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Paternidad Biológica vs. Paternidad Socioafectiva.

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HILDA GONZÁLEZ NEIRA

Magistrada Ponente

SC1947-2022

Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01
(Aprobado en sesión de nueve de junio de dos mil veintidós)

Bogotá, D. C., treinta (30) de junio de dos mil veintidós (2022)

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


el accionado Guillermo Fabiam Rodríguez, contra la
sentencia de 10 de octubre de 2019 proferida por la Sala de
Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá,
dentro del proceso verbal formulado en su contra y de Henry
Yecid Gómez por el Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar – ICBF, en nombre del menor Joshua David
Rodríguez Carrillo, representado legalmente por su
progenitora Ingry Patricia Carrillo Rueda.

I. ANTECEDENTES
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

1. Petitum. El Defensor de Familia del Instituto


Colombiano de Bienestar Familiar, en defensa de los
intereses del menor Joshua David Rodríguez Carrillo, pidió
se declare que el infante no es hijo biológico de Guillermo
Fabiam Rodríguez Rodríguez, siendo tal el codemandado
Henry Yecid Gómez, de acuerdo con la prueba de ADN
aportada con la demanda; corregir el registro civil de
nacimiento del pequeño; y condenar en costas al extremo
convocado1.

2. Causa petendi. La reclamación incoada se soportó


en los hechos relevantes que admiten el siguiente compendio:

Henry Yecid Gómez e Ingry Patricia Carrillo sostuvieron


una relación sentimental por tres (3) años, producto de la
cual nació Joshua David Rodríguez Carrillo, el 25 de agosto
de 2012.

Se refirió que Henry Yecid Gómez durante el embarazo


de Ingry Patricia Carrillo tenía planes matrimoniales con
ésta, pero se enteró que convivía con Guillermo Fabiam
Rodríguez Rodríguez, a quien ella apuntó como el padre y al
nacer el niño lo reconoció legalmente como su hijo.

En mayo de 2014, Ingry Patricia le comunicó


telefónicamente a Henry Yecid que era el padre biológico del
mencionado menor; por lo que este acudió al ICBF para
emprender las diligencias de impugnación de la paternidad,

1
Folios 6 a 9 y 12 del c. 1.

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y reconocer a Joshua como suyo frente a lo cual la madre


estuvo de acuerdo «con impulsar las acciones legales a favor de su
hijo».

Sostuvo que «el señor GUILLERMO FABIAM RODRÍGUEZ


RODRÍGUEZ, quien aparece como padre fue citado a la Defensoría de
familia las veces y no compareció y tampoco autoriza por escrito y/o de
manera presencial se le practique prueba genérica de ADN al niño
JOSHUA DAVID RODRÍGUEZ».

Finalmente se practicó prueba de ADN, que comprueba


la paternidad de Henry Yecid Gómez con relación a Joshua
David Rodríguez Carrillo con una probabilidad acumulada
del 99.999999993%.

3. El Juzgado Quince de Familia de Bogotá admitió la


demanda de impugnación de paternidad concurrente con
investigación, ordenando el enteramiento de la Defensora de
Familia, el Ministerio Público y los llamados a juicio (fl. 17 Cd 1).

3.1. La Procuradora 149 Judicial II Familia pidió


interrogar en el proceso a Ingry Patricia Carrillo Rueda y a
Henry Yecid Gómez (fl. 18 Cd 1).

3.2. Henry Yecid Gómez, por intermedio de mandatario


judicial, asintió respecto de los hechos de la demanda y se
allanó a todas las pretensiones (fls. 24- 26 Cd 1).

3.3. Guillermo Fabiám Rodríguez Rodríguez mantuvo


una actitud silente (fl. 29 Cd 1).

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3.4. En el curso del litigio Ingry Patricia Carrillo Rueda


pidió la terminación por desistimiento, el cual fue
coadyuvado por Guillermo Fabiam Rodríguez Rodríguez (fl. 77-

79), siendo negado por el juzgado de conocimiento, mediante


auto de 11 de agosto de 2016 (fl.105 Cd 1).

4. Los fallos de instancia. El Juzgado de primer nivel


dictó sentencia en audiencia celebrada el 19 de diciembre de
2018, en la que resolvió: (i). Declarar que Joshua David
Rodríguez Carrillo no es hijo de Guillermo Fabiam Rodríguez
Rodríguez; (ii). Declarar que Henry Yecid Gómez es el padre
biológico del menor; (iii). Inscribir la decisión en el registro
civil del niño; (iv). Determinar que los derechos de patria
potestad sean ejercidos por ambos progenitores; (v.) Decretar
que la custodia y cuidado personal del pequeño está en
cabeza de la madre; (vi). Fijar cuota de alimentos y entrega
de vestuario a favor del niño y a cargo del padre; (vii).
Reglamentar las visitas del progenitor al menor; (viii.)
Ordenar al equipo interdisciplinario de la Defensoría de
Familia que realice «seguimiento y acercamiento terapéutico donde
se involucre a ambos demandados y la progenitora»; (ix). Disponer el

reembolso por parte de los demandados a favor del ICBF de


los gastos de la prueba de ADN practicada, notificar lo
decidido al Ministerio Público y no imponer condena en
costas (fl. 267 -269 Cd 1).

Apelada la decisión por los señores Ingry Patricia


Carrillo Rueda y Guillermo Fabiám Rodríguez Rodríguez, el

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Tribunal la confirmó, con fallo de 10 de octubre de 2019, y la


adicionó así:

«ADICIONAR los ordinales tercero, octavo y noveno de la sentencia


apelada (…) en el sentido de ordenar que el juez de la primera instancia
previo informe una vez agotado el proceso de acercamiento entre el niño
y su padre biológico, disponga en qué momento es prudente, de acuerdo
con los avances del seguimiento terapéutico, proceder a la inscripción de
la sentencia en el registro civil de nacimiento del niño (…) y hacer
efectivas las visitas del niño con su padre biológico Don Henry Yecid
Gómez…

«CONFIRMAR en lo demás (…) la sentencia apelada.

«CONDENAR en costas de esta instancia a los recurrentes».

II. LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

Tras reseñar los antecedentes del caso y la sentencia C-


109 de 1995 de la Corte Constitucional, el artículo 7º de la
Convención sobre Los Derechos del Niño, ratificada por la Ley
12 de 1991, y el artículo 25 del Código de la Infancia y
Adolescencia, recordó el alcance constitucional que tiene en
derecho de toda persona a tener un nombre y conocer su
verdadera filiación, así como la función a cargo de las
Defensorías de Familia en ese propósito, a partir de lo cual
anotó que «no se puede desconocer el vínculo filial con el pretexto que
ha sido reconocido por la persona que pasa por su padre, pues ello sería
ir en contrario a lo dispuesto en la Constitución y la ley, porque se estaría
obligando a alguien a identificarse como hijo de quién no lo es».

A continuación, se ocupó del alcance y eficacia


demostrativa que tiene la prueba genética en asuntos como
el presente, dado el carácter de plena prueba que le reconoce
el legislador y las vicisitudes que se pueden presentar en su

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recaudo, por lo que no es predicable con grado absoluto la


existencia de prevalencia, sino igualdad probatoria entre ésta
y las demás pruebas de carácter filial.

Indicó el enjuiciador, que (Minuto 19.45) «En el presente caso, la


prueba que sirvió de estribo para acceder favorablemente a las
pretensiones de la demanda se constituye en plena demostración de la
filiación paterna, con la cual se desvirtuó mediante prueba científica la
presunción de paternidad radicada en cabeza de Don Guillermo Fabiám
Rodríguez. Sin embargo, cualquier modificación que se pretende
introducir sobre la conformación y dinámica familiar de un niño, niña o
adolescente debe atender la protección del interés superior de los niños
para evitar que una decisión de esa naturaleza cause afectación física y
psíquica».

Frente a este último postulado memoró la sentencia


STC1976-2016 de esta Corte, atinente a la trascendencia del
interés superior del menor en las decisiones judiciales, y con
resguardo en esta indicó, que (Minuto 23.06) «Para el caso concreto,
se tiene que según las manifestaciones de los recursos de apelación
interpuesto por Doña Ingry Carrillo y Don Guillermo entre el Infante JDRS
y Don Guillermo Fabián se construyó desde el nacimiento de aquel una
relación paterno filial, en la que se dice le han brindado protección amor
cuidado, se ha velado por su bienestar y educación. Sin embargo, no
existe evidencia sobre estas circunstancias puesto que el demandado
Guillermo Fabián Rodríguez Rodríguez guardó silencio cuando se le
notificó el auto admisorio de la demanda, sin que hubiera aportado
elementos materiales de prueba que demuestren que indubitablemente
existe una paternidad "socioafectiva” [...], pero aún en el evento de que
la hubiera el niño JRDC tiene una edad temprana, está en proceso de
formación, dado que se encuentra en la primera infancia (según la
UNESCO, pues tiene 7 años cumplidos al 25 de agosto del 2019); según
la UNESCO la primera infancia va hasta los 8 años. A tiempo de conocer

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

su verdadera filiación, situación acorde con el espíritu de la ley, según la


cual en principio al momento de decidir estos asuntos debe primar el
criterio biológico y máxime si se tiene en cuenta como lo informó la
asistente social del juzgado y así lo confirmó Doña Ingry Carrillo Rueda
en su interrogatorio de parte el niño ha establecido contacto con su
verdadero padre biológico Henry Yecid Gómez en varias ocasiones, tanto
en centros comerciales como en la casa del señor Gómez».

En punto al reclamo filial remarcó, que (Minuto 24:58) «No es


cierto que se hayan transgredido los derechos del niño a tener una
familia y a no ser separado de ella, pues como se señaló en líneas
anteriores, se acató el principio de la prevalencia del derecho sustancial
y así establecer su verdadera filiación; por esa causa no se atendió el
desistimiento de la acción que pretendió la progenitora del niño, para así
garantizar la efectividad de sus derechos, como es saber su origen y
quién es su verdadero padre. Y el hecho de que el niño JDRC se
encuentre albergado en una familia constituida por su progenitora Ingry
Carrillo Rueda y Don Guillermo Fabiám Rodríguez Rodríguez no quiere
decir que se puede desconocer el derecho que tiene de saber su
verdadera filiación derecho que es del Niño, no de señor Henry Yesid
Gómez».

Delanteramente se adentró en el examen de lo definido


en relación con las visitas, y dada la situación particular del
menor, específicamente que este ha vivido siempre con la
madre y el demandado Guillermo Fabiam Rodríguez
reconociéndolo como padre, halló «indispensable la asesoría y
apoyo del equipo interdisciplinario de la defensoría de familia del centro
zonal del domicilio del párvulo, para que con su benéfica asistencia y de
manera paulatina se produzca el acercamiento con su padre biológico,
teniendo siempre como ese eje cardinal de esta labor el interés superior
del pequeño y tomando las medidas administrativas que consideren
convenientes para que este no se vea afectado en sus actividades

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

educativas y familiares».

Consideró prudente el ad-quem, además, no escuchar


dentro de este trámite al niño, «para no exponerlo a situaciones
que podrían afectarlo y teniendo en cuenta que dada su corta edad no
tiene la suficiente madurez para pronunciarse al respecto».

Puntualizó el tribunal que (Minuto 27.43) «En lo relativo a


que no se tuvo en cuenta que el señor Henry Yecid Gómez no tiene un
trabajo y que el cambio de apellido va ocasionar que el niño se quede sin
seguridad social se tiene, que los derechos del niño a definir su estado
civil posición de la familia y a tener una personalidad jurídica no afectan
la seguridad social que le pueda brindar el señor Rodríguez Rodríguez;
y el hecho de que su verdadero progenitor posiblemente no tenga la
misma condición económica no quiere significar que el niño quede
desamparado, pues sí hipotéticamente en caso de que el padre no se
encuentra vinculado al régimen contributivo, porque no tiene vínculo
laboral vigente o porque carece de ingresos o rentas para afiliarse a dicho
régimen, ante la falencia de esta capacidad de pago, se deberá acudir al
régimen subsidiado otorgado por el gobierno nacional para así
garantizar el acceso a los servicios de salud».

Finalmente, atañedero a los alimentos ante la falta de


demostración de capacidad económica, juzgó acertado que
con base en los cánones 129 y 130 del Código de la Infancia
y la Adolescencia se aplicara la presunción de ingreso de un
salario mínimo, de suerte que era dable mantener lo
dictaminado por el a quo.

III. LA DEMANDA DE CASACIÓN

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

El impugnante propuso un (1) cargo contra la sentencia


impugnada, fincado en la causal primera del artículo 336 del
Código General del Proceso.

