lo que se realiza sobre la superficie de esta Tierra es la voluntad, el poder y la influencia de los Seres
responsables del planeta, y más especialmente de nuestro Dios, de nuestro Logos Solar, que está por
encima de todos nosotros. Al hombre le gusta pensar que tiene libre voluntad, pero no es cierto. La mayor
parte de las cosas de su vida están planeadas. Dentro de los límites de su vida, el hombre sólo puede hacer
una pequeña elección, pues encarnó en una familia prevista, en un país previsto, en un modo de vida
previsto. Vibra bajo determinado Rayo, ha nacido bajo la influencia específica de ciertos planetas. En su
encarnación terrestre eligió encontrarse con ciertas personas, de las que aprenderá ciertas lecciones. Ha
elegido muchos de los incidentes que le sucederán en la vida: ¡Y todo esto antes incluso de haber
encarnado en la materia!
Si pudiera hacer una analogía, compararía el tiempo de vuestra encarnación en la Tierra con un hombre
que conduce un coche a lo largo de una autopista. Al principio el hombre es colocado en el coche que está
en la autopista. Según la voluntad de su Creador, debe conducir desde el punto A al punto B, y como tal es
la voluntad de su Creador, siente en su interior el deseo apremiante de seguir por esa autopista. Puede,
desde luego, abandonarla en cualquier momento si ése es su deseo, e incluso no regresar nunca a ella,
pero en su interior habrá siempre una urgencia, una necesidad de regresar. Pero ¿adónde podrá ir en
realidad incluso aunque se salga de esa autopista? Va en un coche, y por tanto sólo podrá abandonarla por
las carreteras de salida. Debe seguir por las carreteras que han sido previstas, las que ya están trazadas,
pues no puede inventar de repente otras nuevas. Digamos que Dios es el Ser que planeó esa autopista, que
planeó esas carreteras. Por tanto, el hombre sólo puede viajan por las autopistas y las carreteras que Dios
ha previsto. ¿Y hasta dónde puede llegar por esas carreteras? Tiene sólo el combustible de su depósito y
cuando se queda sin él se ve obligado a detenerse. Del mismo modo que el conductor está limitado por el
combustible de su depósito, vuestra vida física también tiene un limite. Y este limite ha sido ya determinado
por vuestro Creador. Vuestras carreteras han sido también determinadas por El. ¿Qué podéis, decir, por
tanto, sino permanecer dentro de los limites que El os ha puesto?
Un hombre pobre que habite en una zona, deprimida de un país no tendrá la oportunidad, a menos que
lo decrete su destino, de viajar por todo el mundo, de mezclarse con muchas personas. Se verá confinado a
una pequeña parte del mundo, tal como su Creador deseaba. Una tribu que habite en la jungla no se verá
de pronto desenraizada y colocada en una metrópoli de uno de los países tecnológicamente avanzados del
mundo occidental. Por tanto, las limitaciones de vuestro Creador están ahí y podéis reconocerlas. Incluso
aunque viváis en los países llamados civilizados del mundo occidental estáis limitados. A pesar de lo que
podáis pensar, el hombre de hoy, con todo su material moderno y métodos científicos, aún no crea, pues
toda creación es extraída de la Mente Infinita. La Mente Infinita, que es parte del Espíritu Infinito, sólo
revela al hombre lo que se le permite tener. El hombre puede elegir entre utilizar lo que se le ha dado para
el bien o para el mal, pero la inspiración no le habría sido concedida si su Creador no lo hubiese deseado.
El hombre moderno posee medios para destruir la Tierra. Tiene sus bombas de hidrógeno y de cobalto, y
por tanto la gente piensa hoy que al hombre le sería fácil destruirla. Tiene el poder de hacerlo, es cierto,
pero grandes fuerzas mayores que el hombre controlan esta Tierra y no se lo permitirán. Por tanto, no
tienen que preocuparse las personas que temen la destrucción total de la Tierra en una guerra atómica. Eso
no sucederá, pues no sólo vuestro Creador tiene la voluntad de controlarlo, sino también los seres más
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evolucionados que vosotros, que también os pueden imponer su voluntad: los seres de otros planetas del
Cuerpo Solar, especialmente los de Marte, Júpiter, Venus y Saturno, que están presentes alrededor del aura
de la Tierra influyendo, guiando, ayudando y reparando lo que la ignorancia del hombre ha destruido. Su
voluntad se cumplirá. No permitirán que la Tierra sea destruida totalmente.
Recordad que hay muchos seres con una voluntad y poder mayores que los del hombre. El hombre es
una manchita infinitesimal sobre la superficie de la Tierra que está tratando de evolucionar. Es como un
jovencito en la escuela: se le da una escopeta para que practique el tiro pero siempre hay un profesor a su
lado para que no se hiera a sí mismo ni a sus compañeros. Es la voluntad de vuestro Creador el que
evolucionéis espiritualmente por medio de la vida en un cuerpo físico sobre la Tierra. Estáis aquí para
experimentar la vida sobre la Tierra así como sobre los otros planos de la existencia. Esta Tierra es como
una escuela en la que encarnáis para aprender lecciones. La principal lección de la Tierra es el servicio
sacrificial, y el hombre puede elegir si desea sacrificarse o no. Aquellos de vosotros que os sacrificáis,
que pensáis en vuestros compañeros antes que en vosotros, que pensáis en los otros reinos antes
que en el vuestro, que sois totalmente conscientes de la vida sobre este planeta, empezaréis a
apreciar la voluntad de vuestro Creador, y si entendéis la voluntad de vuestro Creador para esta
Tierra, entenderéis entonces a la Tierra, la parte que juega dentro de la totalidad, junto con la función
de los que en ella habitan.
Todos habéis nacido bajo grandes influencias o voluntades planetarias. Todos vibráis bajo uno de los siete
Rayos mayores que controlan este planeta, e individualmente estáis restringidos por ese rayo bajo el que
vibráis. Aún estáis mas limitados por vuestra propia evolución. De modo que cuando caminéis por el
sendero de la vida reconoced que tenéis libertad de elección, y que debéis ser responsables de esa
elección; pero reconoced también la voluntad de vuestro Creador en todo lo que os rodea. Esta no es
vuestra Tierra. Los hermanos que os rodean no los habéis creado vosotros. El Reino Animal, el Vegetal y el
Mineral fueron creados por una fuerza mayor que vosotros. El hombre nada crea, y por tanto nada puede
controlar. Sólo cuando podáis crear podréis ejercer la Voluntad.
Del mismo modo que el hombre moderno se siente mas fascinado por el hecho físico del nacimiento del
Nazareno que por su verdadero significado espiritual, debido a las enseñanzas de las diversas Iglesias del
hombre, se siente más atraído también por los actos físicos de la Pascua, con la traición, el arresto, el juicio,
la crucifixión y la resurrección del Nazareno, que por el significado real que tuvieron aquellos
acontecimientos en términos espirituales. En el Jueves Santo, el hombre, persuadido por sus Iglesias, se
aflige por la traición y muerte del Maestro Jesús, condena a quienes le traicionaron, juzgaron y crucificaron,
y luego, en el Domingo de Resurrección, expresa su alegría por la resurrección del Maestro, al que llama
Hijo de Dios. Sé que muchos de vosotros tenéis creencias firmes con respecto al significado de la Pascua,
pero espero que consideréis ahora una historia diferente.
Empezaré por decir que el Nazareno no vino por una sola raza de hombres, sino para todo el mundo.
Nació en un cuerpo judío por razones kámicas. Vino y encarnó en la materia tanto para cumplir su destino
como para ejemplifican ante la humanidad el Principio Crístico. El hecho de que encarnase en la raza judía
no significa que vino sólo para beneficio de los judíos. Vino para toda la Humanidad, y aunque en particular
ha sido el mundo occidental el que se ha visto atraído por sus enseñanzas y ha creado la religión cristiana a
partir de los acontecimientos de su vida, trajo un mensaje para todos los hombres. Cualquier persona de
cualquier credo que viva en cualquier parte de la Tierra puede entender cómo debería vivirse la vida en esta
Tierra y el propósito por el cual encarna el hombre. Si lee acerca de la vida de Jesús de Nazaret y del
período en que fue ensombrecido por el Cristo. El Nazareno no trató de que los acontecimientos de su vida
fueran utilizados como base para fundar una secta o religión, pero sin embargo la religión cristiana ha sido
creada a partir de los sucesos de aquellos tiempos. Los conceptos fundamentales de la religión cristiana se
basan en los acontecimientos de la Pascua, cuando el Maestro Jesús sufrió una dolorosa muerte en la cruz
y luego, al tercer día, resucitó. Lo que quisiera cuestionar, de poder hacerlo, son algunas ideas
preconcebidas, que son consideradas ahora como hechos y dogmas, sobre la vida del Nazareno que han
distorsionado el verdadero propósito de su encarnación.
El destino y la vida del Nazareno en la vida física se había planificado con infinita precisión. El momento
de su nacimiento la duración de su vida y el momento de su muerte eran conocidos mucho antes de que
encarnase. Los grandes Seres que controlan nuestro planeta planearon, con verdadera conciencia
espiritual, las demostraciones que iban a tener lugar sobre la Tierra en beneficio dela humanidad. Durante
todo su ministerio, Jesús de Nazaret fue plenamente consciente de la naturaleza de su vida, de lo que iba a
hacen, así como de la naturaleza y propósito de su muerte. Sabía cuándo iba a morir desde muchos años
antes. Ese conocimiento pertenece a un Maestro como él que tiene la suficiente sabiduría y conciencia para
entender los factores espirituales implicados. El modo y el momento de su muerte no se debieron, por tanto,
al azar. Murió en la Pascua, momento del año en que toda la Naturaleza emerge de la oscuridad del
invierno, se pone una nueva capa, un nuevo cuerpo, crece y se dirige hacia el Sol, la Luz eterna, y florece
de nuevo. La Naturaleza es el instrumento del Espíritu Infinito, y ojalá el hombre se diese cuenta de ese
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hecho. Por medio de la Naturaleza, el Espíritu Infinito demuestra las más altas leyes y los hechos
espirituales en este Universo. Al morir en la cruz durante la Pascua, el Nazareno estaba simbolizando este
momento del renacimiento en un nuevo cuerpo.
Durante todo su ministerio, el Nazareno estuvo ensombrecido por el Cristo. Mientras anduvo sobre la
Tierra cumplió tanto su propio destino como Maestro, tal como vosotros lo haríais como almas individuales,
como la Voluntad del Cristo. Quizá penséis que es extraño que un ser sea ensombrecido por otro, pero es
muy posible. Durante todo su ministerio, el Nazareno enraizó el Principio Crístico sobre el plano físico, el
único plano que comprende el hombre, pero el hombre ha señalado su nacimiento y su muerte como las
partes más significativas de su vida. Tienen importancia, peno no es suprema.
En la Biblia se contiene un poco de lo que el Nazareno enseñó durante su ministerio. El Nazareno,
inspirado por el Cristo, ejemplificó cómo debería vivir el hombre su vida sobre la superficie de la Tierra. Las
iglesias cristianas, y el hombre en general, cumplirían sus objetivos si cogieran las enseñanzas del
Nazareno y las colocaran al frente de sus doctrinas. Pero no lo hacen así. Toman la muerte de Jesús, la
exageran fuera de toda proporción frente al resto de su vida y la convierten en dogma. No estoy diciendo
que el Nazareno no fuera crucificado. Lo fue, pero para un ser como el Nazareno la muerte no es nada, ya
se deba a la espada, la pistola o la crucifixión; un alma de su conciencia ya ha progresado hasta un nivel en
el que la muerte carece de significado. Sólo el hombre de hoy se lamenta de la muerte del Nazareno, dice
que con su muerte fue crucificado un gran maestro, eliminado de la Tierra por personas malvadas llenas de
miedo y supersticiones que deben ser condenadas por lo que hicieron. Lo que sucedió estaba previsto
eones de tiempo antes de que pasara. La muerte del Nazareno se hallaba tan fijada en el tiempo como la
próxima venida del Cristo.
Todos los años las Iglesias cristianas se lamentan de la muerte del Nazareno. El Jueves Santo, el aura
que rodea la Tierra se llena de las nubes negras de las emociones erróneas, los pensamientos erróneos, de
lo equivocado en todos los aspectos. En el momento de su muerte, el Nazareno pasaba de la irrealidad,
que es la vida física, a la realidad, que es la vida espiritual. Regresaba de lo irreal a lo real. Se estaba
liberando de las limitaciones de la vida física, de esta escuela de la vida que el hombre viene a
experimentar, y regresaba a su existencia natural. En esa crucifixión, el Nazareno se liberaba de les
restricciones, las penas, las pruebas y los torbellinos de la vida física. En esa crucifixión daba a la
Humanidad la llave que podía abrir la puerta a su propia resurrección. La muerte es en realidad un
nacimiento; pues cuando morís estáis naciendo de nuevo y, en consecuencia, como celebráis el nacimiento
con alegría también deberíais celebrar así la muerte. Con su acto de muerte, el Nazareno estaba
demostrando el regreso a una existencia espiritual normal que os espera a todos, y por tanto toda la pena
que expreséis por su muerte es una energía perdida producida por vuestra mala interpretación de lo que
estaba haciendo.
En la Biblia podéis leer que el Nazareno, sabiendo que iba a ir a Jerusalén, les dijo a sus discípulos que
se producirían ciertos acontecimientos, que estaban hechos ciertos planes. En todos los evangelios del
Nuevo Testamento podéis leer cuando el Nazareno les dijo a sus discípulos lo que iba a suceden con todos
los detalles de todos los niveles de existencia, desde el suministro de un burro hasta la sala en donde tuvo
lugar la ceremonia que vosotros llamáis la Ultima Cena, desde su discípulo Pedro negándole tres veces
hasta su juicio y su muerte. Si todos estos incidentes estaban fijados en el tiempo y destinados a producirse,
¿no tendrían el propósito de ser una demostración de ciertos Principios ante el hombre?
Tratad de mirar tras la historia de Pascua y de ver más de lo que queda demostrado con los
acontecimientos registrados. Podéis leer la muerte del Nazareno del mismo modo que leéis cualquier otro
libro, y podéis decir que un hombre fue a Jerusalén, fue traicionado y falsamente arrestado, entregado a la
burla de un juicio y, aunque era inocente, condenado a sufrir una muerte dolorosa. Pero examinemos un
poco el significado que hay detrás de estos acontecimientos. El Nazareno fue a Jerusalén. Aunque sabía
que le aguardaba una muerte muy dolorosa, siguió dirigiéndose a Jerusalén porque deseaba cumplir con
la voluntad de su Creador. Sabía que tenía que ir allí no por sí mismo, sino por la humanidad como
totalidad. Era un profesor que estaba demostrando ciertos factores de la existencia en beneficio de sus
pupilos. Sabía quien iba a traicionarle. Sabía cómo ese hombre iba a traicionarle. Si recordamos que un
alma no puede llevarse la vida de otra alma más evolucionada, podéis deducir que Judas Iscariote, que
traicionó al Nazareno, debía tener un alma igualmente evolucionada. Eran verdaderamente afines, y en esa
encarnación ambos entraron en la materia al mismo tiempo, el uno para ejemplificar el Principio Crístico y el
otro para ser la causa de la muerte física del Nazareno, con el fin de que la Humanidad pudiera despertar y
el Conocimiento Crístico esparcirse. Judas también estaba realizando la Voluntad de su Creador cuando
traicionó al Nazareno. No fue un acto maligno. De todos los discípulos, sólo Judas tenía la suficiente
evolución para traicionan al Nazareno y entregarlo a la muerte, pues en última instancia fue el acto de Judas
el que produjo el arresto y la muerte del Nazareno. Aunque fueron los soldados que le crucificaron, quienes
realizaron el proceso físico de le muerte, él es el responsable en última instancia.
Considérese el hecho de que el Nazareno fue convicto y sentenciado a muerte para demostrar y
ejemplificar el Principio Crístico que el hombre ha ido desarrollando desde entonces hasta convertirlo en un
credo mayor. Los hombres religiosos de su época, sospechosos y limitados por sus propios dogmas, no
aceptaron sus enseñanzas y por eso se produjo la burla de su juicio. Tenéis también a los dirigentes civiles
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de aquella época, ejemplificados por Poncio Pilato, que se lavó las manos y permitió que lo crucificaran, a
pesar de saben que era inocente. Hay ahí una simbología para vuestro mundo moderno.
La religión cristiana tomó la crucifixión del Nazareno y la ha consentido en la parte más importante de su
dogma. El símbolo de la Iglesia moderna es la cruz en que fue crucificado, pero el verdadero símbolo de
esta Tierra en que habitáis, el símbolo que ha existido desde la creación de este globo, el símbolo que lo
vincula no sólo con los otros planetas del Cuerpo Solar sino también con los Cuerpos que hay más allá de
este Cuerpo Solar, es la cruz verdadera. La verdadera cruz tiene cuatro brazos equilibrados de iguales
proporciones que simbolizan el número cuatro, el número ante el que vibra la materia física de este
planeta. Tenemos los cuatro elementos, las cuatro estaciones, los cuatro puntos de la brújula, las cuatro
razas importantes, los cuatro reinos de la naturaleza, etc. La cruz equilibrada es el símbolo auténtico tanto
del Nazareno como de la Tierra. El crucifijo de la religión cristiana es una cruz desequilibrada que refleja el
desequilibrio del hombre de hoy.
El acto de la crucifixión, que podéis leer en la Biblia, simbolizaba la crucifixión por parte del Nazareno de
sus aspectos más bajos, el ser inferior que se opone siempre a la influencia del alma y la Voluntad de
su Creador. El Nazareno permitió que lo crucificaran, que lo colocaran sobre la cruz de su propia elección,
y sufrió el dolor de la cruz para poder avanzar por la verdadera espiritualidad. Estaba demostrando que el
hombre debe colocarse sobre la cruz de la vida, que debe ir voluntariamente al sacrificio, con el fin de que
no sólo él sino toda la Humanidad puedan progresar. Hasta que el hombre haya experimentado la
crucifixión de los elementos más inferiores de su sen, la Humanidad no podrá avanzar.
Durante toda la encarnación del Nazareno sois conscientes de su poder como profesan y curador. En la
Biblia quedan registrados muchos de los milagros que realizó. En realidad no eran tales milagros, sino
simples demostraciones de la Ley y el Poder Natural. Para alguien de su evolución y conocimiento, que ha
avanzado hasta su estado de conciencia en la Jerarquía, actos como el de caminar sobre las aguas,
multiplicar los panes y los peces, curar a los ciegos y enfermos, e incluso resucitar a los muertos, son
enteramente naturales. Con el poder que tenía hubiera sido invencible. Con su gran comprensión y
capacidad pera utilizar tos poderes cósmicos, ocultos, místicos y espirituales del Universo no había nadie
que pudiera tocarle. De haberlo deseado, habría podido evitar los acontecimientos que tuvieron lugar en
Jerusalén durante la Pascua. Incluso cuando estaba ya sobre la cruz hubiera podido evitar la muerte, si así
lo hubiera querido. La última tentación fue que alguien que estaba sobre la cruz también le dijera: «Si eres el
Hijo de Dios, levántate de esa cruz. » Pudo hacerlo fácilmente, pero no lo hizo. Sufrió el proceso de la
muerte voluntariamente, no sólo como una iniciación para sí mismo, sino también para demostrar que la
Voluntad del Creador tiene control sobre el Ser.
En la Biblia se dice muy poco acerca de la resurrección del Nazareno. En el Nuevo Testamento sólo se
menciona brevemente el hecho de que resucitara y regresara a la Tierra en forma física, apareciendo ante
los discípulos que habían atestiguado su crucifixión. Tampoco este acto fue un maligno, sino una mera
demostración de la Ley Natural. En vuestro actual estado de conciencia, desconocedores de las leyes del
Universo, del poder de la mente o incluso del acto de la creación en vuestro propio nivel físico, os resulta
difícil entender el acto de la resurrección. Sin embargo, los grandes Maestros como el Nazareno tienen
capacidad para crear y disolver sus cuerpos físicos. El Nazareno pudo quitar su cuerpo de la tumba en que
se encontraba y aparecer de nuevo siempre que lo deseara ante sus discípulos o ante quienes presenciaron
su crucifixión Un hombre de su evolución podía aparecer en cualquier momento y en cualquier forma de
cuerpo físico. Los Maestros de hoy en día también poseen la capacidad de hacerlo.
El mensaje de la resurrección no era que un hombre puede resucitar su cuerpo. Cuando hayáis
avanzado hasta el estado de conciencia del Nazareno, también vosotros podréis hacer resucitar vuestros
cuerpos. El Nazareno estaba demostrando que aún cuando se había elevado a un plano superior de
existencia, seguía siendo la persona que sus discípulos conocían y recordaban cuando estaba en un cuerpo
físico, y que continuaba con el trabajo que había venido a hacer. A través de la resurrección demostraba
también que el hombre puede ser conducido a una realización oculta superior de sí mismo. De haberlo
deseado, el Nazareno hubiera podido aparecer en el mismo templo de Jerusalén, demostrando su
resurrección para que todos la vieran, pero no lo hizo así porque el hombre ha de entender la naturaleza de
la vida en este planeta y su verdadera existencia espiritual a través de su propia conciencia.
Cuando estudiéis la Biblia, tratad de entender su simbología profunda, que es muy abundante. Tratad de
ver la simbología existente tras los acontecimientos de la vida del Nazareno y empezaréis a entender el
verdadero significado y propósito de vuestra propia vida, pues veréis un reflejo de vosotros mismos en
diversas partes de la vida del Nazareno. En la vida del Nazareno hay un mensaje para todos los hombres,
con independencia de su estado de conciencia, su raza y su credo. Recordad que la historia de la Biblia no
pertenece sólo a una religión.
El Nazareno demostró que la vida espiritual que existe en los planos superiores de la vida puede, y debe,
estar presente también en el piano físico. El ejemplo del Nazareno, y el del Cristo que lo ensombrecía, era el
del Servicio Sacrificial. El propósito de la encarnación del Nazareno sobre la Tierra fue cumplir un plan que
había elegido su Creador, no él. Encarnó sobre la Tierra y murió sobre le cruz para servir a la Humanidad,
para demostrar ciertas Leyes, para que la Humanidad pudiera ver en su vida la verdadera razón de su
existencia.
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VIDA COMUNITARIA
Si prestáis atención a los países del mundo de hoy, y en particular a los jóvenes que hay en ellos, os
daréis cuenta de que una de las costumbres que ha comenzado a establecerse es el de vivir juntos en
comunidad, o comuna, como se le llama a veces. Para muchos de los miembros de la antigua generación,
antigua por los años físicos, este modo de vida es honoroso, y cuando lo que sucede en algunas de estas
comunidades es descrito por los periódicos, la radio o la televisión, ello sirve de confirmación para aquellos
que han decidido no llegar siquiera a investigar la naturaleza de la vida comunitaria y su propósito y
significado interno. Hay un refrán que dice que el no haber noticias es una buena noticia, y por eso no se
enteran de las muchas comunidades con éxito que existen en todo el mundo en donde la gente vive junta
felizmente con un propósito y un código comunes cumpliendo la voluntad de su Creador. Por tanto,
empezaría pidiéndoos que olvidéis todas las falsedades y distorsiones que habéis leído en los periódicos
sobre las llamadas «comunes hipis» y sobre los jóvenes que en ellas viven, en las que se producen actos
permisivos; os pido que olvidéis todo eso e investiguéis conmigo el significado y propósito reales de la vida
comunitaria, especialmente tal como se aplica a la Era que estáis viviendo ahora.
Según la naturaleza de la vida en este planeta, el hombre encarna para cumplir la Voluntad de su
Creador y para aprender la lección de este planeta, que es el servicio sacrificial e través del amor. Vivir en
una comunidad requiere sacrificio. Es mucho más fácil vivir sólo que hacerlo con personas a las que no os
aten vínculos familiares, y compartir con ellas vuestras vidas cotidianas. El hombre se siente feliz y contento
de vivir solo cuando encarna por primera vez en este planeta. Sólo cuando su conciencia ha evolucionado
tras muchas encarnaciones empieza a consideran el concepto de vivir junto con otras personas, y no me
refiero con ello a vivir juntos en un pueblo o aldea, sino a vivir como comunidad. Un alma no evolucionada
no quiere vivir en comunidad, pues piensa que el «yo» es mucho más importante que el «nosotros. » Por
tanto, hasta que hayáis evolucionado hasta cierto nivel de conciencia y comprendido que el «yo», la
personalidad, no es importante, y que lo vital es que el plan para una totalidad mayor, la voluntad de vuestro
Creador, se realice, hasta que estéis dispuestos a sacrificaros para conseguir eso, no sentiréis en vuestro
interior el deseo ni siquiera de intentar vivir en una comunidad con el fin de obtened los beneficios que se
extraen de ese modo de vida.
Cuando encarnáis por primera vez en la Tierra estáis aprendiendo a tomar conciencia del «ser. » En el
curso de muchas vidas sobre este mundo desarrolláis el ser, la individualidad del alma. Cuando finalmente
habéis desarrollado el ser plenamente, limitándolo al mismo tiempo, imponiendo sobre él la disciplina
necesaria, vuestra conciencia cambia entonces del desarrollo propio al desarrollo del grupo. Empezáis a
pensar en la vida y trabajo de grupo, no en el ser, sino en los otros seres del grupo, y en su propósito
dentro del plan para esta Tierra. Cuando hayáis desarrollado este aspecto de la vida seréis conscientes
de la raza, no refiriéndome con ello a países individuales sino más bien a las cuatro razas importantes de
esta Tierra: roja, amarilla, blanca y negra. Cuando seáis conscientes de la raza pasaréis a serlo de la Tierra,
pensando en ella como en una totalidad. Pero todo esto requiere muchos estadios de desarrollo y evolución
y ahora sólo voy a referirme a la vida de grupo o comunitaria.
Por regla general, las personas que deciden vivir en comunidad han empezado ya a dominar el ser,
comprendiendo que el ser ha de ser limitado y controlado en bien de la totalidad; y que sólo de ese modo
avanzará no sólo su conciencia sino también la de la Tierra como totalidad. Han empezado a pensar no sólo
en la conciencia individual, sino también en la de grupo, luego en la de la Tierra y finalmente en la
conciencia solar. Viven y trabajan en una comunidad no sólo con fines de desarrollo propio, sino también
para el desarrollo de la comunidad, de modo que así puedan incrementar no sólo la conciencia de la
comunidad, sino también la de la Tierra.
El acto físico de establecer una comunidad es muy simple. Por regla general, las almas individuales
concernidas eligen trabajan en una comunidad incluso antes de encarnar y por tanto, con independencia del
modo en que hayan vivido durante la primera parte de sus vidas, cuando llegan a una edad autoconsciente
se sienten atraídos a establecer esa comunidad. Inicialmente, los miembros no viven en comunidad, sino
como individuos que esperan el momento correcto de conciencia con el fin de unirse para trabajar de ese
modo. Idealmente, debería haber doce aspectos masculinos en cada comunidad, aspectos que deberían
tener su contrapartida femenina para que el poder masculino esté equilibrado por la sabiduría femenina.
Cada uno de esos hombres deberá haber nacido bajo un signo zodiacal diferente para que en la comunidad
haya uno de cada signo que atraiga el poder de ese signo asegurando el equilibrio correcto. Un ejemplo de
esto estaba en la vida del Nazareno, pues ejemplificaba una vida comunitaria tal como debía ser: doce
hombres, los doce aspectos de poder, que se unían a la llamada del Nazareno para convertirse en sus
discípulos. Cada uno de ellos había nacido bajo una influencia planetaria distinta, por lo que cada uno tenía
un diferente poder, un aspecto diferente, que entregar a la totalidad.
Evidentemente, la vida comunitaria ha de existir en muchos niveles: desde los aspectos físicos del vivir,
comer, beber y existir juntos en una comunidad hasta el trabajo espiritual de la comunidad, en el que está
implicado su destino, su conciencia y el trabajo que han venido a hacer. Cuando se inician, las comunidades
tienden a preocuparse principalmente por los aspectos físicos de la vida en común, pues a ellos es a lo que
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se tienen que enfrentar inicialmente. Aunque todos pueden tener el deseo individual de estar al servicio de
su Creador, y aunque estén dispuestos a sacrificarse es difícil que se sacrifiquen unos por otros en el nivel
físico cuando se encuentran por primera vez. Todos han vivido en entornos diferentes, poseen ideas
distintas que les han dado sus padres y maestros, y por tanto, a menos que estén en gran armonía y
posean un deseo común de imitar a su Creador y estar a su servicio surgirán dificultades.
Los primeros años de la vida comunitaria se preocupan principalmente por un período de
asentamiento en el que la comunidad aprende a funcionar como comunidad en el nivel físico.
Necesitan aprender que los individuos de la comunidad deben vivir como una unidad y están sin
embargo, separados. Con esto me refiero a que debe existir una habitación, casa o división
individuales, llamarlas como queráis, en las que una familia viva como unidad durmiendo y
experimentando las vibraciones de la vida familiar, pero todas esas personas de la comunidad se
encontrarán en un lugar central en el que realizarán el trabajo físico y espiritual para cuyo fin se han
unido. El centro de la comunidad es el foco de la misma. Se debería disponer una lista que decida
quién ha de preparar la comida. Por métodos organizativos normales, se decidirá quién cultivará y
suministrará lo que es necesario para la existencia en un plano físico. Habrá también un centro
separado para la veneración, oración, meditación y comunicación con los seres superiores que han
de inspirar y ayudar a la comunidad; en ese centro se producirán los matrimonios, nacimientos y
muertes. Será el templo espiritual de la comunidad.
Como es lógico surgirán problemas, pero normalmente serán de naturaleza menor, pues las almas que
han elegido vivir juntas se armonizarán pronto en una comunidad. Si por mala suerte una vibración o alma
erróneas entran en la comunidad, quedarán pronto al descubierto y se les pedirá que se vayan, pero
normalmente las almas de cierta evolución se fusionarán por medio de un deseo común de cumplir el fin
exacto para el que han encarnado. Una vez solucionados los aspectos físicos de la vida conjunta,
comenzará realmente a tomar relieve el trabajo espiritual con cuyo fin se ha unido la comunidad. El
equipo ha sido establecido, el poder se ha generado, la inspiración de lo Alto desciende y comienza el
trabajo de esa comunidad, sea cual sea su campo de servicio. Puede ser un descubrimiento para la raza
humana. Puede ser la escritura, la pintura, el arte, la música o la enseñanza. Puede ser la inspiración de
cualquiera de los siete Rayos mayores que vibran sobre esta Tierra. Cada pequeña comunidad de este
mundo realizará su propia función individual de acuerdo con el Plan del Espíritu Infinito.
Es evidente que es importante el equilibrio de una comunidad. Tendrías el equilibrio inicial de los doce
signos del Zodiaco bajo los que han nacido los aspectos masculinos de la comunidad; asimismo,
dependiendo de la naturaleza del trabajo que haya de ser realizado por la comunidad, tendréis otras
influencias planetarias. Descubriréis que algunos miembros de la comunidad habrán nacido bajo una fuerte
influencia de ciertos planetas. Por tanto, en todas las comunidades habrá muchas permutaciones que
influirán en el trabajo a realizar y en la dirección que éste tomará.
Los que estáis considerando vivir en una comunidad y los que no habéis pensando aun en hacerlo pero
os sentís atraídos por la idea, recordad que la vida aislada como familia es básicamente divisoria, pues
tendéis a pensar sólo en ella. Sólo pensáis en hacer lo mejor para vuestra familia para vuestra esposa e
hijos, generalmente a expensas de los que os rodean. Por tanto, como la lección de este planeta es
aprender a sacrificaros, debéis empezar a pensar menos en vosotros mismos, vuestra familia y vuestro
hogar y más en las otras personas debéis empezar a actuar con responsabilidad para ellos tanto como para
vosotros, y a no progresar a expensas de los que os rodean.
Conforme evolucione vuestra alma, tras vivir muchas encarnaciones sobre la superficie de la Tierra,
comienza a sentir el deseo interior de no vivir para uno sino para dos, y luego no para dos sino para cuatro,
y se despierta así el ansia de construir un grupo más grande. Conforma os conocéis a vosotros mismos a
través de la meditación, os volvéis concientes de vosotros y de vuestras limitaciones: sabéis lo que podéis y
lo que no podéis hacer. Os dais cuenta, asimismo, de que otro hombre puede hacer las cosas que vosotros
no podéis, y veis así que la fusión sería muy ventajosa. Si uno es escritor, el otro músico, un tercero
científico, un cuarto agricultor, el quinto arquitecto, el sexto astrólogo, etc., será muy útil disponer de todo
ello en vuestra familia, pues una familia no es sino una familia aunque a escala mayor. La familia de la
unidad individual se convierte en una familia de muchas personas y, en el plan mayor, en la familia de Dios.
En realidad, por tanto, el deseo de vivir en comunidad no deriva sólo del deseo de sacrificarse, sino también
de la conciencia de las propias limitaciones y los atributos de los otros. Si otro hombre es más
experimentado y tiene mayor conocimiento que vosotros en un aspecto particular de la vida, ¿no será más
prudente acudir a él en busca de ayuda y consejo?
Por eso las personas se unirán en comunidades aportando sus propios talentos, que utilizarán para el
bien de la comunidad. En cada comunidad, el círculo interior de doce, como en el caso de los discípulos del
Nazareno, estará constituido habitualmente por almas evolucionadas. Poseerán gran talento, gran poder y
grandes influencias. Constituirán las primeras piedras sobre los que se construya la comunidad, y las
personas que se añadan después se adherirán a ese grupo central. Vivirán separadamente del grupo
central, quizá en unidades individuales, pero trabajarán con el grupo, estudiarán con él y, por tanto,
aprenderán de él. No se les permitirá participar en toda la vida y ceremonias de los doce, pero podrán
compartir plenamente sus vidas físicas. Así verán ejemplificado lo que deben aspirar a alcanzar. Tal es la
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naturaleza de la vida comunitaria. Gradualmente la comunidad será mayor y mayor. Finalmente, los que
hayan ido a ver y aprender se irán a iniciar sus propias comunidades, y así continuará el ciclo.
La vida comunitaria, como vosotros la llamáis, fue el modo básico de vida de la Atlántida. Así era como
estaba estructurada su sociedad. Dando un paso adelante en lo que he descrito, los habitantes de la
Atlántida tenían doce comunidades que vivían alrededor de un punto espiritual de poder sobre la Tierra, un
templo, equivalente a una ciudad de hoy, aunque no para tantas personas como lo son hoy. Las doce
comunidades se combinaron para crear un gran poder centralizado en un templo que era el centro espiritual
de una región particular. En el siguiente nivel tendríais doce templos formando otro grupo, y así se construía
la estructura para formar la Totalidad.
Como podéis ver, la vida comunitaria es un proceso evolutivo. Cuando habéis aprendido a sacrificar
el ser tenéis que aprender a sacrificar vuestra comunidad en beneficio del Plan mayor, de la Totalidad
mayor. De mirar al ser, de buscar beneficios para el «yo», se pasa a mirar a vuestro vecino, el otro hombre,
a pensar no sólo en él sino en toda la Tierra en que vivís y, finalmente, en los planetas y estrellas que estén
más allá. Se trata no de pensar en el «yo», sino en la Creación. Si en esta encarnación podéis pensar no en
el «yo» sino en la comunidad, habréis dado un gran peso en el progreso de vuestra conciencia, pues a partir
de la vida y conciencia comunitaria empezaréis a entender el Plan y Propósito de la Creación.
Una de las características del cuerpo físico del hombre es que necesita ser sostenido con materia con el
fin de reemplazar las partes y constituyentes del cuerpo que cambian cada veinticuatro horas. El hombre
come y bebe todos los días para sostener su cuerpo. El cuerpo físico es el vehículo del alma. Mientras
residen en la materia, el espíritu y el alma habitan en el ventrículo izquierdo del corazón ahí es donde el
cuerpo físico los alberga mientras están presentes sobre la Tierra. Es importante, en consecuencia, que el
cuerpo sea cuidado y sostenido durante toda su vida de acuerdo con sus necesidades, para que en modo
alguno se dañe la evolución y destino del alma.
Como todos los otros órganos del cuerpo, el estómago es controlado en última instancia por la mente.
Cuando os sentís hambrientos y queréis comer, es la mente la que controlará dónde, cómo y que coméis.
Una persona no evolucionada, que no haya establecido el control y disciplina de la mente, no controlará su
estómago y hábitos alimenticios. Come cuando siente que debe comer. No se cuida particularmente de
cuándo, cómo y qué come. Todo lo que sabe es que tiene el deseo de comer y que ese deseo debe ser
satisfecho. Una persona evolucionada, que utiliza su mente para controlar sus funciones corporales, que es
consciente de su cuerpo y de lo que es bueno o malo para él, o de lo que debe o no debe comer, se
disciplinará en este aspecto con el fin de comer correctamente.
Reconoceréis, por tanto, que el modo en que come una persona es en realidad una cuestión de
evolución anímica, de sabiduría. Un alma que hace poco que comenzó a encarnar sobre la Tierra comerá
todo toscamente, mientras que un alma grande, un Maestro muy evolucionado, lo hará más
comedidamente. Podéis pensar que todos los cuerpos humanos son similares, pero no es así. Todos están
hechos de materia física, pero dentro de la gama de frecuencia de la materia hay muchas tasas de
vibración. Toda materia vibra, pero puede decirse que el cuerpo de un alma no evolucionada vibra con una
tasa inferior al de un alma evolucionada. Cuanto mayor sea la tasa de vibración, más podrá una persona
controlar su cuerpo y utilizar las Leyes Naturales del Universo para conducir su vida sobre la Tierra. Tenéis
el ejemplo del Nazareno, que conociendo la Ley de la Levitación podía caminan sobre el agua.
Es evidente que lo que voy a decir sobre la alimentación correcta no tendrá aceptación universal y, por
tanto, podéis aceptarlo o rechazarlo de acuerdo con vuestra conciencia. Dado que el motivo básico de la
alimentación es mantener el cuerpo físico en perfectas condiciones para que pueda servir al alma, es
incorrecta cualquier alimentación que no contribuya a este objetivo. Es una locura si coméis demasiado, si
coméis cosas que son dañinas para vuestros cuerpos o que incluso destruyen partes de ellos. Muchos de
vosotros sabéis que algunas de las comidas que ingerís resultan dañinas para vuestros cuerpos, pero
seguís haciéndolo porque así os lo exigen vuestros gustos hastiados. Es pura autogratificación: tenéis
preferencia por un gusto o por la cantidad, y por tanto coméis para complacer a ese ser inferior. Sin
embargo, sólo deberíais comer para sostener vuestros cuerpos físicos en perfectas condiciones.
La vibración de vuestros cuerpos físicos viene determinada por vuestro punto de evolución. La vibración
de vuestros cuerpos cambiará conforme desarrolláis vuestra conciencia interior. Recordad que si vais a
incrementar vuestras tasas vibratorias, si vais a refinar vuestros instrumentos físicos, deberías refinar
primero la materia que hay en vuestros cuerpos. El cuerpo sólo toma tres sustancias: aire, líquido y
alimento. Aunque las tres son importantes desde el punto de vista del correcto funcionamiento de vuestros
cuerpos, la comida es particularmente importante, porque cuanto mayor sea la vibración de la comida que
tomáis mayor será su cualidad en la materia y más os ayudará a incrementar la tasa vibratoria de vuestros
cuerpos.
Los que queréis caminan por el sendero, los que deseáis progresar espiritualmente y están al servicio de
la humanidad, ejemplificad al Cristo, debéis ser conscientes de la disciplina necesaria a este respecto. Si no
podéis dominar vuestros estómagos no podréis ser capaces de dominar vuestras personalidades, vuestros
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seres inferiores. Debéis empezar con los aspectos físicos de vuestro cuerpo antes de que podáis empezar a
controlar el reflejo de vuestra conciencia anímica, la personalidad. El primer peldaño de la escalera consiste
en convertiros en dueños de vuestro cuerpo físico y de lo que coméis. En la era en que vivís, en donde todo
es producido masivamente, en donde la industria produce no lo que el hombre debe comer sino lo que
decide que es beneficioso, resulta difícil cambiar de hábitos alimentarios, pero debéis hacerlo.
Hasta ahora no hemos discutido la cuestión de lo que deberíais o no deberíais comer. Cada uno de
vosotros ha de decidir de acuerdo con su propia conciencia cómo debe cambian los hábitos alimentarios. Lo
que es adecuado para uno puede ser erróneo para otro, y ahora no quiero destacar más que unas líneas
que sirven de guía. Si deseáis eleven las vibraciones de vuestros cuerpos debéis comer sólo los
alimentos más finos, los de vibraciones superiores, que se encuentran principalmente entre las
frutas; las frutas, nueces y bayas, que se encuentran con profusión en vuestro planeta. Es deseable, por
tanto, y observan que sólo digo deseable, que el hombre espiritual sea vegetariano estricto, que coma
sólo los frutos de la Tierra. Si sois plenamente conscientes de la vida que os rodea, si habéis
evolucionado hasta el punto de conciencia en que no deseáis destruir nada innecesariamente, sólo
comeréis los frutos de la tierra, pues de ese modo no destruirías nada y estarías ayudando a la dispersión
de las semillas por toda la tierra.
No es necesario ni deseable que el hombre destruya o use de algún modo al Reino Animal buscando
alimento. No es que el hombre no pueda hacerlo, pues lo hace hoy día, pero como es el ser más
evolucionado de esta Tierra no debe pedirle al Reino Animal que haga el sacrificio. Aunque el Reino Animal
se sacrifica por el hombre, pues tal es la naturaleza de la vida sobre la Tierra, el hombre no necesita comer
la carne de los animales. Toda la vida es sagrada. Como el hombre no puede crear vida, no debería
quitarla. El hombre no puede tomar y dar vida; ello le corresponde a su Creador. Lo que hay en este
planeta no le pertenece al hombre, sino a su Creador. El hombre debe aprender a ser responsable del
Reino Animal, y como los animales son seres menos evolucionados debería cuidarlos con amor. Debería
tratar de ayudarlos, pues en realidad miran al hombre buscando ejemplo.
Diréis que muchos animales sólo pueden sobrevivir matándose entre ellos. Es cierto que las especies
más débiles mueren para que otras vivan, pero eso sólo ocurre porque el Reino Animal sólo es un reflejo del
Reino del Hombre. No se mataban entre ellos por ningún motivo. Sin embargo, cuando el hombre se alejó
de su perfección, en su ignorancia mal formó la conducta del Reino Animal, de modo que ahora puede
parecen normal que sus miembros se maten entre ellos por motivos de supervivencia. Si el hombre examina
el Reino Animal de hoy creerá apoyada la teoría de que cada especie se traba con otras en la lucha por la
supervivencia y por cumplir el plan de la Naturaleza. Pero el hombre de hoy no es perfecto, ni lo es el Reino
Animal, pues sus miembros imitan al hombre. Si entre los animales veis crueldad y muerte, recordad
siempre que es un reflejo del Reino Humano.
Los animales sienten dolor, al igual que el hombre. Experimentan miedo como él, y las emociones de los
animales que son matados quedan dentro de sus cuerpos. La vibración del miedo es embrutecedora, y
cuando el hombre consume la carne de los animales está compartiendo esa vibración. Todas las
enfermedades de un animal y la carne polucionada que ha consumido se contienen dentro de su carne, por
lo que el hombre que come esa carne está ingiriendo esas enfermedades y poluciones. Desde el punto de
vista alimentario, la carne de los animales es la de más baja vibración, y si el hombre quiere caminan por el
sendero espiritual debería evitarla a toda costa, pues degradará su cuerpo espiritualmente. Sin duda
conocéis los valores nutritivos que parecen venir de la alimentación carnívora, pero todos ellos pueden
encontrarse en otros alimentos si el hombre los busca. Como cuando el hombre no evolucionado encarnó
por primera vez en la Tierra no conocía nada mejor, podía excusarse el que matara animales para
alimentarse, pero ahora el hombre debería ser mucho más consciente. Puede encontrar los alimentos
correctos y cultivarlos. Si lo desea, pero no lo hace porque ha invertido mucho dinero en la producción de
carne para la mesa.
Os pido a todos los que coméis carne que consideréis y comprendéis lo que hacéis. Estáis comiendo la
carne de un ser vivo. Quizá el animal no sea tan avanzado como un ser humano pero sigue vinculado a
vuestro Creador, pues tiene sangre roja, y todo lo que tiene sangre roja en las venas posee alma.
Considerad a los animales como vuestros hermanos menos evolucionados que necesitan vuestra ayuda,
vuestra guía, vuestro ejemplo, vuestro amor. No necesitáis masacrarlos. Cuando os sentéis a la mesa
pensad en lo que estáis comiendo, pensad en el dolor que sufrió el animal, y considerad si su matanza fue
realmente necesaria. Recordad que estáis tomando su karma, su miedo e instintos animales, y que
absorbéis sus numerosas impurezas producidas por el uso humano de las drogas y elementos químicos,
que tanto daño hacen al cuerpo físico del hombre. El hombre come también los pájaros del aire y los peces
del mar. Su punto de evolución varía de acuerdo con cada especie, pero todos tienen Sangre roja en sus
venas. Con independencia de lo que os digan los biólogos, los pájaros y peces sienten el dolor en diversos
grados. Repito que toda vida es sagrada, y el hombre debería vivir sin sacrificar a los pájaros y peces.
Quizá digáis que no es posible vivir sin comer algún tipo de carne. No es cierto. Vuestros «expertos» de
hoy podrán convenceros de que es así, de que el hombre ha sido carnívoro desde tiempo inmemorial, pero
no es cierto. Hoy en día hay muchos vegetarianos que viven feliz y saludablemente y engendran hermosos
niños, destruyendo así ese mito. Si fuerais vegetarianos tendríais más salud, hijos más saludables,
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seriáis más conscientes y de vibración superior. Podríais gozar de todos los aspectos de la vida mucho
más que los amigos carnívoros que os rodean.
El hombre puede comer muchas cosas del Reino Vegetal, aunque hoy el hombre está siendo consciente
de que incluso el Reino Vegetal tiene sentimientos. Se han realizado pruebas cuyos resultados no pueden
ignorarse. Demuestran, por ejemplo, que las plantas reaccionan ante las emociones humanas. Si maldecís
a una planta no crecerá tanto como si la amáis, pues los reinos elementales responsables del crecimiento
en el Reino Vegetal responden a los pensamientos del hombre. Por tanto, el hombre debería ser cuidadoso
con respecto a lo que come del Reino Vegetal. El hombre no debería comer lo que ha de destruir
enteramente, como los vegetales raíces, pues dentro de todos los tallos de los vegetales fluye sangre
blanca, o savia. El Reino Vegetal posee un nivel vibratorio y evolutivo completamente diferente al Reino
Humano y Animal, pero también esta evolucionando y desarrollándose sobre la superficie de la Tierra.
Reacciona a las vibraciones del hombre, a cómo vive éste y cómo lo trata. Obviamente, si se ha de hacer un
sacrificio será mejor hacerlo con el Reino Vegetal en lugar de con el Animal, pero si es posible será mejor
no hacer sacrificio alguno.
El hombre debería vivir de las frutas de los árboles y los arbustos de la tierra. Me doy cuenta de que no
siempre es posible vivir enteramente de los frutos, pues en algunos puntos del globo no se obtiene fruta en
algunas épocas del año. Además, por el modo en que se ha abusado del don de la reproducción, el mundo
esta superpoblado y el hombre vive ahora en partes del globo en las que no debería vivir. Originalmente, el
hombre sólo vivía en climas cálidos en donde la fruta podía obtenerse siempre.
Para los que queráis iniciar el proceso de refinamiento de vuestros cuerpos, el primer paso es abandonar
la carne de los animales. Abandonar la carne y convertiros en frutícolas sería una locura, pues a vuestros
cuerpos no les gustaría. Vuestros cuerpos responden siempre mejer a un cambio gradual. De igual modo
que cuando queréis disminuir la cantidad de comida no debéis pasar hambre inmediatamente durante des o
tres días, sino que debéis recortarla gradualmente, deberíais convertiros en vegetarianos también de modo
gradual. Podéis limitaros a comer carne una o des veces por semana para luego, tras un periodo de varios
meses, dejar de comer carne para comer sólo pescado y aves. Cuando hayáis conseguido esto, y lo
consideréis oportuno, abandonar también las aves y el pescado. Todo el proceso deberá durar entre un año
y dieciocho meses. Vuestros cuerpos irán cambiando gradualmente y os sentiréis más ligeros y más
conscientes. Los que poseáis poderes psíquicos descubriréis que vais teniendo mas poder. Los que os
sintáis inspirados por el arte, la ciencia o la literatura os volveréis más inspirados. Los que sois sanadores y
deseáis curar os encontraréis más capaces de hacerlo. Estaréis sintonizando vuestros cuerpos con una
vibración más fina.
Cuando hayáis dejado de comer carne de animales os enfrentaréis con la elección de comer vegetales y
fruta. Para obtener el máximo beneficio debo decir aquí que es importante que siempre que sea posible
comáis alimentos crudos, sin cocinar; pues el hombre destruye cuando cocina. La cecina hace más
agradables los alimentos. Cocinando se pueden mezclar varios alimentos para hacer un plato suculento que
apacigüe los gustos hastiados del hombre, pero como ya dije al principio de esta charla el propósito y la
importancia de la alimentación es el sostenimiento de vuestros cuerpos, no la gratificación de los seres
inferiores. Si coméis únicamente alimentos crudos descubriréis que no sólo coméis menos, sino que
coméis mejor. Tendréis un suministro mayor de las vitaminas y nutriciones necesarias para vuestros
cuerpos. Descubriréis que coméis menos porque necesitáis menos, y que vuestros cuerpos se hacen más
ligeros y finos.
No condenéis este método de comida. Si no lo habéis intentado. Si sentís que os gustaría empezar,
entonces haced el esfuerzo y el sacrificio, pues al fin y al cabo, ¿qué es lo que estáis haciendo? Estáis
empezando a controlar vuestro cuerpo físico de un modo muy pequeño. Estáis empezando a decir que no
comeréis la carne de los animales, que no tomaréis parte en la destrucción de uno de los Reinos de Dios y
en todos los sufrimientos que ello implica, y que empezaréis a controlar lo que sucede en vuestros cuerpos
físicos, que son los templos de vuestra alma. Empezaréis a comer sólo los alimentos más finos, los
alimentos naturales, que son los mejores para vuestros cuerpos. Empezaréis a responder ante vuestra
alma, en lugar de hacerlo ante los anuncios de las diversas casas comerciales que hacen comidas
usualmente indeseables para la persona espiritual.
En el mundo de hoy viven muchos vegetarianos. Cada día se incrementa el número, pues cada vez son
mas las personas que adoptan los modos de su Creador. Hoy en día especialmente entre los jóvenes, las
almas de la Era de Acuario, el vegetarianismo esta empezando a tomar predominancia, pues algunas de las
viejas almas de la Atlántida están regresando al modo de vida que habían conocido antes. El
vegetarianismo se hará más universal en los próximos veinte o treinta años, pues cuando tenga lugar la
destrucción por el cataclismo, gran parte del Reino Animal quedará destruido y el hombre, que no podrá
comer carne, tendrá que buscar otras cosas. Si os habéis preparado dando ya ese paso, siendo capaces de
vivir con una quinta parte de los alimentos que ahora consumís, de vivir sólo con las frutas de esta Tierra,
habréis dado un gran paso hacia la supervivencia en el cataclismo que ha de venir.
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MATRIMONIO
En la sociedad moderna, la única unión en que participan un hombre y una mujer durante algún tiempo
de sus vidas es la del matrimonio. El matrimonio es la unidad básica de la sociedad en el mundo de hoy.
Las razones espirituales del matrimonio están trazadas muy claramente, pero las razones por las que un
hombre entra en el matrimonio pueden ser muy diferentes, y con sólo examinar el estado del matrimonio en
el mundo occidental de hoy podemos empezar a cuestionamos la necesidad, o incluso la deseabilidad, de
tal unión. El motivo de esto es que muchos de los matrimonios son incorrectos.
El acto del matrimonio espiritual fue establecido por diversos motivos, pero ante todo para que los dos
aspectos de la creación sobre la Tierra, el masculino y el femenino, el positivo y el negativo, el poder y la
sabiduría, pudieran vivir juntos para cumplir un destino común, para cumplir la voluntad de su Creador. La
primera razón del matrimonio debería ser el desarrollo de la relación entre el esposo y la esposa para
cumplir ese destino común, y aunque en ese destino puede incluirse tener niños, aunque ello ocupe muchos
años de sus vidas, no debe ser la parte más importante del matrimonio. El esposo y la esposa son almas
individuales, con sus destinos propios. También tienen que cumplir con su karma ante el otro y ante los
demás. Tienen que realizar tareas individuales que ya habían elegido antes de entrar en la materia.
No es esencial que toda pareja casada tenga hijos. Hoy en día un matrimonio no se considera
completo hasta que no tenga hijos, ¡pero qué equivocado es esto! Los hijos no tendrían que ser el resultado
inevitable del matrimonio. Sólo deberían tenerlos individuos específicos con motivos específicos. Una de las
razones de que este mundo esté tan superpoblado es que el hombre ha utilizado mal el acto sexual y en
lugar de usarlo para la procreación, y sólo para eso, lo utiliza ahora para el placer. La Ley Natural no puede
ser evitada, y sí el hombre realiza el acto de la creación cuando otros factores son correctos, tendrá lugar la
concepción y a su aura vendrá un niño, no necesariamente un niño que deberían haber tenido, sino
simplemente uno que desea experimentar una encarnación en este tiempo sobre la superficie de la Tierra.
Ese niño vendrá a ellos sin que estuviera previsto, sin vinculaciones kármicas, sin vibrar necesariamente
ante ellos, simplemente porque se le dio la oportunidad mientras esperaba en el aura de la Tierra con el
propósito de encarnar.
El hombre de siglo veinte ha creado una imagen alrededor de acto del matrimonio, disfrazando
completamente los hechos auténticos que le conciernen, con el resultado de que los jóvenes de hoy buscan
en el matrimonio factores que no existen o no son relevantes. Se les ha dicho que sólo deben casarse si
están enamorados, pero el amor juega un papel muy pequeño en la atracción inicial del matrimonio. Lo que
debería suceder es que un hombre y una mujer que aceptaron casarse antes de encarnar en la
materia se sienten mutuamente atraídos a causa de ese destino común, y la atracción mutua les
lleva luego al reconocimiento del amor. El amor romántico no es amor real. Só1o es temporal y acaba
pasando, y los que se casaron por ese tipo de amor pronto se desilusionarán cuando desaparezca bajo la
tensión de la vida física.
Ha habido civilizaciones en las que un hombre y una mujer no se casaban por propia elección, sino
porque los sacerdotes de esa época, con su mayor sabiduría, podían ver que estaban destinados el uno al
otro y tenían un destino común. No se casaban porque estuvieran atraídos sexual o físicamente, sino
porque los sacerdotes podían ver en sus auras que estaban armonizados en otros campos, en los planos
que realmente interesan; y esos matrimonios tenían un buen resultado. Hoy en día, que el hombre y la
mujer no comprenden lo que es importante en el matrimonio, porque no aprecian lo que hace que funcione,
sucumben a las presiones de la sociedad y se casan a edad temprana antes de que hayan pensado incluso
en el significado de esa alianza. El resultado de ello es que años más tarde, cuando descubren que su
matrimonio no funciona, se enfrentan al problema de vivir con alguien con quien tienen muy poco en común.
Probablemente para ese tiempo ya han tenido niños y no son libres. Es difícil recorrer el camino de la vida
conscientes de haberse casado con la persona equivocada.
La atracción física debería jugar un papel muy poco importante en el matrimonio, al igual que el
acto sexual. Si os casáis por atracción física, ¿qué sucederá cuando la atracción cambie o no exista
ya? Es importante, por ello, que en vuestro matrimonio no os caséis por el aspecto exterior. Casaros
por una atracción mayor. Casaros porque sabéis que, no importa lo que le ocurra a vuestro
compañero, sentiréis siempre un vínculo común, un destino común durante el resto de vuestras
vidas, porque sabéis que teníais que estar juntos, caminar por un destino común y, quizá, traer a la
materia a hijos destinados.
Hoy en día el hombre suele casarse demasiado joven, y cuando uso el término hombre me refiero a la
humanidad y a la mujer. Debido a la naturaleza del modo en que ha evolucionado el hombre en la sociedad
occidental, alcanza la madurez física en una edad anterior que las generaciones previas, pero hasta que
tiene veintiún años hay que considerar que está en la escuela aprendiendo, ¿y qué sentido tiene que se
case antes de haber acabado todas las lecciones, antes de que su entrenamiento para la vida sea
completo? Cambiará mucho entre los dieciséis y los veintiún años, mucho más que en diez o quince años
de su vida posterior. El hombre debería casarse durante su tercer ciclo, entre los veintiún y los treinta años,
aunque esto puede variar por factores individuales de las vidas de las personas concernidas: el karma que
tienen que pagar a otros, las diversas influencias planetarias bajo las que han nacido, las lecciones que han
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de experimentar, etc.
