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Unidad 4

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Unidad 4

Los bienes y su clasificación


“Desde el punto de vista jurídico, la ley entiende por bien todo
aquello que pueda ser objeto de apropiación.”
UNIDAD IV
LOS BIENES Y SU CLASIFICACIÓN
CONCEPTO JURÍDICO Y ECONÓMICO DE
LOS BIENES Y CRITERIOS DE
CLASIFICACIÓN
1.-Nociones generales.-Trataremos sucesivamente del concepto
jurídico
y económico de los bienes y de los distintos criterios propuestos para su
clasificación:
a). Bien en sentido jurídico y en sentido económico. Desde un punto de vista
jurídico, la ley entiende por bien todo aquello que puede ser objeto de
apropiación.
Este significado es distinto del económico pues en este sentido, bien es todo
aquello que pueda ser útil al hombre. Por tanto, aquellos bienes que no puedan
ser objeto de apropiación, aun cuando sean útiles al hombre, no lo serán desde
el
punto de vista jurídico.
En la naturaleza existen gran cantidad de bienes que no pueden ser objeto de
apropiación, tales como el aire, el mar, los astros, etc., etc. En derecho se dice
que son objeto de apropiación todos los bienes que no están excluidos del
comercio, y conforme al artículo 747 del Código Civil este criterio ha sido
adoptado
expresamente por nuestra legislación. Según el artículo 748 "las cosas pueden
estar fuera del comercio por su naturaleza o por disposición de la ley", y de
acuerdo con el artículo 749 "están fuera del comercio por su naturaleza las que
no
pueden ser poseídas por algún individuo exclusivamente, y por disposición de
la
ley las que ella declara irreductibles a propiedad particular".
b) Criterios de clasificación de los bienes. En el derecho se hacen distintas
clasificaciones de los bienes. En realidad le importan al derecho, desde el
punto
de vista de su clasificación, sólo para fijar ciertas reglas que, tomando en
consideración la naturaleza de los mismos, organiza a éstos con modalidades
jurídicas distintas.
Las clasificaciones que tanto en la doctrina como en la legislación se han
hecho
de los bienes, son de dos clases fundamentales:
A) Las relativas a las cosas o bienes corporales, y
B) Las relativas a los bienes en general, abarcando tanto las cosas o bienes
corporales, como los incorporales o derechos.
Los bienes corporales se clasifican desde tres puntos de vista:
I. Fungibles y no fungibles.
II. Consumibles por el primer uso y no consumibles; y
III. Bienes con dueño cierto y conocido y bienes sin dueño, abandonados o de
dueño ignorado.
La clasificación que abarca tanto a los bienes corporales como a los
incorporales,
comprende:
a). Bienes muebles e inmuebles;
b) Bienes corpóreos e incorpóreos;
c) Bienes de dominio público y de propiedad de los particulares.
2.-Bienes fungibles y no fungibles.- Esta clasificación interviene tanto a la
materia relativa a los bienes, como a la referente a las obligaciones y contratos.
Son bienes fungibles aquellos que tienen un mismo poder liberatorio, es decir,
que
sirven como instrumento de pago con un mismo valor y que, por lo tanto,
pueden
ser reemplazados en el cumplimiento de las obligaciones.
En la doctrina no es necesario que los bienes fungibles sean muebles;
generalmente se trata de muebles, pero es posible encontrar fungibles entre los
inmuebles, cuando por su naturaleza tienen un mismo poder liberatorio. Planiol
y
Ripert citan el ejemplo de una compañía fraccionadora que presenta lotes
exactamente iguales por su calidad y extensión y que, por lo tanto, tienen valor
equivalente.
3.-Cosas consumibles por el primer uso y cosas no consumibles.-
Cosas consumibles por el primer uso son aquellas que se agotan en la primera
ocasión en que son usadas. No permiten un uso reiterado o constante, sólo
pueden, por su naturaleza, cumplir un primer uso; por ejemplo: los comestibles.
