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Aulagnier. El Sentido Perdido Cap 1 y 6

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Aulagnier, P. (1980). El sentido perdido. pp. 7-35 y pp. 101-113).

Capítulo I “Sociedades de psicoanálisis y psicoanalista de sociedad”.


Capítulo VI “Historia de una demanda e imprevisibilidad de su \
futuro”. l:,,.

Buenos Aires: Editorial Trieb.

1
SOCIEDADES DE PSICOANALISIS. Y
FSICOANAUSTA DE SOCIEDAD*

ᄋセ@ .. •. D 'un autre cóté, par attachement aleurs opinions,


ces gens (les philosophes) ont·l'air de se comi:>orter
comme ceux qui, dans les discussions, défendent
leurs theses envers et contre tout. Rs supportent sans
fléchir n 'imparte quelle conséquence, convaincus
qu' ils sont de détenir des principes vrais. Comme si
certains principes ne devaient pas dtre /ugés aux
conséquen<:,es qufen <!écoulent, et surtout aleur rmt.
'
i
Aristóteles, De Cae/e, fil,
¡ 7-306 a 11-15
(Traducción Budé)"'"'
r.
f Preámbulo
Í'
セZ@ : セ@ .· &te Nエ・クセ@ es セエᅪゥョオ。」￳@ del publieado en mayo último oon
el título
セᄋZ[N@ ·. "¿Puede· uno no ser persa?'". Dicha primera parte セイ。エ「@ sobre el problema
suscitado por Ja enseflanza del pSicoanálisis y sobre· 1a trampa en la que el
analista·enseftante corre el riesgo de caer1. Lo sucedido entre el momento
セᄋ@ . . en que lo escribíam<>S y el actual, demostró que nuestros temores estaban
. ampliarpente justificados. La .pregunta que entonces. fonnulamos: "¿Cómo
セ@ sedo (persa, freudiano, Iaéaniano)?" y la respuesta que en los hechos le dio
セ@ la Escuela Freudiána de ·París, culminó en una tercera escisión den.tro
t
·t Cf. L 'lllC<Jnscient, nº 8: "Enselgnement iie la ps}rchanalyse?", P.U.F.
t
• "Sociétés de psychanalyse et psychanalyste de société", artículo publicado en

!
r
••
. Topique nQ 1, 1969.. ·
''Por otro Jado, por apego a sus opiniones, esas personas (los· fdósofos) parecen
comportarse como aquellos que. en las セウ」オゥッョ・LN@ defienden sus tesis contra ·

¡ viento y mi.tea. Soportan sin flaquear ctialquier consecuencia, convencidos de


poseer ーセ」ゥj_Nッウ@ verdaderos. ¡Como si algunos principios no debieran ser juzga-
dos por las consecuencia;Sque'deell<>SresulúUJ, y sobre todQ por su fin!"· (N. de T.).

7
1
1:
¡:
del área psicoanalítica ヲイ。ョ」・セN@ ¿Simple movimientO pasional Hアオ・Bセ@ ョオ・ウセ@ . · Definiremos ahora el sentido que otorgamos a dos términos que halla·
tro medio se. bautiza como transferencia) por parte de un grupo de セ。ャゥウᄋ@ · rán frecuente empleo en este texto. Por didacta designamos al analista
·tas? ¿Revelación de la agudez.a de una crisis que afecta al movimiento psico- que analiz.a a un Sttjeto -al que llamamos . candidato:. que, en el transc;ur-
analítico en su conjunto y al ftmcionamiento de las sociedades que preten· · so de su propio análisis, descubre o confmna su deseo de ser analista. Lo
den ser sus depósitarios? ¿Necesidad para algunos de hallar una solución designaremos con el mismo término, ya sea que el analista obtenga el tí·
que. en igual grado escape al conformísmo esterilizante y se niegue a un tulo de didacta después de un cuma rigurosamente establecido, 9 que "no
"después de nosotros, el diluvio". frase que asoma éada vez más tras ciertos se autorice .más que por sí mismo".
"slogans'' que invitan a una parte de la intelligentsia a participar en cruzadas
subversivas? Espe(ariíos que este textQ ayude a los lectores a decidirlo. ··
Ardua será la ·tarea para quienes no sori analistas: los antecedentes del L- Lo extraterritoria1: sociedad de psicoanálisis
problema pertenecen a un terreno demasiado específico como para que las y セ、・@ demanda
extrapolaciones no constituyan, la mayoría de las veces, una fuente de error. f
Para los analistas, la dificultad será la.misma que la nueSt:ra: la cuestión pone ¡, Con la poca ortodoxa fórmula "sociedad .de demanda'', queremos
forzosamente en juego, para cada analista, su opción "política", y ・セッ@ de- セ@ marcar la relación hoy existente entre la sociedad, término aquí'tomado en
volviendo al término su sentido originario, el referido a la Ciudad, y en 1.:. sentido amplio, y la función del Psicoanalista a 1a que esa sociedad apela.
nuestro· caso a la ciudad analítica. Pues bien, de la política a la polémica セ@ Esta entrada en materia. se sitúa, por lo tanto, en un campo extraterritorial
la asociación no es sólo fonética: el deslizamiento resulta tan fácil para el t en relación con ·et psicoanálisis. Ya veremos que· tal extraterritorialidad no
autor como para ellector. · · . · . ,, lo hace menos importante. Comprobamos que, por el momento, la ley de
nuestro el fm de
Con análisis en precavernos
.una reflexióncontra este dejando
teórica, peligro hemos tratado
de lado toda de basar
querella Lセ@
•·.: ·. Qセ@ ?,ferta y la demanda parece favorecer a los ーウゥ」ッセL@
dirijamos a aquel que supuestamente cura (el terapeuta) o a aquel que
ya sea que nos
personal; pero aun así reconocemos que nuestro análisis y nuestra crítica supuestamente sabe (.el ensei'iante). · . ·
hallaron su .fuente principal en las cuestiones que nos planteó la Escuela No somos sociólogos, y nuestr9 Interés fue siempre incitado por la
. freudiana de París. Y esto por las siguientes razones: . . . ·· · .r psique del Sltjeto tal como ella nos interroga en nuestro camp<>. Pero nues-
' 1) La crítica de las mstituciones de sociedades de tipo clásico data de ' t tra experiencia, así como nuestro trabajo en el medio hospitalario, nos per-
largo tiempo atrás, sobre todo gracias a la contn'bución de Jacques Lacan. ¡ miten formular dos observaciones: ··
En los últimos meses se realizaron análisis muy pertinentes en el propio f l) Ya· sea en los hospitales psiquiátricos, en los i.iispensarios,.en los Ins·
seno de dichas sociedades, y difícilmente podríamos producir otros mejores.. セ@ . .titutos médico-pedagógicos, o en los centros de educación o de reedpcación,
2) El punto de partida de lo que legítimamente podemos llamar Bュッセ@ f: la demanda de psicoterapeutas (término que designai, dé ィ・」ッセ@ a analistas)·
vimiento lacaniano" fue rico en promesas, y permitió creer en Uha. saluda· f. crece de manera progresiva; · .· .
ble renovación del funcionamiento de las Sociedades psicoanalíticas. Las . 2) El malestar que segrega la sociedad contem.Poránea muestra la exa·
aperturas y enriquecimientos teóricos que apOrtaba la eñseftimza de Lacan,. cerbación de determinados conflictos psíquicos y revela el cállejón sin ウ。セ@
justificaban la esperanza de que sus aplicaciones en el seno de un sociedad lida al que conducen la mayoría de las soluciones propuestas. En una
permitirían evitar los escqllos con que hasta entonces nos habíamos topado. parte de los stgetos, la reivindicación de la felicictad o de la' hoertad (cual·
El indisimulable fracaso que de esto resultó es particulamlente inquietante, quiera, que sea· la idea que se fonne uno de ellas) parece proporcional a la
pues plantea el problema de la alienación que la constitución de toda so- .difictµ'tad que les significa contemporizar con un principio 9e realidad que,
:ciedad de analista$ parece inducir: ¿s!' trata de una alienación inevitable?, por algunas de sus exigencias, les parece un absurdo o un puro producto
·¿es post"ble precaverse de ella? · . . de la presión social2 • Para cierta parte -sin duda menor- de la sociedad,
3) Hemos formado parte de la Escuela fieudiana de París desde Sll fun· -el recurso al psicoanalista se explica por este estado de cosas y por la imagen
dación; hemos colaborado en su or8aniza,ción y contnouido al trabajo en que aqué!Ja se hace de él: una mezcla de hombre de ciencia, mago y con·
ella realizado. Esa. experiencia, rica en enseflanzas¡así como lo que debemos . sejero psicológico. Es a esa "imagen" compuesta que se llegará a pedir la
.a la teoría de J..Lacan, nos permite -tal vez más que a otros- elucidar h'beraci6n de un taedium vitae que tiende a convertirse en el mal del siglo .
. ciertos fenómenos propios de los grupos psicoanalíticos. Estos dos factores explican por qué el analista-terapeuta se ve solicita·
· Pero resulta evidente que a su vez este análisis se inserfa en una pro- do cada vez más, por qué las listas de espera se alargan. . .
blemática más general: la que plantea, desde el origen, la existencia de Si ahora nos volvemos del iado del "saber", comprobamos un fenóme-
"SQciedades J>Sicoanalíticas". A decir verdad, nuestro estudio hubiera nó paralelo. Lo hemos analizado ·en el texto antes citado, y sólo recordare· .
. tenido que interrogar a las instituciones psicoanalíticas dentro de una pers:-. mos que la "ciencia analítica" fascina de manera creciente a los sostenedores
pectiva histórica; pero no lo haremos, y nos aten4femos a parámetros
espacio-temporales bien precisos: la sit:oación del psicoanálisis en Francia 2
El mall'S18.r, pa&;,Cido en. particular p_or la gener.ición de los más jóvenes ofrece su
en 1969. ·demostracion mas evidente. .

o
de. otras disciplinas )' en algunos va 。ッューゥ■、セ@ ¡>Qr Wlll suerte de totalita- . mite más bien ·ª una serie de elementos' de la que no puede ser eliminado
rismo ideológico que, por razones muy criticables, presenta al analista como ョゥァオセ_@ El papel desempeñado por· el .azar de un encuentro del espíritu,
. la valorización o la oposición "social", la experiencia Ílfectiva singular, el
el depositario de un セ「・イ@ último. De ei.to deriva Ótro tipo de· demanda: セャ@ ..
ana.Usta pasa a ser ·el enseñante, él invitado de élite, el autór del best:seller medio cultural, ¿no están aquí para recordarnos que el término "sobredeter-
del año (esto independientemente del valor de lo que dice o escnoe). ... minaclón" no es una calificación exclusiva del síntoma? ·
· Tal estado de cosas planteá el problema de las repercusiones que el ana- Entonces, ¿cómo y por qué dividir en el sujeto lo que viene de su es-·
lista pi:ovoca en nuestra disciplina, y particularmente en dos registios: tructura singular y lo que es respuesta a wia inducción exterior? Todo lo ·
- la vocación; . que tenemos derecho a decir (y a querer verificar cuando funcionamos
"- la contrapartida exigida por la sociedad como precio de su demanda. como didactas), es que en ciertos casos la inducción puede kr lo único en ·
ェセ・ァッL@ Y.por ello puede influir sobre la elecéión del sujeto de manera iluso-
. a) A propósito de la vocación na y peligrosa. Y que, en el punto opuesto, motivaciones pulsionales pueden
tratar de abrirse un camino bajo el disfraz de lo que ya no es sublimación
Aunque el ambiguo término "vocación" traicione un resabio idealista, ,.
セ￳@ セゥエオ」￳ョL@ disfraz ッー・イ。、セ@ en nombre de una ética que no es Ja del
a menudo lo hallamos reunido con el adjetivo "psicoanalítica". La "voca- í SUJetO smo la del gruPQ, sin que exista, en realidad, concordancia entre
i' ellas. · · · · ·
ción" del candidado: ¿,no es esto lo que supuestamente se verifica cuando se
habla de "selección", o lo que, cuando se rechaza la idea de selección, セ@
r
En cuanto a .la ᄋセァイ・ウゥ￳ョBL@ cuando toma el camino del saber nos
se considera que sólo la cura puede probar? A. mitad de camino entre el invita asimismo a renunciar a ciertas formulaciones que huelen a apoiógía ·
llamado, la misión, el destino, .el interés, este término sigue marcado, sin ·y -lo que es más desagradable- a autoapología. .
f'.
・セ「。イァッL@ por el uso que se le dio en el campo religioso para designar a aquel !· . Entre el Eppur si muov.el de Galileo, las af'mnaciones de Darwin y el ·
que ·es llamado por Dios. ¿A qué. "llamado" responderá, pues, el futuro f セオイウッ@ de fイ・オセL@ no セ・ュッウ@ de qué modo podría cuantificarse la transgre- ·
analista? La respuesta hoy en día más frecuente se apoya en dos conceptos: f,. s1on que en ellos mtemene. Con la acepción que por nuestra parte le 、。ュッウセ@
el "dese9 de saber", en su sentjdo más general, y el "deseo de transgredir", r . y fuera del registro perverso o psicótiCo, la transgresión el movimiento es
en Su sentido más específlco. Transgresión, subversión, revolución: no so- f: que lleva al sujeto a sobrepasar lo "sabido": lo que éi transgrede es una ver-
mos nosotros quienes rehusáremos esta dimenSión a la obra de FreÜd. Pero · .f dad planteada hasta entonces como ley sagrada y como garantía de un saber
no podemos eludir la cuestión del motivo por el cual aún hoy se emplean . ;. (y por lo tanto de un dominio posible) sobre el orden del mundo. Al hacer-
. ・セッウ@ ténriinos, y la de a]go que sólo remitiría a Ja.nostalgia de un pasado ¡ I<:i, destituye al· saber instalado y lo hace en nombre de una verdad in statu
」セケ。@ aureola los analistas querrían preservar. t nascendi que, a su vez.retomará su función en la espera de un nuevo trans-
. · Embarcúse en un luj089 transatlántico para dirigirse a América, e ゥョウエ。セ@ f gresor. セウ■@ como セャ@ saber se inscnbe en Wl movimiento cuyo origen es, a
· larse en la Santa María para intentar la aventura, pueden responder a un セ@ セッ「ャ・@ titulo, Wl nuto, y cuyo punto de detención es impensable:·-én el sen-
mismo deséo de descubrir nueV'a!I セイ。ウL@ pero nos parece azaroso hablar r: エゥ、セ@ fuerte del térmJno Oo qile anularía pensarlo como actividad psíquica),
en ;!IDdbos casos ded ,"vocacionesá" ・、アセ。ャョエウ@ en los viajeros. Los "Carave-. ¡ de セ@ modo. Ja. transgresión debe ser· concebida como aquello· que, en ・セ@
lles e nuestros · 1as vuelan r pi o y bien, y ofrecen un menú seductor; t ュッケョ・エセ@ viene a representar los puntos de viraje. Creer en la posibilidad
además, el pilotaje automático está a punto de reemplazar los desfalleci- セ@ de una transgresión "última" es recrear el mito. d\' un saber swno de un
mientos, siempre posibles, del sujeto humano. No pretendemos con ello iセNᄋ@ absoluto del conó.cimiento: lo caricaturesco es preeonizar esa 」ッョセゥ￳@
que en nuestro dominio la ".\'.ocación" se ha convertido'en セー。ャ「イ@ va· r.: en nombre de "cortes,. últimos, sean ésios epistemológicos o estructurales.
cía de sentido, pero pensamos que el riesgo no está excluido y que la aspere- L セ@ ィ←セ@ de que Galileo, Dárwin, Freud o Marx (y algunos otros) ha-
za con que a veces se intenta reivindicar la exclusividad del título de ''trans..;. セ@ yan sido iguálmente transgresores, no significa que las verdades por ellos
セウイBN@ o de apóstol del deseo de saber. resulta sospechosa: recuerda la セ@ pセ@ de relieve sean equivalentes. Pero el destino de sus obras nos invita
mala fe o la mala conciencia, Ser tentado por la función psicoanaiítica セ@ a meditar sobre la recaída de esos primeros movimientos de transgresión
implica ciertamente un interés por los procesos 、・ᄋ」ッョゥュセエ@ セ .: · ・セ@ el campo de un セ」オイウッ@

Q@
y un asom- ' recodificado en sú honor, recaída que trae apa-
bro, diría Aristóteles, ante las contradicciones de la psique. Lo cual prueba セ、。@ una recuperacton proporcional a la fuerza y al impacto que los carac-
dos cosas.: que la energía pulsibnal pudo escapar, en su mayor· parte, a la tenzaban. . .
represión y ponerse· al セ」ゥッ@ de la sublimación; y que, por razonesligadas i : . Aquel que ha エ・セ、ッ@ la audacia y el genio necesarios para tales transgre-
a la historia individual del sujeto y a su medio· cultural, fue en el campo del l Clones puede transmitir a ウセ@ herederos muchos "bienes", pero no, por cier-
saber donde encontró su camino real. ¡ to, la posibilidad de desmantelar ellos mismos· una barrera que ya había
Pero en este registro todavía no hay nada que permita hablar de YOCl:!- sido derribada. Esto nos devuelVe al problema de la vocación de los freudia-
ción ni analizar la razón de una elección particular. Esto cae de su peso en nos contemporáneos. Si bien podemos af'mnar que un deseo de conocer que
' cuanto al interés pÓr conocer. pero en cuanto .al "objeto" del asombro, . privilegia al hecho psíquico sigue· siendo el bien común que セュー。ッウ@
¿nos permitirá justificar en nµestro dominio el ·.término vocación? ¿No re- con Freud y sus pnmeros adeptos, y nos autoriza para decimós sus discípu-

