El Proceso de Intervención en Terapia Cognitiva
El Proceso de Intervención en Terapia Cognitiva
El Proceso de Intervención en Terapia Cognitiva
La Terapia Cognitiva pretende cubrir dos objetivos fundamentales a corto y largo plazo.
● A corto plazo, eliminar los síntomas y las creencias disfuncionales subyacentes que presenta el
paciente.
● A largo plazo, que adquiera las habilidades necesarias que le permitan, en el futuro, corregir
las distorsiones cognitivas que vaya cometiendo y ayudarle a incorporar, como parte de su
repertorio habitual, actitudes y formas de funcionamiento más adaptativos y racionales.
Blackburn y Davidson (1990) agrupan las habilidades fundamentales del terapeuta cognitivo en dos
bloques: 1) habilidades generales similares a las exigidas a cualquier psicoterapeuta y 2) Habilidades
especificas requerida a un terapeuta cognitivo. Son los siguientes:
Iguilka Ruiz 6-723-2127
Maria Flor García 6-723-1537
Marykate Vega 8-967-1447
Un aspecto que hay que cuidar muy especialmente en la primera sesión es mantener el feedback
recíproco entre paciente y terapeuta para comprobar si el terapeuta entendido correctamente cuál es
el problema del paciente, cuáles son los posibles reacciones cubiertas del cliente hacia la terapia, qué
tipo de emociones y pensamientos tiene durante esta, entendido la explicaciones del terapeuta y si
sintoniza con ellas este feedback es crucial porque permitirá establecer la colaboración que requiere la
terapia primitiva para mantener los objetivos y métodos de tratamiento, y obtener una base sólida
para definir y formular de manera concreta los problemas del cliente
El resto de las sesiones se dedican a terapéuticos propios de la TC: el cambio de las comisiones negativa
que están en la base del malestar emocional del paciente
La estructura del resto de las sesiones en Terapia Cognitiva se divide en seis fases:
1. Comenzar la sesión dedicando un tiempo a revisar el estado general del paciente y establecer los
objetivos que se establecerán como agenda del día.
2. Discutir y comentar aspectos relacionados con la última sesión y lo que el paciente ha sentido o le
ha ocurrido entre sesiones.
3. Revisar los registros de las tareas programadas para casa en la sesión anterior.
4. Cuestionar y buscar evidencia empírica de pensamientos automáticos, sesgos negativos y
creencias subyacentes extraídas de las tareas para casa o lo acontecido durante la semana.
5. Programar de común acuerdo nuevas actividades, ante si pando las posibles dificultades, dudas o
predicciones de los resultados y realizando ensayos de conducta si se considera necesario, ya sea
de imaginación role- playing etc.
6. Obtener feedback de la sesión comentando y resumiendo el contenido de la sesión, incluyendo lo
que se ha dicho o le ha alterado, lo que le ha sido útil o no le ha ayudado, cómo se siente, y si algo
de ello debe tratarlo en próxima sesión.
Técnicas emotivas
En ellas se entrena al paciente para que las use en su medio natural cuando sienta que la emoción es
demasiado elevada y necesite controlarla.
Iguilka Ruiz 6-723-2127
Maria Flor García 6-723-1537
Marykate Vega 8-967-1447
a. Inducción de autocompasión. Se utiliza excepcionalmente con algunas personas cuando no
pueden llorar y necesitan hacerlo.
a.1. Pedir al paciente que describa detalladamente todos sus sentimientos negativos
a.2. Descripción por el terapeuta de la historia de otra persona con problemas parecidos a los del
paciente con la mayor emoción posible.
a.3. El terapeuta puede hacer role-playing asumiendo el papel del paciente y verbalizando, con la
mayor emoción posible, sentimientos de autocompasión para movilizar los del paciente.
a.4. El terapeuta puede también proporcionar información personal relacionada con sentimientos
de autocompasión, provocados por experiencias o vivencias parecidas a las que está
experimentando el cliente, para provocar en él su propia autocompasión.
b. Inducción de cólera controlada. Se trata de señalar aspectos de la experiencia o la situación que
puedan provocar cierto enfado con la vida, personas o situaciones. El sentimiento de enfado es útil
para reducir la profunda tristeza que se puede sentir en un momento determinado.
c. Distracción externa. Ver la T.V., llamar por teléfono, leer un libro, etc., son formas de distracción
que sirve para aliviar los sentimientos de tristeza, angustia o ansiedad. Igualmente, el paciente
puede concentrarse en algún aspecto del medio y poner en juego el mayor número posible de
modalidades sensoriales (vista, oído, gusto, tacto...) y mantener la distracción hasta que se reduzca
el malestar.
d. Hablar de forma limitada de los sentimientos. Otro procedimiento para reducir el sentimiento de
tristeza es procurar no estar hablando permanentemente de sus sentimientos con las personas de
su alrededor, puesto que la expresión continua del malestar hace que el sentimiento se mantenga
y se intensifique el recuerdo que provoca la expresión verbal constante.
e. Evitar verbalizaciones internas catastrofistas ayuda a aliviar el sentimiento de tristeza, dado que
estas verbalizaciones incrementan la percepción de incapacidad y que resalten su fortaleza para
soportar el sufrimiento y que le permitan incrementar su tolerancia a la frustración y al dolor.
a. Autorregistros
Los autorregistros se utilizan desde las fases iniciales para recoger información sobre el estado
emocional del paciente a lo largo del día y conocer ante qué situaciones, personas o conductas se
incrementa o disminuye el malestar. El estado emocional suele valorarse en una escala de 0 (sentirse
muy mal) a 100 (sentirse muy bien). Permiten obtener información detallada de lo que le ocurre al
paciente a lo largo de la semana, y sirven de línea base para comparar los cambios posteriores.
b. Descubrimiento guiado
Hace referencia al proceso de ayudar al paciente a alcanzar nuevas perspectivas que desafíen sus
creencias disfuncionales mediante el cuestionamiento socrático.
Para alcanzar los fines que persigue el cuestionamiento socrático el terapeuta va guiando al paciente
mediante preguntas abiertas hasta donde considera necesario llegar, pero permitiendo que sea el
paciente el que llegue al hacer libremente sus asociaciones y argumentaciones.
Hay una serie de preguntas generales que se utilizan para cuestionar cogniciones disfuncionales:
-¿Cuáles son las formas alternativas de pensar en esa situación? La segunda pregunta tiende a
formularse cuando ya se ha aprendido a identificar las distorsiones cognitivas y los sesgos
atribucionales en los que se basan los pensamientos automáticos ante situaciones concretas y lo que se
pretende es que el paciente aprenda a realizar interpretaciones alternativas.
-¿Cuáles son las consecuencias de pensar de esta manera? La tercera pregunta suele formularse
cuando lo que se pretende es detectar posibles creencias o esquemas disfuncionales que sirven de
soporte a los pensamientos y sesgos cognitivos negativos. Por ello no se buscan las posibles
distorsiones cognitivas que están detrás de los pensamientos, simplemente se dan por válidos los
argumentos planteados.