Cosas no consumibles son aquellas que permiten un uso reiterado y constante.
Se ha confundido en la doctrina y en la legislación la consumibilidad con la
fungibilidad. Generalmente toda cosa fungible es consumible, pero
encontramos
cosas fungibles que no son consumibles, e inversamente cosas consumibles
que
no son fungibles. Esto depende que la consumibilidad se establece como
cualidad
inherente a la cosa misma, y la fungibilidad como relación de comparación. De
esta suerte, cuando sólo exista una cosa consumible sin que haya otra con
respecto a la cual se pueda comparar, se dirá que no es fungible; por ejemplo,
la
última barrica de vino de una cosecha.
La industria moderna en la actualidad produce gran cantidad de cosas
fungibles
que no son consumibles, por ejemplo, las piezas de las maquinarias
exactamente
iguales que se producen al por mayor, que son fungibles y tienen el mismo
poder
liberatorio.
4. Bienes de dueño cierto y conocido y bienes abandonados o cuyo
dueño se ignora, y bienes sin dueño.- La última clasificación de las cosas
distingue los bienes de dueño cierto y conocido de los bienes sin dueño,
abandonados o cuyo dueño se ignora. En nuestro código vigente se establecen
subdivisiones según que se trate de bienes muebles o inmuebles. Los muebles
abandonados o perdidos, se llaman mostrencos, los inmuebles cuyo dueño se
ignora, se denominan vacantes.
Tratándose de inmuebles que no tengan dueño conocido y cierto, como no es
posible la apropiación (Arts. 785 a 789), o la ocupación de los mismos, el
descubridor debe denunciar al Ministerio Público su existencia, quien ejercitará
la
acción correspondiente para que sean adjudicados al Fisco Federal cuando
estén
dentro del Distrito Federal. Al descubridor se le otorga una cuarta parte del
valor
en que se estime dicho inmueble. Se sanciona por el código la ocupación de
los
bienes vacantes sin denuncia al Ministerio Público.
"Sólo son susceptibles de apropiación libre las cosas nuilius, o sean las cosas
cuya propiedad no es de nadie".
Por regla general, las cosas nullius no tienen tampoco poseedor. Sin embargo,
igual que existen cosas con propietario y sin poseedor (las cosas perdidas),
también existen cosas sin propietario y con poseedor, por ejemplo si alguien
recoge una cosa nullius, creyéndola perdida y quiere poseerla sólo a título de
cosa
ajena 'hallada' ". "Una cosa mueble se convierte en nullius":
"Por abandono o de relicción, esto es, el desposeerse de la cosa el propietario
con
la intención de abandonar la propiedad".
DISTINTAS CLASIFICACIONES DE LOS BIENES EN
SENTIDO LATO.
1.-Bienes muebles e inmuebles.- Trataremos primero de los inmuebles.
a) Una primera clasificación dentro de esta categoría de los bienes en sentido
lato,
es la que los divide en muebles e inmuebles. Esta es de todas las divisiones, la
que tiene mayor importancia en el derecho y a la que por consiguiente,
dedicaremos mayor extensión.
b) Definición. La distinción en muebles e inmuebles debería partir de la
naturaleza
de las cosas, de tal suerte que serían muebles aquellos que pueden
trasladarse
de un lugar a otro, ya sea por sí mismos, corno los animales, semovientes, o
por
efecto de una fuerza exterior. En cambio, los inmuebles serían aquellos que no
pueden trasladarse de un lugar a otro; la fijeza es lo que les daría dicho
carácter.
Este es el concepto que se deriva de su constitución física o corporal, pero no
ha
sido el fundamental, ni lo fue en el antiguo derecho, ni se presenta en la
actualidad
como base exclusiva para la clasificación.
En el antiguo derecho, en realidad, no fue la fijeza o movilidad la que permitía
esta
clasificación. En el derecho moderno se comprueba que, además de la
distinción
que se deriva de la naturaleza inherente a los bienes, se admiten categorías de
cosas inmuebles por consideraciones ajenas y aun contrarias a la misma
naturaleza de ellas, bien sea por disposición de la ley o tomando en cuenta el
destino o afectación de las cosas.
