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El Hombre, Araña

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EL HOMBRE, ARAÑA

Historia homosexual
Personajes: Heo Young Saeng / Kim Hyun Joong
(SS501)
Público para mayores de 17
Advertencias: Sexo explícito, lenguaje vulgar,
sadomasoquismo.

El hombre puede arañar de verdad.

Capítulo 1
“Saliendo del closet”
El pequeño se encontraba demasiado cansado como para ir a dormir más temprano
que todos. El ambiente de la fiesta se fue apachurrando. Nadie estaba ya en sus cinco
sentidos y al ser el único que podría hacer un cuatro con el cuerpo, decidió
marcharse.
Al entrar a la recamara, cerró con seguro. No le gustaba tener sexo cuando Hyun se
encontraba lo suficientemente ebrio como para olvidar todo al día siguiente. Al pasar
a su habitación, se tropezó con un pequeño mueble que rondaba por ahí. Se había
olvidado de prender los focos del cuarto, además para su mala suerte y torpeza, con lo
único que se encontró fue con algo duro que le hizo un moretón en el muslo de la
pierna derecha.
Traía pantalones cortos y el estúpido mueblecillo se encontraba ahí, armándole
guerra, pelea que no deseaba realizar. A pasos lentos se fue a la cama y se tiró con
libertad.
Habían pasado específicamente tres días en los cuales los encuentros con su líder
Hyun no lucían muy favorables. El alto y fornido pelinegro se enojaba con mucha
frecuencia por cosas estúpidas y aunque Young Saeng tratara de explicarle el porqué
de las cosas, el simplemente no quería escuchar. Esas veces y escenas de celos
descontrolados no eran nuevas, a decir verdad, el pequeño cachetón había sufrido de
gritos y actos cero amables por parte de su querido, celoso y correoso líder, algo que
no le encantaba, pero tampoco podía reclamar.
La primera vez se dio a conocer desde la unidad del grupo. Park Jung Min comenzó a
jugar y a decir cosas realmente calientes y estúpidas, que se fueron acumulando en la
pequeña cabeza hueca del famoso enojón. Heo Young Saeng no era más que un
integrante que trataba bien a los demás. No sólo hacia lo que le pedían, también tenía
un buen sentido del humor a pesar de ser un poco callado.
Después de vario tiempo como un grupo de música pop coreana, el sexo llegó sin ser
esperado. Prince sufrió las consecuencias de seducir a su monstruoso e insaciable
Hyun Joong. Aquella vez fue celestial. Heito nunca había sentido nada que se le
asemejara y es que ya se encontraba muy enamorado de él como para dejarlo por
estupideces. Él lo sabía, Prince sabía que con su delicado líder no se jugaba, pero
también sabía que a él nadie le trataba como mierda de animal.
Aunque Young Saeng fuera paciente, algunas ocasiones se llenaba de rabia y hacia
enloquecer aún más a su despiadado maestro. No era que todos los días le tuviera
miedo, nada de eso. Hablando enserio y con prudencia, Hyun siempre cometía errores
que eran muy notorios. Uno de ellos es la relación que hay entre los dos. El
escandaloso líder nunca le dijo nada sobre amor ni mucho menos amistad. A la hora
del sexo lo único que llegó a mencionar y con la ayuda de gemidos ahogados fue “Eres
mío, perra”, al parecer la única frase cariñosa por parte del pelinegro.
Saeng lo sabía, ellos nunca vivirían en paz, lo uno que los salvaba de sus discusiones
era el sexo, o coger como mejor lo llamaba Hyun. Y como era de esperarse, el pequeño
fue hechizado por el sinfín de caricias que el grandulón de su compañero le daba cada
vez que tenía ganas de un buen polvo.
En sí, una relación no existía. En cualquier momento Hyun podía follar con cualquier
hombre guapo que se encontrara, pero sólo hasta que su gusto por Young Saeng
terminara por completo. Y las cosas así eran, mientras Hyun saciaba sus necesidades
bestiales con ayuda de Prince, todo lo demás estaba bien. Sólo había necesidad y un
poco de compasión, pero nada más.
***
Muy temprano por la mañana.
Al abrir el grifo del baño, la escandalosa puerta comenzó a sonar. No sólo estaban
golpeando la tabla, también se escuchaba Hyun molesto por el otro lado. Al percatarse
de la situación, el pequeño cerró la llave y fue hasta la perilla para quitarle el seguro.
Al abrir se encontró con un rostro paralizado y con una mirada muy encabronada.
- No pensé que vendrías- el pequeño bollo de pan habló. No se lo esperaba. Eran
apenas las siete de la mañana y al parecer el jodido se cargaba una buena cruda.
- No tenías por qué encerrarte, ¿o a quien tenías aquí? ¿Algún miembro más?- se
refería a los otros integrantes. Cachetes negó con delicadeza, y después se fue
dejándolo ahí, parado y con un rostro realmente molesto -.No me gusta que te
comportes como un sordo.

“Sordo… Sordo para no escuchar tus porquerías de celos”

- Lo siento- se disculpó sin ganas y fue directo al baño. No podía evitarlo, lo mataba de
risa el comportamiento de su caliente líder. Nunca nadie lo había celado tanto, sólo él
y lo llenaba de alegría tal cosa.
- Me enteré por ahí que te vieron platicando mucho con el panda aquel- Nutria sonrió
de lado. Su hombre estaba mencionando a Tao, integrante de un grupo que aparte de
ser el maknae, no rompía ni un plato. ¿Cómo Young Saeng se fijaría en un niño? Éste
apenas tenía dieciocho años recién cumplidos y además, al parecer se encontraba
saliendo con el líder de Exo-M, Wu Fan. Además, ni muerto saldría con alguien que
supiera artes marciales.
- Sí, ayer me lo encontré cuando salí a comprar una que otra mierda -el pelinegro
rechino los dientes.
- ¿La plática estuvo buena?
- Claro, ese tipo aunque sabe golpear, no puede si quiera matar una mosca –sonrió al
contarle un poco sobre el tal Tao. El castaño miró hacia el cielo para recordar un poco
más de la amena conversación que tuvo con aquel pequeño chino, pero no recordó
nada más.
- ¿Por qué te encerraste?
- Necesitaba tranquilidad, además -lo miró con asco -ustedes se encontraban muy
ebrios y no sé -se estremeció de pronto -no quise que entrara nadie.
- ¿Yo no?
- No.
- Vamos princesita, no te hagas la desentendida- se acercó para acariciarle la nuca con
la mano derecha.
- Es por eso que necesito estar solo. Que extraño, hoy no me dijiste perra -le apartó la
mano mientras le regañaba una mueca desagradable.
- Hoy es un día especial- le guiñó el ojo y subió las manos para tocarle el pecho
acelerado.
- ¿Especial? Esta porquería no tiene nada de especial, no jodas.
- Hoy es la firma de autógrafos, ¿no estás feliz?

Y sí, Nutria se había olvidado de un suceso meramente importante. Aún tenían un


millón de cosas por hacer y esta vez a la querida princesa se le caían los pantalones de
pura vergüenza. No recordaba a sus fans, ¿Qué demonios le estaba pasando? Tenía
que alejarse de las mañosas caricias de Hyun para poder respirar aire fresco. Además,
le era difícil mantener una relación puerca a escondidas de sus amigos. Nadie,
absolutamente nadie sabía de sus noches mojadas y no pensaba contarle a nadie,
aunque Jung Min al parecer se daba una idea de lo ocurrido…

No sólo estaba cansado mentalmente, también físicamente. Le parecía muy difícil


cargar con un semental que solamente pensaba en su excitación y deseo.
- Sal de mi cuarto- le exigió tras poner los pies en la tierra.
No sólo se sentía mal por sus imprudencias, lo ponía triste su asqueroso
comportamiento.
- ¿Qué coños te pasa?- gritó mientras le descubría el hombro izquierdo. El cachetes
negó, y volvió a gritar con todas sus fuerzas:
- Lárgate.
Con el rostro acalorado de tanta furia, Hyun decidió salir. No estaba para soportar
niñerías de Prince, pero tampoco podría con ellas en todo el maldito día. Algo tenía
que hacer para que el delicado Heito se dejara domar como las veces pasadas.

Ya Transcurridas dos horas después de la escena frustrada pasada, decidió salir de su


recamara. Al estar afuera se encontró con Kyu, éste sonrió al verlo.
- ¿Qué fueron los gritos de hace unas horas? ¿te peleaste de nuevo con Hyun?
Joder, él había escuchado, también se daba tinte de la situación que estaban
pasando… ¿o tal vez Hyun joong ya les había contado el dichoso chisme?
- Sólo que llegó a mi recamara desde muy temprano y me quitó el sueño- mintió.
- ¿Pero que necesitaba?- exigió una explicación demasiado creíble.
- No lo sé, pregúntaselo a él- Hyung Jun comenzó a reír. Estaba adhiriéndose a la
situación como toda una vecina chismosa.
- Problemas maritales- el Maknae dijo muy seguro.

Era imposible, nadie podía saber sobre la delicada relación que entre ellos había.

“Mierda… será que ¿ya descubrieron nuestros polvos anteriores?”Saeng se gastó unos
nanosegundos en pensar.

- Jajá- se burló sin gracia -, no sé de qué perras hablas -Hizo confundir a todos.
Ciertamente estaba en peligro, y también se sentía avergonzado porque todos lo
miraban como si fuera algo demasiado chistoso. Al parecer la palabrita ya estaba
demasiado grabada en su vocabulario como para decirla a diario. Hyun joong lo volvía
loco a cada minuto que decía esa frasecita chusca; ¿Dé qué perras hablas? ¿Qué perras
haces? …

“Creo que ahora poder salir del closet, salir y follar todo el rato…Ta-dan”

- Pequeñuelo tiene razón -se refirió a Jun- , ¿Por qué pelearon ahora?- Jung Min se unió
a la comidilla. Lo que faltaba ¿esto no podía ser más desagradable? Todo un complot
se estaba armando ahí mismo. Mierda.
- Ya lo acabo de contar, no hay nada interesante que saber, simplemente me quitó el
sueño- gritó desesperado. No deseaba aceptar sus cochinos pensamientos. Jamás
hablaría hasta que viera la situación demasiado encerrada.
- Cálmate Nutria, al parecer el matrimonio te está agotando- el pequeño integrante
siguió hablando porquerías. El castaño parpadeo endemoniado y se fue de ahí.

“Saca tu crayón… sácalo y pinta toda la mierda” Después de modificar la canción


pegajosa de GD, se fue al comedor. Abrió el pequeño refrigerador y saco un jugo de
naranja. Después de beber un sorbo, se asustó. No sólo la cara de potro chistoso lo
miraba con desesperación, era esa necesidad de saber el porqué de las peleas de los
ahora esposos para todos.

- Me asustaste, joder -se agarró el alma que estaba casi por abandonarle el cuerpo.
Encorvando el cuerpo, comenzó a reír después -. Tu cara de caballo me hizo
estremecer, debes cortarte el cabello o teñírtelo de negro, cuando estas de rubio me
asustas con más facilidad- le recomendó hablando entre dientes.
- Yo en verdad quiero saber por qué pelearon ahora, ¿Hyun ya no quiere sexo?- elevó
el dedo índice y pensó más a fondo- o es que… ¿Te gusta Tao de Exo-M?
- Estás alucinando, deberías ir al médico- le recomendó- Tao es sólo un amigo, es más
apenas nos conocimos ayer antes de la fiesta.
- De seguro por eso Hyun se puso muy ebrio, oww pobrecito, no pensé que fueras tan
infiel.
- Jung ¿Qué demonios te pasa? ¿Hay algo que sepas?- el chistocín asentó gustoso.
- Yo se muchas cosas- enarcó las cejas y el cachetón se alejó con miedo.
No sabía que era lo que pretendía su compañero. ¿Tal vez Hyun dijo algo estando
ebrio? Malditos cabrones chismosos.
- ¿Qué es lo que sabes?
- Hyun dijo algo demasiado comprometedor anoche.
- ¿No me odias?- preguntó lo más importante para él- si no me odias entonces todo
está bien- suspiró con cansancio, el caballo solamente sonrió gustoso.
- Nunca te odiaría nutria, si ustedes tienen algo entonces… es su problema- concluyó.

Le dio unas palmaditas en los hombros al castaño y se fue lentamente de la cocina.

Capítulo 2

“Serás castigado…”
Los segundos que se convirtieron en minutos y después en horas y horas, se fueron
acumulando. El sol estaba golpeando a la manada de Fans que se mantenían en fila
para esperar la inmensa fiesta llamada “firma de autógrafos”

Como antes había dicho Hyun, ese día claramente era especial. El mugroso líder no
sólo pensaba en prince y sus deseos, también en las seguidoras que asistirían el día de
hoy, al menos no era tan malo como todos suponían. Aunque Hyun fuera controlador,
engreído, celoso, celoso…celoso, ¿Ya se mencionó lo celoso qué es?, Bueno sí, celoso.
En el fondo, muy en el fondo tenía esa chispa amistosa y demasiado inteligente como
para poder dejarla a un lado. Un completo mamón con inteligencia brutal.

La mesa y sus alrededores estaba dividido con forme a lo más cómodo. Comenzando
de izquierda a derecha se encontraba Park Jung Min, a su lado Prince, seguido Hyun y
por ultimo Jun y Kyu.

- Míralas, todas nos aman- el pequeñuelo del maknae comenzó a hacer su drama. Eso
lo caracterizaba bien y es que… su poco daba muchas críticas; era un bebé.
- ¿podrías darme un beso en la mejilla?- una jovencita con voz angelical, le habló a
Hyun Joong. Éste como respuesta, se puso de pie y le plasmó en la mejilla un dulce
beso.

“Si tan sólo supieras que es un ogro”

El cachetón ignoró la escena, se enfocó en firmarle a una pequeña chica que estaba lo
suficientemente emocionada como para desmayarse. Prince no tenía nada en contra
de las mujeres, es más… las admiraba. El caso era que Hyun estaba besando en la
mejilla a una joven muy hermosa. Por primera vez se sintió inseguro, estaba sintiendo
esos choques, o mejor dicho mariposas encabronadas destruyéndole los intestinos.

Claramente estaba dicho que no podían compararse sus celos con los de Hyun, ya que
él exageraba y llegaba a limites incomparables. Aun así eran celos, calambres
escalofriantes que apenas llegaban a un medio voltaje, pero que ahí seguían…
saliendo y destruyéndole la sonrisa al mismo tiempo.

- No tienes por qué ponerte así, en la noche arreglaremos cuentas- el líder, le susurró
bajito pero audible. Hyun se encontraba calentándole los oídos a Heito, y obviamente
también pretendía hacerlo perder el control en ese mismo instante.
- ¿Ah sí, cómo?- el pequeño castaño bromeó.
Sabía que se encontraba molesto, pero deseaba que Hyun lo pronunciara.
- Muerto de celos, aun así- se relamió los labios antes de que otra pequeña los viera en
esa situación- te ves hermoso- sin evitar sonrojarse, el pequeño sonrió.

Miró a la siguiente Fan y le selló una foto con su firma personal. Prince estaba jugando
con fuego, y esa noche ardería como en las llamas del infierno. Después de reír por un
momento, recordó su supuesto enojo y sintió que su bipolaridad estaba saliendo como
por arte de magia. ¿Cómo podía ser así? ¿Por qué no podía enojarse ni siete horas
seguidas?

“Caliente, caliente como el infierno, no me importa si caigo en las flamas… no me


arrepentiré nunca de pecar” Saeng comenzaba a pensar en lo que pasaría unas horas
después, lo ansiaba disfrutar al máximo.

Después de transcurridas dos horas firmando montones de fotografías, posters y de


más, los chicos por fin se fueron a su casa compartida, pero antes pasaron por unas
cervezas.

Young Saeng no quiso beber, tomar cerveza no era lo suyo, él prefería fumar en sus
ratos libres. El alcohol no lo tranquilizaba como el tabaco lo hacía. Así que al salir de la
camioneta encendió un cigarrillo mentolado, sus favoritos. Al prenderle
fuego, detectó a Hyun. El líder lo miraba con lujuria y eso lo hacía poner más
nervioso de lo que ya estaba.

No era lógico que se pusiera así, ya que tener sexo no era el problema. Dado a las
circunstancias, ahora si había algo que lo hacía sentir intranquilo y era que el
chismecito de su relación con el líder estaba saliendo a la luz sin permiso. Ya todos
sospechaban y no deseaba que estuvieran cien por ciento seguros de aquello, dado a
que sólo bromeaban y decían tonterías para hacerlo enojar. Totalmente odioso, esa
era la mejor característica

Lo que antes le había dicho Jung Min lo hizo pensar, pero esa vez Hyun se encontraba
muy ebrio al igual que los demás… ¿Cómo era que recordaban? Y lo peor de todo es
que lo hacían para joderle la vida al castaño cachetón. ¿Qué les había dicho Hyun
Joong?

“Jodido marica rompe culos” comenzó a hablar con su sucia conciencia de nuevo.

Después de terminarse el cigarrillo, fue directo al cuarto. Al entrar, quiso poner


seguro, pero algo lo hizo apartarse con asombro. Frente a Heito se encontraba nada
más y nada menos que su tormento. El líder caliente estaba ahí, parado, con la
mandíbula tranquila y los labios hinchados.
- No te olvides de mis palabras.
- ¿Cuáles?- bromeó un poco.
- En la firma- le recordó y pasó sin permiso.

Miró por todos lados como si en verdad estuviera buscando algo, pero no era así. No
se trataba de buscar algo que tal vez en algún momento se le cayó por ahí. ¡Nada de
eso! Pasó las yemas de los dedos por el mueble más cercano y al encontrarse con
polvo, se mordió los labios, inconforme.
- Necesitas limpiar.
- Puedo limpiar el fin de semana.

Faltaban aproximadamente tres días para el descanso semanal pero aun así, Hyun
siguió negando.

- Vendré hasta que la semana termine, quiero pasarla contigo.

Algo demasiado retorcido le pasó por la cabeza al cachetón con cara de incrédulo.
Heito acaso… acaso… ¿estaba escuchando palabras románticas? ¿Cómo era que ahora
el engreído del líder se comportaba así con él? Nunca lo había hecho, las cosas
estaban cambiando demasiado.

“¿Tal vez son los años como pareja homosexual?, porque no creo que me pida
matrimonio ahora y nunca” Heito comenzó a conversar con su profundidad mental, al
mismo tiempo que se reía a carcajadas interiormente.

- ¿Por qué? ¿No puedo?- le preguntó, al verlo sin palabras para describir lo que estaba
escuchando.
- Eres muy extraño.
- Recuerda que tú eres mío y yo soy tuyo, así que quiero que no me extrañes cuando
por alguna razón me vaya.
- Estas exagerando- Saeng sonrió, engañoso. No creía ni una mierda de lo que el fogoso
líder decía. Le parecía imposible que Hyun lo dejara, era patético… al paso que iban
era difícil que se desunieran ya que siempre Hyun Joong demostró una enorme
atracción y no sólo eso, también una muy gigantesca necesidad de tenerlo cerca y sólo
para él. Según las estadísticas, al parecer Hyun estaba bromeando como era su
costumbre.
- Sabes a mentol- comentó tras atrapar sus labios dejando que el aliento del
pequeño le recorriera el cuerpo.
Hyun se encontraba besándolo con pasión, y pretendía que esa noche los dos ardieran
como el mismísimo infierno. Heito se separó de pronto, quería ¡Claro que sí! Pero… los
demás se encontraban afuera y bebiendo alcohol.
- ¿Qué pasa?
- Están afuera- le recordó y comenzó a alejarse con lentitud del cuerpo pecador.
Hyun, fue hasta el pequeño. Lo tomó de los cabellos sin fuerza y lo obligó a besarlo.
Con los labios unidos, fue hasta la puerta de entrada y salida de la habitación del
castaño y sin mirar la tabla, la cerró con seguro.

Subió las manos hasta la cintura delgada y fuerte del príncipe para hacerlo gemir. El
calor que las palmas del pelinegro despedían, era más que delicioso, no había
descripción para ese acto meramente tradicional. El menor no resistió la tentación. Lo
tomó de los cabellos como acto salvaje, pero el otro le agarró las manos para
impedirle tocarle.

- No tienes permitido gemir, tampoco comenzar un beso, ni mucho menos acariciarme,


por ahora.

Y como siempre puso sus reglas. Así era él… le excitaba más ver al pequeño castaño
apretar los dientes ante sus toques despiadados. Nutria no podía besarlo, no tenía
permitido robarle un beso por más pequeño que éste fuera, y si lo hacía lo más
probable era que sufriría las consecuencias que todo un rompe reglas debe pagar.

Con ayuda de sus fuertes manos, el líder le buscó las nalgas. Al apachurrarlas, los
calambres comenzaron. Desabrochó el pantalón del pequeño y sin dudarlo, comenzó a
desnudarlo. Saeng subió las manos hacia el techo para que el mayor pudiera apartarle
la camiseta. Hacer ese tipo de cosas le aceleraba el corazón y en esa ocasión no fue la
excepción.

Un buen polvo, eso es lo que echarían por toda la noche y sin descanso. Con los ojos
puestos en el cálido pecho de la princesa, Hyun se apartó los pantalones de un jalón. Al
mirarlo por segunda vez, lo besó con desesperación. Le acaricio la lengua con ayuda
de la suya, vagó por su boca, por cada rincón… hasta hacerle el amor por ahí. Elevó la
mano derecha y la postró en el pezón más cercano de la inigualable nutria. Al
pellízcalo, Saeng apretó los dientes, aún no tenía permitido gemir y este jueguito le
gustaba demasiado como para derramar lágrimas de felicidad.

Aunque todo pareciera injusto, la nutria lo disfrutaba. Las sensaciones que le


provocaban respetar las reglas de su querido y cachondo líder no tenían precio, pero
romperlas tampoco sonaba nada mal… Cada vez que Saeng rompía una regla, no
había marcha atrás, si esto llegara a pasar, el mejor orgasmo llegaría hasta hacerlo
explotar en gemidos mundos. No sólo la tortura con la que jugaba Hyun era la mejor,
el endemoniado castigo estaba entre las más deliciosas corridas de toda su vida.
- No grites, no lo hagas… tienes que impedir que te castigue esta noche

Hyun lo empujó hacia la cama y le aventó una almohada para que la mordiera. Le
abrió las piernas desnudas y algo andaba mal. Por desgracia observó el gran moretón
que marcaba al pequeño castaño. Apartó el bóxer y le agarró la erección con la palma
extendida. Chupó la punta lentamente y en círculos bien marcados. Aplanó el hoyo del
glande y el líquido pree-seminal comenzó a derramarse. Al sentir el pulgar caliente en
la cabeza del pene, Prince no pudo evitar apartarse la almohada y gritar con ferocidad.

- Nutria, ¿estás bien?- Jung Min preguntó desde el otro lado de la puerta. Aunque se
encontraba cerrada, todos o mejor dicho Jung Min estaba preocupado por los gemidos
de su adorable bailarín.

Las respiraciones aceleradas inundaron la habitación y esta vez, el pequeño principito


había roto las reglas. Pagaría el castigo…

Capítulo 3

“El castigo más hermoso que nadie antes te


ha dado, te lo acabo de dar yo”
Con los ojos cerrados, la nutria pudo verse en el mismísimo infierno. No cabía duda,
¡Se lo tragaría la tierra! Lo harían llorar y hasta patalear por horas y horas sin
descanso. Prince no podía decir que no, no le convenía huir de los castigos que su
delicado amo le hacía pagar con saña. Las veces anteriores cada castigo tenía un tema
interesante, esta vez no se imaginaba que tema sacaría el desquiciado del líder.
- Estoy bien, Jung- habló rompiendo más las reglas, pero no le importó. Ya el error
estaba hecho y nada se podía hacer para remediarlo.
- Bueno me iré- ya yéndose de la puerta, el caballo se despidió.
- Jung Min- quiso hablar en voz alta, pero Hyun le tapó la boca. Miró hacia la puerta y
sonrió con malicia.

Algo se le había ocurrido al mamón aquel…

Miró al pequeño Heito, le chupó la punta de la polla y lo masturbó mientras pensaba


en cómo decirle a su presa lo que se le había ocurrido segundos antes. Con la mano
posada en el falo de Young Saeng, comenzó a subir y bajar el prepucio desde la base
hasta la punta, pero esta vez con más rapidez, haciendo que la princesa mordiera la
almohada de nuevo.

- ¿Te gusta mucho gritar no es así?- Heito negó, el otro sencillamente se burló.
- Apuesto a que sí- llevó su lengua hasta la cabeza de la hombría de su amante y chupó
por un momento más, al detenerse, miró el rostro color carmín de su deseado príncipe
de cuento. Sin decir nada más en esos instantes, extendió la mano derecha y la posó
sobre el moretón de la nutria, el moretón que antes se había hecho por no haber visto
nada en su propio cuarto. Con ansiedad le acarició esa parte, la lentitud de las caricias
provocó que Young Saeng se retorciera de dolor y deseo, a sabiendas de eso, el mayor
no dudó en sonreír…

Dejó por un momento el falo y fue directo a los cajones. Después de estar parado por
unos momentos ahí, sacó un objeto interesante. Elevó la mano derecha para enseñarle
el juguetito que Prince se había esmerado en esconder.
- No pensé que te gustaran éstas cosas- le mostró por segunda vez el consolador en
forma de bala plateada mientras se acercaba con lentitud.
- ¿Cómo supiste?- trató de preguntar con cordialidad. Se sentía molesto… ¿desde
cuándo sabia Hyun Joong que ese consolador se mantenía ahí para cuando Prince
necesitara desesperadamente que le partieran el culo en dos?
- ¿Cuántas veces te has follado tú mismo con esta chingadera?-parpadeó encabronado.
No le gustaba que otra cosa que no fuera su pene, tocara las profundidades de su
deseada nutria.
- Tres veces o más…
- ¿Tanto te gusta?- sonrió sin gracia, mientras viboreaba el tubo plateado. Le parecía
sorprendente que su princesa utilizara tales cosas para darse placer. Nunca lo habría
imaginado. La primera vez que Hyun lo descubrió no dijo nada, pero ahora necesitaba
castigar...

Con la manzana de adán crujiendo, Young Saeng cerró las piernas.

- ¿Me lo meterás?
- Estarás pendejo- miró de nuevo el artefacto y le prestó atención a la nutria
sonrojada- te lo has estado metiendo constantemente, ¿Por qué hoy no jugamos con
él?- fue hasta la cama y forcejeó con Prince para abrirle las piernas -, coge, dejemos
que esta porquería te folle duro- le entregó el objeto y comenzó a tocarse con lujuria la
polla mientras esperaba que Prince comenzara con lo suyo.
- ¿Qué?- abrió los ojos como platos.
- Si tanto te gusta, fóllate con él.
- ¿Yo?
- ¿Te da vergüenza?- Hyun no dudo en burlarse. El pequeño enarcó las cejas.
- Claro.
- ¿Y no te dio vergüenza cuando te lo metiste por primera vez?- lo hizo recordar
aquella primera vez que lo utilizó, pero…
- ¿No me viste la primera vez, verdad?- se sonrojó aún más.
- Te vi, eres una maldita perra- subió el poco cuero que cubría su verga, lentamente,
mientras esperaba que Young Saeng comenzara a manosearse.
- No puedo hacerlo- se quiso negar. El mayor le apartó la almohada que cubría el
cuerpo de Heito y con brusquedad lo tomó de la nuca, puso sus delicados labios
hinchados sobre su visión cerrada y se fundió en el deseo que Saengie le provocaba.
- Yo no lo hare- se apachurró la punta del pene para que el líquido pree-seminal
comenzara a mojarlo lentamente- ¡Hazlo ahora mismo! - pidió, sin cortesía.

El pequeño Young Saeng no podía negarse. Algo muy sucio lo llenó de ideas
descabelladas. Si tantas ganas tenía Hyun Joong de verlo follar con un consolador y no
con su pene, entonces pagaría las consecuencias. Si su delicado líder deseaba eso,
entonces lo tendría.

Con timidez, la nutria pasó las yemas de sus dedos por los pequeños pezones que lo
caracterizaban como hermoso príncipe. Dejó caer el cuello hacia atrás, haciendo que
su garganta se notara con más facilidad, se llevó la mano al falo y al tomarlo de la base,
comenzó a estrujarlo, con ayuda de una sola mano se toqueteo los testículos para
hacerlos reaccionar.

Sin perderse un sólo movimiento, Hyun trajo la silla más cercana frente a la cama para
poder sentarse y ver con más claridad y comodidad la escena. Al sentarse frente a la
nutria, abrió las piernas, escupió sobre su pesado bulto y con ayuda de las dos manos
comenzó a acariciarlo.

El rostro de Young Saeng despedía un buen semblante, no podía evitarlo, él


sencillamente se encontraba disfrutando de todo el placer que sentía al tocarse con
lujuria cada rincón de su tez blanquecina. De un jalón, destapó el glande y lo acarició
con el centro de la palma derecha. Abrió las piernas y atrajo la misma mano con la que
se mantenía masajeándose la polla para chuparse los dedos. Al abrir los labios, dejó
sobre puesto su dedo índice sobre la pequeña lengua, cerró la boca y comenzó a
chuparse el dedo como si fuera el dulce más delicioso del mundo. Al
sentirlo demasiado húmedo para metérselo en el recto, lo sacó. Por otro lado y como
era de esperarse, Hyun se saboreó mientras se amansaba la polla con las dos manos,
puesto que ver a su nutria en tremendas fachas le encantaba y mucho.

Presionó su estómago e incrustó de a poco el dedo que había remojado con


anterioridad. Al verse batallar, devolvió el dedo a su boca, lo ensalivo con una gota
enorme de líquido transparente, y remojó el esfínter para no tener más problemas. Al
sentirse húmedo y más duro que de costumbre, se volvió a meter el dedo por el culo,
pero esta vez sí entró por completo. Al sentirlo dentro, comenzó a moverlo con
lentitud para abrir más la carnosidad que aún se mantenía estrecha.

Más al frente se encontraba Hyun, lo único que pudo hacer fue tragar saliva. Nunca
antes se imaginó que ver a Young Saeng haciendo esas travesuras lo pondrían más
deseoso de fornicar. Se agarró de nuevo el falo con una sola mano y esta vez no
deseaba parar; se acarició de arriba hacia abajo con deseos de reventar. Lanzó un
suspiro cansado y comenzó a impulsarse lentamente estando aún sentado en la silla
que parecía ser su único sostén. Localizó la vista nublada de su acompañante y señaló
el consolador.
- Chúpalo- le ordenó.

Como respuesta inmediata, Prince tomó la bala que le daría placer, y la comenzó a
humedecer con su propia saliva. Al sentir su esfínter más dilatado, le dio paso a su
otro dedo. El ano mantenía ya dos dedos incrustados, y eso era poco para lo que en
segundos después se metería.
- No gimas- le ordenó- no grites o pensaré en otra cosa- exhausto de romper las
reglas, Prince asentó. No le convenía gemir y ni siquiera gritar porque en esos
momentos el líder estaba siendo demasiado gentil con él a diferencia de sus castigos
anteriores… esta vez Hyun se estaba pasando de bueno.

Al sentirse más dilatado por la parte de atrás, dejó de picarse y posicionó el


consolador en la punta de su pequeño y apretado culito. Respiró profundo y se
retorció al metérselo con lentitud. Al verlo dolorido, Hyun se acarició los pezones. El
pequeño Heito estaba fallándose… ¡Y él tenía que grabar eso! Miró a su alrededor,
pero no encontró nada, lo más frustrante era que no deseaba perderse de ningún dato
importante.

Llevó las manos de nuevo hasta su pene y volvió a masturbarse a la misma velocidad
con la que Heito jugaba con su balita plateada. Gimoteó un rato y se arqueó cuando
abrió los ojos después de cerrados, no sólo los hermosos movimientos de Young Saeng
lo volvían loco, estaba realmente poseído por el deseo, enojo y por la nutria salvaje.
Mierda, ya nada se podía hacer para echarse para atrás y aunque quisiera, no
pretendía hacerlo.

Con los dientes apretados y los labios remojados con sangre por la ferocidad con la
que se los mordía para que ningún sonido saliera de su sucia boca, Prince comenzó a
respirar más profundo. Se recostó en la cama para estar más cómodo mientras a
consideración se metía cada vez más profundo el objeto, necesitaba llegar hasta su
próstata, ya que le encantaba sentir el placer que le provocaba. Con la mano izquierda
tomó de nuevo posesión de su pene para poder llegar al clímax, se aplanó la verga y la
apretó cuando sintió que la bala había llegado hasta el lugar indicado, sonrió entre
deseos y se masturbó con la ansiedad más desenfrenada que nunca antes había tenido.
Esta vez lo ponía cachondo que su hermoso hombre lo viera dándose duro, se sentía
más unido a él en todos los sentidos.