La sociedad de hoy espera que os caséis jóvenes, y si no lo hacéis así se considera anormal y se piensa
que estáis perdiendo los años más fructíferos de vuestra vida. Qué equivocado es esto. Todos los años de
vuestra vida son fructíferos, se os dan con un propósito, y deben ser utilizados para el fin con que se os han
dado. El matrimonio vendrá cuando vosotros y vuestros compañeros prefijados estéis preparados para ello.
Ambos tenéis libre elección cuando camináis por sendas separadas. Podéis desviaros de ellas, o no
caminar todo lo aprisa que debierais, haciendo así que vuestro compañero espere. Lo que sucede en la
sociedad actual es que los jóvenes no están preparados para esperar. Buscan los placeres del
momento, y se casan demasiado pronto con la persona equivocada.
En el mundo de hoy muchos matrimonios llevan al divorcio porque son incorrectos. Si no hay niños
implicados, si ambos desean separarse por libre elección, es muy aceptable que lo hagan; siempre que, por
supuesto, no estuvieran destinados a casarse. Pues si dos personas se han unido en matrimonio para
reparar ciertas deudas kármicas, quizá causadas por sus conductas cuando estuvieron casados en
encarnaciones previas, evitarlo mediante el divorcio es evitar el destino de esa vida. Pero el divorcio no
debe realizarse si uno de los miembros de la pareja no lo desea. Recordad que la lección de este planeta es
el servicio sacrificial en nombre del amor. Estáis aprendiendo a sacrificaros por otro, y si en este caso el otro
es vuestro compañero de matrimonio, que no desea el divorcio, debéis sacrificaros por la otra mitad. Es
mucho mejor así, pues os llevará a una gran evolución anímica, que divorciarse de alguien que no lo desea,
pues lo que sucede entonces es que tendréis una deuda kármica hacia esa persona y estaréis obligados a
pagarla en otra vida.
Los que os caséis y tengáis hijos no deberíais divorciaros, pues una vez que habéis permitido que
vengan niños a través vuestro sois totalmente responsables de ellos. Es esencial que un niño tenga con él
la vibración del padre y de la madre hasta que haya pasado de los doce años. Un padre que no esté con él
hasta esa edad le está fallando a ese hijo e incurrirá en karma. Por tanto, todos los esposos y esposas que
tengan hijos y se den cuenta de que se han casado con la persona equivocada no deberán obtener el
divorcio ni siquiera aunque deseen casarse con otro. Deberán sacrificarse por sus hijos, pues éstos tienen
una importancia primordial. El hecho de que los padres hayan perturbado sus vidas no significa que tengan
el derecho a perturbar también las de sus hijos. Si los padres pudieran considerar realmente la
responsabilidad de tenerlos, no concebirían tan pronto y tan ansiosamente una vez casados, pues con ellos
el matrimonio queda sellado.
Es esencial que los padres estén con sus hijos hasta la edad de doce anos, cuando el alma se ha
establecido plenamente en el cuerpo, cuando pueden defenderse por sí mismos y entender un poco más
sobre la vida. Más allá de esa edad es más aceptable que los padres se divorcien si lo desean, aunque los
hijos siguen necesitando a los padres hasta que llegan a los veintiún años. A esa edad se considera que
han terminado el período de escolarización y son adultos, teniendo que dar cuentas por lo que hacen. No
necesitan ya el apoyo de los padres, aunque probablemente lo seguirán teniendo. Hasta los veintiún años,
los hijos necesitan de la sabiduría, la guía y el ejemplo de sus padres, por lo que es deseable que los
padres permanezcan juntos para ayudarles aunque quieran separarse. Cuando los hijos lleguen a los
veintiún años, los padres pueden separarse si lo desean. Es sorprendente, sin embargo, la frecuencia que
cuando en ese estadio se les da la oportunidad, muchos de los que querían divorciarse no desean ya
hacerlo. De todas las luchas, conflictos y amarguras surge un acuerdo elaborado, una toma de conciencia
de la otra persona.
Hay un refrán que dice que los matrimonios se hacen en el cielo. Es muy cierto. Los matrimonios
están preestablecidos. La persona con la que os habéis casado la habéis elegido antes de encarnar.
¡Lo único que tenéis que hacer es reconocer a la persona que os está destinada cuando aparezca en
vuestra vida! Usualmente, si no se os persuade en otro sentido, ni siquiera os sentís interesados por
el matrimonio hasta que halláis a la persona adecuada. En ese momento consideráis por vez primera
el matrimonio.
En la mayor parte de los casos se produce entre personas de evolución anímica comparable. Recordad
que a los veintiún años vuestra manifestación anímica es totalmente distinta a la que tendréis a los treinta y
uno, a los cuarenta y uno y a los cincuenta y uno. A esta última edad habréis crecido hasta la completa
realización espiritual, y si vuestro compañero no puede mantener el paso habrá gran tensión en
vuestro matrimonio y vuestro destino. Es muy cierto afirmar que un alma evolucionada raras veces se
casa con un alma que no lo esté, aunque sucede así ocasionalmente, usualmente por motivos kármicos o
más bien por ayudar sacrificadamente a un alma menos evolucionada. Por tanto, una de las primeras
cosas que deberíais descubrir antes de casaros son las ideas básicas sobre la vida que tiene
vuestro compañero, tanto a nivel físico como a nivel espiritual.
Diré aquí, puesto que esta costumbre es predominante en el mundo de hoy, que el matrimonio interracial
es erróneo. Cada una de las razas que encarnan en esta Tierra -la negra, la blanca, la amarilla y la roja-
tiene que aprender una lección distinta. Las cuatro razas fueron concedidas por vuestro Creador a la Tierra
en toda su pureza, y su mezcla es errónea. Podréis pensar que esto es duro, pero es cierto: ningún
matrimonio interracial está destinado.
Debéis recordar que no hay que precipitarse en el matrimonio y que si existe alguna duda la
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resolverá el tiempo. Los jóvenes de hoy se apresuran por las pasiones y frutos del matrimonio, por los
placeres que comporta, pero como puede decir cualquier pareja establecida que haya experimentado
realmente el matrimonio, todos los deseos, imágenes y pensamientos sobre el matrimonio desaparecen
pronto de la realidad y son destruidos. Esperad, por tanto, si hay alguna duda. Pedir inspiración y guía,
que éstas vendrán.
Cuando decidáis casaros, como el matrimonio es un acto espiritual es importante que haya una
ceremonia espiritual. Ese es el motivo de que los contratos civiles que tienen lugar hoy no sean
espiritualmente vinculantes. Pueden ser legales de cara al Estado, pero es deseable que la
ceremonia espiritual del matrimonio se celebre en cualquier templo de cualquier forma, credo o
creencia, y que en ese matrimonio se invoque la bendición del Espíritu Infinito; pues si no pedís
ayuda espiritual en vuestro matrimonio, si no pedís las bendiciones de los seres superiores, no las
recibiréis.
Recordad que aunque estéis unidos por el matrimonio seguís siendo individuos. Cada uno de vosotros
tiene que, cumplir su destino individual tanto como el conjunto del matrimonio. Cada compañero
debe estimular al otro a caminar por su sendero propio. Aunque individuos, crecéis juntos en el
matrimonio, y los que seáis lo bastante evolucionados para casaros con vuestras afinidades anímicas, con
la otra mitad de vuestra expresión anímica en la creación, recordad la responsabilidad de crecer juntos para
convertiros en la unidad a que estáis destinados. Ese es el propósito real de vuestro matrimonio.
Recordad también que los roles del matrimonio no están tan precisamente definidos como cree la sociedad
moderna. El hombre no es siempre el Proveedor. La mujer no es siempre el ama de casa. Los roles
pueden reinvertirse en cualquier tiempo, por cualquier motivo, de cualquier modo. El matrimonio es un modo
de aprendizaje, y en la relación matrimonial aprenderéis muchas lecciones de la vida: control de lo físico,
control de lo emocional, control de la lengua, control del pensamiento.
En cualquier unión, no sólo en el matrimonio, sino también en la amistad o en cualquier reunión de gente
con un propósito común, debe haber equilibrio para que la unión tenga éxito, y también en el matrimonio es
muy importante que haya equilibrio y que éste, una vez establecido, se mantenga. Si un matrimonio ha sido
correctamente consumado y equilibrado a través de su existencia, si el poder de lo masculino se ha
equilibrado con la sabiduría de lo femenino, cuando uno de los miembros muere y regresa a su verdadera
existencia espiritual el otro debería continuar muy felizmente. Esa es la naturaleza de matrimonio
verdaderamente equilibrado, pues en dar y tomar, reconocer siempre la libertad y espiritualidad del otro.
Un hombre y una mujer se unen en matrimonio para conducir juntos sus vidas. Obviamente, una de las
primeras cosas que hay que hacer es establecer una vida física equilibrada. Más importante es, no
obstante, el equilibrio espiritual. Habéis vivido muchas vidas en distintas civilizaciones, habéis creado
vuestros hogares, habéis educado a vuestros hijos, los habéis visto irse y casarse, y habéis vivido de
acuerdo a vuestra conciencia individual. Por tanto, lo que tiene una importancia primordial no es el aspecto
físico o material del matrimonio, sino el crecimiento espiritual o anímico que de él proviene, la
evolución conjunta de las dos conciencias, tal como estaba prefijado de antemano. Si ese
crecimiento espiritual no está teniendo lugar, el propósito del matrimonio no se está llevando a
cabo. El matrimonio no es la unión de dos almas con el propósito de pasar la vida más confortablemente,
aunque muchas personas de hoy se casen con ese motivo. Muchos buscan en el matrimonio compañía,
seguridad, es un acto de egoísmo, incluso de codicia. El verdadero propósito del matrimonio es el
cumplimiento del destino espiritual que acordaron dos almas antes de encarnar en la materia. Para
conseguirlo, debe ser correcto el equilibrio espiritual del matrimonio. Lo importante es el equilibrio entre las
conciencias espirituales de las almas individuales. Si no existe habrá grandes conflictos en todas las épocas
del matrimonio.
Cuando evoluciona individualmente vuestra conciencia es importante que evolucione la de vuestro
compañero. El propósito de la unión espiritual del matrimonio es que cada compañero ayude al otro
conforme avanza a lo largo de su camino, de modo que si uno queda atrás el otro pueda ayudarle a
recuperarse, y que si un o se adelanta el otro pueda darse cuenta y esforzarse por alcanzarlo. Si dos
esposos permiten que el vacío entre ellos se haga muy grande la unión se ha perdido, y el propósito del
matrimonio ha desaparecido. Daros cuenta del peligro. Podéis estar casados y tener hijos a los que habéis
concebido y creado como un acto del destino, pero como vuestra unión espiritual ha fracasado estáis
condenados a un matrimonio sobre el nivel físico o material. Tenéis que permanecer juntos, o deberíais
hacerlo, en beneficio de los hijos que han venido a través de vosotros, y no es una lección agradable de
aprender.
Todas las almas evolucionadas deberían ser conscientes de la espiritualidad de la vida y el
matrimonio. Deberían saber que el matrimonio no es estar juntos, tener hijos y dirigir un hogar, pues han
hecho esas cosas muchas veces y deberían ser capaces de hacerlas como si se tratara de una segunda
naturaleza. Están aquí para aprender la espiritualidad del matrimonio, pues en última instancia lo que
les sucederá es que los últimos matrimonios que tengan sobre la Tierra con cuerpos físicos los
tendrán con sus verdaderas afinidades que darán como resultado la unión de sus almas en una
chispa de conciencia completamente equilibrada. Cuando lo hayan logrado podrán considerarse a sí
mismos adeptos al orden superior.
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Todos debéis esforzaros por mantener el equilibrio espiritual de vuestros matrimonios. Si trabajáis por
este equilibrio en lugar de por el material, este último se producirá, pues «tal como es arriba, es abajo». En
tanto en cuanto prestéis consideración y amor a vuestros compañeros en el aspecto espiritual, ello se verá
reflejado en los aspectos material y físico. Recordad cuando os entregáis a vuestra pequeña
personalidad, a vuestras emociones, amores, odios, estados de ánimo, estáis perturbando a
vuestros compañeros además de vosotros, y al dañar a vuestros compañeros os creáis Karma. Así
os estáis afectando no solo en esta vida, sino también en las venideras. Prestad atención, por tanto, a este
equilibrio espiritual, pues cuando es correcta la espiritualidad del matrimonio no importan los otros factores.
Si establecéis ese equilibrio habréis establecido el equilibrio de la vida; y habréis establecido el
equilibrio para la eternidad.
REENCARNACIÓN
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oportunidad de pasarlos de nuevo en la nueva existencia. Esta analogía no es más que una descripción
muy simplificada de la vida física. Se os ha dicho muchas veces que «así como es arriba, es abajo». Podéis
tomar el ejemplo de la asistencia a la escuela y elevarlo al nivel de la vida física sobre la Tierra. Podéis
tomar el ejemplo de la vida física sobre la Tierra y elevarlo al nivel de la vida en los planos superiores de la
existencia que están presentes dentro del cuerpo espiritual, que conocéis como el Sistema Solar.
Podéis decir: «Bien, puedo aceptar eso, pero ¿por qué tienen que morir las personas en accidentes tan
trágicos?, pues posiblemente no podrán aprender nada si están muertos.» Tenéis que considerar entonces
lo que están aprendiendo y quién está aprendiendo a través del acto de la muerte. Recordad que la lección
de la muerte es aprendida generalmente por las personas que permanecen vivas. Para una persona que
muere pacíficamente mientras duerme el acto de la muerte nada significa. Para una persona que muere tras
una enfermedad larga y penosa, la muerte es un alivio agradable. Los que sufren son los que han visto
morir a un ser amado, los que tienen conciencia de ese sufrimiento y sienten la pérdida cuando esa persona
se ha ido. Sin embargo, cuando una persona tiene una muerte violenta, como en un accidente de aviación,
asesinado o en una guerra, se producen grandes influencias sobre el alma en el momento de la muerte,
pues en la muerte repentina o violenta el alma vibra y en las muertes de esta naturaleza es principalmente
el alma individual concernido la que está aprendiendo.
Es difícil que las almas no evolucionadas entiendan por qué la gente debe morir antes de que acabe su
«cupo asignado», pero ¿cuál pensáis que debe ser el cupo asignado al hombre? ¿Setenta años? ¿Es eso lo
que el hombre debe esperar vivir? ¿Con cuánta frecuencia desearíais que un hombre estuviera muerto?
¿Con cuánta frecuencia os sentís aliviados cuando han matado a un hombre? Si un hombre ha cometido un
asesinato, ¿os sentís aliviados cuando él mismo es «asesinado» por las autoridades como castigo por el
delito cometido? Vuestro juicio con respecto a si una persona ha vivido o no su tiempo asignado estará
influido por vuestro punto de evolución. Sin embargo, el factor importante que debe ser considerado en todo
esto es que vuestras vidas están planificadas. No se trata sólo de que elijáis el cuerpo en que vais a
encarnar, los padres que van a concebiros, las influencias planetarias bajo las que vais a nacer, el país en
que vais a vivir, vuestro modo de vida y el compañero con que os vais a casar, sino que también elegís el
momento de la muerte y el modo en que vais a morir.
Como dije antes, esta Tierra es una escuela, y aprendéis incluso cuando os equivocáis. Si os enfrentáis
a una prueba y falláis, tendréis que repetirla. Por tanto, si en una vida no aprendéis las lecciones que os
estaban dedicadas, en otra vida se os presentarán de nuevo; pues no podréis progresar -y toda la vida es
una progresión hacia arriba, una espiral hacia arriba- hasta que hayáis aprendido esas lecciones. Por
ejemplo, si encarnáis para aprender la lección de la pobreza, si no la aceptáis elegantemente y no
reconocéis que es simplemente una condición de la mente y no un hecho espiritual, tendréis que
experimentar muchas encarnaciones hasta que lo aprendáis. Es muy posible que en una encarnación seáis
ricos y en la otra pobres, en una rey y en la otra mendigo. De esto se deduce que vuestra conducta en una
vida, ya seáis rey o mendigo, afectará en gran manera a las otras vidas.
Sé que muchos de vosotros sois conscientes de la Ley del Karma. El karma se ha descrito como la ley
de la causa y el efecto. Lo que hagáis producirá -un efecto. Lo que enviéis os será devuelto, si no en esta
vida en la otra. Si pensáis bien en ello, se trata de una ley muy justa. Todo lo que hay en el Universo está en
equilibrio, desde las estrellas y los planetas de arriba a la Naturaleza de abajo. ¿No sería injusto que el
hombre viviera una sola vida y que en ella pudiera, por ejemplo, asesinar a alguien y salir beneficiado de
ello? La Ley de la Creación no conoce el desequilibrio. Todo está en equilibrio, y por tanto los Señores del
Karma, los Seres Superiores que pesan la balanza de la justicia, equilibran el efecto de lo que ha hecho una
persona. Estos Señores del Karma juzgan espiritualmente. No son como vuestros jueces en vuestros
tribunales terrestres. Aplican la Ley del Universo, la Ley del Espíritu Infinito, y juzgan desapasionadamente
lo que ha hecho una persona.
Supongamos, por ejemplo, que en un ataque de cólera habéis matado a alguien. Incluso aunque estéis
verdaderamente arrepentidos por lo que habéis hecho y hayáis aprendido la experiencia, la Ley del Karma
decreta que debéis un pago igual a la persona que habéis matado. Eso no significa que esa persona tenga
que mataros. Eso no sería un pago. Significa que puesto que habéis matado a esa persona y quizá habéis
abreviado su vida en otra encarnación, tendréis quizá que sacrificar por libre elección vuestra propia vida
física para ayudar al desarrollo o evolución de esa persona, bien demostrándole una lección con vuestra
propia muerte, bien aceptando una herida física o una enfermedad en circunstancias que constituirían una
prueba para esa persona. Por tanto, lo que a nivel superficial parecería una muerte trágica o injusta, una
enfermedad o pérdida material, no es en realidad un azar del destino sino que puede ser el resultado de
vuestras propias acciones en la otra vida o vuestra oferta, antes de descender a la presente encarnación,
para pagar determinadas deudas kármicas.
Reencarnáis sobre la superficie de esta Tierra por dos motivos básicos: en primer lugar, para aprender
con vuestras experiencias en esta escuela de la vida, y en segundo, para pagar deudas kármicas que
habéis acumulado en otras vidas. En vuestro nivel de conciencia es muy difícil entender el karma, y
entender que un acto de una vida puede producir un efecto en otra. Si hay posibilidad de que el karma
causado por vuestras acciones en una vida sea pagado en esa misma vida, los Señores del Karma actuarán
para equilibrar la balanza. Pero a veces, como cuando habéis matado a alguien, eso no es posible, y
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entonces el karma tendrá que ser pagado en una encarnación posterior.
Sed conscientes de que todos los incidentes de vuestra vida tienen un significado. Siempre hay un
significado cuando pensáis que el destino está siendo cruel con vosotros. Tratad por tanto de buscarlo.
Buscad en vuestra vida para saber lo que habéis hecho. Examinad los incidentes que os han ocurrido.
Tratad de buscar un significado subyacente y veréis y entenderéis el mayor propósito de la vida. No existe
el azar. No existe el destino ciego. Todo lo que ocurre sobre la superficie de esta Tierra sucede por un
motivo. Puesto que habéis nacido con el don divino de la libre elección, lo que elijáis tendrá un efecto no
sólo sobre vosotros sino también sobre los que os rodean. El hombre ha de aprender a ser responsable no
sólo de sí mismo sino también de sus compañeros. Por tanto, el karma se aplica no sólo a los individuos
sino también a los pueblos, ciudades, países y, por supuesto, a la Tierra como totalidad.
Podréis preguntamos: «¿Por qué el hombre no recuerda sus vidas previas? En ese caso sería sencillo
aceptar la reencarnación.» El mecanismo de vuestra mente ha sido sabiamente ideado por vuestro Creador
para que no podáis recordar acciones pasadas. En algunas partes de vuestra mente hay pequeñas puertas
que sellan el pasado. Ello significa que hasta que hayáis adquirido cierta conciencia en una encarnación no
podréis extraer los recuerdos de vuestras vidas anteriores. Hay personas que ocasionalmente tienen flashes
de memoria, cuando por un instante se levantan las portezuelas. Ello se debe a un fallo en el mecanismo de
la mente, o más posiblemente ha sido estimulado por un acto particular en su encarnación presente, quizá
al visitar cierto lugar o presenciar una experiencia sufrida en una encarnación previa.
En general, no recordáis las vidas pasadas. No conocéis las vidas futuras. Sólo sois conscientes de la
vida en el cuerpo físico de vuestra presente encarnación. Conforme desarrolléis vuestra conciencia en la
vida actual extraeréis la sabiduría y los exámenes que habéis sufrido en las vidas pasadas, hechos que se
irán presentando lentamente en vuestra conciencia para que los uséis. Eso que llamáis a veces conciencia
contiene toda la sabiduría y conocimiento que habéis retenido de la experiencia en vidas pasadas. Sentiréis
que no está bien robar, que no está bien matar. Os sentiréis culpables si no ayudáis a vuestros compañeros
cuando os lo piden. Sentiréis esas cosas porque ya habéis aprendido las lecciones antes. Por tanto, las
personas con gran conciencia poseerán una gran influencia anímica.
En realidad no tiene interés conocer vuestras vidas pasadas. Así como los cuerpos físicos que
habitasteis no poseen significado ahora, vuestro cuerpo físico actual carece de significado para vuestras
futuras encarnaciones. Aunque sería agradable saber quiénes fuisteis en épocas pasadas, especialmente si
habéis sido alguien importante, la mayor parte de vosotros se sentiría jactancioso y se dejaría influir en el
modo en que vive su encarnación actual. Podría impediros aprender las lecciones de esta vida. Muy a
menudo, el conocimiento de las vidas pasadas se os revela sólo en el momento de la muerte. El hombre
prefiere siempre mirar al pasado en lugar de vivir en el momento, y si conociese sus vidas pasadas se
sentiría aún más tentado de mirar hacia atrás. No quiero decir con esto que no podáis conocerlas, pues el
contenido total de todas las vidas que habéis vivido -y muchos de vosotros lleváis miles de vidas en un
cuerpo físico- está escrito en un registro conocido con el nombre de Registro Akásico. Este puede ser
examinado cuando tenéis conciencia para mirar en el registro y ser conscientes de sus contenidos sin
permitir que influyan en vuestra vida actual.
Os pediría que trataseis de examinar la vida, de ver el significado y el equilibrio que hay en ella, que
comprendáis que vuestro Creador, que conoce todos los cabellos de vuestra cabeza, es consciente de todo
lo que se os hace, justo o injusto, y de todo lo que hacéis, justo o injusto. Comprended que actuáis
produciendo un efecto no sólo en esta vida sino también en las que habrán de venir. No podéis dañar
a un hermano sin que el daño revierta en vosotros. ¡Qué agradable sería la vida sobre este planeta si el
hombre de hoy fuera consciente de ese hecho! Si los países que combaten supieran que el karma por
luchar para ganar un trozo de tierra o apoyar una ideología lo tendrán que pagar, aunque ganen esa guerra.
La causa producirá un efecto. En consecuencia, motivad siempre vuestras acciones con la más pura y alta
espiritualidad.
Si pensáis que el destino no os ha sido amable, si habéis sufrido una pérdida o muerte en la
familia, tratad de ver el motivo de ello. Tratad de entender las tragedias mundiales, como las llamáis,
y de comprender que no son realmente tragedias: perder la vida no es algo final, y sufrir una
enfermedad es sólo temporal, pues la vida en un cuerpo físico es breve. Cuando estéis enfermos
tratad de comprender esa enfermedad. Tratad de aceptarla, de transmutarla y de aprender de ella, en
lugar de mirar hacia adentro y apenaros de vosotros mismos. Comprended que nada sucede sin una
razón. Entended que si descubrís la razón entenderéis el principio de la reencarnación; entenderéis
así una de las Leyes más grandes del Universo, pues controla todos los aspectos de la existencia,
desde la vida que hay bajo vosotros, pasando por la vida que hay a vuestro nivel y llegando incluso
a la vida de vuestro Creador, que está encima de vosotros.
Vuestro mundo actual es muy imperfecto. Hay mucho mal y mucha ignorancia. Ello se debe a que se
están perdiendo los verdaderos valores espirituales que deberían existir sobre la Tierra, que deberían ser
enseñados y ejemplificados. El hombre ha pasado por Eras Oscuras y de ellas ha emergido una sociedad
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sin Dios, una sociedad que se inclina sólo sobre el avance material y excluye todas las cosas espirituales. A
causa de ello se ha producido un desequilibrio, con independencia de lo correctamente que haya avanzado
el hombre por su camino material, pues no se puede dar el uno sin el otro.
Hoy en día la vida en el cuerpo físico presenta muchos problemas a los que habéis evolucionado lo
suficiente para entender la naturaleza de la espiritualidad en el hombre y apreciar cómo debería vivirse. Si
llevas una vida que crees correcta eres casi único, y sobresales entre cien mil. Sois vosotros los que
no sois «normales». Resulta difícil luchar contra la corriente, pero es lo que tenéis que hacer. Durante toda
la historia del hombre, mientras ha luchado por evolucionar sobre este planeta, siempre han estado solos
los verdaderos discípulos de la Luz y el Espíritu Infinito. Si el hombre llevara una vida realmente espiritual no
habría necesidad de que el Espíritu Infinito mandase a la Tierra Maestros y Profesores para ejemplificar el
modo en que el hombre debería vivir, pues el hombre al ser consciente, ya estaría en contacto con ellos. Ya
les estaría escuchando, aprendiendo de ellos y siguiendo su verdadero camino espiritual. Pero una vez que
se rompe este vínculo, y el hombre deviene ignorante, sólo mediante estos Maestros que encarnan en la
materia sobre la Tierra y ejemplifican la Infinita Sabiduría con las palabras y los hechos es posible enseñarle
al hombre cuál debería ser el camino de su vida.
Si queréis ser verdaderos ejemplos de espiritualidad debéis acostumbraros a estar solos. Lo que digáis
será diferente. Lo que penséis será diferente. Os comportaréis de modo diferente a como lo hará quien
esté a vuestro lado. Tomad conciencia del hecho de que no vais a ser «uno de la masa». Esta es la primera
lección para cualquiera que trate de andar por el camino verdadero y ejemplificar la Infinita Sabiduría.
Debéis preparamos para una vida solitaria. Tendréis amigos, pero pocos amigos espirituales. La mayor
parte de vuestros amigos irán y vendrán con intervalos frecuentes. Descubriréis que tienen poco en común
con vosotros, o vosotros con ellos. No importa el modo en que consideréis sus conductas, hábitos y
costumbres, os será difícil aceptarlas en vuestros hogares, pues ejemplificarán las mismas cosas que
vosotros rechazáis. Descubriréis que vuestro círculo de amigos se irá reduciendo conforme vayáis
evolucionando. Ya no os será posible relacionaras y comunicaras con quien acostumbrabais, pues conforme
el camino se haga más estrecho y empinado disminuirá el número de los caminantes.
Una vez que hayáis elegido andar por ese camino y os hayáis preparado para ello -y con esto me refiero
a que la conciencia anímica prepara a la conciencia de la personalidad para lo que ello implica-, tendréis
que aprender a presentar al resto de la humanidad lo que conocéis como la Verdad. Siempre tendréis
que decir la Verdad tal como la conocéis aunque ofenda a alguien que os sea querido; pues ¿qué es, al fin y
al cabo, lo que estáis ofendiendo? ¿No es su personalidad? Por cierto que no será la conciencia de su alma,
pues a ésta nunca puede ofenderla la Verdad. Además lo que siente preocupación por ofender a otros es
vuestra propia personalidad. No podéis aceptar lo que diga la gente si en el fondo de vuestro corazón sabéis
que es erróneo y falso. Eso no significa que deliberadamente salgáis y busquéis la discusión y la defensa de
vuestro punto de vista. Significa simplemente que cuando os encontréis con gente y converséis, cuando
entréis en contacto con personas en vuestras vidas cotidianas y se planteen las situaciones o problemas,
por buscar la paz no debéis negar lo que sabéis y permanecer en silencio. Afirmar lo que sabéis. No
tenéis que decir cómo o por qué lo sabéis. Tenéis que decir lo que sabéis. Eso es todo.
Tenéis que ejemplificar la Verdad tal como la conocéis, no sólo con vuestras palabras sino también con
vuestras acciones. Tenéis que llevar la vida que sabéis que es correcta. No convenceréis a nadie si
decís una cosa y hacéis la opuesta. Por ejemplo, no es bueno decir en público que todos los hombres son
hermanos y deberían vivir en paz y luego ir a casa y luchar con vuestra esposa, pues eso no convence a
nadie. Debéis demostrarlo con el ejemplo. Así es como tenéis que convencer a la gente.
Como durante muchas vidas el hombre ha engañado con falsedades, se ha construido dentro de sí
mismo dentro de su alma, una protección contra las palabras de sus semejantes. Durante su evolución, el
hombre no evolucionado se ha comunicado por medio de la palabra. En fases superiores de conciencia,
cuando la Tierra estaba más evolucionada, no se utilizaban las palabras, pero durante la mayor parte del
tiempo el hombre se ha comunicado por medio de ellas y, como tal, gran parte de la perversidad y la maldad
del hombre vino a través de su boca. Por eso el hombre tiene una resistencia interna a la palabra pero no
puede resistirse a la Verdad, su alma no puede negarla, cuando la ve. Si ve la Verdad con los ojos la ve su
alma, y no puede negarla. Un acto vale mil palabras.
Si realmente deseáis andar por el sendero, prestar particular atención a vuestras acciones. Tomad la
costumbre de que siempre que vayáis a hacer algo pensadlo primero cuidadosamente, en especial
cuando afecte a vuestros semejantes, para que vuestras acciones, cuando las realicéis, sean el resultado
de un juicio cuidadoso, no de rápidas decisiones de la personalidad. El hombre os recordará más por
vuestras acciones que por vuestras palabras.
Muchos de los principios básicos de la vida en vuestro mundo de hoy están equivocados, por lo que os
encontráis en conflicto con ellos en casi todos los aspectos de la vida. Comeréis de modo diferente.
Beberéis de modo diferente. Viviréis de modo diferente. Os comportaréis de modo diferente. Pensaréis de
modo diferente. Sentiréis de modo diferente. En todo esto seréis diferentes de los que os rodean. Por tanto,
es muy fácil crear el conflicto y provocar la enemistad de la gente. Debéis de procurar, sin embargo, que la
gente no se enemiste con vosotros. Si vuestras acciones son correctas producirán diferentes respuestas en
la gente de acuerdo con su evolución anímica. Si un hombre reconoce la verdad en vosotros, a veces su
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personalidad se sentirá molesta, y sentirá disgusto por vosotros. Tendréis que aceptarlo. Ese es el motivo
de que estéis aquí. Finalmente, cuando vea el ejemplo continuamente ante él, ese hombre cambiará.
De lo que debéis guardaros es de convertiros en antagonistas de vuestros semejantes menos
evolucionados. Si veis matar a un hombre, si le veis robar, si le veis decir mentiras, incluso aunque lo veáis
tratando de destruir la Verdad que habéis establecido, no debéis sentir enemistad hacia él y crear malos
pensamientos a causa de lo que está haciendo. Es una lección muy difícil de aprender. Recordad que sois
los seres evolucionados, y el primer deber de los seres evolucionados es que están aquí al servicio de sus
hermanos menos evolucionados; hay que tener también en cuenta que con el poder de su pensamiento
evolucionado pueden crear fácilmente una fuerza mayor para el mal.
De modo que debéis ser tolerantes con vuestros hermanos menos evolucionados que no piensan y
actúan como vosotros. Para muchos de ellos sólo es el resultado de que son productos de la Era, de las
falsedades que les fueron enseñadas y que han pasado de generación a generación. Recordad las
dificultades que habéis experimentado para cambiar de modos de vida y expandir vuestra propia conciencia.
Quizá hayáis tenido un entorno más favorable y recibido más ayuda que vuestros hermanos menos
evolucionados, y por tanto estéis en posición de ayudarles. Nunca podéis obligar a un hombre a creer
algo. Podéis obligar a un hombre a hacer casi todo: la historia de vuestra Tierra lo a demostrado,
pero no podéis obligar a un hombre a creer en algo en lo que no cree. Podrá decir que lo hace, pero
no creerá si no quiere. No podéis forzar a su alma.
Otra de las grandes lecciones que tenéis que aprender es la de cómo y cuándo enseñar. ¡Recordad que
no habéis sido enviados a convertir el Mundo! Las almas más evolucionadas encarnan con un motivo
específico, con destinos y tareas importantes por cumplir, pero el factor vital que tenéis que aprender y
entender, si vais a convertiros en profesores, es saber cuándo enseñar. El único criterio que se aplica a
esto es que enseñéis sólo a los que desean aprender. Con esto quiero decir que no es bueno hablar a
personas que no desean escuchamos. No es bueno salir a las calles tratando de convertir a la gente a
vuestras creencias. Sólo deberíais enseñar a los que vienen voluntariamente a vosotros, a los que os
preguntan, a los que quieren escuchamos por iniciativa de su alma.
La dificultad, una vez que la gente ha venido a vosotros, es saber lo que tenéis que enseñarles. De
nuevo es la sabiduría de vuestra alma la que debe decidir lo que deberíais decir. Tenéis que juzgar la
naturaleza de su evolución anímica. ¿Qué son capaces de entender, las cosas superiores o las inferiores?
¿Qué debéis decir a un hombre, de una vez, de modo que lo entienda? Todo esto lo aprenderéis con la
práctica y la experiencia. Todos los profesores han de pasar por ese estadio. Recordad que ante un público
es mejor hablar a las almas menos evolucionadas y saber que ellas entienden, y por tanto todos los demás
a quienes habláis, en lugar de hacerlo a un nivel tan alto que sólo unos pocos puedan entender y el resto se
quede asombrado y quizá empiece a perder un poco la fe en el motivo por el cual han ido a vosotros.
Recordad que son las personas a las que habláis las que han de descubrir por sí mismas. Nosotros, los
de la Jerarquía, en nuestro nivel de existencia, estamos diciendo siempre que es sólo tanto lo que podemos
enseñaros, que es sólo tanto lo que podemos deciros hasta que estéis dispuestos. El resto debe provenir de
vuestro interior. La lección básica que deberíais enseñar siempre sería la siguiente: «Mirad dentro de
vosotros mismos, pues ahí está el Reino de los Cielos.» Tenéis que conseguir que el hombre mire en su
interior, que escuche a su propia alma y siga a su propia conciencia. Recordad que lo que es correcto para
un hombre será incorrecto para otro. Todos los hombres son diferentes. Todos los hombres piensan de
modo distinto y actúan también de modo distinto. No juzguéis. No digáis que uno tiene razón y el otro
está equivocado. Lo único que podéis hacer, como ha hecho todo Maestro que ejemplificando el Principio
Crístico ha tocado el planeta Tierra, es poner el ejemplo y dejar que el hombre lo siga e imite. Eso es todo.
Una de las mayores tentaciones que existe para un alma evolucionada que sea profesor es sucumbir al
poder de su propia capacidad como profesor. Cuando refleja la Verdad y habla de ella y convence a
muchos, y cuando ve los resultados, crea un profundo sentimiento de poder y majestad por lo que hace.
Algunos de los mayores profesores del Espíritu Infinito han olvidado que son sólo instrumentos, que no son
la fuente de la sabiduría, y que también ellos son almas que están aprendiendo y cumpliendo un destino.
Por tanto, debéis resistimos a la adulación de las personas que se adhieran a vosotros, de aquellas que
incluso os veneren por lo que decís y hacéis. Es una tentación difícil de resistir. Debéis decir siempre que
sois un mero instrumento a través del cual fluya la Sabiduría de Arriba, y que no es a vosotros a quien hay
que dar las gracias, sino a su Creador.
Finalmente, no busquéis resultados inmediatos. No sentiros heridos o sorprendidos si habláis ante un
público y al final de vuestra conferencia nadie sonríe ni parece entender, y todos dan la impresión de irse
confusos. Aunque quizá no comprendan en el momento, la semilla habrá quedado sembrada y después
comenzará a germinar siguiendo sus propios procesos de pensamiento. Puede que ni siquiera recuerden
que habéis sido vosotros quienes habéis puesto la semilla. No importa. No preocuparas, ni siquiera si en
toda vuestra vida veis unos resultados tangibles a vuestros esfuerzos. Recordad la vida del Nazareno.
Hacer el papel de profesor espiritual, ejemplificar la Sabiduría Infinita, es una encarnación de prueba.
Requiere que vigiléis todas vuestras acciones, todas vuestras palabras, de modo que seáis un ejemplo para
los otros, exige que en ningún momento confundáis a un hermano menos evolucionado. Si os establecéis
como profesores, estad seguros de que andáis por el camino, pero si con el ejemplo o intencionadamente
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confundís o dañáis a un hermano menos evolucionado, produciréis un gran karma. Por tanto, antes de que
empecéis a enseñar, antes de que empecéis a decir «Creo, sé y lo demostraré», mirad dentro de vosotros
mismos y aseguraos de que es un verdadero reflejo del Espíritu Infinito.
Sobre la superficie de la Tierra existen cuatro Reinos de la Materia: Animal, Vegetal, Mineral y Humano.
Son cuatro vibraciones individuales que están simbolizadas por los cuatros brazos iguales de la verdadera
cruz de esta Tierra. Todos estos reinos, deben vivir en equilibrio y armonía. El Reino Humano tiene una
vibración superior a los otros tres, y el hombre, como es el ser más evolucionado, se encuentre en una
posición de responsabilidad mientras vive en la materia durante su encarnación sobre la Tierra; pues es
natural que las almas o seres de menor evolución miren a los seres más evolucionados en busca de
ejemplo. Así como el hombre mira a sus profesores espirituales, ya sea el Nazareno, el Buda o Mahoma, y
se esfuerza por seguir su ejemplo, el ejemplo de un ser más evolucionado, así los otros tres Reinos de la
Materia miran al hombre buscando ejemplo, y tratan de seguirle. Por tanto, el hombre tiene una gran
responsabilidad a este respecto.
Los reinos Vegetal y Mineral son controlados por los Señores de la Materia que habitan dentro de la
Tierra y que por medio de sus siervos en los reinos elementales dominan la materia en la superficie de esta
Tierra. Sin embargo, los elementales siguen e imitan al hombre. Aunque el hombre no puede ver a los
elementales y, salvo en ciertas ocasiones, ellos no pueden verle, reciben los pensamientos y emociones del
hombre y las imitan. El, Reino animal difiere del vegetal y el Mineral en que, al igual que el Humano, fue
creado por el aliento perfecto de vuestro Creador. Los animales no tienen almas individualizadas como el
hombre, pero pertenecen a lo que podrían llamarse un grupo anímico. Hay un grupo anímico para los
leones, otro para las vacas, otro para los perros, etc. Al igual que el hombre en su espíritu individualizado es
una parte del Logos Solar, vuestro Dios, cuyo espíritu habita en el Sol, y al igual que un día cuando hayáis
evolucionado regresaréis a esa chispa, a ese espíritu que hay dentro de vosotros, a ese Dios, así todo
animal que encarna sobre la superficie de la Tierra regresa a su alma de grupo cuando se produce el
proceso de muerte. Estoy señalando esta diferencia entre los cuatro Reinos sólo para que podáis ver el
vínculo que hay entre los reinos Animal y Humano cuando se les compara con los otros dos reinos, que
carecen de alma.
Si pudiera haceros retroceder, en el tiempo, sobre la superficie de la Tierra, antes de que al hombre se le
diera el don de la libre elección y la habitara en perfección, podríais ver la vida como una totalidad en
perfección. Podríais ver reproducida en la Tierra una réplica completa de la vida en las esferas superiores.
Podríais ver los cuatro reinos de la Materia viviendo en armonía y equilibrio. Veríais al Reino Animal
viviendo en perfección al imitar al hombre perfecto. No estaría presente el mal. Sin embargo a causa de la
de la desarmonía del hombre, la vida de hoy presenta un aspecto muy diferente. Por tanto, si os doy unas
cuantas ideas con respecto a cómo debería vivir el Reino Animal, cómo vivió hace eones de tiempo, quizá
os ayude a apreciar cómo deberíais tratar hoy al Reino Animal.
Cuando el hombre habitaba en perfección le sucedía lo mismo al Reino Animal. Los animales vivían en
armonía entre sí. No luchaban, se atacaban ni comían, pues todos eran vegetarianos: todos vivían de
hierbas y de los frutos de la Tierra. Morían, por supuesto, al igual que el hombre, pero lo hacían en el
momento previsto de acuerdo con el alma de grupo a que pertenecían y con el propósito o destino de la
especie. Eran libres para moverse por la Tierra adonde desearan, y llevaban a cabo a la perfección su parte
en el equilibrio de la estructura de la materia sobre esta Tierra. Llevaban las semillas y las hierbas alrededor
de la Tierra. Eran responsables del crecimiento de la vegetación y, al mismo tiempo, limitaban su
crecimiento. De hecho eran labriegos del hombre, pues llevaban y plantaban la semilla para él, la abonaban
y ayudaban a su crecimiento. Estaban al servicio del hombre, tal como había planeado su- Creador.
A su vez, el hombre que vivía en perfección, no poseía ni controlaba a los animales. Eran libres para
errar por donde deseasen. Si el hombre necesitaba la compañía o el servicio de un animal, el pensamiento
enviado desde una mente perfecta era toda la atracción que se necesitaba para que el animal requerido
acudiese a su servicio. Si en algún momento el animal no quería quedarse, el hombre le permitía que se
fuese cuando lo desease. La atracción era mutua. El hombre no poseía ni controlaba a los animales, los
pájaros del aire ni los peces del mar. Los consideraba como chispas de la creación que no habían
evolucionado tanto como él y por tanto era consciente de su responsabilidad hacia ellos. Comprendía que
en modo alguno debía dar algún ejemplo que pudiera degradar o confundir al Reino Animal. En modo
alguno debía dañar a los animales, pues no se puede dañar a un ser menos evolucionado: hay que ayudarlo
de acuerdo con su punto de conciencia. E1 hombre no necesitaba matar a ninguna especie animal para
procurarse comida, pues era frutícola y vivía de las frutas de la Tierra. Algunas especies del Reino Animal,
que no estaban tan evolucionadas, tomaban su alimento de las hierbas y raíces, pero ésa era la naturaleza
de su evolución, y el Reino de las Hierbas se sacrificaba voluntariamente por el Reino Animal.
Podríais decir: «Eso me parece un hermoso cuento de hadas, incluso aunque lo crea y lo acepte, tiene
muy poca relación con el mundo de hoy, en donde el Reino Animal existe en un entorno muy diferentes.» Es
cierto que los animales salvajes se matan unos a otros. Lo necesitan para sobrevivir. El hombre cría sus
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animales domésticos, y mezclando las semillas de especies individuales incluso ha «inventado» nuevas
razas. Cierto que el entorno y el Reino Animal han cambiado, pero la responsabilidad de ello es totalmente
del hombre, ¿y qué ha hecho el hombre? Lo ha convertido en su esclavo. El animal está obligado a
obedecer su voluntad, todos sus antojos, a sacrificarse para bien del hombre, cuando el hombre, que tiene
vibraciones superiores, debería sacrificarse por el Reino Animal.
El hombre no debería aceptar o exigir el sacrificio del Reino Animal para poder alimentarse. En el pasado
había épocas en las que el hombre no evolucionado, por no saber nada mejor, necesitaba sacrificar al
Reino Animal para sostener su vida. Cuando el hombre vivía en cuevas, cuando apareció el hombre
prehistórico que vosotros conocéis, podría decirse que había excusa para, que exigiese el sacrificio del
Reino Animal. Pero, ahora que la conciencia del hombre, ha evolucionado y vive en tan alto estado de
civilización no necesita pedir, y ni siquiera esperar, que el Reino Animal se sacrifique por él. El hecho de que
el Reino Animal tenga «rojos los dientes y las garras», como dijo un poeta, de que los animales se maten
unos a otros, es un puro reflejo de la propia conducta del hombre. Pues ¿qué hace el hombre de hoy
sino matar a sus semejantes, bien físicamente o con los pensamientos erróneos que envía al éter que rodea
a la Tierra? Cuando el hombre tiene tan poco respeto por la vida de sus semejantes, ¿Cómo iba a respetar
la vida de un animal al que considera como un ser menos evolucionado? Cuando el hombre roba y engaña,
cuando trata cruelmente a sus semejantes, ¿qué otra cosa va a hacer el Reino Animal, dado que copia su
ejemplo? Si el hombre vive en desarmonía, si destruye la Tierra y los Reinos de la Materia, ¿qué otra cosa
hará el Reino Animal sino seguir su ejemplo?
La Naturaleza, y el Reino Animal en particular, no siempre han sido como hoy. Como el hombre ha
estado en el error durante muchos siglos, el Reino Animal ha evolucionado hasta el estado actual, en el que
sólo han sobrevivido los animales que se adaptaron. Lo que llamáis cadena evolutiva es en verdad un
reflejo de la evolución del hombre, pues los animales que han sobrevivido lo hicieron matando a los más
débiles y viviendo de ellos para sostenerse. Contemplad la vida salvaje y veréis que un animal mata a otro
para alimentarse. Lo que ese animal deja es comido por otro y lo que este último deja aún es comido por
otro, etc. Hay una cadena de acontecimientos que superficialmente podría parecer natural, pero que si
reflexionáis más os resultará totalmente innatural. Los animales, como el hombre, deberían vivir en
completa armonía y equilibrio, cumpliendo cada uno con la voluntad y propósito de su Creador.
No es posible, desde luego, que el hombre cambie repentinamente su actitud hacia la alimentación de
carne animal; y aunque todo el mundo en la superficie de la Tierra se negase a comer la carne de los
animales, el Reino Animal que el hombre ha creado mediante métodos artificiales y producción en masa
necesitaría ser atendido y cuidado. Por tanto, la situación ha de cambiar lentamente. Lo único os pido á los
que seáis conscientes, a los que os consideréis evolucionados, es que utilicéis la conciencia para decidir
sobre vuestra relación con el Reino Animal.
En el mundo de hoy está muy de moda tener animales en casa. Esto también es de mucha
responsabilidad. Hoy en día compráis y vendéis los animales como vuestros antepasados compraban y
vendían esclavos en el mercado. El hombre civilizado acepta que la esclavitud es errónea e indefendible a
nivel moral. Pasará un poco de tiempo antes de que acepte que la esclavitud del Reino Animal es
igualmente equivocada e indefendible. No deberíais comprar y vender animales, pues no son vuestros para
que así podáis hacerlo: ni siquiera los creasteis. Se han formado a partir de la materia de esta Tierra y sus
almas pertenecen al alma de grupo de su especie, no a vosotros. Incurrís en riesgo de gran karma por el
modo en que tratáis a vuestros animales, con vuestra motivación para quererlos, por cómo los compráis,
cómo cuidáis de ellos y cómo los vendéis. Si en algún momento abusáis de las Leyes Naturales de esta
Tierra creáis karma para vosotros mismos.
Recordad que si quitáis a un animal de su entorno natural y lo aceptáis como vuestro cachorro, como
vosotros decís, sois total y completamente responsables de ellos en todos los aspectos. Deberíais tratarlos
como si fueran vuestros propios hijos. Sois responsables todas sus necesidades, no sólo de las físicas, de
donde vive y duerme y de la comida y bebida que ingiere, sino también de su total bienestar en todos los
aspectos de la vida. ¿Cuántos de vosotros pensáis en vuestros animales desde el punto de vista del
animal? Hoy en día el hombre es tan egoísta y piensa tanto en sí mismo que es difícil esperar que piense en
lo que desea su animal. Los que tenéis animales, ¿os habéis puesto alguna vez en sus lugares y habéis
pensado no en lo que queréis que hagan, coman, cuando se ejerciten, como enseñarlos, no en cuándo
queréis que procreen, no en cuento queréis que duerman porque os están molestando, sino que habéis
preguntado lo que ellos desean? ¿Pensáis desde el punto de vista de los animales? ¿Habéis considerado
alguna vez que tienen alma, que sufren dolor como vosotros y que sus conciencias están evolucionando al
igual que las vuestras?
El hombre de hoy debe empezar a actuar con mas responsabilidad hacia el Reino Animal. Lógicamente,
no puede cambiar las cosas de la mañana a la noche, pero los que seáis conscientes debéis empezar a
tratar a vuestros animales con mayor respeto y responsabilidad. El hombre de hoy, como tiene tan poco
respeto por el Reino Animal que es al igual que él una creación Dios, abusa mucho de él. Considera el
Reino Animal como una materia que no siente y con la que puede jugar para satisfacer sus propias
exigencias materiales. Cruza a su antojo, a los animales para producir las especies que considera
necesarias para su vida sobre esta Tierra. Al hacer eso está jugando con el equilibrio de la Naturaleza, por
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lo que no es sorprende que hoy en día la vida del campo se esté rompiendo, que la cadena de la Naturaleza
se deslabace. Caminan sobre la Tierra animales que son la creación de Dios, sino el resultado de los juegos
del hombre con la creación de Dios. El hombre no permite que sus animales domésticos procreen
naturalmente, sino sólo cuando él desea que lo hagan. Los hace procrear no en beneficio de los animales,
sino por dinero, alimentos, placer para sí mismo, y si cuando lo ha hecho así no los quiere o no le resultan
beneficiosos, los destruye sin ni siquiera pensar en sus sentimientos, sus emociones y sus propósitos en la
vida.
El hombre de hoy, como no es verdaderamente consciente de la vida como totalidad, no es consciente
de la Naturaleza y en particular, de la parte que tiene el Reino Animal en su vida diaria. ¿Sucede así porque
no piensa o por que no desea pensar? Cuando el hombre come carne, ¿se para a pensar de dónde
procede? ¿Piensa en el dolor el sufrimiento y el sacrificio implicado? ¿ Es consciente de la crueldad que
implican los modernos métodos de granja? Muchas señoras poseen, o desearían poseer, abrigos de pieles,
pero ¿han pensado en el sacrificio que ha costado la satisfacción de la gratificación de su personalidad?
¿Son realmente necesarios ese dolor y esa matanza? ¿Es realmente una señal de civilización envueltos en
pieles de animales muertos? ¿Ha avanzado el hombre realmente a nivel espiritual desde que vivía en las
cuevas?
El hombre de hoy obtiene un gran placer cazando y matando animales. A veces se «justifica» diciendo
que ciertos animales son bichos, pero frecuentemente mata por matar, por demostrar su superioridad y
habilidad personal. ¿También es esto un signo de hombre civilizado? Podría daros muchos ejemplos de que
el hombre está abusando de algunas especies del Reino Animal, incluso exterminándolas. Podría
mencionar el exterminio de ballenas y de otros tipos de vida animal con el fin de proporcionar al hombre
ropas o alimentos que probablemente obtendría en otros lugares. También podría mencionar la crueldad
cometida con algunos animales para obtener ingredientes para muchos de los perfumes que usa sin pensar
la mujer moderna, y el modo en que el hombre mutila a sus animales para conformarlos a la moda del
tiempo. Si el hombre fuera consciente realmente de Dios, y por tanto de la Naturaleza y la Creación que lo
rodea, no destruiría las creaciones de Dios ni abusaría de ellas, y no mataría ni abusaría de sí mismo. No
puede crear la belleza de la Naturaleza y el Reino Animal que le rodean, y por tanto no debería destruirlos.
En los laboratorios, el hombre utiliza al Reino Animal en horribles experimentos para lograr sus metas
científicas. Os diré que todo lo que resulte de esos experimentos carece de valor espiritual para el hombre y
no provendrá de ello ningún bien permanente. Toda la investigación científica y médica que implique el uso
de animales crea un gran karma para el hombre; karma por el que habrá de pagar. Desde luego los avances
obtenidos de este abuso del Reino Animal son benéficos, porque mediante el sacrificio de los animales el
hombre aprende acerca de varias enfermedades y drogas, pero esos experimentos sólo son necesarios
porque como la medicina está tan alejada del verdadero camino, no puede encontrar la auténtica naturaleza
de las, enfermedades ni el modo correcto de curarlas.
Recordad, por favor, que desde el animal más evolucionado al que lo está menos, desde la vaca al
gusano, todos sienten, todos expresan. De acuerdo con su nivel de evolución y vibración todos tienen un
propósito en el plan de las cosas. Ningún animal es creación del hombre. Todos son la creación de Dios y
por tanto deben ser respetados como tales. Al destruir la creación de Dios se incurre en gran karma. Los
animales se sacrificarán por vosotros. Si hacen ese sacrificio bendecidlos y dadles las gracias. Si hacen ese
sacrificio no lo utilicéis mal, no lo ignoréis. Que no se diga que se han sacrificado en vano. Recordad que
toda la vida que hay en esta Tierra es sagrada, y que el hombre sigue siendo incapaz de crear vida en el
Reino Animal. Puede tomar la semilla de un animal y mezclarla con otra, pero no crear la semilla, pues la
creación no pertenece al hombre. Recordad que el Reino Animal imita al Reino Humano, y que cuando el
hombre cambie también lo harán los animales. Por tanto, no debéis mirar al Reino Animal y decir que allí
veis crueldad, enfermedad y muerte, sino que más bien debéis decir que lo que veis es un reflejo de
vosotros mismos. El hombre debe Cambiar, y de ese modo ayudar a sus hermanos del Reino Animal.
Aquellos de vosotros que sean conscientes deben empezar a pensar muy seriamente en el modo en que
tratan al Reino Animal. Tratadlos con el respeto que se les debe a los seres menos evolucionados. Pensad
en sus necesidades que en las vuestras. En modo alguno debéis bloquear o estorbar su evolución.
Recordad que en el plan de las cosas juegan un papel importante. El hombre de hoy no aprecia aún
realmente el papel del Reino Animal. Su papel no es el de alimento para el hombre. Recordad que aunque
no suceda ahora, los cuatro Reinos de la Materia deberían vivir en perfecto equilibrio. El símbolo de esta
tierra, la cruz verdadera, ya no es una cruz verdadera, y el Reino Vegetal está tan desequilibrado con
respecto al hombre como el Reino Animal. Pronto se producirán acontecimientos que desharán este
desequilibrio, pero al igual que no hubierais deseado que la esclavitud del hombre hubiera seguido un día
más de lo necesario, pensad en si deseáis que la esclavitud de los animales siga un día más de lo
necesario. La lección es vuestra. La humanidad ha actuado con responsabilidad y ha abolido la esclavitud
de sus semejantes: ahora debe hacer lo mismo por el Reino Animal.
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LA LEY
Las únicas leyes verdaderas y permanentes que existen en vuestro Cuerpo Solar son las Leyes
Naturales. Estas son las leyes que gobiernan al Espíritu, la Mente y la Materia dentro del Cuerpo Solar, e
incluyen desde las que gobiernan vuestra conducta individual, como la Ley de la Causa y el Efecto, a las
leyes que gobiernan la materia, como la Ley de la Multiplicidad. Todo lo que existe en la creación es
gobernado por estas leyes, e inherente en ellas está la Voluntad de vuestro creador, pues no importa lo que
el hombre pueda hacer, o tratar de hacer, no podrá evitar sus efectos. Por tanto, cuando hablo de las leyes
del hombre estoy hablando de normas o regulaciones que éste ha trazado de acuerdo con su propia
conciencia y no con la conciencia de Dios. Las leyes del hombre no lo son en el verdadero sentido de la
palabra.
Mientras el hombre ha vivido y evolucionado sobre la Tierra, mientras las civilizaciones se han producido
y desaparecido, el hombre ha hecho sus propias leyes. Si deseáis juzgar la evolución de una civilización
particular deberéis prestar atención a sus leyes, sus regulaciones de la vida, pues en ellas veréis un reflejo
de la conciencia de esa Era. Si examináis vuestras leyes de hoy, pensáis que son humanas porque las
comparáis con las leyes de hace dos mil años, cuando un hombre podía ser ahorcado por robar una oveja y
un muchacho hambriento deportado por robar un pan. Pero si pudierais avanzar doscientos años y mirar
hacia atrás, las leyes de ahora os parecerían bárbaras.
Las leyes del hombre han evolucionado gradualmente con los años hasta su estado actual y serán
cambiadas por las acciones del hombre cuando desee verdaderamente un cambio. Algunas de las leyes del
hombre son malas y se oponen a la Ley Natural, pero con independencia de lo que yo diga, el hombre no
las cambiará inmediatamente pues sólo lo logrará la progresión y evolución humanas. Lo que estoy tratando
de hacer ahora es presentar algunos aspectos nuevos de la Ley para que podáis colocar en su verdadera
perspectiva a las leyes hechas por el hombre.
Las leyes humanas suelen pertenecer a dos categorías. En primer lugar están las leyes civiles, derivadas
de la necesidad de vivir armoniosamente en sociedad. Regulan, por ejemplo, cómo conducir un coche,
cómo recoger impuestos, cómo comprar y vender, etc. Estas leyes son formuladas por el hombre de
acuerdo con su evolución, y cambian cuando lo hace su modo de vida. No pueden considerarse espirituales
ni no espirituales, correctas o equivocadas. En segundo lugar están las leyes criminales, y cuando
atendemos a éstas empezamos a ver determinados aspectos no espirituales.
