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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


Universidad Politécnica territorial de Maracaibo
Sección: 9008
Área: La contaduría en el nuevo modelo social

El Proceso Administrativo Bajo el Nuevo


Modelo Social
(Dirección)

Integrantes:
✓ Arcaya Digna
✓ Camargo Daleskska
✓ Camargo Sirliannys
✓ González Ysbeth
✓ Granado Yorgelis
✓ Montero Darlenis
✓ Rodriguez Daliana
✓ Sandoval José
✓ Villalobos Denyeris
Informe
El proceso administrativo bajo el nuevo modelo social
(DIRECCIÓN)

✓ Definición, propósito y características:


La administración es un proceso sistemático que consiste en el
desarrollo de planeación, organización, integración, dirección y control,
efectuados para lograr los objetivos de una organización a través de un
adecuado manejo de los recursos existentes.

Es por esta razón que la administración en el nuevo modelo social tiene


como propósito la integración de los mercados nacionales, de las
poblaciones más necesitadas, para tratar de brindar igualdad dentro de
la sociedad desigual, ¿Cómo? A través de la prestación de servicios de
calidad al más bajo costo, además de busca realizar una estructura
sólida dónde no se permita la corrupción, y que la responsabilidad no
estará sujeta a los gobernantes si no a la colectividad. De esta manera
se caracteriza por tener un carácter netamente socialista y participativo,
más sin embargo la administración nace con humildad por lo que es
universal (se encuentra presente en muchos ámbitos). Así mismo la
administración se verá por primera vez en manos del pueblo logrando
que el pueblo deje de ser objeto y se convierta en sujetó.

✓ Elementos del proceso administrativo (DIRECCIÓN)

• DIRECCIÓN:

Nos referimos a dirección como una de las etapas más importantes del
proceso administrativo, en la que se aplica el conocimiento adquirido
para llevar a cabo una toma de decisiones pertinentes. Dicho en
términos más simples, la dirección administrativa equivale al capitaneo
de un barco., es una labor complicada y de alta responsabilidad, que
generalmente llevan a cabo gerentes y otras figuras de liderazgo y
autoridad dentro de las organizaciones, y que tiene como propósito
garantizar que los objetivos trazados de antemano se cumplan, lo cual
significa lidiar con imprevistos, corregir sobre la marcha el
funcionamiento de la organización y a menudo tomar decisiones
estratégicas, únicamente manejando la información necesaria y surgida
de la evaluación del funcionamiento de una organización, se podrán
tomar decisiones informadas y sensatas que tengan una mayor
probabilidad de éxito. Es por eso que la conducción empresarial no es
demasiado distinta de la conducción política de una nación, aunque
ambas cosas manejen elementos muy diferentes y tengan principios
distintos.
De esta manera en la dirección administrativa se presentan diferentes
etapas como:
❖ Toma de decisiones: Ante algún tipo de improviso, situación
retadora o evaluación de la organización, se impone la necesidad
de una toma eficiente de decisiones, lo cual pasa a su vez por
determinadas etapas:

1. Definir el problema: Es decir, comprender la situación, los


retos surgidos y/o los objetivos que se persiguen y que
nos brindarán la orientación inicial respecto a cómo
abordar el problema.

2. Evaluar las alternativas: Todo problema puede abordarse


desde distintos puntos de vista y puede resolverse o
enfrentarse de modos distintos. Antes de decidirse por
alguno se deben revisar todas las opciones.

3. Tomar una decisión: Finalmente deberemos decidirnos


por alguna opción y aplicarla de manera específica,
teniendo en cuenta un panorama de consecuencias
posible.
❖ Integración. Esta etapa implica la disposición de los elementos y
recursos necesarios para ejecutar la decisión previamente
tomada, a través también de diversas estrategias, como son:

1. Reclutamiento: Agrandamiento o reemplazo del capital humano


con el personal necesario para llevar a cabo las labores que
acarrea la decisión.

2. Capacitación: Brindar al personal ya existente las herramientas


teóricas, conceptuales o prácticas para poder llevar a cabo las
labores que acarrea la decisión.
3. Renovación: Adquisición de nuevos materiales, nuevos equipos,
nuevas herramientas, etc., para poder llevar a cabo la decisión.

❖ Motivación: El espíritu empresarial y la moral de equipo son


también fundamentales para conseguir los objetivos y
materializar el plan decidido.