Al mirar los retorcijos lentos que la pequeña nutria posaba sobre la cama, Hyun se
corrió primero. El espeso semen le llenó el estómago por completo, pero siguió
agitándose el pene para que terminara con todo lo que había acumulado. Al sentirse
cansado y sin más fuerzas para seguir, ladeó la cabeza para ver con mejor posición a
la princesa caliente que aún se masturbaba con un toque muy diferente.

Al verlo a punto de correrse, fue hasta él. Se posiciono en estado contrario a Saeng y le
besó en los labios, sin rosar sus cuerpos. Al sentir la lengua de su amante, se vino y
como consecuencia cabalgó con el aparato incrustado, comprimió el esfínter y
aprovechó la boca de Hyun para dejar ir todo el deseo que antes no pudo dejar irse
por aire.

Por último, estiró el cuello con una abertura considerable en la boca, dándole a
conocer así a Hyun todo el cansancio y sangre que le recorría entre los labios. Sacó la
lengua y se chupó las heridas con lentitud, pero Hyun no lo dejó. De nuevo fue hasta él
y con ayuda de su lengua, le apartó la sangre que lo hacía ver diabólico y guapísimo. Le
sonrió y cayó a su lado con las cabezas cerca y las bocas en diferente dirección.
Después de unos segundos, el pequeño se apartó la bala plateada del trasero y la dejó
por algún lado de la cama, necesitaba limpiarla… tal vez algún día Hyun se animaría a
usarla.

Con la espalda cansada de tanto retorcijo, decidió cerrar los ojos y dormir.

***
Al día siguiente cuando abrió los ojos, se encontró con una pequeña nota.

Te has vuelto más caliente de lo que pensé, nunca me imaginé que fueras de esa
manera, pero me gusta

Y sí, obviamente y sin poner peros, se trataba de Hyun Joong, el maniaco castigador y
astuto líder de SS501. Mandó a volar la nota por algún rincón de uno de sus pequeños
cajones y fue hasta la regadera, al salirse con la toalla entre los hombros y bien
bañado, alguien tocó su puerta. Al abrir se encontró con Kyu.

- Te busca Tao, Maknae de Exo M –La Nutria respiró profundo, y salió hasta la sala
para recibir a su nuevo amiguito.

Capítulo 4
“El arte de la seducción”
No sólo era sumamente temprano, Prince tenía una visita demasiado hermosa. La
nutria salió de su cuarto ya bien refrescado, cuando llegó a la salilla, miró
detenidamente al ojeroso Maknae de Exo correspondiente a la patrulla china.
- Hola- el animalillo le saludó con una sonrisa de lado. Se mordió el labio inferior y se
encogió de hombros. Para Tao esto no resultaba agradable, la nutria era sólo un colega
que apenas había conocido hace menos de una semana.
- Siéntate, es un milagro. – le ofreció el mayor, mientras lo mirada de arriba abajo -
¿Agua? ¿Alcohol? ¿Refresco?- el panda asentó.
- Agua por favor- pidió mientras se dirigía al sofá más cercano.

Sin pensarlo dos veces, Young Saeng fue directo a la cocina para traerle un vaso de
agua bien helada. Al pasar por su lado, notó que el menor traía un chupetón en la
nuca, al parecer su noche había sido demasiado salvaje.

Prince sabía un poco sobre la situación que se vagaba entre Exo. Ese grupo siempre se
caracterizó por ser muy unido hasta para ducharse… Tal vez Wu fan había sido muy
malvado con el pequeño animal y eso explicaba un poco la visita del pobre panda.
- Y bien- habló por fin Young Saeng. Traía dos vasos de agua helada uno en cada mano.
El pequeño tomó su vaso y le dio un sorbo mínimo.
- Es algo estúpido ¿no es así?- el mayor sonrió- Nos conocemos hace poco y la verdad
es que me has caído bien.
- Al grano- Heito se burló con impaciencia.
- No puedo platicar de esto con mis amigos cercanos, necesito desahogarme y pedir un
consejo- se encogió de hombros- ¿estarías dispuesto a escucharme?
- Por tu culpa creo que me he metido en muchos problemas.
- Lo siento si fue así- el pequeño lobo se disculpó- ¿Tus problemas ya están resueltos?-
ante la sombría y oscura capa de aire, los dos se rieron al mismo tiempo.
- Eso creo- dijo, mientras tomó asiento para hacerle compañía al pequeño Chinito-
pero no te preocupes, me siento bien al ser castigado- se relamió los labios y
prosiguió- ,¿A qué has tenido una noche impactante con Kris?- el pequeño se sonrojó.
- Vale, estamos yendo directamente al grano…
- Más o menos me imagino su relación, los he visto… cada mirada… toque… están por
todas las redes- expuso. Le dio un sorbo más grande a su vaso y siguió-. Apuesto por la
fidelidad del Hunhan que no estás enojado con el- los dos soltaron grandes carcajadas.
- No pensé que conocieras la relación de Luhan y Sehun.
- Es una de mis favoritas- le contó- me impresionó al verlos tan infieles algunas veces.
- Pero después se les quita- sonrió el animalillo-, y sí, estoy algo enojado con Kris- se
puso más cómodo en su asiento acolchonado- sé que no tienes que saberlo, pero tu
canción me ha inspirado un poco para formar un plan realmente bueno- le contó.
- ¿Mi canción?
- El arte de la seducción, pienso llevarlo a cabo.
- Demonios, nunca antes se me había ocurrido- casi se infarta el mayor- no pensé que
escucharas mi música.
- Escucho de todo un poco, pero lo mío es el JRock, amo a The GazettE- contó animado-
pero para mi problema, pienso que tu canción me ayudará en muchas cosas.
- ¿Muchas cosas?- chasqueó los labios- No pensé que mi música fuera una fuente de
inspiración para planes maléficos -Sonrió como los niños lo hacen; con toda esa
ternura y emoción que los hace verse emotivos e interesantemente lindos.
- Digamos que he puesto los pasos para mi arte de seducción- elevó las manos- te lo
agradezco, además he practicado la coreografía.
- Yo he practicado la coreografía de Wolf, y es realmente grandiosa- le felicitó- Tal vez
yo debería ser un lobo.
- Pues en vez de príncipe, creo que un lobo te caería bien- el mayor miró hacia el techo,
tal vez necesitaba aullar en vez de llevar tiara- en fin ya que estamos hablando con
mucha libertad… creo que no te molestará un poco el tema Homosexual, yo se muchas
cosas también.
- Apuesto por la fidelidad del Hunhan ¿que no sabes sobre mi relación con Hyun
Joong?- las risas volvieron a elevarse.
- Espero no irme al infierno por ser un pecador y aparte chismoso- se relamió los
pequeños labios rosados- he visto que tienes una relación desde ya hace mucho
tiempo con él- sin vergüenza, el mayor asentó- , es por eso que vengo aquí, contigo,
esta mañana- compuso.
¿Cómo Tao se había dado cuenta? Los dos verdosos no sólo eran cuidadosos en ese
aspecto, ellos realmente ni siquiera se miraban en las presentaciones o salidas en
grupos, Joder. Ni siquiera los demás integrantes de SS501 se habían dado cuenta de su
relación, ya que ahora la sabían pero porque Hyun no controló su lengua suelta en
medio de una borrachera amistosa.
- ¿Piensas que tengo experiencia en las relaciones gay?- parpadeó, sacado de onda.
- Espera, veo tu relación en quiebra- le recalcó- Veo que tú y Hyun Joong empeoran
cada vez.
- ¿Qué te hace decir eso?- alzó la columna, enderezándose.
- Por favor, soy homosexual… lo puedo ver- el mayor sonrió con escalofríos- así como
tú vez mis problemas con Wu Fan, yo veo los tuyos.
- Aparte de ser lastimado por él- se señaló la nuca para que comprendiera el tema.
Necesitaba recordarle el chupetón que traía en la nuca y que el líder de EXO- M le
había hecho para marcar como su propiedad; Propiedad de Kris - ¿Qué es lo que te
enoja de él?
- Le avergüenzo- el mayor se impactó. ¿Cómo un hermoso chiquillo con mirada ojerosa
y asesina podía avergonzar a los demás?- Yo en realidad soy un estúpido, no tengo
buena presencia, se me dificultan muchas cosas y no lo negaré… tú no me conoces
bien.
- ¿Disculpa? ¿Estás dándole la razón a Kris sobre su vergüenza hacia ti? Primero tienes
que amarte, pequeño animal.
- Creo que mi vida gira alrededor de Kris- confesó- Él me trata bien de vez en cuando,
pero cuando estamos con todos me mira con asco.

Sangie se encogió de hombros.


- ¿Hyun nunca te ha hecho sentir mal?- preguntó con inocencia. Heito miró hacia el
techo y sonrió con temor. La verdad sí, sí le hacía daño cada vez que quería.
- Me ha hecho daño.
- ¿Cuándo estas con él, te acuerdas de amarte?
- Apenas ayer me obligó a meterme un consolador por el culo- confesó- Me dice perra-
se le inundaron los ojos en un horroroso mar de lágrimas al recordar- Ya son muchos
años, tal vez sólo estoy acostumbrado a su trato.
- Yo apenas llevo medio año y no quiero que me siga tratando como lo hace, vamos
nosotros somos esenciales en una relación con sexo, no hay que rendirnos y es por eso
que mi plan está trazado.
- A mí me gusta ser tratado como él lo hace.
- Oh -Tao tragó saliva. Por un instante se dio cuenta que Heo Young Saeng pasaba por
más malos momentos que él.

Heito se sintió extraño al ver paralizado a Tao, pero eso no lo hizo detenerse, fue por
eso que replicó:

- Pero pienso terminar la relación cuando en verdad sienta que ya no le gusto, yo le


agrado mucho, Tao. El me lo ha dicho, tal vez no dice que me ama… pero le gusto y hay
ocasiones en las que se comporta romántico.
- Wu Fan todo el tiempo que está conmigo se comporta romántico- se burló- pero en
verdad se sigue avergonzando, lo escuché ayer decírselo a Luhan y eso me hizo
cambiar mi forma de ver las cosas, deberías hacer lo mismo. No se… diviértete y
piensa al mismo tiempo- le sugirió el peligris.
- Eres más fuerte de carácter.
- Disculpa, no se te olvide que sé artes marciales y ese tipo de personas son audaces y
fuertes- le recordó.
- Deberías utilizar tu fuerza para aplastarle el culo a Kris- sugirió con gozo- sería
bueno reventarlo por jugar con tus sentimientos.
- Yo se defenderme pero… nunca sería capaz de golpear a un mortal por mas
desgraciado que éste sea- se encogió de hombros- yo no puedo dañar a las personas
con mis puños- una muy ligera lagrima se le escapó al menor.

Después de ver tremenda tristeza en Tao, Young Saeng pensó un poco más las cosas y
sí… seguiría los consejos de Tao. Disfrutaría del sexo y todo lo que eso conllevara, pero
la única diferencia era que ahora pensaría mucho las cosas para hacer que Hyun le
dijera lo mucho que lo quiere.

Por meta, Heito pretendía hacer que su hermoso pelinegro le contara de una vez sus
sentimientos sin pudor, que le hiciera el amor en vez de follar duro y más que nada
que le permitiera besarlo a diario.

La plática terminó algo feliz, Heito escuchó cada uno de los pasos que el panda haría
para ganarse el amor por completo de Wu fan y esta vez, pensaba salir vencedor. Le
emocionaba que un pequeño le viniera a platicar sus problemas y no solo eso, también
le encantó el detalle de su aceptación y por supuesto que le aconsejara para que su
relación sanara lo más rápido posible.

En la casa después de la visita de Tao, las horas pasaron como de rayo. Kyu prendió las
luces de la sala y se encontró con el rostro de Hyun, éste parecía arder de furia. Algo
malo andaba por suceder, el líder tomó una bocanada de aire y por fin abrió la boca
para sacar un poco de letras…

- ¿Quién vino por la mañana?- Le preguntó a su acompañante


- ¿Para qué preguntas si ya sabes?-gruñó el castaño. El pelinegro se burló.
- ¿A qué hora se fue?
- Porque siento que estas siendo muy controlador Hyun.
- ¿Lo estoy siendo? Young Saeng es mío y de nadie más- le recalcó sin pudor alguno.

Kyu no se impresionó, puesto que ya sabía sobre los agarres que sus dos compañeros
se daban diariamente. Al castaño no le valía, es más se preocupaba por la nutria y era
por esa misma razón por la que trataba de hacer entender al líder.
- Se fue en el medio día- los ojos del Hyun brillaron con lujuria al inquirir la respuesta.
- Gracias- se fue dejándolo en blanco. El pelinegro fue hasta la habitación de Prince y
abrió sin permiso, aprovechando que el pomo estaba libre de seguros.
Al verlo entrar, el menor tragó saliva, se acarició el flequillo del cabello con la mano
izquierda y sonrió como si realmente nada estuviera pasando. Se mordió el labio
inferior y se sentó en el escritorio, tenía miedo a caerse de culo por la espesa y
terrorífica mirada de su pelinegro.

- ¿Pasa algo?- preguntó inquieto.


- ¿Debería pasar algo?- se mordisqueó los labios y dio un paso hacia adelante para
enfrentar a la nutria miedosa.
- No- se negó con la frente en alto.
- ¿A qué hora se fue?
- ¿Quién?- miró hacia el suelo para observar si los pies de su amo se movían. Alzó la
vista y se encontró con una mirada más tosca.
- El chino- se refrescó la memoria.

La mera verdad era que Young Saeng no sabía de quien mierda hablaba. De nuevo,
tragó saliva al recordar que Tao lo había visitado y que su amo era demasiado celoso
y castigador. Así que levantó la cabeza más en alto y sonrió con confusión.
- Se fue a la hora de la comida.
- ¿Por qué no se quedó a comer?
- Lo invité- el mayor enarcó las cejas-, pero no quiso quedarse- lo retó.

Con lentitud y sensualidad, el pelinegro fue a ponerle seguro a la puerta, se recargó en


la tabla para mirar al menor y se lamio los labios con autoridad. Miró de arriba abajo a
su dulce nutria y se sobó la entre pierna con descaro.

- Baila- ordenó- Si te gusta platicar con estúpidos jovencitos, apuesto a que puedes
bailarme- se bajó la cremallera y se acarició el pene con lentitud.
- ¿Qué?- el pequeño se sonrojó de inmediato.

- Báilame- sonrió de lado ante su perversión desenfrenada.

Capítulo 5

“Bailando sensual para mi amo”


Los pantalones de mezclilla del amo ya se encontraban molestándole, el pene se le
levantó como por arte de magia y como siempre, prince no lo podía creer. Descarado
de puta, apenas hace horas habían jugado con un consolador, ahora ¿pretendía que le
bailara al ritmo de la sensualidad?

“En primera, eso sí es un castigo ¿pero? ¿Pero, por qué? ¿Por hablar con el Maknae de
EXO-M? Estaremos jodidos todos…” La nutria no dudó en conversar con él mismo.
El castaño cerró los ojos y se negó rotundamente. Fue directo con el mayor para
enfrentarlo, pero como siempre no pudo contra él. Hyun tomó la muñeca de su nutria
y le condujo la mano hasta su erección. Al sentir la dureza, Prince tragó saliva,
excitado… se sentía tan rica, que necesitaba tocarla por más tiempo.

- No me puedes castigar- Gruñó enojado, la princesita de los cuentos.


- Tómalo como un premio- Le dijo con los labios fruncidos.
- Espera Hyun- separó su mano del pene endurecido de su deseado amo -.No quiero
bailar, no sé bailar.
- ¿No sabes? No me jodas- Heito dio un paso hacia atrás -, bailas en todas nuestras
presentaciones, todos bailamos- compuso.
- No hice nada malo, joder- Se quejó por segunda vez.
- Báilame- se acarició el bulto, deseoso de deleitarse con un caliente baile que por
supuesto su nutria pondría en marcha-, ¿No escuchas?
- Escucho bien, pero no quiero hacerlo- se negó y sí… siguió negándose ¿pero hasta
cuando terminaría la negación? Después de todo Young Saeng amaba a Hyun y en
cualquier momento tendría que darse por vencido.
- Tendré que hacerte mover el culo entonces- dio un paso hacia el frente. Al enfrentar
al pequeño, éste fue hasta su ropero más cercano.
- No te acerques- extendió una mano para impedirle un paso más.
- ¿Me tienes miedo? ¿Crees que soy capaz de hacerte daño?- se mordisqueó el labio
superior, estaba casi por cabrearse.
- Sólo no te acerques- le aventó el control de la televisión y le golpeó el hombro con
una astucia increíble. Al sentir el madrazo, el pelinegro gruñó.
- No pensé que fueras violento, no te haré daño- se quitó la camiseta- tú me has hecho
daño a mí, así que ahora bailarás sin música, pensaba ponerte alguna canción
movida… pero ahora no lo haré.
- Ahí sí, con música o no, no quiero bailar- alzó la voz, quebrantado, casi a punto de
llorar.
- Estoy de buen humor princesa, no me hagas encabronar ¿de acuerdo?
- Jodete- lo maldijo.
- Bien, creo que me estoy enojando un poquito- se burló.
- No estoy jugando Hyun, no quiero… ¡No quiero ser tu juguete, ya no quiero!

El líder tragó saliva. ¿Qué acababa de decir Heito? ¿Ya no quiere? ¿No quiere ser su
juguete? ¿Juguete? Maldición, Hyun nunca lo quiso cerca por parecer un juguete. Con
enojo, se remojó los labios y comenzó a reírse sin parar. Se agarró el estómago y le dio
un ataque de risa.
- No jodas Heo Young Saeng- por primera vez lo llamó por su nombre. Oh joder,
cuando hacia eso… algo se tramaba… lo mejor para Heito era correr en esos instantes.
Aun riendo, lo miró con seriedad.
- Hyun- lo nombro con frialdad.

Con la sangre hirviendo, Hyun tomó de los hombros a su princesa, la acorraló en una
pared y esperó que se disculpara. Young Saeng no era un juguete para él, claro que no.
Nunca antes le dijo que lo amaba, pero eso no significa que el castaño era su juguete.
- ¿Me piensas pegar?
- Como si no me conocieras Young Saeng- se relamió los labios- No sé porque hablas
de esa manera cuando yo ni siquiera te he puesto una mano encima para golpearte y
vale… eso que te lo mereces por maldito hijo de puta que eres- alzó la mano derecha.
- ¿Me lo merezco? ¿siempre me merezco castigos? ¿Por qué no te puedo castigar yo?
Maldito imbécil- lo empujó con enojo.
- ¿Qué fue lo que te dijo Tao de mí?- habló con tranquilidad.
- ¿Tenía que decir algo de ti?
- Es porque no comprendo tu comportamiento. Dices que eres un juguete, ésta es la
primera vez que me dices que te sientes como una golfa- agarró las muñecas del
pequeño con ferocidad- No eres la gran cosa para mí, pero tampoco eres un juguete
sexual.
- ¿No soy la gran cosa para ti?- preguntó embobándose aún más en los iris cafeses de
su amo.
- ¿Qué es lo que deseas escuchar? ¿Qué me gustas? Bueno… me gustas, me gustas
demasiado- el pequeño miró perdidamente hacia el suelo.
- Mírame- ordenó el pelinegro –. Mírame- se enfureció más.

Al no ver respuesta de su nutria, lo tomó de la quijada con fuerza y le alzó la vista.


- Me gustas- tragó saliva- ¿estarás satisfecho sólo con eso?- esperó una explicación.
Saeng negó con la cabeza.
- No- se negó una vez más y se apartó del hombre que lo volvía loco.
- Quise hacerlo por las buenas- y de nuevo lo agarró del brazo- me has obligado Heo
Young Saeng- lo devolvió hacia la pared, pero esta vez haciéndolo golpearse con ella -.
He dicho que me gustas y aun así te burlas de mí, pues veremos quién sale perdiendo-
gritó con bestialidad.
- No bailaré- lo empujó de nuevo.
- Si lo harás y lo disfrutaras- le apartó la playera de un jalón.

Al verse medio desnudo ante él, se encogió de hombros. Siempre era lo mismo
¡Maldita sea! El pelinegro le cerró la única salida y a tan sólo dos centímetros de
distanciamiento, le sopló las palabras que más lo hacían excitar.
- Baila, muévete- Deslizó sus cálidas manos hacía las muñecas de Saeng y las levantó
hasta su cabeza con mucha fuerza. Las mejillas de Heito no evitaron tornarse rojas, en
verdad esta sería otra cosa vergonzosa, primero el consolador ¿y ahora bailarle? Ni
que le pagara por el chistecito…
- Muévete- Pegó su pelvis contra la del menor y la respiración se le comenzó a
entrecortar cuando el pequeño príncipe comenzó a mover la cadera lentamente,
haciendo rosar su polla contra la de él.

La sensación se sentía exquisita, la erección pedía ayuda y atenciones. Young Saeng


cerró los ojos mientras que el cuerpo de Hyun comenzó a acorralarlo aún más
haciendo los movimientos más lentos y fuertes. Sin detenerse, Heito comenzó a
respirar con aceleración, abrió los ojos y lo primero que observó fue la boca abierta de
su líder, el muy chulo estaba sacando jadeos mudos.
Se relamió los labios y siguió moviéndose lentamente. Las manos de Hyun pretendían
soltar las muñecas de la nutria cuando ésta estuviera bien excitada y viera bien seguro
que no se echaría para atrás. Prince quiso besar a su amado amo, pero algo se lo
impedía y eran esas estrictas reglas de “No me beses tu primero”, entonces sólo se
conformó con mirar con atención cada quejido y contracción que su adorado moreno
daba a conocer.

La habitación de Prince comenzó a arder, al mismo tiempo que su cuerpo comenzó a


sudar sin ser esperado. Miró el abanico y su líder abrió los ojos. Le soltó las manos y le
dio un pequeño beso en los labios. Ah… se encontraba agradecido. Mierda.

Al verse libre, Heito miró a su alrededor y al mismo ras, Hyun Joong comenzó a
desabrocharle los vaqueros. Le sobó la entre pierna y al sentir el toque devastador, el
pequeño castaño bramó con desesperación.
- Mentaliza tu canción favorita- le avisó de antemano- no te has ganado la música y te
toca moverte pensando en cómo te follare después- le besó la ceja izquierda y fue
hasta la silla más cercana. La puso en medio de la recamara, se apartó los pantalones y
liberó su enorme y regordeta erección para poderse masturbar.

“¿Canción favorita? Una canción que me haga excitar… no lo sé, con muchas me he
masturbado diariamente” Mierda, el pequeño comenzó a pensar.

Respiró profundo y cerró los ojos, se acarició el falo aun cubierto por los calzoncillos
pegados y comenzó a sentir la música. La primera canción que le paso por la mente
fue la de Trouble Marker, movió las caderas y se acarició el pecho con tan sólo
pensarla. Se trazó lazos eróticos en el abdomen y comenzó a bailar una danza
realmente nueva. Se estiró un pezón y gruñó con el labio inferior entre los dientes.

El pelinegro lo observó con claridad, ese baile nunca en su vida se le olvidaría, nunca
jamás. Se acarició el pene de arriba abajo y aplanó la punta como tanto le gustaba. Se
lamió los labios y al pestañar un poco, notó que la nutria estaba realmente excitado al
grado de auto violarse. Con poder, la princesa con tiara, se puso las dos manos en el
pecho y las bajo lentamente hasta llegar a la pelvis con un movimiento de penetración.
Se acarició el cuello y dibujó flores por todo su torso con la ayuda de las yemas de los
dedos. Esbozó una mueca de placer eterno y seguido de eso, se sacó la punta de la
polla.

Con el glande rosado por fuera, se dejó caer saliva desde su posición. Al sentir la punta
mojada por la gota de líquido salival, comenzó a acariciarse el pene. Se deshizo del
bóxer que cubría su enorme erección y con la polla bien agarrada con la mano
izquierda siguió bailando, tocándose, dándose placer…

Sin parpadear, el mayor se saboreó y en un dos por tres siguió con su masturbación.
Acarició de arriba abajo, hasta sentirse acalambrado. Por la mente de la nutria ya no
estaba la canción Trouble Marker, ahora sonaba misteriosamente una de sus
canciones preferidas: Jane Birkin et Serge Gainsbourg - Je T'aime,...Moi Non Plus
La sangre le comenzó a hervir, el sonido francés de esa melodía y los gemidos que esta
dejaba escapar lo llenaban de ansias, de poder…

Con la respiración ya más tranquila, el pelinegro desorientó al pequeño castaño.


- Ven- ordenó como siempre lo hacía, y éste al abrir los ojos que mantenía bien
cerrados, fue hasta él.

Hyun lo tomó de la cadera y lo obligó a sentarse sobre sus piernas. Al sentirlo caliente
y bien sumiso, jadeó.

- Bésame- por primera vez le pidió algo que Heito nunca antes hizo. Besarlo no sólo
implicaba castigo, esta vez no sabía si hacerlo o no-. Bésame- le acarició la nuca y lo
obligó a bajar hasta sus labios. Al sentirlo cerca no se movió, pretendía dejar que por
primera vez la nutria lo besara, por primera vez, jolines…

- No- se negó el pequeño. No deseaba que lo castigara después.


- Si te pido un beso eso no implicara castigo después- Prince se impulsó al escuchar
eso. Con lentitud pegó sus labios húmedos con los de su amo. El pelinegro no besó,
simplemente dejó que lo besaran. Sin saber qué hacer, el menor movió los labios, pero
se desesperó, se sintió estúpido. ¿De qué serbia besarlo si este no correspondía sus
besos? Se apartó de los labios asesinos que tenía a pocos centímetros y se quedó en
blanco.
- No he pedido que te detengas- lo regañó-. Sigue haciendo lo que hacías- le miró los
labios y le dio una nalgada. |

Sin pensarlo más de dos veces, la nutria volvió a bajar, le besó por segunda vez, pero
siguió igual, definitivamente igual que antes, el amo no correspondió. Saeng al no ver
reacción dejó de besarlo de nuevo, quiso ponerse de pie y dejarlo ahí, pero no pudo.
Con muy buenos reflejos el pelinegro retuvo a la princesa, lo acercó a su cuerpo y lo
agarro fuertemente de la nuca.

- No he dicho que pares- lo reprendió de nuevo. Miró la vista nostálgica del castaño y
le dio un casto beso en los labios para que prosiguiera. Al sentir el toque, de nuevo
volvió a intentarlo, besó por tercera vez a su líder ardiente. Al dar suaves toques con
sus labios, Hyun decidió besarlo para que no se apartara y pensara cosas distintas,
cosas que lo más probable era que fueran todas incorrectas y estúpidas. Lo cogió de
las mejillas y le correspondió el beso que su pequeño le plantó en los labios.

Con las comisuras bien pescados con un beso apasionado, le dio otra nalgada a Saeng,
él gimió entre sus labios. El mayor abrió los ojos y dejó de besarlo, al sentir que el beso
se había esfumado, la nutria abrió los ojos.

- Bájate- pidió y Heito como siempre, sólo lo obedeció. Se puso de pie y después el
pelinegro hizo lo mismo.
Con ternura, Hyun se adueñó de las mejillas del bailarín erótico y lo besó con
tenuidad. Al sentir el toque, Prince se sorprendió. Ese beso sabía diferente… diferente
a los anteriores. Hyun comenzó a caminar acorralándolo de nuevo y al sentirse así,
Heito también retrocedió al mismo paso que Hyun lo guiaba. Al dar el sexto paso hacia
atrás, el pequeño cachetón se topó con la base de la cama y calló con revote en ella.

- Siéntate- pidió, y él como siempre obedeció. Lo atrapó de la nuca y lo llevó hasta su


polla palpitante.

Saeng miró hacia arriba, el líder se veía hermoso parado y mirando hacia abajo…

- Bésala- se refería a su hombría.

La Nutria bajó la vista, respiró profundo y recorrió con la lengua la longitud de la


verga endurecida que Hyun le ofrecía. Al sentir el calor de la lengua de Heito, Hyun
endureció las nalgas y apretó los dientes. Ese apenas era el comienzo de una buena
fornicada…

Capítulo 6

“Follar no es lo mismo que hacer el amor”


La cálida lengua de Heito le llenaba la cabeza de porquerías al hermoso líder. Kim
Hyun Joong tragó saliva y miró a su presa hacer su trabajo. Tenía que complacer a su
amo, Prince debía hacerlo por la infinidad de faltas que antes cometió.

La verga se encontraba repleta de líquido pre seminal que por supuesto soltó antes,
cuando observó a la nutria bailar. Se relamió los labios e hizo atragantarse con su
erección a la princesita.

- Trágatela toda- le tomó los cabellos y uso su boca como si fuera su pequeña entrada.
Como si el esfínter fueran sus labios, como si la lengua fuera esa carnosidad que tanto
le gustaba rosar cada vez que se la metía hasta el fondo, y para Heito, sentir la punta
de la polla en la garganta se sentía como la verga llegándole hasta la próstata.

Gimió sin miedo. No había marcha atrás, el grosor, el color y esa dureza que poseía
sabía deliciosa, riquísima. Young Saeng lo miró de re ojo y lo masturbó por un rato
mientras dejaba que su boca se relajara, sentía la quijada dolorida por los
movimientos bruscos de su amo, pero a sabiendas de eso, no quiso parar.
Hyun le había embestido la boca tan salvajemente que hasta le habían tronado los
cachetes de tanto esfuerzo por abrirle el pase. Ya un poco liberado, se pasó la lengua
por el paladar y sintió el sabor de la carnosidad de su alocada pareja gay.

El efecto que ese sabor había causado, fue grandioso. La verga seguía ahí, parada,
dura y goteando frente a la vista del pequeño castaño. Young Saeng abrió los ojos
como platos cuando su líder comenzó a gemir como un loco aun sin ser tocado.

El pequeño, le acaricio los testículos y sin tomar la polla con las manos, se la metió a la
boca, mamó el glande por algunos instantes hasta jadear y regalarle su delicado y
caliente aliento a la abertura que le daba permiso a Hyun para explotar por completo,
aquella tripita que hacía viajar el semen con una velocidad impresionante, temblaba,
se encontraba deseosa de expulsar de una vez todas el semen que tenía para Saeng.

Heito se atragantó de nuevo, sintiendo la punta del falo en su garganta. Los pellejos de
la polla se sentían, se saboreaban, se mordían… Prince no se resistió. Movió la lengua
con la polla aún dentro de su cavidad bucal, meneó por un momento mientras la metía
y sacaba de su boca, hasta que el otro se corriera.

El calor del pedazo erecto de carne humana, comenzó a temblar. Sacó la verga de su
boca y la observó por unos segundos mientras dejaba que su líder lo amansara con un
delicado toque en la cabeza. Tomó de nuevo la base de la polla y dirigió la punta hasta
su boca, se la metió y la acaricio desde la base. Heito dejó caer su pesada lengua en el
enorme glande rosado, golpeteó con la lengua la cabeza del pene varias veces, y al oír
los gemidos desesperados de Hyun, se la volvió a tragar completa.

Movió la cabeza haciendo que el falo de Hyun le reventara la boca, lo cogió de la pelvis
para animarlo a moverse y ayudarlo a llegar a su punto. El temblor de alarma llegó, el
semen comenzó a cruzar la tripa salvadora, y explotando como helado de vainilla
salado y caliente, le golpeó la garganta a Young Saeng. Hyun sonrió gustoso, agarró
con las dos manos la nuca de su príncipe y lo acercó más hacia su miembro y penetró
por última vez para que Prince se tragara todo el semen, ese era su objetivo.

La nutria se puso rojo, sentía una enorme humedad obstruyéndole la garganta hasta
que poco a poco, Hyun sacó la polla, fue así como el pequeño pudo tragarse la enorme
cantidad de semen.
- Lo has hecho bien- le amansó la cabeza y lo tumbó en la cama por completo. Su subió
a él y sin que el tiempo pasara volando, le besó el pezón.

Ahora le tocaba a la nutria disfrutar.

- ¿Te ha gustado?- el castaño se atrevió a preguntarle.


- ¿Por qué?
- ¿No puedo preguntar?
- Todo lo que me haces, me gusta- confesó.
Lo miró a los ojos, se relamió los labios y se volvió a aprisionar del pezón ya parado.
Chupó la bolita por unos segundos y al sentirlo arqueado, con la otra mano le acarició
el pezón sobrante y descuidado. Con los dedos se lo pellizcó y le hizo rollito para
endurecer los dos de una sola vez. Se separó de sus tetillas, llevó la vista hacía
la parte ensalivada y por su mente pasaron un montón de perversiones para hacerle
esa misma noche.

Bajó la mano derecha con lentitud pasando así las yemas de los dedos por la piel
erizada del cachetón. Su cuerpo se extasió, al sentir los calambres que recorrían el
cuerpo de Saeng. Le había agarrado la verga inesperadamente, se mantenía
sobándosela tan ardientemente que Heito no podía contenerse. Su pene se encontraba
siendo acosado por la enorme mano del líder y no podía negarlo, le seguían gustando
sus toques después de todo.

