Bor Convivencia La Rioja
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I.Disposiciones Generales
CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN, CULTURA, DEPORTE Y JUVENTUD
Orden EDC/69/2022, de 24 de octubre, por la que se adoptan medidas para la
promoción de la convivencia en los centros docentes sostenidos con fondos públicos
de la Comunidad Autónoma de La Rioja
202210240094771 I.151
El�Decreto�31/2022,�de�1�de�junio,�por�el�que�se�regula�la�convivencia�en�los�centros�educativos�sostenidos�con�fondos
públicos�en�la�Comunidad�Autónoma�de�La�Rioja�estableció�el�marco�general�para�el�desarrollo�de�la�convivencia�positiva,
recogiendo�lo�preceptuado�en�las�distintas�leyes�que�regulan�el�sistema�educativo�en�nuestro�país.
El�Decreto�recogió�la�necesidad�de�trabajar�la�convivencia�como�un�aprendizaje�necesario�y�obligatorio�a�lo�largo�de�las
etapas�educativas�reguladas�en�la�Ley�Orgánica�2/2006,�de�3�de�mayo,�de�Educación�(LOE),�tras�su�modificación�por�la
LOMLOE.�Así,�aprender�a�convivir�es�un�elemento�imprescindible�del�derecho�a�la�educación.
El�citado�Decreto�señaló�los�principales�apartados�que�comprende�el�trabajo�de�la�convivencia�positiva:�la�gestión�pacífica
de�los�conflictos,�la�creación�y�mantenimiento�de�un�centro�seguro�en�el�que�no�tenga�cabida�ningún�tipo�de�violencia,�la
construcción�de�un�sistema�de�normas�y�mecanismos�de�erradicación�de�las�conductas�contrarias�a�la�convivencia�desde�la
inclusión�y�la�participación,�la�puesta�en�marcha�de�los�programas�de�ayuda�entre�iguales,�el�trabajo�de�las�competencias�que
hacen�posible�la�convivencia�y�la�elaboración�del�Plan�de�Convivencia.
El� objetivo� de� esta� Orden� radica� en� profundizar� en� los� procedimientos� de� corrección� de� comportamientos� y� actitudes
contrarias�a�la�convivencia,�la�gestión�del�aula,�el�establecimiento�de�programas�de�mediación�y�de�prácticas�restaurativas�y
la�puesta�en�funcionamiento�de�estructuras�organizativas�de�apoyo�a�la�convivencia,�tanto�individuales�como�colectivas.
La�existencia�de�normas�es�una�condición�necesaria�e�imprescindible�para�la�constitución�y�funcionamiento�de�cualquier
grupo�humano.�Sean�normas�informales,�no�escritas�pero�aceptadas�por�todos�sus�miembros,�sean�normas�formalizadas,�todo
grupo�necesita�de�reglas�que�regulen�la�conducta�de�sus�miembros,�sirvan�para�resolver�los�conflictos,�garanticen�la�seguridad
de�todos�los�componentes�del�grupo�y,�en�la�escuela,�faciliten�el�logro�de�los�objetivos�de�enseñanza�y�aprendizaje.
El�establecimiento�de�estas�normas�en�los�centros�educativos�es�una�preocupación�común�de�toda�la�comunidad�educativa:
equipos�directivos,�profesorado,�alumnado�y�familias.
Desde�el�punto�de�vista�de�la�convivencia�en�positivo,�desarrollada�en�el�Decreto�citado,�se�considera�que�las�normas�deben
tener�dos�características�imprescindibles:�deben�servir�para�la�inclusión,�ser�normas�que�integren�a�todos�los�componentes�del
grupo�y,�a�la�vez,�hayan�sido�elaboradas�contando�con�la�participación,�las�aportaciones�y�el�compromiso�de�todos�los�miembros
que�conforman�el�grupo.�La�presente�Orden�regula�y�recorre�los�pasos�necesarios�para�garantizar�estas�dos�características.
Estos� mismos� principios� deben� estar� presentes� a� la� hora� de� concretar� la� forma� de� corregir� aquellas� conductas� que
deterioran� la� convivencia.� Aceptando� el� papel� que� deben� tener� las� sanciones,� se� analizan� también� sus� limitaciones� y,
sobre�todo,�se�señalan�otro�tipo�de�actuaciones�educativas�imprescindibles�para�lograr�un�buen�clima�de�aula�y�de�centro,
contribuyendo�a�la�prevención�y�a�la�resolución�pacífica�de�los�conflictos�que�pudieran�surgir.
Así,�se�contemplan�las�medidas�correctoras�y�se�establecen�sus�límites�y,�a�la�vez,�se�señalan�otro�tipo�de�medidas:�las
medidas�reparadoras,�las�medidas�reeducativas�y�las�medidas�preventivas.�Se�pone�de�manifiesto�el�papel�importantísimo�que
cumple�el�centro�educativo�en�esta�tarea�de�cambio�de�las�conductas�contrarias�a�la�convivencia,�y�se�subraya�la�importancia
de�tratar�este�tipo�de�conductas�en�el�propio�centro,�limitando�las�expulsiones�a�casos�muy�graves�de�acoso,�tal�y�como
contempla�el�artículo�124�de�la�LOE.
La� Orden� da� respuesta� a� la� preocupación� existente� en� los� centros,� especialmente� en� los� de� Educación� Secundaria,
respecto�de�las�conductas�disruptivas�del�alumnado.�Cómo�gestionar�la�propia�clase,�qué�elementos�deben�tenerse�en�cuenta,
cómo�no�dejarse�llevar�por�las�provocaciones�que�a�veces�ponen�en�práctica�algunos�alumnos�y�alumnas�y,�sobre�todo,�qué
recursos,�en�forma�de�competencias�y�habilidades�debe�adquirir�y�poner�en�marcha�el�profesorado�para�una�buena�gestión
de�su�clase�desde�el�punto�de�vista�de�la�convivencia.
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BOLETÍN OFICIAL DE LA RIOJA Núm.205
Se�regulan,�igualmente,�dos�sistemas�claves�para�la�reconstrucción�de�las�relaciones�interpersonales�y�el�refuerzo�del
grupo:�la�mediación�y�las�prácticas�restaurativas.�El�sistema�de�mediación�pone�el�diálogo�en�el�centro�del�proceso�de�gestión
pacífica�de�los�conflictos,�de�manera�que,�con�la�ayuda�de�otras�personas,�los�protagonistas�del�conflicto�puedan�llegar�a
acuerdos�positivos�que�respondan�a�las�necesidades�de�ambas�partes.
Por�su�parte,�las�prácticas�restaurativas�suponen�un�cambio�importante�en�la�gestión�de�los�grupos,�ya�que�implican�pasar
de�un�modelo�basado�en�el�control�del�alumnado�a�otro�modelo�basado�en�la�gestión�de�las�relaciones�y�en�la�responsabilidad
activa�del�alumnado,�trabajando�no�'contra'�ni�'para'�ni�'sin',�sino�fundamentalmente�'con'�el�alumno�o�alumna�concreto�y�con�todo
el�grupo.�Se�explican�los�fundamentos�de�este�modelo�restaurativo,�se�exponen�las�distintas�prácticas�restaurativas�posibles�y
se�establece�el�procedimiento�para�la�incorporación�de�este�tipo�de�prácticas�en�la�vida�diaria�de�las�clases�y�del�propio�centro.
Una� de� las� novedades� más� importantes� del� Decreto� es� la� creación� de� la� figura� del� coordinador� o� coordinadora� de
convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado�en�todos�los�centros�de�enseñanza.�Recogiendo�lo�establecido�con�carácter
general�en�la�Ley�Orgánica�8/2021,�de�4�de�junio,�de�protección�integral�a�la�infancia�y�a�la�adolescencia�frente�a�la�violencia,
lo�completa�y�concreta�en�relación�con�los�centros�educativos.�Se�establece�el�perfil�y�las�competencias�que�debe�tener�esta
figura,�se�señalan�las�condiciones�para�acceder�a�este�puesto�y�se�especifica�la�dedicación�horaria�que�deberá�tener�esta
figura�para�el�cumplimiento�de�las�funciones�que�le�han�sido�encomendadas.
Se� señalan,� y� sugieren� igualmente,� aquellas� estructuras� que� deben� servir� de� apoyo� organizativo� al� trabajo� de� la
convivencia,�haciendo�especial�hincapié�en�el�seguimiento�continuo�de�la�evolución�de�la�convivencia�en�el�centro,�contando
con�la�participación�de�todos�los�miembros�que�componen�la�comunidad�educativa.�Al�igual�que�en�los�apartados�anteriores,
se�recoge�la�importancia�de�la�participación�y�de�la�inclusión�de�todas�las�personas�y�colectivos�para�conseguir�una�buena
convivencia�en�el�centro�educativo.
En�su�virtud,�previos�los�trámites�preceptivos�y�de�acuerdo�a�las�competencias�atribuidas�en�el�Decreto�47/2020,�de�3�de
septiembre,�por�el�que�se�establece�la�estructura�orgánica�de�la�Consejería�de�Educación,�Cultura,�Deporte�y�Juventud�y�sus
funciones�en�desarrollo�de�la�Ley�3/2003,�de�3�de�marzo,�de�Organización�del�Sector�Público�de�la�Comunidad�Autónoma�de
La�Rioja,�el�Consejero�de�Educación,�Cultura,�Deporte�y�Juventud,�aprueba�la�siguiente:
ORDEN
TÍTULO�I
Disposiciones�generales
Artículo�1.�Objeto�y�ámbito�de�aplicación.
1.�La�presente�Orden�será�de�aplicación�en�los�centros�docentes�sostenidos�con�fondos�públicos�de�Educación�Infantil,
Educación� Primaria,� Educación� Secundaria� Obligatoria,� Formación� Profesional,� Bachillerato� y� Enseñanzas� de� Régimen
Especial�de�la�Comunidad�Autónoma�de�La�Rioja.
2.�La�presente�Orden�tiene�por�objeto�regular�los�procedimientos�de�elaboración�las�normas�del�aula�y�del�centro,�los
procesos�de�corrección�de�los�comportamientos�y�actitudes�que�deterioran�la�convivencia,�puesta�en�marcha�de�programas
de�mediación,�implantación�de�prácticas�restaurativas,�creación�y�funcionamiento�de�la�figura�del�responsable�de�convivencia,
bienestar�y�protección�del�alumnado�en�los�centros�educativos�y�la�puesta�en�marcha�de�estructuras�organizativas�de�apoyo
al�trabajo�de�la�convivencia.
Artículo�2.�Las�normas�de�convivencia.
Las�normas�de�convivencia�se�definen�como�reglas�de�comportamiento�que,�elaboradas�de�forma�participativa,�se�da�el
centro�para�conseguir�sus�metas�y�objetivos.
Artículo�3.�La�finalidad�de�las�normas.
Buscando�el�pleno�desarrollo�de�la�personalidad�del�alumnado,�las�normas�de�convivencia�deben�buscar,�de�manera
prioritaria,�los�siguientes�objetivos�y�orientaciones:
a)� Ayudar� a� prevenir� y� gestionar� los� conflictos� del� grupo� y� facilitar� el� funcionamiento� cotidiano� del� grupo� y,� por
consiguiente,�el�bienestar�de�todos�y�todas�las�personas�del�centro
b)�Enseñar�al�alumnado�a�responsabilizarse�de�su�propia�conducta,�a�regularla�y�a�trabajar�los�principios,�habilidades
y�valores�que�les�van�a�ser�de�utilidad�a�lo�largo�de�la�vida.
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c)�Promover�la�autonomía,�interdependencia�y�responsabilidad�activa�del�alumnado,�y�no�tanto�su�control�externo,
identificando�las�conductas�positivas�que�se�quieren�desarrollar�en�la�comunidad�educativa.
d)�Buscar�la�inclusión�de�todo�el�alumnado�y,�a�la�vez,�contar�con�la�participación�de�toda�la�comunidad�educativa.
e)�Superar�un�enfoque�meramente�instrumental�de�las�normas�centrado�en�garantizar�que�se�puedan�dar�las�clases,
y�subrayar�su�valor�sustantivo�como�medios�para�educar�en�la�convivencia�positiva.
f)�Fomentar�y�desarrollar�hábitos�positivos�de�conducta�en�el�alumnado,�buscando�el�desarrollo�de�la�cooperación
social�y�de�la�vida�en�comunidad.
g)�Contribuir�al�bienestar�en�el�centro�apoyando�unas�relaciones�interpersonales�seguras�y�saludables�basadas�en
el�cuidado�mutuo.
h)�Mostrar�las�consecuencias�de�su�incumplimiento.
i)�Considerar,�por�parte�de�la�comunidad�educativa,�que�el�proceso�de�elaboración�de�normas,�en�sí�mismo,�representa
una�oportunidad�educativa�de� gran� valor�formativo�en� la�práctica�de�la�reflexión�crítica,�el�diálogo,�la�asertividad,�la
empatía,�la�inclusión,�la�justicia�y�la�solidaridad.�Valores�que�convertidos�en�actitudes�y�comportamientos�promueven
el�aprender�a�convivir.
Artículo�4.�Obligatoriedad�de�las�normas�de�convivencia.
De�conformidad�con�lo�establecido�en�el�artículo�124.2�de�la�LOE,�las�normas�de�convivencia�y�conducta�serán�de�obligado
cumplimiento�y�deberán�concretar�los�deberes�de�los�alumnos�y�alumnas,�así�como�las�medidas�correctoras�aplicables�en
caso�de�incumplimiento,�tomando�en�consideración�su�situación�y�condiciones�personales.
Si�bien�las�normas�se�establecen�para�el�alumnado,�como�colectivo�mayoritario�de�la�escuela,�los�valores�de�convivencia
que�impulsan�afectan�a�todos�los�miembros�de�la�comunidad�educativa.
Artículo�5.�Tipos�de�normas.
De�conformidad�con�lo�dispuesto�en�el�artículo�26�del�Decreto�31/2022,�de�1�de�junio,�por�el�que�se�regula�la�convivencia
en�los�centros�educativos�sostenidos�con�fondos�públicos,�En�función�de�su�alcance�y�extensión,�las�normas�pueden�ser�en
función�de�su�extensión�y�aplicabilidad,�de�dos�tipos:
a)�Normas�de�centro:�ordenan�la�convivencia�de�todo�el�alumnado,�y�describen�los�comportamientos�deseables�en
el�funcionamiento�del�centro�en�su�conjunto,�buscando�la�cohesión�del�grupo,�la�coordinación�de�los�esfuerzos�y�el�logro
de�las�metas�colectivas.
b)�Normas�de�aula:�organizan�el�comportamiento�dentro�de�la�clase,�atendiendo�a�los�diversos�aspectos�propios�de
cada�área�o�materia�más�allá�las�normas�de�aula�deben�mostrar�la�coordinación�y�coherencia�entre�el�profesorado�que
imparte�clase�en�cada�uno�de�los�grupos,�manteniendo�también�la�coherencia�con�las�normas�generales�del�centro.
