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La Inquietud Del Rosal (1916)

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AIjONSlNA ¿TORNI

INQUIETUD
~, ROSAL

-POESIAS-
Queda hecho el depósito que
marca la ley — =
Oh fragante visión que le provocas
joñar una nueva primavera,
Lo de ni su corazón espera
últina dicha que en la vida invoca.
Apártate y suprime tu derroche
ie el Edén que su pupila ansia
jo la sonora oculta de la noche
el absino de la frente nia.
El dolorde su pena dura tanto
3 ya sé cono sufriendo
no vive
10 le dejan ver lo que ne escribe
3 nieblas fugitivas de su llanto...
Ohsubline pasión, no le atornentes
i el yugo cruel de un inposible;
bú, ni corazón, si es que no sientes .
L tomento la angustia y lo indecible.
recuérdalo en tus horas de anargura;
tú, alna nia, si lloras dolorida,
ade sienpre a él firne y segura...
enseñará a sufrir su hernosa vida!

Mayo 30 de 1916.
LA INQUIETUD DEL ROSAL
ALFONSINA STORNI

La Inquietud del Rosal

Prólogo de Juan Julián Lastra

LIBRERIA "LA FACULTAD"


Juan Roldan
KIMTOR
Florida 436 Buenos Aires
f
THE IíIBRAKT
THE UNIVERSITT
QF TEXAS

PROLOGO

He ahí cómo en estos versos se sienten los aleteos del


pájaro — Misterio. — A la vera de este «Jardín Lírico»
me be puesto a escuchar, en estas tardes en que se inicia
el Otofio, el ritmo melodioso, ¿quién canta? Puedo preguntar
otra vez, como bajo el Pórtico de mis jardines abandonados,
en una exaltación dolorosa. La voz tiene profundas unciones
de martirio; voz de sacerdotisa en el altar de los misterios.
Hermana del dolor y de la vida su canción exalta en las
almas la libertad, Es la voz de la vida que
el heroísmo.
grita bajo el azote. Por eso estos versos gimen y lloran como
ángeles castigados.

«¡Golpéame dolor! Tu ala de cuervo


Bate sobre mi frente y la azucena
De mi alma estremece» . . .
Asi el grito del alma dolorida y atormentada. Los versos
aparecen espontáneos y naturales como las rosas. Todas
ellas, unas páginas más intensas que otras, dicen de un espí
ritu escogido para penetrar en la reglón desconocida. El
alma de un poeta consumado es la lira de estos sus versos,
Alfonsina.
He recorrido lentamente, en un silencio melodioso, las ave
nidas de este su agreste lirismo donde se oyen grandes gritos
humanos, aullidos de lobos, besos, sollozos, aleteos, risas,
músicas lejanas y rebeliones.
En algún rincón yace el cuerpo de una paloma muerta
por un niño cruel y en otras han entrado al jardín las alimañas
de la selva.
Pero los versos musicales siguen vibrando:

«La tarde es apacible: juguetea en el aire


Una sonrisa eterna» . . .

El sol ilumina tenuemente áureo el cielo de Otoño de estos


versos. Las hojas caen en un eterno murmullo: el silencio
es severo. Y en la suprema desolación supremo
de ese silencio
vibra el alma fuerte — alma de poeta — de esta niña.
Sus gemidos son versos armoniosos, fuertes y viriles. No
hay en ellos nada de simetría: alguna incorrección de buen
gusto, música, y sobre todo, el perfume doloroso flores
de las
que agonizan en estos vasos negros — en cuyo cristal lumi
noso — Ada Negri pondría su nombre de oro y fuego.

III

Hay notas intensas, profundas y sonoras en el abismo de

esta alma joven e insondable. A veces es la armonía de la


cuerda suavemente pulsada por la mano maestra, otras es-

el sonido de la cuerda que se rompe. Estos sonidos son


a menudo disonantes y tales incorrecciones constituyen el
peculiar encanto de esta musa.
Sobre las flores de su rosal melancólico llueve la sangre
de la vida y bajo su cielo taciturno brilla como la pupila
pensativa de la eternidad, el astro luminoso de la Esperanza
que es el ensueño de la Justicia.
Asi ella puede decir: «Hay en mí la conciencia de que yo
pertenezco al caos y soy sólo una forma material». Así puede
petrificarse en la muerte de la madre de la amiga en la
que «Nada se había movido». Así puede rugir como una loba
o extasiarse, junto al lago, en la parnasiana contemplación
de los cisnes blancos ... y así puede pasar por la vida
cantando sus dolientes canciones impregnadas de una posi
tiva tristeza más amarga que las espumas del mar.

Juan Julián Lastra.

Otoño de 1915
LA INQUIETUD DEL ROSAL

El rosal en su inquieto modo de florecer


Va quemando la savia que alimenta su ser.
¡Fijáos en las rosas que caen del rosal:
Tantas son que la planta morirá de este mal!

El rosal no es adulto y su vida impaciente

Se consume al dar flores precipitadamente.


THE UN1VERSITT
DF TEXAS

ALFONSINA STORNI 13

VIDA

Mis nervios están locos, en las venas

La sangre hierve, líquido de fuego


Salta a mis labios donde finge mego

La alegría de todas las verbenas.

Tengo deseos de reír; las penas,

Que de domar a voluntad no alego,


Hoy conmigo no juegan y yo juego

Con la tristeza azul de que están llenas.

El mundo late; toda su armonía


La siento tan vibrante que hago mía
Cuanto escancio en su trova de hechicera.

Es que abrí la ventana hace un momento


Y en las alas finísimas del viento

Me ha traído su sol la Primavera!


14 LA INQUIETUD DEL ROSAL

EL CISNE ENFERMO

Hay un cisne que muere cercado en un palacio,


Un cisne misterioso de ropaje de seda

Que en vez de deslizarse en la corriente leda


Se estanca fatigado de mirar el espacio.

El cisne es un enfermo que adora al Dios de Oro;

El sol, padre de razas, fecunda su agonía

Por eso su tristeza es una sinfonía

De flores que se entreabren en las sombras del lloro.

Tiene el pecho cruzado por un loco puñal,


Gota a gota su sangre se diluye en el lago

Y las aguas azules se encantan bajo el mago

Poder de los rubíes que destila su mal.


ALFONSINA STORNI 15

El alma de este cisne es una sensitiva. . .

No levantéis la voz al lado del estanque

Si no queréis que el cisne con el pico se arranque

El puñal que sostiene su existencia furtiva.

Cuentan viejas leyendas que está enfermo de amor,

Que el corazón enorme se le ha centuplicado

Y que tiene en la entraña como el Crucificado

Un dolor que cobija todo humano dolor.

Y cuentan las leyendas que es un cisne-poeta . . .

Que la magia del ritmo le ha ungido la garganta


Y canta porque si, como el arroyo canta
La rima cristalina de su corriente inquieta.

Yo he soñado una noche que en el viejo palacio


Era el cisne cansado de mirar el espacio.
LA INQUIETUD DEL ROSAL

AL OIDO. . .

Si quieres besarme . . . besa,


— yo comparto tus antojos —
Mas no hagas mi boca presa,
; Bésame quedo en los ojos!

No me hables de los hechizos


De tus besos en el cuello . . .

Están celosos mis rizos.


; Acaricíame el cabello!

Para tu mimo oportuno,


Si tus ojos son palabras.
Me darán, uno por uno.
Los pensamientos que labras.
ALFONSINA STOENI 17

Pon tu mano entre las mías,

Temblarán como un canario


Y oiremos las sinfonías
De algún amor milenario.

Esta es una noche muerta


Bajo la techumbre astral.
Está callada la huerta
Como en un sueño letal.

Tiene un matiz de alabastro


Y un misterio de pagoda.

¡Mira la luz de aquel astro!


; La tengo en el alma toda!

Silencio... silencio... ¡Calla!


Hasta el agua corre apena,

Bajo su verde pantalla

Se aquieta cabe la arena.

¡Oh! ¡qué perfume tan fino!

¡No beses mis labios rojos!

En la noche de platino

Bésame quedo en los ojos . . .


LA INQUIETUD DEL ROSAL

LO INACABABLE

No tienes tú la culpa si en tus manos


Mi amor se deshojó como una rosa:

Vendrá la primavera y habrá flores . . .


El tronco seco dará nuevas hojas.

Las lágrimas vertidas se harán perlas*

De un collar nuevo; romperá la sombra

Un sol precioso que dará a las venas

La savia fresca, loca y bullidora.

Tú seguirás tu ruta; yo la mía

Y ambos, libertos, como mariposas

Perderemos el polen de las alas

Y hallaremos más polen en la flora.


AliFONSINA STORNI

Las palabras se secan como ríos


Y los besos se secan como rosas,

Pero por cada muerte siete vidas


Buscan los labios demandando aurora

Mas. . . ¿lo que fué? Jamás se recupera!


Y toda primavera que se esboza

Es un cadáver más que adquiere vida


Y es un capullo más que se deshoja!
20 LA INQUIETUD DEL ROSAL,

RESURGIR

Pasé por el tamiz de todos los dolores

Y estoy purificada. ¡Clamo por vida nueva!


¡Una vida que sea como un ritmo de seda!

¡Dulzura y más dulzura! La quietud de una tarde

Deliciosa y de sol, la casita con hiedras

Y un pedazo de cielo que en el alma se enreda.

Ningún anhelo más- que un anhelo infantil,


Tener las golondrinas de una quietud eterna

Y sentirme tan buena... ¡tan hondamente buena!...

No leer nada, nada, más que en el libro pródigo


Infinito y precioso de la naturaleza

Y sorber sus verdades con la esperanza abierta!...


ALFONSINA STORNI 21

Surgir a vida nueva. Realizar el milagro


De cubrir con jazmines la herida de mié venas
Y hacer un canto blanco con restos de tragedia.

Tener el corazón hecho un lampo de luz,


Tener el corazón hecho un nido de gemas
Para que siempre se abran otras corolas nuevas.

