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RCP

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Special Issue!

http://wileyonlinelibrary.com/journal/vec
RECOVER evidencia y análisis de las lagunas de conocimiento en RCP veterinaria.

Parte 7: Recomendaciones clínicas

Resumen

Objetivo: Presentar una serie de recomendaciones consensuadas basadas en la evidencia para


RCP en perros y gatos.
Diseño: Evaluación sistemática y estandarizada de la literatura, categorización de los artículos
relevantes de acuerdo al nivel y calidad de la evidencia y desarrollo de un consenso en cuanto
a las conclusiones para la aplicación de los conceptos en la práctica clínica. Se examinaron
preguntas en cinco áreas: Preparación y Prevención, Soporte Vital Básico, Soporte Vital
Avanzado, Monitorización y Cuidados Post‐Reanimación (Post Parada Cardiaca, PPC). Se
utilizaron plantillas estandarizadas para cada pregunta; los resultados fueron revisados por los
miembros en cada área, por el comité del RECOVER y fueron abiertos a comentarios por parte
de profesionales veterinarios durante 4 semanas. Las recomendaciones clínicas se formularon
de acuerdo a estos hallazgos y fueron nuevamente revisadas y comentadas por las diferentes
entidades dentro del RECOVER así como por profesionales veterinarios.
Lugar: Academia, clínicas de referencia y clínicas generales
Resultados: Un total de 74 plantillas fueron preparadas para evaluar las preguntas dentro de
las cinco áreas. Se generó una serie de 101 recomendaciones individuales. Además, se
desarrolló un algoritmo de RCP, una tabla de dosificación de fármacos de urgencias para la
reanimación y un algoritmo de cuidados post parada cardiaca.
Conclusiones: Aunque se identificaron muchas lagunas en el conocimiento, este proceso
basado en evidencia dio origen a recomendaciones clínicas específicas para RCP en pequeños
animales. En el futuro se requerirá mayor investigación para evaluar de forma objetiva los
efectos de estas nuevas recomendaciones clínicas sobre los resultados dela RCP, deberá
prestarse además especial atención a aquellas lagunas de conocimiento identificadas durante
este proceso.

Palabras clave: canino, parada cardiaca, desfibrilación, felino

Abreviaturas
DEM Disociación electromecánica
FV Fibrilación Ventricular
Hto. Hematocrito
ITD (por sus siglas en inglés) Dispositivos de umbral de impedancia
IV intravenosos
PCR Parada Cardiorrespiratoria
PPC Post Parada Cardiaca
RCE regreso de la circulación espontánea
RCP reanimación cardiopulmonar
SAV Soporte Vital Avanzado
ScvO2 Saturación venosa central de oxígeno
SVB Soporte Vital Básico
TET Tubo endotraqueal

Introducción
El desarrollo de recomendaciones específicas basadas en evidencia derivadas de extensas
encuestas de la literatura realizadas por el International Liason Committee on Resuscitation
(ILCOR) para la reanimación cardiopulmonar (RCP) en humanos ha permitido un
entrenamiento consistente para los profesionales de la salud y el público lego, lo que se ha

1
visto reflejado de forma directa en una mejora del pronóstico para estos pacientes.1‐3 Aunque
se han publicado algunas recomendaciones respecto a la ejecución práctica dela RCP en
pequeños animales, hasta la fecha no hemos dispuesto en medicina veterinaria de
recomendaciones basadas en la evidencia que fueran comparables. 4‐8 La ausencia de
entrenamiento exhaustivo y estandarizado unido a la falta de consenso en los contenidos de
las recomendaciones publicadas, ha llevado a la inconsistencia en la aproximación a la RCP en
veterinaria, probablemente en detrimento de nuestros pacientes.9
El principal objetivo de la Reassessment Campaign on Veterinary Resuscitation (RECOVER‐
Campaña de Evaluación en Reanimación Veterinaria) fue desarrollar un set de
recomendaciones clínicas consensuadas para la aplicación de la RCP en perros y gatos basado
en una revisión extensa y sistemática de la literatura en el contexto de las especies objetivo.
Aunque existe una superposición de la literatura examinada por el ILCOR y el RECOVER, los
conceptos científicos fueron evaluados basados en su aplicabilidad para perros y gatos. Esto
llevó a conclusiones que resultaron divergentes en algunas áreas si se las compara con las
alcanzadas por el ILCOR. Basados en los resultados del proceso de evaluación de la evidencia
utilizadas en el RECOVER,10se desarrollaron un total de 101 recomendaciones clínicas las cuales
fueron puestas a disposición de miembros de la comunidad veterinaria a efectos de su revisión
por un periodo de 4 semanas (ver Apéndice I). El resultado de esta evaluación fue utilizado
para modificar y refinar las recomendaciones, arrojando así el set final de directrices
consensuadas que se presenta en este manuscrito.
A efectos de reflejar la variabilidad en la calidad y cantidad de la evidencia examinada, a cada
directriz o recomendación desarrollada a través del proceso de consenso del RECOVER le han
sido asignados a 2 descriptores: (1) Clase – este categoriza la tasa riesgo‐beneficio de la
intervención particular descrita en las recomendaciones, y (2) Nivel – este categoriza la
fortaleza de la evidencia disponible para avalar la recomendación. Este esquema fue adaptado
del utilizado por el ILCOR.11 Las categorías individuales para Clase y Nivel están detalladas en
las Tablas 1 y 2 y cada recomendación está etiquetada (Clase‐Nivel)

Algoritmo de RCP para Pequeños Animales


Las recomendaciones presentadas en este documento cubren una gran variedad de temas
relacionados con la RCP en 5 áreas: Preparación y Prevención, Soporte Vital Básico (SVB),
Soporte Vital Avanzado (SVA), Monitorización y Cuidados Post Parada Cardiaca (PPC).Los
elementosmás importantes dela RCP y su secuencia temporal han sido resumidos en un
algoritmo de RCP (Figura 1). Este algoritmo fue diseñado con el propósito de proporcionar un
esquema paso a paso de las maniobras que deben ser realizadas por los reanimadores
veterinarios involucrados en la RCP y enfatiza la importancia de la aplicación de las maniobras
de SVB de forma temprana. La evidencia estudiada enfatiza fuertemente la importancia de la
aplicación temprana de compresiones torácicas de alta calidad reduciendo al mínimo posible
las interrupciones. Las compresiones torácicas de alta calidad deben ser realizadas en ciclos
ininterrumpidos de 2 minutos con la mayoría de los pacientes posicionados en decúbito
lateral, a una tasa de compresión de 100‐120/min y con una profundidad de compresión de
1/3‐1/2 de la profundidad del tórax del paciente, permitiendo además la recuperación
completa del diámetro torácico entre cada compresión individual. Asimismo, es probable que
la intubación y ventilación temprana durante la RCP veterinaria sean altamente beneficiosas,
aplicando una tasa de ventilación de aproximadamente 10 ventilaciones/min, a un volumen
tidal de 10ml/kg y un tiempo inspiratorio de 1 segundo, administrados en forma simultánea a
la compresión. Si los instrumentos necesarios para la intubación no se encuentran disponibles,
la ventilación boca‐nariz es una alternativa aceptable, y deberá ser administrada en rondas de
30 compresiones torácicas seguidas de 2 respiraciones rápidas en ciclos de 2 minutos. Después
de cada ciclo de 2 minutos de SVB, el compresor (la persona que comprime el tórax) deberá
ser sustituido para evitar la fatiga muscular que podría comprometer la calidad de las
compresiones torácicas. Deberán maximizarse los esfuerzos para minimizar la duración de las

2
interrupciones entre los ciclos de compresión. El algoritmo también incluye intervenciones de
SVA, como inicio dela monitorización, establecimiento de un acceso vascular, administración
de agentes reversores, vasopresores y fármacos vagolíticos, y desfibrilación. Las dosis e
indicaciones para los fármacos más comúnmente utilizados en RCP se incluyen en el Apéndice
II.
La Figura 2 muestra un algoritmo para aplicaren el periodo de post parada cardiaca(PPC), el
mismofue diseñado para resumir las principales intervenciones recomendadas para aquellos
pacientes en los que se obtiene un regreso de la circulación espontánea (RCE). El algoritmo se
basa en la optimización inicial de la respiración, lo que incluye la normalización de la
ventilación para lograr la normocapnia, y la suplementación de oxígeno para mantener la
normoxemia de forma tal que se eviten tanto la hipoxemia como la hiperoxemia. Una vez que
el estatus respiratorio del paciente es evaluado y se inicia un plan de tratamiento, se dirige la
atención a las alteraciones cardiovasculares. La optimización del componente hemodinámico
se basa en el concepto de terapia temprana guiada por objetivos inicialmente descrito para el
tratamiento de pacientes con shock séptico.12 Se evalúa la presión arterial y luego se
administran fluidos intravenosos (IV), vasopresores e inotrópicos positivos según
requerimiento para mantener la normotensión o hipertensión leve. La hipertensión severa
debe ser tratada mediante el ajuste de la terapia por vasopresores, manejo del dolor y
fármacos antihipertensivos. Una vez que se alcanza la presión sanguínea objetivo deberá
evaluarse la saturación venosa central de oxígeno (ScvO2) o la concentración sanguínea de
lactato para determinar si la entrega de oxígeno a los tejidos es adecuada. Si se constata un
déficit en el aporte tisular de oxígeno, deberá prestarse nueva atención a la optimización
hemodinámica, estableciendo esta vez como objetivo aquellas variables que evalúan elaporte
tisular de oxígeno. Si los valores objetivos de estas variables (ScvO2 y lactato) continúan sin ser
alcanzados, se deberá realizar una transfusión de hematíes, planteando como objetivo
alcanzar un hematocrito (Hto.) del 25%. Dado que los estudios más recientes en humanos han
documentado un mejor pronóstico cuando se utilizan hematocritos más bajos como gatillo
para transfusión, el objetivo propuesto difiere de las metas tradicionalmente más elevadas de
la terapia temprana guiada por objetivos.13 Una vez iniciadas las estrategias de optimización
hemodinámica debe considerarse la implementación de estrategias neuroprotectoras e
iniciarselamonitorización intensiva de acuerdo al status neurológico del paciente. Las dosis
recomendadas para los fármacos comúnmente utilizados durante el periodo Post‐PCR se
incluyen en el Apéndice II. Debe dejarse constancia que este protocolo de tratamiento está
basado en parte en evidencia específica derivada de la condición del paciente Post‐PCR y en
parte en principios generales de cuidados intensivos. Se requiere mayor investigación sobre los
efectos de este tipo de estrategias de optimización durante el periodo Post‐PCR.

Preparación y Prevención
Las recomendaciones desarrolladas a través de la evidencia recogida en este área se basan en
la premisa de que los intentos de reanimación que son organizados, cohesivos y liderados por
un equipo que funciona bien como tal, que posee el conocimiento y que se adhiere a las
recomendaciones para RCP basadas en evidencia, deberían mejorar la sobrevidaa la parada
cardiorrespiratoria (PCR). Reforzar las conexiones entre los eslabones de la cadena de
supervivencia o “cadena para la vida”, minimizando el tiempo para la implementación de las
acciones coordinadas necesarias para maximizar la supervivencia ala PCR, tiene el potencial de
mejorar el pronóstico.4
Las recomendaciones derivadas de este área se enfocan en intervenciones que involucran
tanto a factores del ambiente como del personal que refuerzan la cadena de supervivencia
para perros y gatos en PCR.

Organización del equipo y ayudas cognitivas

3
Una respuesta organizada y eficiente para una crisis médica o quirúrgica es siempre crucial. Los
efectos del acceso facilitado a un carro de emergencias organizado y controlado de forma
consistente, sobre el pronóstico de los pacientes que reciben RCP han sido bien estudiados en
medicina humana.14 La inaccesibilidad al equipamiento y suministros ha estado implicada en la
demora en el inicio dela RCP en hasta un 18% de los casos.15 Por lo tanto, se recomienda que la
localización, el contenido y la reposicióndel equipamiento para reanimación debe ser
estandarizado y regularmente controlado (I‐A). Además, la presencia de ayudas cognitivas
como listas de chequeo, algoritmos y cuadros de dosificación ha demostrado mejorar el
cumplimiento de las recomendaciones para RCP.16 El entrenamiento formal del personal en el
uso de estas ayudas cognitivas es también crucial para la utilización efectiva durante la crisis.17
La figura 1 muestra un ejemplo de un algoritmo para RCP y la Figura 3 muestra un ejemplo de
tabla de dosificación de fármacos de urgencia, que contiene únicamente los fármacos más
comúnmente utilizados, separados en categorías basadas en su indicación y mostrando su
dosis en volumen a ser administrado por peso corporal, para reducir los errores en los cálculos
de dosis. Se recomienda la colocación y alta visibilidad de estas tablas y algoritmos en las áreas
en los que se espera que ocurran PCR como, salas de procedimientos, de inducción anestésica
y cirugía (I‐B).

Entrenamiento dela RCP


El cumplimiento de las recomendaciones para RCP sólo puede ser conseguido si el personal
recibe un entrenamiento estandarizado y efectivo así como oportunidades regulares para
actualizar sus habilidades. Dado que la RCP de alta eficacia requiere tanto habilidades
cognitivas, para realizar correctamente todos los pasos indicados de manera rápida y
ordenada, como habilidades psicomotoras, para realizar intervenciones manuales como
compresiones torácicas y ventilación de forma efectiva; el entrenamiento dela RCP debe incluir
ambos componentes didácticos con el objetivo de incrementar la performance cognitiva así
como las oportunidades de practicar activamente las habilidades manuales, proveyendo
además una retroalimentación positiva (I‐A). Las opciones efectivas de entrenamiento de las
habilidades psicomotoras incluyen la utilización de simuladores de alta y baja fidelidady
dispositivos de retroalimentación visual y auditiva.18‐20 Sin importar el tipo de tecnología
utilizada durante el entrenamiento inicial, las oportunidades de actualizar el entrenamiento
por lo menos cada 6 meses se recomienda para reducir el riesgo de disminución de las
habilidades adquiridas (I‐A). Existe cierta evidencia que valida el uso de metodologías de
simulación como el método más beneficioso para el refuerzo del entrenamiento.21 Aunque los
simuladores de alta fidelidad pueden presentar ciertas ventajas en este tipo de entrenamiento,
la implementación de simulacros simples cada 3‐6 meses en maniquíes de baja fidelidad
probablemente incrementen el conocimiento de las recomendaciones de RCP y son
alcanzables para la mayoría de las clínicas veterinarias de pequeños animales.
Se ha documentado una mejor adquisición del aprendizaje cuando el entrenamiento para la
RCP culmina con pruebas de evaluación de la actuación.22 Por lo tanto, sin importar los
métodos utilizados tanto para el entrenamiento inicial como para las actualizaciones, se
recomienda la implementación de una evaluación estructurada al término del entrenamiento
para RCP (I‐A). Además de la evaluación posterior al entrenamiento didáctico y al de las
habilidades psicomotoras, se recomienda la realización de una sesión de discusión tras la
implementación de procedimientos de resucitación o RCP simulados, lo que posibilita que los
participantes puedan revisar y criticar su propio rendimiento y el del equipo en global (I‐A).
Durante estas discusiones los participantes deben ser animados a dirigir la discusión e
identificar por si mismos las fortalezas y debilidades del equipo. La mediación realizada por un
integrante del equipo entrenado en técnicas de facilitación es de utilidad. Asimismo, debe
prestarse especial cuidado en evitar dirigir acusaciones hacia aquellos integrantes de
rendimiento más bajo. La discusión abierta y honesta de las oportunidades de

4
perfeccionamiento realizada inmediatamente después de un intento de RCP puede
proporcionar una mejora en el rendimiento dela RCP.

