José M. García de Paredes
José M. García de Paredes
José M. García de Paredes
GARCÍA DE PAREDES
IDEARIO DE UNA OBRA
Índice
ABSTRACT
RESUMEN
Once cuestiones de arquitectura y un archivo
CAPÍTULOS
Prólogo. Los fragmentos del pasado
01 En el Generalife
La escala de la naturaleza
09 En el Gianicolo
Aprender desde el viaje
10 Aquinas
Interpretar la modernidad
11 Arquitectura y azar
Atrapando la casualidad
CONCLUSIONES
ANEXOS
BIBLIOGRAFÍA
1
RESUMEN DEL CONTENIDO DE LA TESIS
2
Manuel de Falla en una carta le responde: “Nada de eso, mi querido amigo,
mi trabajo de compositor no es tan misterioso como usted imagina: podría
compararse al de un escritor que fuera a la vez arquitecto”.
“Quizá no sean estas las verdaderas ruinas de nuestro tiempo. Qué clase de
ruina producirá nuestra modesta arquitectura del siglo XX?. Nuestro legado
no debería leerse en clave de piedras, como las de otras épocas que no dis-
ponían de otro lenguaje que el de construir para los tiempos. Sin embargo es
posible que surjan otras claves, quizá aún no bien conocidas, que sean para
las generaciones futuras de tan clara lectura como la de este tercer Paisaje”.
Las claves a las que alude el texto son las cuestiones que explicaré en esta
lectura y está claro que las ruinas en clave de “piedras” de la “modesta
arquitectura” de García de Paredes, no es pues la cuestión. Pensemos en
sus obras ahora, plenamente habitadas e incorporadas a la vida y al lugar,
proyectadas desde su manera de entender el mundo. Digamos que es una
arquitectura que pasa inadvertida, quizá porque hay algo que ya conoce-
mos y por esto no nos detenemos en ella, algo permanente que se reutiliza y
se reinterpreta. Sin embargo, las claves que nos da si son valiosas como son
la bella utilidad social de la arquitectura, el conocimiento y la continuidad
conceptual y cómo asume la trama de la realidad y se integra en ella.
Páginas 26, 29, 47 y 64 del trabajo en dos to-
mos “Geometría de las masas” realizado en la Quizá es la relación a lo humano, al espacio que precisa cada persona y
Escuela de Arquitectura de Madrid en 1946, con
el que obtiene el Premio de Ciencias. La sólida cada situación, a la dimensión que necesita cada proyecto, lo que hilva-
formación técnica proporcionada en la Escuela na obras aparentemente distintas. Esta manera de enfocar la arquitectura
de Madrid le permitió desarrollar y profundizar
requiere un trabajo material, esforzado, para dar forma a algo inmaterial
personalmente en los proyectos.
como son las necesidades humanas o sus deseos. El arquitecto talla así el es-
pacio para el destinatario de la arquitectura y esto conlleva a la observación
y la reflexión personal, también a tomar una distancia con la obra y a man-
tener en un voluntario silencio las intenciones más personales del arquitecto.
3
La palabra “archivo” significa “origen”, “principio”, “fundamento”. Sobre la
manera de introducirnos en un archivo, Saramago nos recuerda en su novela
Todos los nombres:
Ese preciso valor de conjunto permite lecturas distintas tanto por el propio
valor de los datos, como por las relaciones que se pueden establecer en-
tre ellos, permite desvelar una colección de ideas cuando nos quedan las
obras y nos queda también el papel: dibujos, fotografías de viajes, libros
escogidos y anotados, agendas con datos ciertos, textos escritos que revelan
realidades que se transforman con el tiempo como también se transforman
los dibujos y los propios edificios. Los textos más recientes, poseen el cono-
cimiento que da la experiencia y el estudio, los más antiguos, abrazan las
ideas en un esfuerzo por expresarlas y están cargados de intuiciones.
La escala de la naturaleza
La razón geométrica del espacio
Construir con ideas
Arquitecturas yuxtapuestas
Asonancias urbanas y la economía de lo esencial
La relación entre las artes
La raíz de los proyectos
Inteligencias colectivas
Aprender desde el viaje
Interpretar la modernidad
Cuaderno con dibujos diversos abierto en una
Y atrapando la casualidad página con la relación de objetos y croquis para
una vitrina en la exposición Falla en el Monaste-
Pues como escribe Muñoz Molina: “Lo valioso de verdad no se agota, ni se rio de San Jerónimo en Granada en 1962.
queda obsoleto. Tiene la persistencia de las cosas que duran gastándose y Cartas de Gio Ponti enviadas a García de Pare-
que se vuelven mejores cuanto más se usan; no porque sean refractarias al des. Hay 34 cartas y dibujos dedicados.
tiempo, y por lo tanto inertes, o inmóviles, sino porque navegan en el flujo Croquis de la iglesia de Almendrales.
del tiempo”.