Desvistió el glande con una sola caricia, el delgado cuero que cubría su hombría
permanecía rosándole por todo el tallo; Subiendo, bajando. La fuerza de la mano de
Hyun no se negaba, en esos momentos le hacia una buena paja y a Prince le encantaba
sentirla.

Aun sintiendo el cuerpo erizado del pequeño príncipe, volvió a mamar el pezón que se
mantenía cerca de sus labios. Ahora, no sólo el punto de excitación se encontraba por
la parte de abajo, sino también en el pecho; donde permanecía la hermosa boca de
Hyun acariciándole el pezón con la lengua de una forma despiadada.

De esa pequeña boca sabor a miel sólo pudieron salir gemidos de dolor, de placer… de
amor. El pequeño Heito se sentía entre la espada y la pared. Un millón de emociones le
llegaron al cuerpo y no era para ignorarlas. Sin embargo, se encontraba ese terrible
dolor en el cuerpo que era como si le hubieren atropellado, las manos, las caricias y
todo el cuerpo de su líder lo aprensaba, lo hacía tener momentos de excitación
asegurada, pero eso conllevaba un dolor en el cuerpo, ya que eran tan acelerados,
calientes y embelesadores los actos, que no podía mantenerse quieto. Se movía como
si bailara una canción con un ritmo totalmente inexistente, pero lo suficientemente
cansado como para sudar y quedar totalmente exhausto. Sinceramente disfrutaba de
ello, tanto que cada movimiento se miraba cruel mente pesado y duro, pero precioso a
la vez.

Movió la pelvis al ritmo de las caricias de su amo, apretó los dientes y se dejó llevar.
La mano de Hyun se fue suavizando, la masturbación fue bajando de nivel, de
velocidad haciendo todo más lento y caliente. Se despegó de la tetilla de ahora su
prisionero, acercó un poco más su cuerpo al del pequeño, alzó la cabeza para que todo
quedara encajado y miró a Saeng por unos segundos.

El rostro del pequeño permanecía desesperado, su boca se encontraba semi abierta, el


cuello tensado y los ojos cerrados. Se deleitó por unos segundos más, mientras le
seguía masturbando con lentitud, mientras sus manos seguían chocando con la raíz de
la polla, mientras las nalgas de Heito se impulsaban para que subiera la velocidad de
sus actos.
En cuestión de segundos, los carnosos labios del líder se dirigieron a la boca rojiza de
su querida nutria. Los tomó de golpe, regalándoles el sabor de sus labios, de su pasión,
de su cariño. Al principio, Prince no supo cómo reaccionar, ya que no todos los días su
líder le besaba con esa delicadeza. No quiso arruinar besándole de a principio, pero
tampoco quería rechazarlo ¿Qué debía hacer? Joder.

Lo besó lentamente, correspondiéndole, Hyun se detuvo. ¿Qué estaba haciendo, Hyun?


Nunca lo besaba así antes de metérsela, tal vez lo besaba de esa forma cuando
jugaban, cuando lo deseaba… pero nunca antes de fallárselo. Heito se encontraba cien
por ciento seguro de que esa noche no se escaparía del pene de Hyun, esta vez se la
metería y lo deseaba ya que en las situaciones anteriores sólo habían estado dándose
placer con objetos que no eran de carne y hueso. Ahora, en estos momentos la nutria
necesitaba la carnosidad del líder rompiéndolo en dos…

El mayor mantuvo sus orbes bien puestas en los labios del castaño. Él simplemente,
sencillamente, no hacía nada, nada ¿Prince que debía hacer? Si ni siquiera le miraba a
los ojos. El tiempo comenzó a correr desde esa acción incómoda para el pequeño
cachetón. Las mejillas se le comenzaron a enrojecer de pura vergüenza que le daba
tener a su líder viéndole la boca ¿tal vez le estaba creciendo el bigote? ¿La barba tal
vez? O era que sus labios ¿se miraban feos y cero atractivos?

Deseaba huir de ahí en esos momentos, pero algo lo detenía y era la enorme mano que
seguía en acción en la enorme erección que portaba. Comprimió el estómago y dejó
caer más la cabeza, se retorció y aprovechando ese preciso instante, ignoró la potente
mirada del pelinegro. Sacó un gemido placentero mientras caía más
directamente entre las sabanas.

Miró perdidamente a su alrededor, Hyun seguía ahí, viéndole, seduciéndole… dándole


a conocer cosas muy difíciles de comprender. Con ayuda de su gran fuerza de voluntad
sostuvo su dulce mirada en los labios acalorados de su líder, alzó la cabeza y lo besó.
Sus labios se apoyaron apasionadamente sobre los de Hyun Joong, eso hizo que él no
correspondiera. De nuevo estaba rompiendo las reglas y lo más triste es que todo se
hizo en un momento en donde le sería más fácil pagarlas de una en una.

Al darse cuenta de su mala acción, de las consecuencias y de que Hyun no había


correspondido su beso, se sintió morir.

“Joder” Maldijo una y otra vez, mientras pensaba en qué más hacer. Estaba a punto de
correrse y pensaba salir corriendo de la habitación en ese momento. Miró hacia el lado
opuesto de la recamara para poder sonrojarse, gemir y tramar la futura huida, pero
una mano enorme le sostuvo la quijada con una fuerza tremenda.

Y sí, se trata de Hyun. ¿Por qué? ¿Por qué mierda lo había besado? Ahora estaba
pedido por lo que pasaría después. No pensaba ser reprendido por segunda vez en el
día, había bailado antes por una tontería y ahora ¿lo reprendería de nuevo? Demonios.
A la fuerza le hizo mirarle a los ojos, apretó aún más fuerte la quijada del pequeño
cachetón, masturbó con más velocidad y se dejó caer, endiosado por los pequeños y
delineados labios de la princesa. Lo besó, sí… lo hizo, y sin amenazar ni nada por el
estilo.

El toque apasionado entre sus labios y la mano del mayor regalándole una buena
manuela, lo hizo estremecer. Tembló dramáticamente dejando escapar un gemido
ahogado entre la lengua del pelinegro. Un hilillo de saliva se despegó en esos
instantes, Saeng se dejó caer con más libertad sobre la cama y ahí estaban de nuevo
esos labios, esos hermosos labios que le permitían mantenerse estable.

Más debajo de esos besos húmedos se encontraban dos penes palpitantes y mojados.
Hyun seguía acariciándole y besándole por primera vez en ese estado. Lo más
impresionante era eso, el líder nunca lo besaba en ese tipo de momentos y era
también la primera vez que no lo castigaba por haber roto las reglas. Sin embargo,
Prince no sabía que más hacer. Se encontraba bloqueado y sólo correspondía los
besos. No se encontraba seguro de tocarlo, de morderle, de mimarle y además,
también pensaba mucho para sonreír mientras sus narices se acariciaban durante sus
besos.

Después de muchos minutos recibiendo y correspondiendo los besos del moreno, la


nutria quiso alzar los brazos para tocarle, pero no pudo. Hyun se detuvo, se separó de
él dejándolo con las tremendas ansias de correrse, dejándolo sin nada más que besar…

Tal vez se había aburrido.

Y sí, se había aburrido de besarlo, de permanecer así… de no follárselo… de no


saciarse completamente. En menos de seis segundos le abrió las piernas, le levantó el
culo y le puso debajo de las nalgas una enorme almohada para levantarlo un poco más.
Miró la erección enrojecida y goteante, la tomó con las manos sin hacer ningún
movimiento y bajo hasta la pequeñísima entrada del más pequeño.

Sacó la lengua y ensalivó un poco el ano que deseaba embestir. Lo besó imaginando
que ese pequeño esfínter era la hermosa boca de Saeng, separó el rostro y respiró el
gran aroma de los testículos del castaño. Prince se estremeció al sentir como uno de
sus testículos se encontraba en la boca del más grande. Hyun disfrutó tanto que, con la
mano restante comenzó a masturbarse, su verga seguía demasiado dura como para
permanecer solitaria.

De hecho, en un abrir y cerrar de ojos, Saeng se estremeció de nuevo, tal acto hizo que
el pelinegro lo dejara por unos segundos. Le acomodó mejor la almohada que lo
mantenía con el culo hacia arriba y acercó su erección para poder guiarla y meterla
lentamente. Heito subió las manos a su estómago y comenzó a acariciarse lentamente,
como siempre; en los primeros movimientos dolía y ya sabía, así que se sintió
preparado para ello.

El pasivo cogió una enorme bocanada de aire al sentir el glande obstruyéndole el culo.
Quiso cerrar las piernas para evitarlo ya que el dolor si se le tornaba incomparable y
horrible, pero Hyun le abrió las piernas con más fuerza para animarlo. El pelinegro
sonrió con malicia y al tener media verga dentro, empujo la pelvis, haciendo que el
menor rasguñara las sabanas de la cama.

La deliciosa polla de Hyun estaba presentándose como una terrible tormenta, Saeng
pensaba eso y aun así no dijo nada, no lo apartó… no lo empujo, no nada. No lo haría y
era que lo estaba esperando por mucho rato, no era tan hipócrita como para decir
“No” a una cosa tan riquísima. Así que prefirió soportar más, hasta que el esfínter se
dilatara considerablemente.

Una, dos, tres, cuatro… las penetraciones fueron seguidas y rápidas, y aunque a Saeng
le dolieran se aguantaba, porque fuera de eso Hyun se comportaba diferente, se lo
merecía.

- Abre los brazos como cruz- le ordenó como siempre lo hacía a la hora del sexo.
Saeng hizo lo que le pidió con anterioridad. Respiró profundo y cerró los ojos.
- Abre los ojos- y siguió ordenándole…

Prince al ser reprendido, abrió los orbes.

Con la vista fija a Hyun y con el ano ya excitado, observó cómo su hermoso líder caía
sobre él. Los brazos le quedaban en los costados de la cabeza con las narices y labios
bien cerca como para comerse todo el maldito rato. Joder, Joder y más joder.

“Maldita sea” Prince no se lo podía creer, nunca… mierda, nunca antes lo habían hecho
así. Casi siempre era de perrito y sin ninguna caricia o cercanía de rostros, pero ahora
todo estaba cambiando, mejor dicho desde hace días estaba cambiando y no sabía por
qué… solamente le agradaba y deseaba aprovecharlo.

Sobre él, se movió. Lo penetro con lentitud para poder disfrutar de la estreches del
menor, de las pequeñas cavidades de Saeng. Y fue hasta el fondo casi tocándole la
próstata cuando de su boca salieron unas palabras que significaban mucho para el
cachetón.

- Sube las piernas y abrázalas a mi cadera- le musitó haciendo que sus labios se
pegaran aún más con los de Saeng.

El pequeño e inocente chico, hizo lo que su amo le había pedido.

- Ahora lleva tus brazos y manos hasta mi espalda- el menor tragó saliva.
¿Qué decía? ¿Qué lo tocara? ¿Así? ¿Hoy? ¿Ahora? Joder. Sin chistar, elevó los brazos
que antes tenía extendidos como cruz en la cama y abrazó a Hyun con delicadeza.
El mayor, al captar que sus órdenes estaban siendo cumplidas, siguió moviéndose,
hizo rosar la nariz con la de Saeng y al observar que el pequeño no hacía nada, alzó
una ceja. La nutria no comprendía aun del todo lo que Hyun pretendía ¿Acaso este era
su castigo por haber roto las reglas? ¿Por el estúpido beso? Porque sinceramente era
maravilloso para creerlo.
- Muévete, mueve las manos…- ésta vez, rogó- acaríciame- y lo besó para sellar su
mandato.
El pequeño castaño abrió los ojos como platos. ¿Él quería hacer el amor? ¿Hacer el
amor? ¿Hacerlo? ¿Ahora? … Millones de preguntas fueron las que Saeng se realizó sin
voz, pero está vez y como antes, nunca serian contestadas. Correspondió al beso del
mayor, lo abrazó con más fuerzas para que sus cuerpos chocaran aún más, sobó la
cintura de su líder e impulsó a como pudo la cadera para ayudar al otro a penetrar con
más profundidad.

La habitación se encontraba rodeada de suspiros, gemidos y ruidos húmedos a cada


instante. Como por arte de magia, Hyun se apartó desesperadamente los labios de
Saeng y fue hasta su lóbulo izquierdo para besarle. Heito por instinto hizo lo mismo, le
regaló besos y los regó por todo el rostro mientras sus manos seguían sobándolo,
animándolo aún más a seguir. La mezcla del aliento y las repeticiones de entradas y
salidas de la verga estaban enloqueciéndolo, Saeng gimió acalambrándose ya que
Hyun estaba a punto de correrse. El pelinegro tomó de la cabeza a Saeng para no
dejarlo escapar, el glande estaba a punto de explotar, y necesitaba tener refugio para
poderse contraer mientras dejaba que la semilla atravesara todo el fondo del castaño.

Y así fue, una enorme corriente de semen caliente y espeso, le golpeó las entrañas para
poderlo relajar. Saeng movió el culo al sentir el palpitar de la erección de su líder, se
agarró la polla con una mano sobrante y comenzó a masturbarse para correrse
también, al percatarse de ello, Hyun sacó el pene, remojó con sus dedos un poco de
semen que se le escurría a Saeng de entre las piernas y se lo untó en la punta del falo.
Apartó las manos de Heito y comenzó a tocarlo, a hacerlo enrojecer como siempre lo
hacía. Sacudió con locura la erección del pequeño y lo hizo correrse con un último
beso en los labios.

Capítulo 7

“Te fuiste sin decirme adiós”


- Detente, alto Kyu nos pueden escuchar- Lina extendió la mano sobre el pecho de Kyu
para hacerlo detenerse, para alejarlo.

No era momento para hacer el amor. Lina deseaba que su novio le contara sobre la
situación que estaba pasando entre el cachetón y el líder. Pero como siempre, Kyu
deseaba adelantarse a otras cosas. Hablado con entonación hacía Lina y Kyu, se podía
decir que su noviazgo estaba floreciendo bien, que la pelinegra no solo se interesaba
por su novio, también se preocupaba por los amigos de él, sólo que esta vez Kyu
pretendía terminar con lo que había comenzado. Amaba eyacular… lo adoraba.

Medio año para ser exactos, esa era la fecha actual de la duración del noviazgo de Lina
y Kyu. Sinceramente su encuentro no fue lo más romántico que pudo haber sucedido,
es más, fue extraño ya que Lina conoció a Kyu en un baño público. El pobre del chico
en aquel entonces, se equivocó de baño y al entrar al de damas se ocultó junto a Lina
que permaneció como guía para poder sacarlo de esa situación tan vergonzosa para
él.

Después de ahí, todo se fue uniendo. La hermosa pelinegra no conocía a Kyu, de hecho,
ni siquiera sabía que él era un famoso cantante de K-pop, fue por eso que quiso
conocerlo a profundidad y en una de esas citas fugaces, su noviazgo comenzó.

A decir verdad no solo Kyu tenía novia en el grupo, también Park Jung Min que se
mantenía un poco distante de su pareja (Jahaira). ¡Todo lucia tan descabellado! Por un
lado se encontraban los heteros y por otros los homosexuales. Kyu y Jung Min, poseían
un carácter heterosexual, sin embargo, Heito, Hyun Joong eran completamente gays.
Maricas chupa vergas ¡Totalmente brutal y sensual! Sí, que sí. Y por último estaba el
bebé del grupo; Jun un total solterón que solo buscaba diversión, o tal vez ni eso…
mejor dicho buscaba la felicidad por otros rumbos que no fueran sexuales.
- Cuéntame primero- la chica lo detuvo por completo, le tomó de las manos y se
enderezó lentamente de la cama. Le interesaba el tema.
- Ni siquiera te conoce bien- Kyu gruñó.
- He hablado con Saeng en estas últimas semanas- Lina le aclaró, molesta.
- No es momento para hablar de él. ¿Tanto te importa?
- Es tu amigo, y pues… se puede decir que también el mío.
- Entonces ve y pregúntale personalmente- la chica alzó la ceja derecha, sonriente.
Kyu era una completa locura. Idiota mal pensado.
- ¿por qué te pones así? ¿Ahora que hice?
- No, no hiciste nada- se alejó de ella, sarcástico- Tú nunca haces nada que me enoje.
- Algunas veces pienso que soy más suertuda que Jahaira, pero ya veo que tú eres peor
que Jung Min.
- ¿Qué?
- Te enojas por todo. Te pones celoso de la nada.
- ¿Nada? Estoy medio desnudo, con la verga dura y con unas ansias terribles de
hacerte el amor y tú me sales con Saeng ¡Saneg, mi amigo! Es que… no solamente es
sexo- se defendió.
- Tú amigo es tú amigo, y también mi amigo-conocido. ¡sólo es eso! No hay nada más
después de ahí. Estoy preocupada por ti, por él, por todos, hasta por Hyun.
- Te pongo de tarea que solo te preocupes por mí.
- No puedo. También quiero a los otros, son mis amigos y es imposible. No haré tu
tarea- se mofó en su cara, alzó las manos y se abrochó los pantalones de nuevo, la
camisa a botones y sin chistar, se puso de pie para irse y dejar pensar un poco más a
Kyu.
- Lo siento- el chulísimo verdoso, se disculpó- He esperado tanto por ti, más de una
semana, te extrañé. No contestabas mis llamadas, no te había visto en mucho tiempo,
es por eso que…
- No contesté tus llamadas porque si las contestaba no terminaría con mi trabajo, he
tenido una semana muy dura- al igual que él, Lina también se disculpó- te extrañé,
demasiado.
- ¿mucho?
Kyu se echó a reír. Le encantaba platicar con Lina y después de tanto tiempo sin
dirigirle palabra, le parecía más especial.
- Mucho, mucho- buscó los brazos de su novio y se fundió en un abrazo lo triple de
gigantesco- Te amo.
- Yo también, te amo mi amor- le mordió el lóbulo derecho de la oreja- ¿en que
estábamos?- sonrió lascivo

La preciosa pelinegra, le apachurró la cadera a Kyu. Se acurrucó en sus brazos con


calidez y a razón de muchos movimientos torpes, cayó de nuevo sobre la cama. Cerró
los ojos, esperando a que Kyu terminara de desvestirla, se tornó blanda y soltó un
gruñido que sonó con bestialidad.

***

Al otro lado de la gran casa SS501, residencia oficial, se encontraba Jun riéndose de
una cosa poco graciosa.
- Ya me imagino la cara de Saeng cuando se entere que Hyun se largó- dijo gracioso.
- ¿Puedes dejar de reír? No estoy seguro que lo tome bien- el caballo le dio un
empujoncito para hacerlo callar- Nadie le diga, él no tiene que enterarse, si lo hace lo
más probable es que se enoje y no quiera volver a hablar con él.
- Cálmate, hermano- el babé siguió hablando sin ninguna mueca de dolor- en vez de
preocuparte demasiado por la pareja gay de grupo, deberías prestarle más atención a
tu novia.
- ¿Por qué debería hacerte caso?- Jun alzó una ceja, cabreado- se lo que hago. ¿Quién
dijo que no me preocupo por ella?
- Ni se te nota.
- No estamos hablando de mí, estamos hablando de Saeng y Hyun.
- Por favor, no cambies de tema- se quejó el pequeño. Sonrió en alto y sacó su celular
para llamar al líder y preguntarle el porqué de su huida.- Deberías llamarla para que
te distraigas un poquito, déjame a mí la situación gay. ¿De acuerdo?
- Eres un jodido, ¿te lo habían dicho antes?- Min hizo mueca de asco al decirlo.
- Lo sé, lo sé, ahora llama a tu novia y déjame a mí con todo esto ¿vale? Yo me
encargaré de que todo esté en calma- sonrió, maléfico.
Cada vez que Jun sonreía de ese modo, se podía asegurar que tramaba cosas
extrañas… demasiado raras como para evitarse.
Inexplicablemente, Jung Min salió de la habitación del menor y se dirigió a la suya para
llamar a su novia, tal vez le faltaba conversar con su mujer para distraerse y no
preocuparse tanto por asuntos que no le pertenecían.
- Hyun, hermano- y así fue como comenzó la charla telefónica con el líder. De
inmediato, Hyun pensó en colgar, pero se detuvo al escuchar la chillona y aniñada voz
del más pequeño de los SS501- ¿Por qué nos has dejado abandonados?
- ¿Por qué? ¿Alguien reaccionó mal?- un torrente gigante de escalofríos le pasó por
todo el cuerpo al preguntar. Se refería a su princesita, obviamente.
- Si en verdad te preocupara Saeng, entonces no te hubieras ido- le reclamó de
entrada, calentó la garganta y prosiguió- Él no sabe nada, por ahora…
- Que te valga una mierda si me preocupo por él o no.
- ¿Por qué te fuiste?
- Necesitaba relajarme, ¿algo más?
- ¿me quieres cortar tan rápido?
- Interrumpes mis momentos de soledad- una risilla maléfica se le salió.
- Hyun- lo nombró con esa chusca vocecilla que no llegaba a ningún otro lado que no
fuera el terror
- Mande, ¿Qué quieres, Jun?
- Tienes que regresar, no quiero decirle a heito que no estas, no queremos que se
enteré.
- ¿Por qué no?
- Por qué te extrañará.
- No puedes sustentar eso. Le dije que me iría próximamente, bueno el fin de semana.
- Ya vez, le dijiste que el fin de semana, pero ni ha llegado y ya te largaste.
- ¿A qué quieres llegar con esto?
- De verdad que eres de corazón de piedra. No sé porque Saeng se fijó en un cara de
mala ostia, jodido y hediondo como tú.
- No me importa- se apartó el móvil del oído, colgaría en cualquier instante.
- Hahaha, te importa, lo sé- gritó triunfador. Ya estaba celebrando un triunfo que tal
vez no le pertenecía.
- Serás pendejo- gritoneó también- ¿Sólo para eso llamaste? ¿para joderme el día?
- ¿Dónde mierda estás? ¿Por qué te fuiste tan de repente?
Un ruidito de molesta, se escuchó por la otra línea. Hyun comenzaba a cabrearse.
- No te interesa, ¿vale? No me llames porque no contestaré.
- ¿De qué perras hablas? Bien- echó un último gritillo frustrado- Espero que cuando
regreses, Saeng no te odie. Tal vez y se consigue un acompañante para esta noche, tal
vez yo se lo consiga para que duerma feliz- y colgó.

Al principio le había ocasionado risa la situación, pero al pensar más a fondo, al


escuchar a su líder hablar de esa manera, no pudo contra su lado sensible. Hyun joong
estaba comportándose como un maldito gilipollas y no dejaría que la nutria supiera de
su no presencia en la casa… Beto a saber si regresaría para el viernes…

Al salir de su cuarto, Jun respiró con mucho énfasis. Se sacudió las manos como si
estuviera preparándose para una pelea de puños y fue hasta la habitación del
cachetón para llevarlo a pasear. Se le estaban ocurriendo cosas demasiado retrasadas
y poco convincentes para que el castaño no pensara en su líder.
“Él, él hizo el amor conmigo”

Prince le mandó un mensaje a Tao para poder mantenerlo al tanto de su relación. Se


sentía tan feliz que no podía quedarse callado.
De inmediato, Tao le contestó el mensajito.

“¿Me estás jodiendo? Eso es realmente genial. ¿Cómo pasó?”


Saeng sonrió al leer eso. Alzó la vista hacia el techo y comenzó a teclear rápido.

“Al principio todo estaba listo para una buena follada, pero después me ordenó hacer
cosas como besarnos mientras me tocaba… ¡me pidió que lo acariciara! Eso fue tan
nuevo para mí”

“y ¿qué pasó después? ¿Te dijo algo? Tal vez y su relación está cambiando y no tiene
palabras para decirlo”

La nutria abrió los ojos como platos. Sonrió feliz y de nuevo comenzó a teclear.

“En realidad no recuerdo que me haya dicho nada, caí dormido y ahora que desperté
no lo encontré junto a mí. No sé qué pensar de eso, si él quisiera decirme algo
importante, entonces lo hubiera hecho ¿no?”

“No comiences a sacar malas conclusiones, primero habla con él o deja que él se te
acerque y te diga lo que está tramando”

“Esta noche hablaré con él y a ti, ¿cómo te va?”

“Suerte. Pues hablando de mí, pues no ha pasado nada nuevo, digamos que estoy
comenzando con el primer paso de mi plan, aún no hay resultados, pero espero que
pronto los haya”

“Suerte para ti también. Entonces hablamos después, iré a planear mi noche con Hyun,
le pienso decir que quiero retomar las cosas con él. En verdad quiero que seamos
novios, novios para siempre”

Tao, dibujó una sonrisa al leer eso. Saeng era una excelente persona, no podía si
quiera negarlo un poquito.

“Que todo te salga bien, es hora de luchar por lo que en verdad quieres. Un abrazo,
buena vibra”

Y ese fue el último mensaje. La princesa, fue hasta los cajones de ropa y comenzó a
buscar prendas sexys para poder presentársele de la mejor manera a su líder. Está
noche pretendía hacer infinidad de cosas para confesarle su estado sentimental y
pedirle que le diera una oportunidad, que lo tratara mejor y que le representara el
amor de muchas otras maneras y no sólo con sexo.
Capítulo 8

“Ser gay o no”


- Vamos, iremos de parranda por ahí- Jun llegó de repente. Alzó los brazos como un
escuincle y se llevó casi a rastras a su querido cachetoncin.
- No puedo ir a ninguna parte, yo tengo que…- escondió entre los cajones la ropa que
había preparado para Hyun y se quedó aterrorizado. No quería que nadie viera sus
estúpidos comportamientos homosexuales. ¡Claro que no estaba preparando su
vestimenta para más noche, claro que no!
- Nada- el descontrolado bebecito, lo sacó del cuarto para alejarlo de todo lo que le
pudiera chismear que Hyun había huido como un cobarde.
- ¿Qué demonios haces? Jun, me quiero quedar.
- No, no y no- le dio un manotazo en la cabeza- vamos a bailar a algún lugar, no sé
¿tomemos juntos, si?
- No bebo tanto alcohol.
- Te compro entonces… dos, ¡No!- se retractó- tres cajetillas de cigarros, los
mentolados… los que te gustan Saengie- sacó un mimo, poco masculino.
Y bueno… al fin de cuentas el príncipe era marica…
- ¿Por qué siento que estás siendo demasiado generoso?
- Porque estoy siendo generoso, mi querida nutria- le plantó un pequeño beso en la
frente.
Heito al recibir el beso, se echó para atrás. ¿Qué había hecho su compañero de grupo?
Joder… le había besado la frente. ¡Asco!
- ¿Por qué hiciste eso?- Jun sonrió, maléfico- ¿Qué quieres de mí? ¿me pedirás dinero,
verdad?
Jun se negó interiormente. La verdad era que se sentía tan mal por él que no pudo
evitar plantarle un cariñoso y re confortable beso en la frente.
- Hoy se regalan besos y abrazos- mintió, coqueto- no te vayas a sentir raro si por
alguna extraña razón te abrazo…- advirtió con los ojos paralizados.
Quería llorar, no era gay, pero la situación lo ponía gravemente sentimental.
- ¿qué? ¿día de qué?
- No preguntes…
- Pero, jun… estás mintiéndome.
- ¿Quién dijo? No pienses cosas raras- bromeó al mismo tiempo que lo sacaba del
cuarto para poder llevarlo a las afueras, distraerlo sería lo mejor.
Lo más probable era que si lo embriagaba no podía acordarse del líder, sí, eso haría
entonces.

Desbordando felicidad por doquier, Jun llevó consigo su billetera. Miró secretamente
su alrededor, y salió corriendo hasta la camioneta de Jung Min. No le convenía que lo
viera trepándose en su preciosa Audi negra. Lo mataría con una patada de caballo si se
llegase a enterar.
- Esta camioneta no es tuya- Saeng le advirtió con miedo a subirse.
- Vamos, sólo daremos un paseo.
- ¿le pediste permiso?
- ¿Por qué?
Heito alzó las cejas con enojo. Ese Jun nada más pensaba en sus planes y no en las
pertenencias de los demás.
- Porque no es tuya…
- Pedirle permiso ¿a quién?- preguntó juguetón.
Era así, tan, tan… estúpido.
- Maneja con cuidado- La nutria por fin accedió.
En estas circunstancias, cuando Jun se comportaba como todo un idiota y juguetón al
mismo tiempo, no quedaba de otra… sólo dejarse manipular por él.
- ¿A dónde quieres ir?- el más pequeño, le preguntó.
- Estoy en tus manos- se quejó - tengo miedo- confesó.
Jun se mofó en su cara, al mismo tiempo que pisaba el acelerador. De inmediato, Saeng
se puso el cinturón de seguridad, no deseaba salir herido en un día tan importante
como este.
- Lento, tranquilo…Si Min se entera que le hicimos algo a su camioneta, lo más
probable es que nos mate a los dos.
Al escuchar eso de Heito, Junnie sonrió. Prince era tan miedoso…
- Sus patadas de caballo- murmuró- lo sé, ya me he topado con algunas de ellas en
ocasiones muy diferentes a esta- sonrió de lado.
*-*-*-*-*-*-*
- ¿Qué tienes? La verdad es que no sé lo que te pasa- Jahaira sacó a Min de sus
pensamientos.
Jung Min ni siquiera se acordaba que había llamado a su novia para que llegara a casa.
Su cabeza estaba en otro lugar.
- No me pasa nada- contestó con sequedad.
Todos los días era lo mismo. Su relación era como un juego, un horrible juego sin
gracia y sin sexo. Al principio todo parecía ir excelente, Jung Min hablaba demasiado,
se comportaba dulce, especial… pero ahora, era todo lo contrario. Desde hace un mes,
Jung había estado pensando en cosas, en un millón de cosas que le desesperaban y
que aparte llevaban entre las patas a la chica.
- ¿Cómo no te puede pasar nada?
- No me pasa nada.
- Dilo, dime lo que me tienes que decir- exigió por fin.
Se había aguantado todo un mes para poder exigir una verdadera y razonable
explicación. Su novio no podía comportarse tan seco con ella, parecía como si ya no la
quisiera.
- ¿Qué quieres escuchar?
- ¿Qué sientes?
- ¿sentir?
- Si, has estado extraño últimamente y no sé si preguntártelo, pero…
- He pensado, y ya no quiero- dijo tan tranquilo que Jahaira se quedó sin respiración-
es mejor dejarlo.
Joder. ¿Dejar qué? ¿Dejarse? ¿Ambos? ¿Cortar? ¿Romper? ¿Soltería?
El corazón se le paralizó. Había estado pensando en hablar sobre dejarse por algún
tiempo, pero esta vez Jung Min se le adelantó. Y sinceramente sonaba tan horrible. Se
sintió morir, Jung era su todo, su hombre ideal, su amor… ¿cómo podía estar pasando
esto tan repentinamente?
- Es desgastante- contó él.
Jahaira sonrió tontamente, alzó la vista y se quedó completamente en blanco. Y de
nuevo se quedó callada, las palabras, la voz no le salía. Era más desgastante para ella…
- ¿Dejarnos?- preguntó ingenua.
Min comenzó a rascarse el cuello, asentando levemente con la cabeza.
- Sí…
- ¿Es desgastante? ¿qué es desgastante? – preguntó con el llanto a punto de evacuar.
- Todo, absolutamente todo lo que hago contigo. Es como si no supiera encajar contigo,
no puedo, no puede ser como antes. Lo siento.
- Perdóname tu a mí, quise que todo funcionara, pero si no funcionó, entonces está
bien- mintió. Nada estaba bien. ¡Claro que no! – lo siento, lo siento de verdad- se
disculpó, cobardemente.
Sin pensar dos veces, agarró la bolsa que seguía sobre la cama de Jung Min y decidió
irse lo más pronto posible de ahí. Lo quería ver, pero en estas circunstancias lo que
menos podía era hacer eso.

Por su parte, Jung Min tomó asiento en su sillón preferido, tanteando más o menos la
situación. ¡Mm! Le había dicho que ya no quería nada, y bueno, en el fondo ya no
deseaba mortificarse más, miraba tan perdida su situación que no quiso rescatarla. Le
costaba trabajo esforzarse, también porque estaba tan ocupado con la música que
tener novia lo irritaba al máximo. Novia o la música. Lo que toda persona haría sería
encargarse de las dos cosas, sin embargo Min no deseaba sostener los dos pesos con
las manos. Lo que también era relevante, era el hecho de que Jung tenía una nueva
amiguita que lo estaba invitando a salir y que al parecer daba más de lo que Jahaira le
ofrecía.