CARGO ÚNICO

Se denuncia la sentencia combatida por ser


directamente violatoria de los artículos 42 y 44 de la
Constitución Política y los cánones 22 y 25 del Código de la
Infancia y Adolescencia, por aplicación indebida.
Adicionalmente por la «infracción de la doctrina constitucional
imperante sobre los derechos de los niños, niñas y adolescentes respecto
de la filiación y la protección de la familia».

En respaldo, puso de presente la evolución que han


tenido los postulados y desarrollo sociales, en cuanto a la
protección de la familia y de la niñez, en especial, el
reconocimiento que se ha dado a la familia de crianza, que
ha sido privilegiado sobre la biológica, haciendo efectivo el
derecho de los niños «a tener y crecer en el seno de la familia, a ser
acogidos y no expulsados de ella». Siendo en esto donde se

equivoca el tribunal, pues no tuvo «en cuenta los derechos


prevalentes del niño Joshua David Rodríguez Carrillo, a tener una
familia y no ser separado de ella, a la identidad y raigambre con su
núcleo familiar actual, que se vería afectado gravemente con la presencia
de un tercero ajeno a ese núcleo familiar».

1.- Frente a la indebida aplicación de las normas


acusadas, luego de evocar el alcance y contenido de estas,
aseguró que el fallo acusado «privilegió la consanguinidad biológica

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

sobre el vínculo paterno filial que ha desarrollado el menor en su familia


actual, al punto que impugnó la paternidad de quien ha reconocido al
niño como suyo, lo ha criado como suyo y respecto de quien el niño
identifica como su padre. En efecto, el fallo se centró específicamente en
el resultado de la prueba de ADN y, en virtud de ella, sin mayores
miramientos determinó que en Colombia prevalencia la paternidad
biológica, solo por el hecho de ser uno quien engendra», pero que se

pasó por alto que el menor está «debidamente vinculado a un


núcleo familiar», y tiene un estado civil definido, porque desde

que nació Guillermo Fabiam Rodríguez lo reconoció como


suyo «Y por tanto, está identificado como miembro y perteneciente a esa
Familia y portador del apellido Rodríguez Carrillo, el cual exhibe con
orgullo ante sus compañeros de colegio», creciendo así en dicho

hogar, teniendo garantizados todos sus derechos «acorde con


las condiciones económicas, afectivas y morales de sus padres».

Pregonó, además, que el tribunal desconoció que «El niño


no ha tenido acercamientos reales con su padre biológico, más que
encuentros esporádicos en centros comerciales, cuando tenía escasos 2
años y cuando el señor Gómez, chantajeaba a la madre del niño con
contarle a su esposo de la infidelidad cometida por ella, y en virtud de la
cual se engendró el menor»; que el cambio de apellido y regulación

de visitas no solo «atenta contra el desarrollo armónico e integral del


menor, sino que desconoce la prevalencia que en igualdad de
condiciones se ha dado a los distintos tipos de familia», como también

«contra la identidad consolidada del menor y lo obliga a modificar y


cambiar los elementos de su nombre, como lo es su apellido y filiación
que hasta el momento tiene, conserva y perdura».

En su criterio, el Tribunal «priorizó por priorizar el vínculo


consanguíneo biológico, y por esta vía, atropelló derechos del menor que
en este momento afectarían gravemente su desarrollo armónico y

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

psicológico», debiendo tenerse en cuenta que el recurrente, aun

a sabiendas del resultado de la prueba de ADN, «siguió


fungiendo como lo que es su padre, pues así lo reconoció desde el
nacimiento y le ha garantizado su derecho prevalente a tener un nombre
y una nacionalidad y, en esta línea tiene definido su estado civil ante la
familia y la sociedad» y el cambio dispuesto en la sentencia

implicaría gran afectación sicológica en el menor.

Afirmó, que dada la finalidad que tienen las acciones de


impugnación e investigación de la paternidad estas no se
pueden utilizar «so pretexto de buscar ‘su verdadero estado civil’,
generar un perjuicio irremediable al niño que ya lo tiene desde su
nacimiento», resaltando que, en este caso el «niño, no solo es

reconocido sino que se identifica dentro del contexto de quien lo


reconoció, no es un niño que deba protegérsele su derecho al estado civil,
por carecer de él, o porque su padre no lo reconoció, no. el niño fue
reconocido por el esposo de su madre, nació como hijo matrimonial, se
ha criado en el seno de una familia, su padre, su figura paterna siempre
ha sido quien figura como tal en el registro civil de nacimiento, por lo que
priorizar sólo una situación biológica sobre una realidad de protección
del niño es atropellar sus derechos so pretexto de protegerlos».

«Y es que a diferencia de lo dicho en la sentencia, el niño de 7 años


como lo es Joshua David, no fue escuchado, no le fueron tenidas en
cuenta sus apreciaciones, no se estudió su sensibilidad, ni el impacto
negativo que a la edad en que se encuentra puede tener que someterse
a la situación de desapego de su hogar actual, tampoco se tuvo en cuenta
su desarrollo mental y cognitivo, por lo que limitarse a decir que está en
la primera infancia para minimizar el impacto de la decisión es además
de atentatorio de los derechos del niño, claramente una aplicación
indebida de los artículos 42 y 44 superior»

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2. El segundo aparte del reproche lo edificó en la


presunta transgresión de la que denomina «doctrina
constitucional imperante sobre derechos de los derechos de los niños,
niñas y adolescentes» transcribiendo la sentencia de tutela

STC1979-2019 de esta Corte, para luego insistir en la


relación que se ha conformado entre el menor y el padre
reconociente, de suerte que «La sentencia quiebra abruptamente
para Joshua David esa identidad parental que ha y que viene desde la
primera infancia en la cual está cursando, en la que se generó la
identificación de las figuras materna y paterna, por lo que esto conlleva
necesariamente a dañar su estabilidad emocional, que está en pleno
proceso de formación»; que «en lugar de ser garante de los derechos del

niño, los afecta directamente pues no tuvo en cuenta la situación


particular y específica del caso que fue puesto en consideración de las
instancias judiciales, ni se ahondó, de ser el caso en prueba que
permitieran establecer la protección real del niño».

CONSIDERACIONES

A lo largo del tiempo, la institución familiar se ha


estudiado atendiendo la concepción que de ésta se da, pero
sobre todo el constante dinamismo que impulsa las
sociedades como tales, provocando una permanente
evolución, tanto normativa como jurisprudencial, en aras de
garantizar la efectividad de los derechos de sus integrantes.

La Constitución Política de 1991, trajo grandes e


importantes modificaciones, al pasar de ser un estado de
derecho a un estado social de derecho, dando relevancia a la
protección de los derechos de los individuos como un fin
esencial del estado, propendiendo por el mejoramiento en la

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

prestación de servicios públicos de interés social, como la


salud, educación, vivienda, protección de las garantías y
redistribución de la riqueza, en general la consideración de
la persona humana, dotando incluso a los individuos de
herramientas importantes para procurar la salvaguarda de
sus prerrogativas ius fundamentales.

Una de esas novedades importantes que consagró la


Carta, fue la de elevar a rango constitucional los derechos de
la familia y de la niñez. Es así como los artículos 42 y 44
disponen:

ARTÍCULO 42. La familia es el núcleo fundamental de la


sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la
decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o
por la voluntad responsable de conformarla.

El Estado y la sociedad garantizan la protección integral de


la familia. La ley podrá determinar el patrimonio familiar
inalienable e inembargable.

Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados


o procreados naturalmente o con asistencia científica, tienen
iguales derechos y deberes. La ley reglamentará la progenitura
responsable.

La pareja tiene derecho a decidir libre y responsablemente


el número de sus hijos, y deberá sostenerlos y educarlos mientras
sean menores o impedidos.

Las formas del matrimonio, la edad y capacidad para


contraerlo, los deberes y derechos de los cónyuges, su separación
y la disolución del vínculo, se rigen por la ley civil.

Los matrimonios religiosos tendrán efectos civiles en los


términos que establezca la ley.

Los efectos civiles de todo matrimonio cesarán por divorcio


con arreglo a la ley civil.

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También tendrán efectos civiles las sentencias de nulidad


de los matrimonios religiosos dictadas por las autoridades de la
respectiva religión, en los términos que establezca la ley.

La ley determinará lo relativo al estado civil de las personas


y los consiguientes derechos y deberes>.

ARTÍCULO 44. Son derechos fundamentales de los niños:


la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la
alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una
familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor, la educación
y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán
protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral,
secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y
trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos
consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados
internacionales ratificados por Colombia.

La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de


asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e
integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona
puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la
sanción de los infractores.

Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de


los demás.

Con el primero, se fortaleció la institución familiar en sí


misma considerada, al reconocer el derecho que tienen los
individuos de conformarla por vínculos naturales o jurídicos,
esto es, que se pueda constituir dentro o fuera de la
institución matrimonial, propende por la progenitura
responsable y confiere a la pareja la potestad de decidir el
número de hijos que deseen tener.

Con ello se reforzaron los esfuerzos legislativo y


jurisprudencial que venían dándose, frente a las parejas y la
prole, superando inequidades que desde antaño se

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presentaban, especialmente en cuanto a los derechos


económicos. Es así como la ley 54 de 1990 reconoció la
conformación de las uniones maritales de hecho y la
posibilidad de que con ocasión de estas se pudiera constituir
una sociedad patrimonial entre compañeros permanentes.
Frente a los hijos las leyes 45 de 1936, 75 de 1968 y 29 de
1992 dieron pie para reclamar el reconocimiento de la
paternidad extramatrimonial y se puso a la descendencia en
un plano de igualdad, sin distingo de su origen.

Por su parte, el canon 44 de la Carta Política magnifica


el estatus de los derechos de los niños, como seres integrales,
que deben ser protegidos por su condición de debilidad
manifiesta. Carga esta que impone a la «familia, la sociedad y el
Estado,» en donde la primera por obvias razones es la

inicialmente llamada a prohijar todas las acciones que


resulten indispensables para que dichas salvaguardas se
garanticen a plenitud, aún a expensas de las que
correspondan a sus progenitores u otros adultos que
integren el núcleo familiar, dado el imperativo según el cual
«Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás».

Algunos de los derechos fundamentales de los niños son


el de tener un nombre, una familia y a no ser separados de
ella, por los cuales desde el orden internacional se ha venido
luchando por su respeto y garantía, tal como se advierte en
la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que en
su artículo 7 dispone que «El niño será inscrito inmediatamente
después de su nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre,
a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a

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sus padres y a ser cuidado por ellos».

Ocurre sin embargo, que el dinamismo social y los


avances tecnológicos han llevado a que cada día surjan y
sean ampliamente aceptadas diversas estructuras familiares,
puesto que no sólo encontramos la familia nuclear o extensa,
sino también las llamadas familias compuestas, de padres
separados, homoparental, adoptiva y de crianza, en donde
sin parar mientes en su particular conformación estarán de
todas formas llamadas a ser el principal agente socializador
y de protección de los niños, en especial en la etapa de
crecimiento.

Tal diversidad en la estructura familiar tiene, a no


dudar, directa incidencia en lo concerniente a la definición
de la filiación, habida cuenta que en épocas de predominio
de la familia nuclear biparental la regla preponderante para
establecer la filiación matrimonial era la denominada pater est
quem nuptiae demonstrant, acorde con la cual, cada hijo nacido

dentro del matrimonio era considerado o reputado como


legítimo del esposo de la madre que había dado a luz.

Empero, hoy por hoy, tal postulado no responde a todas


las hipótesis que se presentan para definir la paternidad
desde la perspectiva del interés superior del menor, máxime
cuando es viable la procreación asistida, in vitro u otras
formas que no necesariamente responden a los esquemas
tradicionales de paternidad o maternidad.

Lo anterior cobra relevancia en el evento de una disputa

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judicial, toda vez que en estas deberá ser considerado o


priorizado el interés superior del menor, para lo cual el
juzgador deberá evaluar si es dable priorizar al padre legal de
un niño: el cónyuge de la madre, que no es el padre biológico
pero que ha creado un vínculo emocional con el infante y lo
ha reconocido legalmente como su hijo; o al progenitor
biológico del pequeño de acuerdo con la evidencia científica
consolidada.

En la respuesta a esa pregunta está la esencia de lo


planteado en el cargo propuesto, donde se señala que el ad-
quem aplicó indebidamente los artículos 42 y 44 de la
Constitución Política, y 22 y 25 del Código de la Infancia y la
Adolescencia, que garantizan al niño no ser separado de su
familia, respetar su identidad y dar prevalencia a sus
derechos sobre los de otros sujetos.

