Juicio Sumario 2.018
Juicio Sumario 2.018
Juicio Sumario 2.018
Mayo 2.018.
EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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Actualizada por el Prof. Ricardo Márquez Acevedo a mayo de 2.018.
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Sumario: I.- Antecedentes, ámbito de aplicación y estructura. II.- Discusión y conciliación. III.- Prueba. IV.-
Clausura y Sentencia. V.- Régimen de recursos y ejecución de la sentencia. VI.- Características.
1.- Generalidades
Deseo partir, para que nos entendamos, por explicar por qué, en mi concepto, el
legislador original y los que le han seguido, han sido muy poco claros y, peor aún, confusos y
poco prácticos a la hora de estructurar los procedimientos, e incluso de referirse a ellos.
¿Por qué?
Fíjense que en el Libro II del CPC ustedes tienen el “juicio ordinario” que va
desde el art. 253 hasta el art. 433; luego, y ahora en el Libro III, bajo la denominación de «juicios
especiales» es decir, aquellos que se rigen por disposiciones especiales —no comunes— que para
determinados casos establece la ley, se van a encontrar con verdaderos procedimientos especiales
(interdictos posesorios, citación de evicción, desahucio, lanzamiento y retención propios del arrendamiento, arbitral,
partición de bienes, procedimiento de cuentas, pago de honorarios, hacienda, y desposeimiento) y otros que son
realmente procedimientos ordinarios (el ejecutivo, el sumario y el de menor y de mínima
cuantía).
Luego, cuando uno llega al art. 698 advierte que el procedimiento que está en el
Libro II es el de mayor cuantía, porque hay otro de menor y uno de mínima cuantía. También se
da cuenta uno, cuando revisa todo el Código, que se mezclan conceptos, porque el denominado
«juicio ordinario» del Libro II es un procedimiento declarativo ordinario de mayor cuantía y de
lato conocimiento (es decir, plenario); y que entre los juicios especiales hay algunos ejecutivos
ordinarios (el juicio ejecutivo a partir del art. 434 y ss); hay declarativos ordinarios (el sumario y
los de menor y mínima cuantía); hay ejecutivos especiales (desposeimiento y lanzamiento); en
fin, una maraña de procedimientos, muchos y desorganizados; qué decir de su estructura: ya el
procedimiento ordinario tiene una estructura similar a la que en el siglo XIII tenían los
procedimientos plenarios.
Esto nos obliga intentar una precisión del lenguaje pero también a un acomodo del
mismo para que nos entendamos: el procedimiento que se regula en el Título XI del Libro III,
artículos 680 a 692, bajo la acertada denominación de procedimiento sumario2, es ordinario
declarativo.
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A veces se utiliza juicio como proceso y otras como procedimiento. No es ni lo uno ni lo otro: el proceso es el
mecanismo (“en vez de autotutela y autocomposición, uso el proceso”); el procedimiento es la forma que adopta el
mecanismo y que cambia adaptándose a las necesidades del tipo de pretensiones de que se trate (el proceso es uno
solo, los procedimientos varios); el juicio es el acto típico del órgano jurisdiccional, es una de las fases del proceso y
propiamente es la declaración del derecho que efectúa el juez y que expresa por escrito en su sentencia.
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procedimiento del Libro II es el tipo más extenso, tanto en etapas como en tiempo. De ahí parte la
diferencia. ¿Por qué? Sencillo: Hay cuestiones que exigen una declaración jurisdiccional del
derecho pero con ahorro de tiempo, así es que el procedimiento ordinario pleno (o plenario) no
sirve, es muy largo. Nace un procedimiento declarativo ordinario concentrado o plenario rápido,
es decir, sumario. Sumario se opone a plenario.
Convengamos, eso sí, que en Chile todo el mundo entiende una sola cosa cuando
nos referimos a juicio ordinario, procedimiento ordinario, procedimiento declarativo o de lato
conocimiento: ese procedimiento regulado en el Libro II del CPC. Se trata de uno de los
procedimientos ordinarios, uno de los procedimientos declarativos, el típico, pero no el único; el
modelo pleno. A ese nos referimos cada vez que hablamos de procedimiento ordinario. Este es el
acomodo en el lenguaje que debemos suscribir sólo para facilitarnos las cosas.
Una rápida revisión a la historia demuestra el origen, los antecedentes del juicio
sumario.
Pero es evidente que el procedimiento plenario ordinario se torna ineficaz con esa
cantidad de etapas y formalidades, y ello significó, ya en la Edad Media, la creación de un
procedimiento más sencillo, que involucraba ahorro de tiempo y dinero, que sin dejar de ser
plenario y ordinario, se simplifica: el juicio plenario rápido ordinario.
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Resulta inquietante comprobar cómo esas nueve etapas aún perviven y son fácilmente identificables en nuestro
proceso declarativo ordinario: El primer tiempo es la citación (nuestro actual emplazamiento) para concurrir ante el
juez. El segundo tiempo lo constituye la concurrencia (hoy comparecencia), o, en su defecto, la rebeldía. Luego, un
tercer tiempo, que tiene el demandado para oponer excepciones o defensas, y que hoy es el plazo para oponer
dilatorias. El cuarto tiempo lo es el de la contestación de la demanda. El quinto tiempo, era el de juramento de
calumnia, hoy suprimido. En cuanto al sexto tiempo, este tenía por objeto la prueba. Le seguía un séptimo tiempo, de
discusión sobre la prueba, que en el derecho castellano e indiano equivalía a los alegatos de bien probado,
equiparables a nuestras observaciones a la prueba. Luego, un octavo tiempo, de citación para oír sentencia, que pone
fin a la discusión y que subsiste hoy en Chile como trámite esencial. Finalmente, el noveno tiempo: la sentencia.