Marina, así se llamaba la intrusa. Curiosamente, era amiga de Jahaira que por
cuestiones de envidia, cortaron su larga amistad. Eso fue genial. Tener una amiga que
te envidia es lo peor, en este caso Jahaira había tomado la grandiosa decisión de
sacarla de su vida por completo, pero con lo que no contaba la chica, era que ahora esa
intrusa deseaba arrebatarle a Jung Min, si no es que ya lo había logrado.
- ¿Qué quieres, Jun?- Min contestó su móvil, cabreadísimo.
Comenzaba a irritarse por la pérdida de una mujer que no aprovechó lo suficiente. Y
sinceramente, era lo menos que podía hacer ¿Quién no siente la pérdida de su pareja?
¿Quién? Joder, estaba comenzando a extrañarla y sin haberlo tenido en mente.
- He raspado tu camioneta- el bebé dijo de entrada- es chiquito, ah y bueno el vidrio
delantero quedo hecho garras. Romperé mi cochinito para pagar los daños, lo
prometo.
- Dime por favor que esto es una broma.
- Lo siento, pero es que saqué a pasear a tu bebé- le comentó con lentitud para que Min
reaccionara de la mejor manera posible. Entrecerró los ojos y prosiguió- Esto es cien
por ciento real, un torpe caballero nos chocó.
- Jun.
- ¿qué?
- Estás muerto.
- Lo sé. Recógenos, Saeng no deja de fumar y lo peor de todo es que quiere ver a Hyun,
ya le dije que estaba dormido en casa, pero sigue preguntándome.
- ¿Lo sabes? Imbécil, no estoy de humor para nada. Toma un bus y cuando llegues
rompes tu maldito cochinito con tu cabezota hueca.
- Lo puedo romper en el suelo, hey y todavía que te quiero dar mis ahorros… tu
maldito auto tiene seguro.
- Cállate.
- Hablas como si estuvieras soltero- y después de decirlo, un enorme silencio por parte
de Jung Min, lo hizo estar seguro de lo que decía- No estés triste, Jung… si se dejaron
es por algo.
- Vete a la mierda- por la otra línea, Jung Min gritó histérico. Pretendía cortar de
inmediato.
- No sé dónde queda
Y después de escuchar tales cosas de Jun, el potro colgó el teléfono.

-*-*-*-*-*-*-

La pluma de tinta negra, ya no rayaba. Hyun arrancó la hoja de papel que tenía medio
rellena con una escritura de más o menos media hoja de pensamientos desencajados.
Se maldijo a sí mismo, no podía si quiera creer que se mantenía alejado de todos sólo
para escribir una carta que tal vez nunca entregaría a su dueño.

Más que dolerle, el pecho le ardía. Era esa sensación desagradable, esa problemática
que lo agobiaba y es que era su pasado contra su presente, o tal vez las dos eran
pasadas, con la única diferencia que el pasado con Saeng seguía viviéndose a diario.

Cada vez, cada mañana que despertaba, sus pensamientos eran completamente para
la nutria, sin embargo desde unas semanas atrás, nada siguió como debía ser. Después
de contestar a algunas llamadas y responder algunos mensajitos, todo fue cambiando.
Tal vez y la chiflazon, o quizás los buenos momentos que antes pasó con aquella
persona, le estaban moviendo el tapete de nuevo.

Su homosexualidad, no estaba ya bien definida. Al parecer Hyun deseaba dejar de ser


maricón para poder hacer lo que toda persona sin diferencias sexuales era. En el
fondo Hyun anhelaba cambiar, deseaba hacerlo porque la angustia que ahora se le
venía como cubetazos de agua helada, lo obligaban. No podía jugar con los
sentimientos de nadie, sin embargo tampoco deseaba perder lo que tenía ya bien
asegurado.
Desear ser diferente, jugar a ser diferente, revivir el pasado, sonreír al ahora…. Lo
estaban volviendo loco. ¿Qué debía hacer? ¿Terminar con todo? ¿Jugar a ser Dios?
Nunca antes había pensado tanto como en aquellos instantes de soledad, ahora la
meta era tomar una decisión.

Capítulo 9

“Siento tu piel por vía telefónica”


Con el cabello despeinado, Saeng sonrió malicioso. ¿Qué diablos decía Jun? ¿Qué Jung
Min no quería ir por ellos? ¿Qué estaba soltero y deprimido? ¿Qué le valía una mierda
su camioneta?
Imposible.
- No lo creo- el castaño renegó.
- Saeng, te estoy diciendo que el caballo no quiere venir. Deja de fumar y por favor,
regresemos a casa.
- ¿Está Hyun?
- Acabo de marcarle- mintió- no me dijo dónde estaba.
- Pero si hace un rato dijiste que dormía en casa.
- Lo estaba, en tiempo pasado- aclaró- ahora salió y no sé dónde está
- ¡Hum! Bueno, ¿entonces iremos a casa?
- Sí, tenemos que ir… además necesito burlarme de Jung Min
- ¿Burlarte?
- Perdió la novia, eso es para molestarlo… me habló muy feo hace unos minutos- se
quejó con un poco de sueño. Bostezó y le quitó la caja de cigarrillos a la nutria salvaje.
Meneó la cadera como si estuviera bailando con aro y se fue caminando tomando de la
muñeca a su amigo cachetón.

Heito lo observó con mucho miedo. Jun estaba comportándose muy extraño y no se
podía tragar eso de la noche a la mañana. Algo pasaba. Algo realmente pasaba y estaba
obligado a descubrirlo.

Al cruzar el umbral de la puerta, Jun comenzó a gritar desde la planta baja. Kyu salió
de su cuarto a una velocidad súper sónica. Jung Min ni siquiera se dignó a salir de su
habitación.

- ¡¡CABALLO!! Se han llevado tu camioneta para repararla, me he venido caminando


junto a Heito. No romperé mi cochinito
Saeng se burló al escucharlo decir eso. Jun era tan gracioso que no podían contra él.
- ¿Qué le pasó a la camioneta de Jung?- Kyu se atrevió a preguntar.
- La chocaron- el bebé contó con un poco de melancolía en la mirada, sin embargo todo
pareció desaparecer cuando sonrió con malicia- ¿Y Lina? ¿Dónde está?
- La llevé a casa, está bien.
- Jung Min rompió su relación con su novia, bueno ex.
El bebé como chismoso que era, se atrevió a pasarle el chisme al otro que ni siquiera
sabía de lo ocurrido. Kyu, con impresión rodó los ojos hasta buscar con la mirada el
segundo piso de la casa con dirección a la habitación de Min, pero se negó a ir. Hasta
ahora comprendía porque del mal humor del potro.
- Esto no es un juego, Jun- el príncipe lo reprendió.
El menor clavó los ojos en la nutria, se encogió de hombros y justo cuando iba a tratar
de disculparse, salió corriendo hasta la habitación del caballo herido. Abrió la puerta
de su habitación y al verlo recostado boca arriba en la cama, se fue a sentar en su
cama. Levantó la mano derecha para darle un zape al más alto y al verlo deprimido,
decidió bajarla.
- ¿Quieres ir a beber?- Jun entrecerró los ojos al ver que Min le negaba con la cabeza y
con el dedo índice el mismo tiempo. Siguió el camino que el dedo del caballo apuntaba
ligeramente y se sorprendió- ¿has bebido y no me has invitado? Egoísta- se puso
histérico al ver las botellas de cerveza que había en la esquina de la recamara- Vamos,
no es para tanto. Volverán a estar juntos
- Lárgate de mi cuarto y nunca vuelvas, maldito animal del demonio. Hijo de satanás.
- Yo no soy hijo de ese señor- se quejó burlón
- No estoy para bromitas…
- Pues ya. He venido a que te sientas mejor y me corres. No estoy para idioteces Jung,
hago todo lo posible para que nadie esté triste, pero al parecer no sirve.
- Joder, Jun. Primero tomas mi camioneta y la chocas, después vienes a consolarme
con chistecitos estúpidos, ¿no crees que eres desconsiderado? Vete a la mierda y deja
de joderme.
- Estúpido, pídele perdón eso es lo que debes hacer…
- Nadie me dice lo que tengo que hacer.
Después de escuchar eso, Jun se burló. Fue hasta el cuerpo debilucho de su amigo y lo
agarró para abrazarlo con fuerza. Le acarició la cabeza y a los tres segundos
posteriores, salió de la recamara para después ir a dormirse.
No deseaba saber nada de nadie, ni siquiera de Hyun… quería dormir y punto.

*-*-*-*-*-*-*-*

El maldito de Jun, lo había dejado sólo en la sala de estar. Saeng no entendía nada,
hasta Kyu se fue sin desearle buenas noches. Algo parecía estar extraño ese día y lo
más triste era que Heito no estaba enterado de las buenas nuevas.

El castaño deseaba hablar con Hyun, anhelaba verlo, decirle… ofrecerle su cuerpo
entero y confesarle todo su amor y las enormes ganas que tenía de luchar por él, pero,
desafortunadamente al entrar a la habitación perteneciente a Hyun, no se encontró
con ningún rastro de su hermoso líder. Calmando la impaciencia, divisó la cama, el
ropero, cada uno de los cajones y se encontró con poca ropa y absolutamente el cuarto
bien limpio. Al parecer Hyun no había dormido en casa como el bebé le contó
anteriormente.
En lo más profundo de su ser, un sentimiento inexplicable le recorrió el cuerpo de pies
a cabeza. La sensación se sentía repugnante, como si le estuviera faltando el aire. No lo
pensó antes, prince no lo supuso, y lo peor de todo era que le costaba trabajo
lidiar sin la esencia de Hyun Joong.

Pareciera como si se lo hubiese tragado la tierra ¿Dónde demonios estaba? Era tarde,
¿Por qué no llegaba? ¿Por qué ninguna llamada? Y, repentinamente, al sacar su celular,
esté comenzó a sonar. Automáticamente una hermosa sonrisa se le dibujó en los
labios. Era Hyun, su precioso líder.

- Hyun-el príncipe quiso reclamarle, pero algo lo detuvo.


El terrible sentimiento de pérdida que conllevaba el reclamo, lo hizo retroceder. Joder.
No deseaba salir perdedor
- Saeng, ¿Ya cenaste?- un silencio escalofriante se hizo presente.

¿Qué demonios? ¿Hyun preguntando eso? Tal vez quiso decir “Saeng, ¿Cuántas veces
te has masturbado pensando en mí el día de hoy?” Pero no, él no preguntó eso…
- No ¿y tú?
- Yo tampoco.
- ¿Dónde estás?

Quiso platicarle que en ese mismo instante se encontraba en su habitación, pero Hyun
se enojaría si eso llegara a revelarse.

- Un poco lejos de casa- espetó, y un sonidito parecido al de copas de licor chocar


contra una mesilla de centro, se escuchó. Todo indicaba que Hyun estaba bebiendo
alcohol.
- ¿Por qué?- le pidió una explicación.
- Te lo dije, te dije que me iría en poco tiempo.
- ¿Regresarás?
- La música me llama, claro que regresaré. Tenemos actividades juntos y…
- ¿Y?
- Y necesito estar al cien por ciento concentrado en la nueva música, los bailes y…
- ¿Y?
Saeng esperaba escuchar algo que lo conmoviera, algo que lo hiciera sonrojarse. Heito
deseaba que Hyun dijera que regresaría para verlo y volver a hacerle el amor, para
sentirse más unidos que antes, para amarse… para siempre.
- Y no quiero ser un desobligado, necesito trabajar… de eso vivo.

Un vacío aterrador, invadió el sumiso cuerpecillo de Saeng. Lo sentía, deseaba llorar


como marica. Esperaba más de su líder, lástima que no lo obtuvo. Así que, incomodo
por la situación, se olvidó de las preguntas que tenía que hacer y comenzó a reírse sin
parar. Tenía que colgar lo antes posible, ya después Hyun llamaría… y si lo hacía tal
vez Heito saldría ganador.
- Tengo que cenar, Hyun. Adiós- y con una fuerza inhumana, separó el celular de su
oreja y colgó de inmediato, antes de que se arrepintiera.
Hizo bien, según él. Era momento de cenar, era momento de descansar y dejar de
pensar en Hyun… aunque el millón de preguntas que tenía que hacerle se perdieran
en la nada.

Por la otra línea, el pelinegro observó el móvil, lo sacudió y se lo volvió a poner en la


oreja, pero lo único que escucho fue el pitido de descolgado. Sí, no estaba alucinando,
Saeng le había dejado con la palabra en la boca.

- Es por nuestro bien, debes ser más sincero contigo mismo-Heito murmuró mientras
salía de la recamara que pertenecía a su media naranja.

Ya libre de tensión, fue hasta la cocina y se cenó un cereal, después de media hora se
dio una ducha y comenzó a vagar por toda la casa verdosa, para después irse a dormir.
Quería pensar un poco, sólo un poquito más antes de cerrar los ojos… necesitaba
pensar en lo que le diría a su Hyun la próxima vez que llamara. Debía estar preparado
para ello porque si no, entonces se sentiría peor que un imbécil gilipollas.

Ahora ¿Qué haría? No bastaba con recostarse en la cama y cerrar los ojos, no
funcionaba. Mierda. Odiaba gastarse las noches pensando en Hyun, simplemente no
podía dejar de hacerlo. Hyun Joong, el grosero de su amante no se lo merecía, no podía
merecérselo después de haberlo tratado así por vía telefónica ¿O sí?

Y por si fuera poco, su celular comenzó a sonar con la misma canción de antes. No era
Tao, no era Jung Min, no era un familiar, era Hyun. Su endemoniado amor estaba
llamándole a una hora demasiado comprometedora y al parecer le urgía escuchar su
voz, pues al perderse la primera llamada, el líder realizó otra y con persistencia.
La segunda llamada estaba entrando y sin dudarlo más, Prince oprimió la pantalla
para responder.
- Estaba dormido- Saeng habló primero.
Realmente no pretendía decirle que se encontraba molesto con él, ni tampoco que
estaba bien despierto mientras ignoraba su llamado. Sin embargo, sintió que debía
disculparse por haberlo hecho esperar.
- No me preguntaste cuando iba a volver- gimoteó en alto.
La ronca voz del pelinegro, sonaba excitada. ¿Qué demonios estaba haciéndose? ¿Se la
estaba jalando?

- Ah-cogió aire y sorprendido por culpa de los gemidos impuros de Hyun, se acarició
la barriga. Todo fue tan rápido que no pensó en lo que seguiría después- ¿Cuándo vas
a volver?
- ¿Cuándo quieres que vuelva?
- No lo sé. Verme no es importante- se le salió de la boca.
La regó… sí, lo hizo. No pudo evitarlo. No evitó incluirse en las cosas más importantes
de Hyun, no impidió las palabras que tal vez su líder rechazaría al instante.
- Jajá
El maldito se burló. Se mofó como un idiota. Joder, eso se sacaba la nutria por ser tan
estúpido.
- ¿Sólo para eso has llamado? Tengo sueño.
Quiso cortarle de nuevo, pero la hermosa voz de su pelinegro favorito, le llenó el oído
por completo.
- Quédate más- Hyun le pidió. Se refería a seguir hablando hasta el amanecer con la
princesita. Su deseada princesa de cuento.
- ¿Por qué debería hacerlo?
- Porque me extrañas.
- ¿Qué te hace suponer eso?
- Jajá, Saeng, ¿Por qué lo quieres arruinar?
- Joder… ¿qué? Tú lo has arruinado desde un principio, tú lo estas arruinando en estos
momentos por tu risa estúpida.
- Eres muy gracioso, escucharte enojado es pura suerte ¿Lo sabías? Siempre eres muy
paciente y nunca me reprochas nada. Que no te de vergüenza decir que me extrañas,
que no te avergüence desearme todas las noches, ¿No estás agradecido?
- ¿De qué?
- De que te llame. Te marcó sólo para refrescarte los sentimientos, no olvides que me
amas. Saeng…
Y el ambiente se transformó en una cueva sin luz. Más marica no se podía ser, más
endemoniado y cabrón tampoco.
- No te sientas con la necesidad de ilusionarme más. No te extraño, no lo hago.
- Te extraño-inmediatamente, Hyun confesó.

Algunas veces era estúpido y no encontraba las mejores palabras para conversar con
Saeng. La mayoría de las ocasiones lo trataba como a un criado y sin ningún
sentimiento, pero ahora sentía que en verdad lo perdería si no expresaba lo que en
verdad yacía como fuego dentro de su corazón.

Capítulo 10

“Te amo más de lo que debería”


Si no fuera tan noche, Saeng hubiera ido a tomar el sol en una de las sillas playeras que
se situaban alrededor de la alberca. Si Hyun no hubiera llamado, nada de esto
estuviera pasando…

Pequeñas y miserables lágrimas comenzaron a gotear descaradamente desde los


orbes cafés de la nutria, hasta su mentón. El sentimiento era confuso, no sabía si
lloraba de felicidad, de tristeza o de furia. Joder, le era tan difícil la situación, el
ambiente y lo más jodido era que no podía encontrar una manera para llevar su caso.

Los lascivos suspiros de Hyun seguían en la línea, así como también permanecía el
profundo silencio. La petulante voz de su adorado líder se entrecortó cuando de entre
sus labios pretendía salir una palabra para abandonar el penumbroso silencio y seguir
en el ambiente que ambicionaba con encender.

Un gemido se escuchó poco después de reír con altanería. No quedaban dudas, Hyun
Joong se encontraba ebrio.

- ¿Qué dices a eso, perra?

Apartándose las pocas lágrimas que le quedaban, Saeng sonrió de lado dando a
conocer su lado poco amistoso.

- No hay nada que decir, perrito –dijo más en alto lo último, trasformando el ambiente
en algo que en el fondo no deseaba, pero que Hyun merecía.
- Sé que soy un perro –aseguró frotándose el glande con el dedo gordo de la mano
derecha, mientras que con la izquierda sostenía el móvil. Había comenzado a
masturbarse minutos antes de fantasear con escuchar su voz -. ¿Seguirás siendo mi
perrita?
- Estás muy borracho, deberías…
- ¿Me extrañas, princesa? –y de nuevo cuestionó como si no supiera la respuesta.

Él más que nadie conocía a la nutria, era demasiado con preguntarle sobre un hecho
que estaba bien asegurado. Joder, ni Hyun comprendía por qué cambió su tono de voz
al hablar con él después de haberlo rebajado con tales apodos caninos.

- Cierra los ojos –ordenó como de costumbre al notar que su príncipe no respondía -
¿Sientes mi piel? Estoy temblando. Tócame Saeng, tócame donde sólo tú sabes que me
gusta.
- Estás loco…

Un pésimo síntoma de rencor se apoderó del juicio de Young Saeng. El líder primero
se burlaba, y ahora le pedía sexo telefónico… acaso ¿Eso era justo? Y aunque no lo
fuera, el estado sumiso del cachetón insinuaba con salir en cualquier momento.

El problema era ese ¿Por qué Hyun lo comandaba cada vez que le daba la gana? ¿Qué
fuerza utilizaba para dominarlo de ese modo? Saeng, a este paso nunca obtendría las
respuestas, que por el momento olvidaba con la ayuda de toda aquella perversión.

- Deja que te haga el amor, deja que te lo haga, por favor. Como perro dueño de sus
princesas, déjame que me corra en ti.

A partir de ese instante, esa noche se diferenció de muchas otras. No era la oscuridad
de la habitación de la princesa, tampoco el cereal que antes cenó. Era Hyun, Hyun
Joong, su voz, su pronta declaración, su tentadora forma de incitarlo, su deseo… El
deseo que a Saeng también le recorría el cuerpo. Él, sólo él podía presumir de dotarlo
con noches especiales.
El desborde de su pecho le apretó el estómago. Tal vez la nutria no quería aceptar las
palabras de su líder, o tal vez no sabía cómo tomarlas y utilizarlas para su beneficio.
Hyun había dicho “Hacer el amor”, sí, lo dijo y cualquier santo podría explicar eso, el
líder se refería a tomarlo de una manera más especial. Como conclusión final, Heito se
dio cuenta que en todo este tiempo, Hyun siempre lo amó.

No cabía otra explicación. Era amor y nada más. ¡Diablos!

- Tus pezones están duros ¿Cierto? Mi lengua ama frotarlos circularmente y


exprimirles hasta la última gota de tu sabor. Sabe delicioso.

El comienzo se dio a conocer. Después de eso, ¿qué debía decir el cachetón? Nunca
había hecho algo así. El paso de los segundos se sintió tentador para la nutria, tanto
que comenzó a levantarse el pijama para acariciarse las tetillas, asemejándose a las
caricias que el pelinegro le plasmaba cada vez que deseaba.

La indiscutible dureza que poseían sus pezones era sorprendente. No tenía a Hyun
cerca, sin embargo lo sentía sobre él. Lo imaginaba viéndolo masturbarse,
mordiéndose el labio, chupándole las tetillas…mordiéndoselas. La presión sanguínea
se apoderó de su pecho sensible y abochornado, guiándolo al éxtasis total. Odiaba caer
tan rápido.
- Tiembla no te detengas, erízate cada vez que lo necesites, me encanta –Hyun
prosiguió sonsacándolo.

Joder, pero ¿Cómo sabía que en ese preciso instante la nutria estaba sufriendo de
calambres placenteros? De hecho, no se debía olvidar que el escandaloso líder lo
conocía de arriba abajo. Sería decepcionante si simplemente lo tomara como suyo y
ya. Estúpido Hyun Joong que todo lo sabía….

- ¿Qué quieres que haga? –preguntó embelesado con la ternura que la voz contraria
daba a conocer.
- De todo, siempre lo haces muy bien ¿puedo besarte en esa parte que tanto te gusta?
- Si me dices dónde, entonces yo trataré de pensarlo…
- Te gusta en tantas partes que no sé por dónde comenzar, pero últimamente te
encanta que te bese el estómago, en las costillas ¿Recuerdas esa vez?

Mierda ¿Cuál de todas? A ¿Cuál se refería él? La princesa no sabía que responder, así
que contestó lo que tal vez poca gente respondería.

- No lo recuerdo…
- Acaríciate lentamente esa parte, sube hasta tus pezones y vuelve a bajar hasta tus
costillas. Una y otra vez, desliza el dedo índice y rodea tu ombligo con él. ¿puedes
recordar mi lengua chupar ahí? Aún permanece el sabor de tu piel en mi boca –arqueó
su cuerpo hacia adelante, sonrió satisfactoriamente y comenzó a masturbarse con un
poco de más velocidad -. Remójate los labios, muérdetelos, ¿lo sientes? Soy yo, el único
que te hace eso soy yo.
- Mm –gimió dando a conocer un sí como respuesta.
- Está muy duro, tócatelo más, tócalo como si me acariciaras a mí –se refería al pene de
Saeng. Joder, de nuevo la nutria se seguía preguntando con los ojos adormecidos por
el placer ¿Cómo era que Hyun sabía que estaba duro? ¿Qué estaba masturbándose al
igual que él?
- Tan apretado que me encanta –fantaseó con el culito que a todas horas amoldaba al
tamaño de su polla.

Sin mucho esfuerzo, Heito endureció las nalgas, suspiró en alto para que su hermoso
líder lo escuchara en plena desesperación y comenzó a remojarse el dedo índice de la
mano derecha para incrustárselo en el ano. Con una mano trabajando en su parte
trasera, emprendió paso a penetrarse manualmente y suavemente, aprovechando que
su agujerito parpadeaba y absorbía su dedo con mucha aceptación.

- Aaah –Hyun ahogó un gemido percatándose de lo enrojecida y bien húmeda que


estaba su polla -, se siente bien cuando te comprimes…
- Más, más rápido –Prince comenzó a alucinar al mismo tiempo que aumentaba la
cantidad de movimientos que su dedo ejercía en su apretada entrada anal.

Era incapaz de situarse en su realidad cuando su dedo penetraba su ano, pensando


que era el falo de su líder quien lo hacía. Lo deseaba cerca, tanto que podía imaginar
absolutamente todo. No le era difícil, era lo que quería.

Estaban tele pateados. Era tanta la lógica de sus palabras, de sus actos, de lo bien que
conocían sus cuerpos aunque no estuvieran cerca…

Frente a la tentación de tenerse cerca, acariciarse, mimarse, besarse y hacer el amor


una y otra vez hasta quedar muertos de cansancio, el hermosísimo líder se apoderó de
la enrojecida polla parada que palpitaba como un corazón andante. El tacto con su
enorme mano, se sintió como si estuviera con la luna y las estrellas. Se acarició de
arriba abajo, de un lado a otro; impulsando la pelvis hacía adelante como si en verdad
estuviera penetrando el apretado agujerito de su princesa.

Y aunque físicamente la nutria no estuviera ahí, Hyun lo sentía como si en esos


momentos lo estuviera haciendo suyo hasta no sentir los músculos de todo el cuerpo,
hasta desvanecerse y quedarse esparcido en el piso con la respiración acelerada, el
pecho conmocionado y una pícara sonrisa. ¡Joder, esa princesita lo volvía loco!

Una y otra vez como si su torpe dedo fuera el pene que lo estuviera embistiendo,
Prince seguía penetrándose duro y con una ansiedad de perros. Se mordió el labio
como aquellas veces que Hyun lo obligaba a callar y a tragarse los gemidos, se sentía
como los castigos que le encantaba recibir, se sentía como la primera vez que hicieron
el amor. No aguanto, su líder no le ordenó nada y quería decir que podía gritar y
gemir cuantas veces quisiera. Y lo hizo. Gimió como un animal en celo.

El sonido de sus jadeos entrecortados, ayudaron lo suficiente para que Hyun se


corriera primero. Tan reconocible fue ese tipo de gimoteo que Saeng sintió que el
líquido seminal de Hyun obstruía su interior como todas aquellas veces pasadas. La
ilusión y el calor que imaginó llenándole el culo, lo obligó automáticamente a venirse
también, dando a conocer un gemido que Hyun sabía identificar y catalogar como el
último que daba fin a una buena actividad sexual.

¿Por qué olía su aroma varonil? ¿Por qué la esencia de Hyun estaba llenándole hasta el
poro más escondido? ¿Por qué si no estaba junto a él?

- Tus labios se resecaron, lámelos para que puedas besarme ¿Puedo?

Sí que estaba demasiado ebrio… ¡Claro que podía besarlo!

- Tócate los labios –esta vez la princesa le ordenó -. Ya están húmedos. ¿Verdad? –se
aseguró de que su amado líder se los humedeciera con anterioridad.

Tocarse a sí mismos, les daba la sensación de tocar al cuerpo que deseaban poseer.
Era simple. Si Hyun deseaba tocarlo, se acariciaba como si su piel fuera la de Saeng,
sintiendo así una semejanza increíble.

- ¿Qué te hace tan apetecible? Podría hacértelo a todas horas, todos los días y no
sentiría menos fuerza –farfulló al mismo tiempo que acariciaba lentamente la figura
de sus labios bien hinchados.
- ¿Cuántas te has bebido? –una risilla juguetona se le salió a la nutria. Le parecía
impresionante la calidad de palabras que Hyun decía en esos momentos. Si él no
estuviera borracho, nunca diría esas cosas tan cursis…
- ¿Importa? –preguntó carismático -.¿Me extrañas? ¿Lo haces? –está vez cuestionó con
cosas que le importaban. Le era inaceptable que Saeng no le confesara que lo
extrañaba y no debía, no podía, no quería quedarse con la espinita. Quería escucharlo
decir aquello. Sólo eso y sería el hombre más feliz del mundo.

- ¿No es suficiente con permitir que escuches mi voz mientras me corro y por teléfono?
- No lo es. No es suficiente para mí. ¿Me extrañas? Si no lo haces, hazlo, hazlo para que
pueda sentirme bien. Para que pueda dormir. Ahora, mañana o tal vez nunca, me
odiarás. No me odies, nunca lo hagas –rogó con un tono deprimente. Al parecer Hyun
deseaba llorar.
- No sé qué trates de decir…
- No me olvides nunca, jamás me odies, no te alejes de mí, porque si te extraño ahora,
es probable que cada noche lo haga y no podré parar, no pararé de llorar, no podré
tener ningún otro pensamiento que no sea tu nombre, no podré resignarme a la idea
de dejar de extrañarte. Te necesito.
- Nunca haría algo así –prometió seguro de su relación. Saeng sentía que su estado
estaba mejorando y que era ahora cuando no pretendía dejarlo. Además al parecer
Hyun se encontraba demasiado ebrio como para recordarlo.
- Te amo, más de lo que debería –confesó orgulloso de sus ahora reconocibles
sentimientos.
Ahora ¿qué pasaría después? Young Saeng no podía responder, ni siquiera se atrevía a
respirar como tenía que hacerse. Colgarle el teléfono no era la mejor solución, y decir
lo mismo que Hyun ¿sí lo era?

Ahora más que nunca, anhelaba no haber escuchado eso, porque no reconocía si las
lágrimas que le caían eran de felicidad o de desdicha por no haberlas escuchado en
vivo y en directo y claro, sin estado de ebriedad.

Capítulo 11

“Una nueva carta dentro del juego”


Con el teléfono a punto de caérsele de la mano, Saeng se secó las lágrimas que le caían como
locas en esos instantes. Era la primera vez que escuchaba a su líder decirle eso y aunque su
corazón estaba casi explotando de felicidad, algo le decía que nada iría bien después de haberlo
escuchado decir aquello.

Ahora más que nunca tenía miedo. Miedo a que Kim Hyun Joong le dijera “te amo” cuando
estuviera ebrio de nuevo, miedo a que ya no se lo dijera nunca, miedo a perderlo por completo
si se lo recordaba cuando estuvieran cara a cara. Tenía tanto miedo de confesar sus
sentimientos a un ebrio, a un maldito gilipollas de puta que gozaba verlo sufrir.
Con un profundo suspiro, se burló para darle a entender a Hyun que lo había escuchado con
claridad. Se relamió los labios suplicando para no comenzar a llorar de nuevo con lo que tenía
que decir después y dijo:

- No soy un juguete. Así que no juegues con mis sentimientos. Estás ebrio y sé que al día
siguiente no recordarás nada, pero yo sí lo haré y cuando te llegue la cruda, entonces te pediré
una explicación. No vuelvas a repetir eso y menos en estado de ebriedad, porque me hace sentir
sucio.

Prince no obtuvo respuesta, el líder le cortó la comunicación después de escucharlo decir esas
terribles palabras. Quizás Hyun se había sentido pésimo al escucharlo hablar así, quizás se
había arrepentido de confesar sus sentimientos, ¿Qué sabía Saeng? Al parecer nunca lo sabría
exactamente hasta que el pelinegro regresara y hablaran de la situación, de su relación y de
esas palabras de puta que no lo dejarían dormir.

Al día siguiente todo pareció estar de lo mejor para Jun y también para Kyu. Los dos majos
estaban tomándose un café en la mesilla del recibidor junto con Lina, que al parecer estaba
demasiado molesta por el horrible comportamiento de Jung Min para con Jahaira. Joder. Lina
odiaba que ese cara de caballo siempre hablara por él y no por alguien más, odiaba que no
supiera cuidar de la mujer que le dio un millón de apoyo cuando lo necesitó. Pero así eran las
cosas y no haría cambiar a nadie.

- Brindemos por Jahaira –Jun se atrevió a levantar su taza de café negro para poder hacer un
brindis, que por cierto era imprudente ya que Jung Min se encontraba recargado en las
escaleras y lo suficientemente cerca como para escuchar su torpe voz y claro, también era
descolocado porque con el café no se brindaba...
- No se brinda con café –Kyu se lo recordó, Lina sonrió y levantó su taza para apoyar el
ajetreo. Ahora más que nunca se vengaría de Jung Min.
- Se brinda hasta con orines, Kyu. Además tenemos que celebrar que ya no está atada a un
hombre con cara de caballo enojado –la hermosa pelinegra sacó una risotada al escucharlo
decir eso. Le parecía muy gracioso cuando Jun decía y hacía cosas estúpidas.
- Trabajaré duro para conseguirle un hermoso empresario. Ayer hablé con uno y al parecer ya
tiene cita con él –Lina siguió con su cuento. Rodó los ojos y chocó de nuevo su enorme taza de
café con la de Jun. Los dos rieron sin parar. Estaban planificando casas maléficas, planes
desenfrenados e hirientes. Amaban unirse para hacer de las suyas. Jun y Lina se llevaban tan
bien que hasta Kyu temía que ella se convirtiera igual que el bebé de SS501. No soportaría ver a
su hermosa novia trasformada en la sombra femenina del desgraciado de Hyung Jun.
- Quiero conocer a mi nuevo cuñado –el bebé se atrevió a confesar.
- Jahaira ni siquiera es tu hermana –con un aspecto enfermizo, Kyu se lo recordó. Ese canalla
siempre tenía que arruinar los momentos chistosos. Dándose cuenta que Kyu estaba
entrometiéndose demasiado en sus próximas maleficias, Jun lo calló, diciendo:
- La quiero como a una, recuerda que la sangre no importa. Ella es ideal para ser parte de mi
familia, que ingenuo eres, Kyu.
- No soy ingenuo, soy inteligente y por favor, deja de joder con lo mismo. Jahaira no
conseguirá otro novio.
- ¿Por qué no? –Jung Min se entrometió en el trio de peleoneros aquellos.
Lina abrió los ojos como platos y al igual que Jun, se atrevió a trasformar todo en una pésima
estancia. Con una sonrisa pronunciada y bella, ella musitó:
- Es cierto, ella puede tener novios. Los que quiera, y estoy segura que por la noche ya tendrá
uno muy guapo y con dinero –Min se lamió los labios y a pasos lentos se sirvió una taza de café.
- Tienes toda la razón, Lina. Ella puede salir con quien se le dé la gana –sin rechistar, le
comentó con un cabreo impresionante. Todos lo miraron con el rabillo del ojo, después lo
siguieron hasta las escaleras. Subió y se instaló en su habitación como un solterón deprimido.
- ¡Pueden dejarlo en paz! –Kyu se atrevió a gritarles a esos dos. Lina lo observó con mucha
atención, después se encogió de hombros, Jun sólo de burló.
- No. Ese caballo merece la horca –con un sonido despampanante y coqueto, Jun le respondió.
Después de sonreír se fue de ahí para buscar al cachetón.