El hombre, cuando vive en un cuerpo físico, es gobernado no sólo por las Leyes Naturales, de las que en
gran parte es inconsciente, sino también por sus propias leyes. Sabe que si transgrede las leyes de su
sociedad y es apresado será castigado. Si el hombre aprueba tales leyes, si considera que son justas, las
obedecerá; pero las ignorará si considera que son injustas y, aunque sea apresado y castigado, no pensará
que es merecedor del castigo. Por tanto, de nada sirve castigarlo, y castigar a un hombre que no piensa que
ha transgredido la ley no es un castigo sino una crucifixión.
Las leyes que suelen producir más conflictos hoy en día son las referidas al asesinato, la violencia, el
robo y la corrupción. Dejadme empezar señalando que todo el principio sobre el que descansan vuestras
leyes penales es el de castigar el delito. Un hombre comete un delito: mata o roba, y por tanto la ley dice
que debe ser castigado. La ley no considera que quizá lo que más necesita ese hombre es ser enseñado o
reeducado para que pueda vivir de nuevo en sociedad como un ser responsable. Es el principio del ojo por
ojo, diente por diente. ¿Habéis considerado alguna vez que vuestro Creador no os «castiga» por vuestras
ofensas, y que el único motivo de que el hombre encarne sobre la Tierra es para que aprenda con sus
experiencias y gradualmente evolucione su conciencia? Lo que hacéis os será devuelto, pero no en forma
de castigo. Con vuestras propias acciones aprenderéis lo que habéis hecho, y por tanto evolucionáis con
esas experiencias. Un hombre que mata o roba no es consciente de las verdaderas leyes espirituales que
gobiernan el Universo. Por tanto, ese hombre debería ser ayudado de todos los modos posibles, y no le
ayudáis tratando de igualarle, pues ya esté en algún país «primitivo» en donde a un hombre convicto de
robo se le corta una mano, o en un país «civilizado» en el que es enviado a prisión, el efecto es el mismo: el
castigo.
Muchos países del mundo de hoy están aboliendo gradualmente la pena de muerte. Esta pena es el
último grado de estupidez, pues con el acto de quitarle la vida no podéis enseñarle nada. No importa a cuál
de los grandes Maestros sigáis, el Nazareno, Buda, Mahoma, sed conscientes de que todos ellos enseñan
una cosa: amor. Os enseñan que debéis mostrar compasión, que deberíais tratar siempre de ayudar a
vuestros hermanos menos evolucionados. A los criminales no se les ayuda con la ejecución; se les ayuda
con el consejo y la reeducación, dándoles un tratamiento especializado para que así puedan reconocer la
locura de lo que han hecho y regresen a la sociedad como miembros responsables que han aprendido algo
de sus errores. Como el hombre no crea vida no tiene derecho a tomarla. Toda vida es sagrada y no hay
razón alguna para el castigo capital, pues la ley más grande del Universo siempre se efectuará sobre
cualquiera de las acciones de los hombres. Muchas de las leyes de los hombres son incorrectas por lo que
concierne al Espíritu Infinito, y éste tiene muchas leyes que no son reconocidas por el hombre. Por tanto,
podéis transgredir una ley del Espíritu Infinito, y tendréis que pagar por ello aunque no transgreda las leyes
del hombre.
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Por tanto, la definición de lo que es la ley no está tan claramente establecida como podríais pensar. Si
una de las leyes del hombre entra en conflicto con la Ley del Espíritu Infinito, si cumplís con ésta
transgrediendo la del hombre, aunque seáis castigados por un juez en un tribunal, en realidad no habréis
cometido ningún delito. La gente pensará que lo habéis hecho, pero no es así, y el gran Registro, el Registro
que es importante, demostrará que no habéis cometido ningún crimen. Recordad que el juicio importante
es el de vuestro Creador, no el de hombre, no el de los jueces y jurados. Asimismo, si sois acusados de un
delito y un juez y un jurado os consideran inocentes, si sois culpables no escaparéis, pues la Ley del
Espíritu Infinito tiene siempre su efecto. Cualquier hombre que transgreda la Ley del Espíritu Infinito porque
no entiende la naturaleza real de sus acciones ha de ser tratado como un niño y ayudado a entender la
existencia y el motivo de esa ley. De nada serviría castigarlo, pues el verdadero aprendizaje no puede
producirse a través castigo.
Los tribunales de las antiguas civilizaciones eran totalmente distintos a los de hoy. No existía una
profesión legal. Los jueces eran hombres de gran espiritualidad, sacerdotes del templo que entendían las
Leyes Naturales del Universo. Un acusado era conducido ante los hombres espirituales para que pudiese
juzgar la verdadera naturaleza de sus acciones. Estos jueces espirituales decidían la educación correctiva
necesaria que asegurase que la persona culpable comprendía el error de sus modos. Estos hombres de
gran espiritualidad podían reconocer la evolución anímica de un individuo, y por su aura eran capaces de
saber si mentía o decía la verdad. Por tanto, la ley era administrada justamente. No había juicios
equivocados, ni de jueces y jurados. Los juicios eran juicios espirituales en los que no había prejuicios,
abogados astutos, bribonerías ni corrupción.
Hoy en día son muchos los factores humanos implicados en el refuerzo de la ley. El hombre moderno no
es tan espiritualmente consciente como lo fue en algunas de las antiguas civilizaciones. En algunos países
existe el sistema de juez y jurado, lo que es un avance sobre los sistemas legales de muchos otros. Pero
incluso esto está abierto al abuso, pues si a causa de su evolución anímica un alma evolucionada realiza un
determinado acto y es conducido ante un juez y un jurado de hombres menos evolucionados, posiblemente
lo encontrarán culpable, aunque quizá no lo sea. Por ejemplo, si un hombre se niega a luchar por su país en
tiempo de guerra, un juez y un jurado probablemente lo enviarán a prisión, mientras que de hecho, aunque
de esa forma transgrede la ley de la nación, probablemente está obedeciendo la Ley del Espíritu Infinito.
La sociedad de hoy se está volviendo cada vez más brutal. La violencia aumenta en todas partes. Esta
es la naturaleza de la sociedad en que vivís ahora. Refleja la falta total de espiritualidad en el hombre a
todos los niveles, desde los dominadores de la nación hasta los de menor escala social. Ello refleja también
la aceleración de la espiral en que rota la Tierra y los acontecimientos de final de siglo a que nos estamos
aproximando.
Hoy en día es difícil que lo acepte el hombre, pero en el momento de la concepción todo niño es un
reflejo perfecto del Espíritu Infinito. La mayor parte de los factores responsables de la delincuencia moderna
pueden encontrarse en la niñez. Los niños son muy influidos por el ejemplo equivocado de los padres, por la
educación errónea que les suministran padre y profesores y por el ejemplo erróneo del mundo mismo.
¿Cómo no va a ser violento un niño de hoy si el mundo es violento, si los periódicos y la televisión enseñan
todos los días la violencia? Un niño acepta como normales todos esos acontecimientos. No podéis condenar
a un niño que imita lo que le rodea. Puede que os resulte duro de aceptar, pero si un hombre comete un
delito, a menos que ese delito sea un instrumento del Espíritu Infinito, lo está cometiendo en contra del juicio
de su alma y debido a que su personalidad ha oscurecido la sabiduría de su alma.
Siempre hay, desde luego, individuos que no aprenderán de sus propias acciones. Matan o roban porque
no piensan que estén equivocados. No desean trabajar porque obtienen dinero de un modo fácil. Estos
hombres cosecharán, desde luego, el efecto de la Ley Natural, pero como son potencialmente peligrosos
para la sociedad, ésta debe actuar contra ellos y aislarlos hasta el momento en que hayan sido reeducados.
Lo que sucede hoy es que esas personas son aisladas como castigo, no son reeducadas, y luego son
liberadas tras muchos años de castigo para que vuelvan a hacer lo mismo que antes. Si miráis los registros
criminales del mundo de hoy veréis que con mucha frecuencia son unos cuantos delincuentes persistentes
los que aparecen continuamente ante los jueces; pero el hombre no parece aprender de esto ni apreciar la
necesidad de cambiar su sistema actual.
Ha de cambiar toda la actitud del hombre ante la ley, el delito y el castigo. Las únicas leyes que serán
respetadas y obedecidas por un alma evolucionada son las Leyes Naturales. No estoy diciendo ahora que
debáis ignorar todas las leyes del hombre, pues muchas de ellas reflejan en algunos aspectos la gran Ley.
Es erróneo, evidentemente, atacar o matar a otro hombre. Es equivocado robar, calumniar o presentar falso
testimonio contra otro hombre. Todos estos aspectos de la Ley Natural, pues son sólo aspectos, aparecen
en las leyes del hombre y deben ser obedecidos. Sin embargo, hay algunas leyes humanas que no son
correctas y éstas no deberían ser obedecidas. El hombre necesita que sus leyes sean más espirituales, que
reflejen más la Ley Natural. Ha de entender que cuando una persona transgrede la ley no necesita un
castigo sino una reeducación. Ha de entender que la mayor parte de las personas cometen delitos sólo
porque el entorno les ha llevado a pensar y comportarse de esa manera, pues la suma total de la conciencia
física del hombre es la vida que ha vivido, las cosas que ha visto, las personas con quienes se ha
relacionado, lo que ha practicado y hecho, toda la vibración del país en que vive.
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El hombre ha de analizar sus formas de castigo y ver si realmente están teniendo el efecto deseado.
Recordad que el miedo, miedo a ser castigado, miedo a ser aprisionado, en modo alguno restringirá a quien
esté determinado a hacer algo. Incluso en la guerra, cuando temen a la muerte, la gente arriesgará sus
vidas si creen que lo que están haciendo es justo. El hombre ha de examinar sus prisiones y asegurarse de
que no son celdas de castigo, sino escuelas de educación y aprendizaje. Debe asegurarse de que el nivel
de vida que haya dentro de la prisión sea tan alto como el del exterior, pues hay ahí personas que necesitan
un tratamiento especial, que necesitan una atmósfera especial, que necesitan atención individual. Las
personas enviadas a prisión precisan ayuda, y no se ayuda a un hombre aprisionándole dentro de paredes
cuadradas, a veces en confinamiento solitario, sin ver el sol, la naturaleza ni la vida.
Finalmente, el hombre debe entender que la mayor ley que existe en el Universo es la Ley Natural. Lo
que haga el hombre siempre tendrá un efecto, con independencia de la forma de castigo que decreten las
leyes humanas. El castigo del hombre no trasmuta en modo alguno el efecto de la Ley Natural, y al castigar
a un semejante el hombre está incurriendo muy a menudo en karma para sí mismo. La mayor Ley de este
Universo, que ha sido demostrada al hombre por muchos Maestros que han encarnado en la Tierra, es que
hagas a los otros lo que desearías que te hicieran a ti. Si transgredes las leyes de Dios esperas ser
perdonado, esperas ser ayudado esperas que suavemente se te demuestre el error de tus modos: no
esperáis ser castigado. ¿No debería esperar el mismo tratamiento un hombre que transgrede las leyes del
hombre?
El hombre está ya más allá de la era del ojo por ojo y diente por diente. Está empezando
lentamente a reconocer la santidad de la vida. Dejadle que empiece a entender el propósito de Dios,
la norma de Dios, y que las leyes del Universo, no las del hombre, gobiernen la vida sobre la Tierra;
entonces la perfección, la armonía y la hermandad regresarán a su mundo.
RELIGION
He de empezar este apartado diciendo que no es mi intención en modo alguno seleccionar una religión
particular del mundo de hoy para tratar de desacreditarla y demostrar que su dogma está equivocado. Lo
que sí pretendo hacer es presentaros algunos aspectos frescos sobre las diversas facetas de las religiones
del mundo y pediros que volváis a examinar algunas de las ideas que podéis tener en vuestras mentes
sobre la religión en general. Sería cierto decir que a causa de la naturaleza de la existencia física del
hombre cualquier persona que viva sobre la superficie de la Tierra, necesita o busca alguna forma de
religión, sea ésta la veneración del Sol, la del fuego, la de Buda o la de Cristo. El hombre necesita y busca
una creencia en un Ser Superior o Dios. No entraré más en el motivo de que el hombre necesite fabricar tal
creencia, sino que empezaré señalando algunas de las razones que hay tras la creación de las religiones
del mundo.
Algunos de los grandes Maestros que encarnaron en el mundo han dejado registrados para la posteridad
sus hechos y palabras. Podría decirse que si examináis cuidadosamente las obras que describen las vidas y
enseñanzas de cualquiera de estos grandes Maestros descubriríais que ninguno de ellos trató nunca de
establecer una religión o una Iglesia. Ninguno de los grandes Maestros encarnados en esta Tierra dejó
nunca un esquema, un plan, una serie de instrucciones acerca del modo en que el hombre debería
establecer una organización para realizar su obra, para perpetuar el modo de vida que él había
ejemplificado y las enseñanzas que había dado. Ha sido el hombre quien, a posteridad, pensó que era
necesario crear la estructura de una religión, lo que llamáis una Iglesia, para enseñar y explicar la sabiduría
de los Maestros. Es inevitable que cuando un Maestro encarna e, inspirado por su Creador, habla con gran
sabiduría y realiza muchos actos significativos, los hombres registren y describan sus palabras y hechos en
algún libro. Es deseable también que, cuando un Maestro haya muerto, lo que hizo y enseñó se encuentre a
disposición de las generaciones siguientes para que éstas puedan sacar algo de él según su propia
inspiración. Pero ¿son necesarios para ello los vastos cuerpos religiosos que existen actualmente?
Antes de que un Maestro se vaya suele designar a uno o dos de sus principales discípulos para que
lleven a cabo su obra, para que enseñen del modo que él enseñó, para que repitan la sabiduría que él ha
hablado y hablen de los hechos que él realizó. Sin embargo, los discípulos nunca se aproximan a la
vibración e iluminación del gran Maestro, y por tanto, conforme pasan los años y hombres menos inspirados
reciben las enseñanzas y las interpretan de acuerdo con sus propias conciencias, las enseñanzas cambian,
muy a menudo son malinterpretadas, con lo que se pierden los significados originales del Maestro. Por
ejemplo, algunas de las Iglesias cristianas de hoy han reinvertido gran parte de lo que enseñó el Nazareno
hace dos mil años. En modo alguno reflejan la verdad, la sabiduría y el significado de sus palabras
originales.
Muy a menudo puede resultar ventajoso aprender una religión a partir de un libro. Quiero decir con esto
que si leéis la Biblia, el Corán o los manuscritos de las antiguas religiones que existieron en China y Japón
podréis extraer la sabiduría de los grandes Maestros sin ser influidos por las enseñanzas y dogmas dé sus
seguidores de hoy, que con frecuencia malinterpretan lo que aquellos dicen. Si el hombre de hoy tomara las
palabras de esos Maestros e ignorara el dogma y las ceremonias de las respectivas Iglesias sería mucho
mejor para él.
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Si el hombre comparara las enseñanzas básicas de los Maestros en quienes se basan las religiones de
hoy, vería que fundamentalmente son las mismas. Quizá un maestro enfatice un aspecto más que otro, pero
todos los grandes Maestros enseñan los mismos principios espirituales básicos. Podéis comprender
entonces que ha sido el hombre quien ha creado sus religiones. El dogma del hombre es el responsable de
la división entre los budistas y los musulmanes, entre los musulmanes y los cristianos, a pesar de que las
enseñanzas de los Maestros fueran las mismas. Si tomáis el ejemplo del Nazareno y de la cantidad de
Iglesias que se han creado a partir de sus enseñanzas, comprenderéis lo que estoy diciendo. De las
diferencias de interpretación de las enseñanzas de un Maestro, el Nazareno, pueden resultar guerras y
matanzas. Podéis tener dos Iglesias del hombre que crean en el mismo Dios, que traten de seguir las
mismas enseñanzas del mismo Maestro, y que sin embargo están dispuestas a matarse entre sí para
apoyar sus ideas y creencias con respecto a lo que el Maestro dijo o quiso decir. Esta es la naturaleza de la
religión actual del hombre, y si las examinarais más atentamente veríais que son muy divisorias.
Repasando la historia de este mundo desde la muerte del Nazareno diría que la religión organizada ha
sido la mayor fuerza para el mal y la destrucción que ha existido en el mundo . La religión ha sido
responsable de gran parte de la caída del hombre y de su posición actual, en la que espiritualmente se
encuentra perdido en el mundo. Por suerte, las generaciones que están encarnando ahora, compuestas de
almas viejas y evolucionadas, están empezando a rechazar e ignorar las religiones del hombre y a abrir
nuevos caminos. Por eso la llamada disminución de los seguidores de las Iglesias no se debe a la falta de
espiritualidad del hombre: de hecho se debe a su espiritualidad, pues está ignorando lo que es
patentemente equivocado. Me resulta sencillo pediros que observéis la historia del mundo que conocéis y
que elijáis una religión o Iglesia que haya existido siempre, o incluso más de una era, pues no encontraréis
ninguna. Las religiones del hombre han aparecido y desaparecido conforme sus civilizaciones surgían y
caían. La religión cristiana, por ejemplo, es relativamente creciente. Sólo ha existido durante dos mil años, y
ya ha pasado su cenit y está comenzando a declinar. Podéis reconocer los signos en el Mundo de hoy.
Podéis ver que ninguna religión es eterna, y sin embargo, si una religión enseña la Verdad de los: Cielos
y ésta es inmutable y eterna, ¿no deberían serlo también las religiones? Las religiones no son eternas y
nunca lo serán porque han sido creadas por el hombre, no por Dios. Dios no pide una religión: sólo el
hombre lo hace. En el mundo de hoy existen muchas religiones e Iglesias, pero puedo deciros que todas
desaparecerán con los cambios que se producirán con el cataclismo de fin de siglo, y que con la llegada de
la Nueva Era aparecerá una nueva creencia en Dios, una verdadera creencia en Dios.
Podréis decirme: «Aunque sea cierto lo que digas, seguramente habrá algo bueno en las religiones de
hoy. Las personas se inspiran en ellas. Tratan de hacer su camino para imitar a su -Creador. Seguramente
no habrá mal en ello.» Ello es verdad hasta cierto punto, pues de acuerdo con su evolución con su
conciencia espiritual, una religión puede ayudar a la progresión espiritual del hombre, y aunque sus
enseñanzas sean falsas puede ayudar a la progresión espiritual del hombre. El hombre ha de experimentar:
las restricciones de la religión las falsas enseñanzas de las Iglesia, para que pueda evolucionar merced a su
superación y aprenda a reconocer que el camino de Dios sólo está dentro de sí mismo. Ninguna religión o
Iglesia puede decir al hombre cuál es su camino hasta Dios, pues el vínculo entre cada alma y su Creador
es directo y único. Ninguna religión puede decir a ningún hombre, con su conciencia individualizada, quién o
qué es Dios.
Las religiones e iglesias del mundo de hoy deberían limitarse a diseminar las enseñanzas de sus
respectivos Maestros, dejando a sus seguidores que las interpreten de acuerdo con sus conciencias
individuales. Las Iglesias deberían esforzarse por emular el ejemplo de sus Maestros. Pero ¿siguen
verdaderamente las Iglesias Cristianas de hoy,. por ejemplo, las enseñanzas del Nazareno? El Nazareno
era un hombre pobre sin posesiones ni bienes terrenales. Sólo poseía las ropas que llevaba. Comparadlo
con vuestras Iglesias de hoy. El Nazareno demostró un modo de vida y enseñó con parábolas para que el
hombre pudiera extraer de ellas lo que su conciencia fuera capaz de entender, pero nunca dijo a ningún
hombre lo que debe hacer con su vida. Comparar eso con vuestras Iglesias de hoy. El Nazareno nunca
estuvo a favor del uso de la fuerza en ninguna circunstancia. No se preocupaba en absoluto de la política.
Compararlo con vuestras Iglesias de hoy. El Nazareno enseñó a todos los hombres. Cualquier hombre
podría acercársele, podía ser curado por él, podía escucharle, era bien recibido si le seguía. No discriminó a
nadie por su nacionalidad, posición social o religión. Comparadlo con vuestras Iglesias de hoy. El Nazareno
no pidió nunca a ningún hombre que le venerara, que lo pusiera a él o a cualquier otra persona como ídolo.
Comparad eso con vuestras Iglesias de hoy.
Ved, por tanto que la religión organizada de hoy, es una creación del hombre. El dogma establecido por
las Iglesias individuales es el resultado de las acciones del hombre, no de Dios. Si examináis los siglos
pasados, desde que el Nazareno encarnó, veréis cómo se formaron las diversas Iglesias cristianas. Podréis
leer en los libros de historia acerca de los horrendos crímenes de que son responsables. Podréis ver el mal
que la religión organizada ha traído a la superficie de la Tierra. Naciones, estados, ciudades e individuos
han sido destruidos por persecuciones religiosas o por demostraciones erróneas de la fe. Aunque quizá no
lo creáis así, los misioneros enviados por todo el mundo por las Iglesias han hecho mucho daño y habrá que
pagar el karma creado con ello.
Un hombre de Dios, un sacerdote o clérigo, ya sea cristiano budista o musulmán debe seguir siempre y
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demostrar las enseñanzas del Maestro a quien dice seguir e incurre en gran karma si en algún momento y
de algún modo no lo hace así. Uno de los mayores errores que el hombre puede cometer sobre esta Tierra
es confundir a otro hermano en nombre del Creador, utilizar mal y abusar del poder y el amor de su
Creador; sin embargo eso es lo que se está haciendo en el mundo hoy.
Cuando se consideran las estructuras organizadas de las diversas religiones del mundo actual, resulta
evidente que no pueden ser destruidas,:de la mañana a la noche, pues hay millones de personas que
realmente creen y tienen fe en sus Iglesias. Sólo puedo pediros a quienes tengáis una fe potente en una
Iglesia que la examinéis más atentamente para ver si está siguiendo ciertamente, en todos los aspectos, las
enseñanzas del Maestro al que sigue. Si no es así debéis cuestionaros esa fe. No confiéis en ningún clérigo
o sacerdote que os diga lo que debéis hacer, lo que es correcto u equivocado quién es Dios, lo que Dios
quiere: pues ningún hombre puede decíroslo salvo vosotros mismos. Recordad que todos sois chispas
individuales de conciencia ninguna igual, y que dentro de vosotros, cuando vivís en un cuerpo físico sobre la
Tierra, tenéis un vínculo único con vuestro Creador. No necesitáis acudir a nadie más, ya sea una Iglesia o
un sacerdote. Estáis en contacto directo con vuestro Creador, con sus ángeles que le sirven y con la
Jerarquía que está por encima de las esferas superiores de existencia.
No importa lo que diga el hombre sobre los acontecimientos espirituales del pasado, no importa los
santos que haya creado el hombre, no importa qué santas reliquias haya establecido el hombre, no importa
que dogma haya establecido el hombre como infalible, no importa qué ceremonias diga el hombre que
tienen un gran poder espiritual; no confiéis en ello: si depositáis en todo eso vuestra fe quedaréis
desilusionados. Recordad que es el hombre quien cambia las palabras de Dios. Sólo tenéis que examinar
las Iglesias de los últimos doscientos años para comprobar que incluso en ese corto período de tiempo han
cambiado sus doctrinas por exigencias de sus seguidores. Si el hombre cambia las doctrinas es porque
éstas no son de Dios, pues Dios lo ve todo, es omnisciente e infalible. Por tanto, no poned vuestra fe en
el hombre y sus Iglesias. Utilizadlas por el consuelo y sabiduría que pueden proporcionaras de acuerdo
con vuestra conciencia, pero no dejéis que impongan su voluntad sobre vosotros. Mirad directamente a
vuestro Creador.
Para finalizar, os pediría que recordaseis que vuestro vínculo con vuestro Creador es único y personal.
No digo con esto que las personas de creencias similares no se junten en un lugar de veneración, un
templo, una iglesia, para unirse a su Creador, pues se produce un gran poder cuando se juntan almas con
intenciones y propósitos similares; pero recordad que ese poder puede utilizarse para el bien o para el
mal. Si os unís en vuestras iglesias para orar por vosotros y no por el resto del mundo, para orar sólo por
aquellos a quienes amáis y no por vuestros enemigos, no importa lo que lo sean vuestros o de vuestro país,
no estaréis ejemplificando lo que han enseñado los grandes Maestros. Si os unís y no reconocéis que otras
almas con ideas diferentes a las vuestras, que tienen diferentes credos y creencias, tienen tanto derecho a
esas creencias como vosotros a las vuestras, y que en modo alguno deberíais perseguirlos por ellas, no
estaréis cumpliendo la voluntad de vuestro Creador.
Cuando miro al Mundo de hoy veo que las religiones y las Iglesias son divisoras: dividen a los hombres,
no los unen. En todo el mundo el hombre odia al hombre a pesar, o a causa, de su religión. Muchos de los
grandes problemas de vuestro mundo los ha producido la religión. Los que os encontráis fuera de esos
conflictos podéis ver la falsedad y estupidez de las religiones dispuestas a sacrificar no sólo las vidas sino
incluso los países de sus seguidores con el fin de apoyar sus creencias. Y, sin embargo, el ejemplo de los
grandes Maestros ha sido la tolerancia y el sacrificio, incluso el de sus propias vidas físicas, en nombre de
sus semejantes. Si las Iglesias del mundo y sus seguidores se sacrificaran de modo similar, imitando
realmente a su Creador, la paz retornaría a esta Tierra.
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dificultades para ver la relevancia de las enseñanzas del Nazareno. Evidentemente, aún le resultará más
difícil al hombre del siglo veinte ver la relevancia de los Diez Mandamientos, entregados miles de años
antes.
Examinémoslos con detalle y tratemos de relacionarlos no con una civilización de hace miles de años,
sino con el siglo veinte, con la vida de hoy. Su significado ha sufrido no sólo con la traducción, sino también
como resultado de que los cambios hechos por varios estudiosos para explicar lo que no podían entender,
por sus conciencias limitadas, alteraron no sólo las palabras sino también el significado.
El primer mandamiento de la Biblia es:
Es la primera ley, el primer mandamiento, y el más importante. A nivel superficial parece bastante
explicado en sí mismo. Ciertamente, sólo hay un Dios, pero no es el tipo de Dios que vosotros imagináis,
pues el hombre no puede concebir al Dios verdadero, cuyo espíritu habita dentro del Sol y controla este
Sistema Solar. Ese Dios está más allá de la comprensión del hombre. El hombre apenas si puede concebir
al Señor Solar que habita dentro de esta Tierra, al señor de este planeta. Sólo puede relacionar a los
Maestros y Seres que regulan y guían la vida sobre esta Tierra. Por tanto, este mandamiento trataba de
recordar al hombre -y esto es tan aplicable hoy como en tiempos de Moisés- que los intermediarios no son
Dios, y que sólo hay un Ser, un Dios, del que toda la Humanidad forma parte.
Sois una parte infinitesimal de ese Ser cuyo Cuerpo es el Sistema Solar en que habitáis, el único Dios, el
Ser que existe no sólo para vosotros sino para todos los seres de los otros planetas y para todas las formas
de la creación. De ahí puede verse que todos los seres que hay dentro del Cuerpo, que sirven a ese Ser, a
la Totalidad Mayor, son de igual importancia. Individualmente avanzan por sus propios caminos, pero
colectivamente recorren esos caminos individuales para el bien, el progreso, el cumplimiento del propósito y
el plan de ese Ser cuyo espíritu habita dentro del Sol. Por tanto, para ti, lo mismo que para el marciano o
venusino, sólo hay un Dios: el Dios supremo del que formas parte. Esa chispa que hay en vuestro interior es
una parte de ese Dios y pertenece a El, y, finalmente, cuando hayáis evolucionado lo suficiente,
devolveréis vuestra individualidad a ese Dios.
«No te harás escultura ni imagen alguna de lo que, hay arriba en los cielos, ni de lo que está abajo en la
tierra, ni de lo que está en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ella ni les darás culto, porque
Yo el Señor tu Dios soy un Dios celoso que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y
cuarta generación de los que me odian, y tengo piedad por miles de generaciones a los que me aman y
guardan mis mandamientos. »
Este mandamiento establece claramente que como no sois capaces de entender al verdadero Dios no
debéis crear ídolos y dioses falsos. No debéis elevar a ningún ídolo a la posición de Dios. No debéis tomar a
seres menores, incluso aunque estén más evolucionados que vosotros, y convertirlos en dioses como un
medio de satisfacer su ego perdido. Es fácil que el hombre se sienta perdido viviendo en tal vastedad, no
sólo de la Tierra sino también del espacio. Hoy en día los acontecimientos del mundo parecen superarle.
Hay mucha maldad. Mucha violencia. El hombre de la calle no parece tener control sobre los
acontecimientos cotidianos de su vida. Se siente como hace miles de años los israelitas, cuando huyeron de
Egipto, como si no hubiese orden en el mundo. En situaciones semejantes la gente suele adherirse a falsas
ideologías y falsos dioses y crear sus propios sustitutos de los que dependen, ya sea un dios religioso o
dinero, poder, influencia, tierra o cualquier otro dios material: en ambos casos se trata dé imágenes creadas
por el hombre como su idea de Dios. En modo alguno reflejan la verdadera grandeza de vuestro Creador,
pues no podéis comprenderla.
Por tanto, este segundo mandamiento es una advertencia al hombre para que no coloque su fe en falsos
dioses y sea consciente de que, con independencia de su punto de conciencia, en todos los estadios de su
evolución creará un «Dios», un «Dios» que pueda comprender. Para algunos será un santo, un sabio, un
gurú, incluso un Maestro de un plano superior de la vida. ¿Os habéis detenido a considerara el motivo de
que necesitéis un «Dios»? Quizá esto os parezca duro e irreligioso, pero lo cierto es que no necesitáis un
«Díos». Desde luego, debéis tratar de ser conscientes del verdadero Dios y esforzaras por seguir su Plan
para esta Tierra, pero eso es algo muy distinto.
En este mandamiento hay una referencia a un Dios que castigará: «Porque Yo el Señor tu Dios soy un
Dios celoso ... ». De ahí se deduce que si no seguís los deseos de ese Dios, El descenderá sobre vosotros
hasta la tercera y cuarta generación. Sin embargo, el verdadero Dios de esta Tierra no es un Dios del
castigó. El, y los Seres que controlan guían y ayudan a esta Tierra hace tiempo que han progresado y están
mis allá del nivel del castigo, pues de nada sirve castigar a un ser que no entiende. El verdadero Dios de
está Tierra es un Dios del amor, un Dios de la ayuda, un Dios de la sabiduría, un Dios de la imparcialidad.
En la Tierra tenéis el don de la libre elección para que avancéis por vuestros caminos elegidos. Es
comprensible que erréis mientras progresáis, pero la Ley de esta Tierra no es que Dios os castigará cuando
erréis sino que aprenderéis a través de vuestros propios errores, pues con vuestras acciones de ahora
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sembráis las semillas que darán fruto en el futuro. Lo que estáis haciendo ahora -el modo en que tratáis
a vuestro país, el modo en que tratáis a vuestros semejantes, el modo en que tratáis a los Reinos de esta
Tierra- os afectará no sólo a vosotros sino también a los seres que van a encarnar después de vosotros.
Polucionáis esta Tierra no sólo para vosotros mismos sino también para los hijos de vuestros hijos, y el
karma por esto tendréis que pagarlo en las numerosísimas vidas que tenéis aún que vivir.
«No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, pues el Señor no dejará sin castigo a quien. tome su
nombre en vano. »
Es ésta una falta tan predominante hoy como hace miles de años, pues el hombre sigue motivando sus
acciones sobre esta Tierra de acuerdo con sus falsos dioses. El hombre crea sus propias religiones. Toma
los ejemplos de los grandes Maestros que han encarnado sobre esta Tierra, las palabras que dijeron, el
modo de vida que han demostrado, y lo interpreta para justificar sus propias acciones. Las Iglesias
refrasean las palabras de los grandes Maestros, inventan motivaciones para sus vidas y crean religiones
que el hombre sigue; y el hombre, aunque piensa que está siguiendo la Voluntad de Dios, obedece los
mandamientos de las Iglesias y no los mandamientos de Dios.
Con el fin de dar significado y seguridad a su vida, el hombre necesita crear un dios, y por tanto se
volverá hacia cualquier Dios plausible que le pongan ante él los sacerdotes o mayores de la Era. Es muy
fácil equivocar al hombre en nombre de Dios. Al igual que no había una religión verdadera hace miles de
años cuando Moisés estaba dando sus mandamientos, no existe una verdadera religión en el mundo de
hoy. Todas las religiones malinterpretan o cambian el significado, los acontecimientos y las enseñanzas de
los grandes Maestros que han venido a esta Tierra, y piden al hombre que siga no a Dios, sino a la idea de
Dios que se hace esa Iglesia.
Sed conscientes de que muchos hombres harán muchas cosas en nombre de sus «dioses». Dirán que
«Dios» está de su lado, que «Dios» les ayuda, que «Dios» les guía, que «Dios» les inspira, y en nombre de
su «Dios» cometerán maldades a lo largo y ancho de este mundo. Explotarán a sus semejantes, abusarán
de ellos e incluso los matarán en nombre de su «Dios». Abusarán de los Reinos de la Materia sobre esta
Tierra. Harán todo esto para gloria de su «Dios», un «Dios» que en realidad sólo existe en sus mentes.
Tened cuidado, por tanto, ante cualquier hombre que os predique a «Dios», pues sólo se tratará de su idea
de Dios. Sólo hay un Dios que existe en estos momentos del tiempo para cada uno de vosotros, y es
vuestra propia conciencia.
«Recuerda el día del sábado, para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás todos tus trabajos, pero el
séptimo día es el sábado del Señor tu Dios: no harás ningún trabajo, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu criado, ni tu
criada, ni tu ganado, ni el extranjero que está tras tus puertas. Pues en seis días hizo el señor el cielo y la
tierra, el mar y todo cuanto con tienen, y descansó el séptimo día, por eso el Señor bendijo el día del
Sábado, y lo hizo sagrado. »
Cómo ha cambiado este mandamiento por las malas traducciones e interpretaciones. La frase original
trataba de recordar el significado. «El Séptimo», porque esta Tierra opera con la vibración y la longitud de
onda del siete. Todo su propósito y estructura vibra ante el siete. La Tierra fue creada en siete días o, más
literalmente, siete Eras. El hombre posee siete centros espirituales, o chakras, que son las semillas de las
que surgen los siete cuerpos del hombre. Se dice que el cuerpo físico del hombre cambia cada siete años.
Son siete las capas de vuestra piel. Vuestro espectro tiene siete colores. Hay siete notas musicales en la
escala. Hay siete días en vuestra semana y cuatro veces siete días en el mes lunar. La Biblia refiere que la
vida del hombre es de setenta años, es decir, diez veces siete. La frecuencia del siete vive por todas partes
en esta Tierra y es la más importante de todas. Si vivieseis en una sociedad más espiritual, en la que el
hombre prestase más atención a las ciencias espirituales en oposición a las materiales, dedicadas
enteramente al beneficio de las necesidades físicas del hombre, entenderíais más el verdadero significado
de esta Tierra y su especial vibración del siete. Otros planetas de este Sistema Solar vibran ante números
diferentes, en otras longitudes de onda, pero el siete es el número de esta Tierra. Así, cuando el
mandamiento dice «Recordad el Siete», os está pidiendo que recordéis el número de esta Tierra, la
estructura de la vida en esta Tierra, y el propósito y significado de la misma.
«Honra a tu padre y a tu madre para que se prolonguen los días sobre la Tierra que el Señor tu Dios te
dará. »
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De nuevo por las malas traducciones se ha malinterpretado este difícil mandamiento. Pongamos en
cambio, en lugar de madre y padre, lo masculino y femenino, o lo positivo y negativo, el equilibrio de toda la
creación. Por tanto, el quinto mandamiento te invita a que recuerdes la creación, a que recordéis el acto de
vuestra creación, a que recordéis de qué se compone vuestro cuerpo, el significado de sus partes
individuales y vuestra responsabilidad ante ellas. Este mandamiento dice también que si cuidáis de
vuestra estructura física, si la tratáis y respetáis como la milagrosa creación dada por vuestro
Creador que realmente es, vuestros días serán largos sobre la superficie de esta Tierra. Viviréis más
años de los que vive hoy el hombre. Recordad, por tanto, el acto de la creación, lo masculino y femenino, el
poder y la sabiduría, los dos puntos de la conciencia. Hay semillas por medio de las cuales el hombre
evoluciona sobre esta Tierra, con independencia de que sea masculino y positivo o femenino y negativo. Por
medio de estos cuerpos el hombre aprende sobre la superficie de esta Tierra, haciendo progresar su
conciencia de acuerdo con la elección de su destino y el Plan Mayor.
«No matarás. »
Es una ley bastante directa, ¡pero cómo se mueve el hombre para evitarla! No hay calificación. Es
absoluta. No mataréis nada. No significa sólo que no mataréis a vuestros semejantes en cuanto a evolución
anímica, sino también que no mataréis a vuestros hermanos menores, ya sean seres humanos, animales o
incluso insectos. Hay una razón simple detrás de esta ley. El hombre no Crea, no es consciente del
equilibrio de la vida sobre esta Tierra, y por tanto no debe romper imprudentemente ese equilibrio
eliminando personas, animales u otras formas de vida que han sido colocadas ahí por otra fuerza mayor que
él para cumplir el plan y propósito de esta Tierra. Si pensáis en ello os daréis cuenta de que el hombre mata
sólo por su propio interés, ya sea éste ganar una guerra, destruir aun enemigo alimentar su estómago o
proporcionarse placer. Mata buscando la ganancia o satisfacción personal, y lo que suministra el motivo de
su acción es su ego. Una persona verdadera y espiritualmente motivada no mata. En esta Tierra no hay
necesidad de matar ninguna forma de vida, y cuanto más pronto comprenda el hombre este hecho, más
pronto la paz, la buena voluntad, la perfección y la armonía regresarán a esta Tierra.
El hombre ha dado una interpretación limitada a este mandamiento al deducir que no deben tenerse
relaciones sexuales fuera de los vínculos del matrimonio, y ha elevado este mandamiento a una posición de
suprema importancia en la vida moderna. Pero ése es sólo un aspecto muy pequeño de la ley. Os invito a
que consideréis la interpretación más amplia de este mandamiento: que el hombre no debe adulterarse a sí
mismo de pensamiento, palabra ni obra. No debe profanarse a sí mismo de ningún modo. Por tanto, este
mandamiento significa que debe respetar su cuerpo físico. No debe comer ni beber nada que lo deshonre.
Debe reconocer que es el templo de su alma. No debe utilizar su cuerpo en: ningún acto degradante, ya sea
a un nivel físico mental, sexual o de cualquier otro modo. Debe utilizar responsablemente el don de la
creación, y reconocer que cada vez que utiliza el acto sexual sin propósito de concepción está
adulterando el acto. Tratad, por tanto, de ser conscientes de las implicaciones más amplias de este
mandamiento.
«No robarás. »
Este mandamiento, lógicamente, significa más que el hecho simple de que no se deben tomar las
posesiones personales de otro aunque es evidente que si las personas van a vivir juntas en sociedad es
deseable que no se roben una a otra. La implicación del robo es, sin embargo, mayor que eso. Significa que
el hombre no debe tomar lo que no es suyo a ningún nivel, incluso en el mundo como totalidad. Significa
que el hombre no debería explotar a sus semejantes, que un país no debería explotar a otro país. Un país
que es rico y poderoso no debería utilizar su posición para privar a un país más pobre de los recursos
alimenticios o minerales que ese país necesita desesperadamente. Un país no debería progresar gracias a
otros, el rico no debería explotar al pobre. Significa que un país no debe tomar los derechos del otro a la
autodeterminación. Inherente a ese mandamiento es el hecho de que debéis tratar a todos los hombres
como iguales. No debéis robar la libertad individual de una persona en ningún aspecto.
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«No levantarás falso testimonio Contra tu prójimo. »
Es evidente que no debéis decir mentiras sobre nadie, pero de nuevo hay más en este mandamiento de
lo que veis a primera vista. Mentir es hablar mal de otro hombre, hablar mal significa un pensamiento, un
pensamiento es una creación, y esa creación permanecerá después en los planos invisibles de la existencia
alrededor de esta Tierra. Recordad, por tanto, que cuando mentís estáis creando un mal que afecta no sólo
a la persona sobre la que mentís, sino también a vosotros mismos y también a muchas otras personas que
sintonizarán con los pensamientos que habéis creado. La mayor parte de la perversidad y el mal de esta
Tierra provienen de la boca del hombre. Si el hombre motivara su lengua correctamente en todos los
aspectos, si sólo hablara del bien, la vida de esta Tierra cambiaría sólo en el tiempo de un parpadeo. Cada
vez que una persona habla mal en alguna parte del mundo, ya sea un político, un clérigo, un tendero o un
campesino está creando fuerzas que lastrarán y afectarán a esta Tierra durante muchos, muchos
días.
«No codiciaras la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo, ni su, siervo, ni sierva, ni su buey ni su
asno, ni nada que sea de tu prójimo. »
Otro mandamiento que, aunque dicho tan simplemente, tiene mucho significado. Recordad que todos
vosotros, como individuos antes de encarnar elegisteis la forma y apariencia de vuestro cuerpo físico,
vuestro estatus en la vida y el modo en que ibais a conducir vuestra vida presente: estad satisfechos, por
tanto, con esa vida. El que otra persona tenga más dinero, mejor coche, mejor casa y más vacaciones que
vosotros no debe ser motivo para que codiciéis sus posesiones y modo de vida, pues él está aprendiendo
lecciones distintas a las tuyas. El hecho de que codicies sus posesiones o modo de vida te está atrayendo
fuerzas que posiblemente no te convienen en tu destino presente. Recordad también que el pensamiento
que enviáis cuando miráis al esposo o esposa de otra persona, al coche de otra persona, puede afectarles a
ellos tanto como a vosotros.
Reconocer la fuerza que os da la materia. Por el hecho de que vuestra personalidad quiera un coche o
una casa no los vais a conseguir, pues el donante y controlador de la materia sobre esta Tierra es una
fuerza mayor que el ego del hombre. Recordad que la materia no pertenece a ningún hombre, pero al
mismo tiempo respetad la individualidad de vuestros semejantes que están utilizando la materia. Caminan
por sus senderos utilizando la materia de esta Tierra al igual que vosotros, y como sus caminos son
diferentes a los vuestros, requerirán aspectos diferentes de la materia. Por tanto, más que tratar de imitar a
vuestros semejantes, debéis ser vosotros mismos y caminar por vuestro propio sendero. Recordad que si
buscáis las cosas del espíritu, si buscáis un camino verdadero, entonces la materia necesaria para ese
camino se os dará con seguridad.
El hombre de hoy está muy apartado del verdadero camino, tanto individual como racial y
planetario, porque continuamente piensa que conoce lo que necesita, que conoce lo que es mejor
para él. Ve, coge, toma, usa y luego rechaza. En todo esto es motivado por la codicia, por el deseo de
poseer. Sin embargo, una vez que ha poseído, el deseo desaparece pronto, pero la responsabilidad por lo
que ha adquirido sólo acaba de comenzar. Por tanto, cuando reunáis posesiones recordad que también
estáis adquiriendo responsabilidades. El hombre menos cargado que camina por los senderos de esta
vida es aquel que camina solo con pocas posesiones, pues tiene pocas responsabilidades y está libre para
cumplir con su propósito. El hombre con muchas riquezas y posesiones va cargado con las
responsabilidades por ellas, pues incluso aunque las rechace, el karma por su uso permanecerá en él.
Espero que comencéis a considerar los diez mandamientos bajo una nueva luz. Si los siguierais,
cambiaríais más allá de todo reconocimiento, pues comprenderíais que son las llaves a las puertas del
progreso espiritual sobre esta Tierra. Si utilizáis las llaves para abrir las puertas, un día estaréis ante la
majestad, la gloria, la perfección, lo absoluto del Dios de este Sistema Planetario, y cuando hayáis
conseguido eso estaréis más allá de los mandamientos de esta Tierra y habréis empezado a observar los
mandamientos del Universo.
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LA ESPIRITUALIDAD DEL CUERPO FÍSICO DEL HOMBRE
Como ya se os ha dicho en numerosas ocasiones, vuestro espíritu, vuestra esencia, habita en muchos
niveles de existencia. El hombre no es sólo un ser físico; en su mayor parte habita en niveles superiores de
la existencia. El hombre no evolucionado se restringe al limitar su gama de conciencia a lo físico, y por eso
no comprende que es también un ser espiritual y cósmico. Cuando examinamos la espiritualidad del cuerpo
físico del hombre tenemos que abarcar una amplia gama de conocimientos, desconocida en parte para el
hombre de hoy, a la que llamaré «ciencia espiritual»: el conocimiento científico reconocido en otros niveles
de existencia, pero no por el hombre de esta Tierra. Evidentemente, como el hombre carece de la prueba
documentada de la ciencia espiritual reconocida universalmente, tendréis que aceptar lo que os digo y
meditar dentro de vuestros corazones para ver si la chispa que hay en vuestro interior acepta o rechaza lo
que os diré ahora.
El espíritu, vuestra esencia, se compone de millones de vibraciones. Estas vibraciones cristalizan en
siete cuerpos o formas. Aunque he utilizado la palabra cuerpo no quiero que penséis en él en el sentido en
que empleáis la palabra cuando os referís a vuestro cuerpo físico. El hombre no llega a ver todo su cuerpo
físico. Ve la materia de que está hecho y reconoce su forma, pero no ve el aura que emana alrededor del
cuerpo, los rayos de poder que entran y salen de él y los campos magnéticos que hay a su alrededor y que
hacen que su forma sea muy diferente de la que él cree reconocer. Cuando hablo de cuerpo me refiero a un
conjunto de vibraciones que dan como resultado una forma. Estos siete cuerpos -conocidos a veces como
el físico, el etérico, el astral, el emocional, el vital, el mental y el espiritual - son el vehículo de vuestro
espíritu mientras existe dentro del Cuerpo Solar.
En este apartado examinaremos el cuerpo de más baja vibración y más larga longitud de onda: el cuerpo
físico. Sin embargo, aunque lo hagamos así, os pediría que recordarais la existencia de los otros seis, los
cuales, mientras el hombre habita en un cuerpo físico, están contenidos en su interior o alrededor. El hecho
de que el hombre esté en un cuerpo físico no debería limitarle, pues un alma evolucionada puede utilizar y
utiliza todos los otros cuerpos. Por ejemplo, un maestro como el Nazareno no estaba en absoluto limitado
por vivir en un cuerpo físico. Podía utilizar, y utilizaba, todos sus cuerpos, incluyendo el superior, el de
mayor vibración: el cuerpo espiritual.
El hombre no es simplemente un cuerpo físico. Es un ser constituido por muchas partes, y al limitarse a
la física restringe su visión de la Creación y de la Totalidad Mayor, pues el cuerpo físico del hombre no es
más que un pequeño diente de la Rueda de la Vida. Dentro del cuerpo físico del hombre habitan miles y
miles de seres con una conciencia semejante a la del hombre. De modo similar, los numerosas hombres y
mujeres que habitan sobre la superficie de esta Tierra forman parte del cuerpo al que vosotros conocéis
como la Tierra. Actualmente formáis parte real de ese cuerpo, y cuando me refiero a la Tierra no digo
simplemente la forma redondeada de la que sois conscientes, sino a todas las emanaciones de finas
esencias que la rodean. Sois una parte infinitesimal del cuerpo del Ser que es la Tierra. A su vez la Tierra
forma parte de un cuerpo mayor y más fino al que conocéis como el Cuerpo Solar, cuyo espíritu reside
dentro del Sol y cuya conciencia, mente y perfección conocéis con el nombre de Dios.
El cuerpo físico del hombre no es sino una pequeña parte en una cadena continua de la creación. Si
tomarais un átomo de la materia del cuerpo físico del hombre y lo cortarais por la mitad encontraríais una
pequeña réplica de vuestro Sistema Solar. Pues dentro de ese átomo habría un núcleo central o sol
vinculado con la divinidad, y alrededor de ese sol estarían los electrones y protones: los planetas. Además,
si ampliaseis ese sol millones de veces y lo cortaseis por la mitad, veríais en su interior cientos de pequeños
seres, o figuras, que podríais describir como «hombrecitos». Estos estarían caracterizados por una delgada
línea vertical, o cuerpo, con dos líneas saliendo de la parte superior (los brazos) y dos líneas hacia abajo
(las piernas). Cada una de estas figuritas tendría una conciencia individualizada que se extendería a través
de sus brazos y piernas para sintonizar con todas las vibraciones, o esencias, de los campos cósmicos que
rodean a la Tierra. De modo similar, si cortaseis por la mitad a uno de los protones o electrones veríais no
cientos sino miles de esas figuritas, pero diferenciándose porque sus conciencias no estarían vinculadas
con los campos cósmicos que rodean a la Tierra, sino con la Tierra misma.
Mientras camináis por esta Tierra, esos seres diminutos que existen en vuestro interior, así como
vosotros, formáis parte de un Ser mayor, el Señor de esta Tierra. Como es arriba, así es abajo: todo es una
réplica de la totalidad mayor que hay arriba, pero a una escala mayor. Podéis comparar los cabellos de
vuestra cabeza con los árboles de la Tierra, la sangre de vuestro cuerpo con el agua de la Tierra. La
esencia de la materia cambia de acuerdo con su tasa de vibración, pero funciones y propósitos similares
pueden atribuirse al cabello y al árbol, a la sangre y al agua. El cuerpo del hombre, que él considera único,
no es sino una réplica de otros cuerpos a escala mayor o menor dependiendo desde donde mira el hombre
desde su posición en la escala de la Creación.
El cuerpo del hombre es una creación milagrosa. Considerad que es creado a partir de una sola célula, y
que a partir de ella crece la hermosa forma del cuerpo físico con su capacidad inherente de permitir la
expresión de vuestro espíritu mientras está en la materia. El alma formula el cuerpo físico que desea
teniendo en cuenta muchas consideraciones, entre ellas la memoria anímica, el karma, el propósito de la
vida que ha de llevarse y la naturaleza del destino de esa chispa del espíritu. El hombre de hoy,
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tecnológicamente avanzado y capaz de llegara la Luna aún no puede crear un cuerpo humano. En modo
alguno se ha aproximado a la tecnología espiritual, la técnicas de ingeniería espiritual, que está presente
en su interior. Puede imitar y, de acuerdo con varios grados de habilidad, reemplazarlas partes enfermas de
ese cuerpo, pero no crear esas partes. El hombre vive en una magnífica pieza de ingeniería, pero como ha
crecido acostumbrado a su cuerpo físico y lo utiliza automáticamente sin pensarán no reconoce la
magnificencia de esa ingeniería.
Como el hombre no pertenece a esta Tierra, porque es verdaderamente un ser cósmico, su cuerpo físico
refleja esa posición. Por tanto, mientras está en, la materia su cuerpo físico no sólo le permite responder a la
materia, ser. consciente de ella, sino que al mismo tiempo le permite ser conciente de todas las influencias
del Cosmos y, más particularmente, de las otras partes o planetas que hay en el Cuerpo Solar del que.
forma parte. Puede sintonizar con esas influencias y poderes como si estuviera en cualquiera de sus
cuerpos superiores, aunque no es consciente de ello.
Examinemos el cuerpo físico del hombre. ¿Habéis pensado o comprendido alguna vez cuáles son las
limitaciones reales de vuestro cuerpo físico? ¿No son aquellas que vosotros os habéis fijado? Pensad en un
ciego o un sordo. ¿Qué es lo que hace? Evita gran parte de la pérdida de uno de los sentidos desarrollando
en un grado mayor los restantes. Por ejemplo, tocando y oliendo una flor un ciego puede identificar su tipo y
color. Todos vosotros infrautilizáis en gran grado vuestros sentidos y todos los otros talentos de vuestro
cuerpo físico. Hasta que verdaderamente tratéis de utilizar vuestro cuerpo de ejercer sus múltiples funciones
nunca sabréis, realmente lo que puede hacer. El hombre debe ser más consciente. Debe entrenarse para
ver más allá de su limitada gama. Debe entrenarse para oír más, oler más, gustar más y sentir más. Todos
esos sentidos deben y pueden ser desarrollados, pues eso forma parte del propósito de la existencia del
hombre sobre esta Tierra: el aspecto físico de su evolución. Lógicamente junto con ella debe ir su evolución
espiritual el control y uso de sus otros seis cuerpos. Só1o con la evolución física y espiritual logrará el
hombre la perfección última.
La ciencia médica de hoy ha definido muy claramente las partes del cuerpo físico, pero también lo ha
limitado, pues la gente cree que las funciones de sus diversos órganos sólo se definen en los diccionarios
de medicina. Ello es un reflejo de la conciencia y evolución de la Era en que habitáis pero conforme el
hombre es más consciente, y conforme doctores y científicos médicos espiritualmente motivados comiencen
a investigar el verdadero funcionamiento del cuerpo físico del hombre, ese conocimiento será incrementado.
Para daros una idea del verdadero funcionamiento del cuerpo físico del hombre, examinaremos unas
cuantas partes de ese cuerpo. En correspondencia con los siete planos de existencia que hay dentro del
Cuerpo Solar, existen en el cuerpo físico del hombre siete centros de poder, o chakras, que ocupan
diferentes posiciones dentro de la estructura humana. No podéis señalarlos, cortarlos y mostrarlos como
materia sólida, pues no están hechos con la materia física de esta Tierra. Son centros espirituales de
vibración superior sintonizados con el Cosmos y básicamente reflejan el color, que es vibración, pues sin el
color el hombre no podría existir en su cuerpo físico.
El hombre posee más de un cerebro. Dentro de su cuerpo físico tiene cuatro cerebros, o cuatro puntos
de conciencia física. Sois conscientes del cerebro físico del hombre, de su razonamiento, su intelecto, el
cerebro que existe en la cabeza, que es el cerebro más grande que posee el hombre; pero el hombre tiene
otros tres cerebros que puede y debe usar. Tiene un cerebro dentro de su plexo solar, su cerebro
emocional, el del sentimiento. El hecho de que el hombre de hoy no lo utilice no significa que no exista.
Yace dormido en muchos de vosotros porque el hombre de hoy ha basado su civilización en el intelecto.
No quiere sentir: desea razonar. Pero, aunque lentamente, el hombre está empezando a comprender que
debe sentir de nuevo; pues ¿de qué sirve el razonamiento, el intelecto, sin el sentimiento para guiarlo y
motivarlo? El hombre tiene un cerebro en sus pies. Sus dos pies juntos forman un cerebro. En cada pie
tenéis un tejido nervioso similar al encontrado en vuestro cerebro físico y plexo solar. El pie derecho es el
lado positivo y registra las energías nerviosas positivas, el izquierdo es el negativo y registra las energías
nerviosas negativas, y juntos forman un cerebro. Asimismo, el hombre tiene un cerebro situado en las
palmas de las manos. La derecha es la positiva y la izquierda la negativa, y juntas forman un cerebro.
El cerebro de la cabeza puede considerarse como su cerebro positivo, el del plexo solar como el
negativo o receptivo, el de sus pies como el cerebro que utiliza las emanaciones de los dos primeros
cerebros, y el de las manos como el cerebro administrativo, pues a través de sus manos el hombre crea lo
que recibe a través de su pensamiento y sentimientos. Como el hombre no pertenece a esta Tierra, sino
también al Cosmos, dentro de los cuatro cerebros hay partes que vibran y responden ante el sistema solar.
Dentro de cada uno de los cuatro cerebros del hombre pueden encontrarse doce células diminutas que
responden a las vibraciones y emanaciones de los doce planetas de este Sistema Solar. De este modo, el
hombre está vibrando siempre ante las pulsaciones del Cuerpo Solar.
He mencionado los cuatro cerebros del hombre con el fin de demostraros una parte del funcionamiento,
aún no descubierto por la ciencia médica, de los órganos del hombre. También mencionaré cómo el hombre
está vinculado a los cuatro Reinos de la Tierra. Mientras reside en la materia, el espíritu del hombre habita
en el ventrículo izquierdo del corazón. El corazón se divide en cuatro partes -ventrículos izquierdo y
derecho y atrios izquierdo y derecho, o cámaras superior e inferior-, y cada uno de estos segmentos se
corresponde y vibra con uno de los cuatro Reinos de la Materia. Asimismo, cada uno de los cuatro dedos de
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los pies y las manos vibra ante la influencia de uno de los cuatro Reinos. Los dedos pequeños del pie y de
las manos se corresponden con el Reino Mineral, los siguientes con el Vegetal, los siguientes con el Animal,
los siguientes con el Humano, mientras que los dedos gordos de las manos y pies representan el «yo soy»,
la personalidad que controla a los Reinos inferiores.
El hombre debe empezar a aprender a ser consciente de la espiritualidad de su cuerpo físico y a mirar
más allá de los límites de la medicina presente. Permitidme que os dé un ejemplo final. Cada una de las tres
secciones de vuestros dedos tiene una contrapartida espiritual. La sección más cercana a la palma
representa al cuerpo, la sección mediana al alma y la sección superior al espíritu. Os daréis cuenta ahora
del motivo de que no haya dos personas con las mismas huellas digitales, pues cada uno de vosotros es
una chispa individual y única del Espíritu Infinito que vibra con una longitud de onda diferente, por lo que las
puntas de vuestros dedos representan a vuestro espíritu reflejando esa individualidad.
