Arequipa de Antaño
Arequipa de Antaño
Arequipa de Antaño
500 ejemplares
AGRADECIMIENTOS
Mientras tanto, se acercaban las lluvias del Este y los vientos del
Sur, tiñendo su ropaje de azul y violeta. Mas tarde, la Luna
curiosa y coqueta por entre las nubes se hizo presente, y vio que
un hermoso Volcán ocupaba el sitial destinado sólo para reyes.
"Ya llegó", se dijo la Luna, y mandó a la nieve colocarle un
manto de armiño y envió a las nubes para coronarlo. Luego,
acudió alegre un ejército de estrellas brillantes a rendirle pleitesía.
Irguióse el Misti, majestuoso y complacido y palpitó ese noble
corazón que tiene dentro. Aquel joven rey, ¡tenía los brazos
abiertos! "Sí".
Su brazo derecho: "el Chachani", levantado en alto, desafiante,
mostrando su fuerza, retador y bravío, surcado de aristas rebeldes
de color cobrizo como el mestizaje del hombre que a su amparo
allí nacería; guardián celoso y desconfiado pero magnánimo, pues
de sus grietas brotan sabrosas aguas tibias de mágicos poderes,
que por sabias rutas vírgenes con trazos de intuitiva ingeniería,
hasta el desierto lleva su rico manantial, formándose más tarde
esos oasis de salud que son "Yura y Socosani".
Y volvieron las lluvias del Este y los vientos del Sur tiñendo los
campos de verde. Y atraída por la brisa y la tierra húmeda, la flor
silvestre llegó presurosa y bella, "la radiante primavera", llevando
en su delantal mil flores y en sus sandalias semillas, que al
caminar repartía, y que aquella tierra fértil multiplicó agradecida.
La seguían mariposas, abejas y colibríes; siendo el Texao la flor
más bella con sus colores más vivos y variados, que alegraban
desde lejos el paisaje que emergió, mereciendo ser nombrada
nuestra flor arequipeña. En ese regazo y entre esos dos brazos
nació Arequipa y en este paraíso sin serpientes nació el hombre
arequipeño, hijo del Misti. Recios hombres de color cobrizo y
músculos de acero y sus mujeres de fina piel soleada y mejillas
encendidas color durazno. En un conjunto de talento y corazón,
de creatividad y trabajo, de decisión y constancia.
UNA AVENTURA
Creo que todos los niños de aquel tiempo que concurríamos a esta
retreta, aprendimos a escuchar y apreciar la buena música de una
buena Banda. Eran noches de alegría, los niños jugaban, corrían,
mientras los padres o personas responsables los vigilaban
sentados en esas bancas que aún existen. Eran horas inolvidables.
LA HERMOSA CATEDRAL
Pero quitaron la pileta, los niños, las ranas, el agua, los árboles y
colocaron allí una linda imagen de San Francisco de Asís. Se
perdió la tradición, el arte y la alfombra lila y las bancas de
inocentes romances.
Era conocido que estos baños hacían milagros en las personas que
llegaban hasta en sillas de ruedas por efecto del reumatismo; a los
veinte o treinta días de tomar estos baños, salían caminando por
sus propios medios.
Cada cual volvía a su casa para prepararse e ir, unos al cine, que,
antes de empezar la película jugaban elegantemente, lanzando
serpentinas, con los chisguetes perfumados y el pica-pica que era
uba mixtura de papel de colores. Otro entusiasta grupo, asistía por
la noche, a las fiestas de disfraces en clubes o casas particulares,
donde la alegría, la música y el baile eran los factores principales,
acompañados por la decoración del local, con globos, serpentinas
con mensajes y mucho color. Los asistentes llevaban para
salpicar, una botellita de "agua de florida" para jugar en la fiesta,
(después aparecieron los chisguetes de éter). Mientras las parejas
bailaban se ponían serpentinas al cuello, un puñado de pica-pica y
talco a la cabeza de la pareja, también se intercambiaba los
mensajes de las serpentinas, con la intención de enviar alguna
broma, o quizás una galantería, un piropo... o, una respuesta.
Cada persona portaba una vela de 0.30 cmts., de color verde, que
la Hermandad del Santo Sepulcro, se encargaba de repartir.