Dinámica de equipo
Varios estudios realizados en medicina humana han investigado los efectos de la presencia de
un médico sobre el pronóstico de las PCR que ocurren fuera del hospital, y valorados en
conjunto, no parece existir una mejora en el pronóstico dela RCP atribuible a la presencia de
un médico actuando como líder.26‐27 A pesar de que no ha habido estudios que investigaran
esta cuestión en medicina veterinaria, basándonos en los datos disponibles en medicina
humana, tanto veterinarios como técnicos veterinarios pueden ser considerados líderes del
equipo de RCP (IIb‐B).
Sin importar el status del líder del equipo, en la literatura existe un alto nivel de evidencia que
respalda el hecho de que el entrenamiento de técnicas de comunicación efectiva yde dinámica
de equipo puede incrementar la efectividad de los intentos de reanimación.28Adicionalmente,
se recomienda un entrenamiento específico en técnicas de liderazgo para aquellos individuos
que podrían tener que liderar los intentos de RCP (I‐A). Los roles cruciales del líder de equipo
incluyen distribuir las tareas entre los miembros del equipo y hacer cumplir las reglas y
procedimientos. Las principales conductas de liderazgo que pueden mejorar el rendimiento del
equipo de RCP incluyen, realizar una recapitulación esporádica del código para asegurar un
modelo mental compartido por el equipo, solicitar activamente el input de los integrantes para
fomentar la concienciación de las tareas a la vez de posibilitar la identificación de problemas e
ideas que puedan surgir desde los propios miembros, así como delegar tareas individuales a
miembros particulares del equipo más que realizarlas personalmente, permitiendo así una
evaluación global del códigoy no sólo la de una tarea específica. La evaluación del equipo
puede también ser mejorada utilizando una comunicación clara y orientada a cada individuo
cuando se les asigna su tarea, acortando así la posibilidad de interferencias mediante una
comunicación en círculo cerrado. Este tipo de comunicación en círculo cerrado se obtiene
mediante la emisión de una orden clara y directa dirigida a un miembro particular del equipo
desde otro integrante, tras lo cual el receptor repite la orden al emisor para verificar la
precisión del mensaje recibido. Esta simple técnica reduce drásticamente los errores médicos,
especialmente en una situación de emergencia, como consecuencia de haber comprendido
mal la orden recibida y previene la posibilidad de que una determinada orden no se lleve a
cabo porque el receptor no escuchó el mensaje.

SVB
En la RCP veterinaria, el SVB incluye el reconocimiento dela PCR, la administración de
compresiones torácicas, el manejo de la vía aérea y la ventilación. Es imprescindible que el SVB
sea implementado de forma inmediata tras el diagnóstico o sospecha de PCR y que la mayoría
de estos puntos puedan ser realizados tanto por reanimadores profesionales como no
profesionales. Numerosos estudios experimentales en humanos y animales han demostrado
que la rapidez en el inicio y la calidad del SVB realizado tienen una relación directa con el RCE y
la supervivencia de las víctimas de PCR.30‐32 A pesar de que en este consenso el SVB se
considere en forma separada al SVA y la monitorización, en la práctica clínica, la intención es
que el SVB se realice de forma simultánea al SVA y la monitorización, o que el SVA y la
monitorización se implementen lo antes posible tras el inicio del SVB.

Compresiones torácicas
Inmediatamente tras el diagnóstico dela PCR las compresiones torácicas deberán iniciarse lo
antes posible; y si se encuentran presentes más de un reanimador, el manejo de la vía aérea y
la ventilación no deben demorar el comienzo de las compresiones torácicas.

Posición del paciente y colocación de las manos del compresor

5
Debido a la evidencia experimental que sugiere una mayor presión ventricular y flujo aórtico
en perros en decúbito lateral, así como a datos clínicos en perros y gatos que muestran
mayores tasas de RCE asociadas a compresiones realizadas en decúbito lateral,33,34 las
compresiones torácicas deben realizarse en decúbito lateral tanto en perros como en gatos (I‐
B). Tanto el decúbito lateral izquierdo como el derecho son aceptables. Sin embargo, las
variaciones substanciales en la conformación torácica de perros y gatos sugieren que una única
e idéntica aproximación para la realización de compresiones torácicas es poco probable que
sea óptima para todos los pacientes con PCR. Existen 2 teorías relevantes en cuanto a la
descripción del mecanismo por el cual la compresión torácica externa provee flujo sanguíneo
durante la RCP.35La teoría de la bomba cardiaca postula que los ventrículos del corazón son
comprimidos directamente entre el esternón y la columna de los pacientes en decúbito dorsal
o entre las costillas de los pacientes en decúbito lateral. La teoría de la bomba torácica
propone que las compresiones torácicas incrementan la presión intratorácica global,
comprimiendo de forma secundaria la aorta y colapsando la vena cava, lo que impulsaría el
flujo sanguíneo fuera del tórax. Durante la recuperación elástica del tórax, la presión
intratorácica subatmosférica provee un gradiente de presión que favorece el flujo de sangre
desde la periferia hacia el tórax y los pulmones donde ocurre el intercambio de oxígeno y
dióxido de carbono. A pesar del estudio limitado, se cree que el mecanismo predominante en
cualquier paciente será dependiente de su conformación torácica, y es probable que ambos
mecanismos contribuyan al flujo de sangre en la mayoría de los pacientes.
En la mayoría de los perros de raza mediana, grande y gigante con tórax redondeados, la
compresión del corazón mediante la compresión torácica externa es poco probable. Por lo
tanto, el mecanismo de la bomba torácica es probablemente predominante en estos pacientes
y las compresiones en la región más ancha del tórax permitirían el incremento máximo de la
presión intratorácica (ver Figura 4a). Es por lo tanto razonable que en la mayoría de los perros
de raza grande y gigante las compresiones torácicas se realicen con las manos colocadas en la
porción más ancha del tórax (IIa‐C). Asimismo, en perros con tórax en quilla (estrecho o de
tórax profundo) como los galgos, la teoría de la bomba cardiaca podría ser fácilmente
implementada con compresiones torácicas externas realizadas en decúbito lateral; por lo tanto
en perros con esta conformación, las compresiones torácicas realizadas con las manos
ubicadas directamente sobre el corazón parecen razonables (IIa‐C). (Figura 4b). En perros con
tórax en forma de barril, como los bulldog inglés, podría considerarse la realización de las
compresiones esternales en decúbito dorsal dirigidas a la teoría de la bomba cardiaca (IIb‐C)
(Figura 4c). Los gatos y perros pequeños tienden a presentar mayor elasticidad en su pared
torácica, y se pueden lograr compresiones torácicas efectivas utilizando la teoría de la bomba
cardíaca con una técnica manual en la que los dedos del compresor se colocan alrededor del
esternón a nivel del corazón (ver Figura 5a). Por lo tanto, podría considerarse realizar una
compresión circunferencial más que lateral (IIb‐C). Sin embargo, si el compresor se cansa o la
elasticidad de la pared torácica de un individuo particular está disminuida debido a la edad,
obesidad o conformación, una técnica de 2 manos que aplique el mecanismo de la bomba
cardiaca puede ser utilizado (Figura 5b).

Técnica de compresión torácica


Existe evidencia fuerte, incluyendo estudios experimentales en perros que documentan un
incremento de la tasa de RCE y supervivencia a las 24 horas, que respalda la recomendación de
tasas de compresión de 100‐120/min en perros y gatos (I‐A).36 Sin embargo, también existe
evidencia que tasas de compresión más elevadas de hasta 150/min podrían ser incluso más
favorables; se requiere mayor trabajo en este área.
Existe también buena evidencia que respalda que las compresiones presenten una
profundidad de 1/3‐1/2 del diámetro torácico en la mayoría de los pacientes (IIa‐A). De hecho,
existe un estudio experimental en caninos que muestra una relación linear entre la

6
profundidad de las compresiones y la presión arterial media, así como múltiples ensayos
clínicos y estudios experimentales en animales que respaldan estas profundidades de
compresión.37‐39Por último, estudios experimentales en cerdos han documentado una
reducción en la perfusión coronaria y cerebral cuando no se permite una recuperación elástica
completa del tórax entre cada compresión (por ejemplo, cuando el compresor se apoya o se
inclina sobre el paciente). Estudios observacionales en humanos han demostrado que existe
una alta prevalencia de compresores que se apoyan sobre el paciente durante la RCP. Por lo
tanto, se recomienda que se permita una recuperación completa del diámetro torácico entre
las compresiones (I‐A).40‐41

Ventilación
Tanto la hipoxia como la hipercapnia reducen las probabilidades de RCE; por lo tanto, asegurar
una vía aérea permeable y proveer ventilación son esenciales durante la RCP.42‐43 A pesar que
los algoritmos humanos enfatizan la importancia de las compresiones torácicas sobre la
ventilación durante el SVB, existe evidencia en los pacientes pediátricos humanos que la
ventilación es más importante en los pacientes con PCR de origen primario no cardiogénico.44
Dado que la mayoría de las paradas cardiacas en perros y gatos se deben a causas no
cardiogénicas, la intubación endotraqueal temprana y la provisión de ventilación durante la
RCP es probablemente beneficiosa.

Técnica de ventilación para pacientes intubados


Dados los efectos perjudiciales documentados por las pausas durante las compresiones
torácicas y la facilidad con que los pacientes felinos y caninos pueden ser intubados, si el
equipamiento y el personal se encuentran disponibles, se recomienda la intubación rápida de
perros y gatos con PCR. Esto debe ser realizado en decúbito lateral para que las compresiones
torácicas continúen durante el procedimiento. Una vez que el tubo endotraqueal (TET) se
encuentre correctamente alojado, el balón debe ser inflado de manera tal que la ventilación y
las compresiones torácicas puedan ocurrir de forma simultánea (I‐A). El TET debe ser
asegurado al hocico o la mandíbula para prevenir su desalojo. Puede ser de utilidad tanto para
veterinarios como para técnicos practicar la intubación endotraqueal en decúbito lateral en los
pacientes que reciben un protocolo anestésico estándar a fin de desarrollar y mantener esta
habilidad.
A pesar de que existen datos muy limitados en perros y ninguno en gatos que evalúen las
estrategias de ventilación óptimas para pacientes intubados durante la RCP, existen varios
estudios debidamente controlados en cerdos así como estudios clínicos en humanos que
avalan estas recomendaciones. Las altas frecuencias de ventilación, los tiempos de inspiración
prolongados y los altos volúmenes tidal es pueden llevar a un impedimento en el retorno
venoso debido al incremento de la presión intratorácica media así como a la disminución en la
perfusión cerebral y coronaria secundaria a vasoconstricción, habiéndose también
documentado pronósticos más pobres en humanos durante la RCP.45Debido al flujo sanguíneo
pulmonar disminuido (consecuencia del reducido gasto cardiaco obtenible durante la RCP,
aproximadamente 25‐30% o normal), la frecuencia de ventilación fisiológica “normal” es
probable que produzca una presión arterial de CO2baja.Las frecuencias respiratorias menores
se asocian a presiones parciales de CO2 arterial elevadas y pueden ocasionar vasodilatación
periférica, empeorando la perfusión central, y vasodilatación cerebral, con el potencial de
incrementar la presión intracraneal. Por lo tanto, se recomienda una tasa de ventilación de 10
inspiraciones/min con volúmenes tidales de 10ml/kg y un tiempo inspiratorio corto de 1seg (I‐
A).

Técnica de ventilación para pacientes no intubados


No existen estudios que examinen la eficacia de la ventilación boca‐hocico en perros y gatos,
aunque existe un caso clínico que describe la aplicación con éxito de esta técnica en el trayecto

7
al hospital veterinario en un perro con lesión medular cervical traumática, lo que sugiere que
esta técnica podría mantener una oxigenación y ventilación efectiva en estas especies. 46 Por
otra parte, existe alguna evidencia que demuestra que puede lograrse ventilación efectiva en
el perro utilizando técnicas no invasivas como el uso de máscaras ajustadas, sin embargo,
obtener un ajuste y sellado adecuado puede ser muy complicado.47,48Para lograr la ventilación
boca‐hocico, el reanimador sostiene la boca del paciente firmemente cerrada, coloca su boca
sobre las narinas del paciente formando un sello perfecto con el hocico y sopla en las narinas
(ver Figura 6). No se han realizado estudios que investiguen la tasa compresión‐ventilación
óptima (C:V) durante la RCP en perros y gatos no intubados y los resultados de los estudios en
otras especies son algo contradictorios. La evidencia preponderante sugiere mantener tasas
C:V de al menos 30:2. Hasta que se realicen más estudios evaluando tasas C:V mayores, se
recomienda una tasa C:V de 30:2 en perros no intubados (I‐B). Para alcanzar este objetivo, se
realiza una serie de 30 compresiones torácicas a una frecuencia de 100‐120/min, seguida de
una interrupción breve a las compresiones donde rápidamente se entregan 2 respiraciones,
seguidas de otra serie de 30 compresiones.

Ciclos de RCP
A pesar que no se han realizado estudios en perros y gatos que evalúen la sincronía de los
ciclos de RCP, existen varios estudios prospectivos y retrospectivos de alta calidad en medicina
humana que sugieren que los ciclos ininterrumpidos de SVB que duran 2 minutos resultan en
tasas de supervivencia y pronósticos neurológicos superiores que ciclos más cortos con
interrupciones de las compresiones torácicas más frecuentes.49‐50 Por lo tanto, las
compresiones torácicas deben ser realizadas en ciclos de 2 minutos sin interrupciones en
pacientes intubados cuando se encuentran disponibles varios reanimadores, o en ciclos de 2
minutos con interrupciones breves cada 30 compresiones para permitir brindar 2 respiraciones
rápidas utilizando la técnica boca‐hocico si se encuentra presente sólo 1 reanimador o el
animal no está intubado (I‐A). Tras cada ciclo de 2 minutos de compresiones, el compresor
debe ser sustituido para reducir la presión o apoyo sobre el paciente y, por tanto, la posibilidad
de poner en peligro la eficacia de las compresiones como resultado de la fatiga muscular (I‐B).

Retraso en el comienzo dela RCP


El diagnóstico rápido dela PCR es crucial dado que los efectos negativos relativos al retraso en
el comienzo del SVB son significativos, con estudios que indican reducciones en la
supervivencia al alta y en el estatus neurológico.51‐53 A pesar de no haber sido estudiado en
medicina veterinaria, varios estudios en humanos han documentado la pobre sensibilidad de la
palpación del pulso como método diagnóstico para la PCR.54‐55Por otro lado, es muy común
confundir los estertores agónicos como respiración espontánea en humanos en PCR.56En la
literatura humana existe evidencia fuerte que establece que menos del 2% de los pacientes en
PCR experimentan algún daño serio como consecuencia del inicio del SVB, probablemente
porque normalmente responden a la estimulación asociada a la RCP.57 Por lo tanto, dado que
el riesgo de lesión debido ala RCP en los pacientes sin PCR es bajo, se recomienda la
administración agresiva de RCP en pacientes bajo sospecha de PCR (I‐B). Cuando se evalúan
pacientes apneicos inconscientes, se recomienda una evaluación rápida de la vía aérea,
respiración y circulación (ABC) que no dure más de 5‐10 segundos. En caso de duda de si el
paciente está en PCR, la RCP debe iniciarse de forma inmediata. De forma simultánea otro
miembro del equipo puede realizar una evaluación más minuciosa para asegurar el diagnóstico
dela PCR o, si esto no fuera posible, al término de un ciclo inicial de 2 minutos de RCP.