Ir cruzando la vida con alas en el alma,


Con alas en el cuerpo, con alas en la idea

Y un ligero cariño a la muerte que llega.

Perdonar, perdonar, no tener ni un rencor;


Darlo todo al olvido y llorar en la quieta

Soledad de la noche con un llanto de perlas.

Perlas de anunciación, de olvido, de alegría,

De dulzura, y de gozo de sentirme serena


Y comprender la vida como un ritmo de seda.

Hoy lo deseo asi . .. Hoy que es día de fiesta

Y que tengo en el alma mucho de Noche Buena...


LA INQUIETUD DEL ROSAL

PLEGARIA A LA TRAICION

Amor. . . amor! . . . Traicionas mis deseos,

Mi tristeza, mi esfuerzo! . . . Cuando hundía

La ilusión en la sombra de la muerte

Revives su cadáver, lo dominas.

Y me entregas atada

Como un mártir vencido . . .

Amor! Amor! Tus alas han golpeado


A las puertas del alma, suavemente...
Me ha mentido tu arrullo, no lo ignoro,

Pero he sido cobarde y con las alas


Agoreras y trágicas me has hecho
Un manto todo blanco y todo rosa!
ALFONSINA STORNI

Traición! Traición! Tu fina puñalada


Sangra mi vena y ha de darme muerte
Y no puedo ni quiero maldecirte.

¡Has vuelto amor, has vuelto!

Como un niño sorprendido de pronto

Mi alma pone interés en recibirte


Y temor; tiembla acaso por sus flores

Que se abrieron recién cuando tus alas,


Fino amor, me llamaban, me llamaban . . .

Entra traidor! Tú sabes lo que encuentras:


Sé cuidadoso, mira que no quedan
Muchos capullos más, no te prodigues

De sus pétalos lánguidos y enfermos,

Que en el jardín de Otoño a donde llegas


Las flores se malogran fácilmente.

Entra traidor! Intenta algún milagro!

¡Pase tu soplo vivido como una

Llama de vida donde el alma pueda

Despertar a la dulce Primavera


Y olvidar el invierno despiadado!
24 ALFONSINA STORNI

Entra traidor! Y vénceme, sofócame...


Hazme olvidar la tempestad pasada,
Arrúllame, adorméceme y procura

Que me muera en el sueño de tu engaño,

Mientras me cantas, suave, la alegría

De las pascuas del sol!


LA INQUIETUD DEL ROSAL

LOS CISNES

Como una blanca ronda de flores cuyo tallo

Mórbido y elegante sobre el agua se irguiera

Van los cisnes de espuma desfilando en hilera.

Es una procesión fantástica! Parecen


— volubles y coquetas — almitas femeninas

Mansamente indolentes, mansamente felinas.

Hecho un interrogante su cuello es como el símbolo

Del alma que encarnaron y allá van suavemente

Preguntando al Misterio el misterio insolvente.

Y al verlos desfilar vuelto enigmas se piensa

En la leyenda blanca del extraño Lohengrin


Tirado por un cisne sobre el agua del Rhfn.
LA INQUIETUD DEL ROSAL

Otras veces muy quietos sobre el lago azulado


Semejan un paréntesis concedido al sentido,
Un sueño de la mente que se quedó dormido . . .

Y si ocultan su cuello de belleza soberbia


Bajo el ala de nieve ricamente bordada

Se vuelven, sin el cuello, la Belleza truncada!

II

Los he visto pasar en la hora imponente


Bajo el palio de plata de una noche de Enero
Mientras el lago negro se hacía caucionero
De una rima de paz misteriosa y silente;

En la tinta movible de las aguas del lago

Rielaba de la luna una franja espectral


Y los cisnes cortaban la franja en un canal
Hecho para sus cuerpos en el oleaje vago;

El temblor de la noche trasmitido en el viento

Se asombraba del blanco plumaje inmaculado


Y por no desflorarlo se ocultó avergonzado

Un lirio, en el ramaje informe y ceniciento.


ALFONSINA STORNt i»

Líos he visto de día bajo el palio del sol


Cuando en el lago quieto se miraba el azul
Del cielo y el espacio era así como un tul

Bordado en polvo de oro y enfermo de arrebol;

Puestos en la blancura como nueva blancura

Triunfaban sobre todo y hasta el sol los mimaba,

Por besarlos más suave sus rayos tamizaba

En las flores y luego los ponía en su albura.

Los he visto en la aurora como raro diamante


Irisarse el plumaje y volverse una rosa

Que surcaba las aguas sobre una mariposa


Gigantesca y de cuello tornado interrogante.

Los he visto en la tarde cuando el sol se moría


Y el lago era de sangre y era sangre su pluma,

Pluma que se tornaba al correr de la bruma

Nenúfar azulado que en la sombra se abría.

; Y yo no sé en qué hora los encontré más bellos!!...


LA TNQU1ETUD DEL ROSAL

LA CAMPANA DE CRISTAL

Recién la tarde se borraba; era

penumbra teñida de escarlata

Preludiando el reinado de la plata

En una noche toda primavera.

Yo estaba herida de inquietud que mata,

Una inquietud nerviosa y agorera

Como una anunciación, como una espera


En que todo el anhelo se desata.

Después la noche palpitó en mis células,


Llegaron a millones sus libélulas
Arrancándome un ritmo musical.

Y bajo la tristeza de la luna


Descubrí que mi alma era una

Diminuta campana de cristal...


ALFONSINA STORNI 29

CLAROR LUNAR

Lirios, liños, más lirios . . . llueven lirios .. .

La noche es blanca como la ilusión


Y flota la dulzura del perdón
Sobre el llanto de todos los martirios.

Hay una vaga claridad de cirios . ..

La luna es una hostia en comunión.


Y el alma se recoge con unción
Castigada por todos los delirios.

Y es bajo el claro de la luna suave


Cuando el poeta que medita sabe
Las tristezas enormes de Pierrot,

Y cuando le asesina la agonía


De las nostalgias blancas de María
Y las nostalgias rojas de Margot.
LA INQUIETUD DEL ROSAL

GOLONDRINAS

Las dulces mensajeras de la tristeza son . . .


Son avecillas negras, negras como la noche,
Negras como el dolor!

¡Las dulces golondrinas que en invierno se van

Y que dejan el nido abandonado y sólo

Para cruzar el mar!

Cada vez que las veo siento un frió sutil. . .

¡Ota! ¡Negras avecillas, inquietas avecillas


Amantes del Abril!

¡Oh! ¡Pobres golondrinas que se van á buscar

Como los emigrantes, a las tierras extrañas,


La migaja de pan!
ALFONSINA STORNI

¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!


¡Venid primaverales, con las alas de luto
Llegáos hasta mi!

Sostenedme en las alas . . . Sostenedme y cruzad


De un volido tan solo, eterno y más eterno
La inmensidad del mar . . .

¿Sabéis cómo se viaja hasta el país del sol?...


¿Sabéis dónde se encuentra la eterna primavera,
La fuente del amor?...

¡Llevadme golondrinas! ¡Llevadme! ¡No temáis!


Yo soy una bohemia, una pobre bohemia
¡Llevadme a donde vais!

¿No sabéis, golondrinas errantes, no sabéis,

Que tengo el alma enferma porque no puedo irme


Volando yo también!

¡Golondrinas, llegáos! ¡Golondrinas, venid!

¡Venid primaverales! ¡Con las alas de luto


Llegáos hasta mí!
LA INQUIETUD DEL EOS AL

; Venid! ¡Llevadme pronto a correr el albur!...


;Qué lástima, pequeñas, que no tengáis las alas
Tejidas en azul!
ALFONSINA STORNI 53

CUMPLEAÑOS

La tarde es apacible; juguetea en el aire

Una sonrisa eterna; parece la ilusión

Que ha venido á exprimirse sobre todas las cosas

Mezclada con las rimas de una vieía canción.

Las flores se han abierto en el jardín y ponen


En la corola púber un deseo de amar.

Se sienten generosas y es por eso más bello

Mi jardín en la tarde que he salido á gustar.

El sol se ha diluido sobre la tierra y tiene,


Este día, algún grande y misterioso poder . . .

No es el sol de otra hora, que hay en él algo nuevo


Y yo me siento toda en un reflorecer.
LA INQUIETUD DEL ROSAL

La campana a lo lejos pone en el cuadro alegre

Un momento de pena con su suave ¡ talán ! . . .

El alma se recoge y al hacerse silencio

Uno piensa en las cosas amables que se van.

Pero luego otra vez me domina la eterna

Ilusión que palpita ... yo vuelvo a sonreir

Y es toda la belleza volcada en mis pupilas

Que me grita en el alma deseos de vivir.

Y sigo caminando venturosa, liviana,

Como si tenues alas arrastraran de mí. . .

¡Oh! La tarde apacible, la tarde silenciosa


Como nunca tan grata, tan dulce la sentí!

De pronto me detengo ; es que un cuadro me atrae ;

Celebran en la casa del pobre leñador


Su cumpleaños de abuelo y han venido los nietos
A rodearlo. Los veo cerca del corredor.

El viejo se sonríe y mezclado a la risa


Hay un cuento en los labios que me esfuerzo en oir:
«Y cuando la princesa se moría de pena,

«De países lejanos trajeron un fakir...»


ALFONSINA STOENI 35

Los niños están quietos; respiran sus caritas

Un extraño contraste de miedo e interés.

Alguno piensa acaso que cómo se podría

Matar a los dragones del palacio cortés.

Yo estoy como los niños, suspensa de los labios

Del abuelito bueno que ahora tiene un dolor...

Es que se acaba el cuento y él habrá de decirles

Que la pobre princesa languideció de amor.

Y me acosa un deseo; lo he sentido de pronto

Cuando he visto que el viejo no reia recién:


Abrir todas las jaulas y enviar sus prisioneros
Para que con las alas le besaran la sien . ..
36 LA INQUIETUD DEL ROSAL

LO BLANCO

María, cuando tiendes tu mano marfillna

Que asemeja la seda de Japón o de China


Para cortar las flores de tus ricos jardines
Me parece escuchar un rumor de violines.

