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BUDEIDAD

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SOBRE LA BUDEIDAD

(Material Introductorio)

En este extracto, el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, examina el escrito de Nichiren


“Sobre el logro de la Budeidad en esta existencia”, explorando el principio que afirma que
todas las personas pueden manifestar su naturaleza de Buda tal como son.
¿En qué consiste una vida de profundo significado? ¿Qué es la verdadera felicidad? El
budismo de Nichiren Daishonin es una enseñanza de esperanza, que nos permite construir
un estado de felicidad indestructible e insuperable, y una vida de supremo valor, mientras
ayudamos e inspiramos a otros a hacer lo mismo.
Todos poseen el potencial de lograr la Budeidad; es más, cada persona puede llegar a ser
un buda tal como es, y este logro está asegurado en el transcurso de esta existencia. El
budismo de Nichiren Daishonin muestra claramente el espléndido camino hacia la
iluminación.
La profunda enseñanza sobre el logro de la Budeidad en esta existencia fue un concepto
revolucionario, que cambió radicalmente el pensamiento budista imperante hasta esa
época. Es más, sigue brillando hoy en día, como un principio capaz de transformar
vigorosamente la época y de abrir un futuro brillante al mundo moderno en el siglo XXI.
Como menciona Nichiren en esta carta:
“Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y la muerte que ha venido
soportando desde el tiempo sin comienzo, y manifestar sin falta una iluminación
insuperable en esta existencia, debe percibir la verdad mística que existe en todos los seres
vivos en forma inherente y primigenia. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por lo tanto,
recitar Myoho-renge-kyo le permitirá aprehender la verdad mística que existe de manera
innata en todas las formas de vida.” (Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 3).
El logro de la Budeidad en esta existencia es un importante escrito que esclarece, desde las
bases, la teoría y la práctica del budismo de Nichiren Daishonin. Los miembros de la SGI en
todo el mundo han profundizado su comprensión de las enseñanzas budistas estudiando
esta obra como guía para su práctica y estudio.
Aunque no se ha conservado el texto original, y se desconocen tanto la fecha de su
redacción como el destinatario, en general las fuentes coinciden en que pudo haber sido
escrito alrededor de 1255, y dirigido a Toki Jonin.
La práctica del daimoku es la base de todas las enseñanzas que expuso el Daishonin a lo
largo de su vida. El budismo de Nichiren Daishonin, a diferencia de las escuelas budistas
difundidas en su época, no consistía en la veneración a una deidad o buda específico. El
Daishonin estableció el medio para que todas las personas lograran la iluminación —ideal
del Sutra del loto— formulando la práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo, que nos
permite activar nuestra naturaleza de Buda inherente y manifestarla como el estado de
vida de la Budeidad.
Hay dos aspectos en el daimoku del budismo expuesto por Nichiren Daishonin:
el daimoku de la fe y el daimoku de la práctica. El primero es el aspecto espiritual de
nuestra práctica. Esencialmente, consiste en la lucha que libramos en nuestro corazón
contra la oscuridad o ilusión intrínseca, es decir, una batalla contra las fuerzas negativas o
destructivas que hay en nosotros. Esta contienda implica romper la oscuridad que envuelve
nuestra naturaleza de Buda y hacer surgir, mediante la fuerza de la fe, el estado de la
Budeidad. Por otro lado, el daimoku de la práctica es la entonación de Nam-myoho-renge-
kyo y la transmisión de esta práctica a otras personas. Es un esfuerzo con la palabra y con la
acción, que se lleva a cabo por la felicidad de nosotros y la de los demás, como evidencia de
nuestra contienda espiritual contra la negatividad y la ilusión.
Cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo, estamos proclamando el nombre de nuestra
naturaleza de Buda y de la naturaleza de Buda ajena, y haciéndola aflorar. Cuando nuestra
fe se impone a la duda interna y a la ilusión, el poder de nuestra naturaleza de Buda
inherente se activa mediante la vibración sonora de nuestro daimoku y espontáneamente
se manifiesta en nuestra vida.
El punto clave que distingue al budismo de Nichiren Daishonin de otras escuelas budistas de
su época fue haber establecido este medio concreto para lograr la Budeidad. Desde la
primera vez que proclamó Nam-myoho-renge-kyo hasta el momento de su muerte, el
Daishonin ardientemente luchó por enseñar este camino supremo hacia la iluminación a
toda la población de su tierra.
En el fragmento con que comienza El logro de la Budeidad en esta existencia, el Daishonin
expresa clara y completamente la filosofía básica de la salvación que palpita en el centro de
su enseñanza, que existe para que todas las personas sean felices.
[Este pasaje] dice que manifestando desde nuestro interior la verdad mística inherente a
todos los seres vivos, podemos liberarnos de los sufrimientos incesantes del nacimiento y la
