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1.

Identificar de la sentencia las 3 partes ( expositiva, considerativa y


resolutiva).

Para comenzar, la sentencia contiene la parte expositiva, la cual tiene


finalidad la individualización de los sujetos del proceso, sus pretensiones y el
fin por el cual debe recaer la decisión.

Sujetos del Proceso


“Recurso impugnatorio interpuesto por Manuel Antonio Mesones
Salazar en contra de la sentencia de la Segunda Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lambayeque a fojas 219, esto con fecha del 02
de diciembre del 2003, la cual declaró improcedente la acción de
amparo.”

Pretensiones
“La presente sentencia ha revocado la apelación, lo cual declara
fundada la excepción de caducidad e improcedente la demanda, en la
cual está argumenta que la pretensión del actor ya que había sido
objeto de pronunciamiento por parte de la Sala de Derecho Público de
la Corte Superior de Justicia de Lima, en la acción de amparo recaída
en el Exp. N 2213-2001, que declaró improcedente la demanda por
haber operado la caducidad prevista en el artículo 37 de la Ley N
23506”

Continuando con la sentencia, tenemos la parte considerativa, en esta se


encuentra una motivación la cual está constituida por la invocación de los
fundamentos de hecho y derecho, también la evaluación de la prueba en el
proceso.

Fundamento de hecho y derecho

1. El Decreto Ley N.° 25530 y su derogatoria, el Decreto Ley N.° 25735,


fueron publicados en el diario oficial El Peruano con fechas 06 de junio y 25
de septiembre de 1992, respectivamente. Mediante el primero se conformó
una Comisión evaluadora para la investigación de la conducta funcional de
los fiscales, abogados auxiliares y personal administrativo del Ministerio
Público, mientras que el Decreto Ley N.° 25735, por su parte, declaró al
Ministerio Público en proceso de reestructuración orgánica y reorganización
administrativa.
2. Sin embargo, por muy de facto que pueda ser el "gobierno" instaurado, en
ningún caso procede, conforme al artículo 25° de la Convención Americana
de Derechos Humanos, que se impida el acceso a cualquier ciudadano a un
recurso efectivo, sencillo y rápido para la protección de los derechos
reconocidos por la Constitución Política del Estado y la Convención antes
referida.
3. Consecuentemente, los estados están obligados, aun en condiciones
atípicas como las señaladas, a impedir que las garantías judiciales tales como
el amparo o el hábeas corpus- sean suspendidas, por ser indispensables para
tutelar los derechos de los ciudadanos. Por otro lado, le corresponde al Poder
Judicial de cada Estado proteger dicha legalidad, así como el Estado de
derecho.
4. Cabe mencionar, asimismo, que la Primera Disposición Complementaria
del Decreto Ley N.° 25735 señala expresamente que las resoluciones de
cese sólo pueden ser cuestionadas vía acción contencioso-administrativa,
mientras que la Segunda Disposición Complementaria establece que ello
únicamente será posible para efectos de una nueva evaluación, y no para
obtener la restitución o posesión de cargo alguno, norma que implícitamente
impide la interposición de las acciones de garantía.
5. De otro lado, no puede desconocerse que en el caso de los funcionarios
del Ministerio Público, los mismos fueron evaluados conforme a lo expuesto
en los Decretos Leyes N 25530 y 25735, y que este último es el que se
encuentra vigente, pues su artículo 9 derogó el primero de los
mencionados.Consecuentemente, dado que dicha norma mantiene su
vigencia y eficacia, imposibilitando la interposición de acciones de amparo, y
mientras no exista un mecanismo para reparar el daño causado, no es
posible aplicar el artículo 37° de la Ley N.° 23506, conforme se ha expuesto
en el cambio de jurisprudencia explicado en la sentencia recaída en el
expediente N.° 1109-2002-AA, de fecha 6 de agosto de 2002.
6. No obstante lo dicho, el accionante fue cesado sin ser sometido a un
debido proceso administrativo, dado que en autos no se aprecian los medios
probatorios que sustenten la Resolución de la Fiscalía de la Nación, expedida
por la Junta de Fiscales Supremos N.° 085-92-FN-JFS, suscrita por doña
Blanca Nélida Colán Maguiño, en su condición de presidenta de dicha Junta y
fiscal de la Nación.
7. Además, debe resaltarse que, con la restricción impuesta por el Decreto
Ley N.° 25735, también se impidió al actor el acceso a un recurso rápido y
sencillo, para cuestionar, en sede jurisdiccional -con éxito de acreditarse la
afectación de sus derechos-, los efectos derivados de la resolución que
dispuso su cese.
8. En cuanto al extremo referente al pago de remuneraciones durante el
tiempo que duró su cese, este Tribunal ha establecido que, teniendo tal
reclamo naturaleza indemnizatoria, y no, obviamente, restitutoría, no es esta
la vía en que corresponda atender dicha pretensión, razón por la que se deja
a salvo el derecho del actor para hacerlo valer, en todo caso, en la forma legal
que corresponda. Por lo demás, el tiempo en que el demandante permaneció
injustamente separado del cargo debe ser computado únicamente a efectos
pensionables y de antigüedad en el cargo, debiendo el actor abonar los
aportes al régimen previsional correspondiente.