Compresiones abdominales intercaladas


Para facilitar el retorno venoso desde el abdomen y mejorar el gasto cardiaco, el uso de
compresiones abdominales intercaladas a las compresiones torácicas ha sido extensamente
estudiado en modelos experimentales caninos y porcinos así como en ensayos clínicos

8
humanos.58‐59 Existe mínima evidencia de trauma abdominal debido a la compresión
abdominal intercalada cuando los reanimadores están entrenados en la técnica. Por lo tanto,
el uso de compresiones abdominales intercaladas en perros y gatos con PCR es razonable
cuando se encuentra disponible personal suficientemente entrenado en su utilización (IIa‐B).

SVA
El SVA engloba los componentes dela RCP veterinaria realizados tras el iniciodel SVB hasta
lograr el RCE. El SVA incluye la terapia con vasopresores, inotrópicos positivos y
anticolinérgicos, corrección de los electrolitos, de las alteraciones ácido‐base y de los déficits
de volumen, así como la desfibrilación temprana. Si el SVB y el SVA se realizan de forma rápida,
la tasa de RCE inicial puede ser tan elevada como el 50% en perros y gatos.34

Terapia de vasopresores y vagolíticos


Dado que aun cuando se aplican compresiones torácicas externas de alta calidad sólo se
alcanza un 25‐30% del gasto cardiaco normal, la generación de presiones de perfusión
coronaria y cerebral adecuadas durante la RCP requiere una alta resistencia periférica capaz de
redirigir una mayor proporción del volumen circulante a la circulación central. El uso de
vasopresores es por lo tanto un componente esencial del SVA durante la administración de
fármacos.

Epinefrina
La epinefrina, una catecolamina que actúa como un agonista adrenérgico no específico, ha
sido utilizada ampliamente durante décadas por su efecto vasopresor (1) durante la RCP.
También tiene actividad β1 adrenérgica, por lo que sus efectos inotrópico y cronotrópico,
aunque probablemente menos cruciales, pueden ser dañinos cuando tratamos la PCR debido
al incremento de las demandas de oxígeno del miocardio, exacerbando la isquemia miocárdica
y predisponiendo a arritmias una vez que se logra el RCE.60 A pesar de que las dosis altas de
epinefrina (0.1mg/kg IV) han sido asociadas con un incremento de las tasas de RCE, no han
sido asociadas con un aumento de la supervivencia al alta hospitalaria, posiblemente debido a
los efectos adrenérgicos exacerbados.61 Por lo tanto, se recomienda el uso temprano de dosis
bajas de epinefrina (0.01mg/kg IV) administrados cada 3‐5 minutos durante la RCP (I‐B),
mientras que las dosis altas de epinefrina (0.1mg/kg I/V) pueden ser consideradas en
situaciones de RCP prolongadas (IIb‐B). Para minimizar las posibilidades de subdosificación y
sobredosificación durante la RCP, este fármaco debe ser administrado cada dos ciclos de SVB.

Vasopresina
Los efectos vasopresores de la vasopresina son mediados por el receptor periférico V1
localizado en el músculo liso vascular. Este mecanismo de acción es completamente
independiente de los efectos 1 de la epinefrina. A diferencia de los receptores 1, los
receptores V1 permanecen sensibles incluso ante pH ácido, y la vasopresina no tiene efectos
inotrópicos o cronotrópicos que puedan agravar la isquemia miocárdica. Por lo tanto, ha sido
estudiada como una alternativa al uso de epinefrina durante la PCR. La evidencia de la eficacia
de la vasopresina comparada con la epinefrina en perros y gatos durante el RCP es limitada,
existiendo un estudio observacional prospectivo que sugiere el efecto beneficioso de la
vasopresina34 mientras que un ensayo prospectivo en perros encontró tasas de supervivencia
equivalentes.62 La literatura humana es ambivalente, asociando potencialmente a la
vasopresina con un incremento de la supervivencia en pacientes humanos con asistolia, PCR
prolongada o hipovolemia,63,64aunque grandes meta‐análisis han fallado en demostrar
beneficio (o detrimento) alguno en el uso de la vasopresina sobre la epinefrina en RCP. 65,66 A
pesar de que son necesarios ulteriores estudios, se puede considerar el uso de vasopresina
(0.8U/kg IV) como substituto o en combinación con epinefrina cada 3‐5minutos (IIb‐B).

9
Atropina
La atropina es un agente parasimpaticolítico que ha sido utilizado de forma amplia en los
pacientes con PCR. Muchos estudios han evaluado el uso de atropina durante la PCR, y han
demostrado ampliamente su carencia de efecto beneficioso o negativoa las dosis estándar de
0.04mg/kg. Dosis más elevadas (0.1,0.2,0.4mg/kg) han sido asociadas con peores pronósticos
en un estudio experimental en perros.67 Sin embargo, un estudio experimental demostró que
perros con disociación electromecánica inducida por asfixia (DEM) fueron más propensos a ser
resucitados cuando se les administró una combinación de epinefrina y atropina que los perros
a los que se les administró epinefrina y dextrosa al 5%.68 A pesar de que no existe una
recomendación fuerte en la literatura, la atropina probablemente sea de utilidad en perros y
gatos con asistolia o DEM asociada a un elevado tono vagal, y el uso de una dosis estándar
(0.04mg/kg IV) de atropina en estos casos es razonable (IIa‐B). Debido a la falta de cualquier
efecto deletéreo claro, se puede considerar el uso rutinario de atropina (0.04mg/kg IV)
durante la RCP en perros y gatos (IIb‐C).

Desfibrilación
La parada cardíaca repentina debida a fibrilación ventricular (FV) es común en los humanos, y
gran parte de la literatura sugiere que la desfibrilación eléctrica es la terapia más efectiva. La
implementación generalizada de desfibriladores eléctricos operados por transeúntes ha sido
asociada a un marcado incremento de la supervivencia en humanos. En el ambiente
hospitalario, las recomendaciones actuales en medicina humana sugieren que los ritmos
pasibles de reversión eléctrica (FV y Taquicardia Ventricular –TV–sin pulso) sean tratados
rápidamente con desfibrilación eléctrica si esta se encuentra disponible. Dado que la FV y la TV
son el resultado del ritmo anómalo originado en grupos de células miocárdicasen vez de en los
marcapasos, el objetivo de la desfibrilación eléctrica es despolarizar la mayor parte posible de
estas células, llevándolas a su período refractario, y deteniendo su actividad eléctrica aleatoria
y su actividad mecánica descoordinada, lo que detendría la fibrilación ventricular. Si esta
maniobra tiene éxito, los marcapasos retomarían el control del ritmo de las células miocárdicas
(estableciendo un ritmo sinusal), o el paciente desarrollaría una asistolia. Nótese que
cualquiera de los dos resultados se considera una desfibrilación satisfactoria. En ausencia de
un desfibrilador eléctrico, se podría intentar obtener una desfibrilación mecánica aplicando un
golpe precordial, pero la eficacia de esta intervención es probablemente pobre.

Técnica de desfibrilación eléctrica


Los desfibriladores modernos usan una de las dos siguientes tecnologías: (1) monofásica, en la
cual una corriente unidireccional fluye desde un electrodo a otro, y (2) bifásico, en el cual la
corriente inicialmente fluye en una dirección para luego invertir la dirección y fluir en la
dirección contraria. Los desfibriladores bifásicos han demostrado revertir más eficazmente la
FV a menores niveles de energía que los desfibriladores monofásicos, produciendo así una
menor lesión en el miocardio.69 Por lo tanto, se recomienda el uso de desfibriladores bifásicos
sobre los monofásicos (I‐A), a dosis de 4‐6J/kg con el desfibrilador monofásico o 2‐4J/kg con el
desfibrilador bifásico (IIa‐B). Si la primera descarga no tiene éxito, existe evidencia de estudios
humanos clínicos y experimentales que indica que incrementar la energía de desfibrilación
puede incrementar la tasa de éxito.70‐71 A pesar de que ningún estudio ha demostrado un
efecto deletéreo directo con el aumento progresivo de la dosis, el riesgo de incrementar el
daño miocárdico con el incremento de la dosis de desfibrilación existe. Sin embargo, en perros

10
y gatos con FV/ TV sin pulso, el incremento progresivo de la energía de desfibrilación (ej. 50%
incremento de la dosis) es razonable si la primera descarga no tuvo éxito (IIa‐B).
Para maximizar la corriente a través de los ventrículos, las paletas deben ser colocadas sobre
lados opuestos del tórax aproximadamente sobre la unión costo‐condral directamente sobre el
corazón. Para facilitarlo el paciente probablemente deba ser colocado en decúbito dorsal. El
uso de un soporte plástico puede ayudar a lograrlo. Debe colocarse abundante pasta o gel
desfibrilador sobre las paletas, que deben ser presionadas firmemente sobre el tórax para
establecer contacto con la piel. Si se utilizan parches de desfibrilación, debe depilarse el pelo
para facilitar el contacto, lo que podría resultaren una pausa demasiado prolongada entre
ciclos de compresiones torácicas. Una vez que se carga el desfibrilador, el operador debe
anunciar la intención de desfibrilar mediante un término como “Despejen” y confirmar
visualmente que nadie esté en contacto con el paciente o la mesa para prevenir lesionarlos. La
persona que realiza la descarga también se encuentra en riesgo, y debe asegurarse de no estar
en contacto con el paciente o la mesa. El uso de guantes de examen puede reducir el riesgo de
contacto, pero es importante que no exista fluido, gel o pasta puenteando el puño del guante
y permitiendo así el contacto con la piel. Además, la desfibrilación eléctrica no debería
intentarse si hay alcohol sobre el pelo del paciente debido al alto riesgo de ignición. El uso de
un adaptadorpara la paleta posterior, que la remplace por una placa de metal plana, puede
mejorar la eficiencia y seguridad de la desfibrilación, minimizando las interrupciones de las
compresiones, y eliminando la necesidad de colocar al paciente en decúbito dorsal. La placa de
metal plana se cubre con gel o pasta y se coloca debajo del tórax del paciente. La desfibrilación
se realiza utilizando una paleta de mano estándar en la pared torácica visible, de forma tal
quelas compresiones torácicas pueden ser reanudadas inmediatamente tras la
desfibrilación,mientras que la paleta posterior o placa plana permanece en el lugar (Figura 7).

Sincronización de la desfibrilación eléctrica


Generalmente se acepta que después de la pérdida de perfusión el corazón isquémico pasa
por 3 fases: (1) la fase eléctrica, durante la cual existe daño isquémico mínimo, dura 4 minutos;
(2) la fase circulatoria, durante la cual ocurren cambios isquémicos reversibles, dura 6 minutos;
(3) la fase metabólica, durante la cual comienzan los daños potencialmente irreversibles, y que
puede requerir técnicas más avanzadas como hipotermia terapéutica y bypass cardiopulmonar
para lograr la reversión.72 Por lo tanto, se recomienda desfibrilación inmediata en los casos de
PCR debidos a FV/TV sin pulso de duración menor o igual a 4 minutos (I‐B), o si la FV es
diagnosticada durante el chequeo del ritmo entre los ciclos de RCP (IIb‐B). Si se sabe o se
sospecha que el paciente ha estado en FV/TV sin pulso durante más de 4 minutos y se
encuentra por lo tanto, más allá de la fase eléctrica, los substratos de energía se encuentran
probablemente empobrecidos y es posible que el paciente se beneficie de un ciclo de 2
minutos de SVB antes de la Desfibrilación (I‐B).
A pesar de que los viejos algoritmos de RCP recomendaban el uso de 3 descargas consecutivas
para pacientes con FV/TV sin pulso refractaria, datos experimentales irrefutables obtenidos en
cerdos y datos clínicos en humanos han demostrado mejores pronósticos cuando una única
descarga es seguida de un ciclo completo de 2 minutos de RCP antes de reevaluar el ECG y
desfibrilar una vez más.73‐75 Por lo tanto, se recomienda administrar una descarga única en
lugar de 3 descargas consecutivas, reasumiendo inmediatamente la RCP en casos de
desfibrilación no satisfactoria (I‐B).

11
Golpe precordial
El golpe precordial fue descripto por primera vez como una opción de tratamiento para la FV
en un caso clínico en 1969 y en una serie de casos clínicos en 1971.76,77 Brevemente, se trata
de un método de desfibrilación mecánica que se obtiene al golpear al paciente con el talón de
la mano directamente sobre el corazón. Desafortunadamente, estudios más recientes han
documentado una mínima eficacia de esta técnica en el tratamiento de la FV.78‐80 A pesar de
que no se completó ninguna hoja de trabajo sobre este tema, esta intervención puede
considerse, dado que existe alguna evidencia limitada de que el golpe precordial puede tener
alguna eficacia en el tratamiento de la FV/TV sin pulso. Sin embargo, dada la abrumadora
evidencia de la superioridad de la desfibrilación eléctrica para el tratamiento de la FV/TV sin
pulso, el golpe precordial sólo debe ser considerado en caso de no haber un desfibrilador
eléctrico a disposición.

Fármacos antiarrítmicos
La utilidad de los agentes antiarrítmicos como amiodarona, lidocaína y magnesio en pacientes
con PCR debida a FV/TV sin pulso ha sido estudiada de forma extensa en modelos
experimentales y ensayos clínicos humanos, y los datos han sido resumidos en un reciente
meta‐análisis.81 De los agentes estudiados, solo la amiodarona ha demostrado beneficios
consistentes y puede ser considerada en casos de FV/ TV sin pulso resistentes a desfibrilación
eléctrica (IIb‐B). Algunos estudios han demostrado el efecto beneficioso de la lidocaína en
pacientes con FV/TV sin pulso refractarias, a pesar que un estudio experimental demostró un
incremento en los requerimientos de energía para la desfibrilación satisfactoria en perros con
FV inducida.82 Sin embargo, datos más recientes en cerdos sugieren que este fenómeno ocurre
cuando se utilizan desfibriladores monofásicos, pero no cuando se utilizan desfibriladores
bifásicos. Dado el pronóstico uniformemente grave para los pacientes con FV/TV sin pulso
refractaria, si no se encuentra disponible la amiodarona, se puede considerar la lidocaína como
tratamiento de aquellos casos de FV/TV sin pulso resistente a la desfibrilación (IIb‐B),
especialmente cuando se utiliza un desfibrilador bifásico. Los datos disponibles acerca del uso
de magnesio son menos prometedores, y el uso rutinario de magnesio no se recomienda para
el tratamiento de arritmias cardiacas durante la RCP, aunque puede ser considerado para el
tratamiento de torsades de pointes (IIb‐B). Debe reconocerse que el uso de agentes
antiarrítmicos puede ser considerado como terapia adyuvante en casos refractarios pero la
desfibrilación eléctrica es el tratamiento primario recomendado para FV/TV sin pulso (I‐B).