Porque tus manos son armonía infinita,


Arte, que se condensa en la forma bendita
De perfección, y tienen las venas tan azules
Que parecen bordadas en finísimos tules.

¡Oh manecitas suaves! ¡Oh manecitas buenas!


Si se posan amables quitan todas las penas
Del ser donde posaron, ya sobre anciana frente
O temblorosas manos de enamorado ardiente.
ALFONSINA STORNI 57

Yo quiero de tus manos sentir sobre los labios


La seda de la carne y sin falsos resabios
Que me dejen besarlas con fervor de poeta
Ante aquellas manitas convertido en asceta.

¡Dáselas a mis labios! Besarán los nudillos


De sus huesos menudos, besarán los anillos

Que aprisionan sus dedos sedosos, torneados,

Y por uñas pequeñas, rosáceas, sujetados.

Besarán esas venas de colores azules

Que las fingen bordadas en finísimos tules

Y en la muñeca tenue, de curva muy suave,

Se posarán serenos, en embeleso grave.

¡Dáselas a mis labios! Son hambrientos de aquello

Que es etéreo, sutil, tan altamente bello

Que la carne no vibre. Ni fervor de poeta


Ante tus manos blancas se convierte en asceta . . .
LA INQUIETUD DEL ROSAL

CONVALECER

Debe ser muy hermoso acercarse a la Parca

De guadaña traidora y pensar que en el arca

Del Misterio nos vamos para no volver más

A saber de estos seres que dejamos atrás.

Y, cuando hemos sellado el adiós postrimero


En el labio perfecto que se nos brinda entero,

T, cuando hemos creído realizar el gran viaje


De donde nadie ha vuelto con el mismo ropaje.

Sentir que la materia nos permite pensar,

Que aun el labio se mueve ansioso por besar


ALFONSINA STOBNI 30

Y volver lentamente a la vida que fluye

Entre el perfume fresco que una rosa diluye.

Y después, por las manos piadosas de la Amada,

Sentir como es de nuevo la testa aprisionada.

Ver cómo en la ventana la negra golondrina


Da tregua a su jornada de errante peregrina,

Y en una de esas tardes en que el viento se aquieta

Volver a oir el verso que nos hizo poeta.

Sentarse en un sillón, que llevó al corredor


La madre toda llena de un inefable amor,

Y ante la enredadera de oscura madreselva


Dejar que en sus aromas la Primavera vuelva.

Aprender a dar pasos, como un tímido niño

Que necesita aún solicito cariño;

Hallar que cada cosa es vieja, pero es nueva,

Que dentro de lo eterno lo viejo se renueva

Y en la hora en que vuelve la excelsitud de amar

Saber que algo en nosotros es capaz de volar


LA INQUIETUD DEL ROSAL

EL RECUERDO

De aquel poeta joven que se murió de frío


Cuando la' Primavera preludiaba el Verano

Yo conservo el recuerdo que me diera su mano

Una tarde paseando por la orilla del río.

Es un jazmín, me acuerdo que lo robara impío


Sangrándose las manos en alambre tirano

T me lo dió después con un gesto de hermano

Cariñoso y sereno para el cabello mío.

No nos amamos nunca. El se fué a los países

De donde no se vuelve. Murieron los matices


De la flor que conservo amarilla y rugosa.

Pero suelo besar esa flor marchitada


Con toda la tristeza que leí en su mirada
El día que iniciara la marcha tenebrosa! . . .
ALFONSINA STORNI

LA INVITACION AMABLE

Acércate, poeta; mi alma es sobria,

De amor no entiende — del amor terreno —

Su amor es más altivo y es más bueno.

No pedirá los besos de tus labios,


No beberá en tu vaso de cristal,
El vaso es frágil y ama lo inmortal.

Acércate poeta sin recelos . . .

Ofréndame la gracia de tus manos,

No habrá en mi antojo pensamientos vanos.

¿Quieres ir á los bosques con un libro,


Un libro suave de bellezas lleno?...
Leer podremos algún trozo ameno.
LA INQUIETrD DEL ROSAL

Pondré en la voz la religión de tu alma.

Religión de piedad y de armonía

Que hermana en todo con la cuita mía.

Te pediré me cuentes tus amores


Y alguna historia que por ser añeja

Nos dé el perfume de una rosa vieja.

Yo no te diré nada de mí misma

Porque no tengo flores perfumadas

Que pudieran así ser historiadas.

El cofre y urna de mis sueños idos


No se ha de abrir, cesando su letargo.

Para mostrarte el contenido amargo.

Todo lo haré buscando tu alegría


Y seré para tí tan bondadosa
Como el perfume de la vieja rosa.

La invitación está... sincera y noble.

¿Quieres ser mi poeta buen amigo

Y solo tu dolor partir conmigo?...


ALFONSINA STOBNI

PREGUNTA

¿Habéis acaso olvidado

Gentilísimo trovero

El madrigal hechicero

A, mi oído susurrado

Y en mi mente prisionero?

¿Brotó acaso de la boca

Y ella fué la cancionera?...

¿De vuestra alma aventurera

Nada se mezcló en la loca

Trova de amor tan sincera?

Vos que me hablasteis así,

Tan hondamente que amores

En vuestro labio leí:


¿Tenéis un nido de flores

En la boca carmesí?...
44 LA INQUIETUD DEL ROSAL

No lo sé, pero el encanto

De aquellas palabras, luego

Que las dijisteis, fué tanto

Que tengo clavada en llanto

Vuestra mentira de fuego!


ALFONSINA STORNI

FUGITIVA

En tu alazán que es árabe de raza

Te vi pasar ayer por la alameda.


Daba sombra al camino su arboleda
Fingiéndose del sol una coraza.

Seguí la huella que su planta traza

En la espesura de la blanda greda

Y envuelto en una tenue polvareda


Llegaste en breve a la desierta plaza.

Detuviste la marcha y al momento

Como si la fluidez del pensamiento

Alas hubiera puesto a tu caballo

Partiste con galope sin .mesura:


Caballero que cruza la llanura

Camino a la portada del serrallo!


LA INQUIETUD DEL ROSAL

¿TE ACUERDAS?. ..

Mi boca con un ósculo travieso


Buscó a tus golondrinas, traicioneras,

Y sentí sus pestañas prisioneras


Palpitando en las combas de mi beso.

Me libró la materia de su peso...


Pasó por mf un fulgor de primaveras
Y el alma anestesiada de quimeras

Conoció la fruición del embeleso.

Fué un momento de paz tan exquisito

Que yo sorbí la luz del infinito


Y me asaltó el deseo de llorar.

¿Te acuerdas que la tarde se moría

Y mientras susurrabas: «¡Mía! ¡Mía!»


Como un niño me puse á sollozar?...
ALFONSINA STOENI

PRIMAVERA

Risueña caricia, yo no sé qué savias


Viertes en las venas que vida provocas;
Desatas mis penas y las desagravias
Y muertas se cubren de mortajas locas.

Las siento que roen, pero yo diria


Que hicieron puñales de espinas de rosa
Y si arrancan sangre ponen ambrosía
En la misma sangre que al brotar retoza.

Risueña caricia, me arrullas, me gritas!


Te siento muy suave y te siento trágica . .
Me llamas, acaso de amor son tus citas
Y acaso es de muerte tu caricia mágica. .

Pero no, no quiero analizar, te sigo;

Anulo el cerebro, rompo sus marañas,


Y tan hondo triunfas que al vibrar contigo
Revientan en flores todas mis entrañas!
48 LA INQUIETUD DEL ROSAL

AÑO NUEVO

Ven, haremos vida nueva, en mi pecho tu cabeza,

Tu linda cabeza negra que surcan hilos de plata;

Ven, haremos vida nueva y del año que se acaba

Olvidaremos las penas escanciando del amor

Elixir nuevo de vida para hacer obra de raza.


Ven; que harto lejos estamos y el dolor quiere matarnos!

El dolor que me hizo suya, el dolor que hirió tu alma.


Aquel que nos vió impasibles, ¿te acuerdas?... Quise nombrarla
Y el corazón se me parte; martillea muy adentro;
Hiere cosas del pasado
Que se enroscan a mi alma como serpientes de fuego . . .

Ven; que harto lejos estamos y el dolor quiere matarnos!


Anoche soñó contigo; era otra vida, otro año,
Los campos dándose enteros
A 'os granos,
Y estos maduros, risueños, anunciando en sus entrañas
Todo el gérmen de la vida donde adivinaba un canto.
ALFONSINA STORNI 49

Y los jardines floridos, y las fontanas de plata

Cascando agua de colores como ilusiones del alma.

Y de pronto una casita con flores en la ventana

Puso en mi sueño bendito una nota de bonanza.

Muchas flores, mucha luz,

Más luces aún, más flores,


Y como lecho de amores

Un jardín bajo el capuz.

Y la risa retczando
Siempre en tu boca y tu boca

Soñando siempre en mi boca

Con arrebatos de loca!

Ven; hay que hacer vida nueva; tengo miedo del pasado

Que me negó tus cariños, que me dejó sin tus besos

Que quiso arrojarme sola de la vida en los sendeios...


Tengo llagadas las plantas, el camino es largo, tiene
Muchos guijarros y zarzas, pero tu cariño puede

Curar todos mis pesares. Ven. Hagamos vida nueva,

Tu alma esti echada en mi alma

Y escanciando del amor elixir de nueva raza!


50 hA INQUIETUD DEL ROSAL

LA FLOR QUE FUE

Estás ante mi vista y en el búcaro

Te mueres, languideces ...

Yo te arranqué del tallo, fuí perversa.


Me vengué en ti de algún pasado agravio.

Estás ante mi vista ya vencida,


Tus hojas se desprenden una a una,
Te vás... Hay una gota de agua sola
En tu corola y pienso en una lágrima.