❖ Comunicación: Muy emparentada con la motivación, la


comunicación tanto a lo interno como a lo externo debe ir
siempre en concordancia con las decisiones iniciales que se
tomaron, de modo que cada segmento de la organización tenga
claro lo que se espera de ella y que cada cliente sepa qué
cambios esperar de la organización.
❖ Liderazgo y supervisión: No sólo se debe tomar decisiones y
velar por que se implementen correctamente, sino que se debe
mantener abierto un canal de retroalimentación y control que
permita percibir la eficacia de los cambios introducidos, que
identifique complicaciones, que perciba amenazas y
oportunidades derivadas del cambio, en fin, que suministre a la
dirección la información necesaria para poder volver a tomar
decisiones y mantener así el circuito andando.

Existen diversas formas, tipos o estilos de dirección administrativa, los


cuales tienen que ver directamente con el tipo de liderazgo ejercido, y
que deben ser considerados orientaciones, más que categorías
definidas y concretas. Hablamos de:

❖ Dirección autocrática: Aquella en que la autoridad impone sus normas,


criterios y decisiones sin consultar en absoluto a sus subordinados, por
lo que suele generar ambientes de trabajo tensos y dictatoriales, en los
que la disciplina y la inseguridad pueden ir de la mano.

❖ Dirección paternalista: Se trata de una flexibilización de la dirección


autocrática, en la que los cargos jerárquicos se involucran en la labor de
sus subordinados e incluso en sus vidas personales, pero siempre
desde una posición de poder y de autoridad, como si fueran una suerte
de tutor. Suele aplicarse para organizaciones con personal muy joven o
en formación.

❖ Dirección Laissez-faire (“dejar hacer”): Un modelo de dirección que


interviene muy poco en el desempeño de sus subordinados,
permitiéndoles un altísimo grado de autonomía y decisión, lo cual puede
hacer de ellos empleados con alta iniciativa, o puede conducir al
desconcierto y al desorden.

❖ Dirección democrática: Se inspira en los principios de la igualdad de


oportunidades y de la consulta masiva para tomar decisiones, sin
sacrificar por ello la estructura jerárquica de la organización. Suele ser la
que mejores resultados arroja en una organización diversa o amplia.

El ejercicio de la dirección se sostiene en base a una serie de principios


fundamentales, que son:

❖ Coordinación de intereses: Dado que una organización implica un


conjunto organizado de seres humanos trabajando en torno a un objetivo
común, la dirección debe hacer que el foco se mantenga en este último,
haciendo converger los objetivos individuales o sectoriales en un
macroproyecto común.

❖ Impersonalidad del mando: Las organizaciones tienen estructuras y


jerarquías que no deben depender de quién las ejerce, sino que deben
ser impersonales, objetivas, es decir, no dependen de simpatías y
consideraciones, sino de la lógica interna de la organización.

❖ Supervisión directa e indirecta: La dirección puede ser ejercida, al mismo


tiempo, en comunicación estrecha con los subordinados, o sea,
brindándoles las directrices y la información que requieren para estar
motivados y productivos; y en comunicación jerárquica, a través de una
estructura jerárquica o burocrática que permita el uso eficiente de la
información y la toma oportuna de decisiones, sin que absolutamente
todo deba llegar hasta la gerencia para aprobarse.

❖ Aprovechamiento y resolución de los conflictos: La dirección de toda


organización enfrentará situaciones conflictivas a las que debe poder dar
solución o, mejor aún, que deberá reconvertir en situaciones ventajosas
o provechosas, a través de una gestión del cambio y de la variabilidad,
en lugar de un apego excesivo a la norma.

La dirección es vital para el correcto funcionamiento administrativo. Ella se


ocupa de ejecutar los lineamientos proyectados en fases previas (planeación y
organización) para obtener de la estructura organizacional el mejor desempeño
posible.

Una buena dirección es clave no sólo en la previsión y anticipación


empresarial, sino en la motivación del capital humano, a través de una
comunicación eficiente, de una conducción sensata y de un espíritu alejado de
la tiranía y otros defectos humanos.

Una buena conducción administrativa, de hecho, comprende el proceso


administrativo como un todo organizado y jerarquizado, y está capacitada para
llevar a cabo los cambios oportunos que lo hagan perdurar o que lo aproximen
al cumplimiento de sus objetivos concretos. Cualquier proceso administrativo
sin dirección es propenso al desorden y a la desintegración.

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