De manera que para cumplir cabalmente con el fin acá


propuesto, preciso será, entonces, analizar el asunto en el
marco convencional y constitucional, de la ley colombiana, y
de la jurisprudencia y doctrina disponibles sobre la materia,
tomando en cuenta, por supuesto, que el concepto de
paternidad no es estanco, que este se ha de mirar desde la
doble perspectiva de lo biológico y de lo socioafectivo, y que
en toda decisión es insoslayable corresponder al mandato de
preservar el interés superior del menor.

1. La paternidad biológica

El concepto tradicional de paternidad biológica parte de

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la base de sostener que la persona que tiene un vínculo de


sangre o genético con el niño es su padre. De acuerdo con
esta aproximación, la paternidad es establecida,
exclusivamente, a partir de los lazos de sangre.

Desde esa perspectiva, el parentesco biológico es un


hecho con relevancia jurídica, que les da a los padres
biológicos los derechos y obligaciones establecidos por la ley
respecto del niño o niña y que, además, asegura a estos el
derecho a conocer quiénes son sus progenitores (artículo 7º
de la Convención sobre Derechos del Niño), a preservar su
identidad (artículo 8º) y a respetar su privacidad y vida en
familia (artículo 8º).

La importancia de la paternidad biológica se ve también


en las acciones que el ordenamiento ofrece para subvertir la
paternidad vigente, pues, en Colombia, de conformidad con
lo previsto en el artículo 217 del Código Civil, los hijos y los
padres biológicos cuentan con la potestad de impugnar la
paternidad e impulsar acumulativamente el reconocimiento
de una nueva, de acuerdo con lo señalado en el canon 406
Ibídem.

Así mismo, la jurisprudencia de la Corte Constitucional


ha destacado la importancia de la paternidad biológica,
cuando en el marco del análisis de los procesos de
impugnación de la paternidad señaló, que en este tipo de
causas, “se busca que las decisiones judiciales sean justificadas en la
medida en que el juez obra en el marco del Estado de Derecho, lo cual
exige que la interpretación de las normas debe inclinarse tanto a proteger

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la confianza legítima del menor que ha construido relaciones con su


padre, como a no desconocer la realidad contundente y definitiva
de la ausencia de vínculo biológico, lo cual resulta irrefutable
ante la prueba de ADN” (resaltado a propósito)2.

Para dicha Corporación, el conocimiento de una


filiación real, esto es, sentada en lo biológico, se constituye,
por lo menos en principio, en un derecho, pues, en su sentir,
«dentro de límites razonables y en la medida de lo posible, toda persona
tiene derecho a acudir a los tribunales con el fin de establecer una
filiación legal y jurídica que corresponda a su filiación real. Las personas
tienen entonces, dentro del derecho constitucional colombiano, un
verdadero ‘derecho a reclamar su verdadera filiación’, como
acertadamente lo denominó, durante la vigencia de la anterior
Constitución, la Corte Suprema de Justicia. Por consiguiente, si una
persona sabe que es hijo extramatrimonial de otra, sería contrario a la
Constitución que se le obligara jurídicamente a identificarse como hijo
legítimo de un tercero»3.

De otro lado, conviene indicar que esta Sala de Casación


también ha invocado la verdad biológica en sede de un
proceso de filiación, para decir que de acuerdo con el
principio de la «verdad biológica» o «derecho a conocer los orígenes»
«es lícita y, por consiguiente, procedente la investigación sobre el origen
de las personas, considerado, incluso, por algunos como un derecho
inalienable del ser humano de conocer su verdadero estatus jurídico, así
como la identidad de sus padres…»4.

2. La paternidad socioafectiva

2
C.C. Sentencia T-207/17.
3
C.C. Sentencia C-109/95.
4CSJ SC DE 28 de febrero de 2013, Rad. 2006-00537-01.

19
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

Asumir la filiación como un asunto meramente biológico


puede traer serios problemas, toda vez que dejaría de lado
situaciones como las relativas a las modernas técnicas de
reproducción donde el progenitor es por completo
desconocido, o las concernientes con niños o niñas cuidados
o criados por personas que no son padres o madres
biológicos, pero que asumen ese rol cabalmente desde lo
afectivo hasta lo material.

Por lo mismo, se ha entendido que la paternidad debe


ser comprendida en un sentido más amplio, valga anotar,
escapando de la categoría de lo puramente biológico. Y así,
un padre social es la persona que actualmente viene
ejerciendo o desarrollando las funciones de padre respecto de
un niño o niña, con independencia de que no haya sido quien
contribuyó a su procreación.

Profundizando en el concepto de paternidad socio-


afectiva, se expresa en la doctrina que esta «no se basa en el
nacimiento (hecho biológico) sino en el acto de la voluntad cimentado a
diario por el tratamiento y publicidad encauzado», que trae como

consecuencia, el surgimiento del «criterio socio-afectivo para la


determinación del estatus de hijo como una excepción a la regla de la
genética lo que representa una verdadera ‘desbiologización’ de la
filiación haciendo que la relación paterno-filial no sea atrapada solo en
la transmisión de genes cuando existe una vida de relación y un afecto
entre las partes»5.

5
VARSI ROSPIGLIOSI, Enrique et CHAVES, Mariana, Paternidad Socioafectiva: La
evolución de las relaciones paternofiliales del imperio del biologismo a la consagración
del afecto. Actualidad Jurídica No. 200, pág. 59, 2010.

20
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

La mencionada “desbiologización”, señalan las


tendencias actuales desde la perspectiva del psicoanálisis y
el derecho,

«abre el camino a la parentalidad socioafectiva, fundada en lazos


afectivos, haya o no vínculo biológico (…) la filiación socioafectiva es
aquella que resulta, no de la biología sino del vínculo afectivo. Implica el
ser tratado efectivamente como hijo, incluso en lo que refiere a las
obligaciones frente a la sociedad. La afectividad, que no debe ser
confundida con el amor, comienza no solo a cumplir un papel relevante
en la perspectiva jurídica de la composición familiar, sino que puede
fundar una relación de parentesco. Esa posición (…) está en estrecha
relación con desarrollos del psicoanálisis, además de investigaciones y
observaciones oriundas de la propia psicología (....) Los autores parten
de la aceptación creciente de la tesis de que debe prevalecer el interés
superior del niño al establecer la custodia en caso de divorcios litigiosos
de los padres. En la dirección de estas transformaciones descritas,
formulan el concepto de paternidad (o maternidad) psicológica (…), que
se basa en la idea de que un niño puede establecer relaciones próximas
con un adulto que no sea el padre (madre) biológico. El adulto va
convirtiéndose en padre psicológico a través de la convivencia diaria y el
compartir con el niño. Un padre ausente, inactivo, no colma las
necesidades del niño relativas a la paternidad»6.

La filiación socioafectiva, por último, desde la


perspectiva del derecho, se expone como un instituto jurídico
diseñado para atender o resguardar situaciones
consolidadas, ya que, se afirma,

«la familia debe ser destinada a ser un instrumento de felicidad. Y


esta debe ser la única preocupación para definirse el vínculo de filiación.
Así como el juez tiene el deber constitucional de resguardar el mejor
interés de quien merece la especial atención del Estado, precisa
identificar quién el niño reconoce como padre; qué casa reconoce como
suya; quiénes son las personas por las cuales nutre el sentimiento de
pertenecer a una familia. Principalmente cuando existen vínculos
fraternos, estos deben ser preservados, por componer su núcleo
familiar»7.

6
MONTAGNA, Plinio, Parentalidad socioafectiva y las familias actuales. Derecho PUCP
77, págs. 219-236.
7
DÍAS, María Berenice, Filiación Socioafectiva: nuevo paradigma de los vínculos
parentales. Revista Jurídica UCES, págs. 83 a 90.

21
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

3. Paternidad biológica vs. Paternidad socioafectiva


en la doctrina y la jurisprudencia extranjera.

Es evidente, entonces, que los conceptos de paternidad


biológica y social son totalmente distintos, pero en la
realidad, con cada uno de ellos se persigue unos mismos
objetivos, es decir, buscar que un niño o una niña cuente con
un padre o una madre que vele por su bienestar, y que
satisfaga las necesidades que por ley corresponde prestarle.

El propósito común de esas disímiles categorías obliga


a preguntarse, en consecuencia, si el registro civil del menor
debe reflejar la realidad biológica o la social de la paternidad,
siendo ella una cuestión compleja, en la medida que, de un
lado, está la aplicación del principio del interés superior del
menor, y del otro, el interés y expectativa legítima de quienes
se presentan como progenitor biológico y padre socioafectivo.

Pues bien, ha de observarse que la presunción de


paternidad de los hijos nacidos en el matrimonio (pater est),
no va en contra del derecho del padre biológico para
disputarle la paternidad al marido o compañero de la madre
del niño, por cuanto excluir esa posibilidad podría ser
considerado, en principio, como una violación de los
derechos del niño o niña a conocer quiénes son sus
verdaderos padres, a la vez que un desconocimiento del
derecho del padre biológico a contar con una vida familiar,
siendo estas garantías reconocidas en los artículos 7º y 8º de
la Convención sobre Derechos del Niño.

22
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

Atinente a esta temática, la jurisprudencia foránea,


concretamente la de la Corte Europea de Derechos Humanos,
ha destacado que el desconocimiento de los derechos del
padre biológico, en la hipótesis comentada, sólo podría
justificarse cuando de por medio haya razones de mucho
peso, que impliquen la necesidad de asegurar un ambiente
familiar estable para el menor.

En efecto, tal es el caso Nylund vs. Finlandia8, en el que


ese Tribunal desestimó la reclamación de un padre biológico
a quien los jueces de Finlandia negaron el derecho a
impugnar la paternidad del padre registral, por ausencia de
consentimiento de la madre del niño, en aplicación de la
legislación de ese país. Para desestimar el alegato del
accionante, sustentado en la vulneración del derecho a
contar con una vida familiar, garantizado en el artículo 8º de
la Convención sobre Derechos del Niño, esa Corporación
destacó que el peticionario y el niño no habían estado unidos
por ningún lazo emocional, justificando así el que los
juzgadores locales concedieran un mayor peso al interés del
niño y al de la familia en la cual vive que al interés del
reclamante en impugnar la paternidad registrada sobre la
base de la paternidad biológica.

En otros dos casos, Ahrens vs. Alemania9 y Kautzor vs.


Alemania 10 , atinentes a la relación entre la paternidad
biológica y la social en el marco de procesos de filiación, la

8
Nylun v. Finland // Appl. No. 27110/95.
9
Ahrens v. Germany // Appl. No. 45071/09
10
Kautzor v. Germany // Appl. No. 23338/09

23
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

Corte Europea de Derechos Humanos sostuvo, que el


derecho de los peticionarios a tener una vida en familia
establecido en el artículo 8º Ibídem, no había sido violado por
los juzgadores locales, porque a diferencia del vínculo
desarrollado entre los padres sociales y los niños, no había
una relación personal cercana entre los accionantes y los
respectivos menores. Dicho Tribunal resaltó, además, que, si
bien existía un legítimo interés en los demandantes en
esclarecer un aspecto importante de su vida privada,
amparado legalmente, la decisión de los juzgadores alemanes
cumplió el objetivo o finalidad del legislador, consistente en
dar prelación a la relación familiar existente entre los niños
y sus padres registrados, quienes a diario venían proveyendo
atención y cuidados. Esa Corte, con su decisión final,
terminó considerando que el interés del menor tenía un valor
más alto y demandaba una mayor protección, que el del
padre biológico.

Reflejando igualmente la tensión entre paternidad


biológica y socioafectiva, el Tribunal Constitucional de
Alemania, en una determinación adoptada en 1994,
reconoció el derecho de una persona al conocimiento del
“origen genético”, pero desprovisto de «efectos en la relación de
parentesco»11.

4. Paternidad biológica vs. Paternidad socioafectiva


en la Sala de Casación Civil

11
Citado por CHAVES Marianna y VARSI ROSPIGLIOSI, Enrique, Paternidad
Socioafectiva, disponible en: https://jus.com.br/artigos/18916.

24
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

Merece la pena destacar, que algunas decisiones de esta


Sala han tratado la disyuntiva de escoger entre la paternidad
biológica y la socioafectiva.

4.1. Así, al respecto debe verse en primer orden la


sentencia de tutela STC1976-2019, en la que se analiza el
caso de una adolescente a quien un juzgado de familia le
impuso la obligación de practicarse la prueba de ADN con
miras a determinar su filiación natural, no obstante que ella
no estaba interesada en conocer su origen, habida cuenta
que desde el nacimiento tenía ya establecida una familia
compuesta por padre, madre y hermana.