Agentes reversores
De los agentes reversores disponibles, sólo la naloxona ha sido evaluada para su uso en PCR.
Aunque la evidencia de sus efectos beneficiosos es limitada, en casos de toxicidad por opioides
la naloxona debe ser utilizada durante la RCP (I‐B).84 Incluso en ausencia de toxicidad por
opioides, los datos disponibles sugieren que en casos de administración reciente de opioides,
puede considerarse la administración de naloxona durante la RCP (IIb‐B). A pesar de que
ningún estudio específico ha evaluado el uso de otros agentes reversores, en perros y gatos
que han recibido medicaciones anestésicas/sedativas potencialmente reversibles la
administración del agente reversor puede ser considerado durante la RCP (IIb‐C),dado que el
riesgo potencial asociado a la administración de estos fármacos es bajo. El cuadro de fármacos

12
y su dosificación en el Apéndice II contiene las dosis recomendadas durante la RCP para
naloxona (para revertir opioides), flumazenilo (para revertir benzodiacepinas) y atipamezol
(para revertir agonistas 2).

Terapia de electrolitos
Calcio
El calcio es vital para muchos procesos celulares, incluyendo la comunicación celular y la
contracción muscular. Aunque el desarrollo de hipocalcemia es común en pacientes en PCR
prolongada, la mayoría de los estudios que investigaron la utilidad de la administración
rutinaria de calcio durante la RCP no demostraron efecto alguno sobre el pronóstico o
demostraron incluso peores pronósticos, sugiriendo que el calcio IV no debe ser utilizado como
rutina durante la RCP (III‐B). No se han registrado estudios que investiguen el uso de calcio en
pacientes con hipocalcemia documentada durante la RCP. Dada la importancia del calcio en la
contracción del músculo esquelético y liso, la administración IV de calcio puede ser
considerada en perros y gatos con hipocalcemia moderada a severa documentada durante la
RCP (IIb‐C), pero son necesarios estudios que evalúen este punto específico.

Potasio
La hiperkalemia es de desarrollo común en pacientes con PCR prolongada, y el tratamiento de
la hiperkalemia utilizando hemodiálisis durante la RCP se asocia con mejores pronósticos.85
Dada esta evidencia, la hiperkalemia documentada debe ser tratada durante la RCP (I‐B).
Aunque la hemodiálisis está raramente disponible en la práctica clínica veterinaria, la
administración de terapias médicas dirigidas al tratamiento de la hiperkalemia parece
razonable.86 A pesar de que la hipokalemia ha sido asociada con la PCR en humanos, no se ha
realizado ningún estudio de la eficacia del tratamiento de la hipokalemia durante la RCP.87 Por
lo tanto, el tratamiento de la hipokalemia documentada durante la RCP puede ser considerado
(IIb‐C), aunque no existe evidencia para avalar o refutar este tratamiento.

Otras terapias
Corticoesteroides
Varias series de casos clínicos y estudios experimentales han examinado la utilidad de los
corticoesteroides en la RCP con resultados heterogéneos, y la mayoría involucraban múltiples
variables de tratamiento además de los esteroides. Sólo un ensayo aleatorio placebo‐
controlado investigó específicamente la eficacia de los corticoesteroides (dexametasona) en
humanos durante la RCP fuera del hospital, el cual demostró ausencia de beneficio con el uso
de esteroides.88 Dada la falta de evidencia satisfactoria sobre el efecto beneficioso y el
conocido potencial de los corticoesteroides de causar efectos secundarios deletéreos,89‐90
especialmente en animales con pobre perfusión,91 el uso rutinario de corticoesteroides
durante la RCP no está recomendado (III‐C).

Dispositivo de umbral de impedancia


Los dispositivos de umbral de impedancia (ITD por sus siglas en inglés) han demostrado una
mejor hemodinamia con mayores retornos venosos debido a una menor presión intratorácica
en perros anestesiados.92 Mientras que algunos estudios experimentales en especies no
objetivo han demostrado un beneficio en el uso de estos dispositivos durante la RCP, el mayor

13
ensayo clínico realizado hasta la fecha falló en demostrar mejora alguna en el RCE o la
supervivencia al alta en pacientes con PCR con el uso del ITD.93 Además, dado que el
dispositivo requiere de la recuperación de la pared del tórax (descompresión suficiente) para
generar una “presión de apertura o de activación” de al menos ‐12 cm H2O, su uso no es
factible en perros pequeños o gatos que pesen menos de 10kg ya que es poco probable que
seamos capaces de generar estas presiones como resultado único de la recuperación elástica.
Por lo tanto, el uso de un ITD para incrementar la circulación es razonable en animales >10kg
(IIa‐B), aunque los estudios realizados hasta la fecha no han demostrado una superioridad en
la supervivencia como resultado de su utilización.

Terapia de alcalinización
La acidemia severa como consecuencia de acidosis metabólica es común en pacientes con PCR
y este desequilibrio ácido‐base puede llevar a una disfunción metabólica negativa. Varios
estudios experimentales en perros han documentado un incremento de la supervivencia
cuando se administra terapia de bicarbonato en PCR prolongadas (>10 min).94‐95 Sin embargo,
otros estudios experimentales en perros han demostrado peores pronósticos y alteraciones
metabólicas con la terapia de bicarbonato, especialmente cuando se administra de forma
temprana en la RCP.96 Dada la evidencia disponible, la terapia de bicarbonato mediante la
administración de 1mEq/kg de bicarbonato de sodio puede ser considerada (IIb‐B)en
situaciones de PCR prolongadas(mayores a 10‐15 minutos).

Administración de fármacos vía intratraqueal


Cuando se encuentran disponibles las vías intravenosa e intraósea para la administración de
fármacos de reanimación, se prefieren estas vías antes quela administración intratraqueal y se
asocian a mayores supervivencias en la PCR.97 Sin embargo, en animales en los cuales el acceso
intravenoso o intraóseo no es posible, el uso de la vía intratraqueal para la administración de
epinefrina, vasopresina, o atropina puede ser considerada (IIb‐B). El lugar más adecuado
dentro de la vía respiratoria para la administración de estos fármacos no está completamente
establecido, así como tampoco la dosis óptima de fármaco, o el volumen y tipo de diluyente.
Existe alguna evidencia de que el uso de un catéter largo que se coloca a la altura de o más allá
de la carina resulta en mayores concentraciones plasmáticas de fármaco que no el uso de
catéteres más cortos o la instilación directa del fármaco en el TET.98 Si la vía intratraqueal es
utilizada para la administración de fármacos durante la RCP, los fármacos deben ser diluidos
en solución salina o agua estéril y administrados vía un catéter más largo que el TET (I‐B). Dosis
incrementadas hasta 10x la dosis estándar (en el caso de la epinefrina) han sido
recomendadas, pero falta información acerca de la dosificación adecuada.

Administración suplementaria de oxígeno


El uso de fracciones inspiradas de oxígeno (FiO2) de 100% durante la RCP ha sido justificado
como medio para maximizar el contenido arterial de oxígeno en un esfuerzo por compensar el
gasto cardiaco disminuido (25‐35% del normal) durante las compresiones torácicas externas.
Sin embargo, la presencia de hiperoxia puede predisponer a los pacientes a concentraciones
incrementadas de radicales libres de oxígeno, lo que agravaría el daño tisular durante la RCP.
Existe evidencia limitada en animales de experimentación, pero la evidencia preponderante
sugiere menor daño neurológico cuando la suplementación de oxígeno es ajustada para

14
alcanzar la normoxemia (PaO2 de 80 – 105mmHg) comparado con animales en hipoxemia.99‐100
Dada la evidencia, se puede considerar el uso de FiO2de 21% (aire ambiente) durante la RCP en
perros y gatos (IIb‐B). Sin embargo, es mejor utilizar esta aproximación en circunstancias en las
cuales sea posible realizar gasometrías arteriales durante la RCP, de manera que la FiO2pueda
ser ajustada para mantener la normoxemia. En ausencia de gasometrías, el riesgo de
hipoxemia probablemente sea mayor que el riesgo de hiperoxemia, por lo que el uso de FiO2
del 100% es razonable (IIa‐B).

Fluidos intravenosos

Durante la iniciativa RECOVER no se completó una hoja de trabajo para la administración de


fluidos intravenosos. Sin embargo, la hoja de trabajo para fluidoterapia del ILCOR (ALS‐D‐016A)
fue evaluada y algunas recomendaciones fueron extrapoladas de la evaluación de estos datos.
101
Múltiples estudios experimentales en animales han demostrado que la administración de
fluidos durante la RCP en animales euvolémicos se asoció con una disminución de la presión de
perfusión coronaria.102,103 Esto se debe probablemente al hecho de que la administración de
fluidos IV incrementan en forma predominante la presión venosa central, oponiéndose al flujo
sanguíneo en la circulación coronaria y cerebral. Por lo tanto, la administración rutinaria de
fluidos intravenosos en pacientes caninos y felinos euvolémicos o hipervolémicos durante la
RCP, no está recomendada (III‐B). Aunque no se ha identificado evidencia específica, los
pacientes con hipovolemia preexistente probablemente se beneficien del incremento del
volumen circulante durante la RCP, por lo que la administración de fluidos intravenosos en
estos pacientes es razonable (IIa‐C).

RCP a tórax abierto

La RCP a tórax abierto es más efectivo que la RCP a tórax cerrado en la restauración del RCE y
en promover un buen pronóstico en modelos caninos con FV. En la práctica, la RCP a tórax
abierto requiere recursos significativos, es también un procedimiento que requiere un equipo
veterinario con formación sofisticada y especializada, y demanda cuidados de soporte Post‐
PCR avanzados. A pesar de que faltan estudios que investiguen la utilidad dela RCP a tórax
abierto en medicina veterinaria, en los casos de enfermedad intratorácica significativa, como
pneumotórax a tensión o efusión pericárdica, la realización inmediata de RCP a tórax abierto
puede ser considerada (IIb‐C).

Monitorización

Dos objetivos clínicos globales del RECOVER llevaron al desarrollo de un dominio dedicado
exclusivamente ala monitorización. El primero fue el de tener en cuenta una serie de
consideraciones especiales para la aplicación de la tecnología de monitorización
hemodinámica de uso habitual debido a las alteraciones significativas en la fisiología
cardiovascular y respiratoria que ocurren durante la RCP. El segundo fue el de proporcionar
recomendaciones específicas respecto al equipo de monitorización y las técnicas necesarias
para la realización de RCP de alta calidad para aquellos clínicos que busquen actualizar sus
prácticas clínicas de RCP y su preparación.

15
En estas recomendaciones para la monitorización, serán tratados cuatro aspectos importantes
para la RCP veterinaria. El primero está enfocado a los métodos para confirmar el diagnóstico
de la PCR y la intubación endotraqueal. La segunda sección, y la mayor parte de este dominio,
evalúa las opciones de monitorización durante la RCP, cubriendo tanto los protocolos de uso
habitual como las opciones más nuevas de evaluar la adecuación dela RCP y el RCE. La tercera
sección de este dominio examina el enfoque que se debe de aplicar a la monitorización de
pacientes en riesgo de padecer una PCR. La sección final de este dominio sugiere protocolos
de monitorización para aquellos pequeños animales que alcanzan el RCE.

Diagnóstico dela PCR

El inicio temprano dela RCP en pacientes que han experimentado una PCR es crucial para un
pronóstico exitoso; por lo tanto, una evaluación inicial rápida de la vía aérea, respiración y
circulación (ABC) es esencial para descartar la PCR en cualquier paciente inconsciente y
apneico. Han sido propuestas varia técnicas de monitorización para ayudar en la evaluación
diagnóstica. La palpación del pulso es altamente empleada por los veterinarios como parte de
su evaluación inicial de cualquier paciente de presentación aguda. Aunque no se identificó
ningún estudio clínico en medicina veterinaria, muchos estudios humanos han demostrado
que la palpación del pulso es una técnica poco confiable para confirmar el PCR, y que sólo el
2% de los reanimadores identifican correctamente la falta de pulso en menos de 10
segundos.54 La especificidad de la palpación del pulso para el diagnóstico dela PCR es
aproximadamente 65%, lo que significa que en un 35% de los casos los reanimadores creyeron
que el pulso estaba presente cuando no lo estaba. Hasta que se realicen estudios en medicina
veterinaria, sobre perros y gatos apneicos, el uso de la palpación del pulso para confirmar un
diagnóstico de PCR antes de iniciar la RCP no se recomienda (III‐B). Para muchos clínicos puede
ser desafiante comenzar la RCP sin intentar identificar primero el pulso. Sin embargo, la
información disponible sugiere que la palpación prolongada del pulso para refutar un
diagnóstico inicial de PCR no es beneficiosa, y que la RCP debe ser iniciada de forma inmediata
en cualquier paciente en el que el pulso no pueda ser identificado fácilmente durante el ABC
inicial.

A pesar que existe evidencia de que la monitorización Doppler de la presión arterial puede ser
de utilidad para el reconocimiento temprano dela PCR en pacientes con riesgo de parada,
ningún estudio ha investigado la dificultad de la colocación de un transductor de Doppler de
flujo en pacientes que se sospechan bajo PCR. Dado el tiempo necesario para colocar un
sensor Doppler y lograr una señal, en los perros y gatos inconscientes y apneicos no se
recomienda el uso del Doppler para validar un diagnóstico de PCR antes de iniciar la RCP (III‐C),
a no ser que el sensor haya sido colocado antes dela PCR (ej. como parte de la monitorización
anestésica).

Aunque la monitorización mediante ECG es de utilidad durante la RCP para identificar el ritmo
específico de parada, y que podría guiar la terapia de SVA, algunos ritmos (ej. DEM, TV sin
pulso) pueden aparecer como ritmos de perfusión a pesar de la presencia de PCR, y por lo
tanto tiene el potencial de demorar el comienzo del SVB. Por lo tanto, en perros y gatos
inconscientes y apneicos, el uso del ECG como único parámetro para aceptar o refutar un
diagnóstico de PCR antes de iniciar la RCP, no es recomendado (III‐B).

16
Finalmente, la monitorización del EtCO2 ha sido investigada como una herramienta para el
diagnóstico de la PCR. Debido a la disminución del flujo sanguíneo pulmonar, se espera una
disminución del EtCO2 durante la PCR. Sin embargo, los valores iniciales de EtCO2 (ej. los
primeros valores obtenidos tras la intubación endotraqueal) han demostrado ser poco fiables
para esta tarea en perros, cerdos y humanos. En perros con parada cardiaca por asfixia, el
EtCO2 inicial puede ser mayor que los valores medios previos a la parada.104,105 Por lo tanto, los
valores de EtCO2 inmediatos post‐intubación no deben ser utilizados para el diagnóstico dela
PCR en perros y gatos (III‐B), aunque los valores subsecuentes pueden estar asociados con la
perfusión pulmonar.

Monitorización de los pacientes durante la PCR

Una gran parte de la sección de monitorización se enfoca en las recomendaciones para las
evaluaciones que deben realizarse durante la RCP, así como la aplicación adecuada de estas
técnicas. Las siguientes recomendaciones son el resultado del análisis de la sección de
monitorización de las hojas de trabajo así como de las hojas de trabajo de las otras secciones
del RECOVER. De los dispositivos de monitorización evaluados, existe evidencia fuerte que
respalda el uso de ECG y monitorización del EtCO2 en perros y gatos con PCR, y de estar
disponibles estos deberán ser utilizados en forma temprana en cualquier intento de RCP.

