Martos
Martos
Martos
en Acompañamiento
y Discernimiento Vocacional
P R E S E N TA C I Ó N
Han sido elaborados por Juan Carlos Martos, Misionero Claretiano, gran cola-
borador de nuestro Departamento de PJV en CONFER.
Estos materiales son muy útiles para la formación del agente de PJV; muy
oportunos para quienes ejercen el ministerio de acompañamiento y discernimien-
to vocacional y muy apropiados para poderlos trabajar progresivamente con
Equipos de Pastoral General y de Pastoral Juvenil Vocacional.
3
P R E S E N TA C I Ó N
5
ÍNDICE
1 Planteamientos
1.1. Qué es la Pastoral Vocacional .............................................. 11
1.2. Pastoral Vocacional Renovada .............................................. 14
1.3. P.V. y Misión Compartida..................................................... 16
Etapa I: Descubrimiento
3.2. Descubrimiento del Valor Vocacional
Propuestas. Autoconocimiento ............................................ 76
3.3. Descubrimiento del Valor Vocacional
Datos para Autopresentación .............................................. 84
3.4. Lectura Vocacional de la Palabra ......................................... 87
3.5. Proyecto Personal de Vida 1 ............................................... 92
3.6. Proyecto Personal de Vida 2 ............................................... 97
3.7. Proyecto Personal de Vida 3. Taller de Elaboración
del Proyecto Personal ........................................................ 100
3.8. La Familia de los Candidatos .............................................. 109
3.9. Situaciones Especiales ....................................................... 111
7
Etapa II: Clarificación, Profundización
3.10. Conciencia de Llamada ...................................................... 117
3.11. Maduración del Valor Vocacional. Autobiografía ..................... 121
3.12. Aptitudes Vocacionales ...................................................... 127
3.13. Idoneidad Vocacional ........................................................ 131
3.14. Motivaciones Vocacionales ................................................. 136
3.15. Dificultades Vocacionales ................................................... 141
3.16. La Crisis Vocacional. Crisis y Pruebas de la Vocación .............. 145
3.17. Equipamiento Personal. Capacidades para la Vida Consagrada .. 149
3.18. Persona Madura. Rasgos Psicológicos ................................... 152
3.19. Señales Psicológicas Negativas ........................................... 155
3.20. Enfermedades Psíquicas ..................................................... 157
8
1 Planteamientos
1.1. Qué es la Pastoral Vocacional
1.2. Pastoral Vocacional Renovada
1.3. P.V. y Misión Compartida
1.1. Qué es la Pastoral Vocacional
CONTENIDOS
1
cf VC, 64.
2
cf NVNE, n. 25.b.
3
cf JUAN PABLO II, XXX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (1993).
11
3. Debe ser entendida más que como una pastoral específica, como dimen-
sión de toda acción pastoral. De ahí el deber de alentar y explicitar la
dimensión vocacional en todos sus ámbitos (pastoral de la Palabra, li-
turgia y acción caritativa) y en todos sus sectores (infantil, familiar, edu-
cativo, social y otros) sin recluirla exclusivamente al ámbito de la pas-
toral juvenil, aún cuando encuentre en ella su lugar natural de privile-
giada consideración.
4. Conviene distinguir entre pastoral vocacional y ministerio vocacional. La
pastoral vocacional realiza tareas más amplias que las que conlleva el mi-
nisterio vocacional. La misión propia de éste es sembrar, acompañar, edu-
car, formar y discernir la vocación de los candidatos. Dicho ministerio se
integra dentro de la pastoral vocacional. Conviene distinguirlos en un pla-
no operativo. Todos deben involucrarse en la pastoral vocacional, aunque
no todos puedan dedicarse a trabajar directamente con los candidatos.
12
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
13
1.2. Pastoral Vocacional Renovada
CONTENIDOS
14
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
15
1.3. P.V. y Misión Compartida
H A C I A U N A C U LT U R A D E L A M I S I Ó N C O M PA R T I D A
1. PRIMADO DE LA MISIÓN
La misión es la razón de ser de la Iglesia y la justificación de la convoca-
ción. Hay que llegar a desarrollar desde la experiencia la verdad que se encie-
rra en estas palabras de Pablo VI: “Evangelizar constituye la dicha y la voca-
ción propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangeli-
zar” (EN 14).
Los centros pastorales no pueden permanecer replegados sobre sí mismos,
sino que están llamados a abrirse al mundo juvenil concreto, haciendo presente
la fuerza salvadora, humanizadora y transformadora que se encierra en la per-
sona y en el acontecimiento de Jesucristo, al que se accede desde una clave
carismática concreta. Hay que mantener muy viva en la conciencia de todos
los agentes de pastoral, tanto laicos como religiosos, lo que decía el Vaticano
II: “La Iglesia entera es misionera, y la obra de la evangelización es un deber
fundamental del Pueblo de Dios” (AG 35). Ello implica:
16
1.2. Con una identidad
El trabajo específico y directo de la PV es un verdadero ministerio. Quien
lo desempeña está llamado a ser, además de animador vocacional, sembrador,
acompañante, educador, formador y discernidor de las vocaciones1. Por su en-
vergadura, este ministerio vocacional precisa una específica capacitación para
presentar eficazmente la vida como vocación e ilustrar el sentido y el valor de
las diversas vocaciones2.
2. CORRESPONSABILIDAD EN LA MISIÓN
Todos, laicos y religiosos, somos llamados a ser miembros activos y res-
ponsables en el desarrollo de la misión. Todos hemos de sentirnos y ser co-
rresponsables de manera orgánica y diferenciada, según la propia vocación, ca-
risma y servicio,
Con frecuencia sucede que en muchos centros pastorales colaboran laicos
activamente. Pero con frecuencia suelen ser aún pocos y los mismos para to-
do. Por otra parte, la acción pastoral está casi siempre pensada, dirigida y
encauzada exclusivamente por los religiosos. Orientarnos más decididamente
por abrir espacios para la corresponsabilidad en la misión implica, entre otras
cosas:
1
cf NVNE, 32-37.
2
cf DPV, 38.
17
2.2. Establecer un proceso gradual de formación en misión compartida
En la creación de la nueva mentalidad, es necesario favorecer un camino
de formación compartida, desde la complementariedad vocacional. Es una con-
dición fundamental y hasta estratégica, que se ha de incluir como una de las
prioridades en las programaciones de acción pastoral, de modo que todos los
esfuerzos concurran a este fin (cf ChL 57).
La formación pedida no es sólo “de libros”, ni es del todo previa. Nos for-
mamos en la vida y desde la vida. En este sentido es importante estimular la
formación por la acción; esto es, formarse en la vida y desde la vida, es decir,
en el diario rodar de las acciones compartidas, de los momentos de reflexión,
planificación, realización y evaluación, compartidos, valorados y decididos de
forma conjunta.
18
Esta responsabilización, para realizarse adecuadamente hacia dentro (pre-
sencias, formación, acompañamiento personalizado, organización, liturgia y
oración, experiencias...) deberá tener en cuenta las diversas pertenencias que
se tienen hacia fuera, tanto de laicos como de religiosos, (familia, comunidad,
vida social, política, laboral, recreativa...).
19
3.5. Realismo: El animador reconoce sus limitaciones, sabe que puede equi-
vocarse y asume el fracaso. Nunca parte de una actitud de autosuficiencia, si-
no de humildad. Por ello trata de prepararse a fondo, de consultar y de hacer
las oportunas verificaciones que están a la base del respeto que en todo mo-
mento debe mostrar a cada persona.
3.6. Capacitación: Deberá tener suficientes nociones y la conveniente expe-
riencia sobre discernimiento espiritual, acompañamiento personalizado, técni-
cas del diálogo pastoral, conocimiento de los criterios eclesiales de selección
vocacional y un conjunto de recursos que le permitan verificar el grado de ido-
neidad, de rectitud de intención y de conciencia vocacional de los jóvenes con
los que trabaje. El trabajo en equipo, salvando lógicamente los temas de con-
ciencia, en este campo es una necesidad incuestionable y un medio más que
necesario para adquirir capacitación.
20
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes de este docu-
mento concreto.
21
2 Referencias Teóricas
y Prácticas sobre
Acompañamiento Vocacional
2.1. El Acompañamiento Vocacional. Contenidos
2.2. El Acompañamiento Vocacional. La Orientación
o enfoque
2.3. Agente de Pastoral Vocacional. Identidad
y Funciones
2.4. El Acompañante. Actitudes
para el Acompañamiento
2.5. El Acompañado. Condiciones
de Acompañamiento
2.6. Discernimiento Vocacional. Descripción
2.7. La Entrevista Vocacional. Guión
2.8. La Entrevista Vocacional. Contenidos
2.9. El Entrevistador/a
2.10. Entrevista Vocacional. Recursos Pedagógicos
2.11. El Entrevistador/a. Decálogo para la Escucha
2.12. Situaciones de Entrevistados. Casos Frecuentes
2.1. El Acompañamiento Vocacional
CONTENIDOS
1
Hay recursos pedagógicos y pastorales (materiales, actividades, estructuras) que sirven
para animar la pastoral vocacional y para implicar a todas las personas y comunidades cris-
tianas en el interés y trabajo por las vocaciones. Poseen, por lo tanto, una clara intención
vocacional. Esos recursos, se denominan dinamismos, por la energía que poseen en sí mismos
para impulsar el camino de la pastoral vocacional.
25
• No se identifica en absoluto con la “directividad” que infantiliza al sujeto
haciéndole depender de las decisiones del acompañante, ya que acompaña-
miento personalizado remite las decisiones del sujeto a su propia responsa-
bilidad;
• Es una ayuda temporal e instrumental que una persona presta a otra para
que ésta última pueda sentir y experimentar la llamada de Dios en su vida
y pueda responder mejor a ella para unirse con Dios e imitar y seguir a Je-
sucristo en una familia carismática.
• Hay muchas más definiciones que pueden decir lo mismo o algo muy seme-
jante. Pero nos detenemos en tres aspectos que hay que considerar como los
más significativos:
- EL FIN del acompañamiento es que el candidato responda personalmente
al plan de Dios sobre él.
- EL MEDIO que utiliza es el discernimiento.
- EL INSTRUMENTO empleado es la relación o conversación de dos perso-
nas (acompañante y acompañado).
26
ceso de discernimiento. Por ello es una relación cambiante y adecuada a
los diversos momentos en que se vive. Y su fin es desaparecer con la de-
cisión de incorporación a la institución o estado de vida.
27
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
28
2.2. El Acompañamiento Vocacional
L A O R I E N TA C I Ó N O E N F O Q U E
29
• ACOGER: Prestar atención a la persona.
• REFLEJAR: estimular el proceso de autoconciencia de la persona con in-
tervenciones adecuadas.
• PERSONALIZAR: Poner a la persona frente a sus propias responsabilidades
respecto a la situación objeto del diálogo.
• INICIAR: Ayudar a que el acompañado defina la meta, programe y verifi-
que un plan de trabajo con el apoyo del acompañante.
30
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
Esta ficha va dirigida a los Agentes de Pastoral Vocacional. Es útil para ellos
porque puede ayudarles a comprobar a qué dan importancia en el acompaña-
miento personalizado. Y desde ahí pueden establecer los correctivos necesarios,
si se cree conveniente.
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2.3. Agente de Pastoral Vocacional
IDENTIDAD Y FUNCIONES
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• Mediante experiencias formativas
• Mediante la misma acción pastoral
c. Trabaja en un Equipo (a ser posible)
– Como Pastor de jóvenes
• Es testigo de la fe de la Iglesia.
• Es acompañante personal de cada joven que se le encomienda.
• Es animador de grupos.
• Es maestro de vida.
– Sigue un proyecto
• Persigue una meta.
• Está especializado.
• Intenta ser competente y eficaz.
– Está inserto en un centro pastoral
• Asume y enriquece su centro pastoral.
• Con pertenencia y de corresponsabilidad.
• En misión compartida
33
c. Educar
• Para el conocimiento de sí mismo
• Para el misterio
• Para la lectura vocacional de la propia vida
• Para la oración
d. Formar
• Con gestos fuertes y propuesta de máximos.
• Reconociendo que la vida es un bien recibido que tiende, por su natu-
raleza, a convertirse en un bien dado.
• Desde la lógica de la gratuidad, no la del héroe
• Para llegar a auto-reconocerse en Jesucristo
e. Discernir
• La opción efectiva del llamado
• Su capacidad de decisión
• Su apertura al misterio
• Su identidad vocacional
• La riqueza creyente de su proyecto vocacional
• Su docilidad vocacional
34
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
35
2.4. El Acompañante
A C T I T U D E S PA R A E L A C O M PA Ñ A M I E N T O
2. Autenticidad
Consiste en que el acompañante se conozca tal como es, se acepte a sí
mismo incluso en los aspectos más negativos que pueda haber en él y en la
franqueza de presentarse a cara descubierta, evitando esconderse detrás de una
máscara o del rol que desempeña.
Para ser auténtico no es preciso comunicar al acompañado todos los esta-
dos de ánimo que se guardan en el propio interior. Pero sí a no fingir. La au-
tenticidad permite crear el clima de franqueza y de confianza recíproca nece-
sario para la relación. La falta de autenticidad e introduce en el encuentro per-
sonal un “doble lenguaje” que oscurece la comunicación y hace perder la con-
fianza en el acompañante.
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3. Aceptación incondicional
Se le llama también actitud positiva incondicional, consideración positiva
incondicional...Se trata de calor, atención, afección, interés, respeto,... por el
acompañado. Ello supone que el acompañante admite realmente al acompaña-
do, cualquiera que sea el sentimiento que lo mueve en el momento: miedo,
confusión, dolor, orgullo, cólera, odio, amor, valor, terror,... y cuida de él pe-
ro no de una manera posesiva; que lo aprecia en su totalidad, y no de mane-
ra condicional. No se contenta con aceptarlo cuando tiene ciertos comporta-
mientos, y desaprobarlo cuando tiene otros. Ello implica:
• ACEPTAR SUS SENTIMIENTOS RESPECTO DE MÍ Y A LO QUE ME ES QUERIDO: El
acompañante debe preguntarse si es capaz realmente de permitir al otro ex-
perimentar sentimientos hostiles hacia él. Ello supone distinguir entre acep-
tar a la persona y aprobar los actos en sí mismos, en su contenido objetivo.
• NO MANIFESTAR APROBACIÓN NI DESAPROBACIÓN, EN CUANTO A LA PERSO-
NA Y SUS DECISIONES. El acompañante debe ser un doble del otro, un se-
gundo yo, otro él mismo, pero un yo confiado, comprensivo, sin temor, aco-
gedor y amable. Esa actitud permite al otro recobrar la confianza en sí mis-
mo y explorarse sin miedo de aceptarse y amarse.
El fundamento de la aceptación incondicional radica en que una persona
vale siempre más de lo que parece. El fondo de su ser es positivo. Mi actitud
de fe en ella le permitirá despertar y manifestar en mayor o menor grado los
tesoros ocultos en ella. Los aspectos negativos que manifiesta son reacciones
de defensa contra temores internos.
4. Empatía en la diferencia
La empatía consiste no sólo en la capacidad de captar el significado de la
experiencia ajena, sino también la capacidad de devolver este significado a
quien lo vive, para que él sienta que realmente está siendo comprendido. Per-
cibir de manera empática es percibir el mundo subjetivo del otro, como si fué-
semos esa persona.
Pero no debe anular nunca la distancia, de manera que no sea una disolu-
ción del propio yo en el ajeno o, a la inversa, del yo ajeno en propio. No hay
que perder de vista que se trata de una situación análoga, “como si”. Implica
que se experimenta la pena o el placer del otro como él mismo lo experimen-
ta y que se advierte la causa como él la advierte -sus sentimientos o sus per-
cepciones-, sin olvidar nunca que se trata de experiencias o percepciones del
otro. Si esta última condición está ausente o cesa de obrar, no se trata de em-
patía sino de identificación.
Ha de ir unida a las otras actitudes de las que aquí hablamos también. No
puede darse sin ellas. Puede ser considerada como actitud y como técnica:
• Como actitud significa sensibilidad hacia el acompañado, atención a sus
contenidos existenciales, gozo en el acompañamiento de su proceso de in-
37
tegración personal y de clarificación opcional. Es la capacidad de sumer-
girse en el mundo subjetivo del otro y participar lo más posible de su ex-
periencia.
• Como técnica, evita imponer soluciones. Actitud de “reflejo” (hacer de es-
pejo), ayudarle a personalizar y establecer un proyecto personal. Debe afron-
tar algunos obstáculos que, entre otros, pueden ser:
• La actitud egocéntrica
• La directividad
• La tendencia a juzgar y la rigidez mental
• La afectividad no equilibrada
38
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
CUESTIONARIOS DE TRABAJO
Se presentan a continuación algunos cuestionarios que pueden ayudar a los
acompañantes a evaluar la relación con los acompañados.
39
9 ¿He utilizado la técnica de la pregunta? ¿De qué tipo han sido mis pre-
guntas?
1
Lo responde el acompañado.
40
ESCALA PARA VALORAR – +
LA CALIDAD RELACIONAL DEL ACOMPAÑANTE1 1 2 3 4 5
13 El acompañante es cordial y cercano
41
2.5. El Acompañado
C O N D I C I O N E S D E A C O M PA Ñ A M I E N T O
42
• Dar muestras de crecimiento en su vida cristiana.