4
Capítulo 1
Para reflexionar sobre la escala de un paisaje, nos detenemos en el Tea-
tro del Generalife, proyecto no construido que quedó sobre las mesas del
estudio en 1990, que toma decisiones radicales en apariencia ocultas. La
responsabilidad de la arquitectura de no alterar la geometría de un espacio
abierto y más aún en un entorno como la Alhambra, nos lleva a pensar en el
valor que tiene la coexistencia de arquitecturas distintas para una continui-
dad siempre en transformación. Es una arquitectura que no trata del espacio
cerrado, sino del tallado del lugar en el que la mirada se dirige 360ª hacia
el espacio abierto. En una manera de proyectar que diríamos arcaica, el
nuevo Teatro gira el eje del teatro existente de Prieto Moreno, mirando exac-
tamente hacia la Torre de las Infantas con una clara forma de sector circular
apoyada sobre la topografía. Se invierte la posición actual de los especta-
dores y en el nuevo Teatro miran hacia la Alhambra configurando un trozo
de naturaleza geometrizada.
5
Pensemos ahora en los términos pasado y futuro en arquitectura. Se sustitu-
ye la planta de herradura del Teatro existente por una planta más antigua
todavía, para una construcción plenamente contemporánea, como es la de-
mocrática planta semicircular clásica, donde todos los espectadores están
equidistantes y más cerca de la escena, planteando una arquitectura nueva
con los fragmentos del pasado.
Así puede afirmarse que la acústica no supone para García de Paredes una
cuestión sólo numérica sino un hecho profundamente vinculado a las perso-
nas y a la percepción de todo aquello que las rodea.
Capítulo 2
En los auditorios que ha proyectado, el estudio de la acústica, el diseño
exhaustivo de un interior basado en el comportamiento del sonido encerrado
en una cavidad construida, modela interiores abstractos, centrados en el
hecho musical. Pero podemos afirmar también que en estos espacios, hasta
doce entre concursos y obras, proyecta para el espectador los diferentes
lugares para escuchar y participar, y proyecta para los músicos, para que se
sientan cómodos interpretando. Los auditorios se plantean así como espacios
colectivos que acogen una actividad común, la musical, y el conocimiento de
la arquitectura para la música se convierte en una indispensable herramienta
para asegurar el éxito de unos edificios que no permiten rectificación, como
Proyectos y concursos para salas musicales rea-
sí ocurre en la interpretación musical. La revisión de los edificios y músicas lizados por García de Paredes entre 1964 (con-
del pasado, que son visitados y escuchados, supone la clave para la necesa- curso para la Ópera de Madrid) y 1990 (Teatro
en el Generalife).
ria continuidad en el futuro, tanto en arquitectura como en música y también
para innovación en la creación.
Así el estudio exhaustivo de una gran sala sinfónica ideal perfilaba desde su
interior en la década de los ochenta, el nuevo Auditorio de Madrid. En una
sucesión de dibujos que podríamos llamar científicos, superpone las salas
del pasado para comprobar sus dimensiones.
Nos muestran una primera planta abierta y ancha como una flor, envolvien-
do el escenario. Tiene inscritas en su interior las plantas del Musikvereinssaal
de Viena y del Concertgebouw de Ámsterdam. La confianza en la justa
medida de la arquitectura y en la precisión de las dimensiones es una cons-
tante en sus proyectos, en los últimos porque sabe que es necesario y en los
primeros para sentir la seguridad ante la incertidumbre de lo no constatado.