Verificación de la intubación endotraqueal

En contraste con las recomendaciones de la American Heart Association (AHA) para la RCP en
humanos, las directrices del RECOVER recomiendan la intubación y ventilación temprana en
perros y gatos con PCR debido a la facilidad con que la mayoría de los gatos y perros pueden
ser intubados y la mayor prevalencia de paradas por asfixia en estas especies. El verificar que
el TET está correctamente colocado en la tráquea y no en el esófago es crucial, y la
monitorización del EtCO2 ha sido utilizada para asistir a este proceso de verificación dado que
el CO2 no podrá ser medido en forma consistente si se ha intubado el esófago. Basados en la
evidencia evaluada, la monitorización del EtCO2 es probablemente una valiosa herramienta
complementaria para la verificación de la colocación correcta del TET en asociación con la
visualización directa, auscultación, u observación de las excursiones torácicas en perros y gatos
con PCR (IIa‐B), pero no debe ser utilizada como única herramienta de verificación de la
intubación endotraqueal correcta (II‐B). La mayoría de los estudios evaluados encontraron que
en pacientes con parada cardiaca primaria, puede obtenerse una lectura de EtCO2 baja a pesar
de la correcta colocación del TET, por lo que una evaluación más precisa de la intubación
endotraqueal requiere la evaluación conjunta de otros parámetros como los que se describen
más arriba.106

Electrocardiograma

El ECG es una monitorización valiosa durante la RCP. Aunque es susceptible de artefactos


durante las compresiones torácicas se recomienda la evaluación del ECG durante las pausas
entre ciclos para obtener un diagnóstico preciso del ritmo y guiar la terapia del SVA (I‐C). Sin
embargo, la evaluación del ECG debe realizarse rápidamente y no debe demorar de forma

17
significativa la reanudación de las compresiones torácicas. Las compresiones torácicas no
deben ser interrumpidas durante un ciclo completo de 2 minutos de RCP para realizar ninguna
interpretación del ECG (III‐B).107 Igualmente, para pacientes con FV, es razonable una
evaluación rápida del ECG para determinar si la FV ha resuelto inmediatamente después de la
desfibrilación, pero no debe retrasar la reanudación de las compresiones torácicas por otro
ciclo completo (IIa‐B). Varios estudios han demostrado que no existe efecto negativo en estas
demoras cortas de la compresiones torácicas (ej.108), pero existe también evidencia de que el
72% de los pacientes desarrollarán FV recurrente en los 60 segundos post desfibrilación
mientras que sólo el 20% demostrarán una recurrencia a los 6 segundos, sugiriendo que un
diagnóstico mediante ECG inmediatamente después de la desfibrilación puede no ser un
reflejo preciso de un éxito duradero de la desfibrilación.109

CO2 al final de la expiración

Existe evidencia fuerte que respalda el uso de monitorización del EtCO2 durante la RCPcomo
un indicador temprano de RCE (I‐A) y como medida de la eficacia dela RCP (IIa‐B), permitiendo
potencialmente que los reanimadores ajusten su tratamiento para maximizar la perfusión
durante la RCP. Dado que el EtCO2 se ve afectado tanto por la perfusión pulmonar y la
ventilación minuto, los reanimadores deben ser cuidadosos en mantener una ventilación
minuto constante cuando se utiliza el EtCO2 para este propósito. Múltiples estudios de alta
calidad avalan la conclusión de que incrementos súbitos del EtCO2 ocurren rápidamente con el
RCE debido al incremento en el flujo pulmonar. Existe información limitada en perros y gatos
que sugiere que valores más elevados de EtCO2 durante el RCP (>15mmHg en perros, >
20mmHg en gatos) puede estar asociados con un incremento en la tasa de RCE, a pesar que
una diferencia estadísticamente significativa sólo fue demostrada en perros.34

Otras aproximaciones de monitorización durante la RCP

La evidencia que respalde el uso de otras herramientas de monitorización es menos


convincente. Como describiéramos previamente, aunque no existen estudios en medicina
veterinaria, la palpación del pulso no es una herramienta diagnóstica fiable para la PCR en
humanos, y por lo tanto no se recomienda la interrupción de las compresiones torácicas
durante la RCP específicamente para palpar el pulso (III‐B). Sin embargo, la palpación del pulso
para identificar el RCE durante las pausas (durante el cambio de compresor) entre los ciclos es
razonable siempre que no retrase la reanudación de las compresiones (IIb‐C). La palpación del
pulso durante las compresiones torácicas es también razonable, pero debe ser interpretada
con cautela ya que el flujo retrógrado a través del sistema venoso puede ser interpretado
erróneamente como pulso arterial.

Aunque no se dispone de información publicada, el uso del transductor del Doppler de flujo
durante la RCP ha sido descrito de forma anecdótica como una medida de la calidad dela RCP y
del RCE. Debido a la falta de evidencia hasta la fecha, no podemos realizar ninguna
recomendación respecto a la utilidad de esta aproximación, pero la presencia de señales
Doppler deben ser interpretadas con precaución debido a la posibilidad de artefactos de
movimiento o a la detección de flujo venoso retrógrado. Durante las pausas entre ciclos en las
compresiones torácicas, la evaluación del Doppler de flujo puede ser de utilidad, pero no debe

18
demorar la reanudación de las compresiones. Son necesarios más estudios para evaluar la
utilidad de esta tecnología de monitorización.

Los dispositivos audiovisuales de retroalimentacióni han demostrado mejorar la adherencia a


las recomendaciones durante la RCP en humanos, pero no han demostrado mejorar de forma
directa el pronóstico.110 Ningún estudio en medicina veterinaria ha evaluado el uso de estos
dispositivos, pero es razonable utilizar estos dispositivos para mejorar la calidad dela RCP (IIa‐
C) si pudieran ser modificados para pacientes veterinarios y los objetivos clínicos de la RCP
veterinaria.

Las alteraciones electrolíticas como la hiperkalemia y la hipocalcemia comúnmente se


desarrollan con RCP prolongadas, por lo que puede considerarse la monitorización rutinaria de
electrolitos, especialmente durante las RCP prolongadas (IIb‐B).111 En casos de PCR que se sabe
o sospecha son el resultado de desequilibrios electrolíticos, la monitorización de los
electrolitos está recomendada, dado que ayudaría a guiar la terapia (I‐C). El uso de
gasometrías sanguíneas durante la RCP es controversial, pero los datos disponibles
generalmente respaldan que pueda considerarse el uso de gasometrías de sangre venosa
central o sangre venosa mezclada para evaluar la efectividad de la RCP (IIb‐B), aunque no se
recomienda el análisis de gasometrías arteriales durante la RCP (III‐A).112 El análisis cuantitativo
de la forma de las ondas de FV utilizando el análisis de onda ha sido evaluado de forma
experimental en modelos caninos y porcinos, pero los datos de su utilidad son limitados. Las
conclusiones más importantes de estos trabajos son que la FV gruesa (alta amplitud, baja
frecuencia) parece estar asociada con una mayor probabilidad de RCE que la FV fina (baja
amplitud, alta frecuencia). Este tipo de análisis puede ser considerado durante las pausas entre
ciclos de compresión torácica (IIb‐B), pero se necesitan más estudios.

Monitorización de los pacientes con riesgo de PCR

Dado el grave pronóstico asociado con la PCR en perros y gatos, la identificación temprana de
los pacientes en riesgo y el diagnóstico temprano dela PCR son cruciales para mejorar el
pronóstico. Por lo tanto, los pacientes críticos en riesgo de PCR deben ser monitorizados
atentamente. Aunque no existen estudios específicos que investiguen los efectos de la
monitorización pre‐PCR sobre el pronóstico, las tasa riesgo‐beneficio de este tipo de
aproximación a la monitorización son altamente favorables. Por lo tanto, es razonable en
pacientes en riesgo de PCR monitorizar el ECG de forma continua (IIa‐C) así como la presión
arterial de forma continua mediante el uso del Doppler o de la presión arterial directa (IIa‐C).
Además, debido a la asociación cercana entre el gasto cardiaco y el EtCO2 en pacientes con
ventilación minuto constante, la monitorización continua del EtCO2 está recomendada en
pacientes en riesgo de PCR que estén intubados y ventilados (I‐A).

Monitorización de los pacientes tras el RCE

Existe información limitada para poder proporcionar recomendaciones para la monitorización


de los pacientes tras el RCE; por lo tanto, deben aplicarse los principios básicos de
monitorización de los pacientes críticos. Debido al alto riesgo de recurrencia en los pacientes
con RCE tras la PCR, la monitorización post‐resucitación debe ser suficiente para detectar la
recurrencia inminente de PCR (I‐C) y debe ser suficiente para guiar una terapia apropiada para

19
la condición particular del paciente (I‐C). Basados en la evidencia presentada previamente para
la monitorización de los pacientes en riesgo de PCR, la monitorización post‐resucitación debe
incluir como mínimo ECG continuo, monitorización intermitente de la presión arterial y
evaluación de la oxigenación y ventilación (I‐B). Otros parámetros que pueden ser anómalos
en pacientes en riesgo de recurrencia dela PCR incluyen la glucosa sanguínea, las
concentraciones de lactato y la temperatura corporal; la monitorización de estos parámetros
puede ser considerado dependiendo del paciente y de la enfermedad subyacente (IIb‐B). La
medición seriada de la temperatura también está recomendada para evitar tasas altas de
calentamiento e hipertermia.

Cuidados PPC

Muchos animales fallecerán a pesar del éxito inicial de la resucitación, llevando a la conclusión
que el RCE es sólo un punto intermedio en la RCP. Entre el 60 y 70% de las víctimas de PCR
humanas que logran el RCE no sobreviven para ser dados de alta del hospital,113‐114 y la
supervivencia al alta fluctúa entre 2 a 10% para perros y gatos, a pesar del RCE en 35 – 45 % de
los animales.34,115 La optimización de los cuidados post RCE podría impactar de forma positiva
el pronóstico. Por lo tanto el cuidado PPC es una parte esencial del manejo dela PCR y puede
ser el eslabón faltante para una RCP de éxito.4,116El síndrome PPC se caracteriza por una
combinación de fallo multiorgánico, shock cardiogénico, lesión cerebral por anoxia, y secuelas
de la enfermedad preexistente, y se cree que puede ser la causa de la alta mortalidad.117 El
clínico veterinario se enfrenta al reto de proveer cuidados médicos a una población de
pacientes altamente heterogénea. Además, los objetivos de los cuidados PPC varían con el
curso de la fase post‐RCE, inicialmente enfocada a la prevención de una nuevo parada, y
posteriormente orientada a la prevención de un ulterior daño orgánico y a los cuidados de
rehabilitación.117 Las condiciones generales de los cuidados críticos veterinarios crearon la
base de cuidados para todos estos pacientes, de forma tal que los principios de tratamiento
específicos para la fase PPC han sido descriptos. El objetivo de esta sección del RECOVER fue
examinar la evidencia y proveer recomendaciones de tratamiento para perros y gatos en la
fase PPC.

Las preguntas de relevancia clínica que se realizaron en el sector de cuidados PPC del RECOVER
se centraron en las estrategias de optimización hemodinámica, control de la función
respiratoria, hipotermia moderada, y tasas de recalentamiento. También se examinaron las
terapias farmacológicas incluyendo corticoesteroides, profilaxis de las convulsiones, terapia
hiperosmolar y protección metabólica. Finalmente, fueron investigados los beneficios sobre el
pronóstico asociados a terapias combinadas para alcanzar efectos aditivos o sinérgicos y el
manejo de los pacientes PPC en centros de referencia.

Estrategias de optimización hemodinámica

Existe alguna evidencia limitada en humanos que las estrategias enfocadas en asegurar una
entrega adecuada de oxígeno a los tejidos mediante algoritmos de optimización
hemodinámica pueden mejorarla supervivencia en el periodo PPC.118 El uso de estrategias de
optimización hemodinámica puede ser considerado en perros y gatos en el período PPC,
incluyendo en los objetivos de resucitación primaria la saturación venosa central de oxígeno
(ScvO2) o el lactato, y en los objetivos secundarios la presión arterial, la presión venosa central,

20
el Hto.yla saturación arterial de oxígeno (IIb‐B)‐ver Figura 2‐. El uso de este enfoque basado
enobjetivos para proporcionar soporte cardiovascular permite el ajuste de la terapia a las
necesidades individuales de cada paciente, un aspecto muy importante dada la
heterogeneidad inherente a los pacientes con PCR. Para alcanzar estos objetivos
hemodinámicos, la fluidoterapia IV está frecuentemente indicada. Sin embargo, el uso
rutinario de grandes volúmenes de fluidos post‐parada no se recomienda exceptuando los
casos de hipovolemia comprobada o altamente probable; es más, la fluidoterapia debe ser
ajustada de acuerdo a los criterios habituales para los pequeños animales en condición de
emergencia o cuidados críticos, y debe ser evitada en aquellos pacientes con evidencia de fallo
cardiaco congestivo (III‐C). La medición de la presión venosa central en los pacientes con
mayor riesgo de edema pulmonar puede ser utilizada como una parte integrada del algoritmo
RECOVER PPC (Figura 2). En el periodo PPC, la evidencia para el uso de vasopresores y/o
soporte inotrópico positivo para alcanzar los objetivos hemodinámicos es en general de
respaldo o neutral, sugiriendo que el uso de estos fármacos en perros y gatos con hipotensión
persistente y/o inestabilidad cardiovascular es razonable (IIa‐B). Asimismo, existe evidencia
experimental en perros tras PCR prolongadas, que la hipertensión (presión arterial media
[PAM] > 150mmHg) durante la reperfusión y en las primeras horas post PPC puede estar
asociada con una mejora en la supervivencia y en el pronóstico neurológico.119 Por lo tanto, es
razonable asumir que la hipertensión en el periodo PPC inmediato en perros y gatos es
beneficiosa (IIa‐B).

