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BLOQUE I. DEONTOLOGÍA PROFESIONAL


TEMA 1. ÉTICA, MORAL Y DERECHO
1.1. LA ÉTICA Y LA MORAL. LA ÉTICA EN EL ÁMBITO EMPRESARIAL
La palabra “ética” procede del griego y es una disciplina filosófica que tiene como
objetivo estudiar la moral. Es la rama de la filosofía que estudia las obligaciones morales.

Por su parte, la moral hace referencia a todas aquellas normas de conducta que son
impuestas por la sociedad, se transmiten de generación en generación, evolucionan a
lo largo del tiempo y poseen fuertes diferencias con respecto a las normas de otra
sociedad y de otra época histórica. El fin último que persiguen estas reglas morales es
orientar la conducta de los integrantes de esa sociedad.
Cuando la ética se proyecta sobre el ejercicio de una determinada profesión hablamos
de ética profesional. La ética profesional es la ética aplicada que propone
motivaciones en la actuación profesional, y que busca el bien de los individuos en el
trabajo. Además, es el conjunto de principios inherentes a una profesión, acordes con
las exigencias de la dignidad humana y con los fines de la profesión. Por lo tanto, es una
ética aplicada a la esfera profesional pero que, en principio y frente a las normas
deontológicas, no es impuesta a los sujetos.
La palabra “Deontología” procede del griego (teoría del deber). En la actualidad, la
deontología hace referencia a las reglas y principios dirigidos a regular la conducta del
profesional.
La Deontología se encuentra integrada por el conjunto de las reglas y principios que
rigen determinadas conductas del profesional de carácter no técnico ejercidas o
vinculadas al ejercicio de la profesión de cualquier forma y a la pertenencia al grupo
profesional. Su ámbito de incidencia fundamental lo constituyen aquellas profesiones
liberales que son consideradas de interés público.
Por consiguiente, los profesionales que se encuentren sometidos a un determinado
código deontológico no se encuentran vinculados meramente a normas morales o
éticas de libre aceptación individual, sino a un conjunto normativo concreto integrado
por la deontología profesional que se concreta en los correspondientes códigos
deontológicos. Ejemplo: En profesiones como la medicina, la psicología o el ejercicio de
la abogacía.
Las normas morales en el ámbito profesional hacen referencia a criterios éticos
individualmente asumidos por cada persona que inciden sobre el ejercicio de la
profesión y determinan en gran medida la actuación de los profesionales.
Por el contrario, las normas deontológicas ostentan un plus respecto a las normas
morales. Las normas deontológicas son establecidas por un determinado colectivo
profesional en su conjunto (normalmente, a profesiones liberales que requieren de la
colegiación para su ejercicio, elaboradas por el correspondiente Colegio Profesional)
en ejercicio de su capacidad de autorregulación. En este sentido, constituyen la
adopción por parte de un determinado colectivo profesional de un conjunto de reglas
y principios dirigidos a regir determinadas conductas del profesional de carácter no
técnico y que se configuran como un marco ético de actuación para el conjunto del
colectivo.
El Derecho regula conductas relevantes socialmente cuyo cumplimiento resulta
obligatorio y puede ser impuesto coactivamente por parte del Estado.
En relación con la ética aplicada al ámbito empresarial, podemos señalar lo siguiente:
Una empresa es una organización o unidad económica que persigue fines económicos
o comerciales mediante la producción de bienes y servicios para satisfacer las

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necesidades de los demandantes a través de una estrategia o política de actuación


