Biografía Shakespeare
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William Shakespeare
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(desambiguación).
William Shakespeare
Jorge Luis Borges escribió sobre él: «Shakespeare es el menos inglés de los poetas
de Inglaterra. Comparado con Robert Frost (de New England), con William Wordsworth,
con Samuel Johnson, con Chaucer y con los desconocidos que escribieron, o cantaron,
las elegías, es casi un extranjero. Inglaterra es la patria del understatement, de
la reticencia bien educada; la hipérbole, el exceso y el esplendor son típicos de
Shakespeare».5
Biografía
Existen muy pocos hechos documentados en la vida de Shakespeare, aunque es probable
que naciera el 23 de abril de 1564. Lo que sí se puede afirmar es que fue bautizado
en la Iglesia de la Santísima Trinidad en Stratford-upon-Avon, Warwickshire, el 26
de abril de ese mismo año y falleció en ese mismo lugar el 23 de abril de 1616,
según el calendario juliano (3 de mayo en el gregoriano), el supuesto día en el que
cumplió 52 años.
Comienzos
Los últimos años de la década de 1580 son conocidos como los 'años perdidos' del
dramaturgo, ya que no hay evidencias que permitan conocer dónde estuvo, o por qué
razón decidió trasladarse de Stratford a Londres. Según una leyenda que actualmente
resulta poco creíble, fue sorprendido cazando ciervos en el parque de sir Thomas
Lucy, el juez local, y se vio obligado a huir. Según otra hipótesis, pudo haberse
unido a la compañía teatral Lord Chamberlain's Men a su paso por Stratford. Un
biógrafo del siglo xvii, John Aubrey, recoge el testimonio del hijo de uno de los
compañeros del escritor, según el cual Shakespeare habría pasado algún tiempo como
maestro rural.
En 1596, con solo once años de edad, murió Hamnet, único hijo varón del escritor,
quien fue enterrado en Stratford el 11 de agosto de ese mismo año. Algunos críticos
han sostenido que la muerte de su hijo pudo haber inspirado a Shakespeare la
composición de Hamlet (hacia 1601), reescritura de una obra más antigua que, por
desgracia, no ha sobrevivido.
Últimos años
En las últimas semanas de la vida de Shakespeare, el hombre que iba a casarse con
su hija Judith —un tabernero de nombre Thomas Quiney— fue acusado de promiscuidad
ante el tribunal eclesiástico local. Una mujer llamada Margaret Wheeler había dado
a luz a un niño, y afirmó que Quiney era el padre. Tanto la mujer como su hijo
murieron al poco tiempo. Esto afectó, no obstante, a la reputación del futuro yerno
del escritor, y Shakespeare revisó su testamento para salvaguardar la herencia de
su hija de los problemas legales que Quiney pudiese tener.
Se desconoce cuál entre todos los retratos que existen de Shakespeare es el más
fiel a la imagen del escritor, ya que muchos de ellos son falsos y pintados a
posteriori a partir del grabado del First folio. El llamado Retrato Chandos, que
data de entre 1600 y 1610, en la National Portrait Gallery (en Londres), se
considera el más acertado. En él aparece el autor a los cuarenta años,
aproximadamente, con barba y un aro dorado en la oreja izquierda.12
El problema de la autoría
Casi ciento cincuenta años después de la muerte de Shakespeare en 1616, comenzaron
a surgir dudas sobre la verdadera autoría de las obras a él atribuidas. Los
críticos se dividieron en «stratfordianos» (partidarios de la tesis de que el
William Shakespeare nacido y fallecido en Stratford fue el verdadero autor de las
obras que se le atribuyen) y «anti-stratfordianos» (defensores de la atribución de
estas obras a otro autor). La segunda posición es, en la actualidad, muy
minoritaria.
Los documentos históricos demuestran que entre 1590 y 1620 se publicaron varias
obras teatrales y poemas atribuidos al autor William Shakespeare, y que la compañía
que representaba estas piezas teatrales, Lord Chamberlain's Men (luego King's Men),
tenía entre sus componentes a un actor con este nombre. Se puede identificar a este
actor con el William Shakespeare del que hay constancia que vivió y murió en
Stratford, ya que este último hace en su testamento ciertos dones a miembros de la
compañía teatral londinense.
Los llamados «stratfordianos» opinan que este actor es también el autor de las
obras atribuidas a Shakespeare, apoyándose en el hecho de que tienen el mismo
nombre, y en los poemas encomiásticos incluidos en la edición de 1623 del First
Folio, en los que hay referencias al «Cisne de Avon» y a su «monumento de
Stratford». Esto último hace referencia a su monumento funerario en la iglesia de
la Santísima Trinidad, en Stratford, en el que, por cierto, aparece retratado como
escritor, y del que existen descripciones hechas por visitantes de la localidad
desde, al menos, la década de 1630. Según este punto de vista, las obras de
Shakespeare fueron escritas por el mismo William Shakespeare de Stratford, quien
dejó su ciudad natal y triunfó como actor y dramaturgo en Londres.
Durante el siglo xix, el candidato alternativo más popular fue sir Francis Bacon.
Muchos «anti-stratfordianos» del momento, sin embargo, se mostraron escépticos
hacia esta hipótesis, aun cuando fueron incapaces de proponer otra alternativa. El
poeta estadounidense Walt Whitman dio fe de este escepticismo cuando le dijo a
Horace Traubel, «Estoy con vosotros, compañeros, cuando decís “no” a Shaksper
(sic): es a lo que puedo llegar. Respecto a Bacon, bueno, veremos, veremos».14
Desde los años 1980, el candidato más popular ha sido Edward de Vere, decimoséptimo
conde de Oxford, propuesto por John Thomas Looney en 1920, y por Charlton Ogburn en
1984. El poeta y dramaturgo Christopher Marlowe se ha barajado también como
alternativa, aunque su temprana muerte lo relega a un segundo plano. Otros muchos
candidatos han sido propuestos, si bien no han conseguido demasiados seguidores.