Las�normas�de�centro�y�las�normas�de�aula�serán�recogidas�en�el�Documento�de�Normas�del�Centro.�Este�documento�será
público�y�se�entregará�al�profesorado,�al�alumnado�y�a�las�familias�en�el�inicio�de�curso.
Artículo�6.�Características�de�las�normas�de�conducta.
Las�normas�de�centro�y�las�normas�del�aula�deben�garantizar�los�siguientes�principios�fundamentales:
a)� Asegurar� y� buscar� la� inclusión� de� todos� los� alumnos� y� alumnas,� promoviendo� la� pertenencia� al� grupo� y� la
recuperación�de�todo�el�alumnado�desde�una�perspectiva�de�inclusividad,�rechazando�su�separación�y�exclusión�de�la
vida�habitual�del�centro.
b)�Contar�con�la�participación�del�alumnado,�así�como�de�toda�la�comunidad�educativa,�en�su�elaboración,�aplicación
y�seguimiento,�planificando�de�manera�adecuada�todo�el�proceso�de�información,�discusión,�aprobación�y�mecanismos
de�apoyo�de�las�normas.
Artículo�7.�Ámbitos�de�actuación�de�las�normas.
1.�Las�normas�de�centro�deberán�atender�los�siguientes�campos�de�actuación:
a)�La�asistencia�y�puntualidad�en�las�actividades�del�centro.
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b)�El�cuidado�del�material.
c)�La�actividad�académica.
d)�Las�relaciones�interpersonales.
e)�La�salud�e�higiene.
2.�Las�normas�especificarán�las�conductas�deseables�que�deben�aprender�y�poner�en�práctica�los�alumnos�y�alumnas
en�su�estancia�en�el�centro.�Deberán�recoger�las�conductas�`positivas�que�deben�adquirir�y�poner�en�práctica�los�alumnos�y
alumnas�para�garantizar�el�logro�de�metas�comunes�y�el�bienestar�individual�y�colectivo.
Artículo�8.�Normas�para�la�organización�académica.
Las�normas�que�regulen�la�organización�académica,�definida�como�objetivos�académicos�que�debe�alcanzar�el�alumnado,
recogerán,�entre�otras,�los�siguientes�comportamientos�y�actitudes�que�contribuirán�a�una�mejor�organización�académica:
a)�Manifestar�atención�e�interés�por�aprender:�concentrarse�en�las�tareas�de�aprendizaje�y�participar�activamente.
b)�Mostrar�puntualidad�y�diligencia�en�el�trabajo.
c)�Ser�perseverantes�en�el�trabajo�y�en�el�esfuerzo�a�lo�largo�de�todo�el�curso.
d)�Realizar�un�esfuerzo�continuo�por�superarse.
e)� Colaborar� en� la� creación� de� un� clima� y� de� unas� condiciones� de� trabajo� en� el� aula� que� faciliten� la� tarea� del
profesorado�y�la�concentración�y�aprendizajes�del�alumnado.
f)�Cooperar�en�los�trabajos�colectivos,�bien�sea�en�pequeños�grupos�o�en�el�grupo-clase.
g)�Guardar�silencio,�escuchar�y�atender�al�profesor/a�o�los�compañeros/as,�cuando�sea�necesario.
h)�Planificar�diaria�y�semanalmente�el�estudio�personal�con�un�horario�razonable.
i)�Dedicar�un�tiempo�cada�día�a�revisar�lo�trabajado�en�el�aula,�realizando�las�actividades�propuestas�para�avanzar
en�el�logro�de�las�competencias.
j)�Aprender�a�tomar�apuntes�y�notas�y�hacerlo�de�modo�habitual�cuando�explica�el�profesorado�o�cuando�se�trabaja
en�grupo.
k)�Disponer�de�evidencias�actualizadas�(cuaderno,�blogs,�portafolio�..)�de�las�actividades�realizadas�en�clase,�los
apuntes�tomados,�los�esquemas,�resúmenes�y�demás�herramientas�elaboradas�durante�el�estudio�personal�y�los�trabajos
indicados�por�el�profesorado.
l)� Aprender� técnicas� de� estudio� y� de� trabajo� intelectual� y� aplicarlas� habitualmente,� como,� por� ejemplo,� buscar� y
procesar�información.
m)�Realizar�los�trabajos�y�deberes�pertinentes,�cuidando�tanto�el�contenido�como�la�presentación.
n)�Preparar�los�controles�y�exámenes�a�lo�largo�de�cada�evaluación�y�a�lo�largo�de�todo�el�curso.
o)� Contribuir� activamente� al� trabajo� en� equipo� con� espíritu� de� cooperación,� aportando� ideas,� apoyando� a� los
compañeros�y�compañeras�y�comprometiéndose�en�la�realización�y�calidad�de�las�tareas�resultantes.
p)�Otras�pautas�de�conducta�académica,�fijadas�por�la�comunidad�educativa
Artículo�9.�Normas�para�la�regulación�de�las�relaciones�interpersonales.
Las� normas� que� regulen� las� relaciones� interpersonales,� tanto� entre� el� alumnado� entre� sí� como� en� relación� con� el
profesorado�y�demás�miembros�de�la�comunidad�educativa,�recogerán,�entre�otras,�los�siguientes�comportamientos�y�actitudes
que�contribuirán�a�una�mejor�relación�interpersonal�y�buen�clima�de�aula�y�de�centro:
a)�Respetar�a�los�compañeros�y�compañeras,�el�profesorado�y�el�personal�no�docente.
b)�Manifestar�actitud�de�diálogo�para�resolver�los�problemas�y�conflictos.
c)�Actuar�con�sinceridad�y�veracidad.
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d)�Guardar�las�formas�correctas�cuando�presenten�quejas�o�hagan�críticas.
e)� Rechazar� abiertamente� y� condenar� la� agresividad� física,� verbal� o� moral� en� el� trato� con� los� compañeros� y
compañeras,�el�profesorado�y�el�personal�no�docente.
f)�Ser�respetuosos�y�tolerantes�con�las�opiniones�de�los�demás.
g)�Estar�dispuestos�y�dispuestas�a�aceptar�las�disculpas�pedidas�por�los�demás�por�sus�errores,�equivocaciones�o
conductas�incorrectas.
h)�Estar�dispuestos�y�dispuestas�a�pedir�disculpas�a�los�demás�por�sus�propios�errores,�equivocaciones�y�conductas
incorrectas.
i)�Ser�justos�y�justas�con�todos,�respetando�sus�derechos.
j)�Practicar�la�solidaridad�y�la�ayuda�mutua�con�los�compañeros/as.
k)�Colaborar�positivamente�en�la�creación�de�un�clima�de�convivencia�y�de�unas�condiciones�de�trabajo�adecuadas
para� aprender:� amistad,� confianza,� diálogo,� afabilidad,� atención,� concentración� en� las� tareas,� silencio� cuando� sea
necesario...
l)�Respetar�el�material�escolar�y�las�instalaciones,�interviniendo�para�crear�un�ambiente�acogedor.
m)�Mantener�limpio�el�Centro�por�razones�de�higiene,�ecología,�salud�y�convivencia�agradable,�y�por�respeto�al
personal�de�limpieza:�mesas,�sillas,�aulas,�pasillos,�servicios,�etc.
n)�Asumir�la�responsabilidad�personal�y�colectiva�en�la�convivencia,�en�el�cuidado�del�material�y�de�las�instalaciones
y�en�la�limpieza.
o)�Reconocer�la�igualdad�de�derechos�de�todas�las�personas�sin�distinción�alguna�por�motivos�de�género,�orígenes,
discapacidad�o�cualquier�otra�condición�e�involucrarse�en�su�defensa.
p)�Contribuir�a�la�inclusión�aprovechando�la�pluralidad�de�necesidades�y�capacidades�para�fortalecer�al�grupo�y
progresar�en�común.
q)�Mantener�los�mismos�comportamientos�convivenciales�en�la�familia�y�en�la�calle�que�en�el�Centro.
r)�Otras�pautas�de�conducta�para�la�relación�interpersonal,�fijadas�por�el�centro�educativo.
Artículo�10.�Las�normas�en�el�marco�del�Proyecto�Educativo�y�el�Plan�de�Convivencia.
Las� conductas� deseables� en� el� alumnado� deben� guardar� coherencia� con� los� planteamientos� básicos� recogidos� en� el
Proyecto�Educativo�y�en�el�Plan�de�Convivencia,�desde�un�enfoque�proactivo�que�evite�una�orientación�puramente�punitiva
y�reactiva.
Para�ello�tendrán�en�cuenta�el�papel�fundamental�de�las�normas�para�que�el�alumnado�aprenda�a�dirigir�y�orientar�su�propia
vida,�así�como�el�aprendizaje�de�la�cooperación�social�y�de�la�vida�en�comunidad.
Artículo�11.�Procedimiento�para�establecer�las�normas.
Las�normas�de�centro�y�aula�deberán�ser�implantadas�siguiendo�estas�orientaciones:
a)�Identificar�la�necesidad�específica�a�la�que�se�quiere�dar�respuesta.
b)�Señalar�el�objetivo�concreto�que�se�quiere�alcanzar,�en�la�línea�del�desarrollo�educativo�y�moral�que�se�quiere
alcanzar�para�el�alumnado.
c)�Establecer�la�actuación�que�se�quiere�fomentar�y�expresarla�como�norma.
d)�Señalar�las�posibles�consecuencias�del�incumplimiento�de�la�norma.
Artículo�12.�Las�normas�de�aula.
1.�La�organización�y�desarrollo�de�la�clase�deben�programarse�desde�las�habilidades�socioemocionales�del�profesorado
y�desde�su�capacidad�de�actuación�en�cada�circunstancia�concreta.
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BOLETÍN OFICIAL DE LA RIOJA Núm.205
2.�Es�necesario�partir�de�la�comprensión�de�lo�que�está�pasando�en�el�aula�y�de�las�razones�por�las�que�está�pasando.
Entender�la�conducta�del�alumno/a�es�el�primer�paso�necesario�para�una�adecuada�gestión�de�lo�que�sucede�en�el�aula.
3.�Al�igual�que�sucede�en�las�normas�del�centro,�el�profesorado�deberá�pensar�siempre�cómo�contribuye�una�determinada
norma�de�aula�al�desarrollo�de�la�autonomía�del�alumnado�y�al�fomento�de�la�dirección�responsable�de�su�vida,�a�su�salud,
seguridad�y�bienestar�general.
Artículo�13.�Las�responsabilidades�en�los�distintos�niveles�de�actuación�en�el�aula�y�en�el�centro.
1.� El� Documento� de� Normas� de� los� centros� fijará� las� responsabilidades� y� actuaciones� que� deberán� llevar� a� cabo� los
profesores�y�profesoras�en�las�aulas�y�en�el�centro,�siguiendo�las�siguientes�previsiones:
a)� El� profesorado,� a� nivel� de� aula� deberá� elaborar� las� normas� de� aula,� apoyar� y� garantizar� su� cumplimiento,
coordinarse�con�el�resto�del�equipo�docente�para�garantizar�la�coherencia�de�actuaciones,�aplicación�de�las�conductas
de�mejora�que�deben�llevarse�a�cabo�en�el�aula.
b)�Los�tutores�y�tutoras�tendrán�la�función�de�coordinación�del�profesorado,�recogida�de�información�sobre�el�estado
socioemocional� del� grupo,� actuación� ante� alumnado� con� problemas� con� varios� profesores� o� profesoras,� relación� y
actuación�con�las�familias,�aportar�ideas�para�la�mejora�de�la�convivencia�e�intercambiar�herramientas�de�gestión�del�aula.
c)�El�equipo�directivo�deberá�impulsar�los�planes�de�trabajo�del�profesorado,�la�coordinación�de�la�acción�tutorial,�el
apoyo�para�la�realización�del�Plan�de�Convivencia,�la�relación�con�las�familias�y�las�entidades�del�barrio�o�localidad.
d)�Deberán�concretar�en�qué�momento�las�Instituciones�sociales,�judiciales,�asistenciales�y�sanitarias�deben�intervenir
y�qué�asistencia�deben�prestar,�en�cooperación�con�los�centros�educativos.
2.�Los�centros�establecerán�los�criterios�que�deben�seguirse�para�dar�paso�al�siguiente�nivel,�evitando�el�traslado�de
responsabilidades�al�nivel�superior�cuando�éste�no�sea�necesario�u�oportuno,
Artículo�14.�Revisión�de�las�normas�actualmente�vigentes�en�cada�centro.
Los�centros�llevarán�a�cabo�una�revisión�y�reformulación�de�las�normas�vigentes�en�el�centro,�que�deberán�ajustarse�a
las�siguientes�fases:
a)�Revisar�las�normas�vigentes�en�el�centro,�valorar�su�eficacia�e�insuficiencias�e�identificar�los�problemas�existentes.
b)�Analizar�y�concretar�las�conductas�deseables�que�se�quieren�potenciar�y�fomentar�en�el�alumnado.
c)�Proponer�y�aprobar,�de�forma�participativa,�esas�normas�e�incorporarlas�al�Documento�de�Normas�propio�del
centro,�en�el�marco�del�Plan�de�Convivencia�y�el�Proyecto�Educativo.
d)� Establecer� los� mecanismos� de� puesta� en� marcha� y� revisión:� difusión,� explicación,� compromisos,� aplicación,
recogida�de�evidencias,�análisis�de�efectividad�y�propuesta�de�mejoras.
TÍTULO�II
El�tratamiento�de�los�comportamientos�y�conductas�contrarias�a�la�convivencia
CAPÍTULO�I
Planteamientos�generales
Artículo�15.�Consecuencias�del�incumplimiento�de�las�normas.
Las�normas�se�aprueban�para�asegurar�un�buen�clima�de�convivencia�y�deben,�por�ello,�ser�cumplidas�y�tener�previstas
las�consecuencias�y�efectos�de�su�incumplimiento.�Se�evitará,�por�parte�del�equipo�directivo�y�del�profesorado,�que�las�normas
estén�promulgadas�y�que,�a�la�vez,�no�se�exija�su�cumplimiento�ni�se�tomen�medidas�cuando�aparezcan�comportamientos
inapropiados.
Artículo�16.�Características�de�las�formas�de�corregir�los�comportamientos�y�actitudes�contrarias�a�la�convivencia.
1.�Las�normas�deberán�ser�elaboradas�de�manera�que�contribuyan�al�logro�efectivo�de�un�buen�clima�de�convivencia,
debiendo�por�ello�incluir�actuaciones�consistentes�y�coherentes�a�la�hora�de�intervenir�ante�comportamientos�inapropiados.
Estas�acciones�deberán�evaluarse�por�parte�del�Claustro�y�del�Consejo�Escolar,�tomando�como�criterio�básico�su�capacidad
para�modificar�la�conducta�del�alumnado�y�su�sustitución�por�la�conducta�adecuada.
