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REPÚBLICA DE COLOMBIA

CORTE CONSTITUCIONAL
Sala Plena

SENTENCIA SU-006 DE 2023

Referencia: Expediente T-8.301.427

Tutela presentada por Bernardo Hoyos


Montoya contra la Sala Penal del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla

Magistrado sustanciador:
ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO

Bogotá D.C., veinticinco (25) de enero de dos mil veintitrés (2023)

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en ejercicio de sus competencias


constitucionales y legales, decide sobre la revisión de los fallos proferidos el
10 de febrero de 2021, en segunda instancia, por la Sala de Casación Laboral
de la Corte Suprema de Justicia, mediante el cual resolvió confirmar el fallo
de primera instancia, proferido el 20 de enero de 2021 por la Sala de Casación
Civil de la Corte Suprema de Justicia, mediante el cual negó el amparo
solicitado, dentro del proceso de tutela de la referencia, previas las siguientes
consideraciones:

I. ANTECEDENTES

El ciudadano Bernardo Hoyos Montoya interpuso tutela invocando su derecho


fundamental al debido proceso, en contra de la Sala Penal del Tribunal
Superior de Barranquilla por cuanto negó el trámite de impugnación especial
contra la sentencia proferida por el mismo Tribunal, que en sede de apelación
condenó por primera vez al accionante.

1. Hechos relevantes

1. Hechos narrados en el escrito de tutela. El señor Bernardo Hoyos Montoya


fue vinculado junto con otras personas al proceso penal adelantado por los
delitos de peculado por apropiación a favor de terceros y contrato sin
cumplimiento de los requisitos legales. Este trámite se adelantó de
conformidad con lo dispuesto por la Ley 600 de 2000.

2. El 30 de septiembre de 2011 el Juzgado Sexto Penal del Circuito Adjunto


Expediente T-8.301.427
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

de Barranquilla resolvió respecto del señor Hoyos Montoya, absolverlo del


delito de peculado por apropiación, y condenarlo por el delito de contrato sin
cumplimiento de requisitos legales. En consecuencia, lo condenó a una pena
de cuarenta y ocho (48) meses de prisión y multa de cien (100) salarios
mínimos legales mensuales vigentes, y le concedió el beneficio de prisión
domiciliaria1.

3. Correspondió al Tribunal Superior de Barranquilla desatar el recurso de


apelación interpuesto por la fiscalía delegada, el Ministerio Público, así como
por el apoderado judicial de Bernardo Hoyos y otros acusados. Mediante
sentencia del 2 de diciembre de 2013 el Tribunal resolvió mantener la decisión
de responsabilidad penal frente a Bernardo Hoyos por el delito de contrato sin
cumplimiento de los requisitos legales, pero revocar la absolución por el delito
de peculado por apropiación a favor de terceros, y en consecuencia resolvió:
(i) redosificar la pena a imponer por el concurso de conductas punibles a
ciento veinte (120) meses de prisión; (ii) imponer una multa de mil ciento
doce millones doscientos treinta y ocho mil doscientos sesenta pesos
(1.112.238.260); (iii) imponer la pena accesoria de inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas por lapso igual al de la pena
principal; (iv) y, negar el subrogado de la suspensión condicional de la
ejecución de la pena y la prisión domiciliaria2.

4. Contra esta decisión, la defensa de Bernardo Hoyos presentó oportunamente


recurso extraordinario de casación el cual fue inadmitido el 9 de julio de 2014,
por no estimar satisfecha la carga procesal del actor de fundamentar
adecuadamente su censura3. Sin embargo, resolvió admitir la demanda de
casación presentada por otra persona condenada dentro del mismo proceso.
Esta demanda fue resuelta mediante sentencia del 20 de noviembre de 2014 en
el sentido de casar parcialmente el veredicto, para absolver a uno de los
condenados, y ratificando el fallo en todo lo demás.

5. El 25 de noviembre de 2019, el accionante, a través de su apoderado


judicial, presentó ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Barranquilla la
impugnación especial contra la decisión de condenar por el delito de peculado
por apropiación, con el propósito de hacer efectiva la garantía de la doble
conformidad, dado que había sido condenado por primera vez en segunda
instancia y su demanda de casación no fue admitida4.

6. Esta solicitud estuvo fundamentada en que el demandante no tuvo la


posibilidad de impugnar de manera amplia e integral la condena por el delito
de peculado, a pesar de que la doble conformidad es una garantía de orden
constitucional. Así pues, señaló que un Estado miembro del Pacto de San José,
como es el colombiano, tiene la obligación de garantizar el recurso integral
desde el momento en que adhiere a la Convención 5, y que la Corte
1
Proceso con radicación N.º 08001-21-04-002-2009-00262-00. Expediente digital “5.1.-01Sentencia.pdf”. p.
45.
2
Expediente digital “5.1.-CuadernoTribunal.pdf” pp. 11 a 70.
3
Expediente digital “43557 (09-07-2014).pdf”.
4
Expediente digital “5_ANEXO 5 - Impugnación especial presentada ante Tribunal (1).pdf”, p
5
Esta afirmación es fundamentada en el artículo 8.2 de la CADH “Toda persona inculpada de delito tiene
derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el
proceso, toda persona tiene derecho en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: (…) h) derecho de
recurrir del fallo ante juez o tribunal superior”.

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Expediente T-8.301.427
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

Interamericana de Derechos Humanos (en adelante CIDH) se ha ocupado de


abordar esta garantía en las sentencias Herrera Ulloa contra Costa Rica y
Mohamed contra Argentina.
7. A juicio del demandante, la doble conformidad se caracteriza por lo
siguiente: (i) es aplicable tanto a aforados como no aforados; (ii) es aplicable
en cualquier instancia en la que se produzca el fallo y con independencia de la
jerarquía de la autoridad judicial; (iii) es un derecho fundamental de
aplicación directa cuyo sustento principal es el bloque de constitucionalidad
que no requiere desarrollo específico; y (iv) es una garantía existente desde
1991.

8. Adicionalmente, expuso las razones por las cuales consideraba que la


condena del Tribunal por el delito de peculado por apropiación resultaba
equivocada e indicó que el proceso estaba viciado de nulidad por contener en
su sentencia hechos sobre los cuales no hubo indagatoria al señor Hoyos
Montoya.

2. Trámite procesal de instancia

9. Auto de 4 de febrero de 2020. La Sala Penal del Tribunal Superior de


Barranquilla negó la solicitud de impugnación especial dado que la sentencia
cuestionada es el 2 de diciembre de 2013 y, según la doctrina jurisprudencial -
principalmente de las sentencias C-742 de 2014 de la Corte Constitucional y
Rad. N.º 54215 de la Corte Suprema de Justicia-, han fijado que la doble
conformidad procede desde el 25 de abril de 2016 o sobre sentencias que se
encuentren en término de ejecutoria, lo cual no ocurre en el caso en concreto 6.
Además, señaló que el recurso extraordinario de casación era, para el
momento de la sentencia, el medio idóneo para cuestionar la decisión, y que,
por tratarse de una decisión completamente ejecutoriada, resultaba
improcedente volver sobre ella. Por lo anterior, resolvió negar en todas sus
partes la solicitud de la defensa y conceder el recurso de reposición
únicamente frente a la solicitud de impugnación especial7.

10. Recurso de reposición y en subsidio queja. La defensa de Bernardo Hoyos


Montoya interpuso recurso de reposición y subsidiariamente queja contra el
auto que negó la impugnación especial frente a la sentencia proferida el 2 de
diciembre de 2013. El recurso se fundamentó en que cualquier primera
condena penal emitida desde la Constitución Política de 1991 goza de la
garantía de doble conformidad. Sin embargo, indicó que el Tribunal hizo caso
omiso a la jurisprudencia constitucional, especialmente la sentencia SU-217
de 2019. También manifestó que ni el recurso extraordinario de casación ni el
de revisión son herramientas idóneas para materializar dicha garantía
constitucional8.

11. Auto de 6 de marzo de 2020. La Sala Penal del Tribunal Superior del
6
Expediente digital “6_ANEXO 6 - Auto de Tribunal niega impugnación especial.pdf”.
7
Esta decisión siguió el tenor de la decisión con Rad. N.º 48142 de la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia que señala que “el derecho de impugnación de que trata la sentencia C-792 de 2014 es
diferente al recurso de apelación, por lo que contra el auto que niega la impugnación de la sentencia
condenatoria proferida por primera vez en segunda instancia, sólo procede el recurso de reposición, no el de
queja”.
8
Expediente digital “2012 00162 P Bernardo Hoyos_0004.pdf”.

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Expediente T-8.301.427
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

Distrito Judicial de Barranquilla resolvió no reponer la decisión adoptada el 4


de febrero mediante la cual negó la impugnación especial. Consideró que el
proceso penal es preclusivo y progresivo, lo que significa de un lado la
imposibilidad de volver a los estadios procesales agotados, y del otro, que es
la decisión de la Corte Suprema de Justicia la que gobierna el proceso de
arriba hacia abajo. Frente a esto último, señaló que en el caso en concreto, a
través del recurso extraordinario de casación, la Corte Suprema de Justicia
modificó la decisión, con lo cual, la ejecución del proceso depende de lo
ordenado por dicha corporación. En efecto, recordó que la Corte Suprema
adelantó una casación oficiosa mediante la cual absolvió a una de las
procesadas, además de tomar otras decisiones, porque no es de recibo que el
peticionario se limite a señalar que su demanda de casación fue inadmitida.

12. Frente al recurso de queja, señaló que es improcedente respecto del auto
que niega la impugnación de la sentencia condenatoria, pues de conformidad
con la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, este auto solo admite
recurso de reposición. La queja únicamente procede contra las decisiones que
tienen la virtualidad de ser controvertidas a través del recurso de apelación.

3. Fundamentos de la solicitud de tutela

13. Contra los autos del 4 de febrero y 6 de marzo, ambos de 2020, el 23 de


junio del mismo año, el señor Bernardo Hoyos mediante apoderado judicial,
presentó solicitud de tutela9 invocando su derecho fundamental al debido
proceso. Por lo anterior, solicitó que se le concediera y tramitara la
impugnación especial contra la sentencia condenatoria proferida el 2 de
diciembre de 2013.

14. Tras un recuento procesal, señaló que la demanda de casación fue


inadmitida, por lo cual, el condenado no tuvo oportunidad de impugnar la
sentencia de maneral amplia e integral, dada la naturaleza propia de dicho
recurso extraordinario. Procedió a enumerar las fuentes jurídicas que ordenan
la garantía a impugnar la primera sentencia condenatoria, siendo la primera de
ellas la CADH de conformidad con lo dispuesto en su artículo 8.2 inciso h), y
los pronunciamientos que ha efectuado al respecto en las sentencias Herrera
Ulloa contra Costa Rica y Mohamed contra Argentina. A continuación, indicó
que la jurisprudencia nacional10 ha aclarado y recogido que la garantía de la
doble conformidad es un derecho fundamental de aplicación directa, parte del
bloque de constitucionalidad y proceden contra cualquier sentencia
condenatoria. En esta medida, resalta que la situación bajo examen es
absolutamente equivalente a los casos estudiados por la Corte Constitucional,
especialmente aquel que dio lugar a la SU-217 de 2019.

15. Precisó que de acuerdo con la jurisprudencia constitucional, la


impugnación especial para hacer efectiva la garantía de doble conformidad en
casos resueltos en única instancia por las cortes de cierre jurisdiccional
procede desde el 30 de enero de 2014, fecha que corresponde a la de la
sentencia Liakat Ali Alibux contra Surinam. Sin embargo, en los casos de no
9
Expediente judicial, “Acción de Tutela (2).pdf”.
10
Específicamente apela a las sentencias C-792 de 2014, SU-217 de 2019, AP1263-2019 (Rad. N.º 54215),
Auto AP-2020 (50487).

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Expediente T-8.301.427
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aforados, el precedente judicial es el contenido en Herrera Ulloa contra Costa


Rica y Mohamed contra Argentina, emitidos el 2 de julio de 2004 y el 23 de
noviembre de 2012 respectivamente. Estas últimas, a su juicio, deben ser las
fechas a tener en cuenta para determinar frente a qué sentencias condenatorias
debe hacerse efectiva la doble conformidad. Dado que la sentencia
condenatoria del caso en estudio es el 2 de diciembre de 2013, concluye que
se encuentra cubierta por el ámbito temporal de la doble conformidad.