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Sus principales características apuntan a la supresión de formalidades innecesarias,
a erigir al juez en director del proceso, limitación del régimen recursivo, acortamiento de plazos y
predominio de la oralidad. La plenitud de garantías cede frente a la necesidad de obtener un
pronto término al litigio.
La idea que parece rondar a los legisladores chilenos de fines del siglo XIX
cuando se diseña la estructura del CPC es la de completar las normas sustantivas, pues se podía
constatar que numerosas disposiciones, especialmente de derecho comercial, ordenaban proceder
«breve y sumariamente» y no existía un procedimiento que se ajustara al mandato legal. Pues
bien, ese vacío lo vino a llenar el procedimiento sumario.
El Proyecto de Código Procesal Civil4, regula, en un Libro II, los procedimientos declarativos,
reduciéndolos a dos: a) El que denomina ordinario; y, b) el sumario.
Ese procedimiento sumario está reglado entre los arts. 355 a 361, manteniendo prácticamente las
mismas normas sobre ámbito de aplicación, con leves modificaciones; impone la presentación de demanda escrita
con producción de toda la prueba documental y oferta necesaria de toda la restante prueba a rendir en la audiencia.
Se regula la admisibilidad de la demanda, y se impone un plazo previo a la audiencia para contestar con posibilidad
de reconvenir, eso sí exigiendo conexión entre el tema original y el reconvencional. La audiencia es de definición del
objeto procesal, utilización de medios alternativos de solución del conflicto, discusión de prueba y de producción de
la prueba. La sentencia debe pronunciarse de inmediato, a menos que la audiencia se hubiere prolongado por más de
dos días. El juez tiene un plazo de 10 días desde que dio a conocer la decisión, para entregar la redacción de la
sentencia.
Veremos que sale después del proceso legislativo, siendo relevante para el adecuado
funcionamiento de estos procedimientos por audiencia, una buena cantidad de jueces y una reforma orgánica que
cambie la estructura y la administración de estos tribunales y se asemeje a la estructura de los actuales Tribunales de
la Reforma Procesal Penal, Familia y Laboral.
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El último proyecto de Código Procesal Civil data de 2012, en dicho proyecto el juicio sumario se regula en los arts.
355 y ss. el proyecto puede descargarse en la dirección web:
https://www.camara.cl/pley/pley_detalle.aspx?prmID=8596&prmBoletin=8197-07
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Veamos de qué se trata.
La regla general se contiene en el art. 680 inc.1º CPC: “El procedimiento de que
trata este Título se aplicará en defecto de otra regla especial a los casos en que la acción
deducida requiere, por su naturaleza, tramitación rápida para que sea eficaz”.
El tema es entender a qué se refiere el CPC cuando alude a casos en que la acción
deducida requiera por su naturaleza una tramitación rápida para que sea eficaz.
Para averiguar si un caso puede quedar dentro de esta regla, habrá que considerar
si la ley ha previsto un procedimiento especial, porque en ese caso no se usa el procedimiento
sumario, sino el especial. Luego, se tratará de casos distintos a los enumerados en el 680 inc. 2º
CPC, porque de otra forma la regla carecería de sentido. Pero también debe considerarse que hay
procesos ordinarios con una tramitación distinta del proceso ordinario del Libro II en razón de la
cuantía; de manera que las hipótesis se reducen. Por ejemplo, se puede utilizar el procedimiento
sumario cuando se pretenda la designación de un árbitro o de un partidor, sin perjuicio de aclarar
que el procedimiento arbitral o de partición de bienes que vendrá una vez designado el árbitro o
el partidor es especial y diverso.
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Un segundo grupo de casos se encuentra en el mismo art. 680 CPC. Su análisis
exige un cúmulo importante de conocimientos5 que se supone deben tener a esta altura de sus
estudios de derecho.
Luego, en las hipótesis del art. 680 inc.2º CPC, el legislador utiliza dos fórmulas:
la del numeral 1º, donde la técnica es la de reenvío, es decir remitirse a leyes que dispongan la
“fórmula sumaria”; y las hipótesis restantes (art. 680 inc.2º núm. 2 a 10 CPC), donde el
legislador vuelve atendiendo específicamente los elementos de la pretensión, ya subjetivos
(sujetos activos y pasivos), ya objetivos (objeto y causa).
Veamos los casos del art. 680 inc. 2º CPC, es decir, los casos particulares a los que
se aplica el juicio sumario:
1° A los casos en que la ley ordene proceder sumariamente, o breve y sumariamente, o en otra
forma análoga.
Lo importante de esta regla no es conocer todos los casos en que la ley ordena
proceder breve y sumariamente, pues son bastantes; sino, comprender que el legislador hizo
análogas las expresiones “proceder sumariamente” y “breve y sumariamente”, y autorizó
incluso este procedimiento en casos en que la ley se sirve de expresiones semejantes.
Por ejemplo, puedo citarles el art. 1792-26 del Código Civil, que dispone que la
acción para pedir la liquidación de los gananciales se tramitará breve y sumariamente; o el art.
171 del Código Sanitario, que ordena tramitar de esta forma las reclamaciones contra las
sanciones impuestas por la autoridad sanitaria.
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Esto no es ni una amenaza de dificultad ni una excusa anticipada por el tratamiento; se apunta a la adecuada
estructura de los planes de estudio de la carrera de Derecho.
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pretensión sobre servidumbres voluntarias, es decir, las constituidas por un hecho del hombre
(art. 831 CC) requiere una tramitación rápida para que sea eficaz 6.
3° A los juicios sobre cobro de honorarios, excepto el caso del artículo 697.