• 10' 11
los,· ¿nos hace esto posible dejar en silencio el papel que juega esa セ、オ」ᆳ (ya sea ·por parte de la moral o por la dei saber oficial) a Ja que roza eón la
ción extraterritorial, de la que pretendemos creer que no es excl\1S1V.ll o oficialización, no puede dejar invariada la relación del sujeto con su fun-
dominante en la elección de la función psicoanalítica? Reconozcamos que ción y con Ja concepción que de ella se forma.
el vuelco del juicio social (poco importa que, eomo preveía Freud, no s:a - Colócado ante este estado de hecho, ¿cómo podría el candidato rehusar
. más que la otra cara de una resistencia siempre ·activa, nos da a buen precio · al cQmienzo la representación de su tarea futura que le remite la sociedad,
la aureola de transgresores; ¿nos ha recuperado la sociedad, o es el analista . y reencontrar ese gusto por el riesgo, por lo difícil, por la aventura que cons-
el que ha recupérado ciértos problemas de loo que·mucho" Ie costó prescin- tituyó el capital de nuestros predecesores?
dir?
Ese "análisis original", siempre por reinventarse, ¿es sólo un último b) La contrapartida ádeudada
mito? La ?osibilidad de la aventura, la audacia de la exploración de tierras
カ■セァ・ョウL@ la angustia por lo desconocido, ¿han de encontrarse en un セ」ッ@ A partir del momento en que la sociedád reconoce la legitimidad de
linaje? ¿Se tratará del linaje que, partiendo de Anna O... , se transmttiría, una función, la designa como necesaria y recurre a ella, es normal que exija
¡
en la sucesión de los analizados, mientras que el linaje de los analistas pre·
sentaría una solución de continuidad desde el origen? Seguros de Ja ·fegiti· r . ciertas garantías en recompema. .
u Podemos hablar de recuperación, de resistencia, de renegación, pero si
midad de nuestro saber, tentados por el. espejismo de ·úna ヲセイュ。ャゥコ」￳@
. que pretende recubrir exhausti.vámente el ·campo psíquico, ¿quedaríamos
.r reducimos el problema a estas dimensiones practicamos algo que es necesa·
reducidos a vivir la audacia y la ha7.aña por interpósitas personas? ¿Acaso. [ rio en un psicoanálisis pero imposiole en otra parte: ponemos entre parén-
tesis la realidad de los hechos. Hay psicoanalistas que ejercen (entiendan
·hemos pasado insensiblemente del deseo de conocer al deseo de hacernos .[
セᄋ@ ellos por este ténnino lo que fuere) en hospitales, que ensefian en faculta·
. reconocer, del rol de exploradores al de promotores? Pero estas preguntas des, que funcionan en. instituciones: desde la escuela a la fábrica, desde
apuntan más al analista en funciones que al candidato, al que 、・「ュセ@
ver.
vol·
rt
r los centros de formación más diversos a los seminarios más seleccionados,
y son· pagados, mal en general pero pagados igualmente por hacerlo 3 • Pa-
En cuanto a éste, los elementos que hemos aislado como motiWcio-
nes inducidas por la coyuntura ウッ」ゥMオャエセ。@ facilitan dos ・クエイ。セッウ@ posibles:
¡.
¡ gados no por un individuo sino por representantes de la sociedad: ¿puede
reprocharse a estos últimos que quieran preservane de los francotiradores
púeden ocultarle, bajo la apariencia de .una elección racional, Ja espe- 1.• .o de los falsiIJCadores? Sobre todo cuando se piensa, con razón, que el "en-
cificidad de un deseo y de una intención por él mismo ゥァョッイ。、ウセ@ ( fenno" (es decir, lo que el profano llama de este modo) no tiene la posi'bi·
opuestamente, pueden disfraz.ar una elección profesion;tl que obedece ¡
.; lidad de juzgar. Desde ese momento la sociedad, basándose en modelos co·
a la fascinación de los emblemas sociales, como deseo de saber. . . necidos, planteará la cuéstión de la legitimidad del ''título": en una primera
' . セウエ。ョ」ゥL@ incómoda frente a la oscuridad de ciertas def'miciones que le son
De esto resulta en la práctica un incremento· progresivo de las deman-"
das que a su vez amenaza, si no conducir a ·error al analista, al menoi ha· propuestas, se limitará a atnouir la responsabilidad comiguiente a las socie·
cerÍe muy difícil una buena respuesta. Y esto más aún p<?r cuanto. el 。ョセ@ dades fonnadoras y las cansiderará 8arantes de la habilitación de un nuevo
lista en 1969, se encuentra en W1a situación bastante paradójica: o bien y extraiio. funcionario, el aiialista: En un segundo momento, más desen:gafta-
。ーイ・セ、ッ@ en el movñniento de exteitsión facilita el incremento de la de- da o· creyéndose ュセ@ advertida; o ahora conjuntamente más desconf'mda y
manda y favorece una institucionalización de tipo universitario, o bien trata más "demandante"; intentará ..planificar" el problema y considerará la
de defender la extraterritorialidad de su campo, reacciona contra toda: . posib:ilidad de "diplomas" o de セᄋ・ウエ。オッB@ sobre los cuales podrá legislar.
mtegración y reivindica lo "subversivo" de su función, "con el reSultado de .Las sociedades psicoanalíticas así interpeladas hallarán tres razones
ver crecer a su auditorio e mtemificarse los aplausos, lo que vuelve ウッセᄋ@ para respondei:: .
. .
chosos ciertas posiciones y ciertos anatemas. . ·· ellas temen én igual grado las falsificaciones4 y la desvalorización de
De estos sefialamientos extraeremos lfls siguientes conclusiones con · sus "funcionarios";
respecto al problema dela "vocación": ·, . . . temen más aún, :y de manera ampliamente justificada, la intromisión
.:._ La demanda social satisface motivaciones secundarias opuestas a las de en los procesos 、セ@ fonnación de modelos heterogéneos;
los pioneros; siii embargo, sabemOs que los beneficios sec:m<!arlQS 、セ@ una por ramnes mucho más ambiguas y contradictorias, no qujeren llevar
néürosis pueden acabar ocupando el lugar de lo que constituía su pnmum el d,ebate extramuros: no es privativo de los lacanianos cierto deseo
mavens. y que pueden resistir. más que cualquier otra defensa, a Ja acción . de es0terismo.
del análisis. · ·· · . 3
Dejl!Jllos de lado セャ@ problema del reembolso por la Seguridad セ」ゥ。ャL@ el que tam· ..
- Tales motivaciones, no extrapsíquicas sino extraanalíticas. no ーオ・、セ@ poco es tan simple, como pretenden tanto los partidarios de la aceptación como
ser menospreciadas en .Ja elucidación de las razones de la "ele'cci6n", セᄋ@ los partidarios del rechazo.
. .
hecho éste más importante, en el papel que les corresponde en el 、・カセ@ 4
Cf. Ferenczi, Sur l'organimtion du mozwement psychanalytique, 1911. Leyendo
del psicoanalista. El paso de la posición que rozaba con la excomum6n este texto veremos que esos temores ya habían sido mencionados. ..

12 '
Si la formación psicoanalítica pudiera ser superpuesta a una forma-
ción de tipo universitario, la respuesta no presentaría dificultades. Podría
encararse una ensef!.anza que, inspirándose en Freud, tratara en primer lu-
1 hemos "aprendido ni olvidado nada"?. (olvido manifestado como esa nos-
. talgia de un tiempo primero al que se mitifica con excesjva facilidad).

gar de su obra y después de las セーャゥョ。ウ@ cuyo conocimiento aconsejaba


aquél a los analistas5 •. La única fuµción .de las sociedades ーウセ」ッ。ョャ■エゥ@
1- 11.- El Bゥョエイ。セュオッウZ@ didáctica o transmisión y formación
sería supervisar el saber de los alwnnos. Sin duda, así opinaría un profano.
Diremos por qué es esto imposible; por ahora, constatemos los hechos: ·Estos términos designan para todo analista la razón de ser de las socie-
- Las sociedades psicoanalíticas rio pueden seguir haciendo oídos sordos dades psicoanalíticas. .
· frente a tina sociedad en la que están cada vez más integi:adas. Lo que la so- Ya hemos definido qué se entiende por didáctico. El término "trans-
ciedad exige de ellas anula esa extraterritorialidad que querrían reivindicar.
No es posible al mismo tiempo felicitarse por un reconocimiento que ya 1
li
misión", de empleo más reciente en nuestro lenguaje, apunta a aiSla:r dicho
acceso a un modo de conocimiento coextensivo de un análisis, y justifica
la exigencia de un análisis para el futuro psicoanalista. Pero no está exento
era el deseó, ambivalente sin duda, de Freud, y declamle ·nulo y sin valor.
Es preciso tener la lucidez de evaluar sus consecuencias y peligros. de ámbigüedad cuando se quiere definir.el objeto que se ha de transmitir.
- Nadie puede sostener que este tipo de institución sea inútil: ..El analista En efecto, ¿transmite el analista, como en todo análisis, esa capacidad y
sólo se autoriza por sí mismo", reza una fórmula dictada en el seno de una ese deseo de analizarse, sine qua non de toda cura que no haga de la desapa·
Escuela que proclama en voz bien alta .S"J. vo.cación formadora y hasta su rición del sínwma su único criterio de éxito? ¿O .existirá, en el caso del
utilidad pública. La desáparici6n de estas sociedades sólo dejaría lugar a . didáctico, un ''además"? En caso afümativo, ¿cómo aislarlo? .
dos soluciones :finalmente idénticas: o bien el paso del poder a las cátedras · Por lo que se refiere al término "fonnación", éste engloba la totalidad
universitarias, o bien la reducción de la obra de .Freud a la riada. Por lo de los procesos· de habilitación. Cualquiera que seá la terminología elegida
déIDás, creemos que sólo algwios sostienen tal セ￳ョ[@ seguros de la pe- y las modalidades de aplicación, reaparecerán, de hecho, tres entidades bien
rennidad de las sOciedades •a•·.qµe pertenecen, pueden セ@ el lujo de un conocidas: el didáctico, el control y la enseñanza.
derrotismo gratuito y de una crítica:a:¡la que saben carente de efectos. · . Nuestra meta es demostrar que la mayor parte de los problemas que
Por lo tanto, las sociedades psicoanalíticas, como organismos de for- 1 periódicamente suscifa tal o cual punto de la formación, emanan de y remi-
mación, se ven confrontadas con.una doble· contradicción; es útil reconocer- ten a ese punto neurálgico que es la relación didáctica; contrariamente a
la antes de decir si se la puede superar Y.cómo. lo pretendido, la experiencia muestra que es en su campo donde la "pureza"
Por una parte, los procesos de habilitación que tales sociedades esta-
blecen se vuelven, si no lo son ya, condición para la }>osibilidad de ejercer;
esto hace que no puedan ignorar las presiones exteriores. Ahora bien: esos
'
(
r.
del análisis está más amenazada, tanto por los efectos de algo que hemos
denominado "lo extraterritorial" como por los efectos de un fenómeno
supraterritotial llamado transferencia. Este será, pues, el tema central de
nuestras reflexiones. · · ·
, mismos procesos deberían evidenciar, en realidad, la inquietud de los "le- .
·,
gisladores" de no tomar en oonsideración más que aquello que resguardi
á la ·experiencia didáctica de .toda injerencia del poder, venga de donde a) Los participantes en presencia: el analista,
venga. . . ' . el candidato, la sociedad
Por otra. parte, al tiemj>o que denuncian el error que consistiría en
moldear la formación :pialítica. sobre cualquier otro "modelo" existente セ・@ ·la "sóciedad" 1 , en la persona de sus representantes, proyecta de
(con el .corolario de modelar una ウo」ゥセ、@ psicoanilítica inspirándose en entrada su sombra sobre el encuentro, es una evidencia cuyos efectos se-
otro tipo de asociación), no pueden :prescindir de "modelos,. so pena de cundarios quedan por elucidar. Al f Qrmular su demanda el candidato opera,
caer .en la anarquía y la irresponsabilidad absoluta, o en una oligarquía implícita o expücitamente, una doble elección: elige un analista y elige un
y hasta en Una. autocracia. De1egiindo en.algúnos oen.uno áolo el derecho modelo . de forniacióri y poi lo. tanto de sociedad. Dicho modelo es lo que
de ャセァゥウ。イL@ la sociedad se consolaría por lo que. ni siquiera podría haber el discurso. de la sociedad transmite como su propia teoría de la formación.
perdido: el derecho de ser responsable de su destiño. . Ya sea que el candidato dirija su demanda, según un procedimiento bien
Esta doble contradicción es origen de un malestar de vieja data. Pero delmido, a un. didacta cuyo saber está supuestamente garantizado por una
entre 19106 y hoy, han pasado cincuenta y nueve años: ¿tampoco nosotros lista, o a un analista que "no se autoriza más que por sí mismo", su elección
implica una suerte de opción a priori que encuentra sus motivaciones en
5
Cf. J. P. Valabrega. La psychanaJyse savante, L 1nconscient, nº. 8, P.U.F. lo extraterritorial (el candidato, en el momento en que formula su demanda,
6 Fecha en la cual. el IIº Congreso de Psicoánálisis, rewüdo en Nuremberg, votó, no está en mejores condiciones que la "proposición" de J. Lacan8 para
a proposición de Feienczi,. los estatutos de Ja Asociación psicoanalítica interna- ·
1
h。「ャュセウ@ aquí de 1as ウッ」ゥセ。、・@ psicoanalíticas.
. cional que agrupa a la casi totalidad de las sociedades psicoanalíticas existentés. · 8
&ta GーイッセウゥョB@
será analizada en la Última parte de este texto. Fue publicada
Suele designársela con la sigla I.P.A. (Intemational hycho-Analytical Associa· en febrero ultimo por J; Lacan en el n° 1 de la Revue Scilicet; rogamos al lector
エゥッセN@ . . remitirse a ella.

14 15
..
....
criticar, con una perspectiv¡t psicoanalítica, los eStándares ins¡)irados en fa
Asociación psicoanálítica internacional (I. P. A.) ·
fácil y tanto más perniciosa cuanto que el analista corre a su vez el riesgo
de proyectar sobre ese mismo Gイ・。セ@ SUS propios fantasmas', SUS PJ'.Oplos
Pues bien, dicha opción, primer paso en el recorrido analítico, lo 」ッョセ@ sefiuelos. ·
duce a pronunciarse sobre lo más espinoso de nuestra teoría; el problema
de la fonnación. · · Mostraremos por qué. razón un() de los efectos posibles de esa inter-
reacc.ión real-imaginario es producir un "resto" que escapa ·a la operación
cッ。セ@ así el riesgo de caer en la trampá de una teorización cuyo valor tr.insferencial y a su elucidación, y será la causa de un punto. ciego en el
le parecerá demostrado por la importancia numérica de los miembros de campo más problemático para el actuar del analista: la relación poder-sa-
la sociedad que 1a enuncia. Virgen aún de toda posibilidad de juicio funda- ber. Ese ''resto", ese no-analizado que se torna no-analizable, no por ello
. do corre el peligro de ser metabolizado ipso facto en "alumno" de una so- ·
está perdido: va a servir para cimentar una relación analista-sociedad (o, ·
ciedad cuyos intereses se le demandará defender (o de la que creerá tener mejor dicho, analista-representantes de la sociedad) que perpetuará, al abri-
que constituirse en abogado), incluso antes de que pueda pronunciarse sobre
go de toda posibilidad de interpretación, la problemática エイ。ョウヲ・セ」ゥN@
lo que está en juego. La posición de alumno destituirá a 1a de adepto. El peligro que representa esa efracción, cuya responsabilidad incumbe al
Si en la relación analítica (didáctica o personal), el analista ocupa· ima- funciQnamiento de las sociedades, fue denunciado hace largo tiempo por Qセ@
ginariamente el lugar. de e.se Otro que supuestamente sabe, y esto desde la
セエィウN@ Las diferentes soluciones propuestas demuestran la inquietud de
primera sésión, en el caso del didáctico y de manera igualmente inmediata,
los legisladores por proteger. al caildidado de algo que, según los casos,
la sociedad pasará a ser el campo de proyección -también imaginaria en se llamó "trailsfetencia lateral". "pasaje al acto" o ''fuga del análisis",
el rol que le hará jugar el candidato- de una instancia última que garantiza ténninos qué desígnan esa tendencia propia del ·candidato a cortocircuitar
(o invalida) el saber de ese "Otro" elegido (el analista). el "dolor de transferir" gracias a los caminos que le ofrecería la acción, ·
Al "sujeto supuesto saber" se agrega una "sociedad ウオーセエ。@ saber" incluido, y sobre todo, el que consiste en pasar del diván al sillón. Tal in·
que, según los movimientos trailsferenciales ・セ@ juego, イ・ヲセコ。£@ el vínculo quietud nada ofrece de criticable, muy, por el 」ッョエイセ[@ pero es preciso
transferencial frente al analista o lo desplazara a otro registro; en .ambos que a su セ@ no sirva para ocultar los efectos laterales que aparecen 4el lado
casos se tornará mucho más difícil desenmascararlo. ·. del analista cuando el: que deinap.da análisis es coltjuntamente un candidato-
Pero, ¿qué representa "la sociedad" para el candidado? Aquí es preciso ·alumno y por lo tanto un futuro miembro de la Soéiedád a la que.el analista
distinguir dos dominios: el de una teoría sobre la psique (podremos hablar, .pertenece. · . ·.
así de sociedades. freudianas, junguianas, adlerlanas). y el de una teoría Pen8amos .que ciertos efectos propios del didáctico, así como su&" conse-
' el método que permite tenei: acceso a lo que esa teona
sobre ' enseña9 . En
cuencias sobre· el funcionamiento del grupo, ron ante todo obra del analista
Francia, las separaciones se han producido en ヲオョ」セ￳@ de. to que. sucede セ@ .' y de su investimiento del campo didáctico.
el segundo registro, sin pe:r1uiclo de que se tachara inmediatamente de antl-
freudianos a·fos ex colegas. ·. . b) El didácticó y sús avatares
. Esto hace que la "sociedad'' represente ーセ@ セQ@ sujeto tanto el lugar
donde se enuncia la %uena" interpretación de fイ←セ、L@ como el lugar donde Avatar significa metamorfosis, cambio. De manera errónea, y sin duda
·se die:-.. :... ᄋセ@ .. セNZ[Bイ・ァャ。ウL@ únicas que Permitirían su transmisión. · por asociación con aventura, avería, afrenta [avanie], se la emplea a veces
· Ahora bien la segunda representación no rém.ite ya al anonimato. de para designar un accidente del recorrido, ·una aventura que termina mal.
una Sigla (S.P.P:', ·u.F.. E.F .P., Q.G.)1·o sino a 。アオ・ャセウ@ a アオゥ・セウ@ la socie-. En nuestro subtítulo este doble sentido podría estar justificado. Ya hemos
dad elige como sus ''representantes" y en quienes deleg;i., Ja funCion de hacer dicho por qtté 1a inVestidura para la función didáctica es. siempre tn'butaria
aplicar esas justas reglas. Aquí la proyección ゥュセョ。イ@ choca con un. "po- : del código que rige a una sociedad. Decir que esa función sólo puede ser
der" que tiene bases en la realidad, セ・イ@ y .realidad, a los que el 」。ョ、ゥセエ_@ · atn'buida por el demandante y que aquel que "didactiza" no puede sino .
tendrá que hacer frente y que conciernen, .en el mas alto grado, a su di- "auto-autorizarse", en nada invalida el hecho de que tal decreto sólo puede
dacta", ya que ·es de ellos que obtiene éste .su セ・ウエゥ、オイ。@ (cualesquier_a · ser aplicado a partir del momento en que una sociedadlo impone en nombre
que sean los modos de investidura elegidos)•• Esta I^オセウエ。ᄋ@ entre paréntesis de su teoría sobre la formación.
de lo real". adagio bien conocido por ャッウ。ョセL@ tropieza ・ョセッ」ウ@ con セ@ · Pór eso es que siempre reapai:ecerá, presidiendo 1a apertura de la parti-
real _que amenaza siempre con efectuar en la cura una efracción tanto mas da didáctica, Ja instancia del póder. Abordamos ya en la primera·parte de
9
As{, todas Jas sociedades existentes en Francia proclatnan su juramento de fideli- eSte texto el problema de la vocación del candidato. Ahora bien. 1a "voca·
dad a fイセオ、[@ y las diferencias de interpretación d! su obra. que cada cual ofrece, ción fonnadora o didáctica", ¿no es algo que toda institución psicoanalí-
reaparecen tanto entre los· miembros de una llllsma sociedad como entre Jos tica está dispuesta a inscnl>ir en sus estatutos? · .
miembros de sociedades diferentes. Pero, :¿quiénes son los llamados por esa "vocación"? La respu"esta
1O Las セエイッ@ siglas イ・ーウョセL@ en. orden セッョャ￳ァゥ」L@ Jas 」セエイ@ sociedades セGZゥウM
,ª - podría parecer sencilla: aquellos que, en una sociedad, prueban su interés ·
tentes en Francia: Sociedad psicoanaJÍtíca de. Paru, ASOCl!lcion psicoanabtica
. por la formación (didáctas, analistas de control, ensefiantes). En realidad,
francesa, Esciiela freudiana de París, Cuarto セイオーッN@
y por razones esta vez intraterritotiales, esa "vocación" puede estar también