16. Para sustentar la procedencia de la tutela contra providencia judicial,


invocó los siguientes defectos:

(i) Decisión sin motivación: indicó que en el auto de 6 de marzo de


2020, el Tribunal se limitó a transcribir otra providencia judicial,
reemplazando la labor de motivación y argumentación. Este es un
vicio que se encuentra desde la sentencia condenatoria frente al
peculado.
(ii) Desconocimiento del precedente: consideró que el Tribunal inaplicó
por completo la jurisprudencia nacional como de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Especialmente, en lo que
respecta a la Sentencia SU-217 de 2019 en la que se resolvió un caso
muy similar al analizado en esta oportunidad y se concedió la doble
conformidad.
(iii) Violación directa de la Constitución: estimó violado tanto el artículo
29 constitucional como las normas integrantes del bloque de
constitucionalidad frente al derecho de la doble conformidad, al
considerar que la doble conformidad es una garantía esencial
integrante del debido proceso.

17. Por último, indicó que fue condenado por la Sala Penal del Tribunal
Superior de Barranquilla por no pagar el dinero que los funcionarios de dicha
corporación le exigieron para su absolución. Para sustentar tal afirmación,
adjuntó al escrito de tutela copia de dos declaraciones extrajudiciales rendidas
por personas que participaron en el proceso penal, y una copia de la denuncia
formulada el 29 de mayo de 2020 contra los magistrados que profirieron la
sentencia condenatoria11.

4. Decisiones judiciales objeto de revisión

18. Mediante auto de 25 de junio de 2020, la Sala de Casación Penal de la


Corte Suprema de Justicia admitió y avocó conocimiento de la tutela
presentada. Igualmente, resolvió vincular a todas las partes e intervinientes del
proceso penal N.º 2012-00162, quienes guardaron silencio en el trámite 12. En
sentencia de 14 de julio de 2020 resolvió negar el amparo solicitado dado que
no constató una vulneración real de los derechos fundamentales por parte de la
providencia cuestionada, pues esta no incurrió en los defectos alegados.

19. Esta decisión fue impugnada y remitida a la Sala de Casación Civil de la


Corte Suprema de Justicia, la cual, mediante auto de 25 de noviembre de 2020
11
Se trata del que fuera inicialmente el abogado de Bernardo Hoyos, así como de otro de los condenados por
el mismo proceso penal.
12
Expediente digital “1256 AVOCA -PENAL [14834].pdf”.

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Expediente T-8.301.427
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resolvió declarar la nulidad de todo lo actuado, sin perjuicio de la validez de


las pruebas recaudadas. Lo anterior, dado que la Sala de Casación Penal
carecía de competencia para pronunciarse sobre un asunto que conoció
previamente al inadmitir la demanda extraordinaria de casación, y casándola
parcialmente frente a otros procesados.

20. El 1º de diciembre de 2020 la Sala de Casación Civil asumió en primera


instancia el conocimiento de la tutela y dispuso vincular al trámite a la Sala de
Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, al Juzgado Sexto Penal del
Circuito Adjunto de Barranquilla, así como a las partes e intervinientes dentro
del proceso penal de instancia.

21. Contestación de la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Barranquilla: mediante escrito de 11 de diciembre de 2020 13 solicitó negar
el amparo toda vez que las providencias cuestionadas no constituyen ninguna
vía de hecho, sino que el demandante pretende reabrir el debate sobre una
sentencia en la que ya se adelantó el recurso de casación, así fuera de manera
parcial. Insistió en que para la época en que se profirió la sentencia no operaba
la doctrina de la doble conformidad.

22. Contestación de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de


Justicia: mediante escrito de 2 de diciembre de 2020, informa que la Sala de
Casación Penal inadmitió la demanda de casación presentada por la defensa de
Hoyos Montoya, y se remite a la parte motiva de dicha providencia14.

23. Sentencia de tutela de primera instancia: El 20 de enero de 2021, la Sala


de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia decidió la tutela en el
sentido de negar el amparo solicitado15. La Sala consideró que, si bien el
accionante resultó condenado en apelación por el delito de peculado por
apropiación a favor de terceros, lo fue con ocasión de una sentencia proferida
el 2 de diciembre de 2013, cuya demanda de casación fue inadmitida el 9 de
julio de 2014. “Como el fallo de constitucionalidad que acogió la aplicación
de la doble conformidad (C-792/14) fue proferido el 29 de octubre ídem, fecha
posterior a la referida condena” el principio de la doble conformidad resulta
inaplicable. A la luz de la jurisprudencia constitucional nacional, la fecha de la
sentencia Mohamed contra Argentina no constituye un hito temporal para la
aplicación del principio en mención.

24. En ese sentido indicó que “aunque la Corte Constitucional en el


precedente SU-146/20 haya ampliado el margen de la doble conformidad a las
primeras sentencias condenatorias emitidas con posterioridad al 30 de enero
de 2014 (…), para esta Sala de Casación el referente termporario de aplicación
de ese principio es el proferimiento de la pluricitada C-792/14 (es decir, el 29
de octubre de 2014)”, y en conclusión, dicho principio en el caso concreto es
inaplicable.

25. Por último, la Sala señaló frente a la acusación del peticionario de que la

13
Expediente digital “T-2020-03352-BERNARDO HOYOS.pdf”.
14
Expediente digital “Oficio respuesta a tutela (Dr. Aroldo Wilson Quiroz Monsalvo-Sala Casación Civil-C-
43557-Bernardo Hoyos Montoya)-FORMATO NUEVO-escudo-.pdf”.
15

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condena fue producto de un delito, que no se cumple el presupuesto de


subsidiariedad dado que por estas conductas existe la posibilidad de adelantar
las acciones penales y disciplinarias correspondientes.

26. Impugnación: en su escrito de impugnación el demandante solicitó el


amparo deprecado al considerar que la sentencia C-792 de 2014 no limitó la
garantía de la doble conformidad a las sentencias proferidas con posterioridad
a ese momento, sino que dicha fecha fue establecida exclusivamente para
indicar a partir de cuándo se podrían tramitar o presentar impugnaciones
especiales. En dicha providencia, la Corte Constitucional propuso la
aplicabilidad de la doble conformidad a partir de normas sustanciales previas
al 25 de abril de 2016, como el reconocimiento del Sistema Interamericano de
Derechos Humanos. Resaltó que la falta de motivación de la decisión se debió
a que el Tribunal se limitó a citar jurisprudencia sin resolver de fondo los
argumentos del recurso16.

27. De otro lado, señaló que en virtud del principio y derecho fundamental a la
igualdad, la doble conformidad judicial debe concederse porque la sentencia
condenatoria fue proferida a menos de dos meses de que la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitiera la sentencia Ali
Alibux contra Suriname, y en todo caso, porque es posterior a los fallos de
Ulloa Herrera contra Costa Rica y Mohamed contra Argentina. Resaltó que el
recurso de casación fue inadmitido con posterioridad al 30 de enero de 2014.

28. Sentencia de tutela de segunda instancia: la Sala de Casación Laboral de


la Corte Suprema de Justicia, mediante proveído de 10 de febrero de 2021,
resolvió confirmar el fallo impugnado al corroborar que la negativa de
conceder la impugnación especial se encontró en consonancia con los
derroteros jurisprudenciales de la figura de la doble conformidad, que
reservaron la aplicación de la garantía en referencia a las condenas proferidas
a partir del 30 de enero de 2014, y el fallo que condenó al demandante data del
2 de diciembre de 2013. Por último, confirmó lo dicho por la primera instancia
frente a las acciones penales y disciplinarias aplicables por los hechos
delictivos alegados.

5. Actuaciones en sede de revisión

29. Solicitud de revisión. El 8 de julio de 2021 el apoderado judicial del


ciudadano17 solicitó a esta Corporación la selección de la tutela con base en los
criterios de necesidad de “precisar el alcance de la línea jurisprudencial” de la
Corte Constitucional y “aclarar el alcance del derecho fundamental” a la doble
conformidad.

30. La Sala de Selección de Tutelas número Diez de la Corte Constitucional 18,


mediante auto de 15 de octubre de 2021, resolvió seleccionar19 para revisión el
expediente T-8.301.427 con fundamento en los criterios objetivos “asunto
16
Expediente digital archivo “20. 110010203000202003352000Al despacho para
resolver202112715386.pdf”.
17
Expediente digital archivo “8301427_2021-07-09_JORGE FERNANDO PERDOMO TORRES
APODERADO DEL ACCIONANTE_18_REV.pdf”.
18
Integrada por los magistrados Paola Andrea Meneses Mosquera, Jorge Enrique Ibáñez Najar y Alejandro
Linares Cantillo.

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novedoso” y “exigencia de aclarar el contenido y alcance de un derecho


fundamental”. En consecuencia, dispuso su reparto a la Sala Tercera de
Revisión, presidida por el magistrado Alejandro Linares Cantillo.

31. El 14 de enero de 2022, el magistrado Linares Cantillo decretó pruebas


con el fin de obtener elementos de juicio relevantes de conformidad con el
artículo 64 del Reglamento Interno de la Corte Constitucional. En
consecuencia, ordenó oficiar a la Sala Penal del Tribunal Superior de
Barranquilla y al Juzgado Segundo Penal del Circuito, ambos de la ciudad de
Barranquilla, allegar al proceso algunas piezas procesales 20 correspondientes
al proceso penal adelantado contra el demandante.

32. En sesión del 25 de enero de 2022, la Sala Plena avocó conocimiento del
presente caso, previa recepción del correo electrónico enviado por el
apoderado del demandante mediante el cual solicitaba la asunción de
competencia por la Sala Plena, además de advertir como asunto novedoso el
caso Saulo Arboleda contra Colombia adelantado ante la CIDH21.

33. En respuesta al auto de pruebas, mediante oficio del 25 de enero de 2022


el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Barranquilla informó al despacho
sustanciador que a partir de lo dispuesto en el Acuerdo N.º 0229 de 2011 del
Consejo Seccional de la Judicatura del Atlántico, los procesos penales
adelantados bajo la Ley 600 de 2000 fueron remitidos al Juzgado Séptimo
Penal del Circuito de Barranquilla, actualmente Juzgado Once Penal del
Circuito con Funciones de Conocimiento de Ley 906 de 2004.

34. Por lo anterior, mediante auto de 27 de enero de 2022, el despacho


sustanciador ofició al Juzgado Once Penal del Circuito y al Juzgado Sexto
Penal del Circuito, ambos con funciones de conocimiento, así como al
Consejo Seccional de la Judicatura del Atlántico para que informara la
ubicación precisa y actual del expediente. Esta última corporación señaló que
el proceso se encontraba en la Secretaría del Centro de Servicios de Ejecución
de Penas y Medidas de Seguridad de Barranquilla, bajo la vigilancia del
Juzgado 5º Penal de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad. Mediante
auto de 2 de marzo de 2022 se requirió a estos últimos para que allegaran la
documentación requerida.

19
Tras recibir dos escritos de insistencia. El primero, de parte del entonces magistrado Alberto Rojas Ríos
fundamentado en tres razones: (i) la necesidad de precisar el alcance de la línea jurisprudencial sobre la
garantía de la doble conformidad, (ii) la necesidad de reafirmar la aplicación de la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en nuestro país, y (iii) la conveniencia de evitar decisiones de la Corte
Interamericana sobre responsabilidad del Estado colombiano por el incumplimiento del contenido del Pacto
de San José. La segunda insistencia fue presentada por la Defensoría del Pueblo fundamentada en la estimada
vulneración del debido proceso y la garantía fundamental a la doble conformidad.
20
Las piezas solicitadas fueron: (i) copia digital de la sentencia de primera instancia proferida por el Juzgado
Sexto Penal del Circuito de Barranquilla Adjunto, en el proceso penal con radicado No.
080013104002200900262; (ii) copia digital del cuaderno de segunda instancia correspondiente a todas las
piezas procesales y actuaciones relacionadas con el recurso de apelación contra la sentencia del 30 de
septiembre de 2011, presentado por el ciudadano Bernardo Hoyos Montoya ante la Sala Penal del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Barranquilla; (iii) copia digital de todas demás las solicitudes, memoriales
y/o actuaciones surtidas por el ciudadano Bernardo Hoyos Montoya y/o su apoderado ante el Tribunal
Superior Distrito Judicial de Barranquilla, relacionadas con el proceso penal, así como de las decisiones
judiciales que sobre aquellos se hayan producido; y (iv) copia digital de cuaderno procesal correspondiente a
todas las actuaciones referidas al trámite del recurso extraordinario de casación presentado por el apoderado
judicial del ciudadano Bernardo Hoyos Montoya dentro del proceso penal de referencia.
21
Expediente digital archivo “Solicitud revisión tutela.pdf”.

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35. Por medio de auto 480 de 30 de marzo de 2022, esta corporación dispuso
suspender los términos del proceso por tres (3) meses contados a partir del
momento en que se allegaran efectivamente las pruebas decretadas de acuerdo
con lo dispuesto en el artículo 64 del Acuerdo 02 de 2015. El 21 de abril de
2022, a través de correo electrónico remitido por Secretaría General de la
Corte Constitucional, el despacho sustanciador recibió un vínculo enviado por
el Juzgado 5° de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Barranquilla,
con acceso a las piezas procesales requeridas con antelación, a saber: las
actuaciones asociadas al recurso extraordinario de casación, el cuaderno
procesal correspondiente al recurso de apelación surtido ante el Tribunal de
Barranquilla y la copia de la sentencia de primera instancia en el proceso
penal tramitado en contra del señor Bernardo Hoyos Montoya. Asimismo, en
el marco del traslado de dichas pruebas, la Sala Penal del Tribunal Superior de
Barranquilla, manifestó acogerse a lo que se encuentre probado dentro del
trámite y a la decisión que se asuma por la Corte Constitucional.

