Siede María Virginia El TS Argentino en Los 60 70
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contiene algunos componentes de ruptura en relación al conservadurismo vigente de
forma hegemónica en la profesión en Argentina hasta la década del 60, con el transcurso
del tiempo, y en la heterogeneidad de sus manifestaciones, la misma quedó reducida para
ciertos sectores profesionales en la modernización conservadora que era descartada y
superada por otros sectores profesionales. Entendemos que las reflexiones profesionales
del período estuvieron fuertemente influenciadas por el tono de las discusiones que se
daban en la sociedad. La conjunción de categorías marxistas con el ideario peronista y a
su línea interna vinculada al Cristianismo de Liberación fue una matriz analítica marcante
del período en Argentina. La difundida percepción que vincula este momento histórico de
la profesión con la aproximación a referenciales de la tradición marxista, aún cuando
realicen la salvedad de que se trató de un marxismo sin Marx, es decir, apropiado a través
de inserciones militantes y no a partir del contacto directo con la obra marxiana, tampoco
da cuenta del proceso particular en el cual algunas categorías marxistas pasan a formar
parte del elenco categorial que sustenta las discusiones profesionales en Argentina, ya
que estas categorías, eran apropiadas por los profesionales, mayoritariamente, a través
de las discusiones instaladas en el ámbito político que las retraducían en consonancia con
postulados políticos (de extracción peronista) y filosóficos (de origen humanista cristiano).
Es posible determinar, la existencia de tres posturas matriciales en el debate
profesional argentino del momento y que, aún en sus metamorfosis internas, delinearon
tres grandes sustentos en los cuales se enrolaron diversos actores para participar en este
debate.
Una primer tendencia, liderada por los integrantes del Grupo Ecro caracterizada por
diversos caminos de búsqueda a lo largo de estos diez años: la búsqueda de fundamento
científico y el perfeccionamiento profesional acorde al desafío de ser verdaderos “agentes
de cambio”, el descubrimiento y puesta en discusión de los componentes político
ideológicos de la actuación profesional, la búsqueda de esquemas referenciales y
operativos que den sustento y coherencia a la intervención de los agentes, la postulación
de objetivos revolucionarios para la intervención profesional y la última búsqueda
vinculada a la profundización de una perspectiva de acción cultural tendiente a la
revalorización y rescate del ser indoamericano como respuesta concreta al desafío de
liberación nacional.
Y una tercera tendencia, que ambiguamente osciló entre las dos primeras, tomando
algunas de las posturas que ya eran abandonadas por el Grupo Ecro en su propia
superación, aggiornándolas y siendo espacio de vehiculización de posturas heterogéneas,
identificada con los autores y profesionales que difundían sus ideas a través de
Selecciones de Servicio Social.
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ambiguamente de diversos caminos de discusión profesional que incluyen perspectivas
de intentos de ruptura, de actualización y de modernización.
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y dinámica internacional determinada por el neolibealismo como programática político-
económica. En ese contexto la reivindicación de derechos (sociales, políticos, humanos)
fue aglutinando a los sectores progresistas de la sociedad argentina y allí la profesión
encontró parámetros de rearticulación del debate profesional centrado fuertemente en
esta reivindicación política de derechos y en un papel profesional construido en el marco
de la dinamización de la democratización de los espacios públicos, reivindicativos y
reaticuladores luego del brutal proceso de fragmentación instalado en la sociedad durante
el gobierno militar. Es decir, nuevamente fue la dimensión ético- política la que rearticuló
las tendencias del debate profesional hegemonizado por los sectores más progresistas de
la categoría profesional.
Los procesos económicos y políticos que dieron paso a la asunción del gobierno
menemista en la década del 90, cristalizaron esta programática neoliberal, ahora
electoralmente avalada. La crisis del “socialismo real” y la instalación del pensamiento
único deslegitimante de ideologías y de propuestas políticas por fuera de la lógica
capitalista neoliberal, fueron obturando paulatinamente la noción de la política como
espacio de disputa, de debate, de definición de proyectos societários, y de proyectos
profesionales. En ese contexto, la dimensión ético- política del debate profesional fue
perdiendo terreno ante el avance de las discusiones centradas en la dimensión operativo-
instrumental, en una búsqueda eficientista de adecuación de recursos escasos a
demandas crecientes, donde por ejemplo la gerencia social aparece como una nueva
definición de perfil profesional, “técnicamente preparado” para la administración racional
en términos de costo-beneficio, de los servicios sociales cada vez más restringidos y
focalizados. Aún manteniendo el enunciado global de principios ético- políticos
reivindicativos de derechos sociales, políticos, humanos, el debate profesional, fue
canalizándose cada vez más en una virtual despolitización de la cuestión social y de la
intervención profesional (que vino a sumarse a la histórica deseconomización de la
cuestión social y de la intervención profesional), fortaleciéndose los fundamentos
tecnocráticos de la profesión.
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conceptuales que actúan como telón de fondo de los análisis sin extraer de ellos sus
trazos explicativos.
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