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Salve Regina

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SALVE REGINA

Antífona Salve Regina Mater Misericordae

Se trata de la má s célebre de las cuatro antífonas del Breviario de la Santísima Virgen


María, en la que la leyenda se presenta como muy dudosa por varias razones:

1. La narració n se originó aparentemente en el Siglo XVI, y relata un hecho ocurrido


en el Siglo XII.
2. El silencio de los contemporá neos y de los compañ eros del santo es de cierta
significació n.

3. El argumento musical sugiere un ú nico autor tanto de la antífona como de sus


palabras finales.

La antífona cuya autoría es actualmente atribuida por lo general a Hermann


Contractus, figuró en gran medida en las devociones vespertinas de las cofradías y
gremios que se constituyeron en gran nú mero hacia el comienzo del Siglo XIII. Muchos
compositores han escrito obras sobre este tema, entre ellos Pergolesi (para una voz,
con dos violines, viola, y ó rgano) que fue escrita poco antes de su muerte; se la pone
entre sus “má s felices inspiraciones”, está conceptuada como su “má ximo triunfo en la
direcció n de la mú sica religiosa” e “insuperada en pureza de estilo, y de expresió n
patética y emocionante”.

TEXTO EN LATÍN:
Salve, Regina, mater misericordiae
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules, filii evae.
Ad te suspiramus, gementes et flentes
in hac lacrimarum valle.
Eia ergo, Advocata nostra,
illos tuos misericordes oculos
ad nos converte.
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.
Ora pro nobis sancta Dei Genetrix.
Ut digni efficiamur promissionibus Christi Amén.

TEXTO EN ESPAÑOL:
Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia,
Vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te Salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lagrimas.
Ea pues Señ ora Abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos Misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesú s
Fruto Bendito de tu Vientre.
Oh Clemente, Oh Piadosa, Oh Dulce Virgen María.
Ruega por nosotros Santa María Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y Gracias de Nuestro Señ or
Jesucristo. Amén.
La Salve es una de las más populares y conocidas oraciones católicas a María la madre de
Jesús. Inicialmente una antífona mayor e himno. Es una de las cuatro antífonas del
Breviario dedicadas a Virgen (las otras tres son Alma Redemptoris Mater, Ave Regina
Coelorum y Regina Coeli).

Domenico Scarlatti musicó esta oración en el siglo siglo XVII en su composición para alto
y orquesta "Salve Regina". Se trata originalmente de una secuencia con rima en "e" aunque
la disposición de los versos puede variar según los recopiladores. Durante algún tiempo fue
atribuida a Bernardo de Claraval, ahora se sabe que éste sólo añadió la invocación final: O
clemens, o pia / o dulcis, Virgo Maria (que introduce una pareja de versos con rima en
"ia"). Se ha atribuido a Pedro de Mezonzo, obispo de Compostela y a Ademar de Monteil,
obispo de Le Puy-en-Velay y al monje Hermann Contracto de Reichenau. La melodía
sencilla que se usa habitualmente para cantarla parece haber sido elaborada por el P. F.
Bourgoing.

Los cistercienses, los dominicos y los franciscanos promovieron su uso en diversas


circunstancias (en especial en la liturgia de las horas). En 1250 Gregorio IX la aprobó y
prescribió que se cantara al final del rezo de las Completas. Los monjes la cantaban antes
de dormir y los monjes de la orden de Predicadores la cantaban en procesión con velas
encendidas.

Diversos autores cristianos han elaborado comentarios para esta oración, entre ellos
destaca: Bernardo de Claraval, Anselmo de Lucca, Pedro Canisio, Francisco Coster,
Alfonso María de Ligorio.

Aunque la Salve principalmente es una oración dedicada a la Virgen María (en latín Salve
Regina), la gran variedad de representaciones de la Virgen y la devoción existente en cada
lugar donde se venera ha generado la creación de una "Salve" particular según la
advocación del lugar.
Bibliografía
 Edición crítica: Analysis hymnorum de G. M. Dreves, Lipsia 1907.

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