A lo largo del tiempo han existido teorías que subrayan que William Shakespeare era
tan solo un alias tras los que podían esconderse otros ilustres nombres como
Christopher Marlowe (1564-1593), el filósofo y hombre de letras Francis Bacon
(1561-1626) o Edward de Vere (1550-1604), decimoséptimo conde de Oxford. Jacobi
asegura inclinarse por Edward de Vere, que frecuentó la vida cortesana en el
reinado de Isabel I (1533-1603), y lo califica como su «candidato» preferido, dadas
las supuestas similitudes entre la biografía del conde y numerosos hechos relatados
en los libros de Shakespeare.15
Felicidad matrimonial
Se ha opinado mucho sobre la vida personal del autor y sobre su presunta
homosexualidad,16 especulación que encuentra su base principal en una originalísima
colección de sonetos que fue publicada, al parecer, sin su consentimiento. También
se ha sospechado la existencia de alguna o algún amante que hiciera desgraciado su
matrimonio, ya que la que fue su mujer y madre de sus tres hijos era bastante mayor
que él y se encontraba embarazada antes de la boda. Esta sospecha se asienta en una
famosa cita de su testamento: «Le dejo mi segunda mejor cama», pasaje que ha
suscitado las más dispares interpretaciones y no pocas especulaciones. La más
general tiene que ver con que la relación de la pareja no era del todo
satisfactoria. Pero otra apunta en sentido contrario, ya que el dramaturgo le
habría dedicado un soneto a su señora esposa titulado The World's Wife («La esposa
del mundo»).
Religión
En 1559, cinco años antes del nacimiento de Shakespeare, durante el reinado de
Isabel I, la Iglesia de Inglaterra se separó definitivamente, tras un período de
incertidumbre, de la Iglesia católica. Por esa razón, los católicos ingleses fueron
presionados para convertirse al anglicanismo, y se establecieron leyes para
perseguir a los que rehusaban convertirse. Algunos historiadores sostienen que
durante la época de Shakespeare existió una oposición importante y muy extendida a
la imposición de la nueva fe.17 Algunos críticos, apoyándose en evidencias tanto
históricas como literarias, han argumentado que Shakespeare era uno de estos
opositores, si bien no han conseguido demostrarlo fehacientemente. Lo cierto es que
Shakespeare se encontró más cómodo bajo el reinado del filocatólico Jacobo I que
bajo el de Isabel I, anticatólica.
Hay indicios de que algunos miembros de la familia del dramaturgo fueron católicos.
El más importante es un folleto firmado por John Shakespeare, padre del poeta, en
el que, supuestamente, este hacía profesión de fe de su secreto catolicismo. El
texto, hallado en el interior de una de las vigas de la casa natal de Shakespeare
en el siglo xviii, fue analizado por un destacado estudioso, Edmond Malone. Sin
embargo, se ha perdido, por lo que no puede demostrarse su autenticidad. John
Shakespeare figuraba también entre los que no asistían a los servicios
eclesiásticos, pero supuestamente esto fue "por temor a ser procesado por deudas",
según los comisionados, y no por no aceptar la religión anglicana.18
Aunque ninguna de estas teorías prueba de modo fehaciente que Shakespeare fuese
católico, la historiadora Clare Asquith es de la opinión de que las simpatías de
Shakespeare por el catolicismo son perceptibles en su escritura.24 Según Asquith,
Shakespeare utiliza términos positivos, como «alto» (high), «luminoso» (light) o
«justo» (fair), para aludir a personajes católicos; y términos negativos —«bajo»
(low), «oscuro» (dark)— para los protestantes.
La cultura de Shakespeare
Aunque es mucho lo que se desconoce sobre la educación de Shakespeare, lo cierto es
que el artista no accedió a una formación universitaria y su amigo Ben Jonson, que
sí la tenía, lamentó en alguna ocasión «su escaso latín y aún menos griego», lo que
no fue óbice para que le llamara, además, «dulce cisne del Avon» y añadiera que «no
es de un siglo, sino de todos los tiempos». En cierta manera, su no tan escasa
instrucción (en Stratford había una buena escuela, y Shakespeare pudo conocer en
ella a bastantes clásicos latinos) fue una ventaja, ya que su cultura no se moldeó
sobre el patrón común de su tiempo; como autodidacta, William Shakespeare, según
señaló un experto conocedor y traductor de su obra completa, Luis Astrana Marín,
tuvo acceso a fuentes literarias sumamente raras gracias a la amistad que sostuvo
con un librero. Los análisis de sus escritos revelan que fue un lector voraz;
algunos de ellos son auténticos centones25 de textos extraídos de las fuentes más
diversas. Pero son fundamentalmente cuatro las fuentes de sus obras.
En segundo lugar hay que mencionar como fuente de inspiración los novellieri (de
Mateo Bandello proviene la historia de Como gustéis y la de Romeo y Julieta, que
también inspiró Castelvines y Monteses de Lope de Vega y Los bandos de Verona de
Francisco Rojas Zorrilla; de Giambattista Giraldi Cinthio la de Otelo; de Giovanni
Boccaccio A buen fin no hay mal tiempo y de Giovanni Fiorentino El mercader de
Venecia y Las alegres comadres de Windsor; también Chaucer inspira algunas obras)27
y misceláneas de todo tipo, algunas de ellas españolas, como las Noches de invierno
de Antonio de Eslava o la Silva de varia lección de Pero Mexía.
Su obra
Antecedentes: el teatro isabelino
Reconstrucción moderna del teatro The Globe (el original fue destruido por un
incendio en 1613)
Cuando Shakespeare se inició en la actividad teatral, esta se encontraba sufriendo
los cambios propios de una época de transición. En sus orígenes, el teatro en
Inglaterra era un espectáculo de tipo popular, asociado a otras diversiones
extendidas en la época como el bear baiting (pelea de un oso encadenado contra
perros rabiosos). Sus raíces se encuentran en la etapa tardomedieval, en una triple
tradición dramática: los "milagros " o "misterios" (mystery plays), de temática
religiosa y destinados a solemnizar las festividades de los diferentes gremios; las
moralidades u "obras morales" (morality plays), de carácter alegórico y
representadas ya por actores profesionales: y los "interludios" cortesanos, piezas
destinadas al entretenimiento de la nobleza.
Los nobles más destacados patrocinaban grupos de actores que llevaban sus nombres.
Así surgieron, en la época isabelina, compañías como The Hundson Men (luego Lord
Chamberlain's Men), The Admiral's Men, y The Queen's Men, entre las más relevantes.
En ciertas ocasiones, estas compañías teatrales realizaban sus representaciones en
el palacio de sus protectores aristocráticos. The King's Men, por ejemplo, después
del apadrinamiento de la compañía por el rey Jacobo I, actuaban en la corte una vez
al mes.30 Contar con el respaldo de un mecenas era fundamental para asegurar el
éxito de la obra en el futuro.