planificada.
Es evidente que en nuestra sociedad las empresas ocupan un papel central. Mantienen
unas relaciones con sus propietarios, accionistas, empleados y proveedores y también
con su entorno, con sus clientes y con la sociedad de manera general. Por tanto, las
empresas tienen una obligación ética y cumplen una función social.
La ética es un elemento fundamental en el funcionamiento de una empresa y la
sociedad lo entiende de esta manera. La falta de ética produce daños no solo en el
funcionamiento ordinario de la empresa, en quienes trabajan en ella o en sus
proveedores sino también daños a terceros, a clientes, a competidores y, por último, a
la sociedad en general.
Por lo tanto, las obligaciones éticas ayudan a mejorar la empresa y a dotarla de valor.
Estas obligaciones se contraen desde la empresa con:
o Propietarios y accionistas. La actuación ética opera en beneficio de propietarios
y accionistas. Ayuda a posicionar bien la empresa, a dotarla de mejor imagen,
y, a largo plazo, revierte en su propio valor.
o Empleados. Los empleados constituyen el factor humano y la base de la
empresa. Es fundamental generar un buen clima en el que haya sensación de
pertenencia y motivación. Esto revierte en beneficio de la empresa. Además, los
empleados que tienen la sensación de trabajar en una empresa con un
comportamiento ético tienden a sentirse más comprometidos y ser más leales.
o Proveedores. Las relaciones comerciales con proveedores que no mantienen
una conducta ética pueden concluir en el cese del negocio.
o Clientes. Una actuación ética y una preocupación real por el cliente beneficia
las ventas, como consecuencia de una mejor imagen.
o Competencia. La competencia es consecuencia de la actividad empresarial. Lo
que exige la ética es que la competencia sea leal.
o Sociedad. De una forma general con la sociedad es preciso actuar con buena
fe. El objetivo último de una empresa debe ser servir a la sociedad. De ahí que
el cuidado y la atención de la salud y la seguridad, entre otros, son exigencias
fundamentales de la ética en la empresa. Un comportamiento ético, además
de un bien en sí mismo, actúa en interés de la empresa porque le facilita la
permanencia a largo plazo.
Un principio fundamental es la buena fe en la actuación. La buena fe es una exigencia
genérica para cualquier actividad y es exigida por el Código Civil. La ley no ampara el
abuso del derecho o el ejercicio antisocial del mismo. Todo acto u omisión que, por la
intención de su autor, por su objeto o por las circunstancias en que se realice sobrepase
manifiestamente los límites normales del ejercicio de un derecho con daño para tercero,
dará lugar a la correspondiente indemnización y a la adopción de medidas judiciales o
administrativas.
La ética marca unas normas de actuación que tienen su origen en el respeto a unos
valores generales como la solidaridad, la libertad, la igualdad, la justicia, honestidad y
veracidad, responsabilidad, tolerancia y respeto a la legalidad. De esta forma, la ética
empresarial integra estos valores en su actividad ordinaria y en todos los niveles.
El empresario viene obligado a tomar decisiones, y en cada una debe partir de un
planteamiento ético, una valoración de a quién y en qué medida beneficia o perjudica
una determinada acción. Se trata de decisiones que son muchas veces complejas y
que exigen un juicio moral tras la decisión empresarial. Por lo tanto, cuando hablamos
de ética empresarial nos referimos a integrar los valores éticos en la práctica y en la
toma de decisiones en el marco empresarial.

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Por tanto, el empresario debe contar con ciertas virtudes entre las que se destacan la
integridad, la veracidad, la flexibilidad, la prudencia o la constancia.
El empresario debe buscar el beneficio, pero no a cualquier precio. Cuando la única
meta es el beneficio, aún a falta de consideraciones morales o éticas y aunque no
pueda concretarse de manera visible, el perjuicio será muy alto a largo plazo.
En definitiva, el empresario no solo está sometido a la ley sino además debe aplicar un
juicio moral al que deben adaptarse esas decisiones. Ese juicio debe basarse en la
responsabilidad y en el interés de todos y de la propia organización. Se trata de algo
complejo que exige una visión del administrador o empresario a largo plazo, que sea
solidaria y basada en valores, ya que no hay reglas aplicables tan claras en la resolución
de problemas de la actividad empresarial.
La actuación ética del empresario debe ir dirigida a lograr una cultura corporativa
basada en valores como los que se han señalado, a resaltar la importancia de las
capacidades de las personas que componen la empresa, a lograr calidad en su trabajo,
a prestar el mejor servicio a los clientes, a atender los intereses de los trabajadores, ser
leales con los competidores y realizar acciones positivas para la sociedad.
Por último, hacemos referencia al Pacto Mundial de Naciones Unidas sobre obligaciones
éticas y sociales de las empresas en materia de derechos humanos, medio ambiente,
anticorrupción y estándares laborales, concretados en los siguientes puntos:
• Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos
reconocidos universalmente, dentro de su ámbito de influencia y capacidades.
• Las empresas deben asegurarse de no ser cómplices de la vulneración de los
derechos humanos.
• Deben apoyar la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del
derecho a la negociación colectiva.
• Deben apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzado o realizado bajo
coacción.
• Deben comprometerse y apoyar la erradicación del trabajo infantil.
• Deben acabar con la discriminación en el empleo y ocupación.
• Deben mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente.
• Deben fomentar las iniciativas que mejoren la responsabilidad ambiental.
• Deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías verdes.
• Deben trabajar en contra de la corrupción en todas sus formas, incluidas la
extorsión y el soborno.
1.2. EL DERECHO EN EL ÁMBITO LABORAL
Los derechos laborales regulados en la Constitución española son los siguientes:
1.2.1. LA LIBERTAD SINDICAL
La Constitución define los sindicatos como instituciones básicas del sistema político
social español y garantiza la libertad de sindicación.
A los sindicatos se les atribuye funciones de defensa y promoción de los intereses
económicos y sociales que le son propios. Son funciones de los sindicatos las siguientes:
su intervención en el derecho a la negociación colectiva, en el derecho a la huelga, en
la adopción de medidas de conflicto colectivo, en la participación en la Seguridad
Social y en la propia empresa, y en la planificación económica.
La creación y el ejercicio de la actividad de los sindicatos son libres dentro del respeto
a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser
democráticos, lo que significa que los sindicatos son libres de elaborar de forma

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autónoma sus estatutos, y además tienen el derecho de elegir libremente, sustituir o


suspender con libertad a los dirigentes sindicales sin intervención de ningún poder
público.
En cuanto al contenido de la libertad sindical, se incluyen las siguientes facultades:
• El derecho a fundar un sindicato sin autorización previa, bastando con su
inscripción en el Registro.
• El derecho a afiliarse a cualquier sindicato.
• El derecho de sus afiliados a elegir a sus representantes.
• El derecho al ejercicio de la actividad sindical.
• El derecho a fundar confederaciones u organizaciones internacionales.
• El derecho a no afiliarse a ningún sindicato.