16 .17
sobredetemünaaa y ser. también ambigua. Comprobamos, en primer .lugar, del Sileno no dé al vacío, a la nada.
que la fórmula "formar un alumno" designa en general, para el anali$, a . Este proceder ya no está en nuestras manos. La obra de Freud nos des- .
· fa· fímclón didáctica. Esto se. ve co.nfmnado por el empleo que de ella se poseyó de él. Puesto que el セᄋ」。ュゥョッB@ se ha vuelto modelo (se trate de la
.·hace en nuestros grupos: "el alumno" dé fulano ・セ@ el título que ーッイセ_@
" .''
co- primera o de la segunda tópica), puesto que el proceder fundador se ha
mún se da al analizado de aquel a quien se está ᄋセッュャ^イ。ョ、L@ y no al. con- vuelto texto, toda tentativa de autoanálisis (eQtendemos: sin la condición
trolado" o al "enseñado". uso· revelador y que descu?re オョセ@ Nセ・@ los ele- previa de un análisis) se toparía con efhecho de que, no pudiendo sino re-
méntos en juego en.Ja "vocación". Agreguemos que si ウ・ᄋセN@ 」ョエゥセ、ッL@ Y petir el proceder de Freud al utilizar el modelo ofrecido, es Freud quien
. con razón, el empleo que a veces se da al ⦅。、セ・エゥカッ@ ..ー・イウッセZᄋ@ _Para diferen- bnplícitamente ocupará para nosotros el lugar de Fliess.
.. . セ@

ciar el análisis así llamado del análisis didáctico (y todo análiSIS セ@ ー・セウッョ。ャ@ .Puesto que su texto vendrá a representar al Otro que supuestamente
en el más alto grado}, el adjetivo "didáctico", tomado en su セョエゥ、ッ@ literal, sabe; este últbno quedará inmovilizado en el registro de un saber bien real•
plantea el problema de si todo análisis no supone. セ・」ウ。ョュエ@ una . · La apertura del Sileno devendrá sinónimo de la apertura de los textos: en
dbnensión didáctica. La lectura de los infonnes de análisis ィ・」セウ@ ーッセ@ セ。_@ · ella se releerá constantemente el autoanálisis de Freud, y no el propio. El
difícilmente pemtitiría negarlo. Cuántas veces n? le セ・ュッウ@ exp car - conocimiento es siempre, en parte, reinvención, e bnplica la necesidad
zado la textura del sueño, del fantasma, o, mas 、ゥイ・」エ。ュセL@ セ@ o cual de una interrogación: si el .conocimiento psicoanalítico es interrogación
· hipótesis teórica. Además, cualesquiera .que sean las エ・セョ」Q。ウ@ mas moder- . sobr.e el deseo, aún · es menester que exista un deseo al que interrogar.
nas de nuestra técnica, ¿puede discutirse que el セsi@ apunta a que. el ¿Qué quiere? La pregunta que Freud dirigía sin duda á Fliess, sólo podemos
sujeto que a él se somete tenga acceso a un conocinuento sobre su funcio- hacerla frente al analista, o sea, frente a un sttjeto gracias al cu.al podemos
namiento psíquico? En ambos casos transmitiríamos un cierto. saber sobre. creer que somos el objeto de su deseo. El texto no puede ocupar su lugar:
un cierto objeto, y la especificidad de esta "transmisión" radica en que ella quizá pOdemos utilizarlo para indagar en el deseo del autor, pero este deseo
no puede efectuarse directamente desde los textos (la obra de Freud} セ@ qesigna ya en el texto セ@ objeto, y la respuesta nada puede decimos sobre
lector, sino que exige esa experimentación in vivo que implica la presencia . nuestro deseo. El texto sólo es tal. a partir del momento en que se hace
de un analista: . · . .ii • obra, parte desprendida del autor, como tal autónoma y que se ofrece·
· · Paradójicamente, el psicoanálisis se presenta como 1 cien_cia , m· ª. como objetó elaborado por uµ déseo sobre el cual el lector: ya no tiene
ningún ーッ、・セ@ ·
ventada por un "autodidacta", cuya teoría tiene como pnmer postulado
que no puede haber "autodidactas'' en su dominio. El autoanálisis de Freud,
1 Lo que podríamos llamar ''transferencia con el texto" en. sí mismo
no puede llegar a ser objeto de análisis s.i no resulta reinteirogado desde

l
matriz de la que nació su obra, se :convertirá para sus sucesores en aquello
que éstos sólo pueden alcanzar, en el ョZNQ・ェセイ@ de los casos, 、・ウーオセ@ .de un . otra parte: la relación del. sttjeto can el escrito de Freud, con· su saber; con
psicoanálisis, en el sentido ortodoxo del tenruno. ·· . su teoría, sólo podrá elucidarse el día en que el sujeto haga de dicha rela•
Lo que puede pareéer una paradoja es, sin ・ュセ。イァッL@ la ・カゥ、セ」Q。@ que E ción aquello por lo cµal· él tienta Mdeseo de otro sujeto. Por eso; en este
nuestJ;a teoría bnpone. El primer bien que nos lego fイセ、@ se situa clara· dominio, la posición 'de Freud • siendo, a doble tituló, origjnal: funda-
mente del lado de la transferencia: en Freud, el autoanálisis es ese proceso, dor de tina teor1a que hemos hecho nuestra, es aquel que oJjgina una trans-:
esa exploración que no セ@ apoya"en セ@ modelo teórico del que haya misión (y un linaje) que no puede pasar sino.de analista afüturo a"nalizado:
podido disponer a priori. .Decir que Fliess desempefió para fイセオ、@ el rol de El lugar que ocupan los textos en este caso (nos referimos a sus escritos)
analista es una verdad a inedias. Si bien es cierto que ocupo. para fイ・オセ@ es muy ー。イエゥ」ujセ@ Entre el texto como saber, y su áplieacióil, es decir, aque-
el lugar de ese interlocutor ausente y ウゥャセョッ@ al .que le 、・」ゥセN@ lo アオセ@ iba llo que hace ・ョセ@ a didio saber en el campo de Já acción, aquello que
descubnendo en el laberinto de su propio mcoDSCiente, tamb1en es cierto puedé realizar sus miras, se .ipterpone ese "practicante"' particular que es el
que F1iess nunca comprendió nada en cuanto· al papel アセ・@ se le 「ョーオセ_AャZ@ analista (y, por lo tanto,· 1a· experiencia de un psicoanálisis). ·
y este no-saber, esta opacidad, poseyó para Freud función de revelacion. . Leer, comprender, conocer la obra de Freud no exigen, desde luego,
el Otro que supuestamente sabe se le fue apareci!ndo poco a セ@ en su la condición previa de un. análisis; péro la relación del sttjeto oon este cono-· "
demudez, y descubrió que ese "saber" que quetia hacerle asumir no .era . cimiento no Será la mislÍla· en los dos casos, porque para que el mismo se
otra cbsa qiie el objeto de su propio· deseo, que lo que él demandab;i a F1ie_a& convierta en la herramienta gracias a la cual el "conociente" puede tomarse
era que le garantizara un Iugai: donde ese objeto .existiera, 、ッセ@ sól? アオセᆳ por. ·objeto a concicer, para que pueda saber lo que espera "en verdad" de
ra reencontrarlo. Cuando fuerce al.Sileno a abnrse, descubnra en ・ャセ@ bien esa herramienta,¡¡ qué deseo.responde, se torna neceSario ese tercer エ←ュゥセᄋ@
más preciado: la obra de arte que él mismo _había .elaborado ャセエ。ュ・ョL@ no que .es el analista. De allí que el practicante, lejos de desempeñar un rol ·
y en ésta イ・」ッョセ£@ a la transferencia. Al nusmo :uempo. sabra que acaba secunwmo en relación .con el texto, se convierta en .lo único que puede de-.
de del!()ubr:ir el camino por el cual debe pasar el SUJeto para que la apertura volverle su potencia de acto. ·
Por eso es un gra\'e error querer diferenciar al analista-practicante del
11 Sobre ・セ@ derecho de denominación, cf. C. Castoriadis en el n° 8 de . L 'lncons· ; ánalista a secas. Este último título sólo puede aplicarse a.aquel que asume
cient. · ·1a responsabilidad de un método y por lo tanto de una práctica; sólo ellos

)8 '"
19
:. !

pueden hacer que el saber legad<i por Freud pase del campo de la exégesis,
del campo de la pura teoría, al de la praxis que le es específica. Este paso
1· ·
í
-en el sentido ヲセ@ que el analiota diiige a .los textoi, y su acceso a un
conocimiento (aquí habría que entender este término como "renacer /
dividirá a los intérpretes de Freud en dos ·categorías: los que indaga.ti en ·con''***) que. lo compromete en lo más profundo de sí mismo.
su obra, y que pueden tener derecho al título de teóricos, y los que la prac- Cuando esta vía queda proluoida, asistimos al mecanismo .tan bien
tican, o sea, los analistas; para los cuales actividad teórica y actividad prác- descrito por Freud con respecto al·duelo. Por las razones mencionadas, la·
tica no pueden estar disociadas. Si estos últimos son tan susceptibles en lo transformación de un método en texto cierra al sujeto el acceso al saber: 、ゥセ@
referente a la interpretación de los textos de Freud, es porque saben que cho acceso implica y exige no Ja seguridad, desgraciadamente, sirio la posi.Di-
ahí se encuentra justamente el punto donde .para ellos se opera la articula- · Jidad de un rebasamiento, de una nueva transgresión.
ción. La interpretación del texto que opera el analista (se trate del texto de . la reanudación de un discurso que, opuestamente, sólo puede sostener
Freud o del texto de su propio discurso inconsciente) es aquello por medio los emblemas con que se adorna preser\rándose de todo cuestionamiento
de lo cual justificará su método, así como éste deberá probar, en espejo, Y posible, priva al analizado· del objeto que puede ser sostén de su deseo de
en sus efectos, la legitimidad de una interpretación que remite al analista saber. Lo que se le ofrece es un "conocido" y no un "por conocer'', y un
a su subjetividad, a su práctica, a su interpretación. "conocido" que se quiere exhaustivo: frente a este duelo, el sujeto hará
Freudiano entre los freudianos, lacaniano entre los lacanianos, discípu- una regresión y se identificar.[ con el objeto perdido. En el caso que nos
lo entre otros discípulos, el arialista (intérprete .a doble エ■オャッIセ@ heredero, interesa asistiremos a la identificación del candidato con el autor del modo
en el campo de Ja teoría, de un bien común que tiene que compartir con de empleo, y un moV:iiniento regresivo ocupará el lugar de algo que habría
el conjunto de sus pares, reivindicará por el contrario su Bウゥョセ、。@ podido convertirse en invitación a la transgresión y al conocimiento. El di-
·(es decir, .aquello· que le permite ser en su _propio nombre transmisión 、・セ@ dáctico se transforma en adoctrinamiento, la teoría en dogma, el analista
texto) en un dominio donde vuelve a verse confrontado con su soledad .. enmesías. · ·
el acto arialítico. Esta tentación es aún más aguda por cuanto amenaza satisfacer tanto
En dicho dominio podrá experimentar los efectos de la singtdaridad de セQ@ deséo del analista como el del analizado. Lo· que caracteriza al dominio
su interpretación, podrá reconocer su paternidad,. hacer f?On ・セウ@ ''su" analítico, ese espacio donde se conswna un análisis, es que, incluso si el
obra. El analista se asume .como intérprete en el registro de la .aceton (y el análizado lo ignora, am'Qos セ」ゥー。ョエ・ウ@ apuntan al mismo fm: desemnasca- .
análisis fonna parte· de él): intérprete de los textos de Freud e intérprete rar lo atinente al deseo. Pero mientras que el analizado se formulará la pre-
de lo que el analizado demanda a esos textos. · gunta del deseo del anatista, querrá hacerse objeto de la respuesta, y no
En cuanto a la "singularidad" de la escucha y de Ja interpretación, :podrá desenmascarar el suyo propio sino porque en cada ocasión· tem;lrá
que hace del. analista no el enés:inlo ejemplar de un modo de empleo repro- que reconocer que el objeto del deseo 4el analista es otro y está en otra
ducido ad libitum, sino aquel que pretende ser el único garante y deposi· . parte; el analista se preguntará por el deseo del analizado, por el objeto
tario del método que aplica (roles a los que no puede aspirar en. lo que se· fantamzático que éste persigue; si llega a proponer al analizadQ un objeto (
refiere a fos textos), éste es el "bien" que sólo puede trarismitirse de boca a ."real" que fije su deseo, la búsqueda quedará detenida, el fantasma se es-
oreja que sólo puede transmitirse a aquel cuyo proyecto es convertirSe conderá nuevamente en el inconsciente,. y el analista tendrá la ilusión de
a su 'vez en analista, o sea el candidato. Ese "además" a transmitir, propio haber ·descifrado el enigma del otro cúando ne> habrá hecho otra cosa que
de la relación didáctica, tiene que ver, pues; con aquello que en el psicoaná- leer en tln espejo el mensaje de su própio deseo. El analizado teµdrá la ilu·
lisis pertenece al registro del actuar, o sea de una praxis y no del solo saber. . sión de haber logrado acceso a un conocimiento, mientras que no ha sido
Pero este "además" fácilmente revela. la aporía a la que escolta: querer más que ・セ@ eco fiel de un mensaje que traduce un deseo que no es el suyo.
transmitir lo "singular" de su interpretación, de su accionar, de su estilo, Lós. dos se habrán dejado apresar en la trampa de la transferencia: ·
es negar al candidato el derecho a su "singularidad". - El analista didacta, por no haber sabido desenmascarar a tiempo lo ati·
La causa del mayor avatar que amenaza al didacta enfrentado con esta nente a su· deseo de· "fonnad.Or", lo que arrastraba consigo de recuperación
aporía es la tentación que puede experimentar .de poner su método, su narcisístic;:a, de satisfacción h1>.idinal, de fantasma de maestría .(¿'no es el
interpretación, en el lugar del texto. El candidato ya no será remitido a los alumno el único que púede permitirle, sin dejar de respetar en apariencia
fun&unentos de una teoría por experimentar, por enriquecer, por reinter- ·nuestra deontología, ser el beneficiario de una transferencia, demasiado
pretar; por el contrario; se le demandará que consolide la peI1!1utación pesada de soportar cuando uno sabe que de ella sólo podemos esperar un
operada. La teoría quedará sometida al método, y éste s6lo podrá usurpar efecto de apertura parael sujeto y en su exclusivo provecho?).
su lugar si denuncia a toda reinterpretació:ti, a toda reeJaboración, como - El analizado, más excusable ーオ・セ@ se lo habrá inducido a volver a reco-
contrarias a la ortodoxia. En efecto, el menor atentado セ@ esta óltima pone rrer .un ca.mino que conoce bien por haberlo elegido repetitivamente: la
inmediato f'm a la posibilidad, para el analista, de pe.rpetuai: su linaje. _Si la idealiµtción siempre le parecjó más accesiole que la sublimación, y transfe-
singularidad del candidato ahora analista reaparece, el didacta Sentirá ipso
facto que su "filiación" peligra. Ahora bien: esta "singularidad" no es· un *** Juego de pa1abras entre connaissance, "conocimiento" y co-naissánce, "co-na·
lujo, un accesorio facultativo, sino que al mismo tiempo atestigua el interés cimiento" (N. de T.).

?O
rir sobre los hombros de otro la responsabilidad del deseo, más fácil que ser
único responsable de la elección; la ilusión siempre le ·pareció más humana - O bien, segundo camino posible,. se estabiecerá ·un stritu qua, "in-
que la verdad. . terminable" como el análisis del mismo nombre. La relación didáctica -tá-
Vemos as( que la permutación entre práctica y texto acarrea una nue- · citamente asegurada en su perennidad- podrá permitirse el lujo de un falso
va permutación: ya no es Ja teoría freudiana lo que se utiliza para la elucida- cuesüonamiento de sí misma. En 1este Ca.so, lo que se q;>nstituye en enclave
ción de la transferencia, sino la transferenciá ·lo que .se ーッョセ@ al servicio es, en cierto sentido, la totalidad del campo: enclave sometido a la pesadez
de un sometimiento teó:rioo. Cada vez que el analista, así fuese sin saberlo, y opacidad de una relación .alienante e inanalizable porque los dos parti-
se Sirve del poder que le ofrece la transferencia para consolidar su dominio cipantes la justificarán con esta paradoja {y este absurdo) extremo: la rela-
teórico, amputa del campo de lo セ「ャ・@ una. zona que se verá anexada ción didáctica y su "pureza" implican una transferencia de trabajo (que
a su propio campo h'bidinaJ. Si bien es cierto que la función de aiialista debe entenderse como transferencia teórica) que, ;vaya a saber por qué mi-·
invita a servirse del análisis;de la transferencia para pennitir al sUjeto el des• ]agro, se hallaría depurada de toda escoria transferencial. Una vez más
ciframiento del dese<>-ínconsciente, este desciframiento exige que-.todo lo ese "real", con motivo siempre cuestionado por el analista, es requerido
que en el discurso se presenta como.efecto de transferencia pueda sei: de- como ayuda, es reintroducido en el campo didáctico y servirá como sello
vuelto al remitente. Es sobre este camino invertido, V\1.elto a reconer P<>r el de garantía al nuevo "freudiano" o al nuevo "freudismo"; gracias a lo
mensaje, que podrá tener lugar la.inteiprétación. . . . cual el セエ。@ pasará a ser, para el candidato, ese Otro de él mismo al que
Todas.· IaS veces que ·el analista se propone como destinatario real y delega la tarea de ser sujeto de una enunciación de la que ya no es otra cosa
de derecho de la oferta o de una de sus partes; impide ese moviinieuto de que eco del enunciado. · ·
retorno, fija el mensaje, hace imposi'ble para el analizado y セ@ sí mismo · . A1guna8 veces se habló, a propósito del psicótico, de "psicoterapia
esa lectura segunda que es la inteipretación ..Bn el campo de lo imaginario .de sostén", sin que se supiera demasiado, por lo demás, a quién o a qué cosa
donde se ·despliega la transferencia; se constituye así un enclave que será supuestamente se sostiene. En el caso presente, de buena gana propondría-
abusivamente justificado por ambos participantes eri función de su perte- mos el térmirto "didáctico de sostén", puesto que aquí, por lo menos, se
nencia a un "real" y, .como tal; al resguardo de la acción interpretativa. puede decir qué hay que sostener para ambos participantes. El candidato
Todo aquello que, por la astucia de tran.Sferencia, formule el candidato sostiene la mira de poder del analista; el analista, el deseo que el candidato,
com<;> ·dirigido. al analista en cuanto encarnación 、セ@ ・セ@ saber, de. ese modelo, de una vez para siempre, ha alienado en su provecho. ·
de esa maestría que se Qセ@ imputa, y todo aquell<? que, por paI'@ del analista, Si hemos analizado extensamente este tipo de avatar fue porque nos
venga a responder con un actise de recibo que atestigüe la prjma de placer . enfrenta con aquello que la relación anaiítica, independientemente de
que allí encuentra; serán definidos desde ese momento como diálogo extra- cualquier otro factor 1 2 , puede segregar.
エイ。ョウヲ・セ」ゥャL@ "real" (¡y, desde luego, justificado!) rvconocimiénto del . Si I}O existiera セャ@ deslizamiento inducido por la relación didáctiéa en
saber de uno, "real"( ¡e .igualmente justificada!) apreciación· de la aptitud cuanto tal, poco peso tendrían los factores extrínsecos que derivan de la
del otro para analizar. . • -. · inserción del didáctico en los parámetros de una sociedad, a la cual ー・イエョセ@
Para preservar el eridave, candidato y analistil enfrentarán una tarea ce uno y a la cual el otro demanda pertenecer. Opuestamente, si no existie-
muy difícil: ·ponerlÓ fuem del· alcance de 」オ。ャアゥセイ@ pulsión agresiva. Esta· ran estos factores heterogéneos, si el poder que ejerce una sociedad no ·
hazafia, y Ja hay cuando se. considm Ja energía que un psicoanálisis mo- interfiriera a su vez en los parámetros de la experiencia wdáctica, el desli·
viliza én el campo pulsionat, ilerá alcanzada por dos caminos: .- , zamiento am'ba h,:tdicado sería un poco menos difícil de evitar.
. -O bien,. por Un c:ontratQ tácito, todo lo que tep.ga ·que ver ron.la ·Lo que de hecho ocurre es una inducción recíproca que produce
práctica se considémá de entiada cómo algo intocable, algo. que debe e.X-· como efecto la exacerbación de un conflicto donde se enfrentan intereses
cluirse de lo analizable del discurso (como coilsecuenc:ia, también se verá muy diversos. Poder del psicoanálisis, poder de la sociedad, poder del psico-
excluido lo. que toca más de ,cerca a ese セウ・ッ@ de ser analista que en un analista, una ・セエイ。ャ@ lucha de prestigio viene así a 、・ウセ。イ@ el campo en
didáctico constituye el punto mayor de セエ←ョ」ゥ。IN@ ;. el que se desenvuelve nuestra acción y, con o sin nuestra complicidad,
. La 。ァイ・ウゥカ、セ@ ウ・ョセ@ como particularmente peligrosa por el candida- llega a desnaturalizarla. · · · .
to, qujen temerá la violencia de la retorsión, y µmtbién temida por el ana· · Ahora bien: esos tres poderes no son homogéneos, y no pueden quedar
lista, quien se sentirá cuestionado en su ser mismo, será desviada en una . agrupados bajo un mismo título. Por poder del psicoanálisis, el más fácil
buena parte a lo extraanalítico, y イ・。ー」セ@ como cimiento de los clanes, de definir, no puede sino designarse su acción sobre la psique. Está en su
de las camarillas, de las rivalidades intra e intersociedades. Si esta salida se poder removilizar la energía de esta última, actuar sobre las fuentes mismas
cierra, si esta deSviación resulta impracticable, veremós cómo hace irrupción de su ñmcionamiento. En este caso, y con razón, el poder remite al con-
la agresividad en el enclave mismo, y asistiremos a una dramática ruptura cepto de saber:.designa un efecto posible del misnio.
de la relación analítica (lo cual prueba lo que decíamos sobre el セ」エ・イ@
nó analizable del enclave: la agresividad· sólo puede ser Í1ctuada, la palabra 12
.. Agreguemosque en cualquier ウッ」ゥセ、。@ se puede asistir a accidentes semejantes.
· ya no tiene lugar). · · Pero no ・ウセ@
en su podef evitarlos; es su deber estar advertidas de ellos y saber
9ue pueden favorecer o contener su propagación.