Quizá podáis empezar a ver el reflejo de lo espiritual en lo físico. No están divididos: son uno. Las
diversas partes del cuerpo físico del hombre se hallan más estrechamente vinculadas a los planetas. Las
glándulas que hay dentro de su cuerpo, que controlan gran parte de su existencia física y espiritual, son las
más fuertemente influidas por los planetas, aunque se trata de un campo casi desconocido para el hombre.
Los planetas suministran el poder que el hombre usa. El hombre puede usar su cuerpo físico de muchos
modos que no es capaz de concebir. Puede imitar al Nazareno. Puede caminar sobre las aguas. Puede
curar al enfermo. Puede controlar los Reinos de la Materia utilizando los poderes inherentes a su cuerpo
físico.
El hombre está continuamente sintonizado con las fuerzas que hay más allá de su cuerpo físico limitado.
No está solo y sin influencias sobre este planeta. Constantemente hay rayos de poder y de energía que
salen y entran de su cuerpo. Es tan sólo una parte de una cadena. Los seres diminutos que habitan dentro
del cuerpo del hombre utilizan esas influencias y, por tanto, el modo en que el hombre trata su cuerpo físico
afecta a las vidas de todos los seres que habitan dentro de él de modo similar a como el modo en que el
hombre actúa sobre la superficie de la Tierra afecta al cuerpo del Señor de esta Tierra. «Así cómo es arriba
es abajo. »
El cuerpo del hombre es una creación magnífica. Si lo miráis y pensáis en él veréis reflejadas la
perfección e infinitud de vuestro Creador. Por tanto tal cuerpo merece que lo investiguéis y examinéis más
cuidadosamente; pero por todas partes vemos hoy al hombre abusando de su cuerpo físico. No trata de
purificarlo. No trata de refinarlo. No trata de incrementar su tasa vibratoria. No trata de utilizarlo plenamente.
Sólo lo limita.
Si el hombre ha de comprender su potencial como ser espiritual, si ha de caminar sobre está Tierra
imitando a su Creador, tendrá que utilizar correctamente su cuerpo físico. Debe empezar por entender su
funcionamiento apropiado. Debe empezar por entender su potencial. Debe empezar a comprender su
significación en relación con sus otros cuerpos, y el propósito con el que habita en él mientras está en la
materia. Sobre todo el hombre debe aprender que su cuerpo es sagrado. Su cuerpo no le pertenece. Es
creado a imagen de Dios. No puede crear o reemplazar sus partes. No puede crearlo. Le es dado con una
responsabilidad sagrada, y. para los que abusan de esa responsabilidad hay un gran karma.
Al hombre se le ha dado un cuerpo que refleja en todos los aspectos la magnificencia de su Creador.
Tiene dentro de él el potencial del espíritu y la materia para que imite esa perfección, pero debe respetar lo
que se le ha dado y utilizarlo. Si el hombre empieza a hacerlo así, poco a poco irá siendo consciente no sólo
de la vida de esta Tierra sino de la vida dentro del Cuerpo Solar y de la vida dentro del Cosmos. Es su
derecho de nacimiento.
LA LUNA
Dentro del Cuerpo Solar sólo hay una verdadera estrella que da iluminación y poder, que sostiene toda la
vida dentro de su Sistema: el Sol. El Ser a quien llamáis Dios, el Logos Solar de este Sistema, cuyo espíritu
reside dentro del Sol, muestra el grado de Su evolución y vibración con la brillantez de su iluminación; por
eso es imposible que el hombre de la Tierra mire al Sol. Sólo cuando la Luna interviene y produce un eclipse
puede el hombre dirigir su mirada al Sol.
Todos los planetas y satélites de este Cuerpo Solar están iluminados por la luz del Logos Solar y cada
uno de ellos refleja esa luz de acuerdo con su evolución y propósito. La Luna, que es un satélite de la Tierra
y está muy cerca de ella, reflejarla luz del sol más potentemente: sobre la Tierra y da al hombre la luz de
luna visible de la que es consciente. Como el hombre está limitado por la gama de sus sentidos físicos, no
observa la luz reflejada por otros planetas del Sistema Solar, pero una persona consciente puede ver y
reconocer la luz de Venus, de Marte de Júpiter, y de Saturno con tanta facilidad como la de la Luna.
Uno de los propósitos primarios de la Luna es conducir al Hombre a un mayor entendimiento del
Cosmos, pues dentro de la relación espiritual entre la Luna y la Tierra está la llave de los Cielos. Si el
hombre estudiara y examinara atentamente la relación entre estos dos cuerpos celestiales entendería en
gran medida la creación en el Universo. La Luna, su propósito y poder, es la clave no sólo del desarrollo del
hombre sobre la Tierra, sino también de su desarrollo más allá de ella. El ciclo lunar, que se presenta ante
los ojos de los hombres, es la clave del Cosmos; pero ¿es consciente de eso el hombre?.
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No es mi intención en modo alguno revelar el significado y poderes espirituales de la Luna, pues no me
lo permite la ley cósmica. Al hombre no evolucionado no deben suministrársele los secretos del Cosmos
hasta que su conciencia haya despertado a la naturaleza y propósito de aquellos seres superiores que le
rodean, y de su propósito en la espiral evolutiva. El hombre no evolucionado tiene que ascender y buscar
diligentemente utilizando su propia inspiración, y ha de encontrar las respuestas que busca. Pero son pocos
los que buscan las respuestas. ¡Tal es la naturaleza de la vida sobre la Tierra hoy en día que la Luna podría
no existir!
Para entender la relación entre la Luna y la Tierra tenemos que retroceder al momento de su creación. El
hombre de hoy está muy ocupado examinando las rocas lunares traídas por los astronautas
norteamericanos con la esperanza de descubrir cómo apareció la Luna y de entender quizá un poco de su
entorno. Lo que olvida el hombre, sin embargo, es que aunque tecnológicamente ha alcanzado la Luna
utilizando el intelecto que Dios le ha dado, en todos los otros aspectos de conciencia está aún muy lejos de
ella. Ha de adelantar en muchos otros campos antes de que pueda apreciar verdaderamente el propósito de
la Luna y descubrir la verdadera naturaleza de su ser.
La ciencia espiritual, que es la ciencia del Espíritu frente a la ciencia del hombre, establece que el
Cuerpo Solar del que formáis parte fue creado por el Logos Solar, el Ser a quien llamáis Dios, cuyo espíritu
reside dentro del Sol. Así como un niño que nace sobre la Tierra sale del vientre de su madre, así el Sol
alumbró al Sistema Solar. El Logos Solar fue arrojando una a una partículas de Sí Mismo hasta que estuvo
formado el sistema planetario que conocéis hoy. Del mismo modo que un niño abandona el vientre de su
madre, así el Sol alumbró a esas partículas o planetas. Eran perfectas en esencia, pero masas fundidas que
tenían que solidificarse antes de que pudieran producir el verdadero potencial del Espíritu. Durante eones
de tiempo esas masas fundidas se enfriaron y solidificaron y, con la ayuda de las huestes angélicas,
encontraron su frecuencia correcta.
Diez planetas fueron creados de este modo y han existido durante muchas Eras antes de que vuestro
Creador, para cumplir Su divino plan, pariese Su última partícula, Su último plan. Cuando este planeta hubo
abandonado el Sol, las huestes angélicas responsables de su desarrollo ocuparon sus lugares en los
diferentes niveles de vibración y lo observaron y guiaron mientras se enfriaba y cristalizaba. Pero antes de
que las sustancias minerales del planeta hubieran cristalizado completamente se dividió en tres,
convirtiéndose en la Tierra, su satélite la Luna y otro planeta que el hombre ha de descubrir aún detrás de la
Luna. Este planeta no descubierto es el menos evolucionado, el doceavo planeta del Cuerpo Solar, pues la
Luna no es un planeta sino un satélite de la Tierra y su destino está vinculado a ésta. La Luna tiene que
jugar un papel vital en el destino espiritual de la Tierra.
La Tierra y la Luna fueron creadas al mismo tiempo. Las huestes angélicas, los Maestros planetarios e
interplanetarios, ocuparon sus puestos en esas órbitas, y gracias a su entendimiento de la frecuencia y la
vibración, durante siglos de tiempo ayudaron a los elementos que hay en cada globo a encontrar sus
frecuencias y fusionarse con las frecuencias del Sistema Solar. A causa del propósito cósmico que ha de
cumplir la Luna, ésta no cristalizó del mismo modo que la Tierra. Por eso el hombre que estudia
geológicamente las muestras de rocas lunares y analiza los datos tomados de la atmósfera de la Luna
extrae la conclusión de que no hay vínculo común entre la Luna y la Tierra, pues aunque ambas proceden
de la misma semilla, son tan diferentes como las personalidades de una hermana y un hermano.
La Luna fue creada y colocada en una órbita precisa alrededor de la Tierra para ejercer ciertas
influencias importantes sobre ella. El hombre de hoy está empezando a ser consciente lentamente de las
matemáticas conocidas como la geometría sagrada de la Tierra. Las mismas matemáticas pueden
aplicarse, aunque a un nivel superior, a la geometría de las esferas celestes, pues cada uno de los planetas
está en órbita alrededor del Sol y rota por un camino establecido de acuerdo con una fórmula cósmica
precisa y concreta. En Eras pasadas el hombre reconocía y usaba esta fórmula, que será descubierta de
nuevo en la Nueva Era. La distancia que separa a la Luna de la Tierra es importantísima, y es vital que el
hombre no perturbe ese equilibrio.
Aunque el hombre ha alcanzado la Luna con las naves espaciales, su motivación para llegar a ella no fue
correcta. Por otra parte, el uso que ha hecho el hombre de la Luna con sus experimentos y su conducta
sobre ella no ha ayudado a preservar ese equilibrio crítico; y con la explosión de las cabezas de cohetes y
sus experimentos sobre la superficie lunar ha puesto en peligro el delicado equilibrio. El equilibrio es
efectuado y preservado por los rubíes que están presentes en el interior de la Tierra y la Luna. La función de
los rubíes sobre los que los dos globos rotan y se equilibran puede relacionarse con la función de los rubíes
de un reloj. Si dais un golpe a un reloj y salta el mecanismo, el reloj se desequilibra y falla; lo mismo sucede
con el mecanismo equilibrador de la Tierra y la Luna. Desde luego que los numerosos seres de la Luna,
junto con sus hermanos de los otros planetas, han ayudado a contrarrestar el efecto de los ingenuos
experimentos del hombre. Pero el hombre debería ser consciente de que en estos experimentos corre el
riesgo de poner en peligro no sólo la Luna, sino también la Tierra, pues si hiciera explotar sobre la Luna una
bomba de gran tamaño quedaría destruida la relación finamente equilibrada entre el planeta y su satélite. Si
atáis una bola con una cuerda alrededor de un dedo y la soltáis la bola se escapa. De modo similar, si el
hombre perturba la relación entre la Luna y la Tierra los dos globos se separarían y el delicado equilibrio de
la vida sobre la Tierra y la Luna se destruiría y no aparecería de nuevo.
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Como el hombre es en gran parte inconsciente de las influencias invisibles de la Tierra, ¿cómo iba a ser
consciente de las influencias de la Luna? Así como el hombre es en gran parte inconsciente de los
elementales, las hadas y espíritus, los ángeles y los numerosos seres que aparecen en el plano astral,
también es inconsciente de la vida en cualquiera de los planetas del Cuerpo Solar, por lo que no puede
concebir la vida en la Luna. Pero hay vida en la Luna. Toda una civilización de seres habita en ella.
Aunque son de creación similar a la del hombre, no los consideraríais como seres humanos porque sus
cuerpos tienen formas diferentes y su estatura es mucho más pequeña. Pero existen bajo la superficie de la
Luna y su civilización ha alcanzado un alto grado.
Recordad que toda alma que encarna en un planeta se construye un cuerpo de acuerdo con la
naturaleza del planeta en que encarna. Vosotros que habitáis en la Tierra os construís un cuerpo físico que
es muy conveniente para la vida sobre este planeta. Utilizáis la materia de la Tierra para construiros vuestro
cuerpo físico, y sus mecanismos internos pueden utilizar el oxígeno del aire, el agua y los frutos de la Tierra.
Vuestro cuerpo está ideado para vivir en la temperatura que predomina en la Tierra. De modo similar, los
seres que habitan en la Luna construyen sus cuerpos de acuerdo con la naturaleza de ésta. El hombre
conoce ahora un poco las condiciones de la Luna, y si se detuviera a pensar en el tipo de cuerpo necesario
para la vida sobre la Luna quizá concibiese la forma y modo de vida de los seres lunares antes de que esos
hechos sean descubiertos por otros medios. La Luna fue puesta en órbita alrededor de la Tierra para
ayudar a la evolución de ésta. Los seres lunares son siervos de la Tierra. La naturaleza de su evolución es
diferente a la vuestra. No poseen el don de la libre elección que vuestro Creador os ha concedido para que
pueda progresar vuestra conciencia. Son dirigidos por otras fuerzas. Cumplen el papel de la Luna y ayudan
siempre a la Tierra. Os dan su poder continuamente, regularmente, de acuerdo con los ciclos lunares.
El número espiritual ante el cual vibra la materia de la Tierra es el cuatro. Sois conscientes de los cuatro
Reinos de la Materia, las cuatro Razas, los cuatro puntos de la brújula, las cuatro estaciones, etc. La Luna,
que vibra ante ese número en servicio vuestro, tiene cuatro fases o cuartos. Cada uno de los cuartos de la
Luna se corresponde con uno de los cuatro Reinos de la Materia de la Tierra, y durante cada uno de los
cuartos el Reino con él asociado utiliza el poder que da la Luna de acuerdo con la naturaleza del Reino y su
propósito cósmico en la Tierra. El hombre puede aceptar que la Luna mueve las aguas de la Tierra porque
es consciente de las mareas y ha demostrado que su influencia es la responsable de ellas. Es extraño que
el hombre, que ha comprendido que la Luna puede afectar a las mareas, no vaya más allá, pues si la Luna
es capaz de hacer eso seguramente podrá hacer más cosas. En la Era actual, el cuerpo físico del hombre
se compone de un noventa por ciento de agua. ¿No le afectará la Luna? ¡Por supuesto que sí! Su influencia
no afecta sólo a las aguas de los mares y del cuerpo humano, sino a todos los aspectos de la creación
sobre la Tierra.
Cualquiera que mire a la Luna, especialmente a la Luna llena, aceptará su hermosura. La Luna es suave,
es femenina, es sabiduría. No podéis asociar nada duro con ella. Esa es la naturaleza de su influencia; pues
como la Tierra es positiva, es poder, es expresión hacia fuera, la Luna es femenina es sabiduría es,
receptividad, es amor. Por tanto, las partes femeninas de las especies de la Tierra, el aspecto creativo y
sabio, vibran especialmente ante la influencia de la Luna. El satélite controla en gran medida los
nacimientos. Toda mujer experimenta los ciclos de su cuerpo que, cuando la ciencia médica no se
interfiere, se corresponden con los ciclos de la Luna. Por tanto, la concepción puede y debe ser planeada
de acuerdo con sus fases. La Luna afecta a los nacimientos no sólo en el Reino Humano, sino también en
los otros Reinos de la Tierra.
No deseo profundizar ahora en los cuerpos espirituales del hombre, pero como todas las influencias a
nivel físico de las que el hombre es consciente, la influencia de la Luna es diez veces mayor en los niveles
superiores. En particular influye en la glándula pineal, la glándula de la receptividad, la sabiduría y el
aprendizaje del hombre, y por tanto el conocimiento y la inspiración se obtienen bajo su influencia. También
la conciencia puede aumentarse bajo la influencia de la Luna. Si aún no lo habéis realizado haced el
experimento de tratar de aprender buscando el incremento de vuestra conciencia durante la fase de Luna
llena, pues los poderes que da a la Tierra en esos momentos tienen un gran significado. El hombre antiguo
tenía algo de conciencia de este hecho, por lo que estableció que algunas de sus ceremonias religiosas
tuviesen lugar durante la fase de la luna llena. Algunos de los grandes Maestros que estuvieron en esta
Tierra encarnaron, murieron o realizaron, actos espirituales significativos en los en los niveles físicos y
superiores de la vida, siguiendo las influencias de la Luna.
La Luna influye también en el cuerpo astral del hombre mientras se encuentra en el físico, y por tanto
puede ser una gran ayuda, para la utilización de este cuerpo con todo lo que ello implica, especialmente en
el campo de los fenómenos psíquicos. Por tanto para los que intentan desarrollar este aspecto particular,
este talento espiritual particular, la invocación y uso del poder de la Luna es de nuevo de suprema
importancia. Si os sentáis a meditar bajo la luz de la luna llena sentiréis incrementada vuestra conciencia
gracias al poder que fluye a través de vuestra glándula pineal y se esparce por todo vuestro ser. Sentiréis
que la conciencia mayor, la Conciencia Infinita, se vincula a vosotros.
La mente y el cerebro también son influidos por la Luna. El modo en que pensáis, en que recibís
inspiración, en que os comportáis, en que utilizáis vuestro intelecto y razonamiento, son controlados e
influidos en gran medida por ella. El uso de sus poderes puede levantar las pequeñas ventanas del cerebro,
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las pequeñas válvulas que, consciente o inconscientemente, abren el paso a las vibraciones del cosmos, a
las experiencias del alma en otros niveles. Estas válvulas responden a las influencias de la Luna. Habréis
oído hablar de la «lunaticidad». No son muchos los que sufren de esta aflicción, pero ocasionalmente,
debido a fallos en el mecanismo del cerebro, bajo la influencia de la luna llena estas puertas se abren y las
imágenes de otros niveles de existencia vienen a las mentes de algunas personas, confundiéndolas y
destruyendo la armonía de la vida física.
Este es el efecto del poder de la Luna si no es controlado. Pero para aquellos que se sientan a meditar,
vinculando correctamente sus conciencias con las de su Creador y utilizando el poder concedido por la
Luna, habrá momentos de conciencia que son a la vez grandes y repentinos. Si la Luna brillara sobre la
Tierra constantemente, el hombre no podría soportar su influencia, y ése es el motivo de que,
prudentemente, aparezca en fases. Las fases son importantes porque producen ciclos sobre la Tierra. La
teoría de las cuatro fases de la Luna en relación con la Tierra constituye un tratado completo, pero si el
hombre experimentara un poco con los cuatro Reinos de la Materia, para ver qué Reino da mayor respuesta
en cada fase, mejoraría mucho la cualidad, armonía y comprensión de su vida sobre la Tierra. En épocas
pasadas, el hombre, aunque menos avanzado tecnológicamente, era más espiritualmente equilibrado.
Entendía el uso y propósito de la Luna y de ese modo tenía una vida más realizada, aunque no
tecnológicamente avanzada. Si el hombre moderno descubriera y utilizara la influencia y el poder de la Luna
nadie moriría de hambre, no habría sequías ni terremotos. Serían pocos los desastres naturales, salvo
aquellos que el hombre mismo causase.
La Luna está dispuesta siempre a servir a la Tierra. ¿Por qué el hombre la mira y es consciente de su
presencia pero no la usa? ¿Quizá porque en su intelecto y su ego considera que la clave de sí mismo, la
clave de la evolución, la clave de la conciencia material y espiritual, está encerrada dentro de esta Tierra y
no puede encontrarse más allá? Quizá sea así. Pero aquellos de entre vosotros que puedan volver sus
mentes hacia afuera, que puedan mirar a la Luna, que puedan vibrar en dirección a ese globo de belleza
que tanto refleja, incluyendo la naturaleza de la vida en esta Tierra, descubriréis la clave no sólo de la
progresión terrena del hombre, sino también de su progreso espiritual, e incluso del progreso del Cuerpo
Solar en que vive.
En toda la Tierra reina ahora una atmósfera de desarmonía, de incertidumbre, de preocupación por el
futuro, no sólo en lo individual sino también en lo mundial. Con independencia de que el hombre viva en
países ricos tecnológicamente avanzados o en países pobres y subdesarrollados, en los que tienen
abundancia de alimento o en los que tienen escasez, por todas partes se siente incierto de su propósito, del
presente y del futuro.
Este sentimiento de incertidumbre ya ha existido antes. En otras Eras, el hombre tuvo que enfrentarse a
guerras importantes, pero con el advenimiento de las bombas de hidrógeno, de la guerra mental y biológica,
y de las presiones políticas, financieras y minerales, la paz del mundo está realmente más amenazada que
en otras épocas de su historia. Junto con este sentimiento de incertidumbre hay una incredulidad general en
la religión ortodoxa y una disminución de los fieles de las Iglesias. El hambre se está apartando de las
religiones organizadas y de Dios, o más bien de su concepto de Dios, para hallarse solo ante su vida con
sus propios ideales, sus propias creencias y creaciones.
Nada de lo que hay en la Creación pertenece al hombre. En cuanto que instrumento del Espíritu Infinito,
el hombre conecta por medio de su mente con la Mente Infinita y la lleva a la inspiración en el nivel físico,
que puede entonces utilizar. Tiene capacidad mental para hacerlo así, e incluso aunque no tenga la
sabiduría que lo motive correctamente aún puede producir esos descubrimientos, pues tal es la naturaleza
del don divino de la libre elección que le ha concedido su Creador. En todas partes el hombre utiliza su
mente, su capacidad mental, para el progreso de su vida sobre la Tierra, aunque no posee la espiritualidad
que motive el uso que hace de ese conocimiento. Si ha de controlar su pensamiento, el hombre ha de
comenzar por ser más consciente; y para ser más consciente debe desarrollar su espiritualidad, sus
sentimientos y emociones verdaderas, desde dentro.
En su mayor parte, el hombre de hoy actúa sin sentimiento. Como se le ha concedido dominio sobre
los otros tres Reinos de esta Tierra puede utilizarlos, y también abusar de ellos. Cree que puede utilizar a su
antojo al Reino Animal como alimento y como sujeto de experimentos científicos y que tiene pleno derecho
a limitar su verdadero propósito y a negar su derecho a la libre expresión sobre esta Tierra. El hombre utiliza
también como alimento al Reino Vegetal, pero lo hace de acuerdo con sus propias ideas y produce lo qué
quiere. En consecuencia, ha puesto en movimiento una cadena de acontecimientos que exige que el Suelo
sea fertilizado artificialmente, que el crecimiento natural de los cultivos sea alterado y que deba cambiarse la
naturaleza de los alimentos suministrados al hombre por su Creador. El hombre utiliza los recursos del
Reino Mineral para producir lo que considera necesario para su civilización, con independencia de su coste.
El resultado de esta conducta irreflexiva es la polución del aire, la tierra y el mar.
Las pocas almas que se oponen a este abuso de la Naturaleza son tratadas con escarnio, pues el
hombre cree realmente que es capaz de controlar lo que ha creado. Pero el hombre ha puesto en marcha
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una cadena de acontecimientos que verá que no puede controlar, por lo que he de advertiros que le esperan
algunas sorpresas desagradables en los próximos años. Su abuso de los otros tres Reinos de la Materia ha
perturbado el equilibrio y la armonía de la vida sobre esta Tierra, y tendrá que cosechar el efecto de lo que
ha sembrado. Incluso ahora es ya demasiado tarde para cambiar el curso de los acontecimientos que el
hombre ha puesto en movimiento. El hombre no abusaría de la Naturaleza si la sintiera
verdaderamente. Si estuviera sintonizado con los animales, la vegetación, las aguas y las piedras de esta
Tierra, los respetaría por ser partes esenciales en la estructura de la creación.
El hombre de hoy puede repasar la historia de la, Tierra, tal como la conoce, y reconocer que está
evolucionando, que durante muchos siglos la civilización ha progresado gradualmente y que, aunque
carezca de, espiritualidad, material y tecnológicamente ha avanzado mucho. Sin embargo, aquellos de entre
vosotros que sean conscientes podrán darse cuenta de que esta Tierra, y la vida que hay en ella, es una
parte de un plan en un vasto ciclo de acontecimientos. Podéis ver que la vida existe a muchos niveles, tanto
arriba como por debajo del hombre, y apreciar que éste es sólo una parte muy pequeña de la estructura de
la vida dentro de este Universo.
La Tierra, forma parte de un Cuerpo Solar. Los doce planetas que existen dentro de ese cuerpo, y sus
respectivos satélites, están evolucionando juntos. La Tierra es el segundo planeta inferior de este Cuerpo
Solar, y debería haber alcanzado ya un punto de conciencia que le permitiera moverse al unísono con los
otros planetas que circundan al Sol mientras se mueven hacia una nueva espiral de evolución. Pero
actualmente la Tierra tiene una gran desarmonía. Si pudierais alejaros de ella y contemplar sus
emanaciones, sus vibraciones, sus pulsaciones de poder, veríais que está enferma. Además, con
independencia de la ayuda que le den los grandes poderes, que existen dentro de este Cuerpo Solar, si el
hombre no cambia y altera su conducta y expresión ante sus semejantes, si no vive en armonía y ejemplifica
la lección y el propósito de este planeta, el servicio sacrificial, no se restaurará la perfecta salud de este
planeta. Actualmente de la Tierra no emana el poder que debiera: el Amor Universal. Recordad que las
emanaciones de todos los planetas se entremezclan en un complejo esquema mientras dan y reciben sus
respectivos poderes, y cumplen, así el propósito con que han sido creados.
Los que seáis conscientes quizá empecéis a sentir que algunos acontecimientos que están teniendo
lugar se diferencian de otros que sucedieron antes. Estaréis, empezando a sentir que el paso de la vida se
está aligerando y que el tiempo no tiene la misma existencia que antes. Vuestros, relojes siguen
marcándolas 24 horas de cada día, pero, ¿no parece éste transcurrir más rápidamente que antes? Los días
y los meses, ¿no se mezclan tan rápidamente que os resulta difícil creer que haya pasado un año? En toda
la Tierra, parece haber un incremento del número de desastres. Constantemente estáis leyendo informes de
sequías, inundaciones, terremotos, hambres y enfermedades. Por todas partes parece aumentar el paso de
la existencia del hombre, la violencia de la vida, el conflicto entre los países, la competición, la división, el
odio y la codicia. Para todos aquellos que sentís, estos cambios son correctos, pues todo el ser de este
planeta, su tasa de vibración, está aumentando.
Los Señores que controlan este planeta y vuestro Creador, Cuyo espíritu habita en el Sol, junto con otras
muchas influencias, intentan, ayudar a la Tierra, pero su tarea se dificulta a causa de la desarmonía del
hombre. La frecuencia de la Tierra ha disminuido por la conducta del hombre. Si, pudierais alejaros del
Cuerpo Solar y contemplar la Tierra veríais que en lugar de acelerar la frecuencia en coordinación con los
otros planetas conforme se mueven hacia una nueva espiral de evolución, la Tierra está oscilando, casi de
modo parecido a una peonza que va a detenerse. Si así sucediese, ella misma se sumiría en el olvido. Por
eso, los grandes Seres que gobiernan la materia por su conocimiento de la Ley infinita están tratando de
acelerar la vibración de la Tierra, no para alterar la libre elección del hombre o interferir con ella, sino para
poner en marcha una frecuencia superior. Esto es lo que le está dando al hombre la sensación de
confusión e interrupción, pues se encuentra cogido entre la lentitud de su propio cuerpo, producida
por su conducta pasada, y el intento de los Señores del planeta de llevarlo a una frecuencia más alta
de conciencia. Estos grandes Seres están interfiriendo, para que el hombre no sea destruido, pues dentro
de su cuerpo está la gran estructura atómica del Cosmos, y debido a la lentitud, cuando llegue el momento,
que llegará, en que la Tierra enderece su eje, si no se ha iniciado esta aceleración exterior la estructura
atómica de que está constituido e hombre explotará, pues la fuerza de la ascensión pondrá en marcha una
gran expansión atómica del planeta.
No entraré en la estructura molecular describiendo la conducta de los átomos en el momento del cambio,
pero debido a los cambios de presión habrá una gran transformación de la estructura de la Tierra. Se
producirán grandes devastaciones en toda su extensión. Ya ha sucedido antes. En la literatura antigua y en
la Biblia podéis leer hechos semejantes. El cataclismo no es en realidad una catástrofe, aunque así lo
llamaríais: es un paso adelante en la evolución de la Tierra. Recordad que la muerte no es un final, y que los
que mueran en el cataclismo que ha de venir experimentarán un incremento de su conciencia, pues
aprenderán en el momento de la muerte. Conforme se acerca este acontecimiento habrá mucha
desarmonía y destrucción, pues la tasa de la Tierra está acelerada. Ello se producirá antes de que se
levante sobre su eje en los alrededores del final de siglo. No quedan muchos años.
No importa que me creáis o no, que creáis o no en el cataclismo que ha de venir. Vendrá. Se producirá.
La Tierra va a cambiar, y el planeta que aparecerá en el siglo veintiuno será muy diferente del que conocéis
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ahora. Gran parte del agua que existe actualmente en el planeta habrá desaparecido. El hombre vivirá en la
Era del Aire y su cuerpo se compondrá en su mayor parte de aire, no de agua como actualmente. Será
consciente de su verdadera existencia espiritual, pues será consciente de seres de otros planetas y se
comunicará con ellos. Será consciente de que su vida total no transcurre sólo en el limitado cuerpo físico de
la materia y que, por derecho de nacimiento, puede y debe habitar en niveles que están más allá del físico
incluso mientras se encuentra en un cuerpo físico. Viajará a esos otros niveles de existencia. Conocerá
otros reinos que hasta ahora no ha visto: las Esferas Dévicas y Angélicas. Aprenderá a reconocer sus
influencias y a dar verdaderamente la influencia de la Tierra. Todo esto ha de sucederle a la Humanidad
en el próximo siglo, la próxima Era. El Principio Crístico que vino por última vez hace dos mil años ha de
venir de -nuevo, pues en el comienzo de todas las Eras al hombre se le da un signo, una demostración, un
ejemplo del modo en que debería vivir.
Muchos de vosotros no creeréis esto, pues hace falta un determinado nivel de conciencia para apreciar y
comprender el motivo y la necesidad de lo que ha de suceder. Pero tanto si lo aceptáis como si no, es
vuestra responsabilidad el tratar de cambiar la conducta actual del hombre. Sólo tenéis que mirar a vuestro
alrededor para ver que el hombre ha de cambiar, pues su actual modo de vida se halla tan motivado que
está destruyendo totalmente el mundo. El hombre ha de empezar a motivar correctamente sus actos. Ha de
empezar a pensar menos en sí y más en la totalidad. Debe recordar que por tener el don divino de la libre
elección, que no posee ningún otro ser de esta Tierra, ha de utilizar ese don con responsabilidad. El
propósito básico de este planeta es demostrar el Amor Universal, que se ejemplifica a través del
servicio sacrificial. Por tanto, el hombre debería esforzarse siempre por pensar en los demás antes que en
sí mismo, en su familia antes que en sí mismo, en sus amigos antes que en su familia, en el mundo antes
que en su país, en los otros planetas antes que en el suyo. Debe aprender a poner siempre a los otros
delante de sí mismo. No debe pensar sólo con su cerebro, y hacer las cosas lógicamente, sino que
también debe sentir con su corazón, y determinar si es correcto lo que está haciendo . ¿Es correcto
polucionar las aguas y el aire para obtener ganancias materiales? ¿Es correcto enviar a otros planetas
cohetes que aquellos no han pedido ni desean? ¿Es correcto abusar del Reino Animal? ¿Es correcto que el
hombre abuse de su propio cuerpo? ¿Es correcto dividir las naciones del mundo entre las que tienen y las
que no? ¿Es correcto juzgar a un hombre por el color de su piel o su religión? ¿Es correcto pensar en uno
mismo antes que en los otros que existen sobre esta Tierra cuando el ejemplo de todos los grandes
Maestros que han encarnado ha sido el de poner en último lugar a uno mismo y en primero a la creación en
cualquiera de sus formas?
El hombre ha de empezar a motivarse correctamente. El desinterés debe ser la motivación de
cualquier acto y pensamiento. No debe hacer daño a otros. El hombre debe empezar a «pensar» más con
su corazón y menos con su cerebro, pues su cerebro no producirá el cambio que debe producir. Ese cambio
se dará por medio de su corazón, su vinculo con su Creador, y utilizando la inspiración de su Creador. El
hombre puede elegir entre hacer el mal y el bien. La bondad puede definirse como el amor expresado
en el servicio sacrificial. El mal puede definirse como el pensamiento, palabra u obra que de algún
modo, por el ejemplo o la intención, pueda ser degradante o dañino para otro hermano, para otro de
los seres que viven sobre esta Tierra.
Recordad que Dios trabaja por medio de las personas. Vuestro Creador no es el Dios de las falsas
religiones que dicen que El descenderá de las nubes para redimir a la Humanidad y ponerlo todo al derecho.
Ese Dios no existe. Sólo el hombre, utilizando los poderes que se le han concedido, puede cambiar
este mundo, y conforme cada uno de vosotros vaya cambiando esta Tierra progresará en su espiral
hacia arriba. Pues donde hay uno habrá dos, y donde haya dos habrá cuatro, y la gran marea del mal
que hay ahora sobre la Tierra empezará a disminuir. Entonces la conciencia de esta Tierra
comenzará a cambiar.
LA LEY PSÍQUICA
La Ley Psíquica, o Ley Anímica como se la llama a veces, gobierna al hombre en todos los niveles de la
existencia. En la Era en que vivís ahora se sabe poco de esta Ley. Se entiende poco de los poderes e
influencias que los seres espirituales que existen más allá de la gama de frecuencia de la materia física
pueden manejar y manejan. Sin embargo, como el hombre está entrando en la Era de Acuario, en la que
debido a la naturaleza de su evolución y a los cambios de su cuerpo físico se va a convertir, en un ser más,
psíquico y espiritual y va a vivir en mas armonía con este poder, hablaré ahora de algunos aspectos de esta
Ley Psíquica.
Muchas de las personas que aceptan por fe la existencia de seres como los elementales, las. hadas, y
los espíritus quisieran verlos y confirmar sus creencias. Quisieran ver a los devas y los ángeles. Quisieran
ver una forma astral, viajar con sus cuerpos astrales y ser capaces de recordar lo que vieron y
experimentaron. Quisieran ver, oír, oler, sentir y gustar más allá de los límites de su cuerpo físico. Dicen:
«Lo intento, rezo para poder experimentar cualquiera de estas influencias, pero no siento, ni veo, ni recibo
nada ¿Por qué? Además creo que llevo una vida armoniosa y equilibrada, y sin embargo conozco a
personas psíquicas que me parecen vivir en desarmonía y cometer grandes errores en sus vidas ¿Por qué
ellos tienen ese don y yo no?»
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Comencemos, por tanto, a examinar la Ley Psíquica. En primer lugar, recordad que no hay división entre
el hombre espiritual y el físico. Es el hombre quien crea, e incluso exige, esa división. EI hombre se ha
limitado a sí mismo a su cuerpo físico y su Tierra física. Es el hombre quien ha dicho que no puede ver, oír,
gustar o tocar más allá de la limitada gama de frecuencia de la materia física. El hombre acepta esas
limitaciones, está contento con ellas y no trata de investigar más. A veces creo que el hombre entierra
deliberadamente su cabeza en la arena, pues está ignorando a las numerosas personas de esta Tierra que
poseen y utilizan la percepción extrasensorial, que pueden ver, sentir, gustar, tocar y oír más allá de la
gama de la mayor parte de la gente.
Cuando el hombre investiga el Reino Animal se da cuenta del hecho de que los animales oyen, ven,
huelen y se comunican fuera de su gama de frecuencia. Además, el hombre es consciente del poder de la
electricidad y de la presencia de ondas de radio que no puede ver: pero que sabe existen. Hay muchas
cosas que el hombre usa sin ser directamente consciente de ellas por medio de sus cinco sentidos, pero
cuando se le sugiere el concepto de percepción extrasensorial no suele considerar esa «ridícula»
proposición. Por tanto son pocos los que experimentan e investigan la Ley Psíquica.
Quizá no conozcáis a nadie que sea psíquico, pero eso no significa que esa capacidad no exista pues
muchos de los que, la poseen la consideran como un talento espiritual no tratan de beneficiarse de ella y la
utilizan sólo para su desarrollo interior y para cumplir el Plan Mayor. Por tanto, los llamados psíquicos que
conocéis y de quienes oís hablar no son necesaria mente los únicos ni los más evolucionados de este
mundo.
El hombre tiene derecho por su nacimiento espiritual a usar la Ley Psíquica y tener percepción
extransensorial. Esta capacidad no estaba destinada sólo a unas cuantas personas. Toda persona
evolucionada, y enfatizo la palabra evolucionada, que encarna en esta Tierra debería poseer esa capacidad.
Esta fue una de las demostraciones del Nazareno en su encarnación en la Tierra, pues muchos de sus
milagros descritos en la. Biblia son simples extensiones de la Ley Psíquica: la capacidad de caminar sobre
las aguas, de multiplicar los panes y los peces para alimentar a mucha gente de convertir el agua en vino,
de curar, de resucitar a los muertos, de aparecer en forma física después de muerto. Con esas
demostraciones estaba enseñando a. la humanidad que para aquellos cuyas conciencias puedan avanzar
hasta reconocer, entender y poseer tal poder, la Ley Psíquica es una realidad.
En la Tierra de hoy muchas personas no poseen capacidad psíquica porque es inherentes la estructura
del cuerpo físico del hombre la limitación, prudentemente colocada ahí por su Creador, que asegura que sé
limite al plano físico. Si el hombre no evolucionado pudiera utilizar la Ley Psíquica, poseer poder psíquico en
algún grado, no podría enfrentarse a todas las extensiones de sus sentidos, y se sentiría confundido.
Muchas, de las personas que hoy se cree tienen problemas mentales y padecen alucinaciones, son en
realidad personas que sufren de un fallo en el-mecanismo de sus cerebros que permite que penetren las
influencias psíquicas. La ciencia médica aún no ha descubierto que en el cerebro hay pequeñas puertas o
válvulas diminutas que controlan: la entrada de éstas influencias psíquicas. Cuando el hombre está
despierto se cierran las puertecillas, a menos que se hayan abierto mediante el desarrollo de los centros
espirituales, pero cuando duerme se abren y las influencias psíquicas pueden entrar en él. Sin embargo,
mientras duerme tiene oscurecida su conciencia y no se da cuenta de lo que ve su superconciencia. Aun
así, el hombre puede experimentar sueños o pesadillas, visiones confusas que su cerebro consciente
registra. Estos son causados por el regreso del cuerpo astral a su vaina física tras viajar a otros niveles de
existencia, mientras el hombre está dormido, cuando las puertecíllas del cerebro se encuentran
parcialmente abiertas. Ello permite que se registre momentáneamente en el cerebro físico del hombre una
visión distorsionada de otras esferas.
Algo similar sucede cuando una persona está despierta durante muchas horas y no se le permite dormir.
El cuerpo etérico, el cuerpo que sobresale del físico, que es el que genera la fuerza vital dentro del hombre,
ha de retirarse del físico cada veinticuatro horas para regenerarse con fuerzas cósmicas. Por tanto, se retira
por las puertecillas mientras el hombre duerme. Pero sí está despierto cuando el cuerpo etérico se retira y
las puertecíllas se abren, verá lo que normalmente se le habría ocultado. A estas visiones las llama
alucinaciones.
De modo similar, muchos de los jóvenes de hoy toman drogas y eliminan el control de sus cuerpos para
experimentar «viajes», para poder experimentar visiones e influencias que no podrían experimentar
normalmente. Es algo muy erróneo porque están desafiando la Ley de la Naturaleza y experimentando
artificialmente algo que espiritualmente no están preparados para recibir.
Veis por tanto que la experiencia psíquica puede tenerse, pero sólo tras superar el mecanismo protector
puesto por vuestro Creador. Vuestro Creador ha decidido sabiamente que hasta que hayáis evolucionado
hasta un determinado nivel en que podáis entender plenamente la Ley Psíquica no deberíais utilizarla. Por
tanto, es muy imprudente experimentar con Poderes psíquicos hasta el momento en que podáis alcanzarlos
naturalmente mediante la evolución de vuestra propia conciencia.
El hombre encarna sobre esta Tierra para que su conciencia progrese, ejerciendo su propia elección, por
el camino que él y su Creador han elegido. Si el hombre desea ser consciente de la Ley Psíquica y utilizarla
ha de ganarse ese derecho. No se le concede como un don del cielo. Como todas las otras cosas que hay
en esta Tierra, ha de ganarse duramente: mediante la experiencia, mediante el sacrificio, mediante la
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realización personal y el duro trabajo. Si deseáis desarrollar vuestras capacidades psíquicas tenéis que ser
concientes de que se trata de algo que vosotros mismos debéis lograr. No descenderá sobre vosotros como
la lluvia de las nubes. Quiero señalar también a quienes desean desarrollar sus capacidades psíquicas que
cualquier consecución espiritual acarrea una gran responsabilidad, pues conforme evolucionáis por la
escalera del progreso espiritual, conforme pasáis de una clase a otra en esta escuela de la vida y vuestra
conciencia evoluciona, junto con ello va aparejada la responsabilidad de utilizar prudentemente esa
conciencia. Por tanto, si empleáis una capacidad psíquica deberéis utilizarla siempre con responsabilidad.
Son muchas, desde luego, las manifestaciones de la Ley psíquica. Quizá el hombre sea más consciente
del mediumninsmo físico y mental. El primero es el que tiene lugar fuera de la esfera del médium. Las
manifestaciones más comunes de ello son la Levitación, la Materialización y la Aportación. E1 fenómeno
mental es el que tiene lugar dentro de la esfera del médium. Sus demostraciones más comunes son la
Clarividencia, la Clariaudiencia, la Psicometría, la Escritura y el Dibujo Automáticos y el Trance. Muchas de
las experiencias psíquicas han de tenerlas quienes poseen capacidad psíquica, pero para ello es necesario
que vuestra conciencia anímica la haya practicado y utilizado en otras vidas. Como dijo antes, los talentos
psíquicos han de ganarse, y por tanto puede decirse que cualquiera que los posea es un alma vieja. Los
han practicado y utilizado muchas veces, pues esos talentos no pueden cogerse y aprenderse fácilmente.
Por tanto, como sólo las almas viejas poseen talentos psíquicos, es de esperar que una persona
psíquica tenga una potente personalidad. Por eso hay personas que dicen que conocen a médiums que
tienen personalidades fuertes, y a los que consideran desagradables o incluso no espirituales. Sin embargo,
las personas que los poseen se han ganado el derecho por medio de sus actos en otras vidas.
Si verdaderamente queréis ser psíquicos tendréis que practicar vuestros talentos psíquicos particulares y
armonizaras, pues hasta que no estáis en armonía como individuos, tanto consciente como
subconscientemente, no os convertiréis en psíquicos. En consecuencia, vuestro primer objetivo es la
armonía con lo que os rodea; descubriréis que conforme comenzáis a lograrlo, conforme empecéis a ser
conscientes de vuestros semejantes, de vuestros cuerpos físicos, de la Naturaleza, de los pétalos
individuales de una rosa, del agua que fluye en un río, del cordero recién nacido en la primavera, esa
capacidad psíquica se os revelará sin que siquiera lo sepáis. Repentinamente, durante el parpadeo de un
ojo, mientras un día os sentáis al lado de una flor, miraréis hacia abajo y veréis un pequeño elemental.
Puede que sólo sea durante un breve segundo, pero será suficiente. Ver a un elemental requiere poco
esfuerzo consciente. Lo único que sucede es que desciende vuestra tasa de vibración con amor y con
motivación correcta y que el elemental sube su vibración para que os encontréis en un plano común de la
materia por debajo de la gama física normal. Cualquiera que estuviera a vuestro lado no lo vería.
Tenéis derecho a ver a las hadas y elementales que están por debajo de vosotros, de ver a los maestros
y profesores que están por encima de vosotros, de ver a los seres de otros planetas, de ver los Planos
Interplanetarios, de ver el color y escuchar el sonido que existe en el universo. El hombre escucha una
composición de los grandes músicos de esta Tierras y cree que se ha conseguido lo último en sonido, pero
aún no ha comenzado a escuchar la música de las esferas. El hombre ve una hermosa pintura de un artista
famoso y cree ver la perfección, pero aún no ha empezado a entender el verdadero significado del color y a
reconocer los auténticos colores del Cosmos. Este derecho, esta capacidad, es patrimonio del hombre.
Puede y debe ser consciente de ello. Puede y debe utilizarlo. Pero no se trata de un juguete que se le da a
un niño. Es una parte responsable de la creación y el hombre no desarrollará su capacidad psíquica hasta el
momento en que alcance cierto nivel de conciencia.
Por tanto, para convertiros en psíquicos tendréis que hacer progresar vuestra conciencia y colocaros en
armonía con la materia que os rodea. Hay muchos pequeños pasos que podéis dar. Tenéis que elegir si lo
hacéis o no. No diré nada más que esto: es un gran riesgo la utilización de esta ley y este poder antes de
que os encontréis preparados. Podréis sintonizar con fuerzas, tener visiones, ver la vida como existe más
allá de vuestras conciencias, pero si no sois capaces de comprender y captar todo eso os desequilibraréis y
confundiréis incluso hasta el punto de enloquecer. Vuestro Creador os ha protegido: no desechéis esa
protección.
Es muy sencillo desear poseer la capacidad de utilizar la Ley Psíquica, de tener poder psíquico, pero os
pediría que examinarais para qué queréis poseerla, cuál es vuestra motivación. Recordad que con ese
poder podréis influir en muchas personas. Reconoced que igual que sois influidos por las demostraciones
de poder psíquico de los grandes Maestros y Profesores, también podéis influir en almas menos
evolucionadas, y que en cuanto comencéis a utilizar el poder psíquico para ayudar a vuestros semejantes
corréis el riesgo de incurrir en gran karma, pues es fácil que los equivoquéis. Debéis utilizar con
responsabilidad la Ley Psíquica, la Ley Anímica. Si poseéis ese poder, recordad que debéis utilizarlo con
discriminación. No arrojéis flores antes de tiempo. Es un talento personal que debe utilizarse de acuerdo con
vuestra motivación espiritual. No debe ser compartido con cualquiera, y en la mayor parte de los casos ni
siquiera eso.
El hombre debe motivarse a sí mismo y al uso que hace del poder psíquico. Es un poder más grande
que cualquier dispositivo atómico que haya explotado el hombre. El verdadero grado de la Ley Psíquica y su
poder no es el que veis demostrado por el hombre cotidiano o el médium callejero. Se eleva mucho más
alto. Recordad las demostraciones del Nazareno. Por tanto, una vez que hayáis tenido vuestra primera
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experiencia psíquica, una vez que hayáis comenzado a entender los principios elementales de esta Ley,
considerad que aún tenéis un largo camino por delante antes de entender verdaderamente esa Ley de suma
importancia que todo lo abarca.
Es tan complejo el modo en que esta Tierra evolucionó desde que fue creada hace eones de tiempo que
el hombre no evolucionado no es capaz de comprenderlo. Gran parte de la Antigua Sabiduría, el verdadero
conocimiento de esta Tierra, es hoy desconocida, pero hay unas cuantas personas que son conscientes de
algo de su contenido y significación. Han reconocido que al igual que la creación que les rodea está
planeada, al igual que las estrellas y planetas revolucionan en sus órbitas fijadas en el espacio, la vida de
esta Tierra está similarmente regulada, y que el modo y período de evolución de esta Tierra está tan fijado
como la revolución de la Tierra alrededor del Sol.
Esta Tierra pasa por muchos ciclos, o esquemas, de evolución; ciclos que están vinculados con el
surgimiento y caída de las civilizaciones, con el surgimiento y caída de las cuatro Razas que habitan esta
Tierra, y con la venida y partida de los grandes Maestros que son enviados al hombre para enseñarle el
camino. A causa de la naturaleza de la evolución del hombre, al principio de cada ciclo de desarrollo de la
Tierra, cada uno de los cuales dura unos dos mil años, es enviado un gran Maestro para que la gente de la
nueva Era pueda tener demostrado el aspecto del Principio Crístico aplicable a ese ciclo, a su punto de
evolución y a la conciencia de la Tierra en ese tiempo.
Hace casi dos mil años, Jesús de Nazaret encarnó para ejemplificar el Principio Crístico al hombre que
iba a encarnar en la Tierra bajo las influencias de la Era de Piscis. Aunque era un gran Maestro por propio
derecho, estaba ensombrecido, inspirado y dotado de poderes por la expresión Crística del Señor de todos
nosotros. No había nada único en la encarnación del Nazareno. Muchos otros Maestros han encarnado al
principio de otros ciclos en el desarrollo de la Tierra y han reflejado de modo similar aspectos del Principio
Crístico.
Aunque las leyendas deben ser disipadas si no son ciertas, mi propósito al hablaros ahora no es destruir
la leyenda que ha creado el hombre alrededor de la Navidad, sino ayudaros a entender el verdadero
significado de esa historia para que en vuestra propia época y en vuestras meditaciones podéis
comunicaros con vuestra conciencia y alcanzar vuestra propia interpretación del significado de la Navidad.
Aunque las Iglesias cristianas de hoy os lo hayan hecho creer así, la Navidad no pertenece sólo a los
cristianos. La religión cristiana puede haber sido fundada por un pequeño grupo de hombres que basaron
sus ideas en lo que el Nazareno enseñó e hizo, pero él demostró el Principio Crístico para toda la
Humanidad, para todas las razas del mundo, para todos los pueblos, para todos los países. El Principio no
pertenece sólo a los cristianos, sino también a los judíos, los budistas, los ateos e incluso los doctores
hechiceros que viven en la jungla.
El Nazareno encarnó y ejemplificó el Principio Crístico para la Era de Piscis y, como ocurrió con todos los
otros Maestros que han ejemplificado el Principio, la historia de su vida fue escrita por almas que
encarnaron muchos años después de su muerte. Por eso hoy la historia de la Navidad es descrita en la
Biblia. Los que estáis empezando a desarrollar vuestra conciencia os dais cuenta de que la Biblia, aunque
no es falsa, contiene muchas cosas que no pueden tomarse literalmente. Gran parte del Nuevo Testamento
está escrito en forma de parábola. El Nazareno mismo enseñaba en parábolas y dejaba que el individuo
viera en ellas la sabiduría que había expresado, y la historia de la Navidad es de naturaleza semejante. El
hombre no evolucionado puede creer que una mujer que era virgen alumbró a un niño en un establo entre
animales, que tres sabios vinieron de Oriente con presentes para el niño, siguiendo una estrella que
finalmente quedó suspendida sobre el lugar en donde el niño había nacido. Puede creer que un ángel del
Señor se les apareció a los pastores que vigilaban sus ganados en un campo cercano a Belén y les habló
del nacimiento de Jesús de Nazaret, pidiéndoles que fueran a verlo. Puede creer que los ángeles cantaron y
anunciaron su llegada. Si tenéis una conciencia limitada, la conciencia de un niño -y lo digo sin falta de
respeto-, aceptaréis esa historia tal cual, pero voy a pediros que consideréis otra interpretación de la historia
de la Navidad.
El Nazareno, al igual que cualquier alma que encarna en la Tierra, nació según la Ley Natural. Esa es la
ley. Por tanto, el parto virginal al que se alude en la Biblia no se refiere al nacimiento del Nazareno, que fue
concebido y nació de hombre y mujer. Se refiere al Principio Crístico, que fue creado por el aliento perfecto
de vuestro Creador, y como el Nazareno estaba ensombrecido por el Cristo podría interpretarse que una
parte de él procedía del parto de una virgen. En la Biblia se dice muy poco de los padres del Nazareno, pero
eran almas evolucionadas específicamente elegidas por él. Eran unos esposos normales dentro de los
límites de un verdadero matrimonio espiritual. No eran dioses ni santos. Tenían sus pruebas y tribulaciones
como cualquier otra pareja casada. Estaban aprendiendo las lecciones de la vida al igual que vosotros hoy.
Tenían que pagar sus impuestos como vosotros hoy. Cualquier hombre que encarne en la Tierra es de
la Tierra: debe responder a la Tierra y vivir la vida de la Tierra.
Se dice en la Biblia que el Nazareno nació en un establo entre animales, pero quisiera que considerarais
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otra interpretación de este aspecto de la historia de la Navidad. Si pensáis que el Nazareno, ensombrecido
por la luz virginal y pura del Cristo, encarnaba en el mundo del hombre con toda su maldad y debilidad, las
creaciones de la naturaleza baja del hombre, veréis que con la historia del nacimiento en un establo se
trataba de representar al Principio Crístico descendiendo entre los instintos más bajos del hombre, que
eran representados por los animales. Simbolizaba la luz virginal, pura y cristalina de vuestro Creador
descendiendo sobre la Tierra para iluminar la oscuridad y los aspectos inferiores del hombre y para
mostrarle el camino de regreso a la perfección.
Se dice en la Biblia que los ángeles cantaron y anunciaron el nacimiento del Nazareno. Es cierto que, en
algún lugar del Universo, en el momento del nacimiento, unas fuerzas invisibles para el hombre anuncian la
llegada de la creación. Los ángeles cantaron en el nacimiento del Nazareno, como lo hacen siempre que un
alma encarna en la materia. El Nazareno no recibió tratamiento especial a causa del propósito de su
encarnación. En el momento de su creación física, de su nacimiento, estaba recibiendo el anuncio de los
ángeles al igual que eones de tiempo antes cada envío a la Tierra del Principio Crístico era anunciado
también por ángeles. Este acontecimiento sirve al hombre como recordatorio de que las fuerzas invisibles
de la vida que él no puede ver con sus ojos físicos, de las que no es consciente con sus sentidos físicos, se
hallan siempre presentes para controlar, guiar, ayudar y responder a la llamada del hombre. Los ángeles
cantaron cuando nació el Nazareno, pero sólo los que tenían ojos para ver y oídos para oír pudieron recibir
su mensaje.
Se dice en la Biblia que tres sabios hicieron un largo camino siguiendo una estrella y que ésta les
condujo a Belén, el lugar en que estaba Jesús. Fueron a venerarle y ofrecerle sus presentes. Es una historia
hermosa, pero os pediría que consideraseis una nueva interpretación. La Tierra fue el penúltimo de los
planetas del Cuerpo Solar en ser creado, y en su nacimiento todos los otros planetas, que ya habían
existido durante eones de tiempo, ayudaron a su formación enviando sus vibraciones y respectivos poderes
sobre la semilla de la Tierra. Ayudaron a la creación de la Tierra en unión del Señor del Sistema Solar.
Los poderes de los planetas siguen siendo enviados sobre esta Tierra, y los tres sabios llegaron
realmente desde muy lejos, pues habían viajado por la vastedad del espacio. No procedían de esta Tierra,
sino de otros planetas de vuestro Cuerpo Solar, y lo que pendía sobre el establo no era una estrella, sino su
medio de transporte. Dice la Biblia que traían oro, incienso y mirra. Simbolizaban los poderes que estos tres
grandes dirigentes planetarios traían a la Tierra: verdad, amor y armonía, los dones de los tres planetas
más importantes de este Cuerpo Solar. Estos dones no sólo fueron entregados en el principio de la Tierra,
sino cada vez que ha bajado a ella el Principio Crístico.
Esta historia quiere decir que el hombre ha de saber que no está solo, que no es supremo, que no es el
único ser de la creación. Es para que el hombre sepa que fuerzas que han existido desde mucho antes de
que él fuera creado, y que quizá estén allí mucho después de que se haya ido, se encuentran siempre
presentes ayudándole y guiándole con los poderes que poseen. El hombre ha de saber que forma parte de
un cuerpo mayor, de un propósito mayor, del Sistema Solar, y que al igual que los otros planetas le ayudan
a él, él, como mejor pueda, debe ayudarles a ellos.
Se dice en la Biblia que a unos pastores que atendían sus ganados en los campos que rodeaban a
Belén, un ángel les habló del nacimiento de Jesús; que fueron a Belén para encontrar a ese niño y que
contaron a todos lo que habían presenciado. El hombre no evolucionado puede creer que unos pastores
fueron inspirados para que fueran a presenciar un nacimiento, pero os pediría que consideraseis otra
interpretación: que los ganados de ovejas simbolizaban a los hombres y mujeres de esta Tierra y los
pastores eran los dirigentes espirituales, los Maestros, los Guías, los Seres aún no descubiertos por el
hombre, que son responsables de ayudarle de todas las maneras mientras vive en su encarnación física.
Por eso esas fuerzas e influencias invisibles que representan a todos los aspectos de la vida que existe más
allá de la física fueron llamados a presenciar el renacimiento del Principio Crístico para la Era de Piscis.
Tenían que ser conscientes del propósito de esa Era, del propósito del Nazareno, y del significado de la
bajada a la Tierra del Principio Crístico.
Recordad que la vida existe en muchos niveles más allá del físico, que la vida física es sólo transitoria y,
aunque importante, se trata solamente de una pequeña parte de la existencia del hombre, y que por cada
ser que encarna sobre la superficie de esta Tierra en un cuerpo físico hay diez en forma descarnada que lo
vigilan desde arriba. El hombre puede pensar que la Tierra se halla superpoblada, pero los números del
Mundo Espiritual están más allá de su comprensión. Hay en él fuerzas y poderes que un día conocerá y
entenderá.