1.2.2. EL DERECHO A HUELGA


En la Constitución se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la
defensa de sus intereses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las
garantías para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad.
El derecho de huelga supone la interrupción colectiva por parte de los trabajadores de
la actividad laboral, a los efectos de alcanzar sus reivindicaciones profesionales o
económicas.
Toda huelga tiene que asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales. Así, el
Gobierno debe asegurar las garantías para satisfacción de los servicios mínimos.
Además, siempre se tiene que conservar la capacidad de presión suficiente para lograr
sus objetivos frente a la empresa.
El ejercicio del derecho de huelga no extingue la relación de trabajo, ni puede dar lugar
a sanción alguna, salvo que el trabajador, durante la misma, incurriera en falta laboral.
Durante la huelga se entenderá suspendido el contrato de trabajo y el trabajador no
tendrá derecho al salario.
Se respetará la libertad de trabajo de aquellos trabajadores que no quisieran sumarse a
la huelga.
Los trabajadores en huelga podrán efectuar publicidad de esta, en forma pacífica, y
llevar a efecto recogida de fondos sin coacción alguna.

1.2.3. EL DERECHO AL TRABAJO


El derecho al trabajo reconoce un conjunto de derechos de naturaleza y significación
diversas:
• El derecho al trabajo, que también se reconoce en su vertiente de deber.
• El derecho a la libre elección de profesión u oficio.
• El derecho del trabajador a su promoción a través del trabajo.
• El derecho del trabajador a una remuneración suficiente.
• El derecho a la no discriminación por razón de sexo.
El desarrollo de estas cuestiones depende del Estatuto de los Trabajadores.
En cuanto a la titularidad, se restringe el derecho al trabajo a todos los españoles. No es
que estén excluidos los extranjeros, sino que el régimen jurídico de los trabajadores
extranjeros en España queda subordinado a lo establecido en los tratados y en las leyes.

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El derecho al trabajo se encuentra fuertemente condicionado por las circunstancias


socioeconómicas. Además, los poderes públicos deben fomentar una política que
garantice la formación y readaptación profesionales. Deben velar por la seguridad e
higiene en el trabajo y garantizar el descanso necesario mediante la limitación de la
jornada laboral, las vacaciones periódicas retribuidas y la promoción de centros
adecuados.

1.2.4. EL DERECHO A LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA


El derecho a la negociación colectiva se desarrolla en el Estatuto de los Trabajadores y
se garantiza la fuerza vinculante del convenio colectivo, es decir, su obligatoriedad.
El convenio colectivo se define como el acuerdo negociado y suscrito por los
representantes de los trabajadores y de los empresarios, mediante el cual se regulan las
condiciones de trabajo.
En cuanto al contenido, puede regular materias económicas, laborales, sindicales y
asistenciales, y en general, todas las que afecten a las condiciones de empleo y al
ámbito de relaciones entre empresarios y trabajadores.
En cuanto a los límites, se debe respetar lo contenido en las disposiciones legales y
reglamentarias del Estado.

1.2.5. LA ADOPCIÓN DE MEDIDAS DE CONFLICTO COLECTIVO


Gracia a la adopción de medidas de conflicto colectivo se reconoce el derecho de los
trabajadores y empresarios a adoptar medidas de conflicto colectivo. La Ley que regule
el ejercicio de este derecho incluirá las garantías precisas para asegurar el
funcionamiento de los servicios esenciales de la comunidad.
Destaca el cierre patronal, que es una atribución al empresario de un poder defensivo,
con la finalidad de guardar y preservar su empresa, por tanto, es una protección del
patrimonio empresarial.
Los empresarios sólo podrán proceder al cierre del centro de trabajo, en caso de huelga
o cualquier otra modalidad de irregularidad colectiva en el régimen de trabajo, cuando
concurra alguna de las siguientes circunstancias:
• Existencia de notorio peligro de violencia para las personas o de daños graves
para las cosas.
• Ocupación ilegal del centro de trabajo o de cualquiera de sus dependencias, o
peligro cierto de que esto se produzca.
• Que el volumen de la inasistencia o irregularidades en el trabajo impidan
gravemente el proceso normal de producción.

1.2.6. LOS COLEGIOS PROFESIONALES


La Constitución reconoce las peculiaridades propias del régimen jurídico de los Colegios
Profesionales, y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y
funcionamiento de los Colegios Profesionales deberán ser democráticos.
Son corporaciones de Derecho público que realizan, además de finalidades privadas,
una función pública tendente a garantizar que el ejercicio de la profesión se ajuste a las
normas o reglas que aseguren tanto la eficacia como la eventual responsabilidad en tal
ejercicio.
La colegiación obligatoria es exigible en la medida en que el Colegio Profesional
cumple la función pública de asegurar un ejercicio de la profesión correcto.

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