Esta regla la da el art. 697 CPC con algún grado de confusión entre competencia y
procedimiento. Pero es sencilla: en este caso la regla de competencia se ve alterada, porque el
demandante que cobra honorarios por servicios prestados en juicio, puede optar entre cobrarlos
ante el tribunal que conoció del juicio en que se causaron los honorarios, y en ese caso el cobro se
formula como un incidente dentro del procedimiento. O bien, puede optar por intentar el cobro
ejerciendo una acción principal, recurriendo a las reglas generales de competencia y en ese caso
se utiliza el procedimiento sumario. Es un caso de competencia acumulativa.
4° A los juicios sobre remoción de guardadores y a los que se susciten entre los representantes
legales y sus representados.
Ustedes pueden advertir las dos hipótesis que contiene esta regla: primero, los
litigios que versan sobre la remoción de guardadores (tutores, curadores), en que el objeto de la
pretensión es privar del cargo a un guardador. Bueno, esa pretensión se tramita en procedimiento
sumario.
El otro caso se refiere a los procesos en que las partes que se enfrenten sean de una
parte los representantes legales y de otra sus representados, ya sea que obren como demandantes
o demandados. Recuerden quienes son representantes legales de una persona: el padre, la madre,
el adoptante, su tutor y curador.
Pues bien, en este segundo caso, los litigios entre una persona y su tutor o curador,
se ciñen al procedimiento sumario, pero por la hipótesis antes vista en este numeral.
Entonces, el segundo caso de este numeral se refiere a los procesos entre un hijo y
su padre o madre o su adoptante, sea que obren activa o pasivamente.
6
Casarino, Manual Tomo I, pág. 44.
7
Los administradores de sociedades colectivas, en comandita o de responsabilidad
limitada, no son representantes legales, pues la fuente de su nombramiento es la convención y no
la ley.
La duda se presenta con los gerentes de sociedades anónimas, pues ese cargo y sus
facultades están regulados en la ley, pero el nombre de la persona física gerente surge de la
convención. La cuestión puede solucionarse por reconducirla a la regla general, pues es evidente
que un litigio entre un gerente y la sociedad anónima, que no sea de cuentas y en que el gerente
no sea accionista, exige rapidez.
El artículo 123 de la ley 19.968 que creó los Tribunales de Familia, publicada en
el Diario Oficial de fecha 30 agosto de 2004, introdujo algunas modificaciones al Código de
Procedimiento Civil, la primera de las cuales ha sido la de derogar este N° 5 del artículo 680
CPC.
Habrá que entrar a considerar las normas transitorias que esa misma ley contiene
para establecer la competencia y el procedimiento aplicables.
Sepan desde ya que de acuerdo al art. 134 de la Ley 19.968, la ley empezó a regir
el día 1 de octubre de 2005; y según su artículo segundo transitorio las causas de competencia de
los juzgados de familia que, a la fecha de entrada en vigencia de esta ley, se encontraren
radicadas en juzgados con competencia en lo civil, continuarán radicadas en éstos y se
sustanciarán conforme a las normas procesales vigentes a la fecha de inicio de las mismas, hasta
la sentencia de término.
8
Se pone el acento en la causa de pedir de la pretensión; de manera que cualquier
pretensión (objeto) entre sujetos que estén vinculados por este tipo de actos (depósito necesario y
comodato precario), se ventila en procedimiento sumario.
7° A los juicios en que se deduzcan acciones ordinarias a que se hayan convertido las
ejecutivas a virtud de lo dispuesto en el artículo 2515 del Código Civil.
Por ejemplo, Eduardo obtiene una sentencia que condena a Stormy a pagarle
$1.000.000.- Si prescribe la acción para proceder ejecutivamente contra Stormy, subsiste su
acción, ahora como declarativa, para accionar por vía sumaria.
8° A los juicios en que se persiga únicamente la declaración impuesta por la ley o el contrato,
de rendir una cuenta, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 696.
También se excluye toda pretensión que tenga por objeto principal las
observaciones que se formulen a una cuenta, pues aquí hay una regla especial diversa al
procedimiento sumario: el procedimiento de cuentas (arts. 693 a 696 CPC).
9° A los juicios en que se ejercite el derecho que concede el artículo 945 del Código Civil
para hacer cegar un pozo.
De acuerdo a las versiones oficiales del CPC, en nota a pie de página, el art. 945
del CC está derogado y la referencia debe entenderse hecha al art. 65 del Código de Aguas. Sin
embargo esto es un error. La norma del art. 945 CC pasó al Código de Aguas, pero no a su art.
65 sino a su art. 56. Basta leer el viejo art. 945 CC y compararlo con el art. 56 CdA7 para
notarlo.
7
Código de Aguas.
9
Podrán advertir que se trata de una pretensión declarativa de condena que tiene por
objeto imponer al demandado el cierre de un pozo. En efecto, cualquiera puede cavar en suelo
propio uno o más pozos para las bebidas y usos domésticos, aun cuando ello provoque
menoscabo el agua de que se alimente algún otro pozo. Pero si de ello no reportare utilidad
alguna, o no tanta que pueda compararse con el perjuicio ajeno, será obligado a cegarlo,
recurriendo a la justicia ordinaria, para que en procedimiento civil se imponga la obligación de
hacer consistente en cegar el pozo, es decir, cerrarlo.
10º A los juicios en que se deduzcan las acciones civiles derivadas de un delito o un
cuasidelito, de conformidad con lo dispuesto en el art. 59 del Código Procesal Penal y
siempre que exista sentencia penal condenatoria ejecutoriada8.
La pretensión restitutoria (cosa objeto o efecto del delito) debe deducirse en sede
penal, de modo que no queda comprendida en esta norma (art. 171 inc. 1º COT).
¿Qué ocurre con las otras pretensiones civiles que pueden deducirse para reparar
las consecuencias civiles de un hecho punible?