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2.� Las� normas� que� recojan� la� corrección� de� comportamientos� contrarios� a� la� convivencia� deben� reunir� las� siguientes
condiciones:
a)�Deben�tener�conexión�con�la�conducta�incorrecta,�de�manera�que�el�alumno�o�alumna�perciban�la�relación�con�la
misma�y,�sobre�todo,�con�el�objetivo�o�valor�que�impulsa�la�norma�infringida.
b)�Nunca�pueden�ser�algo�positivo�para�el�alumnado,�en�forma�de�recompensa�o�premio,�reforzando�la�conducta
que�pretenden�evitar.
c)�Deben�mostrar�las�conductas�deseadas�y�llevar�a�los�comportamientos�adecuados�que�deben�poner�en�práctica
los�alumnos�y�alumnas.
d)�Deben�tener�en�cuenta�el�contexto�y�las�circunstancias�concretas�que�está�viviendo�el�alumno�o�alumna.
e)�Deben�generar�reflexión,�deseo�de�enmienda,�aprendizaje�de�conductas�adecuadas�y�traducción�en�la�práctica
de�comportamientos�afines�al�buen�clima�de�convivencia.
Artículo�17.�Procedimientos�de�corrección�inclusivos.
1.�Los�procedimientos�de�corrección�deben�ser�inclusivos,�buscando�la�recuperación�y�reeducación�del�alumnado�y�su
integración�en�el�grupo.�Garantizar�la�presencialidad�en�el�centro�educativo�debe�ser�un�principio�clave�para�la�actuación.
Así,�todas�las�medidas�adoptadas�deben�llevarse�a�cabo�en�el�propio�centro,�asegurando�un�espacio,�como�el�aula�de
convivencia,�para�la�atención�del�alumnado.
2.�La�expulsión�del�centro�de�los�alumnos�y�alumnas�sólo�será�posible�en�los�casos�previstos�en�el�artículo�124.2�de�la
LOE,�relativos�a�los�casos�de�acoso�muy�graves,�recogidos�en�los�artículos�30.5�y�30.6�del�Decreto�31/2022,�de�1�de�junio,
por�el�que�se�regula�la�convivencia�en�los�centros�sostenidos�con�fondos�públicos�en�la�Comunidad�Autónoma�de�La�Rioja.
Artículo�18.�Procedimientos�de�corrección�participativos.
1.�La�participación�del�alumnado�en�la�elaboración,�concreción�y�aplicación�de�los�procedimientos�de�corrección�de�los
efectos�de�las�conductas�que�deterioran�la�convivencia�es�una�garantía�para�su�eficacia,�además�de�ser�un�aprendizaje�de
participación,�de�responsabilidad�y�compromiso.
2.�Desde�la�acción�tutorial�se�organizarán�sesiones�para�hablar�y�recoger�la�opinión�del�alumnado�sobre�estos�temas,
buscando�una�buena�comprensión�de�los�mismos�y�una�corresponsabilización�del�alumnado�en�su�definición�y�aplicación,
favoreciendo�que�hagan�suyas�las�normas.
3.�Estos�procedimientos�deberán�orientarse�en�buscar�nuevas�oportunidades�para�el�crecimiento�moral,�la�mejora�de�la
convivencia�y�el�refuerzo�del�sentimiento�de�pertenencia�del�alumnado,�fomentando�la�reflexión�sobre�su�propia�historia�de
aprendizaje�de�normas,�pautas�y�valores,�así�como�sobre�los�tipos�de�medidas�que�puede�adoptar�al�centro�para�dar�respuesta
a�las�necesidades�del�alumnado�en�relación�con�el�aprendizaje�de�la�convivencia.
Artículo�19.�Los�procedimientos�de�corrección�desde�un�modelo�sistémico.
En�el�aula�y�en�el�centro�son�muchos�los�factores�que�están�interconectados,�sin�que�sea�el�alumno�o�la�alumna�el�único
responsable�de�lo�que�sucede.�Por�ello,�más�que�centrarse�en�los�cambios�que�debe�llevar�a�cabo�un�alumno/a�concreto,
deben�analizarse�todos�los�factores�presentes�en�la�situación�de�quiebra�de�la�convivencia�que�se�dan�en�el�aula�y�tratar�de
cambiarlos�y�modificarlos.
Entre�los�elementos�por�revisar�y�analizar,�buscando�su�mejora,�cabe�señalar:�cómo�son�las�relaciones�que�tienen�lugar
en�el�aula,�qué�actividades�llevan�a�cabo�los�alumnos/as,�los�aspectos�del�currículo�que�se�trabajan,�etc.�Estos�elementos
pueden�señalar�los�cambios�necesarios�para�prevenir�y�evitar�determinadas�conductas�contrarias�a�la�convivencia�por�parte
de�los�alumnos/as.
Artículo�20.�De�la�justicia�punitiva�a�la�justicia�restaurativa.
1.�Todo�el�profesorado�deberá�llevar�a�cabo�en�el�Claustro�y�en�otros�órganos�de�coordinación�docente�una�reflexión�previa
sobre�las�prácticas�de�mejora�de�conducta�que�se�llevan�a�cabo�en�el�centro�y�valorar�en�qué�modelo�de�justicia�están�incluidas.
2.�La�justicia�punitiva�o�sancionadora�tiene�como�objetivo�que�la�persona�pague�por�el�incumplimiento�de�la�norma�y�que
ese�acto�tenga�un�efecto�disuasorio�en�la�comunidad.�La�sanción�debe�ser�proporcional�a�la�gravedad�de�los�hechos�y�se�basa
en�la�creencia�de�que,�sin�sanción,�no�hay�aprendizaje.
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3.�La�justicia�restaurativa�tiene�como�objetivo�la�rehabilitación�de�la�persona�infractora.�Distingue�lo�que�es�la�persona�y�lo
que�es�su�comportamiento,�y�se�centra�más�en�las�consecuencias�y�en�la�reflexión�sobre�las�mismas�que�sobre�las�sanciones.
Tiene�mayor�potencial�educativo�que�la�mera�sanción�pero,�a�su�vez,�pone�en�marcha�un�proceso�menos�rápido�y�más�lento
que,�sin�embargo,�es�mucho�más�eficaz�en�la�construcción�de�la�convivencia.
CAPÍTULO�II
Distintos�procedimientos�para�la�corrección�de�las�conductas�contrarias�a�la�convivencia
Artículo�21.�Medidas�para�tratar�los�comportamientos�y�actitudes�contrarias�a�la�convivencia.
De�conformidad�con�lo�dispuesto�en�el�artículo�29�del�Decreto�31/2022,�de�1�de�junio,�por�el�que�se�regula�la�convivencia
en�los�centros�educativos�sostenidos�con�fondos�públicos,�en�el�Documento�de�Normas�del�Centro�deben�recogerse�cuatro
tipos�de�medidas�para�su�aplicación�en�el�centro�y�en�las�aulas:
a)�Medidas�correctoras
b)�Medidas�reparadoras
c)�Medidas�reeducativas
d)�Medidas�preventivas
Artículo�22.�Medidas�correctoras.
1.�Son�medidas�encaminadas�a�disminuir�la�frecuencia�de�las�conductas�que�deterioran�la�convivencia�y�que�se�aplican
bajo�la�forma�de�sanción.
2.� Las� normas� que� recojan� las� medidas� correctoras� deberán� elaborarse� teniendo� en� consideración� las� siguientes
orientaciones:
a)�Deberán�buscar�disuadir�al�alumno�o�alumna�de�sus�conductas�negativas�y,�a�la�vez,�proteger�los�derechos�del
resto�del�alumnado.
b)�Deberán�evitar,�en�todo�caso,�la�expulsión�temporal�del�centro�del�alumno�o�alumna,�salvo�en�los�casos�extremos
señalados.
c)�Deberán�contar�con�la�participación�del�profesorado�y�del�alumnado,�buscando�la�reflexión�sobre�el�sentido�de�las
medidas�y�la�corresponsabilidad�en�su�ejecución.
d)�Deberán�favorecer�la�reflexión�sobre�las�conductas�positivas�que�deben�adquirir�los�alumnos�y�alumnas,�contando
con�la�orientación�del�profesorado.
e)�Deberán�tener�un�efecto�ejemplarizante,�ya�que�muestran�a�todo�el�alumnado�lo�que�le�puede�pasar�si�persiste
en�su�conducta.
f)�Deberán�ejercer�un�efecto�de�contención�puntual�e�inmediata,�generalmente�de�tipo�verbal�(interrupción)�o�espacial
(separación),�que�pone�fin�a�la�conducta�indeseada.
g)�Deberán�evitar�ser�un�catálogo�de�sanciones�que�no�tengan�en�cuenta�la�singularidad�de�cada�alumno�o�alumna.
h)�Además�de�las�medidas�recogidas�en�el�artículo�30�del�Decreto�31/2022,�de�1�de�junio,�los�centros�podrán�incluir,
entre�otras,�propuestas�como�la�amonestación�verbal�o�por�escrito,�la�realización�de�tareas�en�horario�no�lectivo,�la
realización�de�actividades�para�la�mejora�del�centro,�la�participación�en�actividades�de�voluntariado�o�la�adopción�de
medidas�sugeridas�por�el�alumno�o�alumna,�siempre�que�todas�estas�medidas�respondan�a�la�finalidad�recogida�en�este
artículo.
Artículo�23.�Limitaciones�de�las�medidas�correctoras.
1.�En�la�elaboración�de�las�normas�que�contengan�las�medidas�correctoras�se�deberán�evitar�y�corregir�las�siguientes
limitaciones:
a)�No�siempre�guardan�relación�con�la�conducta�a�evitar,�no�son�consecuencias�lógicas.
b)�Pueden�tener�un�componente�impulsivo�y�emocional�por�parte�de�quien�impone�la�medida,�lo�que�disminuye�su
eficacia.
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c)� Es� fácil� en� determinadas� situaciones� graves� de� quiebra� de� la� convivencia,� que� se� demore� su� aplicación,
perdiéndose�la�conexión�entre�la�medida�y�la�conducta�que�la�ha�provocado.
d)�Por�lo�general,�actúan�sobre�la�conducta�del�alumno�o�alumna,�sin�modificar�ni�tratar�sus�emociones,�pensamientos
y�actitudes.
e)�Tienen�efectos�no�previstos,�especialmente�en�relación�con�el�aprendizaje�y�la�relación�interpersonal�profesorado-
alumnado.
f)�En�determinadas�ocasiones�puede�tener�un�efecto�reforzador�de�la�conducta�que�se�quiere�evitar.
g)�Pueden�ser�un�premio�para�un�determinado�alumno/a,�que�ve�satisfecho�sus�deseos�en�relación�con�el�centro.
h)�Por�lo�general,�no�muestran�la�conducta�positiva�que�se�quiere�desarrollar�y�potenciar.
i)�Estigmatizan�a�quienes�no�han�logrado�aprender�a�relacionarse�adecuadamente�con�las�demás�personas�tanto
en�el�centro�como�en�otros�escenarios.
j)�No�tienen�en�cuenta�la�singularidad�de�la�persona�y�las�circunstancias�concretas,�busca�medidas�universales,
iguales�para�todos/as.
Artículo�24.�Déficit�educativo�en�las�conductas�contrarias�a�la�convivencia.
1.� Los� equipos� directivos� y� el� profesorado� en� general� valorarán� que� las� conductas� del� alumnado� que� deterioran� la
convivencia�ponen�de�manifiesto�una�necesidad,�un�déficit�educativo�en�los�alumnos�y�alumnas�que�no�está�cubierto.�Plantearse
qué�necesidad�educativa�pone�de�manifiesto�dicha�conducta�debe�ser�la�pregunta�básica�que�deben�hacerse�tanto�el�equipo
directivo�como�el�profesorado�antes�de�diseñar�una�acción�para�dar�alternativas�a�dicha�conducta.
2.�Más�allá�de�medidas�de�sanción,�deben�plantearse�medidas�centradas�en�la�necesidad�a�la�que�hay�que�dar�respuesta.
Medidas�que�reparen,�reconcilien�y�mejoren�las�relaciones�en�el�centro.
Artículo�25.�Tratamiento�educativo�de�las�conductas�contrarias�a�la�convivencia.
1.�Ante�las�conductas�contrarias�a�la�convivencia�el�profesorado�deberá�adoptar�la�misma�actitud�que�se�tiene�respecto�de
los�déficit�de�aprendizaje.�Se�da�por�hecho�que�un�alumno�o�alumna�tiene�que�aprender�determinados�contenidos�y�materias,
se�le�indican�los�errores�que�ha�podido�cometer�y�se�aprovechan�éstos�para�reforzar�su�aprendizaje.
2.�La�misma�actitud�se�planteará�ante�los�problemas�de�conducta�relacionados�con�la�convivencia.�Los�alumnos�y�alumnas
necesitan�aprender�formas�de�relacionarse,�de�poner�en�práctica�la�convivencia�positiva�y,�a�partir�de�aquí,�se�deben�aprovechar
estas�situaciones�disruptivas�para�insistir�en�nuevos�aprendizajes,�desarrollar�las�competencias�necesarias�e�ir�enseñando
cuáles�son�las�formas�correctas�de�comportamiento.
3.�No�es�necesario�expulsarlo,�sancionarlo�o�separarlo�del�grupo,�ya�que�los�efectos�indeseados�de�este�tipo�de�medida
pueden�dañar�definitivamente�la�relación�con�el�centro.
Artículo�26.�Sentido�social�de�las�correcciones.
Buscando�una�mayor�eficacia�de�las�medidas�correctoras,�el�profesorado�reforzará�la�comprensión�de�las�medidas�por
parte�del�alumno�o�alumna,�orientándolos�a�entender�que�son�conductas�que�causan�un�daño�a�sí�mismo�y�a�todo�el�grupo,
afectando�a�las�relaciones�y�al�proceso�de�aprendizaje.
La�corrección�de�dichos�comportamientos�se�enfocará�a�la�realización�de�tareas�en�beneficio�del�grupo-clase�o�del�centro,
subrayando�así�el�carácter�reparador�que�deben�tener�las�correcciones.�Colaborar�en�la�organización�de�actividades,�como�la
apertura�de�la�biblioteca,�ayudar�en�la�limpieza�del�centro,�atender�al�alumnado�menor�en�aquellos�que�necesite,�son�algunos
ejemplos�del�sentido�social�que�deben�tener�las�correcciones.
Artículo�27.�El�aula�de�convivencia.
1.� Todos� los� centros� de� Secundaria� dispondrán� de� un� espacio� al� que� deberán� acudir� los� alumnos� y� alumnas� con
comportamientos�contrarios�a�la�convivencia,�para�reflexionar�y�concretar�el�cambio�de�actitud�que�sea�necesario�poner�en
marcha.