• Generosidad, disponibilidad y oración.
• Sinceridad y apertura.
5. COMPROMISO RESPONSABLE. El acompañamiento requiere momentos de en-
cuentro donde, en un ambiente adecuado y con más tiempo, se pueda pro-
fundizar en el discernimiento: convivencias, ejercicios espirituales, retiros,
desiertos, Pascuas. Y sobretodo a través de la entrevista personal que es el
mejor medio para el acompañamiento.
43
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
44
2.6. Discernimiento Vocacional
DESCRIPCIÓN
45
6. Desde una correcta estructuración de la jerarquía de valores. En tal je-
rarquía de valores en la que se asienta el proyecto de vida aparecen como
motivación fundamental los valores que son comunes a toda vida cristiana:
la construcción del Reino de Dios por el seguimiento de Cristo, por el amor
universal, la conversión del corazón y la búsqueda.
46
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
47
2.7. La Entrevista Vocacional-Guión
a. ENFOQUE
b. MOMENTOS DE LA ENTREVISTA
1. Primer momento: La acogida
a. Prestar atención físicamente: (ATENDER)
b. Observar: (VER)
c. Escuchar
2. Segundo momento: El reflejo o la reformulación
3. Tercer momento: La confrontación
a. Orientaciones
b. Pasos concretos a dar en la Confrontación
1. Personalizar el significado: “TU TE SIENTES....PORQUE TU....”
2. Personalizar el problema
3. Personalizar el sentimiento: “TU TE SIENTES.....PORQUE TU NO....”
4. Personalizar la meta: “TU TE SIENTES... PORQUE TU NO... PERO DE-
SEAS...”
4. Cuarto momento: La decisión
a. Orientaciones
b. Pasos concretos a dar en la decisión
1. DEFINIR LA META
2. INDICAR LOS PASOS
5. Quinto momento: La confirmación
a. Orientaciones
b. Pasos concretos a dar en la confirmación
1. OBSERVAR
2. AYUDAR
a. Buscando las causas.
b. Tomando conciencia del significado
c. Reforzando la buena voluntad
48
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
49
2.8. La Entrevista Vocacional
CONTENIDOS
1
Para ampliar más el tema, tomar el libro de B. GIORDANI, Encuentro de ayuda espiri-
tual, Atenas, Madrid, 1985, pp. 171 y siguientes.
50
• Poner a la persona en el centro.
• Acoger, aceptar y dar valor al otro, evitando juzgarlo y medirlo
por parámetros propios.
• Renunciar a un estilo autoritario.
• No intervenir mientras el otro desea decir algo aún.
• Cuando la persona tiene dificultad en expresarse, no hay que tra-
tar de “adivinar”.
• No intervenir con comentarios, valoraciones y reflexiones perso-
nales.
• Tener en cuenta que la persona puede prestar atención a cuan-
to diga el acompañante sólo después de haber manifestado el
propio estado de ánimo o el propio punto de vista.
51
so. Es un paso en la autoexploración, en un conocimiento más pro-
fundo de sí: toma de conciencia sobre lo que le falta, sobre lo que
debería hacer y no hace, sobre sus actitudes a asumir y desarro-
llar... Es decir, se trata de colocar a la persona antes sus propias
responsabilidades.
Hay que tener en cuenta un dato que se repite llegado este mo-
mento: La persona ha de superar la tendencia común a atribuir a
los demás la responsabilidad de cuanto negativo ha sucedido. Es-
ta es una tendencia muchas veces egoísta, a veces injusta, y siem-
pre inútil y estéril.
La única ayuda que puede prestar el acompañante espiritual a la
persona para que supere una dificultad consiste en llevarla a com-
prometerse en primera persona, a hacer cuanto le corresponde a
ella -¡no a los otros!- para mejorar la situación y disponerse a
aceptar con generosidad aquello que no puede cambiar.
Normalmente esta intervención suele producir un fuerte impacto
sobre la persona y puede engendrar reacciones de defensa o de re-
chazo. Por ello, el acompañante espiritual deberá preparar el áni-
mo del individuo para mirar cara a cara la realidad y aceptar la
propia parte de responsabilidad.
Y ello sólo se consigue si el acompañante hace preceder a sus
intervenciones de un camino de exploración y de comprobación
de si la persona está dispuesta y es capaz de reconocer y acep-
tar como propio todo aquello que el acompañante espiritual le
comunica.
b. Pasos concretos a dar en la confrontación
1. PERSONALIZAR EL SIGNIFICADO
Se busca analizar, con las oportunas intervenciones del acom-
pañante, qué impacto tiene la situación descrita en la persona
y qué efecto produce en ella.
La persona suele considerar sus propias dificultades desde una
óptica bajo la cual las otras personas vienen presentadas como
actores principales de la situación y ella misma en el trasfon-
do. Por ello hay que invertir los papeles llevándola a ella al
primer plano y ayudándole a tomar conciencia de su responsa-
bilidad. Ello se consigue pasando de la tercera persona a la se-
gunda persona en la reformulación de las situaciones, impli-
cando así directamente al individuo, de la manera que esque-
matizamos:
“TU TE SIENTES....PORQUE TU....”
52
2. PERSONALIZAR EL PROBLEMA
Es el momento más delicado y lleno de riesgos del coloquio,
dado que el acompañante espiritual debe ahora presentar con
toda claridad las carencias o la culpa que el individuo ha te-
nido en la causa de la situación.
En este cotejo, el acompañante espiritual deberá moverse so-
lamente en el plano operativo (conducta externa, acciones, in-
tervenciones, omisiones...) evitando abordar las intenciones o
las motivaciones del sujeto.
3. PERSONALIZAR EL SENTIMIENTO
A continuación de tal tipo de intervención, el individuo puede
elaborar una imagen de sí mismo negativa y encontrarse domi-
nada por sentimientos de autodesprecio o de depresión. Un tal
ánimo resultaría doloroso y nocivo. Este es el motivo por el
cual el acompañante espiritual puede intervenir reflejando el
nuevo sentimiento que capta en el individuo.
La persona tiene la necesidad de sentir que el acompañante es-
piritual ha entendido o intuido la reacción de sufrimiento o de
desánimo que puede haberle invadido después de la personali-
zación del problema.
La experiencia demuestra que, a estas alturas, junto con el re-
conocimiento y la aceptación de la propia responsabilidad, la
persona manifiesta casi siempre el deseo de hacer algo para sa-
lir de esa situación. La fórmula para verbalizar esta interven-
ción es la usada para personalizar el problema:
“TU TE SIENTES.....PORQUE TU NO....”
4. PERSONALIZAR LA META
Tomando como punto de apoyo el deseo expresado por el pro-
pio interlocutor, el acompañante destaca la dirección hacia la
que cree que puede moverse el individuo. Y aquí se pueden
echar mano de:
• Los VALORES a los que el individuo es sensible.
• La MOTIVACIONES que mayormente influyen en él.
La meta viene formulada partiendo de las carencias o de los
errores ya reconocidos. La fórmula viene integrada del siguien-
te modo:
“TU TE SIENTES...PORQUE TU NO...PERO DESEAS...”
Cuando la persona ha llegado a este punto, ella está dispues-
ta y es capaz de iniciar un trabajo de superación de las difi-
53
cultades. Por ello, el acompañante puede ofertar un compro-
miso práctico y programático.
54
b. Pasos concretos a dar en la confirmación
1. Observar la fidelidad al compromiso y el estado de ánimo que
caracteriza al período.
2. Prestar la oportuna ayuda en las siguientes cuestiones:
• Buscar las causas que están a la base de la escasa o nula fi-
delidad a los propósitos hechos.
• Tomar conciencia del significado que tienen las reacciones in-
teriores que surgen con motivo de las caídas o triunfos fren-
te a los compromisos contraídos.
• Reforzar la buena voluntad del individuo desde la desilusión
y desaprobación o desde la aprobación y satisfacción.
55
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
2
O’DONNELL, R., “La escucha”, en PANGRAZZI, A., El mosaico de la misericordia, Sal Te-
rrae, Santander, 1989, p. 43.
56
2. Cada uno de los tres de las ternas, desempeñará sucesivamente un papel.
Ese papel, por tanto, será intercambiable: Uno hará de acompañante, otro
de acompañado y el tercero de observador.
3. Los dos interlocutores deberán hablar por espacio de 10 minutos sobre uno
de los temas que se indiquen en su momento. El observador deberá ir to-
mando nota por escrito de lo que ve, en positivo o en negativo.
4. Pasado el tiempo. Los interlocutores callan. Y el observador expone sus obser-
vaciones. Puede seguir un pequeño diálogo entre los tres para clarificar, detec-
tar,... Lo que interesa sobre todo es caer en la cuenta de lo correcto y de lo in-
correcto de la entrevista realizada, a partir de las indicaciones establecidas.
5. A continuación, se intercambian los papeles y repiten el comportamiento,
teniendo en cuenta lo anteriormente dicho.
6. Se repite una tercera vez, de manera que todos hayan podido tener la opor-
tunidad de representar todos los papeles.
7. Puesta en común al final.
57
2.9. El Entrevistador/a
CONTENIDOS
58
Yo, entrevistador/a, soy también acompañado/a.
Por el Espíritu del Señor, al que intento ser fiel en todo momento. Por el
mismo joven al que yo acompaño. Por la presencia, experiencia y riqueza de
otros/as hermanos/as.
59
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes y necesarios
para el trabajo del acompañamiento vocacional.
3. Haz por escrito una lluvia de ideas de cada uno de esos aspectos, determi-
nando en concreto actitudes, comportamientos, decisiones a las que te com-
promete vivirlos.
4. Poner en común con otros lo visto. Y dejarse interpelar por ellos también.
60
2.10. Entrevista Vocacional
RECURSOS PEDAGÓGICOS
3. Oriéntale
Ayúdale a tomar conciencia de sus posibilidades y recursos, a planificar su
conducta futura, su formación; apoya sus deseos, indúcele a responsabilizarse
de sus decisiones...
4. Toma nota
No eches en saco roto lo que has hablado con cada joven: para seguir su
proceso es bueno que tomes algunas notas de su situación, compromisos... a
no ser que seas un portento memorístico;
61
5. Un posible esquema para el joven
• En muchas ocasiones es positivo elaborar un posible esquema para la en-
trevista personal;
• Esto ayudará en primer lugar al entrevistador y también al joven ya que
puede ir a la entrevista sabiendo su objetivo y habiendo reflexionado más
detenidamente sobre su historia reciente y actual;
• Evitaremos también el no saber cómo empezar o el perdernos en otros
temas que, siendo importantes, no son el momento de hablar.
6. El tiempo de la entrevista
• No debe ser muy largo en principio (de 30 a 45 minutos), a no ser que
surja un tema que el acompañante considere importante tratar; las en-
trevistas deben tener unos objetivos muy concretos y es importante ha-
blar de ellos;
• El entrevistador tendrá que hacer la distribución de los tiempos tenien-
do en cuenta que, cuando son muchos los jóvenes, va a ocupar bastan-
te esta actividad;
• El entrevistador no debe mostrar nerviosismo por el tiempo cuando es-
tá hablando con el joven (mirar el reloj, aunque sea de reojo) aunque
sí debe saber terminar una entrevista cuando ve que ya no es necesa-
rio continuar, cuando se han cumplido los objetivos o hay otro joven
esperando (con delicadeza pero con decisión hay que decir “este cuen-
to se acabó”);
7. El lugar de la entrevista
• No puede ser cualquiera, sino aquel que nos facilite la comunicación, don-
de no haya intromisiones y estemos a gusto (no suele ser muy acertado
el bar para esta actividad);
• Es importante que estemos cómodos (no conviene hacer la entrevista de
pie, aunque a veces puede resultar paseando), que no haya objetos en-
tre el acompañante y el joven (mesa, florero...) ya que son barreras psi-
cológicas pero reales.
62
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
Esta ficha ha sido preparada para los Agentes de Pastoral Vocacional. Son
algunas orientaciones concretas que ayudan a realizar las entrevistas persona-
les. Conviene tenerlas en cuenta y ejercitarlas. Este documento puede servir
para revisarlas y ponerlas al día, sin jamás darlas por supuestas o ya sabidas.
63
2.11. El Entrevistador/a
D E C Á L O G O PA R A L A E S C U C H A
64
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
65
2.12. Situaciones de Entrevistados
CASOS FRECUENTES
66
3. La persona que se deja convencer fácilmente
Puede ser que lo haga sinceramente, pero lo más probable es que trata de
no crearse problemas. Esta persona está convencida de lo absurdo de exponer
su verdadero parecer porque “nadie hace nada por nadie”. Suele ser una per-
sona que no discute jamás y no porque no tenga nada que discutir, sino por-
que ella posee la verdad. Ante esta personalidad:
– Es necesario asegurarse de que su pregunta o exposición sea claramen-
te comprendida.
– No hay que tratarle con amabilidad excesiva. Las preguntas deben ir di-
rigidas a su emotividad profunda.
– Trato firme y sin concesiones hasta obligarle a descubrirse.
– Preguntas y expresiones breves, claras y tajantes.
4. La persona irritable
Habrá que buscar la causa. La respuesta más adecuada es una gran dosis
de paciencia, tacto y prudencia. Es muy importante tener en cuenta el ámbi-
to donde se envuelve, el miedo familiar, su trabajo, sus relaciones laborales,
su educación. Ante esta personalidad:
– Escuchar hasta que termine totalmente.
– No interrumpirle.
– Evitar hacer excesivo uso de la palabra.
– Mantener una postura pasiva.
– Utilizar preguntas generales.
– Estar atento a las palabras en que ponga más énfasis. Pueden darnos una
pista sobre la causa de su irritación.
5. La persona nerviosa
Si se trata de un nerviosismo natural, al verse en un ambiente desconoci-
do cuyo control escapa de sus manos, bastarán unas cuantas preguntas gene-
rales de fácil respuesta para que recupere el control de sí misma. Cuando el
nerviosismo permanece después de haber respondido a aquellas preguntas de
forma entrecortada e incoherente, debemos ponernos en guardia:
– Es necesario primero que se ponga cómoda.
– Llevar la conversación a temas familiares y hacerle hablar de ellos.
– Presentar casos familiares sobre los mismos temas.
– Alabar sus respuestas si se ve que esto aminora su tensión.
– Evitar preguntas concretas cuando se observan nuevos signos de tensión.
Tranquilizarle con preguntas generales.
67
– Si utilizamos preguntas indirectas, descubrimos su opinión sobre los de-
más. Esto nos puede dar pistas sobre el origen del nerviosismo.
6. La persona impaciente
Se muestra tranquila hasta que se comienza a preguntarle. Sus continuos
movimientos de manos, cambio de postura, son reflejo de su impaciencia. An-
te esta personalidad:
– Utilizar siempre que se pueda preguntas concretas. No divagar.
– Mantenerse el mayor tiempo posible lo más próximo al punto de tensión.
– Hablarle con claridad, ser breve y conciso.
7. La persona taciturna
Sus respuestas monosilábicas y su falta de interés rompen continuamente
la unidad del diálogo. Ante esta personalidad, que suele ser muy susceptible:
– Utilizar preguntas concretas y rápidas.
– No dedicar muchas preguntas para un mismo tema.
– Pasar con rapidez de un tema a otro.
– Hacerle salir de sí misma.
– Razonar con ella lógicamente.
8. La persona charlatana
Es la que habla inconteniblemente de cualquier tema. Se sale con fre-
cuencia de lo que se está tratando. Tiene mucha verbosidad, pero su argu-
mentación suele carecer de lógica interna. Ante esta personalidad:
– Procurar tomar la palabra a la menor pausa que tenga.
– Usar preguntas concretas que no le den ocasión a divagar.
– Ponerle ante problemas concretos para su solución.
68
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
69
3 Proceso de la Pastoral Vocacional
3.1. Planteamiento General
Etapa I: Descubrimiento
3.2. Descubrimiento del Valor Vocacional. Propuestas.
Autoconocimiento
3.3. Descubrimiento del Valor Vocacional.
Datos para Autopresentación
3.4. Lectura Vocacional de la Palabra
3.5. Proyecto Personal de Vida 1
3.6. Proyecto Personal de Vida 2
3.7. Proyecto Personal de Vida 3. Taller de Elaboración
del Proyecto Personal
3.8. La Familia de los Candidatos
3.9. Situaciones Especiales
3.1. Proceso de la Pastoral Vocacional
PLANTEAMIENTO GENERAL
73
1º La búsqueda, o momento de identificación vocacional del candidato. El
acompañamiento debe ayudarle a descubrir e interpretar los signos vo-
cacionales de su historia personal, ofreciéndole procedimientos de au-
toconocimiento y claves interpretativas (lecturas, modelos de identifica-
ción, oración).
2º La atracción interior, como momento en que el candidato, al descubrir
el significado de la llamada de Jesús y al encontrar signos vocacionales
en su propia vida, se va sintiendo impactado y seducido gradualmente.
Es el momento propicio para comenzar a discernir sus motivaciones vo-
cacionales, purificarlas y consolidarlas, orientar sus actitudes de servicio
y ofrecer medios concretos en vistas a detectar y afrontar las tentacio-
nes vocacionales propias de este momento del proceso.