muerte. El nombre de esa verdad mística es Myoho-renge-kyo, y la forma de manifestarla
es entonar Myoho-renge-kyo.
Como escribió Nichiren:
“Sin embargo, aunque usted recite Nam-myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley
está fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino una enseñanza inferior.”
(Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 3.).
La idea de “lograr la Budeidad en esta existencia” se refiere a que una persona común, en el
transcurso de esta vida, llegue a ser alguien iluminado. Lo que esto significa, por extensión,
es que puede lograrlo sin dejar de ser la persona que es. En tal sentido, “lograr la Budeidad
en esta existencia” es sinónimo de “lograr la Budeidad con la forma que uno posee” (...)
Esta idea contrasta marcadamente con las enseñanzas previas al Sutra del loto, según las
cuales uno sólo puede lograr la iluminación después de haber practicado austeridades a lo
largo de existencias incontables. Como el estado de Budeidad es inseparable de la Ley
Mística eterna y rebosa de sabiduría y de benevolencia infinita, en general solía ser visto
como algo ajeno por completo a la experiencia humana, y separado de la vida de la gente
común, impregnada de ilusión. Se creía que lograr la iluminación requería superar ese
abismo insondablemente profundo entre el Buda y la gente común (…)
El budismo de Nichiren Daishonin esclarece que esta existencia actual, en la cual pudimos
nacer como seres humanos, es el preciso momento de hacer realidad el logro de la
Budeidad con la forma que uno posee, revelado en el Sutra del loto. Esto lo llevó a
esclarecer su profunda enseñanza sobre el logro de la Budeidad en esta existencia.
En el caso de los seres humanos, el Daishonin asigna mucha importancia a la existencia en
curso. Desde luego, no sólo los seres humanos poseen la Budeidad; ésta es patrimonio de
todas las criaturas vivientes, que tienen el potencial de desplegar la Budeidad durante esta
existencia. El motivo por el cual Nichiren Daishonin recalca el logro de la Budeidad en esta
vida es que su foco de interés, siempre, en cualquier circunstancia, está puesto en la
felicidad de los seres humanos.
El corazón humano es sensible, multifacético y diverso; posee la capacidad de lograr
hazañas inconcebibles. Pero por esa misma razón, a menudo también experimenta grandes
padecimientos y tormentos. Del mismo modo, el corazón humano puede verse atrapado en
una interminable espiral negativa y descendente.
Como lo muestran muchos de sus escritos, el Daishonin reiteradamente hizo énfasis en la
importancia de la mente o corazón. En este reino interior de la vida existe el potencial de
imprimir un cambio drástico del bien al mal, o del mal al bien. Por tal razón, la enseñanza
del Daishonin sobre el logro de la iluminación puede verse como un proceso que comienza
con el cambio interior. En otras palabras, empleando el recurso interior de la fe podemos
vencer las funciones negativas que habitan en nosotros —funciones gobernadas por la
oscuridad fundamental que anida en el corazón humano— y manifestar las funciones
positivas de la vida, inseparables de la naturaleza del Dharma; es decir, nuestra Budeidad.
“Por lo tanto, cuando entone myoho y recite renge, debe hacer surgir la profunda
convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida.” (Los escritos de Nichiren Daishonin,
pág. 3.)
“Haga surgir una profunda fe y lustre su espejo día y noche, con ahínco y esmero. ¿De qué
manera lustrarlo? Tan sólo entonando Nam-myoho-renge-kyo.” (Los escritos de Nichiren
Daishonin, pág. 4.)
En El logro de la Budeidad en esta existencia, el Daishonin explica cabalmente que nadie
puede manifestar la iluminación sin emprender un profundo cambio en su propia vida; es
decir, sin transformar su disposición espiritual y su mente.
Ante todo, dice que la verdad mística de la que están dotados todos los seres vivos “revela
el principio de la inclusión mutua entre todos los fenómenos y cada instante vital”. (Los
escritos de Nichiren Daishonin, pág. 3.) Esto significa que nuestra vida o nuestra mente, a
cada instante, abarcan todos los fenómenos y los impregnan. Esto podría describirse como
un estado de vida inseparable del universo.
A la vez, el Daishonin advierte que si buscamos la Ley Mística fuera de nosotros mismos,
por mucho daimoku que hagamos, no podremos lograr la iluminación; por el contrario,
nuestra práctica budista sólo se convertirá en “una dolorosa e interminable austeridad”.
(Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 4.) Lo dice claramente: “aunque recite Nam-
myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley está fuera de usted, no está abrazando la
Ley Mística, sino una enseñanza inferior”. (Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 3.)
El Daishonin explica que la clave para entonar el daimoku es armarnos de una fe profunda,
y declara que cuando lo hacemos, podemos pulir y perfeccionar nuestra vida, y manifestar
un estado iluminado.