n 1 23
Otra. coSa sucede en los ottos dos registros, aunque también aquí sea .
el saber lo que se invoca como justificación. En cuanto al poder de la s<>:".
ciedad, en nuestra primera parte habíamos delineado s_us caracteres: .ese; ·
l quienes criticaron con la· mayor pertinencia ese estado de cosas a su vez
tropezaron con escollos igualmente graves, hay que· preguntarse por el
sentido. al que remite el enunciado, tan ヲイ・セョエゥ@ invocado, de uná
poder preside la elécción de una opción sobre la fonnaci6n: que se enunciara ''teoría del didáctico", o de un ''hacer la teoría del didáctico", que fue y
como proceso de habilitación. En nombre del saber, de la experiencia, de sigue siendo, para cierta escuela, el blasón propuesto a sus adherentes.
la exacta interpretación del discurso freudialio, cualidades imputadas a h・ュセ@ recordado que ·en el áréa psicoanalítica francesa las· escisiones
· sus dirigentes, la sociedad impondrá un modelo del que emanará directa· · siempre estuvieron motivadas por disensiones en cuanto a las reglas de for•
mente el sistema de funcionamiento necesario para hacer respetar su aplica· . mación y por la crítica de sus resultados en el plano del pbder y en la je·
ción. Hemos calificado a este poder de teórico-práctico: en efecto, siempre rarqUización a· que daban lugar dentro del sistema de las sociedades. Agre·
lo veremos referido a una teoría, y en especial a una ''teoría del didáctico" guemos que los reagrupamientos resultantes siempre tomaron como refe-
pregonada por el o los legisladores. Por otra parte, no debe olvidarse que rencia una "teoría 、・Nャ。セ@ ... en cuyo nombre se denuncia como escollo·
esta opción "teórica" produce un impacto directo· sobre·el poder práctico: algo que otros definen como condición necesaria y positiva. ·
legisb!,, de hecho, sobre· el acceso al título de psicoanalista; se supone que Lo primero que ha de averiguarse es si hablar de ''teoría del didáctico"
lo defieride contra las usurpaciones, que garantiza su letímidad. Ya dijimos no remite a Wl recorte arbitrario, ·que favorece la coartada gracias a la cual
que se trata de un poder que las sociedades psicoanalíticas no pueden ne· el análisis propone como mira de saber algo que es, en realidad, una mira
garse a ejercer; es cuestión de comprobar si ・セエ£@ al servicio del psicoaná· de poder. Llegado el caso,la "teoría del didácticoº no es más que un abuso
lisis o de los psicoanalistas. de lenguaje que abre el camino a una serie de abusos en otros registros.
En este punto ·interviene el tercer factor: el poder del psicoanalista, Nuestra respuesta apelará a la obra de Freud y al capital teórico que
en cuanto representante elegido por la sociedad y en el cual ésta delega el nos ha legado. Su teoría -disC?úlpesenos.'la repetición:- propone conjunta·
ejercicio de su propio poder. Tal delegación, como aquella elección, se con· .mente un modelo de la estructura psíquica y el método para sú exploración, .
vertirán casi siempre en objeto de una lucha de prestigio, lucha en la cual método que ha.ce del análisis de la transferencia su camino real.
parece disolverse, de manera ·tan total como desésperante, ese saber sobre Si el modeio ilustra los e•ementos univerSales propios de la estructura .
la psique que debería ser nuestro patrimonio. . de la psique, el método, lo que llamamos teoría' de la cura, nos pone en cada
Tan inquietante disolución se opera en el seno mismo de la función . caso frente a una combinatoria singular de aquellos elementos primeros.
psicoanalítica: el analista que ejerce en su sillón y el analista que ejerce en Esa singularidad que hacía hablar a Freud de "elección" -de セ@ neurosis,
el seno de una sociedad psicoanalítica como ,-epresentante de su poder, . pero también, más generalmente, de todo tipo tte defensa- es el enigma
de su ideal, de su teoría, funcionan en ambos casos en nombre del.psicoaná· · que se ofrece a la interpretación. · · '
lisis y en tanto que psicoanalistas. i.a fisura que surge entie discurso y acto . . Nuestra acción apunta abrlnaar aÍ 'srijeto la posibiliciad .de ·hallar $us
en el ejercicio de .la fwlci6n "social";· no puede carecer de efectos en ·et catlsas inconscientes y subjetivas, a fin. de transfonnar en histona de la que
ejercicio de la función "psicoanalítica". En otras palabras. la fisura no se · es autor algo que hasta allí estaba excluido del campo de su ·saber y del
produce entre dos caras de la función psicoanalítica sino en el propio seno campo de su dominio.· La elucidación del sentido de esta combinatoria, que
de cada una de ellas: el didacta analizará en nombre de la verdad de una ha de ser haDado .cada vez, es lo ·que apuntamos a alcanzar pqr medio del
teoría, pero como trasfondo apuntará a defender el sistema que le 。ウ・セ@ . análisis del modelo transferenciQI propio de ese sujeto frente a ese analista.
sus emblemas de "funcionario"; el "funcionario•• pretenderá representar al · Más allá. de una nosología que se apoya tan sólo ,,n una descripción
. defensor desinteresado de un sistema teórico, pero como. trasfondo, apun· sintomática, la cJínica psicoanalítica; si este ténnino pietende poseer un
tará a asegurar la intocabilidad de su poder de "didacta", querrá preservar . sentido, deberá aislar una serie de entidades definidas justamente por mo-
el prestigio que confiere el número de alumnos formados, la aureola que . delos transferenciales. ·
• ofrecé en nuestro dominio, el título ·de teórico; en sfutesis, apuntará a la Por lo tanto. el accionar· del analista remite a una teona de la cura•.
defensa' de. una práctica a la que quiere proteger de cualquier cuestiona· única cosa que pe.nnite desprender en cada caso lo específico y lo no SU·
miento (que de hecho sería su cuestionamiento). ' · pe:rporu'ble. Parafraseando lo que sosteníamos a propósito .de la estructura,
Fácil resulta advertir aquello que, en el sistema de las sociedades tal . diremos que Freud nos legó los elementos universales de una teoría del
como generalmente· se lo aplica, favorece esa doble fisura. La instituciona- "psicoanalizar'', y que esa teoría nos pÍ'Ueba que, aun en los casos de diag·
lización de una jerarquía, la multiplicación de los "exámenes de pasaje" . n6sticos id6nticos,. existen moaalidades específicas de la vivencia transfe·
(selección, acceso al control, acceso al título), cuya consecuencia es la mul· rencial. Si por ''teóría del 、ゥ■」エッGセウューャ・ョ@ se quiere seiialar el
· tiplicación de los poderes y la delegación en los representantes de la soci€ldad interés que reclama, para el analista, el· estudio de un tipo de defensa paru·
de una responsabilidad de la que el candidato se ve amputado cada vez; el . culannente favorecido por la posición de "candidato" del analizado, pensa-
choque en ciertos puntos del recorrido entre el que analiza y el que juzga a mos que ésta es una alegáci6n muy útil, pef9 el ténnino ''teoría" nos
un mismo sujeto: todos estos factores no pueden sino contribuir a reforzar párece ambicioso y ambiguo. En efecto, a partir de aquí el analista tendrá
los peligros que denunciamos anterion:itente. Pero antes de. decir por qué que. meditar sobre aquello 9ue la teoría de .la cura le pennite traer a la luz·

24 25
como efecto emanado de una demanda que toma "al análisis" como objeto . rales. Así podemos resumir la posición de los defensores de la selección:
· y que, con ello, amenaza inducir en él un tipo particular de sordera. . ·
· Si, opuestamente, por medio de una "teoría del (lidáctico" se pretende 1) El candidato que comienza una cura d_e objetivo didáctico C01tlpro-
jemrquaar un sector de la: teoría de la aua hasta hacerle ocupar su lugar· mete de entrada la responsabilidad de la sociedad.
e invertir el orden de precedencia (o sea, pretender que Ja teoría de la cura 2) La situación de "alumno en didáctico" puede estar ya amonedada en
no es más que una aplicación de Ja primera), pensamos que semejante pro- objetivos profesionales. ·
cedimiento debe ser den'unciado. · , 3) Una vez embarcado en este procedimiento, el sujeto corre el riesgo de
·En efecto, para que diCha afmnación tenga Ú.na jiistificación teórica, escapar a otras medidas de control dejándolas siempre para después. .
4) Por último, la teoría psicoanalítica ensefia que existen estructuras
previamente habría que demos.trar la. verdad de los tres postulados siguien-
tes; particulannente reacias a la acción de la cura, y de allí el interés por
1) La relación transferencial vivida por el candidato debería ser dife- . desalojarlas cuanto antes.
. rente de la de cualquier otro analizado, lo cual, implicitamente, equivaldría A lo cual los oponentes -entre quienes nos oontamos- responderán
a postular la existencia de una "elección" estructural o sontomática especí- que, de hecho, el "sí" de Ja selección institucionalista de entrada, en nom·
. fica de los candidatos y compartida por todos (tendríase aquí una suerte bre de la sociedad y como didáctico, un análisis del que sólo mucho más
de nueva entidad clínica: pqdn'a hablarse de histeria, de neurosis obsesiva, tarde podrá decirse a qué fm apuntaba; y que, excepto ciertos casos extre·
etc., de candidato). · . mos, Ja teoría psicoanalítica nos invita a desconfiar de los juicios apresura-
2) Habría que probar que el analista "que didactiza" no puede hallar dos sobre cuál podrá ser la respuesta del sujeto a la acción de la cura. .
en la "teoría de la cura" los elementos que le pennitan entend.er lo que se También aquí el problema radica en la idea que nos hacemos sobre
baila en juego en este caso; si ai¡í fuQm, no セ@ trataría de セ」・イ@ una teoría la función de la SQciedad y los efectos que sus intervenciones pueden tener
del didáctico sµio 4e reinterrogar a la teoría psicoanaütica •. La . sordera en el curso de un análisis, exactamente del mismo modo en que nos hemos
parcial que afectaría at analista se presentaría en ,la totalidad de· su campo plánteado, Y seguimQS haciéndolo, la cuestión de las consecuencias que
de actividad. · . podría tener sobre todo análisis la. intervención de la Segundad social 0
. 3) Habría que demostrar que cada vez que aquel que se tiende sobre de cualquier organi8mo oficial. lo que se halla en tela de juicio es la teoría
el diván se presenta como ·un "candidato", el "e$tilo" del análisis debe. psicoanalítica, y no tma hipotética teoría del didáctico.
quedar modificado de manera particular; lo cual contrade.ciría el ·loable En este punto nos セ・」@ imponerse una conclusión: o bien estamos en
esfuerzo realizado por muchos para reintegrar el didáctico al campo de presencia de un abuso de lenguaje, y la fórmula "teoría del didáctico" só-
la c;ura psicoanalítica en sentido propio (esa reintegración es h? único lo se emplea como sinónimo de una "reflexión sobre la formación" fórmula ·
que puede devolVer al didáctico su sentido). ·. . ·· 1 esta última que engloba ・セ@ conjunto de reglas, sugerencias, investÍgaciones .
ConSideramos que estos postulados denuncian por sí nlismos su propio que エセ@ sociedad freudiana, a partir de la teoría de la cura, propone como
absurdo, y prueban que los abogados de semejante posición sacan prove- .las mas aptas para impedir que el didáctiqo pueda salir de los parámetros
cho de la confuSión que para muchos se open. entre lo que pertenece al propios de una cura .psicoanalítica. En este caso, el· proyecto de "hacer
registro del funciónamiento y lo que pertenece al registrq d¡, Ja teoría. · una teoría del didáctico" remite de manera precisa a una reflexión analítica
Ilustraremos esto con dos ejemplos. Hasta 1963, las dos sociedades exiJ.. muy difícil y muy ·necesaria, sobre lo que es, o debería ser, una sociedad 、セ@
tentes en Francia adoptaban el principio de una "lista" de didactaS. JamáS psicoanálisis y sobre las motivaciones propias de sus representantes. ·
se aplicó. セ・@ principio en nombre de una ''teoría 4el·didáctico", sino セ@ O'bien ese proyecto reivindica un objetivo más ambicioso, se proclama
función de consideraciones que apelaban a los conceptos de experiencia,. puntO final de un saber de la teoría sobre Ja teoría, y se convierte en el se- ·
responsabilidad, conocimiento de Ja セ「イ。@ de Freud, etc., o 5ea, en función · ftuelo gracias al cual es dejada en la sombra toda reflexión sobre la fonna-
de razones que podríamos llamar prácticas o experimentales. Puesto que se· cióri o toda reflexión ·sobre las sociedades psicoanaüticas, a los que se con-
pensaba que el didacta puede ser el punto de partida de un "linaje" de sidera sin 'duda remas un poco demasiado explosivos. · · :
analistas, y que tiene una responsabilidad particular en la defensa de la Es interesante verificar de qué manera jugaron los coíiflictos ヲオエ・イウッセ@
teoría freudiana y su aplicación, se concluía que dicha responsabilidad ciedades o intrasociedad en esa confusión posible. Cada vez que se cues-
debía ser patrimonio de aquellos que ya habían dado sus pruebas en la tiona el proceso de fonnación, se verá a sus defensores transformarlo de ·
práctica analítica. . . pronto en sucedáneo de teoría psicoanalítica, y acusar de heréticos a los
Las justificadas crítkas que se. formularon contra este principio apela- atacantes: éstos, a su vez, se dedicarán a demostrar que no se trata de posi-
ban, a su vez, al mismo orden de razones; la ・クーセ@ muestra que la lista ciones teóricas sino de conveniencias prácticas. Las justif'J.Cadas críticas
servía casi siempre para preseivar, y las pruebas B・ク。ュゥョエッセ@ exigidas así ヲセャ。、ウ@ por Lacan y sus alumnos al conformismo y la burocratiza.
al futuro didácta solían ser criticables. Las diferentes actitudes· frente a ción que inducía la instancia internacional, apuntaban a probar que algunos
la "selección" nos proporéionarán. otro ejemplo. J'ambién ·aquí las .dos · de los decretos de dicha instancia no se basaban en ningún postulado teóri-
partes se remiten, ya sea a la ・クーセョ」ゥ。L@ ya sea a conceptos teóricos gene· . co, sino que servían para perpetuar un funcionamiento que no se quería

