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El Proceso de Intervención en Terapia Cognitiva

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Iguilka Ruiz 6-723-2127

Maria Flor García 6-723-1537


Marykate Vega 8-967-1447

El proceso de intervención en Terapia Cognitiva


La Terapia Cognitiva es un procedimiento de intervención estructurado, de tiempo limitado que utiliza
como estrategias de intervención fundamentales el razonamiento deductivo y la comprobación de
hipótesis, para ayudar a las personas a aprender a identificar y contrastar sus pensamientos
disfuncionales. No solo se centra en las distorsiones cognitivas del cliente, también en los problemas
externos relacionados con su malestar El terapeuta colabora con el paciente para conseguir la
modificación de sus patrones cognitivos disfuncionales, extendiéndose esta colaboración a la toma de
decisiones y búsqueda de soluciones a demandas y problemas ambiéntale.

La Terapia Cognitiva pretende cubrir dos objetivos fundamentales a corto y largo plazo.

● A corto plazo, eliminar los síntomas y las creencias disfuncionales subyacentes que presenta el
paciente.

● A largo plazo, que adquiera las habilidades necesarias que le permitan, en el futuro, corregir
las distorsiones cognitivas que vaya cometiendo y ayudarle a incorporar, como parte de su
repertorio habitual, actitudes y formas de funcionamiento más adaptativos y racionales.

3.1 Características del terapeuta y relación con el paciente


Durante las primeras entrevistas, el terapeuta es más directivo en la recogida de información
diagnóstica y en la explicación del tratamiento. Igualmente, su responsabilidad es decisiva a la hora de
enseñar a detectar y cuestionar los pensamientos, distorsiones y creencias y en la selección de las
técnicas de intervención que pueden ser más adecuadas en distintos momentos. No obstante, es el
paciente el que ha de detectar sus pensamientos idiosincrásicos y aprender a cuestionarse las
inferencias que le llevan otorgar un significado particular a sus experiencias. Antes de finalizar la
terapia, el terapeuta colabora igualmente en la valoración sobre si el paciente ha adquirido las
habilidades y entrenamiento necesario para detectar y cuestionarse los pensamientos que se activen
ante situaciones futuras y que le produzcan malestar emocional.

La Terapia Cognitiva no consiste en la aplicación de una serie de técnicas de forma automática y


uniforme a todos los pacientes como si de un libro de recetas se tratara. Cada caso debe ser
cuidadosamente conceptualizado dentro del marco teórico cognitivo y eso llevará al terapeuta a elegir
las estrategias y técnicas adecuadas para cada paciente.

Blackburn y Davidson (1990) agrupan las habilidades fundamentales del terapeuta cognitivo en dos
bloques: 1) habilidades generales similares a las exigidas a cualquier psicoterapeuta y 2) Habilidades
especificas requerida a un terapeuta cognitivo. Son los siguientes:
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3.2. Estructuración del proceso terapéutico


Los 7 pasos que se llevan a cabo a lo largo del proceso terapéutico en Terapia Cognitiva para conseguir
el cambio cognitivo son:

1. Proporcionar la lógica del tratamiento.


2. Entrenar al cliente en técnicas de autor registro.
3. Programación de tareas para casa.
4. Cuestionar y buscar evidencia empírica de pensamientos automáticos, sesgos negativos y
creencias subyacentes extraídos de las tareas para casa o lo acontecido durante la semana.
5. Contrastar creencias y llevar a cabo un examen lógico de las estrategias de razonamiento
defectuosas.
6. Articular los supuestos básicos subyacentes (esquemas).
7. Preparar para la terminación de la terapia y prevenir de recaídas.
8. La duración del tratamiento de la mayoría de los trastornos emocionales conlleva un número
de sesiones limitadas: en el caso de la depresión reactiva unipolar, entre 15 y 20 con una
periodicidad semanal. En casos más graves podría ser conveniente realizar dos sesiones
semanales durante 4-5 semanas y posteriormente se pasaría a una semana.