2.�La�persona�responsable�de�la�convivencia,�en�coordinación�con�el�Departamento�de�Orientación,�facilitará�los�materiales
necesarios�para�este�trabajo,�garantizando�la�formación�de�aquellas�personas�que�trabajen�en�el�aula�de�convivencia.
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Igualmente,�la�persona�responsable�de�la�convivencia�planteará�los�criterios�para�proponer�que�un�alumno�o�alumna�asista
al�aula�de�convivencia,�evitando�que�la�misma�se�convierta�en�un�aula�de�castigo,�a�la�que�pueden�ir�aquellos�alumnos/as�que
sean�molestos�por�cualquier�motivo.�Los�criterios�serán�informados�y�aprobados�por�el�Claustro�y�recogidos�en�la�Programación
General�Anual.
3.�Los�Centros�de�Infantil�y�Primaria�podrán�disponer�del�aula�de�convivencia�si�lo�estiman�necesario,�con�las�necesarias
adaptaciones�a�sus�características�específicas.
Artículo�28.�Organización�del�aula�de�convivencia.
1.�En�la�etapa�de�Secundaria,�el�aula�de�convivencia�estará�atendida�por�profesorado�voluntario�que�dedique�el�tiempo�de
sus�guardias�a�la�atención�del�alumnado�que�asiste�al�aula�de�convivencia.
Este� profesorado� recibirá� la� formación� necesaria� para� atender� convenientemente� a� este� alumnado� y,� también,� se
comprometerá�a�participar�en�las�reuniones�de�coordinación�que�se�estimen�convenientes,�siempre�bajo�la�supervisión�del
responsable�de�la�convivencia.
2.�En�la�etapa�de�Infantil�y�Primaria,�cada�centro�estudiará�cómo�atender�a�este�alumnado,�más�frecuente�en�los�cursos
terminales�de�la�etapa.�El�equipo�directivo�contará�con�el�asesoramiento�del�responsable�de�convivencia�y�del�equipo�de
orientación�que�atienda�al�centro.�La�asistencia�al�aula�de�convivencia�ha�de�suponer�para�el�alumnado�la�oportunidad�de
aprender�estrategias�prácticas�de�interacción�social�adecuadas.
Artículo�29.�Las�correcciones�de�conductas�contrarias�a�la�convivencia�en�el�Documento�de�Normas�del�Centro.
Cada�centro�educativo�redactará�su�propio�documento�de�medidas�correctoras,�recogiendo�las�indicaciones�señaladas�en
el�artículo�22�de�la�presente�Orden.
Artículo�30.�Medidas�reparadoras.
1.�Las�medidas�reparadoras�buscan�que�los�alumnos�y�alumnas�sean�conscientes�de�que�han�hecho�algo�mal�y�asuman
la�responsabilidad�por�su�conducta.
2.�El�Documento�de�Normas�del�Centro�recogerá�y�trabajará�aquellas�medidas�reparadoras�que�sean�necesarias�para�un
completo�tratamiento�de�las�situaciones�contrarias�a�la�convivencia�y�que�incluirán�necesariamente�la�obligación�de:
a)�La�reparación�del�daño�causado
b)�La�reconciliación�entre�las�personas�afectadas
c)�La�resolución,�en�la�medida�de�lo�posible,�de�las�causas�del�conflicto.
Artículo�31.�La�reparación�del�daño�causado.
1.�Si�el�daño�causado�afecta�a�bienes�materiales,�la�reparación�deberá�reponer�o�arreglar�los�daños�materiales�causados,
bien�mediante�el�compromiso�de�trabajo�para�su�restauración,�bien�mediante�abono�del�coste�económico�de�la�reparación�del
mismo.�Siempre�se�valorará�el�deterioro�intencionado�y�el�deterioro�fortuito�en�el�daño�causado,�obrando�en�consecuencia.
2.�Si�el�daño�es�moral�y�ha�sido�causado�a�personas�concretas,�la�reparación�pasará�por�dar�respuesta�a�las�necesidades
de�la�persona�dañada,�la�petición�formal�de�disculpas,�el�reconocimiento�de�la�actitud�incorrecta�hacia�dicha�persona�y�la
intención�clara�de�que�el�suceso�no�se�vuelva�a�repetir.�El�centro�establecerá�la�forma�concreta�de�llevar�a�cabo�esta�reparación.
3.�Se�llevarán�también�a�cabo�medidas�encaminadas�a�la�recuperación�de�la�relación,�utilizando�la�mediación�o�cualquier
otro�procedimiento�para�recuperar�la�relación�y�para�evitar�la�repetición�de�sucesos�similares.�Deben,�por�ello,�preverse�medidas
y�acciones�dirigidas�a�garantizar�la�reconciliación.
4.� Igualmente� debe� abordarse� el� tratamiento� causal� de� los� conflictos,� evitando� quedarse� en� tratamientos� meramente
sintomáticos,�ineficaces�a�la�hora�de�impedir�la�repetición�de�situaciones�parecidas.
Artículo�32.�Exclusión�de�sanciones�colectivas.
1.�No�se�aplicarán�sanciones�colectivas�a�toda�la�clase�o�a�un�grupo�de�alumnos�y�alumnas�cuando�resulte�imposible�la
identificación�de�los�responsables�de�un�deterioro�material�o�moral.�La�justicia�y�la�presunción�de�inocencia�deben�prevalecer
sobre�la�sanción�colectiva,�y�debe�plantearse�una�reflexión�sobre�lo�sucedido�en�el�marco�de�la�acción�tutorial.
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2.�Toda�actuación�debe�orientarse�al�restablecimiento�de�la�convivencia,�lo�cual�requerirá�el�compromiso�de�todo�el�grupo
y�la�puesta�en�marcha�de�comportamientos�positivos�que�demuestren�un�claro�interés�en�la�recuperación�y�el�mantenimiento
del�bienestar�en�el�aula�y�en�el�centro.
Artículo�33.�Las�medidas�reeducativas.
1.�Las�medidas�reeducativas�deben�elaborarse�e�implementarse�con�aquellos�alumnos�y�alumnas�que�sean�reincidentes�e
incumplan�de�modo�sistemático�las�normas.�Su�objetivo�principal�es�desarrollar�en�este�alumnado�las�competencias�necesarias
para�una�buena�convivencia,�dentro�y�fuera�del�centro,�trabajando�de�manera�específica�las�cuatro�competencias�señaladas
en�el�Título�VI�del�Decreto�31/2022,�que�regula�la�convivencia�en�los�centros�educativos.
Para�ello,�desde�el�aula�de�convivencia�y�bajo�la�supervisión�del�coordinador�de�convivencia,�se�elaborará�un�programa
de�actuaciones�específicas,�que�incluyan,�entre�otros,�los�siguientes�contenidos:
a)�Las�habilidades�de�pensamiento,�que�les�lleven�a�un�análisis�adecuado�de�lo�que�está�pasando�y�de�las�alternativas
existentes.
b)�Las�competencias�emocionales�y�su�aplicación�a�las�situaciones�de�quiebra�de�la�convivencia�para�su�evitación,
c)�Las�habilidades�sociales�necesarias�para�la�convivencia,�con�especial�énfasis�en�la�comunicación�no�violenta,�el
desarrollo�de�la�empatía�y�la�gestión�pacífica�de�los�conflictos.
d)�La�potenciación�de�los�valores�éticos�y�de�la�conciencia�moral,�base�de�la�adecuada�convivencia�positiva.
2.� Se� evitará� siempre� la� actuación� exclusiva� sobre� la� conducta� del� alumno/a,� sin� tener� en� cuenta� las� emociones� y
pensamientos�que�la�sustentan�y�sirven�de�apoyo,�así�como�su�contexto�sociofamiliar�y�su�aceptación�e�inclusión�por�parte
del�grupo�en�el�aula�ordinaria.
Artículo�34.�Aplicación�de�medidas�reeducativas.
1.�Las�medidas�reeducativas�irán�orientadas�a�la�inclusión�de�un�alumno�o�alumna�en�el�grupo,�reforzando�su�motivación
y�sentido�de�pertenencia,�Estas�medidas�deberán�estar�incluidas�en�el�Documento�de�Normas�del�Centro.
En�estas�medidas�reeducativas�podrán�incorporarse�actividades�de�salida�fuera�del�centro,�como�visitas�a�museos,�a
teatros,�viajes�de�fin�de�curso�y�visitas�a�otros�países,�o�la�participación�en�las�actividades�extraescolares�organizadas�en
el�centro.
2.�El�valor�de�inclusión�del�alumnado�debe�prevalecer�sobre�cualquier�otra�consideración.�No�podrán�incorporarse�medidas
que�impliquen�actuaciones�destinadas�a�no�permitir�al�alumnado�asistir�a�este�tipo�de�actividades�debido�a�otras�faltas�de
comportamiento�que�hayan�tenido�lugar�en�el�centro.�Debe�fomentarse�la�participación�en�las�mismas�como�un�medio�de
mejorar�la�actitud�e�integración�en�la�clase�y�en�el�centro.
3.�Todos�los�centros�organizarán�a�principio�de�curso�actividades�de�este�tipo�para�fomentar�la�integración�del�alumnado
y�el�refuerzo�de�la�convivencia�en�todos�los�grupos-
Artículo�35.�Los�compromisos�educativos.
Dentro�de�las�medidas�reeducativas�se�prestará�especial�atención�a�los�compromisos�educativos,�individuales�o�de�grupo,
que�pueden�llevarse�a�cabo�entre�el�centro�y�determinados�alumnos�y�alumnas.
Son�documentos�que�recogen�los�compromisos�concretos�que�aceptan�tanto�los�alumnos/as�como�el�propio�centro,�con
el�plan�de�seguimiento�de�los�mismos�y�la�evaluación�final�de�lo�conseguido.�Pueden�adquirir�distintas�formas:
a)�Compromisos�de�aula�para�la�elaboración�de�las�normas�y�las�correcciones�a�las�conductas�contrarias�a�las�mismas
b)� Compromisos� de� grupo� para� la� revisión� de� las� normas� y� correcciones,� vinculados� a� situaciones� y� problemas
concretos�que�hayan�tenido�lugar.
c)� Compromisos� individuales� de� comportamiento� y� aprendizaje� con� la� participación� de� las� familias,� fijando� los
compromisos�del�alumno/a�y�la�forma�de�seguimiento�por�parte�del�tutor/a�y�de�las�familias.
d)�Compromisos�de�comportamiento,�identificando�las�conductas�que�el�alumno/a�se�compromete�a�erradicar
e)�Compromisos�proactivos�de�alumnos/as�que,�individualmente�o�en�grupo,�aprovechen�para�comprometerse�no
solo�en�evitar�fallos�de�convivencia,�sino�en�adoptar�y�poner�en�práctica�medidas�de�bienestar.
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Para�la�formulación�de�estos�compromisos�reeducativos�se�seguirán�los�pasos�habituales�en�la�redacción�de�proyectos:
diseño,�concienciación,�establecimiento�de�los�compromisos�y�de�las�consecuencias�de�su�incumplimiento,�acuerdo�y�difusión,
aplicación�y�seguimiento�del�mismo.
Artículo�36.�Las�medidas�preventivas�para�la�convivencia.
1.� Son� medidas� dirigidas� a� crear� las� condiciones� favorables� para� una� buena� convivencia,� poniendo� en� marcha
determinadas�actuaciones�que�previenen�y�se�adelantan�a�la�aparición�de�situaciones�contrarias�a�la�convivencia.�Surgen�de�la
observación�de�los�factores�de�riesgo�existentes�en�el�entorno�y�en�el�propio�centro�y�responden�a�las�necesidades�detectadas
tanto�en�el�día�a�día�como�en�el�desarrollo�de�la�convivencia�en�cursos�anteriores.
2.�Las�medidas�preventivas�se�organizan�bajo�la�forma�de�planes�y�proyectos,�y�afectan�a�todo�el�centro.
Vinculados� a� las� grandes� áreas� de� actuación,� y� sin� ánimo� de� exhaustividad,� pueden� señalarse� los� siguientes� planes
habituales�en�los�centros:
a)�Asistencia�y�puntualidad:
1.�Plan�de�acogida�a�los�nuevos�alumnos/as,�al�profesorado�y�a�las�familias.
2.�Plan�de�prevención�del�absentismo
b)�Cuidado�del�material�del�centro:
1.�Plan�de�cuidado�del�centro
c)�Actividad�académica:
1.�Plan�de�atención�a�la�diversidad
2.�Planes�de�mejora�del�aprendizaje
3.�Plan�PROA+
4.�Planes�relacionados�con�los�ODS
5.�Planes�de�trabajo�en�el�entorno:�Aprendizaje-Servicio
d)�Relaciones�personales:
1.�Plan�de�prevención�del�acoso�y�ciberacoso
2.�Plan�de�coeducación
3.�Plan�de�mediación
4.�Plan�de�prácticas�restaurativas
e)�Salud�e�higiene:
1.�Plan�de�educación�afectivo-sexual
2.�Plan�de�prevención�de�la�drogadicción
3.�Plan�de�bienestar�y�salud�emocional
Artículo�37.�Los�protocolos�de�intervención.
Los� protocolos� son� guías� estandarizadas,� útiles� para� la� actuación,� que� organizan� las� diferentes� respuestas� que� va� a
dar� el� centro� ante� las� situaciones� de� quiebra� de� la� convivencia,� fijando� la� aplicación� secuenciada� de� las� medidas� y� las
responsabilidades�de�los�distintos�actores�para�que�el�dispositivo�se�ponga�en�marcha�con�celeridad.
Deberán� incluir� las� responsabilidades� del� profesorado,� según� lo� establecido� en� el� artículo� 13� de� la� presente� Orden.
Incluirán,�también,�las�responsabilidades�del�alumnado,�estimulando�su�participación�y�responsabilidad�en�el�establecimiento
y�aplicación�de�las�medidas�de�mantenimiento�de�un�clima�de�convivencia�positivo.
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Artículo�38.�Aplicación�de�los�protocolos�de�intervención.
Las�medidas�sancionadoras,�reparadoras,�reeducativas�y�preventivas�secuenciadas�en�los�protocolos�de�intervención�y
recogidas�en�el�Documento�de�Normas�del�Centro�deberán�elaborarse�siguiendo�lo�dispuesto�en�el�artículo�27�del�Decreto
31/2022,�de�1�de�junio.
Asimismo,� deberán� concretar� las� responsabilidades� y� tareas� de� cada� nivel� de� actuación.� Como� mínimo,� las
correspondientes�al�profesorado�en�su�aula,�a�la�tutoría,�al�equipo�directivo,�a�los�equipos�de�alumnos/as,�al�departamento
de�orientación�y�a�la�persona�que�ejerza�la�coordinación�de�convivencia,�protección�y�bienestar,�además�de�aquellas�otras
instancias�que�se�consideren�oportunas�y�adecuadas�a�su�propio�centro.�Asimismo,�fijarán�las�coordinaciones�que�deben
establecerse�entre�los�diferentes�niveles�de�actuación.