Toda otra pretensión civil indemnizatoria que deduzca una persona distinta de la
víctima o contra persona diferente del imputado, debe deducirse ante un tribunal civil. Si se
deduce sin que exista sentencia penal condenatoria ejecutoriada, el procedimiento es el ordinario
declarativo de mayor o menor cuantía; sólo si la sentencia penal es condenatoria y está
ejecutoriada, procede demandar en sede civil en procedimiento sumario.
§ Recapitulación
Hasta aquí, hemos aprendido dónde está reglamentado este procedimiento, cuál es
su origen y cuál es el ámbito de casos de aplicación, y hemos tenido ocasión de recalcar su
naturaleza. Pero ¿cómo es el procedimiento sumario? Esta pregunta nos conduce a la estructura
del procedimiento y en particular al estudio de cada una de sus fases.
8
En el caso en que no haya sentencia condenatoria o se demande al tercero civilmente responsable el juicio debe
seguir la ritualidad del Juicio Ordinario.
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En rigor también podría ser de mínima cuantía, pero no imagino un juicio civil indemnizatorio de 10 UTM o
menos. A mayo de 2018, esto significa un juicio no superior a $466.470.-, alrededor de 738 dólares.
10
El procedimiento sumario es un típico procedimiento declarativo ordinario de
discusión concentrada, estructurado en tres etapas similares al procedimiento declarativo
ordinario de lato conocimiento (art. 254 y ss.) pero comprimidas: Discusión, prueba y sentencia.
La etapa de discusión se inicia siempre10 por demanda, citándose a las partes a una
audiencia de contestación y conciliación. En la audiencia deben promoverse las excepciones de
forma y de fondo, los incidentes, puede accederse provisionalmente a la demanda, y debe
recibirse la causa a prueba.
La sentencia debe dictarse dentro de los 10 días siguientes a la citación para oír
sentencia.
Pasemos a estudiar cada una de las fases de esta estructura que hemos anunciado.
El procedimiento debe iniciarse por demanda, la que deberá reunir los requisitos
comunes a todo escrito (arts. 30, 31, 32 CPC) y los requisitos de la demanda que señala el art.
254 CPC, norma que se entiende aplicable a falta de otra regla especial diversa (art. 3 CPC),
recordándose que en general toda demanda contiene un encabezado, un contenido y una o más
peticiones; y debiendo recordar además las prescripciones sobre comparecencia en juicio (Ley
18.120) que han aprendido del primer curso.
Habrá, por cierto, de respetarse todas las normas de competencia vistas en ese
curso (arts. 108 a 193 COT), teniendo presente que cuando haya más de un tribunal con la misma
competencia relativa habrá de respetar las reglas de distribución de causas (turno y designación
por Corte (arts. 175 y 176 COT).
El procedimiento sumario admite también que antes de su inicio tengan lugar las
medidas prejudiciales preparatorias y probatorias, y asimismo, que se intente cautelar
10
Siempre, incluso cuando la demanda en procedimiento sumario ha sido precedida por gestiones preliminares
(preparatorias o probatorias) o tutela cautelar previa al inicio del juicio.
11
prejudicialmente la pretensión; todo ello según aparece de relacionar las normas de los artículos
3, 253 y 273 del CPC.
El que haya tenido ocasión de asistir a la audiencia del juicio sumario, recordará el
celo con que el funcionario judicial que levanta las actas que dan cuenta del desarrollo de la
audiencia le pregunta al demandante si ratifica la demanda, es decir, si confirma11 lo expuesto en
la demanda, pregunta que lleva implícita la posibilidad de no ratificar y alterar la pretensión en el
sentido de que lo que está en la demanda puede ampliarse, adicionarse o modificarse 12.
11
Tengo plena conciencia de la inexactitud que significa hacer aparecer las expresiones ratificar y confirmar como
sinónimas, pues en derecho privado no lo son, ya que ratificar significa dar valor a un acto nulo, renunciando a la
acción de nulidad (relativa); en tanto que confirmar, es asumir los efectos de un acto inoponible; pero aquí se alude a
su sentido natural.
12
Esta es la nomenclatura y el sentido que tiene para la réplica el art. 312 CPC.
12
El que hoy día estas audiencias las asuman personal no jurisdicente (delegación de
funciones), en ausencia del juez, y en un ambiente poco proclive a la oralidad, y funcionarios y
litigantes estemos más dispuestos a “ahorrar” tiempo entregando largos memoriales al tribunal,
no significa que esta haya sido la intención del legislador. Creo incluso que se pierde no sólo
tiempo sino la preciosa posibilidad del juez de presenciar la audiencia y con sus sentidos estar
con las partes, tomar decisiones inmediatas, recibir la causa prueba, presenciarla, en fin, hacer el
ahorro ahora. Si el juez prefiere leer actas, está perdiendo inmediatez, desconoce la controversia y
el verdadero sentido y valor de las pruebas; se produce eso que Calamandrei ironizaba con tanta
precisión: el juez entra cuando las partes y sus abogados ya se han ido.
Si uno lee el art. 683, que prescribe que “deducida la demanda, citará el tribunal
a la audiencia (…)” se siente tentado a responder negativamente la pregunta que sirve de título,
es decir, pareciera que el legislador anuncia que basta deducir la demanda para citar a la
audiencia.
Sin embargo nos parece que no es así; es decir, antes de dar curso al proceso habrá
alguna actividad previa, que aunque a muchos pueda parecer invisible, existe.
Fíjense que el art. 256 CPC dice los casos en que el juez puede “no dar curso” a
la demanda; y luego, el 257 CPC señala que “admitida la demanda” se conferirá traslado de ella
al demandado.
¿Se está refiriendo a lo mismo o a dos cosas que pueden ser distintas?
Por ejemplo, ¿da lo mismo que la demanda no vaya firmada y que la demanda se
refiera a un caso no susceptible de ser resuelto por un tribunal?