En dicho fallo, se hizo una relación sucinta de algunas


providencias en las cuales esta Corporación trajo a colación
-principalmente al estudiar la caducidad de las acciones de
filiación-, la preeminencia de la “afectividad” como «generador
del vínculo filial» 12 , y es a partir de ellas y de remarcar la

importancia de la familia y del derecho a no ser separado de


ella, como prerrogativas instituidas en la Constitución
Política y en la Convención sobre Derechos del Niño, así como
de destacar el importante papel del interés superior de los
niños, niñas y adolescentes y el de prevalencia de sus
derechos, que concluyó que en el caso analizado se
vulneraron los derechos fundamentales de la accionante,
toda vez que «El juzgador accionado no tomó en consideración que la
accionante tiene un núcleo familiar que solventa sus necesidades
espirituales, intelectuales y materiales, en el cual ha construido una

Las relacionadas corresponden a CSJ SC de 2 de junio de 2006, Rad. 2001-13082-


12

01; CSJ STC14680-2015; CSJ SC 12907-2017; CSJ STC16969-2017 y CSJ STC6009-


2018.

25
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

estrecha relación afectiva con el hombre que la reconoció como hija y


siempre le ha dado el trato de tal, vínculo que debe ser protegido »,

Además, anotó la Sala que «ninguna de las manifestaciones de la


parte demandada en relación con la necesidad de escuchar la opinión
de la menor fue atendida», pese a contar para ese entonces con

quince años de edad, «clara y contundente en señalar que con la


práctica de la prueba científica que se le exige realizar, siente
amenazados sus derechos a conservar su familia, su nombre, identidad
y personalidad jurídica, razones más que valederas con las cuales busca
impedir la invasión a su fuero interno, la intimidad familiar y la suya».

Por último, la Corte dejó constancia en ese asunto, que


el conocimiento de la paternidad biológica no constituye un
derecho de imperativo ejercicio, ya que mediando ciertas
circunstancias, como la voluntad expresa de la adolescente
de no ejercitarlo, ha de privilegiarse la filiación socioafectiva.
En ese sentido, puntualizó la providencia que

«el accionado desatendió que el conocimiento del verdadero origen


biológico es un derecho fundamental que puede ser ejercido libremente
por el hijo y que no constituye una obligación para él, de modo que si no
es su deseo establecer con certeza la existencia o inexistencia de una
relación biológica con quien afirma ser su progenitor, la Administración
de Justicia no puede obligarlo.

(…)

«Si la accionante se encuentra integrada a una familia, en la cual


encuentra el apoyo necesario para desarrollar a plenitud sus
prerrogativas superiores, aun si ésta no se halla compuesta por los dos
progenitores biológicos, sino por uno de ellos y su padre afectivo, es la
solidificación de los vínculos emocionales allí compartidos, la que genera
la consolidación del estado civil que le figura en su registro de
nacimiento, y de allí deriva su derecho de no aceptar la paternidad del
demandante y de permanecer en el seno de su grupo familiar, el cual
debe recibir la protección del Estado como institución base de la
sociedad, a fin de que pueda asumir plenamente sus responsabilidades,
siendo improcedente cualquier injerencia que la perturbe».

26
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

4.2. En segundo lugar, la sentencia de amparo


constitucional STC8697-2021, también contempla un
escenario en el que progenitor biológico y el «material» o de
«crianza» –según los términos utilizados en tal fallo-,
confrontan para no ser separados de quien cada uno de ellos
considera su hija.

La respectiva tutela fue formulada por la persona que


estima ser el padre de la menor, en virtud de la presunción
del artículo 213 del Código Civil, y se sustentó en que no se
le citó al juicio ejecutivo por obligación de hacer interpuesto
por quien adujo ser padre biológico de la pequeña, quien
además exhibía reconocimiento voluntario de la paternidad
ante Notaría, acto que impidió al petente registrar la
paternidad surgida de la aludida presunción.

En respuesta a la acción propuesta, la Corte concedió


oficiosamente el amparo en protección de los derechos de la
menor en cuestión, en aras de su interés superior y para
garantizar, entre tanto se define la controversia judicial entre
los padres, la compañía y amor de su padre biológico
(convocado al trámite de tutela), porque la relación entre
ellos, en palabras de la Sala, «debe ser permanente, constante y
presente, con independencia de que no sea el responsable permanente
de su custodia» y, por cuanto, «un desarraigo prolongado con el

progenitor puede causar quebrantamientos en su relación padre-hija,


que serán insalvables de extenderse en el tiempo y que, al final de
cuentas, afectará la forma en que se desenvuelve con su entorno».

Para la Corte no fue ajeno que, de acuerdo con lo

27
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

probado en dicha tutela, la infante compartía su cotidianidad


con el accionante, a quien tenía como su padre. Por eso, se
indicó en la providencia que tal pluralidad de vínculos «no ha
sido extraña a nuestra tradición jurídica», que hoy en día acepta

«diversas expresiones, como por ejemplo las familias ensambladas,


monoparentales, hetero afectivas, homoafectivas, ampliadas e, incluso,
pluriparentales», amén de que viene afianzando los
denominados “vínculos de crianza”, correspondientes a la
«asunción voluntaria y libre de la calidad de padre, madre, hijo,
hermano, sobrino o cualquier otra, entre quienes carecen de un vínculo
consanguíneo o adoptivo».

En consonancia con lo anterior, se dispuso también la


protección de ese vínculo afectivo o de crianza,
particularmente, permitiendo al accionante en tutela
participar en el trámite judicial concerniente al régimen de
visitas del padre biológico, con el fin de que « el lazo forjado en
razón de la convivencia no se vea menguado por fuerza del derecho
legítimo que tiene el padre biológico para establecer un régimen de visitas
adecuado»; e igualmente, se impartió instrucción para que el

Defensor de Familia y la Procuradora Judicial acompañen al


gestor de la tutela, en la actuación judicial correspondiente.

Al final, se ordenó adoptar como medida inmediata de


protección, «un programa de visitas, encuentros y sesiones de trabajo,
que incluya a todos los integrantes, a la niña, su madre, su padre
biológico y el accionante, con metas precisas de seguimiento, teniendo
como eje los derechos prevalentes de aquélla».

28
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

4.3. Las sentencias de casación de 4 de mayo de 200513


y de 20 de febrero de 201814, si bien presentan como colofón
una exhortación al juez a-quo para que adopte medidas que
faciliten la aceptación del menor de la nueva filiación
declarada judicialmente, no representan en sí el análisis de
un contrapunteo o balance entre el parentesco biológico y el
socioafectivo. Importa relievar sí, que esa observación de la
Corte, más allá de que no haya casado el fallo de segundo
grado, es una clara aplicación del principio encargado de
velar por el interés superior del niño, en la que se procura
morigerar el impacto de la verdad biológica reconocida en el
litigio, frente al vínculo socioafectivo construido por años. El
llamado al que se hace mención, en la segunda providencia
dice:

«En orden a adecuar la realidad surgida de este proceso, es de


esperarse que por el juez de primer grado se tomen una serie de medidas
tendientes a procurar que, de la manera menos perturbadora posible
para la salud física y mental de la menor, ésta paulatinamente vaya
asumiendo los efectos propios de la decisión judicial; con otras palabras,
mientras la misma logra adaptarse a tales efectos, el a-quo deberá
buscar, a través de todos los instrumentos legales de que dispone, como
por medio de la asistencia social a su cargo, la eficaz colaboración en la
orientación sicológica y social de la niña y de sus familiares, que le
permitan a aquella asumir, con el mínimo de desconcierto, la transición
sobreviniente de la sentencia, por supuesto que este pronunciamiento no
implica por sí mismo desconocer abruptamente las circunstancias en las
cuales ella actualmente se desenvuelve, ni el entorno afectivo que en el
momento ostenta, todo con el propósito fundamental de contribuir a su
desarrollo armónico e integral, tal y como lo prevén los artículos 44 y 45
de la Constitución Política».

En días más recientes esta Corte, atendiendo esa


evolución del concepto de familia, en la sentencia SC1171-
2022 sostuvo, que:

13
Rad. 2000-00301-01.
14
Rad. 2010-00947-01.

29
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

«La familia, en consecuencia, no debe definirse exclusivamente por


el cientificismo, porque doblega en repetidos casos, el derecho, la libertad
y la autonomía de la voluntad. La familia es ante todo una institución
cultural, mediada por lazos sociales, donde lo científico puede ser
desplazado.

De allí que en tiempos más próximos el campo de aplicación de la


familia de hecho se ensanchara, para reconocer que podía emanar de
lazos parentales o colaterales producidos por la crianza, esto es, de la
acogida de una persona en un núcleo familiar que, por fuerza de la
convivencia, permite la formación de relaciones de afecto, respeto,
solidaridad, comprensión y protección, dando, incluso, origen a una
nueva fuente del vínculo filial no derivada del nexo biológico, pero no
extraña al ordenamiento jurídico, como en antaño se admitió en materia
de adopción. En consecuencia, en una sociedad multicultural y
pluriétnica la filiación es una institución cultural, social y
jurídica, no sometida irremediablemente a los fríos y pétreos
mandatos de la ciencia.

Dicho de otra forma, las relaciones de crianza se generan por la


asunción de la calidad de padre, hijo, hermano y sobrino, sin tener
vínculo consanguíneo o adoptivo, las cuales nacen de la incorporación de
un nuevo integrante a la comunidad doméstica».

5. Examinado el sub examine, es claro que al margen de


la discusión que pudiera existir en torno al alcance de norma
sustancial de los artículos 42 y 44 de la Carta Política, no es
predicable la ocurrencia de los yerros endilgados al
sentenciador ad quem, por las razones que enseguida se
exponen:

30
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

La acusación imputa la transgresión de los artículos


4215 y 4416 de la Constitución Política y de los cánones 2217
y 2518 del Código de la Infancia y la Adolescencia, en suma
por, presuntamente, haber desconocido el interés superior
del menor ya que, si bien la prueba científica probó que el
menor Joshua David es hijo biológico de Henry Yecid Gómez,
pasó por alto que este ha sido reconocido como parte
integrante de una familia que le ha prodigado cuidado y
bienestar, garantizando la satisfacción de sus necesidades,
en tanto que desde su concepción Guillermo Efraím
Rodríguez lo reconoció como su hijo y en esa condición han
desarrollado vínculo afectivo.

5.1. Sea lo primero recordar que, según ha sostenido


esta Colegiatura, la filiación constituye un vínculo jurídico

15 “La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la
decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla. El
Estado y la sociedad garantizan la protección integral de la familia. La ley podrá determinar el patrimonio familiar
inalienable e inembargable. La honra, la dignidad y la intimidad de la familia son inviolables. Las relaciones
familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes de la pareja y en el respeto recíproco entre todos sus
integrantes. Cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad, y será
sancionada conforme a la ley. Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados
naturalmente o con asistencia científica, tienen iguales derechos y deberes. La ley reglamentará la progenitura
responsable. La pareja tiene derecho a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos, y deberá sostenerlos
y educarlos mientras sean menores o impedidos. Las formas del matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo,
los deberes y derechos de los cónyuges, su separación y la disolución del vínculo, se rigen por la ley civil. Los
matrimonios religiosos tendrán efectos civiles en los términos que establezca la ley. Los efectos civiles de todo
matrimonio cesarán por divorcio con arreglo a la ley civil. También tendrán efectos civiles las sentencias de nulidad
de los matrimonios religiosos dictadas por las autoridades de la respectiva religión, en los términos que establezca
la ley. La ley determinará lo relativo al estado civil de las personas y los consiguientes derechos y deberes”.
16 “Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la

alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado y
amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda
forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y
trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los
tratados internacionales ratificados por Colombia. La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir
y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier
persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores. Los derechos de
los niños prevalecen sobre los derechos de los demás”.
17 “Los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho a tener y crecer en el seno de la familia, a ser acogidos

y no ser expulsados de ella. Los niños, las niñas y los adolescentes sólo podrán ser separados de la familia cuando
esta no garantice las condiciones para la realización y el ejercicio de sus derechos conforme a lo previsto en este
código. En ningún caso la condición económica de la familia podrá dar lugar a la separación”.

18 Los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho a tener una identidad y a conservar los elementos que la

constituyen como el nombre, la nacionalidad y filiación conformes a la ley. Para estos efectos deberán ser inscritos
inmediatamente después de su nacimiento, en el registro del estado civil. Tienen derecho a preservar su lengua de
origen, su cultura e idiosincrasia”.