Podéis no aceptar lo que he dicho. Algunas personas consideran con gran reverencia la historia de la
Navidad, pero no hay razón para reverenciar una historia escrita en un libro de hace dos mil años si no se
puede verificar la fuente o entender su significado. Os reís de las tribus de la jungla cuando realizan sus
extraños rituales que les han sido entregados de generación en generación y las llamáis primitivas. Sin
embargo, con su interpretación de la historia de la Navidad el hombre «civilizado» actúa del mismo modo.
La actual interpretación del hombre de la historia de la Navidad pertenece a la Era de Piscis, pero habéis
llegado al final de esa Era. El ciclo para los próximos dos mil años, la Era de Acuario, está a punto, y en esa
Era habrá otro advenimiento del Principio Crístico a la Tierra. Aunque en espíritu el Principio Crístico está
siempre con vosotros, tiene que haber otra demostración física para aquellos de la Nueva Era. Las viejas
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creencias e ideologías han de ser barridas y destruidas. También muchas cosas del nivel físico serán
destruidas en el cataclismo que sé producirá en los próximos treinta años. Ha de haber un renacimiento de
la Tierra, un renacimiento no sólo de la superficie de la Tierra sino también del hombre, de su actitud hacia
la vida y ante el propósito de su propio destino y ante el de la Tierra.
El hombre de hoy está tratando de moverse en la «era del espacio. » Mediante el progreso tecnológico
ha inventado modos toscos de viajar por él, pero lo hace de un modo equivocado, por motivos equivocados
y en el momento equivocado. Hay que permitírselo porque tiene el don divino de la libre elección. El hombre
aprenderá con sus errores lo mismo que lo hace con sus consecuciones. Aunque viaja por el espacio, no
entiende ni reconoce la verdadera naturaleza del espacio. Limitado por su punto de vista físico, el hombre
mira el espacio como si fuera hostil. Cree que tiene el derecho de ir donde y cuando le parece. Pero esa
creencia pronto va a verse conmovida, pues el contacto con seres de otros planetas de este Cuerpo
Solar es inminente y el hombre se dará pronto cuenta de que hay vida en otros planetas, que los seres que
los habitan son más evolucionados y que éstos consideran a los habitantes de esta Tierra como niños no
evolucionados.
El hombre se dará cuenta pronto de que no está en donde él cree, en la clase superior, sino más bien en
una de las más bajas, y que tiene bastante que aprender. Descubrirá que muchas de las creencias,
dogmas e ideologías que ha creado para apoyar su estrecha y limitada visión de la vida, tanto de la Tierra
como del Universo, son incorrectas. Serán destruidas de un golpe. Sabrá que gran parte de lo que se dice
en las sagradas escrituras no describe las visitas de un Dios, sino las de seres de otros planetas.
Comprenderá en qué grado éstos han influido y ayudado en su historia, y aprenderá a aceptarlos como
hermanos. El hombre comenzará a buscar y a entender al verdadero Dios, al Dios auténtico de este sistema
planetario, cuyo espíritu habita en el Sol. De momento no puede concebir a ese Dios. Lo único que posee es
una visión personalizado del Dios creado por las Iglesias o por su propio pensamiento condicionado.
Una nueva realización está amaneciendo. Está viniendo le guste o no al hombre. Se verá forzado a
aceptar la realidad. El hombre sólo tiene que examinar el estado del mundo de hoy, examinar cómo se
celebra la Navidad sobre esta Tierra, para comprender que el planeta necesita un renacimiento, que el
cuerpo viejo debe pasar y que ha de nacer un nuevo niño con todas las esperanzas de una nueva
encarnación. No tengáis miedo de la muerte que va a venir, pues como os demostró el Nazareno, la muerte
nada significa. No hay que temerla. Es una parte del ciclo de la evolución continuada del hombre, y así
como el hombre encarna y evoluciona, así este planeta Tierra en que habita encarna y evoluciona.
La historia de la Navidad debe verse bajo una nueva luz, bajo la de la Era de Acuario, y no bajo la luz de
los acontecimientos del mundo de hoy, en el que el hombre puede celebrar las Navidades, el nacimiento del
Cristo, un día y destruir luego a sus semejantes al siguiente, en donde el hombre puede sentarse a comer
en exceso, puede reducirse a un estupor alcohólico, puede perder su tiempo y energía en un intercambio sin
significado de regalos y creer que está cumpliendo el propósito de la Navidad.
Si consideráis la situación e interpretación de la Navidad tal como existe hoy, daréis la bienvenida al
renacimiento que ha de venir, al igual que los ángeles dieron la bienvenida al renacimiento del Cristo hace
casi dos mil años. Os uniréis a los ángeles y cantaréis mientras llega el momento en que de la oscuridad
nazca la luz, en que de la oscuridad nazca la verdad, en que de la oscuridad nazca la armonía y la buena
voluntad, en que de la oscuridad nazca la realización del verdadero significado de la Navidad.
PROFECÍA
Uno de los muchos talentos que posee el hombre, y que es parte de su patrimonio inherente, es el don
de la profecía. Aunque pocas personas poseen hoy ese don y pocas lo han tenido en el pasado, pertenece
al patrimonio de la humanidad ser capaz de entender el significado del tiempo y, por tanto, conocer el futuro.
Si repasáis la historia de las antiguas civilizaciones descubriréis que un profeta siempre era considerado con
honor. En la antigüedad, el profeta de la corte era un personaje influyente, pero aunque hubo muchos
profetas verdaderos también existieron numerosos charlatanes que abusaron de la confianza que la gente
colocó en ellos y afirmaron falsamente que poseían poderes. Hoy, como en el pasado, hay entre vosotros
profetas o adivinos, hombres con visión que pueden predecir lo que va a suceder.
Son numerosas las pruebas de la capacidad de profecía del hombre, en la Biblia y en otros muchos
escritos. Estas testifican que el hombre ha predicho con precisión acontecimientos futuros. En el Antiguo
Testamento los profetas predijeron que las murallas de Jericó caerían, que tendría lugar la enfermedad, la
muerte y la destrucción de la ciudad. En el Nuevo Testamento, el Nazareno predijo su propia muerte e
incluso que su discípulo Pedro lo traicionaría tres veces antes de que cantara el gallo. En el último libro de la
Biblia, Juan predijo los acontecimientos que le sucederían, y siguen sucediendo, al mundo: el Apocalipsis.
Uno de vuestros novelistas modernos, H. G. Weils, predijo con sorprendente precisión, mucho antes de que
tuviera lugar, un viaje a la Luna y a otros planetas. Para cada una de esas personas que reciben la
inspiración tiene que haber una fuente que corresponda a la evolución del alma receptora. Para que
reconozcan el futuro, éste ha de estar presente en alguna forma.
Vuestro reconocimiento de la profecía, de su significado y propósito y, estrechamente asociado con ello,
vuestro reconocimiento de la verdadera función del tiempo, variará de acuerdo con vuestro punto de
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conciencia. El hombre considera el tiempo como una constante determinada por la traslación de la Tierra
alrededor del Sol. Sin embargo, algunos científicos, Einstein entre ellos, han empezado a arrojar una nueva
luz sobre la dimensión del tiempo y han comenzado a sugerir que en realidad el tiempo no está tan fijado
como el hombre lo pensaba. Sólo un alma extremadamente evolucionada podría reconocer la verdadera
naturaleza del tiempo. Incluso un alma como la del Nazareno sólo estaría empezando a comprender su
verdadera naturaleza, e incluso él sólo aplicaba su entendimiento de tiempo en tanto en cuanto su
conciencia se lo permitía. Sólo un alma más evolucionada que la del Nazareno, sólo uno de los Doce
Internos que habitan en el Sol, puede tener una auténtica comprensión del tiempo y, por tanto, una visión
mayor de la creación.
Quizá podáis suponer a partir de lo que he dicho que el futuro está tan planificado como el pasado, que
el hombre no tiene ninguna influencia sobre él, que el hombre es como una marioneta colocada sobre la
Tierra cuyas cuerdas son controladas por un Poder mayor sólo como diversión, y que el hombre es en
realidad una manchita infinitesimal sin consecuencias rodeada por fuerzas mayores sobre las que no tiene
ningún control. Esa suposición es errónea. Fuisteis creados a imagen de vuestro Creador, y por tanto dentro
de vuestro cuerpo físico, con el que habitáis hoy en la materia, tenéis el potencial de vuestro Creador. Si
tratáis de limitamos, son vuestras propias limitaciones las que os imponéis, no las de vuestro
creador. El hombre fue colocado sobre esta Tierra con el propósito de que evolucionar a su conciencia, y
con ella la del planeta Tierra como totalidad. El propósito del hombre es, por tanto, doble: la evolución de sí
mismo y la de su planeta, y desde ahí la del Cuerpo Solar, formando así una trinidad.
Para que la conciencia del hombre evolucionase hubo de concedérsele el don divino de la libre elección;
pues ¿cómo iba a aprender si no podía elegir, si no podía optar por la luz frente a la oscuridad, si no podía
aprender mediante la Ley de los Opuestos, mediante la experiencia de la alegría y la pena, el amor y el
tedio, la salud y la enfermedad? Por eso, cuando hace eones de tiempo, en un cierto estadio del desarrollo
de la Tierra, reencarnó el hombre, se le concedió la libre elección. Con el ejercicio de esta elección es capaz
de influir en lo que ha de venir. Cuando los profetas de la antigüedad predijeron lo que iba a suceder,
aunque se hallaban sintonizados con las Fuerzas Superiores, estaban utilizando también el conocimiento
divino de la Humanidad que les permitía predecir el futuro con precisión. Entendían cómo pensaba y se
comportaba el hombre y los esquemas y auras de la creación, lo que finalmente produciría los
acontecimientos que ellos predijeron. El hombre puede, desde luego, cambiar, invalidando así sus
predicciones, pues tiene libre elección; pero aquellos profetas, al reconocer su debilidad, pudieron ver que
no cambiaría y que los acontecimientos predichos tendrían lugar realmente.
El Plan para esta Tierra es más complejo de lo que el hombre pueda soñar. Sólo se puede comparar al
programa de un intrincado computador en el que se haya previsto la libre elección de toda la Humanidad. Si
llevamos este enorme Plan al nivel individual y observamos vuestras vidas individuales en la Tierra, también
éstas están planificadas: las personas que conocéis, los acontecimientos más importantes de vuestras
vidas, los matrimonios, hijos, profesiones y el momento de la muerte. Todo eso está planificado, pero dentro
de ese plan se prevé la libre elección que ejerceréis. Cuando se os plantea una alternativa, tenéis siempre
libertad para elegir el camino que seguiréis, pero todos los caminos están acomodados dentro del complejo
programa computarizado para vuestra vida.
Los grandes Maestros espirituales, almas de una conciencia evolucionada que vivieron sobre esta Tierra,
han apreciado la estructura y propósito de la vida aquí y han sido capaces así, incluso sin inspiración de
Arriba, de predecir con precisión cómo se producirían los acontecimientos de la vida. A un hombre sabio no
le resulta difícil entender que si los pueblos del mundo basan sus vidas en el materialismo, en el deseo de
riqueza y posesiones personales, más pronto o más tarde surgirá un conflicto por la posesión de esas
riquezas y posesiones. No le es difícil a un hombre sabio entender que cuando ciertos hombres son
elevados al poder en un país particular -y recordad que reflejan los pensamientos de ese país-, el poder que
ejerzan los elegidos causará determinados acontecimientos. Es tan cierto hoy como hace cinco mil años
que la persona espiritualmente consciente profetizará que las nubes de pensamiento desarmonizado
provocarán la cólera de la Naturaleza -pues recordad que los pensamientos del hombre se crean en los
niveles superiores e inferiores de existencia alrededor de esta tierra - y que el desequilibrio que crea el
hombre producirá inevitablemente otro desequilibrio en la Naturaleza. Por tanto, los profetas pueden
predecir inundaciones, terremotos, hambres y pestilencias.
Los sabios de la antigüedad entendieron también el esquema de evolución cíclica de esta Tierra.
Pudieron predecir el surgimiento y caída de las civilizaciones porque sabían que conforme cambiaran las
Eras también lo harían los esquemas de vida de esta Tierra. Sabían que al principio de cada Era, en el alba
de una nueva civilización, sería enviado un gran Maestro para enseñar y demostrar el Principio a esa Era,
por lo que pudieron predecir la llegada del Maestro Jesús al igual que ahora pueden predecir para finales de
este siglo el advenimiento del próximo gran Maestro.
Para ser profeta -y me refiero ahora a un profeta verdadero- no hace falta sólo una conciencia
evolucionada, sino también una apreciación del verdadero propósito de esta Tierra, la naturaleza de su
evolución, una comprensión de los esquemas de vida existentes en todos los niveles en ella y a su
alrededor y una percepción de la naturaleza del hombre. Si poseéis ese conocimiento podréis profetizar de
acuerdo con el nivel de vuestra conciencia. Podréis sentir lo que va a sucedemos a vosotros, a vuestra
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familia o a esta Tierra. Podréis predecir el ganador de una carrera de caballos, la muerte de un estadista e
incluso el nacimiento de un niño, pues todo eso son extensiones del mismo don. Sólo estaréis sintonizando
con las vibraciones que os rodean a vosotros y a esta Tierra.
El verdadero profeta reconoce que está presente el elemento de la elección, y que si la Humanidad
cambiara transformaría lo que va a suceder. La precisión de la profecía se relaciona sólo con la
predicibilidad de las acciones del hombre, pues normalmente se comportará de acuerdo con los esquemas
de su desarrollo espiritual y los condicionamientos que le son impuestos por su entorno. El modo en que el
hombre ha vivido en el pasado sienta las bases de su desarrollo futuro. Lo que el hombre ha hecho no
puede deshacerse o destruirse: sólo transmutarse. Aunque al hombre le resulte difícil entenderlo, es cierto
que los pecados de los padres son sufridos por los hijos hasta la tercera o cuarta generación.
Me pediréis que yo, desde mi punto de conciencia, vea el futuro de vuestro mundo en estos tiempos. No
me es posible revelaros todo lo que veo, pues ésa es la responsabilidad de mi conciencia, pero puedo daros
algunas indicaciones de lo que va a venir. Vivís en los momentos más críticos de la evolución de la Tierra.
Tanto los acontecimientos que están dentro del control del hombre, como los que no, llevan un renacimiento
de la Tierra hacia el final de este siglo. Los Seres que controlan este planeta de acuerdo con las Leyes
Cósmicas, que también ellos han de obedecer, han iniciado cambios para esta Tierra que producirán una
transformación de su superficie y de la vida que hay en ella. Esto puede profetizarse con certeza; pero el
hombre, que es un factor desconocido sobre la Tierra, es capaz de influir en la naturaleza de este
cambio. Si viviera en armonía y aprendiera a sacrificarse, a poner a los otros antes que él, la gran
transformación de la Tierra mientras pasa de una Era a otra podría llevarse a cabo con un mínimo de
destrucción, no sólo de la Humanidad sino de la Tierra misma. Pero si el hombre continúa por el mismo
camino que lleva ahora, la destrucción será grande, pues su influencia reaccionará sobre las Fuerzas
Naturales de esta Tierra y las nubes oscuras de la destrucción que el hombre mismo ha creado multiplicarán
el efecto de la destrucción natural. Recordad que esa destrucción, que desde su punto de vista el hombre
considera como una pérdida que tiene como finalidad la muerte y el desastre, es en realidad no una
destrucción sino una transformación, una parte del Plan para la evolución de este planeta. Recordad que
destruir no es erradicar, que destruir no es terminar, y que después de toda destrucción hay un
renacimiento, un nuevo principio, y que algo mayor surge a menudo de las cenizas.
Cuando veo al hombre de hoy y al camino en que se encuentra puedo deciros que, a menos que cambie,
en los próximos veinticinco años verá acontecimientos que no pudo imaginar. Habrá una gran
destrucción. Habrá terremotos, lluvias e inundaciones, sequías, hambres y plagas. El esquema de la vida
sobre esta Tierra cambiará más de lo que es posible comprender. Ahora, con lo que llamáis «crisis
energética», podéis comenzar a anticipar el colapso del mundo tecnológico del hombre. En cualquier caso,
la Tierra no va a progresar del modo que imagina. Ha de producirse un cambio drástico en el equilibrio de la
civilización. Las Grandes Potencias, como se llama a veces hoy en día a los países más importantes,
dejarán de serlo. Habrá un igualitarismo del hombre en toda la Tierra, y pequeños países, como Inglaterra,
revelarán cualidades, condiciones de vida, inteligencias y atributos físicos que los convertirán en salvadores
del mundo. Las grandes empresas financieras se derrumbarán. Desaparecerá el valor del dinero, al que
actualmente se le da tanto aprecio en esta Tierra, y ocupará su lugar un nuevo sistema de intercambio. Por
las circunstancias de la vida, el hombre se verá obligado a comerciar con sus enemigos, a ayudarles, a
tratar a todos los hombres corno iguales con independencia de sus razas, colores y credos.
Debido a la proximidad de esta gran transformación, hay ahora cerca de la Tierra muchos seres
planetarios para servir de ayuda en este delicado proceso, pues, lógicamente, la transformación de una
parte del Cuerpo Solar afecta a las otras partes. Esos seres planetarios, cuyo punto de evolución es
superior al del hombre, han estado ayudando a la Tierra desde hace muchos años, pero en un futuro muy
cercano se presentarán aquí. El hombre los reconocerá como los seres evolucionados que son, y se verá
obligado a reconocer que en este Cuerpo Solar existen muchas formas de vida aparte de la suya. Ello
producirá la destrucción de todas las religiones organizadas de la Tierra, y el hombre tendrá un nuevo y
verdadero despertar al conocimiento de su Creador. Sin embargo, antes de que tal cosa se produzca se
establecerá un medio de comunicación con los seres planetarios, pues el hombre no podrá aceptar su
presencia si no ha sido preparado de antemano.
Actualmente, vuestra Tierra está amenazada por la guerra. La guerra no será abolida sobre la superficie
de este planeta, pues las condiciones conducentes a ella son predominantes en todas partes y habrá
guerras en el futuro. Estas guerras se producirán en diversos puntos del globo y no necesariamente, como
pensaría el hombre, entre los grupos políticos existentes ahora. Habrá muchos sacrificios y un gran
derramamiento de sangre antes de que el hombre entienda verdaderamente la futilidad de la guerra.
Va a producirse una gran revolución en el campo de la curación y la medicina. El camino actual de la
investigación médica se diversificará y de ahí surgirá la verdadera inspiración. Se descubrirá la curación de
muchas enfermedades que hoy no tienen solución. Aprenderá a curar el cáncer, la esclerosis múltiple y
otras dolencias. Se aprenderá a entender la verdadera naturaleza de la enfermedad, y a partir de ahí se
descubrirá la verdadera naturaleza de la curación.
Las organizaciones sociales y políticas van a sufrir un renacimiento en todos los aspectos. Entre los
jóvenes de hoy hay almas de gran evolución, almas que han encarnado ahora en la Tierra con un
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propósito específico, y cuando lleguen a la madurez física tratarán de acabar con los modos
establecidos por el hombre. Podéis ver ya esta tendencia en el mundo de hoy. Como actualmente son
jóvenes, por sus años físicos tienen poca influencia, pero en el futuro madurarán, se harán más sobrios y su
importancia será decisiva. Entonces veréis que se produce una ruptura de la sociedad tal como existe hoy
y un nuevo reconocimiento del valor de la Humanidad. Los viejos valores serán rechazados y de las cenizas
de las antiguas organizaciones surgirá una nueva hermandad del hombre.
No es mi intención describir un cuadro sombrío para esta Tierra: simplemente predigo que va a haber
grandes cambios. El hombre aún está a tiempo de evitar gran parte de la destrucción que va a producirse,
pues si se transforma aceptará con mayor disposición los cambios que, lo quiera o no, va a haber. Pero al
igual que los profetas de la antigüedad, sólo tengo que ver el modo en que se comporta el hombre para
saber que mis profecías van a cumplirse. Me gustaría que no fuera así. Ruego con vosotros para que la
transformación de la Tierra se produzca modo que debiera ser, pero viendo la conducta hombre sé que lo
inevitable no puede dejar de suceder. Por tanto, cumpliendo con el verdadero propósito de un profeta, os
digo estas cosas sólo para que os preparéis para lo que ha de venir.
Un profeta puede ser aceptado o ignorado. Debéis rechazar la profecía que se os hace si no podéis
aceptarla en el fondo de vuestra propia conciencia. Esa elección es vuestro derecho. Pero si miráis al
mundo de hoy, si pensáis en la historia pasada del hombre, si aceptáis el gran futuro planeado no sólo para
esta Tierra sino para todo el Cuerpo Solar donde habitáis, si aceptáis la existencia de los Grandes Seres
que controlan verdaderamente esta Tierra y vuestro Cuerpo solar, reconoceréis entonces que el cambio no
sólo es deseable sino también inminente. Si aceptáis esto, meditaréis en lo que os he dicho y quizá
comencéis a transformaros de modo que, como individuos, podáis evitar la destrucción que sufrirán muchos
de vuestros semejantes. Donde haya luz, ésta será reconocida en la oscuridad; donde haya armonía no
prevalecerá la desarmonía, y donde haya verdad no podrá haber mal. Por tanto, preparaos. Utilizad el don
individual de la profecía, que todos poseéis, y dejad que la sabiduría de vuestro Creador ilumine vuestro
camino hacia el futuro.
Cuando pensáis en la historia de la Pascua soléis considerarla lógicamente en términos de lo físico. Sólo
sois conscientes de sus aplicaciones físicas. Recordáis a un hombre físicamente traicionado y juzgado,
convicto por sus jueces terrestres y muerto físicamente en una cruz. Incluso podéis aceptar el concepto de
su resurrección física si vuestra conciencia lo permite. Sin embargo, el propósito de todos los grandes
Maestros que han encarnado en esta Tierra ha sido siempre el de enseñar al hombre no sólo cómo debe
conducir su vida física sobre esta Tierra, sino también el camino a la vida que hay más allá, a la vida en todo
el Universo. Veamos, por tanto, algunos de los incidentes particulares que tuvieron lugar en la historia de la
Pascua y tratemos de descubrir un significado más profundo tras los acontecimientos físicos.
El Nazareno había puesto su corazón, su mente, su cuerpo, su existencia física y espiritual cuando fue a
Jerusalén. Aunque era consciente de la muerte que le esperaba, con todas sus aplicaciones de dolor e
iniciación, no acudió sólo para cumplir un plan trazado eones de tiempo antes, sino porque se dirigía hacia
una meta personal. Si veis en la ciudad de Jerusalén un símbolo del paraíso, del nirvana, un estado de
perfección espiritual, o como queráis llamarlo, un objetivo al que apuntan todas las personas espirituales,
veréis entonces que el viaje del Nazareno a Jerusalén representa al hombre caminando por el sendero
para cumplir la Voluntad mayor de su Creador, para conseguir el «conocimiento» espiritual. El Nazareno
estaba decidido a ir a Jerusalén para obtener ese estado de perfección, aunque sabía lo que iba a
sucederle. Había aceptado la Voluntad de su Creador porque sabía que en ella estaba la llave de su propio
progreso espiritual.
Antes de los acontecimientos de la Pascua, el Nazareno y sus doce discípulos compartieron la Cena
Pascual, a la que ahora se refieren los cristianos como la Ultima Cena, y de esa cena proceden las palabras
que han sido tomadas por las Iglesias Cristianas y se han convertido en un dogma que ha limitado la
evolución de millones de almas. Según la Biblia, cuando el Nazareno se sentó a comer con sus
discípulos, partió el pan y lo bendijo, diciendo: «Tomad y comed. Este es mi cuerpo que os es dado;
comedlo en memoria mía.» Luego tomó la copa de vino y dijo: «Esta es mi sangre del Nuevo Testamento
que será derramada por vosotros; bendecidla en memoria mía.» El hombre ha hecho muchas
interpretaciones de estas dos frases, pero me gustaría daros una nueva.
Esta Tierra que habitáis es un cuerpo. Cuando utilizo la palabra cuerpo no quiero que penséis en los
términos de estructura física humana, sino más bien en los de una forma que cumple funciones al igual que
el cuerpo físico. Esta Tierra es un cuerpo con un alma, al igual que vosotros existís ahora con un alma. Esta
Tierra forma parte de un cuerpo aún mayor, el Cuerpo Solar, del que sois conscientes. Ese Cuerpo Solar
forma parte de un cuerpo aún mayor, del que no sois conscientes, en cuyo centro está la estrella que
llamáis Sirio. Dentro del hombre hay también cuerpos, millones de seres de la creación, células individuales
de conciencia, que tienen un propósito similar al hombre pero siguen diferentes modos de evolución. Dentro
del hombre hay seres con conciencias que llevan sus vidas del modo en que la lleva el hombre sobre la
superficie de la Tierra. Por tanto, el hombre no está solo, no es supremo ni único: solamente es un diente
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infinitamente pequeño de la gigantesca y eterna Rueda de la Creación.
Si el hombre quiere entender la Creación, deberá mirar a su propio cuerpo, pues contenido en él está el
plan, el modelo y el propósito no sólo del Cuerpo Solar sino de la Creación como totalidad. Dentro de él hay
organismos vivos que cumplen con sus destinos del mismo modo a como lo cumple el hombre sobre la
superficie de esta Tierra. Por tanto, el hombre no puede vivir aislado, no puede vivir para sí mismo, pues no
sólo es parte de un ser mayor, la Tierra, y el modo en que él actúa en su superficie afecta a la conducta y
bienestar del cuerpo que es esta Tierra, sino que como individuo afecta al destino, la vida y el bienestar de
los millones de seres que viven en su interior.
Lo que hace el hombre afecta a los niveles de existencia que hay por encima y por debajo de él. Por eso
cuando el Nazareno, ensombrecido por el Cristo, hablaba en la Ultima Cena de comer el pan en su
memoria, y de que el pan era su cuerpo, estaba invitando a sus discípulos a que recordasen que el pan -que
es el símbolo universal de la nutrición de toda la creación, del sostenimiento cósmico, la esencia de la vida-
que estaba partiendo y bendiciendo simbolizaba el cuerpo del Creador, o Dios, de vuestro Sistema Solar.
El «pan de la vida», como se le llama a veces, es la sabiduría, el conocimiento y la inspiración de
vuestro Creador, y es dentro de El y a través de Su cuerpo, Su creación, como el hombre se abriga y
descansa, como el hombre aprende y progresa. El Nazareno les estaba pidiendo a sus discípulos que
recordasen que el Cristo que lo ensombreció, que el Cristo, el Hijo de vuestro Creador, estaba ofreciendo
Su cuerpo, Su modo de vida, para que el hombre compartiese ese cuerpo, para que lo utilizase y
progresase a través de él, para que el hombre a su vez pudiera sacrificar su propio cuerpo en el nombre de
todos los seres que habitan en su interior. Es el progreso cósmico y eterno de toda la Creación. Formáis
parte de algo mayor y contenéis algo menor. El Nazareno estaba recordando también a sus discípulos que
cualquier cosa que coman o tomen -no ya en la forma de alimento, aunque éste por supuesto es importante-
proviene de su Creador y que, tras utilizar esa vida cósmica, son responsables de lo que pasa en sus
cuerpos.
El Nazareno les pidió también a sus discípulos que bebiesen el vino en memoria suya, y dijo que el vino
era su sangre. Eligió vino rojo como símbolo de la sangre, el auténtico río de la evolución e1 que fluye por
todos los cuerpos físicos. Vuestra sangre física contiene las semillas de la evolución, y al correr por vuestro
cuerpo, además de cumplir las funciones que conocen vuestros médicos, también os guía por el camino que
tenéis destinado. Contiene el karma de vuestra vida, el destino de vuestra vida y el conocimiento para
vuestra vida. Va a todas las partes de vuestro cuerpo físico activando, manipulando y controlando la caja
material en la que residís temporalmente. Cuando morís y abandonáis el cuerpo físico, esa corriente
sanguínea se transforma en una forma etérica. Se convierte en una energía eléctrica, y la suma total de
vuestro ser se eleva junto con el espíritu y regresa a lo que vosotros llamáis campo magnético alrededor de
la Tierra, el cual contiene las vibraciones sanguíneas de toda la Humanidad en todas las eras. De este
modo, la suma total delas encarnaciones del hombre desde el principio del tiempo en esta Tierra está
incluida en este campo de energía magnética que la rodea. Por tanto, las vidas de todos los seres más
avanzados que vosotros, de los seres más evolucionados que poseen una conciencia superior, están ahí
para que sintonicéis con la Expresión Crística y os armonicéis con esa frecuencia eléctrica. Ello explica el
hecho de que el hombre pueda sintonizar con las consecuencias espirituales y con los descubrimientos
científicos o tecnológicos. Por tanto, cuando el Nazareno decía que su sangre era la sangre del Nuevo
Testamento, del Nuevo Futuro, estaba invitando al hombre a que, después de su muerte física, por medio
de su expresión y modo de vida pudiera sintonizar con el conocimiento y sabiduría que él poseía y que
lo utilizara en los años y ciclos que iban a venir. Vuestra sangre es vuestra sabiduría, es vuestra
conciencia, y en cualquier momento podéis sintonizar con una conciencia mayor.
Me gustaría que pensarais ahora en las implicaciones de la traición, arresto y juicio del Nazareno. Este,
aunque estaba ensombrecido por el Cristo y era un gran Maestro, fue rechazado, negado, arrestado,
falsamente juzgado y condenado a muerte para ejemplificar el Plan y el Propósito de esta Tierra y para
demostrar la Verdad de los Cielos para la Era de Piscis. Debéis aceptar, por tanto, que cuando os
esforcéis por seguir un camino similar también vosotros os encontraréis con un tratamiento
semejante. Si queréis introducir en la gente la verdadera espiritualidad de la vida, que sean conscientes de
una existencia que está más allá de la que observan, os odiarán, os despreciarán y os desearán todos los
males. Recordad que fueron los dirigentes religiosos de aquellos días los responsables del juicio y la
condena del Nazareno. ¿Sería diferente hoy? Los tribunales de aquellos días, aunque sabían que el
Nazareno era inocente, se vieron sometidos a presión política y lo condenaron a muerte. ¡Por
conveniencias! ¿Sería diferente hoy?
Recordad que al asemejaros al Cristo os eleváis por encima del nivel de la vida física. No quiero decir
con eso que neguéis la vida física, sino más bien que os eleváis por encima de las limitaciones de la vida
sobre la Tierra, que estáis demostrando una Expresión Crística que será extraña a muchas personas. La
auténtica lección de esta Tierra es el servicio sacrificial por medio de la expresión del amor, y por tanto el
sacrificio que hacéis libremente será rápidamente aceptado por aquellos que no entienden. En cualquier
momento de su juicio y crucifixión, el Nazareno podía haber evitado los acontecimientos que le estaban
destinados, pero no lo hizo. Las personas que lo juzgaron, condenaron, y finalmente mataron, ¿apreciarían
el que, sabiendo que esos acontecimientos podían ser evitados, permitió que sucedieran y que sus
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perseguidores se creyeran supremos, que su modo de vida había triunfado? Y sin embargo, la realidad de
esa demostración está en la Expresión Crística de hoy, pues aunque ha cambiado conforme han surgido y
desaparecido las civilizaciones, aún continúa existiendo esa Expresión Crística en todo el mundo, ¿y qué
podéis decir de las creencias de los fariseos y saduceos que lo mataron?
Recordad que una demostración de la Expresión Crística no es para una hora ni para un año, sino para
la eternidad, y que cuando seguís al Cristo no sólo estáis cumpliendo el plan de vuestra propia
encarnación, sino el plan de la eternidad. Los grandes Maestros se dan cuenta de que están cumpliendo
ese plan mayor, que existen no sólo para la vida física de la Tierra sino para la Creación en una escala más
universal. Se dan cuenta de que la vida en el cuerpo físico es limitada, pequeña e insignificante si se la
compara con la Creación en los planes superiores y con el Espíritu Universal y Cósmico.
Por eso el Nazareno, falsamente condenado, fue crucificado. El hombre ha convertido en emotiva la
palabra «crucificado» y le da sólo un sentido físico: ser puesto sobre una cruz, clavado a ella y dejado allí
hasta la muerte. Pero en realidad hay muchas formas de crucifixión que son más dolorosas que la física. El
Nazareno sintió el dolor físico de ser puesto en la cruz mucho menos que el dolor mental, que el dolor de la
conciencia, pues comprendía que él, ensombrecido por el Hijo de Dios, que vino a salvar a la Humanidad,
había sido rechazado y crucificado, mientras que un ladrón y un asesino fueron liberados. Muchas personas
en muchas vidas han sentido un dolor muy superior al físico. Cualquier gran Maestro que ha progresado y
aprendido a controlar su cuerpo puede ignorar el dolor físico. Es uno de los primeros pasos del iniciado que
camina por el sendero: aprender a controlar el dolor físico hasta el punto en que carezca de importancia.
Una vez que ha conseguido eso ha de aprender a controlar el dolor espiritual, y eso resulta mucho más
difícil.
El Nazareno resucitó tres días después de haber muerto sobre la cruz. La creencia en la resurrección es
un punto de conciencia. No se cree en ella sólo porque os hablen del tema. Esa creencia sería falsa. Só1o
experimentándola y sufriéndola muchas veces entra en vuestra conciencia hasta el punto de que la aceptáis
como un hecho y no como una fantasía. Lo importante no es que el hombre vive de nuevo, que ha evitado lo
que el hombre no evolucionado llama la sima profunda de la muerte, pues la muerte es una simple
transición sin más significado, sino que aunque haya cambiado de forma sigue cumpliendo el plan mayor de
su ser. Si murierais mientras estáis leyendo esto seguiríais cumpliendo, aunque en un nivel superior de
existencia, el incesante plan de vuestra evolución. No creáis sólo en el plano físico, y cuando morís
descansáis hasta otra nueva encarnación.
No resucitáis para evitar la muerte, sino para cumplir un propósito mayor. Aunque el Nazareno demostró
la resurrección de su cuerpo físico -lo que puede hacer un alma de su evolución y conciencia-, y aunque
apareció ante la gente con ese cuerpo, lo único que significa es que demuestra las Leyes Naturales que
gobiernan esta pequeña Tierra sobre la que vivís. El significado real de la demostración del Nazareno está
en que continuaba su trabajo, evolución y progreso espiritual en la espiral hacia arriba de la vida. Cuando el
Nazareno apareció y habló a sus discípulos y a las otras personas que tuvieron el privilegio de presenciar su
resurrección en forma física, en ningún momento condenó a los que le habían perseguido y crucificado; en
modo alguno criticó a los sumos sacerdotes; en modo alguno habló de venganza. Sólo habló del futuro, de
lo que tendrían que hacer sus discípulos ahora que se había ido, del plan continuo para esta Tierra y para
toda la Creación que la rodea, y de la evolución continua de los seres que habitan en ella.
Aún puede escribirse mucho más de la historia de la Pascua, pues el hombre de hoy sólo puede
encontrar en la Biblia lo que algunos hombres religiosos del pasado decidieron incluir. El Nazareno sigue
apareciéndose. El Nazareno sigue enseñando. La Expresión Crística aún está con vosotros. El Plan para
esta Tierra se halla tan claramente definido hoy como hace dos mil años. Nada ha cambiado. Nada ha
cesado. Todo continúa de acuerdo con el Plan Mayor. Nada que el hombre pueda hacer, nada de lo que los
fariseos y saduceos esperaban conseguir con el asesinato del Nazareno, ha impedido en modo alguno que
el Plan Mayor siguiera adelante.
Por eso os pediría que cuando se acerque la Pascua recordaseis el propósito de este planeta: el servicio
sacrificial. Os pediría que recordarais el sacrificio que han hecho por vosotros los Seres Superiores, las
almas más evolucionadas que las vuestras, y el sacrificio que se espera que hagáis vosotros por los seres
menos evolucionados. No sois supremos. No estáis solos. Formáis parte de una compleja cadena de
progresión espiritual, y por el momento sois un eslabón débil de esa cadena. La Humanidad tiene que
motivarse espiritualmente para cumplir su propósito, que es la evolución conjunta de todos y cada uno de
vosotros junto con la evolución del cuerpo terrestre del que por el momento formáis parte. El hombre ha de
empezar a sacrificarse en todos los niveles de existencia, desde el alma menos evolucionada hasta la más
evolucionada, desde el sacrificio de un minuto de vida para ayudar a un semejante que va por el mismo
camino hasta el sacrificio de su vida por la Humanidad como totalidad.
Para aquellos que se sacrifican libremente la recompensa es una conciencia eterna; pues una vez que
habéis dado y recibido las verdaderas bendiciones de vuestro Creador, se inicia el estado de alegría, el
camino a Jerusalén. Una vez que habéis dado un paso no hay camino de regreso. Con independencia del
dolor y el sacrificio, será un sendero por el que querréis caminar con la seguridad de que estáis cumpliendo
no sólo la voluntad de Vuestro Creador, la Voluntad del Cuerpo en que vivís, sino también la voluntad de
todos los seres que habitan en vosotros. Estará progresando no sólo vuestra conciencia, sino también la
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Conciencia Universal. Si este poder auténtico de vuestra luz brillara, y lo hiciera en niveles que están más
allá del físico, conseguiríais lo que consiguió el Nazareno en un nivel aún más superior de expresión.
Estaréis realizando un servicio a todos los niveles de la vida que existe en el Universo , y de ese
servicio vendrá un entendimiento de la Creación y de la llamada Rueda de la Vida.
FEMINEIDAD
En la Tierra de hoy pueden verse por todas partes los resultados de la desarmonía del hombre. El
desequilibrio del hombre ha desorganizado casi todos los aspectos de la vida. En particular, cuando veo la
relación entre el hombre y la mujer, los aspectos masculino y femenino de la creación mientras están en la
materia física, veo una gran desarmonía. Cuando hablamos de lo masculino y lo femenino, hablamos de la
esencia misma de la vida, y si hay desarmonía en el aspecto más importante, la habrá también en las
creaciones de su unión.
Ahora voy a hablar de la femineidad, de su verdadero papel y propósito, para que los que leáis esto
podáis volver a considerar el estatus único y verdadero de la mujer, y para que quizá podáis establecer
un equilibrio mejor en vuestros matrimonios o en las relaciones con los amigos. Quisiera que todos trataseis
de olvidar las ideas que os habéis formado sobre los papeles tradicionales de la mujer, pues están basados
en los condicionamientos de vuestra educación. Ni siquiera quiero que penséis en la mujer relacionándola
con la forma física femenina.
La razón y naturaleza de la creación de esta Tierra y de la Humanidad que, junto con los otros tres
Reinos de la Materia, la habita, sólo puede ser entendida por las almas muy evolucionadas, por los seres
que han progresado más allá de esta escuela de la vida que es la Tierra. Por tanto, no profundizaré mucho
ahora en el modo y el motivo de la creación de este planeta Tierra. Baste con decir que vuestro Creador,
Cuyo espíritu habita en el Sol, creó está Tierra con Su mente. Eónes de tiempo después, cuando la masa
fundida se enfrió, cuando la tierra y las aguas se hubieron formado cuando los reinos Mineral, Vegetal y
Animal se hubieron manifestado, fue creado el hombre a imagen de su creador. En aquel tiempo el hombre
seguía unido a la divinidad y solo conocía la perfección. Caminaba mano con mano con los ángeles. Era
hermafrodita, al mismo tiempo macho y hembra, positivo y negativo. El hombre fue creado por un soplo
perfecto de acuerdo con la voluntad de su Creador. Luego, por razones que os son inconcebibles, el Dios de
este Sistema Solar decidió que para la nueva evolución de la Tierra, y del Cuerpo Solar como totalidad, era
necesario que la conciencia e individualidad del hombre se individualizase, que se convirtiera en un alma
viva, para que fuera capaz de desarrollarse y realizarse en la materia el poder de su Creador. El hombre
podía traer sobre la Tierra los secretos y el conocimiento del Cosmos, y de este modo no sólo evolucionaría
él, sino todo el Cuerpo Solar.
Por eso el hombre reencarnó sobre la superficie de la Tierra, fue separado de su anterior perfección y
recibió el don divino de la libre elección. Desde entonces operó con las frecuencias de lo positivo y lo
negativo y estuvo sometido a la ley de los opuestos El hombre se convirtió en Adán y Eva, en hombre y
mujer, y de esta creación divina realizada hace eones de tiempo han crecido las formas físicas masculinas y
femeninas que conocéis hoy. En esa gran reencarnación del hombre perfecto, si así puede llamársele, sus
funciones se dividieron en dos aspectos que reflejaban su nuevo patrimonio: el macho, al que podemos
considerar como el poder, la energía, el aspecto intelectual, y la hembra a la que podemos
considerar como el amor, la receptividad, la intuición, la fuerza de Dios en movimiento. Se trataba de
que el hombre y la mujer recorrieran sus caminos individuales por la vida esforzándose por obtener la
perfección en sus distintos papeles, pero al mismo tiempo complementándose el uno al otro y
equilibrándose mutuamente para que después de eones de tiempo pudieran unirse de nuevo en un
plano superior de conciencia.
No es éste el momento de describir cómo la mujer, el aspecto femenino, cohabitó con alguno de los
ángeles, los mensajeros de Dios, cómo se abusó del acto de la creación y cómo la Humanidad perdió la
gracia y su patrimonio espiritual; pero fue ese acto de desarmonía, ese mal uso de las verdaderas
funciones de lo masculino y lo femenino, lo que llevó al estado de desarmonía que existe hoy . Sólo
cuando las mujeres vuelvan a obtener su estado original de armonía y demuestren su intuición y
sabiduría divinas, la Humanidad podrá volver a la perfección.
He tratado de simplificar al máximo esta breve descripción de la creación inicial del hombre y la mujer,
pues es importante que apreciéis lo que sucedió hace eones de tiempo para que podáis entender mejor los
papeles individuales del hombre y la mujer de hoy. No trato de condenar a todas las mujeres por todos los
problemas a los que ha de enfrentarse ahora la Humanidad, pues el hombre es igualmente condenable,
pero fue a causa de aquellas acciones iniciales sucedidas hace eones de tiempo que el aspecto de la
sabiduría, lo divino, lo virgen, lo ejemplificador de Dios, perdió la gracia y que el hombre, que miraba a la
mujer buscando ejemplo, también cayó. Por eso la estructura de la sociedad en el mundo también cayó en
la desarmonía y acabó llegando al estado en que se encuentra hoy, en donde se da una desarmonía y un
desequilibrio completos entre lo masculino y lo femenino. En las civilizaciones occidentales, e incluso
más en las orientales, el hombre, el poder, el aspecto intelectivo de la creación, tiene una ascendencia
completa y domina a la mujer, el aspecto sabio y hasta que se restaure ese desequilibrio la armonía no
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retornará totalmente a esta Tierra.
El hombre y la mujer son chispas totalmente iguales, aunque opuestas de la Creación proceden
de una misma fuente, y juntos, como los dos lados de una moneda, forman una totalidad. Se
complementan el uno al otro hasta la perfección, pues las funciones originales del hombre perfecto
se dividieron igualmente entre ellos. De ello se deduce, por tanto, que un hombre y una mujer
totalmente armonizados forman una unidad, y que esa unidad producirá como resultado la
perfección en todos los actos y creaciones; pero donde haya desarmonía sólo se producirán
imperfecciones. El hombre de hoy ha de armonizarse con la mujer al igual que la mujer ha de
reestablecer el aspecto sabio de la Creación. Es por medio de la mujer, el aspecto sabio, como el
hombre descubrirá la verdad de la Creación, cómo debería vivirse sobre este planeta y la verdadera
naturaleza de la existencia sobre esta Tierra. Pero no lo descubrirá hasta que dé a la mujer la libertad
de ser lo que su creador quería que fuera.
Es esencial que las mujeres de todo el mundo sean liberadas de las ataduras en que se ven hoy
esclavizadas por las sociedades, que son controladas en gran parte por el aspecto masculino de la
creación, el poder y el intelecto, que en su mayor parte tiene pocos sentimientos hacia la vida. Hoy en
día muy pocas mujeres tienen influencia política o se encuentran en una posición desde la que puedan
influir en los acontecimientos del mundo. ¡Qué grande sería, de suceder eso, la transformación de la vida
sobre la superficie de esta Tierra! Una mujer que ha experimentado el dolor del parto, que se ha sacrificado
para educar a sus hijos, que ha soportado las pruebas y tribulaciones de la maternidad, ¿sacrificará a sus
hijos en actos de violencia y destrucción tan a la ligera como el hombre? ¿Alguna mujer sacrificaría a su
hijo, o al hijo de otra mujer, por lograr un fin político o ideológico? Pero la voz de las mujeres está callada
hoy. Ha sido suprimida por el hombre y por el mundo material que éste controla.
Por desgracia, hay algunas frases en la Biblia que han sido tomadas por el hombre como revelaciones
divinas concernientes al verdadero estado de las mujeres. Debéis recordar, sin embargo, que la Biblia fue
escrita y compilada por hombres que tradicionalmente creían en el rol inferior de la mujer, y que el Antiguo
Testamento se componía en gran parte de extractos de pergaminos y tablas escritos varios siglos antes, así
corno de historias religiosas transmitidas por la memoria. Por tanto, los compiladores de la Biblia
seleccionaron aquellos segmentos que reflejaban en mayor medida las actitudes y creencias predominantes
en su época. En consecuencia, en la Biblia la mujer es representada como una sierva del hombre; y las
civilizaciones occidentales, que tanto han tomado de la Biblia, han mantenido esa posición durante siglos.
Pero ahora hay una situación en la que la mujer está empezando a restablecer su correcta posición en la
sociedad.
La mujer es en todos los aspectos el igual, y sin embargo lo opuesto, del hombre. ¡Tened por seguro que
en la conciencia divina, el hombre, cuando actúa en un cuerpo físico, es el aspecto más débil! El hombre y
la mujer no deben ser comparados, pues no son lo mismos: son complementarios. Juntos se unen en una
fuerza poderosa, pero en la desarmonía crearan la destrucción. Cuando miráis a vuestro alrededor en el
mundo de hoy veis destrucción por todas partes. Ello, se debe en gran parte a la ruptura en las relaciones
entre el hombre y la mujer, pues de su desarmonía ha provenido la destrucción y la violencia dé hoy. En
esta Tierra ha habido civilizaciones, desconocidas hoy para el hombre, en las que los aspectos masculinos y
femeninos cumplieron con sus papeles correctos y en las que vivían como iguales. En esas civilizaciones un
hombre estudiaba a los pies de una mujer, un hombre era gobernado por una mujer, un hombre era
bendecido por una mujer. En aquellas civilizaciones antiguas las mujeres tenían los papeles de
gobernantes, profesoras, profetas y sacerdotisas. En las civilizaciones del antiguo Egipto, de las que el
hombre es apenas consciente, podéis ver los restos dé uno de esos sistemas en la jerarquía de los
faraones, en donde, como sabéis, era muy normal que una mujer fuera uno de ellos. Ciertamente, fue el
equilibrio de los faraones masculinos y femeninos lo que estableció la armonía de poder y sabiduría para
dominar y gobernar el reino de Egipto.
¿Tienen las mujeres de vuestro mundo actual papeles similares? Están casi completamente excluidas de
la Iglesia, y sin embargo para ese papel deberían ser en número igual o superior al de los hombres, pues
fueron creadas para manifestar sobre la Tierra la sabiduría de Dios. La mujer fue creada para mostrar
esa sabiduría. Por eso es tan importante que vuelva a su pedestal como auténtica virgen: virginidad
significa pureza de pensamiento y acción. La mujer posee intuición para predecir el futuro. Tiene grandes
poderes psíquicos y curativos. Con todos esos talentos está bien dotada para ser sacerdotisa. ¿Hay
mujeres hoy en día que cumplen el papel de profesoras? Hay profesoras, pero generalmente se encuentran
en los puestos inferiores, no en los superiores. Y sin embargo la mujer, por su sabiduría e intuición, está
bien dotada para ser una profesora. Tiene la paciencia y la humildad, y la sabiduría innata, que
asegurarán que enseñará lo que es la vida verdadera, no lo que es falso. ¿Dónde hay una mujer en el
gobierno de hoy? Con unas pocas excepciones, ¿por qué no se encuentra en los parlamentos y reuniones
políticas de hoy? En el mundo hay tantas mujeres como hombres, pero por todas partes el hombre domina
la escena política. Precisamente porque el aspecto masculino, el intelecto y el poder gobiernan vuestras
naciones sin el equilibrio del aspecto femenino, la sabiduría, la receptividad, la femineidad, el mundo se
encuentra hoy en ese estado. Por eso hemos de condenar a las mujeres, pues si volvieran a su pedestal
original, si demostraran el aspecto divino y virginal de la Creación, si fueran lo que su Creador quería que
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fuesen -un ejemplo vivo de su sabiduría - el hombre la respetaría y seguiría de nuevo.
Por eso invito a todas las mujeres que lean esto a que recuerden sus responsabilidades que les vinieron
hace eones de tiempo con el acto de la creación. Os corresponde estar de nuevo en vuestros pedestales.
Tenéis que mantener lo que creéis en vuestro interior si ello está en gran conflicto con las costumbres del
hombre y la sociedad moderna. A vosotras os corresponde decir que los sistemas políticos y financieros del
hombre están equivocados, y que también lo están los valores en los que el hombre basa su vida y el
camino que ha tomado hoy el mundo. Si os levantáis, os unís y mostráis vuestra sabiduría divina
salvaréis este mundo del holocausto que ha de venir.
Un hombre sabio dijo una vez que detrás de cada gran hombre hay una mujer. Esto suele ser
cierto, pues cuando un hombre y una mujer se unen en armonía se convierten en un gran poder. Se
complementan un a otro, y juntos, en equilibrio de igualdad, forman una unidad. Pueden ser una
gran fuerza para el bien en este mundo. Pero para que se establezca ese equilibrio hace falta que
cada uno respete al otro como la chispa individual de la creación que cada uno es, y que cada uno
reconozca en el otro las facetas de la creación de las que es responsable.
Los hombres y las mujeres son necesarios para iniciar la concepción, pero es la mujer la que pare al niño
después de llevarlo en su vientre, quien lo alimenta y nutre, quien lo enseña y forma. El desarrollo y
educación de un niño es también primordialmente responsabilidad del aspecto sabio. Una de las
razones de que la sociedad de hoy se esté desmoronando estriba en que las mujeres no cumplen con el
papel de educar a los hijos que les estaba destinado. Es ante todo la madre, con su sabiduría innata, la
responsable de la educación de su hijo. Esto no quiere decir que la presencia del padre no sea importante y
necesaria, pues debe haber un equilibrio entre los dos, pero el hijo que ha elegido venir a través de una
madre lo ha hecho porque es precisamente la sabiduría de ella la que busca conforme se forma y madura
su cuerpo físico.
Las sociedades antiguas que hoy el hombre desconoce tenían métodos más avanzados de educar a los
hijos. Ha habido sociedades en las que una vez concebido un hijo, los padres sólo se preocupaban de la
preparación, el nacimiento, la enseñanza y educación de ese hijo. Se consideraba como una tarea que
ocupaba todo el tiempo, y ni el hombre ni la mujer trabajaban fuera de casa hasta que el niño tenía doce
años. Es un concepto que os convendría considerar en el mundo de hoy, en donde una mujer tiene un hijo
pero luego, a una edad temprana, se lo entrega a otras gentes para poder trabajar. Cuando una mujer
entrega a su hijo a un extraño lo esta privando de la posesión más inapreciable que tendría que darle. Una
madre debería entregarse completamente a su hijo hasta que éste tuviera doce años. Ningún profesor
debería darle a un niño lo que podría darle su madre, y una madre que entrega la responsabilidad de su hijo
corre el riesgo de incurrir en gran karma.
La mayor parte de las mujeres se unen al hombre en el acto del matrimonio, pues el matrimonio es un
estado necesario en el punto actual de la evolución del hombre; pero el hecho de que se hayan casado no
significa que automáticamente deban tener hijos. Me gustaría resaltar que el hecho de que el papel del
matrimonio no es sólo concebir hijos. Muchos de los matrimonios no deberían tener niños, y si no podéis
cumplir el papel de una madre con total responsabilidad ante vuestros hijos, no deberíais tenerlos. Si todas
las madres fueran conscientes de este hecho antes de concebir a sus hijos habría menos hijos
desequilibrados en el mundo de hoy. El incorrecto papel matrimonio y el incorrecto papel de la mujer es
la causa es la causa de la destrucción y violencia que predominan en el mundo de hoy. El hombre y la mujer
se unen en matrimonio, y con la armonización de sus poderes y talentos individuales pueden conseguir
grandes cosas, no sólo produciendo hijos, sino también en las esferas del arte, la música, la ciencia, la
política y la religión. El hombre y la mujer cuando están en armonía son una fuerza poderosa, no solo
para aprender el uno del otro, sino también porque con la combinación de sus talentos individuales pueden
lograr una gran cosa: convertirse en los verdaderos faraones.
Cuando el hombre y la mujer procreen hijos deberían recordar su responsabilidad por ese acto de
procreación. El hombre debe recordar que es tan responsable de los hijos como la mujer, y que los papeles
de madre y padre definidos por la sociedad moderna no son necesariamente correctos. Es difícil salirse de
las normas sociales establecidas, pero el hombre no tiene que ser siempre el que trabaje y la mujer quien
cuide de la casa y los hijos. La mujer no debería ser considerada siempre como la que prepara la comida y
limpia la casa. Esto puede hacerlo cualquiera de los dos. La mujer no debería estar atada siempre a la casa,
al fuego de la cocina, pues tiene dentro de sí, igual que el varón, su propia chispa individual de expresión.
¿Por qué ha de ser la mujer y no el hombre quien se ve limitada por ese papel? Por la naturaleza de su
ser, la mujer que tiene un hijo se sacrifica voluntariamente y permanece en casa, pero cuando el hijo
haya cumplido doce años su sacrificio ha terminado y es libre. Ciertamente es esencial que reafirme
su individualidad y establezca una vez más el equilibrio del matrimonio.
Resulta obvio que en la sociedad actual es difícil que la mujer cumpla su verdadero papel. Necesita un
gran esfuerzo para lograrlo, pero debe hacerlo. Las almas antiguas que están encarnando ahora en cuerpos
femeninos en este principio de la Era de Acuario están comenzando a revolverse contra las cadenas del
servilismo que han sido creadas por el hombre. Ya no aceptarán el concepto de desigualdad de los sexos,
pues en realidad esa desigualdad sólo existe en la mente del hombre. Están comenzando a exigir lo que es
su derecho, una vida igual a la del hombre, y conforme pidan esa igualdad y se mantengan firmes en sus
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creencias, que conocen por su intuición interior, mejorarán la faz de esta Tierra.
Finalmente, he de decir a todas las mujeres, con independencia de su edad, que recuerden la
responsabilidad de la mujer. Es una responsabilidad que va más allá de tener hijos, de ser una madre y una
esposa. Es la responsabilidad de una mitad de la creación y si esa mitad no está en equilibrio, también la
Creación estará en desarmonía. Recordad lo que dije al principio de esta charla: las dos mitades en
equilibrio de igualdad se unirán finalmente en una forma para convertirse en el ser evolucionado de esta
Tierra. Así serán los seres de la Nueva Era, quienes caminarán por esta Tierra cumpliendo y ejemplificando
la vida tal como verdaderamente debería ser vivida sin la división que existe ahora en todo el mundo.
Las mujeres deben tratar de ejemplificar lo que es su derecho de nacimiento: la femineidad, lo receptivo,
la sabiduría, el amor, la fuerza de Dios en movimiento. Sí todas las mujeres comenzaran a hacerlo
transformarían ésta Tierra. Recordad que cada vez que fracasáis en esta tarea, cada vez que os inclináis a
la voluntad del varón porque es el varón, sólo porque esa es la costumbre en esta sociedad, porque así se
ha hecho durante cientos de años, no sólo os estáis traicionando a vosotras mismas, no sólo a las mujeres
en el mundo de hoy, no sólo a las mujeres de las Eras que han pasado, sino que estáis traicionando a la
misma Creación, pues estáis negando el propósito mismo de vuestra existencia.
El hombre no se halla nunca solo mientras vive en la materia física. No está en el plan que deba
descubrir sin ayuda su camino de regreso al Espíritu Infinito. Como sucedió con los otros aspectos de la
Creación, al hombre se le dio guía divina para que cumpla su papel en el plan de evolución de la Tierra y en
su propia evolución individual. Muchas influencias invisibles, de las que el hombre es en gran parte
inconsciente, existen a su lado cuando vive en este mundo tridimensional y limitado por los cinco sentidos.
Sin embargo, dentro de poco tiempo habrá de desarrollar su sexto sentido y pasar a un mundo
cuatridimensional en el que será consciente de esas influencias.
Voy a examinar ahora las influencias que son responsables de la protección del hombre, de guardarle
mientras se esfuerza por cumplir la voluntad de su Creador y de instruirle, guiarle y enseñarle Sus caminos.
Esta es la responsabilidad de los seres conocidos con los nombres de Ángeles, Maestros, Guías,
Guardianes de la Puerta, Profesores o Controladores. En la Tierra, el hombre ha dado muchos nombres a
estos seres para definir los diversos grados de sus conciencias y sus lugares en la evolución de la Tierra.