Por la ventana, el sol, que es buen amigo


De ti , quiere impedirte la agonía . . .

Y es por eso que llega con un rayo

Intentando volverte a lo que fuiste.


ALFONSINA STORNI 51

En vano! En vano! Te quité del tallo


Y te mueres, te mueres lentamente,

Quieres darme razón porque se caen

Mientras pienso tres pétalos al suelo.

Y estás bella, bellísima, tan pálida

Como la muerte misma . . .

¡Y eres tan generosa que al verdugo

Le brindas la belleza de tu pena!

Me das lástima ahora, mucha lástima. . .

Me vence tu bondad. ¡Oh, cuánto frío


En el búcaro triste! ¡Ven y muere

Por lo menos mimada entre mis manos!

Y quiero aproximarte con cuidado,

Pero acaso tu odio se despierta

Recién y te deshojas totalmente


Al sentir mi contacto!

El sol aprisionado en una nube


Huye de ti; tus pétalos escuálidos

Están sobre mis pies suaves y quietos,


Cansadamente . . .
52 LA INQUIETUD DEL ROSAL

EL SUEÑO

Yo vi dos soles rojos dominando el espacio . . .

Perlaban en sus rayos las luces del topacio

Y tendi mis dos manos hambrientas de infinito


Para estrujar en ellas un inefable Mito.

Las dos pupilas rojas como rosas del cielo


Cegaron mis pupilas, soberbias en s¡i anhelo

De mirar cara a cara los toques de diamantes

Que estaban en el éter pomo luces distantes.

Después como un crujido de mudos que se quiebran...

Tempestades soberbias que en los mares se enhebran;

Parto de los infiernos... Un quejido de Dios . ..

Y bocas que se muerden en un supiemo adiós!


ALFONSINA STORNI 55

Más tarde una sonata más dulce que la miel;


Agonta de lirios en el jardín aquel

Palacio de oro y oro donde habita una maga


Que ha dormido tfen años por maldición aciaga.

Y después manos blancas desparramando rosas


Sobre el alma escondida y serena de las cosas . . .

Y un silencio de muerte cansado y sepulcral

Donde se prende el lotus venenoso del mal.

Y después la mañana que llega a los cristales

Del cuarto miserable donde muerdo mis males . . .


Y después otro día que se esboza en el lloro

De mis días sin sol, de mis soles sin oro!.. .


54 LA INQUIETUD DEL ROSAL

LO TRUNCO

¡Oh, pobre sueño que no tuvo flor!


¡Pobre corola de algún lotus gris!
Sobre el engaño de sus hojas flota
La tragedia silente del esplín!

¡Oh, pobre sueño que mis manos torpes


Dieron en despojar de su matiz!
¡Pobres los llantos que en mi ser cayeron
Todos ansiosos de lo que hay en tí!

¡Pobres los besos tuyos maltratados


Por mis dientes hambrientos de vivir
Sobre tu boca, que no llega nunca,
Que está tan lejos y la tengo aquí!

¡Pobres las cosas mías que murieron


Bajo tu hielo pálido y sutil,
Un hielo enfermo que lo tengo adentro
Bajo la forma de un ensueño gris! . . .
ALFONSINA STORNI

¡ADIOS!

Las cosas que mueren jamás resucitan,

Las cosas que mueren no tornan jamás,


Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
Es polvo por siempre y por siempre será!

Cuando los capullos caen de la rama


Dos veces seguidas no florecerán . . .
Las flores tronchadas por el viento Impío
Se agostan por siempre, por siempre jamás!

Los días que fueron, los días perdidos,

Los días inertes ya no volverán!

¡Qué tristes las horas que se desgranaron


Bajo el aletazo de la soledad!
56 LA INQUIETUD DEL ROSAL

¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,

Las sombras creadas por nuestra maldad';

¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,

Las cosas celestes que así se nos van!

¡Corazón!... silencia!... Cúbrete de llagas!...


— De llagas infectas — cúbrete de mal!

Que todo el que llegue se muera al tocarte,


Corazón maldito que inquietas mi afán!

¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!

¡Adiós mi alegría llena de bondad!


¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,

Las cosas celestes que no vuelven más! . . .


ALFONSINA STORNI 57

VIEJO CAJON

Viejo cajón que eres así cual una madre,


Que ofreces tus brazos como un amigo bueno

Para arrojarme en ellos en forma de papeles

Donde puse o pusieron algo unido a mis sueños.

Tú, donde yo he botado neurasténicamente


El cáliz que hallé fresco y te lo di por viejo

Librándole mezquina de mis manos nerviosas

Que ávidas se tendieron sobre el capullo nuevo;

Tú que no ignoras nada de este desorden mío

Que de tu espacio breve hizo un cofre bohemio

Dejando que se muerdan algunos besos suaves

Y haciendo que se besen algunos odios muertos;


58 AIjPONSINA stoeni

Tú que has visto mis manos crispadas abrazarte

Cuando quise en tu tumba enterrar un recuerdo

Que acaso eres el único que conoce de cerca


Cuáles son mis amores y cuáles mis desprecios,

Estás lleno de polvo, olvidado en la oscura

Habitación que nadie visita, ni el sangriento


Lamparazo del sol cuando se marcha, ni el blanco,

Orificado leve, sobre la aurora abierto . ..

Yo he penetrado ayer en el cuarto sombrío;

Me allegué para abrirte, mi buen amigo viejo . . .

iY he sido una cobarde! Mis manos han temblado


Y no pude mover tu lomo polvoriento!
LA INQUIETUD DEL ROSAL 59

EL FRASCO DE PERFUMES

Había llorado mucho y sin saber porqué . . .

Estaba neurasténica, cansada, no sé . . .

Una melancolía que era como un puñal

Clavado en el cerebro me hacía mucho mal.

Parecióme que había un lazo de crespón

Amortajando viva la paz del corazón.

Hacia el libro que adoro mis dos manos tendí

Y volvieron mis manos vacias hacia mi.

Y entonces en el búcaro mi mano se posó

Y nerviosa, una rosa de fuego deshojó.

Y fué la rosa-fuego destrozada después

Un reguero de sangre que moría a mis pies.


60 LA INQUIETUD DEL ROSAL

Y Jugué con las gotas de sangre bermellón

Como la neurastenia jugaba en mi ilusión.

Píselas una a una con la punta del pie

Y sobre su cadáver diminuto lloré.

Fatigada del juego fuíme hasta el tocador,

Me habla puesto pálida el pálido dolor.

Y tenía los labios blancos como el azahar

Un azahar de novia que se va a desposar.

Y pensé que el dolor era un novio sutil


Que gustaba de azahares hecho en labio febril.

Y en el plateado espejo de bruñido cristal


Puse un beso de hielo sobre el azahar fatal.

Después mi mano inquieta todo lo revolvió . . .

Un frasco de perfumes hasta el suelo rodó.

Estrepitosamente se quebró su cristal

Muriendo en una lenta notita musical.

Y, liberto, el perfume ascendiendo hasta mí

Quiso inundarse toda, toda, en su frenesí.


ALFONSINA STORNI 61

¡Oh, milagro divino de libélula azul


Que puso en mi tristeza dos alitas de tul!

¡Oh, contraste bendito, fresquísimo y grácil

Que abrió entre los azahares cien claveles de Abril!

¡Primavera! Tu soplo en mi alma se volcó

Y vencida mi alma, toda se te entregó!

Me hablaste de praderas, las tragiste hasta mi,


Y loca, largamente, me reí . . . me reí . . .
82

LA TRISTEZA

Yo sé que algunos dicen que nació la tristeza


En las rosas de sangre que murieron de sed

Porque habiendo tanta agua Madre Naturaleza

No se acercó hasta ellas a darles de beber.

Yo sé que algunos dicen que ha nacido en la sala


De un hospital de niños, porque piensan que Dios

No pudo darse cuenta de cómo es fría y mala,

Para un niño, la ley maldita del dolor.

Yo sé que algunos dicen que nació en esos seres


Que ni creer pudieron ni pudieron amar. ..

Porque dudando huyeron a todos los placeres


De vivir y no osaron entregarse jamás.
ALFONSINA STORNI

Yo sé que algunos dicen que nació en la mirada

Tan mansa y apacible del penitente buey

Porque hay en su cabeza de bruto, esclavizada,

Una torpe inconsciencia de todo su poder.

Yo sé que algunos dicen que ha nacido en la bruna


Tonalidad del día que nos deja y se vá . . .

Que la creó la noche con su manto de luna


Blanco como una novia muerta sobre el altar.

Pero yo pensaría que nació la tristeza


Después de aquel momento en que algo se logró,

Cuando el triunfo de haber gustado la proeza


No permite aún crear otra nueva ilusión . . .
64 LA INQUIETUD DEL ROSAL

YO QUIERO...

Volver a lo que fui, materia acaso


Sin conciencia de ser, como la planta

Gustar la vida y en belleza tanta


Sorber la savia sin quebrar el vaso.
ALFONSINA STOBNI 66

EL TEMPLO INMENSO

Subir a lo más alto, hasta la cumbre

De la montaña, grito de la tierra,


Y en la gloria de luz de un plenilunio

Desatar la garganta en un concierto


Hecho de notas bellas.

Cantar, cantar, arriba, sobre todos,


Cantar para la luz y la montaña,

Poner en su armonía la armonía

Que se siente fluir de la garganta.

Dejar la inspiración que tome vuelo


Sin compás, como el verso que no sabe
Rimas sin disonancias.
66 LA INQUIETUD DEL ROSAL

Libertad en el canto. Libertad,


Más libertad aún, toda la que haya,

Yo quiero asi cantar!

Denme la bóveda del templo inmenso,

La bóveda que finge terciopelo


Azulado en la noche

Y su bordado de oro como flores

Gestadas en el sol!

Para hincar mi rodilla, la montana.


Para adorar la bóveda florida
Por los mundos que ruedan en el todo!
Yo quiero así cantar!