3º El planteamiento y la preparación para la opción: En este momento se
trata de comprobar en el candidato su grado de docilidad y disponibili-
dad ante la llamada, su capacidad para afrontar las dificultades y resis-
tencias vocacionales, su nivel de decisión y su identificación con los ras-
gos de la vocación y de la espiritualidad propia del carisma.
3. DECISIÓN: Ayudar para decidir. Supone que los candidatos han ido madu-
rando, gradualmente y según su ritmo, y han llegado a la decisión. Enton-
ces se trata, finalmente, de ayudarle a ubicarse eclesialmente y a proseguir
su clarificación vocacional por el camino abrazado.
74
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
A la luz de este documento que pretende ofrecer un “plano” visual del pro-
ceso teórico que un candidato normalmente realiza en su discernimiento, es
importante que el acompañante adquiera un criterio suficientemente seguro pa-
ra saber determinar en caso dónde se encuentra el proceso de clarificación de
un candidato, para saber entender hacia dónde se debe caminar.
75
3.2. Descubrimiento del Valor Vocacional. Propuesta
CONTENIDOS
76
3. ¿A QUIÉN SE DEBE HACER LA PROPUESTA VOCACIONAL?
La propuesta vocacional no es, normalmente, algo puntual y aislado. Con
frecuencia supone un proceso de conocimiento y contacto con un joven al que
definimos como “candidato”. En principio, el candidato presenta este perfil:
• Un o una joven que está viviendo su fe cristiana
• Manifiesta inquietudes por vivirla a fondo con un compromiso más intenso
• Y muestra la suficiente idoneidad
Pero no se debe olvidar que la propuesta se puede hacer también pun-
tualmente, en un encuentro fortuito, cuando se dan algunas circunstancias que
lo aconsejan y con el cuidado requerido. El “olfato pastoral” del agente tam-
bién debe funcionar.
77
to, de la libertad y de la docilidad discipular. Ello exige acompañar siempre.
No dejar solos a los llamados. Colocarse a su lado.
• Motivar la adhesión a la llamada. Invita a secundar la llamada. Ello supo-
ne despertar la disponibilidad y la aceptación, la adhesión y la correspon-
dencia. No es una llamada entre otras.
78
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
5 ¿Cuándo es el momento
más oportuno para ha-
cer la propuesta voca-
cional?
79
Como ejercicio práctico, si se ve posible, se podría dramatizar entre varios
componentes del grupo una posible entrevista en la que se hiciera la propuesta
vocacional. Dos miembros del grupo la realizan. Los demás observan en silencio,
toman notas y, al final, vierten sus opiniones y entre todos sacan conclusiones.
80
3.2. Descubrimiento del Valor Vocacional
AUTOCONOCIMIENTO
CUESTIONES SI NO ¿?
EN EL FONDO LO TENGO CLARO, LO QUE PASA ES QUE NO
1 QUIERO
81
CUESTIONES SI NO ¿?
LOS RELIGIOSOS Y SACERDOTES NO SE DIVIERTEN Y SU
15 VIDA ES ABURRIDA Y MONÓTONA
ME GUSTAN MUCHO LAS FIESTAS, EL LUJO,
16 LA COMODIDAD...
31 ME HA INFLUIDO UN AMIGO
82
CUESTIONES SI NO ¿?
CREO QUE MIS PADRES HAN TENIDO UN PAPEL
32 IMPORTANTE
CONCLUSIONES
83
3.3. Descubrimiento del Valor Vocacional
D AT O S PA R A A U T O P R E S E N TA C I Ó N
NOMBRE
DIRECCIÓN
CIUDAD TEL./MÓVIL
EDAD ESTUDIOS
GRUPO CRISTIANO DE PERTENENCIA
1 Nací el de de en
2 Enfermedades, operaciones, dolencias, ... que haya padecido.
3 Trabajo de mi padre y de mi madre.
4 Hermanos que tengo y puesto que ocupo.
5 El problema más importante que actualmente tiene mi familia.
6 Las relaciones entre mis padres.
7 Mi relación con mis hermanos.
8 La situación económica y religiosa de mi familia.
9 Servicios que realizo normalmente en mi casa con respecto mi familia.
10 Lo que más me gusta de mi familia y de mi hogar. Y lo que menos.
11 Religiosidad de mi padre y de mi madre.
12 Cinco cualidades que más me definan.
13 Tres defectos que más se me notan.
14 Ocho rasgos de mi carácter y temperamento.
15 Distinguir las tres o cuatro etapas por las que ha transcurrido mi vida.
16 Los adjetivos que más he oído decir de mí.
17 Mis estudios. Éxitos y fracasos escolares.
18 Ocupaciones en las que empleo mi tiempo libre.
19 Mis lecturas y mis películas preferidas.
20 Mis programas de TV preferidos.
21 Persona que más me conoce.
84
22 Mis amigos y mis amigas.
23 Cosas que suelo hacer con mis amigos normalmente.
24 Lo que más me gusta de ellos y lo que menos.
25 Personas que más me han influido en mi vida.
26 La mayor alegría de mi vida.
27 El sufrimiento mayor de mi vida.
28 Situación actual de mi vida cristiana.
29 Mis principales dificultades de fe.
30 Lo que significa para mí la vocación.
31 Personas que actualmente me están ayudando en mi fe.
32 Mis miedos más frecuentes.
33 Mis deseos y aspiraciones más profundas.
34 Tres metas inmediatas que debo conseguir cuanto antes.
35 Persona que más me conoce.
OBSERVACIONES añadidas:
1.
2.
3.
4.
85
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
Esta ficha va dirigida directamente a los acompañados. Puede ser una fi-
cha que ayude a los acompañantes para tener un primer conocimieto de ellos.
Puede ser interesante el tener en cuenta los siguientes datos.
86
3.4. Lectura Vocacional de la Palabra
CONTENIDOS
1. STATIO. Preparación
Disponer el cuerpo y el espíritu. Postura y compostura. Cesar en la ocupación
o en la acción en que se estaba. Buscar el sitio. Pedir ayuda a Dios.
• Tomo con amor el Libro. Lo pongo entre mis manos como si fuera un teso-
ro. Lo levanto a los labios. Lo beso. El cuerpo, en contacto directo con el
Libro, dice: aquí estoy.
• Con el corazón limpio y con humildad, invoco al Espíritu Santo; pido que se
haga presente con sus dones (entendimiento, sabiduría, consejo...).
2. LECTIO. Lectura
Lectura reposada, sin prisas. Atenta al contexto, a las referencias, a los textos
paralelos. Lectura repetida, intentando comprender todos los matices de lo que se
va leyendo. Buscando captar el significado.
1
cf Hb 4, 12.
2
cf Mc 1, 14-15; Hech 2, 37.
3
cf Mc 3, 13-14; Hech 2, 47.
4
cf NVNE, 35c.
87
• Acaricio con la vista todas las palabras. Poso la mirada con amor en cada
una de las frases. Me detengo en cada rincón del texto. Leo. Releo. Subra-
yo o escribo una palabra.
• Sugerencia 1ª: preguntas elementales al leer: ¿qué dice el texto? ¿Quiénes
son los protagonistas? ¿Qué hacen? ¿Quién habla? ¿A quién habla? ¿Qué he-
cho o expresión parece fundamental?
• Sugerencia 2ª: técnicas elementales que se pueden utilizar
- memorizar el texto; guardarlo en el corazón, en todo o en parte;
- escribir el texto; con mimo, como los copistas o miniaturistas;
- comparar distintas versiones (con alguna otra Biblia);
- leer no sólo con la mente, sino con los labios: en alto, bajito, susurran-
do, proclamando...
3. MEDITATIO. Meditación
A la lectura atenta sigue la meditación reposada. Las palabras leídas se guar-
dan ahora en el corazón para que sean iluminadas por el Espíritu. Para llegar a
conectar ahora con el mensaje central o global de la Palabra. Con el núcleo del
mensaje bíblico.
• Recojo las palabras o hechos que más me han llamado la atención: ¿qué sig-
nifican para mí? ¿Por qué me impactan?
• Interiorizo o rumio estas palabras o hechos; desde la mente pasan al cora-
zón y toman asiento en él: ¿qué siento yo? ¿Cómo me siento yo?
• Veo mi vida y la vida, mi historia y la historia, a la luz de esa Palabra: ¿qué
me sugiere? ¿Qué ilumina? ¿Qué reclama de mí?
4. ORATIO. Oración
De la meditación brota la oración. De la acogida, el diálogo como respuesta
al Señor que ha hablado
• He meditado el texto. Ahora el texto que se me ha dado lo hago oración.
Y toma cuerpo: pido perdón, o suplico e intercedo, o alabo y doy gracias,
o me ofrezco y entrego...
5. CONTEMPLATIO. Contemplación
La oración desemboca en la contemplación. La atención y la mirada pasa
ahora de la Palabra leída, meditada y orada a Aquel que me habla.
• Dejo de discurrir con la cabeza. Dejo de hablar con el corazón. Doy espacio
al Espíritu para que en mí adore, alabe y glorifique... Pongo toda mi vida
abierta a la Palabra. Me inunda. Me empapa. Enmudezco o canto. Me postro
o danzo. Adoro. Lloro. Me asombro. Ahí voy siendo revestido de Jesús, con-
figurado con El; voy siendo hecho criatura nueva...
88
6. DISCRETIO. Discernimiento
Este paso se va dando a lo largo de todo el proceso de lectura, escucha,
meditación, contemplación. Discernimiento. Elegir según Cristo, como Cristo.
Concretar la voluntad de Dios.
• Ahora recojo, como luz y fuerza, aquello que he visto con más claridad y en
qué dirección me empuja. Como respuesta a lo que Dios quiere de mí, aquí
y ahora; a lo que el Espíritu, a través de esta Palabra, pide hoy de mí, en
la situación concreta que vivo.
7. COLLATIO. Intercomunicación
A la hora de responder a la Palabra se puede compartir con otros, con los
hermanos o hermanas. Cabe la posibilidad de “la lectio” personal y comunitaria.
Los primeros pasos de la “lectio” se pueden hacer en privado, haciendo la lec-
tura de un mismo texto... Luego vendría el reunirse en asamblea.
• Aporto los ecos que la Palabra ha suscitado en mí. En clima oracional. Sin
disquisiciones o disertaciones. Como intercambio de experiencias y vivencias
(llevarlo escrito puede ayudar).
8. ACTIO. Respuesta
La Palabra, escuchada desde la fe y con fe, hace que, poco a poco, Cristo
mismo nos vaya conformando a su imagen y semejanza.
Cuando la Palabra nos habita, también nos habilita para llegar a ser palabra,
signo, expresión del amor y de la comunicación de Dios.
La Palabra nos va agarrando por dentro. Leída, meditada, orada y contem-
plada nos va empujando y nos lleva a conectar continuamente con la realidad de
cada día para ser vivida, testimoniada, anunciada.
• Ofrezco, en el día a día, a los demás el agua viva que a mi me va trans-
formando; mi propia vida como anuncio, con obras y palabras.
89
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
90
3. Conviene hacer caer en la cuenta e incluso insistir, desde el comienzo, en
que el objetivo no es completar todos los pasos que se indican en una lec-
tura vocacional “ideal”, sino hacer experiencia y aprender. En ese sentido,
sería bueno indicar a los que realicen el ejercicio que tengan particular-
mente en cuenta los 4 primeros pasos, sobre todo.
1. STATIO. Preparación.
2. LECTIO. Lectura.
3. MEDITATIO. Meditación.
4. ORATIO. Oración.
5. CONTEMPLATIO. Contemplación.
6. DISCRETIO. Discernimiento.
7. COLLATIO. Intercomunicación.
8. ACTIO. Respuesta.
91
3.5. Proyecto Personal de Vida 1
CONTENIDOS
92
VEN ... ... Y SÍGUEME
PROYECTO PERSONAL
(de donde) (hacia donde)
CON DIOS
– Fe
– Amor
– Oración
– Sacramentos: Eucaristía, reconciliación
– Grupo de fe
– Parroquia-Iglesia
– Formación
– Testimonio en el mundo
– María
– Compromiso cristiano
– Vocación
– ...
93
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
Esta ficha está preparada para los acompañados. Es un instrumento que sir-
ve para ordenar la propia vida. En el acompañamiento, conviene tenerlo pre-
sente porque debe ser tratado y revisado con frecuencia.
94
yecto. Se esmerará siempre en brindar márgenes de confianza, discreción y
libertad.
3.SEGUIR UN METODO. Tratar de seguir con rigor los pasos metodológicos, cla-
ros y prácticos, para la realización y el seguimiento fiel del proyecto. El mé-
todo facilita y agiliza el trabajo. Un buen método se caracteriza por:
- No ser muy complicado
- No moralizar
- Recoger toda la complejidad de la vida
- Centrar y unificar, sin dispersar
- No sobrecargar de exigencias
- Ser muy práctico, sencillo y comprensible
- Estar bien motivado antes y durante la realización
- Invitar a la humildad y al realismo
- Respetar la libertad
- Ser ligeramente difícil o exigente
4. BUSCAR TIEMPO Y LUGAR. Conviene elaborarlo o revisarlo en el lugar y en
la circunstancia convenientes: Comienzo del curso o de la actividad pasto-
ral; momento de densidad particular (Ejercicios Espirituales; acontecimien-
to significativo; momento de ajuste personal o de grupo,...etc.); en lugar
tranquilo, sereno, con unas ciertas comodidades y facilidades para el fin que
se pretende,... (silencio, tranquilidad, tiempo); a ser posible fuera del es-
pacio habitual de vida y de trabajo. Se dispondrá, como es obvio, del tiem-
po suficiente para poder elaborarlo.
5. ADAPTAR EL METODO AL SUJETO. Tener muy presente la circunstancia del que
lo realiza (edad, cultura, formación, situación actual, orientación vocacio-
nal...). Es muy importante conocer de cerca su planteamiento personal de
vida (sus opciones, capacidades, necesidades, intereses e inquietudes, posi-
bilidades...) El proyecto es para la persona y no al revés.
6. TRES CONCRECIONES NECESARIAS. Tener presentes tres elementos importan-
tes al confeccionarlo
a. Redactar al final un Proyecto de DETERMINACIONES sobre la propia vida.
De las orientaciones vistas y no de otras, se elegirán dos o tres sola-
mente, a las que les llamamos “decisiones”, indicando con ello que son
las “determinadas determinaciones” en las que el individuo se empeñará
duro, sin ningún tipo de concesiones a la pereza. Por ello, su elección
debe ser muy certera y ponderada.
b. Fijar fechas y procedimientos de EVALUACION. La evaluación es una par-
te esencial del proyecto. Todo proyecto que no se evalúa, se devalúa.
95
Conviene señalar tiempos adecuados para la evaluación. Es preferible ha-
cer pocas evaluaciones y bien hechas que muchas pero superficiales.
c. Plasmar el Proyecto en una sencilla REDACCION escrita, de la forma más
clara y concreta posible. No sólo porque lo necesitaremos para hacer la
evaluación, sino porque también al expresarnos por escrito precisamos
mejor las ideas y atinamos mejor con los objetivos y con los medios.
96
3.6. Proyecto Personal de Vida 2
CONTENIDOS
INSTRUCCIONES DE USO
• El Proyecto Personal o plan personal de Vida resulta un INSTRUMENTO muy
válido para ser testigo de tu propio crecimiento como persona y como cre-
yente.
• También es muy útil para tu ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL, pues te ayuda
a ser concreto en las entrevistas.
• Aquí te sugerimos los pasos que puedes dar para su elaboración o, si ya lo
has hecho otras veces, para actualizarlo.
• REALISMO Y GENEROSIDAD son las claves del éxito de este instrumento,
además, claro está, de una buena dosis de fidelidad-voluntad.
• Es muy bueno EVALUARLO personalmente cada mes y actualizarlo, si fue-
ra preciso, cada trimestre según vayas avanzando en tu camino o experi-
mentes estancamientos o retrocesos.
• En todo caso siempre será importante el CONFRONTARLO al principio y el
EVALUARLO periódicamente con tu acompañante espiritual. En algunos ca-
sos esa entrevista llega a finalizar con el Sacramento de la Penitencia.
PROCEDIMIENTO METODOLÓGICO
97
2. YO FRENTE A MI VIDA
98
3.3. CON RESPECTO A MI OPCIÓN POR LOS DEMÁS
Me pregunto:
¿Cómo creo que deben ser mis relaciones con los demás: familia,
amigos, grupo, necesitados?
SERVICIO EN CASA
MIS DIVERSIONES
MI AUSTERIDAD
MI TESTIMONIO DE FE
MI HORARIO DE ESTUDIO
OTROS...
99
3.7. Proyecto Personal de Vida 3
1
He inspirado mi trabajo en diversos escritos recientes sobre el tema. Entre ellos, los
más consultados por orden son: J. M. ILARDUA, El Proyecto Personal como voluntad de au-
tenticidad, Eset, Vitoria, 1994; J. sobernigo, Proyecto de vida. En busca de mi identidad, Ate-
nas, 1990; L. Mo. GARCÍA DOMÍNGUEZ, Acompañamiento y discernimiento vocacional, en “To-
dos Uno” 111 (Julio-Septiembre 1992); M. MARTÍNEZ, Los proyectos personal y comunitario.
Publicaciones Claretianas, Madrid, 1992.