***

Al otro lado de la casa se encontraba Saeng. La nutria se miró al espejo y al notar que tenía
unas enormes ojeras, perforó una bolsa de papel color café y se cubrió el rostro con ella. Agarró
su celular para marcarle a Hyun y decirle lo que pensaba, pero no pudo ya que el entrometido
de Jun estaba tocándole la puerta para que le abriera.
Ese chiquillo travieso siempre interrumpía momentos importantes.

- Vamos a comprar ropa, lo he pensado mucho y no tengo suficiente –Jun espetó como un
parlanchín cuando Saeng le abrió la puerta de la recamara.
- Tienes dos roperos llenos, una maleta y toda la de la lavandería –el chiquillo sonrió con
timidez. Era verdad, pero le encantaba joder y en momentos como esos tenía que hacerlo.
- Pues no es suficiente, vamos y salimos a comer después.
- ¿Qué es lo que quieres de mí? –le cuestionó consciente de que ese bebé sólo deseaba joderle.
- Todo, Saengie –guiñándole un ojo, le contestó.
Saeng se burló y dijo:
- Eso suena muy pervertido.
- Detente, me estoy sonrojando –cubriéndose la cara para bromear, se hizo el cantarín.
- Tú no te sonrojas.
- ¿No quieres salir a pasear? –con rapidez cambió de tema, logrando captar la atención del
chiquillo con sus más torpes conversaciones-. Además debo decirte que te ves ridículo con esa
bolsa en la cabeza.
- No te estaba pidiendo opinión, y no quiero salir.
- Vamos a caminar y tal vez así se te bajen los cachetes que tienes.
- ¿En qué te molestan mis cachetes?
- Vamos a salir, voy a llorar aquí mismo si no me acompañas…
- Llora, no me importa. Ya estás grande.
- Te hablaré de Hyun, así que sal conmigo –le propuso con la idea de engañarlo. En realidad
no tenía nada que decir sobre el líder, pero estaba seguro que si usaba esa arma, Saeng saldría
con él y así se distraería un poco. Eso era lo único que quería.
- ¿Qué es?-aprovechando la oportunidad de saber más, le preguntó al adulto con aspecto
infantil que tenía al frente.
- Si no vienes conmigo, entonces no te lo diré.
- Esto no es un juego…
- Yo también sé que no es un juego.
- Eres tan tramposo que no sé si creerte o no –acariciándose la barbilla para pensar más a
fondo, espetó, poco después rodó los ojos para poder mantenerse tranquilo.
- Sé muchas cosas y si me acompañas a comprar ropa, entonces te las contaré. ¿Quieres o no?
- ¿De qué se tratan esas cosas? –curioseando un poco más, siguió con el cuestionamiento.
- De ti y de Hyun, es muy importante, así que si no vienes conmigo, entonces lo más seguro es
que nunca te enteres de ellas.
- ¿Son muchas?
- Hui, son bastantes mi querida Nutria cachetona –sonrió para animarlo a salir de compras,
después hizo rostro serio para controlar la situación.
- ¿En serio? –todavía más ingenuo que antes, el cachetón trató de sacarle información.
- Debes confiar en mí…
- Es que eres un canalla que burla a la gente.
- Son cosas importantes, ya me voy, tú sabrás si las quieres escuchar. Adiós –dejo a la Nutria
en la recamara para incitarlo a seguirlo. Al parecer aquel entendió bien y fue tras él, diciendo:
- No, espera. Voy contigo.

***

- ¿Se me ve bien, o debo comprar uno más pequeño? –Jun le preguntó al cachetón cuando se
midió un poco de ropa en una tienda carísima.
- Da igual, ¿ya me vas a decir? –tratando de hacerlo confesar lo que sabía sobre él y Hyun, le
sonrió como niño bueno.
- No, dime primero si se me ve bien. Tengo que hacer unas buenas compras…
- El negro se te ve mejor, necesitas una talla más grande, te está creciendo la lonja –
sarcásticamente le contestó.
- ¿Lonja? ¿Dónde está? ¿Dónde? –histérico por su supuesto cuerpo gordo, Jun señaló su
cuerpo y comenzó a dar vueltas en círculos para poder encontrarse las lonjas o quizás las
estrías.
- Aquí –puso el dedo índice en su estómago, lo subió hasta su barbilla y lo vaciló haciéndolo
voltear para arriba.
- ¿Desde cuándo juegas a esas cosas, Saengie? –impresionado por los gestos graciositos de
Saeng, le preguntó. Estaba ansioso por saber…
- Desde que me junté contigo. He aprendido muchas cosas de ti, mocoso apestoso –
guiñándole el ojo, le aseguró.
- ¡Mira! –Jun estalló dramatizado. Señaló una tienda de ropa e inmediatamente Prince volteó
para ver qué era; pensó que tal vez podría ser Hyun -. Mi dedo –el mocoso complementó su
vacilada con una mueca graciosa -. Todavía te falta aprender de mí. Que ingenuo has sido,
Saeng.
- Que chistosito te has vuelto…
- No aguantas nada, tú fuiste el que comenzó
- Tú nunca me dejas ser el anfitrión de las bromas –se quejó mientras lo señalaba con el puño
para no hacerlo con dedo, ya que era de muy mala educación.
- ¿Quieres serlo? –preguntó, al mismo tiempo que jugueteaba con el cabello de Saengie.
- ¿Me dejas?
- Pues lo pensaré –dándose la media vuelta, terció como si aquello fuera una de sus tantas
bromitas del día.
- ¡Jun! –Saengie alcanzó a gritar en alto, provocando que Jun se cubriera los oídos con las
manos.
- Bueno, te dejaré…
- ¿En serio?
- No. Aquí el anfitrión soy yo, así que confórmate con lo que eres.
- Eres un monstro
- ¿Verdad que sí?
- Hemos jugado mucho, ¿puedes decirme eso que tengo que saber? –volviendo al tema
importante, Saeng le preguntó.
- ¿Quién dijo que lo tenías que saber? No hay nada que tengas que saber…
- Me has dicho que me dirías cosas importantes de Hyun si te acompañaba y lo hice, así que
dímelas
- Fue mentira. Te he engañado, Saengie –el niño juguetón amansó la cabeza del castaño para
mantenerlo tranquilo.
- Lo tuve que esperar de ti…
- Has caído en mi encantadora trampa, cachetoncín. Ahora vamos a comprar en esa tienda –
señaló una tienda departamental unisex.
- Realmente me imaginé que me dirías algo sobre Hyun…
- Te he mentido, así que no busques respuestas que no puedo darte.
- ¿De verdad no tienes nada que decirme de él? –le dio una nueva oportunidad, tratando de no
verse como todo un perdedor e inocente muchacho.
- Y si tuviera algo que decir, no te lo diría.
- Eres realmente tan honesto que me asustas, ¿por qué haces esto? –señaló el lugar para hacer
la pregunta más clara. Jun sonrió, pestañó varias veces y cuando estuvo a punto de decirle un
chiste, Saengie siguió preguntándole sin piedad-. ¿Doy tanta pena? Que Hyun y yo no estemos
juntos, ¿te puede? ¿te lastima?
- ¿Quieres la verdad?
- La estoy esperando –arguyó ofendido.
- No sé qué comes que adivinas. La verdad es que algo me dice que no te puedo dejar solo, ese
cabrón de Hyun no está y mientras él no esté, entonces me prometí cuidarte. Sin embargo eres
muy difícil y eso me frustra. Si quieres seguir estando solo todo el día y pensando en él,
entonces lárgate. Si te quieres divertir, entonces quédate y ayúdame a comprar ropa.
- ¿En serio eres Jun? ¿Eres Kim Hyung Jun? –Saeng le preguntó con miedo a estar en esos
momentos con una copia increíblemente idéntica a su compañero de grupo.
- No, soy su abuela muerta que he poseído su sexy cuerpo.
- ¿De verdad? –cayendo de nuevo en sus bromitas, le preguntó mientras lo miraba con mucha
dedicación.
- Claro que soy yo, Saeng. Mi abuela ni siquiera está muerta…
- Me has sacado un susto enorme –tocándose el corazón acelerado, le comentó.
- Lo siento, pero no pude evitarlo. ¿Te compro algo? –extendió los brazos para mostrarle la
cantidad de cosas, luego los bajó para seguir buscando ropa para él mismo.
- ¿Tienes suficiente dinero?
- Dejé la tarjeta de crédito, pero tengo bonos extras –de su cartera sacó un montón de bonos
para mostrárselos.
- ¿Bonos? ¿De dónde los has sacado?
- Del cajón de Jung Min, también había pases para ir al cine gratis, ¿quieres ir? Se vencen hoy
–esta vez le enseño los pases del cine para poderlo convencer.
- ¿Por qué tomas sus cosas? ¿Le has pedido permiso, verdad?
- Estaba dormido, no me dio tiempo para hacerlo. Digamos que se lo he pedido prestado y que
pronto, muy pronto se los pagaré.
- ¿Lo estás masacrando lentamente verdad? ¿Sabes lo que hará cuando visite su cajón y no
encuentre sus bonos y sus pases para ir al cine?
- En primera, ¿Con quién puede ir al cine? Ya no tiene novia, en segunda… bueno no hay
segunda. Sé que gritará mi nombre y me maldecirá, es posible que también destruya mis cosas,
pero le puse llave a mi recamara, así que no creo que se logre…
- Jun –murmuró su nombre con un tono muy cálido.
- ¿Qué?
- No sé, pero eres genial. No te importa nada… Le robas cosas a tus compañeros de grupo, les
haces bulling diariamente, ocasionas problemas y sigues vivo –con una enorme sonrisa, le
espetó.
- Sé jugar, Saengie. Un buen jugador, pocas veces pierde. En mi caso, nunca lo hago y nunca lo
haré.
- Aparte eres bastante seguro de tus maldades. En estos instantes deberías estar ardiendo en
el maldito infierno.
- Pues en estos momentos estoy a punto de comprarme una elegante camisa de vestir color
morada.
- Después de comprarla, te irás al infierno y no te salvaré –negó con la cabeza, segundos
después de haberse reído.
- No te preocupes, me iré con ropa nueva…¿Cómo se me ve? –le preguntó a sabiendas de que
era lógico que se le miraba muy mona.
- Se te ve bien, ¿la comprarás?
- ¿Crees que me alcance? Sólo traje los bonos del caballo…
- ¿De cuánto son? –al inquirir la pregunta, Jun checó inmediatamente el valor de los bonos,
pero confirmó otra cosa que verdaderamente era muy importante en esos momentos.
- Ese maldito caballo,… se han vencido, se han vencido los bonos, ¿sabes lo que eso significa?
–mostrándole los bonos totalmente vencidos, gritó como un loco.
- Que te irás a casa sin nada en las manos, que todo el tiempo gastado aquí se ha ido a la
mierda, que hemos hecho el ridículo…

Jun asentó con la cabeza, y dijo:


- Sí, y entre otras cosas más.
- Eso te pasa por robar bonos vencidos, al menos hubieras visto la fecha de vencimiento antes
de tomarlos…
- Él hubiera no existe. Es más esa fecha ni siquiera me apareció cuando los agarré
- ¿Quieres decir que la fecha de vencimiento acaba de aparecer como por arte de magia? –con
una risotada, el cachetón le preguntó. No se podía creer que ese canalla de Jun todavía fuese un
mamón…
- Claro, y apareció para joderme la compra –furioso, murmuró.
- Eso no es posible…
- Pues acaba de pasarme.

La conversación pareció haber acabado, incluso Jun se burló poco después…


- Vamos a casa, me está dando mucha vergüenza. Dejemos todo y huyamos como los idiotas
que hemos sido –Saeng armó un plan que en esos instantes podría resultar tentador y lo más
apropiado.
- Esto fue una trampa de Jung Min, de seguro por eso los dejó ahí –todavía sin aceptar la
verdad de las cosas, Jun le echó la culpa al cara de caballo aquel.
- Es lo más seguro, con todo lo que le has hecho, de seguro quiso venganza.
- Bueno, salgamos de aquí lo antes posible. Cuando diga tres, entonces comenzamos a caminar
hasta el pasillo ¿Sí?
Con los ojos risueños, la princesa asentó con la cabeza. Levantó la cabeza para divisar el lugar,
pero no pudo despegar los ojos de una bella mujer que le ofrecía una hermosa camisa negra al
alto líder de SS501. Hyun estaba acompañado de una mujer, una bella dama que parecía ser su
novia. En el mismo lugar que ellos y justamente a un metro de éstos, a la misma hora, y en un
momento inadecuado para Saeng.

- Uno –Jun comenzó a contar para comenzar a irse de la tienda -. Dos –musitó, pero al ver el
rostro paralizado de la Nutria, volteó hacia donde Saeng lo hacía. Lo primero que vio fue a
Hyun besándole la frente a una mujer, y con un gesto alocado, espetó:-¡Hwang Bo! –al notar
que Prince estaba en problemas y que se pondría a llorar en esos momentos, decidió jalarlo
para salir inmediatamente de allí, murmurando:-Tres.

Capítulo 12
“Ha comenzado a llover, pero no tengo paraguas para
estar seco”

—Ella es la que participó con él en ese programa de televisión ¿Verdad?


—cogiendo ánimos para hablar, Saeng le preguntó al pequeño bebé de
SS501.

Se encontraban en las afueras del centro comercial, no llevaban nada en


las manos y lo único de valor al parecer era la dichosa conversación que
pronto tendrían.

Por su parte, Jun se encogió de hombros y le respondió:

—¿Para qué me preguntas, Saeng? Ya lo sabes, joder…hasta fuimos a


visitarlo aquella vez a la casa donde se quedaban a dormir, en el viaje…
¿No lo recuerdas?

Jun rodó los ojos para recordar esa ocasión… esa vez Saeng se miraba
molesto por la supuesta relación que tenían en el programa y el trato que
Hyun Joong le daba a ella… a Hwang Bo.

—¿Es su novia, verdad? —le preguntó el cachetón.

Jun se encogió de hombros, realmente no sabía si eran novios o no, pero


podía suponer que sí…

—No lo sé, quizá sólo estaba de paseo con ella…


—¿Por qué?
—No lo sé —el bebé espetó en alto, estaba cabreadísimo con Hyun y no
podía evitar estarlo. Ese jodido pelinegro se las pagaría, nadie…
absolutamente nadie se atrevía a pisotear a la nutria, a menos que fuera
él.
—Si son novios, ¿entonces qué soy yo?
—No lo sé —volvió a gritar el chiquillo.

Como respuesta a ese espantoso altavoz, Saeng se dispuso a observar a su


alrededor. Le dolía tanto… tanto. No podía ser posible, había pasado poco
desde que se le confesó por teléfono, entonces ¿por qué estaba con ella?
No lo entendía y aunque quisiera no podía… simplemente tenía miedo a
saber la realidad de las cosas.

—Vamos a casa. No… no debemos seguir aquí —Jun musitó al mismo


tiempo que le agarraba el brazo.

Después de llegar a casa, cada uno se refugió en su recamara.

Esa noche Hyun Joong no llegó a la casa, tampoco al día siguiente, sino
hasta ahora que se cumplía el tercer día del incidente Saeng podría verlo.
Saeng dejó de comer por falta de hambre, y sus cachetes comenzaron a
desinflarse por los pocos ánimos que se cargaba. La nutria no quería estar
triste, sin embargo lo estaba. Era tan difícil mantenerse estable… tan
jodidamente difícil para él. Durante esos días, Saengie no salió a la calle, o
mejor dicho, no salió de su habitación, sólo lo hacía para ir al baño, pero
solamente a eso, pues después se regresaba para poder dormir.

No tenía apetito, no tenía ánimos, no tenía a Hyun y si no lo tenía a él,


entonces no tenía nada. Él lo sentía, lo sabía. El corazón le ardía de puro
coraje que le daba recordar aquella escena en el centro comercial, aquella
mujer… inclusive todo empeoró al recordar la confesión de Hyun y sus
aventuras pasadas, porque obviamente estaban ya en el pasado y era
bastante complicado volverlas a repetir.

Frente al espejo, Saeng comenzó a peinarse. Ese día llegaría Hyun y lo


sabía porque el canalla marcó por teléfono para avisarles a todos. Saeng
no sabía si sentirse feliz o triste, no sabía si salir de su cuarto o no, de
hecho tramaba largarse de esa casa y rentar un apartamento a las afueras
de Seúl… Joder ¿No podía ser peor? Todos aquellos pensamientos tímidos
se debían a que Hyun no vendría solo a casa, él llegaría con Hwang Bo, con
ella…

Nadie sabía, nadie contaba nada ¿Eran novios? Inclusive si Saeng trataba
de negárselo, no podía seguirlo haciendo. Desde un principio siempre
había sido un juguete sexual para Hyun y era más que lógico que éste lo
abandonaría después de haberlo utilizado lo suficiente. A pesar de todo,
Prince no se arrepentía de haber aceptado una relación así, porque lo
disfrutó mientras pudo. No se arrepentía, ya no lo hacía… no lo haría…

Bajó las escaleras y fue a sentarse al sillón de la sala. Estaba vestido con
sus mejores pantalones entubados, traía una camiseta muy mona y estaba
más delgado de lo que todos esperaron. Nadie podía reconocerlo ¿cómo
era que el Saengie cachetón se había convertido en un joven sin cachetes
y con piel pálida? Joder, sólo habían pasado tres días ¿qué se había
hecho?

Todos se le quedaron viendo, inclusive Lina que comenzó a sentirse muy


mal y decepcionada por su cambio tan radical, porque simplemente se
notaba que su situación emocional estaba por los suelos.

Saeng sólo mandó mensajes a Tao, al parecer el Panda también estaba


como él o peor que él…

“Estamos separados y es la verdad, es la única realidad”

Al leerlo, Saeng abrió los ojos como platos ¿Acaso estaban tele-pateados?
Porque Saeng y Hyun también se encontraban distanciados.

“Se podía decir que yo también. A decir verdad no estoy seguro, pero al
parecer él tiene una novia”

Le escribió al mismo tiempo que su corazón se encogía por el dolor que


seguía sintiendo en el fondo. Al parecer su bombeador de sangre se
estaba perforando.

“¿Me estás jodiendo? ¿Novia? No lo puedo creer”

Al leer lo que Tao le escribió, Saeng le respondió:

“No estoy seguro, pero… pero al parecer es su novia, en un rato va a venir y


los veré a los dos”
“¿Es capaz de juntarte a ti y a ella? Maldito gilipollas”

“Creo que lo he perdido, y será mejor resignarme”

“Tienes que demostrarle que ha perdido algo bueno entonces, tienes


que demostrarle que eres feliz. Cuídate y te dejo, iré a entrenar”

Después de ese mensaje, Saeng prestó atención a la puerta; ya habían


llegado aquellos dos.

Observó con claridad y se sordeó un poco. Jugó con su móvil y cuando


levantó la vista y vio a Hwang Bo fue a saludarla. Saeng no era hipócrita,
pero tampoco mal educado. No pensaba tomar a esa bella mujer como su
rival, ya que a ella le faltaba demasiado por alcanzar su nivel, además de
que ella lógicamente pertenecía al género femenino y Saengie al
masculino, así que era además de vergonzoso, gracioso, que gente de sexo
diferente se peleara por un hombre… un hombre que al parecer no valía
tanto la pena.

Ni ella ni Saeng merecían esto, así que no pensaba tratarla mal…

Cuando las mejillas de Saeng y Hwang Bo chocaron para saludarse, ella no


lo reconoció, pero luego de verlo con más intensidad por fin lo hizo. Por el
costado se encontraba Hyun, éste se miraba confundido, no sabía a qué
darle más importancia, si a que sus dos presas se saludaron o que Saeng
se miraba más delgado, muchísimo más delgado de lo común. Hyun quiso
saludarlo, pero sólo alcanzó acariciarle el hombro y un mechón de su
largo cabello castaño.

Al ver a Saeng después de ese incidente, lo único que Hyun deseaba hacer
era verlo por horas, estar con él… decirle, demostrarle que nada pasaba,
que era un completo idiota y que deseaba que esos cachetes regresaran a
su sitio, pero no hizo nada. Se sintió un total imbécil ¿Con qué cara le diría
eso? ¿Con qué cara se pondría frente a él y lo besaría? Ya no tenía más
rostros o mejor dicho, ya no sabía cuál poner.

—Todos se ven muy diferentes —Hwang Bo se animó a romper el hielo.


Se encontraban en la sala, en la mesa central y estaban todos sentados en
sus respectivos asientos. De izquierda a derecha se encontraba Jung Min,
Kyu Jong, Lina, Saeng y Jun, y frente a ellos estaban sentados solamente la
nueva invitada -e intrusa- y el líder—. El que ha cambiado más es Heo
Young Saeng.

—¿Verdad que sí? —Jun la apoyó irónicamente con el comentario.

Era más que obvio que estaba diferente y todos sabían por qué, por su
culpa… por culpa de Hwang Bo. El único que no la culpaba era Saeng, pero
los otros no lo sabían, no por ahora.

—Es sólo que ha crecido —Min lo justificó con una gran mentira.
—Sí, de hecho es eso —el antiguo cachetón espetó a modo de gracia.
Sonrió en grande y bebió un poco de su refresco. Al verlo curvear una
sonrisa, el corazón de Hyun dio un vuelvo, la princesa se miraba tan
hermosa sonriendo…

—¿Has dejado de comer? —Hyun le preguntó al castaño poco después de


verlo cruzarse de brazos y recargarse en el sillón. Todos se quedaron
helados al escuchar esa pregunta, pero Young Saeng sólo se negó. No le
diría que había perdido el apetito —. ¿Entonces por qué estás muy
delgado?

Esta vez Lina quiso darle una cachetada ahí mismo, pero Kyu la sujetó de
la mano para evitar que se parara en esos instantes, joder, ¿Hyun todavía
se atrevía a preguntar aquello? Después de esa plática, Hyun Joong estaría
muerto… de eso Lina estaba segura.

Saeng quizá debía decir que estaba delgado por estúpido, pero sólo se
negó, no tenía por qué darle explicaciones a Hyun.

—¿No has estado comiendo bien? —el líder volvió a interrogarlo.

El furioso rostro de Jun se dio a conocer, no le agradaba que Hyun Joong


preguntara tantas cosas, si ya tenía novia, entonces ¿Para qué lo hacía…?
Que no fuera hipócrita, eso querían todos, que Hyun ya no fuera un total
hipócrita y mentiroso.

Capítulo 13
“No quiero ser la segunda salida,
porque con todas mis fuerzas he
luchado para ser la
única”
Saeng no se mantenía ilusionado por la mirada que su
líder que estaba otorgando. Era la primera vez que sus
ojos no brillaban como antes al verlo a la cara. Ahora era
diferente. Ahora el corazón de Heo Young Saeng poseía
una frialdad abundante.
—He comido lo suficiente. —Elevó el entrecejo, aturdido.
En esos instantes, eso fue lo único que la Nutria pudo
decir y es que, joder. ¿Por qué Hyun le preguntaba tanta
mierda? Como si le importara mucho su salud
alimenticia.
—Parece lo contrario —espetó el susodicho.
Los ojos de Saengie rodaron hasta situarse en la mesa
central. No deseaba seguir viendo a ese hombre, sin
embargo lo salvó la campana cuando su celular comenzó
a sonar con la canción Ringa-linga de Taeyang. Buscó
entre sus bolsillos y al encontrarlo, dijo: —Con permiso.
Pocos segundos después se fue de la sala para instalarse
en la cocina. Era Tao y debía tener privacidad.
—¿Cómo estás? ¿Cómo va todo? —le preguntó el ojeroso
con mucho miedo. Tao sabía lo que se sentía ser tratado
de esa manera, así que le interesaba bastante Saeng. Su
nuevo amigo no podía sufrir como él, no dejaría que lo
hiciera.
—No lo sé, pero no puedo soportar este maldito
sentimiento de pérdida.
—¿Salimos? Necesitas alejarte de esa persona —
murmuró el otro.
Saeng suspiró aliviado. Justamente eso era lo que
necesitaba: salir y distraerse.
—Algo me dice que tengo que quedarme un rato más —
musitó con lentitud, tratando de pensar más a fondo en
su decisión—. ¿Qué te parece si vienes a la casa en una
hora?
—Sí, ahí estaré. Por lo pronto sólo compórtate normal, no
dejes que te vea cohibido —aconsejó el pequeño
integrante de EXO-M
—Sí, eso estoy haciendo. Gracias y nos vemos en un rato
más.
Un sentimiento de poca esperanza le rodeó la cabeza
cuando cortó la comunicación. Era ahora o nunca.
Tampoco huiría como un cobarde, así que lo más loable
que pudo encontrar como solución fue enfrentar a Hyun
por un momento más.
Ahuyentando las malas vibras, Saeng se dispuso a ir de
nuevo a la sala. Se dio la media vuelta y estuvo a punto de
caminar, pero en la puerta de la entrada y salida de la
cocina se encontraba Hyun Joong. Por su posición, Saeng
no supo si llevaba parado ahí desde que comenzó su
charla por teléfono, o desde que terminó de hablar con
Tao. ¿Qué respondería si Hyun le salía con sus mierdas?
—¿Quién era? —con la frente en alto y los labios
apretados, Hyun se atrevió a preguntarle lo que no debía
importarle.
—Tao —Saeng articuló sin mucho esfuerzo.
Hyun torció la boca, luego se dirigió hasta Prince. Al verlo
acercarse de esa manera tan frívola, la Nutria retrocedió,
sacándole la vuelta.
—¿Tao? —volvió a preguntarle, pero esta vez con un
tono mayormente sarcástico.
Prince asentó con la cabeza, miró a su alrededor y logró
salir de la cocina sin que Hyun se lo impidiera.
Al llegar a la sala, Saeng se sentó en donde mismo y
sonrió ante todos, incluso ante Hwang Bo. No sabía por
qué, pero se sentía feliz por sus decisiones.
—Necesito ayuda —Hyun elevó la voz—. Ven a
ayudarme, Saeng.
No tenía mucho tiempo de haberse sentado, de hecho ni
dos minutos habían pasado después de ese encuentro tan
deprimente en la cocina, no obstante, a Hyun no le
importó. Los integrantes del grupo supusieron que el
líder deseaba hablar a solas con Saeng, pero eso no
parecía ser pertinente, para nada pertinente…
El pequeño se paralizó aún más al no saber qué decir, si
ir o no, pero cuando escuchó al bebé de SS501, se sintió
tranquilo. A pesar de todo Jun sí echaba la mano cuando
se necesitaba…
—Yo te ayudaré —terció Jun, poco después de ponerse
de pie e ir hasta la cocina.
Durante la estancia todo resultó normal, en algunas
ocasiones no tanto. Mientras Hwang Bo hablaba con los
chicos, los demás escuchaban atentos, a excepción de
Hyun, ya que éste se mantenía viendo los gestos que
producía el ahora cachetes desinflados.
Por un momento Saeng y Hyun se cambiaron de asientos
hasta quedar sentados uno al lado del otro, pero
inmediatamente Saeng se alejaba con la explicación de
ida al baño o por más refrescos. Saeng no quería que sus
cuerpos estuvieran cerca, así como tampoco deseaba que
Hyun volviera a jugar con él
Por instinto se podía dar cuenta que el líder no estaba
seguro de sus sentimientos y que inconscientemente lo
lastimaba. Inclusive Saeng tramaba hablar con él para
hacerlo decidirse, pero no por ahora. Lo haría más tarde
cuando Hwang Bo ya no estuviera presente.
En una de sus tantas huidas al baño, Saeng escuchó que
Tao ya había llegado, así que con rapidez bajó para
recibirlo e irse, sin embargo se lo encontró platicando
con los demás.
—Siempre canto en el baño “Growl” —decía Jun todo
entusiasmado.
—Yo también sé muchas de sus canciones —añadió Tao
con las mejillas sonrosadas. Hyun sacó un insatisfecho
“Mmm” para medio aprobar las declaraciones del chino,
pero casi todos ignoraron su gesto poco cortés.
—¡Llegaste! —Saeng fue hasta él y con bastantes nervios
lo agarró del brazo para alejarlo de todos.
—No pensé que fueran tan cercanos. —Hyun Joong
intervino en el agarre.
Tao sonrió de lado a lado para después ponerse de pie,
diciendo:
—Somos tan cercanos como las chispas de chocolate en
las famosas galletas chokis.
Jun se río causando incomodidad a los sobrantes. Lina
sólo sintió que era momento de darle a Hyun algo de su
propio medicamento.
—Que hermosa analogía —Lina articuló con mucho
entusiasmo.
—Además de deliciosa —murmuró no tan quedito
Prince.
Las mejillas de Lina y de Jun ardieron de la felicidad.
—Bueno, nos vamos, hasta luego —jalando a Saeng del
brazo, Tao se despidió de todos.
En ese instante salieron como de rayo. Su velocidad había
sido tan supersónica que todos abrieron los ojos como
platos.
—¿A dónde van? —impactado, les preguntó Hyun.
—Se miraban listos para una cita, aunque no estoy
seguro —Jun le contestó.
—¿Saeng es gay? —Hwang Bo dio un salto alarmada.
Se suponía que no tenía que saber, pero ahora sabía
algo…
—Sí, ¿no sabías? —Jun le contestó con mucha libertad.
No había nada que esconder. Saeng era gay y punto.
Además Hyun también tenía que saberlo… tenía que
recordarlo a cada segundo.
—No, no sabía —dijo quedito y con los ojos muy abiertos.
Hwang Bo odiaba a los gays… los odiaba con todo su
corazón. Pero ¿qué diría si por alguna extraña razón se
enterara de que Hyun se lo había follado muchas veces
antes?
—Pero es un secreto, así que no se lo digas a nadie,
porque no olvido que la nueva que lo sabe eres tú —
espetó el pequeño Jun.
Jung Min se encogió de hombros ¿acaso Jun la estaba
amenazando? En todo caso había hecho lo correcto; nadie
podía saber hasta que Heo Young Saeng lo decidiera.
No hubo respuesta por parte de Hwang Bo. No dijeron
nada, sólo se mantuvieron quietos.
**
Después de dos horas sin hacer otra cosa que hablar con
Hwang Bo, Jung Min se escabulló por ahí. Fue hasta la
cafetería que lo llenaba de ánimos. Aquel lugar poseía un
montón de pequeñas macetas con flores diferentes,
además de una cascada pequeña dentro de las
instalaciones. Aunque el café costara una fortuna,
siempre lo compraba ahí.
Ese día se suponía que debía estar feliz por el regreso de
Hyun, pero no lo estaba. No tenía con quien compartir su
felicidad. No tenía novia. No tenía amigas con derechos,
incluso no tenía a una puta para pasar el rato. Cada vez
que veía a Lina estar a un lado de Kyu Jong, su pecho
daba un vuelco ¿por qué nadie estaba con él? Pero
recordaba que por su propia culpa estaba solo. Jahaira no
le había hablado desde ese entonces. Lo último que supo
de ella fue de su cita con un supuesto hombre buen mozo
y millonario, pero eso no significaba nada válido.
En el fondo se sentía arrepentido. Quizá lo único que les
faltaba era tomarse un tiempo, más no tener un
rompimiento, pero es que su vida sexual se había ido a la
mierda, al igual que sus pláticas diarias ¿Qué se suponía
que haría Jung Min ante eso? No sabía qué hacer. No tenía
ni la menor idea de cómo hacer que su relación
funcionara. Muchas noches se pasó viendo su celular,
checando la lista de sus contactos, y tanteando el número
de Jahaira. ¿Era bueno llamarla? ¿Le contestaría? Nunca
logró llamarla, porque simplemente no tenía nada bueno
qué decir, sólo anhelaba escuchar su voz.
No había duda, se sentía extraño sin ella. Sentirla lejos lo
hacía pensar de más, lo hacía darse cuenta que había sido
un total imbécil por cortar su relación de la noche a la
mañana, pero de igual forma ya no había marcha atrás.
Jahaira estaba lejos y sería una locura encontrársela en
algún lugar y por casualidad.
Recargado en la silla, Min observó el lugar. Siempre
visitaba ese lugar en compañía de ella. Cerró los ojos y los
volvió a abrir, desviando la mirada hasta la silla vacía que
estaba frente a él. Estaba completamente solo. ¿Cómo era
que había llegado a eso? No lo merecía, o al menos eso
pensaba él.
Cerró la mano, formando un puño débil, luego sonrió.
Más patético no podía ser. Levantó la cabeza y bebió un
poco de su café. Por surte el café sabía delicioso sin
importar que permaneciera solo en la pequeña mesilla. Y
se la pasó ahí, pensando, razonando y recordando un
poco de su antigua felicidad. Se relamió los labios y el
corazón se le detuvo al instante que sus ojos detectaron
unas piernas largas y bien torneadas. Conocía esas
piernas, esas piernas las acariciaba todas las tardes
después de beber café en ese mismo lugar. Jahaira estaba
comprando un café.
***

La plática con Tao fue realmente graciosa. Saeng pudo


conocerlo más a fondo y en cada dato que Tao le daba
acerca de su personalidad, lo hacía dudar bastante en su
amistad. Joder, Tao era lo opuesto a Saeng, bueno…en el
gusto musical, en los deportes, la moda…sin embargo con
todo eso se llevaban bien. Más que bien. Era la primera
vez que Saeng tenía un amigo mayormente diferente a él.
Después de salir y divertirse, Tao llevó a Saeng a su casa
compartida. Se despidieron en la puerta y Tao fue hasta
su auto para irse a casa. A Tao esa noche le tocaba
compartir recamara con Kris y eso lo tenía descolocado;
había pasado bastante tiempo desde la última vez que
compartieron habitación y eso… eso no estaba nada bien.
Al entrar a casa, Saeng suspiró. Ese día había sido
bastante cansado, joder… en unos minutos anochecería y
ya estaba comenzando a hacer frío allá afuera. Fue hasta
la cocina para beber un vaso con agua y dejó su celular en
la barra. Llenó el vaso y dio un gran sorbo. Tenía
muchísima sed y todavía le faltaba bañarse e ir a
descansar. Lo único que parecía ser bueno era que la casa
se sentía vacía. Quizá todos habían salido a cenar, quizá
estaban cenando con Hwang Bo.
Dejó el vaso en el fregadero y fue hasta la mesa para
agarrar el celular. Oprimió la tecla de desbloqueo y los
ojos se le paralizaron al momento de detectar que ese
celular no era el suyo, sino el de Hyun. Lo más horrible
fue haber visto por casualidad una foto en el papel tapiz
del teléfono; estaban Hyun y Hwang Bo vestidos con los
trajes de novios que usaron en el programa de televisión
aquel. ¿Por qué Hyun tenía una foto de aquella ocasión?
Levantó la vista y se encontró a Hyun frente a él.
Eso lo hizo recordar que meses atrás Hyun y Saeng
habían comprado celulares iguales, y que ahora ese
simple detalle marica estaba jodiéndole la existencia. Tal
vez si Saeng y Hyun no tuvieran celulares iguales, la
nutria nunca lo hubiera tomado como suyo… pero
mierda. ¿Por qué agarró el celular de la mesa y no el suyo
que se encontraba en la barra? Acaso ¿Tenía que ver la
realidad de las cosas? ¿Tenía que corroborar que Hyun
había preferido a Hwang Bo y no a él?