Y será mi oración, como el sollozo


De todos mis dolores, como el grito
De todos mis martirios; llegarán

Al violoncello puesto en mi garganta

Mis rebeldías rojas, como sangre!


Y será mi oración toda de gracias,
Por la bendita gloria de vivir
Que ríe en mis arterias!
AIJTONS1NA STORNI 87

T será toda dulce, cerno el beso


De mi boca a la boca misteriosa
E inmensa de la Nada! . . .

T rodando en la noche irá mi canto

Sin orden, como yo, hasta las cosas

Qae nadie explicará...

Quizá sepa un poeta de esas roces

Que pugnan por hallar en la garganta

La nota Wagneriana!
68 LA INQUIETUD DEL ROSAL

DESOLACION

¡Oh! ¡Qué caricia Inmensa la que en mi pecho habita!


Cabría el mundo entero en la entraña que late,
Y allí se adormiría en dulzura infinita
El grito de dolor que llega del combate.

Yo cuido esa mimosa que en mi pecho palpita,


La cuido y la defiendo del humano acicate,
Y tengo por sus nervios de inquietud exquisita

Tan enorme piedad que mis fuerzas abate.

¡Jamás la entregaré! Mi pobre sensitiva


Se agostará en el hielo de mi coraza altiva.
Se morirá en mi pecho castigada de sed.

Y cuando su cadáver me traiga mucho frío

Me iré serenamente del país del hastío

Al país del Misterio que nos tiende su red . . .


ALFONSINA STOKNI 88

MI FATALIDAD

No pretendo engañarme . . . Bien que me lo sé yo.

Era mi predilecto y por eso se murió.

No sé si habré nacido contagiada de mal.

Van tres veces que planto y se me muere un rosal!

Así murió en mis manos todo lo preferido

T se fué de mi lado sin merecer olvido.

Cada vez que un capullo se cierra en mi jardín


Suelo mover los labios atacada de esplín

Para decirme: .Vamos! ¡Bien lo sabia yo!...


Era mi predilecto y por eso se murió. .
70 LA INQUIETUD DEL ROSAL

CANSANCIO

Todos, todos tenemos una hora cobarde,

Una hora de hastio cuando muere la tarde.

Cuando se va el amigo que nos trae calor,


El amigo de oro, el Mago Gestador.

Cuando se juntan todas las impresiones malas


Y el alma es un tejido de finísimas alas.

Cuando puede decirse: lo que fué no será;


Lo que no hice hoy no lo haré nuaca ya

Es entonces, cobarde, que me acosa el deseo


De no ser y ni pienso, ni trabajo, ni creo.
ALFONSINA STORNI

Es una nulidad completa de mí misma

Que me asusta y me hiere, me subyuga y abisma.

Es entonces que yo quisiera ser asi

Como una cosa nimia, fútil y baladí.

Un chiche que se lleva guardado en el bolsillo


Una prenda cualquiera, un reloj, un anillo . . .

Ser una cosa muerta que la llevan cargada

Y que no sabe nada y que no piensa nada.

Todos, todos tenemos una hora cobarde,

Una hora de hastio cuando mueie la tarde.


72 LA INQUIETUD DEL ROSAL

LA HORA TRAGICA...

Después de haber bebido mi taza de café

Se me tornan los nervios hilos electrizados,


'
Paso rápidamente de la duda a la fe

T siento mis tejidos como sutilizados.

Es la hora en que pasa por mi cuerpo la vida


Golpeándose las alas en un hielo de muerte,

En que me siento débil, en que me siento fuerte,

Y sé que Todo y Nada son las fuentes de Vida.

Es una elevación de mi propia materia,

Me acerco a lo infinito, penetro en el misterio,


Y bajo la presión de finísima histeria
Siento que soy el médium de algún gran cementerio. .
ALFONSINA STOKNI

Cementerio de razas, de las razas que han sido.

De aquellas que pasaron camino de la nada

No obstante su corona por el oro dorada

f a pesar de su emblema en bellezas ungido.

Y pasa por mis venas el soplo de la Grecia,

La Grecia de re rieles y diadema Aspasiana,


En q.iȒ Pidias da forma, sobre la mole recia,
Al gran siglo de oro de la Grecia pagana.

Después ruge en mi sangre un aullido de ñera:

¡Roma! ¡Roma! me muestra sus columnas truncadas


Y ii»e queman «1 pecho todas las llamaradas

Que hicieron el invierno sobre su primavera.

Y el mar, el gran gigante, me grita: ¡Alejandría!


La voz tiene un intenso llamado de pirata

Y se escucha el sonido del oro y de la plata

Arrastrando a las naves con su garra sombría.

Es la hora en que pasa por mi cuerpo la vida


Golpeándome las alas en un hielo de muerte,

En que me siento débil, en que me siento fuerte,

Y sé que Todo y Nada son las fuentes de Vida.


74 LA INQUIETUD DEL ROSAL

MI YO

Hay en mí la conciencia de que yo perteneíoo

Al Caos, y soy sólo una forma material,


Y mi yo, y mi todo, es algo tan eterno

Como el vertiginoso cambio universal.

Soy como algo del Cosmos. En mi alma se expande

Una fuerza que acaso es de electricidad,

Y vive en otros mundos tan llenos de infinito


Que me siento en la tierra llena de soledad.

Cuando en un día tibio percibo la caricia


De la vida, hay un algo que pasa per mí
Tan intenso y extraño, que deseo morirme
Para seguir viviendo como nunca viví . ..
ALFONSINA STORNI

i Vida! ¡Toda la vida!... Es el grito que siento

Subir de mis entrañas hasta la inmensidad . . .

Cada célula mía quisiera ser un astro,


Un mar, todo el misterio de la fecundidad!

Mi cuerpo, que es mi alma, suele sentirse guzla,

Una guzla de plata con cuerdas de cristal,

Naturaleza templa la cuerda y es por eso

Que me siento encarnada en todo la ancestral.


76 LA INQUIETUD DEL ROSAL

NADA SE HABIA MOVIDO

¡Ban! ¡Si ni somos algo! Se me ocurre esta frase

Recordando una extraña impresión de mi vida.

Una amiga que tengo me hizo llamar, doliente,

Su madre estaba enferma, su madre se moría . . .

Hasta la casa triste me allegué presurosa

Y antes de penetrar me detuve un momento . .

¿Se habrá muerto? — me dije — y miré las persianas


Cerradas. En la casa reinaba gran silencio.

¿Se habrá muerto? — volvieron a pensar los helados


Presentimientos míos — y miré alrededor. . .

Era un día glorioso, de plena primavera,


Sereno, palpitante, toda una floración!
ALFONSINA STOENI n

¿Entrar?... ¿No entrar?... ¿Qué haría?... Me golpeaban las sienes


Y me sentía presa de una emoción tan rara

Que, cobarde, indecisa, violenta y temblorosa

En el umbral de mármol quedé como clavada.

De pronto yo sentí como una voz intensa

Que puesta en mis oídos le hablaba al corazón,


Y aquella voz me dijo: «¡No ha muerto! ¿No reparas
Que la tierra no tiembla y no se ha roto el sol?>

La madre de mi amiga, no obstante, había muerto

Antes que yo llegara. Lo averigüé después.


Y yo siempre me acuerdo de aquella voz extraña:
t¡No ha muerto! El sol, la tierra, ¿se han movido tal vea'?».
LA INQUIETUD DEL ROSAL

TARDE DE TRISTEZA

Enferma de algún mal que no se cora

La muerte debe ser la salvación.


Me ha invadido las venas esta tarde
Una modorra gris!

Flota sobre las cosas el silencio


Enfermo y sepulcral de un cementerio.
Hay una pesadez en el ambiente:

Nada se mueve. Ni mis sueños. Nada!

El pensamiento quieto se adormece


Bajo el cielo de plomo.
Tres golondrinas cruzan el espacio
Como un presagio triste!
ALFONSINA STORNI

¿Hacia dónde caminan las errantes?

Son acaso mi alma que ha enfermado

Como mi cuerpo y se me va en las ala*


De los pájaros negros?

Sin embargo hay un sol que es como oro

Derretido por manos de princesas!

Sin embargo florece en mis Jardines


La gran rosa llamada juventud! . . .

Sin embargo el amor me abre sus puertas


De jaspe y plata y con sonrisa suave
Me susurra: adelante! Ven y bebe;

Escancia de mis fuentes! . . .

JKn mi todo se ha muerto; hasta los lirios!


Y queda un vaho gris . ..

Sólo a lo lejos una mano escuálida


— La mano de la muerte — me dirige

Al puerto negro donde todo aoaba

O al puerto amable donde todo empieza

O al puerto donde acaba y donde empieza

Una mentira vieja y una nueva.


LA INQUIETUD DEL ROSAL

MORIR SOBRE LOS CAMPOS...

Yo quiero que me dejen morir sobre los campos

Tendido el cuerpo enfermo. Me traiga el sol sus

Y abriéndose las venas a su calor bendito


Vengan a mí caricias de todo lo infinito.

Que no escuche en la hora solemne de mi muerte


La palabra del hombre que oraciones me advierte,

Que no venga mi madre & besarme las manos,

Que me dén al olvido los recuerdos humanos.

Que me dejen tendida, solita en la llanura,


Y solo el sol se vuelque portador de blancura
Sobre mi cuerpo pobre, sobre mi cuerpo enfermo
Como un pájaro helado que aún palpitara yermo.
ALFONSINA STORNI 81

Porgue asi moriré sabiendo que el pecado

No es tal; que si en las flores del jardín he libado

Eran mías sus flores y arranqué las corolas


Como el mar ha el derecho de sacudir sus olas!

Porque así seré buena; olvidaré ambiciones;


Justísima, serena, perdonaré traiciones
Y borracha de sol en la hora postrera
Tendré un beso en los labios lleno de primavera.

