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XIII y Las Principales Medidas Adoptadas

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Bloque 9.

La crisis del Sistema de la Restauración y la caída de la Monarquía (1902- 1931)

Estándar 102.- Define en qué consistió el “revisionismo político” inicial del reinado de Alfonso
XIII y las principales medidas adoptadas.

Alfonso XIII accede al trono de España al cumplir los 16 años, en 1902. La primera etapa de su
reinado estuvo marcada por el espíritu regeneracionista y de cambio que se había extendido tras la
crisis del 98.
A la nueva línea de actuación seguida desde el poder se la denominó revisionismo, ya que los
gobiernos, tanto liberales como conservadores, se propusieron realizar una «revisión» del sistema
político de la Restauración, reformando lo justo para rectificar sus mayores defectos y adaptarlo a
algunas de las demandas de la sociedad española.
El primer programa amplio de reformas lo impulsó Maura, nuevo líder del Partido Conservador.
La intención de Maura era hacer la «revolución desde arriba», para evitar que los obreros hicieran la
revolución desde abajo. Las principales medidas adoptadas fueron, entre otras:
• Creación del Instituto Nacional de Previsión, embrión de un futuro sistema de Seguridad
Social. Su objetivo era promover los seguros sociales colectivos para mejorar la mala situación
de los trabajadores, que carecían de ingresos cuando dejaban de trabajar en la vejez. El conocido
como «retiro obrero» permitía, al trabajador que hubiera cotizado durante su vida laboral activa,
jubilarse con una pequeña pensión.
• La Ley de Huelga, que pretendía regular este derecho. Pero era una ley orientada más a
controlar las huelgas que a garantizar el derecho a ejercerlas, razón por la cual su
incumplimiento fue frecuente.
• La Ley de Reforma Electoral, cuya justificación era eliminar el fraude en las elecciones. Pero la
realidad fue muy distinta. Se estableció el voto obligatorio, a fin de movilizar a los indiferentes -
potenciales votantes conservadores-, y contrarrestar así el voto de republicanos y socialistas. Sin
embargo, la principal novedad llegó con el artículo 29, según el cual en aquellos distritos
electorales donde el número de candidatos fuese igual al número de escaños en disputa, estos se
asignarían directamente sin necesidad de elecciones.
Desde el Partido Liberal, su nuevo líder, Canalejas, se propuso iniciar una regeneración
democrática, que sería el equivalente a la «revolución desde arriba» de Maura.
Entre las principales medidas adoptadas por Canalejas se pueden señalar las siguientes:
• La jornada laboral de nueve horas en las minas, y la regulación del trabajo femenino.
• La supresión del impuesto de consumos, que fue la medida de mayor calado, pues eliminaba un
impopular tributo sobre determinados artículos -algunos de primera necesidad-, que suponía una
carga añadida a la precaria situación económica de las clases trabajadoras.
• La Ley de Reclutamiento, que establecía el servicio militar obligatorio y acababa en parte con
la práctica clasista de la cuota (pago de una cantidad dinero para quedar exento del servicio
militar). La cuota no desapareció, pero a partir de ahora solo serviría para reducir el tiempo de
servicio militar. Sin embargo, en caso de guerra todos debían incorporarse a filas.

El asesinato de Canalejas en 1912, a manos de un anarquista, interrumpió el proceso de reformas y


acabó con los intentos de regeneración interna del sistema político de la Restauración. Se inicia así
una etapa de crisis permanente en los partidos del “turno” que terminará con el golpe de estado de
Primo de Rivera en 1923.
Estándar 109.- PRÁCTICA Manifiesto de Primo de Rivera tras el golpe de Estado

Al país y al Ejército:

Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos
querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de
recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven
para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los que por una u otra
razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan á
España con un próximo fin trágico y deshonroso.

La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la


voluntad real. Con frecuencia parecen pedir que gobiernen los que ellos dicen no dejan gobernar,
aludiendo á los que han sido su único —aunque débil— freno, y llevaron á las leyes y costumbres
la poca ética sana, el tenue tinte de moral y equidad que aún tienen; pero en la realidad se avienen
fáciles y contentos al turno y al reparto, y entre ellos mismos designan la sucesión.