Por medio de esos grandes seres, el hombre es inspirado, enseñado y corregido. Juegan un importante
papel en el progreso del hombre, a pesar de vivir hoy en una Era en la que la mayoría de las personas
niegan su existencia y no sienten las impresiones de estos seres, confiando por entero en su propio
intelecto y en la facultad del razonamiento. Pero estáis entrando en una Era en que la Humanidad
reconocerá y verá físicamente a esos seres, por lo que ha llegado el momento de que les sean presentados.
Durante toda la historia de la Humanidad conocida por vosotros, el hombre ha reconocido siempre la
presencia de los ángeles. Las historias de la Biblia, especialmente las del Antiguo Testamento, sobre
ángeles que se aparecieron a los dirigentes espirituales de tiempos antiguos son muy numerosas. También
en el Nuevo Testamento está escrito que los ángeles estuvieron presentes en todos los acontecimientos
espiritualmente significativos que afectaron a la vida del Nazareno: en su nacimiento, su bautismo, su
transfiguración, su crucifixión y su resurrección. Fueron vistos por muchas personas. Incluso en los tiempos
modernos los ángeles siguen siendo vistos. Recordaréis que durante la Primera Guerra Mundial muchos
soldados que combaten en bandos opuestos presenciaron lo que ha acabado siendo conocido como el
Ángel de Mons. Incluso hoy los niños pequeños ven ángeles aunque sus padres no los crean. Estos
grandes seres existen verdaderamente y pueden ser vistos por aquellos que hayan extendido sus sentidos,
de modo consciente o inconsciente, más allá de la esfera limitada de la materia.
Los ángeles han existido desde el principio de la Creación. Desde antes de que el hombre fuera creado
sobre esta Tierra. Es imposible que vosotros o yo comprendamos plenamente la Creación; sin embargo, he
de tratar de describirla lo más ampliamente posible para que podáis entender el papel que juegan los
ángeles en ella. Basta con que diga que cuando el Espíritu Infinito creó el Universo que conocéis lo hizo con
su hálito perfecto. El Espíritu Infinito respiró y millones y millones de vibraciones abandonaron Su corazón y
se convirtieron en las chispas de la vida en el Universo. Estas chispas de la vida despertaron gradualmente
a la conciencia y tomaron forma cuando les llegó el momento. Cada una de esas formas emprendió un
trabajo determinado en la construcción del Universo de acuerdo con la vibración con que operaban. Esto se
realizó bajo la dirección de la Mente Infinita. Estas chispas del espíritu se formularon a sí mismas de
acuerdo con el Plan Divino y con la conciencia inherente a la semilla en todo nivel vibratorio de existencia
que hay en el Universo de hoy.
Los ángeles también fueron creados en ese tiempo. Estaban vinculados al Espíritu Infinito. Vibraban ante
el poder y la voluntad del Espíritu Infinito. Obedecían Sus órdenes y cumplían automáticamente Su plan
para el Universo, pues no tenían libertad de elección como la tiene el hombre. Palpitaban con el Corazón
Divino y pensaban con la Mente Divina. Los ángeles deben ser considerados como los mensajeros del
Espíritu Infinito. Existen en todos los niveles de la creación. Por tanto, cuando vuestro Dios, el Logos Solar
cuyo espíritu habita en el Sol, respiró y creó el Sistema Solar del que formáis parte, los ángeles fueron los
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responsables de ayudar a la formación del plan de vuestro Creador para Su Cuerpo. Fueron los
responsables de cada uno de los doce planetas que hay en el Cuerpo Solar y de todos los niveles de
existencia presentes en esos planetas. Hay una esfera angélica para cada nivel de la Creación, para toda
vibración de la vida.
Cuando la Tierra fue creada, los ángeles habitaron en ella y se responsabilizaron de ella. Como estaban
vinculados por medio de sus corazones con el Espíritu Infinito, vibraban y vivían en perfección, y por tanto la
armonía y la perfección predominaban en todas las partes de la superficie de la Tierra. Cuando por motivos
que no podéis concebir se decidió la creación del ser conocido como el hombre sobre la superficie de esta
Tierra, en un principio también fue creado por la perfecta respiración, no mediante el proceso físico de
reproducción que utilizáis hoy. El hombre fue creado un poco más inferior que los ángeles. Caminaba mano
con mano junto a ellos obedeciendo la voluntad del Espíritu Infinito y de su Creador, pues en aquella etapa
el hombre no tenía cerebro y no poseía el don divino de la libertad de elección. Só1o podía obedecer y
cumplir la voluntad de su Creador. Estaba dirigido por la fuerza del amor perfecto y gobernado por la
perfecta sabiduría
.Durante eones de tiempo el hombre mantuvo ese estado de perfección, hasta que la Jerarquía Espiritual
que controla esta Tierra y el Cuerpo Solar decidió que al hombre se le permitiría evolucionar, entender la
Creación, comer del Árbol del Conocimiento como dice la Biblia, y entender el motivo y propósito de la
Creación. El hombre renació entonces sobre la superficie de la Tierra con el don divino de la libertad de
elección y la capacidad de reproducirse. Los ángeles no poseen esos dones. No entienden la Creación, sólo
la llevan a cabo. Carecen de intelecto, de cerebro, y por tanto no tienen libertad de elección. No pueden
reproducirse como el hombre. Por eso el hombre fue abandonado en su camino para alcanzar el
conocimiento de la Creación. Utilizó su cerebro físico, el intelecto que Dios le había dado, el razonamiento,
para guiarse por su sendero. Sin embargo, el hombre decidió utilizar sus talentos para obtener riquezas
materiales y gratificaciones personales, y conforme su modo de vida se hacía más bajo y su vibración más
densa se fue separando del contacto con los ángeles. Antes el hombre había caminado sobre la Tierra
mano con mano con los ángeles, pero al cambiar su frecuencia, aquellos desaparecieron de su vista. Pero
el contacto con los ángeles aún está presente, pues el hombre no es un ser físico sino un ser espiritual.
Cuando al hombre se le concedió el don de la libertad de elección y se le dejó sobre su camino fue
conectado con las esferas angélicas por medio de su cuerpo físico. Se decretó que toda alma que
encarnase en la superficie de esta Tierra tuviese dos ángeles guardianes. Ellos conducirían al hombre hacia
la realización más completa posible de las Leyes de la Creación que concernían a la Tierra. Asumieron por
tanto la forma física del hombre, motivo por el cual los ángeles son vistos como hombres o mujeres, aunque
con cuerpos más finos. Están con el hombre desde el momento de la concepción física hasta el de la
muerte física. Son responsables de guiarlo y ayudarlo por el camino previsto para cumplir la voluntad de su
Creador. Los ángeles son los responsables de que se cumpla la voluntad de Dios.
Cada uno de vosotros tiene dos ángeles guardianes. El uno tiene una vibración masculina, trabaja
con la radiación positiva del poder espiritual y está vinculado al hombre a través de la región de su glándula
pituitaria. El otro es de vibración femenina, trabaja con la radiación negativa o receptiva, la radiación de la
sabiduría espiritual, y se vincula con el hombre por medio de la región de su glándula pineal. Estos dos
ángeles guardianes se hallan con el hombre en todo momento mientras camina por la vida. Están
particularmente cerca de, él cuando encarna por primera vez en el cuerpo físico y hasta la edad de siete
años, que marca el final del primer ciclo de la progresión terrena de setenta años del hombre. Durante los
primeros siete años, cuando el alma se está estableciendo en el cuerpo físico, los dos ángeles guardianes
se encuentran muy cerca de él, y ése es el motivo de que con tanta frecuencia los niños pequeños vean a
sus ángeles guardianes, que están cerca para protegerlos y guiarlos.
Por tanto, esos ángeles guardianes guían al hombre durante una encarnación particular. Nunca se
interfieren con la libre elección del hombre, pero siempre están dispuestos a ayudarle en su camino de
progresión espiritual si se les pide ayuda y dirección. Só1o se ocupan del cumplimiento del destino del
hombre y de su parte en el Plan Mayor. Se ocupan de la Fuerza Universal, no de la individual. Carecen de
emociones. Son los suministradores de Poder. Son vínculos con el Espíritu Infinito. Cada planeta tiene sus
distintas esferas angélicas, que le sirven durante sus diversas etapas de evolución. Hay reinos angélicos
para todas las vibraciones de la vida sobre la Tierra. Hay un reino angélico que trabaja dentro del centro de
la Tierra para ayudar al Reino Mineral. Otro trabaja en el Reino Vegetal dirigiendo en su trabajo a los
espíritus de la naturaleza. Otro trabaja con el Reino Animal gobernando al grupo de almas de los animales.
Además de sus dos ángeles guardianes, el hombre tiene a otro ser que lo protege y guía mientras
camina por el sendero de la vida. Este ser suele ser conocido como Guía o Portero. Por tanto , tenéis a tres
seres que os vigilan: los dos ángeles guardianes y el guía. Este suele ser un alma de considerable
evolución que ha vivido muchas vidas en la Tierra y ha evolucionado hasta un estado comparable al
vuestro, si no más adelantado. Por tanto, tenéis a un guía cuya vibración anímica es por lo menos igual que
la vuestra, el cual entenderá vuestro punto de conciencia y vuestro destino. Como ha vivido muchas vidas
sobre esta Tierra, entenderá la naturaleza y limitaciones de la vida física. Por tanto, podrá ayudaros cuando
tratéis de avanzar. El es realmente quien tiene la llave de la puerta de los distintos planos de conciencia que
están por encima y por debajo del físico. El es quien ayudará a ir a esos planos, y de ahí el nombre de
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portero.
Un guía es aquel que por su gran amor a la Humanidad y a la Creación en general está dispuesto a
sacrificar un destino en un plano superior de conciencia para estar con el hombre en el aura física de la
Tierra. Vuestro guía puede sentirse atraído por vosotros por dos razones. En primer lugar, puede sentirse
atraído porque como también él está aprendiendo en el camino eterno del progreso, y como conoce el
destino que habréis de seguir y que vosotros elegís en el momento mismo en que os son asignados
vuestros ángeles guardianes en las esferas superiores de la vida, se dará cuenta de que aprenderá al veros
cumplir ese destino. En segundo lugar vuestro guía, y vosotros quizá estéis vinculados por alguna
obligación kármica. Por los actos de las otras vidas podéis tener con él, o él con vosotros, una deuda, la
cual puede desaparecer con su ofrecimiento a guiaros mientras estáis en esta encarnación física.
Vuestro guía se halla muy cerca de vosotros en todo momento mientras os halláis en lo físico, y los que
estáis intentando desarrollar facultades psíquicas tendréis su guía y protección. Vuestro guía no os dirá, ni
podría hacerlo, lo que debéis hacer, pues reconoce el don divino de libertad de elección que poseéis. Só1o
es responsable de guiaros y protegeros mientras camináis por el sendero do vuestra vida. A veces os urgirá
a que vayáis hacia el camino del destino que habíais elegido antes de encarnar si os habéis separado de él,
y os pedirá siempre que sigáis la voluntad del Espíritu Infinito. Muchas personas son conscientes de sus
guías, si no por el nombre por su presencia, y por medio del fenómeno psíquico del medíumnismo hay
algunos medios de comunicación, siempre que el guía quiera realmente hablaros a vosotros y a otras
personas.
Muchos de los escritos esotéricos utilizan el término «Maestro». ¿Qué es un Maestro? Es un ser, una
chispa del Espíritu Infinito al igual que vosotros, que durante eones de tiempo y muchas encarnaciones ha
progresado hasta el nivel de Maestro dentro del plano al que ha evolucionado. Ha luchado por entender
completamente la Luz mediante el descubrimiento y obediencia de las Leves del Cosmos. Ha aprendido a
trascender la dualidad de la luz y la oscuridad, la bondad y la maldad, el pesar y la felicidad. Ha alcanzado
un plano de perfección en el plano al que ha evolucionado en un período de tiempo dado. Hay siete planos
de existencia dentro del aura de la Tierra. soís conscientes del plano físico o terreno, pero por encima de
vosotros están los planos etérico, astral, emocional, vital, mental y espiritual. Hay Maestros en cada uno de
ellos. Cuando hayáis progresado más allá del dominio del físico aún tendréis que dominar otros seis niveles.
Es posible lograr el dominio de uno de los niveles superiores sin haber dominado el físico pero antes de ser
maestro en el plano espiritual, el superior de todos, hay que haber dominado antes todos los otros planos.
Los Maestros son grandes seres con un alto grado de sabiduría y conciencia. Cumplen el Servicio
Universal. No pertenecen o están vinculados a un alma individual sobre la Tierra, como sucede con los
ángeles guardianes y con vuestro guía. Sirven a una causa mayor, y cuando vienen a esta Tierra no lo
hacen por individuo sino por la Humanidad como totalidad. Hablarán por canales inspirados para dar
mensajes a la Humanidad. Cuando encarnan sobre la Tierra -han sido Maestros seres tales como Moisés,
Buda, Pitágoras y Jesús- vienen para servir a la Humanidad y traer sabiduría y conocimiento a toda la
Tierra. No se ocupan de lo individual, sino el Plan Mayor. El Conocimiento es relevado a esta Tierra y dado
a la Humanidad por medio de esos Maestro; y por medio de ellos también es revelado y llevado a cabo el
Plan para esta Tierra.
Hay también un grupo de seres, con una vibración interior a la de los Maestros, que son conocidos como
los Profesores o Controladores. Son seres evolucionados que a través de muchas encarnaciones en los
diferentes planos de la existencia han desarrollado un conocimiento especializado en algún aspecto
particular. Si os sentís atraídos por un tema particular, el profesor apropiado se une al grupo de profesores
que hay a vuestro alrededor para daros su mensaje. Se le da el nombre de grupo a los siervos que os
siguen en vuestra existencia física, y todos tenéis muchos profesores dentro de vuestro grupo. Esos
profesores son seres evolucionados que se sienten atraídos a vosotros por Vuestras emanaciones anímicas
y os enseñan el aspecto particular para el que están calificados. Por tanto, vuestros profesores cambiaran
conforme caminéis por la vida y progrese vuestra conciencia.
Un profesor puede reflejar sólo su punto de conciencia. Ello explica que haya canales inspirados en todo
el mundo que dan conocimientos que entran en conflicto, pues el hecho de que los profesores estén en un
plano superior de la existencia no significa que hayan adquirido repentinamente el conocimiento y la
sabiduría absolutos. Pueden estar reflejando tan sólo su punto de conciencia, el punto de la escala hasta el
que han evolucionado. Por ejemplo, si un profesor no creía en la reencarnación mientras estaba en el plano
físico de la existencia, opinara lo mismo en un plano superior, y ese será, por tanto, el punto de vista que
enseñará. Un profesor que esté imbuido por los conceptos y principios del cristianismo enseñará desde ese
aspecto, y quizá no esté de acuerdo con las enseñanzas de otro. Por tanto, en todos esos aspectos sois
vosotros, el individuo, quienes tenéis que decidir de acuerdo con vuestra propia conciencia si las palabras
de los profesores son correctas y aplicables a vosotros, pues en vuestra Tierra no existe la sabiduría o el
conocimiento absolutos. Sólo se os presenta una fracción de la totalidad, y vuestro Dios os ha dado el
derecho de decidir por vosotros mismos.
Hay muchos falsos profetas, muchas fuerzas malignas, y especialmente en vuestro mundo de hoy
podéis conocer muchos casos de comunicaciones y acciones erróneas entre las fuerzas de planos
superiores de la existencia y el hombre en el nivel físico. Es posible que el hombre atraiga, y sea afectado
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por ello, a las vibraciones desarmónicas y malignas de más allá de lo físico, pues no todo es pureza más
allá de ese nivel. La desarmonía también se halla presente en los otros niveles de la existencia, pero como
en todos los otros casos sois protegidos por vuestro Creador, pues una de las grandes Leyes Naturales del
Universo es la Ley de la Atracción y Repulsión, que establece que la vibración más baja es capaz de atraer
a la que es más alta, solo la vibración superior es capaz de atraer a la inferior. Por tanto, si sois mas
evolucionados que esas fuerzas malignas, no podrán afectaros a menos que con vuestras conductas -
vuestros pensamientos, palabras y hechos -atraigáis hacia vosotros a esas fuerzas.
Tenéis, por tanto, muchos guardianes mientras camináis por la faz de esta Tierra. No camináis solos.
Estáis rodeados por muchas influencias que van desde la trinidad de vuestros dos guardianes y el guía a los
miles de Maestros y profesores de los que podéis disponer. Continuamente se os da ayuda para que seáis
capaces de entender la vida sobre esta Tierra y recorráis el camino correcto. Durante los últimos mil años el
hombre ha caminado en la oscuridad, ignorando en gran medida las directrices de esas influencias. Ha
quedado para el sabio o adivino ocasional el ver el uso correcto de esas influencias, y quienes así lo
hicieron fueron perseguidos con frecuencia por personas ignorantes o inconscientes. Vais a entrar en una
Era en la que esas influencias serán reconocidas de nuevo. Como en épocas pasadas, podréis ver y
reconocer a los Maestros, ver las Salas del Aprendizaje, sentaros a los pies de grandes seres y entender,
en tanto en cuanto os lo permita vuestra conciencia, la verdadera naturaleza de la vida en este Universo.
LOS CUMPLEAÑOS
El hombre no es sólo un ser de esta Tierra que está limitado por el cuerpo físico y los cinco sentidos,
sino que es un ser cósmico. Se halla unido continuamente a fuerzas y poderes que están más allá de la
gama de frecuencia de la materia en esta Tierra. Su cuerpo físico no está sólo sintonizado con la Tierra y
sus cuatro Reinos, sino también con los planetas, las otras partes del Cuerpo Solar. El hombre está siendo
continuamente influido, ayudado y guiado por muchas fuerzas y poderes invisibles. Cuando encarna en la
Tierra es un visitante transitorio. Viene por un breve período de tiempo para experimentar la vida en su
limitado cuerpo físico, y regresa luego a su existencia real en las esferas que están por encima de lo físico.
Cuando el hombre encarna en la materia física se convierte en un instrumento de frecuencia. En el
momento del nacimiento, cuando es electrificado por el éter que pone en movimiento el cuerpo físico que ha
sido creado, es afectado por numerosísimas influencias invisibles. Se está estableciendo para esa
encarnación particular sobre una frecuencia concreta Su espíritu, la chispa individual de su Creador, es
único. No hay en el Cosmos otra chispa similar a la suya, y en el instante del nacimiento, cuando comienza
a caminar por la vida dentro del cuerpo físico, está estableciendo las influencias celestes para la vida que
tiene por delante.
Las influencias que caen sobre esta Tierra son siempre cambiantes conforme las estrellas y planetas
giran a su alrededor, y la naturaleza exacta de las influencias varía con sus movimientos. Es importante, en
consecuencia, el momento exacto de vuestro nacimiento, pues entonces estáis estableciendo la frecuencia
de vuestra vida. Antes de encarnar en la materia el hombre elige cuidadosamente el momento de su
nacimiento de modo que pueda nacer bajo las influencias que desea dominar durante su recorrido de la
vida. Hay muchas fuerzas que afectan a esta Tierra: el poder de vuestro Creador, los siete Rayos
principales, las influencias de los Seres planetarios e interplanetarios y las de los numerosos reinos,
desconocidos del hombre, de las esferas angélicas y dévicas. Estas influencias ayudan a formar las
vibraciones del niño en el momento del nacimiento.
Podéis iros dando cuenta ya del motivo de que sea tan esencial que los niños nazcan naturalmente, en
el momento designado, y por qué es tan importante el momento del nacimiento. No quiero decir con esto
que el tiempo sea crítico en cuestión de segundos, pero es cierto que el alma planea entrar en la materia
física dentro de un período de diez minutos terrestres. Por tanto, es muy equivocado que los médicos
influyan de algún modo en el momento del nacimiento, y la costumbre actual de los médicos y enfermeras
de adelantar o posponer el momento del nacimiento son espiritualmente incorrectas, pues están jugando
con el destino del niño que está entrando en la materia. En esta Tierra hay muchas personas que se sienten
perdidas y que no creen estar cumpliendo ningún propósito ni logrando nada en sus vidas presentes.
Probablemente ello se deba a que la ciencia médica cambió el momento de sus nacimientos, y con ello
cambiaron los destinos que habían elegido antes de entrar en la materia.
En el momento del nacimiento hay muchas fuerzas que anuncian la llegada a la materia de esa chispa
del Espíritu Infinito. Es el momento del nacimiento de un alma en la materia física están presentes cientos
de influencias, desde las esferas angélicas o dévicas a los guías espirituales, los ángeles guardianes, los
maestros y profesores y aquellos que caminan con ese alma a lo largo de su vida. Todas están presentes
para presenciar ese acto de la creación, y sus poderes, presencias e influencias son potentísimos en el
momento del nacimiento.
Es importante que descubráis el momento del tiempo en que nacisteis, y que todos los años en el día del
cumpleaños os sentéis a meditar y sintonicéis con esas influencias que descienden sobre vosotros,
pues estarán presentes cumpliendo su deber de ayudaros mientras recorréis el camino de la vida. Pero
¿cuántas personas desechan por ignorancia o pereza esa ayuda? Son muchos, ciertamente, quienes
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desconocen la ayuda de su Creador que les guiará en el año que ha de venir, pues si se sentaran a meditar
en el momento de su nacimiento podrían conocer su destino en el año siguiente y examinar lo que han sido
y lo que van a ser, tal como está registrado en el Archivo Akásico de este mundo. Pueden determinar las
vidas que han tenido hasta entonces. Pueden conocer la verdadera naturaleza de sus destinos y lo que les
está preparado, y pueden pedir a su Creador la ayuda y guía que necesiten para cumplir esos destinos. Si el
hombre utilizara los aniversarios de su nacimiento podría conseguir muchas cosas.
La mayor parte de la gente sólo celebra su cumpleaños en un nivel físico. Sólo son conscientes de las
implicaciones físicas de su nacimiento: que han vivido otro año de su vida física, que se han hecho
mayores, que se han enriquecido o empobrecido, que tienen buena o mala salud. Comparan sus progresos
terrestres con el ideal que creen deberían haber conseguido para esa edad en términos de posesiones
materiales o éxito material y, nuevamente en términos de gratificación personal, consideran lo que les
gustaría obtener en los años que creen que les queda. Esa será la naturaleza de vuestro cumpleaños si
realmente estáis limitados por lo físico; y por tanto sólo obtendréis resultados físicos. Tendréis felicitaciones,
cartas y regalos de vuestros amigos. Quizá comáis y bebáis en exceso. Pero luego pasará ese cumpleaños
y se unirá a los otros muchos que habéis tenido en esta vida y en vuestras vidas anteriores. Desaparece de
la memoria, se va para siempre, ¿y qué habéis obtenido? ¿Cuántos de vosotros podéis recordar los
cumpleaños de hace diez años?
Si contempláis vuestro cumpleaños de un modo materialista no obtendréis una recompensa duradera.
Pero aquellos de vosotros cuyas conciencias hayan comenzado a progresar, que seáis conscientes del
vínculo del hombre con la vida eterna y los planos de existencia que están más allá del físico, la conciencia
verdadera de un cumpleaños produce una gran recompensa; pues en el momento del aniversario de
vuestro nacimiento podréis apreciar la verdadera espiritualidad que hay en vosotros. Podréis recordar
cómo habéis vivido el último año, el último ciclo de vuestra vida. Podréis apreciar dónde habéis fracasado y
dónde triunfado, y determinar cómo ha avanzado vuestra conciencia y cómo la habéis limitado. Podéis
planear lo que deseáis conseguir en el año que tenéis por delante, porque lo que no planeéis no lo
conseguiréis. En el día de vuestro cumpleaños se os da la oportunidad de planear y de pedir a vuestro
Creador que se cumpla ese plan. Tenéis la oportunidad de mirar ese año que va a venir y de decidir lo que
vosotros, como individuos, deseáis hacer ese año. Aparecerá ante vosotros el destino de vuestras vidas:
podréis leerlo y, teniendo en cuenta las influencias de vuestro entorno presente y vuestras vidas hasta ese
momento, seréis capaces de decidir lo que podéis o no decidir lograr en los años que os quedan. Todo esto,
por supuesto, se produce en niveles que están por encima de la conciencia física. Tiene lugar incluso
aunque no os deis cuenta de ello, y suceden también en ese tiempo muchas más cosas de las que el
hombre no es consciente.]
Aquellos de vosotros cuya conciencia ha progresado un poco por el camino de la evolución podrán
empezar a mirar el significado espiritual más profundo de los cumpleaños. El cumpleaños de vuestra
encarnación actual en la vida física, aunque importante, no lo es de modo absoluto, pues el tiempo de
vuestro nacimiento varía de una encarnación a otra mientras camináis por el planeta Tierra esforzándoos
por aprender distintas lecciones. Lo importante es que os esforcéis por mirar al gran aniversario, al
nacimiento de vuestra creación inicial. Deberíais esforzaras por tomar conciencia de ese momento en el
tiempo en que fue creada la semilla del Espíritu Infinito, de ese momento en el que la semilla se dividió en
dos formando dos chispas individuales del Espíritu y convirtiéndose en una realidad. Deberíais
sintonizamos con ese momento, con el de vuestra primera creación, y al mismo tiempo deberíais
tratar de sintonizar con vuestra otra mitad, vuestra afinidad, vuestro compañero anímico para la
eternidad, pues con él os uniréis finalmente par a formar una unidad y regresaréis entonces a
nuestro Creador. En tanto en cuanto comencéis a sintonizar con ese aniversario más importante
empezaréis a entender el significado de vuestros aniversarios en vuestra encarnación actual.
En vuestro aniversario podréis viajar y visitar lugares que os son desconocidos en el nivel físico. Tenéis
el privilegio de entrar en los Templos del Aprendizaje, las Salas de la Sabiduría, que normalmente no
podríais visitar, para renovar vuestro conocimiento con aquellos seres que os guían y sirven y para leer lo
que ha sido planeado para vosotros en el año que hay por delante. El hombre va dando traspiés ciegamente
por el camino de su destino quejándose de que no sabe lo que va a sucederle o de que no puede entender
por qué le suceden ciertos acontecimientos. Acusa al destino, al azar, o incluso a su idea de Dios, pero ni
siquiera ha intentado descubrir su destino y planear el futuro. Tiene la oportunidad de hacerlo en el día de
su aniversario.
Los cumpleaños no son sólo importantes a nivel espiritual; también lo son a nivel físico. Apenas os dais
cuenta de que conforme pasa otro año y os hacéis un año más viejos muchos cambios afectan a vuestro
cuerpo físico. Es natural que el hombre físico desee mirar sus cumpleaños desde una perspectiva física, y
por eso me gustaría mirarlos ahora desde esa perspectiva. Los cumpleaños son un reflejo de las Eras
absolutamente importantes a que están sometidos la Tierra y el Cuerpo Solar. Estas Eras cíclicas, cada una
de las cuales dura dos mil años, tienen un importante papel en el Plan para la evolución de esta Tierra, y
conforme la Tierra y el Cuerpo Solar pasan ciertas Eras o cambios cíclicos, el hombre en su cuerpo físico
refleja, aunque en grado menor, esa progresión.
El hombre espera vivir unos setenta años, tal como dice la Biblia. Esos setenta años pueden dividirse en
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siete ciclos, pues un ciclo terrestre dura diez años. El número espiritual de esta Tierra es el siete, y la Tierra
opera con la longitud de onda y vibración del siete. Por eso el ciclo terrestre del hombre se compone de
siete años, que se corresponden con la vibración espiritual de esta Tierra. A éstos hay que añadirles tres
años, que son suministrados para el descanso y rejuvenecimiento antes de que se inicie el siguiente ciclo,
que astrológicamente representa la cúspide. Por tanto, cada diez años hay un cambio en los ciclos del
hombre. Del mismo modo que la totalidad mayor, la Tierra, pasa por diversas Eras, como la de Piscis,
Acuario o Capricornio, el hombre, a una escala menor, pasa por distintos ciclos en su vida. Cada uno de
esos ciclos tiene gran importancia para el desarrollo del hombre, pues su desarrollo terrestre ha sido
planeado de acuerdo con el ciclo en que se encuentra.
En el cuerpo físico del hombre hay siete centros espirituales, o chakras, aún no descubiertos por la
ciencia médica, que son los responsables de la continuidad de la evolución mientras esté en el cuerpo
físico. Estos siete centros espirituales son las semillas de las que surgen los siete cuerpos del hombre, y por
medio de esos cuerpos superiores se vincula el hombre con los planos de existencia que están más allá de
lo físico. Durante cada uno de los siete ciclos del hombre se abre y desarrolla uno de sus centros
espirituales. El chakra apropiado alcanza su madurez durante los primeros siete años de un ciclo, y durante
los últimos tres años el hombre tiene la oportunidad de demostrar lo que ha aprendido a través de su
personalidad y crecimiento anímico. Por tanto, el hombre tiene que cumplir una tarea específica en cada
uno de esos ciclos de diez años.
En el primer ciclo, del nacimiento a los diez años, cuando el hombre está abriendo y desarrollando su
centro más inferior, el centro que hay en la base de la espina dorsal, cerca del cóccix, se está
concentrando tan sólo en ser consciente de la vida en su encarnación presente. Se está familiarizando con
la materia que le rodea y con los cinco sentidos de su cuerpo físico. Está empezando a ser consciente de la
vida, la energía y la naturaleza que le rodea. Desarrolla y establece su personalidad y se hace consciente
de sí mismo como individuo. También desarrolla su sentid o instintivo de conservación.
Durante el segundo ciclo, de los once a los veinte años, llega a la madurez el segundo centro espiritual,
el que está localizado en la zona del bazo. El hombre amplía sus perspectivas y utiliza las habilidades que
ha desarrollado durante su primer ciclo para adquirir conocimientos del Universo y de su propio entorno. Es
un período de autorrealización. Aprende a utilizar con fines benéficos sus poderes y sentidos físicos.
Aprende a mezclarse con la gente, a asociarse con ella, va a la escuela y deviene consciente de la vida que
hay más allá del individuo. Es más comunitariamente mentalizado
Durante el tercer ciclo, entre los veintiuno y los treinta y un años, llega a la madurez el tercer centro
espiritual, el localizado en el plexo solar. El hombre dirige su atención a la unidad familiar. Amplía sus
opiniones y conciencia más allá de sí mismo para adoptar la responsabilidad de la unión familiar, del
matrimonio, de tener hijos, de establecerse y construir su propio hogar. Por tanto es, o debería ser, durante
este ciclo cuando el hombre busca compañía y se casa. Durante este período el hombre experimenta las
primeras lecciones reales del sacrificio, de poner a los demás antes que a sí mismo. Aprende
constantemente por medio de la Ley de los Opuestos. Experimenta emociones de gran alegría y felicidad
junto con gran pena y desilusión personal. Alrededor de los treinta años los tres chakras inferiores se deben
haber desarrollado y el hombre debe haber alcanzado la madurez física.
Durante el cuarto ciclo, de los treinta y uno a los cuarenta años, comienza a madurar el cuarto centro
espiritual, que está localizado en el corazón. El hombre que ha pasado por los ciclos de establecer su
individualidad, su educación y su familia, vuelve sus pensamientos más allá del pequeño grupo de su familia
a las condiciones del mundo en su totalidad, a la familia de la Tierra. Durante este período el hombre
debería volverse menos autocentrado y menos posesivo. Debería trabajar físicamente por el bien de la
Humanidad y preocuparse de que los pueblos del mundo tengan alimentos y ropas suficientes y la libertad
de desarrollarse de acuerdo con su conciencia individual.
Durante el quinto ciclo, de los cuarenta y uno a los cincuenta años, llega a la madurez el quinto centro
espiritual, localizado en la región de la glándula tiroides. El hombre, que ya ha dominado las lecciones
físicas de la vida, es capaz de ponerse en el camino del verdadero despliegue espiritual. Comienza a
practicar y demostrar un poco la sabiduría que ha adquirido durante su vida pasada. Con su ejemplo,
empieza a demostrar la armonía de la vida que debería ya haber aprendido. Con su ejemplo está ayudando
a sus hermanos menos desarrollados a ver cómo debería vivirse armónicamente, Debería ser capaz de
expresar en su vida el amor de su Creador y de demostrar el verdadero camino de la vida.
Durante el sexto ciclo, de los cincuenta y uno a los sesenta anos, madura el sexto centro espiritual, que
esta localizado en la región de la glándula pineal. El hombre, que previamente ha mostrado el
conocimiento y la sabiduría que había adquirido durante toda su vida, comienza a enseñarla. En ese ciclo el
hombre se convierte en un profesor de la sabiduría que posee y la devuelve a la Humanidad, que se la
había dado a él en los cincuenta años anteriores. Durante este período debe poder realizar un verdadero
servicio espiritual a la Humanidad. Debe ser capaz de enseñar a los no iluminados y de mostrarles,
mediante su completo dominio de sí mismo, que toda la creación está de acuerdo con la Ley Divina la Ley
Natural. El sexto chakra es el mental y el hombre debería alcanzar la madurez mental en este ciclo.
Durante el séptimo y último ciclo, entre los sesenta y uno y los setenta anos, madura el séptimo centro
espiritual, que está localizado en la región de la glándula pituitaria. Durante este ciclo el hombre aprecia, con
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verdadero entendimiento y sabiduría espiritual, la vida que ha llevado, todo lo que ha soportado, la sabiduría
y conocimiento que ha adquirido. Se prepara para la transición de la muerte. Mira la vida con un ojo
conciente y aprecia los verdaderos valores de la vida que le rodea, su propio propósito y lo que ha venido a
hacer. Debe de gozar espiritualmente de los frutos de sus trabajos, pero continúa sirviendo a la Humanidad
lo mejor que puede. Debería de dominar a los otros reinos de esta Tierra y no estar atado a la materia.
Dependiendo de vuestra edad podéis, como veréis ahora, adecuaros al ciclo apropiado y ver por qué
cosa deberías esforzaros idealmente. He descrito el progreso de una persona espiritualmente consciente.
Muchas de las almas que encarnan sobre esta Tierra no pasarían del tercer ciclo aunque vivieran cien años,
pues esa es la naturaleza de su evolución. En cambio una persona muy sabia, un gran Maestro como el
Nazareno, completa esos ciclos de desarrollo mucho más rápidamente que una persona normal. Abrirá dos
centros en cada ciclo particular y por eso al final del tercer ciclo, cuando haya cumplido treinta años, será
completamente consciente y capaz de dar a la Humanidad. El hecho de que el hombre debiera haber
completado 12 apertura de todos sus centros a los setenta años no significa que necesariamente sólo
pueda vivir esos setenta años. Tras esos setenta años se encuentra en posición de. dar realmente a la
Humanidad, y para entonces será una persona completamente desarrollada.
Son importantes tanto los años que habéis vivido como los que vais a vivir, los años no pasan
interminablemente, sin significado, pues vuestro destino individual está planeado al igual que el de esta
Tierra, y los ciclos de vuestro destino están planeados como los ciclos de la Tierra. Los años que habéis
vivido tienen un gran significado, y también los años que os quedan. Un cumpleaños no es una mera
oportunidad para reconocer que sois un año mayor, pues en realidad eso no tiene importancia. Los años
físicos vividos no equivalen a sabiduría espiritual. Podéis vivir setenta años y obtener muy poco
conocimiento espiritual, y en vuestro último año adquirir una sabiduría que afecte mucho a vuestra
conciencia en vuestra siguiente encarnación. Por tanto, no penséis en los cumpleaños como señales de los
años que han pasado, sino que debéis considerarlos tal como vuestro Creador deseó, como momentos de
renacimiento. En realidad, un cumpleaños es un tiempo de reencarnación. Todos los años de vuestra vida
se demuestra el Principio de reencarnación, pues cuando conmemoráis el momento de vuestro nacimiento
podéis reencarnaros.
Cuando miráis al pasado y examináis lo que habéis hecho en el último año sois conscientes de todas las
faltas que habéis cometido, de todos vuestros errores, que son pesados en una balanza. Todo el mal que
habéis hecho no es anotado en vuestro verdadero registro akásico hasta el momento del tiempo en que
nacisteis, cuando las influencias planetarias fueron correctas. Entonces, junto con los grandes seres de los
niveles superiores, veis lo que habéis hecho en el año que acaba de pasar y determináis lo que debería
constar en ese registro. Evidentemente, no os podéis oponer a la Ley del Karma, pues lo que habéis hecho
tendrá su efecto, pero por el mismo hecho de reconocerlo podéis transmutarlo en el año que ha de venir.
Por tanto, es importante que apreciéis el año que ha pasado. Miraos a vosotros mismos y ved lo que
habéis hecho, lo que habéis sido, y planead lo que deseáis en el futuro.
Por tanto, cada diez años tenéis un cumpleaños importante. Cada diez años deberías hacer un esfuerzo
especial por sentaros y observar realmente vuestros progresos con respecto al ciclo que acabáis de
completar. A partir de los treinta años, los ciclos intermedios de cinco años -es decir los treinta y cinco,
cuarenta y cinco y sesenta y cinco años- son también importantes. Esos aniversarios son importantes
porque tras el treinta cumpleaños, cuando habéis abierto los tres chakras inferiores y alcanzado la
madurez física, comenzáis a desarrollar los cuatro chakras superiores, que os vincularán con la
espiritualidad de la vida más allá de la conciencia física.
Por tanto, os pido a todos que comencéis a utilizar vuestros cumpleaños, y que cuando llegue el
siguiente lo veáis con una visión nueva, no corno los anteriores sino como una oportunidad dada por vuestro
Creador para un momento de renacimiento. En ese momento podéis cambiar, pues todo el poder y el amor
de vuestro Creador está cayendo sobre vosotros. En ese momento todos los Cielos derraman sus poderes
sobre vosotros para revitalizaros y reforzaros para vuestro siguiente ciclo. Sois rodeados por las esferas
angélicas y lo que pidáis os será concedido, pero no se os dará si no pedís. ¿Empezaréis a hacerlo así?
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La Tierra que habitáis ahora fue el penúltimo de los doce planetas de nuestro Cuerpo Solar en ser
creado. Hace eones de tiempo, no del tiempo del hombre sino del auténtico, el tiempo espiritual, separó la
Tierra del primer planeta, y todos menos uno de los planetas de este Cuerpo Solar, alguno de los cuales
conocéis y algunos de los cuales tenéis aún que descubrir, han estado evolucionando durante millones de
años antes de que el hombre fuera creado. Por tanto, el punto de conciencia, el entendimiento de la vida, de
los seres que habitan en ellos será necesariamente más grande que el vuestro.
No hablaré de las formas de vida en estos otros planetas salvo para decir que son totalmente distintos a
las formas de vida terrestres. Vuestros científicos os hicieron creer que la vida no es posible en ellos porque
la temporada es demasiado caliente o demasiado fría, o porque el aire está muy enrarecido, etc. Pero eso
se debe a que vuestros científicos miran a través de los ojos físicos. Pero dentro de cada célula de la
materia, ya sea en Venus, en Júpiter o en la Tierra, está el plan, la semilla, para su crecimiento potencial en
el plan de las cosas. Una semilla de materia en Júpiter será totalmente distinta de una semilla de materia en
la Tierra, y esa semilla habrá construido su forma de acuerdo con la naturaleza de su existencia sobre la
superficie de ese planeta.
E1 hombre no es en realidad un ser de la Tierra. Sólo habita temporalmente sobre la superficie del
planeta de cara a su evolución posterior. Su alma desciende a la Tierra en el momento de la concepción. La
semilla, después de haber fertilizado, conociendo la naturaleza de la vida en esta Tierra, empieza a crear
para si misma un cuerpo dentro del vientre de la madre, un cuerpo que sea conveniente a las condiciones
de la vida en la Tierra. Por tanto, vuestros cuerpos físicos sólo están ideados para la vida en Esta Tierra, y
por eso al hombre le resulta su cuerpo tan innatural cuando va en una nave espacial a otros planetas.
Físicamente sólo está pensado para la vida sobre esta Tierra. Si el hombre ha de viajar y vivir en los otros
planetas deberá hacerlo de un modo distinto a aquel para el que ha sido concebido.
Existe vida en otros planetas, pero de un modo incomprensible para el hombre. Así como el
hombre de la Tierra no puede concebir a los elementales, a las hadas los devas, los ángeles, así como no
es capaz de concebir la vida que hay más allá de lo físico y de la verdadera naturaleza de su existencia, no
puede concebir la vida en los otros planetas. Pero la vida existe, Y en un estado de evolución que está
mucho más adelantado que el del hombre. Muchos de los seres que habitan en esos planetas han
evolucionado a través de la escuela de vida que se llama Tierra y habitan ahora en esos planos superiores.
Muchos de los grandes Maestros que encarnaron en esta Tierra eran de hecho habitantes de esos planetas.
Por el hecho de habitar un breve espacio de tiempo sobre la superficie terrestre no pertenecían a este
planeta. Del mismo modo tampoco vosotros pertenecéis a la Tierra. En realidad descendéis a este plano de
la existencia durante un breve período de tiempo para aprender las lecciones de la vida aquí.
A causa del punto de evolución que han alcanzado, los seres que habitan en otros planetas son capaces
de observar la vida en esta escuela que es la Tierra. Como entienden la verdadera naturaleza de la
existencia espiritual dentro de este Cuerpo Solar, y como están más allá de los límites y restricciones de la
vida en lo físico, son conscientes del modo en que está avanzando el hombre y de las lecciones que ha de
aprender. Por tanto, nunca interfieren en el progreso del hombre, pues si el hombre pudiera concebir la
idea de que hay seres superiores que podrían descender a voluntad para ayudarle en sus dificultades, para
cambiar su camino, se terminaría una de las lecciones básicas de esta Tierra, que es la de que el hombre
ha de cambiarse a sí mismo. Pero eso no significa que en un futuro el reconocimiento y comprensión de
esos seres siga estando fuera de la capacidad del hombre, pues conforme el hombre vaya abriendo los ojos
y viendo más allá de la materia física de esta Tierra irá teniendo una comprensión mayor de la vida en otros
planetas.
Muchas personas han presenciado el fenómeno de los objetos volantes no identificados. Algunos
tuvieron el privilegio de observar vida dentro de ellos, pero en su mayor parte no lo han dicho. Sólo unos
pocos han hablado de sus encuentros con sus hermanos del espacio exterior. El motivo de esto es que el
hombre de esta Tierra aún no está dispuesto para aceptar la naturaleza y propósito de estos seres porque
se halla limitado en gran parte por los conceptos y dogmas de la ciencia y la religión organizadas .
Del mismo modo que veis a un niño y no deseáis destruir su creencia en los Reyes Magos, aunque sabéis
que es una creencia falsa, así el marciano o venusino mira al hombre y sus conceptos de la vida y
comprende que el hombre ha de aprender y descubrir por sí mismo. Por tanto, esperan pacientemente el
momento en que el hombre descubrirá la falsedad de gran parte de la ciencia y la religión organizada, las
rechazará y comenzará a abrir su mente y a buscar en otras partes el concepto verdadero de la vida dentro
de este Cuerpo Solar.
Esos seres de otros planetas no vienen a la Tierra por una curiosidad ociosa, y ni siquiera por el deseo
de aliviar las cargas del hombre mientras camina por la superficie de esta Tierra. Sólo vienen con el
propósito de preservar el planeta, que el hombre está destruyendo con su intelecto, su tecnología, pero sin
la emoción equilibradora del amor. Por los satélites espaciales que envía y cortan el tejido etérico que rodea
a la Tierra, por los cohetes que manda a la Luna y que están dañando un delicado equilibrio que está más
allá de su comprensión, por el modo en que soluciona su entorno y abusa de los otros reinos de la Materia,
el hombre se está destruyendo a sí mismo y acabando con este planeta. El hombre ya se habría
terminado a causa de las explosiones nucleares que hace en toda la superficie del planeta de no haber sido
por la ayuda de sus hermanos del espacio exterior. Han venido y ayudado al hombre no para interferir con
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su libre elección, sino para preservar la Tierra. Han mantenido la Tierra en equilibrio para que el hombre, en
su estupidez, no interfiera en el gran movimiento final hacia adelante en la evolución de todo este sistema
planetario.
Los hermanos del espacio exterior que vienen a vosotros lo hacen en son de amistad. Vienen con
comprensión. Desearon darse a conocer de modo general en toda la Tierra, pero no ha sido posible a causa
de la hostilidad del hombre. Han roto las frecuencias que podrían ser peligrosas para vuestra evolución. Han
mandado rayos de sus propios planetas para desintegrar y enmendar ciertas condiciones atmosféricas y
estratos que se habían roto alrededor de la Tierra. Os han observado y guiado en muchas ocasiones en el
pasado a aquellos que habían viajado al espacio exterior.
Muchos de los objetos espaciales que han sido vistos por el hombre procedían de Marte y de Venus.
Marte suministra a vuestra Tierra gran parte de su energía eléctrica. Durante los pasados años, los seres de
ese planeta han dispersado parte de la radiación atómica locamente puesta en circulación por el hombre.
De no haberlo hecho así, la Tierra se hubiera separado de su posición en el espacio. Cuando el hombre
explotó sus primeros dispositivos nucleares liberó más energía de la necesaria para el funcionamiento
armonioso de este sistema planetario. Los marcianos pusieron en marcha inmediatamente un dispositivo
que contrarrestase esa energía perniciosa. Algunas de las naves espaciales que ha visto el hombre fueron
utilizadas con ese propósito. Como el hombre persistió en su locura y explosionó armas nucleares
comenzaron a afectar a otros planetas del sistema solar y a perturbar todo el plan. Entonces vinieron los
venusinos en ayuda del hombre de la Tierra y enviaron objetos que contrarrestasen tan gran desarmonía. A
estos objetos el hombre los llamó OVNIS.
Vuestros hermanos del espacio exterior ofrecieron su ayuda de un modo verdaderamente Crístico. Lo
hicieron como un verdadero sacrificio por vosotros, no deseosos de recompensas o agradecimientos, sino
únicamente para servir a una causa mayor, la preservación de la totalidad. Podéis compararlo con una
enfermedad en vuestro cuerpo físico. Si una parte de vuestro cuerpo está enferma, las otras se unirán para
ayudar a erradicar la enfermedad. Esta es la analogía que os haría con respecto a vuestros hermanos, los
seres que viven en este Cuerpo Solar. Os ayudan por el bien de la totalidad, filosofía que en su mayor parte
el hombre aún no es capaz de concebir. Está totalmente resignado al concepto de la importancia de lo
individual; y cegado por ello. La naturaleza de la existencia del hombre es tal que aún ha de descubrir que el
propósito de la vida en esta Tierra es el de evolucionar más allá de lo individual y reconocer a la totalidad
mayor y, ciertamente, sacrificar lo individual en beneficio de la totalidad.
Los seres de los otros planetas vienen en diversas formas de transporte para corregir los desequilibrios
de la Tierra. Con su mayor sabiduría, intelecto y tecnología reparan lo que el hombre ha devastado en la
Tierra. Como los ángeles, que son los mensajeros del Espíritu Infinito, han estado presentes en todos los
grandes acontecimientos y amaneceres espirituales que se han producido en la superficie de esta Tierra. Si
repasáis la historia del hombre que conocéis, todos los grandes sucesos que han cambiado el camino de la
historia han sido presenciados por esos seres. Como os acercáis ahora a otro período de gran cambio, esos
seres están presentes de nuevo ayudando a sus hermanos de la Tierra a prepararse para lo que ha de
venir. Esto no significa que descenderán en sus naves espaciales y automáticamente ayudaran al
hombre a evitar lo que ha creado. Significa que ayudarán solo a aquellos que envían pensamientos
que los atraen. Solo los que piensan y actúan correctamente se salvarán del cataclismo que va a
venir. Por vuestros pensamientos individuales os conocerán y entrarán en contacto con vosotros.
Es natural que la Humanidad, en su mayor parte, se preocupe sólo de la vida física, pero gradualmente
está ampliando sus perspectivas. Empieza a comprender que la vida de esta Tierra no está limitada por sus
cinco sentidos. Está empezando a comprender que no puede mirar a la Tierra como un individuo, como una
sola unidad, y pensar sólo en la Tierra y en la vida que hay en ella. Está empezando a comprender que la
Tierra forma parte de una totalidad mayor, y que esa totalidad mayor, el Cuerpo Solar, forma parte de una
totalidad aún mayor, pues nada de lo que existe en la creación puede tomarse aisladamente. Todo es
interdependiente: lo inferior con lo superior y lo superior con lo inferior. Ambos dan y toman unos de otros.
La responsabilidad del hombre es ser consciente de su verdadera naturaleza y ejercer el patrimonio que le
ha entregado su Creador. Todos podéis conseguir lo que se os ha demostrado. Todos podéis caminar por
los senderos de los grandes Maestros que os han sido enviados desde los planos superiores de la vida para
ejemplificar lo que es posible. El Nazareno ha demostrado al hombre lo que es posible.
El ciclo de desarrollo en la Tierra durante los últimos dos mil años no ha sido sencillo, pero tal es la
naturaleza de las influencias planetarias que lo han afectado. Estáis entrando ahora en un período nuevo,
un período de cambio rápido. Dentro de los próximos treinta años van a producirse acontecimientos que
elevarán al hombre de la Era de Piscis a la de Acuario; el hombre será consciente de su verdadero ser y
reconocerá no sólo la vida que hay más allá de sus cinco sentidos, sino también la vida en los planos
superiores de la existencia. Será consciente de la verdadera naturaleza de su Creador, a Quien venera
ahora estúpidamente de una forma personalizada. Descubrirá que los seres que están constantemente con
él, guiándolo y ayudándolo, conformando y moldeando su vida sobre la Tierra, han cumplido su papel en la
totalidad mayor del mismo modo que él, a su vez ha estado cumpliendo su papel para los millones de seres
que lo habitan, pues también él, a su vez, es un dios. Así como el hombre habita dentro de su Dios, hay
seres que habitan dentro del hombre para lo que éste les parece su dios. El hombre es responsable ante
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ellos al igual que lo es ante su Creador que está arriba.
Como conclusión os pediría que mirarais con vuestra conciencia hacia adentro tanto como lo hacéis
hacia afuera, para que reconozcáis no sólo a vuestros hermanos de los otros planetas sino también a los
millones de seres que hay dentro de vosotros, que habitan dentro de vuestro cuerpo, que llevan vidas
similares a las vuestras sólo que con menores niveles de conciencia, para los que vosotros sois ciertamente
un dios.
Hace eones de tiempo, tras su concepción por medio de la respiración perfecta de su Creador, el hombre
vivió y vibró en la perfección. Cuando tras muchas Eras en el desarrollo del hombre la Jerarquía de este
Cuerpo Solar decidió conceder al hombre el don divino de la libre elección para permitirle progresar a través
de los numerosos estadios de la evolución y convertirse él mismo en dios, el hombre reencarnó en la Tierra.
A partir de ese momento, cuando el hombre ejerció su patrimonio divino apareció la imperfección. Como es
el más evolucionado de los seres que habitan los numerosísimos niveles de existencia de esta Tierra, el
hombre afectó a los otros Reinos, y con su propia imperfección causó en ellos la imperfección. Existe, por
tanto, en el mundo de hoy, y ciertamente ha existido en toda la historia del mundo que conocéis, un estado
de desarmonía y enfermedad entre todos los seres y criaturas de la superficie de esta Tierra.
Con independencia de lo puros que sean los pensamientos y acciones del hombre, como se mezclan
con los de los otros hombres, esa pureza de pensamiento y acción queda adulterada. Pero de modo
similar, el hombre armonioso y saludable puede afectar a los vibraciones y personas desarmoniosas
que lo rodean. Hay que decir, sin embargo, que ninguna desarmonía ni ningún mal pueden afectaros como
individuos amenos que permitáis que entren en vuestro ser. Si como un ser perfecto vivís en una armonía
perfecta, caminaréis por esta Tierra con armonía, y aunque vuestra perfección sea adulterada por todas las
vibraciones desarmónicas que os rodean, vosotros os manifestáis y permanecéis en un estado de armonía.
Tenéis el ejemplo de esto en los grandes Maestros, no necesariamente en sus vidas completas, sino
durante los períodos de su ministerio, cuando estaban cumpliendo el propósito de su destino. Por tanto, por
perfectos que sean vuestros pensamientos y acciones, llegará un día en que por la debilidad de vuestro
carácter, por vuestra ignorancia, por arriesgar el cuerpo con alguna idea loca, o por vuestro propio
desequilibrio, crearéis de modo temporal o permanente un estado de enfermedad. Os enfrentarais entonces
a la elección de cómo restaurar la armonía y la salud perfectas.
En toda la historia de la Humanidad ha habido siempre curanderos que utilizaron diversos métodos, y
hoy en día son defendidos y practicados una gran variedad de ellos. Tenéis muchas elecciones a vuestra
disposición, y cuando os ponéis enfermos os enfrentáis inevitablemente a la decisión de cómo vais a
curaros. Dependiendo de la naturaleza de vuestra evolución, vuestra conciencia os guiará para que sigáis
unos caminos determinados. El hombre que no piensa ni siente se someterá, en su ignorancia, a los
métodos curativos generalmente aceptados en la época. No importa que crea que son correctos o
incorrectos, pues los aceptará porque son practicados y reconocidos por otras personas como un método
curativo deseable. Pero esto sucedió en todas las civilizaciones que han existido, y todas ellas tuvieron sus
diferentes métodos curativos. Así como cuando miráis a las curaciones de hace dos mil años os parece
bárbaro que un médico aplicase una sanguijuela al cuerpo de otro ser humano para efectuar una cura, la
Humanidad de dentro de doscientos años considerará igualmente bárbaros vuestros métodos curativos de
hoy de cortar y violar el cuerpo. ¿Cuáles son, por tanto, las normas a partir de las cuales podéis juzgar la
curación?
Sí queréis descubrir la verdadera naturaleza de la curación sólo tenéis dos fuentes disponibles: en primer
lugar, el ejemplo de los grandes Maestros que han encarnado sobre esta Tierra con el propósito de
demostrar la Verdad Infinita al hombre; y en segundo lugar, que la conciencia que tenéis en vuestro
interior os diga intuitivamente el camino a seguir para efectuar el tratamiento correcto de vuestra
enfermedad. El camino a seguir variará, evidentemente, de acuerdo con vuestras vibraciones individuales,
pero recordad que a menos que se trate de un ser de gran evolución y vibración no hay una solo persona
que pueda ayudar a vuestro cuerpo a curarse de todas sus enfermedades. Hay diferentes vibraciones,
diferentes curadores, para las diferentes enfermedades. Entre las personas que os podáis encontrar no
habrá una que sea un curandero absoluto, que posea el poder, como por ejemplo el Nazareno, para curaros
de todas vuestras enfermedades en cualquier momento de vuestra vida. Por tanto, incluso en la curación
espiritual hay especialistas, si así puede llamárseles.
La enfermedad es uno de los factores más importantes de la vida del hombre. Por tener libre elección,
por poder elegir lo equivocado en lugar de lo correcto, porque afectará a su cuerpo a través de sus acciones
equivocadas, el hombre caerá en la desarmonía. Así es el Camino de la evolución. Es un camino necesario.
La enfermedad es una lección que ha de ser experimentada, aprendida y apreciada. Forma porte de vuestro
destino cuando recorréis vuestro caminó en la vida. No es algo que deba ser evitado, ignorado o dado de
lado. Es algo que tiene que ser enfrentado. Es una prueba que es necesario pasar. Pero la medicina
moderna considera la enfermedad como innecesaria y cree que todo dolor debería ser evitado. Se
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preocupa mas por curar una enfermedad que por establecer su causa. Por tanto, debéis. recordar
que el hombre la sufre por sus propias acciones, y que es por medio de sus propias acciones como
aprenderá.
Veamos brevemente como curaba el Nazareno. Observaréis que de todo su ministerio hay tantos
informes de curaciones como de enseñanzas. En realidad curaba y enseñaba a la gente de su tiempo como
una parte de su demostración. Cualquier curador, o cualquiera que desee o profese ser curador, deberá
atender a sus palabras y actos para ver sus motivaciones para curar. El no curaba a la gente porque
estuviesen enfermos. No curaba a todas las personas enfermas que encontraba. En la Biblia están
registrados los casos de las personas que curó, pero no los de las que no curó. Debéis recordar que el
Nazareno curaba sólo a las personas que creían en él: no en él como individuo, sino en el Creador que
había en él. Era una creencia, un entendimiento de la vida, lo que llevaba a la curación. La mujer que tocó el
borde de su vestido tocó su aura aunque no lo tocó a él realmente, y fue curada porque creía y deseaba ser
curada. Fue su creencia en su Dios lo que obró el milagro.
El Nazareno curó de muchos modos. Si leéis en la Biblia las historias de sus curaciones descubriréis que
utilizaba muchos métodos, desde la imposición de manos y la bendición, a la aplicación de materia sobre el
cuerpo, como cuando puso barro sobre los ojos de un ciego. Hay muchos modos de curar y muchas formas
de curación. El modo en que curéis será decidido, en primer lugar, por el punto de evolución de la persona a
la que vais a curar, y en segundo lugar, por la naturaleza de su enfermedad. El Nazareno curaba en su
mayor parte con las manos. Esto en sí mismo no es significativo si recordáis que las manos son los
miembros administradores de la mente y que la curación por medio de las manos es una simple extensión
de la curación por la mente. La mente es la única fuente de toda curación. Incluso vuestros cirujanos de
hoy, cuando utilizan sus instrumentos para violar el cuerpo, están intentando su curación por medio de sus
mentes, no de sus instrumentos. Por tanto, la imposición de manos sólo simboliza la curación realizada por
la mente.