Por esos motivos fue surgiendo paulatinamente una legislación que regulaba la
actividad teatral, y se fue haciendo más difícil conseguir licencias para realizar
representaciones en las posadas. Esto propició la construcción de teatros fijos,
más salubres, en las afueras de la ciudad, y la consolidación y profesionalización
de la carrera de actor. El primer teatro, denominado simplemente The Theatre, se
construyó en 1576. Más adelante se construyeron otros: The Curtain, The Rose, The
Swan y The Globe. Este último, construido en 1599 y ubicado, como el resto, fuera
de la ciudad, para evitar problemas con el Ayuntamiento de Londres, era el más
famoso de todos, y fue el preferido de la compañía de la que formó parte William
Shakespeare.
Todos estos teatros fueron construidos siguiendo el modelo de los patios de las
posadas. Ninguno se conserva en su estado primitivo, pero existe la posibilidad de
conocer con cierta aproximación su forma, gracias a algunas referencias de la
época. Eran recintos de forma hexagonal u octogonal (hay excepciones) con un
escenario medianamente cubierto que se internaba un poco hacia el centro de un
arenal al aire libre circundado por dos o tres pisos de galerías. La plataforma
constaba de dos niveles, uno a poco más de un metro respecto a la arena, techado y
sujeto por columnas, y otro un poco más alto con un tejado en el que se ocultaba el
aparato necesario para manejar la tramoya y maniobrar la puesta en escena. Podía
llevar una bandera e incluso simular una torre.
Estos teatros tenían un aforo muy respetable. Se ha calculado, por ejemplo, que The
Globe podía acoger a alrededor de 2000 espectadores.31
El oficio de autor dramático no estaba bien remunerado y todos los derechos sobre
las obras pasaban a poder de las empresas que las representaban; por ello las obras
sufrían con frecuencia múltiples refundiciones y adaptaciones por parte de varias
plumas, no siempre diestras ni respetuosas, por no hablar de los cortes que sufrían
a merced del capricho de los actores. El nombre del autor solo se mencionaba (y
frecuentemente con inexactitud) dos o tres años más tarde, por lo que los
escritores no disfrutaban del fruto de su trabajo, a menos que poseyeran acciones
en la compañía, como era el caso de Shakespeare y otros dramaturgos que trabajaban
conjuntamente y se repartían las ganancias.
Portada del First Folio, 1623. Retrato de Shakespeare grabado por Martin Droeshout.
Ante la falta de manuscritos hológrafos y de fechas precisas de composición, se
hace muy difícil el establecer una cronología bibliográfica shakespeariana. El
First Folio, que reagrupa la mayor parte de su producción literaria, fue publicado
por dos actores de su compañía, John Heminges y Henry Condell, en 1623, ocho años
después de la muerte del autor. Este libro dividía su producción dramática en
Historias, Comedias y Tragedias, y de él se hicieron 750 copias, de las que han
llegado a nuestros días la tercera parte, en su mayoría incompletas. Gracias a esta
obra se conservó la mitad de la obra dramática del autor, que no había sido
impresa, pues Shakespeare no se preocupó en pasar a la historia como autor
dramático.
Tragedias
Al igual que muchas tragedias occidentales, la de Shakespeare suele describir a un
protagonista que cae desde el páramo de la gracia y termina muriendo, junto a una
ajustada proporción del resto del cuerpo protagónico. Se ha sugerido que el giro
que el dramaturgo hace del género, es el polo opuesto al de la comedia; ejemplifica
el sentido de que los seres humanos son inevitablemente desdichados a causa de sus
propios errores o, incluso, el ejercicio irónicamente trágico de sus virtudes, o a
través de la naturaleza del destino, o de la condición del hombre para sufrir,
caer, y morir... En otras palabras, es una representación con un final
necesariamente infeliz.
Los finales de las comedias son, por lo general, festivos y placenteros. Debe
tenerse en cuenta que el lenguaje vulgar y de doble sentido, así como la magnitud
de diversos puntos de vista, los cambios de suerte y el trastorno de las
identidades, aportan un ingrediente infaltable que suele estar acompañado de
sorprendentes coincidencias. La parodia del sexo, el papel del disfraz y el poder
mágico de la naturaleza para reparar los daños y heridas ocasionados por una
sociedad corrupta y sedienta de codicia son elementos trascendentes en la comedia
shakespeariana.
Tal como se ha dicho antes, el bufón —que era un personaje muy popular en la corte
de la época— es el elemento inquebrantable sobre el cual el dramaturgo se siente
más libre de expresar lo que piensa, teniendo en cuenta que las opiniones de una
persona con estas características nunca eran consideradas como válidas —excusa
perfecta para explayarse—.
Obras históricas
En el First Folio se clasifican como «obras históricas» (en inglés, histories)
exclusivamente las relacionadas con la historia, relativamente reciente, de
Inglaterra. Otras obras de tema histórico, como las ambientadas en la antigua Roma,
o incluso Macbeth, protagonizada por un auténtico rey de Escocia, no se clasifican
en este apartado. Son once en total (o diez, si se excluye Eduardo III,
modernamente considerada apócrifa). La fuente utilizada por el dramaturgo para la
composición de estas obras es bien conocida: se trata de las Crónicas de Raphael
Holinshed.
Eduardo III (The Reign of King Edward III; compuesta entre 1590 y 1594; publicada
(anónimamente) en 1596).
Enrique VI
Primera parte (The First Part of King Henry the Sixth; compuesta hacia 1594. Su
primera edición conocida es la del First Folio.)
Segunda parte (The Second Part of King Henry the Sixth; compuesta hacia 1594. Su
primera edición conocida es la del First Folio.)
Tercera parte (The Third Part of King Henry the Sixth; compuesta hacia 1594. Su
primera edición conocida es la del First Folio.)
Ricardo III (The Tragedy of King Richard the Third; compuesta hacia 1594; publicada
en 1597).
Ricardo II (The Tragedy of King Richard the Second; compuesta hacia 1595; publicada
en 1597).
Enrique IV
Primera parte (Henry IV, Part 1; compuesta hacia 1596; publicada en 1597 o 1598)
Segunda parte (Henry IV, Part 2; compuesta hacia 1597; publicada en 1600)
Enrique V (Henry V; compuesta hacia 1597-1599; la primera edición conocida es la
del First Folio).
El rey Juan (The Life and Death of King John; compuesta probablemente hacia 1597,
ya que hay datos de su representación en 1598. Su primera edición conocida es la
del First Folio).
Enrique VIII (The Famous History of the Life of King Henry the Eighth; compuesta en
1613; la primera edición conocida es la del First Folio).
Existen serias dudas sobre la autoría de la primera de la lista, Eduardo III. De la
última, Enrique VIII, se cree que fue escrita en colaboración con John Fletcher,
quien sustituyó a Shakespeare como principal dramaturgo de la compañía King's Men.