100
1.3. ELABORACIÓN PERSONALIZADA. Debe elaborarse en particular. La opor-
tuna discreción de la propia intimidad siempre ha de quedar garanti-
zada. De ordinario será oportuna, a veces incluso imprescindible, la
ayuda de un acompañante experimentado que oriente y acompañe la
confección y el seguimiento del proyecto. Se esmerará siempre de brin-
dar cálidos márgenes de confianza, discreción y libertad.
1.4. SEGUIR UN MÉTODO. Tratar de seguir con rigor ciertos pasos metodo-
lógicos que indiquen claramente la realización y el seguimiento fiel
del proyecto. El método facilita y agiliza el trabajo. Un buen método
se caracteriza por:
– No ser muy complicado.
– No moralizar.
– Recoger toda la complejidad de la vida.
– Centrar y unificar, sin dispersar.
– No sobrecargar de exigencias.
– Ser muy práctico, sencillo y comprensible.
– Estar bien motivado antes y durante la realización.
– Invitar a la humildad y al realismo.
– Respetar la libertad.
– Ser ligeramente difícil o exigente.
1.5. BUSCAR TIEMPO Y LUGAR. Conviene elaborarlo o revisarlo en el lugar y
en la circunstancia convenientes: Comienzo del curso o de la actividad
pastoral; momento de densidad particular (Ejercicios Espirituales; acon-
tecimiento significativo; momento de ajuste personal o de grupo,
...etc.); en lugar tranquilo, sereno, con unas ciertas comodidades y fa-
cilidades para el fin que se pretende, ... (silencio, tranquilidad, tiem-
po); a ser posible fuera del espacio habitual de vida y de trabajo. Se
dispondrá, como es obvio, del tiempo suficiente para poder elaborarlo.
1.6. ADAPTAR EL MÉTODO AL SUJETO. Tener muy presente la circunstancia del
que lo realiza (Edad, cultura, formación, situación actual, orientación vo-
cacional...). Es muy importante conocer de cerca su planteamiento per-
sonal de vida (sus opciones, capacidades, necesidades, intereses e in-
quietudes, posibilidades...). El proyecto es para la persona y no al revés.
101
2.2. La toma de conciencia (Momento de Autoanálisis)
2.2.1. FINALIDAD DE LA TOMA DE CONCIENCIA: Este primer ejerci-
cio se orienta a detectar el problema personal central, desde
el que se entienden la globalidad de comportamientos del su-
jeto. Conviene tener en cuenta en este primer paso dos obser-
vaciones muy pertinentes:
• A quienes no hayan realizado ningún tipo de autoconoci-
miento es preferible invitarles, antes de iniciar el proyecto,
a bucear en el análisis de su realidad y de sus procesos per-
sonales; puede resultar iluminadora la confección de la pro-
pia historia personal o autobiografía. O que se les simplifi-
que el proyecto personal, centrándoles en aquel aspecto con-
creto a trabajar y madurar de manera que puedan internali-
zar a corto plazo valores de vida desde donde poder proyec-
tarla humana y cristianamente.
• A quienes ya tengan un cierto hábito de autoanálisis se les
invitará a centrarse en lo esencial. Es decir, a intentar se-
leccionar aquel problema central y concreto que explica el
significado del conjunto de las propias vivencias y compor-
tamientos. Se ha de llegar, por tanto, a definir el problema
central. Este no es sin más el tema más importante de la
propia vida, sino el que debe ser atendido de la manera más
urgente, porque otras dimensiones de ella están dependien-
do del mismo.
2.2.2. PREGUNTAS PARA LA TOMA DE CONCIENCIA
DEL “PROBLEMA CENTRAL”
Quedará reflejado si se logra responder con absoluta sinceridad
y honradez a las cuatro preguntas existenciales que resumen el
conjunto de la vida humana. Esas preguntas crearán “condicio-
nes de viabilidad” del proyecto personal.
• ¿Me encuentro centrado en el conjunto de mi vida?
• ¿Qué asunto me está creando más problemas y me está blo-
queando o frustrando en este momento de mi vida? ¿En qué
aspectos me está afectando y con qué gravedad?
• ¿Qué espero yo, en concreto, de mi propia vida? ¿Qué aspi-
ración profunda y positiva me cautiva más ahora? ¿Cómo la
formularía? ¿Qué espero de ella? ¿Cómo alcanzarla?
• ¿Qué sentimientos y deseos de cambio produce en mí esta
toma de conciencia? ¿Qué miedos me acarrea también? ¿Qué
o a quién temo en la vida?
102
2.3. Diagnóstico por áreas
Identificado el tema central se trata ahora, en este siguiente paso, de
ordenar la propia vida, aplicando una sencilla metodología –debe rea-
lizarse siempre por escrito y prefiriendo un cuaderno a hojas sueltas–,
según los pasos que más abajo se indican.
2.3.1. INDICACIONES OPERATIVAS: Conviene aplicar en el diagnósti-
co los siguientes criterios, recogidos en verbos de acción. Fa-
cilitarán con su orientación el trabajo.
• Recordar: Más que enumerar acontecimientos o hechos, dejar
que afluyan espontáneamente reviviéndolos con el corazón.
• Nombrar: Poner nombre a los sentimientos, experiencias, ...
llegando a identificarlas.
• Analizar: Aprender a leer lo que pasa. Ver lo que hay detrás
de esos acontecimientos, experiencias. Se trata de percibir lo
“invisible”.
• Relacionar: Buscar conexiones hasta encontrar el sentido del
conjunto.
• Asumir: Es mi vida, mi historia; sin despreciar nada, sin de-
formar nada.
• Dar sentido: No por ideología que racionaliza, sino con mi-
rada orante que percibe historia de salvación.
2.3.2. LAS ÁREAS: Es un proyecto de vida cristiana el discernimiento
se debe aplicar a cinco áreas fundamentales. Se supone bien
hecho el trabajo de autoanálisis previo. Sobre cada área en par-
ticular nos formulamos preguntas que nos ayuden a indagar. Las
que ofrecemos son indicativas. Siempre habrá que acomodarlas
a quien hace su proyecto.
• Dimensión humana (Salud física; descanso, ocio y tiempo li-
bre; autoafirmación y agresividad; afectividad y sexualidad;
aceptación y autoestima; las actitudes existenciales de con-
fianza, autenticidad, apertura...; crisis vividas; identidad per-
sonal).
• Dimensión religiosa (Las propias imágenes de Dios; la ex-
periencia afectiva religiosa; la oración; praxis del discerni-
miento; vida de fe; pertenencia eclesial e inserción comuni-
taria; opción fundamental, actitudes-virtudes y praxis; la for-
mación religiosa).
• Dimensión vocacional: Discernimiento de la vocación laical
o de especial consagración; praxis del seguimiento de Jesús;
los compromisos derivados de la propia vocación –votos– o
estado –deberes conyugales y familiares–.
103
• Dimensión comunitaria: (Relaciones personales; integra-
ción; tratamiento de los problemas; comunicación; sentido de
pertenencia; praxis comunitaria en sus exigencias particula-
res de convivencia, colaboración y comunión).
• Dimensión de testimonio-compromiso: (trabajo profesio-
nal, compromiso, testimonio, opción por los pobres, capaci-
tación y formación permanentes, sensibilización hacia las si-
tuaciones de necesidad, espiritualidad de la acción...).
2.2.2. DIAGNÓSTICO EN DOS MOMENTOS
• Primer momento: Determinación de los temas eje.
1. Se comienza analizando por separado cada área registran-
do de cada una de ellas los dos o tres aspectos positivos
o negativos más significativos por su urgencia.
2. Una vez terminado el análisis de las distintas áreas y a la
vista de los datos recogidos, se debe seleccionar el tema
eje de cada área. Se trata de centrar la atención en aquel
punto que se considera nuclear en cada área por su reso-
nancia en la propia vida.
• Segundo momento: Determinación de la prioridad.
1. Del conjunto de todos los temas eje, seleccionaremos a
continuación aquella prioridad que veamos que emerge co-
mo la más relevante (por el influjo que ejerce sobre el
resto de las áreas; por su peso específicoñ; por su grave-
dad,...). De esta última extraemos con precisión sus dos
o tres aspectos positivos y negativos más significativos.
2. Conviene dar un repaso, en este momento, a la influen-
cia real que esta prioridad ejerce sobre el resto de las
áreas ya analizadas. Es una mirada unificadora de todo
el conjunto. Nos ayuda a entender nuestra vida en blo-
que, con ojo limpio que detecta el alcance del problema
central.
2.4. Proyecto de ORIENTACIONES de la propia vida
Todo lo que se indique en este nuevo trabajo lo denominaremos con
el calificativo de “orientaciones”, dado que tiende a expresar un mar-
co de aspiraciones personales hacia las que se desea caminar. No son
todas ellas decisiones que comprometan. Abarcarían demasiados as-
pectos y el proyecto resultaría inviable. La sobrecarga de exigencias
no es recomendable. Pero sí es bueno diseñar el horizonte de aspira-
ciones que dan sentido a las determinaciones que se vayan a asumir
con “determinada determinación”.
104
2.4.1. DEFINICIÓN DE LOS OBJETIVOS GENERALES
El paso siguiente consiste en ver con realismo, sin voluntaris-
mos, ni proyecciones de la fantasía hacia dónde conviene ca-
minar, hacia dónde apunta en nosotros el Espíritu. Se trata de
poner por escrito el ideal al que se aspira en el momento en
el que estamos viviendo. Ideal que debe ser razonable, desea-
do, personalizado, realizable a medio o largo plazo, ...
Debe ser un ideal claro y no muy amplio. Conviene que logre
dibujar con autenticidad el rostro actual de la propia vocación,
con perfiles nítidos. No se trata de forzar procesos, sino de
abrirse sencilla y pacientemente hacia lo que vaya pidiendo la
vida misma y el Espíritu renovador, en la medida en que se da
a conocer y se hace sentir en la propia conciencia.
2.4.2. DEFINICIÓN DE LOS OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Los objetivos específicos explicitan y hacen viable la consecu-
ción de los objetivos generales apuntados. Deben dar respues-
ta directa al problema que se ha visto en el diagnóstico de la
situación personal y, además, tener en cuenta los objetivos ge-
nerales. Estos objetivos específicos deben ser: Realistas, prác-
ticos, concretos, convergentes y evaluables.
No se trata de anunciar aquí grandes ideales de la propia vida.
Eso ya se ha hecho anteriormente en los objetivos generales.
Ahora se trata más bien de responder al problema iluminado
desde el análisis de situación con un objetivo muy concreto y
bien definido. Los objetivos específicos se refieren a aspectos
concretos de la vida que pueden ser evaluados: si se ha traba-
jado en ellos o no, si se ha progresado o no. Conviene no “ri-
zar el rizo” sino concentrarse en la prioridad detectada y apo-
yarla desde las otras áreas.
2.4.3. DETERMINACIÓN DE LOS RECURSOS
Los recursos son aquellos medios muy concretos que se trazan
para pasar de la situación en la que se encuentra el individuo
a la que se aspira.
Para poder señalar los recursos pertinentes se debe haber lo-
grado con anterioridad un suficiente autonocimiento y un pro-
nunciamiento de las propias opciones que dinamizan la vida.
Hay que evitar voluntarismos perfeccionistas o conformismos
satisfechos. Se consiguen llegando a responder las preguntas
concretas siguientes:
– ¿Que voy a hacer?
– ¿Cómo lo voy a hacer?
105
– ¿Cuándo lo voy a hacer?
– ¿Dónde lo voy a hacer?
– ¿Con quién lo voy a hacer?
Los recursos escogidos deben tener cuatro cualidades esencia-
les:
1. Que sean concretos. No se trata de deseos vagos, sino com-
promisos muy puntuales y concretos.
2. Que sean realistas. No se trata de subir el listón. Una me-
dida sabia es saber ponerse las cosas “ligeramente difíciles”
o ponerse “algo menos” de lo que uno calcula en el fervor
de la confección del proyecto.
3. Que sean evaluables. El mismo sujeto debe poder compro-
bar y medir con facilidad si está cumpliendo o no lo que se
había propuesto. Si el recurso no es evaluable, no es buen
recurso.
4. Que sean congruentes, es decir, que deben centrarse y
orientarse hacia la prioridad sobre la que se quiere trabajar
y avanzar.
2.5. Proyecto de DETERMINACIONES sobre la propia vida
De las orientaciones vistas y no de otras, se elegirán dos o tres so-
lamente, a las que les llamamos “decisiones”, indicando con ello que
son las “determinadas determinaciones” en las que el individuo se em-
peñará duro, sin ningún tipo de concesiones a la pereza. Por ello, su
elección debe ser muy certera y ponderada.
2.6. Fijar fechas y procedimientos de EVALUACIÓN
La evaluación es una parte esencial del proyecto. Todo proyecto que
no se evalúa, se devalúa. Por ello conviene señalar tiempos adecua-
dos y amplios para la evaluación. Sabiendo que es preferible hacer po-
cas evaluaciones y bien hechas que muchas pero superficiales.
Al evaluar el proyecto se está evaluando la propia dinámica de creci-
miento o de estancamiento, de aliento o de desaliento, de constancia
y de volubilidad, del calado de las propias motivaciones. La evaluación
debe centrarse en el eje central o prioridad principalmente.
2.7. Nota final: Una sencilla REDACCIÓN escrita del Proyecto personal
Es de suma importancia dejar el proyecto escrito de la forma más cla-
ra y concreta posible. No sólo porque lo necesitaremos para hacer la
evaluación, sino porque también al expresarnos por escrito precisamos
mejor las ideas y atinamos mejor con los objetivos y con las media-
ciones.
106
FORMULARIOS
I. TOMA DE CONCIENCIA
DIMENSIÓN
HUMANA
DIMENSIÓN
RELIGIOSA
DIMENSIÓN
VOCACIONAL
DIMENSIÓN
COMUNITARIA
TESTIMONIO
Y
COMPROMISO
107
I I I . O R I E N TA C I O N E S
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVO RECURSOS
ÁREAS
ESPECÍFICO ¿QUÉ? ¿CÓMO? ¿DÓNDE? ¿CUÁNDO? ¿CON QUIÉN?
DIMENSIÓN
HUMANA
DIMENSIÓN
RELIGIOSA
DIMENSIÓN
VOCACIONAL
DIMENSIÓN
COMUNITARIA
DIMENSIÓN
TESTIMONIO/
COMPROMISO
I V. D E T E R M I N A C I O N E S
V. E VA L U A C I Ó N
108
3.8. La Familia de los Candidatos
SITUACIONES PARTICULARES
109
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Con
ella se pretende fijar la atención en la familia del candidato a fin de cono-
cerlo mejor conociendo el entorno y la vida familiar donde se ha desarrollado.
110
3.9. Situaciones Especiales
CONTENIDOS
111
(de poder, estabilidad, seguridad) que puede inducir a los jóvenes a optar
por la vida de especial consagración; siempre debe aparecer transparente
nuestro estilo pobre de vida. En algunas zonas es más preocupante el ele-
mento familiar, por cuanto se considera al religioso como la persona que
más puede ayudar a la familia. Estos candidatos, a veces, pueden buscar
seguridad no sólo para ellos sino incluso para sus familiares. Son personas
cuyos padres, hermanos y hermanas dependen de ellos. En estos casos es
mejor no aceptarlos sino hacerles ver que su misión, el deseo de Dios, es
que viva y trabaje por los suyos.
En las actuales circunstancias, el desempleo como falta de trabajo en mu-
chas de nuestras sociedades, puede inducir a algunos a optar por la Vida
Religiosa. Se busca una alternativa, con buena intención, de ayudar a los
demás, aportando lo que ellos han aprendido en su formación profesional,
pero que no es suficiente para fundamentar una opción vocacional de por
vida. Habría que orientarlos hacia algún tipo de voluntariado, hacia algún
movimiento laical o hacia otra institución donde el compromiso de por vi-
da no es tan vinculante.
En otros casos, el desempleo, como incapacidad de trabajar puede ser tam-
bién una motivación para pedir el ingreso en una institución religiosa. El
que no sirve para el mundo no sirve para la vida de especial consagración.
Otras veces el desempleo, como experiencia de fracaso, impulsaría a las
personas a buscar un lugar dónde ser aceptados. Y a veces son personas
que han intentado ya entrar en distintas institutos religiosos pero han si-
do rechazadas por falta de signos positivos de vocación.
6. Drogadicción
Hay que diferenciar entre el uso casual o esporádico de drogas y la adic-
ción a las mismas. Hoy en día muchos jóvenes han probado algún tipo de
droga por diversas circunstancias, pero no por eso son adictos a ellas. Por
razones obvias, no se deben aceptar los candidatos adictos. En algunos ca-
sos puede ser más grave el alcoholismo (adquirido o con base hereditaria),
ya que se puede ocultar más fácilmente que la adición a las drogas; estos
candidatos han de ser sometidos a una seria revisión y selección.
7. Sida
Hay un consenso implícito por parte de la vida consagrada de admitir a los
candidatos con la enfermedad del sida tanto por razones personales como
comunitarias y pastorales. Se deben pedir informes médicos previos a la
admisión para cerciorarse de la enfermedad, salvando siempre el aspecto
ético (secreto, discriminación) y las implicaciones legales existentes en al-
gunos países.