En la actualidad, dado el gran desarrollo de la industria, por la importancia que
ha
adquirido la riqueza mueble, ha cambiado el criterio del antiguo derecho. El
adagio
de que las cosas muebles son viles, ha perdido toda su importancia. Sin
embargo,
veremos que aún se preocupa el legislador de proteger para los incapaces la
riqueza inmueble con ciertas formas que sólo existen en la protección de los
bienes muebles preciosos.
c) Importancia de la clasificación.-De todas las clasificaciones que se hacen en
el
derecho, ésta es la que tiene mayor importancia, porque se manifiesta en los
siguientes puntos de vista:
I.- El régimen de los inmuebles es un régimen jurídico especial que toma en
cuenta las ventajas de la inmovilización o fijeza para crear un registro, un
sistema
de publicidad, de requisitos y de garantías que no es factible tratándose de
muebles. Para los inmuebles se establece el Registro Público de la Propiedad,
que en la actualidad tiene aceptación para ciertos muebles, aquellos que se
identifican en forma indubitable por marca y número.
II.-La naturaleza inmueble establece reglas para fijar la competencia de
acuerdo
con el fuero de ubicación de la cosa. Permite considerar como juez competente
para ejercitar acciones reales al del lugar en donde el inmueble se encuentra.
III.-También facilita la aplicación de la ley, en los conflictos internacionales o de
una confederación de Estados; se aplica el principio de que la ley del lugar del
inmueble es la que rige la situación del mismo.
IV.-En lo referente a la capacidad, el legislador ha establecido una especial
para la
enajenación de los inmuebles distinta de la que se requiere para los muebles:
por
ejemplo, los menores emancipados tienen capacidad para enajenar muebles,
pero
no para enajenar inmuebles ni para constituir derechos reales sobre los
mismos.
V.-En cuanto a la forma se hacen constantes distinciones tratándose de
muebles y
de inmuebles; la principal es de que toda enajenación de inmuebles requiere
mayores formalidades que la de muebles.
d) Bienes inmuebles.-Una vez vista la importancia y las consecuencias que se
derivan en el derecho de esta gran clasificación, pasaremos a analizar qué se
entiende por bienes inmuebles y cuántas clases existen.
En el derecho moderno los bienes son inmuebles no sólo por su naturaleza,
sino
también por su destino o por el objeto al cual se aplican; esto quiere decir que
no
se toma exclusivamente como criterio, la fijeza o imposibilidad de translación
de la
rosa de un lugar a otro; para derivar de ahí el carácter inmueble de un bien.
Ese
carácter se fija, bien sea por la naturaleza de las cosas, por el destino de las
mismas o por el objeto al cual se apliquen.
De esta suerte se distinguen tres categorías de inmuebles:
I. Inmuebles por naturaleza.
II. Inmuebles por destino, y
III. Inmuebles por el objeto al cual se aplican.
e) Inmuebles por naturaleza.- Inmuebles por naturaleza son aquellos que por
su
fijeza imposibilitan la traslación de un lugar a otro. Esta primera subdivisión se
aplica exclusivamente a los bienes corporales, es decir, a las cosas; se
incluyen la
tierra, los edificios, toda clase de construcciones, o e suelo, que implican la
fijeza
de materiales con permanencia, y que imposibilitan su translación; los árboles
que
están adheridos a la tiene y las cosechas o frutos pendientes que no se han
separado por con regulares; se comprenden también las diferentes partes que
vienen a completar un inmueble, por ejemplo, los balcones, las ventanas, las
canales, los elevadores de un edificio; todo ese conjunto de partes integrantes
del
inmueble que, como un todo, quedan adheridas en forma permanente, de tal
suerte que no pueden separarse sin destrucción o daño del mismo.
