Clase 22 de Abril Romance Elegíaco
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Literatura Argentina I
Unidad I
El fuerte de Buenos Aires fue asediado y semidestruido por los salvajes. Mendoza
pasó a Corpus Christi, pero sintiéndose muy enfermo emprendió regreso a España
y falleció en el viaje.
Mientras tanto, Ayolas y sus hombres se internaron a pie a través del Chaco para
llegar a Perú.
Fray Luis de Miranda de Villafaña, fraile, soldado y poeta fue llegado a estas
latitudes con Pedro de Mendoza…cantará en octosílabos de pie quebrado, estos
acontecimientos. Así nuestra Literatura quedará marcada por el carácter funesto
desde sus orígenes.
Fue rescatado del olvido en 1910, año del centenario de la Revolución de Mayo,
por Ricardo Rojas, en el primer tomo de su Historia de la Literatura Argentina.
En esta obra literaria nuestra tierra aparece simbolizada como una mujer traidora
que mata a sus hombres. También la conquista aparece bajo ese símbolo ya que era
vista como un “matrimonio”, por eso la tierra debía ser fiel y entregarse. “Mala y
viuda” si hacía fallecer a sus maridos legítimos… todo en el vacío de la naturaleza
(ambiente y habitantes primigenios). La exageración de los relatores también se
inicia aquí: La expedición de Don Pedro de Mendoza sólo estaba integrada por
unos mil doscientos hombres (que en el Poema se transforman en dos mil);
trasladados por catorce navíos, además de caballos y vacas que al escapar y
reproducirse formaron las primeras manadas. Venían expulsados por las luchas de
los comuneros en Castilla (en 1520). En la “Frontera de San Gabriel” (en la costa
oriental del Río de la Plata donde amarraron) de dos mil quedaron doscientos, “por
los malos tratamientos”… Varios conquistadores fueron muertos por sus propios
compatriotas a causa de las luchas de poder y a otros los mataron los indios. De
este suceso surge el nombre “La Matanza” que aún hoy recibe la zona en Buenos
Aires.
Muchos le quieren restar valor poético al Poema. Sin embargo, es un texto que
cumple con los rasgos fundacionales de nuestra literatura y esto no le quita valor
estético. Es anticipatorio, como lo explica Pagés Larraya en los textos leídos y
Beatriz Curia en su obra “Múdenos tan triste suerte”.