[...] No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de
prelados, ex gobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e
impunes atracos; depreciación de la moneda; francachela de millones de gastos reservados;
sospechosa política arancelaria [...] porque quien la maneja hace alarde de descocada
inmoralidad; rastreras intrigas políticas tomando por pretexto la tragedia de Marruecos;
incertidumbre ante este gravísimo problema nacional; indisciplina social, que hace al trabajo
ineficaz y nulo, precaria y ruinosa la producción agraria e industrial; impune propaganda
comunista; impiedad e incultura; justicia influida por la política; descarada propaganda
separatista […].”

La Época. Madrid, 13 septiembre de 1923.

1.‐ ¿Cómo justifica Primo de Rivera el golpe de Estado de 1923?

El autor de este texto es el general Miguel Primo de Rivera. Se trata de un manifiesto en el que
recoge los argumentos que le llevan a dar el golpe de Estado que pondrá fin al sistema político de la
Restauración.
En el primer párrafo habla de liberar a la patria de los profesionales de la política, los partidos
dinásticos que se benefician del turnismo, a los que culpa del desastre del 98 y de los males que
aquejan al país.
En el segundo párrafo vuelve a criticar el turnismo, la corrupción y las malas prácticas con que
liberales y conservadores se reparten el poder, habiendo tejido “una red de concupiscencias”.
En el tercer párrafo se refiere al desgobierno que padece el país, centrado en la oleada de asesinatos
y atracos, la inmoralidad del gobierno, las intrigas políticas tras el desastre de Annual, la falta de
solución a la guerra de Marruecos, las protestas sociales y la propaganda comunista y separatista.
Además, dice contar con el apoyo del pueblo. Y de forma implícita, también del ejército (esto
último en el primer párrafo).

2.‐ Resume sus causas y los apoyos con lo que contó.


Primo de Rivera es capitán general de Cataluña cuando da el golpe de Estado, el 13 de septiembre
de 1923. En el manifiesto califica ese paso de necesario, debido la situación de desgobierno que, en
su opinión, sufre el país. Los argumentos principales, ya señalados en la pregunta anterior, se
concretan en la crisis del sistema político, incapaz de renovarse desde dentro y cada vez más débil
por la agitación social, en especial desde 1917. El modelo bipartidista y el turnismo se ven
incapaces de frenar la creciente tensión social y el aumento de la inseguridad, provocada por las
acciones anarquistas, con atentados y asaltos, y las protestas laborales, especialmente en Cataluña.
La propaganda comunista (la Revolución Rusa está muy presente) y el auge del nacionalismo
separatista completan un escenario que es visto por los sectores más conservadores (Iglesia,
Ejército, burguesía catalana y élites económicas) como una amenaza.
Otro motivo a tener en cuenta es el fracaso de la política en Marruecos, que había llegado a su punto
crítico con el desastre de Annual, en 1921. La investigación iniciada por el general Picasso para
aclarar responsabilidades apuntaba a la persona del rey Alfonso XIII. Eso y la mala marcha de la
guerra también influyeron en la decisión de Primo de Rivera.
Pero si el golpe triunfó fue porque en su inicio contó con importantes apoyos:
-Alfonso XIII, que veía amenazada la propia monarquía.
-Un amplio sector del ejército, partidario del restablecimiento del orden, cada vez más alterado
por la creciente conflictividad social.
-El empresariado catalán, que aspiraba a restaurar el orden público y a acabar con la amenaza
anarquista.
-La Iglesia, víctima de acciones violentas, y las clases medias, preocupadas por la inseguridad
ciudadana.
También fue importante la pasividad inicial de los socialistas, que posteriormente llegaron incluso a
colaborar en el gobierno de la dictadura, con el fin de ganar terreno entre los trabajadores a costa de
los anarquistas, que fueron perseguidos duramente por el nuevo régimen.

La dictadura fue planteada inicialmente como una solución autoritaria y transitoria ante una difícil
situación. Arranca en Barcelona, la zona donde con más virulencia se vivía la crisis.
Ni el rey ni todos los altos mandos militares expresaron su apoyo inmediato al golpe, pero tampoco
se opusieron. De hecho, Alfonso XIII aceptó de buen grado el cambio de situación, sin importarle
que la constitución que había jurado cumplir quedara suspendida. La postura del monarca,
encargando a Primo de Rivera la formación de un gobierno autoritario, y el apoyo o la pasividad
mostrada por las fuerzas sociales permitió el triunfo de un golpe que acabó con la legalidad
constitucional y puso fin al sistema de la Restauración.