En el artículo 750 se enumeran los inmuebles y en sus dos primeras fracciones
se
enuncian los que son por naturaleza.
f) Inmuebles por destino.- Son inmuebles por destino aquellos muebles por
su
naturaleza pertenecientes al dueño de un inmueble., que por ser accesorios del
mismo y necesarios para su uso y explotación, la ley los ha reputado
inmuebles.
Este es uno de los grupos más importantes, que no obedece ya a la naturaleza
de
las cosas, pues la ley toma en cuenta sólo su carácter accesorio y necesario
para
la explotación. "Se llaman `inmuebles por destino' los objetos que son muebles
por su naturaleza, pero que están considerados como inmuebles, a título de
accesorios de un inmueble, al cual están unidos. En efecto, conservan su
naturaleza mueble; difieren, pues, de los inmuebles, por su naturaleza en que
su
inmovilización es meramente jurídica y ficticia y no material y real.
Los inmuebles- por destino se subdividen en cuanto clases, tomando en cuenta
la
naturaleza de explotación del inmueble y la sujeción material del mueble.
Existen
cuatro principales formas de explotación de los inmuebles:
Agrícola, industrial, comercial y civil; de aquí que haya cuatro clases de
inmuebles
por destino, según que sean accesorios para una explotación agrícola,
industrial,
comercial o civil. La ley distingue en realidad las dos primeras formas de
explotación agrícola e industrial, y con relación a ellas enumera los principales
inmuebles por su destino, pero además, en los términos tan amplios del artículo
750, también caben las dos últimas formas que citamos: explotación comercial
y
civil, para derivar de ahí la existencia de un conjunto de inmuebles.
En los inmuebles por destino simplemente se trata de una ficción, es decir, por
disposición de la ley se les da fijeza a cierta clase de muebles que real y
positivamente no la tienen; por esta razón los inmuebles por su naturaleza y
por
incorporación, presentan una constitución de carácter distinto de los inmuebles
por
destino; en éstos encontramos muebles que sólo por una ficción, tomando en
cuenta funciones de utilidad para la explotación del inmueble, se han reputado
como tales.
El citado artículo 750, en sus fracciones V a XIII, se comprenden los distintos
inmuebles por destino en las cuatro formas de explotación ya mencionadas.
g) Condiciones requeridas para la inmovilidad en los bienes por
destino.-Tomando en cuenta el criterio que ha seguido el legislador al hacer la
enumeración de inmuebles por destino, se fijan en la doctrina, como dicen
Planiol
y Ripert, dos condiciones necesarias: Primera, que pertenezcan al mismo
dueño
del inmueble; y segunda, que sean necesarios para los fines de la explotación.
En el artículo 750 de nuestro Código vigente, lo mismo en el correspondiente
del
anterior (684), como en los relativos al proyecto del Código Civil español de
García
Goyena (334) y de los códigos español y francés, constantemente se indica
que
estos muebles deben ser destinados por el dueño de la finca; si no, no
adquieren
la categoría de inmuebles.
El segundo requisito consiste en la afectación de esta clase de bienes al
servicio
de la explotación de que se trate; deben ser necesarios para la misma, de tal
suerte que si se trata de bienes del mismo dueño, pero que son necesarios
sólo
para el uso personal de éste. no adquieren el carácter-de inmuebles.
h) Inmuebles por el objeto al cual se aplican.- El tercer grupo que
hemos
establecido en la clasificación de los inmuebles, se refiere a los derechos
reales
constituidos sobre inmuebles. En nuestra legislación esta categoría de
inmuebles
por el objeto al cual se aplican, sólo se refiere a los derechos reales y no a los
personales.
Los derechos reales pueden recaer a la vez sobre muebles o inmuebles, o sólo
sobre unos u otros. En estos casos, cuando el derecho real se constituye sobre
un
inmueble, se reputa inmueble y cuando se constituye sobre un mueble, se
considera mueble. El usufructo puede recaer sobre muebles o inmuebles; por
tanto, puede reputarse, según el caso, mueble o inmueble.