Dentro del conjunto de sus obras históricas, se suelen agrupar la decena que
escribió sobre los reyes ingleses, conocido como el «Ciclo de Historia», que
Shakespeare dedicó a siete reyes ingleses.33 Este ciclo excluye las obras sobre el
rey Lear (un rey legendario) y Macbeth (basado en la vida del rey escocés, Macbeth
de Escocia) y una obra sobre Edward III (aunque hay cada vez más indicios de que
fuera escrito por Shakespeare, al menos en parte, no se ha podido establecer su
autoría). Este Ciclo exluye, por no seguir la secuencia histórica, a El rey Juan y
a Enrique VIII.
Ocho de estas obras están agrupadas en dos tetralogías cuyo orden de escritura no
coincide con el orden cronológico de los acontecimientos históricos reflejados. La
primera de estas tetralogías está formada por las tres dedicadas al reinado de
Enrique VI (1422-1461), junto con la consagrada al ambicioso y terrible Ricardo III
(que reinó en el período 1483-1485). Todas ellas fueron compuestas con toda
probabilidad entre 1590 y 1594.
La segunda tetralogía, formada por Ricardo II, las dos partes de Enrique IV y
Enrique V, retrocede en el tiempo. Se centra en los reinados de Ricardo II (1377-
1399), Enrique IV (1399-1413) y Enrique V (1413-1422). Todas estas obras fueron
compuestas en el período 1594-1597.
Habida cuenta de que gran parte del público era analfabeto, estas obras
representaban una buena forma de comunicar la historia y fomentar,
consecuentemente, el patriotismo y el amor por la cultura inglesa, así como de
inculcar un sentimiento de rechazo hacia las guerras civiles. Además de brindar
entretenimiento, las obras históricas reafirmaban y justificaban el poder de la
monarquía ante quienes pudieran poner en cuestión su legitimidad. En el teatro de
Shakespeare, el rey, como en la obra dramática de Lope de Vega, es el representante
del orden cósmico en la tierra. Esto es lo que más tarde analizarían académicos de
la talla de Greenblatt, centrándose en el discurso imperante y en la capacidad del
teatro isabelino para asentar la autoridad real, mantener el orden y desalentar la
subversión.
No obstante, existen críticos que opinan que las obras históricas de Shakespeare
contienen críticas veladas hacia la monarquía, disimuladas para evitar posibles
problemas con la justicia.
En Gran Bretaña, a fines del siglo xvi y comienzos del siglo xvii, el romance se
erigió como un género fantástico en el que, además de seguirse unas convenciones
características (caballero con poderes especiales, magia, brujería, alteración de
la realidad, cortejo de la figura femenina, hazañas y arriesgadas aventuras), se
añadía el hecho de la conquista de América: un crisol de razas y culturas bárbaras
que servía de inspiración para muchos viajeros y dramaturgos. En William
Shakespeare, la obra que reúne todas las susodichas convenciones y las plasma en
una producción teatral tan interesante como irreal es La tempestad, considerada el
testamento dramático de Shakespeare porque fue probablemente su última obra.
Se representó por primera vez en 1611 y tuvo una segunda puesta en escena hacia
febrero de 1613 con motivo de la boda de Isabel Estuardo, hija del rey Jacobo I,
con el príncipe Frederick de Heidelberg. En la pieza pueden hallarse no pocos
paralelismos con las figuras más destacadas del período jacobino: la máscara
nupcial que Próspero crea para el disfrute de Miranda y Ferdinando se corresponde
con las figuras divinas de Ceres y Juno, auspiciando un dichoso porvenir si la
feliz pareja prometía guardar castidad hasta después del matrimonio. Esto podría
haberle sentado muy bien al monarca, tan conocido por el rigor de su moral
tradicional como por su morboso interés por la magia y la brujería, que también
tienen lugar importante en la obra. En efecto, estas prácticas motivaron en la
época, la quema de mujeres, entre los siglos xvi y xviii, y Jacobo I sentenciaba
sin vacilar a muerte, a todas aquellas personas que estuvieran bajo mera sospecha
de llevar a cabo este tipo de ceremonias. La temática de La tempestad no podría
menos, pues, que manifestarse en un monarca —Próspero— interesado en acabar con el
maleficio de una vieja bruja, que acechaba con irrumpir en el orden social de la
isla. El mundo mágico propio de esta época reaparece sin embargo en otras comedias
novelescas y fantásticas de la última época de Shakespeare, como son:
Cimbelino (1610)
Cuento de invierno (1609-1611)
La tempestad (1610-1611)
Se considera que La tempestad es el testamento dramático de Shakespeare. Al parecer
inspirada en una de las Noches de invierno de Antonio de Eslava, el príncipe
Próspero náufrago en una isla, semihumano y semidivino por sus poderes mágicos,
rompe al final su varita al reflexionar sobre su limitado poder, y resulta casi
imposible no poner sus palabras en boca del mismo Shakespeare:
Nuestras diversiones han dado fin. Estos actores, como había prevenido, eran todos
espíritus y se han disipado en el aire, en el interior del aire impalpable; y, a
semejanza del edificio sin cimientos de esta visión, las altas torres cuyas crestas
tocan las nubes, los suntuosos palacios, los solemnes templos, hasta el inmenso
Globo, sí, y cuanto en él posa, se disolverán y, lo mismo que la diversión
insustancial que termina por desaparecer, no quedará rastro de ello. Estamos
tejidos con idéntica tela que los sueños, y nuestra corta vida se cierra con un
sueño.
Obras perdidas y apócrifas
Algunas de las obras que Shakespeare escribió con John Fletcher se han perdido, por
ejemplo Cardenio, inspirada en un episodio del Don Quijote de La Mancha de Miguel
de Cervantes, o Los dos nobles caballeros (1613), que fue registrada en el Quarto
hacia 1637; como esta última obra no se incluyó en el First Folio, muchos lectores
cuestionan la autoría del dramaturgo en la misma. Por otro lado, y en vista de las
vicisitudes que presentan muchas de las producciones shakespearianas, hay quienes
sostienen que la mitad de ellas se ajustarían más bien al perfil y al estilo de
Fletcher.
Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que todas las que pueda soñar
[en otras ediciones, "imaginar"] tu filosofía
Shakespeare; en Hamlet, 1.° acto, escena V
Porque Shakespeare está abierto a todo, no se impone ningún límite religioso, ético
ni filosófico; hace decir a Julio César que «de todas las maravillas que he oído,
la que más extraña me parece es el que los hombres tengan miedo» y en todo caso
solo se puede tener miedo «del miedo que tienen los demás».
En años recientes, han cobrado cierto auge en medios académicos los estudios de
Shakespeare desde una perspectiva feminista, duramente criticados por autores como
Bloom.