Artículo�39.�La�observación�de�las�conductas�contrarias�a�la�convivencia.
El�centro�educativo�deberá�seguir�la�evolución�del�estado�de�la�convivencia,�dando�participación�en�este�proceso�a�toda
la�comunidad�educativa.
Para� ello,� creará� y� pondrá� en� funcionamiento� aquellas� estructuras� que� considere� necesarias,� como� los� círculos� de
convivencia,�la�comisión�de�convivencia�y�similares.
Trimestralmente,�estos�grupos�darán�información�en�el�Consejo�Escolar�del�seguimiento�realizado�y�de�los�principales
logros�y�obstáculos�detectados�en�la�mejora�de�la�convivencia.�El�profesorado�presente�en�estas�estructuras�informará�al
claustro�sobre�estos�mismos�temas.
El�coordinador�de�convivencia,�protección�y�bienestar�colaborará�con�estas�estructuras�y�facilitará�el�material�necesario
para�poder�llevar�a�cabo�este�trabajo�de�observación,�consulta�y�recopilación�de�evidencias.
Artículo�40.�Formación�del�profesorado�para�la�aplicación�de�estas�medidas.
Todos�los�años,�en�el�Plan�Anual�de�Formación�del�Profesorado,�el�organismo�responsable�de�la�formación�incluirá�una
línea�prioritaria�de�formación�sobre�el�establecimiento�de�normas,�medidas�de�corrección�de�las�conductas�contrarias�a�la
convivencia,�gestión�de�aula�y�otras�materias�contempladas�en�la�presente�Orden.
TÍTULO�III
La�gestión�del�aula
Artículo�41.�Enfoque�general.
1.�El�aula�es�el�lugar�donde�se�lleva�a�cabo�la�acción�educativa�por�parte�del�profesorado�y�de�su�alumnado.�Todo�lo�que
sucede�en�el�aula�es�una�relación�entre�personas�que�aprenden�en�relación�las�unas�con�las�otras,�y�de�la�calidad�de�esta
interacción�depende�la�calidad�de�las�actividades�de�enseñanza�y�de�aprendizaje�en�el�marco�de�una�formación�integral�del
ser�humano.
2.�De�ahí�que�sea�de�aplicación�lo�planteado�en�artículos�anteriores�de�la�Orden,�y,�en�concreto:
a)�Es�necesario�tener�en�cuenta�que�en�el�aula�todo�está�relacionado�con�todo.�Lo�que�se�trabaja,�cómo�se�trabaja,
la�relación�personal�y�el�resto�de�factores�presentes.�Desde�el�enfoque�sistémico-ecológico�no�hay�que�pedirle�cambios
en�su�conducta�solamente�al�alumno/a,�hay�que�revisar�todos�los�factores�presentes.
b)�Cuando�un�problema�persiste�o�un�planteamiento�no�funciona,�es�necesario�cambiar�de�estrategia.�Si�seguimos
haciendo�las�cosas�del�mismo�modo,�los�resultados�serán�siendo�siempre�los�mismos.
c)�Resulta�muy�difícil�dar�propuestas�concretas,�pautas�de�actuación�válidas�para�todas�las�situaciones�que�pueden
aparecer�en�el�aula.�Por�eso�se�insiste�en�los�planteamientos�básicos�que�subyacen�a�la�acción�en�el�aula�y�al�desarrollo
de�determinadas�competencias�por�parte�del�profesorado,�que�le�permitan�poder�dar�respuesta�a�las�variadas�y�diversas
situaciones�que�va�a�tener�que�gestionar.
3.�Las�reuniones�de�equipo�docente,�de�departamento�o�de�todo�el�claustro�deberán�tratar�estos�aspectos,�claves�para
el�buen�funcionamiento�del�aula.
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Artículo�42.�Programar�lo�académico�y�lo�relacional.
Por�lo�general,�todo�el�profesorado�en�las�diversas�etapas�en�las�que�lleva�a�cabo�su�trabajo,�hace�una�programación�de
su�materia�y�del�tratamiento�académico�que�va�a�hacer.
Cada�vez�se�pone�de�manifiesto�más�claramente�el�papel�del�profesorado�como�facilitador�de�aprendizajes,�y�no�tanto
como�la�persona�que�explica�una�determinada�materia.�Todo�ello�reforzado�por�el�enfoque�competencial�del�nuevo�currículum
vigente.
De�ahí�que�sea�necesario�que�el�profesorado�deba�planificar�mucho�más�que�los�contenidos�de�su�materia.�El�profesorado
debe�preparar�y�planificar�cómo�conectar�con�su�alumnado,�cómo�motivarlo,�escucharlo,�entusiasmarlo,�corregirlo,�ponerle
límites,�respetarle,�cómo�negociar�con�ellos�y�ellas�determinados�aspectos,�cómo�hacerles�advertencias,�elogios,�exigirles�y,
en�definitiva,�cómo�va�a�llevar�a�la�práctica�aquellas�competencias�socioemocionales�imprescindibles�para�la�buena�gestión
del�aula.
En�el�inicio�de�curso�escolar�deberá�realizarse�una�evaluación�cero�que�deberá�centrarse�fundamentalmente�en�estos
aspectos�socioemocionales�y�en�las�medidas�que�hay�que�adoptar�para�su�refuerzo.
Artículo�43.�La�orientación�general�de�la�práctica�docente.
Para�ser�eficaz�en�la�buena�gestión�del�aula,�será�necesario�plantearse�el�modelo�y�los�valores�básicos�que�están�presentes
en�la�forma�de�organizar�la�enseñanza.�No�es�suficiente�contentarse�con�unas�técnicas�concretas,�es�necesario�ir�a�la�raíz�de
los�planteamientos�existentes.�Los�ámbitos�básicos�de�actuación�que�deben�potenciarse�y�reforzarse�en�la�gestión�del�aula�son:
a)�Reforzar�la�inclusión�de�todos�los�alumnos�y�alumnas.
b)�Cuidar�el�bienestar�emocional�del�alumnado,�recuperarlos�como�personas.
c)�Dar�prioridad�explícita�en�el�curriculum�a�la�educación�en�valores.
d)�Enseñar�y�trabajar�las�relaciones�prosociales�y�la�gestión�pacífica�de�los�conflictos.
e)�Reforzar�el�trabajo�en�equipo�de�los�y�las�docentes.
Artículo�44.�Comprender�lo�que�sucede�en�el�aula.
1.�Para�conseguir�una�buena�gestión�del�aula�es�necesario�que,�previamente,�el�profesorado�sea�consciente�de�lo�que
sucede�en�la�misma�y�de�las�conductas�de�sus�alumnos�y�alumnas.
2.�Ante�episodios�de�conductas�disruptivas,�el�profesorado�debe�responder,�de�forma�individual�y�junto�con�el�resto�del
equipo�de�profesores�y�profesoras,�las�siguientes�preguntas:
a)� Qué� conductas� tienen� el� alumnado� en� clase.� Sin� juzgarlas� ni� evaluarlas,� describir� su� comportamiento� con� el
máximo�detalle.
b)�Por�qué�se�comportan�de�esa�manera:�factores�que�explican�dichas�conductas,�sean�inmediatos�y�recientes�o
sean�de�más�largo�recorrido�y�vinculados�al�historial�académico�de�esa�persona.
c)�Para�qué�se�comportan�así:�qué�es�lo�que�van�a�conseguir,�cuál�es�la�necesidad�no�cubierta�que�quieren�satisfacer
y�dar�respuesta�con�dicha�conducta
d)�Dónde�lo�hacen:�materias,�horario,�profesorado�y�otros�factores�que�pueden�ayudar�a�la�comprensión.
3.�Los�niveles�de�análisis�de�lo�que�sucede�en�el�aula�deberán�responder�siempre�a�los�siguientes�ámbitos�de�actuación:
a)�Las�conductas�y�comportamientos�que�tienen�lugar
b)�Las�emociones�y�sentimientos�presentes�y�base�de�dichas�conductas
c)�Los�pensamientos�que�sustentan�y�desarrollan�dichas�emociones�y�sentimientos.
Todo� ello� desde� una� perspectiva� descriptiva,� no� evaluadora� o� enjuiciadora,� sin� búsqueda� de� culpabilidades� o
intencionalidades�en�el�alumnado�y�su�comportamiento.
Artículo�45.�Elementos�clave�para�la�gestión�del�aula.
Los�elementos�clave�para�la�gestión�del�aula�serán�los�siguientes:
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a)�Las�relaciones�interpersonales�que�se�crean�en�el�aula:�el�clima�de�aula,�la�construcción�del�grupo,�la�comunicación
existente,�la�forma�de�gestionar�los�conflictos,�el�protagonismo�que�tiene�el�alumnado�en�la�gestión�del�aula
b)�Los�elementos�motores�del�alumnado:�las�emociones�y�sentimientos,�la�motivación�del�alumnado
c)� Los� elementos� internos� del� aula:� los� contenidos-métodos� y� forma� de� evaluación� que� se� pone� en� práctica,� la
organización�del�aula�y�el�centro,�las�normas�y�formas�de�corrección�de�las�conductas�disruptivas.
Artículo�46.�Las�relaciones�interpersonales�y�el�clima�de�aula.
1.�Crear�y�mantener�unas�buenas�relaciones�interpersonales�debe�ser�uno�de�los�objetivos�básicos�de�todo�profesor�y
profesora,�como�respuesta�a�las�necesidades�del�alumnado.
2.� Las� relaciones� interpersonales� son� un� elemento� fundamental� en� la� creación� del� clima� de� aula,� junto� con� las
características�físicas�y�ambientales�y�la�gestión�socioemocional�del�aula.
3.�Todo�profesor�o�profesora�deberá�revisar,�de�forma�habitual,�cómo�son�las�formas�de�interacción�que�mantiene�con�sus
alumnos/as�y�adoptar�las�medidas�que�sean�oportunas�para�su�mejora.
4.�El�profesorado�impulsará�medidas�positivas�de�comprensión�hacia�su�alumnado,�aceptando�la�diversidad�interindividual
e�intraindividual,�personalizando�la�relación,�interactuando�con�humor�compartido,�valorando�positivamente�a�su�alumnado.
5.�El�profesorado�evitará�relaciones�de�oposición�y�enfrentamiento,�que�son�muy�negativas�para�la�convivencia,�como
mantener� tensión� y� antagonismo� en� la� relación,� pasar� del� alumnado,� favorecer� a� unos� alumnos/as� más� que� a� otros� o
desacreditar�a�determinados�alumnos�o�alumnas.
Artículo�47.�La�construcción�del�grupo.
1.�Conforme�van�avanzando�los�cursos�en�las�etapas�obligatorias,�más�importancia�adquiere�la�tarea�de�construir�un�grupo
cohesionado�y�potente.�Este�grupo�será�un�factor�de�protección�frente�a�situaciones�de�maltrato,�potenciará�el�clima�positivo
del�aula�e�integrará�a�todo�el�alumnado�en�las�tareas�de�aprendizaje.
2.�Al�inicio�del�curso�escolar�el�profesorado�deberá�velar�por�la�construcción�de�un�grupo�que�abarque�los�siguientes
ámbitos�de�atención
a)�Hacer�grupo:�cuidando�la�presentación�y�el�conocimiento�entre�sus�miembros,�fomentando�el�aprecio�y�la�confianza
mutua.
b)� Cuidar� y� trabajar� una� buena� comunicación:� trabajando� un� lenguaje� preciso,� fomentando� la� escucha� activa,
desarrollando�procesos�para�la�toma�de�decisiones�colectiva�y�la�búsqueda�del�consenso.
c)� Establecer� mecanismos� de� cooperación:� frente� a� la� competitividad� entre� sus� miembros,� desarrollar� formas� y
concreciones�de�cooperación,�trabajándola�a�través�de�juegos,�danzas�o�deportes.
d)�Adoptar�una�forma�de�resolución�de�los�conflictos�que�pudieran�surgir:�saber�analizarlos,�trabajar�las�emociones
y�los�pensamientos,�y�también�buscar�acuerdos.
3.�Dentro�del�Plan�de�Acción�Tutorial,�se�dedicarán�las�sesiones�de�los�dos�primeros�meses�al�trabajo�de�constitución�y
refuerzo�del�grupo�y�a�la�discusión�de�las�normas�y�procedimientos�de�corrección.
Artículo�48.�Análisis�socioemocional�del�aula.
El�primer�paso�para�una�buena�gestión�del�aula�es�entender�por�qué�se�comportan�de�una�determinada�manera,�no�para
darles�la�razón,�sino�para�intentar�cambiarlos.�Son�muchos�los�factores�que�están�presentes�en�su�conducta�y�es�necesario
centrarse�en�aquellos�en�los�que�el�profesorado�puede�actuar.
El�alumnado�de�la�etapa�obligatoria�presenta�tres�tipos�de�necesidades�que�es�preciso�tener�en�cuenta�y�darles�respuesta:
necesidad�de�seguridad,�necesidad�de�pertenencia�y�necesidad�de�tener�éxito.�Sólo�si�ve�satisfechas�estas�necesidades,�un
alumno�o�alumna�estará�en�condiciones�de�dedicar�su�atención�al�aprendizaje.
Para� comprender� adecuadamente� las� necesidades� es� necesario� analizar� los� tres� elementos� presentes� en� todas� las
acciones�del�alumnado:�las�conductas,�las�emociones�y�los�pensamientos.
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BOLETÍN OFICIAL DE LA RIOJA Núm.205
Artículo�49.�Trabajar�y�aplicar�la�inteligencia�emocional.
1.�Todo�el�profesorado�que�imparta�clase�desde�Infantil�a�Secundaria�debe�haber�recibido�formación�y�estar�preparado
para�aplicar�y�desarrollar�la�inteligencia�emocional�en�su�aula.
2.�Siguiendo�el�modelo�establecido�para�trabajarla,�la�inteligencia�emocional�abarca�las�siguientes�competencias�clave:
a)�Conciencia�emocional,�autoconciencia.
b)�Regulación�emocional
c)�Autonomía�emocional
d)�Competencia�social�o�inteligencia�interpersonal
e)�Habilidades�de�vida�y�bienestar
3.�Desde�el�organismo�competente�en�la�formación�del�profesorado�se�organizarán,�con�carácter�permanente,�actividades
de�formación�para�la�puesta�al�día�del�profesorado�en�relación�con�estas�competencias.
Artículo�50.�La�motivación�del�alumnado.
La�falta�de�interés�y�de�motivación�en�el�alumnado�es�uno�de�los�problemas�que�más�preocupan�al�profesorado.�A�los
alumnos/as�les�cuesta�ver�la�utilidad�y�aplicación�de�lo�que�estudian,�sobre�todo�cuando�tienen�otras�vivencias�y�experiencias
que�les�resultan�más�atractivas.