26 .
' 27
· volver a cuestionar por razones de pura conveniencia ー・セイゥ。ャN@ · · . ferencia lo que en realidad es "efecto del analista" (la llamada contratrans·
Por desdicha, nuestra experiencia en la escuela ヲイ・オセ@ de :,arf s nos ferencia), y viceversa. Conocer el objeto del deseo del analista, aquello
demostró que la astucia del poder, como la astucia de la alienacion, nada que motiva su accionar: tal es la cuestión que todo análisis renueva para
tienen que envidiar a la de la razón: ponen igualmente en marcha un en- el analista y que todo didáctico háce surgir para el candidato como punto
granaje cuya fuerza irrepresible producirá ゥョ・ャオ」エ。「セ@ aquello .que último de lo analizable. De allí, en la práctica, la puesta en guardia contfa ·
constituía su mira última. En nuestro preámbulo rendíamos homeruge a toda ingerencia externa por parte de la sociedad, la éual, decidiendo en
!.
lo que para nosotros significó ei aporte de la teoríá de Lac3;11, la lucide; nombre del candidato, vendría a cortocircuitar el análisis de su deseo,
con que sefialó las trampas en las que se enredaba el psicoanalista; recordá· para no estatuir sino sobre la serie de las demandas que él le dirige.
bamos la justificada esperanza que de ello podía resultar para aquellos que Pero desde ese momento.tacan enunciaba un segundo postulado cuya
se interesaran por el. porvenir del psicoanálisis .•. y nos interroga'bamos contradicción con el primero se fue revelando progresivamente en el propio
sobre la razón de lo que calificamos como fracaso. . funcionamiento de la Escuela freudiana de París. Dicho segundo postulado
· A esa interrogación es que vamos a responder. No se trata de poléllll- es el de Ja "pureza del didáctico". ESta calificación, .ambigua, merece refle·
ca, sino de poner de relieve las contradicciones y_ los err?res que ・ョ」ッセᄋ@ xi6n, pues autoriza dos interpretaciones. La entendimos entonces, y seguí· ·
mos en el proceso de habilitación al títul!> de ps1Coanalist,íl que ha elegido mos entendiéndola, como 。セ・ャッ@ que especifica la mira esencial del pro-
la Escuela fre'1diana de París al votar la ''Proposición del 1 de octubre de yecto del didacta: llevar lo más lejos post"ble el análiSis del deseo inconscien·
1967" de J. Lacan13 • Si se .considera la importancia de esta escuela Y el te aprovechando al máximo la relación que enlaza, en este caso,· objeto de
papel cumplido por Lacan en el área psieoanalítica &anc:em• es ・セ、ョエ@ demanda y objeto de deseo. . . ·
que los actos de aquélla comprometen pesadamente el セ・ウエ￱ゥッ@ del ーsエ」セ。ョ£ᆳ En efecto; de entrada existe para el candidato una equivalencia entre
lisis; puesto que ella ionna, en éfecto, un número conStderable de analistas, lo que es objeto de. su demanda (hacerse analista) y lo que puede ser objeto
plantea a todo analista el problema del riesgo que de esto puede resultar, de su deseo. Este cruce, fuente de muchas dificultades, nos parece positivo
a breve plazo, en cuanto al modelo que defina, para una buena parte de los en un punto: mientras que en lo que llaman análisis セイ。ー←オエゥ」ッ[@ la satis·
futuros candidatos, qué es un psicoanaJ,ista y cuál es. ta función que. éste facción que en él puede hallar Ja demanda (por ejemplo, la desaparición
tiene que aswnir. · · · del síntoma o el acceso a tal o cual éxito sexual o profesional) amenaza
Repetir las historietas que se cuentan sobre las originalidades de l。セ@ ser asimilada por el analizado a una respuesta adecuada a su deseo, y así
y hasta sobre los azares de su personalidad es algo .que sobre todo permite puede convertirse en la razón de una detención de Ja cura, en el caso de un
a sus partidarios y detractores ocultarse mutuamente lo esencial de 1;1D. pNセᄋ@ didáctico la demanda remite directamente al candidato a la cuestión de su
.blema que los concierne al mismo título: los efectos de toda エ・セ」ゥッョ@ .deseo de análisis•.En este plano no puede haber (o no debería haber) res·
cuando quiere hacerse dogma, la violencia セウ■Nᄋ@ 」ッュ・エゥ、。セ@ sobre la !erdad puestas parciales posi"bles: el proyecto que sostiene la demanda del candi-
en provecho de los enunciantes, 」セアオゥ・イ。@ que sea el ・ョセ」ゥ。、ッ@ escogido•. dato lo remite de entrada a un deseo de análisis {de analizarse, de analizar)
La escuela fundada por Lacan en 1:963, semejante en esto a toda aso- .. . . que deberá reconocer como objeto de su demanda. Y, puesto .que ese
ciación de psicoanalistas. reunió a cierto número de ellos (nosotros inclusi· . · ..,objeto", o mejor dicho su persecuclón, depende del análisis de su propio·
ve) que compartían una doble opción: en el registro de la teoría, recono-. · deseo inconsciente, se abrirá para él (al menos esto debería ser posi01e)
cían el valor de la interpretación de Freud 。セ@ por Lacan Y la imF· ese acceso a ur.ia demanda de saber que toma a lo desconocido de su deseo
tancia de la avanzada que su teoría autorizaba; en el registro de la formación, como objeto. Esta apertura no es específica del didáctico, pero pensamos·
ad.herían a las críticas formuladas por Lacan y consideral?an posi"ble la . . que en esta última relación debería poder h"berarse al máximo de las escorias
aplicación de un modelo de f onnación que supiera evitar los callejones sin de que es portadora: en el campo del didáctioo más exenta debería hallarse
salida denunciados. · del peso de esos beneficios secundarlos que pueden acabar tomando el
Ese modelo supuestamente.al servicio del psicoanálisis, no era una vana prime.r lugar, y modificando la trayectoria de un movimiento cuya meta era.
utopía: la エ・ッイ■セ@ de Lacan sentó un postulado que pennitía, o debió haC:X-· el desciframiento de la psique.
lo abrir el camino a una aplicación nueva del funcionamiento de una socie· . dゥセッN@ esto, volvamos al 8egundo postulado .de. Lacan y a la ambigüedad
chd psicoanalítica. Según este postulado, cuya verdad demostró Lacan .del calificativo por él escogido: ambigüedad porque; dentro del contexto
de manera ejemplar, el nudo del análisis didáctico (que nosotros ・ョエAセ@ . en que lo plantea14 (el acta de fundación), de entrada instituye al didáctico.
mos como ese punto de mayor resistencia cuya superación es lo umco como última (de. 「セ@ gana 。ァイ・■セッウ@ "como única'') proeza. Nuestra
que pennite la tenninación de un psicoanálisis) es la elucidación del deseo elección del término no es casual: a partir de aquí no sólo queda reinstau· ·
de ser analista (o del deseo del analista), que siempre ameruu:a cumplir la rada una jerarquía de valores sino que, y esto es mucho más grave, dicha
función de una pantalla sobre la cual se proyectaría como efecto de" 1;ranS· 14
En el acta do funclación de J. lacan puede leerse, con respecto a las diferentes
secciones que constituye "1. Seci:lón de pslcoaná1Jm puro -:-o sea, praxis y doc-
U Esa, proposición fue votada por la E.F .P. recién en enero de 1969: esto motiv6 trinlt-del p&iCOllJlálms propiamente· dicho, ·eJ cual no·es otra ·cosa -Y quedará ・ウエ。セ@ .
nuestra renuncia. blecido en su lugar- que el psicoa:rlálisis didáctico". .

28 29
jerarquía no apunta ya simplemente al gradus analítico sino al acto ana}íti.; tiene sino a partir de escisiones arbitrarias planteadas sucesivamente entre
co. Entre el primero y el segundo postulado aparece una c1ara antinomia ・ッセ■。N@エ Y clínica, reconoc!111iento válido en. el interior de la Escuela y reco-
(la "proposición" dirigida a resolverla no セ@ más que atestiguar su irre- nocmuento por el extenor, ausencia de jerarquía y restablecimiento, en
ductibilidad); en efecto, mientras que el primero denunciaba al deseo del realidad, de una escala de valores que separa a los "modestos" de los "va-
analista, ó al deseo de análisis: como el último refugio. donde podía para· lientes", condena del "control" y exigencia de éste para el "practicante".
petarse un "resto" escapado del análisis, punto último siempre por rein· Hemos hablado de contradicción: en efecto, cómo definir de otro
terrogar, el segundo olvida las implicaciones que de esto. resultan para el modo la crítica que el mismo texto dirige a la existencia del título de didac-
analisia y para la cura, y hace del "didactizar" el sumo emblema ofrecido ta en la mayoría de las sociedades, y esa investidura. dada a los psicoánalistas
por Ja sociedad como estímulo a sus mejores miembros. En セウエ。@ sola frase: de la Escuela por oposición a los que más modestamente se contentarán
"No hay más análisis puro que el didáctico", se anuncia ya la falla por la . con probarse como analistas. No basta con cambiar las denominaciones
. que van a introducirse los excesos que seguirán. . para que cambie el espíritu de ciertos actos. .
·En efecto, tal jerarquización del acto psicoanalítico será entendiqa · ¿Cómo no tachar de contradictoria una proposición que en nombre
como un juicio acerca de una praxis que siempre fue y nunca podrá ser de la teoría psicoanalítica, diferencia a los analistas "que 」ッセエョ「オケ・@ al
sino teórico-clínica. · avance del ーウゥセッB@ セ@ aquellos que, セョ@ su sillón, tratan de pon_er セ@ .
Si se defme al didáctico como el ºariálisis puro", es difícil reprochar prueba la teona p&lcoanal1tica? (nos gustana saber de qué modo "probarse
á los adeptos de este principio· que extraigan de él una segunda conclusión: como analista" es una prueba qe modestia..•).
que los análisis de intención no didáctica no son セ@ que un subproducto, . fゥョ。ャュ・エセGN@ .oo.mo no encontrar la contradicción más extrema y grave
un ."aproximadamente" que acarreará un menosprecio apenas velado hacia セ@ una ーイ_セ」Q@ que, en e,t mismo momento en que quiere volver a cues-
el terreno clínico. · tíonar Ja 'rutma que se denuncia ·en los demás (con alguna razón p0r
Esta jerarquización del didáctico nos conduce a una segunda contra· Nセエイ。@ parte), rutina que sería responsable de la desnaturalización·del セᆳ
dicción: en efecto, sostener ・セ@ posición, implicaría poder justificar sus sIS, ofrece el título de psicoanalista,. en el. sentido en que se Jo entiende en
fundamentos teóricos. Ahora bien: es el postulado <te una "teoría del di· ese エ・クセL@ ・セ@ nombre セ・@ una sola prueba: que el Candidato sepa testimoniar
dáctico", tal como la enuncia Lacan, lo que viene a justificar, a posteriori, . Jo que significa para el ese momento de particular prueba que representa
la legitimidad de la jerarquización instituida. Lo que la Escuela freudiana el fmal de un análisis,. testimonio que lo libera de toda necesidad de este
de París propone; y de manera oficial, no es una teoría sino. • • ¡una invi- otro, a nuestro entender mucho niás difícil: セャ@ que se ·refiere a lo que para
tación a hacerla! 15 • · él イ・ーセウョエ。@ el. acto f」ッセ■エゥL@ es decir, セ「・イ@ asumido en la práctica,
Y será en nombre de esa hipotética teoría por venir que se impondrán Yno ウョーjセエ・@ e?.mte_nc_1on, Ja responsabilidad de análizar a otro· sujeto.
los mecanismos del sistema establecido. Nos enfrentamos, pues, con 'Un falso
silogismo que se enunciaría, poco más o menos, como sigue: -:-no hay teoría
!al ・セッョ@ as1 セエキ、。@ entre teoría y clínica nos parece contraria al ,
propio espíritu de los·textos freudianos y a lo que .constituyó el discurso
del didáctico- su responsabilidad incumbe a las estructuras de las socieda- de J • l。セN@ Per?; como 、・」■セッウ@ en nuestro preámbulQ, plantea un pro:.·
des) nosotros cambiamos las estructuras, de donde: somos los depositarios blema que concierne al funcionamiento de una sociedad ーウゥ」ッ。ョャ■セLN@
(¿futuros?) de una teoría del didáctico. ·
Este paralogismo culmina en la ''propOsición" de Lacan, que. no hace P?Siti:va. Esta at?,_buye el título de .A.M.E. sin que haya para eso necesidaa de
nmguna postulac1on. · .
inás que exacerbar la contradicción de su punto de partida. En efecto, ese Beウエセ@ será obra del órgano estable en de:venir,dcl jurado de aprobación. .' ·
proyecto que, adoptado por la Escuela, estatuye sobre el proceso que de· ..X
ciondeA.E.
dicho título constituye una in:vitación de la Escuela a presentarse piira la califi.
berá recorrer el candidato aspirante al título de psicoanalista de la Escuela,
demuestra de manera iguabnente clara lo que dicho título representa en el . . NセイッL@ 、・ウセ@ ・セ@ moll!e:°to, tal calificación sólo puede ser obtenida por interme-
dio del testimoruo decisivo de su capacidad.
espíritu de Lacan1 6 , y cómo Ja posición que el mismo defiende no se sos-. · "Es セ・@ la autoritación de uno dt; sus psicoanaliuntes al título de A.E. La
. .
auton_zacion del A.M.E. que lo "fonno" para el mismo título.emana, por· 10 tanto
del nusmo hecho. •
•15 No conocemos textos de Jacaiú.anos sobre este tema preciso, mientras que su con-
tribución a Ja teoría psicoanalítica y a la teoría de la transferencia ha sido muy "Pero lo _que se. presenta para ser A.E. es todo psicoanalizante, én el ·sentido de .
importante. que el psi':°analista no se completa sino al volver a serlo en su posición con res-
pecto al su1eto supuesto saber.
16 Pensamos que lo mejor es reproducir aquí íntegramente la parte del texto que ' .1'ª!'1 el ᄀゥ[」セ。ャウエ@ responsable de! psicoanalizante que haya hecho admitir,
se refiere a ello. •'. •. ¿Quién se presenta al jurado de aprobación? Psicoanali· Sl aun es solo miembro de la Escuela, esta no puede hacer menos que introducirlo
zantes que se _proponen ser reconocidos como A.E. Pues, ¿por qué pretender en セ\[ウ@ A.M.E., desde donde entonces se presentará a sí mismo al jurado de apro-
menos, si se tiene coraje·para ello? El analista de 1a Escuela es, no lo olvidemos, bacion. .
el que contribuye al progreso del psicoanálisis. Por qué no comenzar, desde que "Se :ve que el interés de esto radica en que el accew a la posición equivalente a
se-a• • · . lo que en _otra parte ウセ@ llama didacta, no se pierde ya en el tiempo recuperado
"Por el contrario, hay personas que má/i modestamente /ie contentarán con pro- de la beatitud, Y que incluso se toma muy lejos de suponerla". (El subrayado
bane como anali/ita:. Aquí es Ja Escuela Ja que se inmiscuye, y de manera siempre es nuestro). ·

31
cualquiera que sea. Nadie puede discutir válidamente el saber de Lacan, El "psicoanalista" (de la Escuela), que ha pagado de una vez para siem-
su conocimiento de Freud y la extensión de su experiencia. ¿Cómo expli· . pre su tributo al progreso del psicoanálisis gracias a su participación única
car entonces el paradójico resultado que pretende ser el punto sumo de en la ''teoría del pase"1 7 , podrá confortarse, si no en la beatitud, al menos
su teoría? en la buena conéiencia. En cuanto a los colegas "practicantes'', se les dejará
También aquí obtenemos la respuesta con el examen de algo que he- ta tarea de perpetuar la "rutina" de los controles, poner a pnieba su acción
mos llamado los avatares posibles del didáctico y del didacta. ーッョ・セ@ en tela de. jlJicio su saber y sin duda también tá de tranquilizar ai
Pensamos que ése es el escollo con el que tropezó de manera catastró- extenor H・セエョ、ゥッ@ como la sociedad en sentido amplio).. Personalmente
fica la Escuela freudiana de París. . hemos considerado como la más insosteruole de las contradicciones preci·
Fascinados por el prestigio de la interpretación de Freud que Lacan samente a esa división instaurada entre dos tipos de investidura. O bien el
ofrecía, los lacanianos quedaron igualmente fascinados por el saber del control es una fonnalidad abusiva, inútil ·y vacía de sentido: entonces
que Lacan se hallaba investido. A su vez, éste se vio confrontado con una habría que N、・ュッセ。イャ@ y. demandar su abolición, o bien constituye, en efec-
paradoja de la que no es único responsable: mientras que preconizaba el to, el cuestiona.nuento necesario· de su saber que todo analista debe aceptar·
retomo a Freud y a los textos, no supo ver que la mayor parte de sus adep- es impensable que queden exentos de él aquellos que como "didactas" po: .
tos encontraban más confortable aceptar de una vez para siempre su inter- sibles tienen la responsabilidad de formar analistas. .
pretación, y se libraban así de la inquietud de reinterrogar a los textos De modo que, gracias a Lacan, quienes habían sido promotores de un
mismos. Se creó entonces lo que hemos denominado una induCción recí- movimiento que denunciaba, entre otros, el peligro de asimilar psicoaná-
proca: en el lugar del texto sus alumnos prefüieron poner la, palabra de lisis con especialidad médica, quienes pretendieron evitar la reducción del
Lacan; rápidamente le dieron valor de ley, sin ver que con ello_ renunciaban . ッ「ェ・エゥカセ@ 。ョャセエゥ」ッ@ a un objetivo. ''normalizador" [visée"normalisatrice"],
a esa Bウゥョァオャ。イセ、@ que consideramos exigencia indispensat:?le para el . se fueron セ」Q・ョ、ッ@ defensores de una posición que asimila el acto analítico,
accionar del analista; tal exigencia es lo único que puede poner en tela de en lo que. tiene de más ambicioso, a, una suerte de prueba iniciática y eso-
juicio lo "confortable" de su posición. térica, olvidando; que, s_セ@ cual fuere el' precio que tenga que pagar el analista
En cuanto al "Maestro", cayó en la trampa de la oferta que él mismo durante su propio análisis (en des-ser, en depresión o en angustia), no está
indujo. La tentación de crear su linaje, de marcar con su exclusivo sello por ello hoerado frente a· aquel que viene a· demandar que se lo ayude a recu-
la filiación psicoanalítica, no encontró resistencia alguna. perar su verdad. ·
· Desde ese ュセ・ョエッ@ ya. no se trató para los alumnos de probarse como . Este "no ・セエ。イ@ セッ・イ。、B@ implica que "el progreso de la teoría", en sí
analistas, de poner a prueba la singularidad de sus escuchas en lo vivo de bien deseable, S1ga siendo coextensivo de una repetida puesta a prueba de
·una experiencia analítica, sino de probarse como "analizados'', o sea, de la experiencia clínica y del saber del analista. · ·
convertirse en testigos del valor de la escucha. de su analista. Es de "su" . セウ■@ finaliza esta segunda parte: el análisis del intra-muros de los dos
coritnoución al avance del psicoanálisis (nos referimos a la 」ッョエイゥ「セ￳@ エゥーッセ@ de セゥ・、。@ existentes hoy en día en Francia, lleva a poner en evi-
del analista) que deberán ser la prueba. Con ello, el analizado podrá pres· dencm peligros .Y errores opuestos en la (orma pero .igualmente graves en
· cindir de un concepto. sin embargo muy lacániano: el del ·a posten"ori el fondo. Nuema conclusión será breve.
(apres-coup].****
La investidura al título. de Analista de la Escuela (entendido como lo
que en otra parte llaman didacta, y también como el título que en la Escuela SOCIEDADES DE PSICOANALISIS Y
lleva el propio Lacan), va a jugarse en el testimonio (a po dudarlo, muy im- P$1COANALISTA -DE SOCIEDAD
.portante) de lo que implica para el candidato ese momento de transición
entre la posición de analizado que le pertenece y la de analista que ambicio· Hemos dicho en la primera parte que es utópico imaginar conjunta·
na tomar. En cuanto al ·,'a posteriori" que tendrá que experimentar cuando, mente la pennanencia del psicoanálisis en. nuestra cultura y la ausencia
. convertido en el ·analista de hecho de otro sujeto, advierta la escasa "beati· 、Nセ@ エセ@ so;tedad ヲッョ。、セイN@ Asimismo, quisimos demostrar que la situa-
tud" que esto supone, cuando e_nfrentado con la responsabilidad de su es· cion didáctica lleva en sí nusma su propia posfüilidad de destrucción. .
cucha difícilmente pueda refugiarse en el "des-ser" ["désétre'1 1 7 sin arras· . Por desgracia, y más que en otros campos, la experiencia nos prueba
.trar catastróficamente en él a su partenaire, dejará su prueba a aquellos セオ・@ no 「セ@ con saber: ia ironía del destino de las sociedades psicoanalí- .
que, queriendo probarse como analistas, no pueden, en efecto, escapar á tícas consiste en que_precisa.mente el saber específiep que sus representantes·
. ello. ostená!Ji sobre el fenómeno transferencial, se disuelve en el momento en ·
アオセ@ actúa Nウッ「セ@ la propia エセオイ。@ social. Tal disoluc16n no nos parece un
17
Términos utilizados por J. Lacan en el texto antes citado. 。」セ、・ョエ@ meVitable, y ello_ nempre que se den dos condiciones: 1) Que el
****De esta forma se traduce en lo sucesivo la forma apres-coup, concepto'rreudiano· peligro セーイ・ウョエ。、@ por セ@ セッ@ .., por ·ese "inanalizable" que amenaza
reelaborado por l.acan y retomado por sus discípulos, entre los que se contó la escapar a Ja expenencia didáctica sea,.Ja preocupación •primera de todo
autora de este h'bro (N. de T.). analista interesado en el problema d' la formación; 2) Que el analista en-