Estándar 110.- Describe la evolución de la dictadura de Primo de Rivera, desde el Directorio


militar al Directorio civil y su final

La dictadura impuesta en España por Primo de Rivera en septiembre de 1923 se prolongará hasta
enero de 1930. Como forma de marcar distancia con el régimen anterior, el gobierno pasará a
llamarse Directorio, en un intento también de mostrar que se ponía el acento “menos en la política y
más en la administración”. Sin embargo, su actuación tuvo más que ver con la improvisación que
con un verdadero programa político. Hubo un primer Directorio formado solo por militares (1923-
1925) y un segundo integrado parcialmente por civiles (1925-1930).

La dictadura suspendió la Constitución de 1876 y supuso, de facto, el fin de la Restauración.


Si la dictadura duró algo más de seis años, se debió en gran medida a la favorable coyuntura
económica internacional y a los éxitos iniciales, conseguidos durante el Directorio Militar con
medidas concretas:
• Se restablece el orden público y se acaba con la conflictividad social mediante la implantación
del estado de guerra durante casi dos años. La política de represión se concretó en la limitación de
las libertades públicas, la constante prohibición de reuniones y asociaciones, la censura de la prensa,
etc. Pero la medida más contundente fue la persecución a los anarquistas.
• Se resuelve el problema de Marruecos a partir del desembarco de Alhucemas (1925). Se trata
de una operación militar hispanofrancesa llevada a cabo en el corazón de la zona rebelde. El
dirigente rifeño Abd-el-Krim se acabó rindiendo, lo que puso fin a la guerra dos años después
(1927). Este fue el mayor éxito del dictador, ya que satisfizo la demanda general de acabar con la
guerra y, al mismo tiempo, elevó el prestigio de los militares africanistas.
Una vez resueltos los dos grandes problemas que podían justificar la situación excepcional de la
dictadura ante la opinión pública –la conflictividad social y la situación en Marruecos–, Primo de
Rivera pudo haber permitido el retorno a la normalidad constitucional. Pero no lo hizo, sino que se
propuso prolongar su régimen con la sustitución del Directorio Militar por un Directorio Civil, de
carácter más técnico.
Primo de Rivera quería perpetuarse en el poder, y transformar la dictadura en un nuevo régimen a
su medida. Para ello puso en marcha:
• Un partido propio, la Unión Patriótica, creado en 1924, que le sirviera de base política.
• Una Asamblea Nacional Consultiva. No era un Parlamento representativo de la nación ni tenía
función legislativa, sino que se limitaba a elaborar anteproyectos de ley y a asesorar al gobierno.
• Un anteproyecto de Constitución, presentado en 1929 por la Asamblea Nacional Consultiva,
pero que no llegó a promulgarse. No era una Constitución, sino una especie de Carta otorgada.

Sin embargo, el intento de establecer un nuevo régimen apenas obtuvo apoyos políticos ni respaldo
social. A medida que se prolongaba en el tiempo, la dictadura debió afrontar numerosas críticas,
manifestaciones de oposición e incluso pronunciamientos militares. Destaca el rechazo de
intelectuales como Unamuno, la huelga de universitarios de 1929 o los pronunciamientos militares
de inspiración republicana.
Cada vez más aislado políticamente, Primo de Rivera consultó a los capitanes generales para saber
si contaba con su respaldo. Comprobó que estaba solo y sin apoyos, por lo que en enero de 1930
presentó su dimisión al rey.

Bloque 10.- La II República. La Guerra Civil en un contexto de Crisis Internacional (1931-1939)

Estándar 115.- Explica las causas que llevaron a la proclamación de la Segunda República y
relaciona sus dificultades con la crisis económica mundial de los años 30

La monarquía de Alfonso XIII, vinculada al desacreditado sistema político de la Restauración y a la


dictadura de Primo de Rivera, era incapaz de renovarse y satisfacer las demandas de una gran parte
de la sociedad española. Tras la marcha del dictador, Alfonso XIII intentó restablecer el modelo de
la Restauración. Pero se encontró con un fuerte rechazo político.