El�profesorado�se�planteará�cambiar�distintos�elementos�presentes�en�el�proceso�de�enseñanza/aprendizaje,�que�lleven
como�consecuencia�cambios�en�el�interés,�motivación�y�actitud�del�alumnado,�dando�así�más�importancia�a�su�nuevo�papel
de�motivador�de�su�alumnado,�sin�limitarse�a�ser�solamente�transmisor�de�conocimientos.
Artículo�51.�Trabajar�la�motivación�del�alumnado.
1.� Para� poder� llevar� a� cabo� esta� tarea� de� motivación,� todo� profesor� o� profesora� deberá� plantearse� y� trabajar� con� su
alumnado�cuatro�preguntas�que�inciden�en�el�cambio�de�motivación:
a)�Los�objetivos:�para�qué�se�va�a�plantear�este�aprendizaje.
b)�Las�consecuencias:�qué�van�a�conseguir�con�esta�actividad,�para�qué�puede�ser�útil�aprender�lo�que�se�está
enseñando
c)�Las�expectativas�del�alumnado:�ver�si�serán�capaces�de�hacerlo�y�conseguirlo
d)�La�valoración�del�esfuerzo:�tratar�merece�la�pena�hacer�lo�que�han�de�hacer,�por�qué�les�compensa�este�esfuerzo
2.�La�motivación�del�alumnado�debe�programarse�y�planificarse�con�la�misma�intensidad�que�se�planifican�los�contenidos
y�la�metodología�de�una�determinada�materia�y�evaluar�su�eficacia�de�una�manera�continua.
Artículo�52.�Los�elementos�internos�del�aula.
Los� contenidos� seleccionados,� las� metodología� y� situaciones� de� aprendizaje� pensadas,� la� organización� del� aula,� las
normas�de�clase,�la�forma�de�responder�a�las�conductas�disruptivas�y�el�resto�de�elementos�presentes�en�el�aula�son�factores
clave�en�la�gestión�del�aula.�Lejos�de�centrarse�exclusivamente�en�el�cambio�que�debe�llevar�a�cabo�un�alumno/a�determinado,
es�necesario�analizar�cómo�se�gestionan�estos�elementos�e�introducir�en�ellos�los�cambios�que�se�considere�necesarios�para
cambiar�el�comportamiento�del�alumnado.
Artículo�53.�Conductas�que�se�deben�evitar�dentro�del�aula.
Se�evitarán�estas�conductas�en�la�relación�interpersonal�dentro�del�aula:
a)�Prestar�atención�selectiva�a�determinados�alumnos�o�alumnas.
b)�Expulsar�de�clase�con�frecuencia
c)�Hablar�por�el�móvil�en�clase,�sin�justificación
d)�No�escuchar
e)�No�ser�objetivo�al�gestionar�los�conflictos
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f)�No�pedir�nunca�disculpas
g)�No�llamar�a�los�alumnos/as�por�su�nombre
h)�Llegar�tarde�o�salir�antes�de�la�hora
i)�Mantener�siempre�la�misma�metodología�y�disposición�del�alumnado�en�el�aula
j)�No�llevar�la�clase�preparada
k)�Magnificar�los�fracasos�del�alumnado�e�invisibilizar�el�éxito
l)�Dar�explicaciones�confusas�y�aburrir�con�sus�explicaciones
Artículo�54.�Estrategias�para�la�gestión�de�las�conductas�disruptivas�en�el�aula.
1.� El� profesorado� deberá� tener� preparadas� un� conjunto� de� estrategias� para� intervenir� ante� la� aparición� de� conductas
disruptivas.�Estas�estrategias�deberán�estar�graduadas,�de�manera�que�el�profesorado�pueda�guardando�la�proporcionalidad
con�la�conducta�del�alumno�o�alumna�concretos.
2.�El�Documento�de�Normas�del�Centro�recogerá�estas�orientaciones�para�la�gestión�de�las�conductas�disruptivas�del
alumnado,�que�deberá�planificar�las�siguientes�actuaciones:
a)�Supervisión�silenciosa.
b)�Indicaciones�verbales.
c)�Cambiar�de�sitio�al�alumno/a.
d)�Indicar�al�alumno/a�las�posibles�consecuencias�de�su�conducta.
e)�Dar�varias�opciones�de�conducta�y�tarea,�para�que�el�alumno/a�elija.
f)�Poner�una�notificación�en�la�agenda�del�alumno/a.
g)�Sanción�en�el�recreo.
h)�Hablar�al�finalizar�la�clase�con�el�alumno�o�alumna.
i)�Hablar�con�el�alumno�o�alumna�y�llegar�a�un�acuerdo�escrito.
j)�Hablar�con�el�tutor�o�tutora.
k)�Hablar�con�la�familia.
l)�Sanción�recuperadora:�séptima�hora,�tareas�para�casa.
m)�Amonestación�escrita.
3.El�profesorado�evitará�siempre�entrar�en�confrontación�directa�con�el�alumno�con�un�comportamiento�disruptivo�o�alumna;
por�el�contrario,�deberá�llamarle�la�atención�de�forma�breve�y�contundente�y�dejar�para�después�de�la�clase�la�posible�réplica
o�contestación�del�interesado�o�interesada.
TÍTULO�IV
Programas�para�la�creación�y�consolidación�del�grupo
CAPÍTULO�I
Los�programas�de�mediación
Artículo�55.�El�programa�de�mediación�entre�iguales.
1.�Se�entiende�por�programa�de�mediación�un�proceso�formal�consistente�en�la�gestión�pacífica�de�los�conflictos�donde�un
participante�externo�y�multiparcial�acompaña�a�los�participantes�y�protagonistas�del�conflicto�para�que�construyan�un�acuerdo
voluntariamente.
2.�Se�trata�de�un�proceso�con�las�siguientes�características:
a)�No�es�un�juicio�ni�un�arbitraje
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b)�Es�voluntaria,�confidencial�y�preventiva
c)�Implica�un�esfuerzo�de�las�partes�por�entenderse,�las�decisiones�se�adoptan�libremente
d)�Se�basa�en�el�binomio�ganar-ganar
e)�Puede�ser�muy�útil�para�la�reconstrucción�de�las�relaciones
f)�Intervienen�como�facilitadores�otras�personas,�los�mediadores/as
g)�Empodera�a�los�protagonistas�ya�que�promueve�el�desarrollo�moral.
Artículo�56.�Implantación�del�programa�de�mediación.
Los�centros�educativos,�antes�de�poner�en�marcha�el�proceso�de�mediación,�crearán�las�condiciones�adecuadas�para�su
desarrollo:�despertando�el�interés�y�del�programa�y�sustituyendo�a�otros�planteamientos�más�punitivos�y�sancionadores.
Para�ello,�antes�de�iniciar�su�implantación,�será�necesario�llevar�a�cabo�una�tarea�de�información,�de�explicación�sobre�lo
fundamental�del�programa�y�de�concienciación�sobre�su�importancia�y�utilidad.
Sólo�cuando�la�comunidad�educativa�del�centro�haya�reconocido�su�importancia�y�aceptada�su�puesta�en�práctica,�podrá
empezarse�la�tarea�de�su�puesta�en�marcha.
Artículo�57.�Equipo�responsable�del�programa�de�mediación.
1.�Cuando�un�centro�decida�implantar�el�programa�de�mediación,�deberá�formar�un�equipo�mixto,�compuesto,�a�ser�posible,
por�profesorado,�alumnado,�personal�no�docente�y�familias,�encargado�de�la�gestión�y�aplicación�del�programa.�El�equipo�será
coordinado�por�la�persona�responsable�de�la�convivencia�en�el�centro�educativo.
2.�Este�equipo�será�el�responsable�de�la�selección�de�las�personas�mediadoras,�de�organizar�su�formación�y�de�celebrar
las�reuniones�periódicas�de�coordinación�que�se�estimen�oportunas.
3.�Dispondrá�de�una�local�fijo,�sede�del�programa,�bien�identificado�por�todos�los�miembros�de�la�comunidad�educativa,�al
que�podrán�dirigirse�todas�aquellas�personas�que�quieran�participar�en�el�programa�de�mediación�como�medio�para�gestionar
los�problemas�de�relación�interpersonal�que�hayan�aparecido.
Artículo�58.�Situaciones�y�conflictos�susceptibles�de�mediación.
1.�Podrán�gestionarse�desde�la�mediación�todos�aquellos�conflictos�de�relación�interpersonal�que�pueden�ocurrir�en�el
centro:�rumores,�insultos,�motes,�quejas,�malentendidos,�disputas�y�peleas,�amistades�que�se�han�deteriorado,�amenazas,�y
situaciones�que�desagradan�o�parecen�injustas.
2.�Favorecerán�el�proceso�de�mediación�actitudes�positivas�de�querer�solucionar�el�conflicto,�mostrando�la�voluntad�positiva
de�encontrar�alternativas�y�el�deseo�de�recuperar�la�relación.�Es�importante�valorar�que�las�personas�afectadas�por�el�conflicto
probablemente� continúen� en� el� centro� mucho� tiempo,� por� lo� que� es� importante� restablecer� y� recuperar� la� buena� relación
interpersonal.
3.�A�su�vez,�se�evitará�la�mediación�cuando�los�hechos�sean�muy�recientes�y�el�estado�emocional�de�las�partes�sea�de
gran�intensidad,�impidiéndoles�razonar.�También�se�evitará�cuando�haya�una�gran�diferencia�de�poder�y�no�sea�posible�un
diálogo�desde�la�igualdad.�Debe�evitarse,�igualmente,�en�los�casos�de�acoso�o�maltrato,�hasta�tanto�no�se�haya�reconocido�y
modificado�la�actitud�por�parte�del�agresor/a�y�el�alumno/a�victimizado�desee�y�acceda�a�este�tipo�de�encuentro.
4.�Cada�centro�establecerá�las�posibles�mediaciones,�tanto�entre�alumnos/as,�profesorado�y�sus�alumnos/as�o�familias/
profesorado.
5.�La�garantía�de�éxito�debe�ser�el�criterio�orientador�para�estas�formas�de�mediación,�convencidos�de�la�gran�utilidad�del
programa�para�sanar�y�restablecer�la�relación.
Artículo�59.�Selección�de�las�personas�mediadoras.
1.�Podrá�ser�mediador�o�mediadora�cualquier�persona�del�centro�que�acepte�estas�condiciones:
a)�Recibir�la�formación�inicial�necesaria
b)�Participar�en�los�casos�que�le�sean�asignados
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c)�Asistir�a�las�reuniones�periódicas�de�coordinación�y�de�actualización�de�la�formación�que�se�consideren�necesarias.
2.�Se�procurará�que�el�equipo�sea�numeroso�y�que�la�incorporación�a�la�mediación�sea�tutorizada�y�progresiva.
3.�Igualmente,�se�pondrá�a�disposición�del�equipo�el�numeroso�material�existente,�tanto�escrito�como�audiovisual,�para
su�empleo�en�la�formación.
4.�En�cuanto�a�la�selección�de�los�mediadores/as,�se�adoptará�el�método�que�apruebe�el�equipo�coordinador�del�programa:
por�elección�de�los�propios�compañeros/as,�por�designación�de�los�tutores/as�o�por�un�sistema�mixto.
5.�Los�equipos�directivos�reconocerán�en�el�expediente�académico�del�alumno/a�su�trabajo�de�mediación,�como�forma�de
agradecer�su�contribución�a�la�mejora�de�la�convivencia�en�el�centro.
Artículo�60.�La�puesta�en�práctica�del�proceso�de�mediación.
Son�muchas�las�formas,�etapas,�apartados�y�maneras�de�llevar�a�cabo�el�proceso�de�mediación.�El�equipo�responsable�del
programa�encontrará�la�forma�que�más�se�adecúe�a�las�características�y�necesidades�del�centro.�Con�las�debidas�adaptaciones,
el�proceso�podrá�desarrollarse�en�todas�las�etapas�educativas,�desde�la�etapa�de�Infantil�a�la�de�Bachillerato�y�Ciclos�de�FP,
pasando�por�las�etapas�de�Primaria�y�de�Secundaria.
Con�las�debidas�adaptaciones,�el�proceso�de�mediación�debe�responder�siempre�a�tres�preguntas:
a)�Qué�es�lo�que�nos�ha�pasado
b)�Cuáles�son�los�intereses�comunes
c)�La�forma�en�la�que�vamos�a�resolver�el�conflicto
Artículo�61.�La�mediación�como�cultura�del�centro.
La� mediación� deberá� verse� como� un� proceso� educativo,� decisorio� y� colaborativo,� que� consigue� y� lleva� a� un� fuerte
crecimiento�moral�y�no�sólo�como�una�mera�técnica.�Una�vez�implantada�la�mediación�en�el�centro�educativo,�el�equipo�directivo
tendrá�que�mantener�la�coherencia�entre�los�planteamientos�básicos�y�la�forma�de�gestionar�los�conflictos�que�vayan�surgiendo,
sin�que�puedan�entrar�en�contradicción�ambos�planteamientos.
CAPÍTULO�II
Las�prácticas�restaurativas
Artículo�62.�Definición�de�prácticas�restaurativas.
1.�Se�entiende�por�prácticas�restaurativas�el�conjunto�de�acciones�basadas�en�un�enfoque�relacional,�humanizador�y�no
violento�y�que�incluyen�un�conjunto�de�herramientas�para�gestionar�relaciones,�crear�comunidad�y�resolver�conflictos�con�la
finalidad�de�mejorar�la�convivencia�y�fortalecer�los�vínculos�afectivos.
2.�Dichos�conflictos�deben�ser�entendidos�como�una�oportunidad�de�aprendizaje,�promoviendo�la�responsabilización�de
cada�uno/a�sobre�sus�propias�acciones�y�consecuencias,�conectando�emoción,�pensamiento�y�necesidad.
3.�Los�beneficios�que�deben�conseguir�las�prácticas�restaurativas�son�los�siguientes:
a)�El�aprendizaje�de�habilidades�socioemocionales.
b)�La�promoción�de�habilidades�y�actitudes�prosociales
c)�La�minimización�del�maltrato�entre�iguales�y�de�los�conflictos�graves�de�convivencia.
d)�La�reducción�de�las�expulsiones�y�del�absentismo
e)�El�desarrollo�de�las�competencias�necesarias�para�una�buena�convivencia.
Artículo�63.�El�enfoque�restaurativo:�concepto�y�valores.
1.�El�enfoque�restaurativo�debe�implementarse�para�desarrollar�e�implantar�un�enfoque�global�y�habitual�de�la�gestión�de
la�convivencia�en�las�aulas�caracterizado�por�una�actitud�proactiva�y�preventiva,�practicado�por�el�equipo�educativo,�y�cuyos
valores�y�principios�son�asumidos�y�aplicados�por�todo�el�centro.