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Liminar o limine significa o alude al umbral o dintel, en la entrada, y por metonimia significa al comienzo; por eso
in limine litis, significa al comienzo del juicio. Preliminar y liminar no son, entonces, lo mismo: Preliminar es previo;
liminar, al comienzo. Por eso, si pido previo al juicio una medida cautelar, es preliminar; si deducida la demanda, el
juez la controla, es control liminar, al comienzo del procedimiento.
13
Cuando se trata de cuestiones de fondo, me parece a mi que no existe una norma
general que señale cuándo el juez tiene potestad de no admitir a tramitación una demanda, y que
semejante norma expondría severamente el derecho de acceso a la jurisdicción14; pero tampoco se
trata, la garantía constitucional de acceso a la jurisdicción, de una garantía absoluta, de manera
que la restricción vendrá dada por una norma sustantiva: podría no admitirse la demanda cuando
no exista tutela jurídica posible que brindar al demandante (por ejemplo si se demanda una deuda
contraída en un juego de azar, o cuando el cómplice demanda al ladrón (autor) su parte en el
botín), se trata de casos en que las leyes sustantivas colocan al juez en la posibilidad de
excusarse, pues la inexcusabilidad supone que el juez declare el derecho en un caso susceptible
de tutela jurídica (“en negocios de su competencia”, arts. 76 inc. 2º CPR y 10 inc. 2º COT).
Desde una perspectiva formal ahora, habrá inadmisión, cada vez que faltan los
presupuestos procesales, destacándose la incompetencia absoluta (por ejemplo, demando daño
moral por accidentes del trabajo ante el juez civil); y suspensión del curso de la demanda en los
casos del art. 256 CPC, o en la falta de representación, pues todo el que actúa en representación
de otro debe exhibir el mandato que invoca (art. 6 CPC) y en tanto no lo haga no podrá darse
curso a su demanda. Lo propio ocurrirá, por ejemplo, si no se firma la demanda.
Pues bien, tengan presente todas estas cuestiones porque son absolutamente
aplicables al procedimiento sumario, en que hay un control liminar de la demanda, con el
agregado que el juez deberá pronunciarse “en la baranda del tribunal” sobre si la cuestión
permite o no ser sometida al procedimiento sumario, siendo ésta una cuestión formal que apunta
al curso más que a la admisibilidad, pues existe la posibilidad de subsanar el defecto
procedimental y convertir el procedimiento.
Por cierto, estimamos que esta decisión es impugnable, según veremos más
adelante.
Ya saben que el tribunal dictará una resolución, que como es de mera ordenación,
para dar curso al procedimiento, es una providencia, decreto o proveído (art. 158 CPC y 70 inc.
3º COT), en que, si estima admisible la demandada, le dará curso y citará a una audiencia.
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Esta cuestión no es extraña a nuestro ordenamiento que prevé la posibilidad de controlar en sede de admisibilidad
las demandas en procesos familiares, con potestad para declarar que una demanda es manifiestamente improcedente
(art. 54-1 inciso segundo de la Ley 19.968 sobre Tribunales de Familia, para la generalidad de asuntos de su
competencia, a excepción de las demandas sobre filiación y estado civil y de violencia intrafamiliar). Asimismo, en
el ámbito de los recursos, la manifiesta falta de fundamentos, en el art. 782 CPC, permite rechazar in limine la
casación en el fondo.
14
El art. 683 CPC que antes referíamos expresa que “deducida la demanda, citará el
tribunal a la audiencia del quinto día hábil después de la última notificación (…)”.
El tribunal, entonces, cita a una audiencia, de esta forma, que es un modelo usual
en el foro: “Por interpuesta demanda en juicio sumario, vengan las partes a comparendo de
contestación y conciliación a la audiencia del quinto día hábil siguiente a la notificación de la
demanda a las 9:00 horas, o al día siguiente hábil a esa hora si recayere en sábado”
Frente a los eventuales errores que el actor le achaque a esta providencia, procede
que interponga recurso de reposición (art. 181 CPC), dentro de 5º día hábil; siendo improcedente
la apelación, a menos que el juez, al proveer la demanda en procedimiento sumario, altere la
sustanciación regular del juicio o disponga trámites no expresamente previstos por ley, como si al
decidir sobre el curso de la demanda dispusiera “traslado” o en vez de citar a la audiencia de
contestación y conciliación, llamara a una audiencia de contestación, conciliación y prueba. En
este caso procede, además, apelación, conforme al art. 188 CPC. Esta apelación, a mi parecer,
debe interponerse en forma subsidiaria del recurso de reposición.
Por otra parte, si el juez, en lugar de dar curso a la demanda en procedimiento sumario,
estima que debe aplicarse el procedimiento ordinario de lato conocimiento, esa resolución es
apelable y su interposición no suspende el curso del juicio (arts. 691 inc. 2º y 194 Nº 1 CPC).
La regla general es que la audiencia debe tener lugar al quinto día hábil después de
la última notificación.
El plazo se cuenta desde la última notificación a las partes (art. 683 inc. 1º CPC),
de modo que es un plazo común.
Ya saben ustedes que a esta audiencia deben concurrir las partes, con sus
respectivos mandatarios.
Pero la ley ha previsto que a ella concurra el respectivo defensor público, cuando
deba concurrir conforme a la ley o el tribunal lo estime necesario.
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Ya no existe tabla de emplazamiento para la Comuna de Puente Alto, antes era un día.
15
Si el demandado no concurre, la audiencia se seguirá en su rebeldía, es decir, se
produce de todos modos, y el tribunal recibirá la causa a prueba, previo llamado de conciliación;
o, si el actor lo pide, accederá provisionalmente a la demanda.
La cuestión no está prevista en la ley. La práctica forense admite que en este caso
sólo se pierde la notificación y puede hacerse nuevamente, debiendo notificarse al demandado.
Así opina, en nuestro medio, don Mario Casarino V16.