Evaluación de la prueba en el proceso

La Constitución de 1979 señalaba entre otras garantías, que ninguna


persona podía ser privada de su derecho de defensa en los procesos
judiciales que se siguieran en su contra, derecho que se extiende
también a los procedimientos administrativos de naturaleza
sancionatoria; por tanto, a efectos de remover de su cargo al
accionante, era necesario que se le notificara de los cargos que se le
imputan, así como que se le concediera un plazo para formular su
defensa.
No obstante lo dicho, el accionante fue cesado sin ser sometido a un
debido proceso administrativo, dado que en autos no se aprecian los
medios probatorios que sustenten la Resolución de la Fiscalía de la
Nación, expedida por la Junta de Fiscales Supremos N.°
085-92-FN-JFS, suscrita por doña Blanca Nélida Colán Maguiño, en su
condición de presidenta de dicha Junta y fiscal de la Nación. Y no solo
eso, sino que lo más grave es que en dicha resolución se hace
referencia a las quejas y denuncias interpuestas contra Francisco
Belthier Paz Pérez, mas no contra el accionante, lo que acredita
fehacientemente que no tuvo conocimiento de queja o denuncia
alguna, ni mucho menos que estuvo en condiciones de ejercer su
derecho de defensa sin limitación alguna; en consecuencia, es
evidente que tal derecho fue afectado.

Como último punto de la sentencia, tenemos la parte resolutiva, en donde


encontraremos la decisión del fallo de condena o absolución del demandado
o acusado.

1. El juez Declarar FUNDADA, en parte, la demanda; en consecuencia,


inaplicables al actor el Decreto Ley N.° 25735, la Resolución N.°
085-92-FN-JFS, del 18 de setiembre de 1992, así como todos los actos
administrativos derivados del mencionado decreto.
2. Ordena su reincorporación en el cargo de Fiscal Provincial Titular de la
Fiscalía Provincial Mixta de San Ignacio, del Distrito Judicial de
Lambayeque, siempre que no exista impedimento legal para ello,
debiendo tenerse presente que el título original indebidamente
cancelado, y que le otorgó la invocada investidura, nunca perdió su
validez, habiendo recuperado la plenitud de su vigencia, conforme a lo
expuesto en el fundamento 17, supra.
3. . Dispone que se reconozca el periodo no laborado ejecución del
decreto y acto administrativo declarados inaplicables, únicamente a
efectos pensionables y de antigüedad en el cargo, debiendo el actor
abonar los aportes al régimen previsional correspondiente

2. Realizar un resumen de la sentencia.

ASUNTO:

Recurso extraordinario interpuesto por don Manuel Antonio Mesones Salazar contra la
sentencia de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque,
de fojas 219, su fecha 2 de diciembre de 2003, que declara improcedente la acción de
amparo de autos.

ANTECEDENTES:

Con fecha 18 de febrero de 2003, el recurrente interpone acción de amparo contra el


Fiscal de la Nación, solicitando que se declaren inaplicables a su persona la
Resolución de la Fiscalía de la Nación N.° 085-92-FN-JFS, , así como los Decretos
Leyes N.º 25530, 25735 y 25991 de fecha 18 de setiembre de 1992, en virtud de la
cual fue, cesado de manera definitiva en su cargo de Fiscal Provincial Titular de la
Fiscalía Provincial Mixta de San Ignacio del Distrito Judicial de Lambayeque.

El Segundo Juzgado Especializado en lo Civil de Chiclayo, con fecha 8 de julio del


2003, declara infundada la excepción de caducidad y fundada, en parte, la demanda,
por estimar que el demandante fue separado de su cargo mediante un procedimiento
en el cual se violó su derecho a un debido proceso.