En la primera sesión de Terapia Cognitiva


Se establecen los objetivos que se deben cumplir, los cuales son: recoger información relevante sobre
la problemática del cliente, establecer un buen rapport, explicar brevemente los fundamentos teóricos
de la Terapia Cognitiva, esbozar el tratamiento y generar expectativas de cambio.

La sesión se divide en dos fases:

La primera fase dedica al diagnóstico psicopatológico, para lo que se recomienda realizar:

a) Una entrevista abierta para obtener el rapport.


b) Diagnóstico diferencial.
c) Entrevista estructurada.
d) Diagnóstico

La segunda fase implica una entrevista que incluya:

1) Pruebas psico métricas.


2) Compartir con el cliente la formulación provisional de cada trastorno identificado.
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3) Analizar las expectativas del cliente sobre la terapia y el terapeuta.
4) Seleccionar los problemas más urgentes y accesibles clarificando las metas que han de ser
específicas, realistas, factibles, evaluables y que se lleven a cabo en un plazo limitado.
5) Definir el rol del terapeuta y el del cliente durante las sesiones y en las propuestas de tareas
para casa.
6) Proponer una actividad en tres sesiones que garantice una experiencia de éxito inmediata.
7) Recabar información sobre la opinión del paciente y su reacción a esta primera entrevista.

Un aspecto que hay que cuidar muy especialmente en la primera sesión es mantener el feedback
recíproco entre paciente y terapeuta para comprobar si el terapeuta entendido correctamente cuál es
el problema del paciente, cuáles son los posibles reacciones cubiertas del cliente hacia la terapia, qué
tipo de emociones y pensamientos tiene durante esta, entendido la explicaciones del terapeuta y si
sintoniza con ellas este feedback es crucial porque permitirá establecer la colaboración que requiere la
terapia primitiva para mantener los objetivos y métodos de tratamiento, y obtener una base sólida
para definir y formular de manera concreta los problemas del cliente

El resto de las sesiones se dedican a terapéuticos propios de la TC: el cambio de las comisiones negativa
que están en la base del malestar emocional del paciente

La estructura del resto de las sesiones en Terapia Cognitiva se divide en seis fases:

1. Comenzar la sesión dedicando un tiempo a revisar el estado general del paciente y establecer los
objetivos que se establecerán como agenda del día.
2. Discutir y comentar aspectos relacionados con la última sesión y lo que el paciente ha sentido o le
ha ocurrido entre sesiones.
3. Revisar los registros de las tareas programadas para casa en la sesión anterior.
4. Cuestionar y buscar evidencia empírica de pensamientos automáticos, sesgos negativos y
creencias subyacentes extraídas de las tareas para casa o lo acontecido durante la semana.
5. Programar de común acuerdo nuevas actividades, ante si pando las posibles dificultades, dudas o
predicciones de los resultados y realizando ensayos de conducta si se considera necesario, ya sea
de imaginación role- playing etc.
6. Obtener feedback de la sesión comentando y resumiendo el contenido de la sesión, incluyendo lo
que se ha dicho o le ha alterado, lo que le ha sido útil o no le ha ayudado, cómo se siente, y si algo
de ello debe tratarlo en próxima sesión.

Principales técnicas de intervención


Técnicas conductuales
La aplicación de las técnicas cognitivas exige un mínimo de funcionamiento conductual. Cuando éste no
existe, se instaura mediante la aplicación de técnicas conductuales. Estas técnicas permiten que el
paciente inicie acciones que le ayuden sentimientos de bienestar.

