Filosofía Y Epistemlogía para La Construcción Del Pensamiento Científico
Filosofía Y Epistemlogía para La Construcción Del Pensamiento Científico
Filosofía Y Epistemlogía para La Construcción Del Pensamiento Científico
ENSAYO
Introducción ............................................................................................................................ 1
Líneas esenciales para una filosofía de la educación ............................................................. 1
Sujeto y fin de la educación ................................................................................................ 1
Contexto histórico de la filosofía en la educación .............................................................. 2
Corrientes contemporáneas epistemológicas para la construcción del conocimiento ............ 4
Feyerabend y la negación del método................................................................................. 4
Los programas de investigación de Lakatos ....................................................................... 5
Bertalanffy y la teoría general de sistemas ......................................................................... 5
Tarski en la semántica de la lógica ..................................................................................... 6
Pensamientos en epistemología hacia la educación ............................................................... 6
La epistemología del sur ..................................................................................................... 6
La modernidad líquida ........................................................................................................ 7
El pensamiento complejo y la transdisciplinariedad ........................................................... 8
Conclusiones........................................................................................................................... 8
Referencias ............................................................................................................................. 9
Introducción
Se suele pensar en la epistemología como una rama de la ciencia encargada de la teoría del
conocimiento. Esta definición proviene de la raíz etimológica de la misma palabra: episteme
en latín, significa “conocimiento” y logos, estudio. Para expertos en el tema como Piaget, la
epistemología tiene un carácter más profundo, pues representa el pasaje de los estados de
menor conocimiento a los estados de un conocimiento más avanzado (Jaramillo, 2003). En
sí, la mayor incógnita de la epistemología no radica en la definición del conocimiento, sino
en el proceso de aprendizaje.
Es la filosofía, traduciendo la palabra literalmente del latín, el amor por la sabiduría. La gran
tarea de la filosofía es proporcionar al hombre y mundo sus defectivas raíces; traer a la
superficie, declarar y descubrir lo oculto o lo velado (Salgado, 2012). Es un afán constante y
jamás saciado por conocer los orígenes del todo; diferente del mito que oculta la verdad detrás
de los dioses y diferente de la ciencia que segrega y limita su campo de acción. Al hablar de
filosofía en la educación, estamos hablando precisamente de lo que origina la educación;
cuáles son sus principales motores. Definir el porqué de la educación es un punto de partida
interesante.
Hallar quién es el principal sujeto de la educación puede ser una tarea relativamente sencilla.
Epistemólogos y filósofos señalan que es el hombre y, en un sentido sistémico, la sociedad
el principal actor y beneficiario de la educación; pero, ¿cuál es la finalidad de la educación?
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Hay autores que podrían referir la educación como un proceso de capacitación para adaptar
al hombre en sociedad. La educación otorga una serie de recursos cognitivos, sociales y
afectivos que sirven como brújula para anticipar, valorar rutas y navegar por los senderos de
la vida (López, 2009). Habrá, por otro lado, quienes identifiquen el propósito de la educación
simple y llanamente como el logro de la felicidad, pues la aspiración a existir plenamente,
con calidad de vida y autorrealización es un impulso natural que nadie puede apaciguar
(Vélez, 2008). Quizá aquí valga la pena citar las palabras del psicólogo suizo Jean Piaget: “la
meta principal de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas, no
simplemente de repetir lo que otras generaciones han hecho; hombres que sean creativos,
inventores y descubridores. La segunda meta de la educación es la de formar mentes que sean
críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece” (Fuentes, 2012). En estas
líneas, Piaget define el objetivo de la educación como algo más trascendental, de carácter
casi evolutivo.
Fueron los griegos hace veinticinco siglos quienes deciden separar la razón de la superstición
y dar fin a los relatos míticos y religiosos como la única explicación de lo que acontece y nos
rodea. Son filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles quienes reflexionan acerca del
origen y sentido de las cosas, pero, más que eso, sientan las bases para abstraer,
conceptualizar y racionalizar nuestro entorno. Siembran la semilla del conocimiento
occidental tal y como lo conocemos hoy en día.
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Después vendrían filósofos como Hume, quien establece que “todos los términos con
significado deben ser exhaustivamente definibles por un conjunto de términos que se refieran
a elementos simples de la experiencia” (Lugo, 2009). Básicamente, establece que hay una
relación entre los “datos sensoriales” y las teorías. Hanson y Shapere coinciden con esta
afirmación; éste último añade que la relación entre los términos teóricos y observacionales
nos permiten construir un sistema axiomático interpretado.