6
En los sucesivos dibujos, la planta se va estrechando y alargando contenida-
mente, según se afinan el volumen y las reflexiones en las secciones. Para-
lelamente, en el Paseo por la Arquitectura de la Música, discurso en la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando, leído en 1986, expone las re-
laciones entre las reflexiones geométricas del sonido en la sala musical y las
reflexiones teóricas sobre el propio espacio musical. El Auditorio de Madrid,
recoge pensamientos intangibles como son la sensación acústica y espacial
de los músicos, la proximidad del oyente a los intérpretes y otros factores
como la intimidad musical, que relaciona con el espacio místico referido a la
arquitectura religiosa, que si en el factor acústico se logra desde soluciones
Auditorio Nacional de Música, 1988. Sala sinfó- de mayor presencia sonora, en el psicológico depende mucho de la mayor
nica, maqueta y sección longitudinal. o menor presencia del público, como expresa él mismo:
Capítulo 3
Atlántida y Falla son el origen del Auditorio de Granada, homenaje construi-
do al músico que materializa un pensamiento y unos principios compartidos.
García de Paredes continuará por azar, la edición de Atlántida de Fernán-
dez-Shaw y también de Germán de Falla, hermano arquitecto del músico.
Falla es para García de Paredes, que no ha tenido maestros cercanos, su
maestro de arquitectura, como expresa él mismo, y son diversos los parale-
lismos entre el pensamiento musical de Falla y el arquitectónico de García
de Paredes: Austeridad, concisión en su expresión, la relación entre el arte
nuevo y el pasado, entre lo artesanal y lo culto.
7
Ambos son hombres de lento estudio y de prospección analítica, no de im-
provisaciones. En el estudio de la obra y pensamiento de Falla, García de
Paredes encuentra un referente en el que afirmar su propio pensamiento. Éste
aúna la intensa preparación de su oficio en sus primeros años de profesión,
dominados por un personal racionalismo, con el conocimiento del pasado,
comprendido como algo próximo.
8
Capítulos 4 y 5
El Auditorio Manuel de Falla visto desde el hotel IANUS publica el Auditorio y la Fundación Rodríguez-Acosta para la que
Alhambra Palace con Sierra Nevada al fondo.
García de Paredes está construyendo entonces una ampliación, con criterios
En los muros escalonados de ladrillo el balcón
de Melisendra, heroína de El Retablo de Maese análogos: no importa el tiempo y cada obra nueva se inserta independiente
Pedro, tiene un enigmático protagonismo. Foto entre las obras del pasado, en un delicado equilibrio pero mirando a su alre-
JMGP.
dedor. Giancarlo De Carlo, quien comparte con García de Paredes amistad
Portada del número cero de la revista IANUS,
junio de 1980.
y pensamiento, escribe en Spazio e Società que la solución a la intervención
en lugares históricos es compleja porque implica muchas componentes: la
topología, la escala, la organización de los espacios internos, la estructura
de los espacios exteriores o la técnica constructiva. La solución no es única
ni es una cuestión tan sólo de “asonancia” o “disonancia” con el contexto
del tejido preexistente.
En los mismos años en los que se construyen los nuevos muros ciegos de
ladrillo del Auditorio de Granada, García de Paredes proyecta un Carmen
Imaginario en el Albaicín sobre los muros de una antigua construcción. El
planteamiento es distinto, proyecta apoyándose en los muros existentes y
manteniendo su planta que le otorga una aparente simetría y su traza se
alarga y estira con miradores para encontrar las vistas entre los cedros.
9
El luminoso vaciado de su interior en realidad construye, por supuesto una
perfecta solución a las necesidades, construye un pequeño jardín panorámi-
co entrelazado con los cultos patios y jardines del Carmen Blanco.
Más comprometida, por su inclusión dentro del Museo del Prado, es la des-
aparecida Sala Juan de Villanueva que se inaugura un año después de la
ampliación de la Fundación. Creo que esta sala constituye una contribución
valiosa al debate teórico de los años ochenta en cuanto se presenta como
una alternativa de modernidad, una manera de ver el valor de lo histórico
como una cuestión sin tiempo.
Durante veinte años la Sala Juan de Villanueva se integró con una arquitec-
tura clara y atemporal en el Museo del Prado y en su vida cultural, dando
razón a la deseada coexistencia entre distintos tiempos en un mismo edificio.
Se insertó en el olvidado espacio absidal, hasta entonces un almacén, llenán-
dolo de luz al abrir cinco ventanales tapiados y puso en valor sus espacios
adyacentes.
10
Como ocurre también con la desaparecida urna para el Guernica, necesaria
en 1981 a requerimiento del MoMA. Se situó, hasta 1992, como una pieza
cristalográfica bajo la bóveda pintada por Giordano en el Casón del Buen
Retiro, sin alterar su espacio confrontando cosas distintas y tiempos distintos.