La recurrida, revocando la apelada, declara fundada la excepción de caducidad e


improcedente la demanda, argumentando que la pretensión del actor ya había sido
objeto de pronunciamiento por parte de la Sala de Derecho Público de la Corte
Superior de Justicia de Lima, en la acción de amparo recaída en el Exp. N.º
2213-2001, que declaró improcedente la demanda por haber operado la caducidad
prevista en el artículo 37.

FUNDAMENTOS:

El Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional


Con ocasión de los hechos acaecidos el 05 de abril de 1992, se expide el Decreto Ley
N.° 25418, «Ley de Bases del Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional»,
que dispone la reorganización de diversas instituciones públicas, entre ellas, el Poder
Judicial, estableciendo, de facto, un régimen jurídico sustentado en un supuesto
estado de emergencia. El Decreto Ley N.° 25530 y su derogatoria, el Decreto Ley N.°
25735, fueron publicados en el diario oficial El Peruano con fechas 06 de junio y 25 de
septiembre de 1992, respectivamente. Como el Decreto Ley N.° 25418 dejó «sin
efecto» los artículos de la Constitución de 1979, que se opusieron a su contenido, es
evidente que la instauración del Gobierno de Emergencia no se sustentaba en ninguna
cláusula constitucional, lo que daba lugar a un régimen político de facto en nuestro
ordenamiento jurídico.

Protección Judicial

Sin embargo, por muy de facto que pueda ser el «gobierno» instaurado, en ningún
caso procede, conforme al artículo 25° de la Convención Americana de Derechos
Humanos, que se impida el acceso a cualquier ciudadano a un recurso efectivo,
sencillo y rápido para la protección de los derechos reconocidos por la Constitución
Política del Estado y la Convención antes referida. Aun cuando no sea aplicable
directamente al caso de autos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su
Opinión Consultiva N.º 8/87, del 30 de enero de 1998, sobre "El Hábeas corpus bajo la
suspensión de garantías", en su párrafo 24 ha señalado: «La suspensión de garantías
constituye también una situación excepcional, según la cual resulta lícito para el
gobierno aplicar determinadas medidas restrictivas a los derechos y libertades que, en
condiciones normales, están prohibidas o sometidas a requisitos más rigurosos. » En
tal sentido, mutatis mutandi, cabe señalar que en ningún supuesto existe la posibilidad
de que un Estado limite o elimine la posibilidad de que sus ciudadanos puedan
acceder a un recurso efectivo para la protección de sus derechos fundamentales,
situación que incluso fue advertida por este Tribunal en la sentencia recaída en la
acción de inconstitucionalidad N° ° 007-96-AI/TC (Fundamento Jurídico N.° 7).

Consecuentemente, los estados están obligados, aun en condiciones atípicas como


las señaladas, a impedir que las garantías judiciales tales como el amparo o el hábeas
corpus- sean suspendidas, por ser indispensables para tutelar los derechos de los
ciudadanos. Cabe mencionar, asimismo, que la Primera Disposición Complementaria
del Decreto Ley N.° 25735 señala expresamente que las resoluciones de cese sólo
pueden ser cuestionadas vía acción contencioso-administrativa, mientras que la
Segunda Disposición Complementaria establece que ello únicamente será posible
para efectos de una nueva evaluación, y no para obtener la restitución o posesión de
cargo alguno, norma que implícitamente impide la interposición de las acciones de
garantía.

La caducidad en las acciones de amparo

Conforme a la jurisprudencia uniforme del Tribunal Constitucional, en aplicación del


artículo 37° de la N.º 23506, una vez promulgada la norma legal o emitido y notificado
el acto administrativo que pudiera ser considerado lesivo a los derechos
fundamentales de los ciudadanos, procede su impugnación en sede constitucional
dentro de los sesenta (60) días hábiles, más cabe resaltar que no se ha tenido en
cuenta cómo proceder en los supuestos en que exista un impedimento "legal" que
impida o restrinja el acceso, también no puede olvidarse que los decretos 25530 y
25735, del cual este último es el que se encuentra vigente, pues su artículo 9° derogó
el primero de los mencionados y si bien este último no establecía directamente la
prohibición de interposición de acciones de amparo contra las resoluciones de cese,
entre otras, en la práctica, con la Primera y Segunda Disposición Complementaria se
conseguía el mismo efecto, puesto que ambas disposiciones precisaban que
únicamente tales decisiones podían ser cuestionadas en la vía
contencioso-administrativa, y solo para efectos de una nueva evaluación, mas no para
conseguir la restitución o posesión en cargo alguno.