Me parece, sin embargo, que hay que hacer algunas precisiones, porque
efectivamente, si se trata de un caso de litisconsorcio necesario, no podrá seguir adelante el juicio
si no están notificados todos los demandados (por ejemplo, cuando un tercero demanda la
extinción de una servidumbre a una comunidad hereditaria o cuando se pide la partición de los
bienes de una herencia y debe notificarse a todos los herederos); pero cuando se trate de un
litisconsorcio voluntario, podría perfectamente seguirse adelante el juicio con los demandados
que se encuentren notificados (por ejemplo, se demanda a varios codeudores).
Audiencia de parientes
En todos aquellos casos que las leyes ordenan que se oiga a parientes, se dispondrá
la citación de los mismos a la audiencia de juicio, y el tribunal les podrá solicitar informe verbal
sobre los hechos que estime conducentes, pudiendo incluso suspender la audiencia si algunos no
concurren y estimare su dictamen de influencia en la cuestión (art. 689 CPC).
16
Casarino, ob. cit., pág. 57.
16
6.- La audiencia
Llegado el día fijado para la audiencia, las partes como es normal concurrirán a
ella; y el objetivo de ella es que el actor ratifique su demanda, que el demandado se defienda y
que se llame a las partes a conciliación.
Cualquier entorpecimiento que sea ajeno a la voluntad de las partes significará una
nueva citación, de la que quedarán notificadas las partes en ese momento sin necesidad de una
nueva citación.
No se concibe otra posibilidad pues si ustedes leen los arts. 683, 684, 689, 690
CPC, y por remisión el 262 y siguientes del CPC, hay una evidente intervención necesaria del
juez, pues sólo el puede recibir la causa a prueba, sólo él puede acceder provisoriamente a la
demanda, pedir informes a parientes, resolver incidentes, en fin, ejercer estas actividades
típicamente jurisdiccionales.
Me sigue pareciendo que los jueces no gastan sino que invierten tiempo si
presencian y dirigen estas audiencias17, pues se delimita mucho la discusión y se amplían las
posibilidades de arreglo.
17
Fíjense que en los lugares en que hay mayor actividad, como Santiago, si ustedes revisan los libros de
“comparendos” se van a encontrar, más o menos, unas 6 causas por día, de las cuales 4 son gestiones preparatorias de
la vía ejecutiva, muy sencillas, que demandan cada audiencia no más de 10 minutos. Luego tendrá 1 de conciliación,
de un juicio ordinario cualquiera y 1 sumaria o 1 de arrendamiento. Hay, además, audiencias por asuntos especiales,
como remates o las que tienen lugar en el procedimiento de quiebras. Me parece que si el tribunal parte a las 8 u 8,15
de la mañana, como efectivamente ocurre en Santiago, ustedes tendrían que en una hora despacharían las audiencias
cortas (gestiones preparatorias); luego debiera dedicar las horas restantes a las audiencias de conciliación, sumarios o
arriendos, y demás. Hay audiencias en que el tribunal puede designar fechas precisas, como las de conciliación,
gestiones preparatorias y arrendamientos, de manera que no se vea alterado su cronograma por las notificaciones que
dependen de las partes, como las audiencias del juicio sumario.
17
Las minutas, notoriamente, están pensadas como un grado menor que una
demanda, de modo que se estimula la brevedad en aras de la agilidad procedimental; recuerden
que este procedimiento se aplica en todos aquellos casos en que es necesario un juzgamiento
rápido para que sea eficaz la acción de la justicia.
Con todo, el legislador exige que estas minutas escritas establezcan los hechos
invocados y las peticiones que se formulen.
Se suele enseñar que esta forma de proceder, en que se ventila el asunto en una audiencia verbal,
pero con registro de las actuaciones, es realmente un procedimiento por protocolos o actas, es decir, protocolizado,
incluso como un intermedio entre la oralidad y la escrituración. A mí me parece que en ello hay un error. El tema es
simplemente de registro de las actuaciones. En los procesos en que se opta por actos procesales ejecutados en forma
escrita, el registro de ellos es el expediente que se va formando con los escritos, documentos y actuaciones que tienen
lugar durante el proceso. Nada quita que el registro sea por medios electrónicos. En aquellos en que se opta por un
sistema de audiencias (oralidad), lo significativo es el desarrollo por audiencias y la actividad en la audiencia de
forma oral, lo que no quita que se provoque la audiencia mediante escritos, e incluso que los actos de mayor
significación procesal sean escritos (demanda, querella, recursos, sentencias interlocutorias y definitivas, etc.). Aquí
el registro es escrito o bien por medios electrónicos. Entonces, cuando se intenta crear una forma intermedia
(protocolización de actuaciones orales), se incurre en el error de confundir la actividad procesal con su registro. Bajo
esa forma de ver las cosas, siempre los procedimientos escritos serían protocolizados; y realmente el tema es otro: La
ejecución de actos y su registro; lo que hace las diferencias entre escrituración y oralidad es la forma de ejecución del
acto; el registro, si bien es importante, es secundario o no determinante del modo de ser de los actos procesales. En
suma, para mí, el procedimiento sumario es un procedimiento oral. Se puede criticar esta postura argumentando que
la oralidad es a medio camino, pues sólo la audiencia de contestación y conciliación es oral, pues la prueba se rinde
durante un término probatorio en que no se consulta una audiencia al efecto. Pero esa crítica tiene respuesta: Es
cierto que la prueba se produce en un término probatorio, pero no es menos cierto que la prueba confesional, la
testimonial y la inspección personal del tribunal, como la de designación del perito, deben producirse en audiencia,
con presencia ineludible del juez. La excepción la constituiría la prueba instrumental, siempre que no consista en
exhibición de documentos (audiencia) ni en instrumentos electrónicos (que exigen audiencia de percepción
documental).