31
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

establecido entre un individuo y su madre (filiación materna)


o su padre (filiación paterna), siendo, además, un elemento
esencial del estado civil de la persona, que guarda relación
con aquellos de quienes desciende una persona o con sus
descendientes 19 . Desde el plano constitucional,
adicionalmente, por establecido se tiene que la filiación es un
derecho fundamental innominado, indisolublemente ligado
al «nombre y al reconocimiento de la personalidad jurídica», protegidos
juntamente con «la dignidad humana y el acceso a la administración
de justicia»20, y que incorpora otras garantías como «la relación

de patria potestad, orden sucesoral, obligaciones alimentarias y


nacionalidad»21.

Tratándose del hijo concebido dentro del matrimonio o


la unión marital de hecho, la filiación aparece reglada en el
artículo 213 del Código Civil, modificado por el 1º de la Ley
1060 de 2006, que establece que «El hijo concebido durante el
matrimonio o durante la unión marital de hecho tiene por padres a los
cónyuges o compañeros permanentes, salvo que se pruebe lo
contrario en un proceso de investigación o de impugnación de
paternidad” (se resalta).

De manera, que para controvertir en dicho escenario


una filiación que no tiene como correlato la realidad
biológica, ese mismo texto normativo remite al camino de los
juicios de impugnación e investigación de la paternidad. En
el primero, en honor a la claridad, se discute la relación filial
reconocida o presumida por la ley, esto es, se impugna el

19
CSJ SC SC4856-2021
20
C.C. T-071 de 2016.
21
C.C. T-207 de 2017.

32
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

estado de hijo legítimo, y cuentan con facultad para ello,


según el artículo 217 del Código Civil, el hijo, el padre, la
madre o «quien acredite sumariamente ser el presunto padre o madre
biológico»; mientras que, en el segundo, se persigue restituir el

derecho a la filiación de la persona, cuando previamente no


ha sido reconocida voluntariamente por su progenitor.

Uno y otro proceso, teniendo en cuenta que tratan sobre


el derecho fundamental a la filiación, están debidamente
reglados por el legislador 22 , con la intención de que las
decisiones que en ellos se adopten guarden correspondencia
con el ordenamiento sustancial, «lo cual exige que la interpretación
de las normas debe inclinarse tanto a proteger la confianza legítima del
menor que ha construido relaciones con su padre, como a no desconocer
la realidad contundente y definitiva de la ausencia de vínculo biológico,
lo cual resulta irrefutable frente a la prueba de ADN”23

5.2. Por lo mismo, en el desarrollo de los juicios


mencionados se impone una cuidadosa hermenéutica de las
normas, propicia para valorar adecuadamente los intereses
en juego, es que a priori no resulta posible señalar que en
ellos ha de priorizarse el vínculo socio afectivo vigente o el
que surgirá producto de la verdad biológica subyacente a la
prueba de ADN.

En ese orden, si de menores de edad se trata, es


pertinente recordar en esa categoría de procesos, que en el
ordenamiento jurídico patrio, integrado no solo por las

22
Artículo 386 del Código General del Proceso.
23
C.C. T-207/17.

33
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

normas nacionales sino por las que lo conforman por vía del
bloque de constitucionalidad, hay un insoslayable mandato
para que las medidas que se adopten sirvan para protegerlos,
y garanticen el ejercicio pleno y satisfactorio de sus derechos
siendo, uno de ellos, indudablemente, el de conservar la
unidad de la familia, evitando a toda costa ser separados de
ella.

Así las cosas, un proceso de impugnación y de


investigación de la paternidad (acumulados), no puede tener
como corolario la ruptura abrupta de una unidad familiar
existente y consolidada con los años por el amor, el afecto, el
bienestar y la felicidad, pues, como lo ha dicho la Corte
Constitucional, sólo la presencia de razones poderosas
pueden justificar la intervención del Estado en las relaciones
paternofiliales, ya que de no ser así, se produciría una frontal
violación de los artículos 13 y 44 de la Constitución Política,
puesto que

«El derecho a tener una familia implica la protección de derechos


fundamentales como la integridad física, la salud, a crecer en un
ambiente de afecto y solidaridad, a una alimentación equilibrada, a la
educación, a la recreación y a la cultura. Un niño en situación de
abandono no solo es incapaz de satisfacer sus necesidades básicas, sino
que está en una circunstancia especial de riesgo respecto de fenómenos
como la violencia física o moral. En síntesis, el derecho a formar parte de
un núcleo familiar, además de ser un derecho fundamental que goza de
especial protección, constituye una garantía esencial para asegurar la
realización de otros derechos fundamentales de la misma entidad. Por
esta razón, la violación del mismo implica una degradación del ser
humano de tal magnitud que resulta incompatible con el principio de
dignidad consagrado en la Carta. Cualquier separación abrupta,
intempestiva e injustificada de un niño y su familia hace que se
desconozca su pertenencia a una institución necesaria para su

34
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desarrollo integral lo que lo priva de un factor determinante de su más


íntima individualidad»24.

De allí que, en línea de principio, en los procesos de


impugnación de la paternidad se ha amparado el derecho a
la filiación real, dándole en esa forma alcance total al
resultado de la prueba científica, pero el interés superior
del menor debe ser una permanente guía para asegurar el
acierto de la decisión, toda vez que, llegado el caso, por
ejemplo, de que la verdad biológica llegue a repercutir en una
ruptura abrupta de la unidad familiar voluntariamente
consolidada y que se desea preservar, el juzgador ha de
tomar decisiones que armonicen los intereses en conflicto, y
de no ser posible, darle prioridad, indudablemente, a los del
niño, niña o adolescente.

No obstante, tal criterio no puede servir de autorización


para que se utilicen este tipo de acciones como instrumento
para desconocer derechos legítimos de padres o madres
biológicos a quienes mediante actuaciones ilegitimas o
egoístas sean apartados injustificadamente de sus hijos,
impidiéndoles que puedan establecer una relación socio
afectiva, bien sea por razones económicas o personales, so
pretexto de brindarles un mejor bienestar.

Como se indicó en precedencia, el artículo 7° de la


Convención sobre los Derechos del Niño incorporó para la
época un nuevo derecho, esto es, el de conocer, en la medida
de lo posible, a los padres y ser cuidado por ellos; postulado

24
C.C. SU 696 de 2015.

35
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

que debe ser interpretado en relación con otro, de contenido


más general o amplio, esto es, el del artículo 8° que garantiza
al menor la preservación de su identidad y «las relaciones
familiares de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas».

Por ello, aplicar debidamente el derecho a conocer el


origen del niño, implica ir más allá de la literalidad del
primero de los textos citados, porque los derechos humanos
no suelen surgir solos, y en ocasiones entran en conflicto con
otros derechos e intereses con los cuales coexisten. En suma,
el aludido artículo 8° expresamente reconoce la posibilidad
de restringir el derecho a conocer el origen cuando entra en
conflicto con otros derechos, y es por eso mismo que la Corte
Europea de Derechos Humanos ha confirmado, al estudiar el
tema, que el derecho a conocer la propia identidad u origen
no es absoluto25.

La solución del dilema pasa, entonces, por un balance


o examen de proporcionalidad de derechos, que en manera
alguna puede significar, por supuesto, el establecimiento de
novedosas o artificiosas soluciones por parte del juzgador,
porque más allá del reconocimiento en el ordenamiento
vigente de diversas formas de familia o del eventual
advenimiento de parentalidades múltiples o plurifiliación, la
labor del administrador de justicia es procurar la
conservación de las condiciones familiares y sociales, que
voluntariamente y en respeto de la libertad y de los derechos
individuales, han construido las personas, máxime si ellas

25
BESSON, Samantha, Enforcing the child’s right to know her origins. International
Journal of Law, Policy and the Family, 21, 2007, págs. 137 a 159.

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

son fruto de una tradición en la que la tranquilidad e


inviolabilidad del hogar por injerencias externas, son valores
que el derecho y la jurisprudencia no pueden ignorar.

5.3. Por lo tanto, lo que se ha concebido convencional,


constitucional y legalmente para conciliar los intereses en
conflictos en situaciones como en las que se debe determinar
si dar prioridad a la verdad biológica o al vínculo social, para
declarar una filiación o para mantener una existente, es
introducir un principio conocido hoy en día como el de interés
superior del menor o antiguamente como favor filii, que sirve
como guía para ser aplicada en cada situación fáctica (ad
casum).

En ese sentido, se recuerda que el interés superior del


menor de dieciocho años, además de estar consagrado en
varias convenciones relativas a derechos humanos,
expresamente lo trae el artículo 8° del Código de la Infancia
y la Adolescencia 26 , y la obligación para aplicarlo en toda
clase de actuación la indica el artículo 25 Ibídem27.

Es lo cierto que, conforme lo ha expuesto la doctrina


alemana, el intento de definir este principio resulta
temerario, la jurisprudencia, de manera ponderada y
prudente, ha establecido ciertas guías para su correcta
aplicación, a saber:

26 «(…) Se entiende por interés superior del niño, niña y adolescente, el imperativo que
obliga a todas las personas a garantizar la satisfacción integral y simultánea de todos
sus Derechos Humanos, que son universales, prevalentes e interdependientes».
27 «(…) En todo acto, decisión o medida administrativa, judicial o de cualquier

naturaleza que deba adoptarse en relación con los niños, las niñas y los adolescentes,
prevalecerán los derechos de estos, en especial si existe conflicto entre sus derechos
fundamentales con los de cualquier otra persona (…)».

37
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«(i) el principio del interés superior de los niños, las niñas y


adolescentes se realiza en el estudio de cada caso en particular y tiene
por fin asegurar su desarrollo integral; (ii) este principio, además,
persigue la realización efectiva de sus derechos fundamentales como
resguardarlos de los riesgos prohibidos que amenacen su desarrollo
armónico. Estos riesgos no se agotan en los que enuncia la ley, sino que
también deben analizarse en el estudio de cada caso particular; (iii)
debe propenderse por encontrar un equilibrio entre los derechos de los
padres o sus representantes legales y los de los niños, las niñas y
adolescentes. Sin embargo, cuando dicha armonización no sea posible,
deberán prevalecer las garantías superiores de los menores de dieciocho
años. En otras palabras, siempre que prevalezcan los derechos de los
padres, es porque se ha entendido que ésta es la mejor manera de darle
aplicación al principio del interés superior de los menores de edad»28.

5.4. Los juicios en los que se investiga la paternidad o


en los que se impugna la misma son, necesariamente,
espacios que buscan proteger el interés superior de las
personas que no han llegado a la mayoría de edad; pero,
como el interés superior no es un concepto unívoco, no puede
verse que en tales escenarios judiciales el triunfo de la verdad
biológica sea la única forma en la que se atienda ese interés
supremo, ya que, es indudable, que no merece reparo el
criterio que ve que la búsqueda de la verdad biológica
garantiza, en principio, varios derechos fundamentales,
como el de ser integrado a una familia, conocer la genuina
filiación, adquirir una identidad, un nombre, etc. Sin
embargo, el interés superior del menor, como principio,
puede envolver algo más, verbigracia, la seguridad jurídica
en el estado de la filiación y la defensa de la estabilidad del
hijo en una determinada familia; la protección integral del
niño, niña y adolescente desde lo material e inmaterial
(felicidad, espiritualidad, tranquilidad); y la preponderancia

28
C.C. T-502 de 2011 y C-258 de 2015.

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del interés de los menores frente a las expectativas de los


padres, independientemente de su legitimidad y legalidad.

La doctrina y la jurisprudencia, bien vistas, defienden


que el derecho a conocer el origen de la persona no es
absoluto y, en ese orden, la protección integral del menor se
podrá conseguir, en ciertas situaciones, dando prevalencia a
la filiación biológica, y en otras, a la socioafectiva. De manera
que esta última puede llegar a sobreponerse a la otra,
dejando de lado las aspiraciones particulares de los padres
biológicos.

6. La demanda de impugnación e investigación de la


paternidad se formuló, de acuerdo al texto del pliego
introductor adosado, por la Defensora de Familia del
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en nombre del
niño Joshua David Rodríguez Carrillo, y los convocados son
el presunto padre (biológico) y el registral, en tanto aseguró
«[Q]ue la progenitora del niño, señora INGRY PATRICIA CARRILLO
atendió las diligencias ante el despacho y estuvo de acuerdo con
impulsar las acciones legales a favor de su hijo».

Corresponde con las actuaciones surtidas y el caudal


probatorio recogido, garantizar al niño el derecho
fundamental a tener una familia y a no ser separado de ella,
y a tener una filiación de carácter biológico, así como un
nombre y apellido que se correspondan con su perfil genético.