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2.�El�enfoque�restaurativo�plantea�pasar�de�un�sistema�de�control�del�alumnado�desde�las�normas�a�la�gestión�de�las
relaciones�de�manera�más�horizontal,�democrática�y�participativa,�dejando�de�lado�el�sistema�punitivo�rígido,�jerárquico�y
autoritario�que�busca�en�el�alumno/a�la�actitud�de�obediencia�y�conformidad.
3.�El�enfoque�restaurativo�propone�un�cambio�en�profundidad�que�exige,�a�su�vez,�un�cambio�de�mentalidad�en�todos
los�miembros�de�la�comunidad�educativa,�un�cambio�en�el�sistema�de�la�gestión�del�día�a�día�y�un�cambio�de�estructuras
en�el�propio�centro.
4.�El�enfoque�restaurativo�exige�una�formación�inicial�y�continua�en�el�equipo�docente�para�desarrollar�una�mente�abierta,
competencias�emocionales�y�de�relación�que�contribuyan,�de�manera�motivada,�a�este�cambio�imprescindible
Artículo�64.�Otras�características�del�enfoque�restaurativo.
1.�El�modelo�restaurativo�supone�la�resolución�de�los�problemas�de�convivencia�de�manera�colaborativa,�responsabilizadora
y�reparadora.
2.�El�enfoque�restaurativo�parte�de�valores�concretos,�que�deben�estar�presentes�en�las�prácticas�restaurativas:�la�equidad,
la�igualdad,�el�respeto�por�los�puntos�de�vista�de�otras�personas,�el�aprecio�por�la�diversidad,�el�interés�por�las�emociones�de
las�personas,�y�otros�valores�importantes,�entre�los�que�destacan�los�siguientes:
a)�El�respeto�mutuo
b)�El�empoderamiento
c)�La�colaboración
d)�La�valoración�de�los�demás
e)�La�apertura,�confianza�y�tolerancia
f)�Las�habilidades�necesarias�de�alfabetización�emocional�y�relacional.
g)�Mantener�una�actitud�proactiva�y�preventiva�ante�los�conflictos
h)�Trabajar�'con'�los�alumnos�y�alumnas,�fomentando�su�actitud�participativa.
Artículo�65.�Principios�clave�para�el�enfoque�restaurativo.
Los�siguientes�principios�básicos�deberán�orientar�las�prácticas�restaurativas:
a)�Las�perspectivas�de�todos�y�cada�uno�son�únicas�y�valiosas.�Cada�persona�vive�la�realidad�y�los�conflictos�de�una
manera�diferente,�y�es�preciso�tener�en�cuenta�estas�perspectivas.
b)�Los�pensamientos�influyen�en�las�emociones�y�ambos�condicionan�las�acciones�de�cada�persona.�Es�importante
no�quedarse�sólo�en�lo�visible,�sino�profundizar�y�ver�qué�hay�por�debajo�de�las�conductas.
c)�Las�conductas�de�cada�persona�afectan�a�su�entorno�y�es�necesario�comprender,�desde�la�empatía,�dicho�impacto.
Es�necesario�ver�quiénes�han�sido�afectados�y�cómo�les�ha�afectado.
d)�Es�necesario�identificar�las�necesidades�antes�de�concretar�estrategias�para�resolver�el�conflicto.�En�cada�situación
las�personas�tendrán�diferentes�necesidades�y�sólo�dándoles�respuesta�restaurativa�podrá�resolverse�el�conflicto.
e)�Las�personas�que�forman�parte�de�un�conflicto�son�las�mejor�situadas�para�decidir�de�una�manera�cooperativa
cómo�resolverlo.�Son�los�involucrados�en�la�situación�quienes�deben�encontrarla�forma�de�resolverla�y�dar�respuesta
a�las�necesidades�identificadas.
Artículo�66.�Uso�de�preguntas�restaurativas.
La� gestión� relacional� en� los� centros� docentes� a� través� del� enfoque� restaurativo� podrá� llevarse� a� cabo� mediante
conversaciones,�individualmente�o�en�grupo,�en�las�que�se�planteen�preguntas�restaurativas�relativas�a�los�siguientes�aspectos:
a)�El�respeto�a�todos�los�puntos�de�vista�implica�poder�escuchar�de�forma�activa�y�sin�juzgar�a�cada�una�de�las
personas�implicadas.
b)�La�identificación�de�emociones�y�sentimientos�implica�la�alfabetización�emocional.
c)�Pensar�y�sentir�a�quién�afecta�nuestra�conducta�y�cómo�le�afecta�promueve�y�busca�la�empatía.
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d)�La�identificación�de�las�necesidades�implica�competencias�de�comunicación�no�violenta�y�asertiva.
e)�Que�sean�las�personas�afectadas�las�que�se�responsabilicen�y�tomen�las�decisiones�para�la�gestión�de�la�situación
fomenta�la�responsabilidad�compartida.
Artículo�67.�El�repertorio�de�prácticas�restaurativas.
1.�Las�prácticas�restaurativas�pueden�clasificarse�a�lo�largo�de�un�continuo,�desde�las�menos�formales�a�las�más�formales.
Todas�ellas�contribuyen�a�crear�un�ambiente�seguro�donde�las�personas�desarrollan�un�sentimiento�de�pertenencia�y,�a�la�vez,
promueven�la�participación�de�todos�los�miembros�de�la�comunidad�educativa,�reparando�las�relaciones�cuando�se�deterioran.
2.�Por�orden�de�complejidad,�de�las�más�informales�a�las�más�formales,�las�principales�prácticas�restaurativas�son�las
siguientes:
a)�Escucha�activa.�Escuchar�con�comprensión�y�cuidado,�nos�percatamos�de�lo�que�la�otra�persona�nos�comunica,
le�informamos�que�recibimos�lo�que�nos�dice�y�se�tienen�en�cuenta�las�emociones�y�sentimientos
b)� Expresión� y� declaración� afectiva.� Una� manera� específica� de� comunicarse� para� expresar� cómo� se� siente� uno
cuando� aparecen� comportamientos� indebidos� o� ejemplares.� Comunican� los� sentimientos� y� se� refiere� siempre� a� las
conductas�y�no�a�las�personas.
c)� Conversación� restaurativa� .Entre� la� expresión� afectiva� y� la� reunión� informal.� En� ella� se� utilizan� las� preguntas
restaurativas�señaladas�en�el�artículo�anterior.�Muy�útil�para�el�tratamiento�de�los�conflictos�del�día�a�día,�pequeños�para
la�comunidad�pero�importantes�para�los�protagonistas�que�los�viven.
d)�Reunión�informal.�Pequeñas�reuniones�restaurativas,�reuniones�no�formales�que�se�hacen�cuando�ha�sucedido
algún�pequeño�incidente�negativo�en�el�aula,�pasillo�o�patio.�Afecta�a�varias�personas�y�es�necesario�resolverlo�antes
de�que�vaya�a�más.
e)� Círculo� restaurativo.� Son� muchas� las� personas� implicadas� en� el� incidente� negativo,� sirve� para� ayudar� a� las
personas� a� responsabilizarse� y� comprometerse� individual� y� colectivamente,� llegando� a� acuerdos� y� posibilitando� su
seguimiento.�Los�círculos�siguen�un�proceso�pautado�y�ordenado,�que�debe�practicarse�y�entrenarse�de�forma�habitual.
Tienen,�a�su�vez,�múltiples�aplicaciones�en�el�día�a�día�de�los�centros.
f)�Reunión�formal�restaurativa.Son�respuestas�formales�a�algún�acto�que�ha�causado�un�daño�a�toda�la�comunidad,
donde�todos�los�involucrados�y�afectados�por�el�incidente�se�reúnen�con�un�facilitador�capacitado�para�explorar�qué
fue�lo�que�pasó,�quiénes�resultaron�afectados�y�qué�se�tiene�que�hacer�para�que�las�cosas�queden�bien�Requieren�el
reconocimiento�de�los�hechos�por�parte�de�la�persona�ofensora�e�implica�a�toda�la�comunidad�y�no�suelen�practicarse
a�nivel�de�centro�educativo.
Artículo�68.�La�implementación�del�programa�de�prácticas�restaurativas.
El�desarrollo�de�este�programa�implica�una�planificación�seria�y�rigurosa,�así�como�una�formación�específica�y�continuada.
Cada�centro�debe�decidir�la�introducción�paulatina�de�estas�prácticas�y�dar�los�pasos�necesarios�para�su�implantación.�Para
ello,�el�equipo�directivo�y�la�persona�que�coordine�los�temas�relacionados�con�la�convivencia�deberán�tener�en�cuenta�los
siguientes�pasos:
a)� Trabajar� la� concienciación� entre� toda� la� comunidad� educativa,� reflexionando� sobre� las� ventajas� y� aspectos
positivos�de�esta�forma�de�hacer.
b)�Planificar�la�formación�inicial�y�mantenerla�como�formación�permanente.
c)�Empezar�por�las�prácticas�informales�más�sencillas�e�ir�avanzando�poco�a�poco�hacia�prácticas�más�complejas.
d)�Incorporarlas�al�proyecto�educativo�del�centro�y�que�constituya�una�práctica�habitual�del�centro.
TÍTULO�V
Estructuras�de�apoyo�para�la�convivencia
CAPÍTULO�I
El�coordinador/a�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado
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Artículo�69.�Ámbito�de�aplicación.
1.� En� todos� los� centros� educativos� de� La� Rioja� sostenidos� con� fondos� públicos� existirá� la� figura� del� coordinador� o
coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado.
2.�La�misión�principal�del�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado�es�impulsar
y�desarrollar�en�el�centro�la�convivencia�positiva,�así�como�garantizar�la�protección�del�alumnado�frente�a�cualquier�tipo�de
violencia�,�promoviendo�la�conciencia�y�responsabilidad�conjunta�sobre�la�convivencia�y�protección�infantil�en�las�personas
adultas� de� la� comunidad� educativa,� fomentando� la� participación� infantil� en� dicha� protección� y� asegurando� la� calidad� y� la
coordinación�de�las�actuaciones�en�esta�materia.
3.�El�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado�velará�por�garantizar�la�coordinación
necesaria�para�lograr�la�colaboración�efectiva�entre�el�centro�educativo�y�los�demás�ámbitos�externos�al�centro,�respetando
los�marcos�competenciales�asignados�a�cada�uno�de�ellos.
Artículo�70.�La�figura�del�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado.
1.�El�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado�es�un�profesional�que�actúa�como
responsable�especializado,�en�el�asesoramiento�y�acompañamiento�en�el�trabajo�de�la�convivencia.
2.� Sus� funciones� se� pueden� agrupar� en� cinco� ámbitos� de� actuación,� que� se� organizarán� y� aplicarán� en� tres� niveles
fundamentales:�nivel�preventivo�primario,�nivel�de�intervención�secundario�y�nivel�de�recuperación�terciario:
a)�Planificación
b)�Prevención
c)�Formación
d)�Detección�y�alerta�temprana�de�situaciones�de�riesgo
e)�Intervención�educativa
3.�El�ámbito�de�las�funciones�del�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado�se
extenderán�más�allá�del�centro�educativo�hacia�los�ámbitos�familiar�y�comunitario�para�salvaguardar�los�posibles�riesgos�y
amenazas�en�la�vida�de�aquel,�incluyendo�la�extensión�virtual�de�estos�ámbitos�mediante�las�Tecnologías�de�la�Relación,�la
Información�y�la�Comunicación�(TRIC).
Artículo�71.�Funciones�del�coordinador/a�de�convivencia.
Las�funciones�encomendadas�al�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado�deberán
ser�al�menos�las�siguientes:
1.�Planificación,�prevención�y�formación
a)�Coordinar�con�la�dirección�del�centro�educativo�el�Plan�de�Convivencia.
b)� Colaborar� en� la� identificación� temprana� de� riesgos� y� en� la� elaboración� de� políticas� de� protección� del� centro
educativo.
c)�Idear,�planificar�y�coordinar�el�desarrollo�de�los�programas�que�impliquen�la�mejora�de�la�convivencia�en�el�centro.
d)�Promover�medidas�que�aseguren�el�máximo�bienestar�para�los�niños,�niñas�y�adolescentes,�así�como�la�cultura
del�buen�trato�a�los�mismos�y�entre�los�mismos.
e)�Fomentar�entre�el�personal�del�centro�y�el�alumnado�la�utilización�de�métodos�alternativos�de�resolución�pacífica
de�conflictos.
f)�Favorecer�el�respeto�a�los�alumnos�y�alumnas�con�diversidad�funcional�o�cualquier�otra�circunstancia�de�especial
vulnerabilidad�o�diversidad.
g)�Impulsar�la�participación�del�alumnado�y�la�familia�de�forma�positiva�con�el�centro.
h)�Promover�planes�de�formación�sobre�prevención,�detección�precoz�y�protección�de�los�niños,�niñas�y�adolescentes,
dirigidos�tanto�al�personal�que�trabaja�en�los�centros�educativos�como�al�alumnado�y�a�sus�familias�y�quienes�ejerzan
funciones�de�tutela,�guarda�o�acogimiento.
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i)�Detectar,�en�la�medida�de�lo�posible,�las�carencias�alimenticias�que�puedan�presentar�determinados�niños�y�niñas,
debidas�a�problemática�familiar�y�socioeconómica,�y�comunicarlo�a�la�instancia�correspondiente�para�su�gestión.
j)�Informar�al�personal�del�centro�sobre�los�protocolos�en�materia�de�prevención�y�protección�de�cualquier�forma�de
violencia�existentes�en�su�localidad�o�comunidad�autónoma.
k)�Elaborar�una�memoria�en�la�que�se�recojan�como�mínimo�las�actuaciones�realizadas,�una�valoración�del�trabajo
en� convivencia� en� el� curso� escolar� y� una� propuesta� de� mejora� para� el� curso� siguiente.� Todo� ello,� se� incluirá� en� la
Programación�General�Anual.
2.�Detección�temprana�de�situaciones�de�riesgo�e�intervención.
a)�Promover�estrategias�y�canales�de�comunicación�para�identificar�posibles�situaciones�de�riesgo�o�de�violencia
contra�niños�y�niñas�e�impulsar�la�adopción�de�medidas�de�intervención�en�el�marco�de�los�protocolos�previstos�por�parte
del�centro�educativo�y�los�servicios�sociales�competentes.
b)�Coordinar�de�acuerdo�con�los�protocolos�que�aprueben�las�administraciones�educativas,�los�casos�que�requieran
de�intervención�por�parte�de�los�Servicios�Sociales,�de�Justicia,�Fuerzas�y�Cuerpos�de�Seguridad�del�Estado�y�de�Sanidad
competentes,�debiendo�informar�a�las�autoridades�correspondientes,�si�se�valora�necesario,�y�sin�perjuicio�del�deber�de
comunicación�en�los�casos�legalmente�previstos.
c)�Establecer�en�aquellas�situaciones�que�puedan�implicar�un�tratamiento�ilícito�de�datos�de�carácter�personal�de
las�personas�menores�de�edad,�la�comunicación�inmediata�por�parte�del�centro�educativo�a�las�Agencias�de�Protección
de�Datos.
d)�Identificarse�ante�los�alumnos�y�alumnas,�ante�el�personal�del�centro�educativo�y,�en�general,�ante�la�comunidad
educativa,�como�referente�principal�para�las�comunicaciones�relacionadas�con�posibles�casos�de�violencia�en�el�propio
centro�o�en�su�entorno.
e)�Garantizar�la�adecuada�confidencialidad�en�las�intervenciones�y�promover�medidas�para�evitar�la�estigmatización
de�cualquiera�de�los�miembros�de�la�comunidad�escolar.