Quizá fue el empirismo lógico, y de manera más particular, el falsacionismo de Karl Popper
(1902-1994) lo que le dio a la ciencia el carácter rígido que le caracteriza. Popper coincidía
con el positivismo lógico en que se deben axiomatizar las teorías científicas. Las
observaciones científicas puras no existen para la ciencia y, además, las teorías nunca llegan
a ser verdades absolutas, pues estas son simplemente conjeturas del mundo (Chalmers, 2000).
En contraparte, no compartía la idea de utilizar el método inductivo para la validación de
hipótesis. Popper afirma que las teorías son el marco normativo para apreciar las
observaciones; si los datos sensoriales no coinciden con su representación axiomática,
entonces se estaría poniendo en entredicho la teoría. Lo anterior explica el criterio de
falsación de Popper, donde toda teoría de carácter científico debe demostrarse a través de
pruebas falsables.
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El ensayo clínico constituye una prueba falsable, puesto que en cualquier momento los
resultados podrían no representar evidencia suficiente para aceptar la hipótesis nula,
poniendo en duda la teoría.
De una manera muy similar a Kuhn, Feyerabend cree que la evolución de la ciencia es
cambiante de acuerdo al contexto histórico y que su progreso radica en la ruptura de
paradigmas. Feyerabend también cree que el método científico no lo es todo al momento de
hacer ciencia y se declara a sí mismo como un “anarquista”. No es que desestime el método
científico para comprobar hipótesis a través de pruebas falsables; más bien, no funciona en
todos los casos. Esto se traduce en una mayor flexibilidad para elegir el camino hacia el
conocimiento. Feyerabend también introduce el término “inconmensurabilidad”, al igual que
Kuhn, para señalar que no se pueden comparar dos teorías contrarias desde el mismo enfoque
(Quiceno, 2012).
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Los programas de investigación de Lakatos
Imre Lakatos, filósofo y matemático húngaro del siglo XX, trató de conciliar los puntos de
vista de Popper y Kuhn con respecto a las teorías refutadas. Popper creía que, cuando una
prueba falsable daba la evidencia necesaria para refutar la hipótesis, el investigador
replanteaba dicha hipótesis para fortalecer la teoría. Este proceso lleva a la ciencia en cuestión
a un grado de especialización. Por otro lado, Kuhn, como ya se ha mencionado, creía que los
científicos ocultaban o desechaban deliberadamente toda prueba que pusiera en entredicho
la validez de su teoría.
Lakatos estableció que la ciencia no era un paradigma que habría de seguirse religiosamente
como (muchos suponen que) pensaba Popper o el resultado de una epifanía, como lo creía
Kuhn. Más bien era un “programa de investigación” que se iba fortaleciendo con el esfuerzo
de los científicos al intentar explicar y englobar, dentro de la frontera de la disciplina, las
inconsistencias que arrojan los datos experimentales. En este sentido habría dos tipos de
programas de investigación: Los progresistas, que reformulan exitosamente las teorías y, los
degenerativos, que no pueden abolir las incongruencias (Cova, 2005).
La teoría general de sistemas (TGS) trata de visualizar cualquier objeto de estudio desde un
enfoque sistémico. Todo actúa como un sistema que contiene elementos, relacionándose
entre sí, que consume materia o energía y que las devuelve procesadas hacia el exterior
(entradas y salidas). Es una teoría holística e integradora, que aborda áreas del conocimiento
que, bajo el paradigma de la ciencia, podrían quedar descobijadas.
Provee una terminología generalizada para describir las características de los sistemas y su
comportamiento, propone un conjunto de leyes, procura la formalización (matemática) de
estas leyes y promueve el desarrollo de modelos teóricos en campos que carecen de ellos. La
aplicación de la teoría general de sistemas se encuentra en el estudio de fenómenos humanos,
sociales y culturales, aunque sus raíces están en el área de los sistemas naturales y los
sistemas artificiales (Arnold, 1998).
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Tarski en la semántica de la lógica
Las teorías de la verdad se pueden distribuir en tres tipos principales: teorías de coherencia,
teorías pragmatistas o teorías de correspondencia. La teoría de Tarski es del tercer tipo y en
ella señala que la verdad no puede ser absoluta por la ambigüedad que se crea al traducir los
enunciados en diferentes idiomas; pero no sólo eso, sino que también depende mucho de la
semántica (Martínez-Freire, 2000). Por ejemplo, en el siguiente enunciado
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El conocimiento no está exento de está colonización. Es entonces que surge la epistemología
de sur como un reclamo de las clases sociales reprimidas y las “naciones del sur” por
considerar nuevas formas de producción y valoración de conocimientos científicos y no
científicos. Su principal exponente, Boaventura de Sousa Santos, sugiere descolonizar el
conocimiento con base en tres premisas: 1) la comprensión del mundo es mucho más amplia
que la comprensión occidental del mundo; 2) la diversidad del mundo es infinita, y 3) la gran
diversidad del mundo no puede ser monopolizada por una teoría general. Básicamente De
Sousa intenta desbancar la idea de que el conocimiento se debe que generar a través los
métodos y enfoques de primer mundo, que para nada aplican al contexto de los países
subdesarrollados.