6.1. Con las pruebas adjuntadas se estableció que


Guillermo Fabiám Rodríguez no es el padre del menor Joshua

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

David y, por el contrario, la progenitura debe ser llevada por


Henry Yecid Gómez.

La prueba genética la practicaron dos instituciones


reconocidas e idóneas. La incorporada en el proceso lo fue
por Medicina Legal el 12 de diciembre de 2016, y la
conclusión de ella es que Henry Yecid Rodríguez no se
excluye como padre biológico de Joshua David, pues tiene
una probabilidad de paternidad del 99.9999%, y que
Guillermo Fabiám Rodríguez queda excluido como padre
biológico del niño, situación que no desconoce el esposo de
la madre.

6.2. Hay en el plenario, además, otras pruebas


documentales, como son el registro civil del menor, y una
científica de ADN. Los testigos citados no concurrieron al
juicio, y el demandado Henry Yecid Gómez no solicitó ningún
medio de acreditación, en razón a que se allanó a la totalidad
de las pretensiones.

6.3. Se escuchó en interrogatorio a Henry Yecid


Gómez, quien señaló que trabaja como contratista del DANE
y de la Universidad Nacional haciendo encuestas; trabaja en
el área de publicidad, indicó la dirección de su residencia y
que no tiene más hijos; sus ingresos económicos se derivan
de los contratos celebrados en las labores señaladas; paga su
seguridad social y gastos como contratista. Dijo,
adicionalmente, que mantuvo con Ingry una relación por tres
(3) años, que se conocieron en el 2009, cuando eran
compañeros de trabajo haciendo encuestas y viajaban

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

mucho. Indicó que Ingry lo ubicó durante su embarazo y le


llevó una fotografía de la ecografía, y le dijo que iba a ser
papá, por lo que le propuso que se casaran, y en ese momento
empezó a trabajar para sacar un apartamento, porque ella
supuestamente vivía con un tío. Los planes eran que se iban
a vivir juntos, y de repente, unos 15 días antes de la fecha de
nacimiento del menor, ella no contestó llamadas ni aparecía
por ninguna parte, la ubicó a través de la hermana de ella,
quien fue una persona cercana a esa relación, y cuando logró
la comunicación se enteró que el niño ya había nacido hacía
dos días. En ese momento (Minuto 1.29.29) «yo conseguí la dirección
de ella, me dirigí a ella al nuevo teléfono que tenía, me dirigí a ella me
citó en un apartamento que tenía en Fontibón ella estaba incluso con la
mamá de ella y me encontré con ella y les pregunté, pues que lo que está
pasando que pasa acá?, la mamá de ella incluso fue la que me dijo con
lágrimas en los ojos que esta niña era casada y que por favor que no le
dañará la vida que no le dañará el matrimonio y que el niño no era mío,
porque ella tenía una relación de mucho tiempo, lo que pasa es que con
el esposo se han separado porque él había viajado a Chile, si no estoy
mal, pero que pues ella era casada y que se llevaba un par de años
casada».

Agregó que, posteriormente, fue con Ingry a una


Comisaría de Familia, y allí ella se puso a llorar. Propusieron
diligencias de acuerdos, de acercamientos, y después ella se
fue para Bucaramanga, pero seguían en contacto, se
llamaban, se enviaban correos, los que tiene incluso en su
poder. Él estuvo muy mal al comienzo al saber que Ingry era
casada, y en las comunicaciones que tenía con ella le
preguntaba por su hijo, que se parecía a él y tenía sus ojos.
Por un tiempo no quiso saber nada de ellos, porque le dio

41
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

muy duro saber que Ingry era casada, pero un día, cuando
se supo que el niño era suyo, se hizo el trámite en la
Comisaría de Familia, donde no llegaron a acuerdos y por ello
se indicó una prueba de ADN para que se confirmara la
paternidad, y fue así como la misma salió positiva. A partir
de allí empezó a tener contacto con el niño, a tomarle amor,
y empezó a comportarse como su progenitor, e incluso, a dar
una cuota mensual para ellos, y empezó a vincularse
precisamente a través de la mamá del niño, y a llevarlo a la
casa y estar en ella con el niño, y a brindarle amor. El niño
tenía más o menos 2 o 3 años, en ese momento. Fue fácil
tener el acercamiento y decirle su nombre al niño, después
de esto, construir una relación con él y lograr que el niño le
dijera papá.

Dijo el interrogado, que se ha quedado con el niño por


varias semanas, acrecentando la relación. El año anterior el
niño se quedaba con él viernes y sábado, y en una
oportunidad incluso Ingry viajó y autorizó por escrito que se
podía quedar con el niño y llevarlo y recogerlo en el colegio.
Esto sucedió por una semana completa, sin la presencia de
Ingry, no tuvo necesidad de radicar ese escrito en el colegio,
lo llevaba, lo recogía sin problema alguno. El acercamiento
con el niño se llevó a cabo hasta el año pasado (2016) en el
mes de julio y agosto, y a partir de ese momento Ingry no le
permitió seguirlo viendo, con excusas todo el tiempo. Igual le
dio una cuota en el mes de diciembre y llamaba a preguntar
por su hijo. Las conversaciones se tornaban insultantes, pero
no entró en ese juego y suspendió las llamadas. La última
conversación que tuvo con ella fue veinte días antes de rendir

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

el interrogatorio, por WhatsApp, en la que ella le decía que


necesitaba dinero para la matrícula del niño, y el año anterior
también pagó matrícula y uniformes. Tiene incluso los
recibos del dinero entregado a Ingry y copia de los giros que
le hizo. No sabe cómo la señora Ingry enteró al señor
Guillermo de que no era el padre de Joshua, sabe que ella
llevó unas copias de la citación por parte de la Comisaría, y
se imagina que fue allí donde se enteró, pero este nunca
asistió a ese lugar.

También agregó el declarante, que tuvo certeza de su


paternidad a partir de la realización de la prueba que se llevó
a cabo por fuera de este proceso. Manifestó que en la
dirección en la que reside su progenitora, ella se fue de allí
para crear espacios para que el niño compartiera con él, y
nadie más vive en ese lugar. Insistió el interrogado que no
posee bienes, y que Ingry conoce a su señora madre, y que
en dos ocasiones llegó al apartamento con el niño en brazos,
diciendo que la habían echado, y se quedó por varias
semanas en su residencia. Para ese momento estaba su
progenitora acompañándolos.

En relación con la familia de Ingry, expuso que la


relación ha sido con la hermana de ella, porque eran
compañeros de trabajo, y conoce también a la madre de
Ingry. El deponente manifestó que trabaja y sueña con cuidar
a su hijo, y hace un ofrecimiento de alimentos por una suma
de 200 mil pesos, ya que trabaja en contratos con el DANE.
Agregó, que tuvo una conversación con el niño por un tema
que abordaron en el colegio y en su casa, y a él le dijo que

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era afortunado porque tenía dos papás y cuatro abuelitos y


mucha más gente que lo quería.

6.4. En la declaración de parte de Guillermo Fabiám


Rodríguez se indicó por él, que se enteró de no ser el padre
de Joshua el año pasado (2016), para el mes de abril o mayo,
porque (Minuto 51.31) le llegó una citación a la casa de sus padres;
que confrontó a Ingry Patricia y le informó de lo que ocurría;
que se fue «para Bucaramanga que es mi tierra natal y dure allá como
4 días pensando en la iglesia con los padres, yo era el grupo juvenil de
la iglesia de Girón Santander y ahí pues pidiendo consejo pidiendo
ayuda y mirando a ver qué podía hacer, porque en ese momento se había
derrumbado» y a su regreso habló con su esposa y le preguntó

los pormenores, ella le comentó que Henry Yecid se había


hecho una prueba genética con el porcentaje muy alto, y que
esa persona era el padre de Joshua. Expresó que no alcanzó
a contestar la demanda por la situación planteada.

Declaró además, que Henry Yecid Gómez presionó a su


esposa para que se hiciera el examen (Minuto 1.00.10) «para que
fuera a la comisaría también a interponer la demanda con la cual
estamos nosotros aquí mi esposa es una persona que no tiene
conocimiento de leyes y ella optó por lo que obviamente una mujer
en estado de nervios en estado, de obviamente esa ansiedad, de
ese temor de perder su hogar, de que hubiera una confrontación,
de que se descubriera que el hijo que es tan adorado en mi familia
y la misma familia de ella, si entonces ella dijo sencillo yo voy con
este señor hago lo que él me dice y después quitó la demanda muy
ingenuamente, pero no es tanto la ingenuidad de ella como la parte
del señor Yecid que él sí tenía claramente lo que estaba haciendo y
cómo lo estaba haciendo .Y eso es lo que a mí me da rabia y por lo

44
Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

que no hemos, por lo que no se llegó una conciliación -entre


comillas- acá, porque para mí una persona que usa esos medios
para chantajear a una mujer para mí no es una buena persona y
yo necesito proteger a Joshua, porque para mí Joshua es mi hijo,
en el sentido en que yo lo he tenido y lo he protegido todos estos
años y toda la vida, lo voy a seguir protegiendo y que un señor
haga uso de esas artimañas tan bajas, porque de otro se hubiera
acercado a mí personalmente y dicho mire señor tenemos un
problema yo me acosté con su señora y el hijo que está acá es hijo
mío o creo que es hijo mío camine vamos nos hacemos una prueba
y miramos. Ese es una persona seria, una persona honesta, una
persona que vale la pena, una persona que usa el chantaje para
conseguir sus medios para mí no es ningún padre ni buena
persona».

Aseguró que (Minuto 1.03.22) «Después de los tres años del menor
-los tres años del menor sabe mi hijo si- fue que ella empezó por ejemplo
un sábado decía si me voy a ir a ver con Mari y se iba con el niño primero
empezó muy extemporáneamente una vez cada tres meses, después ya
era como una vez al mes, y yo y mira tan raro, pero a veces yo digo que
uno de ser humano a veces peca por confiado, sí yo de pronto hubiera
dicho ve que tan raro que ella siempre se ve con Mari los sábados, porque
no voy y la sigo, porque igual no es mi estilo yo no soy una persona que
desconfíe, pues sí yo confío en alguien tengo que confiar plenamente
lastimosamente pasó lo que pasó, después de los tres años ella me
comentó que pues que si se había ido que cuando ella iba a ver a Mary
iba a ver al señor Yecid, que para que le dejara ver el niño y lo hacían
cerca de la casa en el centro comercial Hayuelos algo así».

Frente a las ayudas económicas que le daba el señor


Henry Yecid Gómez a su esposa sostuvo, que (Minuto 1.04.44) «yo
me vine a enterar de eso este año también, pues con lo mismo estuvimos

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Radicación n° 11001-31-10-015-2015-00843-01

hablando y ella me dijo Fabián, Yesid cuando veía el menor y eso me


decía recíbame esto, porque si no yo le voy a contar todo fue bajo
chantaje, sí y él lo tenía muy calculado, el todo lo que hizo lo hizo
calculado, regresó como dicen con alevosía él sabía que si le daba tanto
dinero iba a repercutir, después él estaba buscando lo que está
buscando, pero lo hizo mal, que se le decía tome esto y mi esposa para
esconderme que recibía dinero o esto ella me pedía a mí también dinero,
entonces yo le daba a mi esposa tal cantidad de dinero y ella llegaba a
la casa con ropa del niño, obviamente yo pensaba que yo le estaba
proporcionando la ropa al niño y el otro dinero que le daba Yesid ella me
comentó me dijo que se lo mandó a la mamá».

Por la misma línea se enteró, de que su esposa también


permitió que Yecid fuera una vez a recoger al niño al colegio,
y que Henry (minuto 1.08.41) «ha intentado acercarse lo que pasa es que
no se acerca bien nunca lo hizo bien nunca demostró ser un buen padre
e inclusive después indagando con mi familia y esto es algo que digo que
no me consta, porque no tengo como demostrarlo, si se la pasaba en los
andenes y en los alrededores de la casa rondando. Y entonces ahí a mí
me pregunta listo haga las cosas bien acérquese bien, no lo hizo y fuera
de eso una persona que se pasa todo el día rondando las calles con todo
y papá biológico de mi hijo qué le va a brindar a mi hijo, si uno no puede
estar dando vueltas en los alrededores de las ferias, porque uno lo que
necesita es trabajar y si uno no trabaja no tiene dinero. Entonces cuál es
el amor enfermizo que tiene, porque uno ama un hijo obviamente, pero
cuando uno ama un hijo uno se preocupa por darle alimentación, por
darle colegio, por darles todo, por darle todo lo que el niño necesita, y
tratar de que ese niño sea feliz primero que todo».