Confundido al mil, fue por su celular hasta la barra y lo


apretó con fuerzas. Se dirigió hasta su líder y extendió la
mano para darle su celular. Guardó el propio en su
bolsillo y se quedaron así: Saeng ofreciéndole el celular y
Hyun viéndolo profundamente a los ojos.

Capítulo 14
“Ella nunca lo dejará, y yo jamás
esperaré de nuevo”
La figura de Jahaira permaneció quieta, esperando el café.
Jung Min sonrió de lado. Había pasado mucho tiempo que
no la veía y ahora se miraba más hermosa. ¿Tendría
novio? Se decía que las personas que estaban en una
relación y enamoradas, cada día se miraban más bellas,
¿ese era el caso de Jahaira?
Tenía ganas de preguntarle. Ganas de hacerla sentarse
frente a él para beber café juntos, acariciar su pierna
derecha como siempre lo hacía…tenía tantas ganas de
verla de cerca. Tantas fueron sus ganas que se levantó de
su silla y fue hasta ella. Sí, pretendía hablarle.
—Capuchino —musitó Jung Min lo suficientemente alto
para que ella volteara hacía atrás. Ella siempre pedía
capuchino, así que esa era la palabra clave.
Jahaira se dio la media vuelta, y al verlo abrió mucho los
ojos. No se lo esperaba. Bueno, quizá diariamente iba a
esa cafetería para ver si se lo encontraba y ese sí había
sido el caso. Era el destino, el maldito destino…
—Así es —añadió ella. Su sonrisa se agrando, se apartó
un mechón de cabello y lo pasó detrás de la oreja derecha
—. ¿Cómo estás?
Su voz sonó tan natural que Jung no pudo detectar si
estaba nerviosa o no. En el fondo deseaba que ella
estuviera sudando de nervios, pero Jahaira no estaba de
ese modo, más bien se encontraba contenta y de lo más
normal.
—¿Cómo estás tú? —sin contestar le preguntó.
No quería contestar, porque la respuesta sería incomoda.
—Bien, he tenido bastante trabajo, pero me va bien. ¿Has
tenido mucho trabajo?
—Las prácticas de baile, las canciones… no es mucho,
sólo lo normal. —Miró su mesa y pensó en invitarla a
sentarse, pero no supo cómo hacerlo—. No eh hecho
nada interesante —añadió.
—Eso me sorprende, tú siempre haces cosas interesantes
—dijo mientras pagaba su café. Suspiró y se guardó la
feria en la cartera.
—¿Quieres venir a sentarte? Mi mesa está allá —se
animó a proponérselo.
Jahaira miró hasta la mesa de Jung y pensó un poco, sólo
un poco, luego dijo que sí.
Pese a todos sus esfuerzos, Jung había logrado tenerla ahí
para él. No dijeron mucho cuando tomaron asiento, pero
tampoco el ambiente estaba oscuro. De vez en cuando
Jung Min sonreía y le contaba emocionado que había
ayudado a Saeng a escribir una canción y que estaba
hermosa. Entre sonrisas, Jahaira le platicó sobre sus
nuevas habilidades en la cocina y lo invitó a comer a su
casa algún día, presumiéndole que le daría de postre
tarta de manzana.
Así pasaron dos horas: platicando, riéndose y recordando
lugares. Todo fue perfecto, incluso ninguno mencionó su
relación ni si seguían solteros; la plática fue como su
primera cita después de tanto tiempo, sólo eso. Jahaira se
sintió feliz. Estar con Jung no la hacía sentir incomoda
por su reciente quiebre, es más, se sentía relajada por
tenerlo a su frente y compartiendo café. Se miraba tan
natural que lo deseaba repetir, aunque la aterraba el
hecho de no poder besarlo en los labios cuando ambos
fueran a casa.
—Es tardísimo, tengo que terminar de tejer una gorra
para mi sobrino —comentó ella, sorbiendo la última gota
de café.
—Bien, te llevaré a casa
—Vendrán a recogerme —inmediatamente le dijo —. Ya
está aquí —espetó al mirar el mensaje de su celular.
Alguien le había mandado un mensaje y eso parecía ser
un suceso extraño y para temer —. Hasta luego, Jung.
No se despidieron con un beso, sólo con la mano. A
ambos les resultó extraño, pero eso era lo más correcto
por ahora. Jung salió de la cafetería y miró a su alrededor;
quería ver quién era esa persona que había recogido a
Jahaira. Su petición se concedió. Un hombre la había
recogido, un hombre guapo y que conducía un auto
costoso color negro. ¿Quién era ese tipo? ¿Su ahora
novio?
Jung Min prefirió no hacer suposiciones, lo que hizo fue
irse a casa. Cuando llegó, agarró el celular y comenzó a
escribir un mensaje de texto:
“¿Llegaste a casa? Me la pasé bien hoy, espero que pronto
pueda probar un poco de tus nuevas habilidades
culinarias”
Lo leyó más de quince veces, tratando de encontrar un
error. Estaba indeciso, y si ese mensaje era muy
comprometedor y si sonaba como si estuviera
coqueteándole ¿Eso sería extraño? ¿Sería molesto para
ella? No sabía… sin embargo lo envió tal y como lo había
escrito porque necesitaba una cita con ella.
Ahora más que nunca se daba cuenta de sus errores y de
sus decisiones precipitadas. Quería recuperarla, porque
al platicar con ella se dio cuenta que el tiempo se le hacía
corto y que su corazón no dejaba de palpitar. ¿Podía
enamorarse por segunda vez de la misma persona? No
estaba seguro. Quizá nunca dejó de amarla…
El móvil le vibró de inmediato; ella le había contestado.
“Sí, ya llegué ¿qué tal tú? Y sí, fue bueno verte después de
tanto tiempo. ¿De verdad quieres probarlas? Mañana
practicaré un nuevo platillo y si quieres puedes venir a
comer”
Jung sonrió con grandeza. Parecía un pequeño
adolescente mandando ese tipo de mensajes, pero no
podía dejar de sentirse como un joven y novato
enamorado.
“Yo ya estoy en casa. ¿Mañana puedo ir a tu casa?”
Y dio a enviar. No hubo respuesta inmediata. Joder…eso
lo desanimó. Quizá estaba yendo demasiado rápido. Min
podía recordar las palabras que antes le dijo: le expuso
que su relación era desgastante y solitaria, que ya no
estaba contento y que tenía bastante presión.
Se sintió terrible en esos momentos. No sería fácil volver
a su antigua relación, porque justo poco después de
cortar con Jahaira estuvo viéndose con Marina y hasta le
había chupado la verga. Pero ¿eso era engaño? Bueno…
estaba soltero y no tenía nada qué hacer…
En esos minutos de espera se imaginó lo peor. Joder ¿Con
qué cara estaba pidiéndole ir a su casa? No tenía por qué
ir a su casa, claro que no. No debía ir a su casa después de
haberle dicho que su relación era desgastante…
“Sí, comenzaré a cocinar a las 12. Te esperaré. Buena
noche, Jung. Iré a dormir”
“Buenas noches, pequeña” Escribió Jung, pero luego quitó
la palabra pequeña y la cambió, dejando el mensaje así:
“Buenas noches, Jahaira” Y se lo envió. Eso era lo más
correcto después de todo. Ahora tenía que esperar para
poder verla cocinar.
Se acostó feliz. Al parecer volvería a conquistarla como la
primera vez que lo hizo y lo mejor era que Jahaira estaba
dejándolo hacerlo.

***

La mano de Saengie seguía ahí. Al no ver reacción, la


Nutria sonrió. Su sonrisa fue tan cálida que el corazón de
Hyun comenzó a bombear más sangre.
—Lo siento. No fue mi intensión agarrar tu teléfono
celular. Me confundí —explayó con tranquilidad. Respiró
hondo y dejó el celular de Hyun en la mesa para poder
marcharse.
Caminó hasta el umbral de la puerta y se detuvo ahí al
escuchar la ronca y sensual voz de su líder.
—Tenemos que hablar —espetó con paciencia,
demasiada para su gusto.
Prince se dio la media vuelta y se dignó a verlo a la cara.
Bien, era momento para hablar.
—De acuerdo —aceptó el de cachetes desinflados—.
Comienza tú.
Un metro los distanciaba. Sus cuerpos se atraían como si
fueran imanes, pero ¿por qué no estaban juntos? Hyun se
lo seguía preguntando, se seguía preguntando por qué no
quería seguir divirtiéndose con Saeng. ¿Por qué ya no
quería nada con él? Y la pregunta más importante ¿Por
qué seguía molestándolo?
—No quiero que te confundas, yo…no quiero nada
contigo —dijo de principio. Saeng se cruzó de brazos y
siguió escuchando con atención—. La pasamos bien
mientras duró y lo sabes. No quiero que me odies por
esto, no quiero que terminemos nuestra amistad.
Una risa cruel se le salió a Heo Young Saeng. Joder. Ya era
suficiente, ya había escuchado demasiado. Era pura
mierda.
—Bien. Digamos que nuestro juego ha terminado. Tienes
razón, lo disfrutamos mientras duró, gracias de todas
formas, Hyun. Sólo quiero aclararte una cosa, tú y yo no
somos amigos. Sólo somos compañeros de trabajo. No
eres mi amigo y nunca lo serás, porque los amigos no se
hacen pajas ni se follan, así que seremos compañeros.
—Lo siento, pero yo no puedo ser gay ¿Sabes lo que eso
implica? Somos hombres, Saeng. ¡Hombres!
—Joder, Hyun. Los dos somos hombres, sólo que yo sí
acepto que me gustan los de mi mismo sexo.
Los ojos de Hyun se volvieron más oscuros. Lo había
pensado por mucho tiempo y no quería ser gay. Ser gay
destruiría su carrera, sus sueños de formar una familia.
Joder… destruiría el sueño que sus padres tenían por los
nietos.
—Yo no puedo ser gay. No puedo ser gay por ti
—¿Sabes? Siempre fui tu segunda salida, pese a que
siempre luché por ser la única ¿Qué irónico, no? Ahora ni
siquiera soy una salida.
—Saeng, por favor, tienes que olvidarlo, tienes que comer
bien, tienes que…
—Mierda, Hyun. El que no quiere olvidarlo eres tú. Deja
de hablar como si fuera un niño. Que te valga una maldita
mierda si como o no, que te valga con quién salgo y con
quién no. Deja de seguirme, deja de hablar como si en
verdad te importara. Y puedes estar despreocupado; no
me meteré en tus relaciones heteras. No lo haré, porque
eres pasado y el pasado se queda ahí.
—Lo siento, no debí decirte ese tipo de mierdas por
teléfono, ahora todo es difícil por ello.
—Sólo hazte cargo de tus cosas. —Se dio media vuelta
para marcharse, pero de nuevo Hyun lo detuvo. Le dio un
abrazo, tomándolo fuerte para hacer chocar su pecho con
la espalda de Prince.
—Lo siento de verdad —murmuró con pesadez—.Lo
pasé bien. Te quiero
—Yo también lo siento, Hyun. Lo pasé bien también. Te
quiero —dijo apartándose las manos que seguían
apretándole fuerte. Poco después de liberarse salió de la
cocina para ir directo a su habitación.
Los brazos de Hyun se quedaron en el aire. Saeng se
había ido y ese abrazo había sido el último. Nunca jamás
se volverían a abrazar. Jamás volverían a besarse. Nunca
más. El líder puso su enorme mano en su clavícula. Se
suponía que debía estar preparado para perderlo, pero
cuando Prince se fue de sus brazos el sentimiento de
pérdida le llenó el corazón.
De ahora en adelante sería heterosexual y… tramaba
disfrutarlo. Porque el pasado le decía que quería a Hwang
Bo, porque lo más correcto era una mujer y no un
hombre.
Fue hasta la mesa para garrar su teléfono celular. Vio el
papel tapiz del mismo y se quedó así, viéndolo con calma,
recordando el pasado. ¿Cuánto tiempo había pasado? Se
miraba tan joven, diferente, y sabía… sabía que su ahora
novia era mayor que él. Siempre lo fue, pero ya no le
importaba. Sin Saeng en su presente podría prestarle
atención a Hwang Bo, podría casarse y formar la vida que
sus padres siempre quisieron. Podría ser feliz.
En esos momentos, el sentimiento de dolor prosiguió. Le
dolía, claro que dolía. Era Saeng, su princesa. La persona
con la que había compartido perversiones, celos y hasta
cariño. Pero muy en el fondo de su alma podía sentir que
una luz quería brillar. Esa luz también le dolía, pero le
daba esperanzas, ánimos para seguir con sus planes.
Esa noche no pudo dormir. Pensó bastante en la realidad
de las cosas. Estaba seguro que Saeng lloraba en su
cuarto, inclusive si cerraba los ojos podía imaginárselo
hacerlo. Hyun sabía que sería difícil. Lo sería porque
estaba acostumbrado a Young Saeng, a sus besos, a sus
caricias, a sus dulces gestos, pero lucharía para olvidarlo.
Sacó la carta a medio terminar que había hecho en su
huida de fin de semana. La leyó varias veces y la volvió a
guardar. Nunca le daría la carta a Saeng. Jamás lo haría a
menos que necesitara hacerlo y eso sería cuando Saeng
siguiera aferrado a él. Si Prince permanecía sujeto al
pasado, entonces se la daría para que lo olvidara como
debía hacerse.
*
A la mañana siguiente, Saeng fue a almorzar. Jun le tocó
la puerta y lo sacó casi a rastras… eso podía ser la causa
principal por la cual estaba ya sentado en la mesa. Joder,
todavía tenía la pijama puesta y no tenía un calcetín, pero
el almuerzo era importante; Jun lo había preparado y
nadie, absolutamente nadie podía dejar el plato con
comida.
Sí, Jun cocinaba horrible, pero todos tenían que lamer el
plato porque si no comían lo más probable era que Jun se
pusiera a pelear y a llorar y, ciertamente volverlo a
mantener feliz costaba trabajo y dinero: unas 9 cajas de
galletas chokis, cuatro litros de leche y cinco películas
alemanas. Le encantaban las películas alemanas, decía
que las mujeres eran sexys y que hablaban realmente
hermoso. Le encantaba el idioma alemán. Odiaba a Hitler,
pero su gran amigo Freud lo volvía loco con el
psicoanálisis. Algún día sería como él, algún día le
quitaría lo histérico a Jung Min y a los otros… esa era su
nueva meta, por lo pronto estaba estudiando la hipnosis
Ericksoniana. Pretendía que le funcionara a la perfección,
deseaba aprender esa técnica para ayudar a sus
compañeros a quitarse los pesares, después quizá le
enseñaría a Kyu para que éste lo hipnotizara también y
así poder olvidar la muerte de sus bisabuelos, nunca los
conoció, pero le dolía… no sabía, sólo se sentía muy mal
al recordar que jamás los conoció…
Con los ojos hinchados por no haber dormido lo
suficiente, Saeng comenzó su almuerzo. Bebió jugo y se
mantuvo quieto al mismo tiempo que recordaba lo que
había pasado ayer por la noche. Hyun lo había mandado a
la mierda de una manera sutil, luego abrió mucho los ojos
al recordarse llorando por lo sucedido. No recordó la
hora que durmió, pero tenía mucho sueño, posiblemente
se había dormido mientras lloraba…
—¿Por qué sonríes como un estúpido? —Jun le preguntó
al caballo.
Todos se encontraban sentados en la mesa, a excepción
de Hyun que por cierto, llegó justamente cuando Jun
quemó una rebanada de pan en la tostadora. El líder se
sentó frente a Saeng, lo observó y comenzó a comer para
hacer la situación más fácil.
—Tengo un cita con Jahaira —musitó Jung Min.
Todos abrieron los ojos con sorpresa ¿qué mierda? Por
su parte Saeng siguió comiendo, necesitaba comer, se
sentía vacío y no precisamente de dolor, sino de hambre.
Cuando Min terminó de contarles todas las buenas
nuevas, Saeng terminó de almorzar. Bebió café y levantó
la cabeza para observar a todos. Hyun estaba viéndolo
profundamente y los demás estaban callados.
—Estuvo realmente riquísimo, Jun —felicitó el cachetes
desinflados.
Todos se quedaron boquiabiertos. Era la primera vez que
felicitaban a Jun por los alimentos y eso… eso no estaba
correcto. El almuerzo sabía a bazofia, pero a Saeng le
pareció rico por el hambre que tenía.
—Tú sí sabes, Saengie ¿Qué harás en la noche? —Alzó su
café y meneó la taza en el aire al esperar respuesta.
Prince pensó un poco, luego se negó. No tenía a donde ir
esa noche… y quería salir. Necesitaba distraerse. Le
parecía increíble, pero a Saeng ya no le importaba que
Hyun lo viera, ni que supiera de sus actos. Ya le valía una
mierda completita, ahora era libre como el viento; había
hecho borrón y cuenta nueva.
—No lo sé. ¿Quieres ver películas?
—No, no, no y no. Me contaron que hay un bar gay muy
bueno.
—¿Te contaron?
—Vi por internet —corrigió —. Es muy bueno, Saengie.
Hay muchos hombres…
—Supongo que sí es gay tiene que haber hombres, Jun —
se río la Nutria.
Los demás se tensaron. Hablar de la homosexualidad de
Saeng estaba siendo más sencillo de lo que imaginaron.
—A lo que me refiero es que hay de muchos tipos de
hombres, leí que hay muchos extranjeros —Jun siguió
parlanchando.
—¿Es confiable? —Kyu intervino. No dejaría que Saeng
visitara un bar gay de mala fama.
—Pues es un pub de gente de caché —repuso el bebé —.
¿No te apetece follar esta noche, Prince? Apuesto a que
hay muchos chicos con los cuales divertirse.
—Entonces tendré que ir —aceptó Prince, terminándose
el poco café que le quedaba.
Hyun quiso decir algo, pero profirió callarse. No se
metería en la vida de Saeng…no le correspondía.

Capítulo 15
“Cuando pienso en ti, se me enchina la
piel”
La charla de la noche fogosa de Saeng no siguió en pie, ya
que éste se fue a bañar para despertarse un poco.
Después iría a comprar ropas sensuales para su salida.
Ahora más que nunca tenía ganas de follar. Le hacía falta
eyacular, le hacían falta caricias y besos, así que no
desaprovecharía la oportunidad de ir a ese pub
homosexual. Entre más lo pensaba, más le gustaba la
idea. Quería divertirse y aprovechar su juventud, no se
quedaría esperando tonterías.
Se enredó en la toalla de la cadera para abajo, agarró su
celular y verificó la hora. Eran las 11 y podía prometer e
imaginar que Jung Min se encontraba desesperado por
irse de una vez por todas, pero yendo en coche sólo hacía
15 minutos hasta la casa de Jahaira, así que de la casa
tenía que irse aproximadamente a las 11:30.
Para verificar su imaginación, Saeng fue en toalla hasta la
sala. Ahí estaba el caballo, esperando con desesperación.
Bien. Lo conocía perfectamente como para inventar
cosas. Sonrió de lado a lado y se fue a pasos lentos hasta
la planta alta. Al subir el último peldaño se encontró con
Hyun. Pasó por su lado y se fue hasta su habitación a
pasos lentos y cero nerviosos.
Había huido de Hyun Joong siendo cool y eso era un paso
enorme. Se cambió y fue al centro comercial en compañía
de Jun. Necesitaba ropas nuevas para estrenar por la
noche y no sabía si comprar ropa muy sexy o sólo sexy.
***

Jung Min manejó a toda velocidad, tratando de ir puntual.


Faltaban 10 minutos y todavía quedaban 9 cuadras por
recorrer. El corazón se le aceleró más al parar en un rojo.
Odiaba que los semáforos le hicieran mala jugada, pero lo
que más le molestaba era el hecho de tener otra
camioneta, ya que su antigua camioneta fue chocada por
culpa de Hyung Jun. Por suerte tenía un repuesto y
aunque no le agradaba, al menos le servía para poder
trasladarse de un lugar a otro.
Observó su reloj de mano, faltaban cuatro minutos y ya
se encontraba estacionado frente a la casa de Jahaira. Ella
tenía una pequeña habitación rentada, vivía bien; su
morada era espaciosa y tenía colores lindos. Tocó la
puerta y esperó con las manos temblorosas. Le abrió un
niño, un hermoso pelinegro con ojos claros.
—¿Quién es, Jeremy? —Jahaira alzó la voz antes de salir
hasta el pasillo de la puerta central con un mandil puesto.
—¡No lo sé, pero no es mi papi! —gritó el niño. Era un
pequeño de apenas 9 años y se miraba muy molesto por
la llegada de Jung Min.
—Pasa, Jung —espetó ella, yendo hacia la puerta para
abrirla más y dejarlo pasar.
Jung pasó inmediatamente. Quizá Jeremy era su sobrino y
eso sería un problema para poder conversar… o eso
suponía.
—¿Es tu sobrino? —le preguntó con una sonrisa
brillante.
Jahaira se miraba muy hermosa como para ignorarlo.
—Es mi mami —interrumpió el pequeño
—Es mi sobrino —murmuró ella, tratando de no sonar
tan drástica. Jeremy se había aferrado tanto a ella que
todos los días la llamaba madre y eso no estaba para
nada bien. Puesto que su madre era la hermana de
Jahaira y ella se mantenía trabajando en el extranjero.
—¿Qué prepararás hoy?
—Pescado a la francesa. —Sonrió —. Me parece delicioso
así que preferí prepararlo hoy.
Jung Min no sabía si era casualidad o qué, pero el pescado
era su alimento favorito. ¿Lo había planeado ella? No
evitó reír al darse cuenta que no sólo él estaba
coqueteándole, sino también ella. Coquetear con alientos
era más pertinente que con el cuerpo.
Con los ingredientes en la mesa, Jahaira puso manos a la
obra. Necesitaba el horno, así que lo caló a
190°C mientras cortaba verduras y sacaba el pescado del
refrigerador. Había comprado mojarra porque le gustaba
mucho, así que los filetes ya se encontraban listos.
Rebanó papas, cebollines, tomates y abrió una lata de
chicharos.
Min se quedó embobado y soñando despierto. Su ex
novia se miraba muy linda usando la cocina y los guantes
para el horno. Cerró los ojos y dibujó una sonrisa en sus
labios al ver que ahora sólo faltaba esperar a que todo se
cociera. Por un instante recordó que también le había
prometido una tarta de manzana, y al verla sacándola del
horno ya cocida, se sintió extraño; también quería ver
cómo la preparaba. Diablos.
Durante la cocción, Jahaira se mantuvo lavando los
trastes. No dijeron nada, hasta que Jeremy llegó hasta la
cocina y le metió el dedo a la tarta. Min le quitó la mano,
furioso, aprovechando que nadie los observaba. La tarta
era de él y no de ese mocoso. Jahaira se la había
preparado para él y no para muchachitos malcriados.
—¡Mami, mami me acaban de hacer daño! —gritó el niño.
Jahaira se dio la media vuelta y se encontró con su ex y
con su sobrino. Jeremy estaba llorando a mares mientras
que Min estaba haciéndose el sordo.
—Se ha quemado porque metió sus sucias manos en mi
tarta —se defendió Jung Min.
—¿Tu tarta? Mami me dijo que era mía
—¿Mami? Es tu tía —corrigió el mayor—, y no… esa tarta
es mía.
—¡Mía! ¡Mami! —estalló en gritos y lloriqueos. Golpeó a
Jung Min en el brazo y se llevó la tarta a su habitación.
Min abrió los ojos como platos. Esa tarta era suya y ese
mocoso se la había llevado. No era justo. ¡No lo era!
—¿Acabas de ver eso? ¡Me ha golpeado y se ha llevado mi
tarta de manzana! —se quejó Min, elevando la mano
hasta apuntar a la puerta de salida de la cocina.
—Esa tarta es de Jeremy —expuso ella, luego miró hasta
el horno y señaló otra tarta que estaba cociéndose ahí
dentro—. Esa es la tuya —apuntó el postre.
Min se puso rojo. Estaba peleando una tarta que no era
suya y lo peor era que había quedado en ridículo frente a
Jahaira. Después de ese incidente, no dijeron nada, sólo
se miraron y se mantuvieron quietos, hasta que Jung Min
rompió el hielo.
—Tengo camioneta nueva, ¿sabías que Jun chocó la mía?
—Sí, Lina me comentó que Jun dañó tu vehículo favorito
—se río ella, casi a carcajadas—. ¿Pero por qué la tomó si
Jun no sabe manejar?
—Estaba preocupado por Saeng y por subirle el ánimo —
añadió el caballo. Se acomodó el flequillo y prosiguió—.
¿Recuerdas que te conté que Hyun y Saeng…?
—Sí, ahora me enteré de que Hyun tiene novia, salió en
las revistas ¿no las has visto? —dijo, mirando hasta la
barra de su cocina para sacar la nueva revista de chismes.
Era verdad, ahora todos sabían que Hwang Bo y Hyun
eran novios—. ¿Saengie cómo está?
—Según él, bien. Pero no lo creo. ¿Sabes? Está flaco, ya no
tiene cachetes
—¿En serio?
—Sí, verlo así es extraño. Ahora saldrá a visitar un pub
homosexual y sabes que en los pubs se va a follar —bajó
la voz en la última palabra para que Jeremy no escuchara
si es que andaba cerca, pero para la mala suerte de Min,
Jeremy escuchó todo y preguntó la palabra que no
conocía:
—¿Qué es follar, mami? —interrogó con un pedazo de
tarta en la boca.
***
Casi al otro lado de la ciudad en una de las mejores
tiendas comerciales, con dinero en efectivo y en tarjeta
de crédito para cuidar su reputación, Saeng y Jun estaban
en el vestidor.
—¿No es demasiado atrevido? —Saeng le preguntó al
bebé después de ponerse los pantalones de cuero
pegados al cuerpo y una camiseta de tirantes
transparente.
—Te ves realmente ardiente, tienes que verte. —Jun dio
un brinco muy notorio. Saeng hizo una mueca, pensante.
—Me estoy viendo, Jun —le confirmó al señalar el espejo
que tenían al frente—. ¿No es muy transparente?
—Si fuera gay, entonces te follaría, Saeng.
—Ok, creo que eso ya me dio miedo
—Si fuera gay… pero no lo soy —se agarró la polla por
sobre los pantalones y la zangoloteó dos veces para
después mirar a Saeng y confirmar su “Hombría”
—Bien. Pantalones negros de cuero pegados al cuerpo,
botines negros estilo roquero, saco juvenil y una
camiseta de tirantes que es simplemente una red. —
Asentó con la cabeza, diciendo que sí—. De acuerdo, nos
lo llevamos —fue hasta el vestidor y se dispuso a
comprar el atuendo que Jun le había escogido.
Saeng estaba emocionado por su nueva salida. Era buena
idea después de todo. No se quedaría en casa viendo
películas, tenía que divertirse y que mejor que con
hombres sensuales que fueran activos en relaciones
homosexuales. No pretendía vengarse de Hyun, porque
sería aburrido, lo único que deseaba era ser feliz y salir
completamente del closet.
***

Realmente ardiente, con bóxer súper pegados y un rostro


cachondo: así se miraba Heo Young Saeng. Su peculiar
sonrojo ante caricias masculinas estaba alocando a Hyun
aún más. Prince estaba excitado y eyaculando con fuerza
en una enorme mano. Gimió en alto y sonrió poco antes
de besarse con un hombre. Un nuevo hombre que no era
Hyun, no era él…
No lo era y Saeng se miraba tan feliz con ese otro hombre.
Tan feliz… que el corazón de Hyun Joong comenzó a
endurecerse. El estómago se le estranguló y la garganta
se le perforó ante la nostalgia que estaba a punto de
brotar de entre sus ojos. Estaba a punto de llorar, pero
una dulce voz interfirió en su dolor.
—Hyun, despierta ¿estás bien? —Hwang Bo lo abrazó
con fuerzas al verlo derramar lágrimas durante una
pesadilla —.¿Estás bien? —le volvió a preguntar después
de darle un beso en los labios.
Sin poder hablar, Hyun asentó con la cabeza. Había sido
un sueño…un sueño que próximamente se volvería
realidad. Si con un sueño se ponía a llorar, no podía
imaginarse cuando en verdad Saeng estuviera feliz en
brazos de un hombre que no fuera él.

