Psicologia
Psicologia
Psicologia
Unidad Xochimilco
Desde el hecho de que las nuevas generaciones acudan a terapia con un objetivo
preventivo, hasta que muchas personas lleguen a una primera sesión con un
“diagnóstico made in Google”. Todo esto supone nuevos retos a los que los
psicólogos debemos adaptarnos.
Sabemos que la psicología está preparada para los embates de cada cambio de
siglo. Al tratarse de una ciencia, consta de las herramientas necesarias para hacer
frente a los problemas emocionales y conductuales de los seres humanos.
Pero ¿qué es aquello que hoy en día preocupa a las personas? ¿En qué se
diferencia de las inquietudes de antes? ¿Cómo podemos adaptar las técnicas
antiguas al paciente actual?
Para entender cómo es la figura del psicólogo del siglo XXI, debemos plantearnos
cómo son los y las pacientes del siglo XXI.
Los psicólogos del siglo XXI nos estamos enfrentando, por primera vez, a los dos
últimos grupos de pacientes.
Nos han formado para la intervención sobre lo patológico. Esto sabemos hacerlo
muy bien. Es cierto que cada vez hay más casos de ansiedad y aparecen nuevos
miedos relacionados con cosas que no existían o no eran tan significativas hace
unos años. Sin embargo, también aparecen muchos más casos en los que el
objetivo es la prevención.
Un psicólogo del siglo pasado rechazaría un caso donde no hay patología. Esto no
ocurre en el XXI: hoy se trata el problema trabajado y, además, la prevención.
Podríamos criticar este hecho, pero no deja de ser una conducta naturalmente
humana. “¿Por qué me pasa esto? ¿Le pasa a otras personas?”… La búsqueda
de respuestas a estas preguntas no es el verdadero problema.
Por otra parte, es cierto que, cuando se usan correctamente, las redes sociales
pueden ser una buena herramienta para la población joven para relacionarse y
socializar. Sin embargo, la manera en la que afectan a este sector y a su
autoestima y autoconcepto también puede suponer un problema.
Pero no todo son desventajas. ¿En qué nos ayudan a los psicólogos las nuevas
tecnologías? Nos permiten ponernos al alcance de más gente. Podemos llegar a
tener pacientes de cualquier lugar del mundo.
Se trata de una posibilidad que nos ha ayudado, sin ir más lejos, durante la
pandemia. Gracias a las nuevas tecnologías e Internet, hemos podido ofrecer
terapia a personas que la necesitaban por medio de videollamadas.