Dijo el declarante que no sabe si el señor Henry procuró


ayudas económicas para el menor después de que él tiene
conocimiento de la certeza de no ser el progenitor biológico.
Su esposa le comentó un día (Minuto 1.11.13) que «el papá biológico

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del niño me dice que él quiere ayudar a Joshua, pero si, solo sí, si puede
verlo cuando quiera, que pueda pasar cuando quiera verlo, puede venir
a tomar un helado con él, puede, o sea si podía verlo, si podía esto, solo
colocando sus condiciones, sí. Y yo le dije oiga y ¿cuánto es el dinero del
supuesto padre biológico? mi esposa me dijo $200.000. Y yo le dije mi
amor y Infagrom vale $100.000. Entonces si este señor se quiere acercar
entonces que lo haga bien y él nunca lo hizo bien él siempre se valió de
artimañas, aquí el punto y el punto claro de esto es que en ningún
momento ni mi esposa ni yo estamos negando que el señor Henry Yesid
sea el papá biológico de Joshua ya hay unas pruebas que lo aceptan
como es, lo que nosotros estamos peleando como pareja es el bienestar
de Joshua David por encima de todo el bienestar de él».

Aseguró que, según le dijo su esposa, Henry estuvo


chantajeándola para que le llevara al niño y para que
recibiera plata, para ir a la Comisaría, para formular la
demanda, manifestándole ella que nunca hubiera “colocado”
la misma, y que todo lo hizo fue por el temor.

Con relación a los bienes de Henry, indicó que por


medio de un investigador se indagó que no tenía nada, que
no estaba trabajando, y eso fue lo último que supo, y que lo
que le ha dicho un investigador es que Henry vive (Minuto 1.14.33)
«en la 14 con 15, que eso es zona de tolerancia una calle terrible llena de
marihuaneros de habitantes de calle, de prostitución», de resto no

sabe nada de la vida de Henry, y por lo que su esposa le ha


dicho es una persona sola.

Manifestó que (Minuto 1.15.57) «en las visitas que él tuvo con él
hubo un acercamiento con él, pero el niño pues tenía 3 años, estaba muy
pequeño ahorita yo creo que ni se acuerda de Yecid», pero que el niño

no tiene conocimiento de la situación que respecto de él se

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presenta y le da temor que se entere que tiene otro padre u


otra familia.

Al preguntársele si al conocer la verdad sobre la


paternidad de Joshua la señora Ingry obstaculizaba que
Henry Yecid tuviera contacto con el niño, respondió (Minuto

1.19.07) «Sí obviamente, cuando ya se sabe la verdad sí mi esposa dice yo


nunca he querido que este señor sea el papá de mi hijo, este señor me
chantajeó todo el tiempo, este señor no es una buena persona para mi
hijo, no eso no es un buen cómo se dice una buena persona para seguir
para mi hijo, yo no lo voy a dejar ver ,porque yo tengo mi familia usted
mi esposo Joshua es nuestro hijo y lo vamos a proteger y le vamos a
cuidar y este señor no es una buena cómo se dice eso una persona que
va influir positivamente en Joshua, yo no lo voy a no lo voy a dejar ver
más de este señor, porque si yo lo dejaba ver era porque él me
chantajeaba no por más, no porque yo quisiera que él fuera el papá, no
porque yo quisiera o viera en él valores grandes ni nada simple y
llanamente porque fui motivo de un chantaje».

Agregó a lo anotado, que (Minuto 1.20.41) «según lo que yo hablé


con mi esposa, es que él trató de comunicarse unas dos veces por
teléfono con ella para seguir viendo al niño y mi esposa le dijo que no, ya
no vamos a seguir, para no te voy a dejar ver seguir para el niño, porque
usted lo que hizo fue chantajearme tratarme mal a los cual él le dijo Es
que a mí no me interesa el niño yo lo que quiero es arruinarle su vida
dañarle su vida [JUEZ y eso cómo lo supo, de qué manera?] eso lo sé
porque el señor Henry Yecid se lo dijo a mi suegra, le dijo yo no quiero
nada yo lo único que quiero es sacarle lágrimas de sangre a su hija,
quiero dañarle la vida a su hija quiero tirármele el matrimonio, quiero
tirármele la vida, así se lo dijo a mi suegra y mi suegra me lo dijo a mí».

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La última vez que vio que Henry tenía contacto con el


niño, fue cuando se le llevó para realizarle la prueba de ADN
en Medicina Legal, ese día Henry tuvo una actitud formal, lo
vio como un extraño y tuvo la oportunidad de verlo cómo era
en la relación con Joshua. Supo por su cuñada cómo su
esposa y Henry se conocieron, a través de unas encuestas
hace muchos años, y que no sabe nada más.

6.5. Ingry Patricia Carrillo Rueda señaló con claridad


en su interrogatorio que conoció a Henry Yecid a través de
medios laborales, y que ello ocurrió más o menos hacia el año
2010, y que producto de esa relación laboral sostuvieron
relaciones sentimentales y sexuales, producto de lo que nació
Joshua. Afirmó que Henry Yecid para la época en la que el
niño iba a cumplir tres años, la buscó y le preguntó, «que, si
el hijo era mío, de él perdón»; que el enteramiento del señor

Guillermo de que no era el progenitor de Joshua, se dio


«porque se llevó un proceso en el cual yo fui obligada a poner la demanda
y las copias para que él se presentará llegaron a la casa» hacia el año

2016. La actitud que tuvo Guillermo Fabiám al enterarse de


esta situación fue estar muy mal ese día, pero recibió su
apoyo como esposo y siguieron adelante, aun sosteniendo el
vínculo matrimonial, y hasta el momento del interrogatorio
este ha seguido velando por el bienestar de Joshua.

Desde que se hizo la prueba Henry Yecid Gómez le (Minuto


12.04) «dio algo de dinero tenía que recibirlos si no él le contaba a mi
esposo que era el papá del niño», (Minuto 12.21) la «ayudó creo que unos 8
a 9 meses”; aseveró que fue Henry quien dijo que debían

hacerse la prueba para despejar las dudas, a lo que accedió,

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porque no creía que sería de él, pero con el resultado tuvo


certeza de que era de Henri Yecid y las ayudas económicas
que recibió las aceptó para que éste no le fuera a contar a su
esposo, pero desde que le llegaron a este las copias del
proceso no las volvió a aceptar; que tanto ella como el menor
dependen económicamente de Guillermo Fabiam Rodríguez

Sostuvo que la ayuda económica por parte de Henry fue


presencial y le hizo firmar recibos, en otras ocasiones le
giraba por EFECTY o SERVIENTREGA y de esas ayudas tuvo
conocimiento Guillermo cuando se enteró del proceso. Hizo
una manifestación de los gastos mensuales promedios de
Joshua, informando que este es beneficiario del servicio de
salud de Guillermo, y el costo de medicinas, aparte de la EPS,
es un servicio domiciliario que costea Guillermo. El niño en
el mismo colegio que estudia recibe además un curso de
inglés.

Precisó la declarante que no sabe si la personalidad de


Henry Yecid represente algún peligro para Joshua David,
agregando que (Minuto 27.10) «lo que pasa es, que cuando ya mi esposo
se entera ahí de que él no es el papá biológico por todo lo del proceso,
pues el señor Henry empezó a acosarnos, a vestirse y a buscar el niño
en el colegio, porque sabía dónde estaba estudiando y pues disfrazado
así como perseguirlos, nunca nos hizo nada pero para mí eso ya es una
señal de que de que puede correr peligro mi hijo»; que él ha procurado

el acercamiento (Minuto 27.49) «él lo ha buscado, no quizás no es la


mejor manera, porque hubiera podido hablar o algo así, pero el sí lo
buscaba» que (Minuto 28.04) «antes de que mi esposo se enterara, pues yo
para que mi esposo no se enterara le dejaba de ver el niño y en ocasiones
nos encontramos en centro comerciales, yo me quedaba esperándolo y él

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le daba una vuelta, porque o si no él le contaba a mi esposo», lo que

ocurrió como unas 24 veces en varios centros comerciales


como Hayuelos, La 14, Titán Plaza y (Minuto 29.24) «Unas ocasiones
en la casa de él [JUEZ en la casa de Henry Yesid] sí”».

Al preguntarle si en esos momentos se reconocieron


como padre e hijo dijo que (Minuto 29.38) «en ningún momento, cuando
se le acercaron pues se le dijo a Joshua que él era el papa, si hicieron
como una amistad en ese instante, pero cómo fue tan poco y Joshua yo
hace poco como que trate de indagarle a Joshua David y pues no lo
recuerda, es que eso fue tan pronto se hizo la prueba particular, tan
pronto se supo lo del proceso ya no había caso yo seguirle como el juego
a Yecid, entonces ya yo no volví a dejar que volviera a ver el niño, porque
lo único que hacíamos era traumatizarlo», es decir, nunca se le dijo

que Henry Yecid era el papá.

Agregó que desde siempre el niño ha reconocido como


padre a Guillermo Fabian Rodríguez (Minuto 31.20) «entonces eso lo
hablamos con Yecid que no se podía entrar de una decirle cosas al niño
y pues ya accedí a que él lo viera pero que no le contara mi esposo»; que

(Minuto 31.49) «cuando él se hizo la prueba particular si él vio el niño y tan


pronto se hizo la prueba ya por el proceso nunca más vuelve a ver el
niño», obstáculo que justifica diciendo, que (Minuto 32.28) «yo lo deje
ver o accedía que a lo viera porque no le contara a mi esposo la verdad.
Tan pronto mi esposo se enteró, pues ya no había razón de que él
siguiera viendo al niño, porque ya él, mi esposo, sabía y él me apoyó,
entonces seguimos como una familia como lo hicimos siempre, desde que
estamos casados desde que el niño estaba en el vientre» y es desde

este momento en que Henry Yecid se “disfrazaba” para


acercarse al niño y la llamaba para que se lo dejara ver,
después dejó de insistir (Minuto 35.15) «eso fue como en la iniciación

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del proceso que mi esposo se enteró, obviamente cuando mi esposo se


enteró, pues hubo como una semana donde nosotros pues yo que como
eso era normal que mi esposo reaccionara diferentes si es humano y creo
que fue lapso como de unos 15 días donde él llamó ya pues después
cuando vio que yo estaba con mi esposo y eso no volvió a llamar», ya en

el curso del proceso no permitió acercamiento entre Henry


Yecid y Joshua David (Minuto 36.16) «porque pues yo no quiero causarle
daño psicológico y él ya tiene un hogar establecido el que ha visto mi hijo
desde que desde la gestación es mi esposo Guillermo», siendo esa la

única familia que conoce, además, porque «yo no sé, es que sí


yo pude estar con Henry Yesid yo pude tener relaciones con él, pero a mí
en ese momento quizás no me interesaba él quién era y yo no conozco el
quién es, no se sí vi una vez a la mamá, pero no sé él con quién se
relaciona, porque nunca le conocí amigos, el que hace de dónde está
sacando dinero para sobrevivir, porque sé que no labora, entonces eso
es como mi preocupación, yo que voy a dejar el niño con alguien que yo
no conozco esa es mi preocupación, quizás cuando yo estuve con el
puesto ya era un adulto y ya pues sí me pasaba algo era mi culpa sí pero
es que este es un niño de 5 años al cual yo tengo que protegerlo, yo no
sé quién es Henry Yesid, No sé el cómo se mueve, el sector donde él vive
es pesado, si llegamos lo llega a ver el niño no sé, señores de la calle
haciendo popó ahí enfrente de la casa, el que le va a explicar al niño, que
le va a decir, como él va a actuar en una situación de esas, no importa
que él viva y si no yo quiero saber el cómo le va a explicar una cosa al
niño o cómo se va dirigir ese es mi preocupación y por eso yo no he dejado
que él vea el niño me aterra». A lo anterior agregó que (Minuto 38.40)

«lo otro, la situación económica, yo dependo de mi esposo, mi hijo puedo


demostrar que él es enfermito que recurre al médico, por eso le tenemos
médico en casa Henry Yecid qué le puede ofrecer, si él ni siquiera trabaja
que EPS le va a ofrecer yo soy ama de casa y a eso me dediqué».

Ratificó que el niño no ha sido enterado de la


problemática; que este (Minuto 43.30) no «ha vuelto a preguntar ni yo

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le he vuelto a decir nada del señor Henry Yesid», ni ha tenido

ninguna orientación psicológica de toda esta temática,


insistiendo en que (Minuto 45.36) «El niño solo sabe que su familia es
Guillermo y la mamá pues soy yo y los abuelitos».