32 33.
.cuentre y sepa mantener una cierta ..modestia». Y aquíno estamos ifo-
nizando.
En función misma de su objeto, nuestra teoría induce más que cual-
1 」ゥッセ、@ el respeto debido a su saber, a su mensaje, el psicoanalista, desam-
parado ante una fragmentación que atestiguará Ja falsedad de todas sus
quier otra la posibilidad de una fuga hacia la brillantez teórica; estamos pretensiones, tratará de consolarse pretendiendo que no hay más verdad
más desprovistos que otros investigadores de una posibilidad de experimen· · que en la alienación. Sin perjuicio de esperar, en el fondo de sí mismo,
tación; nuestro oficio. contrariámente a '1a opinión del profano. pone a que en lo extraterritorial alguien pueda volver a proponer un día, para el
dura prueba nuestro narcisismo. , deseo de saber del hombre, una meta digna de ser perseguida.
El mismo Freud soñaba con la posibilidad de una especie de contraprue· Entre estas dos posibilidades ofrecidas al psicoanálisis, es difícil prede-
. ' ba que Ja ciencia positiva (biológica o neurofJSiológica) podría aportarnos . cir cuál tendrá Ja razón. Parafraseando a Aristóteles diremos. que toda
Este sueifo pone de manifiesto cierto malestar del que el analista no puede verdad., todo principio, todo acto de buena fe deben y deberán siempre
escapar; es el precio que se debe pagar por una función en la cual, a la gra· ''ser juzgados por las consecuencias que 、セ@ ellos deriven y sobre todo por
.vedad de la responsabilidad que ella implica, se opone la imposibilidad de su fin •.." .
recurrir al consultante, al texto que se adaptaría punto por punto a ese . El psicoanálisis no puede sustraerse a esta pmeba, y las sociedades de
caso, al llamado a un tercero que ·podría decidir por nosotros. Frente· al. psicoanálisis todavía menos; en cuanto al psicoanalista, le importará hacer
éxito o al fracaso de una cura, el an8lista sabe que está solo para イ・ウーッョ、セ@ de · ese lema el único credo que él tiene e) derecho y el deber de recitar
que nadie puede reproducir exactamente la misma experiencia y confirmar cada vez que se instala en su sillón, y cada vez que en el seno de la sociedad
o invalidar sus resultados. A lo singular del .caso se opone lo .singular del. 1
a Ja que pertenece fWlciona como responsable del porvenir del psicoanálisis.
。ョャゥウエセ@ a menos que seamos ciegos, éste es un estado .de hecho que pesa
gravemente sobre nuestros hoinbros. Habiendo · renunciado al socorro
de Ja ciencia del cuerpo, hoy se ·sueña con el recurso a las ciencias más
celebradas: lingüística, matemáticas, lógica.; de ellas esperaremos la ''prueba
del nueve" .de .nuestras operaciones.
Sueño bien comprensible y al que todos nos inclinamos. Hay que saber
renunciar a él: así se apoye en los grafos de Lacan, o en los modelos de
una adaptación social confonne a nonnas bien establecidas.
Renunciamiento difícil, sin duda, y más aún por cuanto también hay
que aceptarlo en base a la existencia de un modelo perfecto e inmutable· ·
de sociedad psicoanalítica. O ·bien los 。ョャゥウエセ@ cosa que un grupo ha in-
tentado hacer1 8 , .tienen la ••modestia" de probarse de manera continua oo·
roo .analistas en función y como representantes de una sociedad (lo cual
implica un cuestionamiento, también continoo, del grupo, de los efect0s
que de él resultan y de los inesperados escollos .que encontrará en su evolu-
ción), y en este caso existirán sociedades de pskoamílisis, o sea organismos
que podrán pretender que han sabjdo aplicar ·a sí mismos la experiencia
freudiana; o bien los analistas huirán hacia el sueño: asegurados de una
teoría Sin falla,_ creyendo, ¡por fm!, en la posibilidad· de una "prueba
del nueve.. que a cada una ·de sus operaciones venga a decirles "he aquí Ja
verdad y he aquí el error", seguros desde ese momento de que este modelo
teorico no plantea ningún problema cuando se convierte en modefo "so·
cial", asistiremos a fa producción de psicoanali$tas de sociedad, a la acelera-
da fragmentación de los grupos existentes, a la creación de sectas, cada
una de las cuales propondrá "su" pSicoanaliSta, "su" teoría, "sus" reglas
de fonnación; '"su,. modelo: el nombre de fイ・オセ@ pasará a ser ta coartada
gracias a la cual cada una pretenderá ser la heredera en título, el sello que
garantizará su autenticidad.
Así, habiendo vaciado de sentido el recurso a Freud, y habiendC? trai·
. .
·u Cf. al respecto el documento publicado al final del número 1 de Top/que JObre
・ャGセッgイオーBN@ ··

34
z6n ni ninguna posibilidad de serlo.
Gᄋセ@
...• ,
•....

. .·
Aceptemos el augurio de Freud cuando planteó en el 」セイ。コ￳ョ@ de la
retación psicoanalítica cierto "amor por la verdad· que se mamfiesta por セ@
deseo de reconocer la realidad", y la obligación resultante: denunciar
como error toda prueba de verdil.d dotada de !os oropeles 、・Zセ@ certeza
que pone al saber y al trabajo del analista a cubierto セ・@ cualquier ュエ・イッセᆳ
ción. Así comó en las ciencias exactas un pequeño numero de demostraeto·
nes escapan al cuestionamiento -nunca de manera indefini?ª• por. lo _de-
más-, en nµestra disciplina el poder de verdad de un enunciado exige アセ・@
aquel que lo hace suyo renuncie a creer al resguardo de セ@ duda lo que ウセ@
embargo pudo parecerle definitivaménte 、・ュッウエイ⦅Zゥセᄎᄋ@ sッセ@ a セ・@ precio
tiene la verdad alguna posibilidad de encontrar la umca verificac16n confor:
me con su ·ambición: descubrirse trampolín para aquella que le sucedera .· .VI
. y 1 que sin ella no habría podido ser. El_ 。ョセ@ está ウッュ・エゥ、セ@ a las. セ。ウ@
leyes metapsico16gicas que las que son. propias de sus seme.iantes. esta es filSTORIA DE UNA DEMANDA E
"una dura ananké" a la que no puede negarse; tener conochniento de ・セ@ IMPREVISIBILIDAD DE SU FUTURO*
leyes no da derecho a ninguna derogaci6n-:Hay actos heroicos de rebelion, (Notas actuales)
y otrós que apenas son イ・ーエゥ」￳セ@ de rabias y desesperaciones·infántiles.
La interpretación psicoanalítica no puede aspirar, en nombre ?e la Si -pór porvenir def psicoanálisis entendemos el lugar y la fonna que po-
verdad a declarar. nulo y sin "ningún· valor el préstamo tomado a una mter· dría cobrar, en el futuro, una Praxis que siguiera·reivindicando el calificati-
pretacl6n preexiátente y a las 」。エ・ァYイ■セ@ lógicas ·que la hicieron pos!Dle. La vo de psicoanalíti03, confesamos nuestra incapacidad para.formular un pro- ·
"lógica". del ·inconsciente es un descubrimiento que se debe al del Yo: · nóstica cualquiera, por la sencillil razón de q.ue esto implicaría podet hacer
el trabajo del analista no tiene otra meta que pennitir al Yo de otro reco· un diagnóstico sobre su presente. Ahora bién: cuando se observa lo que hoy
nocerla y セ」・イャ。@ pactar con sus ーイッゥセ@ miras. セ「・イ@ o certeza: pa:afrasean· se pretende "prácticaº psicoanalítica, cuando se advierte la parte que ocu-
· do a Freud, pondremos ·im a e*s consideramones sobre ャセ@ realidad Y el pan en el discurso de buen número セ@ sus practicantes -témiino más apro·
· saber .expresando la esperanza de _-que ."no ・ウ」。セ@ a la 。セョ」QV@ 、・Nョオセッウ@ . piado aquí que el _de práctico- · la ideología, la repetición:· y las estereo-
estimados lectores de qué modo conuenza l surgir tamb1en en estas pagmas tipias, se tiene la inipresi6n, a despecho de una aparente referencia a los .
. la supremacía de un principio de saber セjLイ・N@
10
el desecúle .certeza" • . ュゥウッセ@ postulados de Freú?! de セ@ 」ッョエ・ューセ、@ un traje de Arle(iµín:.
• • .,, ••. • .••O:'
que, le.Jos dé aportar al análisis un sabor festivo, le quita toda alegría y todo.
valor. _Por eso' nuestra N」セᄉュᄚ「オゥ￳ョ@ al debate será muy modesta, y se limita..'
rá a indagar en tres ヲ。」ッゥセ@ responsables de tal estado de cosas, factores que
. no da1an de hoy y euyó po<Jer y efectos el correr del tieµipo no hizo más
que 。ューAゥヲNセ@ ;t.'c .
. · . La esperanza de tomar de ias disciplinas matemátiatS o físicas" un mo-
delo que pudiera. ofrecer una representación de la "cosa psíquica", modelo
que aboliera エセ。@ diferencia entre la "cosa" y su "representación"' supone
· ilusiones que no dejamos de advertir. No obstante ello, será de un físico;
· pór. mucho tiempo dedicado. al problema:. epistemológico propio de su
」ゥ・ョセN@ de セ・ョ@ tomaremos. su definición del concepto de p;midigma; tér·
:mino con el cual designa un "conjunto teórico-práctico'; particular cada
\lez pero necesario y presente en toda disciplina científiea. · .
Esta définición sólo en parte puede aplicarse al modelo エセ￳cッMーイ£」ゥᄋ@
co que el)>sicoanáli$ hace valer como praxis1 • ·
. . .•
• '"L'bistolre d'une demande et Í'im¡Írévjsiblité de son futur (remarques actuelles)" .
artículo publicado ·en rセ・@ franraise de psychanalyse, Nº 1·2 Tomo xxxix' .
. 1975. • . •
1o "ES¡>ero que no escapará a la atención de nuestros estbfiados lectores de qué mo-
do comienza· a surgir también en estas páginas la supremacía del principio de rea· 1 No podemÓS イセᅵョ」ゥ。@ al placer de evocar la respuesta· de RU:therfÓrd cuando .se
lidad". Freud, Los dos principios del funcionamúmto mental. le ーイ・セョエ￳@ セ・@ qué ュッ⦅、セ@ había 、セ「ゥ・イエッ@ 'el 」ッューイエ。セ・ョG_@ de las partÍculas

100
Ya.hemos visto que una de la3 cosas que ・エセ。、ゥァュ@ procura ·a la co- en ei T?Qdelo teórico supone ·una modificación de la rélación ・ョセ@
· el セエ。L@
éste
Y .que toda modificación de dicha .relación se traduce por un'·
yli
munidad científica es un criterió para seleccionar problemas de los qt1.e está
· segura -·en tanto el p(Ua<Jigma e3 aceptado COlfW algo "que cae de su pe- · · Clll!1b10 en· la demanda que aquél dirige al módelo: desde este momento, es'
s<> ᄋセ@ - 11ue ·tienen una sOlució.n. ·Eri amplísima medida, tales serán los únicos el modelo lo que queda modificado, · . .
problemas que la comunidad reconocerd como científicos, y los únicos que · セ@ modelo del funcionamiento psíquico creado por Freud se define;·\
invitará 4 sus adeptos a resolver. Otras cuestiones, incluidas las que con an- a1 nusmo título, por la. coastrucción teórica que propone y pc:>r las denían- ;
.terioridad .parecían ·estándar, se rechazan por parecer metafísicas o relativ(IS セ。@ las \iwZLpセエ・ョ[@ responder. La historia de esas démandas y la evolu-· ·
a otras. disciplinas, y a veces por resultar demasiado problemáticas como c1on セ@ los objetos demandados nos narran la historia c;le la teoría y la •
. para que se pierda él i¡empo en el/Os. Por consiguiente, un paradigma puede del カュ」セ_@ que a ella nos enlaza. Dicha historia no se deja resumir en オョ。セ@ ;
aislar a la comunidad de otros problemas que son importantes en el plano pocas pagm;as, pero es pOSJ"ble reflexionar sobre lo que revela en cuanto ' .
ウッ」ゥ。セ@ pero que no pueden ser reducidos a la forma de su rompecabezas セ@ los· イャセァッウ@ una ·doble interacción que hace coi:rer a nuestra praxis: la
pues resulta imposible f orniularlos en los ·términos conceptuales e Instru- 1!1teracción ーイ・ウセエ@ entre el modelo teórico-práctico y la respuesta·<¡Ue de ,·
mentales que el paradigma propone2. . · · . . el se· espera,. y Ja Qセ・ョエ@ constante que se ejerce entre Ió que el analista ,
· Agreguemoi que según este autor, integra el "destino" de todo para: demanda a su teona y a su práctica, y otras demandas presentes en el cam- ..
digma el encontrar, en el transcprsó de su aplicación ・クーイゥ■ョエ。ャセ@ "anoma- posocial. . · · ·
lías" que sencillamente comenzará por no ver. Su pertenencia a1 campo de •· . Estas ゥャセN@ examinadas con mayor atención, ーセ・「。ョ@ que sus fonnu-
· Ja ciencia hara qu.e e&te desconocimiento, Gonfrontado con. la repeticil>n y l;aciones Y sus objetos son función de. las. ideologías que el discurso cultural
· la suma de esas anomalías, no puedá ser. preservado, y que ·se reconozca · Y. セ@ iilstituciones respeetivatnente privilegian. Entre el proyecto que el
セョ。@ セッョエイ。、ゥ」￳@ entre lo que enuncia ·ta teo°Zía,.Jo que muestra la. expe- analista declara conforme con su teoría y· 」PQセ@ su práctica y lo que el profa-
nenc1a. . · · 1:º espera comQ ーセ。@ por su valorización 、セ@ un proyecto que. cree ゥ、←セᆳ
· Volviendo a nuestra disciplina, puede d cirse que también ella posee tico, aparece un fenomeno de ósmosis muy peligroso.
el ·equivalente de un paradigma, que le pemlite decretal'.'cuáles son los pro· .. La; teoría de. セイ・オ_N@ nunca セイ・エョ、ゥ￳N@ ser simple oferta de conceptos;
blemas que le conciernen y a los que cabe espeiar.(¡ue aporte una solución; retvmdicaba una mtencion práctica; def'lDlda por· los efectos que es lícito
también puede decirse que en un primer tiempo dicho paradigma condujo ・ウーセ@ de su ªP_licactón en la práctica analítica: intención cuya realización
a la comunidad psicoanaJítjca al aislamiento, y dio lugar..a que."se le negará esa .misma teona asegma como posible, lo que no quiere decir ウ・ァオイ。セ@ Es
todo derecho a reivindicar el título de ciencia y todo dereeho de ー。ャセイ@ . ・ケゥ、ョセ@ que el inconsciente actúa siempre y én otra parte, pero otra. c;osa
sobre "otros problemas importantes en ·el plano social": · · · es decir que las formas con las cuales puede aparecer son no sólo función
Pero la 。ョャッァ■セ@ se malogra en cuanto comienza a indagarse la relación de Ja situación sino que 。セウ@ no .son equivalentes ep cuanto a Ja posi"bili-
que teórico y experimentador mantienen con sus modelos, y esto tanto en セ、N@ !'°'a. el Yo de reconoceria.,s y de operar en ellas una modificacióit"que .
el dominio· de las ciencias "exactas" como en el de' las "humanas". セーャゥアオ・@ セョエ・@ todo la suya propia•. Entre los efectds del inconsciente ejer- ·
.. cセjNQ⦅@ Nャ⦅AHIセスjエ_ェ@ .. ァャjNAセMZQゥヲ@ セ@ ャセZ⦅NGAゥBLY@ Nセャ\_@ .セ、ッウ・N@ en la escena del mundo. y los que están presentes en la escena ana"'. ·
social' ,' y más aún· si e discurso cultural セキNwエ・@ ケZヲ。vNqャセcjエsA@ circülaci9J1. lítica,. se セーイオ・「。@ una セ」ゥ。@ セ、オ」エヲャ・Z@ .él analista es quien mejor ·
se comprueba que··e1. セ「jNYG⦅。ゥᄋ@ アオセN@ セ・@ £セャゥ。QjiᄋYbNqAZァᆳ puede. suministrar· una explicación de los primeros; en cuanto a los segun-
te" respons¡tbJe· de. 、ゥ」ャA。Nセp■エjᄋ@ El セッ@ del que·se habla y el geó· dos,· tiene .el derecho de proponer una interpretación que pueda modifi-
metra que de él habla adquieren la extraña propiedad de coin9idir-. De esto .car su status y su acción. · . ·
resulta オョセ@ interacción entre los resultados que el :recurso al m9(lelo su- Es .セーッイエ。ョ・@ insistir sobre uná verdad que a veces los analista.$ Í>áie-.
puestamente había pennitido y los efectos que se· manifiestan sobre los '7n CODSlderar, sorprendentemente, como un límite culpable: el incons-
"agéntes"; esos efectos, al modificar lo que en lo ウオセゥカッ@ estos últimos de-· c1entc:, tal como Freud lo descubre y define, depende del campo que la
manden al modelo, actliarlÍ.n sobre la esencia de éste, y ello· aun cuando expenencia instaura y reivindica como propio. La experiencia analítica in·
· su fonnulación, su 。ーイゥ・ョ」セ@ podríamos decir, siga siendo la misma. · セ@ en. los ヲ・ョ￳ュセウ@ psíquicos tal como se presentan ·cada vez que el ·
l La relación 'del analista con su teoría, y en especial eón ese conjunto セj・エッ@ encuentra e mvJSte a otro como sopQrte privilegiado tanto de su li-
j conceptual que le peIIIJite fundar una praxis; muestm que. todo セ「ゥッ@
. :
セエ、ッ@ m: . co""? セ@ demanda identificat?ria. Si セ@ respuesta aportada por di- ·
セ@ . . Nセ@ . ' ...
cha expenenCJa vmo a revelar }o parcial o erroneo que el conjunto de las
alfa: "Simplemente me pregunté qué haría yo si fuera una partícula alfa". Tal ve:.r .. セ・ウーオエ。@ precedentes coµteq1a, es porque la disposición del encuentro
sea preciso poseer el geiiio ·que semejapte descubrimiento requiere, para gozar de ·
la lucidez que permite una respuesta de esa clase. ·
nnpone, 、・セエイ@ del セーッ@ de los investimientos, un artificio que pennite
a la expenencia セーイックオョ。ウ・@ a las condiciones presentes en ocasión de
2
ᅪィッュ。ᄀᄋkセN@ ''The Structure of s」ャ・セエゥヲ@ Révolutions''. p. 31, lntemadonal los primeros encuenµ-os entre .el sujeto y los objetos de sus ゥョカ・ウエュセ@
Encyclopedia of unified science, vol. 11, Nº 2, 1962 (la セ、オ」ゥ￳ョ@ e.S nuestra). tos Y demandas pasados. Es evidente que la distancia no sólo no será lle-
Hemos traducido eJ. término granted por "allmit de sol". ["algo que cae de su pe- ·
so", en esta versión casteUana. N. de T.]. . · . ·· · nada nunca, sino que su presencia es una condición que analista tiene el el
1Q2 103
· deber. de preservar, d tiempo ·que pennite a la ilusión del retomo ocupar
el frente de ta escena.
,
. [セM ....•..