112
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
113
3 Etapa II: Clarificación,
Profundización
3.10. Conciencia de Llamada
3.11. Maduración del Valor Vocacional. Autobiografía
3.12. Aptitudes Vocacionales
3.13. Idoneidad Vocacional
3.14. Motivaciones Vocacionales
3.15. Dificultades Vocacionales
3.16. La Crisis Vocacional. Crisis y Pruebas de la Vocación
3.17. Equipamiento Personal. Capacidades
para la Vida Consagrada
3.18. Persona Madura. Rasgos Psicológicos
3.19. Señales Psicológicas Negativas
3.20. Enfermedades Psíquicas
3.10. Conciencia de Llamada
CONTENIDOS
117
8. La Palabra de Dios y la oración personal. En ellas el Señor va despertando
una libertad y una disponibilidad enormes en el orante. A lo largo de los
procesos que se suscitan se pueden evidenciar las insistencias de la llama-
da de Dios.
9. Fantasías en la niñoz y en la adolescencia. El modo repetido de imaginarse
a sí mismo en el futuro suele nacer de un dinamismo interior preconscien-
te que puede ser revelador de una vocación.
Estas y otras muchas señales suelen ser ambiguas, al menos al principio.
No evidencian de una vez por todas la llamada. Que no aparezcan muy defini-
das no es razón para no responder. La vocación es siempre un misterio de fe
y de amor que se despierta en el hombre poco a poco. Sin amor de amistad,
que genere confianza y disponibilidad, no puede haber respuesta positiva an-
te la llamada, como tampoco la hay sin libertad exterior e interior.
118
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
119
5. Conviene acompañar, además, las conductas reactivas a la percepción de la
llamada de Dios en el signo vocacional, valorando la misma:
• Resistencia a reconocer el mismo.
• Acogida gozosa y cordial.
• Recelos, temores, miedos...
• Claridad, facilidad.
• Rapidez, lentitud... etc.
6. Los signos vocacionales tienden a multiplicarse con el tiempo. Ello no por-
que no existan antes, sino porqu se tiene más luz para ver. Pero para el
momento inicial de discernimiento en el que nos encontramos podrían bas-
tar un número suficientemente representativo para que el candidato tenga
la confianza de sentirse realmente llamado.
7. Puede ayudar también en esta línea la elaboración de una “autobiografía
vocacional”. Un posible modelo lo ofrecemos en documento aparte.
120
3.11. Maduración del Valor Vocacional
AUTOBIOGRAFÍA VOCACIONAL
PREGUNTAS ORIENTATIVAS
1. Identidad humana:
• Tienes una historia que tú no has creado. Tus nombres y apellidos hablan
de tu familia. ¿Asumes esta historia? ¿La conoces? ¿Estás reconciliado con
ella? Registra las grandes etapas de tu vida.
• ¿Cómo ha sido y es la relación con tu madre, tu padre, con cada uno de
tus hermanos, la familia...?
• Habla del lugar en que naciste y creciste; mira si quedan raíces en ti.
Memoria de tus experiencias más significativas.
• Recuerda lo más significativo de tu infancia: amigos, aficiones, la escuela...
121
• Refresca cómo viviste tu adolescencia: miedos, temores, descubrimientos,
decepciones, crisis, cosas nuevas.
• Mira tu forma de ser, tu carácter y tu temperamento: ¿qué es lo positi-
vo y lo negativo de ti mismo?
• ¿Aceptas tu propio cuerpo, tu nivel cultural, tu inteligencia, tus lagunas,
límites, defectos y carencias?
• Di una palabra sobre cómo estás asumiendo e integrando tu propia se-
xualidad. ¿Cuál ha sido el itinerario de tu despertar afectivo? ¿Puedes
evocar tus experiencias más significativas al respecto: gozos, traumas,...?
¿Cómo es tu relación con el otro sexo? ¿Qué pinta Dios -tu fe, tus con-
vicciones- en tu experiencia afectivo-sexual?
• Haz un mapa de tus estados de ánimo: cimas y valles, desiertos y ma-
res... Pon un nombre a tus vacíos y limitaciones, a tus preocupaciones.
• Tus aficiones, los valores que te mueven y te han movido: ¿en qué has
puesto tus ilusiones y en qué las pones ahora mismo?
• Las mayores satisfacciones y los mejores momentos los has tenido cuan-
do...
• ¿Cómo te ves en cuanto a tu fuerza de voluntad y tu capacidad de per-
severancia y esfuerzo?
• ¿Qué personas te han influido más –suelen ser, de ordinario, nuestros
amigos y nuestros enemigos-? ¿En qué te han influido en concreto? ¿Por
qué?
• Describe la imagen que tienes de ti mismo ahora.
2. Identidad religiosa:
• ¿Cuáles son tus primeros recuerdos religiosos? (lugares, personas...)
• ¿Qué ha significado para ti la fe en Dios, la amistad con Jesús...?
• ¿Has tenido alguna experiencia de llamada del Señor? ¿Cómo fue? ¿Dón-
de? ¿Cuándo? ¿Qué pasó exactamente? ¿Cómo reaccionaste después? ¿Por
qué sientes que fue algo de Dios? ¿A quién se lo dijiste? ¿Por qué?
• Compara brevemente tu proceso de crecimiento y maduración personal y
tu cambio en la imagen que tienes de Dios. ¿Han crecido igual o al mis-
mo tiempo? ¿Por qué?
• ¿Cómo ha sido tu proceso de discernimiento vocacional? Etapas, signos,
“Palabras”...
• ¿Quién te ha acompañando en ese proceso? ¿Cómo valoras el acompaña-
miento? ¿Para qué te ha servido en concreto hasta ahora? ¿Qué ayudas
precisas ahora?
122
• “Con la Iglesia hemos topado”: ¿te sientes alguien que pertenece a la
Iglesia? Explícate ¿Por qué?
• Oración, Palabra de Dios, Sacramentos (Eucaristía y Reconciliación): ¿qué
lugar ocupan en tu vida?
• María, en una palabra ha sido y es para ti...
• Tu ubicación eclesial. Significado personal que das a la Congregación re-
ligiosa a la que te sientes llamado, a su fundador, a su espiritualidad y
estilo de vida y misión. ¿Por qué aquí?
• Tu vocación religiosa: origen, desarrollo, etapas, itinerario, sentido que
das a todo lo pasado...
123
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
124
sus mecanismos de defensa y la racionalización, buscando argumentos para
asegurar una decisión ya previamente tomada.
• No perder la visión integral de la persona. Conviene tener en cuenta los as-
pectos sicológicos, familiares, ambientales, sociológicos y espirituales. La
vocación afecta a todo.
• Cuidar no sólo el recuerdo de lo que se escribe, sino la confrontación entre
lo analizado y la vida diaria.
• Cuidar la interpretación de los acontecimientos sucedidos en la propia his-
toria personal. Más que dar explicaciones racionales, intentar revivir lo su-
cedido y proyectar sobre ello la fe a la luz de la Palabra.
• De vez en cuando orar con lo escrito en la autobiografía. Es la realidad per-
sonal y la historia de Dios en la propia vida, aunque a veces cueste mucho
verlo.
1. Cómo escribir
• Antes de escribir, pararse, tomar conciencia. Conviene escribir en un cli-
ma de oración, ante Dios, buscando la autenticidad, la verdad, vernos co-
mo Él nos ve.
• Evitar hacer de la autobiografía una tarea penosa o forzada. Implicarse
en ella, tener la sensación de “mojarse”; hablar de mí mismo, con pelos
y señales... incluso llegando a redactar cosas que suponen valentía.
• Escribir para sí mismo, no para el acompañante, aunque sea persona ín-
tima y con la que se tiene la máxima confianza.
• No reservarse nada, ni siquiera lo que puede producir vergüenza o pueda
culpabilizar. Al escribir expresar sentimientos básicos: confianza, agrade-
cimiento, súplica,...
• Conviene ser precisos, concisos y rigurosos. Tres adjetivos que hay que
retener siempre:
• PRECISOS, evitando palabras y frases comodines, para encontrar las pa-
labras y frases que expresan exactamente lo que se siente.
• CONCISOS, no difusos, no diluvios verbales, economía de palabras y de
frases,.. pero sin dejar de poner lo que debe ser expresado.
• RIGUROSOS, esto es, ajustándose bien a lo real de la experiencia vivida.
Al escuchar o leer la autobiografía se debe “oír” la experiencia vivida.
2. Qué escribir
• Conviene tener presente el guión de preguntas más arriba indicado. Ayu-
dan a saber a qué hay que ajustarse. Pero pueden confundir... Lo mejor
125
es llegar a establecer un esquema para rellenar con un cierto orden, que
ayude a la claridad. El acompañante puede ayudar a hacerlo. El mejor es-
quema es el que sigue un orden cronológico.
• Evitar la “verborrea” o el “mariposear” yendo de una cosa a otra, sin me-
terse a fondo. Esto se nota cuando hay un diluvio verbal de frases que
se suceden, en las cuales parece que la persona se regodea hablando de
sí, sin que busque ahondar lo que ha vivido.
• Conviene seguir tres pasos:
• DELIMITAR. No empezar a escribir hasta determinar qué se quiere anali-
zar. Señalar una sola cosa, que tenga cierta relevancia. Nombrarla de ma-
nera que eso concentre la atención.
• EXPLORAR. Se trata de hacer el inventario de todos los elementos que
constituyen esa experiencia y que, obviamente, se recuerden: lugares, per-
sonas, palabras, sensaciones, reacciones,...etc. De esa manera se entra en
la inteligencia de su contenido.
• AHONDAR. Se trata de preguntarse y responder de manera permanente
¿por qué?, ¿qué hay detrás de esto? ¿cuáles son las raíces? ¿qué lo cau-
sa? ¿de dónde viene esto?...Se trata de ir hasta el fondo de la circuns-
tancia analizada.
3. Proceso
• Unos recuerdos llevan a otros. Hasta que se alcanza a dar nombre a co-
sas que nos asustan, se necesita tiempo.
• Al principio, la autobiografía suele ser una especie de desahogo. Hay que
ir “soltando las compuertas”. Más tarde, sin darse cuenta, las piezas del
puzzle comienzan a encajar.
• La autobiografía debe llevar a la vida. El ideal de la autobiografía es que
llegue un momento en el que tengas una conciencia clara de que hay ex-
periencias de llamada en tu vida. Y tú mismo puedes decir claramente
que “te has sentido llamado por Dios”.
• Invitar a guardar la autobiografía vocacional. Suele ser un instrumento
muy útil para situaciones de crisis vocacionales, de pruebas... la memo-
ria histórica desde la fe nos recuerda que Dios es fiel y que mantiene su
palabra.
126
3.12. Aptitudes Vocacionales
CONTENIDOS
1. INTRODUCCIÓN
La idoneidad de los candidatos ha de estar fundamentada en argumentos
positivos que puedan garantizar su fidelidad. Los signos positivos, sin ser
necesariamente extraordinarios, deben presentar una cierta relevancia en la
perspectiva de la vocación. Los candidatos deben demostrar en la vida que
poseen de una manera eficiente las aptitudes necesarias para vivir adecua-
damente la vocación. Teniendo en cuenta la edad de los candidatos y el
momento en que se encuentran en su itinerario vocacional, la idoneidad po-
sitiva debe superar la simple suposición, la mediocridad, la incertidumbre o
la duda. Si el discernimiento repetido da como resultado la duda seria, hay
que desaconsejar la incorporación. La idoneidad de los candidatos hay que
discernirla adecuadamente, pues los signos vocacionales están a veces en
la persona de una manera germinal.
2. UNA DEFINICIÓN
Una definición de lo que entendemos por “aptitudes” podría ser ésta: Son
las CAPACIDADES o HABILIDADES que tiene una persona para realizar una
TAREA determinada o un conjunto de TAREAS (en nuestro caso en el orden
de la vocación) y que le van dando seguridad, gratificación y deseo de me-
jora en la realización de la misma.
127
b. Además, hemos de darnos cuenta que la persona es una realidad diná-
mica, que cambia y crece, y va desarrollando sus potencialidades, las cua-
les van pasando a actos. Esto está relacionado con la capacidad de cre-
cer y cambiar que tiene el ser humano; todo esto dependerá mucho de
si es una persona rígida e inmóvil o, por el contrario, es una persona
flexible y en crecimiento. Hemos de darnos cuenta que esta capacidad
de cambio está relacionada con la capacidad de conversión que tiene la
persona. Es importante que este cambio lo haga la persona desde una
obediencia crítica donde se da al mismo tiempo el “tener un corazón de
discípulo” y “fidelidad a ser lo que uno mismo es”; esto exige ser fiel a
lo esencial e importante y flexible en lo que es secundario.
c. No hay aptitudes “innatas” (que ya vienen dadas por naturaleza), sino que
están por desarrollarse; este crecimiento se consigue por dos caminos:
• Por imitación cuando nos fijamos o copiamos de otros.
• Por ensayo y error cuando repetimos sistemáticamente una serie de ac-
tos con deseo de superarnos; esto supone un ejercicio constante y
consciente y exige una evaluación continua.
a. Hemos de mantener una actitud moderadamente exigente que vaya ayu-
dándonos a crecer en las aptitudes, pero evitando una excesiva angustia.
128
• Capacidad de alegría (sentido gozoso de la vida).
• Sentido de responsabilidad.
• Capacidad de compartir lo que se es y se tiene.
c. SERVICIO APOSTOLICO
• Capacidad de entusiasmo y de optimismo.
• Constancia
• Capacidad de entrega y de sacrificio a un proyecto.
• Ilusión y ganas de evangelizar.
• Destrezas para el trabajo en equipo.
• Indicios de celo apostólico.
d. COMPROMISOS EVANGELICOS
a. Castidad
• Equilibrio emocional y afectivo.
• Trato normal y correcto con personas del otro sexo.
• Capacidad de entablar relaciones interpersonales.
• Apertura y capacidad de compartir con otros los propios sentimientos.
• Capacidad de caminar hacia una entrega total y radical en una ac-
titud de alegría.
• Capacidad para la solidaridad y la soledad.
b. Pobreza
• Reconocer las limitaciones personales y la necesidad de ayuda de
los demás.
• Capacidad de dar y de recibir.
• Capacidad de aceptación de situaciones difíciles y no agradables o
carencias y vivirlo con alegría.
• Disponibilidad y desprendimiento.
• Sentir la necesidad de Dios.
c. Obediencia
• Capacidad de cambio.
• Disponibilidad ante Dios y ante las necesidades de los hombres.
• Obediencia y docilidad crítica.
• Aprender a escuchar.
• Búsqueda de la voluntad de Dios en los acontecimientos.
129
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
130
3.13. Idoneidad Vocacional
CONTENIDOS
a. En general:
• Recta intención: motivaciones e intereses vocacionales auténticos y vá-
lidos.
• Plena libertad al optar por el modo de vida que conlleva una vocación.
• Índole, es decir, temperamento, carácter y personalidad apropiados.
• Cualidades necesarias para vivir el proyecto vocacional de vida y misión.
b. En concreto:
• Edad. La mínima para ingresar al noviciado es de 17 años cumplidos. Co-
mo edad máxima no hay nada establecido en el Derecho Universal. El cri-
terio de experiencia para admitir a candidatos de edad avanzada, varía
según los Institutos.
• Salud física, determinada no con criterios categóricos sino estimativos
que valoran si existe capacidad para vivir las exigencias vocacionales.
• Índole que incluye temperamento, carácter y personalidad. Debe ser la
apropiada para vivir las exigencias de la vocación en concreto:
- el amor desinteresado a los demás,
- la entrega incondicional y generosa al servicio del Reino,
- una rica sensibilidad y vida afectiva,
- la sociabilidad y la capacidad de establecer relaciones humanas,
- la flexibilidad y capacidad de adaptación,
- la renuncia radical a sí mismo por los valores del Reino,
- una visión positiva y optimista de la vida, sinceridad y transparencia,
- la responsabilidad y sensatez en la toma de decisiones,
- la constancia y estabilidad para llevar a cabo los compromisos.
131
• Equilibrio psicológico adecuado a la edad con comportamientos que re-
flejen capacidad para enjuiciar adecudamente la realidad, amar auténti-
camente, estar abierto a los demás, hacer opciones libres y estables, tra-
bajar y ser eficiente, y adaptarse al ambiente circundante.
• Capacidad intelectual, proporcionada y adecuada a las exigencias de la
vocación. Se requiere aquel grado de capacidad intelectual que:
- sea suficiente para que el llamado pueda entender y comprender el sen-
tido y la naturaleza de la vocación,
- le permita adquirir la preparación intelectual necesaria para realizar su
misión,
- incluya, además de la posibilidad de aprendizaje, la capacidad de re-
flexión y de juicio ponderado sobre los acontecimientos de su vida,
- y exista al menos como una aptitud básica que ha de ser desarrollada,
enriquecida y educada después.
• Idoneidad moral y religiosa, mostrando rectos criterios y buenos com-
portamientos humanos y cristianos, que son fundamento y garantía para
la fidelidad vocacional. Esta idoneidad no es algo ya conseguido desde
el principio pero debe exhibir ciertas capacidades básicas que permitan
superar carencias y alcanzar el grado adecuado de idoneidad.
c. Posibles contraindicaciones
Las contraindicaciones, como aspecto negativo, son las condiciones perso-
nales del candidato que permiten deducir la falta de idoneidad del candidato
para asumir el proyecto vocacional de vida. Serían de tres tipos:
1. Contraindicaciones en sentido estricto. Son aquellas condiciones del can-
didato que le excluyen de un modo absoluto para la vocación consagrada.