El Nazareno podía ver la verdadera naturaleza de una enfermedad gracias a su percepción
extrasensorial, que poseía en un grado mayor del que el hombre es consciente hoy. Por los colores de los
chakras de una persona, por el aura que las rodea, podía decir no sólo la naturaleza de su enfermedad sino
también la causa. Por eso cuando estéis curando recordad que la curación tiene dos partes. Está la
curación de la enfermedad y también la de la causa de la enfermedad. Es mucho mejor intentar curar la
causa que curar la enfermedad real. El fallo básico de la medicina de hoy es que no trata de curar la
causa, sino sólo el efecto.
Mientras vivís en la Tierra sois esencialmente seres magnéticos. Todo vuestro cuerpo es una masa de
campos magnéticos que vibran dentro del campo magnético mayor de la Tierra, el cual vibra a su vez dentro
del campo magnético aún mayor del Cuerpo Solar y los planetas que forman parte de él. Cuando estáis
enfermos, los campos magnéticos de vuestro cuerpo se encuentran desarmonizados, y el poder curativo del
Nazareno, por ejemplo, estribaba en que reconocía la desarmonía de esos campos y en su capacidad para
armonizarlos, o polarizarlos, de modo que a continuación pudiese darse la curación. Veamos el ejemplo de
un corte en vuestra mano. No es bueno que tratéis de curar ese corte nada más producirse el corte físico.
Es necesario que las fuerzas curativas del cuerpo se dirijan a ese corte para efectuar una cura. Si aplicáis
ese ejemplo a todas las otras enfermedades que pueden estar presentes en el cuerpo del hombre, veréis la
cuestión que estoy tratando de plantear. No curáis necesariamente los signos visibles de la enfermedad:
activáis los procesos curativos del cuerpo para efectuar una cura. Cada uno de vosotros es un individuo
único, y aunque todos parecéis tener cuerpos físicos similares, en realidad ninguno de vosotros es igual.
Cada uno de vosotros se curará de distinto modo. Por tanto, cuando curáis a alguien activáis sus
procesos curativos para que pueda curarse a sí mismo. Quizá ahora comencéis a comprender lo
complicado que es en realidad el proceso de diagnosis y curación.
Hay dos formas básicas de curación. O bien sois un instrumento inspirado y se os permite ser un canal
para el poder de seres mayores -y ésta es la forma en que se producen la mayor parte de las curaciones en
esta Tierra-, o bien, como individuo real de considerable evolución anímica, aunque seguís utilizando el
poder de vuestro Creador curáis con vuestra propia capacidad y a través del propio conocimiento. Este es el
nivel al que todas las personas evolucionarán finalmente. Forma parte del esquema evolutivo de esta Tierra
que primero seáis un instrumento inspirado y se os permita ser utilizado como curación, pero que luego a
través de ese uso y esa curación venga el deseo de no ser sólo un instrumento, sino de entender lo que
está sucediendo a través vuestro. Querréis saber el cómo y el porqué de la curación, saber por qué unas
personas enferman y otras no. Ser curandero por derecho propio es algo que les corresponde a muy pocas
personas sobre esta Tierra, y es algo que suele estar asociado con almas de considerable evolución que
han elegido un camino y un destino particulares para efectuar un modo de curación sobre esta Tierra. En su
mayor parte, los curanderos del mundo de hoy son curanderos inspirados; es decir, son canales para el
poder de los seres superiores de arriba. Que ningún curandero piense que es la fuente de tal curación, que
posee poderes que no tienen otros, pues sólo son instrumentos.
Al igual que los grandes seres de arriba tienen diferentes niveles de vibración y reflejan sus diferentes
puntos de conciencia y evolución, así son también sus modos de curación. Diversos Maestros, por medio de
sus encarnaciones pasadas, han hecho evolucionar distintos medios de curación. Por eso si miráis el campo
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de la curación hoy en día, especialmente los métodos de la Nueva Era, descubriréis que hay muchas
aproximaciones, muchos modos, de producir la curación. Pero lo interesante es observar que la curación de
la Nuera Era se opone con frecuencia diametralmente a la curación que han desarrollado los médicos de
hoy. Pronto habrá un gran conflicto. La medicina establecida habrá de aceptar el hecho de enfrentarse a la
elección de aceptar los métodos curativos de los que no son médicos u oponerse a ellos. Se dará una
batalla en la que sólo sobreviviría un tratamiento, y no cabe duda de cuál será.
En el mundo de hoy hay muchos métodos curativos que se consideran extravagantes, irreales, más allá
de las esferas de entendimiento del hombre. Tenéis el fenómeno que conocéis con el nombre de cirugía
psíquica. Este método no refleja en sí mismo la verdadera naturaleza de la curación. Básicamente es una
forma de curación para gente primitiva, y esos curanderos están actuando meramente como canales del
mayor poder curativo de arriba. Ese método es el que más conviene al entorno en el que los curanderos
viven y trabajan. Lo importante, sin embargo, es que se produce la curación.
Si vosotros, como individuos, deseáis ser curanderos, no debéis pensar que habéis de seguir los
antiguos caminos, pues no es así. Si sentís en vuestro interior el deseo de curar, seguir ese deseo y
permitid a vuestra propia intuición interior, vuestra propia conciencia, y que os guíe con respecto al modo en
que debéis curar, la forma de hacerlo y a qué personas.
Si vais a practicar la auténtica curación espiritual es esencial que seáis capaces de determinar la
vibración de la persona que va a ser curada. Es importante que sólo curéis cuando esa lección ha sido
aprendida, cuando el dolor ha sido apreciado, y cuando la razón de la enfermedad fue comprendida. Si
curáis a alguien para permitirle experimentar después la misma enfermedad estáis incurriendo en gran
karma para vosotros mismos. Curar es una gran responsabilidad, y sólo las almas muy evolucionadas
tienen ese grado de responsabilidad. No digo esto para apartar a nadie de la curación, sino sólo para que
sea consciente de su responsabilidad en esa materia.
Recordad que no podéis curar a todo el mundo. Seréis guiados intuitivamente hacia las personas a
quienes podéis curar. Si sois un canal no juzguéis los resultados de vuestra curación. Tratad de entender el
motivo de que unas personas sean curadas y otras no, pero no cuestionéis ese hecho, pues sois sólo el
canal de un poder mayor. Cuando sintonicéis con el poder curativo que pasa a través vuestro creeréis para
entenderlo. Comenzaréis a entender la naturaleza de su poder y también el motivo de su utilización, por eso
acabaréis estando tan en armonía con esa fuerza curativa que seréis uno con ella y os convertiréis casi en
un curandero por propio derecho. Recordad que estáis aprendiendo para finalmente ser eso. Estáis
estudiando a los pies de los grandes Maestros, de cuya presencia apenas sois conscientes pero cuyos
poderes sentís.
En la Jerarquía de esta Tierra hay un grupo de seres curativos. Se dedican sólo a la curación de la
Humanidad que hay sobre esta Tierra y todos los curanderos vibran con su influencia. Los que sintáis que
sois curanderos estáis todos vinculados con la llamada Escuela de Curación que existe en los niveles
superiores de la vida. Por la noche, mientras dormís, volvéis a esa Escuela para ir conociéndola verdadera
naturaleza de la curación y con las influencias de vuestros Maestros y curanderos. Estáis entrando ahora en
la Era de Acuario; y esta Era tendrá los métodos curativos apropiados a ella. Tiene que efectuarse un
cambio en el campo de la medicina. Tiene que efectuarse un cambio en la actitud del hombre hacia la
enfermedad, en la comprensión que tiene de ella y en su curación. El hombre llegará a una comprensión
más profunda de sí mismo. Comprenderá que todas las enfermedades vienen de dentro, no de afuera, y
que la única misión del curandero es curar lo de dentro, no lo de afuera. No curéis el efecto de la
enfermedad, sino la causa, y si cada vez que una persona acuda a vosotros para que la curéis buscáis la
causa y pedís la curación de la causa, no el efecto, estaréis cumpliendo vuestro verdadero papel como
curanderos.
Ser un curandero exige un gran sacrificio. Ser un curandero exige una gran humildad. Y, por encima de
todo, ser curandero exige un gran y único atributo: amor, pues sin él nada conseguiréis. Por tanto, si no
sentís amor por una persona, y utilizo la palabra amor en su verdadero sentido espiritual, tal como lo
demostró el Nazareno, no intentéis curarla, pues podéis hacerle más daño que bien. No podéis ni debéis
entender la verdadera naturaleza de toda enfermedad. No podéis ni debéis entender todos los métodos
curativos que están presentes en el mundo de hoy. Lo único que podéis hacer es reflejar lo que sabéis que
es cierto, la luz curativa que viene a través vuestro.
LA REAPARICIÓN DE LA ATLÁNTIDA
Hoy en día hay muchas leyendas sobre la civilización de la Atlántida, pero los hechos son escasos, lo
que demuestra que se está prometiendo más de lo que se puede obtener, y a menos que el hombre pueda
sintonizar con la sabiduría de los antiguos y sea capaz de entenderla no podrá conocer, o reconocer, la
existencia de la Atlántida. Pero esa civilización existió. Y alcanzó el punto evolutivo más alto que el
hombre ha conocido sobre esta Tierra. Superaba con mucho, tanto tecnológica como espiritualmente, la
posición del hombre de hoy.
Pronto va a ser realidad una mayor comprensión de la Atlántida. Dentro de un futuro cercano los
científicos empezarán a descubrir un registro preciso de la Atlántida, pero el propósito de la liberación de
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este conocimiento no es satisfacer la curiosidad del hombre sino preparar al mundo para la reaparición de la
Atlántida en el cataclismo que va a producirse hacia finales de siglo. La reaparición de la Atlántida en este
tiempo no carece de significado, pues en la transformación de este globo, conforme las aguas sean
empujadas aquí y allá, cuando las montañas suban y las tierras se hundan, cuando la superficie de esta
Tierra sea moldeada por intención divina con un propósito divino, la tierra, la substancia y la materia de lo
que fue la Atlántida saldrá de nuevo a la superficie para el uso del hombre. La Nueva Era anunciará una
nueva Atlántida con todas las posibilidades y conceptos evolutivos de la antigua.
El paso final de la Atlántida se produjo hace quince mil años, aunque su desaparición se había iniciado
treinta y cinco mil años antes. Pero la Era de Acuario anuncia su renacimiento en la materia. No penséis, sin
embargo, que con este renacimiento sólo vendrá el bien, pues con el surgimiento de la Atlántida a la
superficie vendrá también el mal de la Atlántida: toda la desarmonía y los errores que exigieron su
destrucción hace muchos años. A los atlantes que habéis reencarnado en este tiempo os corresponde
aceptar y transmutar ese mal y preparar a la Tierra para la Era que va a venir. Muchas almas evolucionadas
que murieron en el cataclismo que destruyó la Atlántida han mantenido el equilibrio durante todos estos
años, pero con el surgimiento de la Atlántida renunciarán a esa responsabilidad. Por tanto el hombre,
gracias al aumento de conciencia que ha ganado desde entonces en sus muchas encarnaciones, tendrá
que enfrentarse a ese mal aceptando al mismo tiempo los dones, beneficios y el conocimiento evolutivo de
la Atlántida.
No me concierne que creáis o no en la Atlántida. Como corresponde a toda gran sabiduría, vuestro punto
de conciencia decidirá vuestro grado de reconocimiento. Sin embargo, me gustaría señalar que varias
grandes civilizaciones de las que el hombres es inconsciente han aparecido y desaparecido de la superficie
de esta Tierra. Como el conocimiento que tiene el hombre de las etapas primitivas de su desarrollo es muy
superficial, porque los edificios y los registros escritos, las pruebas de la Humanidad, han desaparecido
hace mucho tiempo, el hombre no puede establecer por medios físicos la verdadera historia de esta Tierra.
Cuando el hombre fue colocado por vez primera sobre esta Tierra fue creado por el Señor del Sol a
imitación de Su perfección. El hombre no era de esta Tierra y no estaba pensado para vivir solamente en
ella. Cuando caminó por primera vez sobre la Tierra lo hizo con perfección, sin conocer el error. Vivía en
una civilización conocida como Cordemia, la Primera gran civilización del hombre en este planeta. Si la
localizáramos geográficamente la pondríamos alrededor de las aguas que llamáis mar Muerto.
Posteriormente el hombre recibió el don divino de la libre elección, y con ese don se inició su caída.
Conforme la evolución cíclica de las eras zodiacales de esta Tierra fue cumpliéndose, las civilizaciones
del hombre surgían y desaparecían, esforzándose por llegar a las alturas y aplastándose en las
profundidades. Grandes civilizaciones aparecieron y desaparecieron, como la Lemuria. Gradualmente, el
hombre fue evolucionando su conciencia hasta un punto en que estuvo dispuesto a compartir el
conocimiento del Cosmos. Había aprendido el verdadero significado de la vida física sobre esta Tierra y
estaba preparado para embarcarse en el aprendizaje del conocimiento de los planos superiores. Como
preparación para ese gran acontecimiento se dispuso especialmente para él una tierra que hasta ese
momento no había sido tocada por el hombre. Había yacido hasta entonces bajo las aguas y fue preparada
por aquellos de la jerarquía espiritual que habitan en el centro de la Tierra. Así, con el amanecer de la Era
de la Atlántida, en el movimiento de la Tierra en un renacimiento cataclísmico apareció el gran continente de
la Atlántida, y comenzó su Era.
Si tuviera que colocar la Atlántida geográficamente sobre vuestro globo, la centraría en el océano
Atlántico. ¿No es extraño que su nombre haya persistido hasta hoy? La Atlántida se extendía desde
Islandia por el norte hasta las islas Malvinas por el sur. Se extendía desde lo que es ahora la costa oeste de
África a la costa este de América. Era una tierra hermosa de encumbradas montañas, algunas de cuyas
puntas forman ahora las Azores. Lo único que queda de aquel gran poder son unos cuantos puntos
esparcidos de poder y vibración, algunos de los cuales los conocéis hoy, que se separaron cuando la
Atlántida se hundió bajo las aguas. Gran Bretaña tiene varios de esos puntos, particularmente Iona, pero
también incluyen las islas Hébridas, las islas occidentales de Escocia y la parte oeste de Inglaterra. Islandia
y Groenlandia, la costa este de Canadá y la costa oriental de América hasta el estado de Maine son también
partes de la antigua Atlántida. Son las únicas áreas geográficas que quedan de lo que fue la Atlántida.
Como en todas las grandes civilizaciones, la Atlántida estaba habitada por muchas nacionalidades, y
trazaría una comparación con la gran Era que está comenzando ahora en América. Ahí también tenéis a
todas las nacionalidades del mundo unidas en un continente. Así sucedía en la Atlántida. Las razas mayores
de todas y más evolucionadas se dirigían a la Atlántida para cumplir el sueño de esta Tierra.
La Era de la Atlántida duró miles de años. En su historia hubo distintos períodos de tiempo, y varias
influencias, conforme las razas raíces y las eras zodiacales afectaban a su destino, pero finalmente acabó
por convertirse en gran medida en una reproducción o externalización de la vida en los planos superiores.
Los atlantes acabaron conociendo los hechos más importantes de la vida en esta Tierra, principalmente que
Dios, el Creador de toda vida, está en todas las vidas. No aceptaban la separación entre este planeta y el
Cuerpo Solar en que reside. Aunque reconocían lo físico, no aceptaban sus limitaciones. Comprendían que
el poder del Sol, la energía cósmica de nuestro Logos Solar, el Creador de toda vida dentro de este Cuerpo
Solar, era también el moldeador de toda la materia física de esta Tierra. Eran conscientes de que ellos no
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pertenecían a esta Tierra, y de que si bien habitaban en los cuerpos físicos de la materia, de los que eran
responsables, eran en realidad seres mucho más superiores que la materia de esta Tierra. Por tanto, no
miraban a la individualidad del «yo», a su aspecto más bajo, sino al aspecto superior. En la Atlántida existía
un estilo de vida comunitario. Aunque estaban presentes muchas nacionalidades individuales, el espíritu
de la Atlántida era el espíritu de Dios. No reconocían diferencias entre las razas, sino simplemente el
propósito común de la vida en esta Tierra.
Con el curso de muchas civilizaciones, los atlantes se elevaron a un alto estado de logros tecnológicos.
Sintonizaban, utilizándola, con la energía del Sol para la creación y sostenimiento de su sociedad. El
hombre de hoy ignora este factor, el más grande, de su vida, y da por supuestos los poderes del Sol. Sabe
poco de los auténticos dones del Sol, pero los atlantes conocían y utilizaban su auténtico poder. Lo
utilizaban no sólo para el transporte, las edificaciones y las curaciones, sino también para todos los
aspectos de su vida espiritual. Lo empleaban para la veneración. Los atlantes reconocían que puesto que
hay un aspecto de la divinidad en todas las células de la materia, que son energizadas por el Sol, toda la
materia es controlada por el Sol. Descubrieron la relación entre el factor energizante del Sol y la vida en esta
Tierra.
Hoy quedan pocos ejemplos de los inmensos edificios que crearon los atlantes. Las grandes pirámides
de Egipto, y Stonehenge (en Inglaterra), son ejemplos de arquitectura atlante. También hay en otros países
«problemas» arqueológicos que el hombre de hoy no sabe resolver y cuyos orígenes se hallan en la
Atlántida. Como los atlantes conocían la estructura de la materia podían disolverla y recreara. Los grandes
bloques de piedra que eran utilizados en la construcción de esos edificios eran desmaterializados, llevados
hasta el punto deseado y materializados allí. Os parecerá imposible, pero es cierto. La materia de esta
Tierra se mantiene cohesionada por la energía del Sol. Si descubrís el modo en que la materia está
cohesionada podréis disolverla y recrearla a voluntad.
Como es de suponer, el gobierno de la Atlántida corría a cargo de los sacerdotes o ancianos del templo.
Eran hombres de gran evolución, Maestros formados que habían encarnado para ese papel, y dominaban y
enseñaban a la nación con gran espiritualidad. La comunicación con los Seres Superiores era algo que
sucedía todos los días. Aunque los sacerdotes podían sintonizar a voluntad con la Jerarquía Espiritual,
hasta las personas ordinarias eran capaces de sintonizar con los planos superiores de existencia por medio
de un dispositivo magnético. Atándoselo mientras rezaban y meditaban, mentaban sus sentidos y así podían
comunicar directamente con los Seres Superiores. Hubo también un tiempo en el que los Maestros de los
otros planetas caminaron sobre esta Tierra. La presencia de otros seres planetarios y la comunicación con
ellos era aceptada como un hecho. Los atlantes mismos viajaban a otros planetas de este Cuerpo Solar,
pero no en el sentido físico de utilizar cohetes y naves espaciales, pues habían descubierto el poder de la
mente. Consiguieron dominar la fuerza de la gravedad y eran capaces de «volar». Podían moverse de un
lugar a otro desafiando la Ley de la gravedad.
En los casos de enfermedad, los atlantes reconocían que el origen de aquélla no estaba en lo físico sino
en un cuerpo superior. Por tanto, curaban siempre el cuerpo superior, no el físico. Si una persona estaba
enferma era llevada a un lugar de curación, un templo, y colocada en una sala de curación. Esta sala estaba
construida con un cierto tipo de piedra, de cristal, y formada y angulada de modo que el poder del Sol se
difundía en haces de energía y luz cósmica de diferentes colores. La persona era situada en el centro de la
habitación y, dependiendo de la naturaleza de su enfermedad, los rayos correctos de luz, y de color por
tanto, cayeran sobre ellos. Además, como es de suponer, como los sacerdotes de aquel tiempo eran almas
evolucionadas con un alto grado de conciencia, podían ver el registro akásico de la persona enferma -pues
la enfermedad no proviene necesariamente de la vida presente, sino que puede extenderse por muchas
vidas- y podían curar, o intentar curar, la verdadera causa de la enfermedad de esa persona.
Quizá, tras observar el cuadro que acabo de describimos, me preguntaríais: «¿Por qué, entonces, cayó
la Atlántida?» La Atlántida cayó por las mismas razones por las que cayeron todas las otras civilizaciones: el
error del hombre. Aunque las personas de la Atlántida lograron alcanzar un alto punto de evolución,
aunque habían sintonizado con los poderes cósmicos y, a causa de la era en que vivían, desarrollaron sus
capacidades psíquicas más allá de vuestra comprensión, no estaban correctamente motivados.
Utilizaban su conocimiento del Cosmos, su punto de evolución, no para cumplir la voluntad de su Creador y
Su Plan divino, sino para realizar sus propias ideas sobre la creación. Utilizaban su conocimiento para su
satisfacción personal y obtener poder, para amasar riquezas, para controlar a otros seres, para llevar a cabo
sus propios planes sin importarles el costo. Los poderes que habían recibido los atlantes, y que en las
etapas iniciales habían utilizado para la construcción, fueron finalmente empleados para la destrucción, y así
se inició la caída de la Atlántida, que culminó con su hundimiento bajo las aguas. Dicho hundimiento fue
producido no sólo por los grandes Seres de la Jerarquía Espiritual, sino también por los auténticos
sacerdotes que quedaban. Los sacerdotes reconocieron que la Atlántida debía ser destruida, y por tanto se
ofrecieron a hundirla para mantener el mal en equilibrio. Comprendieron que el hombre debería
experimentar nuevos ciclos de evolución antes de que estuviera de nuevo en posición de aceptar la
responsabilidad y el conocimiento de la Atlántida.
Antes de que se desintegre una gran civilización son eliminadas sus semillas, para seguridad de la
siguiente. De la Atlántida proceden los pueblos que serían los fundadores de las razas que existen hoy. Las
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características raciales actuales pueden rastrearse hasta la Atlántida. El continente se hundió bajo las aguas
y su mal se fue con él para ser mantenido en equilibrio por los grandes Seres. La Tierra fue transformada en
un cataclismo, el hombre renació y sus marcha se inició de nuevo. Muchos de vosotros sois atlantes.
Cualquiera que posee poderes psíquicos en gran grado se lo debe a la gran civilización atlante y al uso que
hizo entonces de esos poderes. En todo el mundo se están produciendo hoy en día descubrimientos
psíquicos como preparación de la nueva Era de la Atlántida.
Muchas de las almas que vivieron en la Atlántida están reencarnando ahora como preparación
para su reaparición. Son jóvenes en cuanto a años físicos, pero viejos en cuanto a valoración
espiritual. Por desgracia, muchos de ellos se conducen mal ahora porque carecen de dirección y
motivación espirituales y porque sus seres superiores, sus espíritus, no pueden entender o captar
las restricciones de la densa vida física de la vida en la Tierra de hoy, pues sólo recuerdan la
espiritualidad de la antigua Atlántida.
La Atlántida va a surgir de nuevo. El Cristo va a venir de nuevo. Las semillas de la Nueva Era ya están
sembradas, no sólo las semillas físicas del hombre y la mujer sino también las de la mente y la materia, las
semillas de la creación, las de los otros Reinos de esta Tierra. Todo está preparado para el gran despertar,
el gran paso hacia adelante en la evolución de la Tierra. La Humanidad tiene la oportunidad de redimirse y
demostrar que ésta, la próxima Era de la Atlántida, será la final. Ciudadanos de la Atlántida, ¿estáis
preparados para este momento de redención?
Cuando miro los altares de vuestras iglesias actuales veo allí el crucifijo que se ha convertido en el
símbolo de la religión cristiana de hoy, pero el crucifijo que veo es un símbolo hecho por el hombre, no uno
dado por Dios, y que como el hombre se ha crucificado a sí mismo venera un crucifijo. El auténtico símbolo
de la Pascua, el símbolo verdadero de esta Tierra, no es el crucifijo sino la verdadera cruz, la cruz de
cuatro brazos iguales. Deseo hablaros ahora del significado místico de la verdadera cruz.
Como sucede con todos los asuntos de conocimiento cósmico, resulta difícil elegir un punto en la historia
de la evolución de esta Tierra desde el que empezar, pues el hombre de hoy que no ve desconoce muchas
rosas. Esto no quiere decir que no pueda disponer de la sabiduría y el conocimiento, pues hay varios
Maestros de gran evolución dispersos por todo el mundo que mantienen y preservan la Sabiduría y
conocimiento para la gran Era que va a venir. Empezaré por decir que, originalmente, esta Tierra fue creada
en las siete Eras, descritas en el primer libro de la Biblia, el Génesis, como los siete días de la Creación. El
Creador de la Tierra, después de haber formado su estructura, después de haber separado la tierra de las
aguas, después de haber creado el Reino Vegetal y el Animal, finalmente, en el sexto día, o sexta Era, creó
al hombre y lo colocó sobre la Tierra. En ese tiempo el hombre estaba vinculado con la Divinidad. Sólo
conocía la perfección. No era la chispa individualizada de conciencia que es ahora. Caminaba mano con
mano con los ángeles y con los grandes seres de los otros planetas de este Cuerpo Solar y, ciertamente, de
las galaxias que hay más allá de este Cuerpo Solar. Las referencias a este tiempo han de encontrarse en la
literatura antigua de la Humanidad. Fue, como se dice en el Génesis, un verdadero Jardín del Edén. Esta
civilización, que tiene el nombre espiritual de Cordemia, estaba situada aproximadamente en la zona que se
halla ahora junto al mar Muerto, y en ese Jardín del Edén encarnó el hombre por primera vez y allí fue
instruido por los ángeles y por los grandes seres con respecto al verdadero propósito de la Tierra.
Tras habitar muchas Eras en perfección en esa civilización de Cordemia, se consideró necesario que el
hombre se individualizare como una chispa de conciencia y que evolucionase ejerciendo su libertad de
elección sobre la superficie del planeta. Por tanto, el hombre reencarnó en esa civilización de Cordemia.
Fue colocado en la Tierra una vez más, pero ahora con el don divino de la libre elección, y fueron creados
Adán y Eva, el hombre y la mujer, lo positivo y lo negativo, el poder -el aspecto masculino- y la sabiduría -el
aspecto femenino-. Esta fue la base de la creación del hombre, pues fue mediante su comprensión de la ley
de los Opuestos como tenía que evolucionar y adquirir el conocimiento de su Creador. Tenia ahora en su
interior la capacidad de llegar a ser una imitación perfecta de su Creador, el Dios de este Sistema Solar. Allí
se le enseñó al hombre el símbolo de la Tierra, la verdadera cruz. Su conocimiento recién encontrado, su
expresión recién conocida, esa cruz, símbolo de la materia de esta Tierra, le presentaba al hombre la unidad
de toda la vida en este globo.
Todos los planetas del Cuerpo Solar tienen un símbolo que los vincula no sólo con el Señor Solar de su
planeta individual, sino también con el Creador de su Sistema Solar, el Dios cuyo espíritu habita en el Sol, y
con el Espíritu Infinito del más allá. El símbolo de la Tierra es, como acaba de mencionar, la verdadera cruz
de cuatro brazos iguales. Es el símbolo dado a esta Tierra por vuestro Creador para demostrar el propósito
y la naturaleza del planeta que habitáis. Nuestro Cuerpo Solar opera en la longitud de onda espiritual del
doce, y este hecho se manifiesta en que hay doce planetas y doce planos de existencia en el Cuerpo Solar,
sin embargo, la materia física de la Tierra opera en la longitud de onda del cuatro, y ese hecho, simbolizado
por los cuatro brazos de la cruz, es demostrado por los Cuatro puntos de la brújula, los cuatro Reinos de la
Material los cuatro elementos básicos y las cuatro Razas, que son las piedras base de las que deriva la
herencia del hombre actual. Cada uno de los cuatro brazos se subdivide en una trinidad dando el doce, y así
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se establece la relación con la longitud de onda espiritual del Cuerpo Solar.
Está escrito en el libro del Génesis que del Jardín del Edén fluían cuatro ríos. Esos cuatro ríos se refieren
a las cuatro corrientes separadas de conciencia cósmica que se formaban en los cuatro tipos básicos del
hombre sobre esta Tierra, las cuatro razas: la blanca, la amarilla, la negra y la roja. Cada una de esas cuatro
razas se subdividía después en la trinidad de la Ley Espiritual, la trinidad de la Creación: el padre, la madre
y el hijo, o el poder, la sabiduría y la receptividad; o, como se dice en la Biblia, el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo. De modo que de nuevo tenemos doce subdivisiones, a las que la Biblia se refiere como las doce
tribus de Abraham, que reflejan las doce subdivisiones del Cuerpo Solar.
Por tanto, la verdadera cruz simboliza a esas cuatro razas. Si consideramos que la cruz simboliza los
cuatro puntos de la brújula, colocaría a la raza blanca en el norte, a la amarilla en el este, a la negra en el
sur y a la roja en el oeste. Mediante la evolución de las cuatro razas, cada una de acuerdo con su propio
diseño cósmico, el mundo tenía que armonizarse y avanzar en su evolución. Se reconoció que las razas
deberían evolucionar individualmente, pero viviendo unidas; que deberían evolucionar por medio de su
conciencia individual antes de unirse en una totalidad cósmica. Podéis ver ahora que muchos de los
conflictos de hoy en esta Tierra han sido producidos por la mezcla de las razas, porque una raza ha sido
más poderosa que otra y la ha subyugado, porque una raza ha hecho seguir a otra su camino evolutivo. Si
las razas del mundo de hoy volvieran a tener una comprensión de su auténtica conciencia cósmica
armonizarían en alto grado esta Tierra que habitan.
Cada una de las cuatro razas representa a su vez a uno de los cuatro elementos de la materia: la blanca
el aire, la amarilla el agua, la negra a la tierra y la roja al fuego, y por medio de la vibración y el
entendimiento de esos cuatro elementos se cumplirá la evolución individual cósmica de las razas. Aunque
he colocado a la raza blanca en lo alto de la cruz eso no significa que sea la raza superior, pues todas las
razas son iguales e incomparables. Só1o significa que la blanca, como es la raza del aire, de la mente, es
la raza ascendente porque nos movemos hacia la Era del Aire, la Era de Acuario.
El propósito de cada una de las cuatro razas era demostrar y desarrollar el talento individual que poseía.
La amarilla, que representa al elemento agua, mediante la vibración de la curación tenía que sintonizar con
la sabiduría de la Creación y atraer a la Tierra lo que era necesario para la evolución de la Humanidad. En
su emoción divina, su filosofía, su pulsación con el corazón cósmico, la raza amarilla atraerá a la
Humanidad la radiación de la sabiduría. Si habéis nacido en la raza amarilla habéis venido para crear la
perfección en la esfera de la sabiduría.
La raza negra, que representa al elemento tierra, era la responsable del enraizamiento de la Humanidad
con la Tierra. Era el elemento conductor a la Tierra, y a través de su conocimiento espiritual debía ser capaz
de extraer del centro de la Tierra el poder y la armonía necesarios para el planeta. La raza negra vibra con
la frecuencia de la tierra. Si habéis nacido en la raza negra habéis venido a crear la perfección en la esfera
de la Tierra.
La raza roja, que representa al elemento fuego, era la raza asociada con el aspecto limpiador de la vida,
pues sólo sufriendo una limpieza completa el hombre y la Tierra armonizarán y sobrevivirán. Mediante su
unión con los elementos de la tierra y su conocimiento de la vida vegetal y animal, la raza roja debería estar
estableciendo una comunicación directa y armoniosa con todos los aspectos de la conciencia. Si habéis
nacido en la raza roja habéis venido para crear perfección en la esfera de la limpieza.
Finalmente, la raza blanca, que representaba al elemento aire, debía ser la raza de la mente, la raza que
suministrara la facultad mental del hombre y la vida, y hoy en día podéis ver cuán cierto es esto, pues la
civilización del mundo occidental es una civilización de la mente, con otras pequeñas influencias para
armonizarla. A través de la mente, la raza blanca debería traer el conocimiento cósmico necesario para la
educación del mundo y para la Nueva Era. La raza blanca, en esta Era del Aire, la Era creativa de la mente,
debería estar dando a la Tierra su creatividad, su búsqueda de la vida cósmica, su revelación de la ley
cósmica, su nueva educación. Si habéis nacido en la raza blanca habéis venido para crear la perfección en
la esfera de la mente.
Como fluían desde el Jardín del Edén, e iban a diversas partes del mundo, durante eones de tiempo los
cuatro ríos, es decir, las cuatro razas, han mezclado gradualmente sus corrientes sanguíneas cósmicas.
Conforme las razas han ido y venido en el alza y caída naturales de la evolución cíclica, la pureza original
se ha perdido. Conforme las nacionalidades se han completado, conforme los pueblos del mundo han
mirado a sus propios fines y no a los de sus semejantes, la armonía y el equilibrio originales han
desaparecido. Cuando miréis a la verdadera cruz sed conscientes, por tanto, de que simboliza el propósito
de este planeta: la armonización de las cuatro razas, de los cuatro elementos, a nivel individual en un
principio, pero fusionándose luego en una unidad para revelar la gloria y el poder auténticos de esta Tierra.
Puede compararse a un molino de viento con cuatro aspas. Conforme las aspas comiencen a moverse bajo
el viento cósmico y a coger velocidad, los colores que simbolizan a las razas se mezclarán en uno dando
una imagen de perfección que no podía verse cuando estaban paradas. Por tanto, las razas del mundo de
hoy deben crecer individualmente y, sin embargo, unirse. Deben estar separadas, respondiendo cada una
de ellas a su propia conciencia cósmica, no imitando a las razas de mayor avance tecnológico o intelectual,
sino respondiendo a sus verdaderos sentimientos interiores.
El hombre de hoy asocia la Pascua con la muerte y la resurrección. Sólo piensa en ello en términos
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físicos, y por eso para él la cruz simboliza la muerte y la resurrección, cuando en realidad tiene un
significado mucho más amplio, pues simboliza las Leyes que gobiernan esta Tierra. El hombre está
convencido de que la vida física es realidad, pero si empezara a abrir sus ojos y a mirar más allá de lo físico
al significado verdadero y cósmico de la vida comenzaría a entender la realidad de su breve transición en su
cuerpo físico material.
Cada uno de vosotros tiene una idea diferente del significado de la palabra cataclismo, y probablemente
pensaréis en ello de acuerdo con el modo en que habéis sido condicionados por vuestros profesores
terrenos y por vuestro entorno. Como con el principio de la reencarnación, una creencia en el principio del
cambio cataclísmico representa un punto de conciencia. Nada de lo que voy a deciros os hará creer en este
principio si vuestra investigación espiritual y punto de conciencia no lo permiten. Por tanto, no espero
convencemos ahora de que los cataclismos se han producido realmente como resultado de la ley Natural:
sólo os invito a que meditéis en lo que os digo y a que veáis dentro de vuestros corazones si hay una
respuesta a mis palabras.
Si examináis el significado real de la palabra observaréis que procede de la lengua griega: cata significa
abajo, fuera, y clysmos inundación diluvio; por tanto, significa inundación o hundimiento. El motivo de la
elección de éste término es que el agua juega un papel significativo en un cataclismo, es un acontecimiento
que produce una gran transformación de la superficie de esta Tierra cuando hablo de cataclismo cuando
grandes trozos de suelo se hunden bajo las aguas y otras partes son arrasadas por grandes olas con la
consiguiente destrucción y transformación del terreno. Cuando hablo de un cataclismo me refiero al que ha
de venir o a los que ya tuvieron lugar. Un cataclismo no tiene más significado que otro. Cada uno de ellos
representa simplemente un cambio de dirección, una reestructuración de la materia para cumplir la Voluntad
Divina, el Plan para esta Tierra.
Probablemente, la mayor parte de vosotros lo considerará como un acontecimiento trágico. Para
vosotros significa muerte, destrucción, el extermino de gran parte de la Humanidad, la desaparición de la
belleza de la naturaleza, de gran parte de los reinos Animal, Vegetal y Mineral, y la reducción a escombros
de la civilización del hombre. Sin embargo, un cataclismo no es un acto no significativo de destrucción sino
un proceso evolutivo por medio de un cambio extremo. Vuestro mundo está continuamente en estado de
flujo. La Humanidad y la Tierra cambian constantemente en la progresión eterna del Plan para esta tierra;
pero como normalmente el cambio es lento y sutil, el hombre no lo ve. Es sólo un cambio de naturaleza
repentina que el hombre ve y siente. Por tanto, cuando hablo de cataclismo no quiero que penséis en ello
como en una tragedia.
Si digo que se aproxima un cataclismo, no penséis que el desastre amenaza, que el propósito de vuestra
vida está limitado, que todo va a ser destruido en él y que, en consecuencia, no tiene sentido proseguir con
los objetivos de vuestra vida. Un cataclismo produce cambio, pero siempre estáis cambiando. Mientras vivís
en los cuerpos físicos de la materia estáis cambiando cada hora del día, y seguiréis cambiando y
evolucionando hasta el momento de ese cataclismo. Para algunos significaría la muerte, pero ya sabéis que
la muerte es sólo otra forma de cambio, la muerte en un cataclismo no significa el exterminio de la vida, su
final: es, más bien, un renacimiento. Por tanto, os invitaría a que consideraseis un cataclismo no como una
finalidad, sino más bien como un principio. Os pediría que miraseis al cataclismo que ha de venir al final de
este siglo no como la terminación de una Era sino como el nacimiento o amanecer de una Nueva Era.
Los cataclismos son el modo que tiene vuestro Creador para asegurarse de que el Plan continuo para la
evolución de esta Tierra se lleva a cabo. Son tan naturales como los otros cambios que el hombre puede
observar en la superficie de esta Tierra: el nacimiento y la muerte del hombre, el nacimiento y la muerte de
la naturaleza, la reestructuración de los elementos del Reino Mineral que tienen lugar a vuestro alrededor
todos los años. En la materia todo se encuentra en estado de continuo cambio. Le corresponde a la
conciencia del hombre interpretar y reconocer el propósito de ese cambio, y luego tendrá lugar la evolución.
Encontraréis a muchas personas que no puedan aceptar la idea de cambio cataclísmico: ése es su punto
de conciencia y debe ser respetado. Otros pueden aceptarlo pero sin comprender su motivo, y por tanto lo
mirarán con una motivación incorrecta. Me propongo hablar ahora a las personas que realmente creen en el
cambio cataclísmico y les invito a que motiven correctamente sus pensamientos para que puedan apreciar
verdaderamente la naturaleza y el propósito reales de un cataclismo.
Como el hombre ha creado un mundo que sólo conoce controles materiales y financieros, no desea
enfrentarse a un estado en el que estos controles no sean ya válidos, y no desea preguntarse por la
auténtica naturaleza del cambio cataclísmico. Pero las evidencias están ahí para que las vea. En todo el
globo hay signos no de uno o dos, sino de muchos cambios cataclísmicos que han transformado la faz de
esta Tierra. Además de los dos o tres cataclismos que el hombre puede identificar, hay muchos otros que
nunca serán descubiertos.
En diversos manuscritos antiguos hay descripciones de los cataclismos más recientes. La Biblia se
refiere por lo menos a dos que, además de que las descripciones han sido traducidas a un lenguaje
moderno, son un poco vagos. El último cataclismo, que tuvo lugar hace casi siete mil años, se describe en el
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libro del Génesis, en donde encontraréis la historia del Diluvio y el Arca de Noé. En esa historia hay
simbología, pero sin embargo esa descripción desciende directamente de las historias del hombre pasadas
de padres a hijos durante muchas generaciones antes de que fueran escritas en el libro de los judíos.
También podréis reconocer una referencia a un cataclismo previo en la descripción de la formación, o más
bien del cambio, de esta Tierra en el primer capítulo del Génesis. El hombre no conoce ni puede conocer los
procesos divinos de creación del Espíritu Infinito, y el primer capítulo del Génesis no se refiere, como cree la
mayor parte de la gente, a la creación de este mundo, creación que en su presente estado de conciencia el
hombre no entenderá nunca, sino a la reforma o restablecimiento de la vida después de otro de los
grandes cataclismos.
No sólo en la Biblia, sino también en muchos otros libros religiosos, en los grabados y esculturas de las
razas antiguas, en las leyendas preservadas hasta hoy, hay muchas evidencias de grandes cambios
cataclísmicos que tuvieron lugar sobre esta Tierra. El que éstos se produjeron ha sido demostrado más allá
de toda duda por los exámenes de estratos de roca realizados por geólogos modernos. Para la producción
de esas transformaciones se emplearon fuerzas que el hombre no puede concebir ni científica ni
naturalmente. Hay muchos enigmas que vuestros científicos son incapaces de explicar; por ejemplo, el de
grandes animales prehistóricos que están siendo descubiertos en un estado de preservación que desafía
toda comprensión, en partes del mundo en donde el hombre no esperaba encontrarlos. El hombre ha
descubierto también leyendas antiguas que describen a razas de hombres que ya no existen. Está la
historia de la Atlántida, de Lemuria y de Mu. Todas estas evidencias las tiene detrás de él, y si mirase hacia
atrás podría verlas y examinarlas. Las almas evolucionadas que deseen saber acerca del próximo
cataclismo encontrarán evidencias si las buscan. No digo esto para que creáis el concepto de cambio
cataclísmico, sino más bien para despertar vuestra curiosidad y haceros buscar por vosotros mismos.
Examinemos brevemente el mecanismo de un cataclismo. Esta Tierra en la que ahora vivís no es un
cuerpo tan estable como pensaríais. Con esto me refiero a que hay muchas variaciones en el esquema de
rotación de la Tierra, algunas de las cuales han sido descubiertas por vuestros científicos de hoy. El eje de
la Tierra varía en unos ángulos de minuto que pueden ser medidos. Cuando el eje de rotación de la Tierra
tiene que soportar influencias mayores, puede cambiar, y cambia, dramáticamente, produciendo un
cataclismo. Sin embargo, en este punto he de diferenciar entre cataclismo natural y hecho por el hombre,
pues con el avance actual de su conocimiento científico, y carente de la sabiduría para utilizarlo, el hombre
puede producir un cambio cataclísmico por sí mismo. Si el hombre sigue por el camino que lleva y
explosiona sus dispositivos nucleares sobre un cuerpo tan inestable como la Tierra, precipitará el cataclismo
natural que había sido planeado por su Creador para finales de este siglo. Si sucediera así, la muerte y la
destrucción entre la Humanidad sería mucho mayor que la causada por un acontecimiento natural.
Fuerzas que están más allá de vuestro control actuaron dentro y fuera de la esfera de este planeta y
pusieron en marcha el mecanismo de iniciación de un cataclismo. Si me pusiera a hablar de los Señores
Solares, de vuestro Creador -el Ser al que llamáis Dios-, y de los grandes Seres que están más allá de este
Cuerpo Solar y que controlan el destino, no sólo de vuestro propio Cuerpo Solar sino de las galaxias que
hay más allá de él, no podríais entender nada. Por tanto, sólo diré que el destino del Cuerpo Solar en el que
habitáis ahora, junto con la vida de vuestro planeta Tierra, son controlados por grandes Fuerzas para
cumplir un plan de evolución que no sabe de errores ni fracasos. Esos grandes Seres controlan la vida
dentro de este Cuerpo Solar, así como en vuestra Tierra, y de acuerdo con el esquema cíclico de evolución
planetario e interplanetario, vuestra Tierra pasa por las influencias de ciertas vibraciones. Cuando esas
influencias caen sobre la Tierra, las fuerzas magnéticas del interior del planeta reaccionan ante esas
vibraciones y precipitan un estado de fluidez en la corteza terrestre que permite movimientos de masas de
tierra en la superficie.
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confunde a vuestros geólogos, pues miran a la superficie de esta Tierra tal como la ven ahora y tratan de
deducir su evolución total partiendo de una pequeña parte de su superficie presente. Ese es el motivo de su
fallo, pues la Humanidad de hoy no puede ver toda la estructura de la Tierra. Leyendas antiguas hablan de
grandes civilizaciones en la Atlántida, que existió aproximadamente en donde se encuentra hoy el océano
Atlántico. Probablemente habréis oído hablar de la gran civilización de Lemuria, que existió en donde hoy se
encuentra el océano Pacífico, y quizá incluso de Cordemia, que existió en los alrededores del mar Muerto,
en Oriente Medio. Todas esas civilizaciones han desaparecido, aparentemente sin dejar huellas; pero todas
ellas existieron. Vuestros exploradores de hoy siguen descubriendo materiales que ponen de manifiesto
facetas del desarrollo de la humanidad que no pueden explicarse: edificios que el hombre del siglo veinte no
es capaz de construir, símbolos, descripciones de grandes seres del espacio, condiciones de vida que ni el
hombre de hoy ha conseguido. Sin embargo, el hombre no ve la auténtica respuesta, ni comprende que en
civilizaciones pasadas, enterradas ahora bajo los mares o bajo los estratos de la superficie de la Tierra, la
humanidad se había elevado a cimas más altas que la que ha logrado en su actual y breve ciclo, iniciado
hace siete mil años con el arca de Noé.
El hombre no ha tenido tiempo de avanzar. Ha tardado unos seis mil años en civilizarse hasta cierto
grado, y ahora que tiene a mano el período de progreso su motivación no es correcta. En el pasado hubo
civilizaciones que tardaron otros seis mil años en desarrollarse más allá del estado en que se encuentra el
hombre en su ciclo actual, por lo que podréis apreciar adónde podría ir la mente del hombre desde este
punto en el tiempo si estuviera correctamente motivado. El hombre ha alcanzado anteriormente grandes
cimas. Ha volado con sus propios «platillos volantes» a otras partes del Cuerpo Solar. Ha entendido las
condiciones de vida de un modo que ahora no podría comprender. Ha vivido en mayor armonía que hoy con
las leyes de Dios, y del mismo modo que una hermosa rosa llega a su plenitud y luego muere, así murió el
hombre de civilizaciones anteriores, pues ésa es la Ley del Cambio. Sin cambio no puede haber evolución, y
el mecanismo divino del cataclismo produce grandes cambios en esta Tierra.
Os dirigís ahora hacia un cataclismo que se producirá a finales de siglo. Aunque hablara no conozco la
fecha exacta, pero probablemente se producirá entre 1990 y 2010. No se me permite decir lo que va a
sucederle a la superficie de esta Tierra, pero sí puedo aclarar que va a cambiar de modo tan radical como
en cataclismos anteriores. En su mayor parte, la llamada civilización occidental del hombre quedará
aplastada en partículas diminutas. El modo de vida que se ha establecido desaparecerá en siete días de
grandes cambios, y al final de ese séptimo día, el día de descanso, cuando cese el cataclismo, el hombre
verá una nueva Tierra, como les sucedió a hombres del pasado. Con el acto de la muerte física en este
cataclismo, muchas personas abandonarán esta Tierra y regresarán a sus cuerpos superiores, pues ello
forma parte de sus destinos individuales en su presente encarnación. El cataclismo es un gran regulador de
la población terrestre; o debería decir que el mal uso que ha hecho el hombre del don divino de la creación
es corregido de este modo por las Fuerzas Superiores.
Tras el cataclismo esta Tierra se habrá transformado más de lo que cabe suponer. El hombre habrá
vuelto efectivamente a otra Edad de Piedra, pero tendrá con él a los pocos seres inapreciables que han
hecho evolucionar sus conciencias para entender, prepararse y sobrevivir al cataclismo. Así como Dios se
acercó al hombre al que conocéis con el nombre de Noé y le advirtió de lo que iba a suceder, así os
hablo ahora. Así como Noé fue advertido y pudo por tanto prepararse para el cataclismo que iba a venir,
así también vosotros, cuando llegue ese día, cuando de repente la Tierra se mueva sobre su eje, cuando el
Sol parezca quedarse quieto, cuando la oscuridad descienda sobre la faz de la Tierra y cuando tenga lugar
una destrucción superior a lo imaginable, lo saludaréis reconociéndolo como un signo de lo que va a venir,
como una confirmación de vuestra fe y confianza ciertas en vuestro Creador.
Os pido, por tanto, que comprendáis la necesidad y el propósito de un cataclismo, que veáis por qué el
hombre ha de cambiar, por qué debe cambiar. Os estoy pidiendo que os preparéis para que después del
cataclismo de finales de siglo tengáis las herramientas suficientes para progresar en la Era de Acuario. Sois
las semillas que serán plantadas entre la suciedad y los escombros de un cambio cataclísmico y que
crecerán para cumplimiento y anuncio de la Nueva Era. Esa es la responsabilidad de las almas antiguas que
estáis encarnando en este difícil período de la evolución terrestre: transformar la destrucción en crecimiento.
Muchos van a morir. Regresarán a sus cuerpos superiores y esperarán durante mucho tiempo antes de
regresar a esta Tierra, pues la Era de Acuario va a ser de una gran evolución. Tras este cataclismo, el
período de tiempo hasta que se produzca el siguiente será más largo de lo que lo ha sido en el pasado. El
hombre va a tener un largo ciclo de evolución, pero finalmente eso también cambiará. En esta Nueva Era el
hombre progresará y evolucionará más de lo que pueda soñar. La Tierra se convertirá en lo que debería ser:
una vibración de Amor Universal que cumpla su propósito en el Cuerpo Solar. Dará sus emanaciones no
sólo a este Cuerpo Solar, sino a la Creación que hay más allá.
Muchos hombres han profetizado la proximidad de un cataclismo. En los últimos mil años muchos
adivinos y profetas hablaron de este acontecimiento. Antes de despreciar esas profecías como las
advertencias de unos perturbados, tratad de establecer el motivo de que os adviertan. Murieron hace mucho
tiempo: las advertencias no eran para ellos. La única motivación que tenían al hacer sus profecías era
predecir lo que iba a suceder. Sus profecías estaban destinadas a advertir a una raza de hombres que
estaría muy alejada de ellos en su modo de vida y en su evolución. Vuestro es el riesgo si no tenéis en
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cuenta la voz de Dios.
SALUD Y ARMONÍA
Vivís en una era de grandes logros tecnológicos. En sólo cincuenta años, el hombre ha pasado de
construir los primeros aeroplanos a enviar cohetes a la Luna. Sin embargo, los que os estáis volviendo
conscientes del verdadero significado de la vida habéis empezado a daros cuenta de que ese gran avance
material no ha ido acompañado del mismo tipo de avance en la espiritualidad del hombre, y de que la
desarmonía y el conflicto evidentes en todo este globo se deben a ese desequilibrio. Las mismas críticas
pueden hacerse del progreso médico humano, y me gustaría examinar ahora este campo, sobre todo
porque en la Era que está amaneciendo la actitud del hombre ante la medicina y la curación va a cambiar
radicalmente.
Empezaré diciendo que en modo alguno deseo dejar caer el desprecio sobre la profesión médica de hoy,
pues mucho de lo que contiene la ciencia médica es bueno. Los científicos médicos, los doctores y los
cirujanos son ensombrecidos frecuentemente por la Jerarquía Curativa que les ayuda en su trabajo. Sin
embargo, la profesión médica ha existido durante miles de años y, como resultado de las tradiciones
acumuladas, ha llegado a tener unas actitudes algo rígidas. Hoy en día ha de ser muy valiente el médico o,
el cirujano que se oponga a las creencias y prácticas médicas establecidas.
El hombre de hoy posee el estado de artes médicas adecuado a su punto de evolución. Os resultará
difícil creerlo, pero no existe un conocimiento nuevo. El conocimiento es entregado al hombre sólo como
resultado de los pronunciamientos de su determinación anímica, que a su vez son gobernados por la
conciencia de la Era en que vive. El hombre acaba de salir de la era de Piscis, que fue una era de
Oscuridad. Era algo predeterminado, pues sólo conociendo la oscuridad puede el hombre conocer la luz, y
por tanto lo que ha experimentado el hombre en esta Era ha sido una parte esencial de su evolución.
Similarmente, la profesión médica también experimentó una época de oscuridad, y lo que se practica hoy es
el resultado del mismo proceso evolutivo. A aquellos de vosotros que conozcáis la profesión médica les
resultará evidente que ésta se ha dedicado al estudio de la enfermedad con una gran unilateralidad mental.
Ahora puede identificar, categorizar y tratar de curar casi todas las enfermedades o heridas conocidas por el
hombre de hoy. ¡Ojalá esa misma energía se hubiera dirigido al estudio de la salud en lugar de a la
diagnosis de la enfermedad. El hombre sólo ha prestado atención a los síntomas de la enfermedad, y
simplemente trató de curarlos: no se ha preocupado por las causas de la enfermedad. Este estado de cosas
se debe no sólo a la Era en que ha vivido, sino también al nivel de su evolución anímica. Os estáis
moviendo hacia una Era en la que el hombre comenzará a investigar la verdadera naturaleza de la salud en
oposición a la enfermedad, por lo que me gustaría examinar cuáles son los ingredientes esenciales de la
salud.
Muchos de los profesores que dan estas conferencias trazan una comparación entre el Cuerpo Solar en
el que existís vosotros y esta pequeña Tierra en que habitáis y vuestro cuerpo físico. Aunque no es una
comparación totalmente precisa, es cierto decir que los planetas de este Cuerpo Solar realizan funciones
similares a los órganos de vuestro cuerpo físico. En realidad están muy relacionados, pues cada uno de los
órganos principales de vuestro cuerpo vibra ante la influencia de los planetas. Así es como el hombre físico
se halla vinculado al hombre cósmico. Si miráis al cielo y veis el modo en que los planetas giran en sus
órbitas fijas y observáis la armonía del Universo, veréis verdaderamente el Plan Divino en operación.
Similarmente, los órganos de vuestro cuerpo físico deberían operar armónicamente.
Todo lo que existe en el Universo vibra con una frecuencia fijada con precisión, y las diferentes tasas de
vibración pueden distinguirse por sus colores. Todo vuestro ser físico es una masa de color, y si yo miro a
una persona no veo una forma física, sino emanaciones de color. Estos pueden ser vistos también por las
personas que tengan el don de la clarividencia, y reciben el nombre de auras. Los colores que os rodean
son un resultado de la mezcla de los rayos de los planetas con los rayos de la misma esencia de vuestro
ser, que son transmitidos desde vuestros centros espirituales interiores. Si tuvierais unos ojos que no
estuviesen limitados a la gama normal de visión física podríais mirar a los cielos y ver esquemas similares
de color mezclándose entre los planetas y la Tierra. Asimismo, si vuestros oídos no estuviesen limitados a la
gama normal de audiencia física, podríais oír el sonido de la auténtica música celeste: no la música del
hombre, sino la de las Esferas. Por eso se dijo que en la Nueva Era las curaciones se harían mediante
colores y sonidos; pero no con los colores y sonidos que ve y oye ahora el hombre.
Dentro del cuerpo físico del hombre los órganos vibran para cumplir sus funciones individuales. Son
energizados por siete centros de radiación cósmica, conocidos a veces con el nombre de chakras. Estos
chakras, de los que probablemente seáis ya conscientes, se hallan situados en una línea vertical que
asciende desde la base de la espina dorsal hasta la cabeza, comenzando por el más inferior, cercano al
cóccix; el segundo se halla en la zona del bazo; el tercero en la zona del plexo solar; el cuarto en la zona del
corazón; el quinto en la zona de la glándula tiroides; el sexto en la zona de la glándula pineal, y el séptimo
en la zona de la glándula pituitaria. Cada uno de ellos irradia un color que se corresponde con otro del
espectro: el primero rojo, el segundo naranja, el tercero amarillo, el cuarto verde, el quinto azul, el sexto añil
y el séptimo violeta. Estos centros de color son los que energizan y armonizan el cuerpo físico del hombre.
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Podéis ver ahora que el modo en que vibran vuestros órganos, tanto individual como conjuntamente,
determina la salud de vuestro cuerpo físico. De modo similar a que por la falta de espiritualidad actual la
Tierra se encuentra en un estado de desarmonía, el cual afecta a la totalidad del Cuerpo Solar, si uno de
vuestros órganos es desarmónico ello afectará a todo el cuerpo físico. Al hombre no le es posible vivir
aisladamente dentro de su Cuerpo Solar y tampoco los órganos pueden actuar aisladamente en su cuerpo
físico. Todos forman parte de una totalidad.
Debe entenderse que todos los órganos del cuerpo físico del hombre vibran con diferentes frecuencias.
Cada uno de vosotros, que es una chispa única del espíritu, tiene una vibración individual que no podrá
encontrarse en ninguna otra parte del Cosmos. Ese es el motivo de que la profesión médica comete un
grave error cuando trata de clasificar por grupos a los hombres y mujeres y de prescribir tratamientos
similares, pues no hay dos personas iguales. Es cierto que el hombre tiene órganos idénticos que funcionan
de un modo similar, pero vibran con frecuencias diferentes. Por eso, cuando, por ejemplo, un cirujano va a
realizar trasplantes debería comprender que nunca tendrá un éxito pleno, pues al poner en una persona
órganos con vibraciones diferentes para prolongar la vida de esa persona por un breve período de tiempo
sólo puede producir desarmonía y llevarla finalmente a nuevas enfermedades. Vuestros científicos médicos
son ya conscientes de que el cuerpo rechaza los órganos extraños, y que a menos que puedan encontrar un
modo de superar el rechazo esos trasplantes no servirán. Lógicamente, es muy natural que el cuerpo
rechace lo que le es extraño y no lo desee.