La poesía de Shakespeare
Sonetos
Artículo principal: Sonetos (Shakespeare)
No hay forma de establecer con justeza la identidad oculta tras esas iniciales y se
han barajado distintas teorías sobre el personaje que se esconde tras ellas; lo más
probable es que fuese cualquiera de los habituales mecenas del poeta y la gran
mayoría de los críticos se inclina por pensar que las siglas están invertidas y se
trata de Henry Wriothesley (1573), conde de Southampton, ya que Shakespeare ya le
había expresado públicamente su aprecio con dedicatorias de otros poemas: Venus y
Adonis y La violación de Lucrecia. Pero otro posible candidato y tan verosímil como
el anterior es William Herbert, conde de Pembroke e hijo de Mary Herbert, hermana
de sir Philip Sidney, el famoso poeta que compuso La Arcadia; en favor de este
último cuenta también que le poseía una intensa devoción por el teatro y fue patrón
de los King’s Men, la compañía teatral de Shakespeare. Ambos eran nobles apuestos y
dedicados al mecenato del arte y las letras, y bastante más jóvenes que el poeta,
requisitos que debe cumplir cualquier verdadero destinatario de los poemas.
Crea un otro tú, por afecto a mí, para que la belleza sobreviva por ti o por los
tuyos
(X)
Se instala, pues, en una tradición completamente renovada y original, y el propio
poeta era irónicamente consciente de ello:
¿Por qué mis versos se hallan tan desprovistos de formas nuevas, tan rebeldes a
toda variación o vivo cambio? ¿Por qué con la época no me siento inclinado a
métodos recientemente descubiertos y a extraños atavíos? ¿Por qué escribo siempre
de una sola cosa, en todo instante igual, y envuelvo mis invenciones en una
vestidura conocida, bien que cada palabra casi pregona mi nombre, revela su
nacimiento e indica su procedencia? ¡Oh, sabedlo, dulce amor, es que escribo
siempre de vuestra persona y que vos y el amor sois mi eterno tema; así, todo mi
talento consiste en revestir lo nuevo con palabras viejas y volver a emplear lo que
ya he empleado. Pues lo mismo que el sol es todas los días nuevo y viejo, así mi
amor repite siempre lo que ya estaba dicho.
(LXXVI)
Puede dividirse en dos series sucesivas de sonetos: una de 126, que celebra a un
amigo rubio y bien parecido de alta alcurnia, mecenas del poeta, al que propone que
deje la soledad, el narcisismo y los placeres y engendre herederos, y los 28
últimos, que conciernen a una mujer morena, que se hallaba casada, como se infiere
de una alusión del soneto 152, y seguramente era un amujer instruida, ya que sabía
tocar la espineta o clavecín. Dos de los sonetos se consideran aparte, pues son
versiones de un mismo epigrama de la Antología griega.
Los temas de los Sonetos son el amor y el tiempo, de alguna forma contrapuestos; en
este último tema se profundiza en lo que se refiere a la fugacidad, llegándose a
veces a lo metafísico. Cada soneto contiene también un movimiento dramático; se
aprecia además en su lectura, sobre todo, el valor moral y espiritual del mensaje y
la filosofía que nos deja: aprovechar el escaso tiempo que la vida nos depara para
entregarse de fondo a ella. Claudio Guillén, además señala que "Shakespeare se
atreve a decir cosas nuevas, completamente nuevas, como la no diferencia entre la
amistad y el amor y, también, la no diferencia esencial entre el amor a la mujer y
al hombre".36 37
Poemas extensos
Venus y Adonis
La violación de Lucrecia
Sonetos
Lamento de una amante
Shakespeare a través del tiempo
En 1731 el famosísimo actor David Garrick (1717-1779) apareció por vez primera
encarnando al personaje del jorobado Ricardo III en la escena de un teatro de los
arrabales de Londres y cosechó un éxito clamoroso. Al hacerle cargo después de la
dirección del elegante teatro Drury Lane desencadenó con su deslumbrante actuación
una verdadera «shakespearemanía» que llegó a su culmen al celebrarse en Stratford
(1769), organizado por el mismo Garrick, el primer jubileo en honor al poeta, acto
que promovió tal entusiasmo que bajo su signo incluso Irlanda llegó a exhumar
falsos documentos literarios atribuidos a Shakespeare. Hacia 1772 Garrick modificó
buena parte de Hamlet al suprimir la escena de los sepultureros y eximir a Laertes
de toda culpa referente al veneno que portaba en su espada. Es más, la reina
Gertrudis consigue sobrevivir para llevar una vida de arrepentimiento, lo que no
ocurre en el original. Simultáneamente, la fama del dramaturgo se propagó por toda
Europa; Voltaire lo dio a conocer en sus Cartas de Inglaterra y Jean-François Ducis
lo introdujo en la escena parisina al representar por vez primera su adaptación de
Hamlet (1769); en este mismo año Gotthold Ephraim Lessing publicaba en Alemania su
Hamburgische Dramaturgie, una colección de estudios críticos teatrales en los que
propugnaba el repudio de la tragedia francesa clásica y el nuevo encumbramiento de
Shakespeare, tal como haría Johann Gottfried Herder en 1771 en sus Blättern von
Deutscher Art und Kunst. Como Garrick en Inglaterra, Friedrich Ludwig Schröder,
actor y director teatral, contribuyó con su primera representación del Hamlet en
Alemania (1777) a hacer vivir a Shakespeare en la escena de aquel país.38 Goethe
representó piezas de Shakespeare y Calderón en Weimar cuando le encargaron dirigir
el teatro del principado y él mismo y Friedrich von Schiller experimentaron el
influjo del genio inglés en sus propias obras teatrales. En España, Ramón de la
Cruz tradujo el Hamleto en 1772 y Leandro Fernández de Moratín en 1798.
En 1807 Thomas Bowdler publicó Family Shakespeare, una versión modificada para
hacerla, según su criterio, más apta para mujeres y niños, que no pudiese «ofender
a la mente virtuosa y religiosa». Esta adaptación dio origen a la palabra inglesa
bowdlerize, que designa a la censura puritana.
Entre 1872 y 1876 Jaime Clark tradujo Romeo y Julieta; Hamlet; Otelo; Rey Lear; El
mercader de Venecia; Como gustéis; Noche de Reyes y La tempestad.39 En 1873, el
gibraltareño Guillermo Mcpherson empezó a imprimir su traducción de 23 obras en
endecasílabo blanco, provistas de importantes prólogos.