1f
cuentro セ@ dos dÍscursos vivientes. Ei genio de Freud al leer a Schrebet o
a .Frazer quizás hábría descnbiertó. Un mensaje hasta entonces ignorado,
Pero el analista también tiene derecho a afmnar que la particularidád pero puede tenerse. la certeza de que dicho mensaje habría sido diferente .
del campo analítico. es lo único que puede hacerle posible al ·sujet? tanto la del .que le brindó el discurso de Ja histérica: aplicar el modelo fuera del .
repetición de dicha ilusión como la posibilidad de.renunciar a ・セN@ De esto campo analítico impliéa su preexistencia y exige también una reducción ..
deriva que el analista sea un sujeto ql,le cree poder .asumir en ョセュ@ P.r<.>· Por eso, más que de· psicoanálisis aplicado, fónnula contradictoria en sus
pio el proyecto que sostenía ·la "práctica" del fundador, y que. ・ョセオエイ。@ ténninos, debería hablarse de "interpretación aplicada", y decir que con· ello .
en su eventual realización aquello que responde a su .deseo. . . ... ;· . se opera un triple recorte: en la エセッイ■。L@ en su aplicación y en su proyecto.
· Debe agregarse que el éxito de este proyecto rio dispone de olra prueba Cuando él analista propone su 'futerpretac16n de un texto o de un f en6·
·de verdad que la posibilidad de alcanzar un mismo resultado, lo cual con· セュ・ョッ@ éfnico, casi. ntmc,:a pretende ejercer sobre éstós un poder cualquiera.ºe
fmna otra particularidad del m<;idelo legado. por Freud: legado de un saber ュッセVLョ[@ su intención se limita a explicar por qué razón hay cas'os en
· que hasta entonces se ignoraba•.. pero también legado cuyo valor, en el es- que es posI'ble. plantear una identidad causal entre dos fen6menos que son.
píptu del legador, era 」セクエ・ョウゥvH[^Z、@ los イ・ウオャセ、ッ@ ・ウー」■_ッセ@ de la ・クーセ@ · heterogéneos en su forma, su tiempo y su espacio. Cuando él analista in-
. rlencia a Ja que subtiende y que. solo ésta podría reproducir. St en la evolu- . tei:preta Ja funci6n del tto mateino entre los ·:me1anes1os o detenninado COÍl•
ción de una teoría que no puede quedar separada de su proyecto concede- · flicto de. fuerzas en el. campo social, como manifestaciones de una causa
mos uná importancia pnvilegiada'iil factor tiem-¡>0, es porque el uso "cu!· que él identifica con el deseo edípico · o con cualquier ·otra causalidad
. tural" de nuestrQs conceptos acarrea la consecuencia de que hoy en d1a psíquica,. :postuht una analogíá entre lo que muestran lo escrito o lo visto
es del exterior que vuelve al campo de la experiencia analítica セ@ proyecto y otras hianifestáCiones:-por él linaJ,izadas durante las experiencias a Jas
elaborado por.· el campo social y セオウ@ ideologías. De este ーイッケ・」エZセGヲ。ョBL@ que debe su interpretaci6n. Aplica un "saber" adquiriao en otra parte, con
el ·analista セッイョ@ sujeto que comparte la· misma: cultura resulta ser, por un fm explicativo del que resulta único beneficiario. No tiene ningún deSéo,
cierto que (su ᄋュ。ョ・セ[N@ parte activa. Desde ese ュッ・セエ@ podrán hallar ac- . y ningún poder, de cambiar la estructura social de los '.trobriandeses. Del
ceso ál campo psicoanalítico proyectos y 、・ュ。ョセ@ que viene de otra parte saber interpretativo espera una prima de conocittüentoi 'qbe le dé placer,
y qUe. le hacen' correr el riesgo de ser "colonizado.. poco a poco por un placer que no puede hacer compartir salvo por el colega que vea en su エイ。セ@ .
"poder-saber'' extrafios3 • . · · • bajo una confirmación de Ja legitimidad del propio. . . ·" ... .BMエLセ@ ...
· Creemos que ni hoy ni mañana podrá ゥューセ、イウ・NエッZョ@ e8!e a;ci:so, Por eso hemos hablado de t.µta reducción del m.odelo teórico dél que se
pero sí puede hacerse más problemático el éxito de la. coloniza016n SI se extraen lQs conceptos que penniten comprender tal o cual aspecto del
esta advertido de que a ella se deben tres "anomalía8". 」ッエゥ、セ。ュ・ョ@ funcionamiento psíquico. Agreguemos que en este caso, ganancia en saoer
· presentadas. Tales "anomalías" dan .testimonio de ャ。セ@ contradicciones sur· · y prima narcisística no ponen forzosamente en tela de juicio el valor del
gidas entre nuéstra teoría y ciertos efectos de su "aplicación": seguir deseo-· trabajo resultante: invitan, sin duda, a una gran vigilancia, pero el placer
. nociéndolasCequivaldría a renun·ciar·al psicoanálisis.. . · que así puede encontrar. el ゥョエ←イー・セ@ puede ser paralelo a un rigor del .
·Alin cuando ·todavía se ejei:ce aquí una constante interreacci6n; tra- pensamiento que evita cierto escollo: el de no ver ya en el fenómeno estu·
taremos sucesivamente tres fenómenos que denuncian Ja presencia de di· diado más ·que una respuésta · prefonnada por su propio ·deseo de. há11ar
chas contradicciones:· cierto abuso de la inter.Pretación aplicada, Ja ·triviali· . una confirmación de su saber. Otra cosa sucede cuando セ・@ comprueba que
zación de los conceptos freudianos y セャ。@ priori de la certeza. la interpretación se pone al servicio de un.deseo de doníinio sobre.sí fnismo
y sobre el otro, o sobre los otros, y cuando se espera que ella ofrezca un .
medio que pennitiría abolir toda causa de conflicto, así se trate dé un ·con·
'[, .flicto trabado entre dos sujetos o de uno que posea c0mo escena el campo
· LA INTERPRETACION APUCADA
social. En ambos casos se espera la realización de un mismo fm.: ·obtener la
r · aヲャョセ@ que el modelo analítico sólo ーセ・、@ ser エ・￳セ」ッMーイNゥcL@ セ@ que prueba de que "sufrimiento psíquico" y "sufrimiento ョ・セVエゥ←ッB@ son·
:esta "práctica" exige el respeto 、セ@ Qセ@ ーセ・エイッウL@ propios.del espacio. :n sinf>Dimos, y 、・s」Zッョセイ@ アオセ@ tal negativa a aceptar cualqúier causa de sufri-
. que se desarrolla ·la sesión, ¿no llllPlica olvi&u: su セosQG「、。@ セ・@ aCCion miento y cualquier fonna de conflicto no es sino la fonna· privilegiada que
1 en ese vasto dominio que el propio Freud pareció privilegiar hacia el fmal · puede cobrar el rechazo del Yo en lo relativQ a la irreductibilidad de la
de sil vidá, o sea el dominio del psicoanálisis aplicado? Consideramos que no realidad psíquica. . .
1 hay aquí contradicción; todo analistll reconocerá que .sería inconcebible · Por .razones de comodidad, . ilustraremos esta desnaturalización · del
l que ・セ@ modelo freudiano hay!i podido tener otras fuentes que la de un en• lo
proyecto psicoanalítico reflexionando acerca de que podríamos llamar .
"la .autoaplicación" de la interpretación: el medio analítico es un campo
4é observación privilegiado paia hacerlo. Permite afirmar que· en una parte
t 3 Es cierto que tos analistas dieron prueba de un mismo deseo de extraterrltoriali·
·dad y de "colonización": pero la experiencia muestra que, ·ai hacerlo, han jugado, importante de casos el recurso a este ejercicio de "interpret8ción autoapli·
yNウセァオ・ョ@ haciéndolo, a "el que pierde gana". · cada" tiene Cl?filO. motivación el conflicto afectivo que puede oponer el

104
tOS
intérprete al amigo, ál alu'mno o al colegá, y que セ・@ propone dem<!Strar a. del mmm de
debería creerse capaz adivinar cuál será lafórmulación futura.
estos últimos que sus conductas, o sus discursos, son exp.resión de un. deseo' .· . 、セ@ una demanda que, por su parte, persistirá mientras haya.sujetós:.indepen- ·
inconsciente que ellos -ignoran y que uno desenmascara en su lugar: AL,;,, dientemente.de セウ@ formas que pueda cobrar;nos recuerda que todo sujeto
hacerlo se deniega al Yo del otro todo derecho .de conoclmiento sobre su· • .. 」ッセ・イカ。@ セN・ャ@ trasfondo de sí mismo la 'ilusión de que un día podría surgir
セ@ ウ。「セイN@ アオセ@ 、・ュッセエイ。@ アセ・@ セエイ。」ゥ￳ョ@
'.-;

propia acción, y se le rehusa la autonomía que uno concede en demasía ,· : . y muerte, sufrimiento y conflic-
al propio, ya sea que se afume que la acción apuµta no al intérprete sino セ@ ᄋセヲN@ セ。ウ@ que sunples .accidentes" sobre los cuales podría_ ejercerse
a la im!lgeñ proyectada sobre él, ya sea que se demuestre que ella es la dene·
gación de una motivación inconseiente, o que·se pruebe que no hace más .
que realizar un deseo .oculto del intérprete. En esta tarea, el intérprete
postula una abusiva equivalencia entre los parámetros de .una situación y LA TRIVIALIZACION DE NUESTROS CONCEPTOS
de una relación de 1aS que él y el otro son al mismo 'titulo parte activa, Y S!JS _EFECTOS SOBRE NUESTRA TEORIA
. .
y los parámetros heterogéneos de una experiencia analítica en la c'ual,
efectivamente, el ·analista tiene. el dereé:hó y el deber de decirse que el .Así como ・セ@ uso prolongado dé un úÍstruÍDenfo aéaba por desafd;lrló,
amor; la envidia o el odio del que se le habla se refieren a un primer destina· º: bien por desaJUstat algunos de sus engranajes, a la larga el empleo de ·
tario pasado. . · · una セ。jZ、^@ ャ・GZᆰセ@ trivializar lo que era insulto ·o elogio extremo; en nues-.
Este modo de ·aplicación ya no sólo implica un préstamo tomado a エイセ@ セQーャゥョ。@ セッウ@ a una similar trivialización .y deterioro de conceptós
lo teórico, sino que tiende a ·una modificación de las fuerzas Jibidinales teoncos que en セッイ@ 」ッョセイカ。@ su valor, pero cuyos efectos se ven desba·
ッ「イ。ョエセウ@ en el confficto y posee, por lo tanto, una intención pr,áctica. De イ。セ、ウN@ セ@ detenoro se manifiesta de modo privilegiado en la forma de una :
allí que el intérprete, en este caso, se adjudique un préstamo tomado a la エ_カセ￳ョ@ de su セZ。￳ョ@ reducidos. a una simple funQión explica-
teoría de la relación transferencial, préstamo que セーッョ・@ la denegación tiva, pnvados de. toda accion innovadora y perturbante, se intentará volver-
de los fundamentos miSmos de dicha teoría. El mismo análisis podría efec- .los 」ッセョウ@ con el conjttnto de los enunciados del disQurso cotidiano ·
tuarse cuando 1a interpretación aplicada toma como objeto el campo social セAZᄋ@ discurso l!l que ante todo se le demanda que pennanezca en lo ·
y sus conffictos, campo y conflictos cuyos efectos el intérprete padece
efectiv_amente, sea o no analista. Decir que las fuCIZaS que organizan el cam- · · dオイ。ョセ@ セ@ buéOa época el esfuerw de_ los. analistas se 、ゥイセ￳@ a lograr· ·
po social no carecen de relación con las fue!Za$ que organizan el campo : una fonn.alización de la teoría y de Ja experiencia. que "Se! acercará cuanto
psíquico es una セッウ。[@ creer que en ambos casos una misma interpretáción .fuese ?OSJ.'ble !J. las exigencias propias de una éiencia. Sin embargo, los logros
se aplica de manera exhaustiva y que sería· lícito esperar de ella resultados obtemdos .en este dominio tuvieron el paradójico re·sultado de cuhninar
セ←ョエゥ」ッウL@ es extrapolar abusi.Vamente el campo de Ja interpretación y caer , ・ョセM ゥ、・ッャァコ。セ￳ョ@ de 1a nueva "ciencia" por el canipo 」オャエイ。セ@ ideologi-.
.en 1a ilusión. Pero, ¿qué analista podría declararse inocente de.todo abuso コ。」ゥッセ@ que com6 ·pareja c_on un derecho de préstamo ejercido sobre sus
de esta· clase? Y si se declara culpable, ¿cómo puede difei:enciar; salvo tal· . . enunci¡!.dos. De. esto. resulto un híbrido discurso gracias al cual losideÓlo· .·
vez en el a posteriori, Ja interpretación abusiva de la interpretación lícita? gos. ⦅アオセ@ se ,lo:. apropian esperan, hacer pactar al. sratu q_uo de Ja institllción
¿Qué puntos de イ・ヲョ」セ@ posee el analista, no ya en su funci{>n, lo·que a -:-e.Jerc1to, sabe1, poder, ヲ。ュゥャNセ@ ..-:-· con· Ja interpretación que el discurSó
veces es más fácil, sino en su funcionamiento como ウオェセエッ@ privado que ama, .セ@ Freud of:rece. del deseo de mutabilidad y C1e la negativa a tódo cam-·
w. . . . .
que rechaza, que envidia, que deSC?a? ¿Qué puntos de_ referencia pose!' para
セZ@
decidir sobre lo verdadero y lo erróneo. en esa autoaplicaéión. de la inter- •• ·Porque no es p<>lible presexvar, salvo renegando. 、セ@ ellas; 'la contradic-
セQ⦅G@
セN@ pretación? ¿Hasta qué punto puede interp.retu- su relación con el campo c1on,presente entre los M、ッウNセ」オイ@ a lo8 que ufl mismo sujeto apela, tanto· ·
セ@セᄀ@ social? ¿Dónde se detiene el trabajo de autoaruilisis y d6nde comieiliil la
obra de sus mecanismos de desconocimiento? No responderemos a estas
cuando proclama que un hiJo debe ·resultar. conforme con las normas pater-
nas como 」オ。ョセッ@ exhibe el ᄋZウ。「・イセ@ que .le pennite ·interpretar el· conflicto

que opone a Edipo. Y.Layo. セV_Qーャッ@
イセゥ@
pr.eguntas, y tampoco· estamos seguros de que seá posi'ble una respuesta tomado entre muchos otros igualmente ·
clara. Al hablar de cierto abuso de un conocimiento debido á la teoría de claros Y ヲイセᄋ@ st su..análisis ofrece pocas 、ゥヲセオャエ。・ウL@ Otra cosa sucede ·
ij
¡; Freud no apuntábamos a ninguna acusación, sino á demostrar que a par- 」、ゥセッ@ el セエ。@ pretende aportar una respuesta que resolverí1,1. Ja セッョエイ。M
セN@ . . .
j!
tir del momento en que 1á circulación del :modelo analítico indujo una
1
I· cierta forma de demanda y una cierta forma de ・ウーセ。エゥカL@ de nada ser· •. 'Es eVidente que el modelo que nuestta cuÍtura proponía sobre Ja セクオ。@ . ...
vida al analista pretender -lo que además sería equivocado- que él no · lidad humana Y su temporalidad,. y el modelo de Freud, :SOn antiilómicos . . .
tiene nada que vei:, que SQ trata de un malentendido de los p1ofanos, y se- ' así 」⦅セッ@ la definición ,_ue se diera del instinto 'materno como prueba d; .
guir desconociendo la existencia de. ese ruido de fondo que-siempre ame- una. alianza· ーセウエ。「ャ・、@ y. natural entre· la ーセュ。エキ」ゥ￳ョN@ del ゥョヲ。⦅セ@ y.
naza transformarse en ese telón de fondo sobre el cual irá -a tejer sus eJa-
イ・セー。」£@
4
boraciones teóricas. : · . Es evidente. que un discurso tan híbrid!) entre los ideólogos del
campo adversarló. · ·
El lústprlador que quisiera formular una previsión sobre- el ·_p0rvenir

106 107
1
·1a· función materna, y la que propone la teoría psicoanalítica: lo mismo
. podría comprobii!se en lo que concierne a la institución de la familia. Pero
セ@


,
.. .-.•:....

'li!
.

extra-analítico. Lo cual, en sí, nacb tendría de criticable si al hacerlo no .•


セッイゥ・。@ el riesgo de encontrarse él mismo fuera de ·su campo, es decir, de
si el modelo psicoanalítico 。ーッセ@ una interpretación hasta entonces des. instaurar una relación con su teoría y con sti práctica· en la cual mira narci· ·
· ·conocida de las fuerzas a las que obedece dicha instituci6n, no es cierto sista y esperanza de 、ッセ@ エゥセョ@ IOs roles prh!lordiales. -· · . · ·
que forme parte de su proyecto definir. otra, ni tampoco proclamar la: nece- · Hoy en d1a el ·problema es el parentesco presente entre el discurso
sidad de. destniir la actual. Personalmente consideramos, con la certeza de · セ■エゥ」ッ@ -ya sea que éste reivindique el pragmatismo y la adaptación ·
disgustar a los sostenedores de posiciones opuesw, que la esencia del mode- social o que, en el otro extremo, proclame la supremacía del "des-ser"- .; ·
lo análítico es proponer otra interpretación de la relación qne une al sujeto y los discUQos idéol6gicos que circulan en . la cultura y que proclaman, :
con ·sus instituciones socioculturales;· dícha interpretación siempre pondrá con la misma fuema y utilizando 'loa mismoa términos, la adaptación social
en peligró el statu quo qué toda institución apunta a preservar, y muestra o, a la ゥョカセL@ la universalidad >: セ@ sup.remacía de la subversión. Lo que
que el . complemento de justificación que el saber siempre ha ofrecido al merece reflexión no es Ja desapanc16n del efecto de escándalo sirio la 'anu-
poder es una necesidad para su ejercicio pero que, opuestamente, nuestro lación de toda diferencia entre la interpretación que en el transcurso de wi
saber teórico y clínico no basta, por sí sólo, para damos con6cimiehto M análisis permite revelar lo que es efecto del deseo inconsciente, y aquella
los medias necesarios para la instalación de otras ゥョウエオ」ッ・セ@ Si indagamos por .lá セ@ el dis<mrso cultural y el sujeto singular se arrogan el derecho 4e. .
en el discurso freudiano para aislar el atributo que lo difetencia de entrada JUStiflcar O de 、・ョオセ@ todo deseo, (lesde el momento en que favorece 6 . •
' de cualquier discurso cultural, ·no. recurriremos tanto al término "contra· ー・[エオイ「セ@ el orden·que defiende el primero o los intereses particulares que·
dicción" .como al de "distancia":'lo caracteriza su necesidad, por cuanto pnvilegia el segundo. _ . .. , ..
quiere preservar la especif'icigad de su· funci6n, de mantener una d¡,tancia, ·. Agreguemos· que es más fácil demostrar la presencia y efectos de Ja "ttI· ·: .
una diferencia con todós los otros discursos; cualesquiera que fuesen. セ。」ゥ￳ョB@ que decir cómo evitarla: para hacerlo habría: que inclinarse : :
A ese precio la experiencia analítica conser\rará el poder de hacer apa· senamente sobre la extraiia economía libidinal que inevitablemente toda ·.
recer aquello que en los enliric:iados por medio de los cuales el sujeto se·de- institución psicoanalítica acaba. por イ・ーッ、オ」ゥセ@ 「。ェッᄋNセ@ セNッエイ。@ forma, y (
. fine y define su reladón con la realidad, es función de sus ilusiones, de sus sobre las razones que toman tan. difícil al analista defmir con clai:idad ·
· miedos, de sus duelos, y podrá ofrecerle otro modelo de localización. Esa cuál es el proyecto que subtiende:su experiencia, qué es lícito esperar del
distancia y esa oferta representan el riesgo que el discurso psicoanalítico 」ッョセ・エ@ adquirido sobre la realidad psíquica y cuáles son la$ ilusiones
hace correr y seguirá haciendo correr al saber instituido, pero también aque- que tiene el deber de rechazar. · · .
llo por medio de lo cual pµede instrumentarse su prop:ia desnaturaliz3ción.' I>ejamos sin respuesta estaS cuestiones; y pondremos f"m a nueStras
. En efecto, es más fácil llenar una distancia que negar una contradicción reflexiones sobre el efecto de la trivialización.sufrida por nuestros concep·
ー。エ・ョセ@ más narcisisante ofreéei fo que los otros es¡)erañ qUe hacerles ácep- tos, ュッウエイ。ョセ@ 、セ@ qué ュセッ@ puede イ・。ーセ@ en ・ャNゥョセイッ@ drl campo de
tar lo "nuevo". El D)edio más seguro para responder a esa espera será excluir ョオ・ウセ@ expenencia, especialmenie en Jos sujetos cuyos intereses intelectua· .
del campo y del discurso analíticos a todo elemento cuyo SUrgimiento sólo les giran alrededor. de los textos freudianos. Será su consecuencia el desin- セ|@ '
es cóncebible si se respetan los parámetros que definen y preservan' Ja ex- カ・ウエゥュセョ@ del. discurso a.sociativo en proveého del .discUtso interpretafüto, /
periencia del mismo ョッュ「イ・セ@ Lo que sorprende cada vez más en los modelos la aroczacion libre cedera el lugar a Ja ゥョエセイN・」サjヲQ@ NセZッアャゥァ。、£@ ", lo que .1
teóricos· cp1e $e utilizan én ·nueimrdiscii>lina es su reduCci9D: a wia serie . pennite que a .partir de un elemento -lapsus, suefto, emoción- se desarrolle· !
mínima de enunciados- de alcance universal, en provecho 'de una. difusión . una cadena ゥョエ・イーセ。カ@ en hí que no falta ningún eslabón y que, por ello, ·,,'?
.del modelo pero a oosta. de lo qtie conStituía su armazón esi>ecífica y su ' no puede presentar ninguna abertura. Todo pensamiento o imagen impre- i
mWá セャ。イN@ Extrafia nivelación de las aspere2:as, de la riqueza y las a.pOrías" 1 " visto, será explicado gracias a una interpretación preconocida: el sueflo de (. · · ·
del .discurso freudiano, gracias · a ·lo ·cual se mantendrá a esa "serie" de ' · ' i:una. ?erida será vinculado con Ja angustia de castración:·ía angustia de cas·' \
enunciados fuera del campo de lo cuestionaple. En otra parte hemos mostia: . tracton con el deseo inconsciente, el deseo inconsciente con el amor por \
do por qué. razón el. mayor riesgo. que amenaza al. discurso analítico es el · la madre, el amor por la madré córi el objeto del deseo en tanto que in· )
de desli7MSe del registro de!_!!!_'l!er al de la ce.rteu¡5 • Cada vez que se opere defecti.Dlemente faltante, ・エ」セ@ 1 . • · )