Capítulo 7
El grabado de Durero, Melencolía, y su poliedro truncado se encontraba
entre los dibujos para el Guernica. Ponti escribe en Amar la Arquitectura que
“La arquitectura es un cristal”, quizá porque nos permite conocer a través de
ella cuestiones en penumbra, como es la raíz de los proyectos. Una cita de
este libro: ”Un pensamiento me acompaña siempre: la arquitectura religiosa
no es una cuestión de arquitectura, sino de religión”, encabeza la memoria
del concurso de la iglesia de Cuenca en 1960.
Detalles de la urna - protección para el Guernica
en el Casón del Buen Retiro de Madrid, 1981.
Pensemos ahora en las iglesias proyectadas por García de Paredes. Si la
música había guiado los proyectos para los auditorios, en las iglesias, edi-
ficios también para un uso colectivo, podemos afirmar que el pensamiento
es la religión y la mejor comunicación entre las personas que se reúnen, en
este caso para orar. Las dos iglesias construidas antes, la capilla del Aquinas
construido con La Hoz y la iglesia de Vitoria con Carvajal, son brillantes y
reconocidas por su modernidad pero no tienen ese carácter social, casi lai-
co, y colectivo de las dos iglesias posteriores, Málaga y Almendrales y en el
concurso de la iglesia de Cuenca, más calladas, en las que claramente los
destinatarios son las personas que se congregan en ellas.
Ponti, Gio. Amate L’Architettura. Genova: Socie-
tá Editrice Vitali e Ghianda, 1957. Ejemplar de-
dicado a García de Paredes. En la iglesia de Málaga el reto era encajar en un estrecho solar una iglesia,
un convento y un claustro abierto donde sonara el agua de una fuente, para
15 carmelitas y se resuelve con una estructura ligerísima sobre el espacio de
la iglesia, construida con grandes cerchas triangulares, para suspender las
celdas de los frailes y crear un claustro elevado bajo el cielo de Málaga. El
sencillo ladrillo en el interior y exterior, la estructura metálica vista, quieren
ser un fondo neutro sobre el conjunto de los árboles gigantescos, verdaderos
protagonistas de la Alameda, ante los que la arquitectura retrocede a un
plano secundario sin reclamar atención.
11
“No crea, escribe, que me da ninguna mala noticia al decirme que nadie se
fija en la arquitectura ni en el arquitecto. En secreto le diré que la buena arqui-
tectura ha sido casi siempre anónima y ha empezado a torcerse al aparecer
en escena el arquitecto como bicho con nombre y apellido, esto que me dice,
constituye mi mayor triunfo íntimo”.
12
Sin embargo el planteamiento esquemático del Pabellón de Venecia, y rigu-
roso en la iglesia de Cuenca, se torna versátil y delicado en Almendrales. La
composición de sus lucernarios se afina hacia el encuentro de las dos calles
que configuran el solar, buscando incorporarse al sitio. Pero evidentemente,
están en Almendrales las referencias al conocimiento de la arquitectura eu-
ropea del momento, en especial al orfanato de Van Eyck en Ámsterdam y
también está el aire Khaniano del edificio desde la autopista de Andalucía.
Muros herméticos de ladrillo trabados entre sí con marcados contrafuertes,
cerrados al ir y venir de los coches que como un biombo, envuelven un inte-
rior independiente.
Capítulo 6
En la exposición Falla, donde por vez primera se exhibe su legado, las
claraboyas industriales, en un contexto insólito adquieren verdadera presen-
cia material con su cercanía y luz interior. La vitrina - lámpara descrita por
Banham en Architectural Review o por Ponti en Domus, y situadas en penum-
bra en el centro del monacal refectorio sin tocar sus paredes, son un gesto
radical, resuelto con extrema sencillez y lógica. En este sentido el acierto, es
establecer una circulación perimetral rodeando y poniendo en valor misterio-
samente el objeto de la exposición.
13
El cuaderno en el que el arquitecto define el contenido de cada vitrina,
también recoge los bocetos para una escenografía para Atlántida que fuera
fiel a los deseos del músico y en su correspondencia expresa la voluntad de
encontrar un destino de utilidad social para su legado, ordenado entonces
en las estanterías de su propio estudio. Si su actitud como arquitecto es
convertir en materia las ideas y las necesidades del destinatario de la arqui-
tectura, también lo es cuando decide preparar una escenografía, que fuera
fiel al pensamiento de Falla, quien en su extensa correspondencia con José
María Sert, pintor que daba forma a esta “realización plástica”, como la de-
nominaban, describía cada uno de los cuadros. “Yo veo los cuadros cuando
compongo música”, escribe Falla a Sert en 1928.