En agosto de 1930, los principales partidos de la oposición (republicanos, nacionalistas y


socialistas), acordaron mediante el Pacto de San Sebastián acabar con la Monarquía e instaurar la
República (y estudiar un estatuto de autonomía para Cataluña). Crearon un comité revolucionario
encargado de organizar un alzamiento militar, que estaría apoyado por civiles. Tras sucesivos
aplazamientos, la rebelión estalló en Jaca, pero fracasó y el comité revolucionario fue encarcelado.

Para volver a la normalidad política, el gobierno intentó sin éxito -por el boicot de la oposición-
convocar elecciones generales. Finalmente optó por unas elecciones municipales el 12 de abril de
1931. Los partidos monárquicos ganaron en el conjunto de una España todavía rural y caciquil, pero
la conjunción republicano-socialista se impuso en la mayoría de las capitales de provincia. El rey y
su gobierno interpretaron los resultados como un plebiscito en su contra. El 14 de abril, en las
principales ciudades comenzó a proclamarse la II República, en un clima de euforia popular que
llevó a Alfonso XIII a marchar al exilio -sin renunciar a sus derechos al trono- por temor a un
levantamiento popular.

La República tuvo que afrontar los efectos de la crisis económica mundial, iniciada en 1929 y que
se extendió en los años treinta. Sus consecuencias en España fueron menores que en otros países,
por su aislamiento respecto al sistema económico internacional y el carácter cerrado de su economía
(por la política arancelaria), ya que gran parte de su producción se destinaba al mercado interior.
Sin embargo, la crisis internacional tuvo al menos tres consecuencias, que dificultaron aún más la
aplicación de algunos de los más ambiciosos proyectos de reforma republicanos:
• La reducción del comercio exterior. Las exportaciones disminuyeron en volumen, debido a las
medidas proteccionistas de clientes tradicionales (Inglaterra y Francia), y en valor, por el
hundimiento de los precios.
• El colapso de las inversiones extranjeras en España. Cayeron por la crisis internacional y por la
incertidumbre provocada por los acontecimientos en España.
• La modificación de los flujos migratorios entre España y el exterior. La tradicional emigración
de España a Francia y, sobre todo, a América se interrumpió ante la crisis de estos países; además
aumentaron los retornos, lo que incrementó del desempleo en España.

Aunque la economía de la Segunda República se desenvolvió en un escenario de crisis


internacional, sus principales problemas vinieron del comportamiento interno. El nuevo régimen
sufrió el acoso de los terratenientes y capitalistas que desconfiaban de él, así como de los
campesinos y obreros, protagonistas de una creciente radicalización y conflictividad social.

En resumen, la crisis de los años 30 ralentizó los niveles de crecimiento económico, incrementó el
desempleo y la virulencia de los conflictos sociales y políticos, impidiendo la consolidación de las
instituciones republicanas. En 1936, se produce el golpe de Estado que desembocó en la Guerra
Civil.
Bloque 10 (continuación) La II República. La Guerra Civil en un contexto de crisis internacional
Estándar 117.- Resume las reformas impulsadas durante el bienio reformista de la República.