Consecuentemente, dado que dicha norma mantiene su vigencia y eficacia,


imposibilitando la interposición de acciones de amparo, y mientras no exista un
mecanismo para reparar el daño causado, no es posible aplicar el artículo 37° de la
Ley N. 23506.

Derechos al debido proceso y de defensa

La Constitución de 1979 señalaba, que ninguna persona podía ser privada de su


derecho de defensa en los procesos judiciales que se siguieran en su contra, derecho
que se extiende también a los procedimientos administrativos de naturaleza
sancionatoria; por tanto, a efectos de remover de su cargo al accionante, era necesario
que se le notificara de los cargos que se le imputan.

No obstante, el accionante fue cesado sin ser sometido a un debido proceso


administrativo, dado que en autos no se aprecian los medios probatorios que
sustenten la Resolución de la Fiscalía de la Nación, expedida por la Junta de Fiscales
Supremos N.º 085-92-FN-JFS, que acredita fehacientemente que no tuvo
conocimiento de queja o denuncia alguna, ni mucho menos que estuvo en condiciones
de ejercer su derecho de defensa sin limitación alguna. Además, cabe decir que con el
decreto N.º 25735, también se impidió al actor el acceso a un recurso rápido y sencillo,
para cuestionar, en sede jurisdiccional -con éxito de acreditarse la afectación de sus
derechos, los efectos derivados de la resolución que dispuso su cese.

Control difuso en el proceso constitucional de amparo

La facultad de controlar la constitucionalidad de las normas con motivo de la resolución


de un proceso de amparo constituye un poder-deber de Estado, de carácter imperativo
de lo establecido en el artículo 138°, segundo párrafo, de la Constitución. El control
difuso de la constitucionalidad de las normas constituye también un poder-deber del
juez al que el artículo 138° de la Constitución habilita en cuanto, a un mecanismo para
preservar el principio de supremacía constitucional y, en general, el principio de
jerarquía de las normas, enunciado en el artículo 51° de nuestra norma fundamental.
Definiendo así, que el control difuso es un acto complejo en la medida en que significa
preferir la aplicación de una norma cuya validez resulta beneficiada de la presunción
de legitimidad de las normas del Estado.

Por ello, su ejercicio no es un acto simple, requiriendo, para que sea válido, la
verificación en cada caso de los siguientes presupuestos:

a) Que, en el proceso constitucional, el objeto de impugnación sea un acto que


constituya la aplicación de una norma considerada inconstitucional

b) Que la norma a inaplicarse tenga una relación directa, principal e indisoluble con la
resolución del caso, es decir, que ella sea relevante en la resolución de la
controversia.

c) Que la norma a inaplicar se resulte evidentemente incompatible con la


Constitución, aun luego de haber sido interpretada de conformidad con la
Constitución, en virtud del principio enunciado en la Segunda Disposición General
de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.

En el presente caso, se cumplen los tres presupuestos:

a) El mandato, es decir el Decreto Ley N.º 25735, dirigidos a impedir indirectamente la


interposición de acciones de amparo contra los efectos derivados de la aplicación del
decreto, que es contrario no solo a la Constitución de 1979, sino también a la vigente,
así como a la Convención Americana de Derechos Humanos

b) La constitucionalidad, o no, de esta norma es relevante para la resolución del


proceso debido, dado que constituía una limitación para acceder a los tribunales
internos en busca de la protección de sus derechos fundamentales.
c) El hecho de que no es posible interpretar la citada norma con arreglo a la
Constitución por ser manifiestamente inconstitucional, conforme se ha expuesto.

De otro lado, conviene tener presente que la jurisprudencia reiterada y uniforme del
Tribunal Constitucional ha puesto de manifiesto que los jueces expulsados de sus
cargos -y de la judicatura-, como consecuencia directa o indirecta de la aplicación de
mecanismos inconstitucionales, no han perdido, de resultas de tales indebidas
destituciones, las investiduras constitucionales que originalmente recibieron, de modo
que los títulos que fueron indebidamente cancelados, nunca perdieron su validez y han
recuperado la plenitud de su vigencia. En consecuencia, tienen expedito el derecho a
la reincorporación, de manera que, en el breve trámite que ella pueda exigir, las
autoridades respectivas del Poder Judicial se servirán tener presente el criterio
jurisprudencial de este Tribunal, sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso 6) del artículo
177° y en el artículo 211°, del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, en la Disposición Final Única de la Ley N.° 27433, y en las demás normas
complementarias pertinentes.

