Borovinsky YH
Borovinsky YH
Borovinsky YH
Fragmentar
el futuro
Hacia una nueva relación
humano / no humano
Tomás Borovinsky
1. La individualización a la luz de las nociones de forma e información, Cactus, Buenos Aires, 2015.
2. Prometeo, Buenos Aires, 2007.
3. Ibíd., p. 31.
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Dijimos que Yuk, de la mano de Simondon pero también más allá, piensa
contra una concepción convencional que tiende a pensar las máquinas y la
naturaleza como opuestas: las máquinas artificiales y mecánicas, por un
7. S. Žižek: First As Tragedy, Then As Farce, Verso, Nueva York, 2009, p. 88.
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8. Ver Armen Avanessian y Mauro Reis (comps.): Aceleracionismo. Estrategias para una transición
hacia el postcapitalismo, Caja Negra, Buenos Aires, 2017.
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9. P. Descola: La composición de los mundos, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2016, p. 210.
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Como recuerda Yuk, a partir de mediados del siglo xx los datos adquieren
un nuevo sentido como información computacional que es producida y mo-
dulada por seres humanos. La sociedad disciplinaria de la que habló Michel
Foucault habría alcanzado su cumbre a mediados del siglo xx con la crisis
de la escuela, la cárcel y el hospital, y por eso, en Fragmentar el futuro,
Yuk rescata el concepto de «sociedades de control» de Deleuze buscando
pensar más allá de la sociedad de vigilancia. En el siglo xxi, la sociedad de
control de la que habló Deleuze, a los ojos de Hui, pega un salto en el que
asistimos a la autorregulación de sistemas automáticos que varían en escala.
Esto lo podemos ver tanto en corporaciones globa-
La pandemia de les como Google, en ciudades como Londres, en un
covid-19 es Estado-nación como China o en el planeta Tierra en
una oportunidad su conjunto.
La pandemia de covid-19 es una oportunidad
para buscar para buscar respuestas en el pensamiento de Yuk so-
respuestas en el bre un acontecimiento global atravesado por los inte-
pensamiento de Yuk reses del filósofo chino. Porque si bien el covid-19 no
es producto de la innovación técnica –o al menos
no parece haber pruebas al respecto–, ni es efecto directo del cambio climá-
tico, el virus es un caso de irrupción de lo no humano en lo humano. Y el
tratamiento de la pandemia constituye un caso privilegiado para poner en
crisis una concepción política mayoritaria en el mundo que está atravesada
por las distinciones modernas entre naturaleza y cultura, entre cultura y
técnica y entre lo humano y lo no humano.
El coronavirus, dice Yuk, hace implosionar la división entre lo biológico
y lo político. Asistimos a cuarentenas de millones de personas, movilizacio-
nes militares, cierres de fronteras, suspensiones de vuelos internacionales,
ciudades con barricadas puestas por sus propios ciudadanos para que no
ingrese nadie, cierres masivos de comercios, etc. La pandemia global nos
impulsa a construir una nueva inmunología global, en un contexto en que
el «retorno del Estado-nación» pone en evidencia sus propios límites.
Por eso Yuk Hui recupera un polémico planteo de Peter Sloterdijk
a partir de la controversia por los refugiados en Alemania en general y
el papel de Angela Merkel en particular. «Todavía nos falta aprender a
glorificar las fronteras», decía Sloterdijk en una entrevista de 2016 con la
revista Cicero. El filósofo alemán, «el hombre más libre de Europa», como
suele decirse, va a proponer un nuevo «diseño inmune-global» y un «pro-
teccionismo del todo». Desde hace años, Sloterdijk ha estado planteando
cuestiones que recién hoy parecen tomar relevancia para muchos críticos,
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y por eso Yuk lo recupera con justicia. Pero no deja de señalar los riesgos
de la cuestión inmunológica señalando incluso, una vez más, la dimensión
«schmittiana» del presente.
Dado que las formas de racismo son eminentemente inmunológicas, como
estudió a finales de los años 70 Foucault, Yuk dirá que hemoso sido arrojados
a un contexto, el de la pandemia, en el que la enemistad schmittiana se verá
muy posiblemente reforzada. En esta línea de rescate de cierto schmittianismo,
Yuk lee la pandemia como ligada a la normalización del estado de emergencia
instaurado tras los ataques a la Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001.
Pero, a diferencia de las lecturas neoconservadoras, Yuk no encuentra en esa
excepción una expresión de la fortaleza de los Estados-nación, sino una señal
de debilidad e impotencia de estos.
En esta línea, Yuk es quizás más fiel a Schmitt que algunos de los
«schmittianos superficiales» a quienes él mismo critica, porque la crisis del
Estado moderno fue señalada múltiples veces por el propio Schmitt. Ya
no estamos contenidos por el viejo Estado moderno que separaba interior
y exterior, guerra y paz, civiles y militares. Asistimos a una crisis de las
soberanías nacionales, atravesadas por guerras de baja intensidad intermi-
nables y en las que la distinción entre civiles y militares es difusa. Vivimos,
de este modo, en una «guerra civil mundial», en un contexto en el que «el
Deus Mortalis [el Estado] está muerto», como sentenció en más de una
ocasión el jurista alemán. Por eso Yuk, frente a esta crisis, en lugar de
incorporarle a la mirada trágica schmittiana optimismo intervencionista
atlántico, como hacen los neoconservadores norteamericanos, o realismo
maoísta, como hacen sus pares chinos, le aplica su proyecto de una filoso-
fía de la técnica posteuropea.
Dirá Yuk, coincidiendo con Schmitt en que desde la Guerra Fría asisti-
mos a una competencia entre Estados que no hace más que erosionarlos, que
encontramos una cultura monotecnológica que no busca equilibrar pro-
greso económico y progreso tecnológico, sino que los asimila avanzando
hacia un apocalipsis final. Pero si Schmitt apostó al rol de la política para
detener el apocalipsis, en Yuk la política parece no ser suficiente. Porque
si para los aceleracionistas, como dice el filósofo chino, la política será su-
perada por la aceleración tecnológica, para él la política «pura» es impotente
frente al colapso por venir producto del monotecnologismo.
El final de la globalización unilateral, «que ha sido sucedida por una
competición de aceleración tecnológica, por cantos de sirena de la guerras
y singularidad tecnológica y las quimeras transhumanistas», y la irrupción
del Antropoceno, sostiene Yuk, nos fuerzan a pensar la cosmopolítica y la
posibilidad de otros futuros tecnológicos diferentes. Una cosmopolítica que
implica la reconciliación entre lo universal y lo particular, donde debemos
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Ecuador Debate
Abril de 2019 Quito No 109
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