36. La sustentación del proyecto correspondió inicialmente al Magistrado


Alejandro Linares, sin embargo, tras su discusión en Sala Plena el proyecto
por él presentado no alcanzó la mayoría requerida. Por lo anterior, en
cumplimiento del inciso 2º del artículo 8º del Acuerdo 02 de 2015 “por medio
del cual se unifica y actualiza el Reglamento de la Corte Constitucional”, el
asunto fue repartido al magistrado siguiente en orden alfabético de apellido
para la redacción del nuevo proyecto.

II. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

Competencia

37. La Corte Constitucional es competente para revisar las decisiones


judiciales proferidas dentro del proceso de tutela de la referencia, de
conformidad con lo previsto en los artículos 86 y 241.9 de la Constitución
Política y 31 a 36 del Decreto 2591 de 1991.

1. Problemas jurídicos y estructura de la decisión

38. Tanto la primera como la segunda instancia del proceso de tutela negaron
la pretensión formulada por el demandante de revocar los autos del 4 de
febrero y 6 de marzo, ambos de 2023, para en su lugar conceder la
impugnación especial, por considerar que no había vulneración del derecho
fundamental al debido proceso. Por otra parte, ambas instancias declararon
improcedente, por incumplimiento del requisito de subsidiariedad, el reclamo
relativo a que la condena penal había sido producto de un delito por parte del
juez. En consecuencia, en sede de revisión, la Corte procederá a decidir si los
jueces de instancia le dieron acertadamente la razón al Tribunal Superior de
Barranquilla en cuanto negó la impugnación especial frente a la sentencia de 2
de diciembre de 2013 que declaró penalmente responsable al demandante por
primera vez en segunda instancia por el delito de peculado por apropiación en
favor de terceros. O si por el contrario, con esta decisión dicho Tribunal
incurrió en los defectos de (i) decisión sin motivación, (ii) desconocimiento
del precedente, o (iii) violación directa de la Constitución. Adicionalmente,
deberá constatar si la declaratoria de improcedencia respecto del segundo

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reclamo es adecuada o si por el contrario corresponde un estudio de fondo de


este asunto.

39. Para dar respuesta al problema jurídico, la Sala (i) analizará el


cumplimiento de los requisitos generales y específicos de procedibilidad
teniendo en cuenta que la tutela se dirige contra una providencia judicial, en
caso de que estos se estimen satisfechos; (ii) analizará el ámbito temporal de
aplicación de la impugnación especial para materializar la garantía de doble
conformidad en la jurisprudencia constitucional; (iii) reiterará el alcance de la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el
ordenamiento jurídico interno; y, por último, (iv) resolverá el caso concreto.

2. Procedencia excepcional de la acción de tutela contra decisiones


judiciales. Reiteración jurisprudencial22

40. De conformidad con el artículo 86 de la Constitución toda persona puede


reclamar ante los jueces, mediante acción de tutela, la protección inmediata de
sus derechos constitucionales fundamentales vulnerados o amenazados por la
acción o la omisión de cualquier autoridad pública y, en los casos que
establezca la ley, de los particulares 23, cuando el afectado no disponga de otro
medio de defensa judicial, salvo que aquella se utilice como mecanismo
transitorio para evitar un perjuicio irremediable.

41. Tal mecanismo de protección procede, en consecuencia, contra cualquier


autoridad pública que con sus actuaciones u omisiones vulneren o amenacen
derechos constitucionales fundamentales. Dentro de tales autoridades públicas
se encuentran incluidas, por supuesto, las judiciales, en cuanto autoridades de
la República, las cuales, sin excepción, están instituidas para proteger a
todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes,
creencias y demás derechos y libertades, como lo dispone el artículo 2 de la
Constitución.

42. Bajo tales supuestos constitucionales y los artículos 6-1 del Decreto Ley
2591 de 1991, 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y 25
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos 24, la Corte
Constitucional ha admitido la procedencia de la acción de tutela para la
protección de derechos fundamentales vulnerados por decisiones judiciales (i)
respecto de las cuales no existan otros recursos o medios de defensa judicial,
(ii) cuando, no obstante su existencia, se utilice como mecanismo transitorio
para evitar un perjuicio irremediable, y (iii) cuando, atendiendo a las
circunstancias en que se encuentre el solicitante, los medios existentes no sean
eficaces.

43. No obstante, dada la naturaleza de las autoridades judiciales –a las que la


Constitución ha asignado la función de administrar justicia 25–, este tribunal ha
precisado que la procedencia de la acción de tutela contra providencias
22
Los acápites sobre la procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales fueron elaborados tomando como referencia las
Sentencias T-640 y T-646 de 2017, T-208A de 2018, SU-516 y SU-566 de 2019.
23
El inciso quinto del artículo 86 establece que la tutela también procede, en los casos que señale el legislador, contra particulares
encargados de la prestación de servicios públicos, o cuando afecten el interés colectivo, o respecto de quienes el accionante se halle en
estado de indefensión o de subordinación.
24
Corte Constitucional, Sentencia SU-425 de 2016.
25
El artículo 116 de la Constitución les asigna la función de administrar justicia.

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judiciales es excepcional26 puesto que, en tales casos, “la adecuada


protección de los principios y valores constitucionales implica un ejercicio de
ponderación entre la eficacia de la mencionada acción –presupuesto del
Estado Social y Democrático de Derecho–, y la vigencia de la autonomía e
independencia judicial, el principio de cosa juzgada y la seguridad
jurídica”27. 

44. Por tales razones, ha señalado que “la acción de tutela contra sentencias
judiciales es un instrumento excepcional, dirigido a enfrentar aquellas
situaciones en que la decisión del juez incurre en graves falencias, de
relevancia constitucional, las cuales tornan la decisión incompatible con la
Constitución. En este sentido, la acción de tutela contra decisión judicial es
concebida como un “juicio de validez” y no como un “juicio de corrección”
del fallo cuestionado, lo que se opone a que se use indebidamente como una
nueva instancia para la discusión de los asuntos de índole probatoria o de
interpretación del derecho legislado, que dieron origen a la controversia”28.

45. La excepcionalidad de la tutela contra providencias judiciales ha llevado a


la Corte, a partir de la Sentencia C-590 de 2005, a exigir el cumplimiento de
un conjunto de requisitos generales y específicos de procedencia, que podrían
sintetizarse en los siguientes términos:

2.1. De los requisitos generales

46. Ha precisado la Corte que la acción de tutela contra providencias


judiciales debe cumplir los siguientes requisitos generales 29: (i) legitimación
en la causa por activa y por pasiva; (ii) relevancia constitucional30, esto es,
que involucre la posible vulneración de derechos fundamentales del
accionante; (ii) subsidiariedad, en el sentido de que se hubieren agotado los
recursos ordinarios y extraordinarios al alcance del accionante dentro del
proceso en que se profirió la providencia, excepto que, atendiendo a las
circunstancias en que se encuentre, no sean eficaces, o que la tutela pretenda
evitar la consumación de un perjuicio irremediable 31; (iii) inmediatez, es decir
que, atendiendo a las circunstancias del accionante, se interponga en un
término razonable a partir del hecho que originó la vulneración; (iv) cuando se
trate de una irregularidad procesal, que esta tenga incidencia en la decisión
que se considera lesiva de los derechos fundamentales; (v) que el accionante
identifique de forma razonable los yerros que generan la vulneración, y que
estos hayan sido cuestionados dentro del proceso judicial, en cuanto ello
hubiere sido posible; y (vi) que no se dirija contra una sentencia de tutela,
salvo si existió fraude en su adopción32.
26
Corte Constitucional, Sentencias T-441 de 2003, T-462 de 2003, T-771 de 2003, T-949 de 2003, C-590 de 2005 y T-018 de 2008, T-
743 de 2008, T-310 de 2009, T-451 de 2012, SU-424 de 2016, SU-037 de 2019 y T-078 de 2019, entre muchas otras, mediante las cuales
la posición fijada ha sido reiterada.
27
Corte Constitucional, Sentencias T-310 de 2009, T-451 de 2012 y T-283 de 2013.
28
Corte Constitucional, Sentencia T-555 de 2009.
29
Corte Constitucional, Sentencia C-590 de 2005.
30
Corte Constitucional, Sentencias T-173 de 1993 y C-590 de 2005.
31
Corte Constitucional, Sentencia SU-115 de 2018.
32
Esta regla se desprende de la función unificadora de la Corte Constitucional, ejercida a través de sus Salas de Selección. Así, debe
entenderse que si un proceso no fue seleccionado por la Corte para su revisión, se encuentra acorde con los derechos fundamentales. No
obstante, la Corte ha admitido excepcionalmente su procedencia. En la SU-116 de 2018 hizo sobre el particular la siguiente síntesis: “ 32.
De modo que cuando se trata de sentencia contra fallo de tutela la jurisprudencia ha sido clara en la imposibilidad de que esta se
promueva contra fallo proferido por el pleno de la Corporación o una de sus Salas de Revisión, quedando la posibilidad de impetrar la
nulidad ante el mismo Tribunal; pero si ha sido emitido por otro juez o tribunal procede excepcionalmente si existió fraude, además de

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2.2. De los requisitos específicos

47. Además de los anteriores requisitos generales, es necesario acreditar 33 que


la autoridad judicial demandada vulneró en forma grave el derecho al debido
proceso34 del accionante, a tal punto que la decisión judicial resulta
incompatible con la Constitución por incurrir en alguno de los siguientes
defectos35 que la jurisprudencia constitucional denomina requisitos
específicos de procedibilidad, a saber:

(i) Defecto orgánico: se presenta cuando la providencia impugnada fue


proferida por un funcionario judicial que carecía de competencia para
adoptarla36.

(ii) Defecto procedimental: se origina cuando la decisión judicial cuestionada


se adoptó con desconocimiento del procedimiento establecido37.

(iii) Defecto fáctico: se configura cuando el juez carece de apoyo probatorio


para la aplicación del supuesto legal en que se sustenta la decisión
cuestionada, o cuando la valoración de la prueba fue absolutamente
equivocada38. 

(iv) Defecto material o sustantivo: ocurre cuando se decide con base en


normas inexistentes, inconstitucionales o claramente inaplicables al caso
concreto; cuando se presenta una evidente y grosera contradicción entre los
fundamentos y la decisión39; o cuando se otorga a la norma jurídica un sentido
y alcance que no tiene, entre otros supuestos.

que se cumplan los requisitos de procedencia general contra providencias judiciales y la acción no comparta identidad procesal con la
sentencia atacada, se demuestre el fraude en su proferimiento y no se cuente con otro medio de defensa.
Si se trata de actuación de tutela una será la regla cuando esta sea anterior y otra cuando es posterior. Si se trata de actuación previa al
fallo y tiene que ver con vinculación al asunto  y se cumplen los requisitos generales de procedencia de la acción, el amparo puede
proceder incluso si la Corte no ha seleccionado el asunto para su revisión; y si es posterior a la sentencia y se busca el   cumplimiento de
lo ordenado, la acción no procede a no ser que se intente el amparo de un derecho fundamental que habría sido vulnerado en el trámite
del incidente de desacato y se cumplen los requisitos generales de procedibilidad de la acción contra providencias judiciales, evento en
el que procedería de manera excepcional.”.
33
Corte Constitucional, Sentencia C-590 de 2005, reiterada sucesivamente, entre otras, en la Sentencia SU-037 de 2019.
34
Artículo 29 de la Constitución Política.
35
Corte Constitucional, Sentencia SU-424 de 2016.
36
En la Sentencia T-324 de 1996 dijo la Sala Tercera de Revisión: “[…] sólo en aquellos casos en los cuales el acto que adscribe la
competencia resulte ostensiblemente contrario a derecho, –bien por la notoria y evidente falta de idoneidad del funcionario que lo
expidió, ora porque su contenido sea abiertamente antijurídico–, el juez constitucional puede trasladar el vicio del acto habilitante al acto
que se produce en ejercicio de la atribución ilegalmente otorgada. Sólo en las condiciones descritas puede el juez constitucional afirmar
que la facultad para proferir la decisión judicial cuestionada no entra dentro de la órbita de competencia del funcionario que la profirió y,
por lo tanto, constituye una vía de hecho por defecto orgánico”.
37
Corte Constitucional, Sentencias T-008 de 1998, T-937 de 2001, SU-159 de 2002, T-996 de 2003 y T-196 de 2006.
38
En razón del principio de independencia judicial, el campo de intervención del juez de tutela por defecto fáctico es supremamente
restringido.
39
En la Sentencia SU-159 de 2002 señaló la Corte: “[…] opera cuando la decisión que toma el juez desborda el marco de acción que la
Constitución y la ley le reconocen al apoyarse en una norma evidentemente inaplicable al caso concreto, bien sea, por ejemplo (i.) porque
ha sido derogada y ya no produce ningún efecto en el ordenamiento jurídico, (ii.) porque ella es claramente inconstitucional y el
funcionario se abstuvo de aplicar la excepción de inconstitucionalidad, (iii.) porque su aplicación al caso concreto es inconstitucional,
(iv.) porque ha sido declarada inexequible por la propia Corte Constitucional o, (v.) porque, a pesar de estar vigente y ser constitucional,
no se adecua a la circunstancia fáctica a la cual se aplicó, porque a la norma aplicada, por ejemplo, se le reconocen efectos distintos a los
expresamente señalados por el legislador”.