En las elecciones municipales de 1931, el triunfo en las grandes ciudades de los partidos republicanos
llevó a la proclamación de la Segunda República el 14 de abril. El rey Alfonso XIII marchó al exilio,
tras verse aislado y sin apoyos.
Se formó un Gobierno Provisional, compuesto por los firmantes del Pacto de San Sebastián, es decir,
republicanos de izquierda y derecha, socialistas y nacionalistas.
Ese gobierno aprobó una serie de decretos para afrontar los grandes problemas que se le presentaban al
nuevo régimen, y que serían abordados más a fondo en los dos años siguientes.
En junio de 1931, las elecciones a Cortes Constituyentes dan la victoria a la coalición republicano-
socialista. Comienza así el Bienio Reformista (1931-1933), que se propone modernizar el país. Las
nuevas Cortes elaboran la Constitución de 1931, que refleja las ideas de los vencedores: soberanía
popular, división de poderes, extensa declaración de derechos y libertades, sufragio universal o estado
laico, entre otras.
El gobierno republicano-socialista emprendió un amplio programa de reformas. Las principales fueron:
- Las reformas socio-laborales. Tenían como objetivo regular las relaciones entre patronos y obreros y
mejorar las condiciones de trabajo. Entre las medidas aprobadas está la Ley de Contratos de Trabajo o
la semana laboral de 40 horas. El resultado fue el descenso de los conflictos laborales, por la
colaboración de la UGT, pero anarquistas y comunistas radicalizaron sus posturas y organizaron
estallidos revolucionarios, a lo que se sumó la oposición de los empresarios.
- La reforma agraria. Pretendía acabar con los latifundios, mejorar la vida del campesinado y
aumentar los rendimientos agrícolas. Con ese fin, se aprobó la Ley de Reforma Agraria y se creó el
Instituto de Reforma Agraria (IRA), encargado de aplicarla. Sin embargo, la ley provocó el rechazo de
los grandes propietarios y decepcionó a los campesinos que, ante la lentitud burocrática y el retraso en
su aplicación, llevaron a cabo ocupaciones ilegales de tierras.
- La reforma religiosa. Los nuevos dirigentes republicanos querían limitar la influencia de la Iglesia y
secularizar la sociedad española. El Gobierno adoptó, entre otras, las siguientes medidas:
a) Acabar con el presupuesto de clero y culto.
b) Disolver la Compañía de Jesús (jesuitas) y confiscar sus bienes.
c) Prohibir a las órdenes religiosas que ejercieran la enseñanza.
d) Legalizar el matrimonio civil y el divorcio.
La consecuencia fue el descontento del clero y de buena parte de la población.
- La reforma militar. Los objetivos eran conseguir un ejército leal a la República, más eficaz y con
menos oficiales. Para ello se adoptaron las siguientes medidas:
a) La Ley de Retiro de la Oficialidad permitió a los oficiales pasar de forma voluntaria a la reserva
sin disminución de sueldo.
b) Colocar a militares de confianza en los puestos clave del ejército.
c) Para mantener el orden público, se creó la Guardia de Asalto, como cuerpo leal a la República.
Una parte del ejército se mantuvo fiel a la República, pero otra comenzó a distanciarse.
- La reforma territorial. Los nacionalismos periféricos pedían una nueva organización territorial,
descentralizada. En respuesta a esa demanda, se aprobó el Estatuto de autonomía de Cataluña. Otros
territorios prepararon sus propios estatutos, pero no llegaron a entrar en vigor en esta etapa.
Precisamente, para intentar frenar el proceso autonómico el general Sanjurjo protagonizó un intento de
golpe de estado, “la Sanjurjada”, que fracasó.
- La reforma de la enseñanza. El gobierno republicano apartó a la Iglesia de la enseñanza. Aspiraba a
una educación primaria gratuita, laica y obligatoria. Y para ello creó más de diez mil nuevas escuelas e
incorporó a siete mil nuevos docentes. Para llevar la cultura al mundo rural, se crearon las Misiones
Pedagógicas. La Iglesia criticó el ser apartada de la enseñanza y creció su oposición al régimen.
Todas estas reformas se llevaron a cabo en un contexto de crisis económica mundial y con fuertes
resistencias, lo que ocasionó una gran conflictividad social y la división en el propio gobierno, mientras
que crecía la oposición a la derecha y a la izquierda del gobierno.
En las elecciones generales de 1933 ganó el bloque de derechas (la CEDA), y formó gobierno el
centrista Partido Radical. Las reformas emprendidas quedaron paralizadas. Posteriormente, tras la
elecciones de 1936, el gobierno del Frente Popular volvió a ponerlas en marcha, pero la Guerra Civil
las interrumpió definitivamente.

Estándar 122. Explica las causas de la formación del Frente Popular y las actuaciones tras su
triunfo electoral, hasta el comienzo de la guerra.