En esta época de trasplantes de corazón la ciencia médica cree que se está aproximando al cenit de su
habilidad y conocimiento. Ciertamente, en el futuro los científicos quizá creen formas -no los llamaré niños-
en tubos de ensayo. Por tanto, le incumbe a la profesión médica escuchar muy cuidadosamente las
advertencias de los que son conscientes de un significado más profundo de la vida. Dentro del corazón, en
el ventrículo izquierdo, se hallan el espíritu y el alma del hombre mientras vive en un cuerpo físico. Por
tanto, cuando quitáis el corazón a un hombre quitáis con él su alma y su espíritu. Cuando le quitáis a un
hombre el corazón original y lo reemplazáis con el corazón de otro ser, lo que estáis haciendo es crear un
zombi. Se dijo en la Biblia que llegará un tiempo en que el Espíritu de Dios no caminará ya sobre la faz de
esta Tierra. En realidad es una profecía en que llegará un día que sobre la Tierra habrá una raza de zombis
que no formarán parte del Espíritu, que no estarán unidos a la divinidad. Esto es cierto por lo que se refiere
a los bebés-probeta con los que están experimentando ahora los científicos médicos.
Si el hombre quiere mantener en perfecta salud su cuerpo físico deberá vivir en armonía, pero además
de armonizar su cuerpo tendrá que armonizarse también en pensamiento, palabra y obra. Así como
vuestro Creador, Cuyo espíritu habita dentro del Sol, ha armonizado Su propio cuerpo, en el que habitáis,
para proporcionaras la luz, el poder y la energía del Sol y el amor que posibilita vuestra existencia, los
millones de seres que habitan en vuestro interior os miran como al «Dios» que les suministra las similares
condiciones armoniosas que son su derecho de nacimiento. Resulta difícil captar el concepto de que vuestro
cuerpo no es vuestro, pero sed conscientes de que vivís en vuestro cuerpo físico por la gracia de una fuerza
mayor. Se os ha dado con una responsabilidad sagrada que deberéis respetar para no incurrir en un karma
del orden superior. Debéis cuidar de vuestro cuerpo, si no por vosotros sí por los millones de seres en
evolución que os miran del mismo modo que vosotros miráis a vuestro Dios. Sólo mediante la armonización
de los órganos, el corazón latiendo con los pulmones el hígado latiendo con la vesícula biliar, se lleva a
cabo la harmonización de la totalidad. En esto hay un ejemplo para el hombre, pues si se armonizara a sí
mismo con la vida que le rodea se armonizaría con la Tierra que habita como totalidad.
¿Cómo podréis armonizaras con la vida? Es posible, muchos maestros han venido a enseñar el camino.
Vinieron a la superficie de esta Tierra, con gran sacrificio para sí mismos, para enseñar cómo debería vivir el
hombre en armonía para que pueda progresar la naturaleza de su ser. Quizá el mayor precepto de todas las
épocas que han enseñado los maestros, es que deberíais hacer a los otros lo que quisierais que los otros os
hicieran a vosotros. Esto parece tener una interpretación simple en la superficie, pero el significado cósmico
y místico de esa frase es mucho más profundo, pues quiere decir que deberíais permitir a todos los seres
que os rodean, por muy poco evolucionados que sean, el grado de sintonización y armonización que
vosotros esperaríais. Significa por tanto que sólo deberéis tener los pensamientos, palabras y obras más
puros, pues los que enviáis toman forma en niveles que están por encima de lo físico y, una vez establecido,
puede ser sintonizado y utilizado por los hombres de todo el mundo. Por tanto, si creáis desarmonía,
envidia, odio, codicia o indolencia, se unirán con nubes similares y serán sintonizados por otros hombres;
pues como ya he mencionado, es el interior de vuestro cuerpo físico el medio por el cual el hombre puede
sintonizar con los otros muchos niveles del Cosmos.
Un hombre sabio dijo una vez: «Hombre, conócete a ti mismo.» Uno de los grandes fallos del hombre
intelectual que busca algunas grandes verdades esotéricas es hacerlo fuera de sí mismo, cuando en
realidad la verdad está dentro, dentro no sólo de los murmullos de su conciencia, sino dentro de la misma
estructura de su ser. Si pudierais ver y reconocer realmente cómo forman una unidad las diversas partes de
vuestro cuerpo físico, cómo son responsables las unas de las otras, cómo dan y toman, cómo se armonizan
entre sí, cómo se mezclan con todo lo que es, entonces veríais el modo de vuestro Creador y el propósito
de la vida en esta Tierra.
Si queréis vivir en armonía debéis respetar primero a vuestros cuerpos físicos como el patrimonio divino
101
que son, pues está escrito que el hombre fue creado a imagen de su Creador y eso identifica la auténtica
naturaleza y el potencial de vuestros cuerpos físicos. Sois realmente dioses en la factura. Esa fue la
enseñanza de Maestros como el Nazareno, que mientras estaba en su cuerpo físico podía practicar y
demostrar el conocimiento del Cosmos, esas cosas que el hombre en su simplicidad llama milagros. El
hombre puede caminar sobre las aguas, curar a los incurables y resucitar a los muertos. Podríais hacer
esas cosas si armonizarais vuestros cuerpos. Al considerar vuestros cuerpos debéis entender que son
entidades dignas de respeto y, ciertamente, merecedoras de consulta, pues pueden deciros lo que
necesitan. No son criaturas mudas con las que no podáis comunicar. Pueden deciros lo que desean en cada
minuto del día. Normalmente el hombre sólo las escucha cuando está enfermo, pero cuánto mejor sería si
las escuchara cuando tiene salud, pues así aseguraría la continuación de la condición saludable.
La salud es controlada básicamente por la mente. Quizá os resulte difícil de entender, pero en última
instancia es la mente la causa mayor de toda enfermedad, pues atraéis hacia vosotros mismos lo que sois.
Si enviáis odio, o miedo, o codicia, atraeréis fuerzas similares, y cuando entren en vuestro cuerpo
producirán desarmonía, y por tanto enfermedad. Vuestros científicos están siendo conscientes de que
muchas enfermedades pueden ser descubiertas y examinadas en el nivel etérico incluso antes de que
tomen forma y sean visibles en el nivel físico. La curación del futuro se preocupará del nivel etérico y el
hombre tratará sus enfermedades antes de que se manifiesten en lo físico.
Si el hombre ha de vivir en armonía debe entender, en tanto en cuanto se lo permita su evolución
anímica individual, qué es lo que se requiere de él en su vida en lo físico. Debe aceptar el destino que ha
elegido y su posición en la vida. Debe aprender a estar contento con ello, y reconocer que el Plan Divino no
conoce fallos. Gran parte de las llamadas enfermedades del hombre de hoy están causadas por la
insatisfacción de su ser con lo que se ha creado para sí mismo.
Si vais a convertiros en faros luminosos, si vais a preparamos para los cambios cataclísmicos
que van a producirse en un futuro cercano, y si vais preparamos para la enfermedad, el hambre y las
sequías que van a afectar a la Humanidad, tal como ha sido profetizado por muchos sabios y
adivinos, debéis empezar ya a armonizar vuestros seres. Si podéis hacer eso, si podéis preservar
vuestra salud, tal como la definís, estaréis preparados para las pruebas que se avecinan; pero si no
sois capaces de vivir en armonía con la vida, pereceréis. La elección es simple.
Voy a esbozar ahora la posición en que se encuentran muchos de los jóvenes de hoy, y las elecciones
que tienen ante ellos. Pero no penséis, por favor, que esto que digo sólo está destinado a los jóvenes. Uno
de los fallos de la sociedad de hoy es que se divide en varios segmentos. Los viejos piensan que no tienen
vínculos con los jóvenes, los jóvenes que nada tienen en común con los viejos, y de ese modo se crea la
división y se limita la comunicación y el intercambio entre unos y otros que tan esenciales resultan para el
desarrollo de ambos.
Cuando me refiero a una persona joven estoy hablando de una persona que es joven en cuanto a años
físicos, pues ahora hay un gran número de almas evolucionadas encarnando en cuerpos físicos jóvenes.
Cuando hablo de una persona joven me estoy refiriendo a alguien que tiene menos de treinta años, pues
ésa es la edad en la que generalmente se alcanza la madurez física. Hacia el final del año treceavo el alma
se abre y sensitiza los tres chakras inferiores del cuerpo. En cada uno de los tres primeros ciclos de diez
años se desarrolla uno de los tres chakras inferiores, y sólo cuando se ha desarrollado el tercer chakra, el
chakra emocional del plexo solar, una persona ha alcanzado la madurez física.
Debido a la situación en que se encuentra el mundo hoy, con muy poco tiempo antes de que se
produzca un cambio cataclísmico y un renacimiento de la superficie de la Tierra, debe recordarse que las
almas que encarnan en este tiempo sobre la Tierra lo hacen por razones muy específicas y con
destinos muy concretos. Es un tiempo difícil para encarnar, con razones difíciles para aprender. Es
el período más crítico de la evolución de la Tierra, y aunque es una gran oportunidad para aprender y
avanzar espiritualmente, es también un tiempo de grandes pruebas. Por eso muchos de los jóvenes de
hoy se irán por caminos laterales, pero no deben existir recriminaciones, ni condenas ni sentimientos de
culpa, pues es un tiempo de prueba al que los jóvenes no tendrían normalmente que enfrentarse.
Todas las personas que ahora son jóvenes eligieron encarnar en estos tiempos dramáticos y turbulentos
porque deseaban experimentar lo que se está desplegando ahora sobre la Tierra. En los cambios que van a
producirse vieron que podrían aprender lecciones. Reconocieron que había una gran oportunidad para la
evolución anímica. Como este renacimiento de la Tierra va a implicar un cataclismo y como la Atlántida va a
resurgir de nuevo, muchas de las almas que están aquí en cuerpos jóvenes son ciudadanos de la Atlántida
que han venido a transmutar el mal de hace veinte mil años. Los jóvenes deberían reconocer que viven
en esta Era por propia elección. No pueden decir que no es lo que querían, que el mundo no les da lo que
deseaban de la vida, pues son ellos los que eligieron estar aquí: nadie les ha obligado a tomar esta
decisión. En realidad, se trata de un privilegio el estar presente en la Tierra en esta época de gran
crecimiento y evolución, pues hay muchas almas en los planos superiores esperando esa oportunidad.
102
Probablemente sabéis que la decisión de encarnar se toma en niveles superiores al físico mucho antes del
momento de la concepción. En consecuencia, todos los jóvenes que vivís en esta Era turbulenta debéis ser
conscientes de que es una lección para vosotros. En este caos y desarmonía hay una lección que debéis
aprender; hay obstáculos que superar.
Como la tasa vibratoria de este planeta se está elevando, como la frecuencia de la Tierra está siendo
aumentada por los Señores de este Cuerpo Solar, hay una evidente aceleración del tiempo y de la tasa en
la que conducís vuestra vida. Pueden verse grandes desarmonías y males, pues todos los errores de la
Humanidad vienen a la superficie. Por tanto, es un tiempo difícil para aprender las lecciones de la juventud.
Es particularmente difícil por una razón principal. Como sabéis, la sociedad está declinando. Está
derrumbándose. Cuando miráis a vuestro alrededor podéis presenciar en casi todos los aspectos de la vida
el hundimiento final de la civilización occidental; pues como el hombre ha recorrido el camino del
intelecto sin el equilibrio de la espiritualidad, ha creado una sociedad totalmente materialista en la que
las metas son el yo y el engrandecimiento del yo. Como resultado de ello, lo que estáis presenciando en
la juventud de hoy es una generación de jóvenes que por primera vez en esta Era se han tomado la libertad
de ser ociosos.
En los siglos pasados fue una parte esencial de la vida que los jóvenes trabajaran desde el momento en
que eran capaces de hacerlo, tanto para ayudar a alimentar a la familia como para asegurar la
supervivencia de esa familia dentro de la sociedad. Sin embargo, con el inicio de la revolución industrial y
los grandes avances consiguientes en la tecnología humana ha habido un rápido incremento de la libertad
personal, y como resultado de ello los jóvenes de hoy tienen la oportunidad de evitar el trabajo que deberían
estar haciendo. Por tanto, han perdido la disciplina esencial del trabajo. Hoy en día los jóvenes van a la
escuela y durante sus vacaciones tienen largos períodos de descanso, cuando, en realidad, debería ser en
esos períodos cuando empezasen a trabajar, cuando se les enseñase a apreciar los valores de la vida, pues
tal es la naturaleza del sistema educativo de esta época que no se les enseñan esos valores en la escuela,
sino sólo las lecciones que les llevarán a adoptar los valores sociales existentes: los del materialismo, el
preocuparse sólo de sí mismos, la obtención de posesiones y poder personal.
Los jóvenes de hoy crecen con la libertad y el tiempo para perseguir lo que desean, pero no se les han
dado las directrices esenciales para motivarlos correctamente. Están buscando. Buscan algo que motive sus
vidas para poder pasar provechosamente sus horas libres. Sólo tenéis que mirar a vuestro alrededor para
ver los numerosos caminos que los jóvenes han seguido en su búsqueda desesperada por descubrir un
significado a su vida. Han adoptado muchas creencias, creado muchos dogmas, formado muchos cultos, y
vivido de un modo que se parece extraordinariamente a la vieja generación, la cual no tuvo la misma libertad
cuando fue joven. La generación vieja no puede entender por qué los jóvenes necesitan perseguir esos
objetivos, pero no son conscientes de la falta de motivación en los jóvenes de hoy.
Cuando miro las vidas de muchos de los jóvenes de hoy he de decir que su motivación básica es la de la
autogratificación, y comprendo que ello se debe totalmente a sus padres y a la sociedad en que se han
educado. Muchos de ellos carecen también de conciencia, pues básicamente la inconciencia es egoísmo:
es ignorancia de las necesidades de las otras personas, es pensar sólo en sí mismo con exclusión de todos
los que le rodean. Los jóvenes de hoy son en su mayor parte egoístas. No se les han enseñado los
valores de la vida en una verdadera unión familiar. No se les han enseñado los valores de la vida en un
grupo o sociedad auténticos. Sólo se les enseñó a imitar a sus padres y a la sociedad que les rodea y que
les enseña que deben preocuparse primero de sí mismos, luego por la familia, luego por su país, y sólo
finalmente por el mundo.
Junto con la ruptura de la civilización moderna se ha producido el declinar de la religión organizada. Esto
tenía que suceder, pero nada ha venido a reemplazarla, y por esto la guía espiritual que es el patrimonio
esencial de todos los jóvenes se está perdiendo. Por tanto, los jóvenes de hoy viven en una época opulenta
que apoya sus objetivos, buscando una forma de guía y un propósito para sus vidas que apela al ego. No
habéis de suponer, sin embargo , que mis palabras se aplican a todos los jóvenes de hoy, pues no es así.
Hay muchos jóvenes que tienen guía, motivación, que cumplen sus destinos, pero igualmente hay muchas
almas perdidas que no poseen esa guía, que no están en el camino de su destino y que son causa de
mucha preocupación, pues los jóvenes de hoy serán los fundadores de la Nueva Era. Entre ellos hay
muchas almas de gran sabiduría y evolución, pero como cuando eran niños no fueron estimulados del modo
correcto, han permitido que sus personalidades se adueñen de sus seres hasta el punto de que piensan
sólo en sus personalidades y no en sus seres superiores. A estos jóvenes me dirijo ahora.
Teniendo una antigua evolución, muchos de vosotros habéis experimentado en encarnaciones pasadas
en la Tierra niveles de vida muy distintos a los que encontráis hoy. Miráis hacia las Eras cuando en la Tierra
existía una verdadera espiritualidad, a los grandes días de la Atlántida, cuando el hombre no vivía en un
cuerpo tan denso, cuando la Tierra no estaba tan agitada por la devastación, la enfermedad y la
desarmonía, y de nuevo deseáis experimentar ese estadio de evolución. Por eso muchos de los jóvenes
de hoy se vuelven hacia las drogas, pues en sus memorias anímicas está el conocimiento del uso de las
drogas en los días de la Atlántida. Entonces las drogas eran empleadas por los sacerdotes de los templos,
pero quisiera poner de manifiesto que sólo las utilizaban las almas evolucionadas que habían pasado por
muchas pruebas de iniciaciones físicas y espirituales, y que lo hacían bajo el control más estricto y con la
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más pura de las motivaciones. Hoy en día los jóvenes utilizan la droga como una evasión, para evitar las
realidades de la vida física. Como no son capaces de entender la naturaleza de la vida que les rodea, como
no pueden encontrar un propósito, tratan de alcanzar otro plano de existencia y esperan encontrar uno allí.
No puedo enfatizar demasiado los peligros inherentes en ello. Las drogas pueden elevaros, os elevarán
a un plano superior de conciencia. Ello no puede negarse, pero al hacerlo estáis superando el mecanismo
inherente de defensa de vuestros cuerpos físicos, que vuestro Creador os había proporcionado sabiamente.
Hasta que poseáis una armonía y un equilibrio perfectos, hasta que poseáis la sabiduría, el entendimiento y
el conocimiento de reconocer lo que existe en esos planos superiores de la vida y sepáis cómo manejar lo
que encontraréis allí, lo único que estáis haciendo es poner en peligro todas vuestras encarnaciones, pues
os desequilibraréis tanto que seréis incapaces de cumplir con vuestro destino. ¿De qué sirve experimentar
los planos superiores de la vida si no podéis entenderlos? ¿De qué sirve experimentar los planos superiores
de la vida si no podéis llevar esas experiencias al nivel físico de una forma comprensible y definible, pues
cómo vais a describir los colores y formas de lo astral con los términos de los colores y formas de lo físico?
Además, el efecto de las drogas en el cuerpo físico es muy dañino. La ciencia médica aún tiene que
descubrir esto -y ahora no entraré en enfermedades específicas-, pero incluso las drogas consideradas
como inofensivas tienen un efecto permanente y duradero en el cuerpo físico del hombre, pues están
creando desarmonía entre los cuerpos superiores del hombre. Además, os quedaríais asombrados si
pudierais ver el efecto que tienen las drogas sobre el cuerpo etérico, la energía que suelta el cuerpo. Las
drogas producen un desastre en este cuerpo particular, conducente a una pérdida de energía y a la
consiguiente apatía o mala salud.
Habéis venido a la Tierra para aprender las lecciones de lo físico, no las de lo astral, lo emocional o lo
mental; habéis encarnado en el plano físico de la Tierra para aprender las lecciones físicas de ella en este
momento del tiempo, y sólo si tenéis una gran evolución y conocéis exactamente lo que está sucediendo
cuando os eleváis a los niveles superiores de existencia deberíais utilizar drogas. Que los grandes Maestros
que han encarnado en la Tierra sean un ejemplo para vosotros, pues en ningún momento ahogaron, ni
practicaron, por el uso de estimulantes para conseguir niveles superiores de conciencia. Siempre enseñaron
que el hombre debe alcanzar esos niveles merced a su desarrollo interior, y que debe trabajar y esforzarse
con lo que posee para alcanzar el conocimiento de su Creador. Pero para muchos de los jóvenes de hoy
que sólo han conocido la ociosidad, lo que les atrae es el modo más fácil y rápido de obtener lo que
desea su personalidad.
Cuando hablo de drogas no me refiero solo a las drogas que utilizan hoy los jóvenes, sino a todas las
otras formas de estimulantes que son utilizadas por el hombre, pues todos ellas dañan sus cuerpos
superiores. la ciencia médica ha podido señalar unas cuantas enfermedades específicas que pueden
atribuirse al alcohol, los cigarrillos y otras hierbas estimulantes, pero aún no ha descubierto el daño real que
causan. Lo que el hombre no ve es la desarmonía que los estimulantes producen en sus cuerpos
superiores. Cuanto más toma esos estimulantes más se desarmoniza y mas se sitúa en una posición en la
que nunca será capaz de tomar una decisión correcta con respecto a su vida. Las drogas además destruyen
por completo la iniciativa. Por tanto, el peligro hoy es que muchos jóvenes han abusado tanto de sus
cuerpos que tienen pocas posibilidades de volver a tomar el camino de su destino, no sólo por el daño
hecho a sus cuerpos en términos de nervios, del cerebro y del vinculo entre el cerebro y la mente, sino
también porque se han colocado en una posición desde la que nunca serán capaces de volver a obtener un
estado de normalidad y de ver en que condiciones reales existen. Es difícil decirle a un hombre borracho
que está haciendo el tonto, pues nunca lo aceptará. Lo mismo sucede con quienes utilizan drogas o
cigarrillos. E1 ego tiene tanto control que nunca podrá ser controlado.
Ya hace tiempo que los jóvenes de hoy deberían haber dejado el camino de la ociosidad. Es un tiempo
para la acción. Es un tiempo para trabajar como nunca antes trabajó el hombre. Esto no quiere decir
que tenga que trabajar todo el día sin descanso, sin tiempo para el desarrollo espiritual y la elevación, sino
que todo el concepto que se tiene hoy del trabajo es incorrecto por el modo en que vive el hombre. Si
observáis las vidas de los grandes maestros veréis que llevaban una existencia simple pero activa, y que
tenían oficio en que empleaban sus manos tanto como los cerebros. Nunca encarnaron en lo que, con
independencia de las diferencias de cada Era, podrían considerarse los más lato trabajos políticos o
tecnológicos de la época. Elegían las tares simples de un trabajo humilde, pues es en esos trabajos como
mejor puedes armonizar tu ser. Quizá puedan decirse que cuanto más simple sea el trabajo más fácil será el
camino de la armonización corporal.
Hoy en día hay muchos trabajos que las viejas almas que encarnan en los cuerpos físicos no deberían
aceptar: los que implican las prostitución de los cuatro Reinos de la Materia deberán ser rechazados; pero lo
que no entienden los jóvenes de hoy es que no cambiaran la sociedad evitándole, rehuyéndola ni
estableciendo aisladamente su propio medio de vida, sino mezclándose expresamente con ella para
demostrar su propio medio de vida. La sociedad sólo puede cambiarse desde dentro, y ése es el propósito
primordial por el que han encarnado los jóvenes de hoy. Han encarnado para cambiar la sociedad. Cuando
miro al mundo de hoy puedo ver la influencia de los jóvenes en muchos campos. Han traído una brisa de
aire fresco a muchas de las instituciones de la sociedad y de los modos de vida formalizados, Los jóvenes
de hoy no están dispuestos a aceptar automáticamente los juicios y costumbres de sus mayores y,
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supuestamente, mejores. Traen con ellos el conocimiento y la sabiduría que han adquirido con muchas
encarnaciones y lentamente, están cambiando la sociedad. Pero el cambio no se está produciendo a la
velocidad que debiera porque muchos de los jóvenes de hoy ignoran tus deberes y niegan sus
responsabilidades no sólo para con ellos mismos sino también para con su Creador.
¿Cómo cambiarán los jóvenes de hoy de modo que sean miembros responsables de la sociedad y
cumplan los destinos que habían aceptado? En primer lugar, recordad que es en la simplicidad de la vida
en donde avanzaréis. En segundo lugar, debéis aprender a volveros equilibrados y controlar vuestras
emociones. Debéis entender que no hay motivo alguno para que exista enfermedad dentro del cuerpo
físico. Reconocedlo como el templo del alma y armonizado con todo lo que os rodea. Debéis aprender por
medio de la meditación, la concentración y, sobre todo, del perfecto equilibrio interior, a controlar vuestro
cuerpo, a disolver la enfermedad, a eliminar la debilidad de la carne, a comer y gozar de los frutos de la
tierra que son vuestro patrimonio, pero sin hacer del alimento y la bebida vuestros dueños. En tercer lugar
debéis armonizaras con la naturaleza. Debéis ser uno con ella. Sed conscientes del viento, las montañas,
la lluvia y los árboles. Llegad a oírlos, a comunicaros con ellos, a reconocer a los elementales y los devas, a
saber que también ellos tienen una función que realizar que vosotros debéis respetar. En cuarto lugar,
aprender a comunicaros con vosotros mismos y con el Dios que hay en vosotros, para que en los
tiempos de crisis sepáis que hacer y no haya duda, ni incertidumbre, ni espera; que sólo esté la certeza de
vuestra evolución anímica que os diga que hacer, para que cuando aseche el desastre no os halléis allí,
para que cuando amenace la enfermedad no la sufráis.
Es evidente que si vais a conseguir esos cuatro objetivos, tendréis que llevar una vida muy diferente a la
que propone la sociedad actual. Que sea así. Es llevando esa vida como salvaréis el mundo; pero
recordad que ese modo de vida ha de ser visto por otros, que ha de ser vivida entre las gentes del mundo y
que habréis de trabajar junto con los que no entienden para así enseñarles. ¿Pues cómo, por ejemplo, vais
a convencer con vuestro conocimiento a los que están destruyendo la sociedad de sus ideas políticas y
financieras si no os encontráis en posición de influirles? Debéis trabajar entre los hombres. Debéis
manifestar entre los hombres. Debéis enseñar entre ellos.
Por eso digo a los jóvenes de hoy: el futuro del planeta está en vuestras manos. Encarnarán más almas
evolucionadas que jugarán un importante papel en el cataclismo que ha de venir, pero sois los que os estáis
acercando ahora a los treinta años los que seréis responsables del período de transición, quienes
tendréis que enfrentara a la muerte, la enfermedad y la destrucción. Si en este tiempo no establecéis el
modo de vida que habéis conocido antes, también vosotros sufriréis el destino de las almas menos
evolucionadas y perecerás. Como siempre, la elección es vuestra, pero recordad que muchos de vosotros
morasteis en el cataclismo de la Atlántida por la misma razón: no estabais dispuestos a someter al ego y a
procurar, más allá de vuestra personalidad, el propósito común de la vida en esta Tierra. Os enfrentáis
ahora a la misma elección. Los Señores del Karma han decretado. ¿Cómo responderéis?
MEDITACIÓN
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entregado a otro.
Si analizamos la meditación la definiremos en términos generales como que tiene dos aspectos, a los
que llamaré planos horizontal y vertical. El plano horizontal se preocupa por el reino del hombre, y el vertical
por el reino de Dios. El plano horizontal de la meditación e aquel en que el hombre se preocupa por sí
mismo primero, pues medita para encontrar soluciones a los problemas del mundo en que vive. Trata de
calmarse, de tranquilizar la conciencia de su personalidad, de descubrir respuestas a todos los problemas
con que se enfrenta, de decidir un plan de acción y ayudarse así a llevar una vida más armoniosa. Es
evidente que esta forma de meditación es una práctica deseable, pues habéis de solucionar los problemas
con los que os enfrentáis mientras habitáis en lo físico. Tenéis que planear vuestro día, que organizar
vuestra vida, pues si entráis en el día sin planearlo se perderá mucho de él, pero si entráis en el día tras
meditar temprano en la mañana, vuestra mente y vuestro cuerpo se alinearán en un propósito común y se
conseguirá mucho.
Cuando os enfrentáis a los problemas de lo físico es correcto que os retiréis al silencio y meditéis sobre
ellos, que consideréis todos los aspectos del modo más imparcial que podáis, que tratéis de silenciar la
ruidosa conciencia de la personalidad y busquéis la respuesta, el camino que deberíais tomar. También es
correcto que tratéis de extraer algún conocimiento del propósito de la vida a partir de la experiencia que
tenéis de ella, que veáis las lecciones que la vida os presenta, que consideréis los acontecimientos del día -
vuestros pensamientos, palabras y hechos-, y quizá veáis que no hay nada en ellos que haga progresar
vuestro conocimiento de la vida. Para todas estas cosas es importante el plano horizontal de la meditación,
pero conforme evolucionéis pronto os elevaréis de ese plano y desearéis saber más del Cosmos y de la
verdadera naturaleza de Dios. Empezaréis a meditar entonces en el plano vertical sobre el aspecto cósmico.
Trataréis de moveros verticalmente en lugar de horizontalmente. Buscaréis el reino de Dios en lugar del del
hombre.
Cuando os sentáis a meditar en el plano vertical estáis sintonizando sólo con la divinidad. Por tanto, es
importante que en este estado de meditación tengáis una mente clara, que el cerebro físico que contiene las
memorias del día y todo lo que ha pasado esté quieto, para que en la quietud de vuestra mente podáis
comunicar verdaderamente con vuestro ser superior, pues vuestro ser superior es vuestro vínculo con la
divinidad. El propósito de esta forma de meditación es vincularse con vuestro ser superior para que todo el
conocimiento -el de la vida que habéis adquirido y el del cosmos -esté a vuestra disposición.
La naturaleza de esta forma de meditación es que meditáis para dar y no para recibir. Os sentáis y
enviáis al cosmos el poder de vuestro ser. Por tanto, no debéis entrar en esta forma de meditación con los
pensamientos centrados en el ser inferior, en lo que podéis obtener, en cómo podréis incrementar vuestra
conciencia. Como recibiréis el conocimiento del Cosmos es meditando, y ofreciendo, enviando fuera, casi
como en forma de oración, el poder de vuestro ser para que sea utilizado por los Seres Superiores que
controlan el destino de este planeta.
La meditación puede hacerse de muchas maneras. A vosotros os corresponde descubrir el modo
que más os conviene individualmente. Como dije antes, guardaos de los que enseñan sistemas, pues la
meditación es un vínculo totalmente personal con la divinidad y no puede ser imitada. A vosotros os
corresponde establecer ese vínculo con la divinidad. Es evidente que podéis ser ayudados y guiados por
almas mayores en el camino hacia vuestra propia forma de meditación, pero el profesor más sabio es aquel
que sabe que el estudiante ha de aprender del modo más conveniente para sí mismo, y por tanto le estimula
a que saque de dentro el modo que más conviene a su conciencia.
La meditación puede hacerse individualmente o en grupo. Es importante que se adopten ambas
formas, particularmente la meditación en grupo, pues cuando dos o tres personas se reúnen en meditación
para ofrecer al Cosmos el poder que poseen, ese poder se une entonces a poderes similares de todo el
mundo y produce un gran efecto en la transformación de este globo. Hay organizaciones, divinamente
inspiradas, que tratan de conseguir que el hombre medite en horas fijas para que en esos momentos pueda
generarse un gran poder. Eso es bueno, pues de este modo los grandes Seres de la Jerarquía son capaces
de utilizar ese poder. También es importante que en cuanto que individuos meditéis solos, que os
armonicéis con la divinidad, pues si no lo hacéis así no estaréis en posición de cambiar este Mundo.
Permitidme que os dé un ejemplo práctico. Si os enfrentáis con una relación difícil en el nivel físico, el
problema puede resolverse sintonizando con vosotros mismos, pues de ese modo os levantáis hasta el
Cosmos y contactáis en los niveles superiores de la vida con la persona con quien estáis teniendo un
problema. También podéis intentar, desde luego, eliminar el problema simplemente en un nivel físico, pero
con mucha frecuencia ese modo está destinado al fracaso a causa de la conciencia de la personalidad.
Mediante este proceso de ir hacia arriba y luego hacia abajo puede expresarse el poder de vuestro
verdadero ser, y la verdadera naturaleza de vuestro pensamiento puede transmitiese a la persona con la
que estáis en conflicto. Pero hasta que hayáis armonizado vuestro verdadero ser no podréis intentar curar
tales heridas de ese modo.
Cuando meditéis considerado como si estuvierais rezando, pues la meditación es una forma
sagrada de comunicación. Es un acto de súplica y un acto de entrega. No debería ser un acto de
obtener ni de recibir, aunque hoy en día muchos lo utilizan de esa manera. Es cierto que en la meditación
podréis obtener solaz y quietud personal, y llegar quizá a un modo de vida más armonioso, pero esos son
106
efectos laterales, no objetivos primarios de la meditación. Todos deberíais tratar de meditar por la mañana y
por la noche, preocupándoos por el plano horizontal por la mañana y por el vertical por la noche. Sin
embargo, tened en cuenta que la meditación no es algo que se necesite hacer sólo una o dos veces por día.
Es un acto continuo del ser, y una vez que habéis elevado vuestra conciencia a estos niveles superiores
descubriréis que la meditación existe cada minuto de cada hora, cada hora del día, y que dentro de vosotros
hay un vínculo continuo con vuestro Creador. Conforme andéis por el camino de la vida, conforme os
encontréis con vuestros semejantes, conforme experimentéis las pruebas y tribulaciones de la vida, estaréis
sintonizados con ese ser superior que os llevará a una vida de armonía y amor perfectos.
Por eso aunque de momento meditéis una o dos veces por día, tratad de comprender que la meditación
debería existir durante todo el día de vigilia. Esto no quiere decir que debáis vivir en un mundo de
ensueño, sino que mientras os enfrentáis a los problemas del día sintonizáis conscientemente con el ser
superior. Vuestra conciencia asciende a las esferas de los Seres Superiores en lugar de bajar a las
vibraciones de vuestros semejantes. En verdad que si vais a sacar de dentro el ser que habéis descubierto
a lo largo de muchas vidas con muchos torbellinos, dolores y sufrimientos, debéis empezar a sintonizar con
esa conciencia superior. ¿Qué propósito tiene encarnar en este plano de la Tierra si ignoráis la sabiduría
inherente de vuestro verdadero ser? ¿Cuál es el propósito de encarnar si tenéis en vuestro interior el
destino de vuestra vida, el propósito por el que habéis venido, las lecciones a las que habréis de
enfrentaras, el conocimiento de vuestro verdadero ser y, sin embargo, negáis esta fuente?
Debéis empezar a entender el motivo de que la meditación sea la llave de vuestra evolución. Es la única
llave, pues hasta que habéis abierto la puerta de la conciencia superior no descubrís verdaderamente el
significado de la vida en esta Tierra. Por tanto, si todos vosotros hacéis grandes esfuerzos por mejorar
vuestra capacidad para meditar, para contactar con vuestros seres superiores, os habréis elevado a un nivel
de evolución del que nunca caeréis, y en las encarnaciones que han de venir retendréis siempre la
conciencia de la vida.
Para terminar, os pediría que miraseis todos la meditación con una nueva perspectiva. Examinad la
meditación que hay detrás de vuestra propia meditación. ¿Meditáis para dar o para recibir? ¿Proyectáis
vuestra mente horizontal o verticalmente? Pues es la naturaleza de vuestra proyección la que controlará
vuestra meditación. Si miráis hacia arriba os elevaréis, pero si sólo miráis hacia abajo, hacia el reino del
hombre, permaneceréis en el nivel del hombre. Como siempre, la elección es vuestra.
A muchos de sus habitantes les parece que Gran Bretaña es un país declinante, que las cualidades que
la llevaron a las alturas de poder cuando controlaba casi la mitad de la superficie de la Tierra han
desaparecido y que su gloria se ha terminado. Ciertamente que hoy, mientras se enfrenta a una crisis tras
otra, parece estar en el camino hacia el colapso moral y económico del que nunca se recuperará. Mi
propósito al hablaros ahora es tranquilizaros con respecto al destino de este gran país, mostraros el motivo
de que siga siendo grande y deciros su propósito en el destino de la Tierra.
En Gran Bretaña están algunos de los puntos más sagrados y santos de poder divino que existen
en la superficie de este planeta. Al principio de la creación fue una tierra habitada sólo por los ángeles y
fuerzas dévicas. Cuando comenzó la primera civilización del hombre en el área del mar Muerto, la
civilización conocida con el nombre de Cordemia, los ángeles aún caminaban por la superficie de Gran
Bretaña, y fue el poder que fluye a través de los centros receptores de esta tierra el que inspiró, motivó y
dotó de poder a los primeros pasos del hombre en aquella civilización. A los que estáis familiarizados con la
historia de la antigua Gran Bretaña les resulta evidente que sucedieron acontecimientos significativos
mucho antes de que se iniciaran los escritos del hombre, así como que algunos centros de poder han
existido antes de que el hombre viniera y los utilizara en el nivel físico. Grandes seres de la Esfera Angélica,
a los que el hombre no puede ver porque operan con otra frecuencia, habitaron en la superficie de esta
tierra, y muchas de las antiguas leyendas que existen hoy son las historias de sus hechos, de su
administración de las necesidades de este planeta.
Gran Bretaña, por tanto, ha sido siempre la más santa de las tierras. Se ha mantenido separada de las
otras masas de tierra del mundo incluso en los cambios cataclísmicos, pues en realidad es una tierra que
habitan los dioses. En esta Tierra hay tres grandes centros de poder a través de los cuales viene el amor
de vuestro Creador. Uno está en el Tibet, el otro en Tierra Santa y el tercero en Gran Bretaña. El triple
aspecto de la Trinidad -Padre, Hijo y Espíritu Santo- cae a la 1a Tierra a través de esos centros. El Padre
conecta con la Tierra en el Tibet, el Hijo en Tierra Santa y el Espíritu Santo en Gran Bretaña. Por tanto, en
diversos estadios de la historia de la Tierra grandes almas han venido a esta tierra para captar y utilizar el
del Espíritu Santo, y es cierto lo que se dice de que el Nazareno vino a Gran Bretaña cuando era joven para
preparar su cuerpo físico para el ensombrecimiento del Cristo. Con su presencia en Gran Bretaña, y en
particular en Glastonbury, ese gran centro de poder, se estaba preparando para el trabajo que tenía que
hacer. Muchos otros grandes Maestros han visitado también Glastonbury, aunque este hecho es en gran
parte desconocido para el hombre.
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Gran Bretaña es uno de los grandes centros espirituales del hombre. No puedo profundizar ahora en la
evolución cósmica de la Tierra, salvo decir que está decretado que durante una venida del Cristo para
cumplir el Plan Divino de evolución se sembrarán las semillas para la siguiente llegada, y que como está
destinado que la próxima venida del Cristo será en Gran Bretaña, la visita del Nazareno a esta tierra trataba
de simbolizar el próximo lugar de encarnación de la Luz Crística. Los que hayáis entendido el significado del
Cristo, los que lo reconozcáis como una luz, una fuerza, una iluminación, y no, como lo entienden las
religiones de hoy, un hombre, y los que hayáis entendido que el Nazareno era sólo un instrumento por el
que operaba el Cristo, entenderéis que la próxima visita del Cristo se manifestará de forma similar.
La historia conocida de Gran Bretaña parece en superficie llena de altibajos. Es cierto que en esta tierra
se han producido acontecimientos de los que ninguna nación se sentiría orgullosa, pero durante toda su
larga historia Gran Bretaña se ha estado preparando para el papel que va a jugar. Con la creación del
Imperio Británico estaba creando inconscientemente una federación de países que constituirá la piedra
angular de la Nueva Era, pues aunque podáis pensar que actualmente los vínculos son débiles, que la
Commonwealth no existe ya, verdaderamente los vínculos aún existen en un nivel superior de existencia y,
por encima de todo, están los factores comunes del lenguaje, la justicia, el gobierno y un sentido de los
valores que sólo son peculiares de los británicos. Las naciones han cambiado y evolucionado, pero los
dones básicos de este país han sido prestados a una gran parte del mundo.
Actualmente parece que Gran Bretaña se halla al borde del colapso. Ciertamente, el modo de vida que
ha sido perseguido por los británicos va a cambiar. Los sistemas políticos e industriales que controlan este
país van a desaparecer, y de esas situaciones surgirá una nueva conciencia británica, una conciencia que
posee más valores espirituales que materiales y políticos. En Gran Bretaña se va a encender la luz del
renacimento para la Era de Acuario. En ninguna otra parte del mundo de hoy hay tanta actividad en frente
espiritual como en Gran Bretaña, y si se mantienen los progresos que se están logrando, las otras naciones
del mundo mirarán a ésta en el futuro. En Gran Bretaña se darán las primeras manifestaciones físicas
planeadas de vuestros hermanos del espacio exterior. En este país hay muchos hombres de buena voluntad
que, aunque no operan públicamente y dejan que se conozcan ampliamente sus creencias y modos de
pensar, actúan calladamente como faros y enviando las señales que los atraerán.
Gran Bretaña será la dirigente del mundo, pero no en el sentido que ha tenido para el mundo en el
pasado, con la fuerza de las armas, con la conquista de países, sino más bien en el sentido de una
dirección espiritual a la que mirarán los otros países buscando una guía, una fuente de conocimiento y
sabiduría que ellos no poseen. Se ha escrito que Gran Bretaña y América serán una. Es cierto. Actualmente
el hombre no puede concebir la situación por la que se producirá esto, pero va a darse una unión de esos
dos países como preparación para la nueva Raza Raíz que se establecerá en la costa oeste de
Norteamérica. En los Estados Unidos de hoy hay un gran potencial y poder gracias a la unión de muchas
razas dentro de sus límites, pero carece de sabiduría y necesita una guía. Eso es lo que suministrará Gran
Bretaña, pues dentro de este país se están preparando ahora los Profesores y Maestros de la Nueva Era.
Mirad la transformación de Gran Bretaña y lo que va a suceder en los próximos cinco años no como un
desastre sino como una bendición. Compararlo con el nacimiento de un niño, que aunque es doloroso en el
nivel físico trae nueva vida, nuevas expectativas y esperanzas. Lo que está experimentando ahora el país
es una época de renacimiento. Por tanto, es una desgracia que en tal época Gran Bretaña haya decidido
unirse en federación a los otros países de Europa. Como nación tiene libertad de elección y podrá hacer lo
que quiera, pero al unirse a Europa ha retrasado el destino que tenía que cumplir. Acabará superando ese
obstáculo y se liberará de esa federación, pues Gran Bretaña ha de desarrollarse primero individualmente,
así como todos los otros países de Europa, antes de que puedan federarse en una auténtica Comunidad
Europea. En los años que van a venir veréis que el Mercado Común no es lo que pensabais, que los países
individuales concernidos aún no han aprendido a sacrificarse y a colocar a los otros países delante, y que la
motivación para entrar en esta unión no era la del sacrificio sino la del autoengrandecimiento. Ciertamente,
la motivación de Gran Bretaña para entrar no era la de dar sino la de recibir, la de tratar de evitar lo que
estaba escrito en el futuro económico del país. Sin embargo, a pesar de la unión que ha tenido lugar, Gran
Bretaña no evitará un colapso económico. En Gran Bretaña hay un nivel de civilización, si así puedo
llamarlo, que no tiene paralelo con el de ningún otro país. En todo el mundo se admiran los niveles
británicos de justicia, compasión y tolerancia. Estas son algunas de sus cualidades inherentes que puede
entregar al mundo, pero no podrá demostrar plenamente esas cualidades hasta que se haya armonizado a
sí misma.
Actualmente, Gran Bretaña se está preparando para el futuro papel, y con ella se preparan también
muchos niveles de conciencia por encima de lo físico. Los de la Jerarquía que están tratando de llevar a
adelante el plan para esta Tierra se encuentran ahora muy cerca de Gran Bretaña. Se están manifestando
muchos poderes en la superficie de este pequeño país. Se hallan presentes en un gran punto de poder:
Glastonbury. En su mayor parte, el hombre de hoy no entiende el significado de este punto de poder.
Intuitivamente reconoce la santidad de este lugar, pero no por lo que ha sucedido antes, por las leyendas,
fábulas y cuentos, sino por lo que siente hoy. Siente el aura magnética de este lugar, y por eso vienen aquí
los jóvenes de hoy, pues están sintiendo el poder que viene a través de este centro.
Algunos de vosotros sois conscientes de que dentro del cuerpo físico del hombre hay siete centros de
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poder, de energía cósmica, que son conocidos por chakras. Los países tienen chakras similares a los del
hombre. Glastonbury es uno de los chakras de Gran Bretaña. Otros centros son Londres e Iona, y el resto
podéis descubrirlo con vuestras propias investigaciones. Por medio de estos centros, los cuerpos
espirituales superiores de la Tierra se manifiestan en el plano físico o material, y por medio del gran punto
de poder de Glastonbury fluye, como ya dije antes, el poder del Espíritu Santo. Todos los que acuden a este
lugar se están vinculando con esa energía, y por eso cuando se hayan ido, incluso aunque vivan en otros
países, el vínculo etérico permanecerá, y en el momento adecuado, cuando el poder se incremento, cuando
tenga lugar la transformación de esta Tierra, serán vitalizados por ese poder. Los que vengáis a
Glastonbury, que es verdaderamente uno de los centros de peregrinación de quienes visitan puntos de
poder, hacedlo no por la santidad de los hombres y mujeres que allí viven, no por los hechos que allí se han
realizado, sino para vincularas vosotros mismos con esta fuente de energía y poder cósmico. Esta
vinculación no es por el pasado sino para el futuro. Es para que se haga lo que tiene que hacerse.
Recordad, por tanto, que Gran Bretaña ha tenido un pasado glorioso y que es una tierra muy sagrada y
santa. Verdaderamente, los ángeles han caminado y aún siguen caminando por la agradable y verde tierra
de Inglaterra. En el futuro, Gran Bretaña jugará un papel que no tiene paralelo, y las gentes que habitan
estas tierras tendrán que sufrir un período de transmutación, o transformación, para que en este cambio de
la Tierra que ha de venir, en este renacimiento cataclísmico a finales de siglo, pueda estar preparada para
cumplir el verdadero propósito de su ser: el lugar de descanso de la Luz Crística.
EL CRISTO ACUÁRICO
Cuando miráis a vuestro alrededor en el mundo de hoy podéis reconocer muchas falsas religiones, falsos
dogmas, falsos profetas, los ídolos de arcilla a los que se aferra el hombre para evitar la realidad de su
responsabilidad personal de reconocer al Cristo en sí mismo. Por sus muchos profesores terrestres y líderes
religiosos, el hombre ha llegado a creer que debe mirar siempre hacia afuera, que debe mirar hacia ellos
para el verdadero sostenimiento espiritual de su vida y para instruirse con relación a cómo debe pensar y lo
que debe creer. En donde más evidente resulta esto es en la actitud religiosa de hoy hacia la misa cristiana.
Tenéis a una religión que ha acaparado la responsabilidad de representar al Cristo y ha esparcido sus
doctrinas por todo el mundo, profesando infalibilidad y afirmando que si el hombre conoce a Cristo debe
creer en las interpretaciones de la Iglesia. Esa interpretación es incorrecta, y es responsable, por tanto, de
confundir a millones de almas que han seguido sus doctrinas. El Cristo es una luz, una iluminación, un
principio para todos los hombres, todas las religiones, todos los credos, todos los colores y todas las razas.
No pertenece sólo a la religión cristiana. La luz del Cristo está instalada dentro de cada ser de esta
Tierra, y es por medio de la comprensión y seguimiento de esa luz que la Humanidad de todo el orbe será
redimida.
En la Era en que vivís es natural que el hombre considere la forma física como una parte esencial de la
vida. Tras haber vivido y experimentado la Era de Piscis, el hombre se preocupa principalmente por los
aspectos físicos y limitaciones de la vida que son definidos por sus cinco sentidos. Por tanto, si el poder
cósmico no toma una forma física sobre la Tierra, el hombre se muestra poco propicio a entender su
significado. Por ese motivo han aparecido en forma física los grandes Seres sobre la superficie terrestre.
El Nazareno fue la última forma por la que se manifestó el Cristo sobre la Tierra. A través de su forma
física, el Cristo se expresó y tomó contacto con la Tierra. Expresó el Principio Crístico para la Era de Piscis
que iba a venir, y sus enseñanzas han gobernado e iluminado las vidas de muchas personas a lo largo de
esta Era. El hombre interpretó erróneamente muchas de las enseñanzas del Nazareno, y algunas incluso
han sido cambiadas por las propias ideas que tiene el hombre sobre la vida; pero la vibración del espíritu
cósmico sigue viviendo en sus palabras. Estáis entrando ahora en la Era de Acuario, el Cristo Acuárico va a
venir pronto, y por tanto en este capítulo voy a tratar de prepararos y de llevaros a una comprensión de El.
No quiero decir con esto que el Cristo de la Era de Acuario sea diferente del de la de Piscis, sino que la
forma que tomará sobre la Tierra será diferente, pues el Cristo Píscico no tendrá ya atractivo, especialmente
para los jóvenes, en la Era de Acuario.
Es interesante que cuando miráis a la Luna, el satélite de la Tierra, veáis un cuerpo que tiene forma pero
no vida aparente, en oposición a la Tierra, en la que reconocéis forma y vida, Ello se debe a que la
frecuencia de la vide en la Luna es diferente a la de vuestro planeta. Sin embargo, sí cambiara la frecuencia
de la Tierra, como va a suceder en los próximos años, podréis apreciar que hay seres en la Luna que miran
a la Tierra y no ven la expresión de la vida que hay en ella. Mirarán a la Tierra como un planeta desolado, al
igual que veis vosotros ahora a la Luna. La expresión de la vida física puede tener muchas apariencias
dependiendo de la frecuencia de la materia y de la tasa vibratoria de la vida del planeta. Cuando entréis en
la Era de Acuario va a cambiar la estructura de la materia en la Tierra. La tasa vibratoria de la Tierra va a
aumentar, la frecuencia de la materia va a acelerarse, pues todo el Cuerpo Solar se está moviendo en una
espiral evolutiva ascendente. Por tanto, cambiará la forma física de la vida en esta Tierra, y como el Cristo
está dentro de todas las formas de esta Tierra, también su apariencia será diferente.
El principio básico del Cristo, el principio que ilumina sobre esta Tierra, el principio que redimirá a la
Humanidad y a esta Tierra, es el del servicio sacrificial por amor. El Cristo, por tanto, es el espíritu de
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servicio, del sacrificio del yo, porque mediante el control de sus elementos interiores el hombre puede
elevarse y ser un instrumento de servicio, Ese fue, seguramente, una de las principales demostraciones del
Nazareno. Había perfeccionado tanto su ser a través de muchas encarnaciones, muchas tribulaciones,
pruebas e iniciaciones, que cuando encarnó en aquel tiempo fue capaz de ser Cristificado y de representar
al Cristo en forma física. La vida del Nazareno trataba de demostrar lo que podía alcanzar el hombre y lo
que podrá hacer cuando también esté Cristificado. No penséis por ello que el Cristo sólo habita en uno
cuantos seres de gran evolución. La expresión crística habita en todos vosotros, y la luz con que brilláis, la
luz Crística, variará sólo de acuerdo con vuestros puntos de conciencia, vuestros conocimientos anímicos,
los cuales habéis aprendido durante muchas encarnaciones pasadas, pero especialmente en esta
encarnación presente en un momento tan crítico en la historia de la Tierra. Todos sois Cristos en la
estructura.
La Navidad no es la época del nacimiento del Nazareno, sino el momento en el cual los seres superiores
de la vida celebran, al igual que vosotros celebráis los cumpleaños, el nacimiento de la luz Crística. Es un
momento en el que todos vosotros deberíais mirar en particular al Cristo que hay en vosotros. Es un
momento para recordar que Cristo existe en vosotros y que es por medio del Cristo como cambiaréis esta
Tierra y vuestro verdadero ser. ¿Qué significó el Cristo para vosotros cuando crecisteis y desechasteis la
historia popular de la Navidad? ¿Qué significa el Cristo para vosotros, almas antiguas y evolucionadas, una
vez que se os ha demostrado que la Navidad no es lo que las Iglesias interpretan, que en realidad el Cristo
se manifestó muchos miles de años antes de que la religión cristiana hubiera sido pensada y que seguirá
existiendo por muchos años más cuando la religión cristiana haya muerto? ¿Cuántos de vosotros habéis
mirado en vuestro interior para ver allí la luz del Cristo? ¿Cuántos de vosotros habéis reconocido que la luz
crística es la única que podéis seguir para que evolucionéis vosotros y esta Tierra en que habitáis?
¿Sois conscientes de que la luz Crística no existía, un tiempo en que no era necesaria? Sólo después de
muchos eones de tiempo, cuando el hombre renació sobre la Tierra con el don divino de la libre elección,
que le llevó a su caída y degradación gradual, la luz Crística fue enviada a la Tierra por vuestro Creador.
¿Sois conscientes de que otros planetas de este Cuerpo Solar no tienen al Cristo? Ese es, seguramente, el
significado de los tres sabios de la historia de Navidad, pues cuando vinieron al nacimiento del Cristo no lo
hicieron sólo por rendir homenaje, sino también para observar, pues no habían visto al Cristo antes.
¿Comprendéis que en los tres planetas mayores de vuestro Cuerpo Solar, de los que procedían los tres
sabios, habían llegado a su nivel de evolución sin conocer al Cristo, sin utilizar Su poder? Los sabios
trajeron sus dones de oro, incienso y mirra simbolizando los dones de sus tres poderes planetarios: verdad,
amor y armonía. Vinieron a dar la bienvenida al Cristo aquí en la Tierra.
Recordad que la luz Crística que habita en vosotros es el don supremo de vuestro Creador. Es una parte
de Sí mismo. Es algo que se le ha dado al hombre como privilegio por la naturaleza de su ser y su destino
en la espiral evolutiva de este Cuerpo Solar, pues la creación de la Tierra y del hombre que habita en ella
tiene una significación especial. Cada uno de vosotros ha sido creado a imitación de vuestro Creador; por
tanto, sois dioses en vuestra formación. Tenéis en vosotros la capacidad de convertiros un día en dios, en
sol, de esparcir vuestra iluminación sobre un cuerpo tan grande como este Cuerpo Solar y de vigilar el
crecimiento y la evolución de vuestros seres como lo hace vuestro Creador, cuyo espíritu reside en el Sol.
Por tanto, sois muy especiales dentro del Cuerpo Solar en que habitáis. Encarnáis en forma física sobre la
Tierra como un gran privilegio, y sin embargo hay muchos que inconscientemente consideran esta escuela
de la vida como un trabajo penoso, un aburrimiento, una fatiga con pocas recompensas, sin comprender el
gran privilegio que se les ha entregado: el de experimentar la expresión Crística en forma física.
El Cristo Acuárico aparecerá en forma Acuárica. El hombre cambiará la forma de su cuerpo físico en el
cambio cataclísmico que va a venir a finales de este siglo, y también cambiará la forma del Cristo. Dentro
del Cuerpo Solar están ahora las esencias o semillas de dos planetas: uno se halla dentro del aura del Sol y
el otro dentro de la del satélite que rodea a Saturno, ese planeta al que el hombre llama a veces Satán, pero
que no es el mal sino el planeta de prueba, el planeta que mantiene al Sol en perfecto equilibrio y ritmo. En
el momento correcto, para cumplir el Plan Divino tanto de ese Ser a Quien llamáis Dios como de los Seres o
Fuerzas que están más allá de este Cuerpo Solar, estas esencias tomarán forma física y se convertirán en
planetas. Cuando el planeta que hay dentro del anillo de Saturno cobre existencia, liberará la presión de
Saturno en el Sistema Solar y Saturno no necesitará ser ya el planeta que prueba y restringe. Entrará en
equilibrio con el Sol cuando la Tierra se levante sobre su eje y formarán una trinidad completa. En esta
trinidad completa del Amor, la Creatividad y la Sabiduría que se derramará desde esos tres aspectos, la
Tierra conocerá sus mil años de paz.
Cuando Saturno haya revelado a su planeta, el Sol pondrá el suyo en órbita, y éste será, por así decirlo,
el hijo del Sol. Estos dos planetas, el masculino y el femenino, el positivo y el negativo, cambiarán la
naturaleza de la vida en esta Tierra. Entonces el Cristo vendrá de nuevo, pero en lugar de tomar contacto
con la Tierra y ser ejemplificado por un hombre, como es el caso del Nazareno, tomará contacto mediante
la unión perfecta del hombre y la mujer, quienes serán los líderes de una nueva raza de la
Humanidad sobre la Tierra. Entonces tendréis un nuevo aspecto del Cristo, un aspecto que cambiará
vuestras vidas radicalmente, pues el aspecto Satán, el aspecto de prueba, no estará presente ya sobre la
Tierra. El hombre no tendrá que dominar ya las influencias bajo las cuales lucha hoy por progresar entre el
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torbellino, el dolor, la desarmonía y la destrucción predominantes ahora en el planeta. Habrá pasado a esta
nueva Era del Cristo. Su cuerpo habrá cambiado, habrá ampliado sus sentidos. Será consciente de la vida
que hay más allá de lo físico que se conoce hoy, y también verá al Cristo en otra forma distinta a la física.
Será llevado a una mayor comprensión del Cristo que hay en él.
Pero todo esto no será posible si no despertáis al Cristo que hay en vosotros, de modo que cuando
tenga lugar la gran elevación de la Tierra, cuando se mueva sobre su eje, cuando la luz Crística cambie
dentro de vosotros, estéis preparados para el cambio. La luz del Cristo será el poder que motive vuestras
vidas. Si aceptáis esa luz aceptáis ese poder; si permitís que gobierne todo vuestro ser, fluirán en vosotros
los poderes del Cosmos, fluirá el correcto uso de las Leyes Naturales del Universo y realizaréis «milagros»
como hizo el Nazareno. Vendrá a vosotros el don de la profecía, el don del conocimiento más allá de la
esfera de la Tierra, la unión de la vida con los mundos de lo invisible. Todo esto se halla dispuesto para
vosotros en los años que van a venir, pero sólo vendrá a la forma que esté preparada, sólo podrá
venir a aquellos que hayan visto al Cristo, que hayan conocido el verdadero significado del servicio,
del amor, de la armonía, de la buena voluntad.
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