7. Del anterior panorama se extrae, sin dubitación, que


con la prueba pericial quedó demostrado que Guillermo
Fabiám Rodríguez fue excluido como padre biológico del
menor Joshua David, y que Henry Yecid no se excluye como
padre biológico del niño, amen que dicho dictamen fue
elaborado con sujeción a los estándares y requisitos exigidos
por la ley.

7.1. Empero, esa realidad científica no puede ser


apreciada como factor determinante y exclusivo para la
definición del caso, toda vez que deviene imperativo, valorar
las restantes probanzas que permitan garantizar la
efectividad del interés superior del menor, siendo claro que a
este no se le puede desligar de esa familia que ha tenido, pues
este tiene unos derechos fundamentales a cuyo resguardo
están obligados no solo las autoridades del sistema de
protección del menor sino también la misma sociedad, la
familia, y por supuesto los representantes del Estado
colombiano.

La jurisprudencia de la Corte Constitucional y la de la


Corte Suprema de Justicia, en un conglomerado de
sentencias, señala que aún si se impugna la paternidad o
aún que se investigue, el menor debe gozar de las familias
que tienen sus progenitores biológicos, sin desconocer que el

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niño ha tenido una familia de crianza, pero no por ese hecho


se va a desconocer que el Estado, la familia y la sociedad
tienen que hacer lo propio para acercar esos lazos familiares
que le deben asistir al niño con su padre biológico, sin que
precisamente se le causen los traumas de los que hablan los
representantes de Guillermo e Ingry, porque existe la forma
de estrechar o acercar esos lazos.

7.2. Ahora bien, de acuerdo con el dicho de los


involucrados, la señora Ingry, siendo de estado civil casada
decidió tener una relación extramatrimonial que trajo
consecuencias, previsibles por demás, un embarazo fruto de
aquellas, que generó una cadena de situaciones que
conllevaron a la afectación de las prerrogativas
fundamentales del infante a conocer su verdadero origen.

Es así, como se develó que desde el embarazo no solo


ocultó a su esposo el hecho de que su gestación podía ser
fruto de esas relaciones extramatrimoniales, sino que
además al señor Henry Yecid no le dijo la verdad sobre su
estado civil ni sobre la progenitura, pues le indicó que ese
bebé era de su esposo.

Posterior al nacimiento persiste con la actitud reticente


frente al señor Henry Yecid, hasta cuando este la presiona
para indagar científicamente si era o no el padre de Joshua
David y al conocer la verdad acepta que este tenga
acercamientos con el niño, pues es su deseo verlo y compartir
con él, para lo cual lo lleva a diversos lugares como son los
centros comerciales o la casa de la mamá de Henry Yecid, lo

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que significa que el menor no ha estado del todo distante y


ajeno a la paternidad de Henry Yecid, porque es la misma
progenitora quien ha señalado que el niño ha tenido en
alguna medida cercanía con aquél.

Siendo entonces que corresponde a los adultos, al padre


de crianza, a la progenitora, al padre biológico, la obligación
y el deber de precisamente respetarle los derechos
fundamentales al niño, frente a lo cual quedó palmario que
cuando Henry Yecid Gómez precavido del resultado de
positivo paternidad decide que quiere hacer efectivos sus
derechos de padre, se ve sometido a la actitud nugatoria de
Ingry Patricia, quien unilateralmente decide que en adelante
no podrá tener ningún contacto, justificando su proceder en
que no quiere “traumatizar” al niño.

Y es que de los medios probatorios recaudados


circunscritos a las propias declaraciones de los involucrados
en la contienda – madre del menor, el esposo de la madre y
el padre biológico del menor - queda claro que Henry Yecid,
al conocer del estado de gravidez de Ingry Patricia acogió de
forma positiva la llegada del nuevo ser, proponiendo una
convivencia y tomando la iniciativa para la debida
conformación de la familia a la cual este llegaría, lo cual se
vio truncado cuando se enteró que su novia no era una mujer
libre y después cuando supo de su nacimiento volvió a
buscarla para poder estar cerca de su hijo, como en efecto se
dio, al punto de exigirle la realización de la prueba científica
para aclarar cualquier duda.

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Obsérvese, que enterado Henry Yecid de su paternidad,


exigió que se le permitiera estar cerca del niño, lo cual se
materializó de forma subrepticia, ya que la madre no informó
-como correspondía- al esposo sobre todo lo que estaba
ocurriendo para que de forma temprana se diera una
solución que salvaguardara de forma integral los derechos de
Joshua David, antes por el contrario, estos últimos ante el
inicio del juicio de paternidad optaron por impedir cualquier
nuevo acercamiento, impulsando a Henry Yecid a
“disfrazarse”, “esconderse” o “seguirlos”, para poder verlo,
aun cuando fuera desde la distancia y ocultarle al menor
toda la situación.

En suma, Henry Yecid buscó establecer su relación


paterno filial con Joshua desde su concepción, y posterior al
nacimiento quiso definir su paternidad desde muy temprana
edad, además, hasta cuando le fue permitido pudo
relacionarse con este, compartiendo espacios que le
facilitaban estrechar los lazos afectivos entre los dos.

De esta interrelación anterior al juicio dan cuenta las


fotografías adosadas al pleito, en las que aparecen Joshua y
Henry Yecid, tanto en una vivienda, como en sitios públicos,
interactuando entre ellos y junto a la madre, así como una
autorización dada el 19 de abril de 2016, por parte de Ingry
Patricia Carrillo a Henry Yecid Gómez «para cuidar y custodiar al
menor JOSHUA DAVID RODRÍGUEZ CARRILLO [...] por un periodo de
tiempo comprendido entre el 19/04/2016 al 01/05/2016 prorrogable
según necesidad establecida en la duración del viaje que realizaré en las

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fechas citadas, autorizo también su traslado y tratamiento médico de ser


necesario».

Adicionalmente, ante la falta de una adecuada solución


acudió al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en
busca de una solución que le permitiera hacer efectiva su
progenitura cuando Joshua no alcanzaba los tres (3) años
(nació 25 agosto 2012), de acuerdo con la data en que se
realizó la prueba particular, que lo fue el 9 de junio de 2014
sin que sea válido que este tenga que asumir las
consecuencias adversas del paso del tiempo, amen que en
esa misma anualidad se instauró la demanda que dio inicio
a este juicio, el cual estuvo paralizado casi un año por el
abandono del caso por parte del defensor de familia -lo cual
motivó que en su momento se hiciera un requerimiento para
el impulso so pena de darlo por terminado- motivo por el cual
Henry Yecid se vio obligado a designar un apoderado de
confianza y tras notificarse se allanó por completo a las
pretensiones; mandatario que adelantó las diligencias
necesarias para integrar el contradictorio; posteriormente se
dilató por las excusas del señor Guillermo Fabiam para
acudir a practicar la prueba genética y después los
aplazamientos que se dieron, con un agendamiento
demorado por parte del juzgado29, hasta que se profirió la
decisión de primer grado el 19 de diciembre de 2018, siendo
desatada la segunda instancia el 10 de octubre de 2019.

29
Con auto de 31 de enero de 2017 cita a audiencia para el 3 de abril de ese año (fl.
141 Cd 1), posteriormente el 31 de enero cita para el 7 de junio, el 9 de junio reprograma
para el 25 de agosto, este día Guillermo pide aplazamiento para designar apoderado
de confianza, por lo que se señala el 6 de octubre para continuarla.

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Incluso, en el curso de este proceso, se incorporó


solicitud que presentó Henry Yecid ante la Defensoría de
Familia, pidiendo que se hiciera una regulación de visitas y
se le fijara una cuota alimentaria en favor del menor (fl. 129 Cd

1), debido al impedimento que se presentaba para que


pudiera tener contacto con el niño, dado que tanto la madre
como el padre de crianza coincidieron en que no podía tener
nunca más contacto con él, como así lo confesaron en sus
declaraciones.

Ese interés de Henry Yecid de asumir su paternidad,


también lo quiso traducir en ayuda económica, a pesar de
sus limitadas condiciones económicas, como lo sostuvieron
al unísono los deponentes y dan cuentas algunos de los
recibos que este le hiciera firmar a Ingry Patricia, en donde
en algunos se atesta que corresponden a cuotas alimentarias
de los períodos julio - diciembre de 2014 (fl. 335 Cd 1)

$900.000,00), enero - diciembre de 2015 (fl. 337 Cd 1)

$2.400.000,00), enero - julio de 2016 (fl. 335 Cd 1)

($1.200.000,00), algunos giros, y facturas por compra de


ropa.

Todo ello revela, de forma inequívoca, que sin


desconocer el amor que le hubiera podido profesar Guillermo
Fabiám Rodríguez, quien se decía ser el padre y de lo cual
solo da cuenta la madre, que al menor no se le puede desligar
de esa familia, que hasta el momento ha sido la única que
por decisión de su progenitora éste actualmente conoce, al
no permitir desde el embarazo mismo y sobre todo luego de
que se instauró la acción de estado civil en su favor que

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volviera a tener acercamientos con el padre biológico, es


irrefutable que no era dable, sin más, que se privilegiara la
paternidad socio-afectiva, cimentada en el desconocimiento
injustificado de los derechos niño y del padre biológico, quien
ha propendido por estar cerca de su hijo brindándole amor y
ayuda económica, acorde con su situación económica.

Es preciso anotar, que las limitaciones personales o


económicas que pueda tener alguno de los padres de un
menor no puede, en modo alguno, ser factor determinante
para limitar o anular sus derechos, como claramente lo
establece el artículo 25 del Código de la Infancia y la
Adolescencia, máxime cuando estos se ejercen
oportunamente y son factores externos como podrían ser la
dilación injustificada o la mora judicial, los que hacen que su
reclamación se dilate en el tiempo.

Y no se diga, que por reconocer los derechos del padre


biológico se afectan los derechos a la seguridad social del
menor y se impone el apartamiento del núcleo familiar
actual, amen que frente a lo primero el señor Henry Yecid se
encuentra afiliado al sistema de Salud y lo puede afiliar como
beneficiario, ora el padre de crianza, conforme lo ha ordenado
la jurisprudencia constitucional; y lo segundo, porque el
reconocimiento de la paternidad extramatrimonial no lleva
implícita la asignación de la custodia en favor de este, pues
puede permanecer con la madre y el resto de los integrantes
de la familia.

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Tampoco puede predicarse afectación a su mínimo vital


o demás derechos, ya que aun cuando la cuota alimentaria
que pueda dar el padre biológico no cubra con suficiencia los
gastos del niño, no puede olvidarse que la manutención
corresponde a ambos padres, debiendo también la madre
procurar aportar para sus necesidades, sin dejar de lado el
apoyo que debido al amor que dice tenerle el padre de crianza
este le pueda brindar.

Corolario de lo anotado, aparece que la providencia


impugnada no desconoció los postulados denunciados, pero
sobre todo, tuvo en consideración el interés superior del
menor Joshua David, puesto que pese a abrir paso al
establecimiento de su filiación verdadera con respecto a
Henry Yecid Gómez, no impuso una ruptura abrupta del lazo
socio-afectivo que ha sostenido con Guillermo Fabiám
Rodríguez e Ingry Patricia Carrillo Rueda, y ahora con una
pequeña hermana, en donde el proceso de reintegración,
después de los largos años en que la madre los alejó, estará
dirigido y asistido por equipos interdisciplinarios que deben
ayudar a que dicho proceso se surta de la mejor manera en
beneficio exclusivo del infante.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de
la República y por autoridad de la ley

RESUELVE

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PRIMERO. NO CASAR la sentencia proferida el 10 de


octubre de 2019 por la Sala de Familia del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bogotá dentro del proceso de la
referencia.

SEGUNDO. CONDENAR en costas de la casación al


recurrente, y en su liquidación se deberá incluir la suma de
seis millones de pesos ($6’000.000) por concepto de agencias
en derecho en favor de los opositores.

TERCERO. ORDENAR que, en oportunidad, se remita


el expediente al Tribunal de origen.

NOTIFÍQUESE

HILDA GONZÁLEZ NEIRA


Presidenta

MARTHA PATRICIA GUZMÁN ÁLVAREZ

AUSENCIA JUSTIFICADA
AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

61
Firmado electrónicamente por Magistrado(a)(s):

Hilda Gonzalez Neira

Martha Patricia Guzmán Álvarez

Luis Alonso Rico Puerta

Octavio Augusto Tejeiro Duque

Francisco Ternera Barrios

Este documento fue generado con firma electrónica y cuenta con plena validez jurídica, conforme a lo dispuesto
en artículo 103 del Código General del Proceso y el artículo 7 de la ley 527 de 1999

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