Por otra parte, de 1872 a 1912, menudearon las representaciones de sus obras en
Madrid; Shakespeare aparece incluso como personaje en Un drama nuevo de Manuel
Tamayo y Baus, aunque ya había aparecido como tal en el drama de Enrique Zumel
Guillermo Shakespeare (Granada: José María Zamora, 1853). Del mismo modo, la
crítica española emprendió por primera vez el estudio en profundidad de
Shakespeare; fueron los primeros Guillermo Macpherson y su amigo el gaditano
Eduardo Benot (1885) y especialmente Eduardo Juliá Martínez (1918), quien aprovechó
la fecha de centenario para divulgar la figura de Shakespeare con una especie de
biografía novelada que, bajo el título Shakespeare y su tiempo: historia y fantasía
(1916), pretendía exponer "verdades entre las apariencias del entretenimiento" (p.
xii). La obra está bien documentada, como reflejan la caudalosa anotación y los
apéndices finales (281-331), que son con mucho lo más sustancioso de la obra; tras
esto escribió Juliá su interesante Shakespeare en España (1918), que sirvió de base
a la obra homónima de Alfonso Par. Este tradujo, entre otras piezas dramáticas,
King Lear al catalán y al castellano. En 1916, coincidiendo con el tercer
centenario de la muerte del dramaturgo, escribió en catalán Vida de Guillem
Shakespeare, que apareció en castellano en 1930, y en este mismo año Contribución a
la bibliografía española de Shakespeare; su dedicación se verá coronada con dos
obras colosales, una publicada en 1935, Shakespeare en la literatura española, en
dos volúmenes, y otra al año siguiente, la póstuma Representaciones shakespearianas
en España, también en dos volúmenes. También hay que señalar aquí a otro estudioso
español de Shakespeare, Ricardo Ruppert y Ujaravi (1920), al escritor del Realismo
Juan Valera y a miembros de la generación del 98 cuales Miguel de Unamuno y Valle-
Inclán, que dedicaron algunos ensayos al Cisne del Avon.
Entre las traducciones, sobresalen las obras completas en ocho volúmenes del ya
citado Guillermo Macpherson (1885-1900), con sus correspondientes introducciones.
También ocupan un lugar privilegiado las Obras completas de Shakespeare de Rafael
Martínez Lafuente, aunque muy probablemente son retraducciones desde el francés,
pues recogen en su prólogo fragmentos de los ensayos de Víctor Hugo sobre la vida y
obra del dramaturgo que precedió a una traducción francesa. Ya comprende la obra
entera, e incluso los títulos atribuidos, la versión de Luis Astrana Marín en
prosa, entre 1920 y 1930, que fue muy leída por Federico García Lorca; compuso
además Astrana una biografía que reeditó ampliada y realizó un estudio de conjunto
sobre su obra que puso como introducción a su monumental edición. Son asimismo
dignas de mencionarse las traducciones y adaptaciones llevadas a cabo por los
simbolistas Antonio Ferrer y Robert (Macbeth, 1906); La fierecilla domada por
Manuel Matoses (1895); Noche de Epifanía (1898) y El Rey Lear (1911) por Jacinto
Benavente; Romeo y Julieta (1918) y Hamlet (1918) por Gregorio Martínez Sierra. Una
apreciable cifra de estudios y traducciones utilizados y acumulados por William
Macpherson y Rafael Martínez Lafuente pueden asimismo encontrarse en la Biblioteca
del Ateneo de Madrid.40
Por último, en la Universidad de Murcia se ha creado en línea una base de datos con
los textos de todas las traducciones de textos históricas de Shakespeare al
español, cinco biografías del autor, materiales complementarios y la bibliografía
confeccionada por Ángel-Luis Pujante y Juan F. Cerdá Shakespeare en España.
Bibliografía anotada bilingüe / Shakespeare in Spain. An Annotated Bilingual
Bibliography, Murcia/Granada: Universidad de Murcia & Universidad de Granada, 2000-
2014.41
Shakespeare en la pantalla
Entre las versiones cinematográficas de la biografía shakesperiana destaca
Shakespeare in Love (1998) dirigida por John Madden, Miguel y William, 2007, de la
directora y guionista Inés París sobre Miguel de Cervantes y Shakespeare y
Anonymous (2011) dirigida por Roland Emmerich que plantea una posible respuesta
sobre la autoría de sus obras en el seno de un complot político.
La fierecilla domada (The Taming of the Shrew, 1929). Protagonizada por Douglas
Fairbanks y Mary Pickford.
El sueño de una noche de verano (A Midsummer Night's Dream, 1935). Dirigida por Max
Reinhardt y William Dieterle.
Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, 1936). Dirigida por George Cukor.
Como gustéis (As You Like It, 1936). Dirigida por Paul Czinner.
Enrique V (The Chronicle History of King Henry the Fifth with His Battle Fought at
Agincourt in France, 1945). Dirigida por Laurence Olivier.
Macbeth (1948). Dirigida por Orson Welles.
Hamlet (1948). Dirigida por Laurence Olivier.
Otelo (The Tragedy of Othello: The Moor of Venice, 1952). Dirigida por Orson
Welles.
Julio César (Julius Caesar, 1953). Dirigida por Joseph L. Mankiewicz.
Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, 1954). Dirigida por Renato Castellani.
Ricardo III (Richard III, 1955). Dirigida por Laurence Olivier.
Otelo (Otello, 1956). Dirigida por Sergei Jutkevitsh.
Planeta prohibido (Forbidden Planet, 1956). Película de ciencia ficción libremente
basada en La Tempestad). Dirigida por Fred M. Wilcox.
Trono de sangre (Kumonosu jô, 1957). Libremente basada en Macbeth. Dirigida por
Akira Kurosawa.
La Tempestad (The Tempest, 1960). Película para televisión protagonizada por
Richard Burton. Dirigida por George Schaefer.
Amor sin barreras (West Side Story, 1961). Película musical basada en Romeo y
Julieta. Dirigida por Jerome Robbins y Robert Wise.
Hamlet (Gamlet, 1963). Dirigida por Grigori Kózintsev.
Hamlet at Elsinore (1964). Dirigida por Philip Saville.
Hamlet (1964). Protagonizada por Richard Burton. Dirigida por Bill Colleran y John
Gielgud.
Campanadas a medianoche (1965). Basada en varias obras, especialmente Enrique IV.
Dirigida por Orson Welles.
La fierecilla domada (The Taming of the Shrew, 1967). Protagonizada por Elizabeth
Taylor y Richard Burton. Dirigida por Franco Zeffirelli.
Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, 1968). Dirigida por Franco Zeffirelli.
El rey Lear (Korol Lir, 1969). Dirigida por Grigori Kozintsev.