Capítulo 16
“He quedado fuera del juego”
Era sumamente difícil olvidar lo que antes había
disfrutado con Prince. Todos lo sabían, inclusive Hyun
Joong lo sabía más que todos. Ese sería el primer síntoma
y no era podía saltarse, simplemente debía ser fuente
para poder avanzando. Hyun tenía que sufrir un poco,
después se le pasaría, o eso creía.
—¿Saeng ya se ha ido? —Hyun preguntó sin miedo a
sentirse preocupado.
Jun sonrió de lado, negándose con la cabeza.
—Está vistiéndose, le elegí la ropa que se pondrá hoy y
está muy ardiente —comentó el bebé.
Kyu y Lina se miraron para saber qué decir. ¿Jun no
estaba siendo muy duro? Naah, al parecer no tanto. Hyun
merecía sufrir más, sólo un poco más.
—Pues espero que de verdad se divierta hoy —musitó
Lina. Kyu asentó con la cabeza, apoyando la idea. Todos
querían que Saeng se divirtiera, excepto Hyun. Si follar
era divertirse, entonces preferiría que no saliera a ese
maldito bar.
—Ya está —murmuró Saeng, bajando las escaleras.
A Jun le brillaron los ojos. Era sorprendente el conjunto
de la ropa con el rostro hermoso de Saengie. Se miraba
tan follable. No cabía duda, Saeng tendría sexo esa noche.
—¿Así piensas irte? —Kyu le preguntó al verlo vestido
muy atrevido. Se miraba bien, pero era muy atrevido.
—Sí, Jun lo eligió por mí, creo que está bien. De igual
manera regresaré casi sin ropa, así que…
Los dejó hacer volar su imaginación.
Hyun se estaba arrepintiendo de haber vuelto temprano
a casa, si no hubiera corrido, entonces no estaría
sintiéndose de la mierda. Ver a Saeng arreglado así para
otros hombres no le gustaba. Saeng sabía tener sexo,
porque el líder le había enseñado y ahora pensaba
practicarlo con desconocidos y eso ya no estaba bien.
¡Claro que no!
—Oye, Saeng y… ¿si hubiera dos hombres que quisieran
follarte, los dejarías? —Jun comenzó con su
interrogatorio extravagante. No podía evitarlo, quería
saber sobre lo gay.
—Bueno, supongo que si los dos están de acuerdo, un trío
estaría bien —musitó con rostro pensativo. Estaba
pensándolo muy bien, demasiado bien.
—¿Un trío? —Kyu levantó la voz inmediatamente.
—Pero de igual modo necesitaré ver si hay buena gente
ahí, ya saben… no puedo confiar en cualquiera. —Rodó
los ojos para situarlos en Lina y Kyu, ya que estos estaban
viéndolo muy fijamente, quizá más fijamente que Hyun.
—¿Llevas condones? —Kyu y Jun preguntaron al mismo
tiempo, en unísono, haciendo inclusive un eco en la sala.
—Sí, igualmente soy el pasivo siempre, así que repartiré
algunos si por alguna razón no llevan.
—Y ¿no has intentado ser activo? —siguió preguntando
el bebé. Le interesaba bastante el tema gay y quien mejor
su amigo para que le respondiera.
—Mm. —La nutria se puso a pensar —. No, pero si me
encuentro con un pasivo que me guste, entonces me
arriesgaré —comentó la princesa.
Los ojos de Lina pararon hasta donde Hyun se
encontraba. Al ver al líder notó que éste miraba fijamente
a Saeng, lo estudiaba con la mirada, lo desvestía, le hacía
el amor, inclusive sus ojos estaban llorosos. Lina sabía
que era doloroso ver a su antigua pareja sexual
alistándose para entregarse a otros hombres, pero nada
se podía hacer para solucionar los daños.
Hyun tenía novia y debía serle fiel, pero cada vez que
miraba a Saeng se le antojaba engañarla.
—Oye, ¿Y qué se siente cuando te la meten? —Jun siguió
preguntándole. Saeng sonrió, al mismo tiempo que se
arreglaba los pantalones.
—Se siente bien —dijo Saeng—. Al principio duele un
poco, pero después se vuelve menos tedioso. Es como un
masaje con mucho aceite de bebé.
—Oh, oye y ¿qué tipo de sexo te gusta, Saeng? —esta vez
Kyu le preguntó al castaño. Todos los ahí presentes
pusieron atención, por su parte Hyun se estremeció; él ya
sabía la respuesta.
—Me gusta hacer el amor —espetó el cachetes
desinflados—, pero también me gusta el
sadomasoquismo.
—¿De verdad? ¿Te gusta que te azoten y que te priven los
movimientos? —Jun alzó la voz con esas preguntas
demasiado obvias.
—Sí, incluso algunas veces me han privado para venirme.
Y eso de aguantar es mucha tensión, pero órdenes son
órdenes y si no me tengo que correr entonces no lo hago,
hasta que me den permiso. Puede sonar humillante, pero
es divertido, porque ya cuando te corres te sientes
aplicado y es como recibir una recompensa.
Hyun tragó duro al escuchar aquello, quería interferir y
decir algo, pero prefirió callar.
—¿Crees que haya hombres así en el pub? —El bebé se
enfocó en ver a Saeng para saber la respuesta a su
pregunta.
—Para eso existe el sistema auditivo y el habla, Jun.
Obviamente primero tendría que hablar antes de follar.
—Oh eso sí…
—Sí, porque imagínate… que vaya a follar con cualquiera
y que cuando estemos en el acto me ate y me corte con
una navaja… por eso se habla antes del sexo y se descarta
cuando no te conviene.
—Ya me está dando miedo que vayas a esos lugares —
espetó Kyu con una mirada confundida. Ya estaba
arrepintiéndose de dejarlo ir.
—¿Entonces qué quieren? ¿Me dejarían traerlo a
casa? —atacó Prince inmediatamente.
—Somos famosos, Saeng —se lo recordó Kyu.
—Lo siento, no lo recordaba…
—Pues tienes que hacerlo, te imaginas si alguien te
reconoce y entonces se arma el chisme —continuó
contándole para que su amigo cachetón no pensara que
estaban en su contra.
—¿Chisme? En todo caso sería verdad. Fui y a follar…
esto tiene pies y cabeza. Pero descuiden, sólo iré una vez,
conseguiré algunos teléfonos celulares y las demás veces
tendré un departamento para mis citas.
—Me parece bien, pero queremos conocer a tus citas,
Saeng. Sería muy peligroso que sólo salgas y nosotros no
nos demos cuenta de nada —Kyu agregó.
—Sí, está bien. —Saeng pasó por un lado de Hyun y fue
hasta la puerta de salida. Jun corrió inmediatamente
detrás de él para llevarlo al lugar.
—Y ¿a qué hora piensas volver? —Kyu le impidió la
huida con la pregunta más importante de la noche.
—No lo sé, quizá a las 12 o a la 1.
—Cuídate, hazlo por favor —Kyu casi le rogó.
—Sí, sí, regresaré completo —aseguró auto abrazándose.

***
En el departamento de Jahaira se encontraba un Jung Min
muy aterrorizado. El niño había escuchado la palabra
follar y el significado no podía saberlo un niño. ¿Cómo
demonios le explicaría? Jeremy no podía saber el
significado de esa palabra.
—No es nada importante, Jeremy —comentó Jahaira
como salvación.
—Pero ¿qué es? —Llevándose las manos a la cabeza,
siguió cuestionándola.
—Los niños no deben saber su significado. —Echó una
miradita al horno y se negó de nuevo antes de contarle a
su sobrino. No le diría nada.
—¿Por qué? —insistió el niño
Min esta vez se molestó aún más, así que dijo:
—Porque hay palabras que se aprenden a una edad
adecuada. Sabrás el significado de esa palabra cuando
seas más grande, así que…
—Le pregunté a mi mami —lo atacó el mocoso con
rapidez.
—Ella no es tu mami —Min lo reprendió por sus palabras
mal dichas.
—Lo que dice Jung Min es verdad, Jeremy. Tú no debes
saberlo ahora, pero cuando seas más grande, entonces lo
sabrás —agregó la única mujer que ahí había.
—Pero quiero saberlo ahora —haciendo un puchero,
Jeremy dijo.
—No puedes —Min de nuevo espetó.
—Sólo denme una pista —pidió el niño. Min se cruzó de
brazos y comenzó a pensar al igual que Jahaira.
—Diversión —musitaron Jahaira y Min al unísono.
—Yo también me quiero divertir. —Jeremy hizo una
mueca para llamar la atención de los presentes, luego
hizo su rostro más triste para sobornar.
—Sí, pero los grandes se divierten de una manera
diferente —Min se atrevió a comentarle.
—Entonces follar significa diversión, ¿entonces ustedes
follan? ¿Cuándo yo sea grande podré divertirme como
ustedes? ¿Podré follar?
—Seguro que sí —Min le contestó.
Jahaira se quedó callada. Antes follaban, ahora no, pero
¿debía aclarárselo al niño? Además ya le estaban dando
ganas de follar en esos momentos…
—Entonces follen mucho y después algún día yo también
follaré —gritó el pequeño Jeremy antes de salir corriendo
hasta su habitación.
—Espero que no lo diga fuera de casa. —Se burló Jahaira.
Min también sonrió.
—Jeremy nos ha pedido algo imposible, pero ¿Debemos
divertirnos?
El silenció rondó en la cocina. Sí, Min había preguntado
algo fuera de lugar, pero ya no había marcha atrás. Por
suerte, Jahaira se sordeó todavía más gracias al horno. La
tarta estaba hecha, así que la fue a sacar. Después de eso
no dijeron nada, hasta que Jung Min volvió a hablar.
—¿Dije algo indebido? —le preguntó a sabiendas de que
podía escucharse muy rudo—. ¿Acaso hay algo de malo
con coquetear y decir abiertamente que quiero hacer el
amor contigo?
***
En la casa de los SS501 se encontraban ya cenando los
únicos tres integrantes del grupo, más Lina. Durante la
cena Kyu y Jun estuvieron hablando sobre el sexo
homosexual, inclusive Lina opinaba algo de acuerdo a sus
investigaciones. El único raro era Hyun. Él sí sabía acerca
del sexo gay, pero tampoco les contaría que era lo más
delicioso del universo.
Después de una hora y con el reloj marcando las 11pm,
Hyun se fue a su habitación. A pesar de no creer en Dios,
rezó para que Saeng no hiciera cosas malas, pero no
estaba muy confiado en los ruegos ni en las
consecuencias de ir a un pub gay. Saeng follaría, lo haría,
y lo disfrutaría.
Sin embargo esperaba que Saeng no hiciera el amor con
nadie que no fuera él. Necesitaba verlo e inspeccionarlo
para poder dormir tranquilo, pero no tenía derecho.
Tendría que darle igual que Young Saeng saliera con
otros chicos, eso se suponía que era lo más normal.
Se acostó en la cama y se cubrió con las sábanas. Tenía
que hablarle a Hwang Bo, pero no quería. Estaba mucho
tiempo con ella, y no se le antojaba estar también
hablando por las noches. Era como si hubiera comido
mucho dulce y ahora tuviera ganas de sal. El agridulce no
le iba bien, por lo cual no deseaba mezclar a Hwang Bo
con Saeng. Esa era la diferencia. Por el momento
necesitaba a Saeng y no a su novia.
Los minutos pasaron sin ayuda alguna. Hyun no pudo
dormir inmediatamente después de recostarse, tampoco
después de esperar media hora. No podía dormir y no lo
haría hasta que viera a Young Saeng. Así que se levantó
para esperar a que llegara.
Con las 12 en punto en el reloj, Hyun pudo ver que Saeng
estaba llegando a la casa. Lo vio desde arriba y guardó las
ganas que tenía de ir hasta él y recibirlo, prefirió esperar
a que Saeng subiera las escaleras para poder verlo. Salió
de su habitación y al verlo venir, se le puso en frente,
impidiéndole la pasada.

Lo primero que detectó el pelinegro fue que Saeng tenía


los labios muy rojos, síntoma de que había besado por
mucho tiempo labios ajenos. También pudo olerlo, Saeng
olía a varios perfumes mezclados y a sexo. Olía
demasiado a semen y a sudor. Sin lugar a dudas, Saeng
había tenido sexo esa noche y no sabía si seguirle
impidiendo el paso o irse inmediatamente de ahí.

Capítulo 17
“Jun quiere jugar”
Con una mirada despectiva, Hyun siguió observándolo.
Saeng se miraba precioso, lógicamente cansado y
trabajado sexualmente. Hyun no quería oler a fluidos ni a
perfumes de otros hombres, pero no logró evitarlo.
Inmediatamente se sintió molesto, arrastrando todos sus
pensamientos desmedidos hasta el fondo de la mierda.
Prince también se dedicó a verlo a los ojos, pero su
liviana mirada no hizo mucho a comparación con la de su
líder. A Saeng le importaba poco lo que Hyun pensara de
él y no se portaría sumiso de nuevo, incluso deseaba
verse tranquilo y feliz, pero frente a Hyun su
gesticulación falsa no funcionaba.
Oliendo una vez más el desagradable olor a sexo, Hyun se
echó para atrás, caminando un paso fuera de Saengie. Lo
observó por última vez, frunciendo el entrecejo. Tenía
ganas de fallárselo ahí mismo, pero algo le decía que no.
Su interior sintió repugnancia por Saeng. Estaba molesto
por las consecuencias de sus actos y estaba todavía más
enojado con el nuevo comportamiento de su ex pareja. Sí,
él sabía que Saeng tenía que hacer su vida, pero le
costaba tanto trabajo dejarlo hacerlo.
Se sentía nefasto.
Ahorrándose los comentarios, Hyun se fue de ahí,
dejándolo completamente solo y en blanco. El cuerpo de
Saeng estaba sucio y no quería volverlo a ver tan de cerca
como deseaba, tampoco quería tocarlo o al menos en eso
trabajaba. Era estúpido, pero había perdido a Saeng por
completo y esta vez sí tramaba dejar de pensar en él,
porque Saeng era feliz y sí éste era así de feliz, entonces
él también lo sería.
Esa noche Hyun no pudo dormir al contrario de Saeng, ya
que éste sí lo hizo. El gran líder no podía entenderlo ¿Por
qué coños estaba todavía pensando en Saeng? Tenía
novia y ella lo amaba, entonces ¿Por qué no renunciar
completamente a su antigua pareja? ¿Por qué no podía
hacerlo si no debía ser gay? No lo entendía, pero tampoco
quería hacer una investigación mental para poder dar
con la respuesta. Tenía miedo a saberla, temía volver
hacía el pasado, pero era totalmente mediocre, ya que sin
querer estaba reviviendo su pasado una y otra vez.
Hyun había supuesto que el que tardaría en olvidar el
pasado sería Saeng, pero se equivocó; él era el que no
podía dejarlo. A Hyun le estaba doliendo más que a
Prince, a él y a nadie más, pero… ¿Acaso se lo merecía? Él
sabía que sí. Se merecía eso y mucho más, sin embargo ya
no pensaba ser masoquista. Ya no quería sufrir por
Saeng, ahora intentaría empezar una vida sexual con
Hwang Bo para poder amarla tanto como a Saeng.
***
A la mañana siguiente, todos le preguntaron cosas a
Saeng, y aunque Hyun estuvo presente, Saeng les contó
con lujo de detalles. Lo que obviamente no les dijo a sus
amigos era que no había tenido sexo realmente, ya que en
el pub sólo se había divertido con besos, caricias y hasta
con pajas y sexo oral, pero nada más con eso.
Después del almuerzo, Saeng se reunió con los demás
para ver la TV, y lo que pudo notar fue que esta vez Hyun
lo evitó por completo. El líder no se dignó a verlo a la
cara, inclusive guardó su distancia. Eso era bueno,
pero…era muy cruel. No obstante, Saeng esperaba eso y
no armaría un lío de ello. Sólo se resignaría porque era lo
único que le quedaba por hacer.
—Entonces ¿No se reconciliaron? —Kyu le preguntó a
Min.
El caballo se negó, mirando a todos como si estos fueran
los culpables de sus desgracias.
—Cuando traté de ser directo, ella sólo sonrió y me dijo
que no pensara en cosas que no estaban previstas para
esa noche.
—Supongo que le dirá todo a Lina. —Dándole una
palmadita a Min, Jun le dio un poco de ánimos —.
Entonces sólo faltaría esperar a que Lina venga para
sacarle la sopa.
—Creo que se está dando a desear —espetó Min.
—Y está funcionando, mira que…—Jun trató de
explicarle, pero Min intervino.
—Ya, ya —lo calló Jung Min al mismo tiempo que se
cubrió el rostro. No quería escuchar más sobre el tema,
después arreglaría sus asuntos con Jahaira y entonces
volverían a ser novios.
Los tres mosqueteros ya no comentaron nada, sólo
prestaron atención al comportamiento de Saeng y Hyun.
Era tan gracioso verlos separados y ansiosos. El rostro de
Hyun no volteaba hacía el de Saeng, pero Hyun deseaba
verlo y besarlo ahí mismo. Por el contrario Saeng no
decía ni hacía nada, pero en cortos momentos rodaba los
ojos para mirar a Hyun y ver qué hacía éste.
Sin lugar a dudas eran una pareja graciosa, tanto que Jun
decidió jugarles chueco. El bebé fue hasta los dos y se
sentó entre el espacio que los separaba. Agarró la mano
de Saeng, haciéndolo voltear a verlo.
—¡Quiero jugar! —espetó Jun al mismo tiempo que hacía
un puchero.
—No soy un juguete, Jun —Saeng se lo recordó. El bebé
se negó con la cabeza, por supuesto que esos dos
homosexuales enojados serían su juguete.
—¡Vamos a jugar, vamos! ¿Sí? —usando su tono infantil,
les rogó.
Hyun volteó hacía Jun y al ver a Saeng el cuerpo se le
estremeció. No quería verlo, pero ya lo había visto y ya
nada podía hacerse.
—Bien, ¿pero a qué? —Saeng accedió, evadiendo la
mirada embelesada de Hyun.
—A la botella, juguemos a verdad o reto —gritó el menor.
El ex cachetes se quedó callado al igual que Hyun, pero
los demás comenzaron a alborotarse para que todos
estuvieran de acuerdo. Min gritó un “Sí” al igual que Kyu.
Eso sí que era un complot, supuso Saeng, pero no se negó.
Considerando los riesgos, aceptó. Una: porque no quería
verse como un cobarde. Y dos: porque quería moverle el
tapete a Hyun.
Entonces el juego comenzó. Todos se sentaron en el piso,
formando un círculo no muy redondo, pero algo
intentaron. El primero en girar fue Kyu. El pico le tocó a
Saeng.
—¿Verdad o reto? —le preguntó su amigo.
—Verdad —musitó el castaño, observando a Kyu.
Entonces Kyu comenzó a pensar en una buena pregunta.
—¿Tienes a alguien que te guste actualmente?
Saeng sonrió de lado, sintiéndose nervioso.
—No. —Se negó con la cabeza.
Los sobrantes observaron a Hyun para poderle más picor
a la situación. La respuesta de Saeng podía significar algo
bueno para el líder…
Ahora a Min le tocó girar la botella, el pico calló en Jun.
—¿Verdad o reto?
—Reto —escogió el bebé. Se quería sentir el grande, pero
cuando vio que Min tramaba algo malo, se arrepintió en
su decisión.
—Coquetea con Saeng —terció.
Todos se quedaron helados. ¿De verdad quería que
hiciera eso?
—Eso es mi mero mole —murmuró el pequeño,
volteando hacía donde Saeng estaba –aprovechando que
estaba a un lado de él.
Le acarició la mejilla y se hundió en su cuello, aspirando
el aroma del castaño. Saeng se sonrojó y cohibió, pero
luego se burló. Estúpidos de sus amigos… tan graciositos.
Para concluir su coquetería, Jun le dijo algo en el oído y le
besó la mejilla. Hyun frunció la ceja derecha,
lamentándose no haber sido el retado…
El siguiente en girar la botella fue Jun. El pico apuntó a
Hyun.
—¿Verdad o reto?
Hyun lo pensó, pero de todos modos sabía que ese hijo de
puta le pondría a hacer y responder cosas extrañas.
—Verdad —dijo por fin.
—¿Quién es más placentero en la cama, Saeng o Hwang
Bo?
La mandíbula de Hyun casi se cae hasta el suelo. Nadie se
esperaba una pregunta tan directa, pero Jun la estaba
efectuando, así que no había marcha atrás. Saeng se
encogió de hombros, nervioso. Jun no tenía por qué
preguntar tantas barbaridades juntas… no… no debía.
—No hay punto de comparación —respondió Hyun,
librándose un poco de su respuesta.
Saeng se sintió extraño al escuchar esa respuesta ¿a qué
se refería Hyun con eso? ¿Acaso del género de cada uno?
¿O a que Saeng nunca lo amó y a Hwang Bo sí?
—Pero sexo es sexo —Jun añadió, tentándolo—. Vamos,
sólo di quién es mejor en la cama y acabamos con tu
participación.
—Hwang Bo —dijo Hyun, mintiendo. Era mentira y lo
sabía, pero era lo único que le quedaba por hacer.
El rostro de Saeng palideció, demostrando de alguna u
otra manera se sentía ofendido, pero luego sonrió para
evitar que cualquier sentimiento de inseguridad lo
rodeara y lo hiciera llorar.
—Bien, ahora sigue Hyun de girar la botella —dijo Jun.
El líder agarró la botella y la giró, haciendo que cayera el
pico en Saeng. Oh no… No tenía ni idea de qué hacer o
preguntarle al castaño.
Jun sonrió entre dientes, agradeciéndoles a los Dioses por
tan maravillosa suerte.
—¿Verdad o reto? —le preguntó al ex cachetón.
Todos esperaron a la respuesta de Saeng, que por ciertas
razones no fue inmediata.
—Reto —escogió el chico.
Tenía miedo de escoger verdad, quizá si le preguntaba
alguna cosa íntima, tendría que decirle la verdad…
—Bésame. —Lo retó.
Los ojos de Prince brillaron de asombro. ¿Qué mierda
estaba pensando Hyun? ¿Acaso se había vuelto loco?
Después de decir que Hwang Bo era mejor en la cama
¿pedía un beso? Además estaban todos sus amigos ahí
presentes, acaso ¿Estaba en su sano juicio?

Capítulo 18
“No es justo”
Saeng alzó una ceja, mostrando su confusión. Rodó los
ojos para observar a su alrededor y se encontró con las
miradas de todos sus amigos, incluyendo la de Hyun. No
sabía, por supuesto que no sabía de la mierda que estaba
propiciándose, pero igualmente no se negó. Si su querido
e hipócrita Hyun quería un beso, entonces lo tendría.
Saeng se puso en cuatro y gateó hasta donde Hyun se
encontraba, alcanzando su frente para poder besarlo
justo ahí. Si ese canalla pensaba que lo besaría en los
labios, entonces estaba idiota. Por supuesto que no lo
besaría en los labios y menos cuando pretendía olvidarlo.
Ni muerto lo besaría en la boca puesto que destrozaría
los sentimientos fuertes que estaba construyendo.
Jun tragó saliva cuando vio que el líder fue besado en la
frente como si éste fuera un pequeño que recibía un
premio. Min por su parte se cubrió los ojos, pero abrió los
dedos para seguir viendo la escena, incapaz de dejar
pasar ese suceso impresionante. Nunca nadie vio algo
homosexual en el grupo y esa era la única ocasión que
miraban a Saeng y Hyun así de cerca.
Después del beso, Hyun parpadeó. Se suponía
que Prince debía besarlo en la boca, pero no fue así, y lo
peor fue que se quedó con ganas de más. Saeng volvió
hasta su asiento, esperando la continuación del juego,
pero con lo único que se encontró fue con Hyun frente a
él, agarrándolo de las mejillas y besándolo en la boca.
Kyu se echó para atrás, sorprendido, observando cómo
Saeng golpeaba a Hyun para poder quitárselo de encima,
pero nadie hacía nada y aunque deseaba separarlos, algo
le impedía hacerlo. Los observadores se miraron entre sí,
preguntándose si debían ayudar a Saeng o no, pero de
igual forma todos se negaron y continuaron viendo la
escena.
Los puños de Saeng pararon a ambos brazos del líder,
pero seguía encarcelado en los besos que lo estaban
haciendo gritar de la emoción, hasta que logró empujarlo
y apartarlo lentamente. Jadeante, Prince se puso de pie y
quiso marcharse, pero nuevamente Hyun se lo impidió,
besándolo con ferocidad.
Jun sonrió de lado, no se esperaba una escena tan gay,
pero lo estaba disfrutando demasiado ya que parecía
un dorama dramático y eso no tenía precio. Kyu le dio un
codazo a Min para se destapara los ojos que había
cerrado y al abrirlos, el caballo miró la situación. Saeng
seguía luchando por desatarse de los labios de Hyun,
hasta que por fin se rindió y se apresuró a besarlo con la
misma intensidad con la que Hyun lo hacía.
Saeng levantó las manos hasta colgarse del cuello de
Hyun y le correspondió el beso, logrando que Hyun
pusiera las manos en su espalda baja y lo abrazara con
fuerzas. El beso que minutos antes pareció ser a la fuerza,
ahora era correspondido y era extraño para los demás
integrantes del grupo. Nunca antes habían visto a esos
dos besarse con ganas y era como una película
pornográfica homosexual presenciar tal cosa.
Jun observó su celular, mirando la hora. Era
sorprendente la duración del beso, ya que justo apenas
llevaban 4 minutos besándose. Era poco, pero demasiado
para los ahí presentes que por supuesto, no tenían vela
en el entierro. Min aclaró la garganta, avisando que
seguían presentes y que se suponía que jugarían a la
botella y no a besarse por largo rato. Sin embargo
ni Prince ni Hyun pararon el beso que ahora estaban
dándose lentamente.
El segundo en aclarar la garganta fue Kyu, pero tampoco
logró que aquellos dos se separaran. Ya muy fastidiado,
Jun golpeó el suelo con el puño bien cerrado, causando
los mismos resultados. Saeng seguía besando a Hyun
como si de eso dependiera su existencia y aunque parecía
lindo, ya estaba durando demasiado.
Sin lugar a dudas Saeng había caído de nuevo en el pozo y
aunque quería apartarse a Hyun, no podía. Si esa era su
oportunidad para besarlo, entonces lo seguiría haciendo.
En el fondo sentía que ese sería el último beso, algo se lo
decía y temía dejar de sentir los cálidos labios de Hyun.
No era correcto besarlo, pero dejaría lo incorrecto a un
lado y en otro lugar.
Besó una vez más la boca de Hyun, repasando la lengua
sobre la contraria y jugueteando con el labio inferior de
éste, hasta que algo lo obligó a separarse. Recibió una
cachetada en la mejilla derecha, haciéndolo reaccionar y
levantar el rostro. Frente a él se encontraba Hwang Bo y
aunque no tenía ni la menor idea del por qué ella estaba
ahí, no pudo evitar sentirse una basura. Verla ahí lo hizo
darse cuenta que había hecho mal en corresponderle a
Hyun, porque sencillamente éste tenía novia y no podía
entrometerse.
—¡Eres una maldita puta! —la mujer gritó en alto,
empujando a Saeng de nuevo y haciéndolo topar con la
pared de la sala.
Min, Kyu y Jun se pusieron de pie inmediatamente y
trataron de alejarla de Prince, pero Hyun se adelantó y lo
defendió antes que todos, cubriéndolo con su cuerpo y
recibiendo los golpes de su novia.
Si Hyun hubiera sabido que esto pasaría, entonces no
hubiera metido a Saeng en problemas, pero joder, lo
hecho, hecho estaba y nada se podía hacer para olvidar lo
antes sucedido.
—No le hables así, por favor —Hyun le rogó con un gritó
escalofriante.
Hwang Bo se burló y se negó una y otra vez.
—¿Y por qué, Hyun? —lo arremetió con una voz bastante
confundida.
—Porque él no tiene la culpa de nada —musitó el líder,
yendo hasta Hwang Bo.
Se encogió frente a ella y la abrazó con fuerzas.

Saeng sonrió de lado, asustado. ¿Qué se suponía que era


eso? ¿De qué se trataba todo el alboroto? El que debía ser
consolado era él, pero ahora la que estaba siendo
consolada era ella. Heo Young Saeng no sabía si eso era
justo, pero no lo pensó demasiado, sólo se fue de ahí y
salió por la puerta principal.
Hyun observó su huida, pero tampoco lo detuvo. Tenía
muchas cosas que decirle a su novia y si no era sincero
ahora, entonces se arrepentiría por el resto de su vida.
Min se llevó a Jun al cuarto de arriba y Kyu se fue
siguiéndolos. Era momento de privacidad y dejarían que
Hyun la tuviera con Hwang Bo. Notándose solos, Hyun la
soltó y la miró a los ojos.
—¿Qué es? Dime qué es y yo cambiaré —susurró ella,
llorando con persistencia.
—No necesitas cambiar, eres perfecta. —Le acarició el
rostro para calmarla—, pero sabes, aunque seas perfecta
para muchos, no lo eres para mí —le dijo tratando de
cuidar sus palabras. No pretendía ofenderla, pero no
sabía cómo cortar una relación.
—Lo soy, lo soy para ti, pero estás confundido. Te
entiendo, Hyun. Sé que los hombres de ahora desean
experimentar, y lo entiendo, te lo perdonaré por esta vez
y volveremos a ser los mismos de antes —le
propuso, abrazándolo con fuerzas.
—No puedo ser el mismo de antes —expuso con la
mirada fija en ella.
—Sí, sí podrás ser el mismo de antes, experimentaremos
el sexo como tú quieras y nos complementaremos
—No, no puedo. —Se negó rotundo, moviendo al mismo
tiempo la cabeza.
—Entonces ¿Qué estás tratando de decir?
—Que no puedo, no puedo seguir contigo y fingir que
otra persona me gusta.
Hwang Bo calló, pero luego pudo pronunciar palabra,
preguntando:
—¿Entonces sí te gusta?
—Vamos a terminar esto bien ¿De acuerdo? —Hyun le
propuso con un tono de voz tenue y asustado.
—¿Te gusta? ¿Saeng te gusta? —La piel se le enchinó al
preguntarle.
—Lo siento, yo traté de…
—¿Te gusta?
Hyun Joong se quedó callado ante el cuestionamiento,
pero esta vez no lo negaría. Saeng le gustaba, no, Saeng le
encantaba y si Hwang Bo tenía que saberlo, entonces lo
sabría.
—Sí, él me gusta
—Pero él es hombre, Hyun y yo soy una mujer ¿Te das
cuenta de lo triste que estará tu familia al enterarse de
esto? ¿Sabes acaso que él no te podrá dar hijos? ¡¿Estás
en tu sano juicio?! —le espetó con un gritó fuertísimo y
frustrado.
Hyun se negó dos veces con la cabeza, cuidando sus
pensamientos y sentimientos.
—Me gusta y no está mal, lo sé —terció, apretándole los
hombros.
—No, no lo sabes. Está mal, Hyun.
El líder la escuchó hablar, confundiéndose aún más. ¿De
verdad esa mujer era Hwang Bo?
—¿Por qué eres así? —le preguntó horrorizado.
—¿Qué tiene él que no tenga yo?
—Él no puede ser comparado con nadie. Si él ahora
fueras tú, no me dijera lo que tú me estás diciendo, él no
me haría sentir como una mierda.
—Él te está llevando a la perdición ¿Sabes lo que puede
pasar si todos se enteran que te gusta un hombre?
—Y ¿Crees que me importa que se enteren? —
cabreadísimo le alzó la voz. — No me interesa. Si soy feliz
no me interesa lo demás
—Sufrirás, Hyun. Porque todas las personas que hacen
las cosas mal sufren, y cuando sufras espero que llores
todo lo que yo he llorado hoy, porque te lo mereces —lo
acusó con la mano, desorientada y petrificada.
—Ayer me dijiste que estarías en las buenas y en las
malas conmigo, ahora deseas verme sufrir, ¿Qué
demonios eres? ¿Un monstro? Me alegra no haberte
elegido —musitó arrepentido.
—No eres lo suficiente para mí, Hyun —le aseguró,
enfrentándolo con ferocidad.
—No, es sólo que no eres lo que he soñado con tener —la
corrigió, llevándola hasta la puerta de entrada y salida de
la gran casa.
***
Esa noche Saeng no volvió a casa, volvió después de tres
días y para empacar. Al verlo, Hyun le rogó hablar,
pero Prince no lo dejó y se encerró en su habitación.
Durante esa tarde todos se dieron cuenta que la noticia
de la preferencia sexual de Saeng estaba a la luz. Todos
los medios y las revistas lo contaban como si quisieran
aplastarlo totalmente.
Saeng pudo enterarse en poco tiempo que la causante de
difundir la noticia había sido Hwang Bo, pero de igual
manera le agradeció internamente; ya hacía falta que su
verdadera vida reluciera.
Saeng estaba preparado para eso, él sabía que perdería
su carrera, que sus verdaderas fans no lo aborrecerían y
que otras lo harían. Pero deseaba afrontarlo, porque él
era gay y nada ni nadie lo haría cambiar de parecer.

Después de empacar sus cosas, bajó a toda velocidad,


deseado no detenerse. No quería ver a sus amigos por
ahora, quería alejarse por un tiempo y no sólo eso, sino
que tenía que desaparecer de los medios ya que recién lo
habían despedido de la empresa por exceso de chismes.
Al CEO no estaría a cargo de artistas que le dieran
problemas y ciertamente sin Saeng, entonces los
problemas desaparecerían.

De ahora en adelante, Heo Young Saeng deseaba salir


adelante, ya que en esos momentos quedaba fuera del
grupo SS501 y por ende, fuera de la fama.