Control de la función respiratoria

A pesar de que los datos que describen el efecto de las alteraciones respiratorias durante el
periodo PPC sobre el pronóstico son escasos, la ventilación afecta a un número importante de
procesos fisiológicos que merecen consideración especial en el contexto del cuidado PPC. En
primer lugar, la ventilación es la principal vía de eliminación del CO2 del cuerpo. Dado que la
reactividad cerebrovascular al CO2 se mantiene tras la resucitación dela PCR, al menos en los
humanos, el control del CO2 debería ejercer un impacto en el flujo sanguíneo cerebral. La
hipocapnia puede llevar a una menor perfusión cerebral, y potencial hipoxia, mientras que la
hipercapnia puede incrementar el flujo y el volumen sanguíneo cerebral, potencialmente
incrementando la presión intracraneal. En segundo lugar, la ventilación a presión positiva
puede llevar a un incremento de la presión intratorácica, disminuyendo el retorno venoso al
corazón y comprometiendo el gasto cardiaco. El uso de volúmenes tidales elevados
incrementará este efecto y contribuirá también a la lesión pulmonar.123En tercer lugar, un
volumen tidal y frecuencia respiratoria insuficiente pueden conducir a situaciones de
atelectasia pulmonar e hipoxemia. Sin embargo, no existe evidencia directa que sugiera una
estrategia ventilatoria general aplicable a pacientes que se encuentran en el periodo PPC. Un
estudio experimental en perros demostró un mejor flujo sanguíneo cerebral, función
neurológica y evidencia histopatológica de menor daño neuronal en animales normocápnicos,
aunque se utilizaron múltiples intervenciones simultáneas.124 Es razonable ponerse como
objetivo la normocapnia (PaCO2 de 32‐43mmHg en perros y 26‐36mmHg en gatos) en el
periodo PPC (IIa‐B) y, para ello, la monitorización seriada del EtCO2 o de las gasometrías
arteriales es necesaria para asegurar una ventilación adecuada. La ventilación mecánica es
decir, la ventilación a presión positiva intermitente (VPPI), puede ser necesaria para alcanzar y
mantener la normocapnia y normoxia en algunos pacientes. Un estudio en veterinaria

21
encontró que la VPPI en el periodo PPC está asociada con una supervivencia pobre.125Más que
documentar un efecto negativo de la VPPI, estos hallazgos probablemente fueron
malinterpretados ya que los animales que recibieron VPPI presentaban enfermedad pulmonar
severa. Las consideraciones respecto a costo y manejo del caso pueden limitar aún más la
aplicación rutinaria de VPPI para el cuidado PPC. Es razonable emplear ventilación manual o
mecánica en pacientes que están hipoventilando en el periodo PPC, están hipoxémicos o
requieren altas concentraciones de oxígeno inspirado (FiO2> 0.60) para mantener la
normoxemia, o están en riesgo de parada respiratoria (IIA‐C), pero no se recomienda la
ventilación mecánica de rutina en todos los pacientes PPC (III‐B).

A pesar de que la hipoxemia es deletérea en pacientes críticos, existe buena evidencia de


múltiples estudios en varias especies, incluyendo perros, de que la normoxia/normoxemia es
preferible a la hiperoxia/hiperoxemia en el periodo PPC temprano, probablemente debido a
los efectos lesivos de los radicales libres de oxígeno que son elaborados en altas
concentraciones durante la re‐oxigenación del tejido isquémico.126 Por lo tanto, la
suplementación de oxígeno debería ser ajustada para mantener la normoxemia (PaO2 = 80‐
100mmHg, SpO2 = 94‐98%) especialmente en la etapa post resucitación temprana. Tanto la
hipoxemia como la hiperoxemia deben ser evitadas (I‐A).

Hipotermia y recalentamiento

El uso cada vez más extendido de hipotermia leve terapéutica (HLT; temperatura corporal
central de 32‐34°C) que se utiliza actualmente en humanos durante el PPC, comenzó a
emplearse tras la publicación de dos estudios aleatorios controlados que obtuvieron
resultados muy favorables.127.128 La evidencia preponderante sugiere que la HLT tiene efectos
protectores sobre los órganos de los paciente en el periodo PPC, llevando a resultados
hemodinámicos y lo que es más importante, neurológicos, mejorados.129

El hecho que la HLT sea uno de los pocos tratamientos efectivos cuando se administra tras la
reperfusión, es de vital importancia, en contraste con varias otras intervenciones que son
eficaces sólo si realizadas como pre‐tratamiento. Algunas preguntas respecto a cuando es el
momento óptimo para comenzar, la duración de la hipotermia, así como las subpoblaciones
que más se beneficiarían de ella, todavía requieren investigación. Mucha evidencia
experimental respalda la eficacia de la HLT en perros, pero su beneficio en la medicina
veterinaria clínica no ha sido documentado.130 La aplicación segura de los principios de HLT
requiere capacidad de cuidados intensivos de avanzada y ventilación mecánica, aunque ha sido
aplicada con éxito en al menos un caso clínico veterinario publicado.131 Basados en la evidencia
fuerte recopilada en medicina experimental en estudios clínicos humanos y caninos, la HLT
debería ser iniciada en perros y gatos que permanecen en coma tan pronto sea como sea
posible tras el RCE y mantenerse durante 24‐48hs si están a disposición ventilación mecánica y
cuidados intensivos avanzados (I‐A). Si la capacidad de brindar cuidados intensivos avanzados
incluyendo ventilación mecánica no es posible, la HLT no debe ser iniciada (III‐C). Sin embargo,
si se presenta hipotermia moderada en estos casos, es razonable enlentecer el
recalentamiento de estos pacientes. Esto es clínicamente relevante incluso cuando no se
utiliza HLT, dado que muchos pacientes que experimentan PCR y subsecuentemente logran
RCE desarrollan hipotermia no intencional. A pesar de que no se ha investigado en estudios

22
clínicos dirigidos al recalentamiento en el periodo PPC, existen varios estudios experimentales
de buena calidad realizados en perros que sugieren que es razonable el recalentamiento lento
a una tasa de 0.25‐0.5°C/h (IIa‐A), y que las tasas de recalentamiento > 1°C/hora deben ser
evitadas (III‐A).132‐136

Terapia farmacológica

La utilidad de otras terapias farmacológicas seleccionadas por sus efectos neuroprotectores y


metabólicos durante los cuidados PPC han sido investigadas. No ha habido estudios clínicos en
especies veterinarias que investigaran estas terapias, aunque hay disponibles algunos datos de
ensayos clínicos humanos y estudios experimentales.

Corticoesteroides

Existe evidencia conflictiva en la literatura respecto a la utilidad de los corticoesteroides para


proporcionar neuroprotección en el periodo PPC. A pesar que algunos estudios experimentales
han demostrado ciertos beneficios en su uso, los ensayos clínicos humanos no han conseguido
demostrar ningún efecto positivo. No han sido realizados ensayos clínicos en especies
veterinarias. Dado que la evidencia que respalda los efectos benéficos de los corticosteroides
es limitada y que el potencial de los corticoides para causar severos eventos adversos está
confirmado,89,90 especialmente en animales con pobre perfusión,91 la administración de rutina
de corticoesteroides durante el periodo PPC no se recomienda (III‐C). Sin embargo, existe
evidencia que personas que experimentan shock PPC pueden presentar una hemodinámica
global mejorada, ScvO2 y supervivencia al alta hospitalaria cuando se tratan con dosis
pequeñas de hidrocortisona para la insuficiencia adrenal relativa.137 Por lo tanto, la
administración de hidrocortisona (1mg/kg seguido de tanto 1mg/kg c/6hs o una infusión de
0.15mg/kg/h reduciendo la dosis en cuanto la condición del paciente lo permita) para gatos y
perros que permanecen hemodinámicamente inestables a pesar de la administración de
fluidos e inotrópicos/vasopresores durante el cuidado PPC puede ser considerada (IIb‐C).

Terapia hiperosmótica

El edema cerebral ha sido identificado en las personas durante el periodo PPC y está asociado
con un pronóstico pobre.138 A pesar que existe evidencia de supervivencia mejorada a la PCR
con la administración de solución salina hipertónica o manitol durante la RCP, no ha habido
estudios que investigaran la utilidad de estas terapias durante los cuidados PPC.139‐142 Dada la
utilidad tanto de la solución salina hipertónica como del manitol para el tratamiento del
edema cerebral, puede considerarse el uso de estas sustancias en perros y gatos con signos
neurológicos consistentes con edema cerebral (ej. coma, déficit de los pares craneanos,
posturas de descerebración, consciencia anómala) (IIb‐C), aunque los efectos diuréticos del
manitol deben ser reconocidos y la fluidoterapia ajustada de forma acorde para prevenir el
desarrollo de hipovolemia.

Profilaxis de las convulsiones

Las convulsiones y las mioclonías ocurren en el 5‐15% de los pacientes humanos adultos
durante el periodo PPC y en el 40% de los pacientes humanos que permanecen comatosos tras
el RCE.143 Muchas de estas convulsiones no son activas y por lo tanto solo pueden ser

23
detectadas mediante monitorizaciónpor EEG. 144 La presencia de convulsiones se asocia a un
pronóstico pobre en las personas, pero la incidencia y valor pronóstico de estas anomalías en
perros y gatos en el periodo PPC es desconocido. La terapia profiláctica anticonvulsiva en el
periodo PPC en las personas ha sido asociada con una frecuencia reducida de convulsiones y
pronósticos mejorados en algunos estudios, aunque en otros estudios no se ha observado
efecto alguno.117 Un estudio experimental en FV en gatos mostró una reducida evidencia EEG
de convulsiones en el periodo PPC en los animales tratados con tiopental pero ninguna
diferencia en el pronóstico neurológico.145La profilaxis de las convulsiones mediante el uso de
barbitúricos (ej. Fenobarbital) puede ser considerada en perros y gatos durante el periodo PPC
(IIb‐B).

Protección metabólica

A pesar que existe mucha evidencia preclínica de que los protectores metabólicos como los
inhibidores de la polimerasa poli‐ADP‐ribosa (para prevenir el daño del DNA), protectores
mitocondriales y antioxidantes muestran beneficios en el cuidado PPC, su eficacia clínica
todavía no ha sido demostrada.117 La evidencia, hasta la fecha, puede sólo ser descripta como
sugerente, no pudiendo emitirse ninguna recomendación clínica en este momento.

Terapias combinadas para cuidados PPC

La administración de varias terapias combinadas ha sido utilizada en el tratamiento de estados


complejosde enfermedad, como cáncer o sepsis y estas terapias combinadas podrían ser
utilizadas para tratar el síndrome PPC.146‐148 El concepto de utilización de paquetes de
componentes individuales de tratamiento para el cuidado PPC ha recibido más atención
recientemente.De hecho, una aproximación multisistémica se considera actualmente una
estrategia prometedora para el cuidado PPC en los humanos y puede incluir HLT, optimización
hemodinámica guiada por objetivos, reoxigenación controlada, intervención coronaria
percutánea temprana y control glicémico.114,118,149‐151 A pesar de que estos estudios
demostraron la factibilidad y tendencias prometedoras hacia un beneficio, no se ha podido
demostrar ninguna superioridad concluyente de este tipo de aproximación al cuidado PPC en
humanos comparado con controles históricos. En medicina veterinaria no ha habido todavía
estudios clínicos de terapias combinadas. En un estudio de parada cardiaca canina, la
combinación dela HLT (34.2ºC comparado con 37.6ºC), hemodilución (Hto. 31% versus 41%), y
normocapnia (36 versus 30mmHg) fue asociado con una reducción significativa del déficit
neurológico y evidencia histopatológica de lesión neuronal.124 La aplicación de este tipo de
terapia combinada en los cuidados PPC veterinarios es razonable (IIa‐B). Más aun, la
reoxigenación controlada y la optimización hemodinámica guiada por objetivos con la posible
inclusión de hipertensión temprana, podrían ser considerados componentes adicionales de la
terapia combinada (IIb‐B). El algoritmo de cuidados PPC del RECOVER (Figura 2) sugiere la
utilización de este tipo de cuidado combinado, incluyendo optimización respiratoria,
optimización hemodinámica e intervenciones neuroprotectoras, aunque su eficacia aún debe
ser demostrada.

Cuidados en centros de referencia

24
Existe cierta evidencia en la literatura humana que sugiere que las UCIs humanas dirigidas por
intensivistas logran mejores pronósticos.152 Sin embargo, no ha habido ensayos clínicos
comparando los resultados pronósticos cuando los cuidados durante el periodo PPC se llevan a
cabo en centros con niveles superiores de cuidado versus aquellos centros que carecen de
estas capacidades avanzadas. No obstante, dada la probabilidad incrementada de proveer
cuidados 24 horas, monitorización intensiva y terapéuticas avanzadas como las descriptas con
anterioridad en instalaciones especializadas, es razonable derivar los gatos y perros críticos
para cuidados PPC a estos lugares (IIa‐B).

Discusión

Este manuscrito representa la culminación de los esfuerzos realizados por más de 100
especialistas veterinarios a los que se les adjudicó la tarea de desarrollar un set de
recomendaciones consensuadas basadas en evidencia para la práctica clínica dela RCP en
perros y gatos. Mientras que esta revisión resultó en el desarrollo de 101 recomendaciones
clínicas individuales (ver Apéndice I para un listado completo) la revisión cuidadosa de los
descriptores de clase y nivel para estas recomendaciones ponen en evidencia que la profesión
veterinaria todavía tiene mucho trabajo por delante. Esto no debe ser visto como un fracaso
de este proyecto, dado que la identificación de las lagunas en el conocimiento era uno de los
objetivos primarios de la iniciativa RECOVER, y es nuestra esperanza y expectativa que la
comunidad veterinaria responderá a este llamamiento para llenar estas lagunas.

Las recomendaciones contenidas en este resumen son el resultado de un proceso de


consenso. Fueron desarrolladas en el otoño de 2011 tras la finalización de un proceso de
recolección de evidencia, fueron anunciadas e introducidas en la reunión mantenida en el
Simposio Internacional de Medicina Veterinaria de Emergencia y Cuidados Intensivos de 2011
(IVECCS 2011) y publicadas en internet para que el público las pudiera comentar durante un
periodo de 4 semanas.10 Algunas de las recomendaciones resultaron clarificadas como
resultado de este procedimiento, pero permanecieron inalteradas en su gran mayoría, prueba
del trabajo exhaustivo y la dedicación de los autores que trabajaron con las evidencias. Debe
hacerse notar que el consenso no implica que todos los evaluadores estuvieran
completamente de acuerdo con las recomendaciones finales, pero estas recomendaciones y
las clases y niveles asignados representan posiciones comprometidas con las que todas las
partes interesada “pueden convivir”. Como tales, creemos firmemente que estas guías
representan el estándar para la RCP veterinaria que todos los profesionales de la salud
veterinariadeben esforzarse en dominar, de la misma forma que las Recomendaciones de la
AHA sirven como estándar para la RCP humana. Somos optimistas en que como ocurriera con
el desarrollo de las recomendaciones AHA, el proveer un estándar para la práctica dela RCP
veterinaria llevará a pronósticos mejorados para nuestros pacientes. Sin embargo, la
disponibilidad de las recomendaciones es sólo el primer paso; también son necesarios, el
desarrollo de herramientas estandarizadas de entrenamiento, la evaluación de los resultados
de la implementación e investigaciones científicas para solucionar las lagunas del
conocimiento identificadas. Como profesión, es de nuestra incumbencia el esforzarnos para
monitorizar la efectividad de esta aproximación y el continuar refinándola.

25
Este set de recomendaciones debe ser visto como un primer paso para continuar
esforzándonos para mejorar y extender esta aproximación a la RCP en medicina veterinaria. Es
la intención de los organizadores de la iniciativa RECOVER que esto sirva de cimiento inicial
para la práctica y entrenamiento dela RCP veterinaria. Una revisión exhaustiva de las
recomendaciones y de los 5 dominios de evidencia en este número del JVECC pondrá en
evidencia que al igual que otros documentos base se requerirá de mucho trabajo para
mantener, fortalecer y reemplazar los componentes defectuosos o fuera de lugar. Pero es
nuestra esperanza que provea una base sólida sobre la que nosotros como profesión,
podamos continuar construyendo, mejorando y refinando nuestra aproximación ala RCP para
prestar un mejor servicio a nuestros pacientes y clientes. La inspección continua y meticulosa
de este producto, el debate vigoroso de las conclusiones alcanzadas y la investigación científica
para identificar sus debilidades y limitaciones son nuestro mayor anhelo. Esperamos con ansias
el RECOVER 2017 y la oportunidad de reconocer el progreso que estamos confiados que
lograremos en los próximos 5 años. Esperamos que este paso inicial sirva como guía para
futuras investigaciones y como medio para documentar el progreso venidero.