Rey Lear (King Lear, 1971). Dirigida por Peter Brook.
Macbeth (1971). Dirigida por Roman Polański.
La tempestad (Tempest, 1982), dirigida por Paul Mazursky.
Ran (1985), dirigida por Akira Kurosawa. Adaptación de El rey Lear.
Rey Lear (King Lear, 1987), dirigida por Jean-Luc Godard.
Enrique V (Henry V, 1989). Dirigida por Kenneth Branagh.
Romeo y Julieta (Romeo-Juliet, 1990), con Francesca Annis, Vanessa Redgrave y Ben
Kingsley. Dirigida por Armando Acosta.42
Hamlet (1990), con Mel Gibson y Glenn Close. Dirigida por Franco Zeffirelli.
Los libros de Próspero (Prospero's Books, 1991). Basada en La Tempestad). Dirigida
por Peter Greenaway.
Mi Idaho privado (My Own Private Idaho, 1991). Protagonizada po River Phoenix y
Keanu Reeves y dirigida por Gus Van Sant. Libremente basada en Enrique IV.
Como gustéis/Como gusten (As You Like It, 1992), dirigida por Christine Edzard.
Mucho ruido y pocas nueces (Much Ado About Nothing, 1993), dirigida por Kenneth
Branagh.
El Rey León (The Lion King, 1994), dirigida por Rob Minkoff y Roger Allers.
Película de animación realizada por los estudios Disney libremente basada en
Hamlet.
Otelo (Othello, 1995), dirigida por Oliver Parker.
Richard III (Richard III, 1995), dirigida por Richard Loncraine.
Romeo y Julieta de William Shakespeare (Romeo + Juliet, 1996), con Leonardo
DiCaprio y Claire Danes. Dirigida por Baz Luhrman.
Hamlet (1996), con Kenneth Branagh, Richard Attenborough, Judi Dench, Billy Crystal
y Kate Winslet. Dirigida por Kenneth Branagh.
En busca de Ricardo III (Looking for Richard, 1996), dirigida por Al Pacino.
Shakespeare enamorado (Shakespeare in love, 1998), dirigida por John Madden.
10 razones para odiarte (10 Things I Hate About You, 1999) (basada en La fierecilla
domada), con Julia Stiles y Heath Ledger. Dirigida por Gil Junger.
El sueño de una noche de verano de William Shakespeare (A Midsummer Night's Dream,
1999), con Calista Flockhart y Michelle Pfeiffer. Dirigida por Michael Hoffman.
Titus (1999) (basada en Tito Andrónico), con Anthony Hopkins y Jessica Lange.
Dirigida por Julie Taymor.
Trabajos de amor perdidos (Love's Labour's Lost, 2000), dirigida por Kenneth
Branagh.
Hamlet (2000), con Ethan Hawke, Julia Stiles, Kyle MacLachlan. Dirigida por Michael
Almereyda.
El Mercader de Venecia (The Merchant of Venice, 2004), dirigida por Michael
Radford.
Coriolanus (2011) , dirigida por Ralph Fiennes.
Hamlet (2009), de la Royal Shakespeare Company dirigida por Gregory Doran con David
Tennant en el papel de Hamlet, Patrick Steward como Claudius. Adaptación para la
BBC de la obra representada en el teatro.
Much Ado About Nothing (2011) David Tennant en el papel de Benedick y Catherine
Tate en el papel de Beatrice y disponible en Digital Theatre.
Richard II Royal Shakespeare Company con David Tennant en el papel de Richard II.
Disponible en mayo en DVD y Blu-Ray en la página web de la RSC.
Árbol genealógico
Richard Shakespeare
Robert Arden
John
Shakespeare
Mary Arden
William Shakespeare
Anne
Hathaway
Joan Shakespeare
William Hart
John Hall
Susanna Hall
Hamnet
Shakespeare
Judith Quiney
Thomas Quiney
John Barnard
Elizabeth Barnard
Thomas Nash
Thomas Quiney
Shakespeare Quiney
Richard Quiney
Obras
Tragedia
Se hallan en orden alfabético. Ver la lista en orden cronológico más arriba.
Antonio y Cleopatra
Coriolano
El rey Lear
Hamlet
Julio César
Macbeth
Otelo
Romeo y Julieta
Tito Andrónico
Troilo y Crésida
Comedia
Se hallan en orden alfabético. Ver la lista en orden cronológico más arriba.
King John
Ricardo II
Enrique IV, parte 1
Enrique IV, parte 2
Enrique V
Enrique VI, Parte 1
Enrique VI, Parte 2
Enrique VI, Parte 3
Ricardo III
Enrique VIII
Otras obras
Sonetos
Venus y Adonis
La violación de Lucrecia
Véase también
Autoría de las obras de Shakespeare
Personajes de Shakespeare
Teatro isabelino
Época isabelina
Editores de Shakespeare
Referencias
La muerte de Shakespeare coincidió con la fecha, 23 de abril, tenida por la de la
muerte de Miguel de Cervantes. Sin embargo, en realidad Cervantes, aunque fue
sepultado el 23 de abril, había fallecido el día anterior. Por otro lado, tampoco
la muerte de Shakespeare y el entierro de Cervantes tuvieron lugar el mismo día. El
motivo es la diferencia de calendarios usados: la fecha de la muerte de Shakespeare
se refiere al calendario juliano, vigente por entonces en Inglaterra, en tanto que
en los países católicos, como España, ya había entrado en vigor el calendario
gregoriano. En realidad, la muerte de Shakespeare tuvo lugar varios días después de
la de Cervantes (dependiendo de los autores, se fecha en el 3 o en el 4 de mayo del
calendario gregoriano). Son muchos, sin embargo, los autores que han creído
erróneamente que ambos fallecimientos se produjeron el mismo día, entre ellos el
gran poeta francés Victor Hugo, quien anotaría al principio de su obra William
Shmiz: "Murió el 23 de abril, tenía 52 años justos, pues había nacido el 23 de
abril de 1564. Ese mismo día, 23 de abril de 1616, murió Cervantes, genio de la
misma altura".
«Shakespeare como canon de la literatura de occidente.»
Traducción libre: «Widely regarded as the greatest writer of all time, William
Shakespeare (or Shakspere) occupies a position unique in world literature. Other
poets, such as Homer and Dante, and novelists, such as Tolstoy and Dickens, have
transcended national barriers; but no writer's living reputation can compare with
that of Shakespeare, whose plays [...] are now performed and read more often and in
more countries than ever before. The prophecy of his great contemporary, the poet
and dramatist Ben Jonson, that Shakespeare "was not of an age, but for all time,"
has been fulfilled». Artículo en Britannica CD '97. Single-user version. Sección
"Introduction", Art. "William Shakespeare".