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Piensen siempre en la naturaleza de las cuestiones que se ventilan en este tipo de
procedimientos, a objeto de que se hagan una idea de lo que significa este fenómeno de acceso (y
ejecución) provisional de lo pedido en la demanda.
Esto significa que si el demandado se opone, se cita a una nueva audiencia, en los
mismos términos antes analizados; sin que las partes dejen de detentar su calidad original de
demandante y demandado. Esto último es necesario consignarlo porque el legislador está
permitiendo que frente a la rebeldía del demandado, se acceda a la demanda, creándose una
situación provisional. La posterior oposición del demandado a esa situación provisional podría
verse como una suerte de demanda, y por ello es que se aclara que esa oposición no altera la
condición jurídica de las partes.
Este es el sentido de la regla del art. 684 CPC: la naturaleza de la acción exige
agilidad jurisdiccional de modo de asegurar que la pretensión no se frustre por el alongamiento
del pleito.
19
Resuelta la pregunta primaria, cabe preguntarse cuál es el procedimiento de las
dilatorias (previas) en el procedimiento sumario.
a) Las dilatorias deben interponerse todas conjuntamente y el término para hacerlo será la
audiencia de contestación y conciliación. De ahí la importancia de decidir qué efectos produce la
rebeldía de las partes en esta etapa. El tribunal debe conferir traslado de ellas en la audiencia al
demandante.
¿Se pueden oponer en el progreso del juicio como defensas? como lo permite el art. 305 inc. 2º
CPC. Por la estructura concentrada del procedimiento y la norma antes referida, que exige su
promoción en la audiencia, la respuesta es, a mi entender, negativa.
b) El tribunal, en su caso, dará traslado al actor de las excepciones, y creemos que el demandante
debe evacuarlo en la audiencia, no justificándose una nueva audiencia a estos efectos.
c) Si el tribunal estima necesario recibir el incidente a prueba, me parece que ello debe tener
lugar junto la recepción de la prueba principal, dada la fórmula de su fallo;
d) Deben fallarse todas conjuntamente con la cuestión principal, pero como normalmente son
cuestiones previas o incompatibles con la cuestión de fondo, la sentencia sólo se pronunciará
sobre ellas. Si entre ellas figura la incompetencia, pareciera adecuado que el juez la resuelva
antes de la sentencia definitiva, pero la opción por la celeridad es evidente: La ley no distinguió
en el art. 690 CPC y, por ende, es posible que la sentencia que se dicte sea meramente procesal
(interlocutoria de incompetencia, falta de capacidad, excusión, ineptitud del libelo de demanda,
litis pendencia, etc.)
20
Reitero que estas normas exigen la presencia inexcusable del juez, de manera que
el sistema se pervierte cuando la desidia (o las sinrazones que se esgriman) autoriza la
delegación.
Fíjense que en Chile la cuestión es tan sensible que ha sido necesario, por ejemplo,
en el Código Procesal Penal, un art. 35 que disponga que la delegación de funciones en
empleados subalternos para realizar actuaciones jurisdiccionales producirá la nulidad de las
mismas.
¡Pero si es un axioma que los juicios se han de llevar ante los jueces!
Nada dice la ley, pero parece evidente que no, desde que la reconvención, en
nuestro ordenamiento, ha sido expresamente prevista sólo para el procedimiento ordinario de lato
conocimiento; de modo que toda cuestión que desee plantear el demandado contra el actor deberá
promoverla ante el tribunal competente, según las reglas generales.
e) Incidentes:
g) Sustitución de procedimientos:
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Ello sólo es procedente en los casos del inciso primero del art. 680 CPC (“a los
casos en que la acción deducida requiera, por su naturaleza, tramitación rápida para que sea
eficaz”) y siempre que existan MOTIVOS FUNDADOS para ello.
h) Resoluciones
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Cabe señalar que en el procedimiento sumario, las resoluciones deben dictarse a
más tardar, dentro de segundo día, norma que dirigida a los jueces carece del carácter perentorio
(fatal) que se impone a los litigantes (art. 64 inc. 1º CPC).
Es obvio que en caso de allanamiento (art. 313 CPC) el tribunal citará a las partes
para sentencia.
Pasemos a la prueba.
III.- PRUEBA
La ley dice que cuando haya lugar a la prueba, ella se rendirá en el plazo y en la
forma establecida para los incidentes (art. 686 CPC).
La referencia es al art. 90 CPC: término de 8 días; dentro de los dos primeros debe
acompañarse la lista de testigos, debiendo tener presente que este plazo (2 días) es menor al
previsto para la reposición (3 días) de la interlocutoria de prueba, lo que puede generar algunos
problemas si las normas no se interpretan adecuadamente18.
Finalmente, vencido el término probatorio, el tribunal debe citar a las partes para
oír sentencia de inmediato, sin más trámites (art. 687 CPC).
Recuerden que la citación para oír sentencia es un trámite preclusivo, que tiene por
objeto clausurar definitivamente el debate y dejar el asunto en estado de sentencia.
18
Para el juicio sumario y los errores que pueden cometerse con la presentación de la lista de testigos, recomiendo,
de don Raúl Tavolari Oliveros, la lectura del informe intitulado “Un caso curioso: Del error del juez y de las partes
en el juicio sumario (informe en derecho)”, en sus Comentarios Procesales, Edeval, Valparaíso, 1994, págs. 73-79.
23
La sentencia definitiva deberá dictarse en el plazo de los 10 días siguientes a la
fecha de la resolución que citó a las partes para oír sentencia (art. 688 CPC).
Pareciera que no hay obstáculos para ello, atendidos los términos y ubicación del
artículo 159 CPC; de manera que todo lo que aprendieron en el juicio ordinario sobre las
diligencias para mejor proveer o medidas para mejor resolver resultan aplicables al sumario.