Son las llamadas enfermedades psíquicas, que constituyen los trastornos
graves de anormalidad. Entre ellas están la paranoia, la esquizofrenia, la ci-
clofrenia, la neurosis, la histeria, la hipocondría, psicopatías y otras.
2. Contraindicaciones en sentido amplio o señales negativas. Para los efec-
tos del discernimiento vocacional, también han de ser consideradas como
contraindicaciones aquellas condiciones no tan graves de la personalidad
que en su conjunto presentan un cuadro negativo para vivir la vocación.
Son rasgos y comportamientos de la personalidad que, considerados de una
manera aislada, no constituyen estrictamente y de modo absoluto un im-
pedimento; pero que, si se presentan en forma de constelación y conside-
rados en su conjunto, son una verdadera contraindicación vocacional. Entre
ellas, la inmadurez global y persistente de la personalidad, la inmadurez
afectiva, las reacciones propias de estados evolutivos inferiores (la edad in-
fantil o adolescencial).
3. Impedimentos canónicos establecidos por el Derecho de la Iglesia.
132
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
133
4. Las contraindicaciones y, sobre todo, los rasgos negativos de la personali-
dad, no aparecen externamente y con nitidez en los primeros estadios del
desarrollo personal. A veces se encuentran en la personalidad en forma de
disposiciones internas que no se manifiestan al principio de una manera cla-
ra; sólo a través de algunos síntomas e indicios de menor importancia. En
el discernimiento hay que tenerlos en cuenta y valorarlos adecuadamente.
5. Una simple señal negativa no es excluyente para la vida religiosa. No obs-
tante, para obtener un adecuado juicio sobre las posibilidades del candida-
to hay que tener en cuenta:
• la centralidad de la señal negativa en el conjunto de la personalidad;
• la etapa evolutiva de la persona;
• y los recursos humanos y sobrenaturales de que dispone para superarlo.
6. La complejidad de la dimensión psíquica exige que, para el discernimiento,
se acuda y se pida el parecer de los expertos en el campo psicológico. Tam-
bién en esta área de la personalidad se ha de acudir a especialistas para
detectar posibles contraindicaciones. Los informes psicológicos que se exi-
gen han de ser lo más completos y exhaustivos posibles, salvando siempre
el derecho de la persona a su propia intimidad y buena fama.
7. Buscar de ampliar la información a través de circunstancias que faciliten la
autenticidad de las manifestaciones espontáneas del candidato. Como cam-
pos de observación nos pueden servir, entre otros, el contacto con la fa-
milia, el juego, las informaciones de terceros (compañeros, profesores, ve-
cinos...), la vida ordinaria, el trabajo... etc.
8. Localizar aquellos puntos concretos que precisan un trabajo de maduración
y seguimiento.
134
TEMAS DE AUTOANÁLISIS
Valoración de la propia salud (enfermedades tenidas hasta ahora, situación actual).
1. Alimentación, descanso, higiene.
Uso de los bienes propios y ajenos. Uso del dinero. Análisis del consumismo.
7. Capacidad de trabajo.
135
3.14. Motivaciones Vocacionales
CONTENIDOS
136
DISCERNIMIENTO DE LAS MOTIVACIONES VOCACIONALES
Para un mejor discernimiento, desde el punto de vista pedagógico, con-
viene tener en cuenta las siguientes orientaciones:
1. Hay que comenzar a detectar y clarificar las motivaciones desde la pri-
mera selección vocacional y se ha de continuar en las siguientes etapas.
Las conscientes se suelen expresar explícitamente en las conversaciones,
diálogos, entrevistas, cuestionarios. Las inconscientes son más difíciles de
descubrir, pues no las conoce ni el mismo sujeto y, sin embargo, actúan por
su cuenta y con eficiencia.
2. Las motivaciones conscientes e inconscientes pueden coexistir simultá-
neamente en la persona. Un candidato puede expresar una motivación cons-
ciente de acuerdo con los valores de la propia vocación y, sin embargo, pue-
de estar movido de hecho por motivaciones inconscientes cuyos valores no
tienen nada que ver con los valores del proyecto de vida vocacional. Esta
situación requiere una clarificación.
3. Parece oportuno indicar algunos síntomas frecuentes que pueden llevarnos
a sospechar la posible existencia de motivaciones inconscientes que no ade-
cuan con los valores vocacionales que se persiguen. Podemos hablar así de
engaños vocacionales en cuanto que ocultan o confunden la autenticidad
de la motivación. Con frecuencia vienen encubiertos con determinados me-
canismos de defensa que entorpecen el acceso y se detectan por vía indi-
recta.
Aunque no se trata de dudar sistemáticamente de la vocación, sino de “dis-
cernir” para corregir la motivación adecuada y fortalecer la libertad y la rec-
titud de intención del candidato. Su respuesta vocacional deberá moverse
por el bien real antes que por el bien aparente. Señalamos entre los enga-
ños vocacionales éstos:
• La incapacidad persistente del candidato para superar conflictos (dudas,
dificultades, perplejidades, tensiones...) que le llevan con frecuencia a
perder la paz interior y el equilibrio psicológico.
• Insatisfacción y falta de ilusión y de alegría prolongadas en la vivencia
de los compromisos vocacionales que se deben ir asumiendo progresiva-
mente.
• Incapacidad de superar las frustraciones inherentes a las renuncias pro-
pias del compromiso vocacional; mostrar una amargura permanente ante
las dificultades de la vocación.
• Deseo de probarlo todo sin renunciar a nada, una vez determinado por
un camino vocacional.
• No tener criterios de conducta coherentes con los valores propios que se
profesan, a pesar de haberlos escuchado con frecuencia.
137
• No entregarse de hecho y en concreto a los demás. O entregarse de una
manera desmesurada hasta perder la propia libertad personal (excesiva su-
misión).
• No poner al servicio de los valores vocacionales las mejores energías y
cualidades personales.
• Incapacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes por las que
va pasando el individuo.
• Falta de una fundamental confianza hacia los demás. Manifestar formas
competitivas o agresivas en la relación hacia ellos. Silencios sobre asun-
tos que son importantes y que se ocultan por motivos que se descono-
cen.
• Pereza e incapacidad eficaz y pronta de pasar del conocimiento teórico
de determinados valores a comportamientos y actitudes de vida.
• Claridad y espontaneidad al hablar de las motivaciones espúreas y defi-
citarias que se dan en toda vocación, sin miedo porque se posee en gra-
do suficiente un peso motivacional adecuado.
• Un cierto “sexto sentido” del acompañante que llega a detectar en el can-
didato –a veces sin poder ser muy explícito– que “algo no funciona bien”.
• Y otros indicios más que denotan la falta de lógica en los comporta-
mientos concretos del individuo.
4. Aunque al comienzo del discernimiento vocacional las motivaciones no es-
tén muy clarificadas y su autenticidad y validez no aparezcan con transpa-
rencia, sin embargo, pueden ser clarificadas, reorientadas y educadas. Se
impone para ello su revisión y clarificación para depurarlas con honestidad
y transparencia. Es una tarea difícil, por la tendencia a racionalizar y jus-
tificar las propias actitudes y comportamientos, y a proyectar en los demás
los problemas y las deficiencias personales. El discernimiento a la luz de la
fe, la lectura vocacional de la Palabra de Dios, la revisión de vida personal
y comunitaria, el autoconocimiento de las propias actitudes y comporta-
mientos, la corrección fraterna, el consejo pastoral y el acompañamiento
personal, son, entre otros, los medios más eficientes, que ayudan a descu-
brir y purificar los “porqués” de la propia conducta.
138
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
139
4. Ofrecer en el acompañamiento un proceso de purificación y consolidación
motivacional permanente en la línea de los intereses del reino. Para ello
ayudará la praxis permanente y acompañada de la lectio divina del candi-
dato. Además, es conveniente observar estos criterios:
• La profundización: Señalar un camino de autoconocimiento de las moti-
vaciones inconscientes.
• La interpretación: Proponer una hipótesis explicativa de las causas in-
conscientes de las conductas observadas.
• La confrontación: Clarificar, ventilar y vencer las resistencias que mantie-
nen al candidato en sus reacciones.
• La proposición: ofreciendo alternativas que sean entendidas, acogidas y
puestas en práctica por el candidato.
140
3.15. Dificultades Vocacionales
CONTENIDOS
141
• Empeñar todo por el Reino, pero quedándose con lo más importante. Se tra-
ta de comprometer todos los aspectos de la propia vida (la carrera, el uso
del dinero, las vacaciones, las pertenencias... etc.).
• Instalarse en la admiración espiritual, como una especie de “obesidad espi-
ritual” (acumulación sin asimilación) de experiencias religiosas, que nunca
llegan a cristalizar en respuestas comprometidas.
• Las prisas de los acompañantes vocacionales, que a veces pueden llevar a
confundir la ILUSIÓN VOCACIONAL con la APTITUD y ACTITUD vocaciona-
les.
• La falta de una adecuada iniciación en la oración, como algo secundario,
postizo, formulario, supérfluo en definitiva. Es una tarea propia del acom-
pañante vocacional iniciar e instruir en la oración personal y sacramental.
142
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
143
4. Para poder acceder a un trabajo de este tipo, obviamente se tiene que dar,
aunque sea en grado mínimo algunos requisitos en el candidato, que posi-
biliten la pedagogía del acompañante:
• Aceptar la disciplina del acompañamiento con lo que comporta de aper-
tura, continuidad, docilidad...
• Voluntad de conocerse a sí mismo, aunque de entrada no sea muy in-
tensa.
• Abrirse al propio mundo interior, de manera progresiva y no selectiva.
• Humildad frente a sí mismo (frente a lo positivo, a lo negativo, a las
grandes cosas, a los sufrimientos del pasado, ...).
• Determinación de progresar ya que “todo organismo está animado por una
tendencia intrínseca a desarrollar todas sus potencialidades y a desarro-
llarlas en modo de favorecer su conservación y enriquecimiento” (C. Ro-
gers).
144
3.16. La Crisis Vocacional
145
muy real, que se implica en la vida y la complica; por eso, se desearía
que no existiera. Dios resulta demasiado real; su rivalidad parece insu-
perable; se puede llegar hasta al desafío.
146
3. Tratamiento de las crisis vocacionales
a. LA VOCACIÓN ES ALGO MUY ÍNTIMO Y PERSONAL. La vocación debe ce-
sar de ser un hecho en la vida para convertirse en la misma vida. La vo-
cación llegó de fuera; pero, en realidad, es lo más profundo de nosotros
mismos. Sólo cuando es sentida como parte de la propia persona, la vo-
cación ha llegado a su plenitud. Es importante tener presente esta di-
mensión personal de la crisis. No es algo sin importancia, en ellas el su-
jeto pone en juego muchos resortes íntimos y personales y de alguna
manera condiciona su futuro.
b. DEJARSE ACOMPAÑAR. No es bueno transitar por este camino en sole-
dad. Es importante dejarse acompañar por alguien que tenga experien-
cia y sabiduría. Esa persona será una ayuda inapreciable durante la cri-
sis. Deberá estar muy atenta a todo lo que sucede, abrir horizontes, ayu-
dar a universalizar la vocación, interpretar sabiamente en el Espíritu lo
que acontece. Esta persona deberá ayudar a elegir la más alta de las po-
sibilidades.
c. EXPRESAR LA VOCACIÓN. Es muy importante, llegar a expresarse respec-
to a la vocación lo más completa y fielmente posible; tanto oralmente
como por escrito. Quien se expresa respecto de su vocación, toma con-
ciencia de la llamada y de sus exigencias. Tiene mucha importancia lo
que se dice verbalmente, lo que se escribe. Al describir la vocación se
descubren nuevos horizontes. La educación de la vocación requiere que
esa llamada que se presente como propia, vaya siendo ensayada en
obras. La vocación necesita expresarse no solamente en palabras, sino
en acciones. Antes de la elección, la obra no es sino un ensayo y pue-
de parecer un juego. Es un esbozo, una expresión necesaria.
147
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
148
3.17. Equipamiento personal
C A PA C I D A D E S PA R A L A V I D A C O N S A G R A D A
1. Voto de castidad
• Capacidad de dejarse seducir por el amor de Dios en orden a ofrecerse
enteramente a Él y a su Reino.
• Capacidad de donación de sí mismo para darse a Dios, a la Iglesia, a los
hermanos en la Congregación y a los demás.
• Aceptación positiva del propio sexo.
• Relación normal con el otro sexo sin miedos, huidas y bloqueos.
• Control positivo de la propia sexualidad e integración de la misma en la
personalidad global.
• Capacidad de superar las carencias afectivas y de expresar el propio afec-
to de un modo equilibrado.
• Capacidad de vivir con gozo y serenidad una cierta soledad.
2. Voto de pobreza
• Vivir con una gran libertad y desprendimiento de las cosas materiales.
• Austeridad y uso correcto de las mismas (dinero, bienes...).
• Generosidad en dar a los deás lo que se tiene y usa sin segundas inten-
ciones.
• Llevar una vida asidua y constante de dedicación y trabajo.
• Solidaridad con los demás y capacidad de compartir todo lo que se es y
se tiene.
• Tener una marcada sensibilidad social con una preferencial opción por los
pobres.
3. Voto de obediencia
• Firme convicción de estar siempre y en todo lugar disponible para cum-
plir la voluntad de Dios.
• Capacidad de comprender y asumir la voluntad de Dios a través de las
mediaciones humanas (Iglesia, Instituto, superiores, comunidad, her-
manos).
149
• Mantener un justo equilibrio entre la propia autonomía personal y la de-
pendencia de la autoridad.
• Capacidad de asumir y cumplir de modo responsable los compromisos de
la vida.
• Disponibilidad activa y eficiente para ir a cualquier parte del mundo a
realizar la misión encomendada.
4. Vida de comunidad
• Superación del egoísmo individual para vivir cada vez más abierto a los
demás como persona.
• Vivir la propia afectividad de manera integradora: superando los momen-
tos de soledad, sabiendo expresar los propios afectos y emociones, sin
carencias ni dependencias afectivas y teniendo una visión optimista de
la vida con un cierto sentido del humor.
• Capacidad de vivir e integrarse con otros en cualquier comunidad.
• Capacidad de comunicarse con los demás de una manera positiva, sin pre-
juicios ni estereotipos.
• Aceptación incondicional del otro de manera empática.
• Actitud habitual de acogida, bondad, comprensión, y de servicio libre y
desinteresado.
• Saber renunciar a los gustos personales para asumir las necesidades de
la comunidad y del Instituto.
• Aptitud para integrarse y trabajar con otros en equipo.
150
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
Esta ficha puede servir tanto para acompañantes como para los mismos
acompañados. En ella aparecen algunos indicadores concretos que pueden ayu-
dar a tener una idea de las aptitudes vocacionales que a una persona la ha-
cen idónea. No son requisitos previos, sino a conseguir.
151
3.18. Persona Madura
RASGOS PSICOLÓGICOS
1. El mundo de valores
La persona, mediante el mundo de valores, debe situarse en el mundo de
una manera adeucada; es decir, de una manera propia, justa y objetiva. Ella
debe responder a los siguientes interrogantes.
• ¿Quién soy yo? Hace referencia al concepto que la persona tiene de sí
misma. Ha de estar basado en la conciencia del valor personal objetivo
y no en factores externos: rol, aprecio de los demás. Y ha de ser un con-
cepto positivo basado en la capacidad real de sí mismo y no excesiva-
mente crítico. Lleva a la aceptación de sí mismo.
• ¿Adónde debo llegar? Se refiere a los valores y metas que desea alcan-
zar. Implica tener un conjunto de valores unificados que constituye la
propia filosofía de la vida que ilumina a la persona en sus comporta-
mientos.
• ¿Cuáles son mis posibilidades? Afecta a la confianza que la persona tie-
ne en sí misma, en sus posibilidades y en su propia libertad para pro-
yectar su futuro adecuadamente.
152
• Aceptación pacífica de la propia condición sexual e interés normal por
las personas del otro sexo.
3. Madurez social
La persona, esencialmente social en su estructura psíquica, se realiza ple-
namente con las siguientes actitudes:
• Conocimiento y respeto de los derechos, necesidades y responsabilidades
de los otros.
• Comprensión y tolerancia de los valores y culturas diversas.
• Capacidad de mantener con autonomía las propias posiciones, respetan-
do siempre la opinión de los demás.
• Esfuerzo de ser verdadero, auténtico, genuino, trasparente.
• Capacidad de comunicación y cooperación con otras personas, escuchán-
dolas y buscando comprenderlas.
153
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
Esta ficha, dirigida a los Agentes de Pastoral Vocacional, les ofrece una se-
rie de indicadores que muestran el ideal de salud física y mental. Constituye
una referencia teórica a aplicar. No se debe aplicar siempre tal cual, sino que
ofrece unos puntos de observación que son válidos al aplicarlos desde una pers-
pectiva global.
154
3.19. Señales Psicológicas Negativas
155
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
156
3.20. Enfermedades Psíquicas
C UA D R O D E E N F E R M E DA D E S P S Í Q U I C A S
1. NEUROSIS
Es la incapacidad de la persona para resolver los conflictos internos. Se ex-
presa en síntomas externos muy variados. A veces son de tipo orgánico (sen-
soriales, motóricos, viscerales); y otras de tipo psíquico (ansiedad, angustia,
olvidos, miedos, compulsiones). Hay varias formas.