Además, el Daishonin habla de “la entidad mística del Camino Medio, que constituye la
realidad suprema”; en otras palabras, la naturaleza mística e insondable de la vida, mente y
corazón, que se manifiesta como la Budeidad. De este modo, indica que Myoho-renge-
kyo es la Ley Mística de la vida, del mundo interior de nuestro ser. Sobre esta base, afirma
que cuando hacemos daimoku con profunda fe en la Ley Mística, podemos lograr la
Budeidad en esta existencia.
A continuación, quisiera analizar desde tres puntos de vista la importancia que tiene la
enseñanza del Daishonin sobre el logro de la Budeidad en esta existencia.
En primer lugar, me gustaría señalar que cuando el Daishonin abrió el camino para que
todas las personas manifestasen la Budeidad en esta existencia mediante la práctica del
daimoku, estableció por primera vez una enseñanza de auténtico humanismo. Podría
decirse que abrir el camino hacia la iluminación de todas las personas es un requisito de
cualquier religión que se considere verdaderamente humanística. Aquí, creo yo,
encontramos la significación religiosa o filosófica del principio sobre el logro de la Budeidad
en esta existencia.
En segundo lugar, al abrir el camino hacia el logro de la Budeidad en esta existencia, el
Daishonin nos permitió vivir basados en el poder infinito de la Ley Mística; es decir,
construir vidas sólidas y seguras, que nos brinden el coraje y la convicción de ser individuos
autónomos. Este es el significado de lograr la Budeidad en esta existencia desde el punto de
vista de la vida individual.
En el budismo del Daishonin, lograr la Budeidad no es iniciar un larguísimo viaje
interminable hasta irradiar luz como budas de aspecto divino; antes bien, es hacer una
transformación profunda en nuestro propio ser. Esta propuesta revolucionaria sobre la
iluminación modificó por completo todo el significado de la práctica budista conocida hasta
ese momento.
En otras palabras, no es cuestión de practicar para escalar la cumbre más alta de la
iluminación en algún punto del futuro lejano. Aquí se habla de una lucha interior constante,
que se lleva a cabo a cada momento, entre dos tendencias opuestas: revelar nuestra
naturaleza del Dharma inherente, o dejar que nos gobiernen nuestra ilusión y nuestra
oscuridad fundamental. Este empeño incesante por perfeccionar nuestra vida constituye la
esencia y el corazón de la práctica budista.
Sólo podemos triunfar en la vida y revelar nuestro potencial pleno cuando vencemos
nuestra oscuridad interior y nuestra propia negatividad.
“El Sutra del loto es el rey de las enseñanzas, el camino directo hacia la iluminación, pues
explica que la entidad de nuestra vida —que a cada momento manifiesta el bien o el mal—
fundamentalmente es la entidad de la Ley Mística. Si usted recita Myoho-renge-kyo con
profunda fe en este principio, es seguro que logrará la Budeidad en esta existencia. Por eso,
el Sutra señala: “Cuando yo haya pasado a la extinción, deberéis aceptar y mantener
este Sutra. Quien lo haga accederá al Camino del Buda con total certeza y sin ninguna
duda”. Nunca dude en lo más mínimo.” (Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 4.)
En tercer lugar, digo que el principio sobre el logro de la Budeidad en esta existencia es
significativo porque brinda a la humanidad una gran esperanza y abre la ruta para
transformar el destino de todo el género humano. En esto yace su significado o
trascendencia desde el punto de vista colectivo.
No podremos resolver los muchos problemas que enfrenta el mundo de hoy —la obsesión
por el crecimiento económico, la política privada de humanismo, los conflictos
internacionales, la guerra, la creciente desigualdad entre ricos y pobres, y la discriminación
atroz—, sin superar las ilusiones humanas fundamentales, como la furia, la codicia y la
estupidez. Una conclusión que he podido sacar en mis diálogos con pensadores de primer
calibre es que la única solución real reside en el cambio interior del ser humano; la única
clave yace en la “revolución humana”.
Podría decirse, además, que sin establecer una visión correcta de la vida y la muerte, no
podremos conquistar la oscuridad y la ilusión que anidan en el nivel más profundo de la
vida humana. Es imposible lograr una felicidad verdadera y perdurable sin una visión de la
vida y la muerte como la que sintetiza el Camino Medio, que rechaza las doctrinas extremas
de la aniquilación y de la eternidad.
Los seres humanos sólo podremos cambiar cuando conquistemos nuestra oscuridad
interior y redescubramos la dignidad eterna que posee nuestra propia vida en forma innata.
Si los individuos cultivan ese noble espíritu propio de la condición humana, se producirá un
cambio directo en el destino de la humanidad. Con esta convicción, en la SGI hemos venido
trabajando durante décadas, para crear una red de bien que envuelva el mundo entero.
[Extracto de la Conferencias sobre “El logro de la Budeidad en esta existencia”, publicado
en enero de 2006, en el Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai].

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