Moriré en la verdad. Sabré que mis errores,

Mis bondades, mis sueños, sólo son los señores


Que del castillo erguido en mi alma de atea
Saliéronle a la vida recabando pelea!

Pero que no me tiendan sobre el lecho mezquino

Para morir. No pongan el tono vespertino


En mi cuarto pequeño donde se oiga silente

El llanto de la madre que despide al muriente.

Porque acaso mi alma, libre hoy de cobardía.


Se haga como mi cuerpo, pobre, sin energía,
Y demande perdón por el dulce pecado
De haber libado miel en el huerto sagrado.
82 LA INQUIETUD DEL ROSAL

O acaso, sin derecho, ya que la vida aquesta

Si me brindó su acíbar me dió toda su fiesta,


Yo me sienta rebelde y maldiga la hora
En que bebí dolor en la copa traidora. ..

;Oh! ¡No! Toda la paz para morir deseo;


Mi sentimiento asceta que el pesar hizo ateo

Quiere serenidad ... ¡ Morir sobre los campos

Tendida y en mi cuerpo deshaga el sol sus lampos!

Recitada en el festival organizado por «Tribuna Femenina»


la noche dol 14 Noviembre de 1914
AliFONSINA STORNI 85

¿PORQUE?

¡Oh! La vida, la vida que empurpura


De sangre nuestras almas, que nos grita
Su castigo tremendo, que apresura
Su gran guadaña de impiedad maldita!

¡Oh! La vida, la vida que es la hiedra


Donde nuestra alma opresa se sofoca
Y que nos carga su pesada piedra
Como si fuera una coyunda loca.

¡Oh! La vida, zarpazo que desgarra


De un golpe al corazón y en cuya herida
Ruge el ideal como una eterna amarra

Que nos impide sepultar la vida!


LA INQUIETUD DEL ROSAL

¿Qué Misterio la rige? ¿Qué prodigio


Quiso hacerla tan bien y la hizo mal?. . .

¿Porqué tanta maldad, tanto litigio

Si la tierra se ofrece a cada cual?

¡Qué extravio imposible es esto humano!

¡Qué mal andamos en la hermosa ruta!

¡Pensar que la tenemos taii a mano


Y no sabemos escojer la fruta! .. .

Y mientras fatigamos nuestras almas

T mientras castigamos la materia


Naturaleza en sus supremas calmas

Se abstiene de saber de nuestra histeria! . ..


ALFONSINA STORN1 86

VEN, DOLOR!

Golpéame, dolor! Tu ala de cuervo

Bate sobre mi frente y la azucena


De mi alma estremece que más buena

Me sentiré bajo tu golpe acerbo.

Derrámate en mi ser, ponte en mi verbo,


Dilúyete en el cauce de mi vena
Y arrástrame impasible a la condena
De atarme a tu cadalso como un siervo.

No tengas compasión. ¡Clava tu dardo!

De la sangre que brote yo haré un bardo

Que cantará a tu dardo una elegía.

Mi alma será el cantor y tu aletazo


Será el germen caído en el regazo
De la tierra en que brota mi poesía.
86 LA INQUIETUD DEL EOSAL

ABSINTHIAS

Con mis veintidós años de juventud divina


Yo tendría que ser una planta lozana

Que arraigada en la tierra fértilísima y sana


Floreciera cien rosas de ilusión cristalina.

Pero en la tierra sana que ir. Líente imagina

(Mi vida) Sombra mala que en seguirme se afana

Ka dejado caer con imprudencia vana

Abono de dolores cargado de morfina.

Y es por eso tan solo; es por eso que cuando

Fingiéndome la planta en la tierra me expando


Para brotar en flores de algún himno auroral,

Con la savia que robo me llegan las toxinas


Y en vez de florecer en blancas sonatinas
Florezco las absinthias de la planta fatal! . . .
ALFONSINA STORNI

LA FLOR DEL MAL

Yo he pretendido odiar. . . lo he pretendido. . .

Imposible me fué. Triunfó una rosa

Que hay en mi corazón; triunfó la hostia


De la bondad innata. Sobre el odio
Arrojó polen una mariposa
Que mis jardines líricos colora .. .

Y el odio, ungido, fecundó una blanca

Ensoñación de paz que estaba pronta

Para brotar del alma dolorosa.


Es mariposa que libó en mi sangre. . .

Mariposa de luz bohemia y loca

Que lleva en sus alitas mucha aurora.

Blanca es la aurora y es el odio negro...

Y hasta que el sol, cansado, no se rompa,


Ha de triunfar su luz sobre la sombra!
88 LA INQUIETUD DEL ROSAL

Mariposa de luz . . . dulce bohemia

Inquieta, y por inquieta caprichosa,

A momento tus alas me abandonan . . .

Y me dejas entonces con la entraña

Sin sol y alguna espina rencorosa


Ocupa tu lugar ... Y en esa hora

En que de mi te vas, algo de hielo

Pretende dominarme, me traiciona,

Y florezco la absinthia venenosa.

Pero no triunfa... ¡no! Florece sólo,


Después tú le das muerte, la deshojas

Y sobre su cadáver mi alma llora . . .

Es el hijo perverso ... ¡ Pero es hijo !


Es la creación del mal ... ¡ Pero es la propia !

¡Algo se queda de lo nuestro en ello!


¡Algo dejamos en su vida rota!
ALFONSINA STOBNI 89

LA LOBA

A la memoria de mi desdichada ¡itniga J. C. P.


porqué este fué sn verbo

«Yo soy como la loba.

Quebré con el rebaño


Y me fui a la montaña
Fatigada del llano.

Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley.

Que yo no pude ser como las ouas, casta de buey


Con yugo al cuello; libre se eleve mi cabeza!

Yo quiero con mis manos apartar la maleza.

Mirad cómo se ríen y cómo me señalan

Porque lo digo asi: (Las ovejitas balan


Porque ven que una loba ha entrado en el corral
Y saben que las lobas vienen del matorral)
LA INQUIETUD DEL ROSAL

Pobrecitas y mansas ovejas del rebaño!

No temáis a la loba, ella no os hará daño.


Pero tampoco riais, que sus dientes son finos
Y en el bosque aprendieron sus manejos felinos!

No os rol arfe la loba al pastor, no os inquietéis ;


Yo sé que alguien lo dijo y vosotras 'o creéis
Pero sin fundamento, que no sabe robar

Esa loba; sus dientes son armas de matar!

Ha entrado en el corral porque si, porque gusta


De ver cómo al llegar el rebaño se asusta,

Y cómo disimula con risas su temor


Bosquejando en el gesto un extraño escozor . . .

Id si acaso podéis frente a frente á la loba


Y robadle el cachorro! no vayáis en la boba
Conjunción de un rebaño ni llevéis un pastor...
¡Id solas! ; Fuerza a fuerza oponed el valor!

Ovejitas Mostradme los dientes. ;Qué pequeños!

No podréis, pobrecitas, caminar sin los dueños


Por la montaña abrupta, que si el tigre os acecha
No sabréis defenderos, moriréis en la brecha.
ALFONSINA STORNI 91

Yo soy como la loba. Ando sola y me río

Del rebaño. El sustento me lo gano y es mío

Donde quiera que sea, que yo tengo una mano

Que sabe trabajar y un cerebro que es sano.

La que pueda seguirme que se venga conmigo,

Pero yo estoy de pie, de frente al enemigo,

La vida, y no temo su arrebato fatal


Porque tengo en la mano siempre pronto un puñal.

El hijo y después yo y después... ¡lo que sea!


Aquello que me llame más pronto a la pelea.
A veces la ilusión de un capullo de amor

Que yo sé malograr antes que se haga flor

Yo soy como la loba.


Quebré con el rebaño
Y me fut a la montaña
Fatigada del llano.»
82 LA INQUIETUD DEL ROSAL

LA MUERTE DE LA LOBA

El cuarto estaba a oscuras; una mísera vela

Daba su luz pesada como de oro muerto;

Cada objeto en la pieza era un fantasma Incierto


Bajo el pincel sombrío de la pobre candela.

Abierto estaba aún, donde su mejor verso,

Sobre la mesa el libro por ella preferido


Y una flor que no pudo ser la flor del olvido
Yacía en las estrofas como recuerdo terso.

En un vaso temblaba la blancura de un lirio


Cansado de sorber el agua amarillenta

Y su pobre corola caía macilenta


Con una gravedad enferma de martirio.
ALFONSINA STOBNI 06

Por la calle pasaban las ruedas de algún coche


Con un pesado andar cargado de agonía
Y la lluvia de a poco su llanto diluía
Sobre el silencio enorme que fluctuaba en la noche.

¡Oh, la forma del gato tras el cristal sombrío!


Un gato negro espiaba con la pupila rubia

Y su fosforescencia brillaba entre la lluvia


Metiéndose en el alma como un dardo de frío.

La loba en su sillón hechos sombra los ojos


Me escrutaba los ojos, hechos sombra también,

i Oh, la pobre sabia. — Y lo sabia bien —

Cómo eran de traidores esos pómulos rojos!

Muy al rato me dijo: — «Mira, estoy tan tranquila

Tan tranquila que acaso me comienzo a morir... >


Y estaba ¡tan tranquila! que hube de sonreír
Para que no leyera su muerte en mi pupila.

Y estaba ¡tan tranquila! que como un pajarito

Se durmió para siempre en la noche de frío

Acariciando al hijo que en el regazo mío


Estaba silencioso . . . silencioso y quietito.
94 LA INQUIETUD DEL ROSAL

Se quedó como el libro, cargada de ternezas,

Abriendo con su muerte la página final,


Una página blanca donde algún lodazal

Quiso poner impío el mal de sus tristezas.

Se quedó como el lirio que moría en el vaso . . .


Pálida y espectral, y sus manos perfectas
Decían no sé qué de las cosas selectas

Con la suave armonía de su lívido raso.

— «; Mamita! Oye mamita, ¿me comprarás soldados?...


Mamita». — No la llames, se ha dormido mamita —

Y una pobre canción con lástima infinita


Fluctuó pesadamente en mis llantos ahogados.