a. Programación de actividades: Durante la sesión, terapeuta y paciente van programando las


actividades diarias que realizará el paciente, utilizando una jerarquía. Si se programan
demasiadas actividades o no se tienen en cuenta el nivel de dificultad que presentan para el
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paciente, se pueden producir efectos contraproducentes ya que la no realización de las
actividades programadas puede servir para demostrarle, precisamente, su incapacidad.
En cada una de las tareas o actividades que realiza el paciente se le pide que evalúe, en una
escala de 0 a 5 puntos, el grado de dominio y agrado que ha experimentado al llevarla a cabo.
b. Role-playing: En la aplicación de esta técnica se presta una especial atención a los
pensamientos automáticos de los pacientes. El role-playing se suele llevar a cabo durante las
sesiones, mediante ensayo de conducta o modelado con el terapeuta.
Las técnicas de modelado y role-playing no sólo sirven para ensayar la conducta a realizar, sino
también para que el paciente compruebe que sus pensamientos sobre lo que va a ocurrir no
son necesariamente verdad, puesto que existen alternativas diferentes a las que él ha
pensado.
c. Técnicas de afrontamiento: Además de las anteriormente indicadas se utilizan otras muchas
técnicas conductuales según el trastorno objeto de tratamiento, aunque siempre con el
objetivo de modificar los pensamientos disfuncionales.
● Técnicas de control de estímulos: incluye reducir los estímulos que interfieren en el
sueño e incrementar los que los que lo inducen (e.g. no tomar café por la
tarde/noche, no trabajar o realizar actividades estimulantes, tratar de ir a la cama a la
misma hora, hacer ejercicios de relajación antes de acostarse o en la cama, evitar
rumiaciones sobre problemas o preocupaciones han ocurrido durante el día, tratar de
alejarlos con distracciones sobre acontecimientos agradables, etc.).
● Relajación como estrategia de coping. Es decir, utilizar la relajación para poder
reducir la ansiedad que interfiere con el afrontamiento adecuado de una situación en
particular.
● Exposición graduada a las situaciones temidas o evitadas, fundamentalmente en
pacientes con problemas de ansiedad. La exposición se puede realizar mediante
Desensibilización Sistemática en la imaginación, o exposición in vivo, estableciéndose
previamente la jerarquía de situaciones según el nivel de dificultad.
● Control de la Respiración o técnicas de hiperventilación. Se utilizan especialmente
en el trastorno de pánico o ante síntomas somáticos amenazantes como ocurre en
los problemas de agorafobia. Se utilizan también cuando la relajación resulta difícil de
aplicar.
● Entrenamiento asertivo: que permita poner en práctica las estrategias entrenadas
para manejarse adecuadamente en situaciones o ante personas que producen
ansiedad. Incluye ser capaz de decir “no”, expresar opiniones, realizar preguntas o
pedir ayuda.

Técnicas emotivas

En ellas se entrena al paciente para que las use en su medio natural cuando sienta que la emoción es
demasiado elevada y necesite controlarla.
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a. Inducción de autocompasión. Se utiliza excepcionalmente con algunas personas cuando no
pueden llorar y necesitan hacerlo.
a.1. Pedir al paciente que describa detalladamente todos sus sentimientos negativos
a.2. Descripción por el terapeuta de la historia de otra persona con problemas parecidos a los del
paciente con la mayor emoción posible.
a.3. El terapeuta puede hacer role-playing asumiendo el papel del paciente y verbalizando, con la
mayor emoción posible, sentimientos de autocompasión para movilizar los del paciente.
a.4. El terapeuta puede también proporcionar información personal relacionada con sentimientos
de autocompasión, provocados por experiencias o vivencias parecidas a las que está
experimentando el cliente, para provocar en él su propia autocompasión.
b. Inducción de cólera controlada. Se trata de señalar aspectos de la experiencia o la situación que
puedan provocar cierto enfado con la vida, personas o situaciones. El sentimiento de enfado es útil
para reducir la profunda tristeza que se puede sentir en un momento determinado.
c. Distracción externa. Ver la T.V., llamar por teléfono, leer un libro, etc., son formas de distracción
que sirve para aliviar los sentimientos de tristeza, angustia o ansiedad. Igualmente, el paciente
puede concentrarse en algún aspecto del medio y poner en juego el mayor número posible de
modalidades sensoriales (vista, oído, gusto, tacto...) y mantener la distracción hasta que se reduzca
el malestar.
d. Hablar de forma limitada de los sentimientos. Otro procedimiento para reducir el sentimiento de
tristeza es procurar no estar hablando permanentemente de sus sentimientos con las personas de
su alrededor, puesto que la expresión continua del malestar hace que el sentimiento se mantenga
y se intensifique el recuerdo que provoca la expresión verbal constante.