El uso recae sobre inmuebles y sobre muebles; la habitación sólo se constituye
sobre inmuebles; en tal virtud, siempre será derecho inmueble; lo mismo las
servidumbres; la hipoteca es un derecho real accesorio que generalmente
recae
sobre inmuebles, derecho en que sobre todo a partir del código vigente,
aumentan
los casos en que se constituye sobre muebles; la prenda sólo recae en bienes
muebles, en tal virtud, siempre tendrá la categoría de mueble.
Al lado de los derechos reales, en la doctrina francesa se hace el análisis de
los
derechos personales y se distingue según que el objeto de la obligación sea
dar,
hacer o no hacer. En nuestra legislación los derechos personales siempre son
bienes muebles; en el derecho francés, cuando tienen por objeto una
obligación
de dar, se hace la distinción según que recaigan sobre un mueble o un
inmueble;
cuando tienen por objeto la transmisión o concesión del uso de un inmueble, se
consideran inmuebles; en cambio, cuando tienen por objeto un mueble, se les
reputa muebles. En nuestro derecho tres artículos nos autorizan a concluir que
no
podemos aceptar esta clasificación. Solo los derechos reales sobre inmuebles
pueden considerarse como inmuebles, y todos los derechos personales,
incluso
los que tienen por objeto obligaciones de dar sobre inmuebles, se reputan
muebles. Esto queda asentado en el artículo 750 frac. XII, que dice: Son bienes
inmuebles: XIL-"`Los derechos reales sobre inmuebles". Artículo 754:
"Son bienes muebles por determinación de la ley, las obligaciones y los
derechos
o acciones que tienen por objeto cosas muebles o cantidades exigibles en
virtud
de acción personal". Estos artículos deben relacionarse con el 759, que dice:
"En
general, son bienes muebles, todos los demás no considerados por la ley como
inmuebles".
Finalmente, dentro del grupo de inmuebles por el objeto al que se aplican, se
estudian las acciones judiciales para determinar su naturaleza mueble o
inmueble.
Conforme a los artículos 754 y 759 todas las acciones que tengan por objeto
bienes muebles, se reputan muebles y que todos los bienes que no estén
incluidos
en la enumeración de los inmuebles, serán muebles. Así pues, debemos
reputar
siempre que esta clase de acciones aunque tengan por objeto un mueble o un
bien inmueble serán muebles.
2.-Bienes muebles.- Los muebles se clasifican en el código en dos
categorías;
la doctrina distingue tres:
I. Muebles por su naturaleza;
II. Muebles por determinación de la ley, y
III. Muebles por anticipación.
En el artículo 753, se definen los muebles por su naturaleza y se dice que "son
muebles por su naturaleza, los cuerpos que pueden trasladarse de un lugar a
otro,
ya se muevan por sí mismos, ya por efecto de una fuerza exterior". En el
mismo
Código se consideran muebles por determinación de la ley los derechos y
acciones que tienen por objeto cosas muebles o cantidades exigibles por
acción
personal.
Aunque nuestro Código distingue dos clases de muebles: por naturaleza y por
disposición de la ley, es posible hacer una tercera categoría como se admite en
la
doctrina: muebles por anticipación, es decir, todos aquellos bienes que están
destinados a ser separados de un inmueble, que necesariamente habrán de
adquirir en el futuro categoría de muebles, aunque en el presente sean
inmuebles;
por ejemplo, los frutos, que son considerados como inmuebles por el artículo
750
en su fracción segunda.
Gracias a esta distinción, es posible constituir prenda sobre los frutos; en virtud
de
una ficción se les anticipa el carácter de muebles. "Tratándose de los derechos,
el
carácter mobiliario es la regla general; el derecho considerado como inmueble
es
la excepción. Así, pues, se deben considerar como muebles todos los derechos
cuya naturaleza inmueble no aparezca claramente".
3.-Bienes corporales e incorporales.- Dentro de la división que hemos
hecho
estableciendo dos categorías, primera, la relativa a las cosas y segunda a los
bienes en sentido lato, se distinguen los bienes corporales y los incorporales,
es
decir, cosas por una parte, y derechos por la otra.