De pronto hasta el pabilo se apagó consumido,

La noche su sepulcro tendió sobre mi vena


Pero seguí cantando la suave cantilena

Para que el niño blando se quedara dormido.

¡Después! . . . — tantos detalles perdieron ya el color! —


Sólo me acuerdo ahora que en mi frente contrita
Pasó del pobre huérfano la blanca manecira
Tal como si en la llama jugueteara una flor!
ALFONSINA STOBNI

EL HIJO DE LA LOBA

Es un niño que tiene una expresión de hombría


Su frente es un espejo de la melancolía
T un gesto delatorio de ser predestinado

Lo significa hijo del amor y el pecado.

Las cejas bien arqueadas denotan voluntad,

La risa tiene un rasgo que es de fatalidad,


Sus ojos son muy negros; son dos interrogantes

Y en sus pupilas graves juguetea un Levante!

Se adivina un poeta soñador y nervioso

En la rubia cabeza de cabello sedoso

Y como si tuviera la intuición de la vida

Su palabra es serena como el agua dormida.


90 LA INQUIETUD DEL ROSAL

FECUNDIDAD

Mujeres! ... La belleza es una forma

Y el óvulo una idea.

Triunfe el óvulo !

Dentro de la mentira de la vida

Existe una verdad


Y hay que seguirla.

La verdad es que nada en la Natura

Debe perderse.

La tierra que es moral porque procrea

Abre la entraña a la simiente y brota


Dándonos trigo.
ALFONSINA STOBNI 97

El vientre que se da sin reticencias

Pone un soplo de Dios en su pecado.

Son para él las rosas que abre el sol.

El vibrará como una cuerda loca

Que el Misterio estremece.

El vientre que se niegue será atado

Al carro de la sed eternamente.

Mujeres! Sobre el grito de lo bello

Grite el impulso fuerte de la raza.

¡Cada vientre es un cofre!

¿Qué se guarda en las células que tiene?

¿Cuantos óvulos viejos han rodado


Guardándose el misterio que encerraban?...

¿Estaba en ellos quien hacía falta?

Mujeres! La belleza es una forma

Y el óvulo una idea . . .


98 LA INQUIETUD DEL ROSAL

MATINAL

La casita sombreada por la hiedra

Que le brinda un abrazo de frescura


Semeja de lo inmenso en la llanura

Un pequeño montículo de piedra.

Fuerte bullicio en la casita medra;

De un lado a otro corren con premura;

La alegría los pasos apresura

Y la inquietutt a un tiempo los arredra.

¡Ha llegado el Mesías! En la cuna


Una rosa infantil rompe la bruna

Escena de dolor y pesadumbre.

Y el viejo sol en la ventana ríe . .

¡Hay más plata en el oro que deslié!


¡Hay más oro en la plata de su lumore!
ALFONSINA STORNI 99

3IN EL LATIGO...

Domar con dura mano del hierro la potencia


Aunque los huesos crujan por el dolor heridos,

Verle cómo se dobla, muerta su resistencia,

Y dejar sus fragmentos cabe los pies tendidos.

Camino amplio y seguro abrir en los breñales

Rompiendo con el hacha la maleza bravia


Y poner en su vientre de recios espinales

La claridad magnífica y soberbia del día.

Socavar la montaña que el paso nos obstruye

Abriendo de su mole la enorme nervadura


Y falseada la base que sostiene o destruye

Cruzar al otro lado sobre su muerta altura.


100 LA INQUIETUD DEL ROSAL

Confiando en la victoria pelear a campo abierto

Con la fiera rabiosa y dejarla tendida

Sobre su propia sangre en el mudo desierto

Que parece una inmensa negación de la vida.

Ser vencedor del mar, negándose a su hambrienta


Boca que pone amor en tragar un coloso. . .
Entrar en su secreto y besar mansa, lenta
Y audazmente su fauce de viejo voluptuoso.

Y vencer a las fuerzas como con desaliño . . .

Poco importa si luego una flor nos domina,


¡Para el hierro más hierro! Para el llanto de un niño
El corazón cuajado de albura femenina . . .
ALFONSINA STOBN1 101

REBELDIA

Amo todas las auroras y odio todos los crepúsculos!

¡Qué hermosas las sendas

Que no tienen fin . ..

¡Qué hermosos los días

Que no tienen noche!

¡Qué hermosas las cosas

Que nunca se hicieron ! . . .


Las columnas truncas
Los vasos trizados
Las lineas no rectas . ..

¡Lo que no se rige

por orden expreso! . . .

Ir como las barcas

Que no tienen remos . . .


Ir como las aves

Que no tienen nido!


Ser algún capullo que no se adivina!
102 LA INQUIETUD DEL ROSAL

¡Poder algún día

Quebrar con la marcha


De las cosas hechas! . . .

¡Detener la tierra!

Dos y dos son cuatro . . .

¿Y eso quién lo sabe?


Y... ¿si se me ocurre

Que uno no es uno?. . .


ALFONSINA STOENI 103

EL GRAN DOLOR

Es: tener dentro del pecho


Una cuerda de cristal
Cuya vibración fatal
Pone al corazón maltrecho
Y enfermo de bien y mal.

Saber por anticipado

Lo que no se ha conseguido;

Sentir que llega el olvido


Antes que llegue lo amado
Y sin ser, haber ya sido . . .

Aferrarse a la verdad;
Volverse bajo su cruz

Flor de la esterilidad
Y al castigo de su luz
Quebrar Dioses y Deidad
101 LA INQUIETUD DEL ROSAL

¡Ota, lo inmenso del dolor


De no engañarse jamás!

Ir gustando el sinsabor

Sin esperar nada más

¡Muerto el capullo sin flor!

¿Adónde estás, sueño mío?

¿Adónde almita de Estío?


¿Qué puñal fué tan aleve
Que te puso el pecho frío
Como una tarde de nieve?..
ALFONSINA STOKNI 105

ANSIEDADES

Un pulpo que sus bocas clava en mi carne.


Deseos de gritar que el pulpo ahoga. . .

La Impotencia, vencida fiera de lucha,

Tal toda la expresión de mis ansiedades.

Tengo alas de energías sanas y fuertes;

Yo iría a la conquista de la Tribuna

Para verter en ella todo el acíbar

Que se oxida, rebelde, dentro del alma!

No quiero que se mueran en la miseria

Los muchos viejecitos de mirar bueno


Que de la tierra abrieron la madre entraña

O tendieron los rieles de alguna vía . . .


106 LA INQUIETUD DEL ROSAL

;Yo no quiero ver niños llenos de harapos!

i Quiero hacer de sus risas blancos poemas!

¡Tráiganmelos a todos! Denme sus frentes


Para poner en ellas solo una lágrima!

Pero el pulpo se aferra; bebe mi sangre;


El pulpo que es la vida me ata cadenas.
El corazón se vierte gota por gota

Y sollozan muy hondo mis ansiedades!


AIjPONSINA stoeni

DEL TEATRO

Pálida la carita y la poma

De su breve mejilla salpicada

Por roja mancha, sangre limitada


En óvulo de tisis que se asoma.

Hambrienta en el mirar y de paloma

La piel del cuello, nieve inmaculada,


Fijé sobre ella intensa la mirada
Sospechando una vida sin aroma.

Dejaba la platea; en el espejo


De gesto innoble dibujó un manejo
Y me mordió el dolor de aquella histeria.

Mucho de la cansada caravana


Gimió enredado en su expresión mundana
Para que en mí gritara su miseria!
LA INQUIETUD DEL ROSAL

INJUSTICIA

Tenía entonces diez años.


Robaron algún dinero

De las arcas de mi madre

Fué un Domingo... Lo recuerdo!

Se me señaló culpable
Injustamente y el reto

Que hicieron a mi vergüenza


Se me clavó aquí, muy dentro!

Recuerdo que aquella noche

Tendida sobre mi lecho


Llegó un gérmeu de anarquía
A iniciarse en mi cerebro.
ALFONSINA STORNI 109

LLAMARADA ROJA

El sol poniente arrastra coc el día


Y pone sangre, sangre en toda cosa,
Y es aquel mar de sangre alguna rosa

Monumental que muere de sangría.

Sangra nubes de fuego en la folia

De su martirio, vuelto venenosa,


Y es tal la rebeldía que la acosa

Que incendia el todo en convulsión bravia.

El cielo, el mar, la tierra, son tan rojos

Que en volverlos cenizas pone antojos

La rosa colosal agonizante.

Y por llorarla, cuando ni una gota

Queda en su vena fatalmente rota,

La noche viste luto sollozante!


LA INQUIETUD DEL ROSAL

AMOR. . .

Porque tenias el cabello blanco,

El rostro enjuto, la cansada frente

Llena de heridas hondas que me hablaban


De los estragos que product, el tiempo;
Porque tenias manos de trabajo,

Callosas y deformes, manos trémulas,

Como estremecimiento de algún ave


Bajo el frío mortal de la agonía;
Porque aquellas tus manos temblorosas
Me parecieron de esas que el arado

Hunden en las entrañas de la tierra


Para abrir paso a la simiente sana;
Porque acaso tus hijos se murieron
Y te dejaron sólo, sin cariño,

Con un grave pesar en tu alma buena

Que de rebelde nunca supo nada;


ALFONSINxV STORNI

Porque acaso te ganas el sustento


Hoy, que tienes muy corvas las espaldas,

Las manos temblorosas, la cabeza


Llena de canas que te trajo el tiempo,
Mi bombro sostuvo la cabeza tuya
Doblada por el sueño con cansancio,

Y te dejé dormir plácidamente

Gomo un niño arrullado por la madre!...

II

Tenía el alma triste esa mañana;

Aleteaban en ella suavemente

Mariposas de luz, que Primaver»


Trajo a libar en los jardines míos.

Era asi como el soplo de la vida

Derramándose entero en mis entrañas,


y a la vez como el triunfo de !a muerte

Burlando el canto loco de la vida...