Recursos
Ya saben que todas las resoluciones del juicio sumario que son apelables, por regla
general, no suspenden el curso del juicio (art. 691 inc. 2º CPC), regla que se ve confirmada por la
norma del art. 194 Nº 1 CPC que dispone esa forma de conceder el recurso para la apelación de
las resoluciones dictadas en contra del demandado en los juicios sumarios 19.
Por ejemplo, veíamos el caso en que se pide la remoción del tutor que mal
administra bienes del pupilo. Si la sentencia ordena la remoción del guardador y éste apela,
seguirá administrando los bienes en tanto la sentencia no quede firme y ello puede perjudicar al
pupilo y por ende, por esa vía, puede eludirse el resultado de la sentencia. En este caso, es posible
que el tribunal conceda el recurso en el sólo efecto devolutivo y mientras se tramita el recurso en
segunda instancia puede ejecutarse en primera la sentencia y obtener la remoción del tutor y el
nombramiento de un interino. Este es el sentido de la norma.
Cabe señalar que en la segunda instancia, la Corte puede pronunciarse sobre todas
las cuestiones debatidas en primera instancia, aun cuando no hayan sido resueltas en la sentencia,
bastando para ello, que así lo solicite la parte (art. 692 CPC), regla que hay que conjugar con la
de los arts. 170 Nº 6 y 208 CPC.
Ejecución
19
La expresión sumarios es más bien un adjetivo que un sustantivo, es decir, no alude tanto a este procedimiento
sumario sino más bien a todos aquellos de discusión concentrada.
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1. La ejecución provisional tiene amplia cabida en este procedimiento, desde que todas las
resoluciones son apelables en el sólo efecto devolutivo, lo que en buenas cuentas significa que los
efectos de las resoluciones pueden tener lugar aun cuando existan recursos pendientes en su
contra. La excepción la constituye la sentencia definitiva 20, pero incluso con la posibilidad de que
no sea suspensiva si el tribunal estima que concedida en ambos efectos se pueden eludir sus
resultados. Entonces, regularmente se trata de sentencias que causan ejecutoria.
4. Recuerden que la ejecución ha podido tener lugar incluso antes de la sentencia, en aquellos
casos de acceso provisional a la demanda (art. 684 CPC), ejecución que no tiene reglamentado
un procedimiento especial. Para ello, parece prudente emplear las reglas del art. 235 CPC sobre
cumplimiento incidental, considerando además las normas del art. 238 CPC para la ejecución de
resoluciones que no tiene previsto una norma especial, y la del art. 240 CPC, que permite al
tribunal deshacer todo lo que se haga en contravención a lo ejecutado. Piensen en el ámbito de
aplicación del procedimiento sumario (servidumbres, cierre de pozos, remoción de guardadores,
depósito necesario, comodato precario, etc) para advertir las consecuencias de esta regulación:
a) Por una parte, mientras se tramita el procedimiento, las consecuencias queridas por el
actor, se estarán consolidando (constitución de una servidumbre, cerramiento de un pozo,
remoción de un guardador, pago de honorarios, indemnización de perjuicios proveniente de
hechos punibles, etc.)
Desde la dogmática, la idea misma de provisionalidad (las cosas se mantienen en tanto permanezcan las
circunstancias que les dieron origen) permitiría que el tribunal revoque lo ejecutado, aún estando apelada en ambos
efectos la sentencia, pues el tribunal no pierde nunca competencia por ello. Lo que la apelación suspensiva impide a
un tribunal es seguir conociendo en un asunto por la sencilla razón que ya emitió juicio y tomó decisión en él,
agotándose sus posibilidades de actuación. Pero tiene competencia (sólo una LOC podría quitársela) para otras
cuestiones, como por ejemplo, entender en la ejecución provisional. Quizás el problema lo constituya la
imposibilidad de alterar una interlocutoria una vez notificada a alguna de las partes (art. 182 CPC, desasimiento).
VI.- CARACTERÍSTICAS
20
Es la única excepción en el procedimiento sumario, porque la que acoge la sustitución de procedimiento de
ordinario a sumario, es más bien una regla del procedimiento ordinario que es donde se produce la sustitución.
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Ya están, espero, en condiciones de señalar qué es lo que distingue al
procedimiento sumario, partiendo de reiterar lo que ya saben: es un procedimiento declarativo
ordinario de discusión concentrada.
Lo caracterizan:
5ª Su régimen de recursos: por regla general, la apelación no suspende el curso del proceso y se
tramita incidentalmente (art. 691 CPC).
__________________________
Bibliografía
1.- Una exposición actualizada de las materias de don Alex Carocca Pérez, Manual de derecho
procesal, Tomo II, Los procesos declarativos, LexisNexis, Santiago, 2003, págs. 351-362.
2.- Para sus antecedentes históricos, puede recurrirse a la obra colectiva de los profesores
españoles Montero Aroca, Juan. Derecho Jurisdiccional II, Proceso Civil 1, J. M. Bosch Editor
S.A., Barcelona, 1991, en conjunto con Juan-Luis Gómez Colomer, Manuel Ortells Ramos y
Alberto Monton Redondo.
3.- La referencia a la Suma de los nueve tiempos de los pleitos y a la Partida III es de don
Bernardino Bravo Lira, Derecho Común y Derecho Propio.
4.- El manual tradicional es el de don Mario Casarino Viterbo, Tomo V, págs. 43 a 68.
5.- Existe, además, una monografía, eso sí antigua, de don Oscar Rojas Aguirre y doña Raquel
Venegas Lagos, intitulada El proceso sumario de cognición (juicio sumario), Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 1963.
RICARDO
Firmado digitalmente por
RICARDO ANDRES MARQUEZ
ACEVEDO
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cn=RICARDO ANDRES MARQUEZ
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Fecha: 2018.05.12 21:04:15 -03'00'
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