e. Evitar verbalizaciones internas catastrofistas ayuda a aliviar el sentimiento de tristeza, dado que
estas verbalizaciones incrementan la percepción de incapacidad y que resalten su fortaleza para
soportar el sufrimiento y que le permitan incrementar su tolerancia a la frustración y al dolor.

f. Análisis de responsabilidad. Se deben analizar los patrones arbitrarios e idiosincrásicos que le


hacen sentir que hace las cosas mal o que le llevan a considerarse culpable por determinados
pensamientos y deseos. Con ello se pretende buscar evidencia que permita al paciente recopilar
información más objetiva sobre las razones que le llevan a experimentar sentimientos de culpa.

3.3.3. Técnicas cognitivas

a. Autorregistros

Los autorregistros se utilizan desde las fases iniciales para recoger información sobre el estado
emocional del paciente a lo largo del día y conocer ante qué situaciones, personas o conductas se
incrementa o disminuye el malestar. El estado emocional suele valorarse en una escala de 0 (sentirse
muy mal) a 100 (sentirse muy bien). Permiten obtener información detallada de lo que le ocurre al
paciente a lo largo de la semana, y sirven de línea base para comparar los cambios posteriores.

El autorregistro más utilizado es el Registro diario de pensamientos distorsionados (DTR) propuesto


inicialmente por Beck, Rush, Shaw y Emery (1979).

Está dividido en 6 columnas.


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- En la primera se anota el día y hora en la que ocurren los acontecimientos
- En la segunda una de dónde estaba y qué estaba pasando cuándo sucedió.
- En la tercera ha de intensidad (1%-100%)
- En la cuarta columna se apuntan los pensamientos automáticos e imágenes que pasaron por
su mente. Estas cuatro columnas son las que se utilizan con las emociones. Posteriormente,
cuando se ha iniciado el proceso de debate y búsqueda de evidencia y de alternativas al
pensamiento automático explicitado, se procede a rellenar las dos columnas siguientes.
- La quinta recogería las respuestas alternativas a los pensamientos automáticos indicados
añadiendo la credibilidad que se les concede.
- En la sexta se anota el resultado de la revaluación de la credibilidad de los pensamientos
automáticos iniciales así como de la intensidad de sus emociones.

b. Descubrimiento guiado

Hace referencia al proceso de ayudar al paciente a alcanzar nuevas perspectivas que desafíen sus
creencias disfuncionales mediante el cuestionamiento socrático.

Para alcanzar los fines que persigue el cuestionamiento socrático el terapeuta va guiando al paciente
mediante preguntas abiertas hasta donde considera necesario llegar, pero permitiendo que sea el
paciente el que llegue al hacer libremente sus asociaciones y argumentaciones.

Hay una serie de preguntas generales que se utilizan para cuestionar cogniciones disfuncionales:

-¿Cuál es la evidencia a favor o en contra de estos pensamientos? Esta es especialmente pertinente


cuando se está cuestionando y debatiendo el carácter disfuncional de los pensamientos y distorsiones
cognitivas.

-¿Cuáles son las formas alternativas de pensar en esa situación? La segunda pregunta tiende a
formularse cuando ya se ha aprendido a identificar las distorsiones cognitivas y los sesgos
atribucionales en los que se basan los pensamientos automáticos ante situaciones concretas y lo que se
pretende es que el paciente aprenda a realizar interpretaciones alternativas.

-¿Cuáles son las consecuencias de pensar de esta manera? La tercera pregunta suele formularse
cuando lo que se pretende es detectar posibles creencias o esquemas disfuncionales que sirven de
soporte a los pensamientos y sesgos cognitivos negativos. Por ello no se buscan las posibles
distorsiones cognitivas que están detrás de los pensamientos, simplemente se dan por válidos los
argumentos planteados.

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