Como deseos de tenderme libre

Sobre la mar inmensa, tan inquieta

Como esa sed de amor que se «íiluye

En las cosas sensibles de mi alma!


112 LA INQUIETUD DEL ROSAL

Como ansias de abrazar el cielo rojo


Por el sol moribundo, y de sus luces

Hacer una flor rara, con fragancia


De tierra humedecida por la lluvia.

Como deseos de envolver mi alma

En la belleza cósmica y hacerme

Ella, pero consciente de la vida

Para gozar entera la Belleza!


Y junto a Flora desátelas todas
Mis mariposas tenues ... ya rosadas
Azules, negras o bordadas de oro
Sobre el fondo sutil de roja seda.

¡Qué hermosa la mañana! Era acaso


Un canto de la luz, y por sus rayos

Que me trajeron la caricia suave,


Yo sentía que el sol se tamizaba
En el florecimiento de mi vida

Y corrieron las horas . . . ! Tiempo móvil


Que arrastras con las cosas más amadas,

Que nos haces filósofos, mendigos

De la felicidad;

Le quitaste conciencia de tu vida


A esta mi fantasía, y era tarde
Cuando entré nuevamente en el bullicio
Del Buenos Aires ávido de oro;
ALFONSINA STORNI

Y entonces fué que la cabeza blanca


Del pobre viejo se apoyó en mi hombro

Y lo dejé dormir plácidamente

Como un niño arrullado por la madre..

III

Bien recuerdo la escena ... en el tranvía

Los dos sentados en un mismo banco;

El junto a la ventana, yo muy quieta

Mirándole dormir. Cuanto más hondo

Sentí el dolor! Tan triste era el aspecto


De ese cansado viejo que dormía

Quizá soñando en la casita pobre

Donde hizo nido con la compañera

Que en la jornada lo dejó, sin ánimo

Para seguir sus pasos, entre zarzas


Y piedras arrojadas a la ruta

Por su sino de bestias de trabajo ! . . .

Asi pensaba cuando la cabeza


Cayó pesadamente hacia el costado
Y su sién se apoyó sobre mi hombro...
LA INQUIETUD DEL ROSAL

;Ah! b1 poder me fuera conferido,

Cesado habrían los rumores miles

Que el tráfico alimenta, y en sus veces


Los rumores dulcísimos del arpa

Como llanto de lirios, esparcieran


Sus notas cabe al pobre adormecido

En quien hablaban tantas cosas idas!


V en ese anhelo le dejé durmiera,

Despreciando la burla que enredaba

Sus ramas tan volubles

En la figura tosca del anciano.

¡Qué pueden entender de caridades


Sntiles, infinitas, los que arrojan
El mendrugo de pan como un desprecio,

Loa que dinero alcanzan,

Los que al amor no le sintieron nunca

Como la vida misma, derramado


En el sol que da luz, en la armonía
De las cosas eternas ... en el hombre

Que pasa velozmente


Como una sombra loca proyectada

Sobre un jardín de zarzas y de rosas' . . .


ALFONSINA STOBN1 115

DEL ARRABAL

Sofoca el calor; la pieza


Del conventillo malsano
Tiene entornada la puerta . . .
Ha pasado mediodía,
Es la siesta.

En el cuarto aquel mezquino


Donde todo es de miseria
Dice un poema la cuna
Que mueve al compás la abuela.

El niño duerme tranquilo


Y las rizadas guedejas
Le forman una aureola
Tan bella 6 quizá más bella
Que la del niño Jesús
Que ampara la cabecera
De la cuna tan humilde
Que sabe decir poemas.
116 LA INQUIETUD DEL ROSAL

Pasa un órgano en la calle.


Sus acordes tristes suenan
Mezclados con la algazara
De los chicos en la acera

El niño sigue durmiendo;


Habla muy quedo la abuela
Y sus palabras son tristes
Porque son muchas mis penas:
«Niño Jesús, tú que guardas
Del nene la cabecera
No dejes qu ; el nene sufra!»

Sofoca el calor; la pieza


Del conventillo malsano
Tiene entornada la puerta . . .
ALFONSINA STORN1 117

POR LOS MISERABLES...

No! no quiero pasar por aquellos umbrales

Donde está una mujer temblorosa 7 un niño


Helado entre las ropas puestas con desaliño

Sobre el cuerpo enfermito que delata sus males.

¡Oh! Yo siento que el alma se me parte como una

Flor que agosta el Otoño y quisiera tener

Unos brazos enormes úo pudiera caber

La cabecita de oro. . . y la negra. . . y la bruna. . .

¡Cómo les besaría los caballos maltrechos


Y las pobres manitas heladas por el frío

Y cómo les haría sobre el regazo mío,


Los brazos por almohada, el mejor de los lechos!
118 LA INQUIETUD DEL ROSAL

¡Oh! Si yo lo pudiera! — Quizás pueda mañana —

Buscarla esos niños débiles y enfermitos

Los más feos de todos y los más pobrecitos


Para hacerles la vida por lo menos humana.

¡Hay algunos tan pálidos! ¡Tan pálidos y quietos

Que parecen un viejo que se apresta a morir


T llevan en los ojos el dolor de vivir...
¡El dolor inocente de sus cuerpos escuetos!

No! No quiero pasar por aquellos umbrales


Donde está una mujer temblorosa y un niño

Helado entre las ropas puestas con desaliño


Sobre el cuerpo enfermito que delata sus males!
ALFONSINA STOBN1

¿VALE LA PENA?

¿Vale acaso la pena?... ¿Vale la pena acaso


tr cruzando la vida, sin un rayo de sol

Y no tener adentro la virtud del crisol

Para purificar el alma paso a paso . . . !

¿Vale la pena acaso?... ¿Vale acaso la pena


Soportar esta vida cortísima y cruel

Para llevar el alma recubierta de hiél


Y no sentirla nunca inmensamente buena! . . .

No vale, no, la pena . . . Preferible es entonce

Abrirse el corazón a golpe de puñal


Y destruir con la muerte, salvadora y fatal,
El corazón tan frío como entraña de bronce . . .
190 LA INQUIETUD DEL ROSAL

Para malas están en los bosques las fieras . ..

Tráiganlas enjauladas a la inquieta ciudad

T suéltenlas allí como fatalidad


Para que despedacen las colmenas enteras.

Y el hombre, que se acuerde de entrar a los talleres.

Que vaya a sus cuartujos y rea con afán


Cómo cansadamente se procuran el pan
Los niños infelices y las pobres mujeres . . .

No vale, no, la pena soportar esta vida


Para no haber destruido el instinto del mal,
T es mejor desangrarse a golpe de puñal

Y entrar pronto a la senda donde todo se olvida. . .


AliPONSINA STORNI

ME DESPRECIO...

Murieron en mi seno con las alas maltrechas

Golondrinas muy mías que alguien asesinó . . .

Se fueron con !a entraña traspasada de flechas


Y un estileto rojo dentro del corazón.

Su agonía fué lenta; miedosas como un niño

Murieron una tarde en que no había sol,


Yo les besé las alas y janto a mi corpiño
Se quedaron heladas a fuerza de temblor.

Al expirar lanzaron el horror de un quejido

Y e;i las pupilas tristes reflejaron perdón


Para la mano torpe que suspendió el latido

De sus pechos signados con puñales de amor.


LA INQUIETUD DEL ROSAL

Tiempo hace que a mi seno no llegan golondrinas

Buscando un nido tibio donde poder morir;


Alguien les ha contado que se han vuelto mezquinas
Mis fibras que hoy recubro con torres de marfil.

Pero suelen rozarme con las alas enfermas


Y entonces bajo el hielo que reaniman en mí

Siento que me desprecio por mis corolas yermas


Y que odio mis marfiles impregnados de hachís.
125

TERMINANDO

Hace aproximadamente un año Juan Julián Lastra me instó


para que publicase este libro.
Fué entonces que me escribió expontáneamente y de una
plumada el juicio del que me he permitido hacer prólogo sin
consultarlo al respecto.
Algunos versos que no conoce están aquí; otros que conocía
no los he incluido.
Y aun cuando esto significa un desorden, que Lastra ha de

perdonarme, me place ponerme de este modo al alcance de las


tijeritas de oro.
¿Quién desconoce el milagro de que es capaz el poeta?
. . . Cada gota de sangre puede ser un rubí . . .
ALFONSINA STORNI 125

INDICE
Pág.

Prólogo 7
La Inquietud del rosal "

El cisne enfermo
Al oido 16
Lo inacabable 10

Resurgir iv
Plegaria a la traición . . . 22
Los cisnes 2^
La campana de cristal 23
Claror lunar 29
Golondrinas 30
Cumpleaños 33
Lo blanco 36
Convalecer 38
£1 recuerdo 40
La invitación amable *'
Pregunta *3

Fugitiva 45

¿Ta acuerdas? ^
Primavera 47
JO
Año nuevo
La flor que fuó 50
El sueño 52
Lo trunco 5*

|Adios! 5*
Viejo cajón w
El frasco de perfumes 59
La tristeza 62
126 liA INQUIETUD DEL ROSAL

P4g.

Yo (jttiero 64

El templo inmenso
Desolación
Mi fatalidad 89

Cansancio
La hora trágica
Mi yó
Nada s» había movido
¡J
Tarde de"tristeza
Morir sobre los campos °

¿Por qu« !!
Ven, dolorl M
Absinthias 86

La flor del mal 87

La loba 89
La muerte de la loba "2
El hijo de la loba 95
Fecundidad 98
Matinal 98
Sin el látigo 99

Rebeldía 101
El gran dolor 103

Ansiedades 105
Oel teatro 107

Injusticia 108

Llamarada roja IUB

Amor 110

Oel arrabal nb

Por los miserables 117


119
¿Vale la pena?
Me desprecio !21

Terminando 153
Es propiedad de la autora

Irap.M. Caivelío,BelgraM949,h. As.

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