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(v) Error inducido: sucede cuando la decisión que vulnera los derechos
fundamentales del accionante40 es producto de un engaño por parte de
terceros.
 
(vi) Falta de motivación: implica el incumplimiento del deber de dar cuenta
de los fundamentos fácticos y jurídicos de la decisión41.
 
(vii) Desconocimiento del precedente: se configura cuando el funcionario
judicial desconoce la regla jurisprudencial establecida42 en la materia de que
se trate, sin ofrecer un mínimo razonable de argumentación43.

(viii) Violación directa de la Constitución44: se estructura cuando la autoridad


judicial le da a una disposición un alcance abiertamente contrario a la Carta
Fundamental. Esta Corte ha indicado45 que se presenta violación directa de la
Constitución cuando, desconociendo que, de acuerdo con su artículo 4 “la
Constitución es norma de normas”, por lo que en caso de incompatibilidad
entre ella y la ley u otra regla jurídica “se aplicarán las disposiciones
superiores”46, el juez adopta, entre otros supuestos, una decisión que la
desconoce47, porque deja de aplicar una norma constitucional que resulta
aplicable al caso concreto48, o desconoce valores, principios o reglas
constitucionales que determinan la aplicación de la disposición legal al caso
concreto. Se configura igualmente cuando se desconoce o altera el sentido y
alcance de una regla fijada directamente por el constituyente.

48. Esta Corporación ha sido enfática en señalar que no toda irregularidad


procesal o diferencia interpretativa configura una causal de procedibilidad de
la acción49. Es necesario que los reproches alegados sean de tal magnitud que
permitan desvirtuar la constitucionalidad de la decisión judicial objeto de
tutela50. “No se trata entonces de un mecanismo que permita al juez
constitucional ordenar la anulación de decisiones que no comparte o
suplantar al juez ordinario en su tarea de interpretar el derecho legislado y
evaluar las pruebas del caso. De lo que se trata es de un mecanismo
excepcional, subsidiario y residual, para proteger los derechos
fundamentales de quien, luego de haber pasado por un proceso judicial, se
encuentra en condición de indefensión y que permite la aplicación uniforme y
40
En la Sentencia SU-014 de 2001 advirtió la Corte: “Es posible distinguir la sentencia violatoria de derechos fundamentales por defectos
propios del aparato judicial –presupuesto de la vía de hecho–, de aquellas providencias judiciales que aunque no desconocen de manera
directa la Constitución, comportan un perjuicio iusfundamental como consecuencia del incumplimiento por parte de distintos órganos
estatales de la orden constitucional de colaborar armónicamente con la administración de justicia con el objeto de garantizar la plena
eficacia de los derechos constitucionales. Se trata de una suerte de vía de hecho por consecuencia, en la que el juez, a pesar de haber
desplegado los medios a su alcance para ubicar al procesado, actuó confiado en la recta actuación estatal, cuando en realidad ésta se ha
realizado con vulneración de derechos constitucionales, al inducirlo en error.  En tales casos –vía de hecho por consecuencia– se presenta
una violación del debido proceso, no atribuible al funcionario judicial, en la medida en que no lo puede apreciar, como consecuencia de la
actuación inconstitucional de otros órganos estatales”.
41
La decisión sin motivación se configura en una de las causales de procedibilidad de la acción de tutela, en tanto la motivación es un
deber de los funcionarios judiciales, así como su fuente de legitimidad en un ordenamiento democrático. Cfr. Corte Constitucional,
Sentencia T-114 de 2002.
42
Corte Constitucional, Sentencia T-292 de 2006. Conforme con la Sentencia T-018 de 2008, el desconocimiento del precedente
constitucional “[se presenta cuando] la Corte Constitucional establece el alcance de un derecho fundamental y el juez ordinario aplica una
ley limitando sustancialmente dicho alcance”.
43
Corte Constitucional, Sentencias SU-640 de 1998, T-462 de 2003, T-1285 de 2005 y T-292 de 2006.
44
Corte Constitucional, Sentencia T-208A de 2018.
45
Corte Constitucional, Sentencia SU-037 de 2019.
46
Corte Constitucional, Sentencia T-522 de 2001.
47
Corte Constitucional, Sentencia T-031 de 2016.
48
Corte Constitucional, Sentencia T-809 de 2010.
49
Corte Constitucional, Sentencia T-231 de 2007, entre otras.
50
Corte Constitucional, Sentencias T-231 de 2007 y T-933 de 2003.

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coherente –es decir segura y en condiciones de igualdad–, de los derechos


fundamentales a los distintos ámbitos del derecho”51.

3. Análisis del cumplimiento de los requisitos generales

Legitimación en la causa por activa y por pasiva

49. Legitimación por activa. En el presente caso la tutela fue presentada por
Jorge Fernando Perdomo Torres en calidad de apoderado judicial del señor
Bernardo Hoyos Montoya52. En efecto, el proceso penal se siguió contra
Bernardo Hoyos y las providencias del Tribunal Superior que se cuestionan a
través de la tutela niegan la solicitud de doble conformidad presentada por el
señor Hoyos Montoya. En tal sentido, se encuentra acreditada la legitimación
en la causa por activa.

50. Legitimación por pasiva. En este caso, la tutela fue interpuesta contra la
Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, misma
que negó el trámite de impugnación especial y confirmó tal decisión en sede
de reposición. De allí que se encuentre acreditado el requisito de legitimación
en la causa por pasiva.

Relevancia constitucional

51. Siguiendo los criterios de la jurisprudencia constitucional para identificar


si una tutela es de relevancia constitucional 53, se tiene que: (i) la controversia
versa sobre un asunto constitucional y no meramente legal o económico. La
sentencia alegada por el accionante no tiene un componente económico, al
tratarse de una sentencia condenatoria penal, pese a que trae como pena
accesoria la multa, su principal objeto es la pena privativa de la libertad.
Adicionalmente, el accionante no formula con la tutela pretensiones de
carácter económico. De otro lado, la tutela plantea un problema de rango
constitucional derivado del alcance de la aplicación directa de la norma
superior, concretando el reproche en el defecto sustantivo consistente en
violación de la Constitución. (ii) El caso involucra un debate jurídico en torno
al contenido, alcance y goce de un derecho fundamental. En efecto, la
cuestión discutida versa sobre la protección efectiva del derecho fundamental
del demandante al debido proceso contenido en el artículo 29 de la
Constitución Política, posiblemente vulnerado con la decisión judicial de la
Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, al negar
el trámite de impugnación especial y, en consecuencia, no conceder la garantía
de la doble conformidad frente a la sentencia del mismo Tribunal Superior que
condenó por primera vez al demandante por el delito de peculado por
apropiación en favor de terceros. Y (iii) la acción de tutela no es empleada
como un recurso adicional para reabrir debates meramente legales. En este
caso el problema jurídico planteado por el demandante es del resorte del juez
constitucional, dado que el demandante pretende acceder a un recurso judicial
51
Corte Constitucional, Sentencia C-590 de 2005.
52
El poder especial con presentación personal en notaría, otorgado para formular tutela contra las
providencias del 4 de febrero y el 6 de marzo de 2020 reposa en el expediente digital archivo “1_ANEXO 1 -
PODER.pdf”.
53
Corte Constitucional, sentencias SU-134, SU-214 y SU-215 estas de 2022, SU-128 de 2021, SU-573 de
2019, ente otras.

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que le fue negado, el cual es el escenario para reabrir el debate jurídico y


probatorio de instancia, sin que, a través de la tutela, se busque resolver tal
controversia. En consecuencia, el asunto reviste relevancia constitucional.

Inmediatez

52. El presupuesto de inmediatez se refiere a que la tutela haya sido


interpuesta en un término razonable desde la afectación del derecho
fundamental invocado54. En este caso, se cuestionan las providencias
proferidas el 4 de febrero y 6 marzo ambas fechas de 2020; la tutela fue
presentada el 23 de junio del mismo año, es decir, poco más de tres meses
después de haber sido proferida la providencia que se estima vulneradora del
derecho.

Subsidiariedad

53. Al ser la tutela un mecanismo de protección de derechos de carácter


residual y subsidiario únicamente será procedente cuando no exista otro medio
de defensa judicial, o cuando existiendo dicho medio, este no sea idóneo ni
eficaz para conjurar la protección de los derechos fundamentales, ni para
evitar un perjuicio irremediable.

54. En este caso se tiene que el señor Bernardo Hoyos fue vinculado a un
proceso penal tramitado bajo la Ley 600 de 2000, en primera instancia fue
condenado por el delito de contrato sin cumplimiento de los requisitos legales
y absuelto por el delito de peculado por apropiación en beneficio de terceros.
Contra esa decisión la defensa del señor Hoyos Montoya y de otros
coacusados, así como la fiscalía delegada y el Ministerio Público,
interpusieron el recurso de apelación.

55. En segunda instancia, en lo que respecta a Bernardo Hoyos, el Tribunal


Superior de Barranquilla confirmó parcialmente la sentencia en el sentido de
mantener la condena por el delito de contrato sin el lleno de los requisitos
legales y, revocar la absolución por el delito de peculado por apropiación para,
en su lugar, condenarlo por este delito. De manera oportuna, la defensa del
señor Hoyos Montoya junto con otros condenados presentaron demanda de
casación ante la Corte Suprema de Justicia, quien inadmitió la demanda de
Bernardo Hoyos, aunque resolvió admitir el recurso extraordinario presentado
por la defensa de Carmen Escrig, vinculada en el mismo proceso penal.

56. Posteriormente, el demandante presentó solicitud de impugnación especial


contra la decisión de condena frente al peculado por apropiación, la cual fue
negada por el Tribunal Superior por medio del auto de 4 de febrero de 2020,
en el cual se concedió recurso de reposición únicamente frente a la solicitud
de impugnación especial55. Este recurso de reposición fue resuelto mediante
54
Si bien la tutela no tiene un término de caducidad, su procedencia implica que el accionante haya acudido a
ella en un plazo razonable, dado que su naturaleza radica en la necesidad de una protección inmediata de las
garantías fundamentales. Así lo ha estimado la jurisprudencia constitucional en las sentencias, SU-961 de
1999, C-590 de 2005, T-412 de 2018, SU-108 de 2018, SU-189 de 2019, entre otras.
55
Debe precisarse que el demandante en el escrito de solicitud de impugnación especial también cuestionó el
fundamento de la condena por el delito de peculado por apropiación, e indicó que la razón por la cual se le
condenó atendió a que no quiso pagar un dinero que se le exigía por su absolución.

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auto de 6 de marzo del mismo año, mediante la cual el Tribunal decidió no


reponer la decisión.

57. Dado que la demanda de casación ya había sido inadmitida, puede


corroborarse que el señor Hoyos Montoya no cuenta con ningún otro medio de
defensa judicial para controvertir las providencias cuestionadas. Del trámite de
la casación de una de las coacusadas no se desprende que el accionante haya
contado con la posibilidad de impugnar la primera sentencia condenatoria. Si
bien esta Corte ha señalado que eventualmente la casación puede satisfacer la
doble conformidad56, en este caso en concreto, el accionante no tuvo la
oportunidad para controvertir los argumentos que llevaron a su condena por el
delito de peculado por apropiación.

58. De otro lado, tal como lo señalaron las salas de casación Civil y Laboral
de la Corte Suprema de Justicia en primera y segunda instancia
respectivamente, en caso de que se tenga conocimiento de la comisión de un
delito en el proceso que dio lugar a la condena del señor Hoyos Montoya, el
ciudadano cuenta con los mecanismos propios de la justicia penal y
disciplinaria y que de conformidad con lo dicho por su apoderado, ya ha hecho
valer a través de la interposición de la denuncia formulada ante la fiscalía el
29 de mayo de 2020. De otro lado, debe advertirse que de conformidad con el
artículo 220 de la Ley 600 de 2000, la acción de revisión procede contra las
sentencias ejecutoriadas, en los siguientes casos: “5. Cuando se demuestre, en
sentencia en firme, que el fallo objeto de pedimento de revisión se fundamentó
en prueba falsa”.