Reconocimientos

Los autores quieren agradecer al Colegio Americano de Medicina Veterinaria de Emergencias y


Cuidados Intensivos (ACVECC) y a la Sociedad de Medicina Veterinaria de Emergencias y
Cuidados Intensivos (VECCS) por el soporte financiero y científico, así como a Armelle
deLaforcade, la secretaria ejecutiva de ACVECC y a Kathleen Liard, la asistente de personal de
ACVECC por su trabajo administrativo y organizativo. Este trabajo no hubiera sido posible sin
el esfuerzo incansable de los autores de las hojas de trabajo en los 5 dominios del RECOVER.
Sus contribuciones a este producto no pueden ser sobrevaloradas y su dedicación a este
desafío sirve como inspiración a la profesión veterinaria. Quisiéramos también agradecer al
Comité Asesor del RECOVER por su guía e inestimable aporte durante el planeamiento y
ejecución de la iniciativa: Dennis Burkett, ACVECC Past‐President; Gary Stamp, Director
Ejecutivo de VECCS; Daniel Chan, enlace con el JVECC; Elisa Mazzaferro, enlace con lo Práctica
Privada; Vinay Neadkarni, enlace ILCOR; Erika Pratt, enlace con la Industria; Andrea Steele,
enlace AVECCT; Janet Olson, enlace de Rescate Animal; Joris Robben, enlace EVECCS; Kenneth
Drobatz, experto ACVECC; William W. Muir, experto ACVECC y ACVA; Erik Hofmeister, experto
ACVA. Finalmente, nos gustaría agradecer a los numerosos miembros de la comunidad
veterinaria que proveyeron su aporte a las recomendaciones del RECOVER durante la sesión
del IVECCS 2011 y durante el periodo de comentarios abiertos a través de la página web del
RECOVER.

Apéndice I

Recomendacionesclínicas RECOVER. Las definiciones para las clases y niveles se encuentran en


las Tablas 1 y 2 respectivamente. SVB, soporte vital básico; PCR, Parada cardiorrespiratoria; IV,
intravenoso; IO, intraóseo; IT, intratraqueal; PPC, post parada cardiaca; DEM, disociación
electromecánica; FV, fibrilación Ventricular; TV, taquicardia ventricular.

Tema Recomendación Clase‐ Hojas de


nivel trabajo
Preparación y prevención
Carro de Se recomienda estandarización y auditoría regular de la ubicación, I‐A PRE01

26
emergencia almacenamiento y contenidos del equipo de reanimación.
Ayudas Cognitivas Se recomienda disponibilidad inmediata de las ayudas cognitivas I‐B PRE01
describiendo los algoritmos estándar (ej. colgar a la vista los
algoritmos para RCP y los gráficos de dosis; llevar listas de
verificación de los procedimientos de RCP).
Paradas La evidencia respalda que en aquellos pacientes anestesiados que I‐B PRE02
relacionadas con sufren PCR, deberá iniciarse la RCP lo antes posible considerando
procedimientos que estos pacientes tienen mejor pronóstico de supervivencia
anestésicos (47%) y alta hospitalaria que la tasa promedio de supervivencia a
la RCP (4 – 9.6%)
Entrenamiento El entrenamiento para RCP debe incluir tanto componentes I‐A PRE03
dela RCP didácticos para enseñar habilidades cognitivas como tecnologías PRE07
de simulación de alta fidelidad que provean un feedback
inmediato para enseñar habilidades psicomotoras
En lo que respecta a la tecnología para el entrenamiento inicial, se I‐A PRE03
recomienda refrescar el entrenamiento cada 6 meses debido a la PRE07
pérdida de habilidades
Se recomienda la evaluación estructurada tras el entrenamiento I‐A PRE10
para RCP
Liderazgo Tanto veterinarios como técnicos veterinarios pueden ser IIb‐B PRE04
considerados como líderes del equipo de RCP PRE05
Se recomienda entrenamiento específico en liderazgo para los I‐A PRE04
individuos que puedan necesitar liderar una situación de PCR PRE05
Evaluación/peritaje Se recomienda la evaluación de los esfuerzos de resucitación tras I‐A PRE09
la RCP para revisar y discutir los aspectos a mejorar
Soporte vital Básico SVB
Compresiones En perros y gatos las compresiones torácicas se realizan en I‐B SVB02
torácicas decúbito lateral SVB06
En perros y gatos es razonable que la profundidad de las IIa‐A SVB02
compresiones torácicas sean 1/3 y ½ del diámetro del tórax
En razas grandes y gigantes, es razonable aplicar las compresiones IIa‐C SVB05B
torácicas con las manos colocadas sobre la porción más ancha del SVB06
tórax
En perros con tórax en quilla, es razonable aplicar las IIa‐C SVB05B
compresiones con las manos posicionadas directamente sobre el SVB06
corazón
En perros con tórax en tonel, puede considerarse realizar las IIb‐C SVB05B
compresiones esternales con el paciente en decúbito dorsal SVB06
En gatos y perros pequeños, se puede considerar el uso de IIb‐C SVB05A
compresiones circunferenciales en vez de la compresiones
laterales
La frecuencia de compresión recomendada es de 100‐120/min I‐A SVB07
tanto para gatos como para perros e independientemente del
tamaño
Se recomienda permitir el retorno completo de la pared torácica y I‐A SVB08
evitar apoyarse sobre el tórax entre compresiones
Ventilación En perros y gatos no intubados o cuando se dispone de un único I‐B SVB03
reanimador para la RCP, se recomienda una tasa C:V de 30:2
En pacientes intubados cuando se dispone de múltiples I‐A SVB03
reanimadores para la RCP, se recomienda compresiones torácicas
continuas y ventilación simultánea
Se recomienda ventilar perros y gatos con PCR a una frecuencia de I‐A SVB14
10 respiraciones por minuto con un volumen tidal de 10ml/kg y un SVB15
tiempo inspiratorio de 1 segundo
Ciclos de RCP Se recomienda cambiar de persona que realiza las compresiones I‐B SVB12
cada 2 minutos, reducir la tendencia a apoyarse sobre el paciente SVB14
y comprometer la eficacia de las compresiones como
consecuencia de fatiga
Se recomienda que la RCP se realice en ciclos de 2 minutos sin I‐A SVB12
interrupciones, minimizando la duración de las pausas entre ciclos
Demora en el inicio Se recomienda la administración agresiva de RCP a pacientes en I‐B SVB11
dela RCP los que se sospecha de PCR dado que el riesgo de daño como

27
consecuencia dela RCP en pacientes que no están en PCR es bajo
Compresiones Es razonable el uso de compresiones abdominales intercaladas en IIa‐B SVB09
abdominales perros y gatos con PCR cuando se encuentra disponible suficiente
intercaladas personal entrenado en su utilización
Soporte vital avanzado SVA
Epinefrina Se recomienda el uso de dosis bajas (0.01mg/kg) de epinefrina I‐B SVA01
repetidos cada 3‐5min durante la etapa temprana dela RCP
El uso de dosis altas de epinefrina (0.1mg/kg) puede ser IIb‐B SVA01
considerado en situaciones de RCP prolongadas
Atropina En perros y gatos con asistolia o DEM potencialmente asociada a IIa‐B SVA02
incremento del tono vagal, es razonable el uso de atropina
En perros y gatos el uso rutinario de atropina puede ser IIb‐C SVA02
considerado
Vasopresina El uso de vasopresina (0.8U/kg) como substitutito o en IIb‐B SVA03
combinación con epinefrina cada 3‐5min puede ser considerado
Desfibrilación Se recomienda el uso de desfibrilador bifásico sobre el monofásico I‐A SVA05
La dosis para desfibrilación externa debe empezar en 4‐6J/kg para IIa‐B SVA05
un desfibrilador monofásico y con 2‐4J/kg para el bifásico
Se recomienda la administración de un único shock o disparo en I‐B SVA05
contraposición a la administración de 3 shocks consecutivos, y
reasumir en forma inmediata la RCP en caso de desfibrilación no
exitosa
Se recomienda la desfibrilación como tratamiento de la FV/ TV sin I‐B SVA07
pulso sobre el uso rutinario de antiarrítmicos
Se recomienda la desfibrilación inmediata en los casos PCR debido I‐B SVA08
a FV de una duración de 4 min o menos
La desfibrilación inmediata puede ser considerada si se IIb‐B SVA08
diagnostica FV durante un chequeo de ritmo entre ciclos de RCP
Un ciclo de RCP de 2 minutos debe preceder a la desfibrilación en I‐B SVA08
casos de PCR debido a FV en la que se sepa o sospeche una
duración mayor a 4min
En perros y gatos con FV es razonable escalar la energía de IIa‐B SVA15
desfibrilación si el primer shock no es exitoso
Amiodarona Amiodarona puede ser considerada en casos de TV sin pulso/FV IIb‐B SVA07
resistentes a la desfibrilación
Cuando no se disponga de amiodarona, la lidocaína puede ser IIb‐B SVA07
considerada en casos de TV sin pulso/FV resistentes a la
desfibrilación
Magnesio No se recomienda el uso de rutina de MgSO4 en el tratamiento de IIb‐B SVA07
las arritmias cardiacas, pero puede ser considerado si se presenta
torsa de de pointes
Dispositivo de El uso de dispositivo de umbral de impedancia es razonable en IIa‐B SVA10
umbral de animales>10kg
impedancia
Corticoides No se recomienda el uso de rutina de corticoides durante la RCP III‐C SVA11
Agentes reversores En perros y gatos que recibieron agentes anestésicos/sedantes IIb‐C Sva13
reversibles se puede considerar la administración de agentes
reversores durante la RCP
Naloxona En casos de toxicidad por opiáceos, la naloxona debe ser utilizada I‐B SVA13
durante la RCP
En casos de administración reciente de opioides, el uso de IIb‐B SVA13
naloxona durante el RCP puede ser considerado
Calcio No se recomienda el uso de rutina de calcio intravenoso en perros III‐C SVA12
y gatos durante la RCP SVA14
El uso de calcio intravenoso puede ser considerado en perros y III‐B SVA12
gatos con hipocalcemia moderada documentada durante la RCP SVA14
Potasio La hiperkalemia documentada debe ser tratada durante la RCP I‐B SVA12
El tratamiento de la hipokalemia documentada durante la RCP IIb‐C SVA12
puede ser considerado
Administración En los animales en los que no es posible lograr un acceso IIb‐B SVA09
intratraqueal intravenoso o intraóseo, el uso de la vía intratraqueal para la
epinefrina, vasopresina o atropina puede ser considerado

28
Si se utiliza la vía intratraqueal para la administración de fármacos I‐B SVA09
durante la RCP, los fármacos deben ser diluidos en solución salina
y administrados a través de un catéter más largo que el tubo
endotraqueal
Administración de Durante la RCP en perros y gatos es razonable el uso de una FiO2 IIa‐B SVA‐RCP‐A‐
oxígeno del 100% 011A
(ILCOR) PA
08
Durante la RCP el uso de una FiO2 del 21% (aire ambiental) puede IIb‐B SVA‐RCP‐A‐
ser considerado 011A
(ILCOR) PA
08
Administración de No se recomienda la administración rutinaria de fluidos III‐B SVA‐D‐016A
fluidos intravenosos en perros y gatos euvolémicos o hipervolémicos (ILCOR)
IV durante la RCP
Es razonable administrar fluidos intravenosos durante la RCP de IIa‐C SVA‐D‐016A
perros y gatos con hipovolemia preexistente sospechada o (ILCOR)
confirmada
Terapia de Puede considerarse la terapia de alcalinización mediante la IIb‐B SVA16
alcalinización administración de bicarbonato de sodio 1mEq/kg, en PCR que se
han prolongado más de 10‐15min
RCP a tórax abierto En casos de enfermedad intratorácica significativa, como IIb‐C SVA06
pneumotórax a tensión o efusión pericárdica la realización
inmediata de RCP a tórax abierto puede ser considerada
Monitorización
EtCO2 En perros y gatos intubados y ventilados, el uso de EtCO2se I‐A MON02
recomienda para los pacientes bajo riesgo de PCR
El EtCO2 post‐intubación inmediata no debe ser utilizado para III‐B MON02
diagnóstico de PCR en perros y gatos
No se recomienda el uso de EtCO2 como única herramienta de III‐B MON06
verificación de la colocación correcta del tubo endotraqueal en
perros y gatos con PCR
La monitorización del EtCO2 como medida adjunta a la IIa‐B MON06
visualización directa, auscultación u observación de las
excursiones torácicas es razonable en perros y gatos con PCR para
verificar la correcta colocación del tubo endotraqueal
La monitorización del EtCO2 durante la RCP se recomienda como I‐A MON10
un indicador temprano del RCE MON15
MON22A/B
La monitorización del EtCO2 como una medida de la eficacia dela IIa‐B MON15
RCP en condiciones de ventilación minuto constante es razonable MON23
Análisis de la forma El uso del análisis de las ondas de FV en perros y gatos con PCR IIB‐B MON24
de onda en la FV puede ser considerado, siendo la FV gruesa potencialmente de
mejor pronóstico que la FV fina
Palpación del pulso En perros y gatos apneicos e inconscientes no se recomienda el III‐B MON03
uso de la palpación del pulso para respaldar un diagnóstico de PCR
antes de iniciar la RCP
No se recomienda interrumpir las compresiones torácicas III‐B MON11
específicamente para palpar el pulso o verificar el ECG MON12
MON14
La palpación del pulso para la detección del RCE durante las IIB‐C MON11
pausas entre ciclos de RCP es razonable, pero no debe demorar la MON12
reasunción de las compresiones MON14
Presión sanguínea En perros y gatos apneicos e inconscientes no se recomienda el III‐C MON14
Doppler uso de Doppler para el diagnóstico de PCR antes de iniciar la RCP
En perros y gatos en riesgo de PCR, el uso de monitorización IIa‐C MON14
continua del flujo sanguíneo periférico mediante Doppler para la
identificación temprana dela PCR es razonable
ECG En perros y gatos apneicos e inconscientes el uso del ECG para III‐B MON05
respaldar el diagnóstico dela PCR antes de iniciar la RCP no se
recomienda
En perros y gatos en riesgo de PCR el uso de monitorización IIa‐C MON05