Entre los planos y maquetas del estudio estaban estos dibujos desconocidos,
tres series de escenografías con distintas técnicas, collages sobre fotografías
de Feininger sobre temas de la naturaleza, y otros rotulador y tinta. Más
tarde y con motivo de la exposición Atlántida Sonidos y Materia, en Grana-
da en 2008, Vaquero Turcios desveló una última serie de escenografías en
colaboración con el arquitecto. Nunca se ejecutaron.
Y sobrecoge leer las cartas del músico mirando estos dibujos ahora: en el
Peregrino, Falla escribe a Sert: “Colón recorre con paso tardo un áspero ca-
mino ascendente, sembrado de cruces negras, y que ocupa distintos planos.
Una ensenada casi en el centro de este camino, deja ver el Atlántico con las
columnas de Hércules iluminadas en el lejano horizonte”.
14
En este sentido, la integración de la arquitectura con las artes va mas allá
de una mera relación primaria en el plano de las artes visuales. A menudo
los propios artistas no han sido contemporáneos ni estaban cercanos, como
García de Paredes y Vaquero que se sumergen en los deseos e intenciones
de Falla y Sert, y dan forma plástica a un pensamiento musical.
Capítulo 8
Pero en este relato no debemos perder el hilo de Ariadna al adentrarnos en
el tiempo y encontrar obras en las que nos gustaría detenernos, miradas con
la luz de otro tiempo. Y la cuestión ahora es pensar la arquitectura como
una actividad en la que intervienen distintas personas, en la que el arquitecto
Dibujos de Joaquín Vaquero del interior de la atiende y da forma a otros conocimientos como una forma de inteligencia
sala para la Ópera de Madrid, propuesta del
equipo 354731: colectiva, que no implica el anonimato de los participantes.
15
Todos ellos, ya habían colaborado antes en el Pabellón de Bruselas, proyec- Plano de ordenación firmado por Corrales, Mo-
lezún, Carvajal y García de Paredes, enero de
tado por Corrales y Molezún, donde habían trabajado colectivamente en su
1959. Con el Norte geográfico se grafían el
instalación interior. Y con Carvajal, acometen el Poblado de Almendrales, Norte Magnético y el Eje Heliotérmico indicando
el último poblado dirigido de Madrid, el más orgánico, como un sistema de la importancia de la orientación solar. En un tra-
mado más claro se sitúa la Iglesia que se proyec-
espacios abiertos en el que los bloques asimétricos, orientados a sur, se im- ta en 1961 en el área destinada a equipamiento
plantan sobre una trama ortogonal girada hacia el sol que permite percibir religioso.
la topografía. En Almendrales todo se plantea como nuevo, pero sé por los
Lucio Muñoz, Trío para J. M. García de Paredes,
papeles antiguos y por los viajes, que Vallingby, de Markelius en Estocolmo, 1990. 114 x 146 cm, técnica mixta sobre tabla
estaba presente; como también el Vivian Beaumont Theatre, de Saarinen en
Nueva York, estaba presente en las salas lenticulares de la Ópera de Ma-
drid, y todo ello lo descubrían en grupo, compartiendo archivos, que eran
entonces las publicaciones que importaban en un Madrid en blanco y negro
al que Vaquero ha puesto ahora color con sus dibujos.
Capítulo 9
Ambos habían compartido pensionado en la Academia de España en Roma,
donde vivía un joven Vaquero Turcios pues su padre Vaquero Palacios era
el Secretario. Es un hecho cierto la importancia del viaje para un arquitecto
y desde Roma partieron, con Isabel de Falla, hacia gran viaje europeo reco-
rriendo miles de kilómetros, los cuatro en un Seat 600.
16
Las fotografías del viaje nos muestran el recorrido por la historia de la ar-
quitectura europea de unos jóvenes entusiastas, que establecen relaciones
multipolares con personas de los países visitados. Pero el viaje para un arqui-
tecto tiene una doble vertiente además del conocimiento y de la experiencia
directa de la arquitectura y ésta es el alejamiento de la propia realidad para
situarse exento de presiones frente a nuevas situaciones, con el ánimo fresco
despojado de ataduras, a la hora de proyectar.