59. Por ello, se reitera que la tutela no es el mecanismo para reabrir el debate
dogmático sobre el delito de peculado por apropiación en beneficio de
terceros, ni tampoco para acreditar responsabilidad penal en el marco de un
proceso judicial. En particular, se advierte que la decisión condenatoria por el
delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales que fue confirmada
por el Tribunal no puede ser objeto de análisis alguno, dado que ya hizo
tránsito a cosa juzgada. En ese sentido, solo se estima satisfecho el requisito
de subsidiariedad en lo que respecta a la negativa de conceder la impugnación
especial.

60. Por último, conviene señalar que el recurso de queja fue rechazado por
improcedente en atención al precedente de la Corte Suprema de Justicia que
para ese momento se encontraba vigente, sin embargo, el actual estado de la
jurisprudencia penal57 posibilita la concesión del recurso de queja ante la
negativa de una impugnación especial. Lo anterior no afecta la satisfacción del
requisito de subsidiariedad puesto que el accionante no cuenta con el recurso
extraordinario de queja, el cual resultaría extemporáneo.

Identificación razonable de los hechos que generaron la vulneración y de


los derechos vulnerados.

61. Este requisito se refiere a que la parte demandante en su intervención


56
Corte Constitucional, sentencia SU-488 de 2020.
57
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. AP3269 de 2020, rad. 58430, 25 nov. 2020. Reiterada
en AP779 de 2021, rad. 47909, 3 mar. 2021 y AP1323 de 2021, rad. 59114, 14 abr. 2021.

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presente de forma clara los fundamentos de la afectación de derechos que le


imputa a la decisión judicial. Esto no significa que la tutela tenga exigencias
de forma que deformen su naturaleza, sino que permitan una comprensión del
objeto de su censura. En este caso, la tutela presentada expuso de manera clara
los hechos que consideró violatorios del derecho fundamental del debido
proceso a partir de la negativa de conceder la doble conformidad.

Que no se cuestione una sentencia de tutela ni de control abstracto de


constitucionalidad o una sentencia del Consejo de Estado de nulidad por
inconstitucionalidad.

62. Por último, la tutela no se presenta contra otra sentencia de tutela, ni


contra una sentencia de control abstracto de constitucionalidad de esta
corporación o del Consejo de Estado, sino que versa sobre las providencias de
la Sala Penal del Tribunal Superior de Barranquilla, mediante las cuales se
negó la solicitud de impugnación especial y en consecuencia, la garantía de la
doble conformidad.

4. Análisis del cumplimiento de los requisitos específicos

63. En concreto, el demandante señaló que las providencias cuestionadas se


limitaron a citar extensa jurisprudencia sin entrar a analizar el problema de
fondo, lo que constituye una falta de motivación. De otro lado, señaló que las
providencias desconocieron el precedente constitucional (especialmente la
SU-217 de 2019) y de la CIDH, lo que constituye el defecto de
desconocimiento del precedente. Por último, en cuanto a la violación directa
de la Constitución estimó violado tanto el artículo 29 constitucional, como las
normas integrantes del bloque de constitucionalidad frente al derecho a la
doble conformidad, dado que esta es una garantía esencial integrante del
debido proceso.

5. Ámbito temporal de aplicación de la impugnación especial para


materializar la garantía de doble conformidad en la jurisprudencia
constitucional

64. La doble conformidad es una garantía procesal que consiste en la


posibilidad de cuestionar un fallo condenatorio aun cuando este hubiera sido
proferido en segunda instancia, o inclusive, en sede de casación. Está
contemplada en el artículo 29 de la Constitución Política que consagra el
derecho fundamental al debido proceso, el cual consiste, entre otras garantías,
en “impugnar la sentencia condenatoria”. Además, esta garantía está
reconocida en el artículo 8.2 literal h) de la CIDH, y en el artículo 14.5 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

65. Sin embargo, esta consagración constitucional no se desarrolló en la


legislación procesal penal, por lo que se configuró una omisión legislativa
relativa, que resultaba inconstitucional, como lo reconoció esta corporación en
la sentencia C-792 de 201458. Dado que existe un deber específico impuesto
58
En esta oportunidad la Corte Constitucional analizó una demanda presentada contra los artículos 20, 161,
176, 179, 179B, 194 y 481 (parciales) de la Ley 906 de 2004.

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por el constituyente al legislador de incorporar los preceptos al ordenamiento


jurídico que permitan impugnar una sentencia que condena por primera vez en
cualquier instancia, afirmó la necesidad de que el derecho positivo previera
mecanismos procesales para dar una respuesta, garantizando el derecho
constitucional a impugnar y los parámetros jurisprudenciales desarrollados
hasta entonces59.

66. Así, teniendo en cuenta que corresponde al legislador concebir los


mecanismos para garantizar el derecho a la impugnación, la Corte exhortó al
Congreso de la República para que, en el término de un año, 60 regulara
integralmente el derecho a impugnar todas las sentencias condenatorias. De no
hacerlo, afirmó, “se entenderá que procede la impugnación de todas las
sentencias condenatorias ante el superior jerárquico o funcional de quien
impuso la condena”. En aquella oportunidad el objeto de estudio no
comprendió el momento procesal relevante a partir del cual se hiciera exigible
la garantía de la doble conformidad, razón por la cual, la Corte no entró a
estudiar ese punto.

67. En la sentencia SU-215 de 2016 la Corte Constitucional abordó el derecho


a impugnar una sentencia condenatoria dictada por primera vez en sede de
casación en el marco de un proceso tramitado bajo la Ley 600 de 2000. En el
caso bajo examen en aquella oportunidad, la Corte negó el amparo solicitado,
entre otras razones, porque la condena que se produjo por primera vez en sede
de casación fue proferida el 11 de marzo de 2015, fecha en la cual no se había
cumplido el plazo del exhorto emitido por la Corte Constitucional, y no había,
por tanto, entrado a regir la procedencia de la impugnación establecida por vía
jurisprudencial. Además, encontró que frente a este supuesto fáctico había un
vacío normativo dado que si bien la C-792 de 2014 ordenó al legislador
regular integralmente el derecho a impugnar todas las sentencias
condenatorias, dicho pronunciamiento se profirió en el contexto de las
primeras condenas en procesos regidos por la Ley 906 de 2004.

68. En efecto, los procesos adelantados bajo la Ley 600 de 2000 tienen
implicaciones prácticas particulares, como lo es el hecho de que la Corte
Suprema de Justicia no tiene un superior jerárquico. Por lo anterior, la Corte
reconoció que el régimen para tramitar la doble impugnación en este escenario
repercute directamente en el esquema del proceso penal, en las competencias
de los órganos jurisdiccionales y en el alcance de otros recursos y, por ello,
debe ser objeto de regulación por el legislador.

69. En la SU-215 de 2016 la Corte no emitió un exhorto al Congreso de la


República debido a que el asunto allí estudiado versaba sobre procesos
tramitados bajo la Ley 600 de 2000 . Sin embargo reiteró la existencia de
omisión legislativa relativa detectada con la C-792 de 2014 “en virtud del
59
Si bien la Corte en la sentencia C-792 de 2014 reconoció que hasta ese momento no había fijado una regla
jurisprudencial explícita para el supuesto fáctico en el que una persona fuera condenada en segunda instancia
por primera vez, advirtió que, por vía jurisprudencial se había declarado la inexequibilidad de las medidas
legislativas que restringieran, limitaran o anularan la posibilidad de ejercer el derecho a la impugnación,
llevando a replantear la estructura de tales juicios. De lo anterior, se destacaron las sentencias C-019 de 1993,
C-017 de 1996, C-345 de 1993; C-213 de 2007 y la C-792 de 2014.
60
Contado a partir de la notificación por edicto de dicha sentencia que fue fijado el 22 de abril y desfijado el
24 de abril, ambos de 2015. El plazo del exhorto venció el 24 de abril de 2016, sin que a esa fecha se hubiera
legislado sobre la materia.

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diferimiento la inconstitucionalidad de dicha omisión solo puede predicarse a


partir del advenimiento del plazo del exhorto allí definido, y con efectos hacia
el futuro”. Agregó que “la impugnación instaurada en virtud de la decisión de
la Corte no procedería respecto de la totalidad de sentencias condenatorias
expedidas en el pasado”. En consecuencia, la Corte resolvió que sería el juez
el que en cada caso, y dentro de sus competencias, quien definiera la forma de
garantizar el derecho constitucional a impugnar la sentencia condenatoria
impuesta por primera vez por la Sala de Casación Penal, respecto de las
providencias que para el 24 de abril de 2016 no se encontraran ejecutoriadas,
sin que entrara a precisar el alcance que tendría dicho mecanismo frente a las
sentencias que se encontraran en término de ejecutoria.

70. Mediante el Acto Legislativo 01 de 2018, se reformaron la estructura y las


competencias de la Corte Suprema de Justicia, en orden a garantizar la
separación de la instrucción y el juzgamiento, así como la doble instancia a los
aforados constitucionales y en general, el derecho a impugnar la primera
condena. Esta reforma entró en vigor el 18 de enero de 2018, día de su
promulgación61. Sin embargo, las normas allí previstas requieren de un
desarrollo legislativo que aún no ha tenido lugar62.

71. Ante dicho vacío legislativo, la Corte Suprema de Justicia ha desarrollado


progresivamente la forma de garantizar el derecho a impugnar la primera
sentencia condenatoria para los casos de aforados constitucionales, los casos
de primera condena en sede de casación, y los casos de primera condena en
sede de segunda instancia por parte de los tribunales superiores. Para este
último escenario, el Auto AP1263-2019 estableció una serie de “medidas
provisionales” 63 para garantizar la doble conformidad, entre las que se
destacan las siguientes:

a. Se mantiene incólume el derecho de las partes e intervinientes a


interponer el recurso extraordinario de casación, en los términos
y con los presupuestos establecidos en la ley y desarrollados por
la jurisprudencia64.
b. El procesado condenado por primera vez en segunda instancia
por los tribunales superiores tiene derecho a impugnar el fallo, ya
sea directamente o por conducto de apoderado, y la resolución
corresponde a la Sala de Casación Penal65.
61
Diario Oficial N.º 50.480 de 2018.
62
Tanto en las sentencias SU-217 de 2019, SU-146 de 2020 y T-431 de 2021 se puso de presente la ausencia
de una ley que regule el ejercicio del recurso de impugnación que corresponde a la Corte Suprema de Justicia.
Por esta razón, en las sentencias SU-217 de 2019 y SU-146 de 2020 esta corporación reiteró el exhorto al
Congreso de la República para que regule integralmente el mecanismo para el ejercicio del derecho a la
impugnación. Igualmente,
63
Tal como señaló la Corte Constitucional en la sentencia SU-397 de 2017, las medidas provisionales
adoptadas por la Corte Suprema de Justicia son “un remedio judicial que, aunque no es óptimo, si cumple
materialmente las condiciones sustanciales definidas por esta Corporación en la citada sentencia -(i) análisis
de la controversia jurídica que subyace al fallo judicial cuestionado, más allá de las causales de casación y de
la sentencia recurrida, y (ii) revisión del fallo por una autoridad judicial distinta de la que impuso la condena–
(…)”.
64
Tal como lo reiteraría en el AP 2299-2020, la Corte Suprema fue enfática en señalar que contra la decisión
que resuelve la impugnación especial no procede casación, particularmente indicó que: “la protección de la
garantía de la doble conformidad judicial a la cual se accede a través de la impugnación especial no autoriza
el abuso del derecho que se manifiesta mediante la escala de recursos que repugnan a la noción de debido
proceso constitucional y legal”.
65
Dado que se trata de un derecho subjetivo, a diferencia de la casación, la impugnación especial sólo le
corresponde interponerla al condenado por primera vez en segunda instancia o en sede de casación.

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c. La sustentación de esa impugnación estará desprovista de la


técnica asociada al recurso de casación, aunque seguirá la lógica
propia del recurso de apelación. Por ende, las razones del disenso
constituyen el límite de la Corte para resolver.
d. Bajo esos supuestos, el tribunal advertirá en el fallo que, frente a
la decisión que contenga la primera condena, cabe la
impugnación especial para el procesado y/o su defensor, mientras
que las demás partes e intervinientes tienen la posibilidad de
interponer recurso de casación.
e. Los términos procesales de la casación rigen los de la
impugnación especial; de manera que el plazo para promover y
sustentar la impugnación especial será el mismo que prevé el
Código de Procedimiento Penal, según la ley que haya regido el
proceso -600 de 2000 o 906 de 2004-, para el recurso de
casación.