La Segunda República comenzó su andadura en 1931. El Bienio Progresista (1931-33) emprendió unas
reformas que provocaron el rechazo de amplios sectores de la sociedad. La derecha se unió en la CEDA
para intentar ganar las siguientes elecciones y paralizar las reformas, cosa que logró durante el Bienio
Conservador (1934-36). Para plantar cara al gobierno de centro derecha, las fuerzas de izquierda se
unieron en el Frente Popular, que se acabaría proclamando ganador en los comicios de febrero de 1936.
El Frente Popular nace por la fuerte polarización y radicalización de posiciones, tanto en la derecha
como en la izquierda, que provocó la Revolución de Octubre de 1934 y la represión que siguió.
Los republicanos de izquierda, los socialistas y los comunistas se agruparon en el Frente Popular para
presentarse como un bloque a las elecciones de 1936. Contaron además con el apoyo externo de los
anarquistas, que en esta ocasión pidieron excepcionalmente el voto para esta coalición.
Esta estrategia se enmarca en la tendencia europea, promovida por la Unión Soviética -a través de la
Internacional Comunista- de impulsar la formación de Frentes Populares entre fuerzas de izquierda
para hacer frente al crecimiento del fascismo.
En las elecciones de 1936, los votos sumados de la derecha y del centro superaban ligeramente a los de
la izquierda. Pero el sistema electoral y el uso que del mismo hizo el Frente Popular le llevó a
proclamarse vencedor, al asignarse un mayor número de escaños en el reparto final. Ese resultado no
fue aceptado por la derecha, que denunció numerosas irregularidades en el proceso.
En cualquier caso, se formó un nuevo gobierno, integrado solo por republicanos de izquierda, mientras
que los socialistas y demás miembros de la coalición le daban apoyo parlamentario.
La mayoría frentepopulista destituyó al presidente de la República, el conservador Alcalá Zamora, y
nombró en su lugar a Manuel Azaña, con gran oposición de la derecha por considerarlo ilegal.
El nuevo gobierno adoptó varias medidas:
a) Decretó una amnistía para sacar de la cárcel a los detenidos por la revolución de Asturias -30.000
presos-, y se obligó a las empresas a readmitir a los obreros despedidos en las huelgas de octubre de
1934.
b) Se restituyó el Gobierno de la Generalitat, que había sido disuelto tras proclamar la
independencia de Cataluña durante la revolución, y se restableció su Estatuto de Autonomía. En el
País Vasco y Galicia se iniciaron las negociaciones para la aprobación de sus respectivos estatutos.
c) Se reanudó y aceleró el proceso de reformas interrumpido en 1933.
d) La Falange fue ilegalizada y sus jefes fueron encarcelados.
e) Los generales de dudosa lealtad al gobierno fueron destinados lejos de Madrid: Franco a
Canarias, Goded a Baleares y Mola a Pamplona.
En la primavera de 1936, el extremismo social y político se manifestó en duros enfrentamientos
verbales en las Cortes y en crecientes atentados en las calles.
El deterioro del orden público creció por la presión de la extrema izquierda y la extrema derecha. El 12
de julio pistoleros falangistas asesinaron al teniente José Castillo, socialista. Como represalia,
compañeros suyos mataron a José Calvo Sotelo, destacado dirigente monárquico en el parlamento.
Estos hechos aceleraron el golpe de Estado que se venía gestando desde el triunfo del Frente Popular, al
no reconocer una parte del ejército y de la sociedad civil el resultado de las elecciones de febrero. El
golpe estalló el 17 de julio en Melilla. Su fracaso en las principales ciudades acabó derivando en guerra
civil.

Eae 127.-Especifica los costes humanos y las consecuencias económicas y sociales de la guerra.