Recuperación�del�daño.
a)�Promover�medidas�para�garantizar�la�continuidad�educativa�de�niñas,�niños�y�adolescentes�víctimas�de�violencia
colaborando�desde�el�ámbito�educativo�a�la�superación�de�la�situación�traumática�y�su�recuperación�integral.
b)� Establecer� medidas� educativas� de� reflexión� y� modificación� de� conducta� que� ayuden� al� alumnado� agresor� a
reconducir�su�forma�de�actuar.
Artículo�72.�Designación�del�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado.
1.�El�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado�será�designado�por�el�Director
General�con�competencias�en�materia�de�innovación�educativa,�a�propuesta�de�la�dirección�del�centro�docente�sostenido�con
fondos�públicos,�valorando�los�méritos�y�la�idoneidad�de�la�persona�entre�el�profesorado�que�cumpla�los�siguientes�requisitos:
a)�Ser�personal�docente�de�los�centros�educativos�sostenidos�con�fondos�públicos�de�la�Comunidad�Autónoma�de
La�Rioja,�preferentemente�con�destino�definitivo�en�el�centro.�En�el�caso�de�que�no�se�cumpla�este�requisito,�se�podrá
nombrar�de�forma�excepcional�a�personal�docente�sin�destino�definitivo.�Igualmente�se�aconseja�que�el�equipo�directivo
y�el�orientador�u�orientadora�del�centro�no�asuman�esta�responsabilidad.
b)� Disponer� de� conocimientos,� experiencia� o� formación� en� el� fomento� de� la� convivencia� y� en� la� prevención� e
intervención�en�los�conflictos�escolares�o�disposición�para�ello.�Será�considerado�también�mérito�preferente�la�titulación
y�experiencia�de�trabajo�como�PTSC,�educador�social�o�cualquier�otro�puesto�vinculado�al�trabajo�con�la�comunidad
educativa.
c)�Asumir�el�compromiso�de�recibir�formación�inicial�y�continua�para�desarrollar�las�competencias�de�coordinador�o
coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado.
2.� El� nombramiento� se� realizará� por� un� período� de� dos� años,� prorrogables� por� otros� dos,� previa� evaluación� de� su
desempeño�por�parte�del�Servicio�de�Inspección.
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3.�El�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia�en�Secundaria�quedará�adscrito�al�Departamento�de�Orientación�y,�en
el�caso�de�Primaria,�al�equipo�directivo�del�Centro
Artículo�73.�Horario�de�los�coordinadores�y�coordinadoras�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado.
Mediante� Resolución� del� Director� General� con� competencias� en� materia� de� innovación� educativa� se� determinará� una
asignación�horaria�para�el�desempeño�de�las�funciones�de�los�coordinadores�y�coordinadoras.�Los�criterios�para�determinarla
serán�los�siguientes:
a)�Número�de�alumnado�matriculado�en�el�centro
b)�Número�de�unidades
c)�Porcentaje�de�alumnado�en�situación�de�vulnerabilidad.
Artículo�74.�Cese�de�los�coordinadores/as�de�convivencia.
El�coordinador�o�coordinadora�de�convivencia,�bienestar�y�protección�del�alumnado�cesará�en�sus�funciones:
a)�Al�término�de�su�mandato
b)�En�caso�de�cese�decidido�por�la�dirección�del�centro�docente,�a�propuesta�motivada�por�el�claustro�con�audiencia
del�interesado
c)�Por�cambio�de�centro�docente
d)�Por�renuncia�motivada�ante�la�dirección�del�centro.
Artículo�75.�Compromiso�de�los�centros�docentes�sostenidos�con�fondos�públicos.
1.� Los� centros� proporcionarán� los� espacios� y� medios� adecuados� para� que� el� profesional� que� asuma� la� función� de
coordinador�pueda�desarrollar�sus�funciones�de�la�forma�más�adecuada�posible.
2.�Los�centros�facilitarán�la�asistencia�del�coordinador�a�las�formaciones�necesarias�establecidas�desde�la�administración.
3.�Los�centros�educativos�proporcionarán�a�la�administración�la�información�requerida�sobre�la�selección�del�coordinador
de�convivencia.
CAPÍTULO�II
Estructuras�colectivas�de�apoyo
Artículo�76.�El�apoyo�organizativo�al�trabajo�de�la�convivencia.
1.�El�trabajo�de�la�convivencia�es�un�trabajo�a�corto,�medio�y�largo�plazo,�que�no�depende�sólo�de�la�buena�voluntad�de
algunas�personas.�Por�el�contrario,�necesita�apoyos�estructurales�en�la�organización�del�centro,�con�responsables�claramente
identificados�y�estructuras�individuales�o�colectivas�funcionales�y�efectivas.
2.�Por�ello,�los�centros�deberán�reflexionar�sobre�qué�estructuras�son�necesarias�en�el�centro�para�llevar�a�cabo�el�trabajo
de�la�convivencia�y�garantizar�su�permanencia�a�lo�largo�del�tiempo.�Estas�estructuras�deben�diseñarse�teniendo�en�cuenta�los
valores�imprescindibles�en�la�convivencia:�la�dignidad�de�todas�las�personas,�la�inclusión,�la�participación,�la�paz�y�el�rechazo
de�toda�forma�de�violencia,�el�cuidado�mutuo�de�las�personas�y�los�derechos�de�la�infancia.�Hay�que�buscar�la�coherencia
entre�estos�valores�y�la�forma�de�abordar�las�situaciones�de�quiebra�de�la�convivencia,�rechazando�que,�en�un�momento
determinado,�apliquemos�un�procedimiento�puramente�sancionador�y�en�otro�una�alternativa�restaurativa.
Artículo�77.�Características�de�las�estructuras�de�apoyo.
1.�La�red�de�apoyo�a�la�convivencia�debe�responder�a�tres�criterios�básicos:
a)�Necesidad:�que�sea�necesaria�como�soporte�de�las�acciones�a�favor�de�la�convivencia.
b)�Funcionalidad:�que�sea�funcional�y�no�meramente�burocrática,�respondiendo�a�las�necesidades�existentes.
c)�Eficacia:�que�lleve�a�alcanzar�y�conseguir�los�objetivos�planteados.
2.�Estos�criterios�deben�aplicarse�a�todas�las�estructuras�que�se�pongan�en�marcha,�sean�obligatorias�por�la�norma,�sean
de�iniciativa�del�propio�centro.
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Artículo�78.�Estructuras�colectivas�de�apoyo�a�la�convivencia.
Se�definen�como�soportes�estructurales�que�dinamizan�y�mantienen�las�actuaciones�de�convivencia,�bien�de�forma�directa
o�bien�como�apoyo�y�respaldo.
Entre�las�posibles�estructuras�de�apoyo,�hay�que�señalar�a�la�comisión�de�convivencia,�a�los�equipos�de�convivencia,�los
equipos�de�ayuda,�de�mediación�o�de�cibermentoría,�y�los�círculos�de�familias,�profesorado�o�delegados/as�del�alumnado,�así
como�aquellas�que�determine�el�centro�educativo�en�función�de�su�necesidad,�funcionalidad�y�utilidad.
Todas�ellas�buscan�asegurar�la�sostenibilidad�del�proyecto�y�garantizar�también�la�corresponsabilidad�de�todos�los�sectores
en�relación�con�la�convivencia,�poniendo�en�práctica�un�liderazgo�compartido.
Artículo�79.�La�comisión�de�convivencia.
Establecida�por�ley�dentro�del�Consejo�Escolar,�debe�crearse�y�potenciar�su�trabajo�en�todos�los�centros.
Su�función�básica�debe�ser�la�de�coordinar,�supervisar,�impulsar�y�hacer�propuestas�de�cara�a�la�mejora�de�la�convivencia�en
el�centro.�Sus�funciones�deben�ser�especificadas�en�el�Documento�de�normas�del�centro,�tanto�las�de�recogida�de�información,
análisis�de�la�situación�y�consulta�con�los�implicados�como�las�funciones�de�propuestas�de�actuaciones�para�la�mejora�de
la�convivencia.
Esta�comisión�debe�recibir�y�ser�el�destino�final�de�las�aportaciones�que�hagan�otras�estructuras�que�pongan�en�marcha
los�centros�educativos.
Artículo�80.�Estructuras�para�la�observación�de�la�convivencia.
Es�muy�importante�y�necesario�que�un�equipo�o�comisión,�formada�por�representantes�de�la�comunidad�educativa,�lleve
a�cabo�un�seguimiento�continuo�y�una�observación�activa�del�clima�del�centro.�La�observación�de�la�convivencia�se�convierte,
así,�en�una�tarea�compartida,�que�cuenta�con�la�participación�de�todos�los�sectores�de�la�comunidad�educativa.
Coordinados�por�el�profesorado,�llevan�a�cabo�funciones�de�observación�acerca�del�clima�de�aula�y�de�centro,�detectando
aquello�que�funciona�correctamente,�las�principales�necesidades�todavía�por�cubrir�y�proponiendo�actuaciones�específicas
como�respuesta.
Dentro�de�este�equipo�es�posible,�tras�la�detección�de�las�necesidades,�la�especialización�de�sus�miembros�en�tareas�y
funciones�concretas�para�la�aplicación�de�programas�especializados�de�cara�a�la�convivencia.�Se�consigue�así�una�mayor
eficacia�en�el�trabajo,�con�atención�específica�y�mayor�personalización�de�la�atención�a�la�convivencia.
Artículo�81.�Reuniones�de�los�tutores�y�tutoras�sobre�temas�de�convivencia.
Desde�Jefatura�de�Estudios,�en�la�etapa�de�Secundaria,�se�establecerá�la�reunión�semanal�de�los�tutores�y�tutoras�del
mismo�nivel.�En�el�orden�del�día�se�analizarán�la�situación�de�la�convivencia�en�los�distintos�grupos,�adoptando�las�medidas
que�se�consideren�oportunas�para�el�fomento�de�la�convivencia.�En�la�etapa�infantil�y�primaria�el�bienestar�socioemocional�del
alumnado�se�considerará�en�las�reuniones�ordinarias�de�coordinación�de�ciclo�y�etapa.
Artículo�82.�Grupo�de�apoyo�de�alumnos�y�alumnas�para�la�convivencia.
1.�Dentro�del�programa�específico�de�alumnado�ayudante,�recogidos�en�el�artículo�41�y�siguientes�del�Decreto�31/2022,�se
procurará�la�organización�de�un�grupo�de�alumnos�y�alumnas�que�haga�el�seguimiento�de�la�situación�de�convivencia�que�se
vive�en�cada�grupo,�y�que�también�haga�la�distribución�de�tareas�de�acompañamiento,�ayuda�a�alumnos/as�que�lo�necesiten
y�otras�tareas�propias�de�la�ayuda�entre�iguales.
2.�Los�centros�educativos�podrán�fijar�en�el�plan�de�convivencia�reuniones�periódicas�del�alumnado�ayudante�con�la�Jefatura
de�Estudios�y�otros�docentes,�que�permitan�llevar�a�cabo�el�seguimiento�de�los�problemas�existentes�en�el�centro�educativo
y�proponer�alternativas�para�la�mejora�de�la�convivencia.
3.�Su�objetivo�no�será�denunciar�los�déficits�en�convivencia�señalando�a�personas�concretas.�Más�bien�se�espera�que�sean
capaces�de�determinar�qué�les�hace�sentirse�bien,�estar�bien�y�comportarse�bien�en�el�centro�como�estrategias�a�mantener
e�impulsar�en�pro�de�una�formación�integral�y�de�calidad.�En�caso�de�detectar�aspectos�que�deterioran�la�convivencia,�su
función�será�idear�medidas�alternativas�que,�bajo�su�particular�punto�de�vista,�puedan�traducirse�en�mejoras�palpables�para
todo�el�mundo.
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Artículo�83.�Participación�de�todos�los�sectores�de�la�comunidad�educativa�en�la�mejora�de�la�convivencia.
Los�centros�incluirán,�en�el�Plan�de�Convivencia�y�en�el�Documento�de�Normas�del�Centro,�las�medidas�adoptadas�para
asegurar�la�participación�de�los�diversos�sectores�que�conforman�la�comunidad�educativa�en�el�trabajo�de�la�convivencia,�de
conformidad�con�lo�dispuesto�en�la�presente�Orden.
Disposición�transitoria�única.
Durante� el� curso� 2022-2023,� se� dará� prioridad� para� el� horario� de� los� coordinadores� y� coordinadoras� de� convivencia,
bienestar�y�protección�del�alumnado,�a�aquellos�centros�que�participen�en�el�PROA+�o�en�el�PIE�de�'Viaje�a�la�convivencia',
asignándoles�todas�las�horas�que�les�correspondan.
Al�resto�de�centros�se�les�garantizará�un�mínimo�de�tres�horas�para�centros�de�EI�o�EP�y�de�cuatro�horas�para�los�CRAS
e�IES�durante�el�curso�2022-2023.
Disposición�derogatoria�única.
En�la�medida�que�vaya�adaptándose�en�los�centros�educativos�el�documento�que�recoge�las�normas�de�aulas�y�de�centro,
los�procedimientos�de�corrección�de�los�comportamientos�y�actitudes�contrarias�a�la�convivencia�y�demás�planteamientos�de
los�Centros,�quedará�derogada�la�Orden�26/2009,�de�8�de�septiembre,�por�la�que�se�regula�el�procedimiento�para�la�elaboración
y�aprobación�del�Plan�de�Convivencia�de�los�centros�docentes�no�universitarios�de�la�Comunidad�Autónoma�de�La�Rioja.
Quedarán�derogadas�aquellas�disposiciones�reglamentarias,�de�igual�o�inferior�nivel,�que�se�opongan�a�lo�establecido�en
la�presente�Orden.
Disposición�final�única.
La�presente�Orden�entrará�en�vigor�el�día�siguiente�a�su�publicación�en�el�Boletín�Oficial�de�La�Rioja.
Logroño�a�24�de�octubre�de�2022.-�El�Consejero�de�Educación,�Cultura,�Deporte�y�Juventud,�Pedro�María�Uruñuela�Nájera.