72. Con la sentencia SU-217 de 2019, en atención al principio de igualdad, la


Corte Constitucional reconoció que la garantía de la doble conformidad resulta
aplicable no sólo a las condenas impuestas mediante procesos tramitados bajo
la Ley 906 de 2004, sino también “a todas las sentencias condenatorias
proferidas mediante cualquier régimen procesal penal”. Ello, además, porque
en la sentencia C-792 de 2014 se concluyó que la omisión legislativa se
“proyecta en todo el proceso penal” y la orden que de allí se derivó, consistió
en que el legislador “regule integralmente el derecho a impugnar todas las
sentencias condenatorias”. A partir de lo anterior, reiteró que el deber de
diseñar instrumentos para remediar el problema de la impugnación de la
primera sentencia condenatoria corresponde al Congreso y no al juez
constitucional “toda vez que este asunto tiene una relación intrínseca con el
principio de legalidad del proceso penal” y concluyó precisando que el plazo
para que el Congreso ejerciera su deber de regular el asunto se venció el 25 de
abril de 201666 sin que se hubiere expedido la correspondiente regulación,
razón por la que a partir de dicho vencimiento procedía “la impugnación de
todas las sentencias condenatorias ante el superior jerárquico o funcional de
quien impuso la condena”.
73. Ahora bien, en la sentencia SU-146 de 2020 esta Corte debió analizar el
alcance del derecho a la impugnación de la sentencia condenatoria en única
instancia en un proceso penal adelantado en contra de un aforado
constitucional. Este asunto resultaba novedoso para la jurisprudencia
constitucional, pues, tal como se constató en aquella oportunidad, “la
discusión constitucional que plantea el accionante no reproduce un problema
jurídico que con anterioridad se haya asumido en términos idénticos por la
Sala Plena, aunque para su solución sí existen precedentes relevantes que dan
cuenta del alcance dado a las disposiciones aplicables” 67. Al respecto, la Corte
hizo un recuento histórico e identificó dos etapas en la evolución del alcance
del derecho a impugnar la sentencia condenatoria en única instancia en
materia penal, cuando se trata de aforados. En medio de estas etapas, afirmó,
tuvo lugar un intervalo en el que se precisó el alcance de la garantía para
aforados en el sistema regional de derechos humanos, que resultaba
66
La Sentencia C-792 de 2016 se notificó el 25 de abril de 2015, por lo que el año para haber ejercicio el
deber de legislar se venció para el Congreso el 25 de abril de 2016.
67
Fundamento jurídico 52.

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hermenéuticamente útil dado el vacío normativo y jurisprudencial en el


ordenamiento interno.

74. La primera etapa está comprendida entre la sentencia C-142 de 1993 68 y la


SU-198 de 201369. Tal como se resaltó en la SU-146 de 2020, en este período
la Corte Constitucional reconoció que si bien la Corte Interamericana de
Derechos Humanos se había pronunciado en varias oportunidades sobre el
alcance y sentido del principio de la doble instancia, ninguna de sus decisiones
había versado sobre el juzgamiento de altos funcionarios con fuero
constitucional70.

75. En la etapa denominada intermedia, encontró que el estándar de protección


del derecho a impugnar la condena penal se consolidó, para los aforados, el 30
de enero de 2014 con el fallo Liakat Ali Alibux contra Surinam, pues este sí se
refería a una condena contra un funcionario con fuero. En concreto, reconoció
que los aforados cuentan con la garantía de la impugnación aun cuando sean
juzgados por la máxima autoridad judicial penal.

76. En la segunda etapa, a partir de la Sentencia C-792 de 2014 en la que se


“actualizó la lectura de la garantía prevista en el artículo 29 de la Constitución
a la mejor comprensión del derecho”71 y, en consecuencia, se reconoció la
necesidad de un mecanismo judicial amplio e integral que hiciera efectivo el
derecho a impugnar una sentencia condenatoria, no sólo se modificó la
Constitución Política con miras a satisfacer el derecho a la doble conformidad
para los aforados, sino que se emitieron otras decisiones en sede de control
concreto de constitucionalidad que reiteran el alcance de la doble
conformidad, principalmente frente a los casos de los no aforados
constitucionales72.

77. En efecto, reconoció que en asuntos relacionados con las garantías


sustanciales y procesales en materia penal, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha “destacado que la asunción de su doctrina, como
intérprete auténtico de la Convención Americana, no opera de manera
automática por el hecho de que el Estado colombiano sea suscriptor de dicho
instrumento, dado que una adecuada comprensión del bloque de
constitucionalidad exige el análisis armónico y sistemático con todas las
fuentes vinculantes y, en particular, con la Carta Política de 1991”. En
consecuencia, ante el vacío y la novedad jurisprudencial que suponía el
análisis de la doble conformidad de los aforados constitucionales, la Corte
Constitucional acudió al bloque de constitucionalidad y a la jurisprudencia de
la CIDH como criterio interpretativo auxiliar que permitiera una concreción
del alcance de este derecho y su exigibilidad a partir del 30 de enero de 2014,
68
Mediante la cual la Corte se pronunció sobre varias disposiciones del Código Penal contemplado en el
Decreto 100 de 1980, y el Código Penal Militar, contemplado en el Decreto 2550 de 1988. En esta Sentencia
la Corte delimita el alcance del término “impugnar”, para señalar que no se reduce al recurso de apelación, y
dado que ambos estatutos preveían la acción de revisión, el recurso extraordinario de casación y la solicitud
de nulidad, no se estimó violado el artículo 29 constitucional.
69
En esta decisión la Sala Plena resolvió negativamente la pretensión de un ex congresista que fue juzgado en
única instancia y condenado el 17 de agosto de 2010.
70
Para ello acudió principalmente a la Opinión Consultiva OC-17/2002 y la Sentencia Herrera Ulloa contra
Costa Rica (2004). Igualmente se refirió al caso Gomáriz contra España (2005) destacando que este caso
tampoco versó sobre un alto funcionario aforado.
71
Corte Constitucional, Sentencia SU-146 de 2020.
72
Hizo referencia a las sentencias SU-146 de 2020 recogió la SU-217, SU-218 y la SU-373 todas de 2019.

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fecha en la que fue proferida la precitada sentencia Liakat Ali Alibux contra
Surinam.

78. Como se observa, ante la ausencia de pronunciamiento del legislador


como órgano competente para regular el mecanismo de acceso al derecho a la
doble conformidad, esta jurisprudencia ha desarrollado una serie de preceptos
tendientes a materializar la doble conformidad, tanto por la vía del control
abstracto como de control concreto de constitucionalidad. Ahora bien,
siguiendo dicho desarrollo jurisprudencial, en principio podría concluirse que
la fecha de exigibilidad de la impugnación especial para no aforados es el 25
de abril de 201673, y para aforados el 30 de enero de 2014 (a partir de la SU-
146 de 2020). Sin embargo, un tratamiento diferenciado de tal naturaleza sería
incompatible con el postulado de igualdad que protege la Constitución
Política, por lo cual, debe entenderse que la fecha a partir de la cual procede la
impugnación especial para los diversos regímenes procesales penales es el 30
de enero de 2014, como lo entendió la Corte Suprema de Justicia en la
providencia AP 2118 de 2020 al tramitar la impugnación formulada por la
defensa de un aforado, quien había sido condenado en única instancia. La Sala
de Casación, con un fuerte acento en el derecho a la igualdad, resolvió
conceder al condenado la impugnación a través de extender los efectos de la
sentencia SU-146 de 2020 de la Corte Constitucional “a todas las personas sin
fuero constitucional que resultaron condenadas desde el 30 de enero de 2014
por la Corte Suprema de Justicia, en segunda instancia o en el marco del
recurso extraordinario de casación”74.

79. Seguidamente, en la misma providencia extendió los efectos de este fallo


de la Corte Constitucional “a los ciudadanos sin fuero constitucional que
hayan sido condenados, por primera vez en segunda instancia, desde el 30 de
enero de 2014, por los Tribunales Superiores de Distrito y el Tribunal
Superior Militar”75. Adicionalmente, estableció que la impugnación especial
debía estar precedida de la interposición del recurso de casación, que era el
medio dispuesto por la ley para controvertir la primera condena dictada en
segunda instancia. En caso de que este hubiera sido inadmitido por defectos
técnicos de la demanda, procedería la impugnación especial con fundamento
en la SU-146 de 2020.

La fecha de proferimiento de la sentencia condenatoria es el referente


procesal para determinar la habilitación de la impugnación especial.

80. De acuerdo con los principios generales sobre el efecto de las normas
procesales en el tiempo, y de conformidad con el principio de favorabilidad
aplicable en esta materia, la sentencia C-792 de 2014 no comprende la
posibilidad de impugnar las sentencias dictadas en procesos ya terminados
para ese momento. Según ha afirmado esta Corporación “únicamente opera
respecto de las sentencias que para entonces aún estuvieran en el término de
ejecutoria, o de las que se expidan después de esa fecha”76. Lo cierto es que

73
Sentencias C-794 de 2014, SU-215 de 2016, SU-397 de 2019.
74
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal AP 2118 de 2020.
75
Ibid.
76
Corte Constitucional, SU-215 de 2016

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hasta entonces, la Corte fijó un referente temporal para recurrir las condenas a
partir de los estándares derivados de la sentencia C-792 de 2014 sobre los
efectos en el tiempo de los fallos de constitucionalidad, y de la jurisprudencia
de la Corte Suprema de Justicia 77 en cuanto remite al artículo 43 de la Ley 153
de 188778.

81. Ahora bien, la Sala de Casación Penal ha precisado que la impugnación


especial no puede equipararse al recurso de revisión dado que este es
extraprocesal y que procede contra sentencias ejecutoriadas79, pero además,
tampoco se equipara a la casación, la cual sólo es admisible bajo unas causales
estrictas de procedibilidad. En esa medida, se acerca a los recursos ordinarios
y por tanto “debe interponerse dentro de cierto término y sustentarse siguiendo
la lógica de cómo [sic] se discute en las instancias”80.

82. Puede decirse entonces que, dado el déficit legislativo, la Corte Suprema
de Justicia debió dar respuesta procesal a la impugnación especial. Así
entonces determinó que en los casos en que la sentencia condenatoria se
impusiera por primera vez por los Tribunales, la impugnación especial sigue la
lógica de la apelación. Lo anterior significa que es un recurso procesal que se
interpone contra una sentencia cuando ésta es proferida, y que el objeto de
estudio se circunscribe a lo allí cuestionado por el condenado. Sin embargo,
dado que ni la Ley 600 de 2000 ni la Ley 906 de 2004 prevén los términos
para interponerla, la Corte Suprema de Justicia definió que correspondía
aplicar los términos que prevé la disposición procesal penal aplicable según el
caso81.

83. Tal como se señaló en la SU-217 de 2019, “el derecho a la impugnación


se ejerce sobre las sentencias condenatorias es decir, sobre las decisiones
judiciales que, al resolver el objeto de un proceso penal, determinan la
responsabilidad de una persona y le imponen la correspondiente sanción”.
Según se estableció allí, su habilitación procede para las sentencias proferidas
luego del 25 de abril de 2016 fecha en la cual el accionante puede cuestionar,
no solo mediante la casación, sino también mediante la impugnación especial,
la sentencia que le condenó por primera vez en segunda instancia. Frente a
ello, se reiteran los términos de la Sala de Casación Penal en AP 2118 de
2020, que señalan que:

“Es procedente la impugnación, a la par, contra las primeras


condenas expedidas entre las mismas fechas82, en segunda instancia y
77
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. AP 50487 de 2020.
78
Artículo 43 “La ley preexistente prefiere a la ley ex post facto en materia penal. Nadie podrá ser juzgado o
penado sino por ley que haya sido promulgada antes del hecho que da lugar al juicio. Esta regla solo se refiere
a las leyes que definen y castigan los delitos, pero no a aquellas que establecen los tribunales y determinan el
procedimiento, las cuales se aplicarán con arreglo al artículo 40”.
79
De lo anterior surge una paradoja procesal insalvable, al permitir que la impugnación especial que sigue la
lógica de los recursos ordinarios de reposición y apelación proceda contra sentencias ejecutoriadas. Esta
contradicción es producto del déficit legislativo del derecho a la doble conformidad declarado en la sentencia
SU-146 de 2020. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal AP 50487-2020.
80
Corte Suprema de Justicia AP 50487-2020, AP 2235-2020 y AP 2330-2020 y SP 975 de 2021.
81
Para el caso de la Ley 600 de 2000, el artículo 210 modificado por el artículo 101 de la Ley 1395 de 2010
señala que el recurso de casación “se interpondrá dentro de los quince (15) días siguientes a la última
notificación de la sentencia de segunda instancia y en un término posterior común de treinta (30) días se
presentará la demanda”.
82
En este caso se refirió al período comprendido entre el 30 de enero de 2014 (en atención a los términos de la
SU-146 de 2020) y el 17 de enero de 2018 (antes de que entrara en vigor el Acto Legislativo 01 de 2018).