Esta clasificación que distingue entre bienes corporales e incorporales, viene
desde el derecho romano. Los romanos consideraron bienes incorporales tanto
a
los derechos reales como a los personales; pero la propiedad, la confundieron
con
la cosa, y sólo se nota la diferencia al tener que expresar la naturaleza de cada
derecho indicando la distinción entre el derecho y la cosa.
Esta distinción del derecho romano ha pasado a nuestro derecho, que la
recoge
tanto en la clasificación de los inmuebles como en la de los muebles. En el
artículo
750 del Código Civil vigente se mencionan las cosas inmuebles y en un último
inciso se habla de los derechos reales sobre inmuebles; tratándose de los
muebles, primero se citan las cosas y después los muebles incorporales o
derechos en les artículos 750 y 752.
4. Bienes de dominio público y bienes propiedad de loa
particulares.-
Pasaremos a la última clasificación que hemos hecho de los bienes, es decir, la
que se distingue según la persona del propietario: en bienes de dominio público
y
propiedad de los particulares Esta clasificación está reglamentada en el Código
bajo el rubro de "De los bienes considerados según las personas a quienes
pertenezcan".
Los bienes de dominio público se subdividen en tres grupos:
I. Bienes de uso común;
II. Bienes destinados a un servicio público, y
III. Bienes propios del Estado.
En el Código anterior se distinguían sólo dos clases de bienes del poder
público:
los destinados a un uso común y los propios del Estado; no se hablaba de los
bienes destinados a un servicio público pues se les clasificaba como de uso
común o como propios del Estado.
Esta distinción es importante en virtud de que se establece un régimen jurídico
especial para los bienes de dominio público. El derecho de propiedad que
ejercen
los particulares sufre verdaderas modificaciones cuando el titular es el Estado,
al
grado de que se llega a discutir si en realidad existe un derecho de propiedad
sobre los bienes de dominio público.
A este respecto ha habido dos teorías, una primera que dice que el Estado sí
ejercita un derecho de propiedad sobre los bienes del poder público, pero
sufriendo modificaciones importantes, principalmente al declarar cierta clase de
bienes como inalienables e imprescriptibles. Hay una segunda doctrina, que
dice
que el Estado no ejerce un derecho de propiedad, sino simplemente de
vigilancia
sobre los bienes del poder público. Por último, también se ha llegado a afirmar
que
el Estado no puede considerarse como el titular, pues simplemente se trata de
un
conjunto de bienes que no pertenecen a propietario determinado, a un régimen
jurídico se determina por una afectación que hace la ley para el uso común o
para
un servicio público.
En nuestro derecho, desde el Código de 1870, en la ley de Inmuebles
Federales
de 1902, en el Código Civil vigente, y en la ley General de Bienes Nacionales
de
1969, podemos sostener la tesis de que, en primer lugar se reputa al Estado
como
propietaria; y en segundo término, que se trata de un verdadero derecho de
propiedad y no de un derecho de vigilancia. Por el lenguaje empleado en
nuestro
código Civil y el qué usa la ley de Inmuebles Federales de 1902, no hay lugar a
duda respecto ala naturaleza del derecho de propiedad. expresamente se dice
que
'son bienes de dominio del poder público los que pertenecen a la Federación, a
los
Estados o a los Municipios". Se indica que son inaliebles pero desde el
momento
en que se prohíbe la enajenación se está reconociendo que el Estado es el
titular
de un derecho de propiedad.
En el Código se distinguen tres categorías de bienes del poder público que ya
las
hemos enumerado; los bienes de uso común y los destinados a un servicio
público, siguen un régimen jurídico semejante, distinto del de los bienes propios
del Estado. Son inalienables e imprescriptibles, pera por lo que se refiere a los
bienes dé uso común, este carácter es permanente; en cambio, los destinados
a
un servicio público lo son -mientras no se desafecten.

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