Bloom, Harold (2005). El canon occidental. Barcelona: Anagrama. ISBN 84-339-6684-
7, p. 57.
Borges, Jorge Luis (2005). Obras completas. Barcelona: RBA. ISBN 84-473-4505-X
(O.C.), vol. II, p. 624.
Bertolini, John Anthony (1993), Shaw and Other Playwrights, Pennsylvania:
Pennsylvania State University Press, ISBN 0-271-00908-X, p. 119.
En el registro parroquial de la iglesia de la Santísima Trinidad, donde fue
bautizado, figura como Gulielmus filius Johannes Shakspere.
Para una discusión más completa, véase este artículo de la Enciclopedia Católica
«La religión de Shakespeare.»
El texto en cursivas parodia la frase «Ah, el corazón de tigre envuelto por el
atuendo de una mujer», escrita por Shakespeare en Enrique VI, parte III
La hipótesis se basa en el análisis de una escultura del dramaturgo que se
encuentra en el Club Garrick de Londres, en la que puede percibirse la existencia
de un tumor sobre su ojo izquierdo, y de su máscara fúnebre, conservada en la
ciudad alemana de Darmstadt. Hay diferencias sobre la autenticidad de ambos
objetos. «Expertos alemanes aseguran que Shakespeare murió víctima de un cáncer.»
23 de febrero de 2006. Clarín.
Texto original del epitafio: Good friend, for Jesus' sake forbear,/ To dig the
dust enclosed here./Blest be the man that spares these stones,/But cursed be he
that moves my bones.
El retrato Chandos de Shakespeare. Archivado el 14 de octubre de 2008 en Wayback
Machine. Sitio web en inglés que hace referencia a la pintura más verosímil del
dramaturgo británico
Shakespeare y los otros.
Traubel, H.: Con Walt Whitman en Camden, cit. en Anon, 'Walt Whitman sobre
Shakespeare'. La camaradería de Shakespeare (sitio web de Oxford). Consultado el 16
de abril de 2006.
«La verdadera identidad de Shakespeare, una polémica que resurge». El Mundo. 2007.
Consultado el 10 de septiembre de 2007.
Debate en torno a la presunta homosexualidad de Shakespeare
John Henry de Groot: The Shakespeares and ‘the Old Faith’ (1946); Hildegard
Hammerschmidt-Hummel: Die Verborgene Existenz Des William Shakespeare: Dichter Und
Rebell Im Katholischen Untergrund (2001); Clare Asquith: Shadowplay: The Hidden
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Ackroyd, Peter. Shakespeare: The Biography. Doubleday, 2005. p. 29.
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Ackroyd, op.cit., pp. 63-64.
Hammmerschmidt-Hummel, H., "The most important subject that can possibly be":
réplica a E. A. J. Honigmann, Connotations, 2002-3.
Asquith, Clare. Shadowplay: The Hidden Beliefs and Coded Politics of William
Shakespeare (2005).
Centón, según diccionario Real Academia: 1. Obra literaria compuesta con
fragmentos de otras obras.
Greenblatt, Stephen. «Stephen Greenblatt on Shakespeare's debt to Montaigne.» 7 de
junio de 2014. The Telegraph.
[1]
...For there is an upstart Crow, beautified with our feathers, that with his
Tygers hart wrapt in a Players hyde, supposes he is as well able to bombast out a
blanke verse as the best of you: and being an absolute Johannes fac totum, is in
his owne conceit the onely Shake-scene in a countrey".
Greene, Robert. Greene's Groats-worth of Wit bought with a Million of Repentance
(1592).
Oliva, Salvador: Introducción a Shakespeare. Barcelona, Península, 2001; p. 33.
Oliva, Salvador, op. cit., p. 31.
Las fechas de composición y de la primera publicación de las obras están tomadas
de Salvador Oliva, op. cit., p. 61. Especialmente las primeras, sin embargo, son
objeto de discusión en la mayoría de los casos.
«The Age of Kings.» Le Monde diplomatique. Consultado el 28 de julio de 2014.
Pitágoras creía que su alma había animado antes a Euforbio, hijo de Pantoo, muerto
por Menelao en el sitio de Troya, y en prueba de ello reconoció el broquel de este
héroe troyano.
[2]
Guillén, Claudio. «Prólogo» a W. Shakespeare, Sonetos y Lamento de una amante,
Barcelona: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2009, pp. 11-12.
Sitio en inglés sobre los sonetos de Shakespeare.
Schönberger, A. y H. Soehnner, El rococó y su época. Barcelona: Salvat S. A. -
Alianza Editorial S. A, 1971, p. 84.
[3]
«Valle-Inclán y Shakespeare: El teatro bárbaro y el esperpento.»
[4]
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Bibliografía
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XVII. Madrid, UNED, 2002. ISBN 84-362-4695-0
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Kermode, Frank, El tiempo de Shakespeare. Traducción de Juan Manuel Ibeas. Madrid,
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Massimo Colella, «Fu già in Venezia un moro molto valoroso». Giraldi Cinzio e
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Enlaces externos
Wikisource en español contiene obras originales de William Shakespeare.
Wikimedia Commons alberga digitalizaciones de traducciones al español de obras de
William Shakespeare.
Shakespeare en España. Traducciones, biografías, bibliografías y materiales
complementarios por las Universidades de Murcia y de Granada
Fundación Shakespeare España y edición bilingüe de sus obras
Los sonetos de Shakespeare en toda su extensión — Comentarios (en español)
Análisis de La Tempestad (en español)
Traducciones literarias de la obra de Shakespeare (simple)
Artículo en enciclopedia
Guía de Shakespeare de la Enciclopedia Británica (en inglés)
Open Source Shakespeare (trabajos completos)
Artículo que aborda la temática de la autenticidad shakespeariana
Investigaciones sobre la muerte de Shakespeare
shakespeare.com.es Web monográfica en español sobre Shakespeare, su obra y su época
William Shakespeare en Internet Movie Database (en inglés).
Dramas de Guillermo Shakspeare, en el Proyecto Gutenberg. Contiene cuatro obras —El
mercader de Venecia, Macbeth, Romeo y Julieta, Otelo— traducidas por Marcelino
Menéndez Pelayo.
LAMB, Charles: On the Tragedies of Shakspeare Considered with Reference to Their
Fitness for Stage Representation (Sobre las tragedias de Shakespeare y su
representabilidad), de 1811.
Texto, en inglés, en Wikisource.
Control de autoridades
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