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en casación, por la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de


Justicia. Y contra las primeras condenas dictadas en segunda
instancia por los Tribunales Superiores de Distrito y el Tribunal
Superior Militar en los casos expresamente previstos en las
motivaciones, respecto de las cuales la persona condenada no haya
contado con la oportunidad de ejercer el derecho a la doble
conformidad judicial”.83

84. La jurisprudencia consistente de la Sala de Casación Penal de la Corte


Suprema de Justicia ha precisado en que, acudir a la fecha de proferimiento de
la sentencia es un criterio razonable en los siguientes términos:

“Es un dato objetivo que no depende de si la providencia se encuentra


ejecutoriada o no. Dejarlo a esas eventualidades, como lo alega el
recurrente en su caso, sería someter su procedencia a contingencias que
desquiciarían la igualdad de trato que se fija a partir de un dato
objetivo, más aún si, al igual que como lo estableció la Corte
Constitucional en la sentencia SU-146 de 2020, la impugnación se
reconoce por primera vez con efectos retroactivos y no hacia el futuro.

El requisito de que la sentencia condenatoria se haya dictado después


del 30 de enero de 2014, sin consideración a su ejecutoria, guarda
similitud con situaciones idénticas que sirven para destacar
consecuencias jurídicas que están diseñadas en función exclusiva de la
fecha de producción del acto jurídico. Así, por ejemplo, la Sala ha
señalado que la fecha en que se profiere el fallo de segunda instancia
interrumpe el término de prescripción de la acción penal, desde el día
que se aprueba y no desde el día en que la decisión se lee”84.

85. En efecto, este fue el criterio adoptado frente a la solicitud de Guillermo


Enrique Heisenberg, quien fuera coacusado en el proceso penal junto con
Bernardo Hoyos, y presentó solicitud de impugnación especial. Tal solicitud
fue negada por la Corte Suprema de Justicia mediante auto AP140-2021 y
confirmada mediante auto AP3189-2022, en el cual se reafirmó “el criterio de
la Sala, referido a que el requerimiento temporal para acceder a la
impugnación especial no pende de la ejecutoria de la primera sentencia
condenatoria emitida en los Tribunal Superiores de Distro Judicial”.

86. En conclusión, en virtud de los principios de igualdad y seguridad


jurídica, la habilitación de la doble conformidad se produce para las
sentencias que fueron proferidas luego de 30 de enero de 2014, con
independencia de la calidad de aforado o no del condenado. Contrario sensu,
frente a aquellas sentencias que fueron proferidas con anterioridad a esta
fecha, no procede la figura procesal de la doble conformidad.

83
Si bien esta providencia reconoce la procedencia tanto de la casación como de la impugnación especial, en
este caso concreto se solicitó y concedió la impugnación especial.
84
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal en auto AP1901–2021 Rad. N.º 40158. En concordancia
con lo anterior, mediante Rad. N.º 42510 de 2022 la Corte Suprema negó la impugnación especial “porque
para la fecha de emisión del fallo condenatorio la posibilidad de impugnación era viable por la vía del
recurso extraordinario de casación. Ello, bajo el entendido de que dicho proveído es anterior al 30 de enero de
2014, fecha tenida como referente para el reconocimiento de un mecanismo procesal diferente para cuestionar
la primera condena.” (Énfasis añadido).

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6. Análisis del caso concreto

87. La tutela bajo revisión fue presentada por Bernardo Hoyos contra la
providencia de la Sala Penal del Tribunal de Barranquilla que negó la
impugnación especial y confirmó la negativa al resolver el recurso de
reposición. Dicho recurso se instauró a su vez contra la sentencia proferida por
el mismo Tribunal el 2 de diciembre de 2013, mediante la cual resolvió en
apelación confirmar la condena contra el señor Hoyos Montoya por el delito
de contrato sin el lleno de los requisitos legales, y revocar la absolución por el
delito de peculado por apropiación a favor de terceros, condenando por
primera vez en relación con éste último. Se procederá entonces a analizar los
tres defectos en los que según el accionante habría incurrido la sentencia que
negó el recurso de impugnación especial.

La providencia atacada no incurre en el defecto de decisión sin motivación

88. A juicio del accionante, la providencia fue adoptada sin motivación, dado
que el Tribunal se limitó a citar extensos apartados de jurisprudencia sin
analizar detenidamente el caso en concreto.

89. Sin embargo, puede corroborarse que el Tribunal efectuó un análisis


concreto de subsunción que permitía dar respuesta al caso en concreto. Dado
que la petición versaba sobre la procedencia de la impugnación especial frente
a una sentencia que fue proferida el 2 de diciembre de 2013, el Tribunal debía
verificar si para esa fecha se encontraba habilitado el mecanismo de la
impugnación especial. Se advierte que la decisión del Tribunal fue de fecha de
4 de febrero de 2020, es decir, previa a la SU-146 de 2020 expedida el 21 de
mayo del mismo año. Por ello, el Tribunal tomó como referencia la sentencia
C-792 de 2014 que estableció inicialmente el ámbito de aplicación de la doble
conformidad a partir del 25 de abril de 2016, y señaló:

“Al margen de que la Colegiatura entienda que, se han venido


implementando reglas, de manera progresiva sobre este tema, no se puede
dejar de lado que la sentencia sobre la que se pretende la impugnación
especial es del dos (2) de Diciembre de 2013, de modo que, si se parte de
la base que la doctrina jurisprudencial enseña que frente a la doble
conformidad esta surte efectos desde el 25 de abril de 2016 u opera frente
a sentencias que se encuentran en término de ejecutoriada, salta de bulto
que no se acompasa con lo sucedido, máxime que la decisión que se
pretende atacar fue dictada 2 años, 4 meses y 23 días antes de que se
permitiera la impugnación especial”

90. Por su parte, de cara al auto de 6 de marzo de 2020 mediante el cual


resuelve el recurso de reposición interpuesto contra la decisión del 4 de
febrero, el Tribunal desestimó las razones alegadas, reiterando que se
perseguía una pretensión extemporánea, y que se obviaban los principios
procesales de preclusividad y progresividad. Especialmente, afirmó, teniendo
en cuenta que en el proceso penal se admitió la demanda de casación respecto
de una de las coacusadas junto con el señor Bernardo Hoyos, y que la Corte
mantiene la competencia para pronunciarse sobre todo el proceso penal, por lo

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que debe entenderse que hubo lugar a un pronunciamiento del máximo


Tribunal en materia penal. Adicionalmente, rechazó el recurso de queja
señalándole al demandante que éste resultaba improcedente de conformidad
con lo expuesto por la Corte Suprema de Justicia en sentencia con Rad. N.º
48142 de 2016.

91. Por último, respecto de la indicación del demandante en el sentido de que


este defecto se configuró desde la sentencia condenatoria frente al delito de
peculado por apropiación, cabe aclarar, tal como se delimitó en el análisis del
objeto de estudio, que la tutela no se presentó contra esa decisión y, por tal
razón, la Corte se abstendrá de emitir pronunciamiento frente a esta objeción.

La providencia atacada no incurre en el defecto de desconocimiento de


precedente

92. A juicio del accionante la sentencia fue adoptada desconociendo el


precedente judicial tanto de la Corte Constitucional (especialmente el de la
SU-217 de 2019 frente a la cual señalan que tiene un fundamento fáctico
similar al presente caso y que concedió la doble conformidad), como de la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(especialmente el caso Mohamed contra Argentina)85.

93. En la Sentencia SU-217 de 2019 la Corte amparó el derecho fundamental


a impugnar la sentencia condenatoria como parte del derecho al debido
proceso, en dos casos acumulados. En el primero de ellos 86 se trató de un
proceso adelantado bajo los parámetros de la Ley 600 de 2000 por hechos
ocurridos en 2004, y cuya sentencia condenatoria se profirió por primera vez
por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Neiva el 28 de junio de 2016.
El segundo caso87 se refirió a un proceso adelantado bajo la Ley 906 de 2004
por hechos ocurridos el 31 de julio de 2010 y cuya sentencia condenatoria se
profirió por primera vez por parte del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Pereira el 28 de octubre de 2016. La Corte encontró que para la fecha en la
que fueron proferidas ambas sentencias condenatorias ya se encontraba
habilitada la posibilidad de interponer impugnación especial por la vía del
reconocimiento jurisprudencial definido en la C-792 de 2014, esto es, el 25 de
abril de 2016 y, por tanto, amparó el derecho.

94. En consecuencia, no le asiste razón al demandante al señalar que el


Tribunal desconoció esta sentencia ni que la misma sea aplicable al caso en
concreto. De hecho, una lectura rigurosa de tal jurisprudencia conduce a la
conclusión contraria. En el caso resuelto en 2019 se aplicó el ámbito temporal
que la Corte había delimitado para los no aforados condenados por primera
vez en segunda instancia por los Tribunales de Distrito, esto es, a partir del 25
de abril de 2016. En ambos casos se corroboró que las sentencias impugnadas
fueron proferidas luego de esta fecha y, en consecuencia, se encontraban
cobijadas por el ámbito temporal de aplicación de la garantía de la doble
conformidad. En cambio, en el caso bajo examen la sentencia condenatoria

85
Aluden como referente adicional al caso Saulo Arboleda contra Colombia. Sin embargo, este caso se refiere
a la situación de un aforado y además, se encuentra en trámite ante la CIDH, por lo que no será analizado.
86
Correspondiente al expediente T-6.011.878.
87
Correspondiente al expediente T-6.056.177.

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fue proferida el 2 de diciembre de 2013, es decir, antes de que se habilitara la


impugnación especial como mecanismo para acudir a la doble conformidad.

95. Ahora bien, el accionante también alega un defecto por desconocimiento


del precedente, refiriéndose a la jurisprudencia de la CIDH, en particular,
porque la decisión cuestionada habría ignorado la sentencia de Mohamed
contra Argentina, que resolvió un caso similar al suyo en tanto se trató de un
no aforado que fue condenado por primera vez en segunda instancia, y en el
que se reconoció la garantía a la doble conformidad. No obstante, este defecto
no está llamado a prosperar pues la jurisprudencia internacional no constituye
precedente y por tanto no podría configurarse tal defecto.

96. En efecto, el desconocimiento del precedente judicial se predica tanto del


precedente horizontal, como del vertical, que esta Corporación ha definido
como “aquellas sentencias fijadas por autoridades de la misma jerarquía o el
mismo operador judicial”, el primero; y como “los lineamientos sentados por
las instancias superiores encargadas de unificar jurisprudencia dentro de la
respectiva jurisdicción o a nivel constitucional”, el segundo.88 En
consecuencia, frente al precedente vertical el defecto opera respecto de aquél
proferido por esta corporación (denominado desconocimiento del precedente
constitucional),89 así como del proferido por los órganos de cierre de cada
jurisdicción, en tanto que ambos generan un deber de observancia por parte de
los jueces de instancias inferiores.90 El juez internacional, e interamericano en
particular, no es una instancia superior ni unifica jurisprudencia del orden
interno.

97. Un eventual desconocimiento del precedente constituye un defecto


específico de procedencia de las tutelas contra providencia judicial, porque
con la decisión viciada un operador jurídico afecta la coherencia judicial que
se pretende alcanzar a través de la jurisprudencia91 y se desvirtúa el “propósito
de lograr que las decisiones judiciales le otorguen a las personas la igualdad
de trato en la interpretación y aplicación de la ley, frente a situaciones
similares o semejantes”92. Tal coherencia, propia de un sistema jurídico
nacional, no podría predicarse de la jurisprudencia internacional en el ámbito
interno, pues aquélla desarrolla normas que integran otros ordenamientos
jurídicos -del ámbito internacional-, con sus propios sistemas de fuentes y
procedimientos y que, salvo excepciones, versan sobre el cumplimiento de
obligaciones internacionales de los Estados.

98. Ahora bien, cosa distinta es que esta Corporación hubiera acudido a la
jurisprudencia de la CIDH (particularmente el caso Liakat Ali Alibux contra
Surinam), cuando en la sentencia SU-146 de 2020, debió llenar el vacío
normativo detectado en relación con el alcance temporal de la garantía de
88
Ver entre otras la sentencia SU-113 de 2018.
89
Corte Constitucional, Sentencia SU-455 de 2020.
90
Corte Constitucional, sentencias SU-113 de 2018, T-225 de 2022,
91
El precedente judicial cumple unos fines específicos: a) lograr una concreción del principio de igualdad en
la aplicación de las leyes; b) constituir una exigencia del principio de confianza legítima, que prohíbe al
Estado sorprender a los ciudadanos con actuaciones imprevisibles y; c) garantizar el carácter normativo de la
Constitución y la efectividad de los derechos fundamentales, así como la unidad y coherencia del
ordenamiento jurídico. Cfr. Corte Constitucional, Sentencias C- 539 de 2011, SU-611 de 2017, T-208ª de
2018, T-093 de 2019 y SU-217 de 2022.
92
Corte Constitucional, sentencia SU-113 de 2018.