La Guerra Civil española se desencadenó tras el fracaso del golpe de Estado (julio de 1936) llevado a
cabo por una parte del Ejército contra el Gobierno de la Segunda República. El conflicto terminó el 1
de abril de 1939, con la victoria del bando dirigido por Franco, que estableció una dictadura que
llegaría hasta su muerte, en 1975.
La guerra produjo importantes consecuencias de diverso tipo:
a) Consecuencias demográficas. Es difícil precisar el coste humano de la Guerra Civil. Se calcula que
las muertes pueden superar las 500.000, entre las víctimas de los frentes y las de la represión en la
retaguardia. Los militares sublevados, cuando conquistaban una localidad, eliminaban a las personas de
izquierdas. En la zona republicana, también se ejecutaba a todo sospechoso de simpatizar con los
sublevados, ser religioso o de derechas. Sin embargo, el número de ejecuciones del bando republicano
fue sensiblemente inferior al del bando rebelde. Una vez acabada la guerra, el regimen franquista
continuó aplicando la represión. Hubo ejecuciones, encarcelamientos y pérdida del trabajo para los
funcionarios no afines al régimen. En torno a 500.000 españoles marcharon al exilio, la mayoría a
Francia, México y Argentina.
b) Consecuencias económicas. La guerra destruyó todo tipo de infraestructuras y recursos económicos
como carreteras, ferrocarriles, puentes, edificios... La producción agraria disminuyó más del 20% y la
industrial más del 30%. La renta per cápita cayó también casi en un 30%, y hasta 1952 no se recuperó
el nivel de antes de la guerra. La ayuda militar recibida por los dos bandos durante la guerra (Alemania
e Italia al bando nacional y la URSS al bando Republicano) tuvo su coste, porque también hubo de
pagarse. Por otra parte, el aislamiento internacional que sufrió España en la posguerra obligó a
establecer un racionamiento que se prolongó hasta los años 50.
c) Consecuencias culturales. Buena parte de las fuerzas de la cultura, que habían apoyado a la
República, fueron aniquiladas o marcharon al exilio. Entre sus víctimas se cuentan García Lorca o
Miguel Hernández. Un 90% de los intelectuales se exiliaron. La represión ejercida sobre el mundo de la
cultura y la educación acabó con la regeneración cultural y educativa de la Edad de Plata y llevó a la
“desertificación” cultural del país, al perder un importante número de intelectuales y profesionales bien
cualificados que fueron difíciles de sustituir.
d) Consecuencias sociales. La sociedad también sufrió la represión. La victoria franquista devolvió la
hegemonía económica y social a la oligarquía terrateniente, industrial y financiera. Los trabajadores
vieron cómo sus derechos quedaban en manos del régimen, obligados a pertenecer al sindicato vertical
organizado por la dictadura.
e) Consecuencias morales. La guerra supuso una verdadera fractura moral del país. La persecución y
represión de los vencidos fue un rasgo clave del franquismo, que nunca buscó la reconciliación de los
españoles. Y eso se dejó notar en las generaciones que vivieron la dictadura.

El bloque 10 se completa con el estándar 124


Estándar 124.-
Discurso de Juan Negrín en el Council of Foreign Relations (Nueva York)

“[...] Desde 1931 hasta 1936 estuvieron en el poder varios gobiernos, unos liberales, otros
conservadores. Hubo dos legislaturas parlamentarias entre esos años. La primera fue ligeramente
inclinada a la izquierda, pero sin un solo comunista en el Parlamento. La otra fue marcadamente
derechista en su color y contó con un solo diputado comunista de un total de cuatrocientos sesenta y
siete.

En febrero de 1936 hubo elecciones generales convocadas y celebradas bajo un gobierno derechista.
Permítanme recordarles a ustedes, como solemos decir nosotros, que el gobierno que «hace»
elecciones en España normalmente obtiene la victoria. Pero estas elecciones dieron como resultado
una victoria de los republicanos. En el nuevo Parlamento había una mayoría de centroizquierda.

Desde ese mismo momento, justo al día siguiente de conocerse los resultados, comenzó una plaga
de actos de violencia, sabotajes y persecuciones. Y los autores de la mayoría de estos actos
militaban y estaban pagados por los elementos reaccionarios y profascistas de la derecha española.
Por parte del gobierno, hubo debilidad. Era la debilidad derivada del exceso de tolerancia. Y como
efecto hubo represalias. Represalias censurables. Sus autores eran extremistas de los márgenes de la
izquierda. Y luego llegó el asesinato de Calvo Sotelo, el líder de la derecha monárquica y fascista.

Su asesinato fue un crimen. Pero no puede ser considerado al margen de la cadena de actos
terroristas que le precedió. Como es natural, ha habido intentos de utilizar ese asesinato como
pretexto y justificación de la rebelión militar de julio. Pero todo el mundo debe saber a estas alturas
que esa rebelión había sido preparada con muchos meses de anticipación. Y que su propósito era
recuperar por la violencia lo que se había perdido y someter el país a un sistema más o menos
totalitario. Los propios generales rebeldes han dejado testimonio de todo esto en innumerables
libros que estarán disponibles aquí. [...]”
Nueva York, 8 de mayo de 1939

1. ¿Cómo explica Juan Negrín los motivos de la sublevación militar?