Capítulo 19
“El foco ya no enciende, ahora tocaré tu
puerta”
El comedor estaba completamente solo. La comida no
estaba bien cocida. El baño no estaba totalmente limpio.
Nadie lavaba. Nadie barría. Min, Kyu, Jun y Hyun no
podían hacer lo que Saeng siempre realizaba
diariamente. Prince era la reina de la limpieza, la reina
del orden, pero ahora no estaba. Había pasado
justamente una semana después de aquel atentado, en el
cual, Saeng salió perjudicado, y entre más tiempo pasaba,
más insoportable era la estancia.
—¿No van a comer? —Lina y Jahaira preguntaron al
mismo tiempo, haciendo unísono.
Kyu se negó, seguido Jung Min y Jun lo hicieron. Hyun no
respondió.
—¿No se les antoja ni un poquito? —Jahaira le preguntó a
la masa masculina de gente que estaba frente a ella.
Min se negó, echándose en el sillón. Jun se sentó a un
lado de Hyun, acariciándole la cabeza al líder en el
último segundo. Lina se cruzó de brazos, irritada. Se
suponía que no debían estar de ese modo, pero estaban
muy deprimidos y eso era muy cansado cuando lo veías
diariamente.
Durante esos días de tristeza, ningún verdoso había
comido lo suficiente, sólo Jun algunas veces, pero los
sobrantes no se animaban a alimentarse, inclusive
aunque su comida favorita estuviera servida en la mesa.
Por su parte, Lina los observaba para poder encontrar la
manera de ayudarlos. Jahaira hacía lo mismo, pero incluía
también un poco de su ya estable relación con Min. Ahora
ambos estaban de nuevo juntos y no sabían cómo era que
habían regresado, sólo regresaron y ya.
Hyun cerró los ojos segundos después de encender el
televisor. Le dejó en el canal más popular y quiso
enfocarse en ver la televisión y no pensar en Saeng, sin
embargo hasta la TV le jugaba chueco; estaban dando una
comunicado acerca de Saeng.
Muy impactado, Hyun le subió todo el volumen que pudo,
luego pudo escuchar con atención, atrayendo a todos sus
compañeros para que miraran también.
“El antiguo integrante de SS501 ha dado una
respuesta positiva a la invitación que le mandamos.
Heo Young Saeng estará en vivo para poder hablar de
su vida privada”
Kyu chilló de angustia. No se suponía que Saeng contara
su vida a todos los televidentes, pero lo pensaba hacer y
eso no pintaba bien.
—¡Saeng! ¡Mi Prince está en la TV! —Jun gritó como loco,
pidiéndole a Lina que le trajera su plato de comida para
poder ver la televisión sin ninguna interrupción.
Kyu también quiso comer al instante al igual que Min.
Hyun Joong fue el único que prefirió no alimentarse, ya
que creía que se ahogaría si durante la entrevista en vivo,
Saeng decía algo inapropiado o meramente alarmante.
Hyun no se enojaría si Heito lo nombraba, pero si no lo
hacía, entonces lo aceptaría; de todos modos tenía que
respetar las decisiones de la Nutria.
“Hemos perdido a más de 5 mil televidentes por el
anuncio de Saeng en el estudio. Pero les reiteramos
que NO vamos a dar vuelta atrás y que invitamos a
que se queden las personas que son verdaderas fans
de Saeng y le cambien de canal las personas que son
homofóbicas o que no soporten que su ídolo sea
homosexual”
Dicho eso, Hyun se recargó en el sillón. Le enojaba el
hecho de ver cómo rechazaban a Saeng. ¿Cómo la gente
antes lo amaba por ser hetero y ahora lo despreciaban
por ser gay? Eso sólo quería decir dos cosas: ¿o tenían a
muchas fans hipócritas y cerradas de mente, o realmente
estaba mal ser homosexual?
El televisor se iluminó, dándole la bienvenida al rostro de
Saeng y el entrevistador. Prince vestía unos pantalones
de mezclilla ceñidos, una polera ligera en conjunto con
una chamarra y su rostro se miraba igual de delgado que
la vez que llegó a casa por sus cosas. Lo único bueno de
ese programa era que no había público en vivo y eso
evitaría que abuchearan a Saeng o incluso que lo
atacaran físicamente.
“Esta tarde tenemos como invitado a Heo Young
Saeng. Muchos de ustedes lo conocen como
integrante del famoso grupo SS501, pop coreano.
Hace varios días mandamos la invitación para
nuestro ahora invitado, y por fin tenemos la suerte
de tenerlo con nosotros. Han pasado días de trágicas
acusaciones, de mucha mala vibra para él, pero ahora
en este programa vamos a hablar sobre cómo ha
sobrevivido a esta gran explosión. Saeng aceptó
contestar una serie de preguntas que muchas fans y
anti fans nos mandaron, así que comencemos.
Saeng, todos sabemos del nuevo rumbo que llevas, al
igual que también nos hemos dado cuenta que esto
ha traído consecuencias muy devastadoras. ¿Qué nos
puedes decir sobre tu estado emocional? ¿Cómo has
sobrevivido a esta gran etapa en la cual una enorme
masa de gente te señala y otra te apoya?”

“Primeramente debo decir que me siento muy contento de


poder estar aquí, compartiendo espacio y luciendo bien
frente a las cámaras. Mi estado emocional está perfecto.
No soy del tipo de persona que cae en depresión, sin
embargo estuve a punto a hacerlo. Ahora estoy bien, eso es
gracias a las personas que me han apoyado y que no tienen
miedo a nada. Los primeros días fueron difíciles, vaya, no
es fácil salir a la calle y que muchos medios de
comunicación te acosen, te ofendan y quieran ponerte en
vergüenza para luego mostrar el clip en las redes sociales.
Es cierto, hay personas que siempre estarán ahí y otras que
dijeron que estarían, pero al final nunca estuvieron.
Gracias a la noticia de mi preferencia sexual pude
descubrir en realidad quién era y qué peso tenía en la
sociedad. No pediré disculpas, ya que no le he mentido a
nadie, pero lo que sí pediré es respeto, porque a pesar de
que soy homosexual, no les fallé como cantante”

“Lo que has dicho tiene un toque de realidad. Tú no


fallaste como ídolo, siempre luchase por cantar
mejor, por ser mejor, un buen ejemplo, y ahora es
cuando el aspecto sexual se vuelve importante.
¿Cómo fue qué descubrirse que eras gay? ¿Lo
recuerdas?”

“Fijarme en alguien de mí mismo sexo me hizo descubrirlo.


Al principio no quería aceptarlo, pero no había remedio. Él
me gustaba demasiado, tanto, que no podía dejar de
mirarlo y pensar en él. Me fue muy sorprendente ya que
salí con muchas mujeres y me gustaban en su momento.
Fue un cambio radical, pero significativo”

“Comenzaré ahora con las preguntas que nos mandan


por las redes sociales. Una de ellas dice así: ¿Has
tenido sexo homosexual? Y sí lo has tenido ¿Cuántas
veces?
Sé qué es algo muy personal, pero ¿Crees que puedas
o mejor dicho, quieres responderla?”

“¿Por qué no? Sí, sí he tenido sexo homosexual. No estoy


seguro de las veces, pero han sido las suficientes”

“Gracias por responder con amabilidad las preguntas


que están subidas de tono, eso sólo demuestra que no
temes a nada –Saeng Sonrió- Ahora tenemos otra
pregunta que dice así: ¿Qué ha dicho tu familia de
todo esto? ¿Te aceptan?”

“Mi familia me ha dado la espalda, pero sé que con el paso


del tiempo me aceptarán, sólo espero que no sea
demasiado tarde para ello”

“¿A qué te refieres con ‘Demasiado tarde’? “


“Uno nunca sabe que pueda suceder después. Mi vida es
complicada ahora. He recibido amenazas de muerte,
incluso dejan animales muertos en la puerta de la casa de
mis abuelos ¿Qué puedo esperar? Es posible que después de
aquí alguien venga y me asesine, y es cuando me da miedo
aceptar que de 1500 personas, ahora me apoyan 15. El
poder de la sociedad es increíble, demasiado asombroso”

“Es muy difícil darse cuenta que lo mucho que has


tenido ahora te da la espalda ¿Cierto? Pero estoy
segura que se hará justicia y que las personas que se
alimentan de tus miedos, tendrán momentos en los
cuales se sentirán mal con sus acciones. Porque
muchachos, no es bueno juzgar sin ser escuchado y es
por eso que tenemos a Saeng aquí. Ahora bien,
tenemos otra pregunta: ¿Es cierto que ya no formarás
parte de SS501?”
“Mi contrato ha sido quemado –Saeng torció los labios en
una sonrisa coqueta-, y sí, yo ya no formo parte del grupo”

“Y ¿Qué piensan tus ex compañeros de todo esto?”

“Perdí el contacto con ellos”

“¿Los extrañas?”

“Demasiado”

“¿Qué les dirías si te estuvieran viendo?”

“Son tantas cosas, pero la primera cosa que les diría es que
los quiero mucho y que disfruté cada momento con ellos.
Cada uno es importante y aunque es diferente la manera
en que los conocí, siguen siendo especiales por igual.
Quiero además pedir disculpas por no querer hablar con
ustedes cuando fui por mis cosas, pero lo hice para no
quedarme estancado con lo mismo. Ustedes saben que
cuentan conmigo, así como yo sé que cuento con ustedes”

“Esperemos que vean la repetición de este programa


o si lo están viendo en vivo, entonces ahí tienen un
poco de Saeng y sus sentimientos –bromeó la mujer –
Ahora tenemos una pregunta nueva, dice así: ¿Te
gustó algún integrante de SS501 durante tu estancia
con ellos?”

“¿Gustar en qué forma? –Young Saeng se acarició la


barbilla, pensante”

“Supongo que ellas se refieren al gusto homosexual,


si es así ¿Te gustó alguien?”

“En efecto”

“¿Sí? ¿Sólo uno? ¿Quién? Bueno, son tantas preguntas


a la vez, pero sería muy emocionante si nos dijeras el
nombre de esa persona que te traía loco”

“Sólo uno, de hecho él fue la persona que me hizo darme


cuenta que soy homosexual”

“¿De verdad?”

“Mm, sí. La persona de quien estoy hablando es el líder:


Hyun Joong”

“No puedo hablar de tan impactada que he quedado –


cubriéndose la boca le espetó-Y ¿Él lo sabe? O ¿esta
es la primera vez que lo va a escuchar o escuchó si es
que esta viendo el programa?”

“Siempre lo supo. Mis compañeros siempre me apoyaron,


bueno, ellos no sabían de mis preferencias, pero cuando se
dieron cuenta, me recibieron bien”

“Y ¿Te sigue gustando? ¿Qué te decía Hyun Joong o


cómo se lo tomaba?”

“No estoy seguro de ello, pero supongo que no. Hyun se lo


tomaba bien, somos amigos y eso no interfirió para nada”

“Pero ¿Nunca hubo algo serio entre ustedes?

Saeng negó con la cabeza

“No, como dije, él y yo somos amigos. Mis sentimientos no


fueron aceptados pues Hyun es hetero, pero va todo bien”

Al escuchar aquello, Hyun se encogió en los


almohadones. Sus compañeros lo vieron con cierta
angustia, pero prefirieron ver de nuevo la televisión.
“Y hablando de amores ¿Tienes algún pretendiente
ahora? ¿Te gusta alguien?”

“Sí, me gusta alguien, pero es mejor esperar. Y sobre los


pretendientes, sí también. En estos días me han ofrecido
mucho sexo sin control y citas románticas”

“El tiempo se nos termina y sólo quiero decir que en


estos pocos minutos me he dado cuenta que Saeng
tiene mucho que contar. Trataremos de invitarlo de
nuevo si es que se encuentra cerca y sin encargos.
Tenemos un coctel de preguntas para finalizar:
¿Alguna empresa ya te hizo oferta de trabajo? ¿Cómo
te has sentido al estar aquí? ¿Qué mensaje le dejarías
a las fans que ahora el momento te han apoyado?”
“No, no he recibido propuesta de trabajo en ninguna
empresa. Estar aquí me hace sentir como en casa, me
alegra poder compartir momentos de mi vida y espero que
este programa haya llegado al punto exacto que quería
aportar. No es fácil sentarse aquí cuando muchas personas
te odian, sin embargo el ambiente que hay me ha hecho
sentir relajado, gracias por eso. Y bueno, nuevamente
quiero agradecer a las personas que hasta ahora me han
seguido los pasos. Son pocas personas las que me apoyan,
pero eso es suficiente. Muchas gracias por estar ahí, por
mandarme bendiciones, éxito y regalos. Ustedes son
suficientes para mí, son muy importantes y espero que
sigamos juntos siempre. Les agradezco todo el amor, lo
digo de corazón. Muchas gracias y gracias por recibirme
aquí, y a las personas que me ven por televisión en estos
momentos, también les agradezco”

“Esto ha sido todo, pueden ver la repetición a las 11


de la noche o buscarlo en nuestra página web. Ha
sido un placer, buenas tardes”

Hyun apagó la televisión y fue a cambiarse; debía hablar


urgentemente con Heo Young Saeng.

*-*-*-*

Con el cielo ya oscuro, Hyun se dirigió hasta el nuevo


departamento de Saeng. Por el momento vivía retirado
de la zona urbana y aunque fue muy cansado encontrar
su dirección, Hyun logró hacerlo pues el GPS siempre
ayudaba. El pelinegro se asomó por la ventana para
verificar que alguien estuviera, pero todo se miraba
tranquilo, lo cual hizo que tocara la puerta para sacarse
de dudas.

Esperó por un minuto a que le abrieran y cuando eso


sucedió, Saeng apareció frente a él y con un overol
puesto.
Capítulo 20
(FINAL)
“La fusión de nuestras miradas, es única”
La sala se encontraba medio pintada de color celeste, la
mesa estaba cubierta con enormes gotas de pintura del
mismo color, haciéndola verse descuidada y trabajada.
En las manos de Saeng se asomaban manchas de esmalte.
Una sostenía la brocha mientras que la otra se deslizaba
para volver a sujetar el pomo de la puerta.
La visita que había tocado su puerta por el momento no
estaba bien recibida, aunque en el fondo deseaba estar
bajo esa presencia millones de horas. Era Hyun y eso
significaba guerra interna. Desde hace muchos días que
no lo veía a la cara y estaba intentando sostenerse para
no caerse ahí mismo.

Lo extrañaba.

Lo extrañaba mucho.

Sin embargo, apretó con más solidez la manija de la


puerta, tratando de encontrar la fuerza para cerrar la
abertura que ahora permitía divisar a Hyun. No debía
verlo. Eso le decía la cabeza. Pero el corazón y los
impulsos decían lo contrario. Si fuese posible quedarse
ahí, quieto, y mirando a Hyun por el resto de su vida,
sería muy feliz.
Deslumbrado por la delgadez de Saeng y de su rostro
apagado y acabado, Hyun Joong levantó la mano,
situándola en la puerta. Trataba de abrir todavía más la
tabla para que ésta jamás se cerrara. Por lo que había
visto, el pálido muchacho se encontraba pintando la sala
de su nueva casa, a la vez que sus ojos reflejaban
sorpresa y miedo.

Saeng tenía miedo…

Realmente no se esperaba la visita de Hyun y no tenía


predeterminado un discurso para darle. Ni siquiera podía
abrir la boca para remojar la resequedad de sus labios
rosados. No sabía qué decir ni tampoco cómo reaccionar.
No tenía ni la mínima idea de qué hacer. Y aunque la
frialdad de cabeza le rogaba que cerrara la puerta y
volviera a pintar de celeste la sala de su pequeña casa,
sus instintos lo hacían quedarse paralizado y en blanco.

Hyun abrió la boca, tratando de pronunciar palabra, pero


al final no pudo si quiera pronunciar una silaba. Saeng
pudo notarlo, pero no lo ayudó; él tampoco podía hablar.
A los dos les era difícil decir algo, cualquier cosa… un
“Hola” quizá…, o un “Adiós” Pero seguían bloqueados,
viéndose a los ojos, fijamente, llenando sus esperanzas
un poco, sólo un poco para poder seguir parados frente a
frente y a tan solamente un paso uno de otro.
Los apretados labios de Saeng temblaron al percatarse de
que su corazón estaba acelerado. Lo veía venir, pero no
quería seguir atrapado en su antigua vida. Recordaba al
antiguo Hyun, sus tratos horribles, las humillaciones y
el rechazo que antes le dio… Lo recordaba
absolutamente todo, así como también los buenos
momentos, porque aunque fueran pocos, sí había buenos
recuerdos para contar.
Y fue entonces que se desconectó de la realidad y con la
vista fija en Hyun, comenzó a recordar todos los
acontecimientos que había pasado y que había soportado
estando junto a Hyun. No era debido compararlos, según
él, pero la situación actual no era nada a lo que antes
vivió con Hyun.
Antes Saeng soportó ser tratado como un delincuente,
sumiso y como todo un tonto en el tema sexual. Duró de
ese modo mucho tiempo y aunque se desesperaba, le
gustaba. Era masoquista y le gustaba que Hyun lo tratara
posesivamente, pero sólo en ciertas ocasiones, en las
cuales podían catalogarse como especiales.
Saeng lo amaba.
Lo quería más de lo que pudo imaginar y aunque en su
cabeza tenía estipulado dejarlo ir y rehacer su vida, él
todavía no quería cortar esa delgada línea que los unía.
Si antes soportó tantas humillaciones y maldades,
¿entonces por qué ahora no? No era justo para los dos y
tampoco para sus sentimientos que seguían
esparciéndose por todo su cuerpo. Saeng estaba indeciso
y tenso. Y sabía que era ahora, el día y la hora indicada
para poder tomar una decisión. Una. Sólo una y la
correcta.

Pero era tan difícil…

Tan cansado…
Pese a todos los encuentros sadomasoquistas que tuvo
con Hyun, Saeng se sentía completo. Era cierto que al
principio no quería seguir siendo un juguete, pero luego
observaba a Hyun actuar, y se daba cuenta que para el
líder era sumamente importante. Más importante que el
sexo. Mucho más importante que todas las cosas
materiales.

Y ahora estaba viendo cuán importante era el cachetón


para su líder. Si Hyun fuera cruel entonces no estaría ahí.
No estaría tocando su maldita puerta y viéndolo con ese
miedo que todos poseen cuando no desean perder a una
persona importante. El amor se podía oler y ambos
podían respirar el aroma, pero luego las consecuencias
que quizá traería la felicidad, llegaron a la mente de
Saeng.
Su familia lo había rechazado cruelmente. La mayoría de
sus fans lo odiaban por su homosexualidad. Los medios
masivos de comunicación lo estaban explotando, y su
estado emocional estaba a punto de tirarse al suelo y
revolcarse en el lodo.
Pero aún y con todos esos pensamientos, Saeng seguía
viendo los tiernos ojos llorosos de Hyun. Éste estaba
pidiéndole una oportunidad. Una y costaba demasiado
trabajo aceptar o decir simplemente que no. Y aunque
Hyun estuviera decidido a darlo todo y a enfrentarse
contra quienes lo acusaran, seguía siendo una decisión
importante. Lo era porque marcaría sus vidas
profundamente: sus carreras, sus actividades cotidianas.
Pero.... había algo que se hacía notar y que daba un
parpadeo para que Heo Young Saeng lo pudiera ver, y era
el amor que los dos daban a conocer con el simple
contacto visual.
No hacía falta tocarse. No hacía falta hablar. Con una
simple miraba bastaba. Ellos sólo necesitaban una
mirada para darlo todo por el otro y vivir felices. Los ojos
de Hyun decían lo mucho que quería a Saeng, lo bastante
que lo adoraba por ser hombre, y también reflejaba un
sentimiento de reflexión. Hyun estaba arrepentido por
todo lo que antes hizo con él. Estaba harto de su raya
pintada y era notablemente visible que necesitaba un
abrazo, porque las lágrimas que comenzaban a descender
desde sus ojos hasta sus labios lo decían. Lo pedían a
gritos de pánico.
Hyun cerró los ojos, dejando al paso que varias lágrimas
cayeran como una tormenta. Estuvo de ese modo por
algunos segundos, los suficientes como para obtener las
fuerzas y volverlos a abrir. Al abrir los orbes, respiró
profundo, calmando de ese modo el puñado de
sentimientos revueltos que viajaban en la boca de su
estómago.
Saeng dejó caer la brocha de su mano, descolocado.
Jamás había visto a Hyun llorar de esa manera
tan deprimente. Estaba decaído y muy deprimido,
reprimiéndose el sufrimiento y queriendo expulsar sus
sentimientos.
Young Saeng se negó de manera lenta, moviendo la
cabeza de izquierda a derecha, dando a conocer lo que
probablemente era su última decisión. Al verlo negarse,
Hyun se llevó las manos al cuerpo, buscando auto
abrazarse. Era demasiado tarde y lo sabía. Podía recordar
cuando Saeng había dicho en la entrevista que le gustaba
alguien y había poca probabilidad de que fuera él.
Si había sido lento, entonces al menos quería ser
perdonado, aunque en el fondo anhelara otra
oportunidad. Agachó la vista, perdiéndose en las
manchas de pintura que seguían en las manos de Saeng y
se quedó así. Hasta que pudo ver que los brazos de Saeng
se movían, avisándole que estaba a punto de rodearlo con
todas sus fuerzas.
Y justo cuando levantó el rostro, Saeng lo abrazó.
—No llores —susurró en su oído, guardándose el llanto
para darle fuerzas a Hyun —. No llores, por favor. —
Seguido depositó un casto y cariñoso beso en su cuello,
descansando el rostro en su fuerte hombro.
Hyun se encogió ante la caricia y todavía sin
corresponder el abrazo, tardó mucho para darse cuenta
que Saeng le había dado otra oportunidad. Al notarlo,
levantó sus enormes y temblorosas manos, viéndolas en
el aire, antes de apretar fuerte la piel de Prince. Y cuando
sintió que Saeng se removía para verlo a la cara, lo sujetó
con fuerzas, con miedo a que se fuera, a que huyera,
recargando su rostro entre sus cabellos y respirando su
dulce aroma mientras lo apretaba con más fuerza.
Agarrados el uno del otro y ya más calmados, Hyun se
separó un poco para poder verlo de cerca. Inclinó el
rostro, rosando la nariz de Saeng con la suya,
acariciándola y sonriendo, abriendo brevemente los
labios con un poco de miedo, hasta impulsarse y mecerse
en un ansiado y tímido beso.

Saeng sonrió; había hecho lo correcto. Estaba bastante


seguro de eso; porque nada hubiera sido sin Hyun a un
lado; porque prefería ser feliz a seguir las reglas de la
sociedad. Saeng no sería como los demás y Hyun Joong
estaba aprendiendo a no ser igual que las personas que
justo ahora juzgaban sin conocer. Querían ser diferentes
y vivir con ello, ya que si no se hacía de esa manera,
entonces jamás serían felices.

EPÍLOGO

Con la carta bajo la almohada….


Aquella noche con apenas una semana
de estar unidos, SS501 se encontraba
borracho, a excepción de Prince. Éste
como siempre, prefería fumar en vez de
beber alcohol. Las dos situaciones eran
peligrosas, pero si a gustos se referían,
entonces Saeng siempre escogería el
cigarro.
—Vamos, Prince… bebe un poco de
cerveza —Jun brincoteó hasta traspasar
un sillón, tirándolo en el camino. Para la
buena suerte de Jun, éste no se lastimó,
incluso salió más energético que nunca.
Saeng se negó.
—Vamos, princesa —Hyun intervino,
situando su brazo en el hombro del
cachetón, abrazándolo como todo colega
que era. Prince se sintió incómodo con el
abrazo, pero no dijo nada; eran
compañeros de trabajo, así que debía
estar bien.
Saeng se volvió a negar, quitándose de
encima la cerveza que Jun le había
puesto casi en las narices.
—Mejor ustedes tomen —dijo el castaño,
sonriendo de lado.
Park Jung Min ladeó la cabeza y asentó.
Tampoco obligarían a la princesa a
beber alcohol si no quería. Kyu y los
demás se sentaron en el sillón para
canturrear, hasta que Jung Min alzó una
mano para decir algo que no estaba
para nada bien.
—Justo ayer vi desnudo a Saeng y ni se
imaginan cómo la tiene —murmuró el
principio, pero al final gritó, alucinado.
Estaba muy ebrio al igual que todos, de
eso Saeng estaba seguro, pero tampoco
debía hablar sobre su pene ni nada
referente a eso.
—¿Pequeña? —Intervino Jun, moviendo
la cabeza, mareado.
Min se negó.
—La tiene muy bonita —musitó Min,
sonriéndole a Young Saeng.
—¿Qué tan bonita es? —Esta vez Hyun
preguntó. Su voz sonó tan pareja y
normal que Saeng se asustó.
Su compañero y líder, Kim Hyun Joong
no estaba tan ebrio del todo. Mejor
dicho, no estaba para nada ebrio. Lo
evidenció la Nutria cuando sintió que
éste lo observaba con lujuria.
Por un instante, Prince pensó que se
había equivocado de cigarrillos y se
había forjado un churro, pero
evidentemente no estaba drogado. Saeng
estaba en sus cinco sentidos y no estaba
ciego como para no ver las miradas
provocativas y fuera de sí que su líder le
hacía.
Saeng pronto tuvo un choque emocional
muy grande. Desde que conoció a Hyun
algo lo atrajo de él, pero supuso que se
trataba de respeto por ser el líder. Sin
embargo esa noche supo que era algo
más. Y le asustaba.
—Lo suficientemente bonita —espetó
Min, bebiendo más cerveza.
Las mejillas de Prince se pusieron rojas.
Hyun se burló al ver el sonrojo tan
notorio. Saeng no estaba seguro si tenía
suerte porque el único que lo había visto
había sido el líder, o si porque Hyun
pareció estar gustoso de ese total rostro
rojo.
—¿Por qué no me la muestras, Saeng? —
Hyun lo tentó, parándose del sillón para
ir justo a donde se encontraba el
cachetón.
Una conexión extraña hizo con los ojos
del líder. Y fue entonces que se perdió
cuando se dio cuenta por fin que Hyun lo
estaba besando en la boca y frente a
todos los ahí presentes. Sin dudarlo, le
correspondió el beso. La resbaladiza
lengua de Hyun acarició la suya, hasta
enredarla y profundizar el junte de
labios.
Luego, ambos se miraron a los ojos y fue
cuando su relación comenzó. Min, Jun, y
Kyu hicieron un alboroto por el beso que
habían visto, pero todo lo olvidaron al
día siguiente. Los únicos que no
pudieron olvidarlo fueron los otros dos.
Y al paso de las semanas todo fue
aumentando. Hyun se encargaba de que
nadie los viera tener sexo, de besarse y
mirarse con ese toque pervertido. Saeng
sin entenderlo del todo, hizo lo mismo
que Hyun. Se escondieron por un largo
tiempo, hasta formar años de una
relación masoquista. Hasta que en un
momento de borrachera, Hyun dijo
absolutamente todo acerca de sus
deslices con Saeng. Aquella vez, todos se
quedaron congelados, pero se lo
esperaban, ya que algunas veces
miraban extraña la relación que existía
entre la princesa y el líder.
La situación llegó hasta un punto en el
cual era bastante dramático vivir,
incluso para Saeng. Nunca pensó que ese
simple beso y comentario de Min fuera a
ser el causante de todo esto, pero de
igual modo algo le decía que desde un
principio Hyun había puesto los ojos en
él, y que sólo utilizó aquella oportunidad
para dar un gran paso. Pero, realmente
no sabía si su corazonada estaba guiada
a la verdad, aunque todo indicaba que sí.
Actualmente podía recordar desde el
principio hasta el final y aunque era
todo un reto no llorar, seguía
derramando lágrimas de felicidad.
Nunca pensó vivir junto a Hyun, tampoco
se imaginó en otra empresa y siendo
cantante, ni tener sus propios discos.
Pero ahora tenía lo necesario para
demostrarle a todo el mundo que en
verdad era igual que los demás.
Hyun dormía con él. Se despertaba todos
los días a su lado y su vida sexual se
había hecho muy apasionada. No le
faltaba nada. Sus amigos lo visitaban y
aunque el famoso grupo ss501 se había
destruido, cada quien se volvió solista
para poder seguir sus sueños, sabiendo
enfrentar los comentarios de la gente.
Ser homosexual ya no importaba
demasiado. Nuevas fans vinieron.
Nuevas letras florecieron en cada
melodía. Jung volvió tranquilamente con
Jahaira y ahora esperaban un niño. Lina
también estaba embarazada, pero de
una niña. Hwang Bo desapareció poco
después de la industria musical y
artística. Nadie supo de ella después.
Jun era el único soltero, pero
recientemente lo habían contratado
para actuar en novelas y en películas.
Aunque todos sabían que andaba tras
los huesos de la protagonista de la
historia que estaba grabando, y que
pronto esa bomba estallaría.
La familia de Saeng justo después de ver
que el cachetón estaba siendo
correspondido por Hyun, lo apoyó. Al
igual que los familiares de Hyun
apoyaron la relación homosexual que
llevaba con Prince, aunque al
principio le habían dicho a Hyun Joong
que podía desaparecer y olvidarse de
que tenía familia y que luego se
arrepentiría por tan mala decisión.
Hyun no cayó en depresión aquel día que
confesó que era gay. Perdió a muchas
fans, pero volvieron nuevas para
quedarse de verdad. Ahora todos sabían
que Saeng y él salían, y que no tenían
miedo de nada ni nadie.
Ya nunca tendrían miedo de lo que la
sociedad dijera de ellos.
Jamás volverían a dejar lo que mucho
tiempo les costó construir.
Porque luchar por cumplir sus sueños
ahora era más importante que cualquier
otra cosa en el mundo entero.

Heo Young Saeng recordó todo lo que le


había pasado, justo después de despertar y
quedarse de esa manera, pero con los ojos
cerrados. La noche anterior se había
dormido tarde porque al fin pudo leer la
carta que Hyun había hecho cuando se
encontraba saliendo con Hwang Bo. Esa
mañana después de volver a pensar en
toda su vida junto a Hyun, sacó de nuevo la
carta que estaba bajo su almohada.
Y la leyó de nuevo, todavía estando
acostado en la cama.

“Hay poca tinta en la pluma. No sé si


realmente escribirte lo confundido que estoy
o no. Nunca había estado tan confundido
como ahora. En estos momentos tú estás en
casa, y no te atrevas a negarlo, sé que no te
gusta salir si no hay algo importante qué
hacer. Y mientras tú estás allá, yo estoy
aquí: en la soledad, con una pluma entre
mis dedos y con un diario de hojas blancas,
no ideales para lo sucio que soy.
Desde que te conocí no fue fácil. Todos
pensaron que era sencillo, y me da la
sensación de que tú también pensaste igual
que ellos. Creías que se trataba de sexo, de
amarrarte y obligarte de hacer todo tipo de
parafilias. Pero no fue así. Me costó
demasiado domesticarte, Saeng. Al igual
que yo también me tuve que enseñar. Era
desconfiado en ese entonces y justo esa
desconfianza desapareció cuando por
primera vez hicimos el amor. Sabía que tú lo
esperabas, y aunque yo no lo dijera, también
esperaba por ese momento.
Si me preguntas si te quiero, la respuesta es
sí. Si me preguntas si algún día quise
lastimarte, entonces la respuesta es no. Yo
siempre quise lo mejor para ti, y hasta el
momento lo deseo, porque cada mañana me
despierto con el aroma de tu piel en las
narices, y es demasiado exhausto apartar tu
olor de mis sentidos.
Nunca te lo confieso de frente, pero te
quiero.
Te amo. ¿Y sabes por qué? Porque para ti
siempre soy el principal, porque me amas
también, y porque simplemente eres la
única persona que ha soportado mis
inseguridades y confusiones…”

Y como último y ya con un poco de tinta,


decía: Quisiera darte todo, pero tengo
miedo a no tenerlo.

El margen de la hoja se miraba maltratado,


dejando como evidencia que había sido
arrancada brutalmente del lomo de una
libreta cocida. Pero con todas esas arrugas,
Hyun se la entregó a Saeng hace algunos
días y sin tener miedo a confesarle todas
esas cosas a la cara.
Después de esos sentimientos
desenfrenados, Hyun pensaba ponerle la
situación que estaba viviendo aquel
tiempo con Hwang Bo y toda su confusión,
inclusive estaba dispuesto a pedirle
disculpas y a abandonarlo por medio de
esa carta, pero por suerte la tinta de la
pluma se le había terminado justo antes
de que esa carta se convirtiera en un final.
Lo que en esa carta narraba era lo justo y
necesario, todo lo que Saeng necesitaba
saber desde bastante tiempo atrás. Y
ahora teniéndola, la leería cada vez que
quisiera volver a vivir lo que hasta el
momento había logrado. Porque logró lo
suficiente para ser feliz.

No eres igual que los demás, tampoco una


persona extraña. Sólo eres tú mismo.

Sólo tú.

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