La Reconciliación
La Reconciliación
La Reconciliación
La Reconciliación (también conocida como confesión) es un sacramento instituido por Jesucristo en Su amor
y misericordia para ofrecer el perdón a los pecadores por las ofensas cometidas a Dios. Al mismo tiempo, los
pecadores se reconcilian con la Iglesia porque está herida por sus pecados. Cada vez que pecamos, nos
herimos a nosotros mismos, a otras personas y a Dios. En la Reconciliación, reconocemos nuestros pecados
ante Dios y Su Iglesia. Expresamos nuestro pesar de una manera especial, recibimos el perdón de Cristo y su
Iglesia, reparamos lo que hemos hecho y decidimos comportarnos mejor en el futuro.
El Papa Francisco nos dice: “El Sacramento de la reconciliación es el sacramento de curación cuando voy
a confesarme es para curarme, curarme de alma curarme el corazón, de algo que he hecho que no está
bien, pues Dios nunca se cansa de perdonarnos”
El sacramento de la Reconciliación es un signo que fortalece nuestra relación con Dios y con los demás. La
Iglesia llama al sacramento de la reconciliación de varias maneras. El sacramento de la conversión, de la
Penitencia, de la confesión y del perdón. Cada uno de esos nombres nos dice algo sobre el significado del
sacramento.
El perdón de nuestros pecados incluye cuatro partes que son:
- El Acto de Contrición: Es un arrepentimiento sincero por haber ofendido a Dios y es el acto más
importante de parte del penitente. No puede perdón de pecados si no nos arrepentimos y tenemos una
firme decisión de no repetir nuestro pecado.
¿Cuáles son los pasos para hacer buena confesión?
o Hacer una lista de las faltas. Examina si has faltado a los 10 mandamientos y el amar al
prójimo como a ti mismo, Precepto de la Iglesia
o Que te duelan tus pecados que te des cuenta de que está ocasionando tu falta.
o Arrepentirse de las faltas cometidas.
- La Confesión: Confrontar nuestros pecados de manera profunda a Dios hablándole —en voz alta al
sacerdote.
- La Penitencia: Una parte importante de nuestra sanación es la “penitencia” que el sacerdote impone
para la reparación de nuestros pecados.
- La Absolución: el sacerdote dice las palabras por las cuales “Dios, el Padre de la Misericordia”
reconcilia a un pecador con Él mismo a través de los méritos de la Cruz.
Al participar todos unidos en misa tenemos la oportunidad, como comunidad de pedir perdón de
nuestros pecados. Cuando rezamos: “Señor ten Piedad” Cristo ten Piedad”, Señor ten Piedad. En esta
petición nos prepara para celebrar la eucaristía.
Rito de Reconciliación
1. El sacerdote le da una bendición o lo saluda.
2. Haga la Señal de la Cruz y diga, “Bendígame Padre, he pecado. Mi última confesión fue [semanas,
meses o años].”
3. Confiese todos sus pecados. (Sí no está seguro o se siente incómodo, pídale al sacerdote que lo
ayude).
4. Diga, “Me arrepiento por estos y todos mis pecados”.
5. El sacerdote le asigna una penitencia y lo aconseja para ayudarle a ser un mejor católico.
6. Haga el Acto de Contrición, expresando su arrepentimiento por sus pecados. El sacerdote, actuando
en la persona de Cristo, lo absuelve de sus pecados.
Examen de Conciencia
Recuerde sus pecados. Estando en oración, pregúntese a sí mismo lo que ha hecho con pleno
conocimiento y total consentimiento en contra de Dios y los mandamientos de la Iglesia.
- ¿Oro a Dios todos los días? ¿He agradecido a Dios por los regalos que me ha hecho?
- ¿Falté a misa los domingos o días de guardar o de obligación a propósito? ¿Estoy atento(a) en la
misa? ¿Guardo abstinencia en los días prescritos?
- ¿Desobedecí a mis padres y a los superiores de la ley en cosas importantes?
- irrespetuoso?
- ¿He robado o dañado la propiedad de otra persona? ¿He sido honesto y justo en los negocios?
- ¿He respondido a las necesidades de los pobres y respetado la dignidad de los otros?
- ¿He mentido? ¿He calumniado o difamado a otros? ¿He juzgado a otros duramente en asuntos
serios?
- ¿He envidiado a otra gente?
Acto de Contrición
¡Dios mío, me arrepiento profundamente por haberte ofendido y detesto todos mis pecados porque temo el
perder la gracia de ir al cielo y sufrir los dolores del infierno; pero más que nada por haberte ofendido, ¡Dios
mío, que eres todo bueno y mereces todo mi amor! Firmemente, resuelvo con la ayuda de tu gracia confesar
mis pecados, cumplir la penitencia, y enmendar mi vida. Amén.
BIBILIOGRAFÍA
- https://catequesismallorca.files.wordpress.com/2013/10/05-acompanamiento_padres_iv_cast.pdf
- https://www.cathdal.org/THE_LIGHT_IS_ON_-_Guide_to_Confession_(Spanish)_Parish2015.pdf