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doble conformidad para los aforados, y sin embargo, no lo hizo en cuanto al


fondo, como criterio hermenéutico relevante, que es el carácter que ha
reconocido la jurisprudencia constitucional a dichas providencias,93 sino en
cuanto a la fecha de promulgación, como una pauta apropiada para establecer
el ámbito temporal del derecho a impugnar la sentencia contra un aforado
constitucional.

99. Para ello, observó que dicha sentencia había jugado un papel central en
establecer el alcance del derecho convencional previsto en el artículo 8.2.h. de
la CADH y que contenía un pronunciamiento expreso sobre el caso aforado
juzgado en única instancia por el máximo órgano de justicia de su país. Así, si
bien reconoció que “la determinación de lo que un derecho de la Convención
significa, máxime cuando Colombia ha aceptado la competencia contenciosa
de dicho organismo, involucra tener en cuenta lo que al respecto ha dicho su
intérprete autorizado”, y por ello constituye un criterio hermenéutico
relevante, ello no implica, insistió, “acogerlo de manera irreflexiva” 94, por lo
que es imperativo considerar en cada caso95 su fuerza hermenéutica, que
dependerá también de la uniformidad y reiteración de la jurisprudencia de la
CIDH, además de su compatibilidad con la Constitución Política.

100. En conclusión, en la SU-146 de 2020 la Corte, acudió a la


jurisprudencia de la CIDH como un parámetro pertinente para determinar el
alcance temporal de la garantía constitucional de doble conformidad en los
casos de los aforados constitucionales, al encontrarse ante un escenario frente
al cual el legislador había guardado silencio, y para el que no existía un
precedente jurisprudencial aplicable -como en el caso de los aforados.

101. Tal escenario no es, sin embargo, el que debe resolver la Corte en esta
oportunidad, pues el alcance temporal de la doble conformidad para los casos
de no aforados condenados por primera vez en segunda instancia, ha sido
claramente precisado y reiterado a partir de criterios jurisprudenciales
internos.

102. En definitiva, contrario a lo expuesto por el demandante, las sentencias


cuestionadas en lugar de desconocer el precedente judicial lo han acogido para
adoptar sus decisiones, particularmente, al reiterar tanto la jurisprudencia de la
Corte Constitucional como de la Corte Suprema de Justicia. Tampoco hay
nada que justifique la necesidad de acudir a la jurisprudencia de la CIDH
como criterio hermenéutico relevante. En consecuencia, no se encuentra
configurado el defecto por desconocimiento del precedente judicial. Dado lo
anterior, resta por analizar si se configuró el defecto por violación directa de la
Constitución.

La providencia atacada no incurre en defecto de violación directa de la

93
La Corte ha reconocido que como criterio interpretativo puede ser tenido en cuenta, considerando su
pertinencia en cada caso. Ver sentencias C-327 de 2016 y C-146 de 2021. Igualmente, en la Sentencia C-101
de 2018, la Corte reiteró que, a pesar de reconocer la importancia de las decisiones de la CIDH, estas no
pueden ser trasplantadas automáticamente al ordenamiento interno.
94
Corte Constitucional, SU-146 de 2020.
95
Corte Constitucional, sentencias C-327 de 2016 y C-146 de 2021. Igualmente, en la Sentencia C-101 de
2018, la Corte reiteró que, a pesar de reconocer la importancia de las decisiones de la CIDH, estas no pueden
ser trasplantadas automáticamente al ordenamiento interno.

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Constitución

103. De conformidad con el artículo 4º superior que consagra que “la


Constitución es norma de normas” y “en todo caso de incompatibilidad entre
la Constitución y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán las disposiciones
constitucionales”, se ha estructurado como causal específica de procedencia de
la tutela contra providencia judicial, la violación directa de la Constitución.

104. Esta causal se configura cuando: (i) el juez deja de aplicar una
disposición ius fundamental en un caso concreto; o (ii) aplica la ley al margen
de los dictados de la Constitución96. Frente al primer evento, se ha precisado, a
su vez, que se cumple cuando (a) en la solución del caso se dejó de interpretar
y aplicar una disposición legal de conformidad con el precedente
constitucional; (ii) cuando se trata de un derecho fundamental de aplicación
inmediata; y (iii) cuando el juez en sus resoluciones vulneró derechos
fundamentales y no tuvo en cuenta el principio de interpretación conforme con
la Constitución. En el segundo evento la Corte ha precisado que, dada la
supremacía constitucional, los jueces deben aplicar las disposiciones
constitucionales con preferencia a las legales mediante el ejercicio de la
excepción de inconstitucionalidad97.

105. En el presente caso debe reiterarse que, en efecto, la figura de la doble


conformidad encuentra sustento constitucional en el artículo 29 y es parte
integral del debido proceso. Sin embargo, al tratarse de una figura procesal, es
necesario contar con un desarrollo legislativo e institucional que permita la
materialización efectiva de tal figura. De ahí que la jurisprudencia hubiera
puesto de presente el vacío legislativo en la materia y hubiera exhortado al
Congreso su regulación integral. Pese a la inacción del legislador, la
jurisprudencia desarrolló una serie de reglas que habilitaron la procedencia de
la impugnación especial en casos en los que una persona fuera condenada por
primera vez en segunda instancia.

106. Teniendo en cuenta que se trata de normas procesales que en principio


rigen al futuro, la jurisprudencia debió ponderar la necesidad de proteger el
derecho al debido proceso con la seguridad jurídica. Así, se incorporó el
recurso de la impugnación especial en el ordenamiento jurídico colombiano a
partir del 30 de enero de 2014 en desarrollo de dicha cláusula constitucional.
Ahora bien, nada obsta para que el legislador disponga de una regulación que
amplíe la retroactividad de una norma procesal que permita la procedencia de
la impugnación especial de sentencias en firme. En dicho caso, el ámbito
temporal de la procedencia de dicha figura será aquel que el legislador
determine, en particular teniendo en cuenta que se trata de una garantía
plenamente reconocida desde 1991 en el texto constitucional98.

107. Frente a la alegada vulneración del artículo 93 de la Constitución en


cuanto respecta al bloque de constitucionalidad, además de reiterar lo dicho
sobre la ausencia de desconocimiento de la jurisprudencia de la CIDH, es
preciso señalar que, contrario a lo alegado por el accionante, la sentencia
96
Corte Constitucional, Sentencia SU-336 de 2017.
97
Ibid.
98
Sentencia SU-217 de 2019.

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Mohamed contra Argentina, y en general la jurisprudencia interamericana e


internacional, no hacen parte del bloque de constitucionalidad. Si bien es un
instrumento relevante para la interpretación de la garantía de la doble
conformidad, ello sólo es posible en el marco de un ejercicio hermenéutico
sistemático y armónico con el derecho interno. Este último reconoce la doble
conformidad como una garantía constitucional del debido proceso, cuya
efectividad a través de la impugnación especial ha sido habilitada a partir del
30 de enero de 2014, como se ha explicado en esta providencia.

III. SÍNTESIS DE LA DECISIÓN

108. Bernardo Hoyos Montoya presentó solicitud de tutela contra dos


providencias de la Sala Penal del Distrito Judicial de Barranquilla por
considerar que vulneraban su derecho fundamental al debido proceso. Lo
anterior, con ocasión de la negativa de conceder la impugnación especial
presentada por el accionante contra la decisión del mismo Tribunal que lo
condenó por primera en vez en segunda instancia por el delito de peculado por
apropiación en favor de terceros.

109. El accionante señaló que la decisión de negarle la impugnación


especial, y su respectiva confirmación por la vía de la reposición, carecieron
de motivación, y que además, vulneraron directamente la Constitución Política
y el precedente jurisprudencial -especialmente la SU-217 de 2019-, que han
reconocido que el derecho a la doble conformidad encuentra fundamento en el
artículo 29 superior. Además, de conformidad con la jurisprudencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la sentencia Mohamed contra
Argentina de 2012, le era exigible a los Estados Parte la garantía de la doble
conformidad contra las sentencias que condenan por primera vez en segunda
instancia.

110. Tras analizar el cumplimiento de los requisitos generales de


procedencia de la tutela contra providencia judicial y estimarlos satisfechos, la
Corte encontró que no se configuró el defecto de decisión sin motivación,
puesto que la Sala Penal del Tribunal Superior de Barranquilla contrastó la
fecha en la que fue proferida la decisión condenatoria -2 de diciembre de
2013, con la fecha en la que se habilitó la impugnación especial como
mecanismo para garantizar la doble conformidad -25 de abril de 2016-, y
concluyó que en este caso el accionante no se encontraba amparado por el
ámbito temporal de dicha figura.

111. Tampoco encontró configurado el defecto de desconocimiento del


precedente judicial, el cual, a partir de un desarrollo consolidado desde la
sentencia C-792 de 2014 hasta la SU-146 de 2020, confirmó que la doble
conformidad es una garantía del debido proceso y que, en virtud del principio
de igualdad, es aplicable a todos los procesos penales independiente del
régimen al que estén sujetos. Lo anterior, incluye a los aforados
constitucionales. Respecto de la SU-217 de 2019, la Sala constató que no es
un precedente aplicable al presente caso debido a que en aquella oportunidad
se cuestionaron dos sentencias condenatorias, ambas expedidas después del 25
de abril de 2016, fecha para la cual se había vencido el exhorto al Congreso

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efectuado en la Sentencia C-792 de 2014. En cambio, en el caso bajo examen


la sentencia condenatoria fue proferida el 2 de diciembre de 2013, razón por la
cual no se trata de un caso idéntico al resuelto en el 2019. Aclaró, en igual
medida, en atención a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia y del
principio de seguridad jurídica, que el momento procesal relevante para fijar la
procedencia de la impugnación especial es la fecha en la que la sentencia fue
proferida.
112. Adicionalmente, la Sala precisó que tampoco se configura defecto
alguno por desconocimiento del precedente de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, especialmente en la sentencia Mohamed contra
Argentina, pues tal jurisprudencia no constituye precedente y, en tampoco
corresponde acudir a la fecha de su promulgación como se hizo en el caso de
SU-146 de 2020, pues a diferencia de aquél supuesto, en el caso bajo estudio
el ordenamiento jurídico interno ya ha definido el ámbito temporal para
garantizar la satisfacción a la doble conformidad.

113. Por último, la Corte desestimó el defecto de violación directa de la


Constitución, al encontrar que la garantía de doble conformidad, aunque sí
encuentra fundamento en el artículo 29 de la Constitución Política, se habilitó
a partir del 30 de enero de 2014, tanto para aforados como para no aforados, e
independientemente del régimen procesal aplicable. En cambio, encontró que
la decisión de la Sala Penal del Tribunal de Barranquilla aplicó las normas
vigentes al momento de la decisión.

114. En consecuencia, y dado que no se encuentran configurados los


defectos analizados, la Corte Constitucional decide confirmar las decisiones
de instancia que resolvieron negar el amparo solicitado por el accionante de
cara a acceder a la impugnación especial contra la sentencia condenatoria en
segunda instancia.

IV. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional, en nombre


del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE

PRIMERO. LEVANTAR la suspensión de términos declarada mediante el


auto 480 de 30 de marzo de 2022.

SEGUNDO. CONFIRMAR, las sentencias proferidas el 20 de enero y 10 de


febrero ambas de 2021, por la Sala de Casación Civil y la Sala de Casación
Laboral de la Corte Suprema de Justicia, que resolvieron denegar el amparo
solicitado por las razones expuestas en la parte motiva.

TERCERO. REITERAR EL EXHORTO al Congreso de la República


efectuado por esta Corte en las sentencias C-792 de 2014 y SU-217 de 2019,
para que, en ejercicio de su potestad de configuración legislativa, regule de
manera integral el mecanismo que garantice el ejercicio del derecho a impugnar

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Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

la primera sentencia condenatoria en material penal, de conformidad con lo


dispuesto en los artículos 29 y 235, numerales 2 y 7, de la Constitución.

CUARTO. LIBRAR por la Secretaría General de la Corte Constitucional, la


comunicación de que trata el artículo 36 del Decreto ley 2591 de 1991, para los
efectos allí contemplados.

Comuníquese y cúmplase.

DIANA FAJARDO RIVERA


Magistrada
Con aclaración de voto

NATALIA ÁNGEL CABO


Magistrada
Con salvamento de voto

JUAN CARLOS CORTÉS GONZÁLEZ


Magistrado

JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR


Magistrado

ALEJANDRO LINARES CANTILLO


Magistrado
Con salvamento de voto

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Magistrado

PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA


Magistrada

CRISTINA PARDO SCHLESINGER


Presidenta

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JOSE FERNANDO REYES CUARTAS


Magistrado
Con salvamento de voto

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General

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