1.1. Neurosis de ansiedad
Está presente en todas las demás neurosis. Es una tensión interior profun-
da de miedo irracional, intranquilidad, ansiedad, angustia, de sentirse amena-
zado, aprensión, incertidumbre que no puede ser dominada por la persona.
1.2. Neurosis histérica
Los conflictos internos se presentan de una manera muy típica y estructu-
rada. La persona llama la atención de los demás de una manera descontrola-
da. El conflicto interior, a veces, se transforma, se convierte, en símbolos ex-
ternos de tipo somático (caídas, crisis psicomotóricas, síncopes, ataques cata-
lépticos, parálisis, dolores al corazón, abdomen, etc.). Otras veces se da des-
unión, disociación y ruptura en la personalidad: recuerdos confabulados, am-
nesias típicas, sonambulismo, fugas, olvidos de sí, actuación en clave de do-
ble personalidad, trances y éxtasis.
1.3. Neurosis fóbica
En esta anormalidad la ansiedad es desplazada a estímulos típicos fóbicos.
Estos estímulos pueden ser personas, animales (ratones), cosas, situaciones,
actos... que producen a la persona miedos y tensiones intensas y despropor-
cionadas. La persona percibe que la reacción no es adecuada, pero no puede
dominarse. Suele aislarse reduciendo el trato social. Como formas están la
claustrofobia, agorafobia...
1.4. Neurosis obsesivo-compulsiva
Llamadas también neurosis obsesivas, es típica de la personalidad anan-
cástica. Se caracteriza por la presencia persistente de ideas, sentimientos, im-
pulsos que se imponen al sujeto y le causan ansiedad y desagrado. Si llevan
a la acción, se llaman entonces compulsivas.
Las obsesiones son ideas, recuerdos, pensamientos,... persistentes de tipo
sanitario (hipocondría), filosófico (¿existo?, (¿no existo?), religioso (escrúpu-
los), fóbico (montar en avión) o impulsivo (temor de matar a alguien). Las
compulsivas producen comportamientos repetitivos que impulsan a la persona
157
a hacer cosas que no le agradan (ritos religiosos compulsivos, limpieza e hi-
giene, tocar el suelo).
2. PSICOSIS
Es una enfermedad mental con grandes trastornos de la personalidad (erro-
res de percepción, ideas delirantes, celos, manías persecutorias). La persona no
distingue el Yo del mundo exterior. Estas personas son muy peligrosas para sí
mismas y para los demás. Pueden tener una base orgánica (tumor cerebral) o
un fundamento psicológico. En este caso, pueden incidir en la dimensión men-
tal (esquizofrenia, paranoia) o afectiva.
2.1. Esquizofrenia
Es una de las más graves. Se presenta en pequeños brotes que posterior-
mente se van desarrollando paulatinamente.
La persona esquizofrénica es, sobre todo, autista (evasión del mundo ex-
terior y refugio en el interior). Es un rasgo típico. Hay una discordancia inte-
rior que produce trastornos de pensamiento (ideas inconexas), afectividad (tris-
teza y agresividad desproporcionadas), volición (obstinación, negativismo) y
percepción (alucinaciones y audiciones de todo tipo). Además suele realizar una
actividad desbordada, originada por ideas delirantes de sabor paranoico (per-
secución, misticismo, mesianismo, megalomanía...)
2.2. Paranoia
Está basada en un sistema delirante, duradero e inquebrantable, que im-
plica ideas, pensamientos, voluntad y acción. Son personas desconfiadas (sos-
pecha y suspicacia), de gran rigidez (autoritatismo, inflexibilidad), con un Yo
hipertrofiado (orgullo, soberbia, obstinación, fanatismo), con una constante
falsedad de juicio (premisas mentales equivocadas) y abundantes delirios (ce-
los, invenciones).
2.3. Psicosis de la afectividad
Son trastornos graves de la afectividad que producen alteraciones despro-
porcionadas de humor en las variables depresión-euforia. Puede provenir por
herencia, constitución cambios estacionales, etc, y la suele originar una expe-
riencia negativa.
La depresión se caracteriza por la falta de vitalidad, interés o energía de
la persona. Tiene poco contacto social y poco rendimiento. Es pesimista, con
tendencia al suicidio y homicidio de seres queridos.
La euforia (o manía) es todo lo contrario. La persona tiene una vitalidad
exaltada, alegría desproporcionada y contagiosa, abundante locuacidad y faci-
lidad en comunicar la propia interioridad. Tiene una sobreestima de sí mismo
y de las propias posibilidades y es superoptimista. Comete grandes errores en
las empresas, negocios, etc.
158
3. TRASTORNOS DEL CARÁCTER
3.1. Psicopatías
Se llaman también sociopatías por su fuerte componente social en el com-
portamiento. La persona es un ser sin moral ni valores. Es un ser asocial y
amoral. Suele ser impulsiva, intuitiva, descontrolada y caprichosa. Posee un
narcisismo exarcebado, descarado y frío. No ama, no tiene sentimientos ni re-
mordimientos. Nada le angustia ni le produce ansiedad.
3.2. Perversiones sexuales
Se las llama también desviaciones sexuales. Y en otros ambientes pluralis-
mo sexual sin connotaciones negativas. Son: la homosexualidad, fetichismo,
pedofilia, sadismo, masoquismo, exhibicionismo, voyeurismo y trasvestismo.
Se han de tener en cuenta también los llamados estados hipersexuales por
los que la persona vive la propia sexualidad con una tensión desproporcionada.
3.3. Toxicomanías
Se refieren normalmente al uso de las drogas. Pueden crear en la persona ac-
titudes y comportamientos de adicción, habituación y dependencia. Todas ellas
causan grandes trastornos en la personalidad del sujeto.
159
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
160
3 Etapa III: Decisión,
Opción Vocacional
3.21. Ejercicios sobre Disponibilidad
3.22. Métodos de Elección Vocacional
3.23.a. La Decisión Vocacional
3.23.b. La Decisión Vocacional
3.24. Signos de Elección Acertada
3.25. Análisis de un Caso Vocacional
3.26. Informe de Presentación del Candidato
3.21. Ejercicios sobre Disponibilidad
Si dialogo con la realidad histórica, personal y social, interna y externa, recogiendo da-
5. tos iluminadores.
Si puedo frustrar a los otros sin sentirme culpable como puedo frustrarme a mí mismo
7. sin sentirme desdichado.
Si, al no experimentar algún tipo de dolor o conflicto, en alguna ocasión intuyo que es-
9. toy evitando el riesgo y el peligro de la libertad.
Si soy consciente de que, al pasar por alto mi cuerpo en la elección, no he hecho una
11. elección verdaderamente espiritual.
163
25 indicadores de que estoy “escogiendo mi vida”
Si soy consciente de que al escoger mi vida sólo estoy eligiendo una vida dentro de una
14. comunidad, de un pueblo, eligiendo con seriedad y sin dramatismos.
Si sé que sólo me puedo equivocar al escoger, si no soy capaz de: primero, escoger lo
16. que amo de verdad; segundo, amar de verdad lo que escojo.
Si soy creyente y elijo orientado por las proféticas bienaventuranzas del Jesús de la his-
17. toria. De no experimentarme así, no encontraré en ella al Cristo de la fe.
Si, sin retener posesivamente mi vida, puedo entregarla con libertad a una causa, tarea
19. o persona.
Si elijo sin paz, si lo hago con miedo, probablemente sólo estaré eligiendo huir de la
22. vida, liberarme del miedo.
Si acepto que mi elección venga también orientada hacia lo pobre, lo quenadie quiere,
24. lo que no cuenta en el mundo...
Si soy capaz de soñar, de ilusionarme, de motivarme, de dejar que surjan energías dor-
25. midas que apoyen y orienten esa decisión.
CONCLUSIONES PERSONALES...
164
Ejercicios para elegir
MEMORIA DE MIS DECISIONES PASADAS: Después de una breve relajación deja que te ven-
1. gan dos o tres encrucijadas de tu vida. Momentos importantes en los que tuviste que ele-
gir. Momentos que suponían cambios en tu vida.
– Recuerda la primera, la visualizas, y cómo te sentías antes de elegir y después de ha-
ber elegido... date cuenta de qué influencias hubo, pero elige aquellas en las que tie-
nes la sensación de haber dicho tu palabra.
– Cuando hayas visualizado la encrucijada pasa a otra. ¿Cómo te sentiste? ¿Libre? ¿Pre-
sionado? ¿En paz? Hazte consciente del sabor de boca que te dejan esas experiencias de
elección en tu vida. Quédate con alguno de los sentimientos dominantes formulándolos
en una o dos palabras.
LA LÍNEA DE TU VIDA. Dibuja en una hoja la línea de tu vida y las decisiones más im-
2. portantes tomadas en ella. En esa línea desde que naciste hasta el momento presente, ex-
presa, en el dibujo, los altos y los bajos, los líos y confusiones, los problemas y turbu-
lencias... Sitúa flechas en los momentos existenciales en los que tomaste algunas deci-
siones, con la perspectiva del tiempo y la reflexión, con signos positivos o negativos y es-
cucha lo que te puede enseñar tu propia experiencia.
APRENDER DE UNA ELECCIÓN ERRÓNEA. Recuerda una situación, una elección que tú con-
3. sideras errónea, una decisión en la que hoy tú puedes decir: me equivoqué al elegir aque-
llo:
– Métete en la persona que eras antes de elegir aquello: qué luz tenía, qué conocimiento
consciente, qué datos, presiones, necesidades personales empujaban tu vida en esta de-
cisión.
– Observa y recuerda cómo veías las alternativas y date cuenta de que al elegir buscabas
un bien para ti, a tientas, un bien corporal, al que era significativo y valioso para ti...
– Dite a ti mismo: me comprendo con la luz que yo tenía al buscar lo que entonces veía
como bien. Mira con comprensión la persona que eras entonces. No te reproches ni te
agredas.
– Pregúntate qué aprendiste en esa decisión, qué apendiste entonces que ahora sabes y
entonces no sabías. Resume el mensaje de esa elección “errónea”, agradeciéndole lo que
aprendiste de ella.
– Acéptate con realismo como más grande que tus decisiones, aunque tu vida pase por
ellas. El que hayas sufrido o hayas hecho sufrir no significa que eres malo, sino que no
habías aprendido lo que ahora sabes, después de esa decisión equivocada. No te juz-
gues con la luz que ahora tienes.
– Reconcíliate contigo, con la persona que eras y con lo que entonces buscabas... Respi-
ra diciéndote: “estoy vivo, convivo con el peso de esa elección, pero mi vida sigue cre-
ciendo”.
– Visualiza la persona que eras entonces regalando al hombre o a la mujer que eres aho-
ra una lámpara de aceite para iluminar en adelante tus decisiones. Dile a la persona que
eras: “Estoy vivo, soy más grande que mis decisiones y tengo esta lámpara de la sabidu-
ría y la experienci, que me has regalado para seguir creciendo y aprendiendo a amar”.
165
3.22. Métodos de Elección Vocacional
CONTENIDOS
166
1. Segunda situación: Dudas por alternancia de experiencia
religiosa de llamada
a. Descripción
• Hay un sentimiento intermitente de gusto por responder a la llamada
del Señor.
• No se da la suficiente claridad para detectar si viene del Señor la lla-
mada, o son impresiones,... o impulsos ciegos; a veces se tiene la sen-
sación contraria... Es decir, se da una alternancia de experiencia.
b. Orientaciones pedagógicas
• Lo primero, procurar una buena experiencia religiosa de oración. So-
bre la experiencia de oración va a basarse todo el proceso de discer-
nimiento.
• Observar los “estados” derivados de la oración bien hecha desde tex-
tos vocacionales. Interpretar esos estados. Ahí se juega todo el éxito
del discernimiento. Aquí requiere que el acompañante sea experto en
este tipo de discernimiento de “mociones”.
• Se dan otros criterios complementarios en la hermenéutica de la ex-
periencia, por ejemplo:
- La mesura o moderación...
- La coherencia.
- El equilibrio.
1. Tercera situación: reflexión racional
a. Descripción
• Es una situación serena, pero no amorfa. El sujeto no está embarga-
do por alternancia de sentimientos.
• La acción de Dios permanece como imperceptible. La libertad humana
se mueve sin experimentar que es movida.
• En la elección se da sobre todo un proceso racional de ponderación
de pros y contras.
b. Orientaciones pedagógicas
• Lo primero, asegurar que la persona se encuentra en estado de LI-
BERTAD que propicie una decisión sin condicionamientos externos. En
esa actitud, hay que fomentar el sentimiento de entrega en el Señor
y un deseo de purificar las motivaciones.
• Proceder a la ponderación racional de pros y contras en favor de la
decisión vocacional, en pasos:
167
- Analizar los beneficios o perjuicios para el candidato en concreto de
cada decisión (Decidirse por la vocación o no). Este análisis se ha-
rá por escrito y en varias sesiones.
- Ver por dónde se inclina el mayor peso de las razones. La pondera-
ción puede hacer en contraste con el acompañante vocacional. Te-
ner en cuenta la calidad evangélica de la decisión.
168
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
169
3.23. La Decisión Vocacional
“A”
1. INTRODUCCIÓN
La decisión es esencial en la vida y en la vocación, porque vivir vocacional-
mente no es otra cosa que ir dando una serie ininterrumpida de respuestas a las
circunstancias que se nos van presentando. La trama de la vida se construye a
medida que vamos tomando o dejando de tomar las decisiones que se nos plan-
tean cada día. Hay decisiones que afectan, de modo muy importante a nuestro
futuro individual; otras, al futuro de los demás. Saber decidir, poder decidir, es
importante para forjarse una vida con sentido, con interés y con cometidos. La
decisión es la más noble, la más elevada y la evolucionada de todas las formas
de respuesta que posee el organismo humano y el organismo social.
Decidir no es algo así como resolver un problema matemático. Es algo mu-
cho más complejo. La decisión siempre es provocada por una situación; se lle-
ga a ella a través de un proceso de elección; el proceso es culminado por un
acto de voluntad que opta por una alternativa y asume sus consecuencias.
170
c. Las decisiones que implican un cierto cambio en el horizonte
Son aquellas que traen consecuencias para el propio futuro, al menos a corto
o medio plazo. Por ejemplo: Elegir entre dos opciones excluyentes entre sí co-
mo el servicio militar o la objeción de conciencia; aceptar, si se es misione-
ro, un ministerio que el Provincial, sin exigirlo estrictamente, propone; un jo-
ven se encuentra con un grupo de coetáneos que siempre andan juntos, se di-
vierten, van a la discoteca...; inicialmente parece que no le piden nada malo
y no obstante comprende, una vez que entra en el círculo, que no podrá sa-
lir de él y por lo tanto debe decidir con un acto decidido, cargado de conse-
cuencias para su vida. Se trata de decisiones que requieren además, esfuerzo,
una reflexión más atenta, dado que no basta con seguir una costumbre.
d. Las decisiones que hipotecan el futuro de manera definitiva
Conciernen a la elección de matrimonio, de la vida consagrada, de la vida
sacerdotal, de un tipo de servicio que, concretamente, pondrá a la persona
en una situación nueva afectándola por mucho tiempo. O bien, se trata, por
el contrario de la decisión de divorciarse, de romper los vínculos con la vi-
da de consagración.
171
ma incierto del placer-fastidio, de la inclinación-repugnancia, del esfuerzo-
facilidad, para indicarme la dirección.
e. Requieren tenacidad
A medida que se pasa del primer caso al segundo, del segundo al tercero,
y del tercero al cuarto, es preciso estar dispuesto a luchar por la decisión
razonable.
172
tuar de manera autónoma; pero estamos llamados a llegar a ser libres. Exis-
ten diversas formas de alienación:
• Lo que otros esperan de nosotros. Para ser reconocidos, estimados y ama-
dos por ellos, decidimos sólo en función de sus expectativas.
• Alguna de las instancias de nuestra personalidad: Tiranía de nuestra sensi-
bilidad o del cuerpo; encerrados en nuestras ideas o principios; nuestra ima-
gen idealizada; existir a cualquier precio sin tener en cuenta a los otros...
• Los acontecimientos que nos llevan a adoptar una actitud de pasividad,
una especie de dimisión permanente.
f. La indecisión
Es la situación en la cual la libertad se siente impotente para hacer una
opción. No es que la decisión que haya que tomar sea compleja; en tal ca-
so sería normal no deidir demasiado rápido y conocer vacilaciones ante la
opción que hay que hacer. Es que la libertad vive como una especie de ato-
nía y no funciona.
173
comunión de los santos. Por ejemplo: Saber que la comunidad me espera
para la celebración de la misa a una determinada hora me insta a superar
la pereza y el esfuerzo para levantarme por la mañana, el deseo de dormir
un poco más. El hecho de tener que responder de mí y de tener responsa-
bilidades para con los demás es muy estimulante. No por casualidad la vi-
da eremítica es extremadamente difícil.
