Pascua Infantil
Pascua Infantil
Pascua Infantil
Oración: Gracias, Papá Dios, porque cada día crezco más. Crecen
mis manos, mis piernas… Ayúdame a crecer en la amistad, en la
obediencia, en la alegría, en la escucha, en el compromiso. Y,
sobre todo, en el amor. No quiero ser egoísta. Ayúdame a servir y
a compartir lo que tengo. Quiero crecer como tu Hijo, Jesús, en
estatura, en sabiduría y en gracia.
EL TELÉFONO DESCOMPUESTO:
Este juego se realizará en los 4 grupos (por color) al mismo tiempo y
con el mismo mensaje.
Instrucciones:
-Cada equipo hace una fila con sus niños.
-El entrenador de cada equipo le dirá en el oído al primer niño uno de
los mensajes que se encuentran enseguida.
-Si dicen la frase en voz alta o hacen trampa, se restan puntos.
«Tomó pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos» «Este es el
cáliz de la nueva Alianza sellada con mi sangre» «Les doy un
mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros como yo los
he amado» (Se puede agregar otro mensaje relacionado con el
jueves Santo).
CARRERAS DE OBSTÁCULOS:
En esta carrera se seleccionarán 2 niños por equipo, éstos serán los
4 obstáculos: Organizar las letras que encuentren con el nombre de
un apóstol; Cargar a la espalda al compañero hasta el siguiente
obstáculo; caminar metidos en el mismo costal hasta la última meta
donde encontrarán un rompecabezas que tendrá que organizarlo y
entregarlo al coordinador. El primero en hacerlo sin errores será el
ganador.
COMPARTE TU EXPERIENCIA
Al finalizar las dinámicas, se van a reunir por color y entre todos los
niños expresarán su experiencia sobre la dinámica anterior,
contestando las siguientes preguntas; después elegirán a un niño
para que pase al frente a compartir sus opiniones:
¿Por qué crees que ganaron o perdieron? ¿A quién hay que felicitar
por su esfuerzo? ¿Por qué? ¿Qué cosas buenas hay que promover?
¿Cuáles cosas negativas hay que quitar? ¿Qué actitudes tuviste que
se parecen a las de Jesús en jueves Santo?
1.- Por todos los niños y niñas que estamos ahora aquí, para que
nunca nos separemos del Señor. Roguemos al Señor.
2.- Por los que no conocen a Jesús, para que descubran que el Señor
les quiere mucho. Roguemos al Señor.
3.- Por nuestros padres, que nos han ayudado a conocer a Dios, para
que vivan de tal modo que un día puedan ir al Cielo. Roguemos al
Señor.
4.- Por los niños que, después de haber recibido a Jesús, se han
alejado de Él y ya no le quieren, para que vuelvan. Roguemos al
Señor.
- Y para acabar este rato contigo, Jesús, queremos hacer una oración
muy especial para consolarte, para decirte que los niños queremos
ser tuyos y que Tú seas nuestro amigo, nuestro mejor amigo. Por eso
decimos todos juntos:
Creo, Señor, en Ti. Creo firmemente que me quieres y que
deseas vivir en mi corazón. Creo que estás en la Eucaristía, con tu
Cuerpo, tu Sangre, tu Alma y tu Divinidad. Sé que por amor a mí has
muerto en la Cruz. Perdóname por todo lo que te he ofendido.
Perdóname por olvidarme de Ti tantas veces. Tú me conoces mejor
que nadie, mejor que mis padres, mejor que mis hermanos, mejor
que cualquiera de mis amigos, y sabes que te quiero. Durante tu
Pasión, sufriste tanto por mí y por todos los hombres, que yo no
quiero dejarte ahora solo. Cuando tantos te abandonan, yo quiero
estar junto a Ti, quiero consolarte, quiero decir mil millones de veces
que te quiero. Te lo diré junto a tu Madre, la única que no te
abandonó. Déjame, Señor, estar junto a Ti este ratito y no permitas
que me aparte nunca de Ti. Sagrado Corazón de Jesús, en Vos
confío. Inmaculado Corazón de María, sed la salvación del alma mía.
CUARTA PALABRA: “DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO”
(Mt 27,46)
Oración: Jesús amado, que por amor mío agonizaste en la cruz y que,
añadiendo sufrimiento a sufrimiento, además de tantos dolores en el cuerpo,
sufriste con infinita paciencia la más penosa aflicción de espíritu a causa del
abandono de tu eterno Padre: ten piedad de todos los enfermos, los mayores
que viven solos o están en las residencias y siente el abandono de sus
familiares, dales el consuelo y la esperanza que necesitan. Amén.
Padrenuestro... Señor Peque, ten piedad y misericordia de mi.
Lectura del Santo evangelio según san Lucas 2, 34-35: Simeón los bendijo y dijo a
María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se
levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te
traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de
muchos corazones».
Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que
una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en
cierto modo te manifestó que tu participación en nuestra redención sería a base
de dolor; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que
seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.
Lectura del santo evangelio según San Mateo 2, 13- 15: El ángel del Señor se
apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye
a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño
para matarlo». José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a
Egipto.
Virgen María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir
precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu
Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que
precisamente había venido a traernos vida eterna; te acompañamos en este
dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las
tentaciones del demonio.
Dios te salve María...
Lectura del Santo evangelio según san Lucas 2, 46-50: Y sucedió que, a los tres
días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros,
escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban
asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron
atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te
buscábamos angustiados». Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais
que yo debía estar en las cosas de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron lo
que les dijo.
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al
perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría
podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San
José; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que
los jóvenes no se pierdan por malos caminos.
Dios te salve María...
Del evangelio de San Juan: Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz,
salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo
crucificaron... Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su
madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena... Después de esto, sabiendo
Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo:
«Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja
empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús,
cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el
espíritu.
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al
ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu Hijo, y luego al
verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros. Tú misma también te
sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y,
por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz
que podamos recibir los frutos de la redención.
Lectura del evangelio según San Juan 19, 32-33 y san Marcos 15, 43-47:
Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino
que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió
sangre y agua». Vino José de Arimatea, miembro noble del Sanedrín, que
también aguardaba el reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el
cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al
centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por
el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana y, bajando a
Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y
rodó una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de
Jesús, observaban dónde lo ponían.
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al
ver la lanza que dieron en el corazón de tu Hijo. Tú, que habías tenido en tus
brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto,
víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros
pecados; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que
sepamos amar a Jesús como Él nos amo.
Dios te salve María...
Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 40-42: Tomaron el cuerpo de Jesús
y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar
entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto,
un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los
judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a
Jesús.
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al
enterrar a tu Hijo; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya
podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la
bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro
pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre le acompañaste en
todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te
acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a la paz
interior y la paz en el mundo, especialmente en Ucrania.
Dios te salve María...
Oración final: Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, cubre mi alma con tu
protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a
Su amor y obedezca Su divina voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN
Señor nos alegramos porque te has quedado con nosotros, la
Resurrección es el mayor triunfo que hemos celebrado, no hay mayor
alegría que el llegar a la meta, ayúdanos a no quedarnos a la mitad
del camino, que siempre nos esforcemos hasta que estemos contigo,
porque Contigo ganamos todos. Amén