Capítulos 10 y 11
Hemos visto a través de distintas obras el valor que tiene la transformación
en los proyectos y cuestiones como son la relación entre las artes y la arqui-
tectura. También el valor de la colaboración entre distintas personas y de la
autoría colectiva, que enriquece la obra. Hecho que sucede también en el
Aquinas, Premio Nacional de Arquitectura en 1957, de García de Paredes
y Rafael de la Hoz, en la que Carlos Lara dejó las abstractas vidrieras en la
capilla como parte integrante de su limpia arquitectura. El Aquinas ha sido
ampliamente publicado y me detendré sólo en algunos aspectos como es la
colaboración y en el aprendizaje que supone para los muy jóvenes arquitec-
tos, estudiantes cuando comienzan el proyecto.
17
Acostumbrados ahora a ver el Aquinas a través de su imagen definitiva,
parece que siempre fue así y por este motivo la crítica se sorprendió de la
madurez de sus autores. Detengámonos ahora en la enseñanza que recibie-
ron del proyecto. Está claro que en el Aquinas no hay un maestro directo de
arquitectura. El aprendizaje surge autodidacta y del propio proyecto, con la
ayuda de publicaciones extranjeras llegadas con cuentagotas, que descono-
cen sus profesores, más preocupados por afirmar una identidad nacional.
Y me pregunto, ¿no ocurre ahora algo parecido?, ¿conocemos ahora los
intereses de los más jóvenes y el mundo en el que proyectarán?.
18
Quizá le enseñaría fotografías de su central eléctrica, Medalla de Oro en la
Exposición de Artes Decorativas de París en 1921 y de la moderna gasoli-
nera Porto Pi, en un Madrid que el joven no conocía y tal vez le hablaría de
Sant´Elia. Tras aquellos encuentros, decidió ser arquitecto y Fernández-Shaw
estuvo desde ese día cerca de sus estudios y de su trayectoria profesional.
Por este motivo García de Paredes había dibujado todos sus proyectos en
el tablero vertical de enorme contrapeso cilíndrico con un preciso tecnígrafo
Nestler, que fue de Fernández-Shaw, que le permitirían con el tiempo dibujar
los ángulos que necesitan las visuales y trazados acústicos y también despla-
zarse con seguridad y suavidad en todas las direcciones del plano, llegan-
do a cada extremo en las secciones de las salas de concierto. También le
permitiría alejarse de la frialdad de la arquitectura racional del paralex y le
permitiría la precisión y exactitud de las medidas y de las escalas, utilizando
la misma herramienta de dibujo.
Entre los papeles antiguos encontré esos nombres que me explicaron que la
arquitectura, o mejor dicho, su ideario, es plenamente vigente. No sé por
qué he puesto en valor estas ideas, quizá porque en ese momento me intere-
saban como arquitecta en nuestros proyectos: la dificultad de construir en un
paisaje, de construir sobre lo construido con los restos del pasado, el delica-
do equilibrio del entorno urbano, la relación con otras disciplinas y con las
artes o el rigor con que se debe responder al programa y a las necesidades.
Y ahora, como a todos, nos preocupa la economía. Esa obligación ante la
economía, común al grupo de arquitectos de su generación, nos la muestra
como una responsabilidad social, concepto más amplio que el precio de las
cosas. A esa economía intelectual se llega por la precisión y la exactitud. Y
la mesura, vista como equilibrio entre medios y resultados, lleva a prescindir
de todo aquello que no es necesario.
En los papeles antiguos hallé una revisión exhaustiva de todas las cuestiones
que intervienen en el proyecto de arquitectura y en el desarrollo de su con-
strucción: holandesas llenas de números, medidas y precios, como esas “gar-
rapatitas” en los hilos de la música, que describía Azorín. También encontré
que nuestro trabajo como arquitectos no es tan misterioso como pueda pa-
recer, como le respondió Falla a Azorín, al imaginar el trabajo de un músico.
19
La galería de nombres, muchos no arquitectos, que encontré al adentrarme
en la oscuridad del archivo, me explicaron una actitud generosa y partí-
cipe de una actividad coral, no centrada en la figura del arquitecto: la
arquitectura.
Reelaboración necesaria para adaptar la tesis formato y línea editorial de la colección arquia/tesis de la
Fundación Arquia:
20