La modernidad líquida
Nos encontramos ante la disolución del sentido de pertenencia social del ser humano
para dar paso a una marcada individualidad. Cuando el ser humano tiene posibilidades
reales de ser independiente, la sociedad ya no es aquella suma de individualidades
sino el conjunto de las mismas (Moreno, 2016).
Bauman hace mención de los esfuerzos que sumó la humanidad después de la segunda guerra
mundial para crear una sociedad renovada y próspera. Este desarrollo, que después se vendría
a ver reflejado en la globalización, ha causado que los seres humanos se alejen entre sí,
dejando de constituir una sociedad sólida, y entonces su unión se vuelve tan dispersa como
las moléculas en un líquido. La estabilidad, el orden, la cordura y la coherencia se nos escapan
de las manos como el agua en el río, siguiendo su cauce a una aceleración desmedida. Esto
es a lo que llamamos “modernidad líquida”
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ventaja, parece ser un obstáculo para la formación de los alumnos, quienes ya no desarrollan
habilidades de crítica y lógica, entre otras.
Además, los problemas desafiantes que nos presenta el mundo actual no vienen organizados
en bloques disciplinarios y desbordan cada vez más los métodos y las teorías que se han
elaborado dentro de la organización disciplinaria del saber, que a su vez justificaban una
perspectiva del conocimiento simplificador, disyuntor/reductor de la complejidad de lo real.
Esto no supone la extinción de las ciencias disciplinares como las conocemos, pero si nos
invita a contemplar los problemas complejos desde varias disciplinas.
Conclusiones
La epistemología surge como cualquier otro objeto de estudio de la filosofía. Emerge por la
necesidad de esclarecer el origen del conocimiento; ¿qué es y para qué?… ¿cómo usarlo? Se
puede argüir que la finalidad de la educación es la felicidad del hombre a través de la
autorrealización; cosa que conlleva a un progreso social. Este crecimiento personal y
comunitario se logra a través de cada meta trazada por los pedagogos para forjar seres
humanos más especializados, autocríticos y motivados. Por supuesto, esta tarea no se
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completa de la noche a la mañana; ha sido el resultado de varios siglos de investigación,
debate y discusión. Los cimientos de la educación se pueden encontrar en la antigua Grecia,
en el Renacimiento, en la Revolución Francesa o la Revolución Industrial; pero es una obra
en constante crecimiento, con vectores que apuntan hacia varios sentidos.
Siempre habrá nuevas teorías o filosofías que abran un espacio inexplorado en el estudio del
conocimiento o replanteen la forma en que lo concebimos; aunque esto de ninguna manera
(al menos no aún) supone la extinción de la epistemología clásica. El falsacionismo de Popper
siempre representará un umbral casi infranqueable entro lo científico y lo no científico, el
método científico siempre dictará la manera más segura para el génesis del saber y la
globalización para la gestión del conocimiento siempre establecerá los parámetros a seguir,
no por que exista un comité oculto y perverso de lo académico, que busque la inequidad entre
las naciones, sino porque es inevitable cerrar fronteras, renunciar a la colaboración
internacional y crecer a un ritmo auto impuesto.
Referencias
Arnold, M. (1998). Introducción a los Conceptos Básicos de la Teoría General de Sistemas. Cinta de
Moebio, 1-11.
Cova, A. (2005). Lakatos y los programas de investigación científica. Una opción ara la organización
investigativa nacional. Omnia, 83-108.
Fuentes, R. (2012). Jean Piaget, aportes a la educación del desarrollo del juicio moral para el siglo
XXI. Convergencia Educativa, 55-69.
Infante, A. (2013). El por qué de una epistemología del sur como alternativa ante el conociiento
europeo. Fermentum, 401-411.
Lugo, R. (2010). La construcción del conocimiento: algunas reflexiones. Límite. Revista de Filosofía
y Psicología, 59-75.
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Martínez-Freire, P. (2000). La teoría de la verdad de Alfred Tarski. Revista Interdisciplinar de
Filosofía, 97-109.
Quiceno, Y. (2012). Una ciencia sin método: Una mirada a la propuesta de Paul Feyerabend
aplicada a la enseñanza de las ciencias. Ciencia en la escuela, 1-7.
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