29
continua del ECG para la identificación temprana de cambios de
ritmo sugerentes de PCR es razonable
Se recomienda la evaluación del ECG durante las pausas entre I‐C MON11
ciclos de RCP, pero no debe demorar la reasunción de las MON12
compresiones torácicas MON14
Es razonable la evaluación rápida del ECG para determinar si la FV IIa‐B MON12
se resolvió de forma inmediata tras la desfibrilación, aunque debe
minimizarse el retraso en la reasunción de las compresiones
Dispositivos de Es razonable el uso de dispositivos de retroalimentación para IIa‐C MON16
retroalimentación mejorar la calidad dela RCP. IIb‐B MON20
Gasometrías En perros y gatos con PCR, el análisis de gasometrías venosas
sanguíneas centrales o de mezcla venosa puede ser considerado para evaluar
la efectividad dela RCP
En perros y gatos con PCR, las gasometrías arteriales no se III‐A MON20
recomiendan para la evaluación de la efectividad dela RCP
Electrolitos Puede ser considerada la monitorización electrolítica de rutina IIb‐B MON21
durante la RCP
En el caso de PCR en el que se sabe o sospecha que la causa es un I‐C MON21
trastorno electrolítico, los electrolitos deben ser monitorizadas
durante la RCP para tomar decisiones terapéuticas informadas
Monitorización La monitorización postresucitación debe ser suficiente para I‐C MON25
postresucitación detectar la recurrencia inmediata dela PCR
La monitorización postresucitación debe ser suficiente para guiar I‐C MON25
la terapia apropiada para la condición del paciente
La monitorización postresucitación mínima debe incluir ECG I‐B MON25
continuo, monitorización continua de la presión arterial y
evaluación de la oxigenación y ventilación
La monitorización postresucitación de la glucosa, temperatura IIb‐B MON25
corporal y lactato sanguíneo pueden ser considerados
Cuidado post‐parada cardiaca
Fluidos IV El uso de rutina de grandes volúmenes de fluidos intravenosos III‐C PA01
post parada no se recomienda, exceptuando los casos en los que
existe una alta sospecha o está confirmada la hipovolemia
Los fluidos IV deben ser evitados en los perros y gatos post parada IIb‐B PA02
cardiaca con evidencia de fallo cardiaco congestivo
Terapia dirigida por En perros y gatos hemodinámicamente inestables con RCE tras la IIb‐B PA02
metas PCR, pueden considerarse estrategias de optimización
hemodinámicas que incluyen objetivos de resucitación primaria de
saturación de O2 venoso central o lactato, y objetivos secundarios
que incluyen presión arterial, presión venosa central, Hto. y
saturación arterial de O2
Vasopresores e Es razonable el uso de vasopresores y/o inotrópicos positivos en IIa‐B PA03
inotrópicos perros y gatos con hipotensión/inestabilidad cardiovascular
persistente post parada
Ventilación En perros y gatos post‐parada, no se recomienda la ventilación III‐B PA06
mecánica de rutina
En perros y gatos que están hipoventilando o en riesgo de parada IIa‐C PA06
respiratoria, la instauración de VPPI (manual o mecánica) es
razonable
En el periodo de post parada, una PaCO2 objetivo de 32‐43mmHg IIa‐B PA06
en perros y 26‐36mmHg en gatos es razonable
Oxigenación En perros y gatos tras el RCE, el oxígeno inspirado debe ser I‐A PA08
ajustado para mantener la normoxemia (PaO2 = 80‐100mmHg,
SpO2 = 94 ‐98%); la hipoxemia e hiperoxemia debe ser evitada
Hipotermia En perros y gatos hipotérmicos post parada, es razonable realizar IIa‐A PA10
un recalentamiento lento a una tasa de 0.25‐0.5°C/h
En perros y gatos hipotérmicos post parada, no se recomienda un III‐A PA10
recalentamiento rápido a una tasa de 1°C/h
En perros y gatos que continúan comatosos tras una reanimación I‐A PA11
satisfactoria dela parada cardiaca, se recomienda una hipotermia
leve terapéutica (32‐34°C) durante las 24‐48hs inmediatamente
sucesivas al RCE, siempre que se disponga de ventilación mecánica

30
y capacidades de cuidados intensivos avanzados
En ausencia de las infraestructuras necesarias para proveer III‐C PA12
ventilación mecánica y cuidados intensivos avanzados, la
hipotermia leve terapéutica no debe ser iniciada
Corticoesteroides No se recomienda la administración de corticoides como rutina a III‐C PA13
gatos o perros tras la reanimación exitosa dela parada cardiaca
La administración de hidrocortisona (1mg/kg seguida de tanto 1 IIb‐C PA13
mg/kg c/6h o una infusión de 0.15mg/kg/h ajustada a medida que
lo permita la condición del paciente) puede ser considerada en
perros y gatos que se mantienen hemodinámicamente inestables
a pesar de la administración de fluidos e inotrópicos/vasopresores
Objetivos de Es razonable la inducción de hipotermia leve (34°C) durante las IIa‐B PA19
cuidados 12hs post reanimación, de normocapnia (35‐40mmHg) y la d
hipertensión sostenida (140mmHg, media) durante las 4 hs
posteriores al RCE
Nivel de cuidados Es razonable referir a aquellos gatos y perros que fueron IIa‐B PA20
reanimados con éxito tras la PCR, a un centro especializado 24hs,
con mayores tasas de técnicos vs pacientes y posibilidades de
cuidados intensivos avanzados
Hipertensión Es razonable tolerar hipertensión durante el periodo inmediato IIa‐B PA04
post paradaen perros y gatos
Profilaxis de las La profilaxis de las convulsiones con barbitúricos puede ser IIb‐B PA14
convulsiones considerada en perros y gatos post parada cardiaca
Agentes osmóticos En perros y gatos con signos neurológicos consistentes con edema IIb‐C PA15
cerebral (ej. coma, déficits de nervios craneales, posturas de
descerebración, conciencia anormal), puede considerarse el uso
de manitol (0.5g/kg) o solución salina hipertónica (2‐4ml/kg de la
solución al 7%)

Apéndice II

Dosis de fármacos para RCP. SVB, soporte vital básico; PCR, parada cardiorrespiratoria; IC,
infusión continua; IV, intravenoso; IO, intraóseo, IT, intratraqueal; PPC, post parada cardiaca;
DEM, disociación electromecánica; FV, fibrilación ventricular; TV, taquicardia ventricular

Droga Concentraci Dosis / ruta Comentarios


ón habitual
Parada Epinefrina 1mg/ml 0.01 mg/kg IV/IO Administrar cada 2 ciclos de SVB para
(baja dosis) (1:1000) 0.02 ‐0.1 mg/kg IT Asístole/DEM
Considere incrementar la dosis 2‐10x y
diluir con solución salina o agua estéril
para la administración IT
Epinefrina 1mg/ml 1mg/kg IV/IO/IT Empiece con la dosis baja
(dosis alta) (1:1000) Considere la dosis alta para PCR
prolongados (>10min)
Vasopresina 20U/ml 0.8 U/kg IV/IO Administrar cada 2 ciclos de SVB
1.2 U/kg IT Incrementar la dosis para uso IT
Atropina 0.54 mg/dl 0.04mg/kg IV/IO Puede repetirse cada 2 ciclos de SVB
0.15‐0.2 mg/kg IT durante la RCP
Recomendada en animales con paros
bradicárdicos y/o tono vagal que se
sabe o sospecha incrementado
Aumentar la dosis para uso IT
Bicarbonato 1mEq/ml 1mEq/kg IV/IO Para RCP prolongadas (>10‐15 min) o
en la fase post parada cardiaca para
tratar acidosis metabólica severa
Contraindicado en pacientes que
presentan hipoventilación
Antiarrítmicos Amiodarona 50mg/ml 5mg/kg IV/IO Utilizar para FV refractaria/TV sin pulso
Lidocaína 20mg/ml 2mg/kg bolo Utilizar para FV refractaria/TV sin pulso

31
lento IV/IO (1‐ solo si la amiodarona no se encuentra
2min) disponible
Reversores Naloxona 0.4 mg/ml 0.04 mg/kg IV/IO Para revertir opioides
Flumazenil 0.1mg/ml 0.01 mg/kg IV/IO Para revertir benzodiazepínicos
Atipamezole 5mg/ml 100g/kg IV/IO Para revertir agonistas 2
Noten que esta dosis se basa en una
dosis de 10g/kg de dexmedetomidina.
Si se administra una dosis más elevada
de dexmedetomidina, incremente la
dosis en forma concordante
Desfibrilación Externa 4‐6 J/kg Puede incrementarse la dosis una vez
Monofásica en un 50‐100% para FV refractaria/TV
sin pulso
Interna 0.5‐1 J/kg Puede incrementarse la dosis una vez
monofásica en un 50‐100% para FV refractaria/TV
sin pulso
Externa 2‐4J/kg Puede incrementarse la dosis una vez
bifásica en un 50‐100% para FV refractaria/TV
sin pulso
Interna 0.2‐0.4 J/kg Puede incrementarse la dosis una vez
bifásica en un 50‐100% para FV refractaria/TV
sin pulso
Post Parada Manitol 25% 0.5g/kg IV/IO en Utilizar en el periodo PPC para
cardiaca 15‐20 minutos animales con evidencia de edema
cerebral (ej. conciencia anormal, déficit
de los nervios craneales, posturas
anormales)
Solución 7.2% 4ml/kg (perros) Utilizar en el periodo PPC para
salina 2ml/kg (gatos) animales con evidencia de edema
hipertónica IV/IO en 15‐20 cerebral (ej. conciencia anormal, déficit
(7.2%) minutos de los nervios craneales, posturas
anormales)
Norepinefrina 1mg/ml 0.05–0.1 1 agonista adrenérgico específico
g/kg/min Utilizar para hipotensión PPC debido a
vasodilatación
Vasopresina 20U/ml 0.5‐5.0 Vasoconstrictor noradrenérgico que
mU/kg/min IV IC actúa vía receptores V1 periféricos
Utilizar para hipotensión PPC debido a
vasodilatación
Dopamina 40 mg/ml 5‐10 g/kg/min IV Agonista adrenérgico no específico
IC (efectos β1) Utilice para hipotensión PPC debido a
contractilidad cardiaca pobre y/o
10‐15 g/kg/min vasodilatación
IV IC (efectos 1 y
β1)

Dobutamina 12.5 mg/ml 1‐20g/kg/min IV Agonista adrenérgico β1 específico


IC Utilizar par hipotensión PPC debido a
pobre contractilidad cardiaca
Puede causar convulsiones en gatos

Figura 1: Cuadro de algoritmo para RCP. Este cuadro resume las guías clínicas más relevantes
para los pacientes presentados en PCR aguda. El recuadro enmarcado por la línea entrecortada
contiene en orden, las acciones iniciales de SVB y SVA que deben ser tomadas cuando un
paciente es diagnosticado con PCR: (1) administrar compresiones torácicas, (2) brindar soporte
ventilatorio, (3) iniciar la monitorización del ECG y del EtCO2, (4) obtener un acceso vascular
para la administración de fármacos, (5) administrar agentes reversores si se ha administrado

32
cualquier agente sedante/anestésico. El algoritmo a continuación entra en un bucle de ciclos
de RCP de 2 minutos con pausas breves para sustituir alreanimadorque administra las
compresiones, para evaluar los signos del paciente respecto al RCE y para evaluar el ECG para
un diagnóstico de ritmo. Los pacientes con DEM o asistolia deben ser tratados con
vasopresores y, potencialmente fármacos anticolinérgicos. Estos fármacos deben ser
administrados no más frecuentemente que cada 2 ciclos de RCP. Los pacientes con FV o TV sin
pulso deben ser desfibrilados eléctricamente o de forma mecánica con un golpe precordial si
no se dispone de desfibrilador eléctrico. Inmediatamente después de la desfibrilación, debe
iniciarse otro ciclo de 2 minutos de SVB. SVB, soporte vital básico; PCR, parada
cardiorrespiratoria; RCP; reanimación cardiopulmonar; C:V, tasa compresión versus
ventilación; EtCO2, CO2 al final de la espiración; DEM, disociación electromecánica; RCE,
Retorno de la circulación espontánea; FV, Fibrilación ventricular; TV, taquicardia ventricular.

Figura 2: Algoritmo de cuidado Post‐Parada Cardiaca (PPC). Este cuadro resume un protocolo
de tratamiento integral para los cuidados PPC que incluye componentes de oxigenación y
ventilación controlada; optimización hemodinámica guiada por objetivos, y estrategias de
neuroprotección. La secuencia mostrada refleja el orden en el que cada componente debe ser
evaluado e iniciado su tratamiento. La evaluación e inicio del tratamiento para el componente
siguiente probablemente comience antes de que el objetivo del componente previo haya sido
alcanzadode forma completa. Así, las estrategias de tratamiento respiratorias, hemodinámicas
y neuroprotectoras serán iniciadas en paralelo para la mayoría de los casos. TRC, tiempo de
relleno capilar; PVC, presión venosa central, EtCO2, CO2 al final de la espiración; SSH, solución
salina hipertónica, VPPI, ventilación a presión positiva intermitente; PAM, presión arterial
media; MM, color de membranas mucosas; RCE, retorno a la circulación espontánea; PAS,
presión arterial sistólica; ScvO2, saturación central venosa de oxígeno.

Figura 3: Cuadro de dosis para fármacos de RCP. Los fármacos se encuentran separados por
indicación y los volúmenes son dados para diferentes pesos corporales para reducir los errores
de cálculo. La dosificación para desfibrilación es para desfibriladores eléctricos monofásicos.
Anti‐arrítmicos,fármacos antiarrítmicas; RCP, reanimación cardiopulmonar; Epi, epinefrina;
Defib., desfibrilación eléctrica.

Figura 4: Técnicas de compresión torácica para perros de razas medianas, grandes y gigantes.
(A) Para la mayoría de los perros, es razonable realizar las compresiones sobre la porción más
ancha del tórax para maximizar el empleo de la teoría de la bomba torácica. Tanto el decúbito
lateral izquierdo como el derecho son aceptables. (B) En perros con tórax en forma de quilla
(ej. tórax profundo y estrecho) como los galgos, es razonable realizar las compresiones con las
manos directamente sobre el corazón para emplear la teoría de la bomba cardiaca,
nuevamente en cualquiera de los dos decúbitos. (C) para perros con tórax en forma de barril
como los Bulldogs Inglés, las compresiones esternales directamente sobre el corazón con el
paciente en decúbito dorsal pueden ser consideradas para emplear el mecanismo de la bomba
cardiaca.

Figura 5: Técnicas de compresión torácica para perros pequeños y gatos. (A) para la mayoría
de los gatos y perros pequeños (<10kg) con tórax compresibles, la implementación de una
técnica que emplee sólo una mano para lograr compresiones torácicas circunferenciales con la

33
mano envolviendo el esternón directamente sobre el corazón puede ser considerada. (B) una
alternativa para la compresión torácica en gatos y perros pequeños es la utilización de una
técnica de 2 manos aplicando el mecanismo de bomba cardiaca. Este método puede ser
considerado en gatos más grandes y perros pequeños con menor compresibilidad torácica, o
en situaciones en las que el compresor se empieza a fatigar mientras realiza la técnica de una
mano.

Figura 6:Técnica de respiración boca‐hocico. El reanimador sostiene la boca del paciente


cerrada con una mano, creando un sello sobre las narinas del paciente con su boca y sopla en
ambas narinas para lograr una elevación normal del tórax.

Figura 7: Montaje de la paleta posterior. La flecha negra indica la paleta posterior. El perro
esta acostado sobre la paleta posterior, y cuando se requiere desfibrilación, la paleta de mano
se coloca en el lado opuesto del tórax directamente sobre el corazón para desfibrilar. Las
compresiones torácicas pueden ser continuadas de forma inmediata manteniendo la paleta
posterior en su sitio.

i
Nota de la traductora: Los dispositivos audiovisuales de retroalimentación, “audiovisual prompt
devices” en inglés, son dispositivos que generan sonidos metronómicos para las compresiones torácicas
a una frecuencia de 100 latidos/min con un sonido distintivo cada 30 compresiones seguido de 2
sonidos de respiración de 1 segundo cada uno.

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