Juan Negrín, nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1892, compaginó su vocación médica,
científica y académica con la política. Fue diputado socialista por Las Palmas durante la etapa
republicana. Iniciada la guerra civil, fue ministro de Hacienda en el Gobierno de Largo Caballero.
En 1937, le sustituye como presidente del Gobierno, puesto que desempeñará durante el resto de la
contienda y en el exilio, hasta su dimisión en 1945.
Con el apoyo militar de la Unión Soviética, intentó alargar la guerra civil todo lo posible. Creía que
la guerra en Europa entre las potencias fascistas y las democráticas era inminente y que, cuando
estallara, la causa republicana acabaría recibiendo finalmente la ayuda de Francia e Inglaterra, algo
que nunca ocurrió.
El texto es parte de un discurso pronunciado en Nueva York, apenas un mes después de la victoria
franquista. En él intenta explicar lo ocurrido en España desde la proclamación de la República, en
1931. De las dos primeras legislaturas habla en el primer párrafo. En el segundo, se centra en las
elecciones de 1936, en las que se proclama vencedor el Frente Popular.
En el tercer párrafo expone cómo, tras los comicios, se desata una “plaga de actos de violencia” por
parte de “elementos” de la derecha” a los que responden “extremistas” de la izquierda”. Y todo ello
ante la tolerancia del gobierno. Entre estos crímenes, Negrín destaca el asesinato de Calvo Sotelo,
líder de la derecha monárquica. Descarta -ya en el cuarto párrafo- que ese asesinato pueda justificar
la rebelión militar que desencadena la guerra, por cuanto la conspiración llevaba meses en marcha.
El objetivo de la misma, concluye, era recuperar mediante la violencia lo perdido en las urnas y
“someter el país a un sistema más o menos totalitario”.
2. Señala los antecedentes de la Guerra Civil y el contexto al que hace referencia este discurso.
En el contexto internacional, la situación española era similar a la del resto de Europa. Los efectos
de la crisis económica iniciada en 1929, la crisis social y el miedo a la expansión del comunismo
llevaron al retroceso de las democracias liberales y al auge de las ideologías totalitarias (comunismo
en la URSS, fascismo en Italia y nazismo en Alemania), en un clima de creciente tensión.
La Guerra Civil española fue el prólogo de la Segunda Guerra Mundial. Británicos y franceses
promovieron un compromiso internacional para que el conflicto no se extendiera a toda Europa. Se
creó un Comité de No Intervención para impedir la participación directa de otros países y la
prohibición de vender armas a los bandos en guerra. Sin embargo, este acuerdo fue incumplido por
Alemania, Italia y la URSS.
En cuanto al contexto nacional, el triunfo del Frente Popular en 1936 no fue reconocido por la
derecha, que denunció irregularidades en las elecciones. La vuelta a las reformas iniciadas en 1931,
paralizadas por el centro-derecha en 1933, fue acompañada de la radicalización política y social. El
gobierno aprobó una amnistía para los encarcelados por la revolución de 1934, al tiempo que
prohibía la Falange y encarcelaba a sus líderes. Además, para evitar intentonas golpistas, dispersó a
los militares de cuya lealtad dudaba (Franco, Goded o Mola).
El 12 de julio, pistoleros falangistas asesinaron al teniente Castillo, guardia de asalto socialista. Sus
compañeros quisieron vengarle y mataron a su vez a Calvo Sotelo, crimen al que se refiere Negrín
en el texto. Poco después se pone en marcha el golpe de Estado que preparaba una parte del ejército,
con apoyo civil.
El 17 de julio, un día antes de lo previsto, se inicia la sublevación en Melilla. El general Mola actuó
como organizador de un alzamiento cuyo mando debería haber tomado el general Sanjurjo, si no
hubiera muerto en accidente aéreo. Por su parte, Franco volará desde Canarias para ponerse al
frente del Ejército de África.
El golpe fracasó en las principales ciudades y áreas industriales, pero triunfó en una parte del país,
que quedó dividido en dos zonas. Esa división, con posturas ya irreconciliables, derivó en guerra
civil.

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