En cuanto al extremo referente al pago de remuneraciones durante el tiempo que duró


su cese, este Tribunal ha establecido que, teniendo tal reclamo naturaleza
indemnizatoria, y no, obviamente, restitutoria, no es esta la vía en que corresponda
atender dicha pretensión, razón por la que se deja a salvo el derecho del actor para
hacerlo valer, en todo caso, en la forma legal que corresponda. Por lo demás, el
tiempo en que el demandante permaneció injustamente separado del cargo debe ser
computado únicamente a efectos pensionables y de antigüedad en el cargo, debiendo
el actor abonar los aportes al régimen previsional correspondiente.

RESOLUCIÓN:

Por los fundamentos precedentes, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le


confiere la Constitución Política del Perú, ha tomado la decisión de declarar fundada,
en parte la demanda y declarar la inaplicabilidad al Decreto Ley N.º 25735, la
Resolución N.º 085-92-FN-JFS, del 18 de setiembre de 1992, así como todos los actos
administrativos derivados del mencionado decreto.

También ordena la reincorporación en el cargo de Fiscal provincial Titular de la fiscal


provincial Mixta de San Ignacio, del Distrito Judicial de Lambayeque, siempre que no
exista impedimento legal para ello, debiendo tenerse presente que el título original
indebidamente cancelado, nunca perdió validez, habiendo recuperado la plenitud de su
vigencia. Como también disponer que se le reconozca el periodo no laborado, a
efectos pensionables y de antigüedad en el cargo, debiendo el actor abonar los
aportes al régimen previsional.
Y, por último, declara improcedente, referido al abono de las remuneraciones no
percibidas durante el tiempo de separación.

Cabe señalar que la sentencia fue resuelta con una mayoría de votos, contando solo
con el voto discrepante del magistrado Gonzales Ojeda, que resuelve declarar
improcedente la demanda, ya que sostiene que el artículo 37° de la Ley N.° 23506 no
regula el plazo de caducidad, que extingue el derecho y la acción correspondiente,
sino el plazo de prescripción extintiva para la interposición de la demanda de amparo;
es decir que, pasado el tiempo para interponer la demanda de amparo, el sujeto no se
ve vulnerado en su derecho constitucional, sino que simplemente pierde la posibilidad
de emplear la vía procedimental de amparo. Por lo tanto, el actor no tenía un obstáculo
para interponer la demanda siempre que el plazo no hubiera prescrito. También según
la resolución emitida por la Sala de Derecho Público de la Corte Superior de Justicia
de Lima (Exp. 2213-2001), de fecha 24 de octubre de 2001, en fojas 53, donde se
declaró improcedente una anterior acción de amparo interpuesta por el mismo sujeto,
se desprende que que él mismo pretendió impugnar la resolución de la Fiscalía, que
indica que se encontraba habilitado para interponer la acción de amparo.

3. Identificar que resuelve el juez( fundada, infundada o fundada en parte).

1.- El juez declara esta demanda de acción de amparo como FUNDADA en parte,
de esta manera, será inaplicable el Decreto Ley N.° 25735, la Resolución N.°
085-92-FN-JFS, del 18 de septiembre de 1992, del mismo modo todos los actos
administrativos derivados del ya mencionado decreto.

2.- A su vez se ordena su reincorporación en el cargo de Fiscal Provincial Titular de


la Fiscalía Provincial Mixta de San Ignacio, del Distrito Judicial de Lambayeque,
siempre que no exista impedimento legal para ello, debiendo tenerse presente que
el título original indebidamente cancelado, y que le otorgó la invocada investidura,
nunca perdió su validez, habiendo recuperado la plenitud de su vigencia, conforme a
lo expuesto en el fundamento 17, supra.

3. Dispone que se reconozca el periodo no laborado en ejecución del decreto y acto


administrativo declarados inaplicables, únicamente a efectos pensionables y de
antigüedad en el cargo, debiendo el actor abonar los aportes al régimen previsional
correspondiente.

4. IMPROCEDENTE la demanda en el extremo referido al abono de las


remuneraciones no percibidas durante el tiempo de la separación, sin perjuicio de
dejar a salvo el derecho del actor, conforme a lo expuesto en el fundamento
18,supra.
Publíquese y notifíquese.

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