La comunión de los santos, el ejemplo de personas más fuertes, más fieles,
más generosas que nosotros, la conciencia de que otros esperan de nosotros
determinados servicios, nos conforta, nos alienta, nos ayuda; a veces, in-
cluso, nos premia o nos reprueba. Todo este mecanismo es rico en profun-
da vitalidad. Las buenas costumbres adquiridas son, en consecuencia im-
portantes, porque expresan nuestro modo de injertarnos en la comunidad.
e. Resistir
Otro remedio consiste en resistir cuando la confusión pretende apoderarse
de nosotros. Volveremos sobre este tipo de “curación” que es extremada-
mente váido para la inautenticidad de decisiones graves. Resistir teniendo
presente que, en momentos de confusión, no debemos cambiar por ningún
motivo cuanto hemos decidido en momentos de serenidad.
f. Habituarse a actuar con coraje
Por fin es preciso realizar algún acto de coraje al que nos sentimos impe-
lidos, para el que somos debidamente aconsejados, pero por el que senti-
mos aún miedo y malestar. Es la curación del salto. Aquí no se trata de
confusión, sino de indecisión: Se sabe lo que se ha de hacer, pero parece
que existen motivos para esperar. Entonces, oportunamente aconsejados,
nos lanzamos, damos el salto. Es un decidirse en su momento existencial y
tiene como consecuencia un gran estado de paz.
g. Cuidarse
Ello supone algunas cosas prácticas en concreto que ayudan enormemente
a funcionar adecuadamente. Señalamos algunas en concreto:
• Cuidar la atmósfera y el entorno personal. Buscar ambientes y relaciones
que refuercen las propias opciones de vida. Esas personas despiertan las
propias convicciones más profundas. Lo que importa no es la cantidad,
sino la calidad de los encuentros con esas personas y en ese ambiente.
• Aprender a vivir, decidir y actuar en referencia a las convicciones más pro-
fundas. Observar los efectos que eso produce en nosotros. Son una fuen-
te de bienaventuranza.
• Dejarse acompañar por un testigo experto. Compartir con esa persona los
propios procesos. No descargar en ellos la propia responsabilidad.
174
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
175
3.23. La Decisión Vocacional
“B”
176
a otros, ante las limitaciones y debilidades que tú mismo te descu-
bras...). El miedo es negativo porque puede bloquear y paralizar tu de-
cisión. Pero es ocasión para que trabajes en serio tu confianza en Dios.
• Contar con las circunstancias que afectan de hecho a tu decisión vo-
cacional: Tu preparación personal, edad, circunstancias familiares, el
paso concreto a dar (no es lo mismo que ingreses en un centro de
acogida, que en el Postulantado o Noviciado, o que sigas en tu lugar
de origen), los imprevistos, ... etc.
2. Sentir gusto permanente al decidirte: La elección vocacional es correcta
si te lleva a experimentar una sensación profunda de paz, de alegría y
de satisfacción, aún cuando hayas de asumir el dolor propio de las rup-
turas y obstáculos que te supongan. La alegría vocacional es del todo
necesaria por tres razones; en concreto porque
- Sinceridad y transparencia.
- Capacidad de comunicación y de convivencia.
- Madurez de la fe y de compromiso cristiano adecuado.
- Madurez sexual y afectiva adecuada a la edad.
- Generosidad y desprendimiento.
- Servicialidad y disponibilidad.
- Capacidad de elaborar en positivo las frustraciones.
177
• Que te mantengas en disponibilidad incondicional para lo que Dios
te pida. Ello implica que deberás estar dispuesto a superar las dificulta-
des, a hacer las renuncias necesarias y a decidirte por aquello que Él quie-
ra sobre tu propia vida, sea lo que sea.
• Que hagas tu deliberación en torno a dos opciones concretas sobre las
cuales elegir. No se decide en abstracto, sino sobre esta opción y esta
otra (por ejemplo, ser misionero o ser laico; ingresar en el postulantado
o esperar; ...). Esos dos términos de deliberación deberán elegirse desde
tu situación vocacional actual.
3. La decisión vocacional requiere tener objetivos claros, precisos, bien delimi-
tados. Ello es muy importante. Supone que sabes exactamente a qué te com-
prometes en concreto. La decisión no tiene por objeto un deseo, y menos
un deseo idealizado, sino una forma de vida concreta, caracterizada por la
convivencia con unas personas, un quehacer, unos compromisos, unos vín-
culos, una dinámica, unas exigencias de vida, una misión compartida, un
estilo... Por ello, no eliges bien si no tienes conocimiento suficiente de
aquello por lo que te decides, en concreto por esta vida misionera que de-
cides iniciar.
4. La decisión vocacional no implica que tu vocación esté ya del todo clara. Su-
brayo el “del todo”. Nadie te puede pedir claridad plena hasta el compro-
miso definitivo de la Profesión perpetua. Lo normal es que tengas dudas,
motivaciones mezcladas (obediencia a Dios y gustos personales; ...). Pero
al comenzar el camino es necesario que estés dispuesto a buscar la verdad
sobre tu vida y a acoger lo que Dios te pida sin ponerle condiciones.
5. La decisión vocacional no es una decisión solamente intelectual. No es el re-
sultado de una deducción lógica a la que se llega después de mucho pen-
sar. No olvides que con frecuencia el mucho pensar provoca el “efecto nor-
ia”: Dar vueltas sobre sí mismo sin dar el paso adelante de la resolución.
Para decidirse por la vocación debes saborearla y encontrarle “gusto”. Su
necesario caldo de cultivo es el de la amistad con Jesús el Señor que des-
pierta tu libertad. Y, ya sabes, el corazón tiene sus razones que la razón no
entiende.
6. La decisión vocacional te exige adquirir hábitos vocacionales de vida. A me-
dida que vayas tomando la decisión de ser misionero es preciso que inicies
un camino de muchas pequeñas decisiones que van a afectar a todos los
órdenes de tu vida: estudios, relación con la familia, amigos, tiempo libre,
... por supuesto, vida de fe. Tales decisiones menores deben estar orienta-
das en la línea de la vocación misionera. Nunca han de ser contrarias a ella.
Así se consigue algo del todo necesario en la vocación: los hábitos de vi-
da. Hábitos que se consiguen por repetición de actos. En ellos te decides,
luchas, vences o caes y... vuelves a empezar. Por la repetición de conduc-
tas, de forma deportiva y alegre, irás unificando tu conducta en torno a
comportamientos acordes con tu vocación.
178
7. La decisión vocación exige renuncias y rupturas. Para elegir es preciso saber
renunciar. Esto es del todo necesario. Ello implica que toda decisión seria
en la vida supone una muerte y una resurrección, un dolor y una alegría
consecuente. Y por este orden. Hay que decir “no” a determinadas cosas –y
esto, no lo dudes, duele– para decir “sí” a lo que Dios propone –y ello, lle-
nará tu corazón de gozo–.
Por ello, te conviene tener presente la bienaventuranza del Señor: “Bien-
aventurados los que (ahora) lloráis, porque (después) seréis consolados”. En
esta confianza que no engaña, no en la eliminación del lógico sufrimiento
vocacional, habrás de tomar tu decisión. A posteriori experimentarás que
efectivamente Él nunca se deja ganar en generosidad. Pero deberás fiarte.
Es el precio.
179
TRABAJO PERSONALIZADO
2. 2. 2. 2.
3. 3. 3. 3.
3. De cara a una decisión vocacional, ¿en qué situación estás? Señala las co-
sas que tienes en este momento claras y las que te quedan aún por clari-
ficar de cara a la misma.
4. Haz, durante un tiempo largo, una oración de confianza y de ofrecimiento
al Señor. Abandónate en Él. Pon nombre a tus dudas y miedos y colócalas
en sus manos. “Su diestra te sostiene”. Comentar después con tu acompa-
ñante lo que “haya ocurrido” en ese rato de oración.
180
3.24. Signos de Elección Acertada
181
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
Esta ficha puede ser utilizada tanto por el Agente de Pastoral Vocacional
como por el acompañado. En trazos sencillos –no siempre fáciles de identifi-
car ni de aplicar– se presentan estos signos que sugieren la existencia y au-
tenticidad de una vocación. Esta plantilla no puede suplir el buen criterio pas-
toral del acompañante en la determinación de la existencia de vocación en el
candidato. Pero ayuda a tener un horizonte por el que moverse. Estos princi-
pios están recogidos de la experiencia y de la reflexión.
182
3.25. Análisis de un Caso Vocacional
LA VOCACIÓN DE BORJA
183
cenizas del miedo y de la dejadez. El ambiente que encontró en sus compa-
ñeros de profundidad y respeto le hicieron perder el temor a volverse a plan-
tear cosas... Y, ¡se atrevió a hablar de ello con la catequista!
Preguntado por su vocación suele repetir que quiere seguir pensándoselo,
porque no tiene aún las cosas claras y necesita tiempo para seguir aclarándose.
Pero no termina de tomar decisiones más comprometidas. Está bloqueado. A me-
dida que piensa, le parecen salir más y más dificultades... Y, sin embargo, no se
puede quitar de la cabeza es sensación de sentirse atraído por “otra cosa”.
Por otra parte, vive una experiencia de Iglesia hecha de contrastes y de
paradojas: Por un lado, le revientan muchas cosas de ella: el tufo clericalón y
trasnochado; la hipocresía de muchos cristianos de boquilla; la poca eficacia
de sus estructuras, las escandalosas riquezas de la Iglesia,... Sin saber por qué
le duelen los defectos de la Iglesia, sobre todo cuando oye a otros que la cri-
tican. Por otro lado, le convence lo misionero, lo apostólico, lo que “rompe”,
lo auténtico... Se siente atraído por ciertos religiosos que le han seducido. Por
eso se pregunta si será eso para él, si será capaz él mismo de ser como ellos;
si vivir con ellos le hará feliz.
Hay otras facetas en la vida de Borja. Sus padres vinieron hace años de
otro pueblo a instalarse en la ciudad en la que viven. Son trabajadores, sen-
cillos y de pocos recursos económicos. No son gente de Iglesia. Tampoco con-
trarios a ella y mucho menos resentidos. Sospechan que las frecuentes activi-
dades de Borja en la parroquia, le impiden el ser un “chico normal”. No cono-
ce otros ambientes, ni sale mucho de marcha,... No dan muestrs de alegría y
de complacencia por la vida cristiana de Borja. Le insinuan a veces que cuan-
do se confirme debería dejar las reuniones. Y se oponen a que se marche el
próximo verano a una experiencia misionera a un país de América Latina. A
Borja esas reacciones –aunque no lo manifiesta directamente– parecen afec-
tarle. Le dejan una sensación de tristeza por sentirse incomprendido. Y, él mis-
mo, tampoco les quisiera hacer sufrir si alguna vez tiene que tomar una deci-
sión que les contrariase.
También la vida de Borja ha sido visitada por el “trastorno” del enamora-
miento. No le falta casi de nada. De un tiempo a esta parte, precisamente en
la época en la que se ha venido planteando todo el tema de la vocación, ¡zas!,
le vino el flechazo. Por primera vez en su vida, se sintió enamorado de Ana,
una chica de la Parroquia, muy comprometida y de una gran personalidad. Y,
además, la atracción parece ser mutua.
Ambos han hablado algo acerca del tema de la vocación. Sienten que de-
ben respetar lo que aparezca como voluntad de Dios, sin chantajes. Pero es
una posibilidad dolorosa que acarrea, además, confusión e indeterminación.
Todo ello hace sufrir enormemente a Borja. Pero, con todo, está resuelto a
ir adelante. Lo siente como reto personal para adquirir libertad y confianza que
podrá aclarar las cosas. Por otra parte, siente que le influye mucho pensar en
184
la presión que se le puede hacer desde la parroquia si inicia el proceso de dis-
cernimiento con uno de los religiosos que le despiertan más confianza. Siente
la mezcla interior de motivos y se siente presa de una pesadilla, de la que en
ocasiones quisiera despertar.
Como intuición personal ha comenzado a dedicar todos los días un rato de
oración, leyendo el evangelio. No falta a la Eucaristía de los domingos que le
resulta más profunda que divertida. Está leyendo un libro sobre la vocación que
cayó en sus manos. Y, en ocasiones, siente que Jesús es su amigo, que le in-
vita a seguirle en una vida semejante a la suya.
Le atrae la vida de comunidad. Le gusta el ambiente que observa desde fue-
ra de los religiosos que conoce. Le asustan algunas cosas, sobre todo el conse-
guir un buen engranaje con personas de carácter fuerte y directo. Le encanta la
pobreza. A veces se atreve a compartir y a ejercitar la austeridad en cosas pe-
queñas. Imagina que hay otras exigencias radicales, pero atractivas, para vivir
en serio el seguimiento del Señor.
El apostolado le gusta, pero le asusta. Se siente interpelado y comprometi-
do. Pero tiene muchos miedos. Su timidez innata, su dificultad para la relación,
la complejidad del mundo en el que vivimos,... Pero piensa que en el mundo de
la pobreza, para anunciar con testimonio el Evangelio, hará falta más corazón y
obras que cabeza. Desde ahí se anima... Pero también con dudas y con dificul-
tades internas que le llevan a seguir en su actitud dubitativa.
En este momento, su vocación se debate entre esas coordenadas dichas a
bote pronto. Está decidido a hacer algo... Pero ¿qué será lo mejor? ¿Quién y có-
mo le podrán ayudar? ¿Cuál es el primer paso que debe dar en este sentido?
185
E S T U D I O D E L A “ V O C A C I Ó N D E B O R J A”
186
3.26. Formulario
I N F O R M E D E P R E S E N TA C I Ó N D E C A N D I D AT O
2. Datos familiares
1. Nombre y edad del padre: ..........................................................................
¿Vivo o difunto?: .........................................................................................
Ocupación: ....................................................................................................
2. Nombre y edad de la madre: ......................................................................
¿Viva o difunta?: ..........................................................................................
Ocupación: ....................................................................................................
3. Hermanos o hermanas. Edad de cada uno de ellos: ................................
Ocupación: ....................................................................................................
187
4. Lugar que ocupa en el orden de los hermanos/as: .................................
5. Otras personas en la familia: .....................................................................
6. Estado de salud física familiar: ..................................................................
¿Enfermedades hereditarias?: ......................................................................
7. Nivel económico de la familia. Descripción: ............................................
¿Necesita su familia de su ayuda económica?: ........................................
8. Relaciones familiares. Describirlas: ............................................................
Relaciones con el padre y la madre: .........................................................
9. Tipo de educación familiar: ........................................................................
10. Vida cristiana de la familia. Describirla: ...................................................
11. Reacción familiar ante su posible vocación: ............................................
Describirla brevemente: ...............................................................................
12. Observaciones: ..............................................................................................
........................................................................................................................
........................................................................................................................
188
3.2.4. Otros estudios: ................................................................................
Certificados: ....................................................................................
3.2.5. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
3.3. Experiencia de trabajo
3.3.1. Ocupación actual: ...........................................................................
Descripción: ....................................................................................
Tiempo y lugar: ..............................................................................
3.3.2. Ocupaciones pasadas: ....................................................................
Descripción: ....................................................................................
Tiempos y lugares: .........................................................................
3.3.3. Aficiones especiales: ......................................................................
Cuáles: .............................................................................................
3.3.4. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
3.4. Relaciones sociales
3.4.1. Características personales de sociabilidad: ..................................
Descripción: ....................................................................................
3.4.2. Pertenencia a grupos de amigos/as: ............................................
Características: ................................................................................
3.4.3. Pertenencia a otros grupos: ..........................................................
Características: ................................................................................
3.4.4. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
3.5. Vida cristiana
3.5.1. Católico: ¿de siempre o convertido?: ...........................................
Si es convertido, describir la conversión: ...................................
..........................................................................................................
3.5.2. Vida de oración: .............................................................................
3.5.3. Lectura de la Palabra de Dios: .....................................................
189
3.5.4. Sacramento de la Penitencia: .......................................................
3.5.5. Sacramento de la Eucaristía: ........................................................
3.5.6. Acompañamiento personal: ...........................................................
3.5.7. Compromiso apostólico: .................................................................
Características: ................................................................................
3.5.8. Participación en la vida parroquial: .............................................
3.5.9. Sentimientos respecto a la Iglesia: .............................................
3.5.0. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
3.6. Itinerario vocacional
3.6.1. Nacimiento de la conciencia vocacional: ....................................
Descripción: ....................................................................................
3.6.2. Razones y motivaciones por las que desea consagrarse
en nuestro Instituto: .....................................................................
3.6.3. Estancia anterior en un seminario o en otro instituto.
Nombres de las instituciones: .......................................................
Tiempos y lugares: .........................................................................
Personas: .........................................................................................
3.6.4. Elección del Instituto.
Razones: ..........................................................................................
3.6.5. ¿Ha tenido algún tipo de acompañamiento vocacional?
Dónde y con quién: .......................................................................
3.6.6. ¿Crees que tiene algún impedimento para la vida consagrada?
En caso afirmativo:
¿Cuáles?: ..........................................................................................
3.6.7. ¿Tiene algunas obligaciones que le pueden obstaculizar su vo-
cación consagrada? En caso afirmativo:
¿Cuáles?: ..........................................................................................
¿Se pueden superar?: .....................................................................
3.6.8. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
190
3.7. Personas de referencia
3.7.1. Señalar tres personas, además de los familiares,
que lo conozcan bien. Si es posible, incluye algún
sacerdote, religioso/a: ...................................................................
3.7.2. Datos de las personas: nombre y apellidos, dirección
teléfono, ocupación y razones del conocimiento
mutuo: .............................................................................................
Primera: ...........................................................................................
..........................................................................................................
Segunda: ..........................................................................................
..........................................................................................................
Tercera: ............................................................................................
..........................................................................................................
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