ese· deslizamiento se comprobará· que el analista no hace más que demandar a


. Se desenvuelve así una cadena 1conceptual rerilitida un saber que el
al modelo exactamente lo que le demanda el profano. Lioerádo de la necesi· Yo del analizado ha hecho suyo, que puede manejar con perspicacia, pero
· dad de tener que demostrar la legitllllidad de su teoría, en y p,or medio de cuyo resµltado es anular cualquier efセ」エッ@ de la interpretación sobre la eco-
.Ja ・クーイゥョセN@ prueba que sus predecesores le habrían legado de. una vez nomía ·psíquica. Sin contar con que el anaJizado, a .menudo de manera
. para siempre, reclamará el. derechó de .desplazar su campo de batalla a lo · · oportuna; a veces puede concluir sus "asociaciones-interpretaciones" inter-
pretando el conjunio como signo de ·un deseo, desconocido por él. de se-
5
Cf. P. Castoria<fh-AulagÍtier, La カゥッャ・ᅪGセ@ de l'inte;.,,rétation. Du pfctograme d ducimos. Esta última frase resume adecuadamente el problema plaÍlteado: ·
l'énoncé, Ptesses Universitaires de Francé; cQL "Le f'ürouge"'. a\>ril de 1975, y de
·la misma autora, "Á propósito de la realidild: saber o certem", en este mismo representa una nueva fonna de la ョセXᆰ」ゥ￳@ que se expresa por medio de uná
volumen. · · · · afnmación que セ・@ .a lo reprimido volver, pero que priva a esa vuelta

108
j 109.
de toda carga afectiva y por lo tanto de todo poder de transformación. En
efecto, ¿qué dice el sujeto? rextuabnente, que su discurso es aquello· por LA APERTURA DE LA PARTIDA Y EL
medio de.lo cuál se ・セーイウ。@ su deseo ..inconsciente"·a nuestro イ・ウーセエッ[、@ "A PRIORI" DE LA CERTEZA
. hecho セョゥ・ァ。@ de la presencia de ese deseo al negar acceso a la emoción . . .
de la que deberíá ser pÓrtador. Lo que nos ofrece. es una construcción in- . . TÓdos sabemos que entre los sujetos que llegarán a ser analistas el ob-
terpretativa; peri si lo propio y .eficaz de la ca.dena asociativa son lá imposi- jetivo · didáctico de· sus demandas está con frecuencia presente desde la
bilidad de su cieae, pues su remisión de ténnino a ténnino es indefmida y apertura de la partida. En la mayoría aparecerá una proximidad en el éam-
· no· previsfüle, y de allí surge el efecto de. sorpresa y la reacciQ.n emotjva que Pº. de_ sus セカ・ョッウ@ エ・￳イゥ」ッウMーセ@ antecedentes al análisis: psi-·
ella puede. slÍscitar, lo propio del sistema interpretativo es poder anillarse qwatna, soc1ologia, pSicologfa son J.as. discíplinas en las cuales la demanda ·
.. siempre en ún.punto de origen, lugar de una interpretación primera que de análisis es más frecuente. La motivación que se antepone como razón
: constituye su postulado de partida6 • . · . · ·de. la demanda .es a menudo la incomodidad y los límites que siente el
Vemos así al analizado, セョエイッ@ de los parámetros mismos de la expe- SUJeto enfrentado a las exigencias de una práctica que le revela la insuficien-
.riencia, protegerse de ella recurriendo a un sistema interpretativo ya オウ。、セL@ cia de su conocimiento de nuestra teoría: se ve que la "demanda" es ya un
en el dóble sentido del ténnino, y apelar a un saber que debe no a la expe.. · producto, un resultado de la práctica del modelo. También se habla de
.. イゥ・ョ」セ@ sino a ta ideología circulante én el discurso de su grupo. Para el ·suje-
to en análisis el fin es enunciar la eventual interpretación del analista en un
un malestar subjetivo, pero aquí daremos nuevamente las gracias al modelo
que permitió "reconocer" que la causa debe ser buscada en la psique del de·
momento ·elegido por su propio Yo: el sentido literal de los enunciados セ。ョᄋ@ En la mayor .parte .de los casos resulta de·. esto que no sólo el
·pádrá ser fiel a lo que el analista habría podido fonnular, pero el tiempo mvestimiento del modelo preexiste a la demand'a8 sino hecho de conse-
. de su enunciación viene a garantizar que lo "dicho,. no dará acc.eso á1 afee- ・オョセᄋ@ セ@ graves! que su カ・イセ、L@ antes de toda puesta a prueba por la
. to que, en un tiempo diferente, habría podido provocar. · expenenCJa, es ·conSiderada como obvia". En una ya extensa práctica, muy
: . En la.interpretación trivialiiada los enunciados conservan tá forma ilu- rari:mente hemos oído al joven psiquiatra, sociólogo, psicólogo o filósofo,
sória de una ヲオ・イコ。セ@ servicio dei proyecto analítico, mientras que en rea-. decir en las entrevistas preliminares que querría intentar la experiencia
lidad ya no remiten sino a las significaciones codificadas de un discursa para ウ。セイ@ si "la teoría dice la verdad": hablará de poner a prueba su deseo
demasiado rutinario y usado pam.que su aparente coheSión y el Fエセュ。@ de de セ@ -:bastante se Je .machacó los oídos con' este "slogan" para que
referencia preexistente a la. experiencia corran algún riesgo serio. La gene- sepa lo que tiene que decir-, de una posible duda sobre su capacidad para
イセ。」ゥ￳ョ@ del ·recurso. a ·la interpretación ·acarrea como consecuencia una llevar · a buen . puerto la experiencia analítica o incluso antepondrá sus
.. ín » 1
indiferenciación del tiempo de su aplicación: el analista se ve entonces en-. s toma$ para asegurar al analista en la conveniencia de su eventual
frenµ.do á un ···antes dél hecho·" que ql,tita todo poder de."a.posteriori" イ・ウーオセ。N@ afirmativa. Pero parece que le resulta absurdo imaginar アオセ@ la
a· su interp¡etación. Por poco qué háya caído en .Ja tmmpa de una ideali- ・クセョゥ。@ q11e emprende pueda llevarle a declarar falso el paradigma
zación del paradigma, trarisformando ウオセ@ enunciados en una serie de fór- ーイセQ_・ウエゥ、ッL@ ャセ@ que アオセ、。@ confmnado por ッエイセ@ fenómeno: el sujeto en
mulas mágicas que actilan wr la sola fuerza de su enunciación, sin tener . análiSIS podra mtemunp:ar su propia experiencia o reconocer que ésta hl!-
· que atender al ·1\lgar. al tiempo y al.·tento trabajo necesario para ofrecerles fracasado, pero es raro que justifique 4nte sus propios o/os esa interrupéión .·
. un. sqélo sobÍ'e· el cúal puedan actuar, nos topue.mos con la anulación de o ese fracaso por su descubrimiento de la no·verdad de la teoría.
toda diferencm entre las referenciils de los dos discursos, y el analista' y el .Dos explicaciones son entonces posibles: puede afirmarse que cualquie-
. arullizadQ! funcioriarán desde ese· momento bajo la égida.de uno solo:·aquel ra qu.e sea la forma que. tome }a resistencia -y sabeinos que la fuerza y la
que le viene del exterior. A partir de este momento la experiencia cae en astucia ーセ・、ョ@ .serlo- no esta en sus manos renegar de lo que enuncia
su totalidad del lado de una· m.is!Qa ideolOgía cultutal, que analizado y ana- nuestro discurse) acerca de la estructura del inconsciente. Pero como ウ。「・セ@
lista defünderári.. COl1$ecuencia. ・セエイュ。N@ de una colusión entre dos discur-. mos que la renegación del afecto, del saber y hasta de lo visto es una de
sos que se 'opera a expensas del anal(ti@. · · · · las カセウ@ privilegiadas. que por lo generai toman los mecanismos de defensa,
·· .· Queda por considerar .una tercera B。ョッュャ■セ W@
que también se maní- seme1ante afinnación produce perplejidad. O bien hay que creer que en el
. .·fiesta dentro de los parámetros· de nuestra experiencia. Es pr-0bable que si caso de un didáctico el sujeto está dispuesto a éuestionar sus amores sus de-
セ。ュッウ@ .hacia el pasado ruillaríainos un mismti fenómeno, pero ー・ョウ。セ@ ·. . ウ・セL@ su trabajo pero no ese "saber", .que aquí hay un "bien" del \¡ue no
· mos que la expansión .
del discw:so analítico
.
lo reforzó y generalizó.
. · quiere ser despojado, y que prefiere acusarse del fracaso o acusar de él al
analista, pero preservar a toda costa su fe en un ー。イ、ゥセL@
' ' .
transformado
en dogma.
· 6 · .Én éstos casÓs ·el "sistema" ailalítico está más mea del que rÍge el セ」Zuイウッ@ psi· Si esto es así, y tal es nuestra opinión, debemos conciuir que incluso
coaD<llítico: toda sistematilicié!n de Ja interp.fetá(:ión conduce a re$ultados antes de que comience la experiencia, la existencia de un "saber" particu-
esencialmente Idénticos. · · a
? . Es ciertó アオセ@ es: un corofariQ セアオ・@ acabanÍpi de ュ・ョ」ゥッ。イセ@ •' lnvestimie.nto. <:,interés アオセ@
no sólo no セ・ョ@ nada de criticable sino que.además
son オセ。@ cond1cion necesana para que exista ese tipo de demanda. Lo problémáti·
co está en aquello que dicha "demand;( se niega a cuestionar.

ito
111
lartelativo a la psique es iilvestida po; et.sujeto co1_1!o una 」・イエコセ@ al abrigo anaHtica a 1a prosecución de la experiencia del analista? ¿Qué debe a las
de lo cuestionable: nueva conf'mnacion de la funcion que podra re-tomar defensas del Yo, a partir del momento en que tales defensas no se mani·
el "objeto-saber" en ciertas fases de la partida. Pero no es ーッウゥ「セ・@ ャゥュエ。イセ@ · fiestan ya por el rechazo sino- por una metabolizadón del modelo que
a aceptar esta evidencia sin preguntarse sobre sus consecuencias. Y ・セエッ@ tiende a tomarlo conforme con ·miras preexistentes? Aquí no podemos evi·
más a6n por cuanto el fenómeno nos enfrenta a una ュッセ・ウエ。@ parado3a: tar preguntarnos si nuestra relación con 1a teoría no está inexorablemente
mientras que nuestra teoría viene a demostrar que los úrucos .caracteres condenada a un periódico reenjuitjamiento que vuelve necesaria la fonna
que pueden asegurar q_ue un "si:ber". no ha 」。■、セL@ ケセ@ del lado セ・ャ@ do.gma, cobrada por una resistencia que se manifiesta por el poder del Yo, una vez
serán su cuestionabilidad y la exigencia de un penodico recuestionanuento superado el efecto de choque, de apropiarse de un discurso cuya carga
de nuestra relación con ese mismo "saber'\ vemos en este caso al futuro explosiva previamente ha descebado. Lo que entonces viene a la mente es
analista, o a a,quel que desea llegar a serlo, rehusar todo cuestionamiento la metáfora de· la lucha que libran la eficacia de los antibióticos y la resis·
en nombre de una certeza preestablecida. Esperamos que quede claro lo tencia de los linajes mutantes. Se tiene la impresión de la posi'bilidad de
que intentamos destacar: en efecto, el analista corre el riesgo de ・ウ」セッエ@ una misma evolución en los linajes del "Yo"11 • No es que la eficacia de una
:t
la paradoja al proclamar que セ@ cree en modelo, ;es. porque セ@ cZxj_セョ・@
que prosigue le prueba su verdad, y seriamos l?s -últimos ・セ@ 、ゥウ」オエセN@ No
teoría exija 1a periódica invención de una nueva, lo cual resultaría un pos·
tulado absurdo, pero creemos en la necesidad, para el analista de estai ad-
ponemos en tela de juicio ni el valor セ・@ la Z・ッセQ。@ de Freud ?1 ョセ・ウエイッ@ mves· venido de los efectos de deterioro por el que siempre estarán amenazados
timiento a su respecto9 ·; pero valor e mvestim1ento no nos ttnp1den pregun· sus conceptos, y de la astucia de un Yo, comenzando por el suyo propio;
tamos que quiere decir que la certeza preexiste a la ・クセイゥョ」。L@ YP.ºr アオセL@ que siempre tenderá a anular lo que se presenta bajo el aspecto de algo "di·
en estos casos, el sujeto no puede ofrecer a los mecanismos de reSIStencia ferente" que viene a comprometer su statu quo identificatorio. .'-"; ·
que provoca la experiencia su rechazo del modelo. . · . · Creemos así que no puede haber statu quo teórico; a falta de nuevos
En el horizonte de estas preguntas se perfila otra ·qu.e es sin duda la . ,aportes, toda teoría se momifica. Teoría y práctica analíticas deben anhe·
más esencial: si la certeza preexiste a la ・クーイゥセ」。L@ la cual en rigor es lo lar que aparezcan ·innovaciones probatorias de que ellas siguen vivas, pero,
· único que puede jactim;e de aportar al sujeto la prueba objetiva de la verdad a la mversa,, habría que exigir que aportes y modificaciones respeten un
del paradigma, ¿qué recurso posee el analista para probar .y probarse que ・セ@ proyecto que debe permanecer fiel a la definición que Freud le dio.
en efecto a su propia experiencia, y sólo a ella, que debe esa ーセ・_@ S1 Aqu.í" culminan las observaciones que deseábamos propon_er ·para la
el fin del proceso analítico implica haber renunciado al ・クLセウッ@ de iluStones reflexión de nuestros colegas; ellas conducen a una sola y misma cues- .
que sostenía la apertura del juego, no puede, inversamente; sino confirmar . tión: "¿cómo recuperar y preservar un proyecto que constantemente
a aquel que ha pa$11tl9 a iser analista la verdad de los postulados de la teo- arril!sga bastardearse?". La experiencia nos demostró que si bien la teoría
_ría1 b. Verdad que hallaría así, a posteriori, su garantía en la puest¡ta ーイオセM de Lacan podía defender mejor sus conceptos contra el peligro de su trivia· .
ba a la cual se ha aceptado someterla y someterse: . · · セ。」ゥ￳ョL@ no les ofrecía, por el contrario, ninguna protección contra el de ·
Pero aún habríá que definir los límites アオセ@ esa "certeza recuperada" su fetichizaci6n; entre estos dos accidentes la diferencia es de pura forma;
debe respetar para resultar conforme con el proyecto 。ョャ■セ」ッ@ Y con su ..· sús. motivaciones y consecuencias son idénticos. Se comprende que a par·
cuestionamiento, nunca clausurable. · . tir 'de semejante comprobación hayamos renunciado a toda veleidad de
Es indiscutible que la teoría psicoanalítica .defiende un ゥ⦅ョッ、・ャセ@ del hacer pronósticos. Es cierto エ。イョ「ゥセ@ que la inquietud de prever y defender
funcionamiento psíquico que impone otra conc.,pción del· funciQnam1ento ·el porvenir dél psicóanálisis nos pareció a menudo una maniobra y un despla·
· del Yo pero este modelo sólo puede proponerse al Yo, únic\l instancia zamiento que pennite a los ánalistas no reflexionar' sobre su presente.
· que ーオセ、・@ darle "derecho de palabra" en el espacio psíqUico. Y que deberá . Y para terminar con una ·observación más constructiva y optimista,
aceptar, para hacerlo, convertirse en el agente de su propia transforma· digamos que estamos convencidos de que la teoría psicoanalítica posee los
ción. · . . · medios que pennitirían a esa reflexión convertirse en la promesa de un
Desdé ese momento, ¿son evaluables.las fonnas de resi$tencia que el porvenir ーッウゥ「ャ・セ@ ··
y o puede oponer en el curso mismo· y ·en el corazón mismó de la opera-
ción de apropiación .
que efectúa? ¿Qué cosa debe la-evolución'de . .la teoría
9. Esto no quiere decir qu'e dicho valor deba ウ・セ@ admitido Y IeJl!'tido COil';O セエ・クッ@
sagrado y como tal, acabado y perfecto de una vez pam siempre. 81 ast fuera, ·
toda ーイ・ァセョエ。@ sobre el porvenir del psicoanálisis perdería su objeto.
1O Tal es, a nuestro parecer, la causa de esa "exigencia de カ・イゥヲ」。￳ョセ@ .que en los
mejores casos parece .sufrir el analista. Este no ha olvidado la paradoja presente
1! en su propia apertura de ーセエゥ、。Z@ el a posteriori de la prue?a .que ・セᆰᄋᄎ@
.; basta para anular la. cuestion que debe plantearle el a pnon de la Jillputacion
r, .
de verdad concedida al modelo. · ¡Y ante todo en los linajes de los "Yo analíticos"!

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